Universidad de Antioquia La Facultad de Derecho y Ciencias Políticas . Ciencias Políticas. Asignatura: Teoría de la Historia Docente: Dairo Correa Gutiérrez
Nombre: Alexander Sánchez Zapata Fecha: Lunes, 29 de agosto de 2016. Lectura Transversal Documento: Historia desde abajo. Autor : Jim Sharpe. Bibliografía: Sharpe, Jim. “Historia desde abajo”. En: Burke (editor). Formas de hacer violencia. Madrid, Alianza Editorial, 1993, pp 38-58.
Sharpe en su texto; Historia desde abajo, hará un recorrido a través de varios momentos históricos para dar cuenta, cómo se configuro a partir del siglo XIX una nueva vertiente que desde la historia como disciplina intentaba estudiar nuevas formas de observar el pasado, es decir, para la época se instaló la necesidad de una “perspectiva distinta de lo que podría calificarse de “historia de las personas principales”. 1
Para ello el autor delimita cual será el objetivo y los temas fundamentales que se propondrá abordar a través del presente ejercicio de escritura. La tesis que se plantea Sharpe desde la exploración se dará en dos vías; en un primer momento la de poner sobre la mesa cuál es ese conjunto de publicaciones claves respecto al tema principal introduciendo en el ensayo diversas fuentes y obras que den cuenta de cómo se da ese tratamiento y segundo, cual serán algunas de las posibilidades y problemas a la hora de enfrentarse al estudio de la historia desde abajo. Por esta razón se encuentra como momento inaugural del texto un ejemplo que muestra como el 18 de junio de 1815 en la batalla de Waterloo un soldado raso llamado William Wheeler Wheele r mediante correspondencia privada con su esposa da cuenta de su visión respecto a aquella batalla, situación situaci ón que comienza a enmarcar como dicho evento no solo 1
Sharpe, Jim. “Historia desde abajo”. En: Burke (editor). Formas de hacer violencia. Madrid, Alianza Editorial, 1993, pp 39.
fue vivido e intervenido por figuras de alto renombre político como el duque de Wellington o Napoleon Bonaparte, sino por personas de a pie, que no hacían parte de aquellas elites, pero que aun así lograron configurar un nueva forma de contar histo ria, una historia desde abajo, a través de su relato. Es sino a partir de 1966 cuando Edward Thompson acuña el concepto historia desde abajo a partir de la publicación de un artículo homónimo, el cual ayudo a abrir los límites de la disciplina permitiendo nuevas áreas de investigación, y más aún, el indagar sobre las vivencias históricas de aquellas personas invisibilizadas comúnmente por su carácter marginal. “Thompson, por tanto, no solo discernía el problema general de la reconstrucción de la experiencia de un conjunto de personas “corrientes”, sino que, además, comprendía la necesidad de intentar entender esa gente del pasado, en la medida en que el historiador moderno es capaz de llevar a cabo tal experiencia a la luz de la suya propia y de sus relaciones personales. ”2
El intento de estudiar la historia desde abajo conlleva dos dificultades principales desde el autor; primero se remitirá a las pruebas, ya que a medida que el investigador se remonta más atrás en la historia, se reducirá el ámbito de las fuentes disponibles para indagar, y en segundo lugar, las problemáticas ligadas a la contextualización y para ello formula la siguiente pregunta para contextualizar: “¿Dónde se ha de situar, exactam ente, ese “abajo” y qué habría que hacer con la historia desde abajo una vez escrita?” 3. El
problema radica, en que el término abajo podría pensarse que hace referencia a la cultura popular llanamente, o al pueblo, pero allí la ecuación se complica ya que en las diferentes circunstancias históricas, ese abajo varia y se vuelve un concepto multirelacional donde la economía, la cultura, la estratificación, el trabajo y el sexo convergen. Para Hobsbawn , el estudio de “la historia de la gente corriente” comienza con el movimiento de masas en el siglo XVIII, es decir, el mismo se posibilitó a partir del crecimiento del movimiento de los trabajadores, situación que impulso a los historiadores socialistas y marxistas a explorar, de allí que surgiera un problema que invitaba al estudioso a analizar con cautela dicho recurso. Según Hoggart:
2 Ibid, 3
pp 40. Ibid, pp 42.
“El problema […] era que los historiadores del movimiento obrero, marxista o no, habían estudiado “no cualquier tipo de persona corriente, sino aquellas que podrían considerarse antepasados de dicho movimiento: no los trabajadores en cuanto tales, sino más bien, los cartistas, los sindicalistas o los militares obreros”. 4
Situación que dejaba por fuera según el mismo a la gente corriente al sustituirla. Sin contar de antemano la limitación temporal de esta, ya que según lo planteado por Hobsbawn solo podría escribirse para periodos posteriores a la revolución francesa. Autores como Emmanuel Le Roy Ladurie, por otro lado, nos mostrará en su obra Montaillou, que la historia desde abajo no tiene como tema central la historia política moderna, sino también la historia medieval, para ello se sirvió de diversas actas inquisitoriales levantadas entre 1318 y 1325 en casos de herejía. De allí se comenzará a comprender como los materiales y/o fuentes para realizar este ejercicio serán muy variados, ya que no se tendrá como punto de partido un solo tipo de documentación, una de estas será la tradición oral, que presenta sus propios problemas por no ser un tipo de testimonio directo, pero el cual también puede permitir acercarse a la experiencia de clases inferiores. Otra obra que el autor nos brinda para ejemplificar será la de Carlo Ginzburg, Le fromagie i vermi; en la cual su intento se basaba en indagar el mundo intelectual y el sistema de creencias de un molinero de la época de 1532, y con ello ayudo a comprender en que “[…] el hecho de que una fuente no sea “objetiva” (puesto a ello, tampoco lo es un inventario) no significa que sea inútil”. 5 Es decir, que incluso frente a la escasez de
documentación, el estudio de caso puede resultar profundamente valiosa e ilustrativa. Barbara A. Hanawalt muestra por su parte como el uso de las encuestas judiciales de Inglaterra respecto a muertes violentas o sospechosas servirán para reconstruir la vida familiar campesina. Mostrando así que es posible utilizar otro tipo de documentación oficial para reconstruir la historia desde abajo.
4 5
Ibid, pp 44. Ibid, pp 47.
Habrá de aclararse en este momento que todo el texto es un ejercicio que no separa en varios momentos los fines y/u objetivos que el autor plantea inic ialmente, ya que mediante el uso de varios casos ejemplificantes el autor dará respuesta no solo a aquella primer necesidad que nombro, sino también a la segunda, mediante el desarrollo del caso. Un asunto que no puede dejarse de lado será respecto a las funciones que cumple la historia desde abajo en cuanto a enfoque. Partiendo primero de esta como un correctivo a la historia de las personas relevantes y una reivindicación con las personas “corrientes” y segundo, el ofrecer una mirada diversa posibilitando el entendimiento de la
historia desde una síntesis más rica, permitiendo la fusión de aquella historia desde abajo con los tipos más tradicionales de la historia. Cabe entenderse que esta historia desde abajo alcanza su mayor efectividad cuando se sitúa en un contexto, ya que debemos entender que al referirnos a la misma estaremos hablando al mismo tiempo de algo que está por encima de ésta. De lo anterior surge un problema que será con lo cual el autor da cierre al texto y es el cómo hacer que aquella historia desde abajo logre encajar en las concepciones más amplias de historia. Allí que los que escriben deben intentar remediar su marginalidad ampliando su público y si es posible, proporcionar una versión popular de esa historia global. Los estudios de caso y otros similares, pueden llevar al contextualizarlos, a algo más global y significativo. “Habrá, sin duda, historiadores, tanto académicos como populares, que le las ingeniarán para escribir libros que nieguen explícita o implícitamente la posibilidad de una re-creación histórica significativa de la vida de las masas, pero sus razones para ello serán cada vez más endeble. La historia desde abajo nos ayuda a quienes no hemos nacido con una cuchara de plata en la boca a convencernos de que tenemos un pasado, de que venimos de alguna parte”. 6
6
Ibid, pp 58.