INTRODUCCION
El balcón y el camino, escogí esta parte del libro de Juan a. mackay porque fue la que mas me gusto, son dos perspectivas que se plantean, que se van desarrollando en el capitulo dos del libro, atravez de una metáfora que son el balcón y el camino, respectivamente. Nos lleva a recapacitar a nosotros como cristianos que estamos haciendo para Dios.
El autor en este capitulo enfatiza en no solo ser un espectador como lo es el balconista, lo que representa a una parte de la iglesia; sino ser un hacedor de la palabra de Dios, como lo es el caminante, que talvez es lo que a veces veces en las iglesias es escaso.
En este tema el autor quiere abrir nuestro pensamiento a ver la definición, algunas características y conclusión de estas dos perspectivas, para despertar nuestra vida cristiana
También en la pagina 59, hace una afirmación que llegamos al verdadero conocimiento, si hacemos la justa voluntad de Dios.
DOS PERSPECTIVAS: EL BALCON Y EL CAMINO
El primer requisito necesario para alcanzar un conocimiento intimo de Dios y el hombre, es la suprema investigación. Porque la aprehensión de la verdad es, en muy gran medida, una cuestión de perspectiva. Decía Fechner, que hay un panorama nocturno, así como un diurno, del mundo. Todo el que intente estudiar la realidad espiritual bajo otra luz que no sea la luz solar de la autorrevelación de Dios, esta condenado a no obtener mas que una visión nocturna del mundo, con todo lo que ella implica. Llamaremos a una de esas actitudes, el balcón; a la otra, el camino. Porque el balcón significa una inmovilidad del alma, que puede existir perfectamente con un cuerpo móvil y peripatético. En el camino se busca una meta, se corren peligros, se derrama a cada paso la vida. Muchos cuyas vidas han trascurrido en el camino, jamás han viajado muy lejos de su escritorio o su pulpito. Otros que sirven en el camino, “solo están de pie, listos a servir”. Porque el camino, como el balcón, es un estado del animo.
LA VERDAD CONTEMPLADA DESDE EL BALCÓN El ejemplo mas perfecto que ha existido, del hombre que asume ante la vida la actitud del espectador, es Ernesto Renan, autor de una famosa vida de Jesús, “si hubiera una vida venidera”, dícese que exclamo en otra ocasión, “ le pediría al padre eterno que me diera un asiento de primera fila para contemplar el espectáculo”. Dios, el hombre y la iglesia y el mundo, pueden ser interpretados en términos puramente racionales. El mal no tiene ninguna realidad espiritual última; no es más que una simple limitación, que será vencida por un movimiento dialectico. Decía Hegel en cuanto a la iglesia cristiana, si bien es cierto que las puertas del infierno no pueden prevalecer contra ella, las puertas de la razón si. El espectador Balconizado, que se cree único en la comprensión real de todo cuanto sucede, se convierte en el orgulloso tutor, tanto de Dios como el hombre.
CRITICA DE LA ACTITUD DEL BALCÓN Así pasa con Dios, que es eternamente sujeto y nunca puede ser reducido a objeto. En el momento en que un hombre se da cuenta de que se le esta tratando como objeto deja caer una cortina sobre su verdadero yo. Los seres humanos no pueden ser conocidos como objeto de estudio, por espectadores inquisitivos que los miren con talante personalidad. Solo pueden dejarse conocer cuando se les trata como sujetos, en la intimidad de un afecto verdadero o en la camaradería de una gran causa. Una segunda reflexión del pensamiento del balcón, es la siguiente: el pensamiento humano no puede, bajo ninguna circunstancia, descubrir el secreto del universo. La primera gran incitación que, como a ser humano, se le presenta, no es a conocer algo, si no a ser algo. Son los “ los puros de corazón” quienes ven a Dios y la pureza de corazón significa que uno ha de descubrir la voluntad de Dios respecto a uno mismo, y cumplirla. La verdad espiritual es de tal índole, que son los que hacen de voluntad de Dios quienes conocen la doctrina. La verdad se encuentra en el camino. Aun podría decirse que solamente hasta que un hombre desciende del balcón al camino, sea por su propia y libre voluntad, sea por circunstancias providenciales lo han arrancado de ahí, es cuando comienzan a conocer lo que es la realidad.
ALGUNOS TIPOS DE BALCÓN Los representantes clásicos de la actitud del balcón hacia Dios y la vida, son los fariseos de la época de Jesús. Por otra parte su Dios es un potentado indiferente, Balconizado , que se interesa en un grupo humano selecto y que se mantenía en total indiferencia hacia las necesidades de quienes carecían de conocimientos, carácter y condición social . Y los fariseos eran como su Dios : no se interesaban en los hombres sino solo en los problemas acerca de los hombres. Los ciegos les interesaban solo en calidad de problemas teológicos. ¿Qué relación había entre el pecado de un hombre y su ceguera? Los escribas y los fariseos dejaron tras si una progenie prolífica y muchos de los que pertenecían a ella están con nosotros hoy. Son de diferentes tipos.
Unos son dogmatistas, que rinden culto a la letra: convierten en absolutas las ideas, y luego hacen de ellas su Dios. Y por no estar dispuesto a dejar algunas de las grandes verdades cristianas en la forma paradójica en que las dejo el espíritu de Dios y en que los sabios deben dejarlas, estas gentes se hacen presumidas, satisfechas de si mismas, criticonas y contenciosas. Si bien son expertos en el conocimiento de los mapas que indican por donde va el camino del rey, ellos mismos jamás han transitado por el, ni sus pisadas se han posado en los lugares por donde pasaron los pies de Cristo. El espectador balconizado se enorgullece de conocer la identidad, los secretos más íntimos y el destino final de todo transeúnte que pasa allá abajo por la calle. Para tal persona, la vida se ha convertido en un gran escenario, y la realidad, en un espectáculo de tipos h umanos disecados, a quienes tiene ella la misión de gritarles la verdad del balcón. Son los apocalípticos, que no sienten interés en el mundo de hoy, sino solo en el mundo de mañana. No debe confundirse esa actitud con la de aquellos caminantes que viven entre los hombres y trabajan para los hombres, haciéndolo todo por amor de Cristo, entregados devotamente a las diarias tareas del reino. Tenemos, además, a los estetas religiosos, enamorados del crepúsculo y las estrellas, para quienes la medula de la religión es la emoción estética. Pero como, en su caso, la emoción se busca por la emoción misma, y no es trasmutada en acción, se convierte en sentimentalidad. Todo lo que les importa es que se haga parecer, mediante la vista, el sonido y la oratoria elocuente, que dichas realidades existen, a fin de que pueda producirse el estado de ánimo anhelado. El hombre que se pasa todo el tiempo preparando esas reuniones o asistiendo a ellas, vive en un mundo irreal. Jamás en la historia del mundo había habido tanta palabrería con tan pocos propósitos como hoy Mientras pronto pueda el mundo cristiano arribar a una decisión sobre ciertas grandes cuestiones, y descender del balcón deliberante al camino, mas pronto se lo podrá hacer frente a la crisis actual.
LA VERDAD DESDE EL CAMINO Descendamos ahora del balcón al camino, como tienen que hacerlo multitud de personas en nuestros días. El camino es el símbolo de una experiencia inmediata de la realidad, en que el pensamiento, engendrado por un serio y vivo interés, genera a su vez la decisión y la acción. Hace, preguntas como estas: ¿Cómo puedo ser lo que debo ser? ¿Cómo puedo conocer a Dios? ¿Cómo puedo relacionarme con el propósito del universo? ¿Cómo puede establecerse un orden mejor que el que hoy existe? No estoy insinuando, de ninguna manera, que todo aquel que se propone estas cuestiones terminara haciéndose cristiano.
Para Kierkegaard la clave de su punto de vista es el significado que da el termino “existir ”. “lucho, luego soy”. Su punto de vista tiene más afinidad con el del comunista marxista o el fascista nietzscheano. Para el, el verdadero significado de la existencia consiste en la identificación completamente apasionada con lo eterno, mediante la cual halla el hombre su “idea” por la cual vivir y morir. Kierkeggaard dice que la formula para la verdadera vida humana. Hallándose de acuerdo con el idealismo, en que la base del alma esta en Dios, y que su verdadera salud consiste en estar en armonía con el. Un hombre “existe” cuando para el lo eterno se convierte en un principio activo dentro de lo temporal. Cuando lo eterno produce en la vida de un hombre un impacto tal que, en su finitud, y en la situación concreta en que se halla, este queda completamente dominado por dicho impacto en todas las fases de su ser, entonces ese hombre “existe”, entonces realmente “pone pie” en el camino.
CONCLUSIONES
Estar en el balcón significa ser un simple espectador de la realidad solo hasta cuando se baja de ella puede conocer la verdad. Los balconistas son expertos en la teoría, no en la práctica.
Una persona que no hace nada para Dios tampoco puede criticar a los que lo hacen. Creo que es una definición de los que están en el balcón como simples espectadores, critican a los del camino que hacen la obra de Dios.
Todos siempre estamos aprendiendo cosas nuevas, pa poder usarlo después en la practica, así igual en las cosas de Dios, y en la teología, el conocimiento que tenemos y que aprendemos, es para ponerlo en practica en la iglesia, no solo conformarse con tenerlo en nuestra mente. Entonces las preguntas serian para que aprendemos o para estudiamos teología.