Tema 4: LA ABOGACIA EL ABOGADO: Un abog abogad ado o es aquel quella la pers perso ona, na, lice licenc ncia iado do en dere derech cho o, que que prac practtica ica profe profesi siona onalme lment nte e defe defensa nsa de las las part partes es en juic juicio io y toda toda clas clase e de proce procesos sos judiciales y administrativos y el asesoramiento y consejo en materias jurídicas. En la mayoría de los ordenamientos, para ejercer esta profesión, se solicita estar inscrito en un Colegio de Abogados. Su rol es múltiple porque cultiva, investiga, difunde y aplica los conocimientos de la ciencia del derecho para alcanzar la justicia defendiendo los derechos de las perso persona nass si esto estoss se ven ven afec afecta tado doss por por terce terceros ros y/o y/o orien orientá tándo ndolos los en sus derechos; es decir, cumple una verdadera actividad judicial, teniendo en cuenta que hace estudios de la realidad social, interpreta las leyes, y las aplica con un solo objetivo de hacer justicia. Al interpretarlas las hace respetuosamente con relación a su texto como si se tratara de un dogma; de este modo quienes aplican el derecho no pueden ser sino abogados.
La abogacía es una profesión que se basa en la verdad para el logro de la justicia que constituye un derecho y a la vez una virtud que tiene por objeto restablecer la paz alterada por un conflicto. Ser abogado no es saber el Derecho, sino conocer la vida El derecho positivo está en los libros, pero lo que la vida reclama no está escrito en ninguna parte. Quien tenga previsión, serenidad, amplitud de miras y de sentimientos para advertirlo, será Abogado; quien no tenga más inspiración ni más guía que las leyes, será un desventurado mandadero. La justicia no es fruto del estudio, sino de una sensación. “La sensación de la justicia” es decir, que procuremos no actuar tan apegados a las leyes, que usemos lo que nosotro nosotross tenemo tenemoss concept conceptuali ualizado zado como como bueno, bueno, equita equitativ tivo, o, prudent prudente, e, cordial y sobre todo justo. profesión ón difíci difícill de lograr lograrla la por las divers diversas as cualida cualidades des La abogacía es una profesi reque requeri rida das. s. Una Una publ public icac ació ión n de la UNES UNESCO CO sinte sintetitiza zando ndo dicha dichass cual cualid idad ades es puntualiza: “La rectitud de conciencia es mil veces más importante que el tesoro de los los cono conoci cimi mien ento tos; s; prime primero ro es ser ser buen bueno, o, luego luego ser ser firm firme, e, despu después és ser ser prudente, la ilustración viene en cuarto lugar, la pericia en el último”.
Ejercicio Profesional Persona con título de grado habilitado conforme a la legislación de cada país, que ejerce el Derecho, en representación de terceras personas, siendo un auxiliar activo e indispensable en la administración de la Justicia de un país. El abogado es el encargado de defender los intereses de una de las partes en litigio. Al ser el abogado un profesional específicamente preparado y especializado en cuestiones jurídicas, es la única persona que puede ofrecer un enfoque adecuado del problema que tiene el ciudadano o 'justiciable'. Debe destacarse que además de su intervención en el juicio, una función básica y principal del abogado es la preventiva. Con su asesoramiento y una correcta redacción de los contratos y documentos, pueden evitarse conflictos sociales, de forma que el abogado, más que para los pleitos o juicios, sirve para no llegar a ellos, sirviendo en muchos casos como mediador extrajudicial. Tanto es así que en la mayoría de los procedimientos judiciales es obligatorio comparecer ante los tribunales asistido o defendido por un abogado en calidad de director jurídico, es decir todo escrito y/o presentación judicial debe ir firmada por el cliente (o su representante legal, el procurador/a) y por su abogado, lo cual le garantiza un debido ejercicio del derecho a la defensa durante el proceso. Un abogado suele tener poderes de su defendido o cliente mediante autorización por instrumento público, u otorgado "apud acta" por comparecencia en el juzgado o tribunal, de manera que pueda dirigirlo en juicio, o representarlo en actuaciones legales o administrativas que no requieren, necesariamente, de Procurador/a de los Tribunales, y el abogado representa al justiciable. La actuación profesional del abogado se basa en los principios de libertad e independencia. Los principios de confianza y de buena fe presiden las relaciones entre el cliente y el abogado, que está sujeto al secreto profesional. El abogado se debe a su cliente, en primer lugar, y debe litigar de manera consciente respecto a la responsabilidad social en la que se halla, con un actuar crítico y equilibrado al servicio de la paz social, en la que colabora con los juzgados y tribunales dentro del sistema judicial de cada país. A través de los Colegios de Abogados u organismos pertinentes, dependiendo del país, existen servicios de asistencia jurídica gratuita para los ciudadanos que carecen de medios económicos para pagar los honorarios de un abogado. Son los llamados defensores "Ad honorem" en el caso que asesoren desde Colegios de
abogados, y abogados oficiales defensores (o simplemente abogados de oficio) cuando dependen directamente del Estado. Las especialidades más habituales en el mundo de la abogacía suelen ser: Derecho civil, de familia, penal, mercantil, laboral, tributario, constitucional, administrativo y ambiental.
Los mandamientos del Abogado 1º ESTUDIA. Ya que el derecho se transforma constantemente. 2º PIENSA. El derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando. 3º TRABAJA. La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la justicia. 4º LUCHA. Por el derecho y la justicia. Primordialmente por la justicia. 5º SÉ LEAL. Leal con tu cliente, con tu adversario y con el juez. 6º TOLERA. La verdad ajena. Así como quieras que se tolere la tuya. 7º TEN PACIENCIA. 8º TEN FE. En el derecho, en la justicia, en la paz y sobre todo en la libertad. 9º OLVIDA. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota. 10º AMA A TU PROFESIÓN. Siéntete orgulloso de lo que eres. Estos mandamientos expresan la dignidad de la abogacía. Son decálogos del deber, de la cortesía o de la alcurnia de la profesión. Ordenan y confortan al mismo tiempo; mantienen alerta la conciencia del deber; procuran ajustar la condición humana del Abogado, dentro de la misión casi divina de la defensa. Hoy, aquí, en este tiempo y en este lugar del mundo, las exigencias de la libertad humana y los requerimientos de la justicia social constituyen las notas dominantes de la abogacía, sin las cuales el sentido docente de esta profesión puede considerarse frustrado. Pero a su vez, la libertad y la justicia pertenecen a un orden general, dentro del cual interfieren, chocan y luchan otros valores.
La Abogacía es por eso, al mismo tiempo, política, ética y acción. La Abogacía como política La abogacía es la disciplina de la libertad dentro del orden. Los conflictos entre lo real y lo ideal, la libertad y la autoridad, el individuo y el poder, constituyen el tema de cada día. En medio de estos conflictos, el Abogado, desde la defensa que pugna por su justa aplicación, es quien desata muchas veces ráfagas de la tempestad y puede contenerlas.
La Abogacía como ética La Abogacía es un constante ejercicio de la virtud. La tentación pasa siete veces cada día por delante del Abogado. Este puede hacer de su oficio la más noble de todas las profesiones o el más vil de todos los oficios.
La Abogacía como acción La Abogacía es un constante servicio de valores superiores que rigen la conducta humana. La profesión demanda, en todo caso, el sereno sosiego de la experiencia y del adoctrinamiento en la justicia; pero cuando la anarquía, el despotismo o el menosprecio a la condición del hombre sacuden las instituciones y hacen temblar los derechos individuales, entonces la Abogacía es militancia en la lucha por la libertad. Arte, política, ética y acción son, a su vez, sólo los contenidos de la Abogacía. Esta se halla, además. Dotada de una forma. Como todo arte tiene su estilo, y este estilo no es la unidad, sino la diversidad.
Postulados del abogado Por Ángel Ossorio y Gallardo 1º. No pases por encima de un estado de tu conciencia. 2º. No afectes una convicción que no tengas. 3º. No te rindas ante la popularidad ni adules a la tiranía. 4º. Piensa siempre que tu eres para el cliente y no el cliente para ti. 5º. No procures nunca en los tribunales ser más que los magistrados, pero no consientas ser menos.
6º. Ten fe en la razón, que es lo que en general prevalece. 7º. Pon la moral por encima de las leyes. 8º. Aprecia como el mejor de los textos el sentido común. 9º. Procura la paz como el mayor de los triunfos. 10º. Busca siempre la justicia por el cambio de la sinceridad y sin otras armas que las de tu saber.
Normas de ética profesional del Abogado Por J. Jonorio Sigueria. 1º. Trata de ser honesto, no engañes al cliente ni le hagas concebir vanas esperanzas. 2º. No transijas ni con las malas causas, ni con los malos jueces. 3º. Ten confianza en la justicia y fe en la rectitud de los magistrados. 4º. No hagas uso de la inmoralidad o injusticia de la ley sino cuando te lo exijan ineludiblemente la fuerza de las cosas o las necesidades imperiosas de la defensa. 5º. Se prudente, firme y culto en todos tus actos. 6º. No juzgues mal de las intenciones o conducta del contrario, ni menoscabes la preparación de tus colegas, ni de nadie, sin tener motivo fundado para ello. 7º. No cristalices tu conciencia en la rutina. Estudia y consulta siempre. 8º. Ocupa útilmente tu tiempo. Cuida tu titulo. Acuérdate que has jurado. 9º. Empuja siempre dentro de tu oficio y en tu medida la obra de nuestra evolución sociológica, que no solo de pan vive el hombre.
Historia de la Abogacía El hombre moderno está acostumbrado a ver en todo proceso judicial la presencia de un defensor llamado abogado. Sin embargo, la institución de la defensa ha sufrido una evolución interesante en la historia. Se pueden dar muchos ejemplos. Así, al remontarnos hasta Egipto, descubrimos que en el sistema legal de esta antiquísima cultura no existió la defensa con abogado. Durante el proceso, las partes se dirigían por escrito al tribunal, explicando su caso, el que luego de hacer el estudio pertinente, emitía la sentencia. El hecho que no existiera un defensor en el sistema legal se debió a la idea que tenían los egipcios respecto a los juicios orales, en donde un intermediario podía asumir la defensa; y es que la jurisprudencia de la época, encontrada en un antiguo papiro, decía que la presencia de un orador hábil podría influir sobre las decisiones de los jueces y hacerles perder objetividad. La última instancia consistía en apelar al Faraón, quien no representaba a la justicia, sino que era la “justicia”. En Babilonia también existió la administración de justicia, tanto en el período sumerio como en el acadio, y desde luego existieron tribunales pero como en Egipto, tampoco hubo ese intermediario que los romanos, muchos siglos después, llamaron Advocatus. Las partes recurrían a los jueces y luego apelaban al rey o emperador, según las épocas históricas. El rey, que era el brazo de la justicia, tenía la última palabra. Igualmente, entre los hebreos, el sistema legal tampoco se distinguió de los anteriores. Recordemos el juicio ante Salomón, en donde no hay defensor. Cristo tampoco lo tuvo porque fue juzgado según las leyes judías, pero si hubiese sido juzgado por las leyes romanas, el Estado le hubiera asignado un abogado para su defensa. En los canales judiciales de la China y la India tampoco figura un ejercicio similar al de abogado. Empero, había notarios e intermediarios que actuaban como fiscales. Muchos tratadistas del sistema judicial chino sostienen que este pueblo estaba bien informado sobre las leyes escritas y normas consuetudinarias que les permitía plantear su defensa en función de este conocimiento. Además, periódicamente las autoridades judiciales chinas publicaban las decisiones de los tribunales con las leyes que había aplicado para cada caso, lo que permitía una mejor información. En la India, tanto en el período budista como en el brahmánico, tampoco existió la figura del defensor.
Al principio, durante los orígenes de la Ciudad-Estado ateniense, los ciudadanos defendían sus propias causas y el “orador-escritor” era la persona que le preparaba el discurso para su defensa… Pero en la medida que los litigios aumentaban, esta profesión de orador-escritor adquirió prestigio y quienes ejercían comenzaron a oficiar como defensores. Lysias (440-360 a.c.) fue el abogado más notable entre los atenienses. Fue en Roma donde se desarrolló plenamente y, por primera vez, de manera sistemática y socialmente organizada, la profesión de abogado, palabra que viene del vocablo latino advocatus, que significa llamado, porque entre los romanos se llamaba así a quienes conocían las leyes para socorro y ayuda. También como en Grecia, se les llamó “oradores” o “voceris”, porque era propio de su oficio el uso de voces y palabras. Como en ninguna sociedad del mundo antiguo, los romanos permitieron que ciertas mujeres, las de la clase alta, pudieran ejercer la abogacía. La historia nos ha conservado el nombre de tres grandes abogadas romanas: Amasia, Hortensia y Afrania, llamada también Calpurnia, esposa de Plinio “El Joven”. Con ella sucedió un caso de antología que fue determinante para el futuro de la mujer en la abogacía. Mujer con tendencia a la promiscuidad, de espíritu vivo, sin la gravedad de Amasia y Hortensia, se excedió en su lenguaje, casi grotesco. Su lengua y palabra eran el terror de los jueces, abogados y litigantes, lo que le valió que se dictara una ley suspendiéndola y prohibiendo a las mujeres ejercer la abogacía, prohibición que duró por espacio de veinte siglos, es decir, hasta fines del siglo XIX y comienzos del XX. Es en “Las Siete Partidas de Alfonso el Sabio”, donde aparece por primera vez en un texto legal la definición de abogado, en lengua española. “Bozero es nome que razona por otro en Juycio, o el suyo mesmo, en demandando o en respondiendo. E así nome, porque con boze e con palabra usa de su oficio”. Las Siete Partidas dice que los abogados eran ciudadanos útiles, porque “ellos aperciben a los juzgadores y les dan luces para el acierto y sostienen a los litigantes, de manera, que por mengua, o por miedo o por venganza o por no ser usados de los pleitos no pierden su derecho, y porque la ciencia de las leyes, es la ciencia y la fuente de justicia, y aprovechándose de ella el mundo más que de otras ciencias”. Pero a pesar de los elogios de las Siete Partidas, la profesión de abogado en España fue grisácea y oscura, no gozaban de la necesaria libertad para ejercer su
profesión. Asimilados a burócratas como funcionarios públicos, jamás pudieron cumplir su misión de proteger al oprimido y al injustamente perseguido. Muy diferente fue la situación del abogado en Francia. Su papel fue preponderante en la sociedad, respetando y acatando las leyes. La “Ciudad de los Reyes”, el 13 de Septiembre de 1538, tres años después de haberse fundado Lima, el Cabildo, preocupado por los conflictos entre partes decidió que era indispensable la intervención de abogados y procuradores en los litigios. En conformidad con este criterio se procedió a nombrar por pregones en la plaza pública dos defensores, don Alonso de Navarrete y don Pedro de Avendaño, los primeros abogados que registra nuestra historia oficial. Estos defensores deberían proteger al ciudadano, al poco tiempo se autorizó que se pudiera ejercer libremente la abogacía previa licencia del juez que era el alcalde. Cabe destacar que el Colegio de Abogados de Lima se fundó durante el Virreinato en 1808 por el virrey Abascal. El primer decano fue Antonio de Oquendo. Ya en la República, los abogados organizados en el Colegio, participaron en el proceso emancipatorio y libertario del Perú. Fue el 9 de Julio de 1821, cuando San Martín ocupa Lima, que el Colegio de Abogados en pleno asistió a la proclamación de la independencia. A partir de esa fecha muchos han sido los abogados ilustres en el Perú desde nuestra independencia, “un ser independiente que no pretende sino a sí mismo, y que sólo da cuenta a su conciencia de sus trabajos y de sus actos. Libre de las trabas que oprimen a los demás hombres, demasiado altivo para tener protectores y demasiado modesto para tener protegidos; sin esclavos y sin señores”, como diría Luis Arrazola. A decir de Carnelutti el abogado cumple la función de intermediario entre las partes que buscan justicia y el juez que la otorga.
Aspectos Sociales que integran e influyen en el mundo de la Abogacía: El estado-nación está en cambio, consecuencia de la reestructuración mundial sufrida por el sistema capitalista. Reordenamiento de tipo financiero, productivo, informático, que reorganiza el espacio mundial sobre la base de nuevas estrategias de acumulación. En ese lugar el estado-nación está incómodo debido a que su formación y justificación se realizan desde argumentos que buscan aggiornar y cohesionar
bajo un mismo resguardo intereses sociales, culturales, políticos o de otro orden, obviando o disimulando conflictos, o contradicciones generadas por la diversidad de actores e intereses puestos en juego. La crisis del estado-nación es una crisis que trae nuevas configuraciones, complejas y paradojales. Y está en crisis, porque no puede contener en esa complejidad, la presencia de múltiples realidades (individuales o colectivas) culturales, morales, políticas o de otra índole, como consecuencia de que la nueva estructura mundial. De aquí es que nacen las clases sociales, las diferencia de oportunidades, los conflictos sociales, las pocas posibilidades de algunas personas para estudiar y desarrollarse. Es ahí donde se complica el estudio de esta carrera, donde dependiendo de cuanto dinero tengas, como vivas o de que familia vengas podrás desarrollarte y superarte o no. En esta circunstancias, para ingresar a una facultad (y en casi todo ámbito de la vida actual) las oportunidades no son regidas por la capacidad o las competencias con los que la persona cuente si no que todo se rige por lo económico. El principal problema de la sociedad es que un estudiante de bajos recursos, no es motivado, guiado y mucho menos apoyado para desarrollarse y superarse mediante el estudio. En raras ocasiones la persona cree, sueña o anhela la posibilidad de mejorar su nivel de vida, salir de la pobreza. Esto es porque saben que es muy difícil, casi imposible realizar algunas de estas acciones sin contar con el dinero que sustente el cambio. Por lo cual, en lugar de buscar la manera de hacerlo, o de luchar por lo que quieren anulan desde un principio el sueño o anhelo de estudiar y /o mejorar su vida. Así ingresan al sistema laboral, donde perciben un sueldo (por lo general escaso por su nivel de educación) y para ellos esta bien, viven y mueren viviendo de esa manera. Esto lleva a un círculo vicioso en donde nadie intenta superarse. Lo más probable es que sus hijos vivan y piensen de la misma manera, ya que no cuentan con el incentivo de los padres, ni la motivación y guía se requiere para estudiar una carrera. Este problema lleva a un gran número de gente no instruida y a la saturación de empleados con bajas jerarquías en las distintas empresas (con un bajo sueldo), ellos conforman los sectores pobres o indigentes.
El estado, quien intenta “solucionar” los problemas de esta gente, le entrega mensualmente a esta gente, una insignificante ayuda económica. Esto si bien soluciona los problemas más urgentes e inmediatos de la gente, por otro lado, les afecta ya que los acostumbra a vivir de esa ayuda, creyendo innecesario estudiar, esforzarse por el desarrollo personal y/o trabajar.
Aspectos Económicos que integran e influyen en el mundo de la Abogacía: Como decíamos antes, el estudiar esta o cualquier carrera tiene como principal requisito contar con ciertos recursos económicos. Aun si habláramos de la Facultad Nacional que es gratuita, se debería tener en cuenta esto, ya que desde el asistir a clases hasta la compra del material significa un gasto de dinero. Por lo cual considero que hoy y desde siempre, el estudio de una carrera y el desarrollo intelectual y personal de las personas es excluyente. Muchas personas quizás tienen las capacidades y competencias necesarias para un estudio terciario o universitario pero no cuentan con los recursos económicos. Por eso, si tenemos los recursos económicos, lo único que necesitamos es querer desarrollarnos intelectual y personalmente, superarnos y esto se da a través del estudio.
Conveniencia o vocación Por otro lado, como toda profesión u oficio, la remuneración que se recibe va a depender de cómo nos desarrollemos, de nuestras capacidades y competencias para realizar las tareas encomendadas. Para mi forma de ver las cosas, estudiar una carrera, convertirse en un profesional, (sea cual sea el rubro a seguir), no tiene que ver con la remuneración que pueda recibirse por ello, sino que es importante que se elija a través de una evaluación del deseo y la convicción de hacerlo, las competencias y capacidades que tenemos para esto, y por sobre todo la vocación. Por supuesto, siempre que se habla de trabajar (desarrollando un oficio o una profesión), se tiene en cuenta que se recibirá una remuneración dependiendo de la actividad que realicemos, el puesto jerárquico, y las horas trabajadas.
Por supuesto, con dicha remuneración deberemos sustentar los gastos de nuestra vida, por lo cual, esto siempre influye a la hora de decidir que profesión u oficio se va a seguir, ya que la elección de este, dictara como viviremos económicamente hablando. Sin embargo, el plano económico, a pesar de estar estrechamente ligado a la elección de una profesión, no debe ser el primer aspecto a evaluar y mucho menos el más importante. Considerando que si elegimos una profesión u oficio solo evaluando las posibles ganancias a obtener, o la salida laboral que tengan, al cabo de unos años de desarrollarla se tornara difícil y casi insoportable, ya que no tendrá el encanto de una vocación y quizás tampoco se pueda triunfar en ese ámbito ya que es muy importante tener en cuanta las competencias y capacidades para el desarrollo de las tareas concernientes a la profesión. En fin, esta es solo mi forma de pensar, y es como yo logre la elección de la profesión que deseo seguir. Conozco mis competencias y mis capacidades, y por sobre todo tengo vocación, sin importar el hecho de cuan remunerativa sea la profesión que deseo seguir.Aspectos Políticos que integran e influyen en el mundo de la Abogacía: Cuando reflexionamos sobre la administración de la cosa pública, nos damos cuenta que en la mayoría de instituciones estatales, sean éstas parte del Órgano Ejecutivo, el Legislativo o el Judicial, una gran parte de los empleados y funcionarios públicos ostentan la profesión de abogados. Esta realidad es fácilmente comprobable. Ministros, Presidentes de Instituciones autónomas, Diputados, Asesores, Directores de Departamentos y por supuesto, Jueces, Secretarios y Magistrados dentro del Órgano Judicial, resultan ser abogados, estudiantes de derecho, o egresados de la misma. Nada menos los dos nuevos entes reguladores, la Defensoría de Protección al Consumidor y la Superintendencia de Competencia, tendrán muy probablemente como titulares de las mismas a juristas, cuya dedicación será a tiempo completo. Esta combinación del derecho con la función pública y/o política, debería ser considerada como una ventaja para el Estado y sobre todo para los administrados. El conocimiento del ordenamiento jurídico debería obligara a los funcionarios u ocupantes de cargos públicos, no sólo a respetar los derechos de los contribuyentes, sino también a asesorar debidamente a los titulares de las distintas instituciones para las cuales trabajan.
Para ello la ética es fundamental, pues sólo si se actúa con rectitud se puede aplicar el derecho como se debe: sin ideologías, pues no estamos al servicio de un partido político cuando se trabaja en el Estado, sino al servicio de los ciudadanos. Sin embargo no basta con conocer la ley, se debe ir más allá; cuando se está dentro del quehacer político y se es abogado, se tienen dos opciones: o sucumbir ante la politiquería, o asesorar conforme al “deber ser”. Esto último debería constituir la opción más frecuente y para ello los abogados que temporalmente sirven al Estado, deben prepararse, combinando su conocimiento del derecho con otras ramas del saber.
Aspectos Culturales que integran e influyen en el mundo de la Abogacía: “…La Universidad es el ambiente en el que se produce el proceso de conservación, transmisión y desarrollo de las formas superiores de la cultura, por lo cual resulta responsable del destino de la humanidad.- De los tipos culturales que decidamos promover en la Universidad, más que de acontecimientos políticos y militares, dependerá el curso que tomará nuestra historia.- En tal sentido, podemos afirmar que paralelamente al desarrollo científico, debemos intensificar el progreso en un sentido en que el mundo moderno parece fallar: los aspectos morales y espirituales, sin los cuales todo proyecto técnico resulta inútil…”. En los albores de este nuevo siglo estamos persuadidos de la necesidad de efectuar una pausa en el mundo de la abogacía, para replantear la incidencia que esta doctrina tiene el la cultura y en la sociedad en general. En suma, una toma de conciencia sobre la evolución histórica del Derecho y sobre las proyecciones en la sociedad de nuestras actividades profesionales y académicas.El propósito es una propuesta de contribución a la búsqueda empírica de las soluciones jurídicas que exigen estos tiempos en estas naciones, acuciadas por profundos cambios sociales e ideológicos. La trillada pregunta acerca de si el Derecho atraviesa una etapa de crisis, no resulta inapropiada en el momento histórico que vivimos.- Es que el Derecho, como todas las demás ciencias humanas, experimentó en la segunda mitad del siglo XX un relevante salto de calidad, a partir de la revisión de sus presupuestos filosóficos básicos.- Ello impactó con particular relevancia social y cultural en nuestro contexto, donde la ideología y las mutaciones políticas plantean revisiones cíclicas de estos principios, con avances o retrocesos, según los países y sus realidades coyunturales.-
Esta aparente crisis del Derecho, entendiendo crisis como una ruptura significativa de la ciencia con sus postulados del pasado, encuentra uno de sus fundamentos más trascendentes en una suerte de re-descubrimiento de la persona humana como un ser en libertad.- La libertad ya no es solo visualizada como un atributo de la persona, sino también como un elemento configurativo de su propia existencia. Este cambio en los postulados del derecho influye y golpea fuertemente en la cultura y la sociedad, ya que el común de la gente, no entenderá, ni aceptara estos nuevos conceptos y concepciones hasta que no sufran una internalizacion de estos, lo cual dentro de una sociedad como la nuestra, lleva muchos años. Por otro lado, resulta particularmente relevante analizar el rol que la enseñanza universitaria del derecho puede asumir dentro de una sociedad que padece altos niveles de desconstitucionalización. Por lo pronto, el desconocimiento constitucional que padecen los jóvenes es consecuencia, de similar ignorancia que sufren sus padres y sus docentes. Se utiliza entonces la acepción “padecer”, en el sentido que nos indica la “carencia de algo necesario para la vida o muy deseado”. Sin duda, la ignorancia es el primer cordón que enlaza las siguientes ataduras de la mente humana.- Confiar en la fuerza liberadora del conocimiento es apostar a un futuro diferente.Existe otro dilema para esta profesión. “El abogado es el consejero o asesor jurídico más cualificado” es una frase que comentan muchos abogados. No obstante, es necesario preguntarse: ¿La sociedad percibe al abogado como el asesor más cualificado, como su primera opción? ¿La relación calidad/precio/servicio de los abogados es la más valorada? ¿Se conoce claramente la utilidad social de la profesión de abogado? Si los abogados son los profesionales más preparados como consejeros jurídicos, ¿por qué los clientes potenciales escogen a veces los servicios de otros profesionales? Porque existe la percepción o valoración social que determinados asuntos los pueden resolver bien otros colectivos profesionales y a un precio inferior al de los honorarios de los abogados. Con independencia de que ello sea así, existe esta creencia. Igualmente perdura todavía, aunque no tanto como en el pasado, la clásica asociación del abogado con las actuaciones judiciales (pleitos), percepción reforzada en buena parte por la industria de la imagen (televisión y cine). El mantenimiento del prestigio, de la consideración social, de una profesión es clave para que no disminuya su demanda social. Realidad y percepción social a
menudo discrepan. Cuando la identidad (la realidad) y la imagen (la percepción social) de un colectivo profesional no se corresponden, el colectivo en cuestión tiene un problema de imagen, de posicionamiento en la sociedad. Este es el caso donde un medio de comunicación masivo, como lo es la televisión, crea una propia realidad social, crea cierta imagen de una profesión, basándose en la percepción y subjetividad de ciertas personas. Además realiza una generalización de esta profesión, sin analizar cada caso, o los diferentes profesionales.
Aspectos Morales que integran e influyen en el mundo de la Abogacía: En la moral del abogado podemos decir que lo más importante es el criterio que debe tener un abogado. La abogacía no se cimienta en la lucidez del ingenio, sino en la rectitud de la conciencia. Malo será que erremos y defendamos como moral lo que no es; pero si nos hemos equivocado de buena fe, podemos estar tranquilos. Se desprende de ahí que el momento crítico para la ética abogadil es el de aceptar o repeler el asunto.
“Nuestro oficio ¿es hacer triunfar a la justicia o a nuestro cliente? ¿Iluminamos al Tribunal o procuramos cegarle? Cuando un abogado acepta un caso, es porque estima -aunque sea equivocadamente- que la pretensión de su tutelado es justa, y en tal caso al triunfar el cliente triunfa la justicia, y nuestra obra no va encaminada a cegar sino a iluminar. También da unos consejos a los abogados. Hay que ser refractario al alboroto. Soportar la amargura de una censura caprichosa e injusta, es carga añeja a los honores profesionales. Debajo de la toga hay que llevar la coraza. Abogado que sucumba al que dirán debe tener su hoja de servicios manchada con la nota de cobardía. No digo que el juicio público no sea digno de atención. Lo que quiero decir es que después de adoptada una resolución, vacilar ni retroceder por miedo a la critica, que es un monstruo de cien cabezas irresponsables y faltas de sindéresis.
Cuando se ha marcado la línea del deber hay que cumplirla a todo trance. El transeúnte que se detenga a escuchar los ladridos de los perros, difícilmente llegará al término de su jornada. Primero.- Duda sobre la moralidad intrínseca del negocio. El problema es sencillo de resolver. Como la responsabilidad es nuestra, a nuestro criterio hemos de atenernos y sólo por el nos hemos de guiar. Malo será que erremos y defendamos como moral lo que no lo es; pero si nos hemos equivocado de buena fe, podemos estar tranquilos. Adviértase que he confiado la solución del conflicto al criterio y no al estudio. Quien busca en los libros el aquietamiento de la conciencia, suele ir hipócritamente a cohonestar la indelicadeza para beneficio del interés… Segundo.- Pugna entre la moral y la ley. Empiezo por creer que no es tan frecuente como suele suponerse. Cuando en verdad y serenamente descubrimos un claro aspecto moral en un problema, raro ha de ser que, con mas o menos trabajo, no encontremos para el la fórmula amparadora en las leyes. Tercero.- Moralidad de la causa e inmoralidad de los medios inevitables para sostenerla. Es este un conflicto frecuentísimo y doloroso, pero su solución también se muestra clara. Hay que servir al fin bueno aunque sea con los medios malos. Por ejemplo; dilatar el curso de un litigio hasta que ocurra un suceso, o se encuentre un documento, amedrentar con procesos extremos a un malvado que no se rendiría a los normales. Todos nos hemos hallado en casos semejantes, y es no solo admisible sino loable y a veces heroico, comprometer la propia reputación usando ardides censurables para servir una finalidad buena que acaso todos ignoran menos el abogado obligado a sufrir y callar. Cuarto.- Licitud o ilicitud de los razonamientos. Diré mi apreciación en pocas palabras. Nunca ni por nada es lícito faltar a la verdad en la narración de los hechos. Quinto.- Oposición entre el interés del letrado y el de su cliente. No pretendo referirme a la grosera antitesis del interés pecuniario, por que eso no puede ser cuestión para ningún hombre de rudimentaria dignidad. Aludo a otras muchas incidencias de la vida profesional en que el letrado haría o diría, o dejaría de hacer o de decir tales o cuales cosas en servicio de su comodidad, de su lucimiento o de su amor propio. El conflicto se resuelve por si solo, considerando que nosotros no existimos para nosotros mismos sino para los demás, que nuestra personalidad se engarza en la de quienes se fían de nosotros, y que lo que ensalza nuestras
tareas hasta la categoría del sacerdocio es, precisamente, el sacrificio de lo que nos es grato en holocausto de lo que es justo. Sexto.- Queda por considerar una sabrosa adivinanza que Colette Iver plantea en su originalísima novela Les Dames du Palais. “Nuestro oficio ¿es hacer triunfar a la Justicia o a nuestro cliente? ¿Iluminamos al Tribunal o procuramos cegarle?”.
Tema 5: PERSONALIDAD DEL ABOGADO
“Estudia el derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos será cada día un poco menos abogado” definitivamente estoy de acuerdo y mas en estos tiempos que cada que entra un nuevo gobernante promueve leyes es pues un constante aprender y actualizarse, es pues la abogacía una carrera en la que el principio es estudiar, la mediación es estudiar y el fin es recordar lo estudiado y los logros que el abogado a alcanzado para propia satisfacción “piensa el derecho se aprende estudiando pero se ejerce pensando.” Esta es una forma de expresar lo que se puede lograr con un poco de criterio y bastos conocimientos, otra manera de decirlo es cuestionándonos, ¿de que le sirve a alguien tener todo si no tiene en que utilizarlo?, Así pues es también una invitación a el ejercicio de la profesión pero de una manera reflexiva y que evoca a la conciencia, a fin de cuentas es la intención del estudiante de derecho ejercer su profesión de manera activa y con activa me refiero a ser medico de el tejido social. “trabaja la abogacía es una ardua fatiga al servicio de la justicia.” El trabajo es el destino de todo ser humano y es necesario para un buen equilibro de el mismo esto refiriéndonos a la generalidad del ser humano, ahora enfocándonos en el abogado, es una necesidad para un buen abogado el trabajar, pienso que de no serlo así es por que no sabe lo que es la abogacía ni pretendió saberlo nunca, no creo que sea fácil trabajar y no veo la necesidad de que así lo sea, después de todo las complicaciones y quien las supera, son la razón de que existan personas sobresalientes y mas aun si lo hacen a favor de la señora justicia, ese es el ideal, y el que no me atrevo a afirmar que muchos abogados hayan alcanzado. Así pues mi conclusión de este mandamiento es que un buen abogado es aquel que se cansa en pos de la justicia.
Actitud viene dada por la personalidad que tenga cada uno como profesional ya que la actitud es la forma de nuestro comportamiento que realizamos para hacer nuestra actividades, también se puede decir que es la motivación y la demostración de las enseñanzas aprendidas tanto en nuestros hogares como también en las universidades. Es un producto de la actividad humana que esta puede verse por la colectividad de una manera positiva o negativa. Para tener una buena actitud como abogado este debe de tener como norte la lealtad, la tolerancia, la honestidad la prudencia, la inteligencia, la justicia, la educación con toda la sociedad. Aptitud es parte también de la personalidad del profesional ya que esta es la capacidad o Disposición que se puede tener para realizar las actividades que se pueden desarrollar en el transcurso de una carrera ella proviene del latín aptus que nos quiere decir capaz para… es decir el profesional se encuentra apto para desarrollar los conocimientos adquiridos con destreza e inteligencia. La personalidad que debe de tener un abogado viene a manifestarse por los valores y enseñanzas que nos han dado tanto en nuestros hogares y también en las universidad que se ha formado profesionalmente, también en nuestro derecho positivo encontramos normas que regulan la conducta del abogado en este caso tenemos el código de ética en su articulo 1 nos muestra que el profesional debe de regirse por este cúmulo de normas tanto en la vida publica como en la privada. El mismo código de ética del abogado señala en su artículo 5, 6, 13, 20, 29; Sin embargo hoy en día la sociedad ha etiquetado de mala manera al gremio de abogado.
Ejercicio Profesional Genéricamente se puede definir el término abogado como: "persona con título de grado habilitado conforme a la legislación de cada país, que ejerce el Derecho, en asistencia de terceras personas, siendo un auxiliar activo e indispensable en la administración de la Justicia de un país." Se denomina también doctor a estos profesionales. El Abogado es un profesional cuyo objetivo fundamental es colaborar en la defensa del valor de la justicia. Cuenta con una sólida formación teórica y está altamente capacitado para el diseño jurídico de los más variados emprendimientos locales, nacionales e internacionales. Interviene en la resolución de conflictos judiciales y extrajudiciales, la función pública, la magistratura, la enseñanza y la investigación. Se encargan de defender los intereses de una de las partes en litigio. Al ser el abogado un profesional específicamente preparado y especializado en cuestiones
jurídicas, es la única persona que puede ofrecer un enfoque adecuado del problema que tiene el ciudadano o 'justiciable'. Debe destacarse que además de su intervención en el juicio, una función básica y principal del abogado es la preventiva. Con su asesoramiento y una correcta redacción de los contratos y documentos, pueden evitarse conflictos sociales, de forma que el abogado, más que para los pleitos o juicios, sirve para no llegar a ellos, sirviendo en muchos casos como mediador extrajudicial. Tanto es así que en la mayoría de los procedimientos judiciales es obligatorio comparecer ante los tribunales asistido o defendido por un abogado en calidad de director jurídico, es decir todo escrito o presentación judicial debe ir firmada por el cliente (o su representante legal, el procurador/a) y por su abogado, lo cual le garantiza un debido ejercicio del derecho a la defensa durante el proceso. Un abogado suele tener poderes de su defendido o cliente mediante autorización por instrumento público, u otorgado "apud acta" por comparecencia en el juzgado o tribunal, de manera que pueda dirigirlo en juicio, o representarlo en actuaciones legales o administrativas que no requieren, necesariamente, de Procurador/a de los Tribunales, representando así al justiciable. La actuación profesional del abogado se basa en los principios de libertad e independencia. Los principios de confianza y de buena fe presiden las relaciones entre el cliente y el abogado, que está sujeto al secreto profesional. El abogado se debe a su cliente, en primer lugar, y debe litigar de manera consciente respecto a la responsabilidad social en la que se halla, con un actuar crítico y equilibrado al servicio de la paz social, en la que colabora con los juzgados y tribunales dentro del sistema judicial de cada país. A través de los Colegios de Abogados u organismos pertinentes, dependiendo del país, existen servicios de asistencia jurídica gratuita para los ciudadanos que carecen de medios económicos para pagar los honorarios de un abogado. Son los llamados defensores "Ad honorem" en el caso que asesoren desde Colegios de abogados, y abogados oficiales defensores (o simplemente abogados de oficio) cuando dependen directamente del Estado. Las especialidades más habituales en el mundo de la abogacía suelen ser: Derecho civil, de familia, penal, comercial, laboral, tributario, constitucional, administrativo y ambiental.
Tema 6: EL ABOGADO COMO ASESOR O CONSULTOR Es el profesional del Derecho que emite opinión o dictamina sobre un asunto o materia que es puesto a su consideración en el organismo o empresa en el que labora. El dictamen u opinión puede realizarse en forma verbal o escrita y sus servicios pueden llegar a ser a dedicación exclusiva. Los abogados consultores de empresas han adquirido un gran auge en las ultimas décadas debido a la complejidad del mundo financiero, bursátil, bancario y empresarial en el que se desenvuelven y a la agresiva competencia en que se ve inmersa la empresa moderna.
es la parte superior de nuestra pirámide y de cuyo El abogado litigante desempeño dependen en gran parte las normas que posteriormente guiaran a los abogados mediadores, a los interpretes de las leyes y a los que redactan documentos. El abogado litigante debe dominar todos los detalles de la disputa y lo ideal es que quien libre la batalla en los tribunales, sea quien la planee y la inicie.
Tema 7: EL ABOGADO COMO FUNCIONARIO PÚBLICO