CEREBRO, COGNICIÓN, EMOCIÓN: NEUROCIENCIA Y APRENDIZAJE AMANDA CÉSPEDES CALDERÓN
¿Cómo aprenden los niños? ¿Por qué hay niños que aprenden en forma temprana y velozz y otros que se mues velo muestran tran más lent lentos os o emplean estrategias propias para aprender? ¿Cómo enseñar en forma eficiente hábitos, normas, cultura en casa? ¿Cómo ser un profesor efectivo en la escuela? ¿Cómo potenciar en la casa y en la escuela los talentos de los niños? Las respuestas parecen esconderse en el cerebro, poderoso órgano que nos pone en relación con el ambiente y nos permite apropiarnos de sus características y modificarlas. El cerebro humano está diseñado para aprender; en forma constante y silenciosa, se van labrando nuevos nuevos circuitos circuitos por acción acción de la experiencia, desde antes de nacer y a lo largo de todo el ciclo vital. El cerebro humano se apropia de la experiencia, la elabora, la archiva y, al conocerla, la modifica. En las dos últimas décadas, los secretos del cerebro han comenzado a ser develados gracias a la fértil asociación entre las ciencias del cerebro y la tecnología, especialmente la informática al servicio ser vicio de la neuroimagenología y la biología molecular; el creciente cuerpo de conocimientos acerca del desarrollo e involución involu ción cerebral, de su biología, de sus f unciones y disfunciones, ha permitido ampliar el campo de las neurociencias a ámbitos como la psicopatología, la nutrición, la neonatología y la educación infantil. El cerebro humano es un sistema estructural y f uncional diseñado para recibir información, integrarla de modo flexible y creativo y elaborar conductas destinadas a la adaptación. Para ello, está configurado en forma de módulos funcionales altamente dinámicos, constituidos por células interconectadas que realizan una sofisticada mensajería química y física fí sica dentro del cerebro y con el resto del organismo. El cerebro humano se rige por los principios de la economía y de la eficiencia; para ello, los procesos tienden a la especialización, a la sofisticación funcional y a la automatización. Para lograr estos objetivos, dis pone de dos largas y fructíferas décadas, las que se abren al influjo de la experiencia.
El cerebro humano posee dos características que lo diferencian del resto de los cerebros en la escala zoológica: una maduración lenta y laboriosa, que se lleva a cabo durante las dos primeras décadas de la vida, y una amplia y ávida apertura a la experiencia, la cual lo va modificando durante esos fructíferos veinte primeros años; esta característica se denomina “plasticidad cerebral”, término que alude a una gran versatilidad de la estructura y funcionalidad cerebrales. La maduración funcional está determinada por información genética y provee las funciones que darán origen a habilidades básicas, mientras que la experiencia va enriqueciendo dichas habilidades, transformándolas en destrezas al servicio de la creatividad y del crecimiento cognitivo y social. El maestro que conoce los principios neurobiológicos que rigen la maduración cognitiva y emocional social del niño tiene en sus manos un recurso espléndido para diseñar su praxis docente, identificando ritmos y modalidades madurativas en sus alumnos y eligiendo recursos de enseñanza sobre bases científicas que le garantizan óptimos resultados. Conocer las bases del desarrollo cognitivo y afectivo infantil provee al docente de herramientas para enriquecer y potenciar de manera armónica los talentos de cada alumno; esta ponencia expone las bases neurobiológicas del desarrollo cognitivo y afectivo del niño en edad escolar, la influencia del ambiente en su enriquecimiento y potenciación, y el sustrato neurobiológico de las dificultades de aprendizaje.
BIBLIOGRAFÍA Céspedes, A. Cerebro, inteligencia y emo- ción. Neurociencias aplicadas a la educación permanente, Fundación Mírame, PROSA
Impresiones, 2007. Kandel, E. R. et al. Neurociencia y conducta, Madrid, Prentice Hall, 1997.
7.º Congreso Internacional de Educación •
Santillana • 23