Schmitt, Carl, El L evi ath an en l a Teoría del del Conde), Argentina, ed. Struhart & Cía, 1990.
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Javier
I El Leviatán El Leviatán,, como símbolo de unidad política, es un monstruo marino (cocodrilo, ballena o pez grande) que se describe en los capítulos 40 y 41 del Libro de Job como el animal más fuerte e indomable. En el Nuevo Testamentos, Isaías 27,1, el Leviatán se toma por dragón o serpiente. En esta segunda acepción, el Leviatán puede significar un animal hostil y malo aún el diablo para la mitología preasiática y judía, o el símbolo de divinidades protectoras y buenas que espantan la fuerzas peligrosas y al enemigo malo (v.g. el dragón chino). II En la portada inglesa del Leviatán del Leviatán se hace alusión al Libro de Job y no aparece un monstruo marino sino un hombre gigantesco, majestuoso, compuesto de innumerables hombres pequeños, que tiene una espada en espada en el brazo (temporal) derecho y un báculo episcopal en el brazo (espiritual) el izquierdo. Más que en sentido mítico, podría pensarse que el emple o de la imagen del Leviatán por parte de Hobbes se ha de ver como un rasgo semiirónico literario, de buen humor inglés. III El punto de partida de la construcción del Estado es el miedo al estado de naturaleza, su objetivo, la seguridad del estado civil político. En el estado de naturaleza puede cada uno matar a quien quiera por lo que reina la “democracia”. En el Estado civil estatal reina la tranquilidad, seguridad y orden. Un Estado de seguridad es un Estado de policía. El Estado es el resultado de la razón y nace de un contrato absolutamente individualista donde los individuos atomizados son movidos a juntarse con otros hasta que brilla la luz de la razón que produce el consentimiento y la sumisión general y absoluta al poder más fuerte. La persona soberana representativa, no se produce produc e por p or obra del consentimiento, sino con ocasión de dicho consentimiento porque es infinitamente más que la fuerza sumada de todas las voluntades participantes pudiera dar de sí. En Hobbes no es persona el Estado como totalidad: la persona representativa soberana es el alma d el Estado. IV La distinción entre organismo y mecanismo no se impone sino hasta fines del s. XVIII. En Hobbes, mecanismo, organicismo y obra de arte, todo está implícito en la máquina como producto de la suprema energía creadora del hombre. El Estado es visto como un instrumento técnico neutral. Democracia liberal occidental y marxismo bolchevique coinciden en considerar hoy al Estado como un aparato del que pueden servirse diversas formas políticas debido a su neutralidad técnica; neutralidad que es la racionalización técnica en la esfera político-administrativa. Llegamos así al plano del positivismo jurídico, porque si bien el Estado legal positivista no se forma hasta el s. XIX, Hobbes fue su precursor en el sentido que concibe al Estado como un sistema de legalidad fundado en una asamblea constituyente. No se admite el derecho a
la resistencia porque sería absurdo un derecho a destruir el Estado. Tampoco existe la guerra justa entre Estados. La guerra entre Estados no es justa ni injusta, sino un problema de Estado. Tampoco los Estados son justos o injustos porque sería como pretender discriminar entre máquinas justas e injustas. V El poder estatal tiene derecho a exigir una confesión expresa frente al cristianismo pero deja libre de corrección la “creencia interna”, distinguiéndose así entre fuero interno y externo. Esta distinción se exacerbará en Spinoza. En Hobbes la libertad individual de conciencias es sólo una última reserva oculta en el trasfondo. El Estado absoluto puede exigirlo todo pero sólo externamente. Ahora la situación se ha trastocado siendo la libertad de pensamiento el principio configurador, y el poder estatal una simple reserva. Se llega así a la superioridad de lo interno sobre lo externo y, por consiguiente, de lo privado sobre lo público. VI El Leviatán es destruido en el s. XVIII desde dentro porque la distinción entre lo interno y lo externo fue la enfermedad del Dios mortal a la muerte. Y el Estado de policía se transformó en Estado de Derecho burgués del s. XIX debido a las repercusiones de la Revolución Francesa. Estado moderno y legalidad son términos correlativos. Hobbes fue precursor del Estado de derecho constitucional concebido como un sistema de la legalidad fundado en el acuerdo de una asamblea constituyente, o una asamblea nacional constituyente. Y esta formalización y neutralización del Estado de Derecho se convierte en el s. XIX en la doctrina jurídica general bajo el nombre de positivismo legal aunque durante muchos siglos Hobbes fue el mal afamado representante del “Estado absolutista”, totalitario. El Leviatán podría convertirse en símbolo de una nueva época técnica en el sentido que Ernst Jünger atribuye a la técnica y a los cambios planetarios que ha traído consigo.