Delgado Velasco Perla Susana 10-011-0592
Reporte sobre la lectura de la Primera Conferencia del libro S o b r e e l p o r v e n i r de Friedrich Nietzsche. d e N u e s t r a s I n s t i t u c i o n e s E d u c a t i v as as de
Durante la primera conferencia el autor nos invita a conocer una anécdota de su juventud, pues gracias a ella podremos reflexionar al respecto del futuro de las escuelas y obviamente sobre la educación que ahí se imparte. La historia que nos relata se remonta a sus años de juventud cuando era estudiante. En aquellos días según comenta fundó una pequeña sociedad en compañía de un amigo, dicho grupo buscaba estimular y vincular el trabajo artístico y literario de sus integrantes. Así, en el último de sus aniversarios antes de iniciar la educación superior ambos decidieron regresar al lugar en el que habían concebido su proyecto para conmemorar el suceso y reflexionar sobre su futuro. Ese día coincidió con una fiesta que organizaba toda la compañía estudiantil, al final de la comida y de un concierto que se realizó ambos se dirigieron a practicar tiro de pistola y a esperar que terminara la tarde para acercarse al sitio acordado. Mientras practicaban se acercaron a ellos un par de hombres, eran un viejo filósofo y su alumno, querían pedirles que terminaran su práctica pues el ruido de los tiros molestaba al maestro y los asustaba, con un poco de renuencia los jóvenes aceptaron. Al hablar brevemente con aquellos hombres se enteraron de que el lugar pactado para su conmemoración también había sido elegido por el filosofo para encontrarse con un viejo amigo, molestos por la situación no tuvieron más remedio que compartir el espacio procurando no interferir mutuamente con sus actividades. El filósofo y su discípulo ocuparon una zona y el autor y su amigo otra. Es este punto en el que cobra importancia la anécdota en relación a la reflexión que plantea el texto, pues Nietzsche tras un rato de estar en aquel sitio comenzó a prestar atención a la conversación que sostenían el filósofo y su alumno, la cual estaba totalmente relacionada con el futuro de las instituciones educativas, tema de profundo interés para un par de jóvenes por definir su destino dentro de ellas. Durante la narración en general, y especialmente durante la conversación que el autor escuchaba atento, se mencionan diversos puntos importantes y
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sugerentes de los cuales me gustaría rescatar algunos pues considero que la crítica planteada por el autor respecto al sistema educativo de ese momento histórico alcanza con gran fuerza nuestro presente, muchas de las ideas y prácticas de aquellos días se conservan con sus lamentables consecuencias. El primero de ellos es una pregunta realizada por el filosofo : “Pero, ¿qué entendéis”, preguntó, “por filosofar?” (Nietzsche, 2000, p.38). De acuerdo a mi experiencia hay varias maneras de entender la palabra filosofar en la vida práctica, más allá de lo que ésta pueda realmente significar. Por un lado tenemos la visión de algunos jóvenes que al entrar en el nivel medio superior, o incluso en el nivel superior en el área de filosofía, se apartan del mundo y forman un grupo selecto de compañeros “profundos” que dedican su tiempo a criticar al mundo, a citar ideas que semicomprenden porque sólo han leído fragmentos de dos o tres libros; a ver los errores que la sociedad en general comete y a sentirse especiales por ello sin lograr absolutamente ningún cambio ni guardar coherencia alguna entre lo que pregonan y lo que hacen. Desde luego no todos los alumnos que estudian filosofía son así, sin embargo, pululan. Por otro lado, tenemos la visión de los ciudadanos promedio que considera que filosofar es sinónimo de estar loco o de estudiar carreras con las que uno “se muere de hambre”. En tercer lugar encontramos la visión del Estado, que considera peligrosa la palabra y todo lo que se relacione con ella, pues filosofar significa pensar, cuestionar, reflexionar y comprender, de ahí que a la menor provocación se reduzcan las materias del plan educativo que puedan generar la enorme “catástrofe” de que el pueblo piense. En el texto la pregunta del filosofo es respondida por Nietzsche : “Y yo dije: «Con respecto a la definición, estamos en un aprieto. No obstante, por lo que creemos comprender, a nosotros nos basta con esforzarnos seriamente para reflexionar sobre la mejor manera de poder llegar a ser hombres cultos». ” (Ibídem). Dicha respuesta recuerda un poco a la actitud de los estudiantes que acabo de mencionar en el párrafo anterior pues se interesaban en la filosofía y en la reflexión, pero carecían de la definición formal porque no habían tomado ningún curso sobre la materia, sin embargo, deja ver claramente que en principio hay una
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buena intensión y un esfuerzo, aunque estos elementos no sean suficientes, pues como dice el filosofo: “«Eso es mucho, pero también poco», murmuró el filósofo: «¡lo esencial es que meditéis bien sobre todo eso! ” (Ibídem). Personalmente considero que no es suficiente reflexionar, incluso no es suficiente llegar a conclusiones si todas esas ideas no llegan a reflejarse en acciones, es decir, no basta con establecer una crítica, hace falta proponer soluciones y ser consecuente con esas propuestas. La segunda idea que me gustaría abordar es en relación a la tendencia a ampliar y difundir la cultura como vía para conseguir un beneficio económico. En efecto, el gobierno actual busca difundir la cultura, pero solamente aquella que le provea de, como los llama Nietzsche (2000), empleados útiles con una docilidad incondicional. Al mismo tiempo esta tendencia se introduce en la población y tenemos miles de jóvenes que creen que estudiando “llegaran a ser alguien en la vida”, de modo que se les hace creer que la fórmula: estudiar una carrera=tener dinero=ser alguien los llevara a ser importantes y felices, con lo que deberíamos preguntarnos ¿qué es lo que realmente nos convierte en alguien?, más aún ¿qué es lo que significa ser alguien? En este punto debo aclarar que a pesar de que la difusión de la cultura por parte del Estado siempre ha estado ligada a sus propios intereses es posible tomar lo bueno y rescatar los elementos con los que podamos construir una mejor humanidad, una vida más feliz para todos, pues gracias a la creación de instituciones como la UNAM, el IPN, la UAM, y la UACM hay per sonas que pueden acceder a nuevos mundos, conocer universos que de otro modo les estarían negados, y pueden también abrir puertas para todos. El último punto que me gustaría abordar es el que se relaciona con la reducción de la cultura, esta idea se refiere a la especialización cada vez mayor que se le pide al hombre de ciencia para lograr algo en ese campo. Considero que el especializarse en alguna materia no es en principio algo negativo, lo que sí podría resultarlo es la razón por la que se logra esa especialización. Si el estudioso en cualquier rama busca especializarse como puente para ser mejor
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que los demás y ganar en la competencia por el puesto más alto o su nombre en un libro cerrará sus posibilidades de aprendizaje y construcción, pero si la especialización es el resultado de la pasión por lo que estudia en lugar de excluir otras áreas de la vida integrará su disciplina a todos los aspectos de la misma, lo cual tendrá por resultado el enriquecimiento de su trabajo y de su entorno. Finalmente creo que este texto deja abiertas muchas interrogantes que debemos contestarnos como individuos y como sociedad si realmente queremos mejorar nuestra convivencia y nuestra vida: ¿qué consideramos educación y para qué habríamos de buscarla?, ¿realmente el tener una educación formal, es decir, académica nos lleva a la sabiduría, al equilibrio?, ¿estamos vinculando lo que se enseña en las escuelas a nuestras prácticas cotidianas o sólo sirve para tener papeles que te acreditan como alguien que ha estudiado mucho y puede ganar mucho dinero?, ¿cuál es la mayor riqueza que nos da el estudio, el dinero o el equilibrio y la armonía que nos da la reflexión?, ¿qué es finalmente más importante, una cuenta bancaria o la capacidad de maravillarnos y compartir todo lo que existe en el universo?.
Referencias.
Nietzsche, F. (2000) “Primera conferencia” en Sobre el Porvenir de Nuestras Instituciones Educativas. Trad. Carlos Manzano. Barcelona: Tusquets.
