LA POESÍA ROMÁNTICA Y POSRÓMANTICA
La poesía romántica tiene como máximo representante a Espronceda. En la segunda mitad del siglo XIX, el Posromanticismo aporta un tono más intimista y depurado en la obra de Gustavo Adolfo Bécquer y de Rosalía de Castro. Gustavo Adolfo Bécquer
Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer
Saber más Bécquer, como precursor de la poesía moderna La musicalidad y el ritmo de las composiciones de Bécquer son notas precursoras del movimiento modernista. Asimismo, su simbolismo y su esencialidad ejercie... El verdadero nombre de Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla 1836-Madrid 1870) fue Gustavo Adolfo Domínguez Bastida, pero utilizó siempre el segundo apellido de su padre. Huérfano desde los diez años, recibió educación literaria, pictórica y musical. En 1854 se traslada a Madrid, y aunque los primeros años en la ciudad fueron económicamente difíciles, más tarde se integra en la vida literaria y política de su época y colabora en diversos periódicos. Bécquer muere poco tiempo después del fallecimiento de su hermano Valeriano, que le afectó profundamente. Su vida amorosa está marcada por su relación con varias mujeres, como Julia Espín, Elisa Guillén y Casta Navarro, con la que se casa en 1861 y de la que posteriormente se divorcia. Bécquer escribió varias obras, entre las que destacan las Rimas y las Leyendas, estas últimas escritas en prosa. La poesía de Bécquer se publicó en 1871 de forma póstuma. El autor había entregado al político y periodista Luis González Bravo, por entonces primer ministro, un manuscrito con sus poemas, pero este se perdió en un incendio. El poeta reescribió el libro y compuso un nuevo manuscrito: El libro de los gorriones . Tras la muerte de Bécquer, sus amigos reordenaron ese poemario de modo que las poesías reflejaran el proceso de una historia de amor y lo publicaron bajo el título de Rimas.
Las rimas son poemas breves, de tono popular y gran musicalidad, que están organizadas en cuatro bloques: •
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Rimas I a VIII. Tratan sobre la poesía, el acto de la creación y el poeta. En ellas se refleja a menudo la dificultad de encontrar la palabra adecuada para expresar lo que el poeta desea. Rimas IX a XXIX. Tienen por tema el amor, visto de una forma esperanzada y alegre. Rimas XXX a LI. Se centran en el desengaño amoroso. Rimas LII a LXXVI. Giran en torno a la soledad, el dolor y la desesperanza.
La mujer presente en las rimas responde a una figura idealizada: es alta, esbelta, de tez pálida, ojos azules, cabello rubio y largo, etc., y el amor que suscita es a menudo frustrado o imposible. A veces, esta amada se identifica con la poesía, de manera que la mujer que no se alcanza puede corresponderse también con los versos que no consiguen expresar con precisión los sentimientos del poeta. En consonancia con la estética romántica, las rimas se ambientan muy frecuentemente en una atmósfera de bruma, misterio y niebla. La vaguedad y hasta la fantasmagoría son patentes en ellas. Sin embargo, Bécquer se aparta de la preferencia romántica por la rima consonante y crea en sus composiciones una nueva forma de expresión poética. Esta se caracteriza por un tono intimista y melancólico y por una sencillez opuesta al retoricismo y a la exaltación de los primeros románticos. Él mismo concibe sus poemas como muestras de una poesía «natural, breve, seca, que brota del alma como una chispa eléctrica, que hiere el sentimiento con una palabra y huye; y desnuda del artificio, [...] despierta [...] las mil ideas que duermen en el océano sin fondo de la fantasía». Del mismo modo, el simbolismo de su obra (que establece a menudo la correspondencia entre elementos sensibles y nociones abstractas como, por ejemplo, los sentimientos) sitúa a su poesía como un punto de referencia para los poetas contemporáneos. Fuente: www.kalipedia.com