P C
Partitura Cotidiana Poemas
Monique Facuseh
Partitura Cotidiana ©Monique Facuseh ISBN: 978-958-56470-5-3 Ediciones Exilio
[email protected] Primera edición: julio de 2018 Tiraje: 500 ejemplares
Imagen de portada: acrílico de Ángel Almendrales Fotografía solapa: Jorge Luis Noguera Facuseh
A mi madre, por ti estoy hecha de palabras, de música, de olvido. A mis hijos, peldaños de mi estancia. A mis hermanos, a mis amigos.
I
El destino no está tan lejos como piensas. Lo vi ayer cuando sus ojos cruzaban los míos. Hablaba el idioma de los poetas. De la soledad de los condenados. De los condenados a estar solos. De ese destino te hablo. No de estar solo por estar. De hallarte transitorio. Efímero.
II
A cántaros se desata. El viento sin brújula es una bofetada. El mundo afuera sigue igual. Nadie se detiene solo lo atraviesan. En la rutina de las horas va tu vida, tú que no sostienes el aliento ves la lluvia caer. Que llueva y arrase. Nada va a cambiar la historia. De una pérdida a otra vamos.
III
No olvides incluir rutinas varias en el menú de tu vida. Cuando ya no hagas lo de siempre respira hondo si es que algo bueno todavía queda. Levanta la pluma hasta agotar su tinta -solo ese músculo necesitasel resto caerá como el café cargado al pasar por tu boca.
IV
Oh Dios, de cuántos males me has librado por el infortunio, mas no de mis hombros caídos y mis pasos pateando la suerte, suerte, de noches en vela lapidando las sombras, de hacerme amiga de mi voz. De cuánto no me has librado. li brado. La soledad trepidante horadando los rincones, del regreso de siempre solo para cerrar las puertas y adentrarme en la borrasca.
V
Puedes protegerte contra todo menos contra el tiempo.
Adonis
Soy yo. Todos procuran exaltarme. Se olvidaron que sus labios fueron balas contra mí. Ábrete cielo. Devélame el misterio. Dame una nueva historia. Lo que venga de las entrañas que sea con sangre. Respira a media marcha como si algo siempre te faltara.
VI
Lo que dejas lo que atrás queda. Es solo rutina garantía que no da el tiempo. Como carnadas expuestos a nuestra fe o a la locura. No te culpes si al abrir los ojos no hay destino. No lo sientas si un asomo de amargura te dispara. Es solo rutina no saber qué dejaste
VII
No sé quién fui ni doy razón de lo que hice, si lo hice. Solo era un cuerpo un astro a la deriva. No preguntes de qué neblina vengo. Un amasijo. Una hojarasca. Ya qué importa. No hay memoria. No quieras ser la mujer de Lot. Y heme aquí, en el banquillo. Obligada a expiar mis culpas,
Vivir entonces no es vivir. Reír tan solo es una mueca un ademán, mientras veo mi vida pasar por la ventana como un maniquí.
VIII
A mis abuelos, inmigrantes palestinos
Cierra los ojos. Tal vez por un momento la vida no importe, los años no importen ni sus raras consecuencias. Mírate dentro. Tal vez por un instante goces del placer de quedarte y no tengas que caminar caminar entre la multitud para no escuchar tus pasos. Cierra los ojos guarda todo el azul o
Recuerda que eres rama milenaria. No olvides echarte al hombro tus mandamientos. Pueda que alcances el paraíso. Cierra los ojos. Nacimos perdiendo algo. Delgados hilos nos suspenden. Tras de ti la cruz de tus pensamientos como bandada de pájaros. Mírate dentro. Tal vez por un instante escuches la voz divina y te entregues entregues a su largo exilio.
IX
A Mahmut Darwish
Al partir no olvides repasar la casa. Es todo lo que puedes llevarte. Échate la bendición y cierra la puerta. Es lo único que perdura, la última mirada. Tras un largo exilio.
X
A Giovanni Quessep
En círculo vamos. La tarde desciende como ave misteriosa. Quién sabrá si me encuentra la muerte que pensé en ti y el pasado abrió sus fauces, de la larga agonía de las horas mientras la vida me es robada, de mis hondos anhelos si en el eco ya no hay eco sino sorda lejanía. Quién leerá la palabra que se rompe.
XI
Un cuarto vacío no signica que te hayas ido. Ni la fuerte brisa detiene su saña ni el tiempo su hambrienta cacería. A la deriva vamos. Persigue tu voz el nervio que te distinga la escala que te suspenda. De reojo por encima del hombro. Apunta bien. Ana bien.
XII
Final de 2016
Es de adentro que se ve. Es adentro donde encuentras todo. Donde se halla el mundo. El otro. El que guardas con recelo. Donde eriges tus murallas. De adentro viene.
XIII
Inicio de 2017
A uno lo arrojan al mundo con los ojos vendados, con los labios dispuestos para decir adiós. Con tu sombra llegas arrastrando ajenas pertenencias tu costal de soledades tu carga de inquietudes y alrededor solo hay paisaje
XIV
A Jorge Luis Facuseh David
In memoriam
Bajo la sombra estamos. Ni aún con viento se cimbra la rama. Un dolor oculto nos cobija. Solos estamos como el árbol que hacia el cielo se desata.
XV
Quién eres hoy. Los días no distinguen eres tú quien desentona. Hay una historia un miedo que nos arropa una memoria en carne viva como agua turbulenta. Erróneamente se piensa en el príncipe que llegará al rescate alargará su brazo y te sacará del limbo. Erróneamente se cree que del tiempo te armas como de una gran cerca
XVI
No trates de engañar al tiempo. El tiempo es un bufón. El tiempo es tu aliado cuando la vida te seduce. Esa vida que se escurre de cuajo a una realidad bizarra bizantina de locos e incomprensiblemente solos desolados en tránsito a la primera ruta de escape.
XVII
Cualquier día es bueno para morir mas no hoy. La vida me roba hace mucho. Vivir al borde ya es la muerte. Un día más. No hay nada que perder. De la tierra prometida no te salvas. Contén las ganas acorazadas de volver a ser quien ya no eres. Cualquier día es bueno entonces para nada más que contemplarte
XVIII
Nada permanece igual en el tiempo ni el mismo tiempo. El deseo obseso de borrarte o aborrecerte aún más. La mirada hambrienta y los tantos después que arrojaste al olvido. Nada permanece igual. Corre tras de ti delante van los recuerdos. Engañosa la vida -no puede dolerte lo que no has amado-
XIX
No te distraigas. La verdad no está tan lejos. Bien y mal nos dominan. Cielo e inerno nos conjugan. Si alguna vez fuiste feliz viste el río que crecía por tus labios. Distingue las rendijas. Acaso mitiguen la incertidumbre incertidumbre que te barajas. Este mundo oscilante que gira inverso al sentido que merece.
XX
Las últimas palabras de Goldmundo le abrasaban como fuego en el corazón.
H. Hesse
Con los años te llenas de razones para amar o aborrecer tu vida. Recuerda que en la línea de tus labios se escondía el paraíso. No te ufanes. Nadie entra con coraza al cielo. Déjate tentar. En tus manos labriegas late el pincel. Deja que el arte sea
XXI
A la Hermana Raquel Sánchez
Pocas voces hay que te alientan. Pocas veces te llega de la vida ese rumor. Habla con el tedio, me dijo. Háblale al cielo y a las cosas bellas de la creación. No adelantes tu cita, también algún día pasará. Removerán tus escombros tus obras e intentos fallidos. Aparecerán verdugos y durante algún tiempo
XXII
Contempla mientras puedas. Alguna vez hubo un cielo. La noche brillaba como los ojos de las lechuzas. Alguna vez tu vida calzó sandalias de cristal y en su profundo sueño creyó ser feliz. Contempla mientras puedas. Amar te abre a todo el el dolor del mundo. El amor es la noche y a ella sucumbes. La noche es un animal herido
Detrás de la piel un cuarto oscuro. A puerta cerrada no no hay secretos. Todo gira alrededor de las sombras. ¿De la mano de quién vas?
XXIII
No hay truco ni fórmula para evitarte. Has sido tú la gran tarea o el gran fracaso. Organiza los libros, el menú de las horas, el tiempo pesa en la balanza. Las batallas se libran desde el vientre. Comprimidos. Perturbados. Insólitos al extremo. Vivir como el acto más heroico
XXIV
La vida en el reloj de arena no es más corta que la nuestra. En solitario aguarda. La mano que gira se presume al nal. Precipítate. Siempre se pierde algo al caer. Descalzos. Distraídos. Prisioneros de un desierto silencio. Sin principio ni n.
XXV
Será mejor que te alejes. No vaya y sea que mis ojos marchitos le roben segundos a tu piel. Teme al lo de mi risa. Ya no llueve en el invierno invierno de mis labios. No vaciles. La oquedad plantó sus ruinas. Será mejor que te apartes del insustancial vacío. Puedo devorar
XXVI
A Beatriz Vanegas Athías
Sé lo que es perder. Solo el que pierde sabe de un único dolor, un dolor ingobernable totalitario. No es costumbre ni pieza de utilería. No es cierto que te haga más fuerte, tal vez un poco indiferentes. El dolor construye
XXVII
a Hernán Vargascarreño. Mi corazón, es el país más devastado.
Giuseppe Ungaretti
Nos vamos gastando de lejos lo vemos y nada podemos hacer. De tanto mirarnos en la pasión del ayer nos vamos gastando. Qué cerca estamos. -extraño el laúd que encantaReconoce en tus ojos la sed. Poco o nada es estar a gusto. Estar sin estar
XXVIII
Hay raíces que crecen como espinas. Una furia que galopa por tu sangre. No disimules tu continuo malestar. A deshora también despunta el alba. La vida giró en tus narices sin lugar a acomodarte. Raíz de la furia. Principio al vacío. Espejismo de pura
XXIX
A Jorge Luis Facuseh David
In memoriam
Ya no puedes vivir sin tu soledad. Como una pintura que se va borrando y ya no advierte su presencia. Si dejas a un lado lo que más amas estás perdido. Por eso clamo a la madrugada para que no me abandone mi instinto.
XXX
En cada uno de nosotros está la casa. La casa es el vientre la dimensión más amada la puerta al sagrado laberinto de tu ser. -aprende a amar en solitario como el árbol en medio de la tormentaEn cada uno de nosotros se encuentra un muro. Bajo el relieve de las sombras en la cúspide de tu soledad. -abre la ventana también los muros se visten de azulEn cada uno de nosotros
XXXI
El hombre solo, a la sombra del árbol, frente a la sequía de su vida mira la tarde correr. -Una hoja se desprendeTodos tenemos algo del hombre solo, de su turbia adversidad. La mano en la frente su egie en el tiempo sempiterna. El hombre solo, no sabe que a mi paso su imagen agita un poema
XXXII
No te abandones al destino. La suerte es andariega y juega sucio. Mira de frente. De lado a lado está la miseria que rehúyes, la tuya, tal vez. Levanta los brazos implorando. Has caminado a oscuras desde siempre. Escríbele al poco aliento que te queda. Llora sobre tus heridas.
como queriendo decirte algo y tú impávida frente a la vida como una espectadora más esperando el desenlace el nal de esta novela de corte negro.
XXXIII
Créame que usted no es más mísero que yo. He llegado a lo lejos al vaivén de un mecedor mas nadie me ha conocido a través de mis pupilas. La verdadera felicidad no es solo ser inquilino del mundo donde a ratos no te hallas ni tampoco estás acorde. Y así seguimos, con los ánimos por debajo de lo normal como autómatas
XXXIV
Yo tenía dos manos que te querían.
Eugenio de Andrade
Tengo dos manos. Dos terminales. A veces las veo llorar por lo que ya no hacen o no volverán a hacer. También las he visto gritar por lo que ya perdieron. En ellas quedaron huellas rostros amados y odiados. Mis solitarias y desprovistas manos. Mis manos que fueron puerto.
Mis manos que han sido garras mis eles soldados. Mis dulces e infantiles manos hechas para ti. Mis rústicas manos que me escriben que rozan mi fragilidad. Mis manos zancudas y hambrientas. Mis manos fuera de lo común. La partitura de mis manos. Mis huérfanas y enfurecidas manos en el país de nadie. Mi lugar en el mundo. Mis dos terminales vacías.
Este libro se terminó de imprimir para Ediciones Exilio en el mes de julio de 2018 en los talleres gráficos de Gente Nueva Editorial en el barrio Teusaquillo de Bogotá.