Reseña de Cultura y Compromiso, de Margaret Mead
Margaret en contacto con distintos pueblos. - Archivo - Archivo propio. propio.
La obra de la influyente antropóloga da cuenta de un exhaustivo estudio acerca de tres tipos diferentes de cultura. Interesante paralelismo con el presente. Margaret Mead fue una antropóloga estadounidense cuyos libros e investigaciones constituyen un importante legado para para aquell aquellos os que se especi especiali aliza zan n en esta esta ciencia ciencia.. Nacida Nacida en 1901, 1901, dedicó muchos muchos años de su existe existenci ncia a “a estudiar las vidas de otros pueblos, con el fin de que los occidentales puedan entender su propia vida". vida". Granica editor publicó en 1970 Cultura y Compromiso, Compromiso, una obra de 134 páginas páginas donde Mead fundamenta fundamenta una ruptura generacional, a partir de la distinción de tres tipos de culturas: postfigurativa, cofigurativa y prefigurativa. Al momento de caracterizar a cada una, brinda ejemplos concretos producto de sus experiencias en trabajos de campo. Si bien el trabajo data de algunas décadas, aún hoy puede efectuarse un paralelismo con lo que sucede en las culturas del tercer milenio. Hay conclusiones que coinciden. Como punto de partida a su labor, la antropóloga comenta que el mundo de los años 60 del pasado siglo asiste a una conmoción en las relaciones entre los fuertes y los débiles, reinando un instinto destructivo que se evidencia en la agresión a los demás. He aquí una síntesis de esta interesante exploración.
El pasado El primer acercamiento de la autora corresponde a la llamada cultura postfigurativa, aquella donde los niños aprenden el saber principalmente de sus mayores, el cambio se presenta como casi imperceptible, y contribuye a lograr perpetuidad. En estas sociedades el pequeño recibe los conocimientos a edad temprana, y sus mayores le brindan una idea de cómo será la vida en el futuro. Para lograr la supervivencia deben enfrentar el momento en que los hijos desafíen la autoridad masculina. Sin embargo, tal dificultad se sortea porque “el “el sentimiento de identidad cultural que se inculca mediante castigos y amenazas de rechazo absoluto tiene una extraña persistencia”. De todas formas se observan condiciones que favorecen una mutación, como por ejemplo el contacto con culturas que no poseen estas particularidades y que son factibles de absorber un elemento nuevo e incorporarlo a su propia identidad. Esto puede generar que los individuos ingresen a una nueva cultura. Otra posibilidad puede presentarse cuando las tres generaciones de una sociedad deben abandonar su terreno y desplazarse en bloque a un nuevo lugar, lo que generará comentarios entre los sabios abuelos. Mead manifiesta que el rasgo distintivo y definitorio de lo postfigurativo radica en un grupo de individuos formado por tres generaciones que dan la cultura por supuesta, logrando que el niño acepte en su crecimiento todo lo que le inducen. Por tal motivo, determina que la falta de impugnación y de toma de conciencia son las condiciones claves para que una cultura de este tipo se conserve.
El presente En las culturas cofigurativas el modelo que prevalece en la sociedad es la conducta de gente contemporánea, ya que “sus pares que pertenecen al sistema son los mejores guías”. guías”. Se produce cuando la experiencia de la joven generación difiere de la de sus padres y abuelos.
La antropóloga enumera motivos que ayudan a comprender el porqué de la ruptura con lo postfigurativo: una catástrofe en la población que afecte en mayor medida a los ancianos, el desarrollo de nuevas tecnologías ininteligibles para estos últimos, una emigración, la conquista de una sociedad sobre otra, (involucra cambios en los valores y costumbres), una conversión religiosa y una revolución que incluya nuevas formas de vida en los jóvenes, entre otros. Aquí los vínculos con el pasado se debilitan, los abuelos desaparecen físicamente del mundo donde se forma el niño y predomina la familia nuclear, constituida sólo por padres e hijos. Para arribar a estas certezas, Margaret realizó un estudio acerca de grupos aldeanos de Nueva Guinea y de Tambunam, la inmigración en Estados Unidos, pueblos esquimales, Polonia, experiencias de judíos, y también cita a Argentina.
El futuro En el contexto que este libro fue escrito, es preciso aclarar que el mundo atravesaba por una crisis, donde se observaban decadencia del capitalismo y quiebra definitiva del sistema. Por aquel entonces la juventud se mostró más activista que nunca, como consecuencia de diversos factores tales como la aparición de una comunidad mundial, la revolución científica del siglo XX, la revolución médica que aumentó la población, y las transmisiones a escala global de la radio y la televisión. La revolución tecnológica ha marcado una bisagra, y los nacidos antes de ella no cuentan con el conocimiento necesario para adaptarse a las nuevas condiciones de vida, porque no entienden lo que significa. La cultura prefigurativa indica que no sólo los padres dejan de ser guías, sino que además no existe ningún modelo. Los adultos no tienen descendientes, al igual que los jóvenes no tienen antepasados. Según Mead sus propios hijos nunca experimentarán lo que han vivido los de su generación, y ellos por su parte jamás podrán vivir lo que estos jóvenes están atravesando a tan temprana edad. El mundo asiste al nacimiento de un nuevo tipo de sociedad, que implica una ruptura con lo postfigurativo y cofigurativo respectivamente. Hoy es el niño nonato el que debe convertirse en el símbolo de lo que será la vida.
Conclusiones La cultura prefigurativa implica la existencia de inconvenientes generacionales. Para sortearlos, la antropóloga explica que la clave está en hallar la verdadera comunicación. Pero sucede que los padres se sienten inseguros y no saben de qué manera criar a sus hijos, quienes son muy diferentes. Además, la mayoría de los jóvenes no tiene la capacidad de aprender de estos padres y adultos, pues jamás se parecerán a ellos. Se debe entablar un diálogo continuo donde los jóvenes posean libertad para proceder según iniciativa propia y a su vez, puedan llevar a sus mayores hacia eso que se les presenta como desconocido y hasta temido. Margaret Mead concluye con una afirmación que puede adecuarse a nuestros tiempos actuales. Dice que la ubicación del futuro debe modificarse, si se pretende construir lo pregurativo. Hay que situarse en una comunidad de hombres, mujeres y niños como algo listo para ser trabajado, sino será demasiado tarde. “De modo que, como dicen los jóvenes: El Futuro Es Ahora”.