MÚSICA MÚSI CA Y LITURGIA LITURGIA Cantar,, cantar con orden Cantar ord en y bien y cantar todos
José Luis Domínguez Gómez
MÚSICA Y LITURGIA Cantar, cantar con orden y bien y cantar todos
«Vivir la Liturgia y sobre todo cantar,
cantar,, cantar con orden y bien y cantar todos.» san Juan XXIII cantar XX III
© José Luis Domínguez Gómez, 2014 [Textos [T extos publicados en el blog Música y liturgia entre 2013 y 2014
hp://musicaliturgia.wordpress.com] Diseño y maquetación: José Luis Domínguez Para uso privado
CONTENIDO
PRESENTACIÓN PRESENT ACIÓN ...............................................................................................................................
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1. ASPECTOS GENERALES 1. De liturgia con cantos a una una liturgia cantada cantada......................................................................... 2. La oración del alfabeto. alfabeto. Una experiencia abierta abierta a todos todos ..................................................... 3. Un canto canto nuevo nuevo para para el Señor ...............................................................................................
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2. LITURGIA Y PASTORAL PASTORAL 1. Equipo de Pastoral Litúrgica .................................................................................................. 2. El ministerio del canto y de la música. El coro y el el animador del canto canto litúrgico .................. 3. El ministerio del canto y de la música. Instrumentos Instrumentos e instrumenstas instrumenstas................................ 4. El ministerio ministerio del salmista salmista .......................................................................................................
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3. LITURGIA Y COMUNICACIÓN 1. La esencia de la liturgia liturgia ......................................................................................................... 2. Los signos y los gestos ........................................................................................................... 3. Los signos de reverencia. reverencia. Las posturas .................................................................................. 4. El silencio silencio en la liturgia .......................................................................................................... 5. El canto en la liturgia liturgia ............................................................................................................. 6. La música en la liturgia liturgia .......................................................................................................... 7. Música religiosa, música sagrada y música litúrgica..............................................................
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4. EVOLUCIÓN DEL CANTO RELIGIOSO 1. El canto canto gregoriano. Origen e historia ................................................................................... 2. El canto gregoriano. Caracteríscas Caracteríscas y espiritualidad ............................................................. 3. Del canto canto gregoriano a la polifonía polifonía ........................................................................................
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5. AÑO LITÚRGICO 1. Adviento, música y liturgia .................................................................................................... 2. Navidad, música y liturgia...................................................................................................... 3. Santa María, Madre de Dios [1 de enero] ............................................................................. 4. La Epifanía del Señor [6 de enero]......................................................................................... 5. Cuaresma, música y liturgia ................................................................................................... 6. Semana Santa, música y liturgia ............................................................................................ 7. Pascua, música y liturgia ........................................................................................................
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6. EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA 1. La esencia esencia de la Eucarisa Eucarisa ..................................................................................................... 2. Estructura de la Celebración eucarísca................................................................................ 3. Las partes cantadas cantadas de la Celebración eucarísca ................................................................. 4. Ritos iniciales: Canto Canto de entrada ........................................................................................... 5. Ritos iniciales: Señor Señor,, ten piedad (Kyrie, (Kyrie, eleison) .................................................................. 6. Ritos iniciales: Gloria ............................................................................................................. 7. Liturgia de la Palabra: Palabra: Salmo responsorial responsorial .............................................................................
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MÚSICA Y LITURGIA
8. Liturgia de de la Palabra: Aclamaciones ..................................................................................... 9. Liturgia de la Palabra: Palabra: Profesión Profesión de fe ................................................................................... 10. Liturgia eucarísca: Canto del Ofertorio................................................................................ 11. Liturgia eucarísca: Santo ..................................................................................................... 12. Liturgia eucarísca: Aclamaciones ........................................................................................ 13. Liturgia eucarísca: Padrenues Padrenuestro tro ......................................................................................... 14. Liturgia eucarísca: Preparación a la comunión .................................................................... 15. Liturgia eucarísca: Comunión y Acción de gracias ............................................................... 16. Rito de conclusión: Canto de despedida ............................................................................... 17. El canto de los ministros en diálogo con la asamblea ...........................................................
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BIBLIOGRAFÍA CONSUL CONSULTTADA ..........................................................................................................
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A Elena, amante de la música y la liturgia liturgia y a cuantos nos han animado y permitido participar de este Ministerio “entrañable”
PRESENTACIÓN
Elena Calavia y yo nos conocimos organizando cursos de animación sobre Música re-
ligiosa y litúrgica. Ella había organizado numerosos coros y grabado, como intérprete y directora de coro, numerosos CD’s de música religiosa y litúrgica. Yo me encargaba de organizar los cursos y promocionar los CD’s. El desno quiso que esa común vocación nos uniera y fortaleciera nuestro deseo de colaborar en esta apasionante tarea de cuya vocación “ministerial” nunca hemos tenido dudas. Después de más de veinte años bregando en estas aguas en disntas parroquias de Madrid vimos que la principal dicultad que enen las comunidades parroquiales para hacer de esto un verdadero servicio es la falta de formación y, y, desgraciadamente en muchos responsables parroquiales, la falta de interés por incorporar la música y el canto litúrgico a los equipos de liturgia. Como a san Pablo, en algunas parroquias nos dijeron “de eso hablaremos otro día” y
nos invitaron a aceptar que “esto es lo que hay” hay”.. Pero no es así, la Iglesia desde siempre ha valorado y sigue valorando enormemente el Canto y la Música en la li turgia como lo demuestran los numerosos documentos que sobre ello se han promulgado, especial-
mente en el Concilio Vacano II, en el que se realizó una profunda renovación litúrgica que todavía hoy, cincuenta años después, estamos tratando de poner en marcha. Juan Pablo II y Benedicto XVI han tratado en numerosas ocasiones este tema y recientemente, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y el Poncio Consejo de la Cultura han promovido, con una perspecva pastoral, un estudio sobre el estado de la música sacra en todos sus aspectos (liturgia, formación, acvidades pastorales, conciertos) con el objevo de reexionar sobre el desarrollo en el campo de la música y el deseo de ofrecer una contribución al ministerio de los músicos para la gloria de Dios y la sancación de los eles. Para ello, han realizado una Encuesta para las Conferencias Episcopales, los Instutos Religiosos Mayores y las Facultades de Teología que debían responder antes del 30 de abril de 2014 201 4 de cuyas conclusiones esperamos salga un renovado compromiso compromiso por hacer de la música y el canto en la liturgia
algo más que un adorno, en el mejor de los casos, cuando no un estorbo innecesario. Debemos aprovechar la inmensa riqueza que tenemos en el patrimonio y tradición
eclesiales y poner todos los medios a nuestro alcance para favorecer lo que el Concilio denominó la “parcipación acva” de los eles en la celebración litúrgica. No hacerlo es empobrecernos y dejarnos llevar por una runa cada vez más insignicante para un mundo tan lleno de signos y esmulos. Favorecer una fuerte “emoción litúrgica” es una obligación de los responsables eclesiales en el ejercicio de su ministerio. Conscientes de ello, el 27 de abril de 2013 pusimos en marcha un blog sobre Música y
liturgia que sirviera de formación tanto para los coros en los que estábamos trabajando como para otras comunidades crisanas esparcidas por el mundo. Se trataba de un blog orientado a la formación más que a la actualidad por lo que de forma sistemáca hemos ido desgranando las disntas partes en las que creemos se podría abordar el tema: Liturgia y pastoral, Liturgia y comunicación, Evolución del canto religioso, el Año litúrgico y la Música litúrgica en la celebración eucarísca. Han quedado pendientes otros temas también de interés, como la Música en la liturgia de otros sacramentos
(bausmo, bodas, exequias...) o la Música en la Liturgia de las horas. No son menos 7
MÚSICA Y LITURGIA
importantes pero requieren requieren menos atención en el contexto ordinario de nuestras celebraciones. Aun así, quizá en algún momento lo completemos. Los arculos se han ido preparando buscando siempre dos cosas: la claridad en la ex -
posición y la brevedad en la extensión ya que se trata de entradas en un blog en donde por encima de las 1.500 1.50 0 palabras resulta dicil de leer. Semana tras semana, cada sábado fuimos publicando las entradas que ahora recogemos en este libro con la intención
de que se disponga de un material complementario y ordenado de lo allí publicado. En el blog aparecieron también otras entradas complementarias con el tema que hacían más ágil la dinámica del blog: cine, literatura, música, entrevistas... Todo Todo eso se ha su primido en esta recopilación cuya nalidad e s otra. Por úlmo, cómo no, sabernos agradecidos a todos los que nos han prestado su saber y han inspirado estas reexiones. Los arculos son la síntesis de numerosas lecturas de cuyas referencias bibliográcas damos cuenta al nal del libro. A todos ellos, gracias.
27 de abril de 2014, Tiempo de Pascua José Luis Domínguez
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ASPECTOS GENERALES
ASPECTOS GENERALES
DE LITURGIA CON CANTOS A UNA LITURGIA CANTADA CANTADA
Bienvenida
I
nauguramos este blog con esta premisa que sirve de presentación de la intención de lo que
aquí iremos publicando: La Iglesia ha manifestado en repedas ocasiones su preferencia armoniosa » (Sal. por la celebración con cantos « porque nuestro Dios merece una alabanza armoniosa 146). Desde el Concilio Vaticano II reconocemos que la liturgia es una acción de toda la Iglesia , por lo que también la música debe ser cosa de todos y no un privilegio del coro o de unos cuantos. No nece sitamos una liturgia con cantos, sino una liturgia cantada en la que todo el pueblo de Dios aclame a su
Señor con alegría. Pero esto exige catequesis y sensibilidad litúrgica para poder decir con el salmista: aclamarte » (Sal. 89). «Dichoso el pueblo que sabe aclamarte» Celebrar es una palabra que pide cantar porque es una manifestación visible y audible de realidades invisibles. El canto celebra y la celebración canta. Por eso, armamos que desde la belleza de lo sagrado el espíritu se eleva más fácilmente a lo invisible. Espero que las reexiones que aquí iremos verendo sirvan a esta función de formación del pueblo de Dios para que uniendo sus voces sean siempre «una sola alma» que eleva su corazón al Señor. Señor.
Publicado el 27 de abril de 2013. 11
MÚSICA Y LITURGIA
LA ORACIÓN DEL ALFABETO
omenzamos nuestra reexión reexión sobre el canto en la liturgia desmicando aquello de que para cantar hay que ser músico, tener buen oído o tener buena voz. Nada más lejos de la realidad en el contexto de la liturgia crisana. No se buscan buenas voces, ni cantantes o músicos profesionales, se buscan asambleas que oren a Dios con himnos y cáncos inspirados… Con frecuen cia nuestras comunidades se excusan diciendo “yo no sé cantar”, cantar”, “no tengo buena voz” voz”.. Sin embargo, en realidad lo que están diciendo es: “no me molestes”, “déjame asisr como espectador pasivo a la liturgia”. Pues bien, esa no es la asamblea que se reúne para orar “con una sola voz” al Se ñor, sino la asamblea que se reú ne para contemplar la representación de los sagrados misterios como si fueran espectadores ante una obra de teatro o cinematográca.
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Para que desmiquemos para siempre esta idea os propongo este pequeño y breve cuento de la secta de los Jassidim tomado de los “Cuentos de humor, ingenio y sabiduría”, de Armando José Sequera: «Regresaba un campesino a la casa con su carreta cuando, de repente, se le salió una rueda. Como
llegó la hora de hacer sus oraciones y aún no había superado el problema, el campesino abandonó la reparación de la rueda y se dispuso a rezar. Para su sorpresa, descubrió que había dejado olvidado en su casa el libro de oraciones y, como tenía muy mala memoria, decidió rezar del siguiente modo: - Señor, como no traje el libro de oraciones, voy a recitar varias veces el alfabeto y tú formas con mis letras las palabras que más te gusten, de modo que te digas a ti mismo las cosas que quieras, cosas que yo sería incapaz de decirte pues soy un hombre torpe y necio. Cuando el campesino concluyó, el Señor Señor dijo a uno de los ángeles que lo acompañaban: acompañaban: - De todas las oraciones que he escuchado hoy, esta ha sido sin duda la mejor pues ha brotado de un corazón sencillo y sincero». sincero ».
Publicado el 27 de abril de 2013. 12
ASPECTOS GENERALES
UN CANTO NUEVO PARA EL SEÑOR
a reforma litúrgica que impulsó el Concilio Vacano II supuso un cambio importansimo en la praxis reinante hasta entonces entonces de la parcipación de los laicos en la Iglesia. La Iglesia oraba a Dios mediante sus ministros en nombre del pueblo, de espaldas a él, que asisa sin comprender a los ritos litúrgicos. El Concilio devolvió al Pueblo de Dios (laikòs) el protagonismo como actor de la vida de la Iglesia (no olvidemos que el verdader verdadero o protagonismo lo ene únicamente Cristo, Cristo, cabeza del Cuerpo que es la Iglesia). Esto supuso armar categóricamente que todos los bauzados, por el simple hecho de ser bauzados, somos responsables de la tarea evangelizadora que Cristo en comendó a sus discípulos en Pentecostés. Pentecostés. La imagen paulina del Cuerpo mísco reeja muy bien esta dimensión global de las tareas en el seno de la Iglesia: cada miembro ene una función encomendada sin la cual el Cuerpo no está completo.
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Pues bien, también el canto pasó de ser privilegio de unos p ocos a ser la expresión del Pueblo orante de
Dios. Antes del Concilio, la mayor parte del repertorio de cantos que se ulizaban en las celebraciones eucaríscas se entonaba en lan principalmente por la Scholae Cantorum excluyendo con frecuencia la parcipación del Pueblo. Hemos de aclarar que el Concilio nunca prohibió la parcipación de las Scholae Cantorum, sino más bien, mazó su importancia y ministerio e impulsó el uso de la lengua vernácula, de tal manera que efecvamente el Pueblo parcipara con el canto y fuera parte integrante de la cele bración. Enseguida aparecieron numerosos cantos compuestos en lengua vernácula que impulsaron la parci pación del Pueblo en las celebraciones, pero también se comeeron muchos errores que desvirtuaron (todavía hoy) el verdadero sendo de la celebración litúrgica y del canto litúrgico. En algunos momentos convermos nuestras nuestras iglesias en salas de concierto en donde en aras de la “modernidad” todo valía con tal de que hiciera hic iera alusión a lo religioso o que fuera “ínmo” (confundiendo lo espiritual con ínmo) o, simplemente, bonito. Se pueden citar muchos ejemplos de esto aunque como botón de muestra podríamos recordar el uso abusivo que se hizo de la canción de Simon & Garfunkel “El sonido del silencio” o de canciones procedentes de obras musicales como “Jesucristo superstar”; o los cambios
que se introducían en el signicado de los textos litúrgicos al sustuir partes litúrgicas de la eucarisa por otros cantos aparentemente similares (el Kyrie de la Misa campesina nicaragüense, por ejemplo, pide no tanto que nos idenquemos con Dios, sino que él se idenque con nosotros: «Cristo, Cristo Jesús, identifícate con nosotros. Señor, Señor, mi Dios, identifícate con nosotros. Cristo, Cristo Jesús, solidarízate, no con la clase opresora que exprime y devora la comunidad, sino con el oprimido, con el pueblo mío sediento de paz».). paz».). Cuando el Concilio nos exhorta a parcipar de la vida de la Iglesia también nos está pidiendo respon sabilidad y delidad a lo que la tradición llama el “sensus Ecclesiae”. Pablo VI decía que «sin « sin el sensus Ecclesiae, el canto, en lugar de ayudar a fundir los espíritus en la caridad, puede ser origen de malestar, malestar, de disipación, de deterioro de lo sagrado, cuando no de división en la misma comunidad de los eles .» (discurso que el papa Pablo VI dirigió a las religiosas parcipantes en el Congreso Litúrgico-musical celebrado en Roma en abril de 1971). Una vez le preguntaron al famoso compositor y director de or questa español Cristóbal Haler que por qué no le gustaban los cantos litúrgicos, a lo que respondió: «Porque la Iglesia, consciente o inconscientemente, ha jugado un papel muy importante en la valoración de la vulgaridad. El converr la iglesia en una discoteca es algo muy serio. O se va a una discoteca o se va a una iglesia, pero hay que deslindar los campos.». campos. ». Publicado el 1 de mayo de 2013. 13
MÚSICA Y LITURGIA
Para que esto no suceda, y porque las cosas no vienen solas de lo alto, es necesario que dibujemos
correctamente las funciones que cada ministerio ene en el ámbito de nuestras celebraciones y que nos ayudemos mutuamente a formarnos de manera que juntos podamos entonar Un canto nuevo para el Señor (a (a quien le encomendamos como el campesino que había olvidado su libro de oraciones que recomponga nuestro nuestro alfabeto musical). No hay pastoral litúrgica si no se ene en cuenta el canto. Y no hay canto litúrgico si no se forma a la asamblea, al Pueblo de Dios, para que con su canto funda los espí ritus en caridad. El coro y el animador del canto litúrgico se convierten así en ministros evangelizadores y no en adornos de nuestras celebraciones. celebraciones.
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LITURGIA Y PASTORAL
LITURGIA Y PASTORAL
EQUIPO DE PASTORAL LITÚRGICA
La Pastoral litúrgica
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os diversos modos de comprender la relación entre liturgia y pastoral han evolucionado a lo largo de los úlmos años pasando de la certeza de que la liturgia es pastoral a la constatación de que la liturgia debe ser objeto de una atención pastoral, hasta hasta las úlmas perspec vas que consideran a la liturgia como un aspecto más de la globalidad de la praxis eclesial. Sin embar-
go, el Concilio Vacano II en esto no fue en absoluto ambiguo. Se propuso favorecer la “parcipación acva” del pueblo en la vida de la Iglesia y para ello puso en marcha una de las iniciavas más ricas y novedosas del Concilio: la reforma litúrgica (Sacrosanctum Concilium). Su puesta en prácca ha sido y está siendo compleja por muchas razones: circunstancias de carácter cultural, de resistencia a la tradición, de acomodación y cansancio de los disntos responsables ecle siáscos, etc. Aunque son numerosos los documentos y textos posconciliares que se hacen eco de esta iniciava de reformar la liturgia para acercar el rito al pueblo y no al revés, 50 años después el balance es todavía pobre: se han reformado los misales y libros litúrgicos, se ha dado la vuelta al sacerdote que ahora mira al pueblo, se habla en lengua vernácula, se cantan cantos “litúrgicos” en nuestras propias lenguas (en detrimento del lan y del gregoriano que han sido literalmente arrinconados en el olvido)… pero aún no hemos conseguido una verdadera “parcipación acva” del pueblo en las celebraciones. Veincinco años antes del Concilio, en 1940, Romano Guardini escribía al obispo de Maguncia en es tos términos: «Quien «Quien juzgue de un modo imparcial, se habrá dado claramente cuenta de que en estos úlmos años en materia de pastoral ha terminado una época... Si son exactos los pronóscos que se pueden hacer, hacer, la acción pastoral pastoral se limitará en el futuro, de un modo hasta hasta ahora desconocido, desconocido, al camcam po religioso propiamente dicho. Es, por tanto, urgente devolverle toda su pureza y su fuerza... El altar ha sido siempre el centro de la vida de la iglesia; quizá muy pronto no será sólo el centro, sino su vida entera. Es, pues, muy importante que lo que sucede en el altar, y desde allí llega a la vida del individuo y de la familia, retome su sendo más pleno y sus formas más puras... Es necesario que la prácca de la liturgia se realice en función de las parroquias como éstas son en realidad.. .». Este fue el germen del movimiento litúrgico que impulsó la reforma del Vacano II y que tan disntos resultados ha tenido. En este primer movimiento se evidenciaba el carácter pastoral de la liturgia: la acción de la Iglesia ene su punto de parda en la vida litúrgica tanto para la vida de las comunidades parroquiales como para la misión en su conjunto de la Iglesia. Sin embargo, pronto se vio que para con seguir esto era necesario en primer lugar atender pastoralmente pastoralmente a la propia acción litúrgica puesto que
la realidad distaba mucho de ser tal ya que el pueblo carecía de conocimientos conocimientos litúrgicos sucientes para celebrar de forma acva su fe (el evangelizador primero ha de ser evangelizado). El propio movi miento litúrgico constató la necesidad de atender pastoralmente pastoralmente a la liturgia para conseguir el objevo úlmo de converr la propia liturgia en el centro de la pastoral de la Iglesia. Surgió así todo un movi miento catequéco y de formación empeñado en hacer comprender al pueblo la riqueza de nuestras celebraciones y los ritos que las acompañan. Fruto F ruto de eso fueron los numerosos Directorios de Pastoral que emanaron de las disntas diócesis y Conferencias episcopales. El objevo de esta acción “catequéca” en torno a la liturgia no es otro que converr a la asamblea en actor de la liturgia y no en mero espectador como venía siendo hasta entonces. Se pasó de consi Publicado el 26 de octubre de 2013. 17
MÚSICA Y LITURGIA
derar la liturgia como un conjunto de ritos a ser el medio privilegiado por el que la asamblea crisana reunida en torno al altar celebra su fe en Cristo resucitado. A la liturgia no le interesa ya sólo el cumplimiento de los ritos sino que los sujetos del rito, la asamblea, puedan celebrar y comprender la fe que profesan.
La liturgia exige un Plan de Pastor Pastoral al Litúrgica Con la vista puesta en la reforma de la liturgia que se ha propuesto a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, la Iglesia, y en parcular las comunidades parroquiales, debe impulsar nuevamente este espíritu y tomar en serio el carácter pastoral de la liturgia y su centralidad para la vida de fe de sus comunidades. Por ello es necesario realizar un Plan pastoral que reexione y organice la vida de fe de las comunidades. Es necesario huir del sacramentalism sacramentalismo o en que con frecuencia vivimos nuestra fe para converr nuestras asambleas en verdaderas “semillas” del Reino, evangelizadoras desde la fe indivi dual y comunitaria, desde la vivencia litúrgica de la experiencia más ínma del encuentro con Cristo resucitado que se nos da en persona mediante los sacramentos y la Palabra.
El Plan de Pastoral Litúrgica exige un Equipo de Pastoral Litúrgica Plantear programácamente programácamente una celebración para una asamblea concreta y dirigirla de modo que re sulte signicava para quien parcipe en ella exige un profundo respeto por la naturaleza simbólica de toda acción litúrgica. Aquí está el límite infranqueable de la adaptación de la celebración a la asamblea, ya que es ésta la que debe ser llevada a percibir y asimilar los mensajes propuestos por los signos
litúrgicos, que en su estructura ritual y en sus contenidos son un dato no manipulable. La mediación pastoral del presidente y de los ministros debe favorecer la comunicación simbólica que ene lugar en el momento de celebrar y que une directamente a cada el con las realidades signicadas. A esto se llega teniendo en cuenta las caracteríscas propias de la comunicación simbólica, así como de esos símbolos parculares que son las acciones litúrgicas. Aunque esto es responsabilidad en primer lugar del presidente de la comunidad, el párroco y el equipo de sacerdotes que componen la comunidad, pronto se vio l a conveniencia de organizar grupos y equi-
pos para la animación litúrgico-pastoral. La Ordenación General del Misal romano, aunque no habla explícitamente del Equipo de Pastoral Litúrgica, nos da unas pistas sobre el comedo y tareas del mis mo al armar: «La «La efecva preparación de cada celebración litúrgica hágase con ánimo concorde entre todos aquellos a quienes atañe, tanto en lo que toca al rito como al aspecto pastoral y musical, bajo la dirección del rector de la iglesia, oído también el parecer de los eles en lo que a ellos directamente les atañe.» atañe. » (OGMR 73). Teniendo en cuenta estos principios orientadores, orientadores, podemos armar que •
El Equipo de Pastoral Pastoral Litúrgica Litúrgica estará estará formado formado por todos aquellos que asumen disntas responsabilidades en las celebraciones de la comunidad siendo presididos por el primer Animador de la
comunidad, el párroco. •
Se reunirá reunirá periódicamente periódicamente para preparar coordinadamente las celebraciones celebraciones de la comunidad y animar, con sendo ministerial, a la asamblea reunida en el nombre del Señor para que parcipe acvamente de la acción litúrgica.
•
Estará presente en el Consejo Consejo Pastoral Pastoral para para garanzar garanzar no sólo la buena buena marcha de las acciones litúrgicas desde el punto de vista de la parcipación de los eles sino desde la perspecva de toda la pastoral litúrgico-sacramental litúrgico-sacramental de la l a comunidad.
Personas que forman parte del Equipo de Pastoral Litúrgica 1. En primer lugar, es deseable y necesario que sea un ministro ordenado quien se haga cargo del Equipo y se responsabilice de su marcha, organización y orientación. Si hay disntos sacerdotes 18
LITURGIA Y PASTORAL
encargados de diversas celebraciones (por ejemplo, misas con niños), sería igualmente deseable y necesario que formaran parte de este Grupo. 2. Además de los ministros ordenados, deben deben parcipar en el Equipo todos todos aquellos que desempeñan los siguientes ministerios y funciones: •
Los que aenden la acogida y el orden: reciben a los eles y acomodan a los que necesitan una atención especial (niños, ancianos, enfermos… enfermos…), ), organizan las procesiones, reparten los canto rales, folletos, se encargan de la megafonía, iluminación, etc.
•
Los monitores, los que hacen las moniciones que ayudan a comprender mejor la celebración
(conviene que sean personas disntas del lector). •
Los lectores, lectores, los que proclaman la Palabra de Dios y hacen las preces u oración de los eles.
•
El salmista (debe ser disnto del del lector ya ya que, además, además, conviene que tenga tenga aptudes para cantar el salmo).
•
El animador del canto y de la música litúrgica.
•
Los acólito acólitoss o ayudantes que asisten al ministro ordenado en el altar.
•
Los ministros extraordinarios de la comunión, los que ayudan a distribuir la comunión a los
eles. •
El maestro maestro de ceremonias, si lo hubiere (está (está indicado indicado especialmente especialmente en las grandes solemni dades).
Organización del Equipo de Pastor Pastoral al Litúrgica Cada parroquia, en función de sus necesidades y de las personas disponibles, organizará el trabajo del Equipo de Pastoral Litúrgica teniendo como criterio general las siguientes observaciones: •
El responsable del Equipo es el encargado encargado de constuir y formar a los integrantes integrantes del Equipo de Pastoral Pastor al Litúrgica para lo cual facilitará herramientas herramientas de formación adecuadas que podrán traducirse en reuniones de formación litúrgico-pastoral para los miembros del Equipo con la periodicidad que esme oportuna.
•
El responsable responsable del Equipo preparará preparará un calendario de reuniones reuniones que tenga en en cuenta al menos los Tiempos litúrgicos fuertes: Adviento, Navidad, Cuaresma, Semana Santa-Pascua, Pentecostés y Tiempo ordinario.
•
Se propondrá propondrá un conjunto de Objevos comunes para para toda la parroquia a lo largo largo del Año litúrgico que se visibilizarán en las disntas celebraciones y acciones litúrgicas del conjunto de la parroquia. Nadie irá por libre.
•
Se creará creará un Equipo general general y diversos grupos en función de las disntas disntas responsabilidades: responsabilidades: moni moni tores-lectores, tores-lector es, animadores del canto, acogida y organización general, etc.
•
Se revisarán revisarán periódicamente periódicamente las celebraciones celebraciones para para mejorar mejorar en aquellos aspectos aspectos que detectamos más débiles y necesitados de mejor preparación, herramientas, acciones, etc.
Funciones del Equipo de Pastoral Litúrgica 1. El cuidado de la vida litúrgica parroquial Esta es la tarea más importante del Equipo de Pastor Pastoral al Litúrgica dentro de la parroquia: preparar, preparar, animar y revisar las celebraciones en sintonía con el párroco. Esto abarca diversos aspectos. aspectos. 19
MÚSICA Y LITURGIA
a) Elementos materiales. materiales. Asegurar que la parroquia cuente cuente con todo lo necesario para una celebración celebración digna: •
un templo bien dispuesto, limpio, ordenado, con las debidas condiciones de luz y audición, con una distribución adecuada de los bancos;
•
un presbiterio adecuado, altar, ambón, sede;
•
ornamentos renovados, dignos, limpios;
•
libros para el presidente, presidente, lectores, coro, organista organistas, s, para para la sede, etc.
b) La creación de la asamblea litúrgica. litúrgica. El sujeto de la celebración celebración es la asamblea asamblea que se reúne para para celebrar. Por tanto ésta debe recuperar toda su vitalidad. La constución de una asamblea litúrgica requiere toda una pedagogía para que las personas reunidas tomen conciencia de pertenencia a una comunidad. Por eso, es importante el enfoque de la celebración, c elebración, el ambiente que se crea, la introduc-
ción preparatoria a la celebración, las moniciones, etc. c) El desarrollo de la celebración. celebración. Para conseguir que la vida litúrgica litúrgica de la parroquia se desarrolle de manera adecuada se debe procurar: •
superar la runa y la inercia. No cantar siempre los mismos cantos; cantos; que cada misa dominical tenga varios monitores y lectores que se alternen; destacar algún aspecto de la Eucarisa, etc.;
•
recoger y expresar la vida de la comunidad parroquial, arciprestal y diocesana con sus inquietudes, sus necesidades, sus aspiraciones;
•
responder a los problemas, necesidades, sufrimientos y gozos gozos del hombre de hoy y del pueblo. En la oración universal siempre debería estar presente algún problema, necesidad o gozo de
dicha asamblea. •
buscar un un equilibrio entre la acción comunitaria y la parcipación parcipación individual, individual, entre entre el silencio y la palabra, equilibrio entre la observancia de las normas litúrgicas y la creavidad y adaptación a la comunidad concreta. concreta.
2. La educación litúrgica de la parroquia Además de educarse a sí mismo, el Equipo de Pastoral Litúrgica ha de buscar educar litúrgicamente a la comunidad parroquial: •
que conozca el sendo de las diversas diversas celebraciones, en especial de la Eucarisa;
•
que comprendan comprendan el el lenguaje litúrgico, el contenido contenido profundo profundo de los gestos, gestos, los ritos, etc. etc.
Hay que cuidar mucho la tarea educadora que se puede realizar a través de las moniciones para guiar al pueblo en su parcipación, ayudarle a entrar en la celebración c elebración comprendiendo los ritos, dando sendo a los gestos, creando un ambiente de oración y recogimiento.
3. Preparación de las celebraciones Esta es una de las tareas más concretas a realizar en la parroquia. La preparación de una celebración exige:
•
jar bien el sendo sendo de la celebración: que todos los que van a parcipar en la celebración sepan qué se va a celebrar y por qué. No todas las celebraciones son iguales. No es lo mismo un domingo de Adviento o uno de Pascua.
•
preparar todo lo necesario para para la celebración: celebración: los elementos materiales (el pan, el vino…), los elementos de la misa (oraciones, prefacios, plegaria eucarísca, cantos, salmos, etc.), las moniciones, guiones para las celebraciones más complejas desnados al presidente, monitor, monitor, lectores, coro… 20
LITURGIA Y PASTORAL
•
distribuir con suciente antelación, para no improvisar a úlma hora, las diversas diversas tareas tareas y servicios litúrgicos.
4. Realización de las celebraciones La celebración misma es el culmen y fuente, por tanto, lo más importante de la pastoral litúrgica. El Equipo de Pastoral Litúrgica deberá estar atento a que las celebraciones no caigan en: •
un formulismo formulismo vacío, es decir, decir, una liturgia liturgia donde se observen todas todas las normas normas y leyes leyes litúrgicas pero donde falta vida, calor, oración, parcipación interior;
•
una runa donde no se exprese exprese la vida cambiante cambiante de las personas personas y de la comunidad;
•
una acción donde donde sólo parcipen parcipen el presidente y algunos eles eles mientras mientras el pueblo asiste asiste pasivamente como mero espectador;
•
Será conveniente conveniente que el Equipo de Pastor Pastoral al Litúrgica sepa revisar revisar periódicamente periódicamente las celebraciones de la parroquia para señalar las deciencias que se observan, los defectos en que se vaya cayendo, etc. para tratar de corregirlos y seguir mejorando la vida litúrgica parroquial.
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MÚSICA Y LITURGIA
EL MINISTERIO DEL CANTO Y DE LA MÚSICA. EL CORO Y EL ANIMADOR DEL CANTO LITÚRGICO
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ntre las disntas formas de evangelización que hay en la Iglesia una de ellas, con fre cuencia poco valorada, es la de la evangelización a través través de la música, y especialmente
de la música litúrgica. En nuestras celebraciones merecen una atención especial todos aquellos que de algún modo prestan el precioso servicio del canto y de la música, quizá tanto como el de quien sirve a la Palabra celebrada puesto que forman parte de la tradición de la Iglesia. Ya desde el Anguo Testamento encontramos una invitación a dirigirnos a Dios con cantos: «Cantad « Cantad a Dios, cantad » (Sal. 47,6). No sabemos cómo dirigirnos a Dios y por eso le invocamos con himnos y cáncos inspirados. Toda la asamblea, toda la comunidad, es la que canta los salmos “con una sola voz”. La Iglesia primiva oró con los salmos (el cantoral de la Biblia) y los cantó como himnos de Cristo. Es muy sugerente en este sendo la expresión que uliza J. Ratzinger de que Cristo, mediador entre Dios y el hombre, «se convierte en director de coro que nos enseña el canto nuevo, que da a la Iglesia el tono y le enseña el modo de alabar a Dios correctamente y de unirse a la liturgia celesal » celesal » (Un ( Un canto nuevo para el Señor , p. 116). Por tanto, celebrar lleva consigo inseparablemente la acción de cantar cantar.. Cantores, coro, salmista, director, director, organista e instrumens i nstrumenstas, tas, asamblea toda, desarrollan, cada uno por su parte, un papel nunca sucientemente valorado. Música y canto no son elementos accesorios ni sasfacción estéca de quien los escucha, sino que pertenecen al Pueblo de Dios orante siendo en sí mismos un medio de implicación y parcipación formidables.
El cantor y el coro Por todo lo dicho podemos armar que el cantor y el coro enen una función pedagógica dentro de la asamblea. No son arstas invitados sino parte de la comunidad orante que ejercita su ministerio evangelizador apoyando y sosteniendo el canto de la asamblea ayudándola a respetar los ritmos y el movimiento de las disntas partes del canto. Pero además, les compete una función más estrictamente musical que conere a la celebración un tono más fesvo y solemne ejecutando con sensibilidad musi cal y litúrgica, dentro del “sensus Eclessiae” (senr de la Iglesia), los cantos que a modo de oración dirige la asamblea a su Señor. Señor. Es por eso que el coro y el cantor deben ensayar con antelación para darle el sendo musical y litúrgico que requiere cada canto; no para ser protagonistas de la celebración, sino para ayudar a la asamblea a orar con mayor dignidad y belleza en sus celebraciones. Precisamente por eso el coro no debe estar separado del resto de la asamblea, en los coros altos de las
iglesias, sino unido al Pueblo, mezclado con él. Su separación convierte a la asamblea en espectadora pasiva de lo que allí ocurre (lo habitual de un concierto).
El animador del canto litúrgico Ahora bien, para que el coro cumpla su función necesita, como todo grupo humano, un animador animador,, un director. Ésta es la persona, capacitada musical y litúrgicamente, que dirige y agluna la función del coro y de la asamblea. Es el que sabe escoger cantos adecuados, los ensaya, coordina coordina los diversos mo mentos musicales, anima a la asamblea a cantar y, en sintonía con el presidente, da el justo ritmo a la
celebración, equilibrando los espacios dedicados a la Palabra, a la gestualidad, a la música y al silencio. Publicado el 4 de mayo de 2013. 22
LITURGIA Y PASTORAL
Desgraciadamente, Desgraciadament e, porque tenemos pocos animadores del canto litúrgico en nuestras asambleas, con
frecuencia encontramos coros (casi siempre juveniles) dispuestos a “animar las celebraciones” pero, por su falta de formación y porque nadie cualicado les dirige, cantan sin tener en cuenta la propia estructura y signicado de la celebración, interrumpiendo de vez en cuando la celebración para introducir un canto cualquiera, el que les gusta en ese momento o el que creen más adecuado, lo que, evi dentemente, dentement e, no ayuda a la asamblea a expresar lo que está viviendo en cada momento y a converrlo en oración. Igual que decimos que un coro no ene que ser profesional, pues todos estamos invitados a cantar aunque no tengamos ni buenas voces ni excesivo sendo y formación musical, el animador del canto sí debería ser una persona capacitada profesionalmente profesionalmente y con competencia en el campo litúrgico. Pero también pedagógico ya que su papel es decisivo en los espacios de ensayo del canto. Una de sus fun ciones es persuadir a la asamblea a prepararse al canto de modo ecaz y agradable como para suscitar la actud orante de la celebración. Durante la celebración estará atento a no monopolizar la atención. Será expresivo, medido, y no espectacular. espectacular. Indicará el inicio de las intervenciones del coro, de los solis tas y de la asamblea, y marcará el empo en los acentos fuertes, evitando gestos inúles que acaparen la atención.
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MÚSICA Y LITURGIA
EL MINISTERIO DEL CANTO Y DE LA MÚSICA. INSTRUMENTOS E INSTRUMENTIST INSTRUMENTISTAS AS
a música, como el canto, parcipa de la misma dimensión sacramental de la liturgia, es ella misma un elemento simbólico de realidades desnadas a gloricar a Dios y a sancar a los hombres y no un simple adorno exterior para añadir belleza y gozo. Sin embargo, en el reparto de funciones, a la música le compete una función básicamente de sostenimiento y embe llecimiento del canto. No debe sobresalir por encima de la palabra pues el canto es oración y debe escucharse lo que se canta. La Instrucción conciliar Musicam Sacram (1967) lo expresa con claridad: «El empleo de instrumentos en el acompañamiento de los cantos puede ser bueno para sostener las voces, facilitar la parcipación y hacer más profunda la unidad de una asamblea. Pero el sonido de los instrumentos jamás debe cubrir las voces ni dicultar la comprensión del texto. Todo instrumento instrumento debe callar cuando el sacerdote o un ministro pronuncian en voz alta un texto que les corresponda por su función propia.». propia.». (MS 64).
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Instrumentistas En cuanto a los instrumenstas, el mismo Concilio les pide, igual que al animador del canto litúrgico, que además de instrumensta posean formación litúrgica: «Es « Es muy de desear que los organistas y demás instrumenstas no sean solamente expertos en el instrumento que se les ha conado sino que deben conocer y penetrarse ínmamente del espíritu de la liturgia, para que los que ejercen este ocio, incluso desde hace empo, enriquezcan la celebración según la verdadera naturaleza de cada uno de sus elementos, y favorezcan la parcipación de los eles.» eles. » (MS 67).
Instrumentos Durante siglos estuvo prohibido el uso de instrumentos musicales en la liturgia, incluido el órgano. Se creía que su presencia evocaba las estas paganas. En el siglo XV se permió el uso del órgano en la liturgia lana. Fue el Concilio Vacano II el que abrió el camino para el uso de instrumentos musicales en la liturgia. A parr de entonces se suceden los debates sobre qué instrumentos son los que se pue den ulizar en las celebraciones litúrgicas, si órgano, guitarras u otros instrumentos musicales (violines, autas, trompetas…). La casuísca es muy amplia por lo que lo más razonables es atender a lo que so bre los instrumentos nos dice el Concilio: «Los « Los instrumentos musicales pueden ser de gran ulidad en las celebraciones sagradas, ya acompañen el canto, ya intervengan solos. Téngase en gran esma en la Iglesia lana el órgano de tubos, como instrumento musical tradicional, cuyo sonido puede aportar un esplendor notable a las ceremonias eclesiáscas, y levantar poderosamente las almas hacia Dios y hacia las realidades celesales. En el culto divino se pueden admir otros instrumentos, a juicio y con el consenmiento de la autoridad eclesiásca territorial competente, competente, siempre que sean aptos o puedan adaptarse al uso sagrado, convengan a la dignidad del templo y contribuyan realmente a la edicación de los eles.» eles.» (MS 62).
El ministerio del canto y de la música La palabra ministerio proviene del lan, ministerium ministerium,, que signica “servicio” “servicio”.. Normalmente se usa para Publicado el 6 de mayo de 2013. 24
LITURGIA Y PASTORAL
designar tareas, funciones, servicios o poderes dentro de determinados grupos sociales. En el contexto eclesial, sin embargo, adquiere una dimensión más profunda pues se complementa con el concepto griego de diaconía (diakonos (diakonos), ), que signica “servicio de la mesa” (era la función que tenían los diáconos en la primiva Iglesia; la mesa se reere a la celebración de la cena c ena del Señor). Inicialmente, por tanto, el ministerio eclesial ene la connotación de servicio para los actos litúrgicos. La teología ha querido ir más allá en el signicado del término proponiendo que ministerium ministerium (ministerio) (ministerio) se disnga de munus (tarea) y de ocium ocium (ocio). (ocio). Con esto se quería indicar que los ministerios en la Iglesia no son meros ocios, sino que hacen referencia al ministerio de Cristo. Poco a poco se fue jerarquizando su uso en función de las tareas y quién podía realizarlas comenzando a hablar de “ministerios ordenados” (los reservados a los obispos, presbíteros y diáconos), y de “ministerios no ordenados” (los que pueden ser ejercidos por bauzados sin necesidad de ser ordenados). Dentro de los ministerios no ordenados se disnguen los “instuidos” (lectorado y acolitado) y los “reconocidos” (agentes o asistentes de pastoral, colaboradores o coordinadores pastorales, dirigentes de comunidades, laicos con responsabilidad
pastoral, etc.). El canto y la música en la liturgia pertenecen a esta úlma pología de ministerios. Fue el Concilio Vacano II el que los impulsó y consolidó como verdaderos ministerios laicales. Termino recordando la importancia de que en nuestras parroquias y comunidades crisanas empe cemos a tomar en serio estos ministerios y que sean los propios párrocos y responsables de las co munidades quienes faciliten, con los medios y personas a su alcance, la formación de estos grupos de evangelización musical. No se puede entender, por ejemplo, que en los grupos de liturgia no guren los responsables de la animación del canto litúrgico o que el sacerdote celebrante no sepa qué se va a
cantar ni por qué, ni trate de integrar los cantos en la propia celebración con adecuadas referencias a los mismos. Nos queda mucho camino por recorrer no sólo para formar a los laicos en estos ministerios sino para cambiar la mentalidad de muchos pastores. Lo que ene que ser el canto y la función de los coros e instrumenstas está escrito en numerosos documentos. La realidad de nuestras comunidades todavía necesita algunos párrafos más que aún estamos a empo de redactar entre todos.
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MÚSICA Y LITURGIA
EL MINISTERIO DEL SALMISTA
DIRECTORIO LITÚRGICO PAST PASTORAL ORAL SOBRE EL SALMO RESPONSORIAL Y EL MINISTERIO DEL SALMIST SALMISTA A SECRETARIADO SECRET ARIADO NACIONAL DE LITURGIA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA ESPAÑOLA [1986]
n el libro de Las Crónicas se relata cómo David distribuyó las funciones de los levitas en su reino una vez que estableció su morada en Jerusalén. Entre las funciones que distribuyó estaba la música sagrada. Tan importante era para él la música que desnó cuatro mil levitas a la alabanza a Yavé Yavé con instrumentos (la gran orquesta): «… « … cuatro mil porteros y los otros cuatro mil alababan a Yavé con los instrumentos que para este n había hecho David .» .» (1Cró 23, 1-5). De estos, 288 fueron especícamente ungidos para profezar “según las órdenes del rey” y “cantar bajo la dirección de su padre en el Templo de Yavé”: « Su número, junto con el de sus hermanos, diestros en cantar a Yavé, todos los maestros sumaban 288.» 288 .» (1Cró 25, 2-7). Estos 288 eran los Salmistas, un grupo que ejercía el ministerio de David de alabanza y adoración a Yavé por el pueblo.
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La recuperación del Salmo como lectura bíblica en nuestra liturgia fue una de las aportaciones singulares del Concilio Vacano II, pero esta recuperación no ha ido aparejada a la recuperación de a la gura del salmista. En 1986, el Secretariado Nacional de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española, consciente de la importancia de ambas realidades pastorales, pastorales, publicó un breve pero claro claro documento en el que recogía una serie de orientaciones sobre la recuperación del Salmo responsorial en nuestra liturgia
y unas notas sobre la gura del Ministerio del salmista. Recojo aquí únicamente la segunda parte de dicho documento dedicada al Ministerio del salmista:
Motivos del Directorio El Concilio Vacano II, al disponer los principios de la reforma litúrgica, se propuso “restablecer, de acuerdo con la primiva norma de los Santos Padres, algunas cosas que habían desaparecido a causa del empo” (Sacrosanctum (Sacrosanctum Concilium 50) Concilium 50).. Uno de los ritos restablecidos por la reforma litúrgica ha sido el salmo responsorial. La recuperación de este rito es fruto, por una parte, del aprecio y revalorización de la presencia de la Palabra de Dios en la liturgia y, por otra, del planteamiento planteamiento de la estructura de la
celebración eucarísca a parr de las leyes fundamentales recibidas de la tradición litúrgica. La recuperación del salmo responsorial ha hecho posible también la reaparición de la gura del salmista, uno de los más esmados ocios litúrgicos al servicio de la palabra de Dios en la asamblea. Ahora bien, el restablecimien restablecimiento to del salmo responsorial y la reaparición del ministerio del salmista están lejos todavía de ser una realidad plena en el acontecer diario de nuestras comunidades celebrantes. celebrantes. La escasa valoración del salmo responsorial, que en muchos lugares es sustuido sistemácamente por otro canto cualquiera, signica un empobrecimiento de toda la liturgia de la palabra.
Publicado el 9 de noviembre de 2013. 26
LITURGIA Y PASTORAL
Finalidad y destinatarios del Directorio El Secretariado Nacional de Liturgia, ejecutor de las orientaciones de la Comisión y con su aprobación expresa, hace público el Directorio sobre el salmo responsorial y el ministerio del salmista dentro de la
serie programada para el presente trienio bajo el objevo: “Mejorar la celebración” c elebración”.. Este nuevo Directorio se publica juntamente con el Libro del Salmista, al que ha de servir de introduc-
ción y de subsidio indispensable para su aprovechamiento y uso correcto. Por medio de este Directorio, se pretende ayudar a las comunidades, en especial a las parroquias, a ejecutar como se debe el salmo responsorial y a disponer de personas preparadas, preparadas, litúrgica y técnica-
mente, para desempeñar el ministerio de salmista en las celebraciones. Se trata de comprender que el salmo responsorial forma parte integrante de la liturgia de la palabra, no como un elemento meramente embellecedor, sino como verdadera palabra divina proclamada en el momento en que Dios habla a su pueblo y éste le responde con el canto y la oración ( Sacrosanctum Concilium 30).
La figura del Salmista
El salmista es una gura entrañable de la comunidad primiva. Por medio de él, el salmo principal de la misa tomó forma, y el pueblo sencillo encontró el pedagogo de la plegaria y de la parcipación en el diálogo con Dios en el interior de la celebración. Este ministerio, asumido hoy por miembros acvos de nuestras asambleas litúrgicas: jóvenes, religiosas, hombres y mujeres adultos, permirá consolidar en las comunidades la recuperación del salmo responsorial como encuentro con Dios en la liturgia de
la palabra. El salmista está cerca del presbítero, primer responsable de la celebración, y, al mismo empo, está próximo a la nave de la asamblea, de la que surge la aclamación responsorial. El ministerio del salmista hace más evidente la función de la música en la liturgia. La Iglesia primiva, al organizar los ritos y los ministerios de la celebración, estuvo inuenciada por una doble herencia. La herencia helenísca, que disponía de tres papeles: el del músico o teórico del arte musical, el del cantor o ejecutor de la música, y el del instrumensta. La herencia judía desconocía al músico, pero disponía en cambio, del cantor y del instrumens instrumensta. ta. El culto crisano tenía, desde el principio, los recitantes-lectores, expertos en la lectura pública que realizaban su papel mediante la canlación, una forma de leer intermedia entre la lectura uniforme y la salmodia. El recitante-lector, al que también podemos llamar lector-cantor, familiarizado con el texto que debía “canlar”, buscaba fórmulas melódicas apropiadas para dar a la palabra un nivel so lemne. Así se abrió camino la creación de formas de salmodia. La Iglesia de los primeros siglos, severa y prudente ante el canto, para evitar el carácter profano recelaba de los instrumenstas, pero quería mantener el cantor dentro de una actud religiosa.
Espiritualidad del Salmista En el momento en que se dibuja con claridad la gura del salmista, los Santos Padres le recuerdan que se debe a la asamblea santa y a los misterios que ésta celebra, así san Agusn recomienda: “Cantad en el secreto de vuestros corazones corazones y considerad el peligro que representa vuestro talento material... Que, a través de vuestra voz, se escuche el eco de la palabra divina.” El salmista era portador de una carga preciosa, el mensaje del Verbo. Esta es la imagen que da del salmista una inscripción griega del siglo III, en Binia, al hacer el elogio de un jóven difunto: “Formaba a todos los eles en el canto de los salmos sagrados.” La siguiente invitación de Casiano es también válida para los que hoy han de ejercer este servicio litúr gico: “Penetrando en el sendo ínmo de los salmos, en adelante ya no los cantan como compuestos por el profeta, sino como una plegaria personal, con profunda compunción del corazón, de la que, el 27
MÚSICA Y LITURGIA
mismo que ora, cree ser el autor, piensa, al menos, que están dirigidos a su misma persona, y percibe que su sendo no solamente se realizó en el profet profeta, a, sino que todos los días se está cumpliendo en sí mismo” (Concilio IV de Cartago). Cartago). El salmista debía afrontar su misión con una conciencia de servicio a la comunidad y de coherencia en su vida. Así se lo mandaban los Statuta Ecclesiae anqua: “Mira que lo que cantas con palabras lo creas de corazón, y lo que crees de corazón lo cumplas con las obras” (OGMR 67). 67).
Ejercicio de la función del Salmista Los documentos de la reforma litúrgica del Vacano han resaltado la importancia del ministerio del salmista y han señalado claramente su función, disnta de la del lector: “Al salmista corresponde proclamar el salmo u otro canto bíblico interleccional. Para cumplir bien con este ocio, es preciso que el salmista posea el arte de salmodiar sal modiar y tenga dotes para emir bien y pronunciar con claridad.” (OGMR 313). “An “Antes tes de la celebración, el salmista sepa claramente qué textos le corresponden, y nada nad a se deje a la improvisación”, consejo que se da también al diácono, a los lectores, al cantor, al comentarista y al coro. (OGMR 313) . El salmista comprobará, a lo largo del ejercicio de su ministerio, que la palabra poéca del salmo penetra con mucha más fuerza cuando se proclama salmodiando. El dominio sobre sí mismo y la seguridad personal ante la asamblea crecen a medida que se ejerce esta importante función. Por otra parte, el salmista no es el cantor-solista que, formando parte de la coral, cumple un papel singular en una parte concreta de un canto. La voz privilegiada del solista, que es llamado para embe llecer una celebración, convierte sin embargo a estos cantores en protagonistas que, apoyándose en su técnica y debaéndose entre la soscación y el espectáculo, rebasan fácilmente los límites a que debieran someterse. El salmista es, ante todo, un servidor de la asamblea, un creyente que ha sido tocado por la Palabra de Dios, como el lector, lector, antes de proclamarla. No se apoya en su técnica, que no es mucha, sino en el es -
plendor poéco de la plegaria de los justos, que le ha llegado al alma. No es protagonista espectacular, espectacular, sino animador y pedagogo, consciente de su capacidad y de sus límites. Su misión es sencilla y sublime, pero sumamente delicada.
Formación Form ación del Salmista Por todo esto, se hace necesaria la formación básica y permanente del salmista. La conciencia del servicio que presta a la comunidad crisana, a la que ayuda a penetrar en la Palabra de Dios, le ayudará en su esfuerzo connuado por conocer los salmos que ha de proclamar y empaparse de la espiritualidad de los orantes bíblicos. La formación del salmista comprende varias facetas: Formación bíblica o conocimiento del Salterio, de los géneros literarios de los salmos y de las situaciones humanas y religiosas que dieron origen tan bellas plegarias. Este conocimiento debe completarse con una iniciación en el sendo espiritual espiritua l y pleno de los salmos, siguiendo tanto la norma de d e la liturgia como de los Santos Padres, que vieron en ellos la voz de Cristo y de la Iglesia. (OGMR 313). Formación litúrgica o estudio de la función y de la estructura de la liturgia de la Palabra. Como el lector, lector, el salmista debe conocer la composición del Leccionario de la misa, de acuerdo con los diferentes empos litúrgicos y el Santoral. La información de los criterios de selección del salmo responsorial, en cada caso, le ayudará muchísimo a comprender su presencia en la celebración y la interpretación litúrgica, tanto del texto del salmo como de la respuesta de la asamblea. Formación técnica de po musical y de po ceremonial. Varias veces se ha aludido ya a la preparación musical del salmista: ésta ha de ser la indispensable para que éste desempeñe ecazmente su come 28
LITURGIA Y PASTORAL
do en la celebración. Pero sin olvidar algo que es peculiar y propio del salmo responsorial, que es su carácter poéco y musical especial. Por eso, la preparación musical ha de completarse con unas técnicas de proclamación que faciliten un canto pausado, expresivo, bien entonado, para que las palabras lleguen a la asamblea y encuentren eco en ella. La formación de po ceremonial ha de orientarse al conocimiento de las formas de la celebración y a la actud corporal ante la asamblea. En muchos otros aspectos, la formación del salmista puede inspirarse en los principios y sugerencias práccas del Directorio litúrgico pastoral del ministerio del lector , publicado por el Secretariado Nacional de Liturgia en 1984. El mismo libro del salmista constuye el material de trabajo imprescindible para llevar a cabo una bue na formación de los salmistas. La experiencia de los equipos litúrgicos parroquiales que, con periodici dad ja y constancia admirable preparan a los lectores, salmistas y cantores de su comunidad, se verá esmulada con la publicación de este libro. Por úlmo, es muy conveniente que, en el ámbito diocesano o de zona pastoral, se dé vida a un c entro de formación de salmistas, que puede ser el mismo donde se formen también los lectores y otros mi nisterios litúrgicos y eclesiales, para que personas expertas les ayuden y esmulen en su preparación.
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LITURGIA Y COMUNICACIÓN
LITURGIA Y COMUNICACIÓN
LA ESENCIA DE LA LITURGIA
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ara entender lo que celebramos es importante conocer al menos lo esencial de lo que
hacemos. Hablamos de liturgia o de música litúrgica, pero no siempre sabemos a qué nos referimos.. Si decimos que la música es parte fundamental de la liturgia tenemos que saber referimos qué entendemos por liturgia para situar correctament correctamentee ambas realidades. ¿Por qué y qué celebramos con nuestras liturgias? ¿Por qué cantamos? ¿Para qué cantamos? ¿Con qué nalidad? A ello, aunque de forma muy resumida, dedicaremos las próximas entradas de este blog.
La esencia de la liturgia: Cristo murió rezando Lo que hace posible que el hombre pueda hablar con Dios es el hecho de que Dios es en sí mismo pa-
labra (“logos”). Él es en sí palabra, escucha y respuesta. La encarnación del “logos” signica que aquél que habla en Dios y con Dios parcipa del hablar humano. Y al revés, gracias a la encarnación del “lo gos”,, la parcipación de los hombres del diálogo con el “logos” les hace parcipes del diálogo de Dios gos” consigo mismo. Dicho de otra manera, el hombre puede parcipar en el hablar interno de Dios porque Dios parcipó previamente del hablar humano, uniendo, de este modo, a ambos. Cristo se murió rezando, hablando con el Padre, con la palabra, el “logos”. Antepuso su voluntad al sí al Padre, lo que le llevó a la cruz y, consecuentemente, consecuentemente, a la Resurrección. En ese momento único Cristo denió la esencia de la liturgia crisana para los siglos venideros como un acto de “adoración” al Padre. Desde entonces, esa liturgia como acto de adoración no la “hacemos” nosotros sino que la “revivimos”
como algo que nos ha dado el mismo Jesucristo en el altar de la cruz. Es importante que comprendamos esto porque a veces tendemos a hablar de liturgia como de encuentro fesvo de una comunidad que más parece de vecinos que crisana. Lo que nos convoca, lo que ce -
lebramos, no es el hecho de estar juntos en tono fesvo sino el parcipar juntos de la verdadera liturgia universal que nos dejó Jesús. Por eso la liturgia no es “discrecional”, “discrecional”, no hacemos cada uno lo que nos apetece según nuestro estado de ánimo, edad o cultura. La liturgia universal de la Iglesia garanza que lo que acontece es algo superior a lo que le acontece a una comunidad o grupo determinado. De este modo, más que denir conceptualmente el signicado de la liturgia estamos poniendo el foco en lo esencial de la liturgia: celebramos con alegría, en actud de adoración, la resurrección de Cristo como entrega a la voluntad del Padre. Y lo hacemos de forma comunitaria procurando la “parcipación acva” ( parcipao parcipao actuosa) actuosa) que nos pidió el Concilio, pero sólo si la misma nos permite la “parcipación en Dios” ( parcipao parcipao Dei ). ). La oración comunitaria de la liturgia ene que conducir a que que se rece realmente, es decir, decir, a que no sólo hablemos entre nosotros sino sino con Dios ( parcipao ( parcipao Dei ). ). Esta es la esencia de la liturgia y a ella tenemos que dirigir todas nuestras acciones, signos, gestos y ritos. La vida litúrgica de nuestras comunidades crisanas ha pasado por muchos albajos. De una liturgia casi incomprensible para el pueblo se pasó a una liturgia en la que, para darle parcipación acva, se fue alterando “creavamente” cada vez más la liturgia universal, la que nos dejó Jesús en la cruz, convirendo en catequesis lo que estábamos celebrando e introduciendo elementos novedosos que nos hicieran, teóricamente, entender mejor lo que celebrábamos y hacer más entretenida la misma celebración. Estos errores los hemos ido pagando a precio de “desorientación” y “vaciamiento” del
Publicado el 14 de mayo de 2013. 33
MÚSICA Y LITURGIA
verdadero contenido de la liturgia. El 50º aniversario de la celebración del Concilio Vacano II es un momento oportuno para recordar entre todos que el verdadero verdadero signicado de la liturgia no está en lo que “hacemos” sino en lo que “revivimos” mediante los gestos y los signos que conforman la liturgia crisana, un verdadero espacio espacio de adoración y comunicación con Dios. En la próxima entrada comentaremos cuáles son los más importantes.
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LITURGIA Y COMUNICACIÓN
LOS SIGNOS Y LOS GESTOS
a liturgia eucarísca ene necesariamente un componente dramáco. Cada vez que ce lebramos la eucarisa revivimos (y representamos) un acontecimiento dramáco: Cristo
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murió por nosotros en el altar de la cruz pero Dios Padre lo resucitó para la salvación de
todos. Ya hemos visto que lo que celebramos va siempre más allá de lo que representamos representamos porque nos introduce en una dimensión trascendente que ni siquiera depende de nosotros. (la liturgia no “se hace” sino que “se recibe”). La liturgia es el medio de que disponemos para que se produzca este misterio misterio en nosotros. Y la liturgia, como acto de representación dramáca (pero atención, la liturgia nunca podrá ser un “teatro” aunque aparezca como una acto de representación dramáca), dramáca), está formada por signos y gestos que conviene llenar de contenido para que sean signicavos y nos conduzcan a la trascen dencia que ellos mismos apuntan. La liturgia es “el dedo que apunta a la luna”. luna”. Miremos a la luna pero, por favor, señalemos bien…
Los signos y los gestos El término liturgia proviene del lan liturgīa (liturguía liturguía), ), que a su vez proviene del griego λειτουργία (leitourguía leitourguía), ), con el signicado de «servicio público», y que literalmente signica «obra del pueblo». En su acepción crisana, este servicio se realiza mediante un conjunto de gestos y signos que intentan poner de maniesto el contenido de lo que se quiere celebrar. Son por tanto una forma de expresión (de comunicación) entre el contenido que se quiere expresar y quien lo recibe. El contenido es Cristo y quien lo recibe la comunidad creyente y orante. El Concilio Vacano II en la “Constución sobre la Liturgia” lo expresa de esta manera: «La « La liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos sensibles signican, y cada uno a su manera realizan la sancación del hombre, y así el Cuerpo mísco de Jesucristo, es decir, decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro.» íntegro .» (SC 7). Los signos son signos son todo aquello que me comunica algo. Es una forma indirecta de conocer la realidad, como un puente que me lleva a la otra orilla. Si alguien aparece y me regala un ramo de ores, aunque no me diga nada con palabras, me estará diciendo que me quiere o que me aprecia. Las ores, como signo de ese amor, me conducen a la orilla de los senmientos de esa persona hacia mí. Los signos por excelencia de la liturgia crisana son dos: el silencio y la palabra. Romano Guardini lo expresaba así: «La liturgia la componen la palabra y el silencio; las canciones, la alabanza de los instrumentos y la imagen; los símbolos y los gestos que corresponden a la palabra.». palabra. ». La Palabra, Palabra, con mayúsculas (el “logos”), está en lo que proclamamos con palabras y cantamos con la voz humana. Mediante la palabra y a través de la voz humana, el sacerdote se dirige en nombre de la comunidad al Padre; luego están las disntas formas de anuncio (las lecturas, el comentario a la pala bra leída y la respuest respuestaa de la comunidad), y nalmente las aclamaciones, las disntas formas de recep ción meditava de la Palabra, como el canto del salmo (éste ene un valor simbólico fundamental en la liturgia ya que nos revela el rostro de Cristo: «Oigo « Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, Señor,, no me escondas tu rostro.» (Salmo 27). San Agusn decía que el canto del salmo no es un canto Señor cualquiera sino que es el canto de la mesa de la Palabra). El silencio hay silencio hay que entenderlo como interiorización interiorización de la palabra y los signos. El silencio hace posible el sosiego, la calma en la que el hombre hace suyo lo duradero. La “emoción “emoción litúrgica” no consiste en la Publicado el 25 de mayo de 2013. 35
MÚSICA Y LITURGIA
“variedad” (en hacer cosas para que nuestra celebración sea más amena) sino en conseguir un espacio en el que el hombre pueda encontrar lo verdaderamente verdaderamente grande e inagotable, lo que no necesita varia-
ción porque sasface en sí mismo, es decir, la verdad y el amor. Los gestos, gestos, lo que hacemos cuando nos dirigimos al Padre (estar de pie, sentado o de rodillas, incli narnos, extender las manos, darnos la paz…), son lo que nos permite aunar lo exterior con lo interior en una relación de enriquecimiento mutuo. La Iglesia insiste en la necesidad de renovar, actualizar, “entroncar” los gestos con cada cultura, para que las palabras y gestos sean más “signicavos” para la mentalidad del hombre. La liturgia consta de una parte inmutable por ser de instución divina (la fórmula de la consagración por ejemplo), y de otras partes sujetas a cambio que pueden y deben ir cambiando, como lo ilustra la historia de la Iglesia. La repeción constante de los ritos, realizados generalmente sin conocer su signicado, produce un inevitable desgaste y llegan a “no decir nada”. Por eso nos pide la Iglesia Ig lesia un esfuerzo de reexión, creavidad y parcipación para hacer cada vez más visible e misterio de la fe en los gestos que realizamos. El gesto más anguo de oración en el crisanismo son las manos extendidas hacia lo alto. Los crisanos vieron dos signicados en los brazos desgarrados de Cristo en la cruz: la adoración al Padre y el abrazo con el que Cristo quiere atraernos hacia Él. Después se desarrolló el gesto de juntar las manos, gesto que probablemente procede del sistema feudal en el que el siervo ponía sus manos en las manos del señor como gesto de entrega; era una expresión de conanza y delidad. Otros gestos que realizamos en nuestras celebraciones son: las manos que dan y reciben (la paz), las manos que reciben el cuerpo de Cristo, las manos que realizan la señal de la cruz, la imposición de las manos (gesto sacramental), las manos que golpean el pecho en señal de dolor y contrición, las reveren-
cias, las miradas, los besos, la procesión o el canto. El canto aparece, por tanto, como signo litúrgico en cuanto que también es palabra, voz (que proclama la Palabra con mayúsculas) y gesto que realiza la comunidad orante en cuanto que ésta, con el canto, expresa lo que no es capaz de decir con palabras u otros gestos.
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LITURGIA Y COMUNICACIÓN
LOS SIGNOS DE REVERENCIA. LAS POSTURAS
a Ordenación General del Misal Romano da unas normas claras de las posturas corporales que hay que adoptar durante la Eucarisa. Para el Misal Romano «la « la postura uniforme, seguida por todos los que toman parte en la celebración, es un signo de comunidad y unidad de la Asamblea» Asamblea» (OGMR nº 42).
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Las posturas corporales que el Misal Romano indica (OGMR 42) son las que resumimos a connuación:
ESTAR DE PIE Es una forma de demostrar nuestra nuestra conanza lial, y nuestra disponibilidad para la acción, para el camino. El estar de pie signica la dignidad de ser hijos de Dios, no esclavos agachados ante su señor. Es la conanza del hijo que está ante el padre a quien respeta muchísimo y a quien al mismo empo ene cariño. Al mismo empo, al estar en pie manifestamos la fe en Jesús resucitado que venció a la muerte, y la fe en que nosotros resucitaremos también; el estar agachado y postrado no es la úlma postura del crisano; sino el estar en pie resucitado. Estaremos en pie: • • • • • •
desde el canto canto de entrada hasta el nal de la oración Colecta. durante la lectura del Evangelio Evangelio y el canto del Aleluya que le precede. durante la profesión profesión de de Fe (Credo) y la oración de los Fieles. desde que empieza empieza la oración oración sobre sobre las ofrendas hasta la consagración. consagración. después de la consagración hasta después de la comunión. desde la oración de después de la comunión hasta hasta que el sacerdote sacerdote abandona abandona el altar altar..
Todas las oraciones deben hacerse de pie como actud de respeto y buena disposición. Está genera lizada la costumbre (errónea) de permanecer sentados durante la oración sobre las ofrendas. Sin em bargo, estamos sentados durante durante la preparación de las ofrendas, pero nos ponemos de pie cuando el sacerdote dice: “Orad, “Orad, hermanos, para que este sacricio, mío y vuestro... vuestro.. .”
SENTADOS Signica la conanza de estar con los amigos, con paz y tranquilidad. Estamos en casa cuando estamos en el templo. Sentados podemos hablar con inmidad y largamente con el Señor que está ahí presente. También uno se sienta para escuchar y aprender cuando un maestro habla. Estaremos sentados: • • • •
durante las lecturas lecturas que preceden al Evangelio, Evangelio, incluido el Salmo responsorial. responsorial. durante la homilía. mientras se hace la preparación preparación de los dones en el ofertorio. a lo largo del silencio posterior a la comunión.
DE RODILLAS Sólo ante Dios debemos doblar nuestra rodilla. Al ponernos de rodillas signica que nos reconocemos pecadores ante Él. La genuexión ante el Sansimo es un saludo reverencial de fe, en homenaje de Este apartado no se publicó en el Blog. 37
MÚSICA Y LITURGIA
reconocimiento al Señor Jesús. Debemos hacerlo en forma pausada y recogida. Estaremos solamente durante la Consagración, aunque por razones de edad, incomodidad del lugar o aglomeración que lo impida se podrá estar respetuosamente respetuosamente de pie. Los que no se arrodillen para la consagración, que ha -
gan inclinación profunda mientras el sacerdote hace la genuexión después de la consagración.
POSTRADOS Se usa en ciertos ci ertos momentos escasos, en que el alma crisana se siente más indigna de dirigirse a Dios, cargada de responsabilidades, o en un luto universal como el del Viernes Santo por la muerte de Jesús, o cuando la pena y desconsuelo son tan inmensos que no se ve solución. Por ejemplo: el futuro sacer dote, cuando se postra el día de su ordenación sacerdotal; o algunas monjas, el día en que entran al
convento o hacen su profesión religiosa, se postran en el suelo, indicando no tanto el abamiento, sino la necesidad de protección de Dios y la impotencia personal. Es signo de humildad y penitencia.
LA PROCESIÓN Más que un gesto litúrgico, es un rito. En las celebraciones habituales, por ejemplo, en la santa misa, los ministros realizan movimientos que enen carácter procesional: al principio, antes del evangelio, etc. También También los eles adoptan esta actud al presentar las ofrendas y cuando comulgan. Además, hay procesiones excepcionales excepcionales unidas al año litúrgico, como la del Domingo de Ramos y la del Corpus Chris-
, o en circunstancias parculares de la vida de la Iglesia, por ejemplo, la de una comunidad parroquial el día de las estas patronales. La procesión simboliza, principalmente, el carácter peregrinante de la Iglesia. También, a veces, es un signo muy expresivo de fe y devoción. Deben hacerse con dignidad y respeto. Fuera de las posturas propias de la Misa hay otras posturas que pasamos a relacionar relacionar.. Se pueden adop tar dos clases de posturas corporales: la inclinación y la genuexión:
LA INCLINACIÓN Indica reverencia y honor a las personas o a lo que representan, y puede ser de dos pos: inclinación de cabeza e inclinación de cuerpo o profunda, que se hace desde la cintura. •
La inclinación de cabeza se le hace al nombre de Jesucristo, de la Virgen y del santo en cuyo
honor se celebra la Misa. Se debe hacer reveren reverencia cia profunda en el Credo arrodillándonos si es la Solemnidad de Navidad o la esta de la Anunciación del Señor. Señor. Asimismo la bendición presi dencial que concluye la Misa se debe recibir con inclinación de cabeza. •
La inclinación de cuerpo o reverencia profunda se se le hace hace al altar altar cuando no está allí el Sansi Sansimo; también se debe hacer inclinación profunda cada vez que se sirva al obispo o se pase por delante de él; se hace antes y después de las incensaciones y en algunas otras ocasiones en que está dispuesto. Deben hacer inclinación profunda al altar que simboliza a Cristo y no al sacer dote como equivocadamente se hace a veces, todas aquellas personas que suban al presbiterio
para realizar alguna función como por ejemplo los lectores o los que van a hacer las peciones de la Oración Universal de los Fieles, que vulgarmente llamamos preces, tanto al llegar como al marcharse.
LA GENUFLEXIÓN Se hace siempre con la rodilla derecha llevándola hasta el suelo y signica adoración. Por ser signo de adoración está reservada al Sansimo Sacramento y a la Santa Cruz en la liturgia del Viernes Santo. En resumen, se debe hacer genuexión cada vez que pasemos por delante del Sansimo Sacramento e inclinación profunda al altar todos los que se acercan al presbiterio o se alejan de él (por ejemplo los que se han acercado para hacer alguna lectura o peción). 38
LITURGIA Y COMUNICACIÓN
EL SILENCIO EN LA LITURGIA
El silencio sagrado no de los signos más importantes de la liturgia crisana es el silencio. No se trata de un silencio cualquiera, sino de un “silencio sagrado”. sagrado”. Romano Guardini lo describió así: «Si «Si alguien me preguntase dónde comienza la vida litúrgica, yo respondería: con el aprendizaje del silencio. Sin él, todo carece de seriedad y es vano...; este silencio... es condición primera de toda acción sagrada.». sagrada. ».
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El silencio no se puede entender sin su polo opuesto, el hablar. El silencio sólo se puede dar en aquél que puede hablar. Los animales emiten sonidos pero no hablan, por eso en ellos no puede haber si lencio. Esto indica que el silencio no es ausencia de sonidos sino una “no palabra”. En Una éca para nuestro empo, empo, el propio Guardini dice: «Sólo « Sólo puede hablar con pleno sendo quien también puede callar; si no, desbarra. Callar adecuadamente sólo puede hacerlo quien también es capaz de hablar. De otro modo es mudo.». mudo. ». Ambos polos son complementarios y se necesitan para exisr. Si se elimina uno se elimina automácamente el otro. Por eso nuestro mundo, que ha eliminado el silencio, ha ma tado también la palabra y lo que habitualmente escuchamos es su degeneración. No es una palabra vinculada a la verdad y que alimente la vida del hombre. Todo lo contrario, cuanto escuchamos hace que la existencia humana languidezca y se atroe. «Entre « Entre el silencio y el hablar se desarrolla la vida del hombre en relación con la verdad » escribirá Guardini. Por ello, es necesario recuperar el silencio para recuperar la palabra, porque de la tensión entre ambos se engendra la verdad. Una imagen propuesta por el mismo Guardini nos puede hacer ver la importancia del silencio: « Quien no sabe callar callar,, hace con su vida lo mismo que quien sólo quisiera respirar para fuera y no para dentro. No tenemos más que imaginarlo y ya nos da angusa. Quien nunca calla echa a perder su humanidad.». humanidad. ».
Sólo en el silencio llego a Dios Romano Guardini termina su reexión sobre el silencio armando: «Sólo « Sólo en el silencio llego a Dios.». Dios .». Para explicarlo evoca dos conocidos pasajes. El primero es del libro de los Reyes (Re 19, 11-12). Elías busca a Dios en las fuerzas más violentas de la naturaleza y lo encuentra en la brisa ligera, en el silencio: « Así podríamos seguir reexionando: la imagen de la vida de Dios resulta ser la innita calma de un silencio que todo lo conene. conene.». ». El segundo pasaje es el prólogo del Evangelio de Juan: «En « En el principio exisa la Palabra, y la Palabra estaba en Dios, y la Palabra era Dios. (...) A Dios nadie lo ha visto. El Hijo Único de Dios, que está en el seno del Padre, nos lo ha manifestado.». manifestado.». Ante estos pasajes comenta Guardini: «La «La primera imagen, la del silencio y la sencillez sin ruido, y la segunda, la del nacimiento hablante de la comunidad en el amor abarcan el misterio de la vida de Dios y su sagrado señorío. Pero ¡qué misterio hay también en el hombre, en que, por voluntad de Dios, se reeja su gloria prísna! Y ¡qué deber conservarlo en su pureza invulnerada!». invulnerada! ». Silencio y Palabra, por tanto, son los dos signos de la liturgia que no podemos descuidar. descuidar. Privilegiar uno frente a otro, como hemos dicho, es matar a ambos. Nuestras celebraciones suelen tener demasiada “verborrea” y adolecen del silencio necesario. Para conseguir la adecuada “emoción litúrgica” es ne cesario equilibrar ambas expresiones. Al Dios que habla le respondemos cantando y orando, pero ese
Publicado el 1 de junio de 2013. 39
MÚSICA Y LITURGIA
mismo Dios, que es Palabra y va más allá de cualquier palabra, nos invita también al silencio. De hecho, Jesús es el “amén” de Dios, su úlma palabra; en él Dios lo ha dicho todo. A la Palabra, con mayúsculas, le sigue el silencio sagrado, espectante. espectante. Por tanto, nuestra actud litúrgica debe ser la de “adoración” del Misterio, no la de intentar explicar con “palabras” aquello que celebramos y revivimos (para eso están otras acciones pastorales de la Iglesia, como la catequesis o los cursos de formación). De la liturgia esperamos precisamente precisamente esto, que nos ofrezca el silencio acvo en el que encontremos a Dios y nos encontremos a nosotros mismos. Por eso el silencio no es un gesto sino un signo. No es algo que podamos introducir en nuestras celebraciones como otra acción cualquiera. No se puede “hacer silencio” porque ahora no cantamos o no hablamos. El silencio en la liturgia lo envuelve todo, lo tamiza todo. Aun así, dentro de este ambiente de “silencio” que lo envuelve todo, en la liturgia hay dos breves momentos de silencio importantes: el que sigue a la homilía (cuántas veces el sacerdote termina la homilía y comienza a rezar el Credo de camino a la sede…) y el que sigue a la Comunión. Éste es el más signicavo y úl ya que es un momento privilegiado de adoración ínma, de encuentro con el Cristo que se nos da en la Palabra y en su Cuerpo. En este momento de la celebración c elebración está todo dicho, ya no hay más palabras: Cristo se nos ha dado y se ha obrado el milagro de su consagración. No se puede interrumpir un momento así con nada que no sea el silencio y la oración. Si elegimos un canto para este momento ene que garanzar este clima de silencio y oración por lo que tenemos que ser muy exigentes con el contenido del mismo y la tonalidad del canto; ha de ser un canto de acción de gracias
de carácter ínmo, oracional, preferible preferiblemente mente en tono menor menor.. La asamblea está sentada, recogida en oración, degustando ese momento ínmo de comunión con el Misterio por lo que aquí sólo cabe la actud que expresa santo Tomás Tomás de Aquino en el Pange lingua: «Que « Que la lengua humana cante este misterio… Dudan los sendos y el entendimiento entendimiento,, que la fe lo supla con asenmiento… Himnos de alabanza, bendición y obsequio…».
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LITURGIA Y COMUNICACIÓN
EL CANTO EN LA LITURGIA
a importancia que el canto ene en el contexto de la religión bíblica es evidente. En el An guo Testament Testamento o la palabra cantar aparece 309 veces y en el Nuevo 36. Cuando el hombre entra en contacto con Dios las palabras se hacen insucientes. La primera mención del canto la encontramos después del paso del Mar Rojo. La reacción del pueblo ante el acontecimiento de la salvación que había experimentado se relata así: «Creyeron « Creyeron en Yahvé y en Moisés su siervo.» (Ex 14,31)… «Entonces «Entonces Moisés y los israelitas cantaron este cánco a Yahvé…» Yahvé… » (Ex 15,1). En la celebración de la noche pascual seguimos cantando año tras año este cánco porque también nosotros nos sen mos salvados.
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El culto judío incluía el canto de los salmos, la oración bíblica por excelencia. El mismo Jesús cantó cantó durante la cena con sus discípulos: «Después « Después de cantar los salmos, pareron para el monte de los Olivos. » (Mt 26, 30). La lectura de la Torá en la sinagoga se hacía con un recitado-cantado que incluía un giro melódico pico nal que favorecía la retención del oyente. Al parecer, cada libro del Anguo Testamen to tenía un recitado diferente. No se entonaba igual el libro de Jeremías que el de las Lamentaciones o un capítulo de Isaías. El canto litúrgico se sitúa en esta gran tradición histórica de experiencia de salvación. Para el pueblo judío el paso del Mar Rojo quedará como el fundamento de su Alianza con Dios mientras que para los crisanos el verdadero éxodo es la resurrección de Cristo que ha atravesado el “Mar Rojo” de la muerte, que ha descendido a los inernos y ha abierto las puertas del triunfo. En la liturgia del pueblo de Israel, al igual que para nosotros hoy, el cánco de Moisés ocupa un lugar fudamental junto a los salmos porque expresan lo que Dios ha hecho con su pueblo, y así lo cantamos: «Mi «Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.» salvación .» (Ex 15)
El canto, un carisma del Espíritu J. Razinger, en El espíritu de la liturgia, nos recuerda cómo el Espíritu Santo enseñó a cantar a David y por medio de él a Israel y a la Iglesia. El canto es la nueva lengua que procede del Espíritu en donde e ne lugar la “sobria embriaguez” de la fe en cuanto que supera las posibilidades de la mera racionalidad. Cristo y el Espíritu son inseparables, por lo que necesariamente los cáncos inspirados nos conducen a Cristo quien nos ha dado el Espíritu que a su vez nos permite dirigirnos a Dios como Abbá, Padre. Es un círculo trinitario perfecto en el que el canto es vehículo de comunicación entre las tres personas de la comunidad trinitaria y nosotros, su pueblo. La primiva comunidad crisana es heredera de esta tradición siendo connuamente exhortada a di rigirse a Dios con cantos: «Con «Con el corazón agradecido cantad a Dios salmos, himnos y cáncos inspira dos.» dos. » (Col 3,16); «Cantad «Cantad y celebrad interiormente al Señor.» Señor. » (Ef 5, 19). Probablemente se trata de los tres cáncos evangélicos que la Iglesia reza en la Liturgia de las Horas: el de María (magnicat), el de Zacarías (benedictus) y el de Simeón (nunc dimis) así como de los numerosos cáncos que se recogen en el resto de escritos del Nuevo Testamento Testamento (cartas paulinas y Apocalipsis). Podríamos decir que era su “cantoral litúrgico”, con el que rezaban y cantaban a Dios en sus asambleas. En nuestras celebraciones litúrgicas hemos heredado toda esta riqueza, especialmente en la Liturgia de las Horas, pero también en la eucarisa, en la que además del canto de los salmos hemos incorpo Publicado el 15 de junio de 2013. 41
MÚSICA Y LITURGIA
rado otras aclamaciones de la primiva comunidad crisana como el “maranathá”(¡ven, Señor Jesús), el “kyrie” (Señor, ten piedad), el “Gloria” o el “amén” (que en palabras de san Jerónimo, «explotaba como un trueno».)
«Cantar es cosa del amor» (San Agustín) Ya que el Espíritu está en el origen del canto religioso es interesan interesante te recordar la imagen nupcial con la que se nos presenta la relación de Dios con el hombre. Dios se desposa con su pueblo con quien sella una Alianza nueva. La alianza es la imagen de los desposorios y del matrimonio como vínculo de amor de Dios con el hombre y del hombre con Dios. De esta forma, el amor humano pasa a ser imagen de la actuación de Dios con su pueblo. Pero puesto que la Alianza nueva se sella por el Espíritu Santo, que es el amor, amor, porque es Cristo que se nos entrega para siempre y nos conduce al Padre, y ese mismo Espíritu
es el origen del canto, podemos decir con san Agusn que «cantar es cosa del amor».
Cantar es un verdader verdadero o signo litúrgico Teniendo en cuenta la tradición bíblica y la l a expresión del canto como carisma del Espíritu, a lo largo de
la historia de la Iglesia el canto ha ido adquiriendo ropajes propios de su empo así como tratando de puricarlo de todo aquello que no le era propio. La inuencia del canto litúrgico popular fue usada por quienes propagaban doctrinas erróneas divulgando así las herejías. Esto incitó a compositores eles a la fe católica y apostólica a componer himnos métricos de fácil retención para jar en la mente y en el corazón la verdadera doctrina. Baste recordar a san Efrén, Gregorio Nacianceno, san Ambrosio o san Agusn. Sin embargo, no todos los Santos Padres fueron unos entusiastas del canto en la liturgia. Algunos como san Juan Crisóstomo, fueron muy crícos, por entender que la música era un factor de dispersión y un halago de los sendos. En la Edad Media santo Tomás Tomás se muestra un tanto cohibido al defender el canto litúrgico (cf. (cf. S Th II-II, q. 91, a.2). Estas actudes maniestan que en la Iglesia siempre ha exisdo una preocupación muy grande por el carácter auténcamente auténcamente religioso y litúrgico del canto y de la música en el interior de las celebraciones. Posteriormente, enriquecido el canto con la polifonía, se hizo presente en los monasterios y en las catedrales hasta que con el Concilio Vacano II se conviró en expresión de todo el Pueblo de Dios quien, mediante el canto litúrgico, se une más ínmamente a su Señor parcipando de forma acva en aquello que celebra. De esta forma, puricándose de los excesos y desviaciones que le han acompa ñado a lo largo de la historia, el canto ha ido recuperando su verdadera función ministerial al servicio de la liturgia conviréndose en “signo litúrgico” en cuanto que es palabra, voz que proclama la Palabra con mayúsculas.
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LITURGIA Y COMUNICACIÓN
LA MÚSICA EN LA LITURGIA
a expresión que ulizan los salmos para referirse al término “cantar” hace referencia a un canto acompañado de instrumentos (probablemente instrumentos de cuerda). La Biblia psallein,, que en griego signica “puntear” (sobre todo griega tradujo la palabra zamir por por psallein referido al sonido de los instrumentos de cuerda, el arpa o la cítara). Con ello estaban indicando que los salmos (psallein), aun siendo un canto vocal, se entonaban acompañados de instrumentos musicales. Este modo concreto de rezar del pueblo de Israel creó una cultura que poco a poco se fue desarrollando añadiendo nuevos elementos culturales y nuevas expresiones musicales que en algunos casos fue ron la puerta para amplias discusiones sobre el problema de la inculturación. Oriente siguió siendo el a la música puramente vocal mientras que Occidente adoptó otras formas musicales como la polifonía (el papa san Gregorio Magno, en el siglo VII fue el gran compilador de la música litúrgica y creador de cantorum que fue por toda Europa divulgando ese repertorio que pronto tomó el nombre de la schola cantorum que “canto “cant o gregoriano”).
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El órgano como principal instrumento acompañante La voz es el principal instrumento de la música litúrgica y no será hasta la primera mitad del siglo XI cuando se normalice el uso del órgano en la liturgia. Una vez incorporado a la liturgia, el órgano ha ido conquistando tal presgio que se ha converdo en el instrumento por excelencia para acompañar el canto litúrgico. Una de las primeras referencias de órgano desnado al culto es la de Tona en 888: Un presbítero llamado Álvaro cerca que ha traído para la dedicación de la iglesia de esta localidad catalana un cáliz, una patena, un Misal, un Leccionario y un órgano. En la l a primera mitad del siglo XI el órgano ya es considerado como un objeto litúrgico más, pero el carácter sacro del órgano será denivamente sancionado por Santo Tomás Tomás de Aquino, cuando en su comentario al salmo 32 arme como efecto peculiar de este instrumento que «el « el afecto del hombre es arrebatado a lo celesal », », idea que será retomada por el Concilio Vacano II en la Sacrosanctum Concilium casi Concilium casi con sus mismas palabras: «Téngase en gran esma en la Iglesia lana el órgano de tubos, como instrumento musical tradicional, cuyo sonido puede aportar un esplendor notable a las ceremonias eclesiáscas y levantar poderosa mente las almas hacia Dios y hacia las realidades celesales.» celesales.» (SC 120).
Otros instrumentos musicales para la liturgia A parr del Concilio Vacano II se ha generalizado generalizado,, sin embargo, el uso de otros instrumentos musicales: «Los «Los instrumentos musicales pueden ser de gran ulidad en las celebraciones sagradas, ya acom pañen el canto, ya intervengan solos. El empleo de instrumentos en el acompañamiento de los cantos puede ser bueno para sostener sostener las voces, voces, facilitar facilitar la parcipación parcipación y hacer más profunda la unidad de la asamblea.» asamblea. » (MS 62 y 64). La discusión sobre qué instrumentos se pueden ulizar y qué instrumentos no son aptos para el acompañamiento del canto litúrgico se resuelve con la adecuada formación litúrgica que venimos reclamando desde estas páginas pues cuando sabemos qué celebramos y por qué, todo ende casi espontáneamente a ello sin estridencias. La música instrumental sirve para sostener, sostener, acompañar el canto y dar carácter fesvo a las celebraciones. El órgano lo hace de forma más natural por su tradición eclesial, pero otros instrumentos, igualmente válidos, requieren mayor atención para que su uso no nos distraiga y extravíe extravíe de lo que estamos celebrando. Publicado el 22 de junio de 2013. 43
MÚSICA Y LITURGIA
Merece sólo un apunte el uso generalizado que hacemos en nuestras celebraciones de la guitarra,
un instrumento muy apreciado en nuestra cultura que se aprende a tocar fácilmente, al menos para acompañar con acordes. Precisamente por la falta de formación litúrgica que venimos repiendo, con frecuencia se ha trivializado el uso de la guitarra por el empleo de ritmos inadecuados y líneas melódi cas impropias de la música litúrgica. l itúrgica. Las mal llamadas “eucarisas de jóvenes” o “eucarisas con niños” parecen más “fuegos de campamento” o “fesvales “fesvales de música” que auténcas celebraciones litúrgicas. Es necesario y urgente encauzar el uso que se hace de la guitarra y de los demás instrumentos en las misas dominicales para que el instrumento se adapte a la celebración y no al revés.
Los criterios Qué cantamos y qué instrumentos ulizamos para nuestras liturgias son decisiones importantes que no deben estar en manos de cualquiera que con buena voluntad trate de “amenizar” nuestras celebra-
ciones. Corresponde en primer lugar a los responsables de las comunidades y de las parroquias (incluso al Ordinario del lugar) velar para que la música y el canto sean un verdadero “ministerio” “ministerio” al servicio de la fe y de la oración del Pueblo de Dios. Por resumir, recordemos una vez más que las caracteríscas que debe aportar la música y el canto para que sean litúrgicos son: música . La música está al servicio del texto y no al revés. Para que el * Primacía del texto frente a la música. canto y la música sean litúrgicos, los textos han de estar inspirados en la Sagrada Escritura y en los textos de la propia liturgia (así lo dice el Concilio), pero también han de ser capaces de interpretar el sendo auténco, el sensus del rito, hacerlo comprensible y, por tanto, permir y conducir a la implicación y a la «parcipación acva». musical. El canto y su acompañamiento instrumental han de ser arscamente bellos, * La calidad musical. de buen gusto y en armonía con el carácter sagrado de lo que celebramos. Hay una gran variedad de instrumentos que se pueden ulizar en las liturgias, no sólo el órgano, pero han de respetar el criterio cr iterio de adecuación, armonía y necesaria parcipación de la asamblea. celebración . El canto y la música litúrgica no enen una función concersca sino * La adaptación a la celebración. que están al servicio de la celebración del Misterio y de la Palabra, en donde radica el único protago nismo de nuestras liturgias. Hay diversidad de celebraciones y de empos litúrgicos por lo que en cada caso hay que procurar que la música y el canto se adapten en los textos y en las melodías y ritmos a cada momento celebravo (no es lo mismo el Tiempo de adviento, lleno de expresiones que manies tan la “espera” por la venida del Mesías, que el Tiempo de Pascua en el que cantamos con gozo el Ale-
luya de la Resurrección del Señor; como no es lo mismo un canto de entrada que un canto de ofertorio o de acción de gracias...). comunidades. No es lo mismo celebrar una liturgia en un grupo reducido * La adecuación a nuestras comunidades. que en una celebración multudinaria, o en una comunidad de religiosos que en una asamblea domi nical, como no es lo mismo celebrar la liturgia en una cultura que en otra (diferentes etnias, diferen tes tradiciones culturales y religiosas...). Cada uno requiere un eslo apropiado de ritmos, de género musical e incluso de textos adaptados a sus circunstancias. Pero siempre, en cualquier lugar en que se celebre una liturgia crisana, la música y el canto, como signos litúrgicos, han de conducir a hacer visible y audible la experiencia “fascinante y tremenda” de Cristo resucitado en medio de una asamblea que expresa al unísono su fe.
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LITURGIA Y COMUNICACIÓN
MÚSICA RELIGIOSA, MÚSICA SAGRADA Y MÚSICA LITÚRGICA
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l término “música sacra” o “música sagrada” es bastante reciente reciente ya que se encuentra en
los escritos a parr del siglo XVIII, pero el concepto ha sido ulizado a lo largo de toda la historia de la cultura musical. Desde el principio, los crisanos han recurrido al canto y lo han incluido en sus ritos reconociéndole un carácter ministerial y sacramental. San Agusn ya disn guía entre la “música eclesiásca” (música culta que se podía ulizar eventualmente en la Iglesia) y el “canto “cant o eclesiásco”, eclesiásco”, cuya primera cualidad no era la arsca, sino el ser “apto” para cumplir la función litúrgica que se espera de él. Siglos más tarde, a nales de la Edad Media, de ese canto eclesiásco se deriva el cantus llanus conocido como el canto gregoriano, y el cantus guratus conocido como el canto polifónico. Pero es verdad que sólo en épocas recientes (parcularmente a parr del Concilio Vacano II) se ha sendo la exigencia de diversicar la música desnada al culto de la desnada a otras nalidades. Por tanto, si lo que queremos es llegar a “una liturgia cantada” es importante disnguir las diversas mani festaciones de la música dentro del contexto religioso cuyas deniciones encontramos en los propios documentos eclesiales. Para ello sigo al musicólogo canario Roberto Pía, que ene un arculo muy claricador sobre Música religiosa, música sagrada y música litúrgica en el Magisterio de la Iglesia y que nos puede servir de guía para entender mejor la disnción entre cada uno de los conceptos:
Música religiosa La denición se encuentra en la Instrucción de la Sagrada Congregación de Ritos De musica sacra et sacra liturgia (1958): «Música «Música religiosa es cualquier música que, ya sea por la intención del compositor o por el tema y el propósito de la composición, es capaz de excitar sentimientos piadosos y religiosos [...] no está habilitada para el culto divino, tiene una índole más bien libre, y no está admitida en las acciones litúrgicas.» litúrgicas.» (n. 10). Posteriormente, la Instrucción de la Congregación para el Culto Divino iglesias (1987) maza lo anterior y dice que la música religiosa es «la «la que se sobre los Conciertos en las iglesias (1987) inspira en un texto de la Sagrada Escritura, o en la Liturgia, o que se reere a Dios, a la Sansima Virgen María, a los Santos o a la Iglesia .» (n. 9). Su ulidad consiste en «crear « crear en las iglesias un ambiente de belleza y de meditación que ayude y favorezca una disponibilidad hacia los valores del espíritu, incluso entre aquellos que están alejados de la Iglesia. Iglesia.». ». Por lo tanto « pueden tener su propio lugar en la iglesia, pero fuera de las celebraciones litúrgicas.» litúrgicas .» (ib.).
Música sagrada «Se enende por Música Sagrada aquélla que, creada para la celebración del culto divino, posee las
cualidades de sandad y bondad de formas.» (MS formas.» (MS 4a). «Por «Por consiguiente, la música sagrada debe tener en grado eminente las cualidades propias de la liturgia, y precisamente la sandad y la bondad de las formas, de donde nace, espontáneo, otro carácter suyo: la universalidad. Debe ser santa y, por lo tanto, excluir todo lo profano, y no sólo en sí misma, sino en el modo en que se ejecuta. Debe ser arte verdadero, porque no es posible de otro modo que tenga sobre el ánimo de los oyentes el efecto que la
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MÚSICA Y LITURGIA
Iglesia desea lograr al usar en su liturgia el arte de los sonidos. A la vez debe ser universal, en el sendo de que, aun concediéndose a toda nación que admita en sus composiciones religiosas aquellas formas parculares que constuyen el carácter especíco de su propia música, éste debe estar de tal modo subordinado a los caracteres generales de la música sagrada, que ningún el procedente de otra nación experimente al oírla una impresión que no sea buena.» buena. » (Tra (Tra le sollecitudini , TLS 2). Bajo el nombre de música sagrada se incluyen: el canto gregoriano, la polifonía sagrada angua y moderna en sus diver sos géneros, la música para el órgano y otros instrumentos admidos en la Liturgia y el canto popular sagrado, o sea, litúrgico y religioso (cf. MS 4b). El canto popular sagrado no se consideraba digno de la acción litúrgica ya que su texto era en lengua
vernácula y, por lo tanto, se quedaba relegado a los ejercicios piadosos y devocionales. La encíclica Musicae sacrae (1955) reconoce el canto popular sagrado como un género independiente, pero lo considera aún como extralitúrgico: podía emplearse sólo «en las funciones no plenamente litúrgicas», litúrgicas », o sea en los ejercicios piadosos. Pío XII denió por primera vez el canto popular sagrado como «aquél « aquél que brota espontáneamente del senmiento religioso con que el Creador ha dotado a todos los seres humanos.» humanos .» (De (De musica sacra et sacra liturgia n. liturgia n. 9) y añadió que algunas veces podía permirse hasta en las funciones litúrgicas. Pero será el Concilio Vacano II el que amplíe el concepto de música sagrada y dé a la música religiosa popular un estatuto integrado en la liturgia: «La « La Iglesia no excluye de las acciones litúrgicas ningún género de música sagrada, siempre que corresponda al espíritu de la misma acción litúrgica y a la naturaleza de cada una de sus partes, y no impida la debida parcipación del pue blo.» blo .» (MS 9). De acuerdo con este deseo del Concilio se compusieron numerosas canciones de música religiosa en lengua vernácula pero no siempre se atuvieron a los criterios de música sagrada y religiosa que exigía la Iglesia. Juan Pablo II, en una homilía dirigida a las Scholae Cantorum armó que « para que una música sea auténcamente sagrada es necesario que posea una predisposición adecuada a su nalidad sacramental y litúrgica, y sea, por lo tanto, ajena a la música desnada a otros nes.». nes .». Por tanto, no toda música sagrada puede ser usada en las celebraciones litúrgicas. Necesita poseer ulteriores requisitos, de naturaleza más externa, pero en ningún modo accidentales, que se pueden resumir en el concepto de “funcionalidad litúrgica” litúrgica”..
Música litúrgica Por úlmo, una música verdaderamente litúrgica es la que interpreta el sendo auténco del rito, el sensus del rito, lo hace comprensible y, por lo tanto, permite y conduce a la implicación y a la «parcipación acva». Entre rito y música ene que exisr una relación directa, deben integrarse, compene trarse mutua y necesariamente. Sólo así la música puede considerarse y converrse en «parte necesa ria e integral» de la liturgia. Del rito nace el hecho sonoro más adecuado y directamente relacionado con lo que se celebra; y como los ritos son muchos y de diferentes naturalezas, del mismo modo las expresiones musicales serán diversicadas diversicadas con el n de exaltar el contenido ritual. La correspondencia entre el contenido ritual y el signo que lo evidencia (la música) constuye lo que se denomina “fun cionalidad litúrgica” o “liturgicidad” “liturgicidad”.. Consecuentemente, una música es “funcional” cuando se adecúa exactamente exactamen te al sendo del rito, lo traduce e interpreta elmente. La música litúrgica, por tanto, nece sita reunir unas caracteríscas que incluyan el sensus Ecclesiae y el sensus Liturgiae. Resumiendo,, podemos armar que: Resumiendo •
La música música litúrgica es, y ene que ser ser,, sagrada; sagrada; más aún, es religiosa.
•
La música sagrada es es religiosa, pero no no automácamente automácamente litúrgica; puede converr converrse se en litúrgica si cumple con ulteriores requisitos funcionales.
•
La música religiosa no es ni sagrada, ni litúrgica, y por tanto, tanto, de ninguna manera manera ene el derecho a entrar en el culto.
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EVOLUCIÓN DEL CANTO RELIGIOSO
EVOLUCIÓN DEL CANTO RELIGIOSO
EL CANTO GREGORIANO. ORIGEN E HISTORIA
ara hablar del canto litúrgico hemos pardo hasta ahora de las consideraciones que hizo el Concilio Vacano II en la reforma litúrgica recogida en la constución Sacrosanctum Concilium.. Esta reforma marcó un antes y un después en el contexto de la música litúrgica hasta lium tal punto que enseguida se expulsó de la liturgia ordinaria lo que hasta ese momento era prácca mente lo único aceptado por la Iglesia: la música sagrada y el canto gregoriano. Durante algún empo, después del Concilio, parecía como si, sobre todo el canto gregoriano, no hubiera exisdo. Pero afor tunadamente la realidad no es lo que parece. Cuando hace algunos años de manera sorprendente sorprendente las
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grabaciones de canto gregoriano alcanzaron una gran popularidad, daba la sensación de que se había descubierto algo ignorado hasta entonces, aunque había estado ahí desde hacía siglos, había compar-
do un lugar de preferencia con las otras músicas que estuvieron de modo en cada época y les había prestado su esencia más ínma para que pudieran evolucionar. En la Iglesia crisano-romana fue el canto litúrgico por excelencia y de ningún modo lo ha expulsado de su vida litúrgica; es más, lo sigue considerando el canto por excelencia para la liturgia. Para entender lo que ha ocurrido y para darle al canto religioso, especialmente al gregoriano y a la polifonía, el lugar que le corresponde es importante repasar su historia, profundamente ligada al cris -
anismo y a la liturgia.
Proemio El Concilio abre su reexión sobre la Música sagrada con estas palabras: « La tradición musical de la Iglesia universal constuye un tesoro de valor inesmable, que sobresale entre las demás expresiones arscas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras, constuye una parte necesaria o integral de la Liturgia solemne.» solemne. » (SC 112) Y connúa: «La «La Iglesia reconoce el canto gregoriano como el propio de la liturgia romana; en igualdad de circunstancias, por tanto, tanto, hay que darle el primer lugar en las acciones litúrgicas. Los demás géneros de música sacra, y en parcular la polifonía, de ninguna manera han de excluirse en la celebración de los ocios divinos con tal que respondan al espíritu de la acción litúrgica.» litúrgica.» (SC 116). Sin embargo, a pesar de que explícitamente se decía que al canto grego riano «hay que darle el primer lugar en las acciones litúrgicas», la realidad es que en la prácca, enseguida se arrinconó el canto gregoriano, en parte debido a que estaba en lan y se mandaba componer música popular religiosa en lenguas vernáculas y en parte porque era un canto que no comprendía el pueblo y, por tanto, no favorecía la “parcipación acva”. Lo que durante siglos se consideró el canto más apropiado para la liturgia, de un plumazo se recluyó en los monasterios y en los discos que todos compramos para escuchar en el salón de nuestra casa. No creo que haya quien deenda hoy la recupe ración generalizada en nuestras liturgias del canto gregoriano y polifónico, pero sí me parece oportuno recuperar la memoria de lo que signicó para la Iglesia y ayudar a escucharlo allí donde tengamos ocasión con una actud algo más elevada que la meramente cultural y de interés concersco. Y, Y, cuando sea posible, a rezar con él. Afortunadamente, en muchos monasterios todavía se preserva su función litúrgica y son numerosos los grupos formados para preservar su vigencia en conciertos y audiciones.
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MÚSICA Y LITURGIA
Origen e historia del canto gregoriano El canto gregoriano es un canto llano, monódico, con una música absolutamente supeditada supeditada al texto. Su origen hay que buscarlo en las primivas comunidades crisanas ya que desde el principio se invitaba a las comunidades a cantar a Dios “con himnos y cáncos inspirados”. inspirados”. Sin embargo, el nombre proviene de una falsa atribución al Papa Gregorio I Magno (535-604) debido a un dato aportado erróneamente por su biógrafo, quien decía que este Papa no sólo había pulido y arreglado el repertorio musical de la angua música eclesiásca, sino que incluso fue él mismo autor, bien en parte o bien totalmente, de numerosas melodías. Aunque es verdad que el Papa Gregorio I impulsó una amplia reforma pastoral y litúrgica, hoy es aceptado por todos que el canto gregoriano no es obra ni de una persona ni de una
generación. Fue todo un proceso que culminó con algunas de las iniciavas llevadas a cabo por el Papa Gregorio I. Una vez en el poncado inició una obra que puede resumirse en dos aspectos: en primer lugar la compilación y selección de las melodías, para que fueran copiadas y coleccionadas en un libro llamado “anfonario”. En segundo lugar dedicó gran parte de su esfuerzo a la formación de músicos, cantorum. organizando en cada iglesia un grupo de cantores que se conoció con el nombre de Schola cantorum. Emprendió luego la tarea de unicación de las liturgias, lo que logró sólo en gran parte. Desde entonces al canto de la liturgia romana se le comenzó a llamar canto gregoriano, denominación ésta que se ex-
ende también a la creación musical posterior a Gregorio Magno si conserva las mismas caracteríscas. Una breve cronología nos basta para apuntalar el devenir histórico de esta expresión musical de la Iglesia: Año 313. Los primeros crisanos, para profesar su fe, llevan a las catacumbas melodías sencillas para
el canto de los salmos tal y como se hacía en las comunidades de Jerusalén. Año 396. San Agusn llora escuchando los cantos que los eles de Milán entonan a Dios en la catedral. Años 400-500 . El repertorio lano o canto romano se romano se diversica en los textos y en las formas de cantar según las áreas geográcas: Roma, Galia o la España visigoda, cuna de importantes liturgistas y legisla -
dores eclesiáscos (aquí se desarrolló, por ejemplo, el denominado canto visigóco que con el empo mozárabe). ). recibiría el nombre de mozárabe Año 600 ca. El Papa Gregorio Magno comienza un proceso de unicación de las liturgias occidentales.
El nuevo repertorio litúrgico-melódico que surge se llamará canto gregoriano. gregoriano. En esta época comienza también a establecerse el rito de la Liturgia Romana con repertorio propio para la Misa –como acto
más representavo del culto– y para las horas del Ocio. Con Gregorio Magno se recogen ya dichos repertorios en dos libros fundamentales: el Gradual, con el Propio de la Misa (textos variables según el contenido de la esta del día, frente a los textos invariables de las secciones del Ordinario) y el Anfonario, con las horas del Ocio. Años 600-800. Apogeo del canto gregoriano. Es una época intensa en composiciones gregorianas. Los
compositores amplían las melodías de los salmos dando lugar a las anfonas (de entrada y comunión), los aleluyas y los Graduales… Los eles, los monjes y los cantores lo aprenden de memoria creando una vía de transmisión oral del canto. La vida musical religiosa de la Edad Media se organizaba en torno a dos estructuras importantes: la Misa y las Horas. En los monasterios y catedrales los días transcurrían en orden a la sucesión de las horas mayores y menores. Cada hora canónica tenía su estructura y reper torio propio siendo las mayores (Maines, Laudas y Vísperas) las de mayor importancia. Las Vísperas, que cerraban el ciclo para volver a empezar con los Maines, tenían gran riqueza musical por la i nterpretación de salmos, himnos y el magnicat . Año 850 ca. Se jan las primeras notaciones musicales. Los “pneuma”, es decir, los signos escritos,
permiten anotar de forma precisa el ritmo y la expresión del canto. Año 1050 ca. ca. El monje Guido d’ d’Arezzo Arezzo precisa la escritura para denir los intervalos entre las notas dan -
do a cada una un nombre: ut(do)-re-mi-fa-sol-la-si (los nombres de las notas se originan de las primeras sílabas de un himno en honor a San Juan Bausta: UT queant laxis / REsonare bris / MIra gestorum / FAmuli tuorum / SOLve pollu / LAbii reatum / Sancte Ioannes) y organizando el sistema del tetra 50
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grama (cuatro líneas). Esta “modernización” será sin embargo el comienzo de la decadencia del canto gregoriano ya que al sustuir la memoria por la lectura de las notas el canto se hace más matemáco perdiendo frescura. En este periodo nacen las primeras polifonías basadas en el canto gregoriano. Trento recomienda por primera vez una edición ociosa del repertorio Años 154-1563. El Concilio de Trento Medicea (impresa en la pograa de los Médici). Esta edición debe mucho a la conocida como Edición Medicea (impresa época en que se realizó en la que se consideraban bárbaras la mayoría de las creaciones medievales. A parr de entonces, el canto connuará con su papel litúrgico pero cada vez más encerrado en sí mismo, musical y socialmente descontextualiz descontextualizado ado (no litúrgicamente, claro). claro). Año 1840. El canto gregoriano pasa a denominarse “cantus planus”. Se hace aburrido, lento, sin vida.
Los monjes benedicnos de la Abadía de Solesmes, dentro de un movimiento general de recuperación de la liturgia romana en Francia, ponen en marcha un arduo trabajo de invesg invesgación ación cienca basada en la recopilación de los manuscritos que los monjes han ido copiando pacientemente. Intentan de volver al canto gregoriano su autencidad autencidad y su uso en la oración. Este trabajo se vio reforzado reforzado con la creación de una escuela de organistas y maestros cantores cantores laicos. Poco a poco, el canto gregoriano se ha ido recuperando y, desde la citada abadía se ha ido extendiendo a otras, como Sankt Gallen (Sui za), Silos (España), Montserrat (España) o María Laach (Alemania), recuperándose gran número de manuscritos de los siglos X al XIII. En las abadías, el monje se idenca con la vida monásca a través de la oración, recitada siempre según el canto gregoriano, siete veces al día: maines, laudes, tercia, sexta, nona, vísperas y completas Año 1903. El Papa Pio X dene el canto gregoriano como el canto propio de la Iglesia romana y propone
al pueblo rezar desde la belleza del canto y de la música. Año 1962. El Concilio Vacano II conrma con su autoridad el uso de este canto como el propio de la
liturgia romana aunque abre ésta a otras formas musicales, especialmente al canto religioso popular. A parr de entonces, su aplicación litúrgica cae en desuso dando primacía al canto popular religioso, más comprensible y cercano al pueblo. El canto gregoriano se recluye algunos los monasterios, en los conservatorios profesionales profesionales de música y en las universidades. A parr de entonces, a pesar de la enorme tradición y reconocimiento ocial del canto gregoriano en la vida de la Iglesia, éste se ha desacralizado para converrse converrse en una música que pertenece a un perio do, a una estéca y a un momento de la historia del crisanismo y de la liturgia ya superados. Para la liturgia nos queda, como tesmonio de su belleza y función litúrgica, los pocos monasterios que aún lo ulizan de forma habitual en sus liturgias.
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MÚSICA Y LITURGIA
EL CANTO GREGORIANO. CARACTERÍSTICAS Y ESPIRITUALIDAD
omo música funcional que es, el canto gregoriano no se canta de manera gratuita. Está Está orientado a la liturgia y la oración por lo que la supeditación a los textos es fundamental. Desde anguo, en las reuniones de los creyentes, la lectura de los libros sagrados se hacía con un procedimiento que no era exactamente hablado, pero que tampoco era propiamente canto. Es lo que canlación:: una recitación solemne que cumple una doble función, técnicamente se conoce como la canlación elevar la voz para que llegue con más claridad al auditorio y revesr de cierta solemnidad la palabra divina para su transmisión. Tenemos algún tesmonio de que ésta era la manera de proclamación de Confesiones de de san Agusn quien dudaba de la legimidad de la los textos sagrados en las propias Confesiones emoción que le producían los cantos: «… pensaba que pecaba y que sería mejor seguir la costumbre del obispo de Alejandría, Atanasio, que hacía recitar los salmos con tan débil inflexión de la voz que más parecía decirlos que cantarlos.».
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Los gramácos lanos ya hablaban de la importancia del “acento” en la oratoria y decían que el acen to era un “canto escondido”, alma de la voz y germen del canto. Pero también se hacía hincapié en la “puntuación”” ya que ayudaba a la comprensión del texto; en las frases interrogavas, “puntuación interrogavas, por ejemplo, las lenguas mediterráneas elevan la voz para terminar terminar las úlmas sílabas en un registro más agudo. La com binación de estos dos procedimientos contribuyó al desarrollo denivo de las melodías de la Iglesia lana perviviendo aún hoy en los tonos de oraciones y lecturas. En base a estas caracteríscas caracteríscas originales del canto podemos decir que el canto religioso en la Iglesia nace como la recitación de un texto sagra do en el que los acentos cantan al agudo, las nales se dirigen al grave y el procedimiento del jubilus o melisma (la melodía pura colocada sobre una sola sílaba) adorna determinadas determinadas sílabas en palabras a menudo importantes. Pues bien, en síntesis, esto es el canto gregoriano que ha acompañado la liturgia de la Iglesia durant durantee siglos. Veamos, sin embargo, un resumen de sus caracterís caracteríscas. cas.
Características del canto gregoriano o Canto Llano 1. Son cantos realizados realizados sobre el sistema de modos o modal (el término “modo” hace referencia referencia a las escalas y reglas composivas de la melodía usadas en los sistemas musicales anguos). 2. El ritmo está está dado por el ritmo natural de las palabras, por lo tanto carece carece de la métrica métrica musical convencional. 3. La palabra constuye constuye su su esencia más importante y se uliza como una oración oración cantada y usada para la liturgia. 4. Su sendo melódico simula una connuidad de arcos a la manera de los arcos del del eslo románico románico arquitectónico. 5. Es un canto monódico y a capela. 6. Su lengua es el lan, exceptuando exceptuando la pieza pieza del Ordinario de la Misa Kyrie Eleison Eleison,, que está en griego. 7. De registro registro reducido, justo justo para acomodarse acomodarse a los registros registros naturales de de una voz masculina. En el
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canto gregoriano no se permia a las mujeres cantar salvo en el llamado “dialecto eclesiásco” o “ambrosiano” (en honor de san Ambrosio, obispo de Milán). 8. Los intervalos intervalos que ulizan son son generalmente generalmente pequeños (grados conjuntos, conjuntos, terceras terceras,, cuartas y quintas justas, y excepcionalmen excepcionalmente te octava justa) 9. Podía ser cantado de manera silábica silábica,, o sea ulizando una nota por cada sílaba o de manera melismáca, usando varias notas por sílaba y neumáca neumáca usando usando dos o tres notas por sílaba. Esta manera de cantar constuye y dene diversos orígenes y eslos. 10. De origen anónimo, eran cantos cantos de propiedad de la Iglesia. 11. Están anotados en tetragramas tetragramas (cuatro líneas) mediantes signos denominados neumas. 12. Según la función litúrgica puede cantarse de tres tres maneras: •
Anfonal: Dos coros se alternan.
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Responsorial: Coro y solista alternan el canto.
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Directa: No hay alternancia. Tanto Tanto el solista solista como el Coro cantan directamente directamente..
Espiritualidad del canto gregoriano El padre benedicno Giovannni Viannini, director de La Schola Gregoriana Mediolanensis Mediolanensis de Milán, en sus apuntes sobre el canto gregoriano dedica un apartado a la “espiritualidad del canto gregoriano” en el que pone en paralelo la espiritualidad de la consagración religiosa con la del canto gregoriano ar -
mando que éste, por su sacralidad, representa las caracteríscas de la consagración religiosa en cuanto que es un canto “pobre, casto y obediente”. Pobreza. Es un canto pobre ya que renuncia a enriquecerse. Basta una simple mirada para percibir su Pobreza. pobreza, limitaciones y modesa de medios. Frente a las riquezas de la orquesta y la polifonía, el canto gregoriano ofrece una única línea melódica e intervalos pequeños (segundas, terceras, cuartas; los in tervalos de quinta o sexta son rarísimos). Renuncia a fraccionar los tonos e incluso a dividir los empos. Sin embargo, esta pobreza, verdaderamente verdaderamente evangélica, no signica “indigencia” “indigencia”.. Al canto gregoriano no le falta nada. No es ni insípido ni inexpresivo. El verdadero verdadero pobre evangélico es rico de la verdadera riqueza que le da la libertad. Así es el canto gregoriano. Castdad.
El canto gregoriano es casto en el sendo de que evita la atención hacia sí mismo, hacia cual quier signo de sensualidad y senmentalismo huyendo del manierismo expresivo de otras melodías, lo que no le hace insensible e inexpresivo. Su función es conducirnos al mensaje espiritual que lleva en los textos que interpreta. Es casta porque se reserva de tal modo al mensaje del amor de Dios que se con vierte en esencial, minimalista, pura. Esta dimensión del canto va muy ligada a la interpretación. Quien lo canta debe entrar en el juego, conocer el espíritu que anima el canto gregoriano y expresarlo de tal modo
que lo haga verdaderamente bello, limpio y el espejo de lo que transmite en los textos: el amor de Dios.
Obediencia. Finalmente, la obediencia es quizá el aspecto más signicavo del canto gregoriano. Lo Obediencia. que la Iglesia pide al canto gregoriano es que sea sólo música y que acepte su servidumbre del texto litúrgico. Las melodías gregorianas no existen por sí mismas sino que están al servicio del texto para el que han nacido. Con una docilidad maravillosa, sin perder la frescura y la espontaneidad, sus melodías adoptan un papel secundario y se exigen a sí mismas hacer que se enenda en todo momento el texto que interpretan. Por eso el canto gregoriano es siempre “a capela”, sin instrumentos, para resaltar la importancia del texto litúrgico. Es obediente a la Palabra de Dios quien nos ha pedido que nos dirijamos a él con “himnos y cáncos inspirados”. En deniva, al margen de esta sugerente referencia del canto gregoriano a la espiritualidad de la consagración religiosa, lo que no debemos olvidar es que la espiritualidad litúrgica es una actud, la del que entronca y funda su vida interior sobre el ejercicio auténco de la liturgia de manera que ésta 53
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llega a ser la cumbre a la que ende toda la acvidad de la Iglesia y, al mismo empo, la fuente de donde mana toda su fuerza. La espiritualidad uye de la música y de la palabra creando una unidad en la propia celebración litúrgica. Ni la liturgia puede prescindir del canto ni el canto de la liturgia. El canto (todo el canto litúrgico, no sólo el gregoriano) y la liturgia se desposan, como Cristo con su Iglesia, para conducirnos a Dios. Y al igual que la consagración religiosa conduce necesariamente a la misión, el canto litúrgico, auténcamente vivido, crea la comunión entre los hombres, se convierte en signo de solidaridad y comunión entre los pueblos, es signo y expresión de esta, es recreación y, nalmente, evocación (extrae de nuestro interior las emociones y vivencias que no somos capaces de expresar de otro modo). Ojalá que al cantar en nuestras liturgias, con el espíritu con el cantaban los monjes el canto gregoriano no hace tantos años, podamos decir como Alfred de Musset: «Es la música la que me ha hecho creer en Dios.»
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DEL CANTO GREGORIANO A LA POLIFONÍA
l siglo XI fue tesgo de un importante crecimiento económico, social y cultural en la historia de occidente. En los años 1000-1100 1000-110 0 se produjo un importante crecimiento de población y el comienzo de las ciudades modernas; se recuperan erras desoladas, hay una importante resurrección de la cultura con las primeras traducciones del griego y del árabe y el comienzo de la vida de las universidades y de la losoa escolásca, así como el auge de la arquitectura románica. románica.
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El siglo XI fue también importante para la historia de la música. La composición fue sustuyendo a la improvisación, se creó la notación musical, lo que permió escribir la música de forma deniva (hasta ahora se transmia de forma oral y, por tanto, sujeta alteraciones). La música empezó a estar más estructurada y se comenzó a sujetar a principios de ordenamiento como la teoría de los modos o las reglas que gobernaban el ritmo y la consonancia. Por úlmo, la polifonía comenzó a reemplazar a la monofonía, aunque esto no ocurrió de forma súbita. Durante el primer milenio de la era crisana la Iglesia de occidente absorbió y conviró en propiedad todo cuanto pudo tomar de la música de la angüedad y de oriente. Hacia el año 600 la asimilación era práccamente completa. completa. Durante los cuatro siglos siguientes este material evolucionó, se vio sistema zado y codicado, pero nunca se abandonó. Hasta nales del siglo XVI, en las composiciones sacras polifónicas se seguía incorporando el canto llano. Entretanto, la polifonía comenzó a desarrollarse in dependientemente dependientemen te de esos materiales.
La polifonía La polifonía, o polimelodía ( polis polis = muchos; fonos fonos = = sonido) signica el canto de diversas melodías a la vez. Se opone a la monodia o canto de una sola melodía, como es el canto gregoriano. El surgimiento de la polifonía afecta a la propia concepción de la música. Si sobre la voz del canto gregoriano ene que ir otra voz se hace necesario analizar, estudiar y ver en qué condiciones debe hacer lo. No todos los intervalos y distancias entre las notas son válidos; asimismo, es necesario establecer cuánto dura una nota a n de que no dure más o menos y pueda encajar con los intervalos que el compositor quiere. Es decir, decir, la llegada de la polifonía obligó a una profunda reexión sobre la escritura musical y la armonía que duran hasta hoy. Este esfuerzo de composición hará también que los compositores sean idencados como tales ya que hasta ahora aparecían siempre como anónimos. No conocemos los nombres de los compositores del canto gregoriano pero sí a los compositores polifónicos anguos (Guillaume de Machaut, Orlando di Lasso, Palestrina, Tomás Tomás Luis de Victoria…). El sustrato de la polifonía hay que buscarlo en el canto gregoriano o canto monódico. Según ciertos autores, la polifonía surge como un deseo de efectuar un embellecimiento musical de la liturgia. El canto monódico se hacía aburrido y demasiado “plano” por lo que se empieza a experimentar el canto
a varias voces. El tratado anónimo Musica Enchiriadis («Manual de la Música») describe dos clases disntas de “cantar juntos” o diafonía y lo hace con el nombre de organum: el organum paralelo (la principalis y está duplicada a una cuarta o quinta por debajo para una melodía del canto llano es la vox principalis y organalis) y el organum covergente (u organum paralelo modicado, que nace y segunda voz, la vox organalis) Publicado el 17 de agosto de 2013. 55
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acaba en una misma nota. Las dos voces parten al unísono, la vox principalis asciende principalis asciende hasta formar organalis. El centro de la pieza está en cuartas paralelas, y se vuelven a reunir cuartas paralelas con la organalis. las voces en el reposo nal). La polifonía occidental surgió a parr del organum organum melismáco, melismáco, la primera armonización del canto. De hecho, podemos considerar estas variaciones improvisadas como formas de tropos, donde aparecen al mismo empo nueva música y nuevos textos. Una de las grandes contribuciones de este estadio del desarrollo de la polifonía es una adecuación gradual del oído a los intervalos de consonancias perfectas de forma armónica. En otras palabras, aparece una nueva forma de cantar doblando voces que pro duce una música que avanza de manera más “vercal” que “horizontal”, “horizontal”, que es más cercana a nuestro pensamiento moderno. Las primeras formas polifónicas de la música occidental pueden ser clasicadas de la siguiente manera: El organum, que consiste en añadir una nueva voz sobre el canto gregoriano a una distancia de cuarta o quinta. Si este sigue el movimiento paralelo, en esta época (siglo XII), se le llama organum estricto o paralelo.. Luego este movimiento paralelo puede ser dejado de lado momentáneamente al principio paralelo o nal de las frases y es entonces que podemos ulizar el término de organum paralelo modicado. modicado. El discantus o discanto, en el que las voces ya no se mueven por movimientos paralelos sino por movimientos contrarios, normalmente nota contra nota. El motete, motete, que está formado por tres o más voces y la melodía gregoriana, llamada tenor, se sitúa en la voz más grave.
La polifonía y la Iglesia de occidente El orecimiento de la polifonía tuvo lugar durante el período del Cisma de Occidente (siglo XIV). Avig non, la sede de los anpapas, era un potente centro de elaboración de música profana, de la que la mayor parte recibió inuencia de la polifonía sacra. No era simplemente la polifonía lo que ofendía a los oídos medievales, sino también la noción de fusionar la música profana con la sacra y además, ha ciéndose un hueco en la corte papal. La música de Iglesia era interpretada por juglares, eliminando la solemne adoración a la que estaban acostumbrados. El uso de la polifonía y la actud hacia la misma variaron enormemente en la corte de Aviñón desde el inicio hasta el nal de su preponderancia religio sa durante el siglo XIV. La armonía no sólo se consideró frívola, impía y lasciva, sino también un obstáculo para la audibilidad de las palabras. Los instrumentos y determinados modos fueron prohibidos en la Iglesia por su asociación con la música secular y los ritos paganos. Los choques disonantes de notas provocaban una sensación espeluznante que fue equetada como el mal, alimentando su argumento en contra de la polifonía por ser la música del diablo. Tras desterrar desterrar la polifonía de la liturgia en 1322, el Papa Juan XXII, en su bula Docta Sanctorum Patrum (1324), Patrum (1324), adviró contra los elementos impropios de esta innovación musical. El Papa Clemente VI, sin embargo, la consinó. Fue en 1364, durante el poncado del Papa Urbano V, cuando el compositor y sacerdote Guillaume de Machaut compuso el primer arreglo polifónico de la misa llamada Messe de Notre Dame. Dame . nova del siglo XIV surge una polifonía vocal profana de carácter cortesano Con el movimiento del Ars nova del primiva. denominada polifonía primiva. En el siglo XV, y especialmente en el XVI, la polifonía alcanzó su cima gracias al trabajo de varias gene raciones de compositores de la escuela francoamenca que dominó el arte musical del Renacimiento. Los principales represen representantes tantes de esta escuela son Guillaume Dufay, Dufay, Josquin Desprez, Orlando di Lasso y Johannes Ockeghem. Esta prácca musical fue cricada por la Iglesia alegando la falta de compren sión del texto. Según la leyenda fue Palestrina quien salvó a la polifonía de la prohibición papal apor tando un método de composición más sencillo. Hacia 1600 las voces hasta entonces independientes de la polifonía empezaron a transformarse en lo acompañada, en la cual se disngue una melodía principal y el resto de que entonces se llamó monodia acompañada, 56
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voces ejerce la función de mero acompañamiento. Esta nueva textura textura de melodía acompañada alcanza un gran auge en el Barroco, si bien la polifonía no sólo no dejó de culvarse, sino que alcanzó nuevas cimas especialmente en la obra de Johann Sebasan Bach. En general, la polifonía fue dando paso a una música instrumental que favoreció una construcción ar quitectónica de frases musicales más largas dentro de una estructura periódica.
La polifonía y la liturgia La Iglesia siempre ha tenido mucho cuidado en que la música no estorbe a la intelección del texto. Por eso, en el contexto litúrgico la polifonía ha sido considerada casi siempre como un “adorno de la melo día”.. Lógicamente, este adorno se empleaba en las estas principales y, como decían los anguos, pro día” anguos, pro divino servio mulplicando (para mulplicando (para alargar el ocio divino). Podría decirse que aparentemente la polifonía se jusca para adornar los días de esta, para hacerlos más solemnes. Pero no siempre es verdad, pues al igual que el resto de elementos de la liturgia, la música, si es litúrgica, monódica o polifónica, está al servicio de la alabanza a Dios y la edicación de los eles. Esta valoración, que recupera el sendo de la polifonía en nuestras celebraciones, la expresó muy bien Juan Pablo II en el discurso que dirigió a los parcipantes en el Congreso Internacional de Música Sacra: «La Iglesia, si bien reconoce el lugar preeminente del canto gregoriano, se muestra también acogedora de otras formas musicales, especialmente la polifonía. En todo caso, es conveniente que estas diversas formas musicales sean acordes “con el espíritu de la acción litúrgica” (ib.). Desde esta perspecva, es parcularmente evocadora la obra de Pier Luigi da Palestrina, el maestro de la polifonía clásica. Su inspiración le convierte en modelo de compositores de la música sacra, que él puso al servicio de la liturgia.».
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AÑO LITÚRGICO
AÑO LITÚRGICO
ADVIENTO, ADVIENT O, MÚSICA Y LITURGIA LITURGIA
l Tiempo de Adviento es sin duda la llave del Calendario litúrgico. Con las primeras vís peras del Domingo I de Adviento nos introducimos en ese largo periodo de empo que conocemos como Año litúrgico, una de las riquezas que la Iglesia nos ofrece como ine rario para vivir y parcipar acvamente en el Misterio de Salvación que tan solemnemente celebramos la noche de Pascua.
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Adviento es el empo de “preparación” para la solemnidad de la Navidad, en la que conmemoramos la primera venida del Hijo de Dios a los hombres. Pero es también el empo en el que nos abrimos a la segunda venida de Cristo al n de los empos. Al celebrar anualmente la liturgia del Adviento, la Iglesia actualiza esta “espera” del Mesías. El color propio de este empo es el morado morado.. Su duración es de unas 4 semanas y siempre ene 4 do mingos. Siempre comienza el domingo que cae más cercano al 30 de noviembre (si cae ese día, en ese día comienza el Adviento). Este empo termina la tarde del 24 de dici embre. El Adviento ene dos partes bien partes bien diferenciadas: •
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Desde el el primer domingo de Adviento hasta hasta el 16 de diciembre, inclusive. inclusive. En este empo nos ja mos más en la segunda venida de Cristo; tomamos conciencia de ese inminente acontecimiento y nos preparamos para ello suplicándole que venga a nosotros y cumpla sus promesas (Ven Señor, no tardes...) Del 17 de diciembre diciembre hasta hasta la tarde tarde del 24 de diciembre: La tónica espiritual cambia totalmente, pues nos jamos más en la primera venida, acompañando litúrgicamente a María y a José en su preparación para la venida del Emmanuel.
personajes del del Adviento son: Isaías (primera semana), Juan el Bausta (segunda y tercera sema Los personajes nas), María y José (cuarta semana). Cada domingo ene un tema específco propio en cada uno de los tres años del ciclo de lecturas: •
La vigilancia en la espera del Señor (dom. I)
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La urgencia urgencia de la conversión conversión en los avisos de Juan el Bausta Bausta (dom. II)
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El tesmonio del Precursor (dom. III)
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El anuncio del nacimiento de Jesús (dom. IV)
Un poco de historia Al principio, los crisanos no celebraban el nacimiento de Cristo, sino únicamente su muerte y resu rrección. La Pascua era la única esta anual y se esperaba el retorno glorioso del Señor durante una esta de Pascua, antes de que pasase la generación de sus contemporáneos. La esperanza de la parusía se acrecentaba en la liturgia. Por eso querían acelerarla con su oración, como tesmonia la plegaria aramea, de proveniencia apostólica, Maranatha, que encontramos en 1Cor 16,22, en Ap 22,20 y en
Publicado el 23 de noviembre de 2013. 61
MÚSICA Y LITURGIA
la Didajé y que ene dos posibles signicados: Ven, Señor, si se lee Marana Tha y el Señor viene o ha venido si se lee Maran Atha. A parr del s. IV se generalizó la celebración de la Navidad. San Agusn, A gusn, hacia el año 400, armaba que no es un sacramento en el mismo sendo que la Pascua, sino un simple recuerdo del nacimiento de Je sús, como las memorias de los Santos. Por lo tanto, no necesitaría de un empo previo de preparación o de uno posterior de profundización. Sin embargo, 50 años más tarde, san León Magno armó que sí lo es. El único sacramento de nuestra salvación se hace presente cada vez que se celebra un aspecto del mismo, por lo que la Navidad es ya el inicio de nuestra redención, que culminará en Pascua. Estas consideraciones posibilitaron su enorme desarrollo teológico y litúrgico hasta formarse un nuevo ciclo celebravo,, disnto del de Pascua, aunque dependiente de él. En Pascua se celebra el misterio reden celebravo tor de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. En Navidad se celebra la encarnación del Hijo de Dios, realizada en vistas de su Pascua, ya que «por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del
cielo […] y se hizo hombre», como dice el Credo. A medida que Navidad-Epifanía fue adquiriendo más importancia, se fue congurando un periodo de preparación. Las nocias más anguas que se conservan provienen de las Galias e Hispania. Parece que se trataba de una preparación ascéca a la Epifanía, en la que los catecúmenos recibían el bausmo. Pronto se les unió toda la comunidad. La duración variaba en cada lugar. lugar. Con el empo, se generalizó la prácca de cuarenta días. Como comenzaba el día de san Marn de Tours Tours (11 de noviembre), la llama ron Cuaresma de san Marn o Cuaresma de invierno. Cuando el Adviento fue asumido por la liturgia romana, en el s. VI, ya había adquirido un paralelismo con la Cuaresma, tanto en su duración como en sus contenidos. Junto a la tensión escatológica, el Adviento heredó de la Cuaresma el carácter penitencial, entendido como puricación de las propias faltas, en orden a estar preparados para el juicio nal. Por eso, se praccaba un prolongado ayuno. Igualmente, se generalizó el uso del color negro en los ornamentos sacerdotales (más tarde se pasó al morado), los diáconos no vesan dalmácas, sino planetas (como una casulla, más pequeña por delante y plegada por detrás) y se eliminaron los cantos del Gloria, el Te Deum y el Ite missa est , así como el sonido de los instrumentos musicales. También se prohibió la celebración de las bodas solemnes. Después del rezo del Ocio Divino, estaban prescritas algunas ora ciones de rodillas. En algunos lugares, para asemejarlo todavía más con la Cuaresma, en los úlmos días de Adviento se cubrían con velos las imágenes y altares, igual que en el empo de Pasión. Durante siglos, el himno más usado en las misas y en el Ocio fue el Rorate coeli desuper, desuper, et nubes pluant iustum (Is 45,8), con las estrofas penitenciales penitenciales que piden perdón por los pecados. San Gregorio Magno redujo la duración del Adviento en Roma a cuatro semanas. Las cuatro semanas evocaban la espera mesiánica del Anguo Testamento, Testamento, porque se interpretaban como el recuerdo de los cuatro mil años pasados entre la expulsión de Adán del Paraíso y el nacimiento de Cristo, según los cómputos de la época. Para contrarrestar contrarrestar el espíritu penitencial, la liturgia reintrodujo el Aleluya los domingos en las anfonas del Ocio, lo que se ha conservado hasta el presente, extendido extendido a los otros días de la semana. La liturgia anual de la Iglesia fue evolucionando y transformándose. Con el empo, sirvió para evocar toda la historia de la salvación. Adviento se consagró a los acontecimientos del Anguo Testamento, Na vidad a los misterios de la infancia del Señor, el empo después de Epifanía a su vida pública, Cuaresma a su pasión y muerte, Pascua a su resurrección, y el empo después de Pentecostés a la vida de la Iglesia.
Sugerencias musicales para el Advient Adviento o Por su propia naturaleza y espiritualidad, el Adviento es un empo de sobriedad que contrasta con la explosión fesva fesva y ornamental de la Navidad. Sin embargo, a diferencia de la Cuaresma, no es un em po tan austero (por ejemplo, en Adviento se canta el Aleluya, cosa que no se realiza en la Cuaresma). Se permite el uso de instrumentos siempre que se ulicen con moderación o, como dice el Ceremonial de los Obispos, “sin que se ancipe la alegría plena de la Navidad” (CE 236). 62
AÑO LITÚRGICO
Algunas sugerencias para el canto en este empo litúrgico podrían ir en esta dirección: •
Gloria,, excepto en la solemnidad de la Inmaculada Concepción (8 de En Adviento no se canta el Gloria diciembre) y en la esta de la Virgen de la Guadalupe (12 de diciembre).
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En el Adviento Adviento hay que dar un especial relieve relieve a los cantos del Ordinario recordando recordando que se suprime el Gloria. Muchos de ellos expresan la dimensión escatológica del adviento: •
El Santo subraya: «Bendito el que viene en nombre del Señor.»
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La aclamación aclamación después después de la consagración: «Ven, Señor Señor,, Jesús.» Jesús.»
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El Padrenues Padrenuestro tro explicita: «Veng «Vengaa a nosotros tu Reino.»
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La aclamación de la conclusión del del embolismo: «Mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Señor Jesucristo.» «Tuyo es el Reino…»
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Conviene resaltar la aclamación ¡Maranathá! ¡Maranathá! (¡Ven, Señor Señor,, Jesús!) que se nos ha transmido en la misma lengua de Jesús.
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Se debería cantar el el Salmo responsorial responsorial o, o, al menos, menos, la anfona anfona respuesta o estribillo. Para simplicar el canto, se podría buscar una misma anfona común para todos los domingos: «Ven, Señor a salvarnos» o «A Señor levanto mi alma» o «Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve».
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La corona de Adviento está cada cada vez más arraigada arraigada entre nosotros. Es uno de los signos expre expresivos de este empo en el que la luz va creciendo a medida que se va acercando la Navidad. El canto de la corona está pensado para que se vayan sucediendo las estrofas en los disntos domingos mientras se encienden los nuevos cirios (A. Alcalde y B. Velado enen un canto espe cíco para la corona en el CD Nuevo Adviento). Adviento). Se puede seleccionar un canto que tenga cuatro estrofass de modo que cada semana se vaya añadiendo una al canto acompañando el encendido estrofa progresivo de las velas.
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cultus, de Pablo VI, sugirió la conveniencia de subrayar subrayar el empo de Ad La exhortación Marialis cultus, viento como empo mariano por excelencia. Convendría destacar una imagen de María Madre de Dios con el Hijo, especialmente en el cuarto domingo de adviento, enteramente enteramente centrado en la Virgen. Las celebraciones de Adviento pueden terminar con un canto a la Virgen: La Virgen sueña caminos; Virgen nazarena; Gracias, Madre; Madre nuestra; Estrella y camino; Hija de Sión, etc…
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Convendría destacar también la anfona mariana mariana Alma Alma Redemptoris Mater , común al empo de Adviento y Navidad. María, la mujer del primer Adviento, es la puerta del cielo y la estrella del Adviento, la estrella de los mares. Ella viene a librar al pueblo que tropieza y quiere levan tarse. Es una de las plegarias más conmovedoras: «Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta, abierta, estrella del mar, ven a librar al pueblo que tropieza y quiere levantarse. Ante la admiración de cielo y erra, erra, engendraste a tu santo Creador, y permaneces siempre virgen. Recibe el saludo del ángel Gabriel, y ten piedad de nosotros, pecadores.» pecadores.» •
El tercer tercer domingo, llamado anguamente anguamente y todavía todavía hoy conocido como como “Gaudete “Gaudete”, ”, que signica “Gózate” (nombre tomado de la versión lana de la anfona de entrada propia de este día, 63
MÚSICA Y LITURGIA
Cf. Flp. 4, 4-5, “Estad “Estad alegres en el señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca”), cerca”), se puede suavizar el color morado de las vesdur vesduras as con toques de blanco, ulizándose en este día vesduras de color rosa, si bien no es obligatorio, indicando así la alegría al acercarse ya la fesvidad del nacimiento del Señor. Señor. También También se pue de adornar la iglesia con algunas ores. Es un día propicio para solemnizar más la liturgia con cantos más alegres y fesvos. •
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El empo de Adviento Adviento debe ser preservado preservado en en su integridad reservando los villancicos para el el Tiempo de Navidad.
AÑO LITÚRGICO
NAVIDAD, MÚSICA Y LITURGIA
“Y sucedió que mientras estaba allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió envolvió en pañales y lo acostó acostó en un pesebre, porque no había sio para ellos en la posada…” (Lc. 2,6-7) esde el pórco del Adviento entramos en el gran escenario de la Navidad por la puerta grande. María, la joven mujer seducida por la gracia, ha dicho Sí y ha hecho posible la acampada de Dios entre nosotros. Su disponibilidad incondicional, ¡hágase tu voluntad! , permite unir el cielo con la erra en un abrazo reconciliador y salvador. Dios se hace uno de nosotros para salvarnos a todos en la Pascua redentora.
D
La Navidad es el empo de la celebración del nacimiento de Jesús, Jesús , y abarca desde la Nochebuena del 24 de diciembre hasta la esta del Bausmo del Señor. Señor. El corazón de estas estas es la Solemnidad del 25 de diciembre, Navidad. Durante este Tiempo, además de la Nochebuena y la Navidad, enen lugar otras estas que están ín mamente relacionadas con el misterio de la manifestación del Señor: San Esteban (primer márr: día 26); San Juan (el discípulo a quien Jesús más amaba: día 27); los Santos Inocentes (día 28); la Sagrada Familia (domingo siguiente a Navidad); Santa María, Madre de Dios (1 de enero); la Adoración de los Magos (Epifanía, 6 de enero); y el Bausmo de Nuestro Señor (domingo siguiente a Epifanía), con el que termina el empo litúrgico de Navidad. blanco.. El color propio de este Tiempo es el blanco Su duración se suele dividir en dos períodos:
El primero abarca desde las primeras vísperas de Navidad, el 24 de diciembre, hasta la Adoración de los Magos el 6 de enero (Epifanía del Señor); su duración es de 2 semanas. El segundo período segundo período comprende desde después de la Epifanía (7 de enero) hasta las segundas vísperas del domingo en que se celebra el Bausmo del Señor (domingo siguiente a la Epifanía). Aquí termina el Tiempo litúrgico de Navidad. Sin embargo, aunque no es propiamente ya Tiempo de Navidad, la tradición eclesial prolonga este empo hasta la Puricación de María y la Presentación de Jesús en el Templo (2 de febrer febrero), o), lo que completa el ciclo de Navidad en cuarenta días. Esta esta cierra lo que se conoce como las solemnidades de la Encarnación y se celebra con la esta de las Candelas. La caracterísca litúrgica de la esta de Navidad es el uso de las tres Misas, Misas, y la celebración nocturna de Laudes, antes y después, respecvamente, respecvamente, de la primera Misa. La 1ª Misa se celebra hoy los Maines y Laudes, justo a media noche, mientras que primivamente primivamente se se celebraba celebraba en Roma Roma ad galli cantum, “al canto del gallo” (Misa del Gallo); la 2ª al despuntar la aurora (Misa de la Aurora); y la 3ª en pleno día (Misa del Día). Con la 1ª, la Iglesia se propone honrar sobre todo el Nacimiento en Belén del Hijo de Dios; con la 2ª su aparición a los pastores, y con la 3ª su manifestación a todo el mundo. En esta noche en que se celebraba el despertar del sol (es cuando empieza a alargar el día), no se debía dormir, sino que había que pasarse toda la noche de esta. El canto pico de la Misa de medianoche es el Gloria. La Iglesia saluda su reaparición en la liturgia des pués de haberse privado de él durante el Adviento con alborozados repiques de campana. Publicado el 21 de diciembre de 2013. 65
MÚSICA Y LITURGIA
Durante todo este Tiempo, los villancicos adquieren protagonismo conviréndose en uno de los cantos
más populares y emblemácos de estas estas. Raíces paganas de una fiesta cristiana
La celebración de Navidad el 25 de diciembre está documentada en Roma en el Cronógrafo del Cronógrafo del 354. Varios datos permiten suponer que la esta es más angua, incluso anterior a la paz de Constanno. Por su parte, la Epifanía es de origen oriental, como su nombre indica. Está documentada desde el siglo II entre los basilidianos gnóscos de Alejandría, que conmemoraban el bausmo del Señor. A lo largo del siglo IV la asumieron casi todas las iglesias orientales, con diversos contenidos: contenidos: nacimiento de Jesús, adoración de los Magos, bausmo en el Jordán y milagro de Caná, principalmente. Pronto se produjo un intercambio entre ambas estas y se introdujo la Navidad en Oriente y la Epifanía en Occidente, respetándose las fechas originales de ambas y celebrándolas como dos momentos del mismo misterio. Los lanos usaron el nombre de Natalis Domini para para su esta del 25 de diciembre. En ella subrayaron la fe en la encarnación del Señor Señor,, la debilidad libremente asumida por Cristo al tomar nuestra condición (la appario Domini in carne). carne). Los griegos, por su parte, usaron los nombres de Epifanía y Teofanía para su esta del 6 de enero. En ella subray subrayaron aron la revelación de la gloria de Cristo y de su divinidad en disntos acontecimient acontecimientos. os. Varias realidades coincidieron en el surgimiento de la Navidad: las saturnales saturnales,, los cultos de Mitra Mitra,, la esta del Natalis (Solis) Invic , la teología simbólica de los Padres y la oposición a las primeras herejías cristológicas. Los especialistas no se ponen de acuerdo sobre cuál fue la más inuyente en este proceso. Las saturnales
Eran estas romanas en honor del dios Saturno Saturno.. Comenzaban el 17 del décimo mes (diciembre), con un sacricio en su templo del foro y un banquete en el que podía parcipar todo el pueblo. Duraban siete días, durante los cuales había espectáculos de gladiadores, disfraces y juegos de azar. También se suavizaban las obligaciones de los siervos y esclavos, que eran admidos a comer en la mesa de sus señores y recibían regalos. Ya que las estas obligaban a todos y los crisanos eran minoría, éstos pudieron aprovechar la ocasión para celebrar a Jesucristo, que libera de la esclavitud, regala su propia vida y sienta a su mesa a los creyentes, conviréndose en su alimento (al contrario de Saturno, que
devoraba a sus propios hijos). Los cultos mistéricos de Mitra
El 25 de diciembre celebraban su nacimiento de una roca, en una cueva, con una antorcha encendida
en una mano. Inmediatamente fue adorado por unos pastores. Con el empo, Mitra fue idencado Mitra . Casi no se conservan textos de esta religión. Sólo restos con el sol y llamado Deus Sol Invictus Mitra. arqueológicos y referencias referencias de los Santos Padres de la Iglesia, por lo que cualquier conjetura al respecto es dicil de demostrar, demostrar, a pesar de los numerosos libros y arculos que se publican dando por supuesto lo contrario. Los cultos solares
Más clara parece la relación del Natalis (Solis) Invic en en el surgir de la Navidad. En esto coinciden mu chos autores, aunque no hay unanimidad. Al llegar el solscio de invierno, los romanos celebraban grandes festejos festejos en honor del sol, especialmente en su templo del Campo Marzio en Marzio en la Urbe. El empe rador Aureliano (270-275) decretó la obligación de celebrar c elebrar la esta en todo el imperio. La fecha estaba muy bien escogida. De hecho, en el hemisferio Norte, a medida que avanza el otoño, los días son cada vez más cortos y fríos, y las noches más largas. En cierto momento, la tendencia se invierte, las horas de luz van creciendo y los rayos del sol ganan fuerza, hasta que las noches son más cortas que los días. En la parte occidental del imperio romano, el solscio de invierno se celebraba el 25 de diciembre. Los romanos creían que, desde el principio de los empos, las nieblas hacían guerra al Sol para arrebatarle su poder benéco sobre la Tierra. La noche previa al solscio parecía que las nieblas alcanza66
AÑO LITÚRGICO
ban su máximo poder y que la pervivencia del sol (y con él, de la vida) estaba en peligro. Por eso, el 24 de diciembre encendían hogueras en las puertas de sus casas y junto a las murallas, para ayudar al sol
en su batalla contra las nieblas. Cuando amanecía, se postraban para adorar al astro rey, rey, que ascendía victorioso un año más. La esta, llamada Natalis (Solis) Invic , connuaba con intercambios de regalos, comilonas y borracheras. La teología simbólica de los Padres
Según una tradición judía, recogida por san Agusn y otros autores, Dios creó a Adán el 25 de marzo (inicio de la primavera e inicio del año hebreo, que coincidía con la Pascua según Ex 12,2). En la misma fecha habrían tenido lugar los principales acontecimient acontecimientos os de la historia de Israel, por lo que también en esa fecha se esperaba la manifestación del Mesías. Para los Padres apostólicos, esto maniesta la unidad de toda la historia de la salvación en la que la crea ción, la alianza y la redención nal son disntas etapas del eterno proyecto de Dios. De hecho, hasta el presente, los israelitas celebran cuatro noches en la Pascua: la de la creación, la de la alianza con Abrahán, la de la salida de Egipto y la de la futura venida del Mesías. Por este movo, desde anguo, los Padres pu sieron en relación la creación del mundo, el nacimiento de Cristo y su muerte redentora. Algunos autores hacen coincidir el nacimiento y la muerte; otros, la concepción y la muerte, situando el nacimiento nueve
meses después.
Los Padres también ponen en relación el nacimiento de Cristo, en el solscio de invierno, con el naci miento de san Juan Bausta, en el solscio de verano, ya que entre ambas fechas se dan los seis meses de diferencia que señala san Lucas (1,26). Así, Juan Bausta habría sido concebido en el equinoccio de otoño y nacido en el solscio de verano. Por su parte, Jesús habría sido concebido en el equinoccio de primavera y nacido en el solscio de invierno. De esta manera queda subrayado el simbolismo de Cristo, luz del mundo. San Agusn, comentando la frase del Bausta «Es « Es necesario que Él crezca y que yo disminuya» disminuya» (Jn 3,30), hace notar el signicado mísco del texto, que se cumple al nacer san Juan en el momento en que los días disminuyen y Jesús cuando los días comienzan a alargar, alargar, dando a entender que la misión del Bausta habría de terminar cuando comenzara la del Señor Señor.. De esta manera, los Pa-
dres interpretaban que Cristo da sendo a toda la Creación (cf. Col 2,10). Posiblemente, éstas no sean explicaciones históricas ables sobre la fecha del nacimiento de Cristo, pero tuvieron gran importancia en la elección del 25 de diciembre para celebrar la Navidad. Además, ayudan a comprender el sendo que la Iglesia primiva daba a esta esta. También recuerdan que el nacimiento del Señor hace referencia a su muerte y resurrección, de la que alcanza su sendo úlmo. Las primivas herejías cristológicas
Finalmente, no podemos olvidar el surgimiento de las primeras herejías cristológicas y la oposición de la Iglesia a las mismas, por medio de sus concilios y de su liturgia. Para algunos, ésta sería la causa principal del surgimiento de la Navidad. Otros no la consideran su origen, pero sí el movo de su rápida difusión. Lo que está claro es que la profundización de la fe en los escritos de los Padres, y su denición en los concilios, inuyó denivamente denivamente en los textos litúrgicos. Con la celebración de la manifestación del Hijo de Dios en la carne se subrayaba el realismo de la en carnación, en la que se realiza el eterno proyecto de salvación que se revelará plenamente sólo en la muerte y resurrección del Señor. Señor. De hecho, la nalidad principal de la Navidad no es tanto conmemorar el aniversario del nacimiento de Cristo cuanto celebrar que el Verbo se ha hecho carne para salvar a
los hombres.
Sugerencias musicales para la Navidad En Navidad cantamos el misterio del Dios hecho hombre que ha acampado en medio de nosotros para, haciéndose uno de nosotros, salvarnos del pecado y la destrucción, por lo que la celebración eucarís-
ca de este Tiempo adquiere un sendo profundamente teológico más allá del contexto fesvo en el 67
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que se celebra. La comunidad crisana estalla de alegría por este acontecimiento y entona sus cantos más populares, los cantos del pueblo. La liturgia los ha integrado en su repertorio por lo que, sin duda, debemos cantar villancicos, pero debemos ser conscientes de que éstos nunca sustuirán el canto del Salmo o los cantos del Ordinario. La música, que ha estado en segundo plano durante el Adviento, adquiere aquí un mayor relieve para acentuar el tono fesvo de este Tiempo, pero litúrgicamente litúrgicamente nunca podrá ser protagonist protagonista. a. Para celebrar con profundo sendo litúrgico los misterios de la Navidad sugerimos destacar: •
El canto o proclamación de la Calenda, o anuncio gozoso de la Navidad. El Marrologio Romano prevé el canto de la Calenda o pregón navideño en el día de la Vigilia de Navidad, en
la conclusión de las laudes o de una hora menor de la Liturgia de las Horas. En 2008, el Papa Benedicto XVI dispuso que sea cantada al nal de la breve vigilia de preparación a la Misa de Nochebuena, antes de que comience la procesión de entrada. La Calenda no pertenece a la Misa propiamente dicha sino que la precede. Si no se celebra la Vigilia de Navidad se puede cantar o recitar antes de comenzar la Misa de medianoche a modo de pregón navideño. Es un canto de gran expresividad que puede incluso suplir el acto penitencial del día de Navidad. Un canto inspirado en la Calenda, aunque sólo recoge el anuncio inicial, es el de Joaquín Madurga
Ha nacido el Salvador. Calenda de Navidad abreviaba: Os anunciamos, hermanos, una buena nocia, una gran alegría para todo el pueblo;
escuchadla con corazón gozoso. Habían pasado miles y miles de años desde que, al principio, Dios creó el cielo ci elo y la erra e hizo al hombre a su imagen y semejanza; y miles y miles de años desde que cesó el diluvio
y el Alsimo hizo resplandecer el arco iris, signo de alianza y de paz. Cerca de dos mil años después de que Abrahán, nuestro padre en la fe, dejó su patria; mil doscientos cincuenta años después de que los israelitas, guiados por Moisés, salieran de Egipto; mil años después de la unción de David como rey;
en el año 752 de la fundación de Roma; en el año 42 del imperio de Octavio Augusto, mientras sobre toda la erra reinaba la paz, hace más de dos mil años, en Belén de Judá, pueblo humilde de Israel, ocupado entonces por los romanos,
en un pesebre, porque no tenían sio en la posada. De María virgen, esposa de José,
de la casa y familia de David, nació Jesús,
Dios eterno, Hijo del eterno Padre y hombre verdadero llamado Mesías y Cristo,
que es el Salvador que la humanidad esperaba. •
Gloria. En la noche de Navidad resuena con fuerza el canto de los ángeles: « Gloria a Dios El Gloria. En en el cielo y en la erra paz a los hombres que ama el Señor ». Señor ». Es el gran canto litúrgico de la Navidad. Como himno, esta doxología debe ser cantada; el himno pierde su carácter lírico si se
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recita. Se pueden aprender varias musicalizaciones seleccionando aquellas que enen un aire más pastoril para disnguirlas de las que cantamos en Pascua, más solemnes. Si se quiere más Angelis, aun estando en lan, es muy apropiado para estas solemnidad, el Gloria de la Missa de Angelis, estas. •
hombre...» (et et incarnatus) incarnatus) no sólo con el gesto de En el canto del Credo destacamos el «Se hizo hombre...» ( arrodillarnos o inclinarnos sino con la música: más intensa, meditava e inmista.
•
Santo se hace eco en este Tiempo de la alegría desbordante de los ángeles en el El canto del Santo se «Llenos están el cielo y la erra de tu gloria .» El celebrante invita a la asamblea con la expre sión: “unidos a los ángeles y a los santos cantamos a una sola voz…”
•
El canto del Te Deum que la Iglesia romana canta el 31 de diciembre como acción de gracias por los benecios recibidos en el año que termina. Puede cantarse también después de la comu -
nión en la misa vesperna de la víspera de santa María, Madre de Dios. •
El canto Veni Creator Spiritus al comenzar el nuevo año. De la misma manera que se despide el año con el canto del Te Deum en acción de gracias, se inicia el nuevo con el canto de otro
anguo himno trinitario, el Veni Creator Spiritus. Spiritus. En ambos casos, los eles que así lo hacen y cumplen las debidas condiciones, reciben indulgencia plenaria.
El canto de los villancicos El Tiempo de Navidad es un empo entrañable de enorme arraigo popular por lo que no debe faltar en nuestras celebraciones litúrgicas ese sabor folclórico que nos dan los villancicos siempre que sepamos respetar la dignidad litúrgica de los cantos. No es fácil en el villancico conjugar la alegría popular con la profundidad teológica y mistérica por eso hay que seleccionar muy bien los que podemos cantar dentro de nuestra celebración y los que debemos reservar para el ambiente fesvo de nuestras calles y hogares. La palabra villancico se deriva de la palabra villanus, que derivó a villano en español, aunque para nada debemos relacionarla con una persona ruin o descortés; en este caso villanus debe ser entendida como
la persona que habita las l as villas, es decir, los villancicos anguamente eran las canciones que cantaban los campesinos que habitaban en las villas. Los primeros villancicos que se conocen fueron compuestos por los evangelizadores en el siglo V con l a nalidad de llevar la Buena Nueva a los aldeanos y campesinos que no sabían leer. Sus letras hablaban en lenguaje popular sobre el misterio de la encarnación y estaban inspirados en la liturgia de la Navi-
dad. Con el empo el nombre cambió a “villancicos”. “villancicos”. Lo más curioso de los villancicos es que en sus orígenes trataban temas tan diversos como los sucesos locales donde eran cantados: muchos villancicos eran canciones de amor, otros eran sáras e incluso se cantaban temas profanos que en nada se relacionaban con la venida de Jesús y los festejos navideños. navideños. Las primeras fuentes documentales en las que aparece la palabra “villancico” datan del siglo XV aunque no es hasta el siglo XVI cuando la Iglesia Católica empezó a considerar la conveniencia de introducir en la liturgia estas composiciones como una forma de acercar al pueblo a los misterios de la fe católica, cambiando, poco a poco, la usual temáca sobre el amor cortés, para ir centrándose en temas de po religioso. De esta manera, los villancicos comenzaron a formar parte de los festejos religiosos al ser cantados en las misas que celebraban la Navidad y Corpus Chris, aunque aún en esta época se siguen cantando en otras celebraciones ajenas a la Navidad. Durante el siglo XVII la interpretación de villancicos se hace cada vez más frecuente, a pesar de las prohibiciones por parte de las instuciones eclesiáscas más conservadoras. Prohibiciones que se ba saban en que el uso de los villancicos se había converdo en una prácca cada vez más habitual en forma de cancioncitas interpretadas como diálogos que recreaban la sorpresa de los pastores ante el misterio del nacimiento de Jesús. Temas como este se converan en un excelente pretexto para realizar 69
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diverdas parodias en las que se hacía la burla correspondiente de los personajes arquepicos del “nacimiento”. En el siglo XVIII el villancico también se vio inuenciado por Italia en cuanto a música se reere, así como por la ópera o la zarzuela. Los villancicos seguirán teniendo las caracteríscas populares del siglo anterior,, caracteríscas que se irán fundiendo poco a poco con las tendencias musicales de este siglo, anterior situación que provocó que se ulizasen en contextos litúrgicos, pero esta vez con nes didáccos. Paulanamente se fueron introduciendo elementos teatrales en las iglesias buscando provocar en el pueblo afectos muy diferentes a la contemplación divina que se conseguía con el viejo eslo polifónico. Estas inuencias italianizantes provocaron provocaron que el villancico fuera denivamente proscrito de la litur gia a nales de este siglo XVIII, de tal manera que en el siglo XIX estos habían sido sustuidos por los tradicionales responsorios gregorianos. Hoy en día el villancico al que estamos acostumbrados en estas fechas ene una estructura melódica y armónica sencilla y está compuesto por melodías facilonas y poco elaboradas. Desgraciadamente, su uso actual está ligado al fomento del consumismo pico de estas fechas, prueba de ello es que la publi cidad los uliza para señalar el inicio de las estas navideñas y fomentar el consumo que ello conlleva. Siguiendo los criterios de la reforma litúrgica del Vacano II, los villancicos, aun teniendo ese sabor popular que los caracteriza, enen que resaltar el aspecto religioso y teológico del misterio que ce lebramos para poderlos integrar adecuadamente en el contexto de la celebración litúrgica. Debemos evitar los villancicos excesivamente “populares” y “bullangueros” cuyo contenido dicilmente reeja el verdadero espíritu navideño. Dentro de la celebración eucarísca pueden tener su lugar en la entra da, en el ofertorio y en el nal, especialmente en la adoración a la imagen del Niño. Existe un amplio repertorio de villancicos “litúrgicos” por lo que debemos ser muy cuidadosos a la hora de seleccionar
los que vamos a cantar.
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SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS
Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios; no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita. presídium, siglo III. La más angua de las oraciones marianas] [Sub tuum presídium,
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espués de la Solemnidad de la Navidad, la liturgia contempla, como en un mosaico, varios
personajes, hechos y realidades mesiánicas: San Esteban, San Juan, los Santos inocentes, la Sagrada Familia, pero la atención se concentra de modo especial en María, Madre de Dios. Ocho días después del nacimiento de Jesús recordamos a su Madre, la Theotokos , la «Madre del Rey que gobierna cielo y erra por los siglos de los siglos» siglos » (Anfona de entrada). El primer día del año civil la liturgia medita en el Verbo hecho hombre y repite que nació de la Virgen. Reexiona sobre la circuncisión de Jesús como rito de agregación a la comunidad, y contempla a Dios que dio a su Hijo unigénito como cabeza del «pueblo nuevo» por medio de María. Recuerda el nombre que dio al Mesías y lo escucha pronunciado con erna dulzura por su Madre. Invoca para el mundo la paz, la paz de Cristo, y lo hace a través de María, mediadora y cooperadora de Cristo. En la liturgia de este día destaca la gura de María, verdadera Madre de Jesús, hombre-Dios. Por tanto, en esta solemnidad no se celebra una idea abstracta, sino un misterio y un acontecimiento histórico: Jesucristo, persona divina, nació de María Virgen, la cual es, en el sendo más pleno, su madre.
Madre de Dios, Theotokos En los primeros años del crisanismo cri sanismo se debaa si María era sólo la madre de Cristo, Christotokos , o si Theotokos . Este debate surgió de la necesidad de establecer la se podía decir que era la madre de Dios, Theotokos. naturaleza de Jesús como humana y divina a la vez. Theotokos ( Theotokos (Θεοτόκος Θεοτόκος)) es una palabra griega que signica «Madre de Dios» (literalment ( literalmente, e, «la que da a luz a Dios»). Su equivalente en español, de origen lano, es Deípara. Theotokos es Theotokos es el tulo que la Igle sia le dio a María en el Concilio de Éfeso de 431. El signicado teológico en ese momento fue enfazar enfazar que el hijo de María, Jesús, era completamente completamente Dios y también completamente humano, y que sus dos
naturalezas (humana y divina) estaban unidas en una sola persona de la Trinidad. La visión contraria Christokos , “Madre de Cristo.” Esta posición, abogada en el concilio era que María debía ser llamada Christokos, por Nestorio, entonces patriarca de Constannopla, Constannopla, pretendía restringir el papel de María a ser sólo la madre de la “humanidad de Cristo” y no de su naturaleza divina. Llamar a María “Madre de Dios,” sin embargo, no intentaba sugerir que María fuera coeterna con Dios, o que exisó antes que Jesucristo o Dios Padre. La Iglesia acepta esto como un “misterio” en la letra de este anguo himno: «Él, « Él, a quien todo el universo no podía contener, fue contenido en tu matriz, O Theotokos». Theotokos ». Publicado el 28 de diciembre de 2013. 71
MÚSICA Y LITURGIA
Aunque sólo las iglesias orientales ulizan la palabra Theotokos , oraciones como Bajo tu amparo, la oración mariana más angua, o el Ave el Ave María María,, la oración mariana más tradicional en occidente, invocan a la Virgen María con el tulo de “Madre de Dios”. Theotokos es Theotokos es también el nombre de los iconos de la Virgen en el arte bizanno, en el que aparece sen tada con el Niño Jesús en su regazo.
La historia La Fiesta de María, Madre de Dios, es la esta mariana más angua que se conoce en Occidente. De hecho, en las Catacumbas romanas ya aparecen pinturas con este nombre: “María, Madre de Dios” Dios”.. En el siglo III, los crisanos de Egipto se dirigían a María con esta oración: «Bajo «Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios; no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita bendita». ». En este anguo tesmonio aparece por primera vez de forma explícita la expresión Theotokos, Theotokos , “Madre de Dios”. De hecho, la tradición dice que tanto en Oriente como en Occidente, el nombre más anguo con el que los crisanos llamaban a la Virgen era precisamente éste: “María, Madre de Dios”. En el siglo IV, el término Theotokos Theotokos ya ya se usaba con frecuencia tanto en Oriente como en Occidente. La piedad y la teología se reeren cada vez más a menudo a María con este tulo: “Madre de Dios”, término que ya habría entrado a formar parte del patrimonio de fe de la Iglesia. En el siglo V, en cambio, surge una polémica. Nestorio sostenía que dado que Jesús era Dios y hom bre, María podía considerarse madre de Jesús en cuanto hombre, pero no en cuanto Dios, y pidió la convocatoria de un Concilio para que aclarara esto. Dicha armación fue entendida por el pueblo cris-
ano como la negación del tulo de María, Madre de Dios, cuando lo que estaba en discusión era una cuesón cristológica, si en Jesús había una sola persona, en la que se fundían su ser de Dios-hombre, o había dos personas... En el año 431 se reunieron en Concilio los 200 obispos del mundo en Éfeso (la ciudad donde la Virgen V irgen pasó sus úlmos años), y declararon que en Jesús había una única persona, por lo que podía armarse que: «La «La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios» . Y acompañados por todo el geno de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicie ron una gran procesión cantando: «Santa « Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén». Amén ». Al proclamar a María “Madre de Dios”, la Iglesia armó que ella es la “Madre del Verbo encarnado, que es Dios”. Su maternidad, por tanto, no atañe a toda la l a Trinidad −¡un hombre no puede engendrar a Dios!−, sino únicamente a la l a segunda Persona, al Hijo, que, al encarnarse, tomó de ella la naturaleza humana. El tulo “Madre de Dios” es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás tulos que le damos. En el fondo, viene a armar, una vez más, la realidad de la verdadera Encarnación del Hijo de Dios, misterio central de la fe crisana. La piedad popular ha añadido a este tulo el de “Madre nuestra”. nuestra”. Sí, María es Madre de Dios y Madre nuestra... Por eso, encomendamos el nuevo año que empieza a su protección y cuidado... La fiesta de la Circuncisión del Señor
En los Misales anteriores a la reforma de Juan XXIII, el día 1 de enero se celebraba la esta de la Circun cisión del Señor, por lo menos desde el siglo VI. En la liturgia de dicho día conuían tres estas a la vez: 1. La que se denominaba en los Sacramentarios Sacramentarios anguos con el tulo de «En «En la Octava del Señor», Señor », ya que hace ocho días que nació el Señor. Muchos de los textos de la liturgia del día son de hecho los de Navidad. 72
AÑO LITÚRGICO
2. Una festa dedicada a la Sansima Virgen V irgen. Anguamente, este día se celebraba una segunda misa en Santa María de la Angua, en el foro foro,, cuya dedicación, posiblemente fuese el 1 de enero. Un recuerdo de dicha esta subsiste en la esta, por ejemplo en las oraciones de la misa, los salmos y las anfonas de vísperas. En las anteriores se canta la maternidad de la Virgen y son muy bellas. Un ejemplo es la tercera anfona del salmo de vísperas que dice así: « Reconocemos, ¡oh María!, que siempre se ha conservado intacta tu gloriosa virginidad, como la zarza que vio Moisés sin consumirse. Madre de Dios, intercede por nosotros.» nosotros .» 3. La festa de la Circuncisión propiamente. Fue Moisés (Jn 7,22) el que impuso en nombre de Dios este rito puricatorio a todos los israelitas varones en el octavo día de su nacimiento. La circuncisión era una gura del bausmo por el cual el hombre es espiritualmente circuncidado. Esta esta litúrgica de la Circuncisión es muy importante desde el punto de vista doctrinal. La Circuncisión del Señor es un hecho relevante para probar su naturaleza humana, ya que fue Él mismo el que recibió la circuncisión, la persona del Hijo de Dios, no un fantasma ni un cuerpo etéreo. La sangre que uye es realmente su sangre, sangre que tomó de su madre la Virgen. Esta esta pasó al Misal de Juan XXIII con el nombre de Octava de Navidad, aunque el contenido, con esa triple dimensión, fue el mismo.
La Solemnidad de Santa María, Madre de Dios La Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, es la primera esta mariana que apareció en la Iglesia de Occidente. Su celebración comenzó en Roma hacia el siglo VI, probablemente junto con la dedica ción (el 1 de enero), del templo de Santa María de la Angua en el Foro Romano, una de las primeras iglesias marianas de Roma. Más adelante, el rito romano comenzó a celebrar el 1 de enero la Octava de Navidad, conmemorando la Circuncisión del Niño Jesús. Tras desaparecer la angua esta mariana (Santa María, Madre de Dios), el Papa Pío XI, en 1931, con ocasión del XV centenario del Concilio de Éfeso (431), restuyó esta esta situándola el 11 de octubre, en recuerdo de este Concilio, en el que se proclamó solemnemente a Santa María como verdadera Madre de Cristo, que es verdadero Hijo de Dios. Posteriormente, en la úlma reforma del calendario (después del Concilio Va Vacano cano II), se trasladó la esta al 1 de enero, con la máxima categoría litúrgica, de solemnidad, y con el tulo de Santa María, Madre de Dios. Dios. De esta manera, esta angua esta mariana encuentra un marco litúrgico más adecuado en el empo de la Navidad del Señor, empo de celebración de la maternidad y regocijo de cuantos lo contem plan. Los católicos empezamos así el año pidiendo, además de la protección del Espíritu Santo (con el Spiritus ), la protección de la Sansima Virgen María. canto Veni Creator Spiritus), La liturgia de la misa proclama como segunda lectura la bendición de Moisés que desea la protección
de Dios y la paz (Núm 6,22-27), lo cual permite unir esta celebración a la Jornada Mundial de la Paz instuida por Pablo VI al comienzo del año civil.
Sugerencias para el canto cultus, de Pablo VI, sugería la conveniencia de subrayar el empo de Adviento Si la exhortación Marialis cultus, como empo mariano por excelencia, de la Navidad dice que «constuye «constuye una prolongada memoria de la maternidad divina», divina», por lo que los cantos marianos adquieren una relevancia especial, parcular mente el día de Navidad y en la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Sin embargo, conviene tener en cuenta que: No se trata de cantar a María sino de cantar con María. Que María, la mejor cantora del Magnícat, cante con nosotros, y nosotros unidos a ella, las maravillas de su Hijo. Con María la Iglesia aguarda al Señor; con María cantamos la venida de Dios a nosotros haciéndola Madre de Dios; con María, de su
mano, vamos al encuentro del Señor y con ella nos unimos a su dolor junto a la Cruz; con ella la Iglesia permanece en oración unánime con los discípulos esperando la venida del Espíritu Santo en Pentec Pentecos os73
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tés… Por tanto, no lo olvidemos, no cantamos a María, la el esclava del Señor, sino que cantamos con ella las maravillas que ha hecho en ella y con ella en toda la humanidad salvada. La celebración eucarísca es el memorial de la entrega de Jesús que dio su vida para salvarnos. Por tanto, aunque introduzcamos algunos cantos marianos en la celebración no debemos perder de vista
el verdadero contenido cristológico de nuestra celebración, ni sustuir los cantos del Ordinario de la misa por otros que nos parezcan más estécos o emovos en estas celebraciones. No hay eucarisas marianas. Pablo VI, en la exhortación Marialis cultus nos cultus nos pide que los cantos marianos desnados a la liturgia se inspiren en la Biblia y que en todo momento busquemos la gura de la Virgen tal como nos es presentada por los evangelios (MC 30-37). Muchos de los cantos que todavía hoy se siguen cantando corresponden a épocas en las que el senmentalismo y el espíritu excesivamente “devocional” han llenado los repertorios marianos de cantos “personalistas” y “piadosos” que dicilmente se ajustan a estas indicaciones de la liturgia renovada. Modicar esos repertorios, en determinados ambientes y con determinadas personas, exige una adecuada catequesis y una progresiva formación para evitar eli minar de golpe lo que durante tantos años ha sido el canto del pueblo de muchas de nuestras regiones
españolas y lanoamericanas. Entre los cantos marianos más privilegiados encontramos el Magnicat, el Ave María, Salve Regina, o Alma Redemptoris Mater Mater .
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AÑO LITÚRGICO
LA EPIFANÍA DEL SEÑOR
omo bisagra entre el primer y segundo período del Tiempo litúrgico de la Navidad está la entrañable esta de la Epifanía, una de las estas más anguas que celebramos en el calendario litúrgico, más aún que la misma Navidad (probablemente es la segunda más angua después de la Pascua). Popularmente se la conoce como la Fiesta de los Reyes Magos, esos tres personajes que llegados de Oriente se postraron ante el Niño para ofrecerle no sólo sus regalos (oro, incienso y mirra) sino la veneración de todo el mundo “gen “genl” l”.. Primero fue el “Pueblo elegido”, elegido”, el Pueblo de Israel, el que se postró ante el Niño después de que un ángel anunciara a unos pobres pastorcillos que Dios había nacido en una humilde posada en Belén, cumpliéndose así las Escrituras. Todos corrieron corrieron a verle y le adoraron. Después de este glorioso acontecimiento, doce días después, la liturgia nos presenta la esta de la Epifanía en la que vemos cómo el mundo entero, representado en unos “extranjeros”, conoció el gran misterio de la encarnación: Dios se ha manifestado en su Hijo para la salvación de la humanidad toda, de oriente a occidente, de norte a sur sur..
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Toda la liturgia de este día habla de la luz de Cristo, de la luz que se encendió en la noche santa. La misma luz que guió a los pastores hasta el portal de Belén indicó el camino, el día de la Epifanía, a los Magos que fueron desde Oriente para adorar al Rey de los judíos, y resplandece para todos los hom bres y todos los pueblos que anhelan encontrar a Dios. Epifanía (επιφάνεια), voz griega que a veces se ha usado como nombre de persona, signica “manifestación”,, pues el Señor se reveló a los paganos en la persona de los magos. tación” Historia de la fiesta
Las primeras referencias provienen del siglo II, de Egipto. El primero en informarnos es Clemente de Alejandría quien atesgua que los herejes gnóscos basilidianos celebraban el 6 de enero el Bausmo de Jesús en el Jordán. La razón de que estos herejes celebraran el Bausmo del Señor en una época en que los crisanos no conocían otra esta que la Pascua y el domingo (prolongación de la Pascua) era la creencia de que la encarnación de Dios en Jesús tuvo lugar en este momento, cuando una voz del cielo
proclamó: «Éste es mi hijo amado en quien me complazco» (Mt 3,17). La razón de la fecha es que en Egipto el solscio de invierno se celebraba el 6 de enero. La relación de este día con la herejía gnósca y con la religión pagana hizo que los crisanos c risanos no tuvieran en cuenta esta fecha. Pero a parr del siglo IV aparecen numerosos tesmonios que dan fe de su celebración en las Iglesias. A la vez que se generalizó la Navidad en Occidente, en Oriente se extendió una esta de la manifestación del Señor en la carne y de la revelación de su divinidad. Cuando la fesvidad romana de la Navidad empieza a entrar y ser aceptada en las Iglesias de Oriente, a parr del 370, la Epifanía empieza a perder allí su primigenio sendo de celebración del nacimiento de Cristo. Es más, no siendo este el único signicado de que estaba revesda dicha solemnidad (se solía celebrar en una sola esta la adoración de los magos, el bausmo de Cristo por Juan y el primer mila gro que Jesucristo, por intercesión de su madre, realizó en las bodas de Caná), empezó a subrayarse la conmemoración del Bausmo del Señor como movo principal. Y así hasta el día de hoy en las Iglesias que siguen la liturgia bizanna.
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MÚSICA Y LITURGIA
En Occidente esta fesvidad conservó durante un empo este sendo de celebrar las diferentes ma nifestacioness del Señor, pero debido al texto que se solía leer en este día relacionado con la adoración nifestacione de los Magos, en la Edad Media se le concedió un carácter “histórico” al día y en la mentalidad popular religiosa poco a poco pasó a converrse en la esta de los tres “Reyes Magos”.
Los Reyes Magos El crisanismo occidental desarrolló una elaborada tradición alrededor de estas guras orientales — jando su número en en tres e idencándolos idencándolos con tres reyes, llamados llamados Melchor, Melchor, Gaspar y Baltasar—, una tradición que incluía el redescubrimiento de sus cuerpos en la iglesia de san Eustorgio en Milán (1158), (1158) , a donde habían sido trasladados desde Constannopla en el siglo IV, y su retraslado y depósito en la catedral de Colonia por orden de Federico Barbarroja (1164). La presencia de los Magos ya había sido anunciada en el Anguo Testament Testamento o en el libro de los Reyes e Isaías. San Mateo los describe como “magos de Oriente” Oriente”.. Que fuesen tres y reyes, es una tradición que se consolidó rápidamente, como demuestra Orígenes, teólogo del siglo II. Probablement Probablementee se trataba de sacerdotes de Babilonia, del culto de Zoroastro, dedicados a la astrología. En el siglo V, León Magno ja en tres el número de reyes, representando así las tres razas humanas: la semíca, representada representada por el rey joven; la camíca, representada por el rey negro; y la jaféca, repre repre sentada por el rey más anciano. En el siglo XV XV,, con el descubrimiento de nuevas erras, adquieren adquieren sus rasgos denivos. A lo largo de la historia han recibido nombres como Magalath, Galgalath y Serakin; Appellicon, Amerin
y Damascón; o Ator, Sater y Paratoras. Los nombres Melchor, Gaspar y Baltasar aparecen por primera vez en un pergamino del siglo VII. Los restos de los reyes magos, tras ser encontrados por Santa Elena en Saba, vivieron un agitado tras-
lado por toda Europa, hasta que reposaron nalmente en la catedral de Colonia. Los dones de los Magos. Magos . Desde anguo se interpretaron como una manifestación de la idendad del Niño: el oro se ofrecía a los reyes, el incienso a Dios y la mirra era ulizada para ungir los cadáveres an tes de la sepultura: «Le ofrecieron regalos: oro, como a rey soberano; incienso, como a Dios verdadero; y mirra, para su sepultura» (Ant. Benedictus 7 de enero). La universalidad de la salvación. Los salvación. Los Santos Padres vieron en los Magos de Oriente O riente un ancipo de los pueblos no judíos, llamados a encontrar la salvación en Cristo. Así lo interpreta san León Magno: «Que « Que todos los pueblos vengan a incorporarse a la familia de los patriarcas. Que todas las naciones, en la persona de los tres Magos, adoren al Autor del universo, y que Dios sea sea conocido en el mundo entero entero ». Los Magos son la primicia, a la que siguen muchos otros. Porque se vio en estos personajes un ancipo de los paganos que habían de converrse al Señor, y para indicar que la salvación es para todos, se terminó por pintar a uno negro (africano), a otro de piel amarilla (asiáco) y a otro blanco (europeo), representando a los tres connentes que se conocían en la angüedad. La Epifanía anuncia la univer salidad de la Iglesia Católica, llamada a evangelizar a todos los pueblos.
Sugerencias para el canto Navidad y Epifanía celebran un mismo acontecimiento por lo que con ambas estas se completa el Misterio de la Encarnación. La música y el canto deben ser fesvos y orientados a destacar la presencia de Dios entre nosotros. De entre los elementos propios de la liturgia de este día podemos destacar: •
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Como lazo de unión entre las dos lecturas está el canto del gradual y del aleluya. aleluya. El gradual de hoy es un eco de la epístola, recoge unas frases caracteríscas caracteríscas de la misma y las medita cantan do. El aleluya, en cambio, ancipa, preparándolo, preparándolo, el evangelio, subrayando la idea principal de la esta: aparición y adoración, o luz y dones, que es también lo que expresa en otras palabras el gradual.
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Después de la lectura del Evangelio de la Epifanía conviene proclamar o cantar el Calendario de las principales estas del Año Crisano o Noveris.
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Hoy, que es el día de los dones, deberíamos destacar el canto del Ofertorio Con toda verdad podemos cantar en el Ofertorio que no sólo los reyes de Tarsis y de las islas, y los reyes de Arabia o de Saba presentan dones y ofrendas, sino que todos los reyes de la erra le adoran y las gentes le sirven. Entre esta multud cósmica, nuestra adoración cobra una proporción y un sendo insospechado. ¡Qué bello sería expresar esta adoración y consagración ofreciendo hoy los dones al altar! Dones, el pan y el vino del sacricio que, como dice admirablemente la Secreta de hoy, hoy, no son ya oro, incienso o mirra, sino los dones de la Iglesia en los cuales Cristo, juntamente con ella, será ofrecido ofrecido e inmolado para entregarse luego como alimento de su es posa. He aquí el don perfecto.
Anuncio de las Fiestas del Año Después de la lectura del Evangelio de la Epifanía conviene proclamar el Calendario de las principales estas del Año Crisano, sobre todo las de Pascua. Expresamos así con claridad que el Nacimiento mira a la Pasión redentora y que el Eterno ha tomado nuestra condición humana para hacernos a nosotros
eternos. Esta proclamación también puede ser cantada. En Occidente se conoce como el canto del an“Noveris” por el comienzo del texto de la proclamación en lan: Noveris, fratres carissimi, quod annuente Dei misericordia… (Se puede cantar con la misma melodía gregoriana que se uliza en el Pregón Pascual). Para el año 2014, la proclamación de las estas del Año o canto del Noveris es el siguiente: Queridos hermanos: La gloria del Señor se ha manifestado en Belén y seguirá manifest manifestándose ándose entre nosotros, hasta el día de su retorno glorioso. Por eso os anuncio con gozo, hermanos y hermanas,
que así como nos hemos alegrado en estas estas de la Navidad de nuestro Señor Jesucristo, nos alegraremos también en la gran celebración pascual
de la Resurrección de nuestro Salvador. Así pues, recordemos que este año la ejercitación de la Cuaresma, que nos prepara para la Pascua,
comenzará el día 5 de marzo, miércoles de Ceniza, y del 17 al 19 de abril celebraremos c elebraremos con fe fe el Triduo Pascual de la muerte, sepultura y resurrección del Señor Jesús. El día 20 de abril será la Pascua, la esta más grande del año. Y al cabo de cincuenta c incuenta días, como culminación de la cincuentena pascual, el domingo 8 de junio, celebraremos la solemnidad de Pentecostés,
el don que Jesús resucitado hace a su Iglesia: su Espíritu Santo. Cada domingo nos reuniremos para celebrar la Eucarisa conmemorando la resurrección del Señor,
y veneraremos también la memoria de la Virgen en sus estas, y de tantos hermanos santos y santas que nos acompañan en nuestro camino. Y ya al nalizar el año, el día 30 de noviembre, 77
MÚSICA Y LITURGIA
iniciaremos un nuevo año litúrgico con la celebración del domingo primero
del Adviento de nuestro Señor Jesucristo. A él todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. R/. R/. Amén. Amén.
Reyes Magos, callad: triunfa el amor, surge la luz… Concluyo con un poema que Rubén Darío (1867-1916), poeta nicaragüense y máximo representante del modernismo literario en lengua española, nos dejó en 1905. Un bello y breve poema dedicado a los Reyes Magos que bien podría ser una sencilla pero profunda invitación a reexionar sobre el verdader verdadero o sendo de la Epifanía y el conjunto de las estas navideñas que la acompañan: para reconocer a Dios no necesitamos sabiduría ni panderetas, sino silencio y adoración: Yo soy Gaspar. Aquí traigo el incienso. Vengo a decir: La vida es pura y bella. Existe Dios. El amor es inmenso. ¡Todo ¡T odo lo sé por la divina Estrella! Yo soy Melchor. Mi mirra aroma todo. Existe Dios. Él es la luz del día. La blanca or ene sus pies en lodo. ¡Y en el placer hay la melancolía! Soy Baltasar. Traigo el oro. Aseguro que existe Dios. Él es el grande y fuerte. Todo lo sé por el lucero puro
que brilla en la diadema de la Muerte. Gaspar, Melchor y Baltasar, callaos. Triunfa Triun fa el amor y a su esta os convida. ¡Cristo resurge, hace la luz del caos y ene la corona de la Vida!
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AÑO LITÚRGICO
CUARESMA, CU ARESMA, MÚSICA Y LITURGIA
a Cuaresma es el período litúrgico que prepara a los crisanos para la celebración de las estas de la Pascua. Es un empo de escucha de la Palabra de Dios y de conversión, de preparación y de memoria del Bausmo, de reconciliación con Dios y con los hermanos, de recurso más frecuente a las “armas de la penitencia crisana”: la oración, el ayuno y la limosna.
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En un principio esta preparación comprendía desde el Viernes Santo hasta la Vigilia Pascual: « dies in quibus est ablatus Sponsus» Sponsus » (los días en que se nos quitó el Esposo). Luego se alargó a una semana y más tarde a cuarenta días (simbólicamente recuerda los cuarenta días que Jesús vivió en el desierto y su lucha contra las tentaciones). Actualmente empieza empieza el Miércoles de Ceniza y termina al comenzar la Misa de la Cena del Señor (in ( in Coena Domini) en las primeras horas de la tarde del Jueves Santo, totalizando 43 días y medio. La Cuaresma incluye cinco domingos más el Domingo de Ramos y su carácter es fundamentalmen te penitencial. Se ulizan ornamentos morados morados,, a excepción del Domingo de Ramos en el que se uliza rojo y las solemnidades más importantes en las que se uliza el blanco. blanco. No se canta ni el Gloria ni el rojo y el Aleluya; tampoco se adorna el templo con ores y el órgano y demás instrumentos callan, a no ser que sea para sostener el canto. La única excepción corresponde al cuarto domingo, tradicionalmente Laetare”” en el que se puede cambiar de color al rosa (mezcla entre el morado y el blanco, por llamado “Laetare la proximidad de la Pascua,); se pueden poner algunas ores y usar instrumentos, pero sigue callado el Gloria y por supuesto el Aleluya. También También en las solemnidades y estas que coincidan —habitualmen te son dos importantes: San José (19 de marzo) y la Anunciación del Señor (25 de marzo)— pueden quitarse estos signos penitenciales, empleando vesduras blancas debido a la solemnidad de estas celebraciones, aunque nunca hay que cantar el Aleluya, que callará hasta la noche de Pascua.
Estructura de la Cuaresma La Cuaresma comienza el Miércoles de ceniza y concluye inmediatamente antes de la misa vesperna in Coena Domini . Todo este período forma una unidad, pudiéndose disnguir en él los siguientes ele mentos: 1. El Miércoles de Ceniza. 2. Los domingos de Cuaresma, agrupados agrupados en el binomio, I-II; III, IV y V, V, y el domingo domingo de Ramos en la Pasión del Señor. 3. La Misa Crismal. 4. Las ferias. 1. El Miércoles de Ceniza El origen de la imposición de la ceniza pertenece a la estructura de la penitencia canónica. Empieza a ser obligatorio para toda la comunidad crisana a parr del siglo X. La liturgia actual conserva los elementos tradicionales: imposición de la ceniza y ayuno rig uroso. Marca el comienzo de la Cuaresma. La bendición e imposición de la ceniza ene lugar dentro de la misa, después de la homilía, aunque en circunstancias especiales se puede hacer dentro de una celebración de la Palabra. La ceniza procede
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MÚSICA Y LITURGIA
de los ramos bendecidos el Domingo de la Pasión del Señor del año anterior anterior,, siguiendo una costumbre
que se remonta al siglo XII. La fórmula de bendición hace referencia a la condición pecadora de quienes la recibirán. Las fórmulas de imposición de la ceniza se inspiran en los textos bíblicos de Gén, 3, 19 y Mc 1, 15. 2. Los domingos de Cuaresma a) Los domingos I y II de Cuaresma Siguen la orientación de la época de San León Magno: celebrar la «cuarentena» del Señor y su trans guración. Este tema aparece en los dos primeros domingos. El primer domingo ene una importancia especial, por ser «el venerable sacramento sacramento de la observancia cuaresmal anual»; en el segundo, la pre sentación de Moisés y Elías.
b) Los domingos III, IV y V de Cuaresma Estos domingos fueron tradicionalmente los días en que se celebraban los tres escrunios de prepara ción a la profesión y bausmo de los catecúmenos; por eso se leían en la misa las lecturas del diálogo de Jesús con la samaritana, de la curación del ciego de nacimiento y la resurrección de Lázaro, evan gelios en donde el Bausmo aparece como el sacramento del agua, de iluminación y de la vida nueva. En consecuencia el domingo III es el «domingo del agua»; el domingo IV, «el domingo de la luz»; el domingo V, «el domingo de la vida nueva». Se trata de «domingos sacramentales» porque comportan, tanto para los catecúmenos como para los eles, un encuentro personal con Cristo, como sucedió con la samaritana, al ciego de nacimiento y a Lázaro resucitado. c) Domingo de Ramos en la Pasión del Señor
Desde el siglo V, el úlmo domingo de Cuaresma encontró en Roma su forma deniva como do mingo de la Pasión, y seguirá así hasta el siglo X. Se aparta de esta manera de los otros ritos que tenían como núcleo central la entrada triunfal de Cristo en la Ciudad Santa, como ocurría en Jeru salén. Con este domingo da inicio la Semana Santa, en la que la Iglesia celebra los misterios de la salvación realizados por Cristo en los úlmos días de su vida, comenzando por su entrada mesiánica en Jerusalén. El misal de San Pío V presentaba esta liturgia en cinco partes: a) bendición de los ramos dentro de una extensísima celebración, estructurada como misa; b) distribución de los ramos, mientras se cantaban dos anfonas; c) procesión: el recorrido para de la iglesia y se regresaba a ella; d) rito ante las puertas de la iglesia, que permanecían cerradas, con cantos desde dentro y fuera de la iglesia; una vez abiertas entraba la procesión, y e) la celebración de la misa romana de Pasión. Pío XII revisó y modicó estos ritos agrupándolos en dos partes: la procesión solemne en honor a Cris to Rey y la misa de Pasión. Simplicó la bendición de los ramos, modicó su distribución y suprimió la ceremonia ante las puertas de la iglesia. Actualmente, la procesión y la misa ya no son dos partes independientes sino elementos elementos de un todo, ha-
ciendo que el Domingo de Ramos se presente como presagio presagio del triunfo real de Cristo y anuncio de su Pasión. «La «La entrada de Jesús en Jerusalén maniesta la venida del Reino que el Rey-Mesías llevará a cabo mediante la Pascua de su muerte y de su Resurrección. Con su celebración, la liturgia de la Iglesia abre la gran Semana Santa.» Santa. » (Catecismo de la Iglesia Católica, 560). 3. La Misa Crismal Según una angua tradición, el Jueves Santo por la mañana se celebra la Misa Crismal en la que el obispo de la diócesis, que concelebra con su presbiterio, consagra el santo Crisma y bendice el óleo de los cate-
cúmenos y la unción de los enfermos. 80
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4. Las ferias de Cuaresma La Celebración de la Cuaresma recae fundamentalmente en los domingos y enen preferencia sobre las solemnidades. Sin embargo, su celebración se complementa con las ferias, que prevalecen sobre las memorias obligatorias. La liturgia de esos días desarrolla estos temas: • • •
la conversión del corazón y el culto que desde el interior interior,, es debido a Dios;
el perdón perdón fraterno, fraterno, como requisito requisito indispensable indispensable para para obtener obtener el perdón de Dios, y la renovación renovación personal personal de la vida y la entrega entrega amorosa amorosa a los demás, como frutos frutos del Misterio Pascual.
Las lecturas bíblicas de la Cuaresma La mejor guía pedagógica de este empo la tenemos en la Liturgia de la Palabra, tanto en los días feriales como en los domingos, por lo que merece la pena un breve recorrido por su contenido.
Lecturas feriales El actual leccionario ferial de la misa divide la Cuaresma en dos partes: por un lado, tenemos los días que van desde el Miércoles de Ceniza hasta el sábado de la III semana; y por otro, las ferias que discu rren desde el lunes de la IV semana hasta el comienzo del Triduo Pascual. Pascual. a) En la primera parte de la Cuaresma (Miércoles de Ceniza hasta el sábado de la III semana), las lec turas van presentando, posivamente, las actudes fundamentales del vivir crisano y, negavamente, negavamente, la reforma de los defect defectos os que oscurecen nuestro seguimiento de Jesús. En estas ferias, ambas lecturas suelen tener unidad temáca bastante marcada, que insiste en temas como la conversión, el sendo del empo cuaresmal, el amor al prójimo, la oración, la intercesión de la Iglesia por los pecadores, el examen de conciencia, etc. En los orígenes de la Cuaresma sólo se celebraba celebraba la misa (además del domingo), los miércoles y viernes. Por este movo el leccionario de Cuaresma privilegia las lecturas de estos dos días con lecturas de mayor importancia que las de las restantes ferias. Dichas lecturas suelen ser relavas a la pasión y a la convers conversión. ión. b) En la segunda parte de la Cuaresma (desde el lunes de la IV semana hasta el Triduo Pascual), el leccionario cambia de perspecva: se ofrece una lectura l ectura connua del evangelio según San Juan, escogien do sobre todo los fragmentos en los que se propone la oposición creciente entre Jesús y los “judíos”. Esta meditación del Señor enfrentándose con el mal, personalizado por San Juan en los “judíos”, está llamada a fortalecer la lucha cuaresmal no sólo en una línea ascéca, sino principalmente en el contexto de la comunión con Cristo, el único vencedor absoluto del mal. En estas ferias, las lecturas no están tan ligadas temácamente una respecto de la otra, sino que pre sentan, de manera independiente, por un lado la gura del Siervo de Yahvé o de otro personaje (Jere mías especialmente), que viene a ser como imagen y profecía del Salvador crucicado; y por otro, el desarrollo de la trama que culminará en la muerte y victoria de Cristo. Finalmente, a parr del lunes de la IV semana aparece un tema quizá no muy conocido: la tensión por la que, parendo de las “obras” y “palabras” del Señor Jesús, se llega hasta el acontecimiento de su “hora”, es decir, su gloricación a través de la muerte que celebramos en el Triduo pascual.
Lecturas dominicales La liturgia dominical ene una estructura temáca unitaria: 81
MÚSICA Y LITURGIA
a) La primera lectura ene en este empo de Cuaresma una intención clara: presentar los grandes temas de la Historia de la Salvación S alvación para preparar el gran acontecimiento de la Pascua del Señor: • • • • • •
La creación y origen del mundo (domingo primero). Abraham, padre de los creyent creyentes es (domingo segundo). El Éxodo y Moisés (domingo tercero). La historia historia de Israel, centrada sobre todo en David (domingo cuarto). Los profet profetas as y su mensaje (domingo quinto). El Siervo de Yahvé (domingo de Ramos).
Estas etapas se proclaman de modo más directo en el Ciclo A, A, en sus momentos culminantes. B se centran sobre todo en el tema de la Alianza (con Noé, con Abraham, con Israel, el exilio, En el Ciclo B se la nueva alianza anunciada por Jeremías). C, las mismas etapas se ven más bien desde el prisma del culto (ofrendas de primicias, cele En el Ciclo C, bración de la Pascua, etc.). En el sexto domingo, o domingo de Ramos en la Pasión del Señor, Señor, invariablemente invariablemente se proclama el can-
to del Siervo de Yahvé, Yahvé, por Isaías. b) La lectura Evangélica ene también su coherencia independiente a lo largo de las seis semanas: •
Domingo primero: el tema de las tentaciones de Jesús en el desierto, leídas en cada ciclo según su evangelista; el tema de los cuarenta días, el tema del combate espiritual.
•
Domingo segundo: la Transguración, leída también en cada ciclo según el propio evangelista; evangelista; de nuevo el tema de los cuarenta días (Moisés, Elías, Cristo) y la preparación pascual; la lucha y la tentación llevan a la vida.
•
Domingo tercero, tercero, cuarto y quinto: presentación de los temas catequéc catequécos os de la iniciación crisana:: el agua, la luz, la vida. ana • En el Ciclo A: A: los grandes temas bausmales de San Juan: la samaritana (agua), el ciego (luz), Lázaro (vida). • En el Ciclo B: B: temas paralelos, también de San Juan: el Templo, la serpiente y Jesús Siervo. • En el Ciclo C: C: temas de conversión y misericordia: iniciación a otro Sacramento cuaresmalpascual: la Penitencia.
•
Domingo Sexto: la la Pasión Pasión de Jesús, cada año según su evangelista (reservando la Pasión de San Juan para el Viernes Santo).
El canto en Cuaresma En Cuaresma, como en cualquier otro empo litúrgico, el canto ayuda a dar el tono apropiado a lo que se celebra. La Cuaresma es un empo muy rico en contenidos y simbolismo por lo que hay que cuidar que los cantos no vayan únicamente en la dirección penitencial; hay otras dimensiones que conviene
resaltar, como la catecumenal, la bausmal, el camino hacia la Pascua por la Cruz, la Luz, la Alianza, etc. El Directorio litúrgico-pastoral que lleva por tulo Canto y música en la celebración (Secretariado celebración (Secretariado Nacional de Liturgia 1992) nos da las pautas que debemos debemos seguir: «Son tan ricos y caracteríscos los textos de este empo preparatorio de la Pascua que dicilmente pueden sustuirse por otros. Lo importante es musicalizarlos debidamente o saber escoger los cantos más acertados. •
Merecen especial atención como días clave los domingos, pero también los viernes de Cuares-
ma y el Miércoles de Ceniza con que se abre. 82
AÑO LITÚRGICO
•
No se debe usar música instrumental durante durante las celebraciones litúrgi litúrgicas cas —misa y ocio especial especialmen mente— si no es para sostener el canto. Se permiten el cuarto domingo ( Laetare), solemnidades y estas.
•
El canto de entrada ha de hacer captar desde el principio de la Misa que estamos en domingo
cuaresmal. El primer domingo de Cuaresma se podría empezar con las letanías de los Santos para entrar en el ejercicio cuaresmal y como signo del bausmo, pues la invocación de los san tos nos evoca la que se hace en la renovación de las promesas en la Vigilia Vigi lia pascual. •
En los domingos de Cuaresma no se sustuye el salmo responsorial por por otros cantos peniten ciales.
•
El Aleluya no se canta ni se dice en Cuaresma, Cuaresma, incluidas solemnidades y estas. estas. Al ser ser sustuido sustuido por una breve aclamación, se hace ver que estamos en camino hacia la Pascua en que se vol-
verá a entonar el Aleluya. •
Para ulidad de los eles, en lugar del símbolo niceno-constan niceno-constannopolitano, nopolitano, la profesión profesión de fe se puede hacer, especialmente en el empo de Cuaresma y en la Cincuentena pascual, con el símbolo llamado de los apóstoles. Es más breve, pero proporcionalmente se centra más en el misterio pascual: pasión, muerte y resurrección.
•
La oración de los eles se podría resaltar resaltar cantando cantando la respuest respuesta, a, que bien puede puede ser Kyrie eleison.. son
•
Cántese el prefacio prefacio propio de cada domingo, domingo, cuando los hay hay,, como en el ciclo A. La tercera aclamación, “Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor ”, ”, podría cantarse todos los domingos de Cuaresma como algo caracterísc caracterísco, o, después de la consagración.
•
La bendición solemne, propia de Cuaresma, también puede puede cantarse. cantarse. [Con la 3ª edición del Misal, en su IGMR, se señala que es obligatorio cada domingo la Oración sobre el pueblo y luego la bendición en lugar de la posibilidad de usar la bendición solemne trimembre].
•
El canto canto nal sería preferible preferible omirlo, omirlo, especialmente especialmente en este este empo, empo, como un signo más de la austeridad cuaresmal. Si se canta, que sea especialmente breve y adecuado remiendo siempre al inerario pascual.
•
Domine es pico y modélico como canto cuaresmal. El olvidarlo sería una pérdida. El Aende Domine es
•
Los cantos que enfazan enfazan la pasión y muerte muerte de Cristo Cristo deben usarse con casi exclusividad exclusividad en la úlma semana, la 5ª del empo de Cuaresma. El prefacio I de la Pasión del Señor se dice en las ferias de esta semana».
(Canto y música en la celebración, n. 213). 2 13).
Preparación de los cantos de la Vigilia y de la Cincuentena pascual Durante la Cuaresma deberíamos dedicar un empo semanal a ensayar los cantos pascuales de modo que no sólo atendamos a una necesidad prácca con vistas a las estas y al empo litúrgico que se aproximan, sino que contribuyamos pastoralmente pastoralmente a vivir la Cuaresma Cuaresma como un camino hacia la Pas-
cua, creando el deseo de anhelar su celebración. En esta línea, ene tanta importancia los ensayos en sí como la explicación de algunos textos cantados. En estos ensayos cuaresmales debería procurarse que el repertorio pascual progresara de año en año,
de modo que se fuera ampliando el rico repertorio disponible. Como cantos más importantes podrían citarse: •
Un Aleluya vibrante que, bien ensayado desde el principio de la Cuaresma, lo pueda cantar cantar al unísono toda la asamblea durante la Octava Pascual. 83
MÚSICA Y LITURGIA
•
Un Gloria solemne y extraordinario que, cantado cantado con fuerza fuerza en la Noche santa de Pascua, se convierta en el “Gloria” propio de la cincuentena, o por lo menos de la Octava de Pascua. Es bueno recordar que el Gloria que se escoja debe recoger en su totalidad el texto litúrgico del
Misal Romano. •
El Pregón Pascual conviene cantarlo, por lo que quien vaya a cantarlo en la Vigilia Pascual de-
berá praccarlo con la suciente ancipación y nunca dejar su ensayo para el úlmo momento.
84
AÑO LITÚRGICO
SEMANA SANTA, MÚSICA Y LITURGIA
Santa es el empo en que se conmemora la Pasión, entro del Año litúrgico, la Semana Santa es
D
Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Es un período de intensa acvidad litúrgica que comienza el Domingo de Ramos y naliza el Domingo de Resurrección, aunque su celebración suele iniciarse en varios lugares el viernes anterior (Viernes de Dolores) y se considera parte de la misma el Domingo de Resurrección. La fecha de la celebración es variable (entre marzo y abril según el año). La Semana Santa va precedida por la Cuaresma, que naliza en la Semana de Pasión donde se celebra la eucarisa en el Jueves Santo, se conmemora la Crucixión de Jesús el Viernes Santo y la Resurrección en la Vigilia Vig ilia Pascual durante la noche del Sábado Santo al Domingo de Resurrección. El núcleo original más anguo de la Semana S emana Santa es la Vigilia Pascual de la que tenemos rastros ya en el siglo II de la era crisana. Fue siempre una noche de vigilia en recuerdo y espera de la resurrección de Jesucristo. A ello se añadió muy pronto la recepción de los sacramentos de la iniciación crisana: bausmo, conrmación y eucarisa, por lo que se conviró a su vez en la gran g ran noche sacramental de la Iglesia. Posteriormente la Vigilia Posteriormente Vig ilia Pascual se desarrolló extendiéndose en el empo y se transformó en el Triduo de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, Señor, del que ya habla San Agusn A gusn como una celebración muy generalizada. Este Triduo Triduo añadió a la Vigilia ya existen existente te otros momentos importantes de la celebración, en concreto,
la memoria de la Cena del Señor el Jueves Santo. El Jueves Santo contemplaba nada menos que tres celebraciones eucaríscas disntas: se celebraba una misa para reconciliar a los pecadores, una misa crismal y la misa que recuerda la instución de la Eucarisa. En la liturgia actual, el Triduo Pascual empieza en la tarde del Jueves Santo con la Misa de la Cena del
Señor (in (in Coena Domini ) y se une al primer día del Triduo que es, en sí, el Viernes Santo de la Pasión del Señor. El segundo día es el Sábado Santo de la sepultura del Señor, un día de silencio, ayuno y espera. No hay Eucarisa este día en señal de espera (es el único día del año en que no se celebra la Eucarisa). La Iglesia se deene ante el Sepulcro del Señor crucicado y espera su Resurrección. Con la Vigilia Pascual, en la noche del Sábado Santo, S anto, comienza el tercer día del Triduo Pascual, el Domingo de la Resurrección del Señor.
El canto en la Semana S emana Santa y Triduo Pascual La Congregación para el Culto Divino publicó en 1988 el documento La preparación y celebración de las estas pascuales con la intención de «recordar algunos aspectos doctrinales y pastorales… en orden
a mejorar la celebración de los misterios de la redención y favorecer la parcipación más fructuosa de los eles a las mismas.» mismas. » (PFP 5). El número 42 está enteramente dedicado al canto del pueblo, de los ministros y del sacerdote celebrante con abundantes sugerencias para el canto: «Tiene una importancia especial en las celebraciones de la Semana Santa y, especialmente durante el Triduo Pascual, el canto del pueblo, de los ministros y del sacerdote celebrante, porque es concorde a la solemnidad de dichos días y también porque los textos adquieren toda su fuerza precisamente cuando son cantados.
Publicado el 12 de abril de 2014. 85
MÚSICA Y LITURGIA
Se invita a las Conferencias de Obispos, en el caso en que no lo hubiesen ya hecho, que tomen las me didas necesarias para dotar de melodías adecuadas a los textos y aclamaciones que, por su misma naturaleza, reclaman ser cantados. Dichos textos son: •
la oración universal del Viernes Santo Santo de la Pasión del Señor; la invitación invitación del diácono, diácono, si si la hace, hace, o la aclamación del pueblo;
•
los cantos durante la ostensión y adoración a la Cruz;
•
las aclamaciones durante la procesión con el cirio pascual y las del pregón pascual, el “Aleluya” responsorial, las letanías de los santos y la aclamación que sigue a la bendición del agua.
No se omitan con facilidad los textos litúrgicos de los cantos para la parcipación del pueblo; procúrese que las traducciones de los mismos sean provistas de melodías adecuadas. Si dichos textos no están todavía disponibles para ser cantados, provisionalmente escójanse textos semejantes. Prepárese un repertorio propio para estas celebraciones, a ser ulizado únicamente en las mismas. Propónganse especialmente: •
los cantos para la bendición y procesión de ramos, y para la entrada en la iglesia;
•
los cantos para la procesión con los santos óleos;
•
los cantos para la procesión de preparación de las ofrendas en la Misa “en la Cena del Señor”, y el himno para la procesión del traslado del Sansimo Sacramento a la capilla de la reserva;
•
las respuestas respuestas de los salmos responsoriales de la Vigilia pascual y los cantos que acompañan la aspersión del agua.
Prepárense también melodías adecuadas que faciliten el canto de los textos de la Pasión, del Pregón Pascual y de la bendición del agua bausmal. En las iglesias importantes ulícese también el abundante tesoro de música sagrada angua y moder na; téngase en cuenta, sin embargo, la necesidad de una adecuada parcipación de los eles.» eles. » (PFP 42) Teniendo en cuenta estas indicaciones generales sobre el canto podemos adentrarnos en los momen-
tos más signicavos de la liturgia de estos días en los que debemos cuidar con especial interés todos los detalles de la liturgia y del canto para conseguir que la asamblea viva con intensidad este momento
tan importante de la vida crisana.
Domingo de Ramos La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor. La entrada del Señor en Jerusalén se conmemora con una procesión en donde los crisanos, imitando la actud de los niños hebreros, salen al encuentro del Señor con palmas aclamándolo como Rey y Señor. Se recomienda que en cada parroquia se haga una única procesión en la misa de mayor auencia de eles. Durante la procesión, «los cantores y el pueblo entonan los cantos indicados en el Misal Romano, como son el salmo 23 y el 46, y otros cantos apropiados en honor de Cristo Rey.» Rey.» (PFP 32) El domingo de Ramos subrayaremos subrayaremos especialmente los cantos procesionales para la procesión con los
ramos, el canto de entrada, el Gloria, el versículo antes del Evangelio: “ Cristo por nosotros se someó…”, ó… ”, los cantos durante la lectura de la Pasión y el canto de comunión.
Jueves Santo El Jueves Santo ene dos celebraciones eucaríscas importantes, la misa crismal y la misa vesperna en la Cena del Señor. La misa crismal ene dos aspectos de gran ulidad pedagógica: por una parte, el obispo consagra el 86
AÑO LITÚRGICO
crisma y bendice los óleos para los disntos sacramentos que ulizaremos ulizaremos a lo largo del año, y por otra, esta eucarisa pone de maniesto la comunión existente entre entre el obispo y sus presbíteros en el único sacerdocio y ministerio de Cristo. Los cantos apropiados para esta celebración son aquellos que expre san la comunión, la unidad, el ser pueblo sacerdotal, la pertenencia a la Iglesia, la vida sacramental, etc. La misa vesperna en la Cena del Señor es una eucarisa solemne y emova en la que recordamos la cena ritual que tuvo Jesús con sus discípulos en la noche en que iba a ser entregado, y en la que nos
dejó el encargo de hacer eso en memoria suya. Pero no es la celebración más importante de estos días; la Eucarisa central en el Triduo Pascual es la de la Vigilia Pascual. Los cantos más apropiados para esta celebración son los que nos hablan del amor, de la entrega, del servicio y del sacerdocio. •
La anfona anfona de entrada de esta esta misa es: es: «Nosotros hemos de gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo. En él está nuestra salvación, vida y resurrección; él nos ha salvado y liber tado.». El rito de entrada suele prolongarse por lo que el Misal romano prevé que se canten algunos versículos del salmo 66 (los necesarios mientras dura la procesión de los ministros).
•
El Gloria hoy destaca de modo parcular pudiendo incluso hacer sonar las campanas, que no volverán a sonar hasta el Gloria de la vigilia Pascual. El órgano y cualquier otra música instrumental pueden usarse sólo para sostener el canto.
•
novum (en gregoriaDurante el lavatorio de los pies se pueden cantar cantos como Mandatum novum (en no), Un mandamiento nuevo (popular), nuevo (popular), Hombres nuevos (J. nuevos (J. A. Espinosa), Os doy un mandato nuevo (F. nuevo (F. Palazón), etc.
•
Hoy es un día signicavo signicavo para para cantar en la presentación presentación de los dones. dones. Se pueden pueden cantar cantar cantos (J. Madurga) Las ofrendas de tus dones (A. dones (A. como Ubi caritas est vera, Donde hay caridad y amor (J. Alcalde), Como el Padre me amó (Kairoi) amó (Kairoi) o algún otro canto de fraternidad.
•
Para la comunión comunión podemos podemos entonar entonar cantos alusivos a la Pascua: Pascua: Acerquémonos Acerquémonos todos al altar (F. Palazón), Yo soy el pan de la vida vida (C. (C. Gabaraín), Comiendo del mismo pan (J. pan (J. Madurga), Éste es el pan de los hijos (A. Alcalde), etc.
•
Por úlmo, úlmo, en el traslado del Sansimo Sansimo al lugar lugar de la reserva reserva se pueden cantar cantar cantos cantos como Pange lingua u lingua u otros cantos eucaríscos, para terminar con el Tantum ergo erg o mientras se inciensa el Sansimo.
Viernes Santo Este día está completamente completamente centrado en la cruz. La comunidad crisana proclama la Pasión del Señor y ejerce su función sacerdotal rogando por todos los hombres. Adora la cruz y comulga con la reserva del día anterior. •
En la celebración de la Pasión del Señor, el sacerdote y los ministros se dirigen en silencio al
altar sin canto alguno. La Pasión según san Juan se canta o se proclama del mismo modo que se ha hecho el domingo anterior. anterior. Durante la lectura de la Pasión podemos intercalar unas an fonas o cantos breves. •
Dada su importancia, conviene conviene cantar cantar la respuesta respuesta a la oración oración universal. universal. Entre las respuestas respuestas cantadas podemos seleccionar: Oh, Señor, escucha y ten piedad; Señor, escúchanos, Señor, eleison; En tu Reino, Señor, acuérdate de nosotros. óyenos; Kyrie, eleison;
•
Durante la adoración de la Cruz podemos cantar las anfonas, los improperios improperios y el el himno Oh cruz el , o bien otros cantos apropiados: ¡Victoria, tú reinarás! (D. reinarás! (D. Julien), Oh cruz, te adoramos (J. Madurga), Cristo sube a la cruz (A. cruz (A. Alcalde), Sube el nazareno (J. nazareno (J. Madurga), Mirarán al que traspasaron (A. alcalde), etc. 87
MÚSICA Y LITURGIA
Sábado Santo Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece en silencio junto al sepulcro del Señor meditando su pasión y su muerte, y esperando su resurrección. No hay Eucarisa pero se recomienda la celebración del ocio de lecturas y de las laudes con parcipación del pueblo.
Vigilia Pascual La Vigilia Pascual cierra el Triduo Pascual e inaugura el Tiempo de Pascua. Es la noche santa en la que la luz brilla en las nieblas, en que la muerte fue vencida, en la que celebramos que Cristo ha resuci tado y por eso, con la máxima solemnidad de que somos capaces, con repiques de campana y al son de instrumentos, cantamos el Gloria y entonamos el Aleluya para festejar que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha abierto el camino a la nueva Vida. En esta noche el canto adquiere un protagonismo singular. Tanto el canto de los ministros en diálogo con la asamblea como los cantos de propio y del ordinario deben hacerse con especial solemnidad. Es una noche en la que no podemos dejar de cantar el Prefacio, la Plegaria eucarísca y todas las oraciones que corresponde a los ministros. En parcular hay que destacar: •
El canto canto del lucernario. Es el comienzo comienzo de la Vigilia. El diácono diácono o el sacerdote sacerdote proclama proclama Luz de Cristo y los les responden Demos gracias a Dios.
•
El canto del Pregón pascual. Siempre que sea posible hay que cantarlo. cantarlo. El cantor cantor del pregón, además de ensayarlo bien, es preciso que sienta su contenido y lo exprese vibrando con el texto y el sendo. Se pueden hacer interrupciones en el Pregón intercalando aclamaciones a Cristo gozosa. como, por ejemplo, Oh luz gozosa.
•
El canto de los salmos. salmos. Esta noche hay una gran abundancia de lecturas de la Palabra Palabra de Dios. Dios. Dios habla a su pueblo y éste le responde con los salmos y oraciones.
•
El canto del Aleluya. El sacerdote, sacerdote, terminada la epístola, entona por tres veces veces el aleluya aleluya elevando gradualmente la voz y el tono, y repiéndolo la asamblea. Una vez entonado en la noche pascual ya no se volverá a omir durante todo el empo pascual. Su canto será uno de los dis nvos de las celebraciones pascuales.
•
La liturgia bausmal: las letanías de de los santos y la bendición del agua y renovación renovación de las promesas del bausmo.
•
Durante la aspersión, si los eles no son capaces de cantar, pero se dispone de un Lector, éste puede recitar con solemnidad y pausa la siguiente anfona en la que el pueblo puede ir inter calando Aleluya: Vi que manaba agua del lado derecho del templo, aleluya. R/.. Aleluya. R/ Y habrá vida abundante dondequiera que llegue la corriente, aleluya. R/.. Aleluya. R/ Y todos cantarán: Aleluya, aleluya. R/.. Aleluya. R/
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AÑO LITÚRGICO
PASCUA, MÚSICA Y LITURGIA
on el Domingo de Pascua, fesvidad sobre la que gira todo el Año litúrgico, da comienzo uno de los empos litúrgicos fuertes: el Tiempo de Pascua. La Pascua es la esta principal y más angua de los crisanos. Es el corazón del Año litúrgico. León I la llamaba “la esta mayor” ( festum festum festorum festorum), ), y decía que “la Navidad se celebra en preparación para la Pascua” (Sermón XVII en Exodum).
C
Abarca los cincuenta días posteriores a la Pascua de Resurrección (cincuentena pascual), incluyendo el Domingo de Pascua. Se disnguen tres períodos: •
Octava de Pascua, que son los ocho días posteriores y deben considerarse como un solo día fesvo. fesv o. Termina Termina en las Vísperas del II Domingo de Pascua también llamado domingo “in albis” porque era cuando los catecúmenos que se habían bauzado en la Vigila pascual deponían las vesduras vesdur as blancas que había llevado durante la octava.
•
Tiempo Pascual hasta la Ascensión. Ascensión.
•
Tiempo Pascual desde la Ascensión hasta Pentecostés. Pentecostés.
En este empo celebramos: •
La Ascensión del Señor, Señor, a los cuarenta días de Pascua, hoy pasada al domingo VII de Pascua. Celebra el regreso del Cristo Resucitado a la casa de su Padre.
•
Pentecostés. Pentecostés . Se celebra a los cincuenta días de Pascua, en el domingo VIII después de Resurrec ción. Su octava ha sido suprimida. Es el colofón del ciclo pascual, no una nueva Pascua. Celebra la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles. Jesús no deja abandonados a sus amigos; al contrario, les envía los dones necesarios. En el Anguo Testament Testamento o era la esta de la cosecha. Según san Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, es el día en que nace la Iglesia.
Los judíos celebraban la esta de la cincuentena para conmemorar la Alianza de Dios con su pueblo en el Sinaí. La Iglesia, en el Concilio de Nicea reunido el año 325 dispuso que la Pascua se celebrase el domingo que hubiese tras el primer plenilunio del equinoccio de primavera, o dicho de otra manera,
el domingo que sigue a la primera luna llena que haya después del 22 de marzo. Por este movo, la Pascua de Resurrección, la Pascua Florida que es como se la llama en España, es esta variable, ya que depende de la luna y necesariamente deberá oscilar entre el 22 de marzo y el 25 de abril. Podemos en cierto modo decir que así se unen los dos calendarios: el lunar (de tradición hebrea) y el solar (de origen romano). En la cincuentena pascual, que debe considerarse como una única solemnidad, debe siempre haber
signos fesvos en el altar y en la iglesia (ores, luces, música). El cirio pascual debe encenderse a diario, para subrayar la unidad de la cincuentena pascual y vuelve el Gloria. En las lecturas, durante la cincuentena se omiten las del Anguo Testamento Testamento,, para dar a entender que estamos en un empo nuevo, leyéndose los Hechos de los Apóstoles, Apocalipsis, Cartas de san Juan y san Pedro. En la lectu ra del Evangelio se lee el de san Juan y las apariciones del Resucitado según el evangelista del año. La cincuentena pascual es el empo fuerte por excelencia del Año litúrgico y la alegría debe ser la nota
Publicado el 20 de abril de 2014. 89
MÚSICA Y LITURGIA
dominante. Es empo de frecuentar los sacramentos y de llevar la Eucarisa procesionalmente a los enfermos. El Código de derecho canónico obliga a comulgar al menos una vez al año y este precepto debe cumplirse en el empo pascual, salvo que por causa justa se haga en otro empo (CDC 920). También es precepto confesar los pecados graves al menos una vez al año, aunque no necesariamente en empo pascual. Las vesdur vesduras as de los ministros son blancas blancas.. •
El color blanco es el propio de todo este empo.
•
El cirio pascual junto junto al ambón está está en todas todas las celebraciones, incluso a diario.
•
Las aclamaciones del “Gloria” “Gloria” y del “Aleluya” “Aleluya” son la nota dominante. Con estas estas aclamaciones el pueblo incesantemente dice: “Alabad a Dios”.
La Pascua Judía Originariamente es la esta semíca del retorno primaveral primaveral de la vegetación, común a todas las civiliza ciones primivas. La Pascua, por la coincidencia de su celebración con la liberación de Egipto, llegará a ser para Israel el memorial de esta liberación (cf. Éx 12 y 2 Re, 23, 21-23). 2 1-23). Se supone generalment generalmentee que pasah, “pasar” en el sendo de dispensar (cf. Éx 12, 23), aludiendo a que el Señor su nombre viene de pasah, pasa sin herir con sus plagas delante de las casas marcadas con la sangre del cordero inmolado por los
hebreos. Más tarde, a la idea de este paso del Señor S eñor para rescatar a su pueblo de la esclavitud, se unirá la idea del paso del pueblo mismo que se va llevar tras de sí fuera de Egipto hacía el país de la promesa, en el que Israel estará en su casa al estar en la casa de su Dios. Así, en la reexión religiosa de Israel, la Pascua, con el memorial que pervive en su cele bración, evocará la intervención redentora pica por la que Dios ha salvado y reconstrui do a su pueblo. Habiéndose hecho inseparables la pascua y el éxodo salvador, el retorno del exilio será descrito como un nuevo éxodo, una nueva pascua (cf. Os 2, 16 ss; Is 63, 7 ss). En la celebración pascual judía donde Dios salva y reconstruye a su pueblo, vemos claramente una ancipación de la gura del Salvador Salvador,, del Mesías que viene a salvar a los hombres y a reconstruir el pueblo, instaurando el Pueblo de Dios.
La Pascua Cristiana En el Nuevo Testamento, Testamento, san Lucas describirá el anuncio hecho a los discípulos de la muerte de Jesús, en la transguración, como su éxodo que debía cumplirse en Jerusalén (9, 31, cf. Jn 13, 1 al hablar de su paso de este mundo al Padre, en el momento de la Pascua). Es probable también que la imagen del cordero inmolado, en Is 53, 7, implicara desde el principio una referencia pascual. En todo caso, san Pablo describirá la pasión salvadora de Cristo diciendo: «Cristo, « Cristo, nuestra pascua, ha sido inmolado» (I inmolado» (I Cor 5, 7). Así, por una parte, la celebración pascual se converrá para los crisanos en la celebración de la muerte y de la resurrección del Salvador, Salvador, y la pascua judía, con todo lo que había signicado para los judíos en la primera alianza, será para ellos la fuente principal de su interpretación de la pasión. Ya en la primera epístola de san Pedro vemos superponerse a este tema el del bausmo, celebrado de anguo con prefe rencia en la noche pascual. Pasado Él mismo de este mundo a su Padre por la cruz, Cristo nos transporta tras Él, no ya simplemente del Egipto material a una erra promeda que no lo era menos, aunque uno Hijo » y otra estuvieran ya llenos de evocaciones espirituales, sino «del reino de las nieblas al reino del Hijo» (Col 1, 13), que es lo mismo que la entrada en parcipación de «la « la heredad de los santos en la luz» luz» (v. 12). Así el misterio de Cristo, tal como lo explicará san Pablo y como lo celebrará toda la liturgia de la angua Iglesia, es el misterio pascual, es decir, el que se cumplió en la pascua, que la pas cua crisana conmemora, y que constuye la pascua deniva de la nueva y eterna alianza. La parusía de Cristo será nalmente descrita a su vez como el denivo cumplimiento de esta pascua en la eternidad (cf Lc 22, 16 y Mt 26, 29).
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AÑO LITÚRGICO
Pentecostés A los cincuenta días de la Pascua, los judíos celebraban la esta de las siete semanas (Ex 34, 22), que en sus orígenes tenía carácter agrícola. Se trataba de la fesvidad de la recolección, día de regocijo y de acción de gracias (Ex 23, 16), en que se ofrecían las primicias de lo producido por la erra. Más tarde, esta celebración se converría en recuerdo y conmemoración de la Alianza del S inaí, realizada unos cincuenta días después de la salida de Egipto. No hay registros de la celebración de esta esta en el siglo I con connotaciones crisanas. Las primeras alusiones a su celebración se encuentran en escritos de san Ireneo, Tertuliano Tertuliano y Orígenes, a nes del siglo II y principios del siglo III. Ya en el siglo IV hay tesmonios de que en las grandes Iglesias de Constannopla, Roma y Milán, así como en la Península Ibérica, se festejaba feste jaba el úlmo día de la cincuentena pascual. Durante Pentecostés se celebra la venida del Espíritu Santo y el inicio de las acvidades de la Iglesia. Por ello también se le conoce como la celebración del Espíritu Santo. En la liturgia católica es la esta más im portante después de la Pascua y la Navidad. La liturgia incluye la secuencia secue ncia medieval Veni, Sancte Spiritus . En las Iglesias ortodoxas existe además la celebración de las Tres Divinas Personas o de la Santa Trinidad. Las Iglesias occidentales celebran para esta ocasión desde el siglo XIV su propia esta llamada Trinitas (la esta de la Sansima Trinidad) una semana después de Pentecostés. Pentecostés.
El Canto en el Tiempo de Pascua La solemnidad de las solemnidades merece la máxima atención musical. Por tanto, la música y el canto no deben limitarse al Domingo de Pascua y su octava. Toda la cincuentena pascual debe planicarse musicalmente como una única celebración. La temáca de los cantos gira en torno a la victoria de Cris to sobre el pecado y la muerte, y expresa nuestra nuestra gratud y gozo por la salvación recibida. •
El canto procesional de entrada debe indicarnos desde el comienzo que estamos en Tiempo de
Pascua. •
El domingo, domingo, especialmente en el empo pascual, puede hacerse la bendición y aspersión del agua en vez del acto penitencial, ulizando un canto apropiado –no uno cualquiera– para ese momento.
•
El himno del Gloria, con el que cantamos la victoria de Cristo y nuestra propia victoria, debe ser
resaltado de forma especial; su ritmo debe tener un marcado sendo pascual que lo disnga del que cantamos en Navidad. •
Aleluya , que no hemos cantado durante la Cuaresma, reaparece en la Vigilia pascual. Duran El Aleluya, te todo este Tiempo debe resonar como expresión de alabanza al Dios vivo; su música debe ser muy fesva.
•
El domingo de Pascua se debe cantar la Secuencia Victimae Paschalis laudes antes del Aleluya
(en castellano). •
El canto de presentación de los dones debe alabar a Cristo resucitado y proclamar la presencia
viva de nuestro Señor. •
Santo debe resonar de manera fuerte y fesva. La aclamación del Santo debe
•
El canto procesional de comunión debe hacer alusión a la vida de hombres nuevos, sin olvidar
por supuesto el amplio repertorio de cantos eucaríscos. •
El canto canto de despedida podría podría referirse referirse a nuestro nuestro compromiso compromiso eclesial para con con todos.
•
El canto del Regina Coeli no no tendríamos que perderlo de nuestro repertorio para el Tiempo
pascual. En la Eucarisa lo podemos cantar como anfona nal, antes de la bendición nal y del saludo de despedida «Podéis ir en paz», con el celebrante aún en el presbiterio. 91
MÚSICA Y LITURGIA
•
La despedida del pueblo en el rito de conclusión de la celebración durante la octava de Pascua naliza con el doble Aleluya (preferiblemente cantada): “Podéis ir en paz. Aleluya, Aleluya //
Demos gracias a Dios. Aleluya, Aleluya”. Aleluya”. •
Para la solemnidad de Pentecostés disponemos de un amplio repertorio de cantos de invoca-
ción al Espíritu Santo: Oh, Señor, envía tu Espíritu (L. Espíritu (L. Deiss), Envía tu Espíritu (J. Espíritu (J. Madurga), Ven, Espíritu divino (D. divino (D. Cols), Ven, Espíritu divino (R. divino (R. Font), etc. Estos cantos no son sólo para la so lemnidad de Pentecostés, sino que se pueden ulizar durante todo el Tiempo pascual. •
Conviene preferir preferir los cantos que se encuentren compuestos en tono mayor mayor..
•
Los instrumentos instrumentos musicales deben apoyar apoyar el carácter carácter fesvo fesvo del del Tiempo de Pascua. El órgano sigue siendo el instrumento por excelencia pudiendo sonar ahora con más fuerza y expresión. Durante este Tiempo se podrán ulizar también instrumentos de percusión siempre que éstos no entorpezcan el desarrollo del canto.
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EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
LA ESENCIA DE LA EUCARISTÍA
onscientes ya de la importancia que la Iglesia ha querido dar al canto y la música en la li turgia —sobre todo para quien haya seguido las entradas anteriores—, con esta entrega iniciamos una serie de arculos sobre lo que constuye el eje central de este Blog, la mú sica litúrgica en el contexto de la celebración eucarísca. A lo largo de las próximas entradas iremos desgranando las partes cantadas de la celebración eucarísca, su sendo litúrgico, su importancia y sugerencias para mejorar nuestros nuestros cantos y nuestra parcipación acva en la celebración. Es sólo una síntesis, pero conamos que sirva de esmulo para seguir reexionando y profundizando sobre lo que celebramos: qué celebramos, por qué lo celebramos y cómo lo celebramos. Ese será el guión de nues tras reexiones, evidentemente evidentemente con una orientación más musicolitúrgica que teológica.
C
Para no perdernos con la terminología propia de la liturgia ponemos a disposición de quien lo necesite un Pequeño vocabulario litúrgico así como un guión básico del Ordinario de la misa. Ambos se encuen RECURSOS.. tran en la sección RECURSOS
La esencia y contenido de la eucarisa se funda en la “instución” de Jesús, tal como lo anuncia el Nue vo Testament Testamento. o. La Liturgia y la Teología de la Iglesia que nacieron después sólo se explican, en el fondo, como desarrollo de las armaciones fundamentales del Nuevo Testament Testamento. o. El relato de la instución de la eucarisa lo encontramos en cuatro textos del Nuevo Testamento: Mt 26,26-29; Mc 14,22-25; Lc 22,14-20 2 2,14-20 y 1Cor 11,23-26. Todos Todos ellos se reeren al mismo acontecimient acontecimiento, o, a la cena que Jesús tuvo con sus discípulos antes de su pasión. El contexto es la celebración de la Pascua judía, de la que se reeren dos ritos fundamentales: la bendición del pan y del vino y la distribución de los mismos a los asistentes. La novedad de Jesús es la asimilación que hace del pan y del vino a su cuerpo y sangre como anuncio de la entrega salvadora que va a tener lugar a connuación. Actualiza así la Alianza de Dios con su pueblo y ende un puente hacia la futura cena del Reino de Dios como reconciliación perfecta de Dios y el hombre. Ahora bien, este relato nos llega a través de la tradición apostólica, por lo que podemos pensar, por
la forma de narrarlo, que se trata también de una tradición litúrgica de la comunidad: las invitaciones dirigidas a los parcipantes: «tomad», «comed», «bebed», el mandato de repeción y la presentación del cáliz como realidad conocida, la exactud y la nura de algunas formulaciones, sobre todo de las palabras explicavas, etc. Todo ello hace pensar en un uso litúrgico del relato de la Cena. Por tanto, nuestro punto de parda para entender la esencia de la Eucarisa ene que ser la conciencia litúrgica de la primiva comunidad. No describen la Cena con los detalles historiográcos historiográcos que podíamos haber conocido, sino que se nos narra de forma simplicada a la luz y en la perspecva de lo válido para la celebración litúrgica comunitaria. Significado de la Cena
La Cena no es una ocurrencia del momento ni un hecho aislado en la vida de Jesús. Aparece como cul minación de una prácca habitual de Jesús quien no sólo comía con sus discípulos sino que comía con todos, incluso de forma expresa, lo que escandalizaba a los fariseos quienes le acusaban de comer con publicanos y pecadores (Mc 2,16). En la tradición judía, comparr la mesa signicaba solidarizarse con
Publicado el 7 de sepembre de 2013. 95
MÚSICA Y LITURGIA
los comensales. Como mensajero de Dios, Jesús da así muestras del compromiso de Dios con todos los hombres. El banquete se convierte en sus gestos en ancipo del Reino como un banquete de bodas está con ellos el esposo» esposo» (Mc 2,19). La mulplicación de los panes es un buen ejemplo de “comi« pues está da mesiánica” en la que comieron miles de personas hasta saciarse. Todas las comidas de Jesús enen un marcado carácter eucarísco. En todas aparece como padre de fa milia judío que bendice, parte el pan y lo distribuye entre los asistentes. Esto nos lleva inmediatamente a la Úlma Cena en la que ahora el nuevo Moisés celebra su nueva comida de alianza y se la lega a los suyos. Su relación con la Pascua no es sino un contexto de estructuras estructuras rituales en el que Jesús pudo verter su nuevo contenido. Jesús celebra la Pascua judía con sus discípulos pero aprovecha ese momento para dotar a ese gesto de un signicado nuevo modicando incluso los elementos rituales picos de la Pascua judía: uliza la fracción del pan antes del momento principal de la comida y el cáliz de la «ben dición» (el tercer cáliz de la Pascua judía) después de dicho momento. No aparecen los panes ácimos o las hierbas amargas, por ejemplo, lo que necesariamente nos lleva a ver la Cena de Jesús como algo
nuevo que sustuye a la vieja Pascua judía aunque, sin embargo, se apoya en ella. Otro elemento a tener en cuenta en el contexto de la Úlma Cena es el carácter de despedida. El judaís mo atribuye estas comidas a los patriarcas y a los mensajeros de Dios según el modelo de Isaac en Gén 27. En esos casos, no se trata de una úlma comida sino de un acto especial de carácter testamentario. testamentario. El hombre de Dios, próximo a la muerte, recupera energías vitales en la comida y da una bendición a
los presentes en la que condensa y deposita toda su vida. Jesús, engarza con esta tradición pero se distancia de ella y convierte los dones en su propio testamento vital (pan y vino, cuerpo entregado y sangre derramada para la salvación de los hombres) y, además hace extensible la bendición no sólo a los presentes sino a las generaciones futuras.
Sentido y naturaleza de la eucaristía propiament propiamentee dicha Los relatos de la Cena destacan cómo lo esencial de la eucarisa es el doble acto de la bendición y el ofrecimiento del pan y del cáliz. En ellos Jesús recoge dos picos gestos judíos en la mesa: la fracción del pan y la distribución del cáliz, el rito de entrada y el de conclusión de todo convite judío, no sólo de la Pascua. El sendo principal del rito es otorgar a los parcipantes la bendición vinculada al pan y reunir a aquéllos en comunión comensal. La bendición va dirigida a gloricar a Dios recordando y agradeciendo su actuación salvadora. Jesús aprovecha estos gestos y la bendición para expresar y rememorar su obra de salvación conriendo a los dones eucaríscos un sendo y contenido especial. Con ellos anuncia una nueva realidad salvíca, instuye en forma de ritual de nueva alianza la representación de esa salvación como un acto de entrega, y simboliza dicha realidad salvíca en el gesto de comer su cuerpo y beber su sangre. En este acto, Jesús une acción y palabra en un sendo proféco puesto puesto que lo que dice en la Cena lo corrobora a connuación con los acontecimientos que siguen a la misma en su pasión, muerte y resurrección. Todos estos elementos, la tradición los manene y convierte en centro de su vida comunitaria y litúrgica. La fe buscaba el encuentro vivo con Jesús por lo que en la Cena del Señor encontró el vínculo vivo y real con el Resucitado. Más allá de los símbolos, enseguida armó la presencia real de Cristo en los dones del pan y del vino por lo que introdujo la Cena en la vida litúrgica de las comunidades uniendo
la celebración de la Cena a la celebración de la Palabra (promovida por la sinagoga). De esta forma, ya en el siglo II, la celebración de la “eucarisa” (término que empezó a usarse desde muy temprano) produjo un importante desarrollo de la liturgia que dio lugar a numerosas controversias a lo largo de
los siglos posteriores. Tan ínmamente se unió a la vida litúrgica de la Iglesia que ya no había otro vínculo más fuerte entre los miembros de la misma que la celebración de la eucarisa. San Agusn, en el Sermón 272 lo 272 lo dice así: «Si, pues vosotros sois el cuerpo y los miembros de Cristo, lo que está sobre la santa mesa es vuestro misterio, y lo que recibís es vuestro mismo misterio. Vosotros mismos lo refrendáis así al responder .».. Ese es el centro de la vida de la comunidad crisana, lo que de verdad une a sus miembros y Amén.» los convierte en miembros del cuerpo mísco de Cristo. A ello respondemos con el Gran Amén con el 96
EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
que concluimos la Plegaria eucarísca, el que en la medida de lo posible deberíamos cantar siempre a una sola y atronadora voz en nuestras celebraciones. Para Dionisio de Alejandría, en el siglo III, los tres actos del culto eucarísco eran: «escuchar « escuchar la acción de gracias, responder el Amén y comulgar comulgar.. » (Hist. Ecl. VII, 9, 4).
La Forma de la celebración eucarística A mediados del siglo XX surgió un amplio debate sobre el problema de la “forma” esencial de la Misa. Romano Guardini, en su libro Preparación para la celebración de la santa Misa recogía ampliamente esta cuesón. Después de siglos en los que la Iglesia fue dando forma teológica a la eucarisa, lo que preocupaba a muchos jóvenes católicos de la primera mitad del siglo XX no eran los aspectos dog mácos sobre la eucarisa sino la otra esencia de la misma, es decir, la liturgia. Guardini, uno de los teólogos católicos más acvos en la reforma litúrgica, quería devolver la celebración de la santa Misa a lo que fue, es decir, «un « un “acto” sagrado de la comunidad de Cristo que está consagrada en la dignidad sacerdotal, pero que debe vivir y actuar como verdadera comunidad ». ». Ese acto conlleva un “actuar” y por tanto una puesta en escena. La celebración de la eucarisa había caído en una rigidez tal (debido en parte al exceso de rúbricas) que había perdido la frescura del origen. Joseph Pascher, en 1947, en relación al problema de la “forma” decía que «hasta «hasta ahora se habían jado sólo en las “rúbricas”, en lo impreso en rojo, pero que había llegado el momento de mirar también las “négricas”… La forma de los textos y de toda la celebración posee más importancia que las rúbricas ». La manera en que se de sarrollaba la Misa tenía que dejar de ser un conjunto de ceremonias para converrse en una expresión interior de la realidad espiritual contenida en la liturgia. La “forma” de celebrar la Misa se conviró así en el punto más caliente de la reforma reforma:: sacerdote vuel to de espaldas al pueblo, en lan, ritos llenos de normas externas que no favorecían la parcipación espiritual y acva del pueblo, etc. Había que cambiar todo eso y devolver al pueblo el protagonismo litúrgico. Es aquí donde aparece la discusión sobre si la Misa es antes que nada el Memorial de la Cena de Jesús con sus discípulos (comida) o una Oración del memorial con forma de Acción de gracias (eu carisa). Es la discusión sobre el Dogma y la Liturgia, ámbitos que no se pueden disociar entre sí sino que deben converger en un único punto, el de llevarnos hasta la experiencia del Resucitado a través través de
lo que hemos denominado la “emoción litúrgica”. litúrgica”. Hablar de Eucarisa en vez de sólo Comida engloba ambas realidades e integra el contenido dogmáco en la liturgia.
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MÚSICA Y LITURGIA
ESTRUCTURA ESTR UCTURA DE LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA
omano,, publicada en 1975 como resultado de la reforma a Ordenaci ón ón General del Misal Romano
L
litúrgica impulsada por el Concilio Vacano II, establece claramente claramente los criterios y objevos que deben regir la Celebración de la Eucarisa: «Es, por consiguiente, de sumo interés que de tal modo se ordene la celebración de la Misa o Cena del Señor que ministros y eles, parcipando cada uno a su manera, saquen de ella con más plenitud los frutos para cuya consecución instuyó Cristo nuestro Señor el sacricio eucarísco de su Cuerpo y Sangre y conó este sacricio, como un memorial de su pasión y resurrección, a la Iglesia, su amada Esposa » (OGMR 2). La Celebración eucarísca se divide en cuatro partes: Ritos iniciales, Liturgia de la Palabra, Liturgia Eu carísca y Rito de conclusión. Resumimos aquí las observaciones del texto de la Ordenación General del Misal Romano: Romano:
A. RITOS INICIALES Todo lo que precede a la Liturgia de la palabra, es decir, decir, la entrada, el saludo, el acto penitencial, el Se-
ñor, ten piedad, el Gloria y la oración colecta, enen el carácter de exordio, introducción y preparación. ñor, La nalidad de estos ritos es hacer que los eles reunidos constuyan una comunidad y se dispongan a oír como conviene la palabra de Dios y a celebrar dignamente la Eucarisa. 1. Entrada Reunido el pueblo, mientras entra el sacerdote con sus ministros, se da comienzo al canto de entrada. El n de este canto es abrir la celebración, fomentar la unión de quienes se han reunido y elevar sus pensamientos a la contemplación del misterio litúrgico o de la esta, introduciendo y acompañando la procesión de sacerdotes y ministros. Si no se canta, los eles, un lector o el mismo celebrante lo recitan. El sacerdote y los ministros, cuando llegan al presbiterio, saludan al altar; en señal de veneración, el
sacerdote y el diácono lo besan. Terminado el canto de entrada, el sacerdote y toda la asamblea hacen la señal de la cruz. A connua ción el sacerdote, por medio del saludo, maniesta a la asamblea reunida la presencia del Señor. Con este saludo y con la respuesta del pueblo queda de maniesto el misterio de la Iglesia congregada. 2. Acto Penitencial Terminado el saludo, el sacerdote u otro ministro idóneo puede hacer a los eles una brevísima introducción sobre la Misa del día. Después el sacerdote invita al acto penitencial, que se realiza cuando toda la comunidad hace su confesión general y se termina con la conclusión del sacerdote. 3. Señor, ten piedad ( Kyrie, Eleison) Después del acto penitencial, se empieza el Señor, Señor, ten piedad, a no ser que éste haya formado ya parte del mismo acto penitencial. Siendo un canto con el que los eles aclaman al Señor y piden su miseri cordia, regularmente habrán de hacerlo todos, es decir, tomarán parte en él el pueblo y los cantores. Si no se canta, al menos se recita.
Publicado el 14 de sepembre de 2013. 98
EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
4. Gloria El Gloria es un anquísimo y venerable himno con que la Iglesia, congregada en el Espíritu Santo, glorica a Dios Padre y al Cordero y le presenta sus súplicas. Lo canta o la asamblea de los eles, o el pueblo alternando con los cantores, o los cantores solos. Si no se canta, al menos lo han de recitar todos, o juntos o alternavamente. alternavamente. Se canta o se recita los domingos, fuera de los empos de Adviento y de Cuaresma, en las solemnida des y en las estas y en algunas peculiares celebraciones más solemnes. 5. Oración colecta A connuación, el sacerdote invita al pueblo a orar; y todos, a una con el sacerdote, permanecen un rato en silencio para hacerse conscientes de estar en la presencia de Dios y formular interiormente interiormente sus súplicas. Entonces el sacerdote lee la oración que se suele denominar «colecta». Con ella se expresa generalmente la índole de la celebración, y con las palabras del sacerdote se dirige la súplica a Dios
Padre por Cristo en el Espíritu Santo.
B. LITURGIA DE LA PALABRA Las lecturas tomadas de la Sagrada Escritura, con los cantos que se intercalan, constuyen la parte principal de la Liturgia de la palabra; la homilía, la profesión de fe y la oración universal u oración de los eles, la desarrollan y concluyen. Dios habla a su pueblo, le descubre el misterio de la redención y salvación, y le ofrece alimento espiritual; y el mismo Cristo, por su palabra, se hace presente en medio de los eles. Esta palabra divina la hace suya el pueblo con los cantos, y muestra su adhesión a ella con la profesión de fe; y una vez nutrido con ella, en la oración universal hace súplicas por las necesidades de la Iglesia entera y por la salvación de todo el mundo. 1. Lecturas bíblicas En las lecturas se dispone la mesa de la palabra de Dios a los eles y se les abren los tesoros bíblicos. El conjunto de lecturas dominicales ha sido distribuido en un ciclo de tres años a n de que se vean, a lar go de esta época cíclica, los textos más importantes de la palabra de Dios escrita en los libros sagrados. 2. Cantos interleccionale interleccionaless Después de la primera lecturas sigue un Salmo Responsorial o gradual, que es parte integrante de la
liturgia de la palabra. A la segunda lectura sigue el Aleluya u otro canto, según las exigencias del empo litúrgico. El Aleluya se canta en todos los empos litúrgicos, fuera de la Cuaresma. Lo comienza o todo el pueblo o los cantores o un solo cantor cantor,, y, si el caso lo l o pide, se repite. El otro canto consiste en un versículo antes del Evangelio o en otro salmo o tracto, como aparecen en el Leccionario o en el Gradual. 3. Homilía La homilía es parte de la liturgia, y muy recomendada, pues es necesaria para alimentar la vida crisa na.
4. Profesión de fe El Símbolo o profesión de fe, dentro dentro de la Misa, ende a que el pueblo dé su asenmient asenmiento o y su respues ta a la palabra de Dios oída en las lecturas y en la homilía, y traiga a su memoria, antes de empezar la
celebración eucarísca, la norma de su fe. 5. Oración universal 99
MÚSICA Y LITURGIA
En la oración universal u oración de los eles, el pueblo, ejercitando su ocio sacerdotal, ruega por todos los hombres. La Oración universal conene tres elementos: la introducción del celebrante; las súplicas que puede hacer un ministro, o algunos eles, y la conclusión, que toca al celebrante.
C. LITURGIA EUCARÍSTICA En la úlma Cena, Cristo instuyó el sacricio y convite pascual, por medio del cual el sacricio de la cruz se hace connuament connuamentee presente en la Iglesia Ig lesia cuando el sacerdote, que representa representa a Cristo Señor, Señor, realiza lo que el mismo Señor hizo y encargó a sus discípulos que hicieran en memoria de él. Cristo, en efecto, tomó en sus manos el pan y el cáliz, dio gracias, lo paró y lo dio a sus discípulos diciendo: «Tomad, comed, bebed; esto es mi Cuerpo; éste es el cáliz de mi Sangre. Haced esto en conmemoración mía.» De mía.» De ahí que la Iglesia haya ordenado toda la celebración de la Liturgia eucarísca según estas mismas partes que responden a las palabras y gestos de Cristo. 1. La preparación de los Dones Al comienzo de la Liturgia eucarísca se llevan al altar los dones que se converrán en el Cuerpo y Sangre de Cristo. En primer lugar se prepara el altar o mesa del Señor, que es el centro de toda la Litur gia eucarísca, y entonces se colocan sobre él el corporal, el puricador, el misal y el cáliz, que puede también prepararse en la credencia. Se traen a connuación las ofrendas. También se puede aportar dinero u otras donaciones para los pobres o para la iglesia. 2. Plegaria Eucarísca
Ahora es cuando empieza el centro y culmen de toda la celebración, a saber saber,, la Plegaria eucarísca, que es una plegaria de acción acc ión de gracias y de consagración. El sacerdote invita al pueblo a elevar el corazón hacia Dios, en oración y acción de gracias, y se le asocia en la oración que él dirige en nombre de toda
la comunidad, por Jesucristo, a Dios Padre. El sendo de esta oración es que toda la congregación de los eles se una con Cristo en el reconocimiento de las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacricio. Los principales elementos de que consta la Plegaria eucarísca pueden disnguirse de esta manera: gracias (que se expresa sobre todo en el prefacio): en la que el sacerdote, en nombre de a) Acción de gracias (que todo el pueblo santo, glorica a Dios Padre y le da las gracias por toda la obra de salvación o por alguno de sus aspectos parculares, según las variantes del día, esta o empo litúrgico. Aclamación:: con ella toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celesales, canta o recita el Santo. b) Aclamación Esta aclamación, que constuye una parte de la Plegaria eucarísca, la pronuncia todo el pueblo con el sacerdote. Epíclesis:: con ella la Iglesia, por medio de determinadas invocaciones, implora el poder divino para c) Epíclesis que los dones que han presentado los hombres queden consagrados, es decir, se conviertan en el
Cuerpo y Sangre de Cristo, y para que la vícma inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para salvación de quienes la reciban. d) Narración de la instución y consagración : en ella, con las palabras y gestos de Cristo, se realiza el sacricio que el mismo Cristo instuyó en la úlma Cena, cuando bajo las especies de pan y vino ofreció su Cuerpo y su Sangre y se lo dio a los Apóstoles en forma de comida y bebida, y les encargó perpetuar ese mismo misterio.
Anámnesis:: con ella la Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles recibió de Cristo e) Anámnesis Señor,, realiza el memorial del mismo Cristo, recordando principalmente su bienaventurada Señor bienaventurada pasión, su
gloriosa resurrección y la ascensión al cielo. Oblación:: por ella la Iglesia, en este memorial, sobre todo la Iglesia aquí y ahora reunida, ofrece al f ) Oblación f) Padre en el Espíritu Santo la vícma inmaculada. La Iglesia pretende que los eles no sólo ofrezcan la vícma inmaculada, sino que aprendan a ofrecerse a sí mismos, y que de día en día perfeccionen, con 100
EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
la mediación de Cristo, la unidad con Dios y entre sí, para que, nalmente, Dios lo sea todo para todos. Intercesiones:: con ellas se da a entender que la Eucarisa se celebra en comunión con toda la Iglesia, g) Intercesiones celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros, vivos y difuntos, miem bros que han sido todos llamados a parcipar de la salvación y redención adquiridas por el Cuerpo y Sangre de Cristo. h) Doxología fnal: en ella se expresa la gloricación de Dios, y se concluye y conrma con la aclama ción del pueblo. La Plegaria eucarísca exige que todos la escuchen con reverencia y en silencio, y que tomen parte en ella por medio de las aclamaciones previstas en el mismo rito.
3. Rito de comunión Ya que la celebración eucarísca es un convite pascual, conviene que, según el encargo del Señor, su Cuerpo y su Sangre sean recibidos por los eles, debidamente dispuestos, como alimento espiritual. A esto enden la fracción y los demás ritos preparatorios, con los que se va llevando a los eles hasta el momento de la comunión: la oración dominical, el rito de la paz, el gesto de la fracción del pan, la inmixón o mezcla (el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz), el Cordero del Dios, la preparación del sacerdote y la presentación al pueblo del pan eucarísco que recibirá en la Comunión. En la oración después de la comunión, el sacerdote ruega para que se obtengan los frutos del misterio celebrado. El pueblo hace suya esta oración con la aclamación: Amén.
D. RITO DE CONCLUSIÓN El rito de conclusión consta de: a) Saludo y bendición sacerdotal, que en algunos días y ocasiones se enriquece y se amplía con la oración «sobre el pueblo» o con otra fórmula más solemne. b) Despedida, con la que se disuelve la asamblea.
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MÚSICA Y LITURGIA
LAS PARTES CANTADAS DE LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA
a hemos visto que la Celebración de la eucarisa exige el canto —siempre que sea posible—, y que éste sea un canto de la toda la asamblea (ministros y eles) que favo rezca la parcipación acva en el misterio que celebramos. c elebramos. Ahora bien, qué cantar, cantar, en
Y
qué momento y cómo es la gran pregunta que debemos hacernos cada vez que nos congregamos para
celebrar la Eucarisa. ¿Cantamos lo que debemos cantar? —y no me reero sólo a la selección de los cantos, sino a las partes de la celebración que decidimos cantar—; ¿es más importante, por ejemplo, el canto del ofertorio que el salmo responsorial?... La Iglesia ha señalado algunas pautas que debemos conocer,, especialmente los animadores del canto litúrgico y, por supuesto, los animadores y ministros conocer
de la comunidad crisana. En esta entrada vamos a resumir los criterios más signicavos a tener en cuenta con la intención de que sirvan de guía para todos aquellos que enen alguna responsabilidad en la animación litúrgica. Las partes cantadas de la Celebración eucarísca las podemos dividir en dos grupos: las que corresponde a los ministros en diálogo con la asamblea, y las que canta toda la asamblea.
1. Las que corresponde a los ministros en diálogo con la asamblea sacram, el primer grado de parcipación en la liturgia consiste funda Según la instrucción Musicam sacram, mentalmente en las aclamaciones y diálogos del presidente con la asamblea. El primer animador de la mentalmente asamblea es aquel que la preside, cantando las partes que le son propias en diálogo con la asamblea. Resulta extraña y empobrecedora una celebración solemne en la que hay abundancia de cantos de toda la asamblea pero en la que el presidente no canta nada. Así nos lo recuerda la Sagrada Congre -
gación de Ritos: «En «En la elección de las partes que se deben cantar, cantar, se comenzará por aquellas que por naturaleza son de mayor importancia; en primer lugar, por aquellas que deben cantar el sacerdote o los ministros con respuesta del pueblo; o el sacerdote junto con el pueblo. » (MS 7). Las partes que corresponde a los ministros son: • • • •
El prefacio La plegaria eucarísca Las oraciones oraciones presidenciales: presidenciales: oración oración colecta, oración sobre sobre las ofrendas y la oración después después
•
de la comunión Saludo de despedida
El saludo inicial
2. Las que corresponde a toda la asamblea Las partes que canta toda la asamblea se reparten a lo largo de la propia estructura de la celebración que, como sabemos, se compone de dos momentos principales, la Liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarísca. Estas dos partes están tan estrechamente asociadas que forman un solo acto de culto. Además, la celebración se abre con los Ritos iniciales y se cierra con un Rito de conclusión que, aunque
secundarios, hacen de ella un todo único. Publicado el 21 de sepembre de 2013. 102
EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
Dentro de este esquema celebravo, las partes que corresponde a la asamblea y los ministros son: RITOS INICIALES • • •
Canto de entrada
Señor, ten piedad (Kyrie, eleison) eleison) Gloria
LITURGIA DE LA PALABRA • • • •
Salmo responsorial Aclamación del Aleluya Aclamación al Evangelio
Profesión de fe
LITURGIA EUCARÍSTICA • • • • • • • • •
Canto del Ofertorio Santo
Aclamación al Memorial (Anámnesis) (“ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús” Jesús”.) El gran gran Amén de la Doxología (es el Amén de de la oración eucarísca: “Por Cristo, Cristo, con Él y en Él... ”, proclamada solamente por el sacerdote.) Padrenuestro
Aclamación al Embolismo (si se canta canta el Padrenues Padrenuestro tro es adecuado cantar cantar las siguientes palabras también: ¡Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre Señor!) Saludo de la paz Cordero de Dios
Canto de Comunión / Canto de acción de gracias
RITO DE CONCLUSIÓN • • • • • • •
Canto de despedida
La candad de cantos cantos que debemos seleccionar seleccionar depende de varios factores, aunque normalmente se seleccionan alrededor de 10-12 cantos: Tipo de liturgia (Misa dominical, sacramental, etc.) El empo litúrgico (Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua, Tiempo Ordinario…) El empo establecido de duración de la celebración Preferencias Prefer encias del celebrante y momentos momentos que se quiere quiere destacar destacar de la celebración celebración La cultura cultura y lugar geográco geográco o región donde se se encuentre encuentre la asamblea asamblea
Cantos del Ordinario y del Propio de la Misa El Gradual, el libro que conene los textos y cantos usados con mayor frecuencia durante la misa y los ocios, agrupa los cantos que corresponde a toda la asamblea en dos grupos: los que corresponden al Ordinario y los que corresponden al Propio de la Misa. Sin embargo, cuando hablamos de cantos del Ordinario o del Propio de la Misa, normalmente no entendemos bien a qué nos refe referimos rimos si no estamos familiarizados con la terminología litúrgica. Para que sepamos de qué hablamos cuando oímos estas expresiones vamos a describir muy brevemente qué signican exactamente y en qué se diferencian unos cantos de otros. En el esquema gráco que acompaño se ve mejor cómo están divididos los can tos dentro de la celebración: en rojo los que no cambian; en verde los que cambian dependiendo del empo litúrgico, la conmemoración, etc... Misa (Lan: proprium proprium)) son los cantos que varían según la fecha “propia” del día en Los Propios de la Misa (Lan: el Año Litúrgico o algún otro evento, evento, como la esta de un santo. Contrasta con el Ordinario de la Misa, parte que no cambia según el día. También contrasta con los Comunes, esas partes del Rito que son comunes a algún grupo de santos, como los Apóstoles o Márres. 103
MÚSICA Y LITURGIA
Misa (Lan: Ordo Missae) Missae) es el texto de la Misa que generalmente no cambia. Con El Ordinario de la Misa (Lan: trasta con los Propios de la Misa, cantos que cambian durante el Año litúrgico o para una esta. El Or dinario se encuentra en el Misal Romano como una sección disnta en medio del libro, entre las Misas Pascuales y los Propios de temporadas y Santos. La Iglesia arma que el Ordinario de la Misa ene que ser privilegiado. Su elección debe ser hecha por un período de empo bastante bastante largo; si no, asumen la categoría de cantos propios de un día. Así, cada empo litúrgico tendrá su música y su “color” si se le reservan sus melodías.
CANTOS DEL PROPIO: PROPIO: Entrada, Entrada, Salmo responsorial, Aleluya, Ofertorio, Comunión [textos variables] CANTOS DEL ORDINARIO: ORDINARIO: Kyrie, Kyrie, Gloria, Credo, Santo, Cordero de de Dios [textos invariables]
Qué cantar: Grados de importancia Ya sabemos qué partes son las que se pueden cantar en la Celebración eucarísca y cómo se agrupan, pero a la hora de decidir cuáles cantamos, ¿cuál es el criterio? Más importante que la selección de los cantos para cada una de las partes de la Celebración es saber, saber, en primer lugar lugar,, qué partes debemos cantar y cuáles debemos privilegiar. privilegiar. La instrucción Musicam sacram establece tres grados de importancia
o de parcipación que conviene tener muy presente: «Para la misa cantada, y por razones de ulidad pastoral, se proponen aquí varios grados de parcipa ción, a n de que resulte más fácil, conforme a las posibilidades de cada asamblea, mejorar la celebración de la misa por medio del canto. El uso de estos grados de parcipación se regulará de la manera siguiente: el primer grado puede ulizarse solo; el segundo y el tercer grado no serán empleados, ín tegra o parcialmente, sino con el primer grado. Así los eles serán siempre orientados hacia una plena parcipación en el canto. Pertenecen al primer grado: grado : a) En los ritos de entrada: entrada : • El saludo del sacerdote con la respuest respuestaa del pueblo. • La oración. b) En b) En la liturgia de la Palabra: Palabra : • Las aclamaciones al Evangelio. c) En la liturgia eucarísca eucarísca:: • La oración sobre las ofrendas. • El prefacio con su diálogo y el Sanctus. • La doxología nal del canon (Por Cristo, Cristo, con Él y en Él...) Él.. .) • La oración del Señor —Padrenues —Padrenuestro— tro— con su monición y embolismo. embolismo. • El “Pax Domini”. • La oración después de la comunión. • Las fórmulas de despedida ( podéis ir en paz...) paz...)
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EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
Pertenecen al segundo grado: grado : a) Kyrie, Gloria y Agnus Dei. b) El Credo. c) La oración de los eles. Pertenecen al tercer grado: grado : a) Los cantos procesionales de entrada y de comunión. b) El canto después de la lectura l ectura o la epístola. c) El Aleluya antes del Evangelio. d) El canto del ofertorio. e) Las lecturas de la Sagrada Escritura, a no ser que se juzgue más oportuno proclamarlas sin canto.» (MS 27-31) La simple enumeración de estos grados nos sirve para comprobar que los hemos inverdo completa mente. Lo que la Iglesia nos pide que cantemos no lo cantamos y lo que pone en segundo o tercer lugar nosotros lo elevamos al primer puesto, incluso como lo único que se debe cantar. cantar. Los ministros son los primeros obligados a cantar las partes que les corresponden mientras que por parte de la asamblea,
más importante que el Propio de la Misa son los cantos del Ordinario. Cuando hayamos entendido y asimilado todo lo anterior podremos coger el cantoral y seleccionar los cantos que vamos cantar teniendo en cuenta todas las indicaciones que ya hemos señalado para
favorecer la parcipación acva de la asamblea. Hacer efecv favorecer efecvas as estas indicaciones es responsabilidad del Animador del canto litúrgico —a quien la Iglesia conere la cualidad de ministro—, y del primer animador de la asamblea, el párroco y los sacerdotes. Lo lamentable es que empecemos la casa por el tejado y que, a falta de animadores del canto litúrgico, muchos animadores de la comunidad crisa na —responsables de liturgia, sacerdotes y párrocos—, no le den la debida importancia a todo esto y, por tanto, no transmitan estas indicaciones y prioridades a los grupos y coros que voluntariosamente
acompañan nuestras celebraciones a los que al nal hacemos responsables de esta falta de criterio músico-litúrgico. La responsabilidad úlma no es de ellos. Hagamos un esfuerzo por conocer y hacer conocer la riqueza de nuestra liturgia de manera que podamos senrnos cada vez más atrapados por esa “emoción litúrgica” que debería desprender nuestras celebraciones y que tanto nos ayudarían a senrnos más ínmamente unidos al Misterio que celebramos.
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RITOS INICIALES: CANTO DE ENTRADA
os Ritos iniciales, a pesar de no pertenecer a los elementos fundamentales de la celebra ción y de no haber formado siempre parte de la misma, son muy importantes de cara a conseguir la adecuada disposición de los asistentes así como su acva parcipación en el conjunto de la celebración. Una vez que hemos entrado en el lugar de la celebración, se trata de “entrar” en la celebración de la misma. Para celebrar adecuadamente es necesario que nos sintamos “asamblea” y no un grupo anónimo de personas a las que ni conocemos ni saludamos. Tenemos que senrnos “comunidad” “comunidad” unida por el Espíritu, al que invocamos en el saludo trinitario del presidente de la celebración: “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…”. Los Ritos iniciales ─pues son varios─, son como el pórco de nuestra celebración. Hay que verlos no sólo como preparación sino como ancipo de lo que va a ser la celebración en su parte más central o Liturgia eucarísca. Puede
L
decirse que introducen a la Liturgia de la Palabra y preludian globalmente toda la celebración en lo que
ésta ene de gozosa celebración de la presencia del Señor, aclamación de su misericordia, alabanza agradecida de su grandeza y de su obra salvadora. Para conseguir esto es necesario implicarse personalmente, lo que exige esfuerzo y, por supuesto, respetar la puntualidad y el ritmo de la celebración. No basta con llegar “a empo” al inicio de la ce lebración; es muy importante llegar “con empo” suciente para disponernos sica y espiritualmente con nuestra actud sosegada a lo que vamos a celebrar. celebrar. Llegar tarde no sólo no nos hace entrar atrope lladamente en la celebración sino que maniesta una falta de respeto hacia el conjunto de la asamblea que se dispone a celebrar el misterio de amor más grande que Dios nos ha entregado en su hijo Jesu cristo, y hacia el mismo Señor que “nos llama y nos reúne”.
El Canto de entrada El Canto de entrada forma parte de los llamados “Cantos procesionales”, procesionales”, que son aquellos que acom pañan una acción, un movimiento. No son cantos rituales, sino que surgen de un gesto ritual al que acompañan. En la Celebración eucarísca hay tres cantos procesionales: el de entrada, el de presenta ción de los dones y el de comunión. El Canto de entrada nace en Roma en torno a los siglos IV-V cuando, gracias a la paz de Constanno, la Iglesia ene libertad de culto y empieza a celebrar la eucarisa con mayor solemnidad en amplias y majestuosas basílicas. El canto de entrada solemnizaba la entrada del papa y su cortejo. Una vez revesdo, el papa daba una señal al director de la schola. Ésta, situada en dos coros, delante de las gradas del presbiterio, comenzaba el canto del Introito. El papa caminaba con su séquito hacia el altar. altar. Llegado al presbiterio, saludaba con el ósculo de la paz al clero de la basílica y hacía una señal a la schola para schola para que cantara el “Gloria “Gloria Patri ”, durante el cual permanecía postrado en oración. Acabada la anfona, subía al altar y lo besaba. En el siglo VI el Introito se consideraba ya una instución angua
de la Iglesia. En el siglo X, al modicarse el rito de entrada y la construcción de la sacrisa no ya al fondo de la iglesia, sino junto al presbiterio, el Introito Introito dejó dejó de ser un canto de entrada, es decir, de acompañamiento del sacerdote al altar, para converrse en un canto con el que se abre la misa. El Canto de entrada cumple, por tanto, además de la función procesional para la que nació, otra fun ción más habitual hoy en nuestras celebraciones, es decir, decir, ayudar a “entrar” en la celebración. «La « La nana-
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lidad de este canto es abrir la celebración, promover la unión de quienes están congregados e introducir su espíritu en el misterio del empo litúrgico o de la fesvidad, así como acompañar la procesión del sacerdote y los ministros.» ministros. » (OGMR 47). El Canto de entrada da el tono, tanto por su texto como por su música, a la celebración. Es un canto-obertur canto-oberturaa con el que la asamblea expresa los senmientos con que va a celebrar el misterio de la fe. Por tanto, escogerlo, seleccionarlo, ensayarlo ensayarlo y ulizarlo debidamente es “empezar con buen pie” o “indisponer” a la asamblea. Pocas cosas habrá que tengan la capacidad del canto para cohesionar, cohesionar, para unir, para crear sendo de comunidad. Tiene mucha más fuerza que la sola palabra y puede lograr por sí mismo lo que no lograrían muchas moniciones. Unir las voces ayuda a unir los corazones y cantar juntos hace senrse juntos. juntos. Iniciar la celebración parcipando en un canto común es algo que obliga a superar, superar, ya desde el comienzo, la pasividad y hace salir de uno mismo para
sintonizar con los otros en un mismo ritmo y en un mismo tono.
Características musicales del Canto de entrada •
Ha de ser ser un canto canto consistente, consistente, que tenga tenga la suciente suciente endad endad y duración duración como para cohesionar a la asamblea sin, por otra parte, llegar a cansarla. Ha de ser un canto lo bastante largo como para que puedan tener los que cantan la sensación de estar haciendo algo juntos.
•
Ha de ser un canto sucientemente sucientemente sencillo y conocido para que pueda cantarlo la asamblea sin miedo y con entusiasmo.
•
Ha de ser un canto que dé el tono y colorido litúrgico del misterio misterio o del empo que se celebra, celebra, que revele desde el comienzo su contenido.
•
Su tesitura tesitura ha de ser media para para que lleguen todas las voces de la asamblea; los extremos harán que unos no lleguen y otros se ahoguen.
•
La tonalid tonalidad ad del canto ha de ser preferentemente en “modo mayor”. mayor”.
•
El ritmo ha de ser fundamentalmente fundamentalmente binario dando prefer preferencia encia a las subdivisiones subdivisiones binarias para que ayuden a expresar el sendo de la marcha y de la l a procesión.
•
La melodía ha de ser a una voz para el pueblo. Si hay hay coral, ésta puede puede embellecer el canto del pueblo con las voces, pero nunca tapándola o sustuyéndola.
Formas Form as de realizar el Canto de entrada •
La forma más corriente corriente es la alternancia estribillo-estrof estribillo-estrofa. a. El pueblo pueblo canta el estribillo y el coro o solista las estrofas.
•
Otra forma forma es la hímnica. Toda Toda la asamblea asamblea canta canta el canto canto completo completo o bien alterna entre ella a dos coros.
•
Cabría también la forma litánica con aclamaciones a Cristo e invocaciones a la Virgen Virgen y a los santos. Las letanías de los santos podrían ser un canto de entrada adecuado en cuaresma, por ejemplo.
•
El órgano u otros instrumentos podrían suplir alguna vez el Canto de entrada mientras dura la
procesión del sacerdote al altar. •
Se puede hacer también en silencio, como el Viernes Santo, aunque no es lo deseable, salvo en
ese día que ene un signicado preciso.
Criterios para seleccionar el Canto de entrada •
Hay que tener en cuenta el el Tiempo litúrgico que celebramos para poder dar el tono adecuado a la celebración. 107
MÚSICA Y LITURGIA
•
Ha de ser ser un canto canto procesional procesional por lo que hay que evitar evitar los cantos cantos de contenido más meditavo o devocionales.
•
El Canto de entrada no es para ser escuchado o meditado sino para ser cantado por toda la
asamblea. •
El texto ha de reejar la alegrí alegríaa de reunirse, de celebrar, de festejar festejar el Día del Señor, invitándo nos a la unión, a senrnos comunidad.
•
Música y texto han de compenetrar compenetrarse se mutuamente. mutuamente. No podemos cantar cantar un texto triste con con una música alegre.
•
Un úlmo criterio —quizá —quizá más una sugerencia—, sugerencia—, nos viene de la mano de las ciencias humanas, especialmente de la psicología y de las técnicas de comunicación. Es importansimo tener en cuenta que puesto que la liturgia es también un texto narravo que exige una adecuada puesta en escena, comenzar bien o mal la celebración va a condicionar nuestra implicación en el resto de la celebración. Si los primeros compases o los primeros fotogramas fotogramas no atrapan nues -
tros sendos y nuestras emociones, dicilmente podremos introducirnos con “alma y cuerpo” en el corazón de la narración, en nuestro caso en el acontecimiento salvíco que celebramos en la Eucarisa. Los guionistas de cine y televisión lo saben muy bien: los dos momentos decisivos de una película son el comienzo y el nal. De ellos depende en buena medida que lo que de verdad nos quiere contar el narrador o creador de la historia nos involucre más o menos en el conjunto de la narración. Con frecuencia oímos decir: “no me ha gustado el nal” o “el principio es excesivamente lento, tarda mucho en comenzar la acción, es aburrido...” aburr ido...”.. Ahí no está la entraña de la película, pero un buen narrador siempre lo tendrá en cuenta para que el contenido de su historia llegue adecuadamente al espectador. Interactuar con los empos y los ritmos narravos es un arte, pero también se aprende. En relación con la liturgia hay una diferencia importante y es que en ésta no hay espectadores, todos somos actores, pero también nos te-
nemos que someter a las leyes de la psicología y de la comunicación. ¿O es que somos ángeles?
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EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
RITOS INICIALES: SEÑOR, TEN PIEDAD P IEDAD (KYRIE, ELEISON )
Señor, Rey y Padre no engendrado, verdadera Esencia de Dios, ten piedad de nosotros. Señor,, fuente de luz y Creador de todas las cosas, Señor ten piedad de nosotros. Señor, Tú que nos has marcado con el sello de tu imagen, ten piedad de nosotros. Cristo, Verdadero Verdadero Dios y Verdad Verdadero ero Hombre, ten piedad de nosotros. Cristo, Luz guía, a través de quien son todas las cosas, ten piedad de nosotros. Cristo, Perfección Perfección de la Sabiduría, ten piedad de nosotros. Señor,, Espíritu vivifcador y poder de vida, ten piedad de nosotros. Señor Señor,, Aliento del Padre y el Hijo, en quien son todas las cosas, Señor ten piedad de nosotros. Señor,, Purifcador del pecado y Limosnero de la Gracia, Señor te rogamos no nos abandones a causa de nuestras ofensas, Consolador del alma dolorida, ten piedad.
E
l Acto penitencial es una novedad del Misal actual. No hay tesmonios acerca del mismo en la tradición litúrgica, ni oriental ni occidental. El Conteor del del comienzo de la Misa en
el Misal de San Pío V no era en realidad un acto penitencial de la comunidad sino una devoción privada del celebrante que, como preparación al misterio que iba a celebrar lo rezaba cuando
caminaba hacia el altar, o al pie del mismo, mientras se cantaba el Canto de entrada. Esto no quiere decir que no tenga su juscación en este momento de la celebración ya que el objevo del Rito de entrada es lograr que los reunidos se sientan comunidad convocada y presidida por el Señor ante quien espontáneamente espontáneamen te senmos indignidad, pobreza y humilde llamada a la conversión conversión.. En el Acto peniten-
cial del rito de entrada reconocemos esta doble realidad: la de nuestras limitaciones, nuestro pecado, y la de la gracia de Dios que quita el pecado del mundo y acoge a los pecadores y los sienta a su mesa. Como conclusión del Acto penitencial, entre la procesión de entrada y la oración colecta conclusiva de
los ritos iniciales, el Misal introduce la invocación “Señor, “Señor, ten piedad”, piedad”, o Kyrie, eleison, invocación que ni siquiera la liturgia romana tradujo al lan manteniendo su versión original en griego (la única que la liturgia pronunciaba en la lengua de los evangelios). Veamos su signicado, importancia y tratamiento musical en el conjunto de la liturgia.
Kyrie, eleison Kyrie, eleison es la súplica de algunos salmos: Misericordia, Señor, que desfallezco (Sal desfallezco (Sal 6, 3); Señor, ten misericordia, sáname, porque he pecado contra … (Sal … (Sal 40, 5); Misericordia, Señor, Señor, que estamos sacia-
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dos de desprecios (Sal desprecios (Sal 122, 3). Pero es sobre todo la súplica que dirigen a Jesús los enfermos y necesi tados del Evangelio: los ciegos (Mt 9, 27; 20, 30; Mc 10, 47; Lc 18, 38), los leprosos (Lc 17, 13), el padre del niño epilépco (Mt 17, 15), la mujer cananea (Mt 15, 22), etc. Fuera del contexto bíblico sabemos que era una expresión ulizada para invocar la divinidad, por ejemplo, al dios Sol: Helie, Kyrie, eleison (Sol, Señor, ten piedad), o para aclamar al emperador romano o general victorioso cuando hacía su entrada triunfal en la ciudad. Su uso en la liturgia está atesguado desde el siglo IV. IV. Se cuenta que al nal de las Vísperas, un diácono expresaba una serie de peciones por personas determinadas y, mientras decía los nombres de cada una, los niños repean connuamente: Kyrie, eleison. En el siglo V pasa a la liturgia romana formando parte de la Misa primero como respuesta litánica a diversas peciones y, y, más tarde, como aclamación independiente o canto autónomo que se repea al comienzo de la Misa. A diferencia de la liturgia oriental que sólo invocaba con el Kyrie, la liturgia romana introdujo la costumbre de aclamar con la invocación Christe, lo cual dio lugar a interpretarlo con el empo en sendo trinitario: los tres primeros Kyries se dirigían al Padre, los tres Christes al Christes al Hijo y los tres úlmos Kyries al Espíritu Santo. Sin embargo, lo cierto es que su único sendo original era una aclamación cristológica. En el Misal actual, el “Señor “Señor,, ten piedad” es un canto con el que los eles aclaman al Señor y piden su misericordia (OGMR 30). No es una aclamación exclusivamente penitencial. Se pide perdón, cierto, pero, sobre todo, se aclama al que perdona, al que murió y resucitó para el perdón de los pecados. No está excluida la peción de perdón para los pecados, pero ni el pecado es toda la miseria humana, para la que se busca misericordia, ni la peción de misericordia es toda la razón de ser del “Señor, ten piedad”,, que es ante todo aclamación, homenaje, gloricación piedad” gl oricación del Cristo Jesús a quien la resurrección ha constuido Kyrios, Señor victorioso.
Tratamiento musical de los Kyries Dado el carácter aclamatorio del “Señor, ten piedad”, su forma más indicada, su forma propia, es el canto. Así lo indica el Misal: «Un canto con el que los eles aclaman al Señor.» (OGMR 30). Y, Y, de suyo, un canto es para ser cantado aunque el Directorio litúrgico-pastoral dice: «Se canta o se recita.». Es verdad que puede haber ocasiones en las que no siendo posible cantarlo se preera prescindir del canto para no recargar en exceso un rito de entrada que es sólo introductorio. Pero también es verdad que si hay que prescindir de algún canto, en realidad el Kyrie exige menos la música que el Gloria aunque la costumbre sea precisamente la contraria, es decir, se canta más el Kyrie que Kyrie que el Gloria. El tratamiento musical más recomendado para esta aclamación es la repeción litánica binaria. En esta forma, la melodía más aconsejable es aquella en que la respuesta del pueblo es idénca a la invocación propuesta porque el pueblo ende a reper idéncamente el modelo. La forma binaria, o doble canto, pide también la intervención del grupo de cantores, o del solista, que, cantando la
primera de cada una de las aclamaciones, facilita y promueve la respuesta del pueblo. No es función presidencial entonarlo. Sólo cuando no se canta puede ser conveniente que el sacerdote alterne con la asamblea. Cuando se canta, si hay alguien que pueda entonarlo (coro o solista), es preferible que no lo haga el que preside sino que, en ese momento, funda su voz con la de la asamblea de la que forma parte. Por úlmo, hay que recordar que no está prohibido cantarlo en su lengua original. El Directorio litúrgi co-pastoral habla expresamente de ello y más de un pastoralista (L. Deiss o J. Aldazábal) se reeren a ello no sólo como posibilidad sino como algo conveniente, conveniente, algo que tendría el signicado ecuménico de unirnos con los crisanos orientales en una misma y anquísima aclamación litúrgica.
Formas de realizar el Señor, ten piedad •
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El “Yo “Yo coneso ante Dios…” no es musical musicalizado, izado, no se canta. Tampoco se canta el “Señor, “Señor, ten misericordia de nosotros…”
EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
•
La letanía “Tú que que has sido enviado…” enviado…” comporta comporta unos textos breves que anuncian las cualidades de Cristo. A connuación se canta o se recita el “Señor, ten piedad.”
•
El diálogo “Señor “Señor, ten piedad” debe ser cantado, cantado, pero pero también puede ser recitado. La forma recomendable es la binaria pero sin excluir otras repeciones e incluso algún breve “tropo”. “tropo”.
•
Cada aclamación de ordinario se repite repite dos veces, pero pero no se excluyen excluyen más veces, teniendo teniendo en cuenta la índole de las diversas lenguas y también el arte musical o las circunstancias.
•
El rito de la bendición y aspersión del agua bendita sustuye sustuye el acto penitencial penitencial y puede puede usarse usarse todos los domingos, desde las misas vespernas de los sábados, siendo recomendable espe cialmente durante el empo de Pascua. En este caso se debe cantar o recitar a connuación el “Señor, ten piedad”.
Como vemos, estamos ante uno de los cantos más anguos de la Iglesia que aunque “se canta o se recita” conviene cantar. cantar. Forma parte de los cantos del Ordinario de la Misa, aquellos que deberíamos cantar siempre, por lo que a la hora de elegir qué cantos vamos a cantar en nuestra celebración no teKyrie. Es más, ¿por qué no lo cantamos con más frecuennemos muchas excusas para no seleccionar el Kyrie. cia en su lengua original griega? En momentos tan complicados como los que vivimos actualmente,
este “toque ecuménico” ecuménico” podría ser un signo de unidad para para el mundo.
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MÚSICA Y LITURGIA
RITOS INICIALES: GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la erra paz a los hombres que ama el Señor. Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te gloricamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celesal, Dios Padre todopoderoso Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, aende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, Santo, sólo tú Señor, sólo tú Alsimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén. el conjunto de cantos de inspiración bíblica que se compusieron en la primiva comuni dad crisana, compuestos a imitación de los himnos y salmos, sobrevivió junto a otros angélico (por las palabras pocos ─ como el Te Deum ─, el Gloria, conocido como Himno angélico (por con las que comienza, las que el evangelista Lucas pone en boca de los ángeles que anuncian el naci miento de Jesús) o Gran doxología (en doxología (en comparación con la pequeña doxología, anquísima también, del Gloria al Padre…). Se ha dicho que el Gloria es «el « el más bello, el más popular, popular, el más anguo canto crisano llegado hasta nosotros.». nosotros. ».
D
Kyrie,, el Gloria tampoco nació como un canto para la Misa. Era un canto que se ulizaba Al igual que el Kyrie en la oración de la mañana, en las laudes, como se ulizaba el Oh luz gozosa en la oración de la tarde, en las vísperas. La liturgia romana empezó a ulizarlo dentro de la eucarisa a principios del siglo IV, en la Misa de Navidad, pero sólo cuando era presidida por el obispo. En el siglo X-XI entró a formar parte ordinaria de la Misa de domingos y estas, excepto en las de Cuaresma, tanto si estaba presidida por obispos, como por presbíteros. En la Misa actual, el Gloria es una pieza unida al rito de entrada para los domingos y días fesvos, excepto en los empos de Adviento y de Cuaresma. Como parte de los Ritos iniciales, prolonga la in Kyrie a a través de una oración de alabanza. Entre el Canto de entrada y la Oración colecta, vocación del Kyrie completa la unidad esencial de la oración crisana: peción-acción de gracias. En el Gloria se cumple, de forma muy especial, lo que se dice de los ritos iniciales: que preludia y ancipa lo que va a ser la celebración en su parte más central, la Liturgia eucarísca.
Publicado el 19 de octubre de 2013. 112
EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
En el himno del Gloria pueden disnguirse tres partes: el comienzo bíblico con el canto de los ángeles la noche de Belén, las alabanzas a Dios Padre y, nalmente, nalmente, las aclamaciones y súplicas a Cristo. Todo Todo esto termina con una recapitulación en la que se nombra al Espíritu Santo dando así un carácter tri nitario al himno. Parece que en la angüedad crisana exisa la costumbre de encabezar los himnos con una frase de la Biblia que fuera su tema; en el canto del Gloria el tema es la Gloria de Dios y la paz de los hombres. La alabanza a Dios Padre se realiza con una acumulación de verbos: te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te gloricamos, te damos gracias; esta acumulación es signo del entusiasmo del creyente que puesto a alabar a Dios repite una y otra vez lo que brota de su corazón. Por úlmo, se invoca a Jesucristo con variedad de tulos: Señor, Hijo único, Unigénito, Señor Dios, Cordero de Dios y le suplicamos y aclamamos como aquel en quien Dios se nos ha dado, en quien la Gloria de Dios se
revela y se hace paz y salvación de los hombres.
El canto del Gloria Por su endad y belleza, aunque el Misal dice que “se canta o se recita”, es, de todos los cantos del Ordinario, el que reclama con más necesidad el canto. En la liturgia romana parece que generalmente ha sido cantado por el coro de los clérigos alrededor del altar altar,, aunque enseguida, el Kyrie y el Gloria se asignaron a un coro de músicos. El Misal lo señala como una plegaria de la asamblea, entonada por el celebrante, y no como una ple-
garia propia del celebrante. El Gloria lo canta, bien la asamblea de los eles, bien el pueblo alternando con los cantores solos. Su entonación puede hacerla el presidente de la asamblea. Esta forma tendría un sendo más histórico y litúrgico, pues en principio lo entonaba el ponce volviéndose hacia el Oriente, y el pueblo lo l o cantaba en forma silábica de recitavo; lo puede entonar un cantor, cantor, lo que sería más prácco; y lo puede entonar el coro, lo que daría un mayor realce y expresividad. Como himno que es debería ser siempre cantado. Los himnos no se recitan, aunque a veces no haya otra posibilidad. A veces cantamos partes menos fesvas de la Eucarisa y las partes más fesvas, con el Gloria, las recitamos. El canto del Gloria debe ser realizado por toda la asamblea todo seguido, de forma directa, aunque también es posible hacerlo de forma alternada entre el coro y la asamblea. Sin embargo, aunque es posible la alternancia, el canto del Gloria debería disnguirse del resto de cantos como el Canto de entrada o el Ofertorio o el Canto de comunión. Es importante salvar en cualquier caso su forma musical y literaria de himno. Aunque es un canto apropiado para el conjunto del Año litúrgico, es el himno de alabanza propio para ser cantado en los empos de Pascua y Navidad, omiéndose en Adviento y Cuaresma.
Formas Form as de realizar el canto del Gloria •
El Gloria se puede cantar en cualquier empo litúrgico litúrgico salvo en Adviento Adviento y Cuaresma, aunque está especialmente indicado para Navidad y Pascua, momentos en los que hay que darle un relieve especial: Nochebuena (inicio del Tiempo de Navidad; Misa vesperna del Jueves Santo (inicio del Triduo Pascual) y en la Vigilia Pascual (inicio del Tiempo de Pascua).
•
Como himno propio de Navidad y Pascua, tendríamos tendríamos que disnguir disnguir,, desde el punto de vista musical, el Gloria que se canta en Navidad, con su melodía más pastoril, del Gloria que canta mos en Pascua, con melodías más solemnes.
•
Como himno, esta doxología doxología debe ser cantada; cantada; el himno pierde su carácter lírico si se recita.
•
A ser posible debe cantarse cantarse en forma forma directa. Si a un Canto Canto de entrada con con estribillo le sigue el canto del Gloria con la misma estructura, cada elemento pierde su sendo, su fuerza y su relieve.
•
Forma parte del Ordinario por por lo que el texto texto no varía. varía. Si se canta hay hay que cantar cantar el texto del del Gloria. No ene sendo litúrgico ulizar un canto de fondo sobre el que se recita el texto del 113
MÚSICA Y LITURGIA
Gloria. Existen numerosas musicalizaciones del canto del Gloria, desde las más tradicionales, como la gregoriana de la Missa de angelis [escuchar], o la versión de Alrededor de tu mesa de Francisco Palazón [escuchar] [escuchar] a otras más rítmicas como la de la Comunidad Jésed [escuchar]. •
Se canta o se recita recita de pie. pie. La postura, postura, la actud corporal de alabanza, es la posición de pie frente al altar.
El Gloria y el Te Deum son los únicos supervivientes en la Liturgia romana de los llamados psalmi idioci (salmos (salmos compuestos por un parcular tomando como ejemplo el Psalterio bíblico) que fueron muy
populares en los siglos II y III. La belleza de estos dos himnos es una de las cumbres de la poesía lírica crisana de empos de las persecuciones. Hagamos de ellos una verdadera oración de alabanza y ac ción de gracias por la fe y la tradición que hemos recibido de la Iglesia primiva y que hoy, con sendo ecuménico (forma parte tanto de la Iglesia católica como de la ortodoxa), renovamos cada vez que nos reunimos para celebrar la Eucarisa. Con el canto del Gloria culminamos las partes cantadas de los Ritos iniciales. A parr de aquí, bien dis puestos y conscientes de lo que vamos a celebrar, celebrar, nos introduciremos en las dos partes esenciales de
la celebración eucarísca, la Liturgia de la Palabra y la Liturgia eucarísca.
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EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
LITURGIA DE LA PALABRA: SALMO RESPONSORIAL
Dios habla a su pueblo
U
na vez reunidos y constuida la asamblea con los ritos iniciales, lo primero que hacemos es escuchar, escuchar, no cualquier cosa, sino la Palabra misma de Dios que, a través de las lecturas sagradas que son proclamadas, se dirige a nosotros y nos habla en el aquí y ahora
de la celebración. La Celebración eucarísca ene dos partes esenciales, la Liturgia de la palabra y la Liturgia eucarísca. Una y otra, aunque diferenciadas, forman un todo único inseparable, pues constuyen “un solo acto de culto”. Parcipamos de la mesa de la palabra y de la mesa de la eucarisa de forma progresiva: acogemos a Cristo como Palabra viva del Padre y luego como Pan de salvación. Antes de comulgar con Cristo eucarisa hemos de comulgar con Cristo Palabra. Para recibirlo fructuosamente en la comunión eucarísca hemos de recibirlo primero en la proclamación de la Palabra que nos revela el misterio de Cristo y su salvación. El Dios verdadero, el Dios vivo de la revelación bíblica, se disngue de los falsos dioses entre otras cosas porque habla, no es un dios mudo: «enen «enen boca y no hablan» hablan» (Sab 115, 5). El Dios de la Biblia es un Dios que habla, que se comunica, que sale al encuentro del hombre y se le maniesta de diferentes maneras para entablar con él un diálogo de amistad. La Biblia no es sino el tesmonio del diálogo de Dios con su pueblo, el que él se cogió como heredad. El modo de comunicarse de Dios con su pueblo es a través de las obras y de las palabras. Las obras “hablan” y las palabras “obran, realizan”. realizan”. Así, Jesús se convierte en Palabra de Dios, pero no una palabra más, sino la úlma y deniva, el Amén de Dios; en él Dios lo ha dicho ya todo, nos dado a su Hijo único para que tengamos vida y vida eterna: «En «En múl ples ocasiones y de muchas muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres por los Profetas. Profetas. Ahora, en esta etapa nal nos ha hablado por el Hijo.» Hijo. » (Heb 1, 15).
La Iglesia vive de la Palabr Palabraa de Dios Toda palabra busca ser se r escuchada. También la Palabra de Dios quiere ser escuchada, y cuando cuan do esa escucha se produce tenemos la Iglesia. Esa no es sino convocación de Dios, comunidad de los que han respondido a su llamada o escuchado su Palabra. Palabra de Dios e Iglesia son realidades ínmamente relacionadas. La Iglesia es pregonera de la Palabra de Dios pero también es hija, pues nace de ella. Y la Palabra que hace nacer a la Iglesia es la que la sosene y alimenta. El aumento de discípulos se consideraba crecimiento de la Palabra: «La Palabra de Dios iba creciendo; en Jerusalén se incrementó mi sionera considerablemente considerablemen te el número de discípulos.» (He 6, 7). Por eso, no se enende su vocación misionera a evangelizar si antes no es “oyente de la Palabra”; si no quiere que su discurso sea vacío, ene que alimentarse constantemente de la Palabra de Vida.
La Eucaristía dominical, momento privilegiado de encuentro con la Palabra Es verdad que cualquier momento puede ser bueno para encontrarnos con la Palabra de Dios, pero la
Publicado el 2 de noviembre de 2013. 115
MÚSICA Y LITURGIA
Liturgia de la palabra palab ra en el contexto de la Celebración eucarísca es un momento privilegiado para la escucha, primero porque se realiza en comunidad reunida entorno a la mesa de la palabra y de la eucarisa, y segundo, porque en dicha celebración Dios se hace presente de forma real tanto con su Pa-
labra como con su Cuerpo y su Sangre. Reunida cada domingo para rearmar su condición de Pueblo de Dios, la comunidad crisana celebra el misterio de la fe que sella la alianza nueva y eterna y, para ello, la primera acción que realiza es escuchar la Palabra de Dios. Siendo la liturgia un “diálogo entre Dios y su pueblo”, es normal que la primera palabra le corresponda a él. Sin ella, como dice Allmen, «el culto no sería un encuentro vivo y efcaz entre Dios y su pueblo, sino un monólogo o un diálogo de categoría humana solamente.».
El Salmo Responsorial Los salmos forman parte del canon de la Biblia, por tanto son Palabra de Dios revelada y como tal, proclamada dentro de la Liturgia de la palabra. Pero no siempre ha sido así. Después de una época sin duda de esplendor para el Salmo responsorial (siglos IV-V), en el siglo VI práccamente desapareció de la liturgia romana. Se sustuyó por el Gradual tal y como ha quedado recogido en los anfonarios de Canto Gregoriano. Se quedó reducido a un solo versículo y dejó de ser responsorial. Algunos atribuyen su casi desaparición a la música que se erigió como protagonista de forma que lo que originalmente era una declamación acentuada del texto sagrado, enseguida derivó hacia formas más desarrolladas y oridas, más complicadas, hacia una música llena de adornos que hacía cada vez más ininteligible el texto. Lo que había sido lectura cantada de un salmo, con respuesta, igualmente igualmente cantada, de la asam blea, se conviró en canto brillante pero sin apenas salmo y sin canto responsorial de la asamblea. Había muerto el salmo responsorial, como tal, y aparecido, en su lugar lugar,, el “canto interleccional”. interleccional”. Y ahí nos hemos quedado todavía… A parr de la reforma litúrgica del Concilio Vacano II, el Salmo responsorial ha adquirido una endad propia recuperando la importancia que tuvo en épocas pasadas, aunque en la liturgia real, la que se
celebra en nuestras comunidades y parroquias, aún no se ha asimilado como tal. Todavía hay parroquias en las que se ignora por completo el salmo y se canta en su lugar cualquier cosa, en el mejor de los
casos que tenga alguna relación con las lecturas. Es el momento, por ejemplo, que utilizan algunos coros profesionales para cantar parte de su repertorio sin ninguna relación al salmo que corresponde, u otro si fuera necesario. O, si no se canta, se recita con una lectura monótona, irrelevante, hecha casi siempre por el mismo lector de la primera lectura sin que apenas resulte posible diferenciar ambos textos (algu nos autores indican que si sólo disponemos de dos lectores deberíamos hacer que uno lea las dos lectu-
ras y otro el salmo, precisamente para disnguir el relieve y rostro propio de cada lectura sin igualarlo). Sería recomendable tener en todas las parroquias, igual que se ene el Libro de la Sede o el Cantoral litúrgico, el Libro del Salmista, una obra de carácter no ocial pero que ene el respaldo de la Comisión Episcopal de Liturgia como “un instrumento muy apto para la celebración”. Evidentemente, disponer del Libro del salmista va unido a que se de relieve al ministerio del Salmista y lo ejerza. En su época de mayor esplendor, autores como San Agustín y muchos de los santos padres nos hablan de
él con entusiasmo. Lo proclamaba el salmista, pero la asamblea toda parcipaba, no sólo con la escucha del salmo sino con el canto del responsum o respuesta, que se repea a cada versículo del salmo. Esta forma de rezar los salmos, procedente también del judaísmo, es la más angua de que sirvieron los cris anos. La fuerza de este estribillo y lo que representa nos lo recuerda San Juan Crisóstomo: « No cantemos la respuesta con runa, sino tomémosla como bastón de viaje. Las respuestas que tú has cantado, no una sola vez, ni dos, ni tres, sino muchas veces, recuérdalas con interés y entonces serán para de gran consueconsuelo. Yo os exhorto a no salir de aquí con las manos vacías, sino a recoger las respuestas como perlas, para que las guardéis siempre, las meditéis y las cantéis a vuestros amigos.» (Comentario sobre el salmo 41).
Ejecución del Salmo Responsorial Normalmente, el salmo responsorial debe ser cantado y, al ser Palabra de Dios, siempre se hará desde el ambón. Existen dos modos de cantarlo: 116
EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
1. El modo directo, en el que el salmo se canta sin que la asamblea intercale la respuesta, y lo cantan, o bien el salmista o cantor del salmo él solo, o bien todos a la vez. 2. El modo responsorial responsorial,, que ha de ser el preferido en la Celebración eucarísca. El salmista o cantor del salmo canta los versículos del salmo y toda la asamblea parcipa por medio de la respuesta. Esta forma responsorial va de más a menos: •
La forma ideal: el salmista salmista canta canta el salmo y la asamblea canta la respuesta propia. El principal, y quizá único problema de esta forma, es que necesita un salmista, alguien capaz de hacer adecuadamente la canlación del salmo, lo que no es fácil de encontrar en todas nuestras comunidades y parroquias.
•
Las formas formas válidas: válidas: el lector lector proclama el salmo y la asamblea asamblea canta canta la respuesta respuesta propia intercalada; o bien, el salmo es cantado o proclamado de modo directo con la respuest respuestaa nal común a la Palabra.
•
La forma menos correcta: correcta: el lector proclama el salmo y la asamblea asamblea recita la respuesta. respuesta. Siendo la forma menos correcta, sin embargo es muy habitual. Esta forma diculta la me ditación porque la asamblea olvida la respuesta si aende al lector, o no aende al lector para no olvidar la respuesta.
Para favorecer el canto del Salmo por parte de la asamblea en su forma ideal, el salmista debería co menzar entonando él solo la respuesta que será repeda por la asamblea. De esta forma también da el tono y el carácter de la anfona disponiendo a la asamblea para su intervención. Después de reper la asamblea la anfona, el salmista connuará proclamando los versos del salmo a los que la asamblea responderá ya sin la previa entonación de la anfona por parte del salmista. Otro tema a tener en cuenta es el de cuántas estrofas cantamos. La respuesta debería ser: todas las que aparecen en el Leccionario, porque es Palabra de Dios y no podemos mularla. El problema es que, a veces, muchos salmos han sido musicalizados con dos o tres estrofas que no siempre corresponden con las que nos traen los leccionarios. Pero otras veces el problema es que creemos que cantar todo el salmo es demasiado largo y por eso lo recortamos a dos o tres estrofas. Si cantamos estos salmos, las estrofas cantables cantables serán siempre las mismas y estaremos empobreciendo la Palabra de Dios. Hay que hacer un esfuerzo por aprender a cantar todas las estrofas que corresponde a cada salmo. Si se recita, lo que ya hemos dicho que no es recomendable, no se debería hacer reper a la asamblea la respuesta (si no se puede cantar es mejor suprimirla) y, por supuesto, tener en cuenta las indica ciones litúrgicas sobre el ministerio del salmista: no se puede leer de cualquier forma (no se lee, se declama), pero además, al ser un texto poéco, hay que darle la entonación y carácter propio del texto (por eso se recomienda que no lo haga el mismo lector que ha procl amado la primera lectura). Y, nalnalmente, evitar frases como: Salmo responsorial: “El “ El señor es mi pastor, nada me falta”. falta ”. Repitan todos: pastor, nada me falta falta”… ”… “El Señor es mi pastor,
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MÚSICA Y LITURGIA
LITURGIA DE LA PALABRA: ACLAMACIONES
omo úlma lectura se hace siempre la proclamación del Evangelio, culmen de la Liturgia de la Palabra. Su lectura corona las restantes lecturas de la celebración eucarísca y goza de es pecial dignidad. El Evangelio no es más palabra de Dios que el resto de las lecturas pero en él la Palabra de Dios alcanza su plenitud al ser la revelación úlma de Dios en Jesucristo. La presencia de
C
Señor,, que se da en toda la proclamación de la Palabra, se hace presencia especialmente viva y pe rsonal Señor
en la proclamación del Evangelio. Por eso la liturgia disngue esta lectura “por encima de las demás lecturas con especiales muestras de honor” y acumula entorno a ella signos expresivos de su singular
importancia y de la suma s uma veneración que ha de tributársele (OGMR 35). Comienzan estos signos con la aclamación previa, el Aleluya, y terminan con la aclamación al Evangelio
y el beso nal al libro de los evangelios. Las aclamaciones son expresiones de un estado de ánimo. Son como un grito con el que expresamos nuestros senmientos senmientos y experiencias vitales. Las aclamaciones están hechas para impactar, impactar, por eso no se pueden leer o decir decir,, sino proclamar. proclamar. Una aclamación es una expresión de júbilo, un grito, un clamor comunitario. Según la instrucción Musicam Sacram, Sacram, las aclamaciones son una de las principales formas de parcipación acva en la Eucarisa: «Por « Por consiguiente, la parcipación acva de todo el pueblo, expresada por el canto, se promoverá diligentemente dil igentemente de la siguiente manera: Incluya, en primer lugar, las aclamaciones, las respuestas al saludo del celebrante y de los ministros y a las oraciones letánicas, y además las anfonas y los salmos, y también los versículos intercalares o estribillo que se repite, así como los himnos y los cáncos. cáncos.» » (MS 16). Desde el punto de vista musical, podemos decir que las aclamaciones no son propiamente canto. canto. Son fórmulas muy cortas, densas y sonoras pero no son un canto. Por eso es importante que si hay intro ducciones musicales sean brevísimas para dejar a la asamblea explotar en su aclamación. Si es dema siado larga la introducción la asamblea permanece muda durante mucho empo y no resulta espontáneo el grito de júbilo que representa representa la aclamación. Hay aclamaciones-júbilo, como el Aleluya, aclamaciones-himno, como el Santo, y aclamaciones-res puesta, como el Amén. La forma musical ha de ser simple, elemental, aunque donde se pueda, para dar mayor sonoridad a la aclamación, sería oportuno cantar a voces en polifonía vercal para que ampli que la expresión sonora de la aclamación. De todas las aclamaciones, la más importante es el Santo, un auténco himno compuesto de aclamaciones y gritos de alabanza.
El Aleluya Esta aclamación inicia el ritual de la proclamación del Evangelio. Aleluya es una palabra hebrea (HaleluYah) que ha pasado sin traducir a todas las liturgias y signica “alabad a Yahvé”. Es una invitación a la alabanza y expresión de júbilo. Con ella, la asamblea de los eles recibe y saluda al Señor que va a hablarles, le glorica y festeja en la Palabra que se dispone a escuchar y cuya acogida maniesta de antemano con el saludo respetuoso y gozoso que dirige al Señor de esa Palabra. Porque le reconoce presente en esa proclamación que va a hacerse del Evangelio, la asamblea se pone de pie y canta a
Jesucristo con esa aclamación de homenaje y júbilo que es el Aleluya.
Publicado el 30 de noviembre de 2013. 118
EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
La expresión del aleluya ene un carácter marcadamente pascual por lo que está especialmente indi cada para los domingos y días fesvos. Es la aclamación pascual por excelencia, la que oímos resonar con fuerza la Noche de Pascua: «El « El sacerdote, terminada la epístola, entona por tres veces el Aleluya elevando gradualmente la voz y repiéndolo la asamblea.» asamblea .» (Caeremoniale (Caeremoniale Episcoporum 352). Episcoporum 352). Una vez entonado el Aleluya en tan solemne noche, ya no se volverá a omir durante todo el empo pascual. Su canto será uno de los disnvos de este empo litúrgico. El Aleluya se canta en todos los empos litúrgicos, excepto en el empo de Cuaresma, en el que, en lugar del Aleluya se canta el verso que presenta el Leccionario antes del Evangelio, llamado tracto o
aclamación. Al ser una aclamación jubilosa su forma normal es el canto. El Aleluya debe ser cantado por toda la asamblea, no sólo por el cantor o coro que lo empieza. No es una letra que se canta, una “lectura cantada”,, como el salmo responsorial, sino una música con algo de letra, un canto aclamavo en el que lo tada” más importante es el hecho mismo del canto jubiloso. Por eso, al contrario que el salmo responsorial omirse » (OGMR 39). Si no se canta pierde que “se canta o se recita”, el Aleluya «si no se canta puede omirse» todo su sentido aclamatorio. La función ministerial del Aleluya es acompañar la procesión del evangeliario por lo que en cierto modo es también un canto procesional. Existe el movimiento procesional desde que el diácono pide la bendi ción y se dirige al ambón para proclamar el Evangelio. Pero no es esa su única función ya que no siem pre hay procesión. «El « El Aleluya o, según el empo litúrgico, el versículo antes del Evangelio, enen por sí mismos el valor de rito o de acto.» acto .» (Introducción al Leccionario 23). Eso signica que ene endad propia y que no es la conclusión de la segunda lectura sino que inicia la proclamación del Evangelio. La asamblea se pone de pie para cantarlo. La estructura de este canto es sencilla: aclamación-Aleluya, versículo y aclamación-Aleluya. Normal mente el Aleluya es triple ya que, una vez proclamado el Evangelio se puede reper la aclamación como respuesta y agradecimiento agradecimiento al Señor que nos ha hablado con su Palabra.
Aclamación al Evangelio Evangelio Después de la proclamación del Evangelio, el lector dice: “Palabra del Señor” y la asamblea canta: “Gloria a , Señor Jesús”. Esta aclamación nal tendría que ser también cantada. Aunque no hay una norma explícita, se ha impuesto la costumbre de terminar elevando el libro mostrándolo al pueblo con la invitación a la alabanza “Palabra del Señor”, a lo que puede responderse con el Aleluya o con la
aclamación “Gloria a , Señor Jesús”. En cualquier caso, la aclamación inicial, el Aleluya, y la aclamación nal deberían cantarse. Y mucho mejor todavía si se cantaran, al menos en las solemnidades y estas de especial relieve, las otras aclamaciones: “El Señor esté con vosotros”, vosotros”, y el enunciado del evangelio: “Lectura del santo evangelio según…”. según…”. Con ello, la proclamación del Evangelio que nunca, o casi nunca será cantada, queda enmarcada en canto.
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MÚSICA Y LITURGIA
LITURGIA DE LA PALABRA: PROFESIÓN DE FE
Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la erra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucicado en empos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá n. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una santa, católica y apostólica. Coneso que hay un solo Bausmo para el perdón de los peca peca-dos. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén. Niceno-constannopolitano, 325-381 d.C d.C..] [Credo Niceno-constannopolitano,
a Liturgia de la Palabra concluye con la Profesión de fe. Con ella, la asamblea expresa su adhesión y asenmiento a la Palabra escuchada y predicada en la homilía y trae a la memoria, antes de empezar la Celebración eucarísca, la norma de su fe (cf. OGMR 43). El Credo no es esencial en la Celebración de la Eucarisa ni pertenece a sus elementos más anguos, pero es un elemento importante que como confesión pública de la integridad de la fe de la Iglesia data de los primeros siglos del crisanismo.
L El Credo
Antes de incorporarse a la Misa, el Credo era una fórmula más propia del Bausmo, que es el sa cramento de la incorporación a la comunidad creyente. Inicialmente tenía una fórmula dialogada, de preguntas y respuestas, y más tarde se hizo una fórmula enunciava pronunciada de forma seguida ante la asamblea por quien iba a recibir el bausmo. De entre los símbolos de fe usados para la liturgia bausmal tuvieron mayor relevancia dos: el símbolo de los Apóstoles y el símbolo Niceno-constannopolitano.. nopolitano El primero, el más sencillo y el más anguo de los símbolos que se ulizan actualmente en la Iglesia ene su base en el credo romano, romano, que data del siglo III. Carlomagno lo impuso de forma unicada para la liturgia bausmal de su imperio. En el siglo V surgió la leyenda que atribuía a los Apóstoles la autoría del símbolo. Sin embargo, aunque no hay fundamento histórico, sí hay una base teológica para atribuir-
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EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
lo a la tradición apostólica ya que es una expresión el de la enseñanza de los Apóstoles. Es un texto sencillo y espontáneo que ha calado hondamente en la Iglesia de Occidente. En Oriente preeren el texto formulado en los concilios de Nicea (325 d.C.) y de Constannopla (381 d.C.) cuyo origen hay que buscarlo no en el credo romano sino romano sino en el de Jerusalén, un credo bausmal que surge como defensa de la fe frente a las herejías del arrianismo. arri anismo. Es, por tanto, un creo más elabo rado, con precisiones teológicas y doctrinales que le quitan el carácter espontáneo y sencillo que ene el credo de los Apóstoles. Sin embargo, su difusión fue rápida. A parr del siglo VI se introduce en la liturgia eucarísca no a connuación del Evangelio sino a connuación de la oración de los eles. En la y de España pasa a otras naciones de Occidente hasta liturgia hispana se coloca antes del Pater noster y llegar a Alemania donde Carlomagno lo introduce en la Misa de su capilla palana de Aquistrán colo cándolo a connuación del Evangelio. Desde entonces entonces es el símbolo que se viene usando en la Misa de nuestra liturgia, el símbolo más universal, común a todas las iglesias crisanas tanto de Oriente como de Occidente. La úlma versión del Misal Romano admite también la posibilidad de hacer la profesión de fe con el símbolo de los Apóstoles.
Su sentido en la Eucaristía Romano explica su sendo y funcionalidad dentro de la celebración La Instrucción General del Misal Romano explica eucarísca de la siguiente manera: «El « El Símbolo o Profesión de Fe, se orienta a que todo el pueblo reunido responda a la Palabra de Dios anunciada en las lecturas de la Sagrada Escritura y explicada por la homilía. Y para que sea proclamado como regla de fe, mediante una fórmula aprobada para el uso litúrgico, que recuerde, conese y manieste los grandes misterios de la fe, antes de comenzar su cele bración en la Eucarisa.» Eucarisa .» (IGMR 67). Debido a su origen bausmal, el Credo es más una confesión de fe que una armación de ortodoxia. Recitar el Credo es proclamar la fe, profesarla, confesar que creemos en Dios. Pero creer en Dios es algo más que creer que Dios existe. No es sólo creer a Dios ( credere Deo) sino creer en Dios ( credere in Deum), expresión con la que ponemos de maniesto que hacemos a Dios fundamento de nuestra vida más allá de lo meramente doctrinal. doctrinal. San Agusn decía que creer en Dios incluye creer a Dios, pero que creer a Dios no lleva necesariamente a creer en Dios. Creer en Dios con la fe del Credo, es conarse a Él, abandonarse a Él, ponerse en sus manos. Escuchar la Palabra del Señor y responder con el Credo es decir sí al Señor de esa Palabra, el sí del asenmiento, el sí de la fe y de la conversión. El Credo, Credo, no debe olvidarse, es en la Eucarisa un elemento bausmal.
El canto del Credo «El Símbolo debe ser cantado o recitado por el sacerdote con el pueblo los domingos y en las solemnidades; puede también decirse en celebraciones especiales más solemnes. Si se canta, lo inicia el sacerdote, o según las l as circunstancias, el cantor o los cantores, pero será cantado o por todos juntamente, o por el pueblo alternando con los cantores. cantores. Si no se canta, será recitado por todos en conjunto o en dos coros que se alternan.» (IGMR 68). Durante mucho empo, el canto del Credo no pasó de una sencilla recitación. Por su naturaleza, no es un himno sino un símbolo dogmáco desnado a ser proclamado y confesado por lo que no es necesario cantarlo, aunque no está reñido con él. La costumbre de cantarlo responde más a la idea de solemnizar las formulaciones de la fe que a la naturaleza naturaleza misma del texto. La liturgia romana ha hecho del Credo un canto de la asamblea entonado por el celebrante, aunque
históricamente fue un canto del pueblo. No ene sendo un canto del Credo que no pueda ser cantado por el pueblo. De todas formas, en la actualidad práccamente ha dejado de cantarse en nuestras cele braciones. En España, durante muchos años, se popularizó el canto del Credo de Goicoechea-Arrondo Señor, yo creo, pero aumenta mi fe, fe, pero hoy ya casi no hay repertorio que se pueda cantar. cantar. Hay algunos cantos que se pueden seguir ulizando como el Credo III o el Credo de la Misa de Angelis (en gregogrego riano), riano), o composiciones más populares como la de Alberto Taulé Taulé Creo en Dios, en la misa El Señor nos 121
MÚSICA Y LITURGIA
llama. Si llama. Si en vez del Credo se hace la Renovación de las promesas del bausmo se pueden ulizar las aclamaciones propuestas por Fiorella Schermidori Creo, creo, creo, muy efecvas si las cantan toda la asam blea a una sola voz (la partura se encuentra en el Cantoral litúrgico de la sección Recursos, página 237). El Cantoral litúrgico Nacional recoge recoge también varias versiones tradicionales perfectamente perfectamente uli zables. Recordemos que el Credo pertenece al Ordinario de la Misa y que, por tanto, el texto no se pue de alterar. alterar. No podemos sustuir este canto por otros aunque hablen de la fe y digan la palabra Creo…
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EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
LITURGIA EUCARÍSTICA: CANTO DEL OFERTORIO
La Liturgia Eucarística espués de la Liturgia de la Palabra viene la Liturgia eucarísca, la liturgia del sacramento. La Palabra lleva al sacramento y se completa en él. El encuentro con Jesucristo, Palabra del Padre, alcanza su plenitud en el misterio eucarísco que nos ofrece su presencia sica y real en forma de banquete. Necesitamos, como los discípulos de Emaús, que después de que nos explique las Escrituras, Jesús parta para nosotros el pan. Esta doble experiencia es la que completa la fe de los discípulos, la que nos permite reconocer a nuestro Señor y decir con ellos: ¿no ardía nuestro corazón…? mientras todo esto ocurría.
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La Liturgia de la Palabra, que ene en sí elementos de respuesta, como el salmo responsorial, la profe sión de fe o la oración universal, encuentra encuentra en la Liturgia eucarísca su mejor respuesta a la Palabra: la acción de gracias y la alabanza, la ofrenda sacricial de Cristo y con Cristo, la invocación al Espíritu (o epíclesis) o la comunión en el Cuerpo del Señor que nos compromete y capacita para encarnar en nuestra vida la Palabra escuchada. La mesa de la Palabra y la mesa de la Eucarisa están tan estrechamente estrechamente unidas que constuyen un solo acto de culto. Concluida la Liturgia de la Palabra con la oración de los eles, comienza la Liturgia eucarísca. Este mo mento, el centro nuclear de nuestra celebración, celebración, necesita unos empos y un ritmo que han de respetar se. No se pasa de forma inmediata a la Plegaria eucarísca sino que antes está lo que conocemos como Preparación de los dones, un momento de transición que ritualiza la primera de las acciones de J esús en
la úlma Cena: “Tomó un pan... e hizo lo mismo con la copa”. Preparación de los dones es dones es el término que uliza el Misal para designar lo que antes conocíamos como “ofertorio”, un elemento que no siempre ha tenido la misma importancia dentro de la celebra ción eucarísca. A connuación vienen la Plegaria eucarísca, momento cumbre de la celebración en el que realizamos la plegaria de la “consagr “consagración” ación” mediante la que repemos y actualizamos la segunda de las acciones de Jesús en la úlma Cena: “Pronunció la bendición, dio gracias y dijo: «tomad y co med…. esto es mi cuerpo. Tomad y bebed… esta es mi sangre…»”, y, nalmente, el Rito de comunión , momento que signica y realiza la unión de los eles con el Señor y con su Iglesia.
Preparación de los dones En los primeros empos, cuando la Eucarisa era un “banquete fraterno”, el pan y el vino estaban desde el principio encima de la mesa. No había ninguna procesión ni presentación de los mismos. Cuando se desvincula del hecho sico del “banquete fraterno”, hecho que se produce ya en la época apostólica, es cuando aparece la necesidad de preparar y presentar los dones que traen los eles y que habrán de ser bendecidos “tributando alabanza y gloria al Padre del Universo” Universo”,, como decía San Jusno. El rito se reduce a su ulidad prácca sin que existan ceremonias especiales ni se le atribuya ningún signicado simbólico. Es, sin más, un preparavo necesario al que no se le da más relieve. La procesión fue desapareciendo entre otras cosas porque al introducir el “pan ácimo” como materia obligada de la celebración, en perjuicio del pan común, que desaparece de la celebración eucarísca en Occidente, lo que traían los eles ya no tenía sendo al no ser consagrado. Publicado el 11 de enero de 2014. 123
MÚSICA Y LITURGIA
Con la reforma litúrgica del Concilio Vacano II se intentó redescubrir y potenciar el momento del “ofertorio” como momento propicio para expresar la acva parcipación de los eles. El resultado es que quizá se ha exagerado un poco este momento haciéndolo aparecer en algunas de nuestras cele braciones como un momento de oblación personal en el que los eles ofrecen su propio sacricio en vez de verlo como lo que en verdad es, un momento de preparación y alabanza de la única oblación,
la de Cristo que nos ofrece su Cuerpo y su Sangre como salvación por nuestros pecados. Este deseo de parcipación ha hecho también que se adorne erróneamente el “ofertorio” con objetos de la vida codiana como libros, objetos, ores… o las cosas más inverosímiles. En la Liturgia eucarísca lo único que presentamos para su consagración es el pan y el vino (mezclado con agua, según la tradición). A eso sólo se añade la colecta u ofrenda económica para ayuda de las necesidades de los más desfavo recidos. Ya hay otros momentos de la celebración para presentar nuestras necesidades e intenciones o dar gracias por lo que hemos recibido. Esta ambigüedad y confusión en el modo de celebrar este momento litúrgico ha hecho que el nuevo Misal haya cambiado la designación de “Ofertorio” por la de “Preparación de los dones”, lo que expresa claramente el único y verdadero sendo de este momento. La presentación de los dones no es para ofrecer (no ofrecemos nada), sino para preparar la mesa del altar. Por tanto, es un momento de serena distensión y reposo, un espacio contemplavo contemplavo y no esa especie de “mercadillo” en el que con frecuencia lo convermos en nuestras celebraciones. celebraciones.
El canto del Ofertorio Las normas litúrgicas dicen que durante la procesión de las ofrendas y a lo largo de todo el rito de Preparación de los dones puede cantarse un “canto apropiado”. Tradicionalmente, este canto no ha sido un canto que corriera a cargo del pueblo, sino del coro. Puede ser aconsejable que en este momento el pueblo descanse y medite lo que va a celebrar mirando y escuchando. Es una de las ocasiones en las que el coro puede actuar con música coral y polifónica enriqueciendo la celebración y subrayando la importancia de lo que vamos a celebrar a connuación. Ahora bien, tanto si lo canta el coro como si lo canta todo el pueblo hay que intentar seleccionar cantos en los que se ponga en evidencia la alabanza a Dios por los dones del pan y del vino. Salvo en determinadas estas marianas, como indica el Graduale, Maria u u otros cantos marianos, tan ulizados en este momento, momento, sobre todo por las co el canto del Ave Maria
rales, habría que evitarlos. El canto acompaña el momento de la presentación de los dones, nada más. El canto del Ofertorio concluye cuando los dones han sido depositados sobre el altar altar,, aunque también se puede prolongar durante la presentación de los dones. Cuando no hay procesión y presentación de ofrendas, el rito es muy corto y no hay lugar para el canto. Si cantamos, el canto debe tener un sendo comunitario de unidad, de caridad con los hermanos más necesitados, de manera que el canto ilumine el signicado de la colecta y la presentación de los dones. Hay que evitar aquellos cantos que tengan un sendo exclusivamente ofertorial ya que no es el signicado de este rito. Con la reforma litúrgica, las oraciones de presentación de los dones han adquirido un sendo más de alabanza que de ofreci miento.
Algunas observaciones observaciones musicales •
Lo más sencillo es cantar un canto procesional (aunque no haya haya procesión) procesión) que acompañe la presentación de los dones.
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Pero lo más aconsejable es dejar que en este momento descanse la asamblea, por lo que es el momento en el que el coro puede cantar un canto adecuado “para ser escuchado”.
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También es el momento en el que que el órgano órgano puede interpret interpretar ar una pieza pieza como solista. solista. Existe Existe un amplio repertorio clásico para órgano adecuado a este momento: los Ofertorios para órgano de Cesar Frank, las Horas míscas de Böellmann o su Suite ghoque, los Cantos ínmos de ínmos de E. Torres o el famoso Ofertorio sobre el “Ave Maris Stella” de de Hilarión Eslava, entre otros….
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EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
•
También puede interpretar un canto un solista.
•
O, nalmente, nalmente, dejar dejar que este momento transcurra en silencio como momento momento de interiorización de la asamblea que se prepara para la alabanza eucarísca.
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MÚSICA Y LITURGIA
LITURGIA EUCARÍSTICA: SANTO
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la erra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Señor. Hosanna en el cielo.
U
na vez presentados los dones del pan y del vino da comienzo la Plegaria eucarísca,
el centro y cumbre de la celebración. Es la plegaria que expresa nuestro “sacricio de alabanza” al Padre y realiza nuestro “sacricio de reconciliación” en la muerte y resurrección de Cristo actualizadas en el sacramento de la Eucarisa. Con la alabanza y acción de gracias da comienzo la Plegaria eucarísca. Se introduce empalmando la úl ma respuesta del diálogo introductorio, “Es justo y necesario.” con “En verdad es justo y necesario…”. necesario…”. A parr de aquí, el celebrante inicia el Prefacio. La Ordenación General del Misal Romano nos dice: saber,, la Plegaria eucarísca, « Ahora es cuando empieza el centro y culmen de toda la celebración, a saber que es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El sacerdote invita al pueblo a elevar el corazón hacia Dios, en oración y acción de gracias, y se le asocia en la oración que él dirige en nombre de toda la comunidad, por Jesucristo, a Dios Padre.» Padre. » (OGMR 54). La Plegaria eucarísca forma parte de los cantos propios de los ministros en diálogo con la as amblea. Según la instrucción Musicam Sacram constuyen el primer grado de parcipación en la liturgia. El primer anima dor de la asamblea es el que la preside, cantando las partes que le son propias en diálogo con la asamblea. Los eles intervienen en ella sólo con las aclamaciones: el Santo, el Embolismo y el Amén de la doxología.
El Santo es un himno que forma parte de la alabanza y acción de gracias con que empieza la Plegaria eucarísca. Se encuentra situado justo a connuación del Diálogo introductorio al prefacio. Esta pieza sobrepasa a todas las demás del Ordinario en dignidad e importancia. Su texto bíblico hace que sea un himno parcularmente sagrado y, junto con el salmo, que también es un texto bíblico, es el más an guo de nuestros cantos de la Misa. Suprimir el texto bíblico, reducirlo o sustuirlo por un canto cualquiera, aunque sea de alabanza, es de las aberraciones más grandes que podemos cometer en liturgia. El Santo se introduce en la Plegaria hacia el siglo IV y es un elemento común de la misma desde el siglo V. Este himno, de procedencia sinagogal, recoge con ligeras variantes el texto de Isaías 6,3: « Santo, Santo, Santo, Yahvé Sebaot, llena está la erra de tu gloria.» y el Benedictus de Mateo 21,9: «Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en las alturas .». Este texto se inspira a su vez en el salmo 117,26, uno de los salmos que formaban parte del Hallel u oración de alabanza, por lo que se puede armar que probable mente lo cantó Cristo en la Úlma Cena, razón más que suciente para considerarlo el más anguo de los cantos de la Misa. El uso del órgano se menciona por primera vez en la Edad Media a propósito del Sanctus. Su función era ayudar a dar expresión alborozada de alegría dado el júbilo con el que cantaban este texto.
Publicado el 18 de enero de 2014. 126
EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
Inicialmente se unieron el Sanctus y el Benedictus Benedictus (no (no confundirlo con el Cánco de Zacarías , también conocido como Benedictus: Lc 1, 68-79), pero por inujo de la polifonía, en el siglo XV, el Benedictus adquirió endad propia conviréndose en un canto que se realizaba después de la consagración como canto de recogimiento, meditación, y adoración eucarísca. En el canto gregoriano el Sanctus Sanctus (con (con Benedictus)) fue cantado sólo en su lugar en la misa. Sin embargo, como los compositores produjeron nedictus produjeron bellos desarrollos del texto, la música frecuentemente frecuentemente era tan larga que se superponía a la consagración del pan y el vino. Esta era considerada la parte más importante de la misa, así que los compositores Sanctus a a la mitad para permir la consagración, y luego connuaban. San P io comenzaron a detener el Sanctus X, en 1903, prohibió cantarlo de forma separada por lo que en la actualidad se recitan o cantan como una pieza única: «El «El Kyrie, Gloria, Credo, etc., de la misa deben conservar la unidad de composición que corresponde a su texto. No es, por tanto, lícito componerlos en piezas separadas, de manera que cada una de ellas forme una composición musical completa, y tal que pueda separarse de las restantes y reemplazarse con otra.» otra.» (Tra (Tra le Sollecitudini IV.11) IV.11) Sanctus era era inicialmente un canto del pueblo. Después del siglo XII pasa a ser Como pieza separada, el Sanctus schola.. Hoy es nuevamente un canto del pueblo. un canto del clero y después de la schola
Características musicales del Santo •
El Santo es una aclamación, por lo que el canto es algo consustancial consustancial al mismo. En el texto texto de Isaías se nos habla de seranes en pie junto al Señor sentado en un trono alto y excelso: «Y «Y se gritaban uno a otro diciendo: ¡Santo, Santo, Santo el Señor de los ejércitos; la erra está llena de su gloria!» gloria!» Por tanto, la primera caracterísca musical del santo es que es un grito de júbilo en forma de diálogo (los seranes se gritaban y se respondían).
•
Por su carácter carácter explosivo explosivo y fesvo, fesvo, la polifonía puede puede dar el relieve que necesita el canto. Las voces del coro pueden reforzar la voz de la asamblea pero nunca excluyéndola (sería un tre mendo error litúrgico).
•
El “Hosanna en el cielo” cielo”,, estribillo estribillo que concatena el Santo y el Benedictus Benedictus,, ene que ser desta cadamente fesvo y gozoso, pleno de ritmo y expresión.
•
Es un canto canto de toda la asamblea que requiere una música llena y fuerte. fuerte. Es un canto de la comunidad, el más admirable canto de unidad que conoce la liturgia eucarísca: unidad del cielo y la erra, unidad de los hombres entre sí, cantando a una sola voz, mezclando sus voces con las de los ángeles asociándose al canto celesal. Ningún canto celebra más la gloria y majestad de Dios que el Santo. En el Gloria se celebra, ciertamente, ciertamente, la gloria de Dios, pero permanece en el umbral de la celebración. La gloria de Dios que canta el Santo se coloca en el corazón de la Eucarisa, en la Plegaria eucarísca.
Algunas sugerencias •
Anguamente se solía cantar el Santo en postura de adoración. Los cantores cantores no miran a la asamblea evitando todo gesto que impida “mirar a Dios” Dios”.. Para ello, adoptan la postura de ado ración inclinándose hacia el altar. Si se adopta este gesto habría que explicarlo y movarlo convenientemente.
•
La asamblea debe lanzar al unísono su aclamación por lo que, para que la asamblea sepa qué
melodía debe cantar puede ser bueno ulizar el mismo Santo durante todo un empo litúrgico. La asamblea dispone del tono bien porque el prefacio es canlado, bien por un breve y discreto preludio con que el instrumenst instrumenstaa acompaña las úlmas palabras del Prefacio. •
El Santo deberíamos cantarlo siempre que sea posible, pero ha de hacerse con la misma letra
que gura en el Misal. No están permidas las adaptaciones del texto o paráfrasis del mismo.
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MÚSICA Y LITURGIA
LITURGIA EUCARÍSTICA: ACLAMACIO ACLAMACIONES NES
U
na vez concluido el Santo, da comienzo el Relato de la instución eucarísca. La Iglesia realiza el Memorial del Señor como expresión de delidad al contenido del mismo: «Haced «Haced esto en conmemoración mía.». mía.». No recordamos un hito histórico como
quien lee un libro de historia, sino que a través de este texto texto litúrgico damos cumplimiento al encargo
del Señor y actualizamos el Misterio de nuestra fe. El Relato de la instución es una aclaración esencial al sendo del sacramento y ene como n que la comunidad tenga siempre en la memoria el sendo y el espíritu de la acción que realiza. La Iglesia se atreve a hacer esta súplica porque en la Úlma Cena Jesús tomó el pan y el vino, dijo la bendición y se lo dio a sus discípulos diciéndoles que era su Cuerpo y su Sangre, y les mandó reper aquello como memorial suyo. Haciendo lo que Jesús hizo en aquella Cena, en obediencia a su mandato y con el poder del Espíritu, la Iglesia ene el convencimiento de reper efecvament efecvamentee o reactualizar lo acontecido entonces. Esta actualización la Iglesia la realiza mediante la liturgia sacramental que, cuando es verdadero instrumento de comunicación entre el hombre y Dios, produce lo que Joseph Ratzinger llama la “emoción
litúrgica”, una verdadera experiencia de comunión del hombre con Dios. Reactualizar lo acontecido en litúrgica”, la Cena de Jesús con sus discípulos nunca nos deja indiferentes; por eso, y puesto que las palabras son insucientes, desde siempre nos expresamos en la liturgia con “himnos, cáncos y aclamaciones” aclamaciones”.. A lo largo de la celebración eucarísca hay varios momentos en los que la asamblea responde ante lo que está viviendo y experimentan experimentando do con un “grito de júbilo” conocido como “aclamación”. “aclamación”. Las aclamaciones son expresiones de un estado de ánimo. Son como un grito con el que expresamos nuestros senmientos y experiencias vitales. Hay dos aclamaciones en la Liturgia de la Palabra: el Aleluya y la Aclamación al Evangelio, y otras dos en la Liturgia eucarísca: la Aclamación al Memorial y el Gran Amén.
Aclamación al Memorial Memorial Como respuesta al Memorial («Tomad (« Tomad y comed todos del él…») él…») la asamblea entera conesa su fe recordando el misterio pascual de la muerte y resurrección de Jesús. El sacerdote entona con fuerza: «Éste «Éste es el sacramento de nuestra fe » y la asamblea responde con Señor, Jesús!» (apropiada Jesús!» (apropiada la aclamación « Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor, para el empo de Adviento) Adviento ) o las otras dos aclamaciones: «Cada « Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, Señor, hasta que vuelvas » (apropiada para el Tiempo ordinario) nario) o «Por «Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor » (apropiada más para Cuaresma y Pascua). Pascua). Conviene ulizar todas las aclamaciones en función del empo litúrgico pues le da mayor riqueza y expresividad. Con frecuencia nos quedamos en la primera aclamación y la usamos indisntamente indisntamente en cualquier empo litúrgico; quizá porque no hemos aprendido a cantar las demás. Inmediatamente después del Relato de la instución viene la anámnesis Inmediatamente anámnesis,, el fragmento oracional de la Plegaria eucarísca en que se hace memoria explícita del misterio redentor de Cristo y se le ofrece al
Publicado el 25 de enero de 2014. 128
EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
Padre. En la anámnesis se anámnesis se disnguen dos partes: la conmemoración y la ofrenda. La conmemoración o recuerdo del misterio de Cristo constuye el núcleo del misterio pascual, o sea, la muerte y la resu rrección de Cristo. La oblación u ofrenda del sacricio sigue inmediatamente a la conmemoración y está ínmamente relacionada con ella: «al «al celebrar este memorial… te ofrecemos… ». Aquello que es recordado también es ofrecido ya que la celebración eucarísca no se queda en el recuerdo sino que actualiza la presencia de Cristo mediante el sacramento. Es ecaz porque actualiza lo que signica. Doxología final. El Gran Amén
La Plegaria eucarísca concluye con una breve alabanza de contenido trinitario. De esta forma, la Plega ria eucarísca termina como empezó, con una alabanza o gloricación del nombre de Dios. Es la ley de todas las grandes bendiciones de la Biblia que siempre terminan retomando su intención primera. De esta forma vemos cómo la Plegaria eucarísca entronca con el sendo bendicional de los textos sagrados. La elevación de los dones que se realiza mientras se pronuncia la doxología subraya su importancia y su carácter de punto álgido de la celebración. A la oración de alabanza o doxología: «Por «Por Cristo, con él y en él, a , Dios Padre omnipotente, en la uni dad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos», siglos », el pueblo responde con el Amén, que expresa de forma breve la racación y adhesión de todo el pueblo sacerdotal a la plegaria dicha en plural, en nombre de todo el pueblo, por el que preside. Este Amén, junto con el Aleluya antes del evangelio son las dos aclamaciones ulizadas desde los comienzos del crisanismo por la asamblea litúrgica. Este Amén debe ser solemne y repedo varias veces. Es importante que la asamblea lo conozca para que pueda parcipar en el canto. San Agusn, a quien tanto le emocionaba este Amén, decía: «Vuestro « Vuestro Amén es vuestra rma, es vuestro consenconsen miento y vuestro compromiso.». compromiso.». Si nos limitamos a decirlo pierde su especial signicación y suena como algo accesorio y sin importancia. San Jerónimo decía que este Amén «retumbaba « retumbaba como un trueno en las basílicas romanas.» romanas .» ¿Cómo nos vamos a conformar con decirlo sin más? El Amén habría que cantarlo siempre, y para ello, para que le sea más fácil cantarlo a la asamblea, de bería estar precedido del canto, por parte del celebrante, de la doxología. La Instrucción romana Inaesmabile Donum sobre Donum sobre el culto eucarísco, aprobada por Juan Pablo II el 17 de abril de 1980, conene una norma verdaderamente verdaderamente nueva, que el Amén nal del canon se debe cantar siempre: «Este «Este Amén en parcular debería resaltarse con el canto, dado que es el más impor impor tante de toda la Misa.»
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MÚSICA Y LITURGIA
LITURGIA EUCARÍSTICA: PADRENUESTRO
Rito de comunión l concluir la Plegaria eucarísca nos adentramos en el denominado Rito de comunión. comunión. Después de bendecir la mesa nos disponemos a comer. comer. La gran oración de la Plegaria eucarísca ha puesto sobre la mesa el Cuerpo y la Sangre de Cristo, alimento de vida y salvación. Es el momento de acercarse a recibirlo. En un principio, como atesgua San Jusno, de la Plegaria eucarís ca se pasaba a la comunión sin nada entremedias, es decir, decir, sin ninguna preparación especíca. Pronto se fueron introduciendo gestos y oraciones de preparación que dieron lugar a un ritual de comunión que con el empo se hizo excesivamente recargado. La reforma emprendida en el Vacano II dio a este conjunto de ritos una estructura más sencilla y ordenada.
A
El Rito de comunión se desarrolla hoy en tres partes: 1. Ritos de preparación (pre-comunión): pre-comunión): la oración dominical (padrenuestr ( padrenuestro), o), el rito de la paz y la fracción del pan; 2. Ritos de realización (comunión): comunión): la oración en silencio, la mostración del pan eucarísco, la comunión propiamente dicha y el canto procesional; y
3. Ritos de asimilación y reconocimiento (post-comunión): post-comunión): el momento de recogimiento y/o can to de acción de gracias y la oración conclusiva del que preside.
El Padrenuestro u Oración dominical El Padrenuestro encuentra sus antecedentes inmediatos en el contexto de las tradiciones litúrgicas de la religión judía en las que estaba inmerso Jesús de Nazaret y en las que se desarrolló inicialmente el
crisanismo. Lo más probable es que el texto de Mt 6, 9-13 o Lc 11, 1-4 recoja una indudable herencia de la espiritualidad judía ya que conene semejanzas con oraciones tradicionales del judaismo. Por eso, y porque fue una oración que brotó de lo más ínmo, es razonable pensar que Jesús lo recitara y enseñara en arameo, su lengua materna. Según la Biblia Peshia (versión crisana de la Biblia en siría co, un dialecto del arameo tardío, del siglo II), de la oración Abwun oración Abwun D´Bashmaya se derivó la versión actual del Padrenuestro. La traducción directa del arameo dice así: abun dabashmaya Padre nuestro en el cielo,
nethkadash shamak santo es tu nombre. tetha malkuthak Tu reino viene. newe tzevyanak Tu voluntad se hace
Publicado el 8 de febrero de 2014. 130
EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
aykan dabashmaya tanto en el cielo como en la erra. af bara hav lan lakma dsunkanan Danos hoy el pan que necesitamos. yamana washbuk lan Perdona nuestras ofensas kavine aykana daf como ya hemos perdonado a quienes nos ofenden. hanan shabukan lhayavine ulow talahn lanesyana No nos lleves a la tentación. ela fatsan men bisha Y líbranos del error. Litúrgicamente, el Padrenuestro no es el más anguo de los ritos preparatorios pero hay numerosos tesmonios que describen su presencia en la liturgia angua. La generalización de su uso en la liturgia data del siglo IV. En la liturgia oriental era una oración que rezaba toda la asamblea y terminaba con una doxología: «Porque «Porque tuyos son la majestad, el poder y la gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre por los siglos de los siglos.». siglos .». Sin embargo, en occidente era una oración reservada al presi Amén a a cada una de las invocaciones-peciones. En el rito dente a la que el pueblo respondía con el Amén hispano aparece de este modo: Padre nuestro que estás en el cielo Amén.. R. Amén Sancado sea tu nombre Amén.. R. Amén Venga a nosotros tu reino Amén.. R. Amén
Hágase tu voluntad en la erra como en el cielo Amén.. R. Amén Danos hoy nuestro pan de cada día Amén.. R. Amén
Perdona nuestras ofensas, ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden Amén.. R. Amén No nos dejes caer en la tentación Amén.. R. Amén
Y líbranos del mal. Amén.. R. Amén En el rito hispano, el Padrenuestro y su monición previa poseían las siguientes caracteríscas: • • •
La monición al Padrenuestro Padrenuestro estaba compuesta sobre la temáca temáca propia propia del empo litúrgico. litúrgico. El Padrenuestro Padrenuestro era recitado recitado por el celebrante, celebrante, y el pueblo respondía a cada una de las pecio Amén.. nes con el Amén El embolismo embolismo que connúa la oración oración se desarrollaba sobre el mismo mismo Padrenuestr Padrenuestro. o.
Hoy se ha suprimido la respuesta del Amén por parte de la asamblea pero se ha conservado íntegra la estructura ternaria de esta parte del Rito de comunión: monición-oración-embolismo. La oración 131
MÚSICA Y LITURGIA
dominical ya no es una oración del presidente sino de toda la asamblea. El Padrenuestro es interpretado interpretado en cada celebración de la eucarisa de dos maneras: 1) con una interpretación invariable, donde se evidencia que el Padre intercede por los que sufren, por los cauvos, los enfermos y difuntos, además de adherirse a todos cuantos rezan dicha oración, la rezaron o la rezarán; 2) con otra interpretación que hace del Padrenuestro el fundamento de la plegaria personal, contex tualizándolo en el año litúrgico. Para la Iglesia católica, el Padrenuestro es la oración por excelencia. Recibe también el nombre de oración dominical, del lan Dominicus Dominicus (“Señor”), (“Señor”), dado que Jesús de Nazaret es llamado Señor con frecuencia en los escritos crisanos y fue él quien transmió a los apóstoles esta forma de orar. orar. El Pa drenuestro es la oración con la que el Señor enseñó a rezar a sus discípulos. Según el Catecismo de la Iglesia Católica, el Padrenuestro es el resumen de todo el Evangelio. San Agusn de Hipona lo describió así: «Recorred « Recorred todas las oraciones que hay en las Escrituras, y no creo que podáis encontrar algo que no esté incluido en la oración dominical .». .». Y Santo Tomás de Aquino, en Theologica, completa esta idea de la siguiente manera: «L « La oración dominical es perfecsi la Summa Theologica, completa ma [...] en la oración dominical no sólo se piden las l as cosas lícitamente deseables, sino que se suceden en ella las peciones según el orden en que debemos desearlas, de suerte que la oración dominical no sólo regula, según esto, nuestras peciones, sino que sirve de norma a todos nuestros afectos.».
Características musicales del Padrenuestr Padrenuestro o La monición, la oración y el embolismo se recitan o se cantan. En el contexto de la celebración eucarísca, el Padrenuestro no es una oración que requiera el canto. En otras celebraciones (Laudes, Vísperas, etc.) sí admite un tratamiento musical más desarrollado. En la eucarisa, si se canta, la melodía ha de ser muy sencilla y lineal de modo que subraye bien las peciones y el propio texto. Los modos que propone el Misal, adaptación al castellano de los textos lanos, son muy adecuados.
Lo que nunca puede hacerse es alterar la letra de esta oración atreviéndose a cambiarla o parafrasearla. Tampoco puede introducirse nada entre la monición y la oración. Cuando el sacerdote invita a rezar el Padrenuestro, Padrenuestro, nadie ene derecho a impedir que la asamblea lo haga ya, sin esperar a más. Lo con trario es tan ilógico, tan falto de sendo litúrgico y de sendo común, que no debiera ni siquiera estar prohibido pues se prohíbe por sí mismo. Atención con esos cantos que intercalan “a boca cerrada” la oración del Padrenuestro. No respetan este criterio litúrgico por lo que no enen cabida en una cele bración eucarísca (quizá sí en otros encuentros no litúrgicos). La recitación pausada y, sobre todo, senda, del Padrenuestro en la eucarisa ene su propia sonori dad litúrgica. Es, más que un canto, una plegaria, por lo que, si se canta habrá que hacerlo al unísono, casi como un recitavo recitavo,, de manera que el texto resalte sobre la música.
Aclamación al Embolismo Embolismo El embolismo (oración que recoge y desarrolla una oración precedente) desarrolla la úlma peción del Padrenuestro y ancipa el rito de la paz ─«Líbranos ─« Líbranos de todos los males, Señor y concédenos la paz en nuestros días…»─ días …»─ a la que el pueblo responde con la aclamación: «Tuyo « Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor .». .». Es una aclamación tradicional que ha sido restaurada e incorporada al rito romano como una aclamación acl amación de la asamblea con la que expresa su entusiasmo ante la perspecv perspecvaa gloriosa del retorno triunfal del Señor: «…mientras «… mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro salvador Jesucristo…». Jesucristo …». Al ser como una doxología del Padrenuestro, subraya subraya la analogía con la Plegaria eucarísca que termina también con una doxología parecida. Esta doxología es una forma litúrgica muy angua que se remonta probablemente a los siglos I-II. Es una aclamación solemne y entusiasta que se debería cantar siempre, igual que el Santo, la aclamación
al Memorial y el gran Amén de la doxología. 132
EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
LITURGIA EUCARÍSTICA: PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
l nal de la Liturgia eucarísca encontramos el Rito de comunión , que consta de tres momentos: Ritos de preparación (pre-comunión ( pre-comunión), ), Rito de comunión propiamente dicho (co( comunión) munión) y Rito de asimilación o reconocimiento (post-comunión (post-comunión). ). Los Ritos de preparación incluyen: la oración dominical (el padrenuestro), el rito de la paz y la fracción del pan. Ya hemos visto anteriormente las caracteríscas musicales de la oración dominical. Veamos ahora los otros dos mo mentos.
A
Rito de la paz El Misal romano ha recuperado uno de los ritos más anguos que con el paso del empo se había ido perdiendo. En la angüedad, lo que variaba no era su presencia sino el lugar que ocupaba dentro de la celebración: antes o después de la Plegaria eucarísca. Su posición más angua era justo al terminar la Liturgia de la Palabra y respondía a la advertencia del Señor: «Si « Si cuando vas a poner tu ofrenda ante el altar te acuerdas de que tu hermano ene quejas contra , deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano. hermano.» » (Mt, 5-23-24). Más tarde, entre los siglos IV y V, la liturgia romana colocó el rito de la paz después de la Plegaria eucarística y del Padrenuestro. En cualquier caso, en uno u otro lugar, se trataba siempre del mismo Rito de paz entendido como intercambio
fraterno de paz entre los participantes en la celebración. Con el tiempo, este gesto de la asamblea fue desapareciendo reduciéndose a un gesto que hacía el sacerdote con el diácono, el cual transmitía la paz únicamente a otros miembros del presbiterio pero nada más. La reforma litúrgica del Vaticano II ha recuperado el rito en el mismo sitio que ocupó desde el siglo IV. El presidente suplica la paz para todos los asistentes e inmediatamente inmediatamente les transmite el saludo de paz: «La paz del Señor esté siempre con vosotros. » ( un error bastante común suele ser que el que preside diga “con nosotros” en vez de “con vosotros”, pero es incorrecto, pues en este momento transmite la paz que ha recibido en nombre de Cristo y, por tanto, no hace una peción colecva sino una transmi -
sión de lo que previamente ha pedido en nombre de toda la asamblea). Si se ha cantado la Plegaria eucarísca es convenien conveniente te cantar también en este momento, especialmente en las misas solemnes. Ahora bien, ya que de suyo es un momento que genera cierto bullicio es prefe rible no cantar y reservar el canto para el Cordero de Dios de la fracción del pan que sigue a este rito, dada además su proximid proximidad. ad. Los llamados “cantos “cantos de paz” generalmente están compuestos pensando en otros momentos de la celebración de la vida crisana y, por tanto, con otra nalidad disnta a la del Rito de la paz de la celebración eucarísca. El problema no son los cantos sino su ulización en los mo mentos adecuados. Saber elegir los cantos es responsabilida responsabilidad d del animador del canto litúrgico. litúrgico.
Fracción del pan. Cordero de Dios También de este gesto puede decirse que ha sido recuperado para la liturgia li turgia actual. Parr el pan para darlo es lo que hizo Jesús en la Cena. Es lo que hicieron también los primeros crisanos que incluso se sirvieron de este gesto para designar el conjunto de la celebración eucarísca: “fracción del pan”
Publicado el 15 de febrero de 2014. 133
MÚSICA Y LITURGIA
(He 2,42.46). Cumplida la orden del Señor en sus dos primeras partes ─tomar el pan y el cáliz y decir la bendición─ queda aún por cumplir en sus otras dos: parr el pan y darlo. Con la fracción se realiza la primera de estas acciones, parr el pan, a la que seguirá, muy pronto, la otra, darlo en comunión. En el siglo VII, el papa Sergio quiso que el rito de la fracción del pan fuera acompañado con algún canto por parte del pueblo y estableció el canto del Agnus Dei . Este canto está inspirado en las palabras del Bausta al saludar al Redentor con acentos de gloria y alabanza tomados del Apocalipsis. Al principio fue un canto litánico, una invocación que se repea mientras durase el rito al que acompañaba. En el silgo XI se limitó a tres el número de invocaciones. Las connuas alteraciones de la paz que sufrió en el siglo XI movaron que el tercer “miserere “ miserere nobis” nobis” (ten piedad de nosotros) se cambiara por el “dona “ dona nobis pacem” pacem” (danos la paz). En las misas de difuntos se sustuyó los tres “miserere “ miserere nobis” por “dona eis réquiem” réquiem” (dales el descanso) añadiendo la tercera vez “sempiternam “ sempiternam”” (dales el descanso eterno). Hoy se ha simplicado y unicado. El canto del Cordero de Dios es un canto para acompañar el gesto de la fracción del pan. Lo cantaba la asamblea de forma litánica con una melodía muy sencilla. Cuando en el siglo X se empezaron a usar las parculas en vez del pan, el canto perdió el sendo de acompañar la fracción del pan y se adaptó para acompañar el rito de la paz y la comunión. Se conviró en un canto de homenaje al Sacramento, un canto de adoración al Sansimo. Práccamente Práccamente llegó a ser un canto de comunión, lo que podemos comprobar en algunas misas polifónicas. La anfona de comunión quedaba como un segundo canto de comunión al que musicalmente se prestaba menos atención. Hoy se quiere volver a recuperar su sen do litánico de acompañar la fracción del pan. El rito recobraría sendo si ulizáramos formas grandes que pudiéramos parr. parr. Lo mejor sería disponer de sucientes hosas grandes para que todos pudieran comulgar del “pan pardo” aunque, evidentemente, si el número de comulgantes fuera muy grande habría que recurrir a formas pequeñas para no hacer excesivamente largo el empo de la fracción. El canto se puede reper cuantas veces sea necesario, con sus tropos, mientras dura la fracción del pan; la úlma vez se concluirá siempre con las palabras: “danos la paz”. (cf OGMR 56e).
Algunas sugerencias para para el canto •
La Ordenación General del del Misal Romano dice que no es necesario cantar el el Cordero Cordero de Dios Dios durante el gesto de la paz por lo que conviene esperar a que termine el gesto de la paz y co-
mience la fracción del pan. •
No es correcto sustuir el el canto del Cordero Cordero de Dios por los llamados “can “cantos tos de paz” (desarrollando este gesto con grandes aspavientos y convirendo este momento en un alborozo injuscado) en detrimento del sendo y realce de la fracción del pan, no dándole la atención debida al momento en el que se parte el pan que luego vamos a reparr entre nosotros. Si con sideramos conveniente conveniente cantar en el Rito de la paz también se debería cantar el Cordero de Dios,
no sustuirlo. Momentos apropiados para cantar en el Rito de la paz pueden ser: la Jornada mundial de Oración por la l a Paz (1 de enero), el Jueves Santo, el día de Pascua de resurrección y en alguna eucarisa en la que se quiera destacar el elemento de la paz. •
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El canto del Cordero Cordero de Dios forma parte parte de los cantos del del Ordinario por lo que el texto no se puede alterar.
EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
LITURGIA EUCARÍSTICA: COMUNIÓN Y ACCIÓN DE GRACIAS
ardo el pan en el rito de la “fracción”, se ora en silencio antes de comulgar para, como dice el Misal, hacernos conscientes de lo que vamos a recibir y recibirlo con fruto. A con nuación, el sacerdote muestra a los eles el pan consagrado diciendo: «Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.». Con este gesto comienza propiamente hablando el Rito de comunión. El pueblo responde con las palabras humildes y conadas del centurión: «Señor «Señor,, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.». sanarme .». No se trata de una invocación sino de un anuncio e invitación a la fe de los parci pantes a los que el sacerdote proclama bienaventurados por haber sido llamados a la cena del Señor.
P
Mostrado el pan pardo (hay que recordar que el Misal no dice que se recomponga la hosa parda en dos mitades, como se hace en muchos lugares, sino que se muestre el pan pardo para darlo en comunión) se procede a la comunión propiamente dicha, primero del sacerdote y a connuación de los eles. En este momento se inicia la tercera procesión de nuestra celebración, la de comunión (las otras dos son la de Entrada y la de Ofertorio). Este ponerse en marcha para la comunión ene un rico signi cado para la Iglesia pues representa el movimiento del pueblo entero hacia su Señor, hacia la mesa fraterna en donde está el Pan de la unidad. La comunión eucarísca, aun siendo un acto individual, signica y realiza la unión de los eles, la comunión eclesial. Amén,, esa fórmula tradicional de asenmiento me Al recibir la comunión volvemos a pronunciar el Amén diante la que manifestamos nuestra fe en aquello que estamos realizando. « Con tu respuesta ─dice respuesta ─dice Teodoro de Mopsuesa─ armas la palabra del ponce (“El Cuerpo de Cristo”) y sellas la palabra del que te da.». da.». «No «No es sin movo que tú dices “Amén”, “Amén”, reconociendo en tu espíritu que recibes el cuerpo de Cristo. Cuando tú te presentas, el sacerdote te dice: “El Cuerpo de Cristo”, y tú dices: “Amén”, es decir, es verdad. Lo que tu lengua conesa, que lo arme también tu convicción. convicción.» » (San Ambrosio)
El canto de comunión El canto de comunión es uno de los más anguos y el que durante más empo se ha conservado. Co menzó a introducirse en algunas iglesias en el siglo IV siendo denivamente admido en Roma en el siglo V. Al principio se cantaba siempre el salmo 33 con su anfona « Gustad y ved que bueno es el Señor .». .». A parr del siglo VI comenzó a variar de texto con cantos no salmódicos (himnos de creación personal, poécos, normalmente de inspiración bíblica), pero Roma permaneció el al canto de los sal mos, usados ya con mayor abundancia (no sólo el salmo 33) y teniendo en cuenta el empo litúrgico. Se cantaban durante la procesión de comunión hasta el siglo XII cuando, al reducirse tanto el número de eles que comulgaban, el salmo fue perdiendo versos quedándose reducido casi exclusivamente a la anfona. A parr de ese momento, esta anfona empezó a cantarse después de la comunión con viréndose en lo que se conoce como “anfona de post-comunión” o canto de “acción de gracias o alabanza”.. Estas anfonas normalmente aluden a la Liturgia de la Palabra del día y en otras ocasiones alabanza” vienen a ser como la sedimentación sacramental sacramental y el remanso oracional de cada eucarisa. La anfona de comunión propiamente dicha es la que se realiza justo antes de dar la comunión que, si no se canta, debe ser leída o por los eles o por el propio sacerdote después de comulgar él y antes de Publicado el 22 de febrero de 2014. 135
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dar la comunión a los fieles. Si se canta, se hace a modo procesional mientras se reparte la comunión a los fieles. La Ordenación General del Misal Romano recoge este momento diciendo: « Mientras sacerdote y ee les reciben el Sacramento Sacramento,, ene lugar el canto de comunión, canto que debe expresar, expresar, por la unión de voces, la unión espiritual de quienes comulgan, demostrar, al mismo empo, la alegría del corazón y hacer más fraternal la procesión de los que van avanzando para recibir el Cuerpo de Cristo. El canto se comienza cuando comulga el sacerdote, y se prolonga mientras comulgan los eles hasta el momento que parezca oportuno. En el caso de que se cante un himno después de la comunión, ese canto conclúyase a empo. Se puede emplear o la anfona del Gradual Romano , con salmo o sin él, o la anfona con el salmo del Graduale simplex , o algún algún otro canto canto adecuado, adecuado, aprobado aprobado por la Conferencia Episcopal. Lo cantan los cantores solos o también los cantores, o uno de ellos, con el pueblo .» (OGMR 56i)
La música del canto de comunión •
El canto de comunión ha de ser ser un canto canto sencillo y fácil de modo que pueda se cantado por la asamblea sin necesidad de ir en procesión con el cantoral litúrgico en la mano.
•
La forma musical preferida preferida ha de ser la de la estrofa estrofa seguida, es es decir, decir, sucediéndose una a la otra sin intercalar connuamente el estribillo. Si escogemos la forma responsorial hemos de procurar que el estribillo sea sencillo y que contenga en su texto el mensaje central del canto.
•
Es un canto procesional procesional por lo que no puede ser de carácter inmista-or inmista-oracional. acional. Para Para ello tenemos el canto de post-comunión. Sin embargo, aun siendo un canto procesional, ha de ser de empo lento, pausado (el andante andante es es un tempo muy adecuado), que favorezca el clima de comunión con Dios y de fraternidad con los hermanos. En cuanto a la tonalidad, es indiferente que sea en tono mayor o menor siempre que dé sendo de marcha.
•
El órgano ene un papel importante importante en el canto de comunión ya que acompaña el sendo procesional del mismo sobre todo cuando el pueblo no canta y se comulga en silencio o cuando se
intercalan momentos musicales entre las estrofas del canto para alargarlo durante la comunión. •
Cuando el número número de comulgantes es alto la procesión se suele alargar bastante. bastante. En este caso no es recomendable enlazar dos o más cantos para alargar este momento ya que normalmen te se ulizan cantos que no enen nada que ver entre sí. Es preferible ulizar un solo canto intercalando momentos de silencio e interludios musicales; incluso, cuando se han cantado
todas las estrofas, se pueden reper algunas de ellas que tengan una relación más estrecha con la liturgia del día. No hay que cantar precipitadamente las estrofas como el que ene que cumplir con un expediente. Hemos dicho que es un canto lento y pausado que acompaña un momento procesional. Tampoco Tampoco hay que alargarlo innecesariamente cuando ya ha terminado la comunión de los eles.
El canto de acción de gracias o post-comunión pue «Cuando se ha terminado de distribuir la comunión, el sacerdote y los eles, si se juzga oportuno, pueden orar un rato recogidos. Si se preere, puede también cantar toda la asamblea un himno, un salmo o algún otro canto de alabanza.» alabanza .» (OGMR 56j). Este momento es uno de los más indicados para guardar “silencio sagrado” alabando a Dios y orando, gustando el don recibido, asimilándolo, agradeciéndolo. Este momento de oración afecta tanto a la asamblea como al celebrante quien no debería estropear este momento haciendo en el altar lo que puede hacer en otro lugar e incluso más tarde, cuando se haya despedido al pueblo (OGMR 120). Lu cien Deiss dice que «resulta altamente deseable que el sacerdote no contamine el empo de silencio
posterior a la comunión “puricando” “puricando” en ese momento la patena y el cáliz. Esa puricación puricación está previs previs-ta pero no ene nada de celebración celebración». ». 136
EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
Si se preere, dice el Misal, puede entonarse un himno o canto de alabanza. Éste ya no es un canto de comunión procesional sino un canto meditavo-oracional, por lo que no exige la parcipación de la asamblea; puede ser entonado únicamente por el coro o los solistas. Es un momento apropiado también para sentarnos a los pies de Jesús con María, su madre y rezar como la primiva comunidad crisana reunida en el cenáculo. Aquí podría cantarse el tan discudo Avemaría u otros cantos polifónicos marianos, especialmente en las estas marianas. En cualquier caso hay que respetar siempre el carácter oracional de este momento por lo que hay que seleccionar muy cuidadosamente las letras y melodías de los cantos. No olvidemos que es un momento de silencio y de acción de gracias.
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MÚSICA Y LITURGIA
RITO DE CONCLUSIÓN: CANTO DE DESPEDIDA
a celebración de la Eucarisa termina con el Rito de despedida. La Eucarisa nos reúne no para quedarnos reunidos, sino para salir fortalecidos a los caminos de la vida donde hemos de mostrar lo que hemos vivido y celebrado. c elebrado. La Eucarisa termina como rito pero connúa como tarea existencial. Acaba el rito pero comienza el compromiso surgido de él, si no se quiere que quede en rito vacío, en culto formalista.
L
El Rito de despedida o de conclusión es un rito breve y sencillo que cierra la celebración después de la
gran Liturgia de la palabra y Liturgia eucarísca. Según la Ordenación General del Misal Romano, « el rito de conclusión consta de: Saludo y bendición sacerdotal, que en algunos días y ocasiones se enriquece y se amplía con la oración
«sobre el pueblo» o con otra fórmula más solemne. Despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que cada uno vuelva a sus honestos quehaceres, alabando y bendiciendo al Señor .» .» (OGMR 57) El más breve de los saludos propuestos para el Rito de entrada es el que se emplea para el Rito de des pedida: «El «El Señor esté con vosotros.», vosotros. », a lo que el pueblo responde: « Y con tu espíritu.». espíritu .». Si allí abría la celebración aquí la cierra deseando como fruto del Espíritu que el Señor permanezca con aquellos que se han encontrado con él en la fe confesada y comparda de la Eucarisa. Enseguida el sacerdote imparte la bendición con invocación al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo reali zando el signo de la cruz sobre los eles. Se empieza la Eucarisa con la invocación de las tres personas divinas y se termina con el deseo de que esas tres divinas personas bendigan a los que han parcipado en la gran bendición de Dios a los hombres. Las palabras rituales que dan por concluida la celebración y dispersan a la asamblea son: «Podéis « Podéis ir en paz», paz », que traduce libremente la expresión lana Ite, missa est , expresión lana que ene el sendo cuasi jurídico-organizavo de dar por concluido el acto, algo así como “Se levanta la sesión” sesión”.. La traducción castellana incorpora a la despedida el tema del envío (Id) que Jesús dirige a sus discípulos y que resuena así en los textos evangélicos: «Id y haced discípulos de todos los pueblos.» (Mt 28,19).
El canto de despedida El Misal no hace referencia a ningún canto en el Rito de despedida aunque suele ser bastante habitual que nos despidamos con algún canto. Ahora bien, conviene tener en cuenta las siguientes observacio nes: Si se hace un canto de despedida, para favorecer la parcipación del pueblo éste debería iniciarse cuando el sacerdote está todavía en el ambón. El sacerdote lo canta junto con la asamblea. Antes de que termine el canto, el sacerdote inicia la veneración del altar y la salida mientras la asamblea connúa cantando hasta que el sacerdote regresa a la sacrisa.
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EUCARISTÍA Y MÚSICA LITÚRGICA
Una vez que el sacerdote se ha rerado a la sacrisa ya no es necesario cantar puesto que se está disol viendo ordenadamente la asamblea. No es un momento procesional ni forma parte ya de ningún rito por lo que litúrgicamente no ene sendo cantar mientras la asamblea se disuelve y sale del templo. Tampoco es un momento para el alborozo con el que a veces parece que tenemos que terminar la
Eucarisa. Los saludos, las conversaciones, el aperivo… enen que hacerse fuera del templo, que es lugar de oración. Quisiera terminar este recorrido por la Liturgia de la Eucarisa y su ensamble musical con las palabras que la liturgia siríaca de Anoquía pone en boca del celebrante al realizar el beso al altar: Señor. No sé si volveré o no a . Que el Señor me conceda verte «Queda en paz, santo altar del Señor. en la asamblea de los primogénitos que está en los cielos; en esa alianza pongo mi conanza. Queda en paz, altar santo y propiciatorio. Que el cuerpo santo y la sangre propiciatoria que he recibido de sean para el perdón de mis faltas, la remisión de mis pecados y mi seguridad ante el temible tribunal de nuestro Señor y Dios para siempre. Queda en paz, santo altar, mesa de vida, y suplica por mí a nuestro Señor Jesucristo para que no deje de pensar en ahora y por los siglos de los siglos. Amén .»
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EL CANTO DE LOS MINISTROS EN DIÁLOGO CON LA ASAMBLEA
a hemos visto que la Celebración de la Eucarisa exige el canto —siempre que sea posi ble—, y que éste sea un canto de toda la asamblea (ministros y eles) que favorezca favorezca la parcipación acva en el misterio que celebramos. Sabemos que no se trata de cantar cualquier cosa, sino aquello que exige la propia Celebración y la liturgia que va unida a ella. Por eso, y porque no todos los cantos son iguales ni enen la misma importancia, hemos dividido las partes cantadas de la Celebración eucarísca en dos grupos: las que corresponde a los ministros en diálogo con la asamblea, y las que canta toda la asamblea. Hasta ahora hemos repasado las que canta toda la asamblea, por lo que nos quedan las más importantes, aquellas que la Instrucción Musicam sacram considera el primer grado de parcipación en la liturgia, es decir, las que canta el ministro en diálogo con la asamblea.
Y
El primer grado de participación sacram, el primer grado de parcipación en la liturgia consiste funda Según la instrucción Musicam sacram, mentalmente en las aclamaciones y diálogos del presidente con la asamblea. El primer animador de la mentalmente asamblea es aquel que la preside, cantando las partes que le son propias en diálogo con la asamblea. Resulta extraña y empobrecedora una celebración solemne en la que hay abundancia de cantos de toda la asamblea pero en la que el presidente no canta nada. Así nos lo recuerda la Sagrada Congre -
gación de Ritos: «En «En la elección de las partes que se deben cantar, se comenzará por aquellas que por naturaleza son de mayor importancia; en primer lugar, por aquellas que deben cantar el sacerdote o los ministros con respuesta del pueblo; o el sacerdote junto con el pueblo. » (MS 7). Las partes que corresponde a los ministros son: • • • •
El Prefacio La Plegaria eucarísca Las oraciones oraciones presidenciales: presidenciales: oración oración colecta, oración sobre sobre las ofrendas y la oración después después
•
de la comunión Saludo de despedida
El saludo inicial
Los cantos previstos por la liturgia para el presidente de la celebración se disnguen por su sencillez y transparencia tonal. El presidente ha de escoger el tono conveniente a la asamblea para que ésta pueda responder con facilidad casi espontáneamen espontáneamente. te. Serán, por tanto, cantos más silábicos que pneumácos aunque la sencillez nunca estará reñida con la belleza y el arte.
El canto del Prefacio El Misal romano nos dice que la Plegaria eucarísca constuye el centro y culmen de toda la celebración. En ella el sacerdote invita al pueblo a elevar el corazón hacia Dios en oración y acción de gracias. Pero es una oración que él dirige a Dios Padre, por Jesucristo, en nombre de toda la comunidad. Por
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tanto, esta oración (plegaria) le corresponde al que preside la celebración, no en nombre propio, sino en cuanto presidente de toda la asamblea. Los eles intervienen en ella con las aclamaciones: Santo, Embolismo y Amén de la doxología. El Prefacio es el grandioso pórco de entrada en la Plegaria eucarísca. Consta de cuatro partes: 1. El diálogo inicial, siempre el mismo y de anquísimo origen, que ya desde el principio vincula al pue blo a la oración del sacerdote, y que al mismo empo levanta su corazón corazón «a « a las cosas de arriba, donde está Cristo sentado sentado a la derecha de Dios» Dios » (Col 3,1-2): V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu. V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor . V. Demos gracias al Señor Señor,, nuestro Dios. R. Es justo y necesario. 2. La elevación al Padre retoma las úlmas palabras del pueblo, «es justo y necesario», y con leves variantes, levanta la oración de la Iglesia al Padre celesal. De este modo el Prefacio, y con él toda la Plegaria eucarísca, dirige la oración de la Iglesia precisamente al Padre: En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado amado (Pref. (Pref. PE II). 3. La parte central, la más variable en sus contenidos, según días y estas, proclama gozosamente los movos fundamentales de la acción de gracias, que giran siempre en torno a la creación y la redención: Por Él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor. Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para un pueblo santo santo (ib.). (ib.). 4. El nal del Prefacio, que viene a ser un prólogo del Sanctus Sanctus que que le sigue, asocia la oración eucarísca de la Iglesia terrena con el culto litúrgico celesal, haciendo de aquélla un eco de éste: Por eso, con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celesales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria. Todo el Prefacio es un poema lírico escrito en prosa rimada que termina transformado en “alabanza cósmica”: «Unidos «Unidos a los ángeles y a los santos cantamos sin cesar… ». El Prefacio es como una escala que nos eleva y nos introduce en una región superior. superior. Toda la Plegaria ene un ritmo ascendente que nos lleva al clímax nal en la aclamación del Santo. El Prefacio es una oración que, litúrgica y literariament literariamente, e, encuentra en el canto su plenitud expresiva. El recitado melódico es su mejor forma de expresión. El presidente de la asamblea, que es el que canta el Prefacio, debe ir dando al canto una mayor fuerza expresiva, emova, y un progresivo dinamismo hasta llegar a la explosión nal del Santo. S anto. Aunque lo ideal es cantar el Prefacio, muchas veces, por razones pastorales, pastorales, no se canta. En este caso, el presidente de la asamblea debe recitarlo con una especial emovidad que lo disnga de un recitado normal. Tanto el diálogo introductorio como el cuerpo del Prefacio y el Santo deben formar musical mente un cuerpo orgánico. El ideal del rito r ito es cantar las cuatro partes porque el diálogo introductorio i ntroductorio cantado nos lleva a seguir cantando el resto. Y si cantamos el Prefacio tenemos que cantar el Santo, que es la aclamación con la que el pueblo interviene (no es lógico cantar el Prefacio y rezar el Santo). El eslo de música ene que unir formal y armónicamente estos estos cuatro momentos de modo que no se produzcan alteraciones rítmicas, tonales e incluso modales, cosa que a veces es imposible cuando el
compositor del Santo no ha tenido en cuenta c uenta estos cuatro momentos. De la importancia del canto de los diálogos en el Prefacio da fe el propio Misal romano. Mientras para otros diálogos nos aporta varias musicalizaciones, en los diálogos del Prefacio hay una sola versión musical, signo y garana de la unidad musical de toda la asamblea celebrante. 141
MÚSICA Y LITURGIA
Otros diálogos de la Misa a)
El saludo inicial
El Misal romano nos propone seis saludos disntos, desde el simple “El Señor esté con vosotros” hasta otras formas más completas y complicadas en su realización: • •
El Señor esté con vosotros. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén
con todos vosotros. •
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor, estén con todos
• •
vosotros. El Señor, Señor, que dirige dirige nuestros nuestros corazones corazones para que amemos a Dios, esté esté con con todos vosotros. La paz, la caridad y la fe, fe, de parte de Dios Padre Padre y de Jesucristo, el Señor, Señor, estén con todos vo vo sotros.
•
El Dios de la esperanza, que por la acción del Espíritu Santo nos colma con su alegría y con su
paz, permanezca con todos vosotros. Para evitar la desorientación o vacilación por parte de los eles, todos ellos concluyen musicalmente de la misma manera: de la tónica recitav recitavaa a la sensible (la-sol), facilitando así la respuesta del pueblo, que arrancará de la sensible para llegar de nuevo a la tónica recitava. Para estos saludos iniciales hay tres respuestas por parte del pueblo: • • • • b)
Y con tu espíritu. Bendito seas, por siempre, Señor. Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo. Existen también fórmulas de saludo propias para para los empos de Adviento, Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua. Las oraciones presidenciales
Las oraciones presidenciales son: la colecta, la oración sobre las ofrendas y la oración después de la comunión. A la invitación “oremos” debe seguir una pausa de silencio para dar empo a la plegaria y recoger el lado único de toda la asamblea. Es más importante cantar la colecta y la poscomunión que la oración sobre las ofrendas. c)
Saludo de despedida
La bendición nal y el saludo de despedida adquieren un relieve especial si se hacen cantados. Hay cinco formas de despedida: • • • • •
Podéis ir en paz. La alegría alegría del Señor sea nuestra fuerza. Podéis ir en en paz. Gloricad al Señor con vuestra vida. Podéis ir en paz. En el nombre del Señor Señor,, podéis ir en paz. Anunciad a todos todos la alegría del Señor Señor.. Podéis ir en paz.
La respuesta por parte del pueblo es invariable: Demos gracias a Dios. Dios . La úlma fórmula de despedida está indicada especialmente para los domingos de Pascua. En la octava de Pascua y en Pentecostés ha de hacerse cantada, con énfasis y alegría, destacando los pneumas del segundo Aleluya: Podéis ir en paz, Aleluya, Aleluya. Aleluya. A lo que el pueblo responde: Demos gracias a Dios, Aleluya, Aleluya.
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BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
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Los conciertos conciertos en en las iglesias (Instrucción (Instrucción de la Congregación Congregación para el Culto Culto Divino) (1987)
•
Mediator Dei (Carta Encíclica de Pio XII sobre la sagrada sagrada litúrgia) (1947)
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Musicae Sacrae (Instrucción de Pio XII) (1955)
•
Musicam Sacram (Instrucción de la Sagrada Congregación de Ritos) (1967)
•
Ordenación de las lecturas de la Misa Misa (Ordo Leconum Missae) (1969)
•
Ordenación General del Misal Romano (OGMR 1975)
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Quirógrafo Quirógraf o de Juan Pablo Pablo II en el centenario del motu propio “Tra “Tra le Sollecitudini” (2003)
•
Sacramentum Caritas (Exhortación apostólica apostólica de de Benedicto Benedicto XV sobre la Eucarisa fuente y culmen de la vida y la misión de la Iglesia) (2007)
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Sacrosanctum Concilium (Constución sobre la liturgia) (1963)
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Tra le Sollecitudini (Motu propio de San Pio X) (1903)
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