Estudiante: Alexander Gongora C.
Grupo: 7
Docente: Fernando Suarez A.
Identificar los enfoques o características de la bioética con base en el texto "La bioética" de Guy Durand. En un principio la palabra bioética fue creada con el fin de ser una ciencia deferente de la moral, la ética, la deontología y la ética médica. En los años 60 se presentó un modelo de bioética que surgió de la ética médica, como el estudio de la decisión moral en el campo médico, esta ética se centraba en la relación médico-paciente, el valor determinante era el respeto a la vida, y se establece como enfoque secular, porque le interesa a todo el conjunto de ciudadanos, enfoque interdisciplinario, pues es necesaria la interacción de diversas ciencias, enfoque prospectivo, porque los elementos de solución deben adaptarse a la situación actual y ser prometedores con vistas al futuro, enfoque global, pues pretende tener en cuenta a la persona en su globalidad y a la sociedad, y enfoque sistemático, porque no se limita a recomponer pieza por pieza, sino que se resuelven de forma ordenada uniéndolas con coherencia. Existen diferentes definiciones de bioética, una como parte de la ética que sugiere la búsqueda de la ética aplicada a la medicina, otra definición afirma que es el estudio interdisciplinar del conjunto de condiciones que exige una gestión responsable de la vida humana aplicada a la medicina, y otra afirma que es la búsqueda de soluciones a conflictos de valores en el mundo de la intervención biomedica. También hay otras definiciones de la bioética con concepciones muy diferentes, por ejemplo algunos ven la bioética como “un marco de reflexión e investigación interdisciplinaria sobre los desafíos a raíz de los progresos técnicomédicos”, otros ven la bioética como un método de análisis, esta estaría centrada en el análisis de casos y en la solución a dilemas morales, especialmente por el análisis de “costos y beneficios”, por otra parte se tiene una consideración de la bioética como parte de la ética y una búsqueda normativa, que trata de orientar la
acción, de organizar el ejercicio de las libertades de los ciudadanos, esta definición presenta dos tendencias, una que podría llamarse “pragmática” , los que defienden esta tendencia afirman “la bioética es la ciencia normativa del comportamiento humano aceptable en el dominio de la vida y de la muerte”; y la segunda tendencia que podría llamarse “idealista” defiende “la bioética es el estudio de las normas que deben regir nuestra acción en el terreno de la intervención técnica del hombre sobre su propia vida”; otros autores consideran que la única visión valida es: “la bioética es la búsqueda del conjunto de exigencias de respeto de la promoción de la vida humana y de la persona en el sector bio-medico”. Poco importa si la bioética es considerada como ciencia, a la par de las matemáticas y la física, o al igual que la filosofía o la psicología, siempre y cuando no se reduzca a un simple marco de reflexión y de búsqueda interdisciplinaria, ni un simple método de análisis, sino que se le reconozca el status de disciplina autónoma y verdadera búsqueda normativa. Aunque no se puede definir con autoridad el objeto de la bioética ni su amplitud, pude ilustrarse haciendo una lista de los temas tratados:
Eutanasia, tenacidad terapéutica, reanimación, la verdad al enfermo, derecho a
la muerte. Aborto, diagnóstico prenatal, consejo genético, eutanasia fetal. Esterilización de los subnormales, eugenismo, etc. Experimentación con seres humanos, con embriones. Inseminación artificial, fecundación artificial, banco de esperma, niños-probeta. Manipulación genética.
Algunos amplían todavía más el tema incluyendo otros temas como:
Suicidio, ayuda al suicida Trasplante de corazón, de riñón, etc. Transexualidad Alquiler de recursos limitados Política de salud
Y otros añaden otros temas que tal vez se desbordad del campo de la bioética como: La contracepción El crecimiento demográfico y su control La investigación y desarrollo de armas biológicas y químicas, la guerra La tortura La pena de muerte La contaminación. La bioética contiene dos dimensiones, una individual, y otra social, se preocupa por los casos donde interviene la decisión personal del paciente y los interesados, pero también por el impacto de estas decisiones en la sociedad y el impacto de la sociedad en los individuos. Ahora, analizando las diversas partes del trabajo de reflexión y práctica propia de la bioética, unos ven la bioética como una aplicación práctica y excluyen de ella todo lo que es teoría y búsqueda fundamental, mientras otros replican que se puede analizar la práctica si referirse a la teoría. Se pueden distinguir cinco partes de la reflexión de la bioética. o Análisis de casos, solución a dilemas morales. o Elaboración de esquemas de análisis o de procesos de toma de decisión. o Establecimiento de principios directrices con miras a una institución o “unidad de trabajo”. o Reflexión teórica acerca de los principios y valores en juego (jerarquía de valores). o Análisis de las bases de la bioética y por tanto de la ética en sí misma. Cada participante no tiene porque necesariamente realizar todas estas tareas, pues es evidente que todos no estarán preparados para abordar cada una de las partes integrantes de la bioética, por lo que remite de nuevo a la necesidad de interdisciplinariedad. A diferencia de lo que sucede con otras disciplinas científicas, la bioética no ha definido todavía su método, y es posible que nunca se llegue a definir este método, hay diversos métodos, todos válidos, puestos en práctica por diferentes participantes. Aunque son pocas la universidades que ofrecen un programa de estudio de bioética, puede practicarse la bioética, en incluso llegar a ser un experto en
bioética a partir de horizontes disciplinarios diversos, lo esencial es poseer la preocupación
bioética.
La reflexión bioética se basa en dos principios fundamentales, estos principios son complementarios pero no suprimen las reglas y normas establecidas, como el precepto de no matar, la noción de medios ordinarios, la noción de medios proporcionados, el principio de totalidad, el acto de doble efecto, etc… Uno de los principios es el respeto a la autodeterminación de la persona, a partir de este principio se pueden citar dos justificaciones o razones de ser, la primera se basa en la dignidad y autonomía de la persona humana, y la segunda hace referencia a la relación médico-paciente o investigador-sujeto de investigación, donde el paciente se confía a un médico, pero aquel no renuncia por eso a su autonomía, sino que recurre a un especialista para que le ayude a realizar sus opciones, esto quiere decir que el consentimiento del sujeto autoriza moralmente y legalmente al investigador a intervenir con él. Este principio exige el consentimiento, que constituye una regla general, este consentimiento deberá tener dos cualidades para ser autentico: ser libre y bien informado; para poder dar un consentimiento informado, la información debe referirse a las consecuencias previsibles, riesgos eventuales y otros tratamientos disponibles, y debe ser comunicada den un lenguaje accesible para el paciente, sin embargo esta regla admite excepciones como el bienestar del paciente y su rechazo al saber; en otro caso de personas menores, retrasados mentales, enfermos en coma, y demás personas jurídicamente incapaces, se aplica el principio del consentimiento sustitutorio, para esto algunos principios éticos pueden guiar la conducta, como tratar de conseguir el consentimiento más adecuado posible; tratar de determinar la presunta voluntad del enfermo o acudir al
tutor
o
a
un
familiar.
Este principio de autodeterminación es primordial pero no suficiente, y existen limitaciones impuestas por la sociedad, por ejemplo el consentimiento de la eutanasia no la hace legal, existen también otras limitaciones impuestas por otros valores. El segundo principio es el respeto a la vida, este se fundamenta con toda
seguridad en la prohibición creadora de la humanidad, la prohibición del homicidio. Según el vitalismo la vida humana es sagrada, es tan preciosa que constituye en sí un valor absoluto, afirman los creyentes que solo Dios es dueño de la vida; desde la óptica vitalista, no se trata de un principio más, sino del único principio a tener
en
cuenta.
Otros piensan que el principio del carácter sagrado de la vida es falso y que debería ser reemplazado por una moral basada en la calidad de vida; otros autores menos radicales pretenden que el concepto de carácter sagrado de la vida no aporta respuestas a la cuestión crucial de saber cuándo exactamente se justifica la acción de interrumpir la vida, y que por tanto es más útil y franco atenerse a lo que parece decir la simple regla moral “no mataras”, la cual admite excepciones. Sin embargo no todos los autores aceptan la identificación del principio del carácter sagrado de la vida con el vitalismo, para algunos esta identificación resulta falsa y sin fundamento: según ellos, no se resiste a un examen atento de los orígenes religiosos, empíricos o filosóficos de este concepto; este principio del carácter sagrado de la vida constituye un principio fundamental y significativa, aunque
indeterminado.
Todos aquellos que no interpreten el carácter sagrado de la vida desde un óptica vitalista, hablan aunque de diferente forma de calidad de vida, lo que merece respeto, pues no se habla solo de la vida biológica ósea la cantidad de días, sino mas bien y sobre todo la calidad de vida; en todos los casos la consideración de cálida de vida incluye la obligación de intentar el confort y el bienestar del paciente. El sistema elaborado a través del tiempo se ordena en torno a unas reglas clásicas o tradicionales muy bien articuladas, el primer principio era el precepto de “no mataras”, segundo, la obligación de adoptar los medios ordinarios para proteger cada uno su salud, ósea que cada uno tiene la responsabilidad de promover la salud; nadie está obligado a poner medios extraordinarios para
proteger su salud o salvar su vida, estos medios extraordinarios no deberían juzgarse en abstracto sino teniendo en cuenta el sujeto en sí mismo. De la tradición hipocrática, algunas reglas han sido reformuladas y han vuelto a adquirir nueva actualidad, unas de las más utilizadas son, el principio de beneficencia, que plantea que se debe obrar en función del mayor beneficio posible para el paciente; el principio de benevolencia, que dice que no basta con hacer el bien al paciente, sino que también habría que desearle el bien, evoca la atención
personal,
la
empatía,
el
apoyo
psicológico
y
fraternal;
y
la
confidencialidad que implica la confianza que el paciente deposita en su médico, esta regla ha sido considerada por mucho tiempo como una especie de principio absoluto, que sigue siendo válido en la actualidad. La bioética lejos de limitarse al pasado, abre y trasforma los enfoques tradicionales, así que convendría examinar cada sector de la bioética para poder dar una enumeración completa de las misma, limitémonos a enumerar unos de los más frecuentes: principio utilitarista, que evoca a su vez otros principios de orden utilitarista: “a partir de los costos y beneficios”, “la aceptabilidad ética depende de las consecuencias” y “hay que buscar el mayor bien, para el mayor número de gente”; principio de universalización; principio de igual dad, que se basa sobre la percepción de que todas las personas humanas son iguales en dignidad y en valor; y el principio de justicia y equidad, que manifiesta que hay que ayudar a los menos favorecidos.