ÍNDICE
1 EL PRECIO OCULTO OCULTO DE LO QUE COMPRAMOS 5
2 "VERDE" NO ES MÁS QUE UN ESPEJISMO
3 LO QUE NO SABEMOS
32
4 INTELIGENCIA ECOLÓGICA
43
5 LAS NUEVAS NUEVAS MATEMÁTICAS MATEMÁTICAS
54
6 LA FALT FALTA A DE INFORMACIÓN INFORMAC IÓN
2
TRANSPARENCIA TOTAL TOTAL
!4
! FOROS ELECTRÓNICOS
12
# JUEGO LIMPIO
11
1 EL CÍRCULO VIRTUOSO VIRTUOSO
12!
11 EL ESTOFADO ESTOFADO QUÍMICO
143
16
12 LA AMÍGDALA VA DE COMPRAS
13 PREGUNTAS PREGUNTAS DIFÍCILES
14 LA MEJORA PERPETUA
15 PENSÁNDOLO MEJOR
15#
1!
22
223
16 BENEFICIARSE DE LAS BUENAS ACCIONES
AGRADECIMIENTOS
NOTAS
255
253
23!
I$%&'()&$*(+ E*,'-)(*+ .D+$(&' G,'&/+$0 Ante los grandes retos de la Humanidad, la ecología es una de las ciencias que está alcanzando una mayor notoriedad entre la población. Entre otros aspectos, estudia las tensiones que amenazan la biodiversidad o la sostenibilidad de los recursos, y realiza recomendaciones para resolver estos problemas. Sus conclusiones son tan apabullantes que no es de extraar que su popularidad no !aya de"ado de crecer, !aciendo que cada vez sean más los grupos ecologistas e incluso los partidos políticos que intentan tener en cuenta sus enseanzas. #a inercia consumista, sin embargo, no lo está poniendo $ácil. El ecologismo encuentra tremendas di$icultades para lograr poner en práctica las soluciones que propone, y debe con$ormarse a menudo con concienciar a las personas, como si esperara que ellas vayan a !acer algo al respecto. A pesar de todo, cada vez está más claro que la trans$ormación de nuestro mundo por un lugar más sostenible y diverso, pasa por la militancia individual, por el compromiso particular y colectivo. %aniel &oleman, celebrado autor de libros como '(nteligencia Emocional) e '(nteligencia Social), pone su granito de arena en este sentido con su obra '(nteligencia Ecológica). En este libro, &oleman apela a los consumidores y empresas productoras para que pongan en marc!a esta 'inteligencia ecológica), de manera que sirva para tener en cuenta las consecuencias que el citado consumismo puede traer para el medioambiente. El ob"etivo, entonces, será a"ustar nuestros comportamientos de consumo para comprar sólo aquello que sea respetuoso con el entorno, mientras las compaías modi$ican sus cadenas de producción de tal $orma que garanticen el deseo de estos compradores. &oleman está convencido de que el ecologismo en este sentido no está reido con el inter*s de los $abricantes y productores de maximizar sus bene$icios, y que sólo !ay que encontrar la $orma de compatibilizar uno y otro. %e !ec!o, la empresa con conciencia ecológica, si es capaz de !acer llegar !asta el consumidor, con total transparencia, las características amistosas con el medioambiente del producto y la $orma en que se $abricó *ste, puede llegar a tener más clientes que otra que no lo !aga. En '(nteligencia Ecológica), el lector encontrará $ormas de encauzar su comportamiento como consumidor para lograr ser partícipes de la corriente ecologista, mientras recibe recomendaciones sobre cómo reaccionar ante ciertos anuncios, a menudo engaosos, o costumbres imperantes. En resumen, cómo ser más 'inteligentes) ante lo que nos rodea y nos impulsa a consumir sin apenas re$lexión. En todo ello !ay muc!o de psicología y antropología, y &oleman aporta las claves necesarias para comprender por qu* actuamos como lo !acemos !abitualmente, y qu* debemos !acer para corregirnos y para obligar a corregirse a los demás. En de$initiva, un libro tan interesante como los anteriores del autor, con una especial relevancia, y que será apreciado por su $orma de abrirnos los o"os y por su propia practicidad.
Inteligencia ecológica de Daniel Goleman: %espu*s de los *xitos de (nteligencia emocional e (nteligencia social, D+$(&' G,'&/+$ introduce el revolucionario concepto de inteligencia ecológica+ la comprensión de los impactos ecológicos ocultos y la determinación de me"orarlos. (ndependientemente de que seamos un simple consumidor, el "e$e de compras de una empresa o un director de producto, el conocimiento del impacto ecológico de lo que adquirimos, $abricamos o vendemos es $undamental para tomar decisiones más acordes con nuestros valores y, así, in$luir positivamente en nuestro $uturo y en el del planeta. ara los consumidores, la inteligencia ecológica es la llave que nos permite inclinar la balanza del mercado !acia ingredientes, tecnologías y diseos que respeten nuestros valores. ara las empresas, la inteligencia ecológica signi$ica modi$icar los procesos industriales teniendo en cuenta sus consecuencias medioambientales. ara el empresario del siglo --( el reto consiste en lograr la transparencia radical del producto. %e esta manera, el mundo del comercio puede ir corrigi*ndose, no sólo en nombre de la responsabilidad, sino tambi*n en el de su b/squeda del bene$icio, desbloqueando al $in el vie"o antagonismo entre los ob"etivos de la empresa y los del inter*s p/blico. (nteligencia ecológica aporta las claves necesarias para convertirnos en "ugadores activos en determinar el curso del planeta, de nuestra salud y de nuestro destino com/n. .
I$%&'()&$*(+ E*,'-)(*+ R&/&$ $&, '(, 7& D+$(&' G,'&/+$ "U$ ,, 8+ 9&7+7, +('+7, &$ $ ',9& 7& 8(&', 9& :',%+ + '+ 7&(+; 7&<+$7, %+ 7& = $ )'+*(+ 9& & 7&+$&*& 7& :,/+ +*&'&+7+"
Es muy posible que este tipo de imágenes, propias del calentamiento global, generen en usted conmoción y angustia0 pero una vez que se encuentre en los pasillos del supermercado, todas sus preocupaciones cederán rápidamente ante la seducción de los llamativos anuncios que gritan 'reba"ado), 'ba"o en grasas), '1x2) o 'triple protección). Su atención será entonces incapaz de ir más allá de la trampa de sus sentidos, y en esa bruma cognitiva, que se ve empu"ada por la prisa de !acer la compra, no tendrá ni tiempo ni inter*s para preguntarse en qu* medida esas palomitas de maíz que se preparan en unos segundos pueden minar su salud, o si esa camisa tan económica y tan a la /ltima !a sido te"ida por nios explotados o si esta asombrosa pantalla de televisión !a contribuido al calentamiento global que está acabando, entre otras cosas, con los osos polares de la imagen que tanto le conmovió.
I/+)($& >, $ ($%+$%& 9& &$ &' /,/&$%, 7& &'&**(,$+ ', +%=*', 9& + + *,/>+; %(&+ %&7 '+ >,(('(7+7 7& *,$,*& *,$ &?+*%(%7 '+ 8(%,(+ 7& *+7+ $, 7& &'',@ saber qui*n lo !izo y en qu* condiciones, cuál !a sido y será su impacto en el medio ambiente, qu* compuestos químicos contiene y cuáles son los posibles e$ectos sobre su salud. 3uizás ese mismo zumo de naran"a, su $avorito y de un precio sorprendentemente reducido, no le sepa igual de bien si le advierten que !a sido producido por nios de 24 aos, que ganan un dólar por dos días de traba"o.
U$ /&*+7, 9& ,:&*(&+ ($:,/+*(-$ %+$>+&$%&; *,/>&$('& :(*(&$%& 7& %,7, ', >,7*%, 8+=+ 7& *+7+ *,/>+ $ +*%, )&,>,'=%(*,; &$ &' 9& >+)+ >, $ +%=*', &9(+'7=+ + 7&>,(%+ $ ,%, &$ $+ $+ ues tal como evidencian muc!os de los e"emplos que aquí se presentan, las acciones colectivas de una comunidad de consumidores bien in$ormada logran revertir la lógica de poder existente entre las empresas y los ciudadanos, otorgando a estos /ltimos la
decisión sobre lo que se debe producir y la $orma en que debe !acerse.
S( & 9(&& ,(&$%+ ', /&*+7, &$ &+ '=$&+; & &&$*(+' 9& '+ >&,$+ & ($%(%*(,$& 7&+,''&$ ($%&'()&$*(+ &*,'-)(*+ , que !oy por !oy, y dadas las amenazas que se ciernen sobre el planeta, constituye una !abilidad esencial para nuestra supervivencia como especie.
E%& %(>, 7& ($%&'()&$*(+ &$& '+ *+>+*(7+7& *,)$(%(+ >++ >&)$%+& >, ', (/>+*%, +/(&$%+'& ,*(+'& 7& '+ >,>(+ +**(,$&; <$%, *,$ $+ :,/+ &>&*=:(*+ 7& ($%&'()&$*(+ ,*(+' 9& ($*'($+ + '+ >&,$+ + &:,+& >, *,$,'(7+ *=*', (%,,; &$ ', 9& ', &$&:(*(, +/(&$%+'& ,*(+'& 7& +**(,$& >&&$ ', >&<(*(, 9& %+ /(/+ >&7+$ *++ A pesar de las limitaciones que nos impone nuestra lenta evolución como especie, nuestra supervivencia nos en$renta actualmente al reto de poder identi$icar los peligros implícitos en el olor de la pintura $resca o estar alerta $rente al plomo en los "uguetes, los gases en el aire o los químicos tóxicos en nuestra comida. 5 aunque nuestros instintos no vienen programados para ello, quizás podamos $or"ar una reacción emocional de de$ensa si comenzamos por una comprensión intelectual de los per"uicios que conllevan las $ormas cotidianas de producción y consumo.
S( *+$+'(+/, $&%+ 8+('(7+7& +*(,$+'& >++ &+'+ *++ &:&*%, &$ $ &:&, >, *,/>&$7& &' (/>+*%, +/(&$%+' ,*(+' 7& *+7+ +**(-$ 9& &+'(+/,; + &%, '& +)&)+/, $+ :,/+ +/>'(+7+ 7& &/>+%=+; 9& $, & '(/(%& + 7&>'&)+ (/>+%=+ :&$%& +' :(/(&$%, 8/+$,; ($, %+/($ :&$%& + *+'9(& :,/+ 7& :(/(&$%, 7&' >'+$&%+; &$%,$*& 8+&/, 7&+,''+7, &' %(>, 7& ($%&'()&$*(+ &*,'-)(*+ 9& $, >&/(%( &)( 8+(%+$7, &%& >'+$&%+ 6n estudio de mercado realizado por 7ar8s 9 Spencer reveló que cerca de un 1:; de los consumidores no tiene inter*s alguno en conocer el origen ni las virtudes ambientalistas de los productos que compra, mientras que sólo un 24; se preocupa activamente por encontrar los artículos *ticamente más adecuados. Esto, que a primera vista puede parecer descorazonador, en realidad es una voz de esperanza, pues signi$ica que la mayor $ran"a se ubica en un punto intermedio. Es decir, *&*+ 7& 7, %&*(, 7& ', *,$/(7,& & >&,*>+$ >, '+ *&%(,$&
%(*+; >&, $, 9(&&$ *,/>'(*+ 7&*((,$& A8=; &$ &+ ($/&$+ /+,=+ *+ >&,*>+*(-$ &*,'-)(*+ >&7& & 7(' >&, '+%&$%&; ',)+=+ &' /+, (/>+*%, $ (%&/+ 9& 7&&'& 7& :,/+ *'++ :*(' '+ ($:,/+*(-$ 7&' *(*', 7& (7+ 7& *+7+ >,7*%, U$ /,7&', 7& %+$>+&$*(+ +7(*+' que, al promover la inteligencia ecológica de los consumidores, y +' 7+'& :*(' +**&, + ', *,$,*(/(&$%, 9& &9(&&$ >++ %,/+ 7&*((,$& &>,$+'& , !aga de *stos una $uerza trans$ormadora de los mercados.
D& & +=; & >&+=+ &' 7('&/+ *'(*, 7& '+ &/>&+ &$%& 8+*& '+ *,+ (&$
8+*& &' (&$@ es decir, entre aquellos que sostienen que el /nico $undamento de la empresa es el bene$icio y los que a$irman que el mundo empresarial debería asentarse en la responsabilidad social, pues & +(=+ $ %&*& *+/($, &$ &' 9& 8+*& '+ *,+ (&$ &=+ ($-$(/, 7& 8+*& &' (&$ . S-', &$%,$*& +9&''+
&)'+ )&$&+' + '+ 9& & +%&$=+ '+ ($7%(+ 7&' ()', >++7,; &)$ '+ *+' *+$%, / ++%,; /&<,; 9&7+=+ 7&:($(%(+/&$%& >&+7+ >, &%+ ,%+@ ,%&$('& & /&<,; / +$, & /&<, / 8/+$, %+/($ & /&<, %esde !ace varios aos, los neurólogos se es$uerzan por dilucidar los procesos que tienen lugar en el cerebro de una persona que acude a un supermercado a realizar su compra. #o que !an encontrado, !asta el momento, es que las impresiones sensoriales inmediatas y los impulsos emocionales prevalecen sobre el análisis racional de los bene$icios a largo plazo de un producto.
iene sentido. L, &,'*(,$(%+ 8+$ &$*,$%+7, 9& '+ >&(&$*(+ 7& '+
&>&*(& 8/+$+ ,&7&*(-; &$ )+$ /&7(7+; + $&%+ *+>+*(7+7 >++ 7&%&*%+ >(7+/&$%& ', >&'(), &+**(,$+ 7& :,/+ &:&*%(+ +$%& &'', . ?rente al rugido de una bestia, nuestros antepasados no podrían !aberse detenido a valorar las alternativas y sopesar las me"ores acciones, pues eso podría !aberles costado la vida. E$ &, *+,;
(/>'&/&$%& 8+=+$ %&$(7, $+ &+**(-$ ($/&7(+%+ 7& 7&:&$+ 9& ', 8+=+ (/>'+7, + *,& H &+ & '+ /(/+ &>&%+ &/,*(,$+' 9& ()& 7&%&/($+$7, $&%, *,/>,%+/(&$%, 9& $, >,%&)& 7& $ &$,/& &>&%,(, 7& +/&$++; 8+*(&$7, 9& &(%&/, %,7, +9&'', 9& >&7+ >,$& $ >&'(), >++ $,,%, E' $(*, ($*,$&$(&$%& & 9&; ( (&$ $&%, (%&/+ ($%&)+7, 7& +'+/+ >&*&>%+' &% >,)+/+7, >++ +7&%($, &$ $ )+$ ++$(*, 7& &&$%+'(7+7&; $, ($*'& ', (&), + ', 9& $, &$:&$%+/, &$ &' %(&/>, >&&$%&; *+ *,$&*&$*(+ $, &'&$ & ($/&7(+%+ ($, 7(:&(7+ &$ &' %(&/>, F(/, 7(&+7, >++ *,& +$%& &' )(7, 7& $+ &%(+; >&, $, >++ &$%( >+, +$%& '+ >&&$*(+ 7& $ <)&%& *, (, *,',& & 8+$ ,%&$(7, *,$ >+%=*'+ 7& >',/, . ?uimos programados para !uir ante la amenaza instantánea de ser devorados, pero la sutil exposición a productos nocivos que pueden desencadenar todo tipo de en$ermedades, por lo general más dolorosas y letales que la mordedura de un perro, no es capaz de activar nuestro sistema intuitivo de alarma. or ello, un agradable aroma, un precio reducido o una imagen atractiva e"ercen más in$luencia en nues tras decisiones de compra que el vago recuerdo de una noticia alarmante sobre el calentamiento global o la imagen sombría de un taller de con$ecciones en la (ndia que nos enviaron en un correo electrónico.
Sin embargo, el cerebro siempre puede aprender y desarrollar !ostilidad !acia algunas eventualidades cuyos per"uicios no saltan a la vista. 5 la experiencia !a demostrado que esas aversiones adquiridas pueden alcanzar la misma $uerza que un repudio natural como el que sentimos ante el olor nauseabundo de una $ruta podrida y pueden, por lo tanto, constituirse en poderosas $uerza del mercado. Algo así $ue lo que sucedió en 144@, cuando los medios de comunicación estadounidenses desplegaron sus armas contra una serie de productos alimenticios para perros, pastas dentí$ricas y "uguetes con un alto contenido en plomo, procedentes de !ina, por sus e$ectos nocivos para la salud. ?ue tal el poder de esta noticia, que los consumidores comenzaron a sentir rec!azo !acia ese tipo de productos y los vendedores se vieron obligados a introducir la etiqueta '!inaB?ree) para recuperar la con$ianza de sus clientes. El sistema cerebral de los consumidores, regido por el impulso emocional de la amígdala, no se detenía a discernir entre los "uguetes c!inos buenos y malos, ni tampoco a considerar que !ay otros igualmente tóxicos que no proceden de !ina+ simplemente incorporaba la seal de alarma y predisponía contra el ataque, !aciendo que la gente sintiera miedo $rente a los productos c!inos y, en consecuencia, de"ara de comprarlos. uando los riesgos invisibles de un producto se !acen visibles para el cerebro !umano, la persona puede incorporar esa in$ormación a su sistema emocional de alarma y desarrollar una aversión !acia el producto en cuestión. 5 si los consumidores de"an de comprar un producto porque es nocivo, o porque en su $abricación se !an vulnerado los derec!os !umanos o se !an causado grandes per"uicios para el medio ambiente, ese rec!azo terminará repercutiendo en la $orma de $abricar los artículos. or grandes que sean sus es$uerzos en leer las etiquetas de los productos y tratar de in$ormarse sobre sus impactos ambientales, cada vez que compre un bien industrial estará apoyando, de una $orma u otra, algo que puede parecerle deplorable, pues la producción industrial se aseme"a a la mitológica red de (ndra, que simboliza un universo donde todos los miembros tienen relaciones mutuas repetidas in$initamente y, por eso mismo, resulta inabarcable. Así, por e"emplo, en la $abricación de un simple $rasco de vidrio, se necesita gas natural y electricidad para traba"ar sobre varias decenas de productos di$erentes Ccomo arena, sosa cáustica y calizaD que, a su vez, son producto de la manipulación de otros materiales y de otros procesos. Así pues, una grá$ica de los trece procesos más importantes para la $abricación de estos recipientes pone de relieve la existencia de 2.: 'unidades de proceso) distintas, cada una de las cuales, a su vez, está compuesta de innumerables procesos subsidiarios. #a conciencia de esta comple"idad es la que !a dado origen al movimiento de los $reegan, cuyos miembros !an llegado a la conclusión de que, al estar inmersos en un
modelo capitalista de producción y consumo, el /nico camino viable para limitar los impactos per"udiciales de sus acciones consiste en reducir al mínimo su consumo de recursos. Así, en lugar de evitar la compra de los productos de una compaía irresponsable, y decantarse por otra igual o peor, procuran limitar sus compras a lo imprescindible0 por eso, su estrategia más notoria es la llamada recolección urbana o 'dumpster diving), que consiste en rebuscar entre la basura para obtener comida, bebidas, libros y todo tipo de artículos desec!ados por otros pero que siguen siendo /tiles. Fo !ay que llegar, necesariamente, a ese extremo, pero sí, al menos, !ay que reconocer que los impactos negativos de nuestras acciones en el medio ambiente rebasan con creces los impactos positivos que genera mos al reciclar papel o sustituir un detergente convencional por uno 'ecológico). Somos incapaces de reconocer las consecuencias indirectas de nuestras acciones, aunque queramos !acerlo, pues estamos sumidos en las tinieblas en que nos de"a la $alta de in$ormación. 5 si queremos expresar nuestras pre$erencias por un producto que se a"uste a nuestros valores, no tendremos para ello muc!a más in$ormación que una etiqueta 'bio) o 'eco) que no da mayores detalles sobre los procesos implicados en la producción. #os comerciantes saben, desde !ace muc!os aos, que nuestra psicología nos inclina a buscar caminos cortos y sencillos para aligerar la pesada carga de tener que tomar decisiones continuamente. or eso, desde tiempos inmemoriales, el precio y la calidad se !an erigido en criterios simpli$icadores que $acilitan el análisis del consumidor. ara seleccionar entre un con"unto de productos, basta con elegir un nivel de calidad y buscar, en ese rango, el producto más barato. %e esta manera, y ante la di$icultad de entender y procesar todos los datos que permiten comparar un producto con otro, el consumidor opta, seg/n &eorge Stingler, Fobel de Economía, por el más 'económico), es decir, aqu*l cuya comprensión le exi"a el es$uerzo menor. &racias a su sencillez inigualable, el precio suele posicionarse como el principal criterio para las decisiones de compra. El problema es que ese consumidor que sólo se preocupa por el coste $inal del producto desconoce, o se niega a aceptar, todos las medidas que se tomaron durante el proceso de $abricación para poder reducir el precio !asta esa determinada cantidad. 5 esta misma lógica opera en la perspectiva del $abricante, que en su a$án por reducir costes, tiende a su"etar su cadena de suministros al 'precio !ina), es decir, el coste de producción más ba"o. Fo !ay que ser muy astuto para darse cuenta de que al comprar a las empresas o a los proveedores que o$recen los productos más baratos y más rápidos, sólo se bene$icia a aquellos que pagan salarios de miseria y que explotan a sus traba"adores en inacabables "ornadas de traba"o, arro"ando materiales tóxicos al aire, los ríos y los vertederos.
A!ora bien, si alguien quiere comprar un producto que sea más respetuoso con el medio ambiente, con su salud y con las personas involucradas en su cadena de producción, c!ocará con grandes di$icultades para encontrar in$ormación sobre los productos o$recidos que vaya mas allá de la calidad y el precio. 5 al no tener datos claros que le indiquen los e$ectos positivos o negativos de cada producto, no podrá actuar en consecuencia en el momento de expresar sus pre$erencias en el supermercado, sancionando las prácticas desdeables y recompensando aquellas que considere meritorias. Así se perpet/a el círculo vicioso, pues si no existe una presión competitiva $uerte que incite a la responsabilidad, los $abricantes no tendrán el incentivo, y a veces tampoco la alternativa, de me"orar sus productos y sanear sus procesos de producción. En 22G, #ouis %. ras ser veneradas durante d*cadas por su capacidad para conservar más tiempo los productos de repostería, estas grasas comenzaron a ser cuestionadas en 2G por sus e$ectos nocivos
para la salud !umana. 5a en 2@ algunos estudios cientí$icos !abían sostenido que, si una persona cambiaba en su dieta las grasas trans por otras insaturadas, reduciría en un :G; las probabilidades de padecer una en$ermedad cardíaca. Algo despu*s, en el ao 1444, en un estudio de la ?ood and %rug Administration C?%AD se sugería que la eliminación de estas grasas en la margarina y en algunos alimentos podría salvar unas siete mil vidas anuales, solamente en los Estados 6nidos. Ante estos datos, la ?%A decidió intervenir. ero en lugar de pro!ibir su uso, se limitó a exigir que los productos incluyeran en su etiqueta in$ormación relativa al contenido de grasas trans. Kápidamente, estas grasas $ueron desapareciendo del mercado, y !asta %un8in %onuts, la enorme cadena que debía gran parte de su *xito a las virtudes de aquellas grasas, se ad!irió al movimiento de empresas que renunciaba a su uso y proclamó con orgullo que a partir de ese momento, sus donuts quedaban libres de grasas trans. Así pues, un simple cambio en la in$ormación con la que cuentan los consumidores puede obrar milagros insospec!ados. 5 si la in$ormación mueve al mercado, la simetría en esa in$ormación puede causar un aut*ntico terremoto. El poder de los consumidores agremiados puede compensar la asimetría de in$ormación al permitir que *sta se comparta con $acilidad y reducir, de esta manera, el coste de obtenerla. En la era de (nternet, !a quedado de mani$iesto que un $lu"o e$iciente de in$ormación permite que el descontento se organice $ácilmente, se ampli$ique y llegue a di$undirse como si se tratara de un virus. En 144@, y tras !aber captado numerosos clientes "óvenes con un atractivo plan en el que no se cobraban intereses por los descubiertos, el banco HS< decidió eliminar este privilegio dando por sentado que el costo que para sus clientes supondría cambiar de banco garantizaba que conservarían sus cuentas, ateni*ndose a las nuevas reglas. Fo contaban, sin embargo, con que muy poco despu*s de anunciar la noticia, alg/n "oven insatis$ec!o !abía logrado convocar a miles de clientes en un grupo de ?aceboo8 llamado 'Stop al $raude del HS<), en el que todos amenazaban con retirar su dinero del banco. Esta situación obligó al HS< a retractarse y mantener las condiciones prometidas a sus a!orradores. #as redes sociales convierten la sencilla reacción de un comprador en una $uerza que puede decretar el *xito o el $racaso de un determinado producto. on las nuevas tecnologías de la in$ormación, cualquiera puede noti$icar a un amigo, con un simple clic, su evaluación personal de un producto y *ste, a su vez, di$undirlo a sus contactos iniciando una cadena de acelerado crecimiento exponencial. En el ao 1444, la $irma #eaders!ip in Energy and Enviromental %esign C#EE%D comenzó a di$undir en los Estados 6nidos los inconvenientes ecológicos de los edi$icios comerciales, revelando a propietarios y
usuarios los costes ocultos de las decisiones que normalmente tomaban los constructores de $orma silenciosa. Así, por e"emplo, para aumentar sus bene$icios los constructores seleccionaban los sistemas de cale$acción y re$rigeración más baratos que encontraban, sin preocuparse por su de$iciente calidad ni por el !ec!o de que, a largo plazo, reportarían mayores gastos en energía y en dinero para el propietario del inmueble. #EE% atacó la asimetría de la in$ormación poniendo en manos de los consumidores datos concretos para que, entre otras cosas, supieran que quienes re$orman vie"os edi$icios con sistemas energ*ticos más e$icientes, a!orran un promedio anual de unos 2.244 euros por metro cuadrado y en dos aos ya !an recuperado la inversión. Fo sólo esto, sino que además ba"an los recibos de limpieza y, al respirar un aire más sano, sube la salud, la productividad y el con$ort de quienes allí traba"an. Esta in$ormación en manos de los consumidores era más poderosa que cualquier regulación. uando #EE% comenzó, sólo !abía LG: edi$icios en el mundo que cumpliesen sus requisitos. Siete aos despu*s, en 144@, ya !abían empezado a construirse cerca de 21.444 edi$icios para a"ustarse a sus estándares. 5 el impacto ambiental de estas medidas no es nada despreciable si se tiene en cuenta que, en los Estados 6nidos, estos edi$icios comerciales den cuenta de un tercio de las emisiones de gases de e$ecto invernadero y de casi dos tercios del consumo energ*tico. ?omentar la acción colectiva del consumidor es la me"or estrategia para orientar al mercado !acia productos más responsables ambiental y socialmente. En lugar de esperar a que los gobiernos y los políticos establezcan controles e$icientes, e intentar que lo realicen de $orma rápida y desinteresada, basta con de"ar que el mercado libre in$orme de lo que realmente importa para que los consumidores !agan su parte. >al como a$irma ®ory Forris, ecólogo industrial de Harvard, 'las empresas no se preocupan !asta que no lo !acen los compradores). #a naciente ciencia de la ecología industrial se encarga de estudiar el impacto de los productos industriales sobre el medio ambiente a lo largo de toda la existencia0 para ello !a desarrollado el 'análisis del ciclo vital) C#i$e ycle AnalysisD. Así, por e"emplo, para estudiar el impacto que un automóvil e"erce sobre el medio ambiente, este tipo de análisis intenta explorar la pro$unda red de relaciones que intervienen en su creación, conservación y desaparición, en t*rminos de materia prima consumida, cantidad de energía y agua utilizadas, ozono requerido por las reacciones $otoquímicas, contribución al calentamiento global o toxicidad liberada al aire y al agua, entre muc!os otros. Al asumir esta comple"idad integradora, y tener en cuenta el enorme con"unto de variables que intervienen en el ciclo vital de un producto más el impacto relativo de cada una de ellas, resultan bastante ob"etables, por no decir ridículos, los estudios que pretenden reducir las repercusiones de un
producto a una sola de sus características. 5, sin embargo, esto es lo que suele ocurrir en el caso de las llamadas etiquetas 'verdes), que crean la ilusión de que se está comprando algo virtuoso porque destacan selectivamente uno o dos atributos positivos del producto, pretendiendo así que en *l no !ay nada negativo y ocultando, muc!as veces, el mar de per"uicios que ese mismo producto desencadena. Si bien en algunas empresas estos es$uerzos representan un inicio valioso en su camino !acia la responsabilidad y sostenibilidad industriales, en muc!os casos, por desgracia, no de"a de ser una estrategia de mar8eting+ una suerte de 'lavado verde) que sólo acrecienta el problema, porque proporciona una in$ormación tergiversada o parcial a los clientes para adormilar sus conciencias0 les transmite la ilusión de que están !aciendo algo bueno y les impulsa a comprar artículos que no cumplen con la promesa que !acen. on este tipo de prácticas se corre el riesgo de despertar la descon$ianza de los consumidores y de generar suspicacias $rente a los es$uerzos legítimos de otros productos realmente bene$iciosos. %e !ec!o, la mayor parte de lo que !oy en día consideramos productos verdes no son más que un espe"ismo creado por la publicidad. uando los nutricionistas analizaron los ingredientes de decenas de miles de artículos de un supermercado, concluyeron que la gran mayoría de los que venían etiquetados como 'sanos) en realidad no lo eran tanto. Algo seme"ante sucede con la cali$icación de 'EnergyStar) en los ordenadores portátiles, que resalta la reducción en el consumo de energía, pero omite el !ec!o de que el 4; del impacto medioambiental de estos aparatos tiene lugar durante los procesos de manu$actura y eliminación, y no durante su uso. En esencia, las camisetas teidas siguen siendo tan peligrosas como siempre, aunque sean de algodón orgánico, y los donuts 'libres de grasas trans) contin/an siendo una mezcla poco saludable de grasas, az/car y !arina blanca. 6n producto verdaderamente 'verde) estaría concebido para ser sostenible desde la cuna !asta la tumba, o me"or, !asta la nueva cuna, en la medida en que, una vez usado, debería poder utilizarse para algo di$erente. ero en la actualidad no existe ning/n producto industrial que podamos cali$icar como absolutamente verde. #a comple"a red de (ndra !ace que en alg/n punto de su ciclo, todo proceso industrial ocasione un impacto negativo sobre el medio ambiente. El asunto de la sostenibilidad, pues, es en realidad una cuestión de grados, en donde no !ay productos 'respetuosos) sino 'relativamente respetuosos) y, entre ellos, algunos lo son más que otros. En lugar de preguntarse si un producto es 'bueno) o 'malo), convendría indagar sobre cuántos contaminantes se liberan durante su ciclo de vida y en qu* cantidad, así como la $orma en que podríamos reducir e$icazmente dic!as emisiones.
L+ &>&*(-$ 7& $&%+ +**(,$& ara el programa de las Faciones 6nidas para el 7edio Ambiente C6FED, las consideraciones medioambientales y las necesidades !umanas son inseparables y, por esta razón, su preocupación no
se limita a me"orar los bene$icios para el medio ambiente, sino tambi*n a alcanzar unos mínimos de bienestar para las poblaciones !umanas. Si bien es cierto que los procesos industriales generan impactos di$erentes, estos se pueden clasi$icar en tres categorías independientes para $acilitar el análisis general de las virtudes o per"uicios de un producto durante su ciclo de vida. B#a geos$era. #a primera de estas categorías alude al entorno no viviente y, en particular, al suelo, el aire, el agua y el clima. %esde esta perspectiva, los e$ectos negativos de un proceso industrial se materializan en $enómenos como la acidi$icación del suelo, la extinción de acuí$eros, la reducción de la capa de ozono en la estratos$era o el calentamiento global. ara valorar la deuda total de un determinado producto con la naturaleza se !an $i"ado criterios como el de 'la carga de recursos), que permite estimar la cantidad de materia prima consumida, el tipo de contaminación provocada o la clase de valor destruido por el producto en cuestión. %esgraciadamente, entre las decenas de miles de productos $abricados por el ser !umano son muy pocos los que, !asta la $ec!a, !an sido evaluados para determinar su nivel de biodegradabilidad, o la $acilidad con que los organismos pueden descomponerlo en elementos /tiles para la naturaleza. B#a bios$era. Esta segunda dimensión está integrada por nuestro cuerpo, el de otras especies y el de las plantas. Aquí entra en consideración nuestra propia salud+ así como todo entorno natural tiene una determinada 'capacidad de carga), es decir, un n/mero máximo de individuos que puede soportar sin dao, los sistemas internos del cuerpo !umano tambi*n tienen un umbral de resistencia, esto es, una cantidad máxima de compuestos extraos que pueden acumular sin en$ermar. #os recientes y novedosos estudios de 'bioacumulación), que intentan determinar los invasores que se van incorporando al cuerpo a lo largo de toda la vida, sugieren que la exposición continua a dosis muy ba"as de químicos puede resultar tan nociva como la exposición s/bita en un periodo breve de tiempo. #os oncólogos, por e"emplo, están llegando a un consenso seg/n el cual la exposición sostenida de alguien a dosis mínimas de agentes cancerígenos puede ser tan tóxica como la exposición breve a dosis elevadas. Algunos indicadores para determinar los daos a la bios$era ocasionados por un producto a lo largo de su ciclo vital son la p*rdida de biodiversidad, la liberación de agentes cancerígenos, la medida de %A#5 Cen espaol, 'Aos erdidos por (ncapacidad)D o la toxicidad incorporada, que se mide en $unción del n/mero de productos químicos problemáticos que se emiten durante todo el ciclo vital de un producto. or desgracia, la lista de riesgos secundarios asociados a los productos sint*ticos que $abricamos y consumimos los !umanos aumenta al ritmo que crece nuestra capacidad para detectar peligros cada vez más sutiles. 7ientras que en Europa rige el 'principio de precaución), de acuerdo con el cual se debe pro!ibir cualquier sustancia que seg/n los exámenes toxicológicos resulte potencialmente peligrosa para el ser !umano, en Estados 6nidos, en cambio rige un 'principio de evidencia concluyente)+ un producto tóxico puede ser seguro en ciertas condiciones y, por ende, sólo se pro!íbe una sustancia si existe una prueba concreta del dao causado al ser !umano. Siendo esta prueba tan di$ícil de obtener, cada vez es mayor el n/mero de productos químicos 'seguros) en los Estados 6nidos que están pro!ibidos en
Europa. %e !ec!o, la Agencia de rotección Ambiental CEAD de los Estados 6nidos elaboró en 2@ una lista de L1.444 compuestos químicos industriales que podían emplearse sin restricciones, y a lo largo de las siguientes d*cadas sólo !a solicitado la investigación de unos pocos, incluyendo los miles que se descubren anualmente. En Europa, por su parte, la KEAH CKegistration, Evaluation and Autorization $or !emicalsD adelanta el ambicioso y loable ob"etivo de evaluarlos a todos y cada uno de ellos. B#a socios$era. Esta /ltima categoría abarca cuestiones de índole social, como las condiciones laborales de los traba"adores o los índices de calidad de vida de las comunidades implicadas en los procesos de explotación y producción industrial. El impacto !umano de la empresa se mide en !ec!os evidentes, como la ausencia de traba"os $orzados y de explotación in$antil, y en otros más di$íciles de evaluar, como el grado de implicación con la comunidad local, el nivel de capacitación de la mu"er, la "usticia salarial, los bene$icios sanitarios o la conducta $ilantrópica a nivel local. #a determinación del impacto social constituye un aut*ntico reto, incluso para las organizaciones que abrazan normas *ticas y la responsabilidad social. or lo general, identi$icar el impacto social en toda la cadena de suministros requiere una alta inversión en tiempo y en dinero, para poder identi$icar las condiciones sociales de todos los traba"adores y comunidades vinculados al ciclo de vida de un determinado producto. or esto, at!erine
C+$7, & +$+'(+ &' *(*', 7& (7+ 7ientras la población de Merala, en el sur de la (ndia, padecía una sequía sin
precedentes que supuso un enorme drama social y llegó a desencadenar una epidemia de suicidios entre los pequeos agricultores, la embotelladora de ocaBola, ubicada en la región, aumentaba diariamente su producción. %esde !acía unos aos se !abían levantado voces de protesta contra la $ábrica, cuyos camiones eran vistos como símbolo de despil$arro del agua y como causantes de la des!idratación crónica que comenzaba a vivirse0 la empresa, sin embargo, argumentaba que obtenía el agua de un acuí$ero muy pro$undo y que su actividad no tenía relación alguna con las aguas super$iciales que utilizaban los agricultores. uando $inalmente, a comienzos de este siglo, el conse"o de Merala decretó el cierre de la planta y las ventas de ocaBola cayeron en picado en toda la (ndia, la empresa aumentó su sensibilidad !acia el uso e$icaz del agua y se trazó un ambicioso reto+ reducir la cantidad de agua utilizada para $abricar un litro de ocaBola de algo más de tres litros a menos de dos y medio. ero al mismo tiempo, y gracias a una investigación interna que les permitió re$lexionar sobre el !ec!o de que nunca se !abían preocupado por el origen del agua y simplemente pensaban en el rendimiento operativo, decidieron pedir ayuda al Norld Nildli$e ?ound. Esta institución les permitió ampliar su corta visión al incorporar en el análisis la !uella total del agua de la planta embotelladora, que incluía desde proveedores !asta distribuidores y vendedores. Así $ue como supieron que el cultivo de caa de az/car es el principal consumidor de agua en el ciclo vital y que en esta etapa se invierten más de doscientos litros de agua para cosec!ar el az/car que requiere un litro de la bebida. 6n análisis nada trivial, si se tiene en cuenta que oca=ola es el principal consumidor de az/car en el mundo. Esta experiencia abrió los o"os a la empresa y le !izo reconsiderar su posición $rente a las $uentes de suministro del agua. %esde entonces, ocaBola se !a comprometido con la transparencia ecológica, contratando empresas auditoras que determinen el modo en que se gestiona el agua en las regiones en que operan sus plantas. or su parte, en la planta de Merala, ocaBola instaló un so$isticado sistema de cosec!a de agua de lluvia y excavó un pozo para la aldea cercana que rellena diariamente con dos camiones cisterna de agua limpia. rocter 9 &amble representa el e"emplo de una compaía que !a incluido la sostenibilidad en la propia estrategia de la empresa, mediante la evaluación integral del ciclo vital de sus productos. ara lograrlo, la empresa invierte grandes cantidades de dinero en investigación, desarrollando productos innovadores y sostenibles que sean más respetuosos con el medio ambiente y, al mismo tiempo, menos costosos. on sus estudios, rocter 9 &amble descubrió que, en muc!os de sus productos, los mayores impactos no se daban en la producción ni en el transporte, sino durante la etapa de uso por parte de los consumidores. En concreto, encontraron que el principal responsable de toda la !uella energ*tica de la compaía era la necesidad de usar agua caliente para que el detergente de la lavadora tuviese los e$ectos deseados. Así $ue como desarrollaron el >ide old Nater, un detergente que limpia e$icazmente sin necesidad de utilizar agua caliente y que no es
más caro que el tradicional. Seg/n sus estimaciones, si todos los !ogares de Estados 6nidos utilizaran un producto así, el coste de la energía total consumida disminuiría en un G;, a!orrándose cerca de 4.444 millones de 8ilovatios por !ora y reduci*ndose en G millones de toneladas la cantidad de dióxido de carbono liberada a la atmós$era. Además, se estima que el a!orro energ*tico que supone para el consumidor no tener que calentar el agua equivale al valor de la ca"a de detergente. or /ltimo, cabe destacar la experiencia del &lobal Social ompliance rogram, creado en alianza por las cuatro principales minoristas del mundo CNalB7art, >esco, arre$our y 7etroD para establecer criterios ob"etivos que deben cumplir todos sus proveedores, en cuanto a condiciones laborales y al trato dado a sus traba"adores. on una estrategia de este estilo, en la que los propios distribuidores imponen pautas de responsabilidad ambiental y social sobre su propia cadena de suministros, se logra que los estándares de calidad constituyan un tipo de condición necesaria para la subsistencia de las pequeas productoras.
L+ %+$>+&$*(+ +7(*+' Si se integran todos los impactos sustanciales del producto en la geos$era, la bios$era y la socios$era, teniendo en cuenta la integridad de su ciclo vital, y si adicionalmente, esa in$ormación se presenta de la $orma más sencilla posible, para que los consumidores puedan acceder a ella sin grandes es$uerzos, entonces estaremos ante una transparencia ecológica de carácter radical, cuyos impactos en la o$erta de productos y en las $ormas de producirlos serían ciertamente revolucionarios. 6na transparencia de esa naturaleza colocaría a compradores y vendedores en pie de igualdad y, al poner en evidencia dimensiones ocultas para tomar decisiones que no sólo recompensen el precio y la calidad, sino que tomen en consideración las virtudes ecológicas del producto, daría a los compradores la posibilidad de expresar sus pre$erencias por productos más sostenibles, más sanos y más "ustos+ así generarían el me"or incentivo para que productores y vendedores se preocuparan por sanear sus m*todos, sus materiales y sus prácticas y por desarrollar me"ores alternativas. 6n e"emplo naciente de este $enómeno nos lo o$rece &ood&uide, una empresa que aspira a ser social, *tica y medioambientalmente responsable, y cuya misión consiste, literalmente, en disear !erramientas que 'trans$ormen la relación !abitual que existe entre el consumidor, los productos y las empresas $abricantes, proporcionando una in$ormación rigurosa y compre!ensiva en el punto de venta). ara ello, &ood&uide integra centenares de bases de datos muy comple"as y detalladas con in$ormación que va desde las políticas de experimentación con animales !asta las emisiones de carbono en la cadena de suministros de miles de productos. &ood&uide muestra al consumidor la !istoria oculta del producto, calculando su impacto medioambiental a lo largo de todo el proceso de producción, transporte, uso y eliminación. Además, a di$erencia de los primeros prototipos de análisis de ciclo vital
diseados por ingenieros y políticos, que generaban datos tan extraos como '8ilogramos por acidi$icación potencial), este sistema o$rece la in$ormación de una $orma sencilla, para que el consumidor pueda saber rápidamente qu* producto es me"or sin necesidad de ser un experto en ciencias naturales. En la versión beta, el comprador puede $otogra$iar el código de barras del producto con su tel*$ono móvil y ad"untar la imagen a un mensa"e de texto dirigido a &ood&uide. El servidor le reenviará rápidamente una evaluación con tres barras, en la que los colores ro"o, amarillo y verde indican el nivel relativo de bondad de ese producto en las dimensiones medioambiental, sanitaria y social. 5 si quiere in$ormación más detallada, siempre podrá encontrarla en el Oebsite de &ood&uide. on esta in$ormación, los compradores podemos tomar decisiones *ticamente más adecuadas, a"ustando nuestras compras a nuestra escala de valores. ero para que esto sea así, y se desarrolle e$ectivamente un modelo de transparencia radical, la in$ormación debe reunir tres características principales+ estar bien documentada, ser imparcial y ser compre!ensiva. Es decir, que quienes realizan el análisis !an de estar bien $amiliarizados con el sector, no deben tener ning/n inter*s en la venta del producto y !an de ponderar las consecuencias de cada producto en varias dimensiones, sin limitarse a una o unas pocas. El acceso a los detalles t*cnicos tiene que ser transparente, y para esto no basta con relevar las $uentes de in$ormación, sino que tambi*n es necesario explicitar el proceso utilizado para llegar a las conclusiones. 6n e"emplo muy ilustrativo de este tipo de transparencia lo o$rece la Oeb S8in %eep, que identi$ica el tipo y la cantidad de estudios cientí$icos sobre los cuales basan sus valoraciones para los ingredientes de cada uno de los ::.444 productos de !igiene personal enumerados, con $rases como 'uno o más estudios sealan la aparición, a altas dosis, de $ormaciones tumorales). En la medida en que vayan apareciendo aplicaciones de esta naturaleza, cada vez será más di$ícil ocultar in$ormación. 5 cuando las decisiones de consumo puedan basarse en una in$ormación completa, el poder pasará de los vendedores a los compradores, quienes cada vez que acudan al mercado podrán votar con sus dólares.
Cómo escribir un ensayo crítico 5a sea que tienes una especialidad en lengua"e o que solo estas completando tus requerimientos universitarios, saber cómo escribir un ensayo crítico te puede dar una venta"a a trav*s de tu carrera acad*mica y pro$esional. Escribir un ensayo crítico te permite desarrollar !abilidades críticas que incluyen la lectura atenta, investigación t*cnica, escritura universitaria, !acer re$erencias y revisar un texto. Aprender estas t*cnicas te puede ayudar a entrar a conversaciones acad*micas y obtener !erramientas para aprender a pensar y a comunicarte de modos más pro$undos. Anuncio
Pasos 1. 1
Aprende el tema de tu escrito tan rápido como puedas para que puedas planear tu investigación. Anuncio 2. 2
Encuentra información para investigar de una variedad de recursos que incluyen artículos de periódicos, libros, enciclopedias y noticias. Reúne mas infromación de la que realmente esperas referenciar al momento de escribir tu texto, pero no juntes tanta que te pueda distraer del tema principal y que termines poniendo en tu ensayo simplemente porque lo inesti!aste. "o uses #i$ipedia para todo, y no copies y peques las respuestas de las personas% si importar de que sitio #eb lo obtuiste, el pla!io puede ser encontrado. &. &
Echa una hojeada a tus recursos para que separes las investigaciones interesantes del material irrelevante. '. '
El material interesante puede ser de libros, notas, y ensayos críticos publicados acerca de tu tema especíco. (e otro modo no inesti!ues cosas que no son releantes )por ejemplo, inesti!ar acerca de brujas cuando tu tema se trata de la monarquía*. +. +
!uelve a leer el material relevante meticulosamente y críticamente. 1. Resalta, subraya, o marca de al!ún otro modo cualquier artículo de periódicos o libros que sean de tu propiedad. sa diferentes notas con bloques de post it de colores para diri!ir tu atención a detalles críticos de libros de la biblioteca. 2. Resume o explica con notas cada recurso que -ayas leído. Anota datos importantes y el ar!umento principal del recurso para futuras referencias. .
"en una lluvia de ideas para obtener una tesis al repasar tus notas de tu investigación. (ebes de esco!er escribir un enunciado de tesis dura o tal e/ puedas optar por -acer pre!untas críticas que tu inesti!ación y tu escrito puedan resoler. 0. 0
#ocet$a una introducción básica, reconociendo que vas a re editar o re inscribir esta introducción mas tarde. .
%esarrolla un boceto básico basado en tus investigaciones y las notas que hiciste en ella. 1. denti3ca dos o tres secciones principales del cuerpo de tu ensayo. 4stos ensayos deben consistir de las secciones m5s importantes de tu ar!umento. 2. tili/a tus notas e inesti!ación para llenar de tus notas en tus secciones. 6al e/ puedas -acer copiado y pe!ado de detalles críticos o de ar!umentos en tu boceto.
7. 7
&dentica las relaciones entre la sección de tu te'to y brevemente describe en los márgenes de tu boceto estas relaciones. 18.
18
(sa esta relación para bocetear una conclusión general. 11.
11
Apártate de tu te'to por unos días antes de revisar tu borrador. 12.
12
%ate tiempo suciente para hacer una revisión sustantiva que clarique cualquier argumento lógico confuso. 1&.
1&
)ompleta tu te'to revisando cuidadosamente una versión impresa de tu borrador nal. 1. sa tu ima!inación y -a/ que la introducción sea de inter9s para el lector. 2. 4scribe un enunciado de tesis claro y usa recursos actuali/ados ricos en -ec-os. Anuncio
)onsejos •
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sualmente es m5s f5cil escribir una introducción simple y proceder con el resto del texto antes de re!resar a reisar la introducción. :i te sientes perdida de cómo reali/ar una introducción para tu texto escribe una introducción temporal o de relleno. Reconoce que no as a tener tiempo su3ciente para leer meticulosamente die/ o doce libros acerca de tu tema. sa la tabla de contenido de los libros y el índice para que
te !uíes en tu inesti!ación y solo leas los capítulos m5s releantes con respecto de tu tema. o
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Reduce tu tema mientras ayas aan/ando en tu proceso de escritura. ;uc-os estudiantes comenten el error de esco!er el tema excesiamente amplio para poder pensar en tener su3ciente que decir, pero en erdad es muc-o m5s f5cil -ablar de un tema reducido. si escribes tu texto en el curso de arias tardes en e/ de una sola sesión maratónica. 6ermina un borrador b5sico unos cuantos días antes de la fec-a de entre!a para que te des tiempo para reisar. :i tienes problemas para estructurar tu texto, escribe un nueo índice tem5tico para tu tema y en las oraciones principales de cada p5rrafo. 4n este nueo índice tem5tico, anota una nuea oración y explica la relación entre las oraciones principales. :i no puedes r5pidamente explicar esta relación, esto si!ni3ca que tus p5rrafos est5n fuera de orden y que necesitas reordenarlos. :i tienes problemas para usar len!uaje apropiado y !ram5tica, imprime una copia de tu texto y l9ela en o/ alta, o al menos en una 5rea en silencio. Cuidadosamente marca cualquier error con pluma antes de oler a tu computadora a reisarla. <ídele a un ami!o, miembro de tu familia, o al!ún otro conocido que pueda leer tu texto y que te de comentarios constructios al respecto de 9l. ?os escritores profesionales pasan por diferentes borradores de sus textos antes de tener un trabajo 3nal y tú deberías de esperar y -acer lo mismo. 6rabaja con tu propio proceso.
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4scribe con tu propia o/. 4s mejor usar correctamente las palabras que conoces que usar mal las palabras que no conoces por el intento de sonar mas uniersitario.
Advertencias •
o
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Ase!úrate de citar todo lo que pon!as en tu inesti!ación, todas las estadísticas y conceptos teóricos tan acertadamente como sea posible. Cuando ten!as duda, es mejor citar m5s que menos, pues fallar al citar en una inesti!ación puede resultar en un car!o de pla!io.
?os textos escritos en el último minuto, sufren de -uecos en la ló!ica y tienen una !ram5tica muy pobre. Recuerda que tu maestro a leído cientos si no millones de textos de estudiantes y en ese caso, puede decirte cuando tu texto -a sido escrito en el último minuto.