PEREYRA
GLOBALIZACION, HEGEMONIA Y CRISIS: UNA MIRADA CRÍTICA SOBRE LAGLOBALIZACION Y LAS TRASFORMACIONES DEL CAPITALISMO MUNDIAL Introducción: En los últimos 20 años se puede observar la aparición de profundos cambios en la estructura social, en el mercado mundial, y en las modalidades de la producción industrial. Estos cambios han sido explicados desde diversas perspectivas. Un primer enfoque hace referencia al agotamiento de u n paradigma cuya aspiración era logar el bienestar general a través del crecimiento industrial, la centralidad del papel del edo y el pleno empleo (este paradigma se habría cambiado por otro acordes a las trasformaciones enmarcadas en la revolución tecnológico-industrial). Este agotamiento, puede ser explicado también como la tendencia del capitalismo a expandirse y conectarse. Esta visión se complementa con una perspectiva que describe la realidad social actual como una etapa donde la sociedad ha abandonado los preceptos de la modernidad para incorporar nuevas pautas culturales. Se manifiesta una crisis cultural y conceptual donde se muestra la incapacidad de los conceptos para interpretar la realidad actual. El fenómeno de la globalidad se ha constituido en el fenómeno principal de la sociedad en las postrimerías del siglo. Los conceptos de globalidad y globalización son contradictorios para explicar un complejo proceso de cambios económicos, políticos y culturales. Es por ello que, este texto tiene como primer objetivo describir el panorama de transformaciones sociales que se produjeron en el sistema capitalista mundial. Así como también buscar y explorar la s posibilidades de encontrar un sentido univoco al término indeterminado de globalidad y de ese modo hacer de él un instrumento que permita interpretar la nueva realidad social y comprender los procesos de reestructuración de la dominación social. Se buscará pensar a la globalización como proceso de construcción y conformación social (estructuración: estructuración social) y a la globalidad como realidad concreta, la forma actual que va adquiriendo la sociedad (estructura). Entendido así, el fenómeno globalidad-globalización se puede explicar como el conjunto de transformaciones estructurales en la producción material, la estructura social, el sistema social de dominación y el mundo sociocultural del modo de producción capitalista en las últimas décadas del siglo XX.
La globalidad como cambio de paradigma En la década del 70 el capitalismo entró en una etapa descendente caracterizada por la crisis. Esta crisis marca un punto de inflexión por el agotamiento del modelo. Se habla de paradigma en la idea de pensar la efectividad de las técnicas de producción de bienes en correspondencia con determinadas cosmovisiones sobre la realidad. Por lo cual, si estas técnicas pierden eficacia se hace necesario repensar el paradigma. La crisis marcó entonces la necesidad de superar el modelo a partir de un nuevo paradigma. Desde la finalización de la segunda guerra hasta la década del 1970 el sistema capitalista experimentó, quizás, el mayor crecimiento industrial. El modelo combinó eficazmente producción y consumo masivo, lo cual permitió lograr en forma simultánea crecimiento económico y bienestar social. Este modelo fue conocido como el Modelo de Automatizado de Masas y se basó en el aprovechamiento de energía barata (electricidad y petróleo) y la utilización de técnicas rígidas de producción como la línea de montaje. Un modelo industrial resume un paradigma tecnológico y un paradigma de organización de trabajo. Un paradigma industrial es un compromiso social aceptado por empresarios y trabajadores. Durante esta etapa, el modelo de desarrollo industrial fue conocido como Fordismo. Este paradigma concebía la producción como la separación entre la tarea y su concepción (Taylorismo). Suponía además la mecanización de este proceso a través de la línea de montaje. En este contexto, la presencia del edo social garantizaba altos beneficios sociales y un sindicalismo fuerte. El modelo fordista presuponía que los beneficios de la productividad se correspondían con el aumento de las inversiones y con el aumento de la capacidad de compra de los trabajadores lo que se traducía en un crecimiento de consumo y bienestar. A mediados de los 70, con la crisis del petróleo, se observó la aparición del fenómeno de la desindustrialización causado por una progresiva disminución de la tasa de ganancia en las empresas industriales. Aparece el aumento de cargas impositivas
y sociales. Estos fenómenos provocaron una reorientación de la inversión hacia otros sectores. Se evidenció entonces una creciente importancia del mercado financiero. La economía monetaria-financiera creció en mayor proporción que la economía real. Además los neoliberales vieron en la participación del edo en la economía como unos obstáculos para la actividad económica y una causa de la falta de motivación para la inversión. En el contexto de las transformaciones, el fenómeno principal de globalidad está constituido por la flexibilidad del proceso productivo y del ámbito de trabajo. Las nuevas maquinas permiten realizar diferentes operaciones a la vez. La programación informática posibilita que estas sean más flexibles, su manejo depende hoy de la capacidad de flexibilidad del obrero. La flexibilidad laboral está dada por la rotación de tarea y la búsqueda de la polifuncionalidad. La flexibilidad la realización de múltiples operaciones diversas con una misma máquina. La rotación facilita la comunicación y el crecimiento de los trabajadores entre sí. Se establece a sí un flujo de información que permite el aprendizaje constante y se evita la rutina. El empleo estará capacitado de este modo para adaptarse o cualquier cambio o emergencia. Coriat afirma que el cambio de paradigma no solo se produjo por el agotamiento del fordismo basado en la producción y el consumo masivo sino que, además, hubo cambio en la racionalidad del proceso productivo. Los cambios afectaron a la tecnología, la organización del trabajo y la estrategia de las empresas, lo cual significa un cambio total en el modelo industrial. Este nuevo modelo se caracterizaría por una eficaz combinación de calidad y productividad. La llamada”calidad total” es un método de producción que reduce costos y aumenta la producció n global gracias al a porte personal de todos
los miembros del sistema administrativo y organizacional. Aclara que la competitividad no es solo bajo costos sino la capacidad de adaptarse a demandas variadas. Si bien puede pensarse que este es un movimiento homogéneo, estas transformaciones están afectando de diferente manera a los países capitalistas, siendo diferentes las formas de organización del trabajo y los efectos sociales que este provoca. Algunos países no estuvieron de acuerdo en aceptar estos cambios tan fáci lmente. Liepietz describe una tendencia de cambio hacia la flexibilidad. Hacia ella avanzan países que han reorientado sus políticas sobre la base de la doctrina neoliberal. Lo que acarreo un aumento de la desocupación y una disminución de los beneficios sociales. Ej EEUU e Inglaterra. Otra tendencia es la que se observa en Alemania. Allí se opto por un sistema de compromiso negociado donde se combinaron alta productividad y calidad con protección de los derechos sociales. El éxito de este modelo, llamado Kalmariano, se debe a la capacidad de acumulación de estos países y a la presencia de un sindicalismo fuerte. El autor sitúa al modelo japonés como un caso intermedio. Coriat lo caracteriza como combinación de productividad, calidad y fuerte inversión en recursos humanos. De acuerdo a lo vi sto, se puede pensar a la globalización como una reestructuración del sistema capitalista, una superación del paradigma de la producción automatizada de masas y su reemplazo por un modelo de producción robotizada, flexible y diversificada. Esta reestructuración reemplazó la regulación y la integración social del fordismo por nuevas relaciones laborales y novedosas concepciones de la gestión organización. La globalidad se basaría entonces en la reconversión industrial y el dinamismo de las nuevas tecnologías de la información.
La globalización como proceso de expansión del capital Se plantea la globalidad como una etapa lógica de la ley de expansión del capitalismo que tiende a concentrarse y centralizarse. De este modo, se resalta la globalización como una profundización del proceso de crecimiento de la economía capitalista y la co nstitución de un mercado mundial único e integrado. Las tecnologías que interconectan redes y sistemas informáticos, la desregulación del mercado financiero y el papel creciente de las empresas transnacionales constituyen la base de un mercado internacional globalizado. Este es un mercado heterogéneo que intercambia bienes pero que es básicamente un mercado de capitales, de inversiones especulativas variables y cortoplacistas. La afirmación de un mercado único resulta verdadera solo parcialmente pues la globalización es un proceso creciente de integración entre los países pero el crecimiento de la riqueza, el comercio internacional y el consumo e completamente
heterogéneo. La globalidad implica una tendencia a la desigualdad y este proceso genera una crecie nte distribución no igualitaria de los ingresos. La mayor asimetría entre los países supone la contradicción del proceso globalizador, pues en él coexisten las tendencias de integración y fragmentación. Los regionalismos demuestran que el mercado no es un o solo ni está integrado. Se podría ubicar dos grandes grupos de mercados: los c entrales y los emergentes (es el mismo esquema de desarrollo/subdesarrollo que aparecen después de la 2°Guerra). El ritmo del mercado mundial indica una tendencia al crecimiento de las transacciones comerciales en el interior de los bloques en d etrimento de comercio entre ellos. Existen tres grandes bloques, la Comunidad Económica Europea; Japón y EEUU. El Mercosur representa la aspiración de Argentina y Brasil de no permanecer aislado de esta tendencia. En el mismo sentido, es posible pensar que la creación del NAFTA. Se puede ver entonces que la noción mas difundida de la globalidad es la idea de la consolidación de un mercado único e integrado por el capital y una extensa red de comunicaciones en un contexto de internacionalización de la economía y de la expansión del capitalismo a todas las regiones del planeta. Pero esta enunciación es insuficiente en la explicación del mercado y sus lógicas son una constante en el desarrollo histórico del capitalismo. Es necesario recordar que este proceso de globalización es heterogéneo y contradictorio, pues acelera la fragmentación, la desigualdad social, la pobreza y la marginalidad. No basta con decir que la globalidad es una nueva etapa del capitalismo. Es un proceso que acentúa tendencias y la s condiciones preexistentes pero constituye un salto cualitativo que provoca las transformaciones estructurales. Es preciso describir las manifestaciones del modelo de acumulación social como una manera de comprender mejor un proceso reestructuración económica y soc ial que ha transformado radicalmente la vida cotidiana.
Los cambios en la estructura social La reestructuración en el aparato productivo tiene su contracara en los cambios en la forma de la estructura social. Como ya se dijo en la década del 70 se evidenció una crisis del modelo industrial, en la cual se observó un fenómeno de desindustrialización. Este no debe pensarse como parálisis o desmantelamiento del aparato industrial, sino como un proceso en el cual el cr ecimiento industrial es menor al crecimiento de los otros sectores económicos. Puede observarse que la desindustrialización va acompañada del fenómeno de la tercerización, un acelerado crecimiento del sector terciario (servicios). La industria continúa siendo importante, pero está condenada a disminuir su participación en la riqueza mundial. Se anuncia de este modo y a largo plazo un cambio profundo en la organización social. El principal resultado es la fragmentación social. El cambio tecnológico y las nuevas condiciones laborales provocaron un proceso de transformación de la estructura del mercado de trabajo. Las políticas económicas de los distintos países capitalistas abandonaron su aspiración al pleno empleo, comenzó a evidenciarse el fenómeno de la desocupación. Incluso se habla de desocupación estructural porque el crecimiento del desempleo es una tendencia a la rgo plazo y constituye una de las bases estructurales de la economía capitalista en la globalidad. Esta realidad, crea las condiciones para la fragmentación del mercado de trabajo que se caracteriza por la heterogeneidad salarial, la precarización de las condiciones de trabajo, al creciente diferenciación de los servicios sociales, el subempleo, la progresiva perdida de poder sindical, la inestabilidad y la fragilidad de los trabajos y la polarización del mercado de trabajo entre un mercado oficial con protección y estabilidad laboral y un mercado marginal totalmente precarizado. Estos cambios asumen la for ma de tendencias univocas en tres aspectos:1) el aumento del peso del componente femenino dentro de la población económicamente activa. 2) El desplazamiento de las grandes masas de trabajo de las actividades manufacturera a las actividades de servicios, lo que va debilitando las formas de organización del movimiento obrero.3) El mayor peso de las modalidades de trabajo de tiempo parcial, que introducen elementos de precariedad y provisionalidad en las relaciones de trabajo. Existe una correspondencia entre la reestructuración económica, la flexibilidad y la fragmentación del mercado de trabajo. Se suponen dos lógicas en el desarrollo de la sociedad capitalista, una lógica de crecimiento económico y una lógica de bienestar social. Estas son contradictorias entre sí. En los últimos 50 años, el edo social fue capaz de conciliarlas y el modelo fordista convivió con la posibilidad de lograr crecimiento y bienestar. Pero con la llegada de la globalidad, los ca mbios
tecnológicos y la nueva mirada sobre lo social reorientaron esta combinación. Si hasta el modelo anterior de crecimiento de la economía dependía del aumento de consumo, hoy éste depende de la capacidad de las empresas por bajar sus costos y elevar su ganancia. En este co ntexto, parecería ser que el aumento de la capacidad productiva de la economía dependiera del avasallamiento de las conquistas sociales. La reestructuración económica plantea una situación paradojal: “una situación en la cual el mundo del trabajo está amenazada tanto por la industrialización como por la reindustrialización. La primera produce desempleo y la segunda empleos mal pagados, sin calificación y precarios. Atraso social en las relaciones laborales, bajos salarios y alta tecnología parecerían no tener problemas de conveniencia reciproca ”. Este proceso esta polarizando la sociedad, especialmente el mercado de trabajo y orientando su estructura hacia una economía terciarizada. Se produce una mayor brecha entre ricos y pobres y se resta capacidad de movilidad ascendente. Se observa un proceso de regionalización social, un proceso de aislamiento y fragmentación en el interior de los agrupamientos sociales. El proceso globalización-reestructuración- desindustrialización ha disminuido en gran medida l a calidad de vida de amplias franjas de la población. Las lógicas de crecimiento y bienestar ya no caminan de la mano en la era de la globalidad.
Crisis del estado, hegemonía y la dominación social El proceso de globalización expresa una profunda transformación del sistema de dominación en el mundo ca pitalista. Este proceso implica una crisis de los edos nacionales como instancia de dominación política tradicional. El sistema capitalista se consolidó en la ubicación de los estados nacionales como sistema políticos de co erción y control en espacios geográficos determinados. En el periodo que se extendió entre finales de la década del 60 y hasta los últimos años de los 8 0 un conjunto de profundas transformaciones en mercado mundial y la producción industrial alteró la relación entre las naciones. Este coincidió con el fin de la confrontación entre EEUU y la URSS. Este nuevo escenario mundial fue construyéndose en forma simultánea a un proceso de reestructuración económica y política del sistema capitalista. L a creciente liberalización del comercio, la transnacionalización de las empresas, la consolidación de un mercado financiero mundial integrado, las comunicaciones satelitales y las redes informáticas ponen en una situación crítica la soberanía del edo para decidir y adoptar políticas. Estas variaciones estarían modificando las bases principales del orden mundial westfalaiano que se caracterizaba por la interacción de unidades políticas soberanas con alta capacidad para mantener su autonomía. Sus pilares pri ncipales eran el bajo costo del uso de fuerza militar y la práctica de la guerra, bajos niveles de dependencia económica, flujos de información limitados, una presencia importante de gobiernos autoritarios y un alto grado de heterogeneidad cultural. Los costos de la guerra ya no son considerados como tolerables ni su práctica garantiza mayor control. Por otro lado, los problemas ambientales, aparecen como fenómenos globales cuya solución no depende de políticas nacionales sino que necesita colaboración entre países. Las transformaciones económicas y tecnológicas estructuraron un mercado mundial integrado. Estos fenómenos son paralelos a una may or interdependencia económica, la consolidación de medios masivos de comunicación de carácter internacional, a la democratización de los gobiernos, con un a revalorización de los derechos humanos y un papel destacado de las organizaciones no gubernamentales y u na mayor homogeneidad cultural. Estos fenómenos produjeron una crisis de los estados nacionales que se ven atrapados por tendencias contradictorias de globalización, fragmentación y regionalización. La globalización ha hecho que el edo nacional sea demasiado pequeño para abordar los grandes problemas de la vida y demasiado grande para los pequeños problemas de la vida. A pesar de estos procesos, la s decisiones políticas y económicas son tomadas aun por los estados en forma particular. Por lo cual la presencia de problemas globales y mecanismos de resolución de nivel nacional constituye uno de los conflictos principales del sistema internacional de estados. No es casual entonces que en el proceso de fragmentación social coincida con la crisis del estado social. Se ha llamado estado social a una forma estatal que no limitó su actividad al ámbito de la política sino q ue se expandió a todas las esferas de la sociedad. Su crecimiento, desde la tercera década del siglo, devino de la combinación del fortalecimiento del edo benefactor por un lado y la aplicación de políticas keynesianas por otro (es el edo liberal-democrático-social de Taylor?).
Esta forma de edo convivió con dos lógicas diferentes, la lógica del capital y la lógica social (crecimiento y bienestar). El estado social debió articular la lógica de la acumulación en pos de la reproducción del capital y la lógica de la seguridad y la paz social. El edo social nació en el contexto de la crisis de 1930, en ese momento el mercado resulto ineficaz como distribuidor de recursos de recursos y asignador de ingresos en la economía. La presencia de un movimiento obrero organizado, el temor a la difusión de ideas bolcheviques, el contexto prebélico y el enfrentamiento comercial entre los países constituyen las causas principales de su origen. El edo social buscó superar la crisis de la economía capitalista, en la intervención y el control del mercado. Su a spiración era el equilibrio económico. Sus políticas de gasto público, altos salarios y crecimiento del consumo estaban destinadas a mantener la demanda agregada y garantizar la plena ocupación. El edo se convirtió así en un agente impulsor del desarrollo y el bienestar y un mediador en la negociación entre los diferentes sectores sociales. El edo social creó un orden burgués estable y legitimo basado en la acumulación y la hegemonía. Su consolidación, a través de la red de seguridad social que integró a amplias franjas de la población a la política y a la economía, legitimó el orden social y brindó consenso al edo capitalista. Por ello, cuando el edo no pudo garantizar la seguridad social y el crecimiento entró en crisis. Dicha crisis se manifestó en una crisis de distribución y en un freno a la inversión. La crisis fiscal, una tendencia al crecimiento de las demandas y una incapacidad para aumentar la recaudación en un contexto de desindustrialización y competencia internacional explicarían la quiebra del modelo regulador del edo social. Las estrategias empresariales por escapar al control del edo y la necesidad de inversión tecnológica fueron los fenómenos complementarios que debilitaron la capacidad del edo y la necesidad de la inversión tecnológica fueron los fenómenos complementarios que debilitaron la capacidad del edo para imponer y legitimar sus políticas de control. La crisis de este tipo de edo se manifestó simultáneamente al agotamiento de políticas destinadas a mantener el pleno empleo. Sectores empresariales e intelectuales, apropiándose de la doctrina neoliberal, comenzaron las críticas hacia el edo social. La acusación más desarrollada fue que el edo ya no era el medio más efica z para distribuir los recursos en la economía capitalista y por consiguiente su política restringía la libertad de mercado. Como resultado el edo social fue abandonando sus políticas clásicas y muchos países comenzaron un desmantelamiento de los complejos sistemas de seguridad social; se ob serva además un avance de la s políticas de privatización. El neoliberalismo aspira a cambiar las bases de la dominación y restar margen de maniobra y negociación al edo. En este proceso de superación del paradigma tecnológico, crisis del edo social y fragmentación del mercado de trabajo, el sindicalismo ha evidenciado una acelerada pérdida de poder. Se puede hablar de 3 tipos de crisis sindical: crisis financiera, ya que han disminuido sus recursos económico; crisis política, los sindicatos han perdido su capacidad de lucha y negociación con el edo y sobre todo con las empresas y por último, los sindicatos han perdido prestigio social ya que han dejado de ser un instrumento legitimo de reivindicación de l os intereses de los trabajadores. Las causas están en la política de flexibilización laboral y las nuevas características del modelo productivo. Estos comentarios de las transformaciones en las relaciones de poder son insuficientes si no se piensan desde la globalidad. La desaparición del edo social como mediación entre la lógica de la ganancia y la lógica de las necesidades sociales originó una brecha que solo puede ser llenada por la apropiación privada del espacio público. La sensación de falta de empleo permite que los trabajadores acepten condiciones de trabajo desfavorables y no cuestionen la legitimidad y justicia del sistema social. Las condiciones laborales, la debilidad de los sindicatos, la legitimación del discurso neoliberal, la crisis del edo social, sumada a la crisis de los edos nacionales y las transformaciones del mundo sociocultural reorientaron las formas del control social en la sociedad capitalista. La crisis capitalista de los años 70 significo la presencia de una crisis hegemónica. Los cambios producidos, derivaron en la posibilidad de construcción de una hegemonía mundial. Esto determinaría que los proyectos de sociedad en niveles locales o nacionales deberían estar subordinados al proyecto hegemónico global. El hecho novedoso del nuevo sistema de dominación social en la globalidad es que la clase social que aparece como hegemónica no es una clase nacional, sino la articulación e integración de diversas burguesías nacionales. El proceso de globalización expresa la creación de un nuevo orden mundial cuyo consenso por primera vez no se establece entre estados nacionales. La nueva clase social hegemónica es una clase gerencial transnacional formada por los sectores más dinámicos del capitalismo globalizado. La integración de
la producción, la transnacionalización de los capitales y la eficacia de las comunicaciones le han permitid a estos sectores construir mecanismos capaces de sostener su dominación hegemónica. Ellos son ideológicos, tecnológicos e institucionales. Es indudable que la ideología neoliberal es el primer factor ideológico-cognitivo que sostiene la expansión de estos sectores sociales. El grupo dominante ya no incluye solamente a los gerentes de las empresas transnacionales sino también a las clases dirigente de los países y a técnicos de los organismos económico s internacionales. La ideología neoliberal, las corporaciones multinacionales, el cambio tecnológico, nuevas formas de edo y una red de instituciones financieras están conformando una estructura global de dominación política y económica destinada a conformar una nueva hegemonía, pero esta vez a escala mundial.
La trasformaciones del mundo sociocultural La globalidad implica una profunda transformación de la forma de ver el mundo. Hoy parece evidenciarse una crisis del tiempo y del espacio. La capacidad de generar y transmitir información a través de redes de información ha generado un achicamiento relativo del mundo y ha cambiado las nociones de tiempo y distancia real. El fenómeno de globalidad implicaría la aparición de nuevos códigos culturales superpuestos que mezclan identidades locales con niveles culturales globales. A partir de estos cambios, el universo ideológico de los sujetos es invadido p or la ideología neoliberal. Para este pensamiento, el mercado es el instrumento más eficaz de regulación social. El auge de esta ideología expresa la conexión entre la transformación del sector productivo y la renovación cultural. La globalización de la producción supone la existencia de códigos culturales compartidos. La omnipotencia del dinero, las políticas de marketing y la presión publicitaria recodifican los códigos de la cultura de fin de siglo. Aquí el sector financiero tiene un papel central porque su accionar está modificando las pautas de consumo y esta transformando la materialidad del dinero. Este se vuelve más abstracto y virtual, inclusive escapa de la regulación estatal. El neoliberalismo profetiza la “ilusión” de la libertad e igualdad del mercado. En este sentido, lo privado avanza sobre lo
público, aparecen las políticas de percataciones en todos los ámbitos, desde el comercial hasta el intelectual. De esta forma se puede pensar la globalización como un continuo proceso de apropiación privada de los espacios públicos. El neoliberalismo introduce el individualismo en la política y por ello la debilita. Además, la nueva temporalidad social colisiona con los tiempos de la decisión democrática. De esta manera la negociación asociada a las viejas políticas del edo social, aparece como un elemento que dificulta la expansión del mercado. La crisis de la política afecta al sistema de partidos, a la representación y a la participación. La política deja de ser el centro de la vida social pues “lo público” ya no es primordialmente el espacio de ciudadanía, en cambio el mercado adquiere u carácter público y sus criterios (competitividad, productividad, eficiencia) establecen la medida para las relaciones públicas. En este contexto se abandona las ideologías universitarias y las filo sofías de la historia co mo ideologías capaces de englobar un discurso sobre explicaciones sociohistóricas, no es casual que la s ideologías del fin de la historia demuestren su fuerza discursiva al compas de estos cambios sociales. La desigualdad social creciente, la corrupción, la inseguridad jurídica, la apatía, al debilidad de la oposición, la desmotivación y una tendencia a la privatización son fenómenos de la política en la era de la globalidad. Las nuevas pautas culturales reciben el nombre de p osmdernidad, sus valores son: hedonismo, apatía, individualismo, multiplicidad de sentidos, narcicismo, culto al cuerpo, aprovechamiento del presente, la visión cortoplacista, consumismo y el permisivismo. Con las ideas pormodernas aparecen la cultura “light”, los cuerpos perfectos y la realidad vi rtual. La estética de lo visual predomina sobre la estructura narrativa de la modernidad. Este fenómeno evoluciona ligado al papel de los medios, cada vez mas informatizados como productores difusores de imágenes y representaciones de la realidad. El mundo de hoy es el mundo de las imágenes. Las redes además suponen la necesidad y obligación de estar c onectados para no perder la integración social. La imagen es un proceso que termina predominando sobre los objetos reales y al hacerse cotidiano cambia las prácticas sociales.la aceleración de las imágenes y la información permite la aparición de una cultura de la velocidad y la cultura visual. La vida social evoluciona al ritmo de estética.
Es posible observar que la sociedad se ha vuelto competitiva, individualista, consumista y escéptica. En este contexto social la tención flota en el aire y la vida cotidiana se torna cada día más violenta y conflictiva. La crisis política, sindical y hasta la misma crisis de la sociedad conyugal han deteriorado ámbitos privilegiados de la sociabilidad y cohesión social. Se ha debilitado la intensidad de los vínculos sociales y las instituciones sociales han perdido la capacidad de integración y regulación social. La historia demuestra que las grandes transformaciones sociales siempre han provocado la ruptura de estos universos discursivos y normativos. El fenómeno de l a globalización seria un caso similar. Se hace necesario encontrar un universo de sentido que sea capaz de reconstruir los lazos sociales y recuperar la estabilidad y pertenencia social de los individuos en una cultura de la globalidad, que se transforma al ritmo del cambio tecnológico y las ideologías individualistas.
La globalidad en América Latina Mientras que en los países de centro la crisis de los años 70 fue resuelta con cambios económicos internos, las economías de América Latina fueron incapaces de a daptarse a las nuevas condiciones. El a gotamiento del modelo de sustitución de importaciones, el estrangulamiento externo, las crisis de la deuda externa, las condiciones desfavorables del mercado mundial y sobre todo la debilidad de los estados nacionales para satisfacer las demandas sociales e impulsar proyectos productivos crearon la urgente necesidad de reestructurar las economías latinoamericanas de acuerdo a los preceptos de las novedades mundiales. Esta reorientación fue posible por la alianza entre los centros fi nancieros internacionales, los gobiernos y las clases dominantes de los p aíses. Esta alianza reprodujo un “pacto dependiente de acumulación” que abandono el modelo sustitutivo por el llamado “aperturista”.
Este proceso estuvo caracterizado por las políticas de ajustes que constituyen un conjunto de políticas destinadas a eliminar los grandes desequilibrios macroeconómicos. Los planes de ajuste buscaron primero estabilizar las economías inflacionarias. Los ajustes aspiraban lograr una modificación satisfactoria del modelo productivo para insertarlo en las nuevas condiciones de mercado. De este modo los objetivos eran establecer: un mercado macroeconómico solido, un gobierno reducido y eficaz, un sector privado eficiente y en expansión y políticas que reduzcan la pobreza. Estas políticas de ajuste estaban necesariamente acompañadas de un proceso de reforma del edo. El proceso de achicamiento y privatización de empresas termino por reorientar el rol del edo dentro de la economía. Esas políticas obedecieron a la aplicación de planes con orientación neoliberal. Los planes de ajustes aspiraron a reproducir al mismo tiempo las lógicas de crecimiento y bienestar pero la realidad demostró lo contrario. La década del 80 es conocida como “la década perdida en América Latina”. Sin embargo los primeros años de los 90 mostraron un cambio de contexto de cierto crecimiento y baja inflación. La caída de las tasas internacionales y la reorientación en la dirección de los capitales provocaron un contexto favorable a la actividad económica en la región pero esta ilusión de crecimiento tiene una base muy precaria. La estabilidad se ha logrado sobre la base de una revaluación de las monedas, una importante disminución de la participación del salario en el producto social y una reducción del gasto público, un preocupante déficit fiscal y las aplicaciones de políticas fiscales de tipo regresivo. Todo ello ha acelerado el proceso de fragmentación y exclusión social en sociedades cada vez más desiguales y heterogéneas. Los ejecutores de los planes de ajustes se han alegrado con lograr la estabilidad pero fueron incapaces de pensarlo en sentido más amplio. América Latina ingreso a la globalidad con el peso de estructuras económicas dependientes. En la región se reflejaron todas las tendencias de la era de la globalización: debilidad sindical, falta de respuestas de oposiciones políticas, legitimidad de políticas neoliberales, crisis de los partidos, el creciente rol de los medios masivos como formadores de la realidad social y la crisis de lo público. El desafío consiste entonces en superar esta realidad de dependencia tecnológica, marginalidad y estancamiento económico ¿Cómo entrar en la globalidad sin aumentar los efectos negativos? Estevez platea 3 estrategias:1) Estar consciente de que el desarrollo tecnológico no garantiza el crecimiento económico, ni la competitividad internacional, menos el bienestar y la posibilidad de un desarrollo equilibrado. La transformación social, tecnológica y económica deben entenderse como desafíos complementarios que son viables si se impulsan como parte de un mismo proceso .2) El edo debe desempeñar un papel activo, donde lo tecnológico tenga una dimensión central.3) Es imposible
imaginar cursos de acción puramente nacionales. Los paí ses de América Latina están forzados a elaborar una estrategia común de desarrollo que haga frente al desafío tecnológico y haga de él, el mayor rendimiento posible. Este plan de acción social que da centralidad al papel del edo e imagina una estrategia común entre los países es un proyecto que aspira a dar crecimiento y bienestar al conjunto de hombres y mujeres de América Latina.
Argentina y las tendencias globales: crisis de hegemonía y reestructuración social La crisis del capitalismo mundial coincidió en Argentina con el agotamiento de un ciclo económico y el fin de un ciclo político. Por un lado la crisis final del modelo de sustitución de importaciones que obligó a la reestructuración de a economía en el marco de un nuevo paradigma tecnológico y social. Por otro lado, un golpe militar destituyó al gobierno peronista en 1976 e inicio un proceso de reestructuración política que duró h asta los 90. Argentina dejó de lado el modelo sustitutivo y adoptó un modelo económico orientado al mercado externo. La década del 90 y las consecuencias políticas económicas impulsadas por los gobiernos democráticos son herencia de este proyecto. La democracia legitimó el rumbo de la tendencia económica y la aplicación de planes neoliberales. El principal resultado fue la perdida de liderazgo que la industrialización sustitutiva había ostentado precedentemente respecto al desarrollo económico global sin que la misma fuera reemplazada por ningún otro factor dinamizador del crecimiento. De ahí el empobrecimiento del conjunto y el ininterrumpido reflujo de fuerza de trabajo hacia sectores de menor productividad, especialmente la construcción. En los dos últimos decenios el país sufrió un profundo proceso de reestructuración social. Se produjo un proceso de unificación de arriba y la fragmentación de su base. Los sectores económicos dominantes unificaron sus intereses y concentraron su riqueza mientras los sectores medios y bajos perdieron su uniformidad y homogeneidad. El crecimiento del sector informal, el cuentapropismo, la desocupación estructural no registrada fueron apareciendo como las ca racterísticas del mercado. La clase media argentina sufrió de este modo un proceso de asalarización, ya que estos sectores comenzaron a depender de un trabajo para sobrevivir. La clase obrera sufrió el proceso inverso porque disminuyó el número de personas dependientes del salario. Estos sectores perdieron así homogeneidad y hoy (en los 90) la clase baja está compuesta mayoritariamente por vendedores ambulantes, desocupados, marginales y obreros de baja calificación. Puede observarse entonces una distribución de riquezas muy desigual, una tendencia creciente de la concentración del ingreso y la fragmentación del salario en el interior de las ramas. Los proyectos de flexibilidad laboral y la falta de capacitación tecnológica complican más el panorama. Los sindicatos y los empresarios del mercado interno perdieron su poder. La debilidad de estos sectores, los principales apoyos de modelo industria de economía semicerrada, sumado a la debilidad del edo provocó la ruptura de los la zos que unían el edo con estos sectores. Se generó entonces un fenómeno de autonomizarían del edo que permitió poner en práctico un conjunto de políticas que afectarían los intereses de la mayor parte de la población. Quienes salieron beneficiaron, tras la aplicación de estas políticas , fueron “aquellos sectores monopólicos u oligopólicos altamente concentrados que no solo compiten internamente” sino que incluso colocan sus productos en el interior. Esto dio lugar a
nuevos sectores dominantes, grupos económicos que crecieron al amparo del edo desde la década del 40 y se endeudaron en la década del 70. El final de este proceso es una reestructuración de la dominación política y económica en Argentina, un proceso de reconstrucción de la hegemonía. La historia del país se caracterizó por una crisis hegemónica, una incapacidad de los sectores dominantes por establecer un sistema de dominación estable y legitimo. Salvo durante el periodo peronista (46 55) esta fue la principal crisis que afectó a la sociedad argentina. Es posible pensar que el retorno a la democracia permitió superar la crisis de participación y legitimidad. Se han dejado atrás los periodos en los cua les ningún sector político era capaz de imponer un proyecto d e intereses compartidos. Finalizó así una etapa de continua inestabilidad política. ¿Significa esto el fin de la crisis hegemónica? ¿Se está gestando una nueva hegemonía en Argentina? Es posible ver que la reestructuración de las bases sociales del poder político argentino transformó sustancialmente el sistema de dominación social en nuestro. Los grupos económicos son los mayores beneficiarios de la “actual” política y han sido capaces de
imponer sus interés sus intereses particulares como intereses generales. El plan de convertibilidad aprobado
electoralmente y los discursos opositores son incapaces de debatir con él. El menemismo es la expresión de un alianza entre los sectores más acomodados y los menos favorecidos de la distribución social e igualados por la estabilidad económica. Así el voto el tradicional peronistas, el carisma del presidente Menem y el voto cuota, producto de la apelación racional, constituye una fuerte y eficaz combinación que legitima el nuevo sistema de dominación. Estos apuntan a establecer una hegemonía perdurable pero son inestables. El mayor problema para el capitalismo actual en su aspiración hegemónica es como neutralizar los efectos del proceso de marginación social y empobrecimiento que afectan a una proporción importante de la población mundial. La nueva neoliberal presenta una evidente paradoja al dejar a mucha gente afuera del modelo. ¿Qué éxito puede tener un proyecto que resta continuamente beneficios a los sectores sociales que deben legitimarlo? Esta fragilidad es de algún modo neutralizada por una gran capacidad de cooptación de los nuevos sectores dominantes. Entre estos mecanismos se encuentran el control de los medios de comunicación social, el dominio de un universo simbólico que apela a un discurso seductor: el éxito individual, el rápido enriquecimiento, la eficiencia y el consumo placentero. No habría que eliminar tampoco de este análisis a la corrupción como mecanismo de cooptación y control de los sectores subordinados. La fractura de los sectores populares es un obstáculo para la consolidación del proyecto hegemónico pero al mismo tiempo es un freno para la posibilidad para la posibilidad de crear políticas de resistencias. La fragmentación del mercado de trabajo expresa las divisiones que atraviesan los diferentes sectores sociales. El mercado se halla fragmentado en dos sentidos: por un lado, los proceso de diferenciación social han separado a los trabajadores en dos grupos: estables e inestables; por otro lado los procesos de integración e internacionalización económica los han diferenciado en trabajad ores de empresas de capitales nacionales o de origen transnacional. Aquellos trabajadores que pertenecen al 1° y 4° aparecen como aliados naturales del modelo. Los que pertenece al 2° y 3° son los que se ven afectados mayormente por las políticas de reforma y reconversión económica pero poseen menos recursos y posibilidades de pensar alternativas y posibilidades de pensar políticas alternativas . Están mucho más preocupados en mantener su trabajo o conseguirlo antes que luchar contra el modelo. La posibilidad construir una política contra hegemónico es realmente débil. Por otro lado, la superación de la crisis hegemónica en Argentina no puede ser pensada separada de este proyecto de hegemonía mundial. La estabilidad económica y política, la aceptación de un universo simbólico, la unificación y la consolidación de un sector dominante que tiene fluidas relaciones e int ereses con una clase gerencial transnacional constituyen algunos indicadores que llevarían a pensar que la crisis y crónica de la hegemonía en nuestro país ha quedado atrás. Para finalizar, es necesario preguntarse sobre el lugar que ocupa el Apis frente a l globalidad. Es evidente que el gobierno ha aceptado la globalización como una tendencia univoca de la historia. Se ha sumado tamb ién al “coro” que alababa el neoliberalismo como “el mensaje salvador” . La entrada de la Argentina a la globalidad implicó un profundo proceso de transformación societal y la incorporación de sus contradicciones globales. La sociedad refleja los fenómenos de fragmentación y cambio cultural del universo de la globalidad. Argentina es dependiente tecnológicamente, por lo que no puede elegir los diseños y los procesos productivos más adecuados para desarrollo del p aís. Se observa de la misma manera la falta de voluntad política del gobierno por la inversión científica tecnológica. Por otra parte, la política laboral confunde los procesos se flexibilización productiva con la flexibilización de las n ormas laborales. Se flexibilizan los horarios, los salarios, la estabilidad laboral pero no hay programas de desarrollo, capacitación y recalificación laboral. La intención de esta política es reducir los costos laborales para elevar la tasa de ganancia y estimular la inversión. Pero ello ha llevado a un crecimiento económico y desigual y a una distribución regresiva del ingreso. Argentina enfrenta actualmente un desafío: afrontar las paradojas del progreso de globalización desde una perspectiva crítica. Deberían aceptar las políticas de integración a los mercados regionales e internacionales desde un lugar en el cual e garanticen aumentos de la productividad y producción capaces de mantener un equilibrio del mercado laboral. Para ello se requiere implantar un proyecto tecnológico nacional responsable y creativo destina do a impulsar un verdadero desarrollo de la tecnología del país, aumentar el empleo y fomentar el bienestar.