ROLAND BARTHES Y SU ANALISIS TEORICO DEL MITO Por: Israel Macías Hernández. INTRODUCCIÓN A lo largo de la historia el ser humano ha buscado explicarse el sin numero de fenómenos de diversos tipos que ocurren en el mundo, sin embargo no siempre es posible encontrar alguna explicación lógica y razonable. Debido a esto es que han surgido los rumores, leyendas y mitos. Como distintas formas de resolver la necesidad natural humana de explicación respecto a ciertos fenómenos, cosas y situaciones que le ocurren en la vida cotidiana, desde el explicarse una tormenta eléctrica argumentando que los dioses están iracundos hasta la idea de que la tierra es plana. Saberes que al paso del tiempo y debido a la evolución del conocimiento científico y la tecnología es posible desmitificar y darles una explicación razonable o descartarlos del imaginario social. Sin embargo es solo en una de estas formas del ser humano de explicarse el mundo, esta es el mito y es en este en el que centro este trabajo y en el cual pretendo describir y analizar de forma breve, enfocando el desarrollo y análisis del mismo en dos apartados que describen la forma en que se puede abordar su estudio y la forma en que se estructura. Para ello me baso en el segundo apartado del texto “Mitologías”, del autor Roland Barthes, y que lleva por nombre “El Mito Hoy”.
Texto en el que el autor plasma un análisis sobre del mito, con un enfoque dirigido a la semiología. Una vez desarrolladas las concepciones teóricas del autor sobre las causas y la estructura del mito, concluiré este trabajo presentando las impresiones personales que me dejan el análisis de este tema, no en una apartado exclusivo para las conclusiones sino que estas estarán inmersas en la segunda mitad del segundo subtitulo de este trabajo y en el cual presento a mi m i consideración el análisis mas representativo de este trabajo. El Estudio del Mito, el Mito Dentro del Mito. Si bien el mito es concebido en el imaginario social como aquella explicación poco confiable de algún fenómeno cualquiera, basada en suposiciones, leyendas, creencias populares que pueden ser endémicas de alguna cultura determinada, construcciones ideológicas o discursos pseudocientíficos pseudocientíficos que no pueden ser comprobados objetivamente, en fin, cualquier conocimiento conocimiento de características abstractas y subjetivas. El mito en realidad encierra en si mismo características semiológicas (de significados) muy complejas complejas y variadas según el contexto en que este se desarrolle. Para el análisis del mito es necesario contar con conocimientos científicos previos sobre comunicación, antropología antropología y semiología, debido a que para desenmarañar la estructura del mito se necesita saber como funciona su dinámica, que es lo que representa en las relaciones sociales, y que uso y función tiene en la comunicación interpersonal. interpersonal. Para esto R. Barthes refiere en su obra o bra que el mito no se puede definir con base en el objeto de su mensaje, sino por la forma en que este se formula y expresa; es decir: para estudiar al mito, es necesario realizar una abstracción de conocimientos, hacer una división entre el mensaje (la información) que este lleva en su interior y
la forma en que esta se articula, pues para el estudio del mito interesa la forma en que este surge. Para dejarlo más en claro, visualicemos el circuito del habla, ese pequeño esquema que se nos explica al estudiar la asignatura de español en la primaria, y que se compone de los siguientes elementos básicamente: emisor – mensaje – receptor. Este circuito puede llegar a analizarse de manera más compleja pero para nuestros intereses lo anterior será suficiente. Al estudiar ¿Cómo se da la comunicación entre dos personas? No nos enfocamos en el mensaje, es decir: de lo que se habla entre esas dos personas, puede ser una charla sobre el clima, un saludo, etc. Pero lo que nos interesa saber es que hay una persona que habla (emisor) y una persona que lo escucha (receptor) y lo que se dice es el mensaje. Es igual al estudiar el mito como una categoría de análisis y como parte de la acción comunicativa, no debe interesarnos de que mito se habla, (dios, brujas, el surgimiento de bello en la mano por autoerotizarse, etc.) sino la forma en que este se articula. Y para saber esta forma en que se estructura el mito es necesario recurrir a la ciencia llamada semiología, debido a que es esta la encargada del estudio de los significados (entre otras cosas). O como lo menciona Barthes en su texto “La semiología es una ciencia de las formas, puesto que estudia las significaciones independientemente de su contenido…” pp. 120
El Mito Como Representación Una vez que se identifica a la acción comunicativa “mito” como un objeto de estudio, es necesario
considerar que el mito siempre es la representación de un saber (un “algo” al que Barthes llama “materia”) y que esta representación puede surgir como diferentes tipos de lenguaje, ya sea
gráfico o hablado. Se debe tener en cuenta que la semiología se basa la teoría de significantes, en donde a cada significante le pueden corresponder uno o varios significados. Y la unión del significante y el significado devienen en un tercer término que es el signo. Un ejemplo de esta relación es el siguiente: se dibuja una cruz en una pared, (la cruz seria el significante), en este caso la cruz no me dice mucho, pero que tal si la pinto de color rojo, en ese caso le estoy concediendo un significado que es el del símbolo de la organización internacional cruz roja de auxilio medico. Así pues esta cruz roja se convierte en un signo representativo. Pero si esa cruz estuviera pintada de color negro sobre una placa amarilla al lado de un camino, estoy representando un cruce de calles próximo. Estos son ejemplos parecidos a los que describe Barthes en su obra, pero en mi caso describo estos por que quiero explicar un punto que a mi parecer Barthes no menciona en su análisis, y es que si bien la semiología involucra el estudio de la relación significante –significado, también involucra el análisis del contexto en que se desarrolla esta relación, ya que depende mucho del tipo de contexto, la interpretación del signo, como lo trate de explicar con los ejemplos anteriores. El contexto junto los conocimientos previos de lo que pudiera representar el signo que se percibe, es lo que permite la decodificación e interpretación de la información representada en los signos. Esta forma de representación de la información, la podemos observar en la estructura del mito,
solo que con variaciones en sus objetivos. Lo anterior debido a que la función del mito es la de deformar la información, y con deformar, no quiero decir destruir o sustituir la información, (la cual es concebida en el imaginario social como de naturaleza objetiva, verídica y real de lo contrario se le concibe como desinformación o mentira) ni tampoco que al deformarla el mito la convierta en mentira. Lo que quiero decir es que el mito contiene información en si mismo y esta es la que le da forma y vida como una acción comunicativa en las relaciones y representaciones sociales, y esta información si bien puede ser categorizada como poco creíble, o irreal en un primer momento de juicio, esta no deja de ser información, no pierde su naturaleza, ni su estructura ni su función comunicativa o representativa. Así pues el mito presenta dos sistemas semiológicos como parte de su estructura, el primero es nombrado por Barthes como lenguaje objeto, y se compone de un significante, uno o mas posibles significados y el signo resultante. Sin embargo la característica distintiva de este sistema es que busca la representación de la información específica contenida en el lenguaje, es decir: en este sistema el significado es captado y entendido de forma directa sin muchas dificultades, ya que en este sistema el mito no aparece como tal, sino en el segundo. Al segundo sistema le nombra metalenguaje y se compone de igual forma que el lenguaje objeto, pero con la variante de que es en este en donde suele aparecer el mito, ya que se parte del signo resultante en el primer sistema (del lenguaje objeto) para la deformación de la información, ya que la información contenida en el lenguaje objeto, es reducida a símbolos, a signos sin decodificar y es aquí en donde se le presenta la oportunidad al mito de deformar la información con el significado. Conceptos Propuestos por el Autor En el análisis de la estructura del mito, Barthes formula conceptos teóricos para nombrar las variantes del significado, significante y del signo, de los dos sistemas semiológicos que componen el mito, ya que como se reviso páginas atrás, el metalenguaje deviene del lenguaje objeto y ambos contienen en su estructura los mismos tres componentes pero categorizados de diferente forma. Así pues considerando que el significante en el mito se encuentra al final del sistema lingüístico y al principio del sistema mítico, formando así una cadena continua. Para distinguirlos Barthes denomina al significante lingüístico como sentido, y al significante mítico como forma. Al significado en ambos casos le denomina concepto y al signo también en ambos casos, significación. Explicando al respecto de esta diferenciación de las categorías de análisis que propone, la forma en que se relacionan o combinan puede cambiar la función del sistema. Esto es: Cuando el significante (sentido) pertenece al sistema de la lengua, (lenguaje objeto) el significado es llamado (concepto) y el signo que es la resultante de la combinación de estos dos es llamado significación. Y cuando el significado se encuentra en el sistema del mito (metalenguaje) es llamado (forma), y el significado y el se mantienen igual (concepto y significación). Sin embargo la diferencia entre forma y sentido es, que en el sentido el significante tiene una riqueza de información, es representativo de la historia, del contexto, una memoria, un orden comparativo
de hechos y de ideas razonables que demuestran que el sentido ya esta construido sobre una significación, lo que le permite sustentarse. Y en la forma el significante se despoja de todo sentido, de historia, de ideas, de contexto, y solo quedan letras por así decirlo, solo quedan signos que si bien pueden representar algo como las simples pictografías (A, E, I, O, U) o símbolos como el ejemplo de la cruz, son solo captados como una simple imagen sin información que decodificar, son solo imágenes o palabras sin sentido útil, lo cual sucede pese a la característica del significado que puede tener varios significantes. Por ello para que el mito cobre vida, necesita que la forma (significante en el mito) retome el sentido (significante en la lengua) del lenguaje objeto, para así tener información que deformar, modificando en algunos puntos la estructura de la información intercambiando lo objetivo por lo subjetivo y lo racional y comprobable por lo subliminal y objetable. Esto se logra al modificar el enfoque, el contexto y la forma en que se codifica el mensaje, pues el mensaje que en un principio contiene información lógica. Es modificado por otro elemento, mismo que considero no se menciona en el análisis de Barthes, este es el individuo, el ser humano. Pues este el que al transmitir la información, como un mensaje mediante cualquier forma de lenguaje (oral, escrito, mímico, etc.) tiene la capacidad de modificarlo en el momento de expresarlo o interpretarlo, según su propia concepción ideológica y cultural. Es por ello que el mito no posee la característica –contrario a lo que pudiera pensarse – de ser perpetuo, esto es: que el mito a través del tiempo esta condenado a perecer, a alterarse, pues se basa en la historia y la historia con su proceso de evolución y de iluminación en el conocimiento, es quien determinado momento decide sobre el futuro del mito cualquiera que este sea, decide si desaparece, se transforma o continua o trasciende en el escenario social.
BIBLIOGRAFÍA
Barthes, Roland: “Mitologías”, Apartado II El Mito Hoy. Siglo XXI. México. 1999. Pp. 118 –
150. http://conceptualdelacultura.blogspot.com.ar/2008/12/roland-barthes-y-su-analisis-teorico.html
Análisis del libro Mitologías de Roland barthes Por: Andrea Tibocha- Pablo quintero
Roland Barthes maneja diversas situaciones para mostrarnos como cada una de las piezas de nuestro entorno y contexto, nos hacen lo que somos. Lo que vemos, escuchamos, nos comportamos, nuestros códigos, la forma de hablar y hasta los lugares que frecuentamos son parte de nuestro ser y por ende de nuestra comunicación.
Todo lo que nos rodea nos expresa o comunica algo, tal vez algunos digan que hay pinturas, publicidad, fotografías y etcétera; que no les dice “NADA”, eso es un error; ya que si les está diciendo algo, ese “NADA” tiene una connotación o significado para el sujeto al que se dirige.
Barthes muestra la situación del catch, la primera mitología, donde nos presenta los códigos de un “deporte” que en si solo es un t eatro, lo podríamos comparar un poco con las luchas de la AAA, donde en el momento de ver el espectáculo todo lo que se muestra son situaciones de coreografía entrenamiento previos. Pero cuando los luchadores llegan al momento de la contienda todo cambia para el espectador, ya que como se ve en la mitología del catch; desde el momento que aparecen los contendientes se sabe quién es el “bueno” y el “malo”.
Es como en las películas que gracias a los encuadres descriptivos vemos la vestimenta de los personajes, el cómo se mueven y su forma de hablar; nos podemos dar una idea de que rol juegan dentro del relato. Otra mitología que de cierta manera vivimos continuamente es la de Critica muda y ciega, porque no solo con los “expertos” o re almente expertos en alguna materia den puntos de opinión o
criticas acidas o sarcásticas frente a personas de un medio. Por ejemplo, los artistas o medio de comunicación menciona que no sirvió, fue una burla o simplemente una basura su trabajo. En ocasiones utilizan argumentos, pero este tipo de situación se ve totalmente en los programas de revista, donde hacen una crítica tan detallada, sin saber el trasfondo y demás de la vida de algún artista, político o figura pública en sí. No cabe duda que Barthes en cada una de sus mitologías muestra la mayoría de las situaciones sociales, donde se puede desprender un sin número de situaciones de comunicación y además se puede analizar hasta el más mínimo detalle.
Como bien lo dijo Umberto Eco, “Si todo fenómeno cultural es un acto de comunicación y puede
ser explicado mediante los esquemas propios de cualquier acto de comunicación, será conveniente individualizar la estructura elemental de la comunicación donde esta se produzca en
sus términos mínimos”. Entonces cualquier situación que presenciemos tendrá una connotación
tanto de comunicación y semiótica a la vez. El crucero de la sangre azul es una mitología donde Barthes nos habla de cuál es el comportamiento de Reyes y Reinas, quienes a su vez no solo son seres humanos, sino son algo más. Ellos están cerca sino es que son la representación terrenal de Dios. Situémonos en Egipto, ahí los emperadores eran la representación carnal del Dios Ra, dios oficial de los faraones por ser el símbolo de la luz solar, dador de vida, así como responsable del ciclo de la muerte y la resurrección. En pocas palabras el que manejaba y veía t odo. En Roma estaba “El Cesar” que también movía todo a su antojo, y como lo menciona Barthes la
mayoría, sino es que todos los que están en la realeza o el poder viven y se manejan con prosaísmo. Y esto es importante recalcar, ya que la mayoría de “sus majestades” vivían o viven de forma cínica o contradictoria. Pero a la vista de su pueblo o ciudadanos tratan de manejar una imagen de buen comportamiento o de que se preocupan por el común o el mismo discurso que manejan va en contra de sus acciones. En este tipo de situaciones también entraría Poder y Desenvoltura. Otra de las mitologías que es importante nombrar es la de Conyugales, las situaciones que se presenta en este tema han sido estudiadas por psicólogos, sociólogos y demás logos, para entender el funcionamiento de conducta y de comunicación tanto del hombre como de la m ujer. Ha transcendido de tal manera que siempre nos cuestionamos estas circunstancias y sobretodo las que presenta Barthes, dentro del contexto social y las normas sociales. Una obra que relata de una manera extraordinaria este tipo de realidad es el Violinista en el tejado, pues como se sabe los judíos tienen una gran numero de reglas sociales, prejuicios y paradigmas; además de un código de comportamiento a seguir dentro de los roles de esposa y marido. Desde cómo te debes casar, con quién te tienes y debes unir tu vida y cual será tu comportamiento y rol sobre esa asociación, unión e institución llamada matrimonio. Como podemos ver Barthes maneja diversas situaciones de la vida cotidiana y no tan cotidiana para crear un análisis de las estructuras sociales y su comportamiento. Así mismo de las formas de comunicación y lenguaje en diferentes ámbitos y rubros. http://mitologias-rolandbarthesap.blogspot.com.ar/2012/10/roland-barthes-manejadiversas.html
Mitologías de Roland Barthes Resumen Aurora Herbo Ofrecer una explicación razonable o descartar del imaginario social todos aquellos fenómenos, cosas, situaciones que ocurren en la vida diaria, la reflexión sobre la vida cotidiana y la preocupación por desvelar los mitos profanos y su extendida credibilidad, son algunos de los intereses que se perciben en la obra Mitologías de Roland Barthes(Cherbourg, (1915 – París, 1980) Crítico, ensayista y semiólogo francés. Fue uno de los principales representantes de la nueva crítica o crítica estructuralista. Estudió en el liceo Louis-le-Grand, se licenció en la Sorbona, ejerció la actividad docente en el Liceo de Biarritz, en el Liceo Voltaire y más tarde en el Collège de France. Trabajó como periodista literario en Combat , fundó la revista Théâtre Populairey dirigió la Escuela Práctica de Altos Estudios. Influido por la obra de L. Bloomfield y F. de Saussure, a principios de los años setenta se propuso, junto a J. Kristeva, Ph. Sollers, J. Derrida y J. Lacan, fundar una nueva ciencia, la semiología, para estudiar la naturaleza, producción e interpretación de los signos sociales a través del análisis de textos. La obra de Barthes, Mitologías, está estructurada en dos partes. La primera, consta de cincuenta y tres mitos de la vida cotidiana en francesa que aparecen como la ideología de la cultura de masas moderna. El autor, trata de vaciar el sentido común de estos materiales que nos llegan como naturaleza universal. La segunda parte de la obra, facilita la comprensión del término mito en Barthes. Está estructurada en varios apartados: Una reflexión de Barths sobre “ El Mito Hoy”donde se aborda el mito como habla, como sistema semiológico secundario, el mito como lenguaje robado y como habla despotilizada. El mito de izquierda, de la derecha y finalmente las necesidades y limitaciones del mitólogo. El mito es un habla. El mito constituye un sistema de comunicación, un mensaje,no un objeto, concepto o idea. Es un modo de significación,una forma. No se define por el objeto de su mensaje ni por su materia, sino por la forma: sus límites son formales, no sustanciales. Todo puede ser un mito, pero no hay mitos eternos. La historia humana es la que regula la vida y la muerte del lenguaje mítico. El mito es un habla elegida por la historia: no surge de la “ naturaleza” de las cosas. Este habla es un mensaje , no sólo oral; puede estar formada de escrituras y representaciones: el discurso escrito. La fotografía, el cine, el reportaje, el artículo de un periódico, el deporte, los espectáculos, la publicidad, todo puede servir de soporte para el habla mítica. Pertenece a la ciencia de la semiología siendo ésta la ciencia que estudia las significaciones (significante, significado y signo) independientemente de su contenido. En él reencontramos el esquema tridimensional: el significante, el significado y el signo. El mito trabaja con imágenes pobres, incompletas, donde el sentido está desbastado, listo para una significación. El mito es un sistema ideográfico puro en el que las formas están todavía motivadas por el concepto que representan, aunque no recubren la totalidad representativa. El deterioro de un mito se reconoce por lo arbitrario de su significación.
El mito no oculta nada. Su función es la de deformar, no la de hacer desaparecer. El mito no requiere de ningún inconsciente para explicarlo. La función del mito es eliminar lo real. Análisis de su estructura: El mito como sistema semiológico. Forma , concepto y significación. Dos sistemas semiológicos componen el mito: el metalenguaje y el lenguaje objeto. Para distinguirlos, al significante lingüístico lo denomina sentido (perteneciendo, pues, al sistema lenguaje objeto) y al significante mítico, forma, (perteneciente, en este caso, al sistema metalenguaje). En los dos sistemas, el concepto es el significado y el signo, la significación. La diferencia entre forma y sentido, es que en el sentido, el significante es la suma se signos lingüísticos. Tiene un sistema de valores. Es parte de una histor ia. En la forma, el significante está vacío de historia. Es solamente una imagen, no un símbolo. Empobrece el sentido de saber por medio del concepto. Este último, da un saber nuevo, confuso. Por ello. Para que el mito cobre vida., necesita que la forma retome el sentido, para así tener información que deformar, modificando en algunos puntos la estructura de la información, intercambiando lo objetivo por lo subjetivo, y lo racional y comprobable por lo subliminal y objetable. Esto se logra, al modificar el enfoque, el contexto y la forma en que se codifica el mensaje. El significante del mito se presenta en forma ambigua: es, a la vez, sentido y forma, lleno de un lado, vacío del otro. Lo que define al mito es este interesante juego de escondidas entre el sentido y la forma. Lectura y desciframiento del mito. Por otro lado, en función de la duplicidad del significante (sentido- forma) y del grado de atención que se ponga en uno u otro o ambos,así será recibido el mito: Si pongo mi atención en un significante vacío, el mito propugna la intención; si pongo la intención en un significante lleno, distingo claramente el sentido de la forma y la deformación que uno produce en la otra, deshago la significación del mito, lo recibo como una impostura que lo que hace es desenmascarar el mito. Finalmente, si pongo mi atención en el significante del mito como en un todo inextricable de sentido y de forma, recibo una significación ambigua: respondo al mecanismo constitutivo del mito, a su dinámica propia, me convierto en el lector del mito. Las dos primeras maneras de situarse son de orden estático, analítico; destruyen el mito, ya sea pregonando su intención, ya sea desenmascarándola. La primera es cínica, la segunda es desmitificante. La tercera forma es dinámica, consume el mito según los fines propios de su estructura: el lector vive el mito a la manera de una historia a la vez verdadera e irreal. El lenguaje no puede hacer otra cosa que borrar el concepto, si lo oculta; o desenmascararlo, si lo enuncia. La elaboración de un segundo sistema semiológico permite al mito escapar al dilema: lo que hace es naturalizarlo. El significante y el significado tienen relaciones de naturaleza a los ojos del lector.
Respecto al significado ( concepto) decir que absorbe toda la historia que se desliza fuera de la forma Está determinado: es a la vez histórico e intencional; es el móvil que hace proferir el mito. A través del concepto se implanta en el mito una historia nueva. En los conceptos míticos no hay ninguna fijeza: pueden hacerse, alterarse, deshacerse, desaparecer completamente porque son históricos. La historia puede suprimirlos. Restablece una cadena de causas y efectos, de móviles e intenciones. En contraste con la forma, el concepto nunca es abstracto: está lleno de una situación .El saber contenido en el concepto mítico es un saber confuso, formado de asociaciones débiles, ilimitadas. Tiene carácter abierto: no se trata de una esencia abstracta, purificada, es una condensación inestable,cuya unidad y coherencia dependen sobre todo de la función. Responde estrictamente a una función, se define como una tendencia. Es cuantitativamente mucho más pobre que el significante. Suele representarse. El concepto deforma pero no llega a abolir el sentido. El vínculo que une el concepto al sentido es una relación de deformación. En el mito, el concepto deforma el sentido. Esta deformación es sólo posible porque la forma del mito ya está constituida por un sentido lingüístico. El concepto,se ofrece de manera global, la condensación más o menos imprecisa de un saber. Sus elementos están ligados por relaciones asociativas: su modo de presencia es memorial. El concepto deforma el sentido (la cara llena). No la forma (cara vacía). Respecto a la significación (signo): La significación es el mito mismo, que se da por la correlación entre concepto y forma. La significación mítica nunca es completamente arbitraria, siempre es parcialmente motivada, contiene una dosis de analogía. La motivación es necesaria a la duplicidad misma del mito, el mito juega con la analogía del sentido y de la forma: no hay mito sin forma motivada.. La duplicidad del significante determina los caracteres de la significación. El mito es un habla definida por su intención mucho más que por su letra .Esta ambigüedad del habla mítica va a tener dos consecuencias para la significación: se presentará al mismo tiempo como una notificación y como una comprobación. Transformar un sentido en forma, es lo específico del mito. El mito como lenguaje robado. La lengua, que es el lenguaje más frecuentemente robado por el mito, ofrece una resistencia débil. Contiene en sí ciertas disposiciones míticas, el esbozo de un aparato de signos destinados a manifestar la intención que la hace emplear. Es lo que podríamos llamar la expresividad de la lengua: los modos imperativo o subjuntivo, son la forma de un significado particular, diferente del sentido. El significado en estos casos es mi voluntad o mi ruego. Por eso, algunos lingüistas han definido el indicativo, como un estado o grado cero, frente al subjuntivo o al imperativo. En el mito plenamente constituido, el sentido no está nunca en el grado cero ( modo indicativo), y por esa razón el concepto puede deformarlo, naturalizarlo. La privación de sentido no es un grado cero, por lo que el mito puede apoderarse de él, darle la significación del absurdo, del surrealismo, etc .Sólo el grado cero podría resistir al mito.
La lengua se presta al mito de otra manera: es muy raro que imponga desde el primer momento un sentido pleno, indeformable. Esto se debe a la abstracción de su concepto Podría decirse que la lengua propone al mito un sentido en hueco. El mito puede fácilmente insinuarse, dilatarse en él: es un robo por colonización. Cuando el sentido está demasiado lleno para que el mito pueda invadirlo, lo rodea, lo roba en su totalidad. Es lo que le pasa al lenguaje matemático y al poético, que resisten, cuanto pueden , al mito. La burguesía como sociedad anónima. Este anonimato de la burguesía se presenta cuando se pasa de la cultura burguesa a sus formas desplegadas, vulgarizadas, aplicadas a la filosofía pública, que es aquella que alimenta las normas no escritas de la vida de relación en la sociedad burguesa. Toda Francia está anegada en esta ideología anónima: todo en nuestra vida cotidiana, es tributario de la representación que la burguesía se hace y nos hace de las relaciones del hombre y del mundo. Estas formas “normalizadas” poseen de una posición intermedia y su origen puede
perderse con facilidad pues no son ni directamente políticas, ni ideológicas. Se incorporan a la naturaleza , es decir, a lo indiferenciado, a lo insignificante. Las normas burguesas se viven como leyes de un orden natural:la clase burguesa propaga sus representaciones; se naturalizan. La deserción del nombre burgués es la ideología burguesa, el movimiento por el cual la burguesía transforma la realidad del mundo en imagen del mundo, la historia en naturaleza. Lo notable de esta imagen es que es una imagen invertida. El estatuto de la burguesía es particular, histórico; el hombre que ella representa será universal, eterno. La clase burguesa ha edificado su poder, sobre progresos técnicos, científicos, sobre una transformación ilimitada de la naturaleza; la ideología burguesa restituirá una naturaleza inalterable. Los primeros filósofos burgueses penetraban el mundo de significaciones, sometían todas las cosas a una r acionalidad, las señalaban como destinadas al hombre; la ideología burguesa será cientificista o intuitiva, verificará el hecho o percibirá el valor, pero rehusará la explicación: el orden del mundo será suficiente nunca significante. La idea primera de un mundo perfectible, cambiante, producirá la imagen invertida de una humanidad inmutable. En la sociedad burguesa contemporánea, el pasaje de lo real a lo ideológico se define como el pasaje de una antifisis a una seudofisis. El mito es un habla despotilizada. El objeto más natural contiene, una huella política.. El lenguaje-objeto puede manifestar fácilmente esta huella; el metalenguaje puede hacerlo mucho menos. El mito es siempre metalenguaje; la despolitización que opera interviene sobre un fondo ya naturalizado, despolitizado, por un metalenguaje general. Existen, mitos fuertes, lo político es inmediato, la despolitización es abrupta; en los débiles, la cualidad política del objeto está desteñida.
En la práctica, el metalenguaje es una especie de reserva para el mito. Los hombres no están, respecto del mito, en una relación de verdad, sino de uso: despolitizan según sus necesidades. Para juzgar la carga política, de un objeto hay que situarse desde el punto de vista del significante, es decir de la cosa oculta. Y en el significante, es preciso situarse en el punto de vista del lenguajeobjeto, es decir, del sentido. La insignificancia política del mito se debe a su situación. Y, como el mito es un valor, basta con modificar sus circunstancias, el sistema general en que se asienta, para regular más o menos su alcance. El mito en la izquierda. El mito existe en la izquierda, pero no tiene las mismas cualidades que el mito burgués. El mito de izquierda es inesencial : los objetos que capta son escasos, no son más que algunas nociones políticas. Nunca alcanza el campo de las relaciones humanas. La vida cotidiana le es inaccesible: no existe, como sociedad burguesa, mito “de izquierda” que concierna al matrimonio, a la cocina, la
casa, el teatro, la justicia, la moral, etc. Además, es un mito accidental, su uso no forma parte de una estrategia, como es el caso del mito burgués, sino solamente de una táctica o de una desviación; si se produce, es un mito adecuado a una comodidad, no a una necesidad. El mito de izquierda es un mito esencialmente pobre. No tiene capacidad de proliferar; su invención es torpe. Le falta ese poder mayor que es la fabulación. El habla del oprimido es pobre, monótona, inmediata. Sólo tiene uno, el de sus actos. No puede acceder al metalenguaje, porque supone un lujo. El habla del oprimido es real, casi incapaz de mentir. Esta pobreza esencial produce mitos escasos, e indiscretos que proclaman su naturaleza de mito. En cierto sentido, el mito de izquierda es siempre un mito artificial, reconstituido: de ahí su torpeza. Los mitos burgueses (de la derecha) dibujan la perspectiva general de la seudofisis que define el sueño del mundo burgués contemporáneo y constituye para el hombre una prohibición absoluta de inventarse. Los mitos son una demanda incesante e inflexible de que todos los hombres se reconozcan en esa imagen eterna y sin embargo situada en el tiempo que se formó de ellos en un momento dado como si debiera perdurar siempre. Porque la naturaleza en la que se encierra a los hombres con el pretexto de eternizarlos no es más que un uso, que los hombres necesitan dominar y transformar.
Necesidades y Límites del mitólogo. Necesidades: El mitólogo, necesita un acuerdo con el mundo tal como quiere hacerse y no con el mundo tal como es. Este acuerdo de la mitología le sirve de justificación, pero no lo satisface. Justificado por lo político, el mitólogo se encuentra, alejado de la política. Límites:
Su tarea es ambigua, su relación con el mundo sarcástica, la vive sin esperanza de retorno, centrada exclusivamente en la destrucción absoluta al lenguaje colectivo. Además, está excluido de todos los consumidores de mito,de la historia en la que pretende actuar. Tiene prohibido imaginar lo que será sensiblemente el mundo cuando el objeto inmediato de su crítica haya desaparecido; la utopía, para él, es un lujo imposible. La positividad de mañana está completamente oculta por la negatividad de hoy; todos los valores de su empresa se le aparecen como actos de destrucción. El mitólogo: corre el riesgo constante de que lo real que pretende proteger se desvanezca. Todo ello, por su origen ético y por estar condenado al metalenguaje. Conclusión: Los mitos contribuyen a interpretar, conocer, explicar, comprender, describir y predecir el mundo en que vivimos. Sus formas de actuar son diversas:forman, deforman, informan, conforman y reforman. Roland Barthes en su obra Mitologías, permite acercarnos a un mejor conocimiento del término mito https://auroraherbo.wordpress.com/2014/10/25/roland-barthes-mitologias/
Qué son las mitologías para Roland Barthes: El método semiológico en el análisis de los mitos Aquí publico una parte del trabajo de la alumna Cristina Sánchez Arroyo de la asignatura de “Teoría del Arte Contemporáneo”, de 5º año de la Licenciatura en Bellas Artes durante el curso 2010-2011, con la intención de que sirva a otros compañeros, tanto por su contenido de explicación del texto de Roland Barthes, Mitologías (1957), como para tener un buen ejemplo del tipo de análisis que solicitamos al abordar los comentarios de las lecturas de la asignatura. Agradezco muy sinceramente a Cristina la generosidad de permitirme la publicación de algunas partes de su trabajo.
El método semiológico en el análisis de los mitos Por Cristina Sánchez Arroyo Cuando se habla de mitos en esta obra, no se refiere a las historias relacionadas con religiones extintas. En palabras del mismo Roland Barthes, en la actualidad el mito es un habla, es decir, es un sistema de comunicación, un mensaje, sujeto a unas condiciones lingüísticas que lo caracterizan. Según esto, cualquier objeto, concepto o idea es susceptible de convertirse en mito, siempre que se den las condiciones que explicaré más adelante. Hay que decir que los mitos no son naturales, sino que los crea el ser humano, la historia, y siempre con una intención concreta, para transmitir un determinado mensaje. Funcionan de una manera similar a las alegorías, con las que a veces se confunden. Sin embargo, los sistemas míticos son generalmente más complejos que los alegóricos. La semiología es una ciencia de las formas, pues estudia las significaciones independientemente de su contenido. Este es un punto clave del sistema semiológico de los mitos. Barthes postula que los mitos son un sistema semiológico segundo. Explicaré esto. Empecemos por el signo lingüístico. El signo lingüístico está compuesto por:
Significante: Fonema o secuencia de fonemas que, asociados con un significado, constituyen un signo lingüístico (RAE). Es decir, la forma, lo que alberga el significado. La palabra árbol , por ejemplo. Significado: Contenido lingüístico de cualquier tipo de signo, condicionado por el sistema y por el contexto. En el caso de árbol , sería “planta perenne, de tronco le ñoso y elevado, que se ramifica a cierta altura del suelo” (RAE). La combinación de significante y significado componen el signo lingüístico. A esto se le llamaría un sistema semiológico primero, que se sostiene por sí solo y no procede de ningún sistema anterior. He puesto como ejemplo un sistema lingüístico porque es de los más susceptibles a albergar un sistema semiológico segundo, pero podría ser un signo gráfico o de cualquier otro tipo. Cuando hablamos del mito como un sistema semiológico segundo nos referimos a un sistema que procede de otro sistema anterior, que generalmente se puede analizar como signo lingüístico. El mito es una especie de sistema parásito, que se adhiere a otro vaciándolo, alimentándose de su fuerza (su contenido) y teniendo entidad a partir de él. El esquema sería el siguiente:
Lo que constituye el signo del primer sistema, se vuelve simple significante en el sistema del mito. Es decir, el signo se vaciaría de su contenido de una manera algo particular para albergar otro significado diferente y constituir un nuevo signo, el signo mítico. Esta manera particular de vaciarse consiste en que no perdería totalmente el significado anterior, sino que éste se
convertiría en un eco lejano. Es exactamente como trabaja un parásito: no destruye a su huésped, sino que lo mantiene con una débil vida para poder alimentarse de él, ser el dueño. Esto es importante, se debe tener claro que el mito no oculta nada: su función es la de deformar, no la de hacer desaparecer. Antes de extenderme más, propondré la misma nomenclatura que propone Barthes en su explicación para evitar confusiones. Como hemos visto, el significante del mito puede verse de dos maneras: como término final del sistema lingüístico o como término inicial del sistema mítico. Entonces, utilizaremos dos nombres diferentes; como término final del sistema lingüístico lo llamaremos sentido, y como término inicial del sistema mítico, lo llamaremos forma. Al significado del segundo sistema (el mítico), lo llamaremos concepto, y al tercer término, el signo del segundo sistema en el que confluyen forma y concepto, lo llamaremos significación. El esquema quedaría del siguiente modo:
Ahora pondré el mismo ejemplo que utiliza Barthes para ilustrar esto. Imaginemos la portada de una revista, en este caso el Paris-Match. En ella aparece un joven negro vestido con uniforme francés con los ojos fijos en un punto fuera de la fotografía, haciendo el saludo militar a la bandera francesa. Éste es el sentido de la imagen (la relación entre el significante, la fisicidad de la imagen con todos sus elementos, y el significado, su explicación literal). Sin embargo, no es esto lo que yo percibo: la idea que surge en mi mente al contemplar esta imagen es que Francia es un gran imperio, que todos sus hijos sin distinción de color se conmueven y respetan su bandera, a la que sirven fielmente. Esta imagen es una firme respuesta a los detractores del colonialismo. ¿A quién defienden? ¿A los negros sometidos de las colonias? Ellos reverencian la bandera (símbolo de la nación francesa) como los que más. Aquí tenemos el concepto: la imperialidad francesa.
Así pues, tenemos una forma, anteriormente un sentido que se ha quedado en un eco, y un concepto, que juntos forman una significación, o lo que es igual, un nuevo signo dentro de un segundo sistema semiológico. Este “sistema de sistemas” tiene otra particularidad, y es que se puede apreciar cada uno de los dos sistemas (lingüístico y mítico) íntegramente, quedando uno en un segundo plano translúcido cuando fijamos la atención en el otro. Pero al igual que ninguno de ellos desaparece del todo con nuestra observación, tampoco es posible observar los dos al mismo tiempo. Y en estos casos, generalmente lo que percibimos primero es el concepto mítico, no el sentido, pues el mito tiene carácter de interpelación, parece que salta a buscar al lector (o espectador u oyente) para mostrarse.
Hay que señalar que el saber contenido en el concepto mítico tiene un carácter abierto, es decir, que pueden ser válidas varias interpretaciones. Por eso los mitos suelen ir dirigidos (cuando se crean conscientemente) a un grupo poblacional concreto, que se supone los interpretará de la manera que interesa a los creadores. También, un significado puede tener varios significantes, en cualquiera de los dos sistemas (el lingüístico y el mítico). En el caso de los mitos, un solo concepto puede encontrar concreción en diferentes formas. Esto es importante porque permite al mitólogo descifrar el mito: la insistencia de una conducta es la que muestra su intención. Otra característica del mito es que casi cualquier cosa puede convertirse en mito. Está claro que prefiere para instalarse las imágenes pobres, incompletas, donde el sentido está ya listo para una significación: en esto se parece al modo de construcción de la alegoría, cuya máxima expresión tradicionalmente es la ruina. La lengua, por ejemplo, se presta mucho al mito, pues es muy raro que desde el principio imponga un sentido pleno, indeformable, con lo que está abierta a interpretaciones: no es sólida. Sin embargo, en el caso contrario, el de un sentido demasiado lleno para ser invadido, sucede algo curioso: el mito lo roba en su totalidad. El ejemplo más claro es el lenguaje matemático, un lenguaje indeformable con una sola interpretación. El mito entonces tomaría una determinada fórmula matemática (E = mc2) y la convertiría en un significante de la matematicidad .
Un par de ejemplos: Mito nº4 – El escritor en vacaciones. El análisis de este mito parte de una fotografía hecha por el periódico Le Figaro a un escritor que disfruta de sus vacaciones. En ella aparece leyendo un libro mientras navega por el río Congo.
Esta imagen responde a la perfección al mito de los escritores instalado en nuestra sociedad. Veamos el análisis. El sentido es claro, compuesto por un significante (la fotografía con todos sus elementos) y un significado (el escritor Gide va en barco por el río Congo leyendo un libro). Por el artículo que lo acompaña sabemos que está de vacaciones. Esto es importante, pues el ar tículo de este modo forma parte del significante también. Suele suceder con las fotografías, que necesiten información adicional escrita para completar su significado. Este sentido, como veremos, se convierte en la forma, el significante del sistema mítico. De esta manera acoge un nuevo concepto resumido en que el escritor no deja de serlo ni en vacaciones. El hecho de que el escritor lo sea a tiempo completo, que produzca incluso en vacaciones, es algo que se acepta como natural, relacionado con la idea que se tiene de los escritores como poseedores de un don divino, una musa que nunca descansa. La vocación no conoce el reposo. Está aceptado (desde hace relativamente poco tiempo) que las vacaciones son un derecho de todos los trabajadores, así que se reconoce al escritor este derecho también. De esta forma se reconoce la “escritura” como profesión, como trabajo que cansa y por lo tanto necesita de
periodos de descanso. Sin embargo, este es un falso reconocimiento, al aceptarse con total naturalidad que éste trabaje durante las mismas. Causaría sor presa que un trabajador de una fábrica (o una tienda) de, por ejemplo, muñecas, se dedicara a coser vestiditos mientras toma el sol en la playa. De esto se deduce que el escritor no está considerado un trabajador de verdad, por lo que es “natural” que sus vacaciones tampoco lo sean. A lo anterior se añade otra idea aceptada acríticamente por la ge nte: la del “don divino” que
acompaña al escritor, al creador al fin y al cabo, en todos los lugares y situaciones. Este don lo aleja del resto de la humanidad de tal manera que ni siquiera averiguar que sus gustos son de lo más normal puede acercarlo a ella. Por el contrario, lo alejan aún más: alguien a quien le guste la misma comida que a mí y tenga el mismo automóvil, pero que produce un arte que yo no soy capaz de producir, no puede ser más que un ser semidivino, tocado por los dioses. Nunca la diferencia fue tan patente.
Mito nº17 – Bichín entre los negros. La revista Match ofrece la historia de un matrimonio joven de profesores que marcha a África a pintar cuadros llevando consigo a su hijo de meses, Bichín. Esta historia conmovió a la gente cuando la leyó, impresionada por la “valentía” de los padres y del niño, pues está arraigada en el “mito pequeñoburgués del negro”.
El sentido está claro de nuevo, la historia del matrimonio que va con su bebé a África a pintar cuadros. Pero la forma se llena de nuevo con otro concepto, a saber, la valentía del blanco al viajar a tierras hostiles pobladas de negros salvajes y caníbales. ¿Quién se para a pensar en la estupidez de tal empresa teniendo delante una suculenta historia sobre el contraste entre la civilización blanca occidental y la barbarie negra africana? Esta historia satisface las ansias (conscientes o inconscientes) de cuentos sobre el salvajismo de los diferentes, en este caso los negros incivilizados (que se oponen a la imagen del bárbaro domesticado, el otro lugar común de las historias de África). El heroísmo de Bichín está en el constante peligro de ser comido por los
negros caníbales, algo que nunca sucede, como si el pequeño niño blanco fuera más poderoso per seque toda la crueldad y desenfreno del negro tribal. Personifica la lucha entre lo blanco y lo negro, lo puro y lo impuro, el alma y el instinto. El hecho de que el protagonista sea este niño inocente hace que la inocencia se traslade al lector, como si pudiera ver la historia a través de los ojos infantiles: África se vuelve un espectáculo, un teatrillo, los negros no son personas sino personajes reducidos a la función de entretener al blanco occidental civilizado con sus extravagantes costumbres, que aparecen como imágenes de una película. El peligro que representan en esta historia es también un peligro teatral, sirve sólo para hablar de ello, para convertir la historia en algo más interesante y asequible a la mentalidad que concibe al negro como inferior al blanco, tanto en su sometimiento como en su libertad salvaje. Este mito pone de manifiesto la distancia entre el conocimiento y la mitología, entre la ciencia y las representaciones colectivas, que marchan dispares a conveniencia del pod http://www.victordelrio.es/blog_docente/?p=174