¿Quién teme a la psicología feminista? Reflexiones sobre las construcciones discursivas de profesores, estudiantes y profesionales de psicología para que cuando el género entre en el aula, el feminismo no salga por la ventana
El texto trata principalmente de problematizar la inclusión del género en psicología a partir de las construcciones discursivas obtenidas en una investigación cualitativa sobre las opiniones de estudiantes, profesores y profesionales (…) (Cabruja, p.25)
Introducción: las dilemáticas acepciones del género y la resistencia a las psicología feminista feminista En este primer apartado, la autora nos cuenta que las razones que la llevaron a realizar un estudio sobre las opiniones de profesionales de la psicología, compañeros de trabajo y estudiantes, era explorar cual era la posición y argumentos que se podían encontrar respecto al tema del género, además de querer saber el cómo se construyen estas dinámicas de habla. Un segundo interés era conocer como se conectaban las ideas de distintas epistemólogas feministas de la ciencia (en la línea de autoras como Sandra Harding, Hellen Longino, entre otras) con las explicaciones respecto al androcentrismo y sexismo en la ciencia, y a su vez, como se manifiesta esto en el campo de d e la psicología. Cabruja señala que la psicología se ha constituido de una manera especial con respecto al tema del género, ya que, no se han dado a menudo, intentos por combinar el paradigma científico con el compromiso político y cuestiones como la clase, las sexualidades y el racismo; a diferencia de otras disciplinas como la sociología o antropología, en las cuales la resistencia a estos temas es escasa. Una de las principales razones de el por qué la psicología se ha constituido de esta forma es la tendencia al afán de pretender que la psicología es una ciencia experimental (con una idea de psicología neutra, objetiva y universal. Dentro de esta idea el género aparece en el reconocimiento e incorporación de mujeres que han entregado aportaciones de gran relevancia en su historia). Otro tema que se desprende es el de las relaciones de poder académicas, que involucran las dificultades que han tenido las mujeres en cuanto a la integración en la docencia, publicación y reconocimiento de sus estudios (investigaciones).
Debido a que las ideas anteriores comparten un debate sobre de que manera las feministas están posicionadas en la psicología ortodoxa (fuera o dentro), y lo que implican estos posicionamientos, es prioridad para la autora el visualizar el análisis de los procesos político-sexuales que se encuentran envueltos en la producción y la práctica de la psicología. (Por esta razón el estudio buscaba explorar, no solo la opinión de psicólogos y psicólogas, si no también la de los estudiantes, profesores y profesionales, que no incluyen un enfoque de género). Esto lleva a Cabruja a interesase en explorar como se construyen, o no, legitimaciones de perspectivas alternativas a la ciencia positivista en tiempos de constantes y rápidas transformaciones y la reaparición de las demandas de distintos grupos sociales. También recalca la importancia de el cómo se combina el haber sido socializado desde las relaciones de hegemonismo patriarcal y los distintos tipos de resistencia a estas (con ciertos conocimientos y/o participación directa o indirecta de la transmisión de ideas del feminismo, de una especie de “aculturación feminista” como transmisión de prácticas y experiencias feministas en condiciones de hegemonismo patriarcal)
Breve descripción de la investigación sobre género, feminismo y psicología: muestra, método y análisis En este apartado, Teresa Cabruja describe brevemente el estudio empírico que hizo sobre ¿Cómo incorpora los estudios feministas, de género y las mujeres psicólogas en la formación psicológica? Nos señala que el estudio consistió en recoger y discutir las opiniones de una muestra de estudiantes, investigadores y profesionales (29 personas en total, 22 mujeres y 7 hombres), elegidos bajo un criterio de homogeneidad (psicología) y varios de heterogeneidad. Se combinaron 2 técnicas cualitativas para la recolección de datos, la entrevista en profundidad (8 en total, las q contemplaban 4 personas que ocupaban algún lugar en la gestión de estudios e investigaciones en psicología en la universidad, 2 del colegio de psicólogos y 2 profesionales), y grupos de discusión (3 en total, 2 grupos compuestos de profesionales docentes de distinta orientación psicológica, especialidad, sectores, comunidades y poblaciones, con distinto grado de compromiso con el feminismo o los estudios de género y dedicados a la investigación-docencia o a la intervención, y un tercer grupo con estudiantes de distintas situaciones y niveles) De esta manera, la autora se centra en algunos patrones argumentativos o discursos que sostienen y posibilitan prácticas cotidianas y que legitiman o justifican posiciones en las relaciones sociales que pueden implicar desigualdad. (se entienden los discursos como prácticas sociales e ideológicas desde el feminismo posestructuralista con aspectos como: sobrepasar su dimensión puramente verbal o lingüística y tienen una participación activa
tanto en el habla cotidiana como en las prácticas institucionales así como en la construcción de la intersubjetividad y las relaciones sociales)
Reflexión sobre algunos resultados sobre feminismo y género en psicología Con respecto a los resultados, se comenta que, aunque hay una buena predisposición hacia el tema género o lo que se entiende por “psicología de la mujer”, esta se complica en el momento en que se introducía el feminismo, tanto en la historia de la psicología como en la actualidad. Hay una construcción de discursos favorables a las aportaciones de los estudios de género, mientras que se combinan intervenciones que desacreditan las feministas como movimiento o como estudiosas. Entonces nos encontramos con una incorporación de la reproducción de algunas de las ideas propuestas desde la voluntad de transformar las relaciones sociales, que se refieren a la igualdad, prejuicios o discriminación. (Un aspecto que caracterizó las respuestas fue el combinar aspectos parciales de las aportaciones feministas, pero disociadas radicalmente de sus fuentes, con una dilemática combinación entre aceptaciones y rechazos)
Construcciones de la historia de la psicología y la ausencia de las mujeres psicólogas: “temporalidad diferencial” e “impersonalidad” como constructos justificativos Se señala que, al momento de recordar nombres de mujeres que forman parte de la historia de la psicología, sólo se recordaron nombres de psicoanalistas. Sin embargo, las explicaciones de esto van en distintos sentidos. Uno de estos sentidos, por ejemplo, era el acudir a la temporalidad (como si la causa fuera el desarrollo histórico y cronológico de los temas de la psicología, en el sentido de justificar el recuerdo de mujeres psicoanalistas porque el psicoanálisis es más antiguo) (un efecto es resguardar la neutralidad de la psicología y no reconocer su sexismo, si no explicarlo por otro tipo de razones) De forma parecida, en las discusiones grupales y en las entrevistas, se reconocen explícitamente las dificultades por discriminación, sociales o roles, en el sentido de aludir a una situación “anterior”, en el pasado, de desigualdad social para las mujeres. Otro argumento para explicar la falta de mujeres en la historia de la psicología, es que sólo aparecen las iniciales, refiriéndose a las construcciones “impersonalizadas” de los documentos científicos (tal como opera la retórica de la objetividad, vale decir, al ser neutral, no es posible conocer quien hace las aportaciones, pero dando por supuesto que sus aportaciones han sido incorporadas) (esto apunta a salvar la idea de que la psicología, no es que no recogiera las aportaciones de las mujeres, si no que no lo sabemos porque no figuran los nombres completos)
Las construcciones del feminismo como causa de “desigualdad” y el género como “equitativo o compensado” Entonces, se desprende la idea de que el feminismo es, en vez de trabajar para las transformaciones sociales de las relaciones de desigualdad, lo que hace es beneficiar a las mujeres, y el género en cambio, se ocupa de los “dos” o “mas”, que es una construcción que ha permitido la entrada del género de una determinada manera, en su versión más suave y menos comprometida. Se desprende de esto que en las intervenciones hay una gran diversidad, donde podemos encontrar desde los que se refieren al feminismo como exagerado, peor sobretodo, la mayoría se apoya argumentativamente en el desequilibrio de poder o la injusticia, que el feminismo puede generar al centrarse en las mujeres y perjudicar a los hombres. De esto nace la propuesta de “trabajar la igualdad”, antes que feminismo o machismo, vale decir, el no contraponer al machismo y feminismo como si cada uno fuera a favor del hombre y de la mujer, respectivamente. Gran responsable de esto es que en la gran mayoría de las investigaciones se nombra el género como reproducción de la diferencia de variable de sexo, diferenciando y priorizando las diferencias anatómica-sexual con diferencias culturales y simbólicos o de roles. Entonces, el genero no es algo que aparezca fuera del pensamiento feminista, si no más bien, son los usos que se le han dado lo que causa esta problemática de ver una diferencia sexual despolitizada, es decir, fuera de algún tipo de relación con algún tipo de perspectiva de análisis, lo que reproduce los dualismos y fricciones que caracterizan a conceptos como “androginia”
Los argumentos de “forzar en vez de “compensar”: cuando las construcciones sobre las “identidades” suplantan argumentativamente los mecanismos de exclusión y las prácticas de recuperación En este sentido, por ejemplo, hablando de las mujeres en la historia de la psicología, encontramos que se explicita un rechazo a lo que se asocia con el cumplimiento de “cuotas” y “deudas” de la cualidad de los aportes que forman parte de la mayoría de argumentos respecto al tema de la “discriminación positiva”. La explicación argumentada en base, a que si sólo si se “hace una aportación importante, muy importante” pero “no iría a buscar una mujer psicóloga”, reproduce la creencia de una acción de compensación por cuotas o de discriminación positiva totalmente descontextualizada de la situación anterior desigual e injusta y como producto de una acción basada sólo en la identidad grupal minorizada no en mecanismos anteriores de exclusión, injusticia y desigualdad. Este temor a “forzar”, se construye en base a los discursos dominantes sobre la igualdad, la representación, la objetividad y la neutralidad que han actuado invisibilizando la violencia
institucional de su reproducción. Si la ciencia es neutra y se constituye por acumulación de relevancia de las aportaciones, parece difícil que si alguien hace algo verdaderamente importante, no se le incluya. Razón por la cual su recuperación no se entiende como “reparación”, si no como una nueva búsqueda y, se construye como una aportación de “dudosa calidad”.