Universidad Católica de la Ssma. Concepción CenhoTedógho
MONSENOR
J OSE HIPÓLITO SALAS Obispo de Concepción
Coraje y co/ierencia
a[ servicio ¿[e [a fe
Andrés Medina Aravena 1 997
INDICE
PRÓLOGO ...................................................... 5 INTRODUCCIÓN .............................................. 7
CAPÍTULO 1 Bases del Conflicto ............................................. 11
CAPÍTULO II Las Cartas de Monseñor Salas .......................... 21 1. Ambito Político ............................................... 64
2. Ambito Personal ............................................. 69 3. Problema de Cementerios .............................. 72
CONCLUSIÓN ............................................... 75 PORTADA : Reproducción parcial del óleo que se conserva en el Museo de la Iglesia Catedral de la Santísima Concepción.
BIBLIOGRAFÍA ............................................. 86
PRÓLOGO Los Epistolarios son siempre interesantes. Ultimamente se han publicado muchos, ya que gusta descubrir tanto a las personas como a los acontecimientos desde su interioridad. Por ello las colecciones de cartas son instrumentos verdaderamente oportunos para conocer en profundidad a los individuos y a los diversos momentos políticos, sociales y religiosos que les ha tocado vivir o protagonizar. Ayudan así a establecer la relación esencial entre el individuo y el personaje público, mientras permiten ahondar los hechos desde la óptica siempre elocuente de la intimidad de los personajes, arrojando sobre ellos un juicio histórico más equitativo. El apreciado Dr. Juan Andrés Medina Aravena realiza, en este sentido, una importante y esclarecedora contribución con la publicación de una parte escogida de la correspondencia de Monseñor José Hipólito Salas y Toro, quien por espacio de casi 30 años fue el conductor de la Iglesia particular de la Santísima Concepción en uno de los gobiernos episcopales más brillantes de la historia eclesiástica de Chile. Intelectual destacadísimo, histo-
riador, versado latinista, padre y teólogo del Concilio Vaticano I, canonista, insigne orador sagrado, sincero patriota y, por sobre todas las cosas, Pastor bueno a semejanza de Cristo. Los testimonios preciosos que ahora se publican son fruto y primicia de la intención del Centro Teológico de -5-
la Universidad Católica de la Santísima Concepción en orden a congregar a algunos estudiosos llamados a dedicar el generoso esfuerzo a la investigación del aporte de la Iglesia, particularmente la que peregrina en esta región, en la historia y en el desarrollo de la nación. Conviene, finalmente, poner de relieve la tenacidad y excelencia académica del Profesor Medina Aravena en la consecución de esta obra, a quien me permito expresar públicos sentimientos de cordial gratitud por tan efectivo servicio al conocimiento de la verdad histórica en torno al Obispo Salas y al conflicto religioso del siglo XIX.
Pbro. Angel Palomera Navarro Académico Centro Teológico de la Universidad Católica de la Santísima Concepción
INTRODUCCIÓN El presente siglo ha permitido a la humanidad concretar importantes adelantos que de una forma u otra mejoran los índices de calidad de vida en sectores cada vez más numerosos de la población. Nuestro país no ha sido en este sentido una excepción y podemos visualizar cómo nuestras actividades pro— ductivas, la infraestructura, comunicaciones y otras actividades alcanzan importantes cotas de perfeccionamiento. Sin embargo, y paralelo a los niveles de mejoramiento mencionados, la contemporaneidad también puede exhibir los más terribles grados de deshumanización, que no son sino la demostración del desarraigo entre el hombre y su creador. El divorcio del ser humano con el concepto de Dios ha implicado eliminar el marco normativo moral que tradi— cionalmente había sostenido la vida social occidental; ya no existe el freno, atávico, quizás en ocasiones incons-
Concepción, 13 de Agosto de 1997
(En el 185 Aniversario del nacimiento de Mons. José Hipólito Salas y Toro)
cientes, pero efectivo, de normas suprahumanas que por su origen eran acatadas por toda la sociedad. Como consecuencia de lo anterior hemos sido testigos de hechos que retrotraen al hombre ala barbarie, en donde se pierden los más mínimos valores éticos o morales, dando origen a un sistema en el cual los pueblos se transforman en rebaños, manipulados por operadores políticos, sociales o culturales, que se autogeneran y se -7.
autojustifican, distorsionando las más elementales normas de convivencia y manteniendo en un estado de dependencia al resto de la sociedad. En presencia de este tipo de condiciones, hemos considerado de particular interés dar a conocer algunos antecedentes, que si bien se centran en la actuación de un hombre, el Obispo de Concepción en el siglo XIX, don José Hipólito Salas, tienen la relevancia de poder trascender a una simple biografía, por cuanto representan la evidente expresión espiritual de la carencia que hoy notamos: La afirmación de la fe, la sólida voluntad de
defender el bien objetivo, la denuncia consciente del pecado, mostrando rotundidad en su expresión y una disposición permanente en la búsqueda del arrepentimiento de quien ha caído. Los principios morales tradicionales han sido debilita— dos por una prédica constante y largamente sostenida de relativismo y hemos creído que resulta provechoso mostrar el vigor doctrinal y voluntad del Obispo penquista en momentos particularmente difíciles como fueron los años en que le tocó actuar frente de su diócesis. Su accionar nos revela que nada resulta fácil de obtener en la vida y además un punto particularmente trascendente en el quehacer de un ser humano, cual es lograr comprender que está presente en sus acciones y pensamientos la posibilidad de entregar soluciones a los problemas existentes. La conciencia de las responsabilidades individuales, debe preexistir y servir como fundamento a cambios de estructura social, por cuanto no podrá perfeccionarse el sistema, si las partes que lo componen a -8-
su vez, no se han perfeccionado. En la búsqueda de superar su condición, el hombre sólo podrá alcanzar recompensa desprendiéndose de sus debilidades, efectuando un profundo examen interior,
comprendiendo que no puede hacerle a otros lo que no desea le hagan a él, orientando su vida a la obtención del bien, en definitiva, buscando aún de manera defectuosa,
el encuentro con quien bondadosamente lo ha creado, y sin dudas que un ejemplo en explorar ese difícil camino lo tenemos reflejado en el accionar de Monseñor Salas.
CAPÍTULO 1 BASES DEL CONFLICTO El siglo XIX es una época de trascendentales cambios sociales, las sociedades occidentales asumen en mayor o menor grado una actitud liberalizadora ante un modelo de vida tradicional circunscrito por normas que definen en términos absolutos tanto la actividad pública como privada. Surge con fuerza, un cuestionamiento radical a la hegemonía que hasta comienzos del siglo había ejercido la cosmovisión católica, planteándose una ruptura libe— radora de las conciencias. La ciencia y el liberalismo ofrecen un camino nuevo en el perfeccionamiento del género humano, superando un esquema, se dice, basado en supercherías e ignorancia, el cual había mantenido en un estado de primitivismo a las sociedades donde la relación Estado e iglesia Católica era la base secular de su evolución. Esta profunda crisis asumirá caracteres políticos y sociales muy definidos, que en Europa se manifestarán en una ofensiva sobre el poder del Papa, como representación del nocivo espíritu de superstición y antimodernismo y que, en el caso de Chile, dará origen al conflicto católico—
laico que modificó de manera sustancial la estructura política, entregando el protagonismo a las corrientes liberales en desmedro de las filas conservadoras, trans—
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formadas desde el gobierno de Errázuriz Zañartu en eternos segundones y opositores a los gobiernos del país. La histografía nacional se ha ocupado del problema de raíz religiosa que afectó a Chile en el siglo pasado en su faceta política y los estudios sobre el particular analizan el conf1icto en la perspectiva de la evolución del poder, donde se produce un quiebre entre un Estado autoritario, conservador y de abierto compromiso con la Iglesia a través del patronato existente entre 1830 y 1872, con un nuevo Estado, liberal y de tendencia laica que busca disminuir la influencia que el catolicismo había ejercido en el seno social.
religioso que afectó, inicialmente, a los grupos dirigentes del país. El avance del materialismo y consumismo, que alcanzan expresiones extremas en nuestros días y derivan del sistema capitalista y de la mentalidad socialista, no se pueden entender si no comprendemos el desplazamiento de valores tradicionales, inmanentes al ser hispanocatólico, provocado en la mentalidad colectiva que los convirtió en secundarios al ser impactados por el modernismo y liberalismo, provenientes de Francia, Inglaterra y Estados Unidos. En el presente se percibe que la moral religiosa no es
El conflicto, cronológicamente, se sitúa entre 1857,
el único freno a los instintivo o animal del ser humano,
cuando se produce la llamada cuestión del sacristán y 1883, al concluir la aprobación parlamentaria de las
de hecho una eticidad laica ha permitido el desarrollo y expresión de una fina espiritualidad en importantes sectores sociales. Sin embargo, en el siglo XIX, la artificial identidad existente entre libertad y laicismo, sirvió como detonante a una conducta epicureista y hedonista que se manifiesta como la postura o modelo válido para reemplazar un Dios limitante o represor de lo que se entendía como plena realización de la naturaleza humana. Obviamente la Iglesia católica debió asumir y aún asume el costo de albergar en su seno conceptos absolutos del bien y el mal, que se traducen en principios funda— mentales inmutables, inherentes a la planificación divina. Esta característica de su planteamiento, derivó en una caricaturización por parte de los adversarios, o bien, en una apología por los partidarios, respecto de aquellos personeros que debieron actuar y asumir protagonismos en medio del conflicto del siglo pasado. El Obispo de Concepción, Monseñor José Hipólito
denominadas leyes laicas y tiene, evidentemente, una
trascendencia mayor a su historiada repercusión política. En su obra Historia de Chile, Gonzalo Vial C. recupera una dimensión que es necesario profundizar en los tiempos actuales. Nuestra sociedad sufrió el cuestionamiento y descalificación de la base moral, de la referencia valórica
que entregaba la fe católica, en tal circunstancia los sectores dirigentes, los únicos protagonistas del quehacer político, social, económico y cultural en la época, seducidos por la desaparición del marco estricto que representado por la trascendencia religiosa, son al presente, una de las características más evidente de la contemporaneidad. El nihilismo y acratismo subyacentes en las actitudes sociales actuales, no son sino una
manifestación de la desorientación generada por la orfandad espiritual que se produce luego del conflicto -12-
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Salas, fue uno de los actores más activos y relevantes en la polémica y su acción fue juzgada según los parámetros que hemos indicado anteriormente, lo que ha impedido un acercamiento más objetivo y global al rol que le correspondió realizar. De hecho, los episodios en que se vio involucrado el prelado penquista generaron fuertes polémicas a nivel nacional, a pesar de lo cual, su condición de obispo provinciano le impidió un grado de trascen— dencia mayor, tanto en los hechos como en los plantea— mientos doctrinales emitidos en los años que le cupo actuar.
Su figura, producto del omnipresente centralismo chileno, no ha sido historiada de manera profunda y sólo ha recibido un juicio condenatorio, a raíz del incidente ocurrido por la sepultación del Coronel Zañartu, situación que lo colocó en abierta pugna con los sectores liberales, jugando un papel aparentemente reaccionario y cruel, que servía de manera admirable para ser utilizado publicita— riamente en desmedro de la posición eclesial. El esquema utilizado en los estudios del mencionado episodio resulta maniqueísta, cargando toda la respon— sabilidad en el Obispo Salas y tuvo como consecuencia calificar de manera negativa tanto la gestión como la persona del diocesano penquista, ocultando absolutamente, tras a máscara construida, una personalidad rica en múltiples facetas, en donde su fe y su creencia religiosa irrumpe como el eje de un accionar consistente y profundo doctrinalmente. La consecuencia mostrada por Monseñor Salas en la defensa de las prerrogativas papales por un lado y del estilo de vida católico por otro, nos colocan frente a una -14-
personalidad con un profundo conocimiento doctrinario y con una fuerte voluntad puesta al servicio de su ideal. A lo señalado debemos agregar un lúcido desempeño en el Concilio Vaticano I, demostrando una dimensión
intelectual superior en el medio donde se desempeñaba, excediendo con mucho la imagen que la historia posterior proyectó de su personalidad. Parte de la correspondencia privada del Obispo que sirve como soporte del presente trabajo, muestra su pensamiento íntimo frente al ambiente político y social de su época incluyendo comentarios respecto a los diferentes personajes con los cuales debió relacionarse en su función pastoral. Sin duda, el período cronológico en el cual le corres— pondió intervenir es importante, ya que las tendencias predominantes en el presente siglo, comenzaron a mostrar su preponderancia desde mediados del siglo XIX. A su vez, la concepción de vida católica y la doctrina que la sustenta inició una declinación que fue acompañada por desviaciones a sus principios, los cuales sufrieron ciertos acomodos a las tendencias que mostraban los tiempos, creyendo que esta seudomodernización mantendría vigente el mensaje salvífico del evangelio ante el embate doctrinal que enfrentaba. En realidad la contemporaneidad con sus contenidos materialistas e inmanentistas, no logró ser contenida por la táctica acomodaticia y flexible seguida por ciertos sectores de la Iglesia, lo que dio origen, en su interior, a una corriente doctrinal seudoliberacionista que percepti— blemente desplazó durante el presente siglo el teocen— trismo por el antropocentrismo, el cual se agota en la -15-
problemática cotidiana sin dejar lugar a la trascendencia divina del espíritu humano. No es posible forzar una actualización del pensamiento ni de la acción desarrollada por el Obispo penquista; hacerlo implicaría manipularlo y descontextualizarlo en relación con el medio ambiente en el que se desenvolvió. Sin embargo, a través de la defensa que realizó para impedir el desplazamiento de los grandes valores inmersos en el catolicismo —que por definición no son mutables en el tiempo por corresponder a una naturaleza eterna moldeada por la divinidad—, podemos evaluar la relevancia de su actuación, como también las consecuencias morales
y éticas que derivaron de las opciones elegidas por las fuerzas en pugna en el seno de la sociedad decimonónica. Nos acercarnos al tercer milenio y la modernidad que subyace en todos los rincones del accionar humano ha logrado avances significativos en el estado de bienestar de sectores cuantitativamente importantes de la población, permitiendo pensar, incluso, que mejores niveles de vida serán alcanzados por grupos que aún viven en condiciones marginales. Con todo, la condición espiritual de la humanidad, sumida en profundos relativismos morales, recién a fines de siglo ha recibido un decidido mensaje espiritual orientador respecto del camino a seguir para arribar a su realización plena en la virtud. Este renovado mensaje de esperanza pone énfasis en los contenidos eternos de la doctrina católica y centra en la persona, la más importante cuota de responsabilidad para alcanzar el estado de realización plena. Este énfasis en lo valórico, en la responsabilidad personal, en la valentía para oponerse a conceptos y actitudes erróneas a -16-
pesar de estar cubiertos con el manto de la actualidad, Salas, en su momento a pesar de las incomprensiones mundanas, fue capaz de dar un claro testimonio doctrinal ante una realidad que nadie deseaba apreciar y menos cuestionar, debido a la relevancia alcanzada por las tendencias liberales que privilegiaban de forma absoluta el concepto de libertad como valor supremo y que desplaza a lugares inferiores principios y valores más importantes. La contemporaneidad mantiene la preeminencia del concepto libertario que adquiere un sentido mítico, unido a una percepción autosuficiente del género humano respecto a sus capacidades, lo que permite exiliar la creencia en la idea de Dios, concepto, se dice, generado
por la ignorancia y la superstición para enfrentar en épocas pretéritas las dificultades creadas por la naturaleza y mantener en la pasividad a sectores marginados de los círculos del poder. Lo indicado nos permite comprender la similitud existente en los ambientes sociales de ambos siglos y la profundización creciente que alcanzó la concepción agnóstica o francamente atea, aportada por el liberalismo desde el XIX. No deja de llamar la atención en el análisis del conflicto decimonónico, la inteligente táctica puesta en práctica por quienes propugnaban la ruptura de los marcos disciplinarios morales tanto en el plano social como personal. El diseño realizado focaliza la pugna a partir de la defensa de la libertad y en contra de conceptos que reprimen la naturaleza humana, fundados en dogmas acientíficos impidiendo su realización plena. El resultado publicitario alcanzado es óptimo al -17-
provocarse el silogismo siguiente: superstición—esclavitud— religión; versus, ciencia-libertad-laicismo, dicha fórmula
servirá de base a un modo de vida en el que la relativi— zación de principios y actitudes permitirá ocultar la vulnerabilidad de las personas en su dimensión individual, a través de la protección ofrecida por una sociedad que alcanza altos niveles de progreso en el terreno científico y material, permitiendo una proyección desarrollista indefinida. Si visualizamos la evolución de la humanidad en la última centuria, podemos apreciar en una primera aproximación el éxito logrado en la popularización de la fórmula elaborada, ya que se ha producido un repudio a las posiciones absolutas, especialmente relacionadas con una moral basada en la deidad, que se contrapone abiertamente con el principio de la libertad personal. Sin embargo, lo expuesto no resuelve la sustancia de] problema y sólo representa el oropel de un rebuscado argumento utilizado en el contexto de la polémica, donde se procuraba desprestigiar la posición contraria con recursos efectistas, pero no necesariamente se abordaba la raíz del conflicto, que es la vulnerabilidad del ser humano, las limitaciones y conflictos inherentes a su singular naturaleza y su atávica aspiración a controlar las fuerzas que la dirigen. Monseñor Salas actuó de manera directa y pública en una época y medio, que influyeron de manera natural en su pensamiento y conducta; sin embargo, a la luz de su epistolario personal nos encontramos frente a profundos conceptos doctrinarios que escapan al marco de la coyuntura, trascendiendo, a pesar de utilizar un vocabu-18-
lario simple y directo, hasta nuestro tiempo. Más allá de su profunda catolicidad que lo impulsó a disputas llenas de vehemencia en defensa de lo que consideraba su verdad, se puede considerar que lo verdaderamente singular y relevante de su pensamiento se encuentra en la definición de un vínculo moral o ético estructurado a partir del amor, el sentimiento más sublime de] ser humano, sobre el cual se podrá construir una sociedad realmente justa y solidaria. El rescate de este mensaje, el descubrimiento de esta huella escondida por el tiempo y las pasiones, es una tarea obligada para quienes creemos que la virtud del hombre, su misión y trascendencia, se encuentran indiso— lublemente unidos al reconocimiento de sus limitaciones,
al ejercicio de una solidaridad que lo guíe a no hacerle a su prójimo lo que no quiere que le hagan a sí mismo y, en definitiva, a la búsqueda del encuentro con el Creador. Convencidos de que los extractos de las cartas de Monseñor Salas que leeremos a continuación nos mos— trarán las fortalezas y debilidades de un hombre bueno y estimularán la búsqueda del camino hacia el bien, aun cuando las dificultades e incomprensiones presentes en el camino de todo ser humano puedan parecer invencibles en determinados momentos, es que ofrecemos esta lectura,
especialmente, a las generaciones jóvenes, acosadas en nuestro tiempo por múltiples amenazas que no sólo vulneran sus individualidades, sino que ponen en riesgo la estabilidad del conjunto social corroído por un mate— rialismo artificialmente atractivo, pero básicamente estéril para alcanzar la plenitud personal y familiar. Las cartas que se utilizan en esta obra se han extraído .19-
del Epistolario privado del Obispo José Hipólito Salas, depositado en el Archivo del Arzobispado de la Santísima Concepción, lugar al cual hemos podido acceder gracias a las facilidades de Sr. Arzobispo y al apoyo del Presbítero Angel Palomera. La correspondencia utilizada corresponde a los años 1871 y 1872 y de sus extractos más destacados podremos visualizar al menos tres dimensiones de la percepción del prelado: las expansiones familiares y amistosas, su visión de la política chilena y finalmente, su versión respecto al problema de los cementerios, cuestión que se suscitó justamente en su diócesis a raíz del entierro del coronel Manuel Zañartu Santa María. Muchos de los textos seleccionados no requieren por su prístina claridad explicación alguna, otros en cambio, requieren de antecedentes históricos necesarios para comprender sus alcances. De manera preliminar, se realiza una reflexión en torno al marco histórico que sirve de telón de fondo a los episodios donde asume un rol importante el Obispo de Concepción.
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CAPÍTULO 11 LAS CARTAS DE MONSENOR SALAS La historiografía nacional coincide en determinar los inicios de los años setenta del siglo pasado como el momento en que una fuerza tradicional de la política chilena, el Partido Conservador, es desplazado de manera irreversible del gobierno de la nación, retornando con posterioridad muy fugazmente a él y sin volver a mostrar los niveles de poder político que exhibió hasta los inicios del gobierno de Federico Errázuriz Zañartu. Debemos tener presente que en 1857, a raíz de la denominada “Cuestión de] Sacristán”, se produce la división del bando pelucón, soporte fundamental del régimen Portaliano, generándose dos grupos: el llamado montt-varista de tendencia regalista y que se identifica con la preeminencia y control del Estado sobre la Iglesia y, por otro lado, el sector conservador católico que busca mantener las prerrogativas del catolicismo junto con alcanzar mayores grados de autonomía respecto del Estado. Durante el gobierno de J.]. Pérez, el sector montt— varista, también llamado nacional, será expulsado del gobierno, surgiendo la llamada fusión liberal—conser— vadora, combinación política que se forma con el objetivo primordial de flexibilizar el modelo político imperante, considerado autoritario en demasía y con una excesiva
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centralización en la institución del Presidente de la República, lo que provocaba el menoscabo de los otros poderes del Estado y consolidaba una forma de gobierno autoritario refractario a permitir mayores libertades políticas. Se puede considerar entonces que la alianza de liberales y conservadores no se sustentaba en proyectos de gobierno de largo aliento, sino que se alimentaba, principalmente, de la necesidad de destruir un extremado desequilibrio institucional que era desfavorable a sus respectivos objetivos partidistas. Se desprende de lo anterior, que se mantenían plenamente vigentes las diferencias doctrinales, centradas en visiones de sociedad disímiles, en donde el
sector conservador busca consolidar la presencia católica en el Estado, en tanto los grupos liberales se encaminan hacia una laicización de las instituciones públicas y una liberalización de la conciencia individual. En este ambiente se realiza en 1871 la elección de Presidente de la República, proclamándose como candidatos Federico Errázuriz Zañartu, sobrino del Arzobispo de Santiago Monseñor Rafael Valentín Valdivieso y hermanastro del futuro arzobispo Crecente Errázuriz, en representación de la fusión liberal—conservadora y don
familiar de éste con la cúpula clerical, situación que es reforzada con públicos y ostensibles gestos de catolicidad efectuados por el candidato. No dejaba de incidir pode— rosamente en la decisión conservadora el recuerdo de la cuestión del sacristán, donde los montt—varístas, de
acuerdo a la percepción clerical, habían dejado huérfana de apoyo a la Iglesia, mostrando tendencias patronatistas que la oprimían y desnaturalizaban. En todo caso, conviene tener presente que el ambiente intelectual nacional, influido tanto por los sucesos de Europa, como por incidente internos, entre los que destaca el incendio de la Compañía ocurrido en 1867, ya se muestra proclive a la visión laica, identificada con la ciencia y su método, como la manera racional de alcanzar un desarrollo humano sustentable y con proyecciones de progreso indefinido. A continuación, y luego de esta contextualización histórico-política se transcriben extractos de 38 cartas enviadas por Monseñor Salas a diferentes destinatarios, haciendo presente que se ha respetado la grafía original con la que fueron registradas en los libros copiadores de la correspondencia privada del Obispo durante los años 1871 y 1872.
José Tomás Urmeneta, uno de los hombres más ricos del
país, en representación de los sectores nacionales, que impulsados por el prestigio de Montt y Varas y el atractivo personal del candidato, buscan recuperar el poder del cual han sido gradualmente desplazados en el gobierno de Pérez. El sector conservador jugará sus cartas en respaldo de Errázuriz debido a la confianza que despierta la cercanía -22-
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CARTA Nº 1 Mayo 14 de 1871 Destinatario: Sr. D. Fernando Blaitt
En su última carta me indicaba Ud. que en ese departamento corre peligro de perderse la elección por parte de los que sostienen la candidatura Errázuriz. A esto yo le respondo que es necesario hacer un esfuerzo supremo para que así no suceda… es menester que Ud. heche a la espalda... sea cuales fueren sus quejas contra el Intendente, todo debe callar cuando se trata de impedir que la bandera tricolor caiga en manos de rojos… partido que si triunfa dará días de luto a la Iglesia chilena... en esta República el problema de sus destinos futuros… lucha está establecida entre conservadores y rojos.
CARTA Nº 2 Mayo 18 de 1871 Destinatario:
Sr. D. Eulogio Altamirano No soy hombre de política, pero mis canas me dan alguna experiencia para dar consejos... Chillán es un punto de alta importancia... no lo pierdan, pues, de vista. Allí, gracias no quiero decir a quien esta el Capitolio del rojismo del Sur, i conviene destruirle esa ciudadela, digo mal, conviene echarlo de ella ¿1 cajas destempladas... A los traidores, si son soldados, se les fusila por la espalda, -24-
i si son políticos, se les hecha a puntapies de sus puestos. Sin esta que yo llamo justicia seca ni siquiera quedará el consuelo de decir en caso de derrota. No me deje engañar.
CARTA Nº 3 Mayo 20 de 1871 Destinatario:
Sr. D. Blas Cañas
Y ahora por caridad vas a prestarme un servicio... José Antonio mi sobrino ha tenido mala estrella. En la Academia Militar no lo quiere su director porque tiene el pecado de ser sobrino de fraile según abla ese culto caballero... iyo no tengo influjo con los hombres de las alturas, no ha podido... (colocarse) en el ejército… solo siento que se haya tomado mi nombre en las diligencias... Para los hombres de poder o de influjo ha de valer mucho más, ha de ser decisiva la palabra... de un mason, de un montvarista i de un enemigo politico de la actual administración que la palabra de J. Antonio 0 la mia... si tu entre tus amigos comerciantes... una colocación de dependiente... Te lo pido este gran servicio no ya en nombre de tu viejo profesor, sino en nombre de la caridad i de la compasión por una desgracia familiar.
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CARTA Nº 4 Junio 15 de 1871
Destinatario: Dr. D. Casimiro Vargas También aquí, mi buen amigo, el rojo montvarismo aparece con el caracter de cínica hipocrecía e impiedad que le es peculiar... hai una defección... i que todavía lo ve U. darse golpes al pecho en la Iglesia después de haber estado oyendo pestes contra Obispos, clérigos, monjas, frailes... Pero gracias a Dios, nuestro excelente católico D. Carlos Risopatrón, va a dar una prueba más de su adhesión cordial a la Iglesia, sera elector por este Departamento i votara por D. Federico Errázuriz... Aquí
tenemos al celebre pujil canonigo por el rojo montva— rismo... Poco o nada hará… i es seguro que la oposición sufrirá en toda la provincia una estupenda derrota.
preventivas pueden ahorrar muchas desgracias... la imprevisión es una falta imperdonable en los que dirijen las evoluciones del ejército... Urrutia es el hombre llamado a reprimir a estos i cualquiera otros que caigan en la tentación de la revuelta... Por amor a Dios, digalo V. asi a los Srs, ministros ¡ al mismo Presidente... ¿Cuál sería el remordimiento de todos estos sujetos si por una condescendencia humana, por un respeto humano no tomar a tiempo sus medidas... Mientras que con un buen jefe militar en la frontera... organizando luego... de asegurarse, que con el favor de Dios, la revolución se hace imposible... i contando con el auxilio divino i dándome estos medios respondía con mis orejas de la paz pública... si la revolución viene sera de las peores que cuente nuestra historia porque será la revolución en gran parte de la impiedad i del libertinaje.
CARTA Nº 6 Junio 27 de 1871
CARTA Nº 5 Junio 20 de 1817
Destinatario: Dr. D. Miguel Campino Sin metáforas en toda la Prov. parece segura la victoria a pesar del diluvio de plata que se vota para impedirlo... la tormenta viene... después de la derrota electoral i de medio millón de pesos perdidos. La revolución esta en la conciencia de todos los opositores... Que no se alucine el gobierno... Medidas prontas y -26-
Destinatario:
Sr. D. Miguel Campino Hasta esta hora se triunfa en todas partes en las provincias aquende el Maule… el hoyaso al rojo montt— varismo ha sido tremendo (sobre todo en Concepción)... Nada ha podido aqui el oro de Urmeneta... aqui la cuestión quedo planteada netamente en los clubs, en las urnas i en todas partes entre rojos ¿ clericales... Pero compadre mio, que nadie se duerma en los laureles. La conservación del orden público es ahora el deber de todo -27-
buen chileno. En Chillán el triunfo de los Rojos… La derrota sufrida, solo por seis votos es obra exclusiva de la política de conciliaciones del Intendente... Lo que importa, lo que es urjentisimo es que nombren luego, mui luego, un Intendente militar para esa provincia... Energía, prudencia i valor es lo que pide Chillán a gritos en estos momentos.
CARTA Nº 7 Julio 3 de 1871 Destinatario: Sr. D. Blas Cañas
CARTA Nº 8 Julio 3 de 1871
Destinatario: Sr. D. Federico Errázuriz
permitame V. enviarle mis cordiales i sinceras felicitaciones... el triunfo ha sido esplendido... La índole, el carácter particular de la lucha ha dado cohesión i fuerza a un partido de hombres honrados, patriotas i cristianos... El golpe mortal a la loba roja montvarista esta dado… Afianzar el orden público i mantener la paz... Perdonar las injurias personales es la gloria de las almas… pero conjurar con enérgica decision i voluntad las tormentas... Inspirese siempre en su fe religiosa.
Conociendo a fondo tu buen corazón te doi las más sinceras gracias por lo que has hecho por colocar a J. Antonio en el Ejército. Pero te confesare' la verdad que tu empeño con Baeza montvarista para que interpusiese su influjo con Sotomayor mason i montvarista en favor del sobrino del Obispo... me ha hecho arder la frente i las mejillas de verguenza... Yo enemigo de pedir favores a nadie en obsequio de deudos... que jamás he pedido colocaciones nipara mis amigos nipara mis parientes...
i de pretendiente ante masones i montvaristas... No se lograra otra cosa con tu último empeño a esos Ss. de la logia que una risotada de burlan desden por tio fraile del sobrino academico... tu has obrado con santa intención... a despecho de mi humillación, te agradezco el servicio.
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CARTA Nº 9 Julio de 1871
Destinatario: Sr. D. Joaquín Larraín . Me parece que el triunfo de D. Federico es un motivo de justa alegría para ti... con ese triunfo la Providencia ha salvado al país de un gran peligro... Me decias, si mal no recuerdo en la última cartita, que con
los $5.000 destinados al efecto no podría comprarse una casita... i no en Yungay, que en la calle Lira había una que se vendia por 7 u 8 mil... yo no tengo ni puedo disponer aunque tuviera de tal suma. Eso es mucha plata para un pobre Obispo... Puedes contar con $6.500… Si -29-
CARTA Nº 11
con esto no se halla la especie ¿Qué hacer? paciencia i conformidad i no hay que ocuparse mas de este negocio.
Julio 15 de 1871 Destinatario: Sr. D. Pascual Solis 0.
CARTA Nº 10 Julio 15 de 1871
Destinatario: Sr. D. Miguel Campino Ruego a Dios que todo sea como lo suponen nuestros hombres públicos, pero se que no son ellos capaces de apagar el incendio... Ni están preparados para ello, ni tienen la enerjia necesaria, ni la ciencia competente del pais i de los hombres... ya me callo. En cuanto a este Sr. Intendente... mis relaciones con el son pocas… en esas largas ausencias de que Ud… habla, sera reemplazado por el coronel D. Manuel Zañartu i todo quedara al gusto de nuestros celebres políticos. Todo esto lo presumo i sin embargo para el triunfo de la candidatura Errazuriz he puesto en accion todo mi influjo. No me pesa, pues la actitud del rojo montvarismo ha puesto a los pastores i al clero en esta necesidad. Si no hubiera tenido la insigne torpeza de herir i atacar sin piedad personas i cosas eclesiasticas, la Iglesia chilena no le habría salido al encuentro con el contingente de su influjo. Quien sabe si tendremos también que luchar contra la victima que se sacrifica. Mi confianza en Gobiernos i en hombres de Gobierno es ninguna.
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Primo... te escribí una cartita de confianza, rogándote me dispenses el favor de dar una mesada de diez pesos mensuales a la tía Petronila... que se hallaba asilada en tu casa… Ahora escribo a mi amigo el Sr. D. Miguel Campino para que ponga a tu disposición la cantidad de cien pesos para satisfacer las mesadas devengadas desde el lº de marzo i que se devengasen en adelante.
CARTA Nº 12 Agosto lº de 1871 Destinatario: Sr. D. José Antonio
Sobrino... Vamos ahora a las reglas de conducta que debes observar para cumplir tu deber captarte la voluntad de tus superiores ¡ hacer carrera. lº Buena conducta moral i cristiana... confiesate a su debido tiempo i no te averguenzes jamás de ser un creyente sincero. Zº Delicadeza ipundonor en el cumplimiento de tus deberes militares... no tengas amistad ni frecuente trato de personas corrompidas por sus vicios. 3ºLealtad militar a toda prueba. Muere mil veces primero antes que manchar tu espada en la traición. Soldado no eres llamado a deliberar ni discutir, sino a defender el orden establecido
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i las autoridades constituidas: Nunca entres en motines ni revoluciones ni jamás te afilies a logias o sociedades secretas, aunque te ofrescan un mundo de felicidades. 49 Valor sereno, denodado iprudente, cuando haya que combatir a los enemigos de la Patria 0 de sus instituciones... Antes de entrar en combate, disponte... para morir i encomiendate a la Stma. Virjen del Carmen i pelea con la bravura de un leon i la sangre fria del que no teme a la muerte... 5º Costumbres severas ipuntual observancia de la disciplina militar, obediencia a los jefes, dulce gravedad con el soldado ifraternal cordialidad con tus camaradas... Al efecto conserva esta carta… i de vez en cuando repite su lectura… La lectura de tus cartas me hace ver que no aprendiste bien gramática castellana; pues tu ortografía es mala. Este defecto es notable en jente educada ipuede hacerte desmerecer sino trabajas con empeño por corregirla.
CARTA Nº 13 Agosto lº de 1871 Destinatario:
Sr. D. Miguel Campino Continuemos rogando a Dios que desbarate i confunda los planes de los revolucionarios... solo a el seremos deudores de la paz sino cesamos de pedirle esta gracia... Altamirano mira todo con colores de rosa… admiro la inocencia i el candor… creo que si la revuelta estalla triunfa i vence en todas partes... En Chillán podra Manuel Bulnes Pinto conservar en orden sus granaderos -32-
pero no podra reunir los elementos de defensa en caso de revuelta en otra parte mientras sea Intendente el conci— liador D. Abelardo Nuñez… El día del triunfo de los rojos montvaristas en Chillán se gritaba por estos: ¡Viva Urmeneta! ¡Viva Nuñez! ¡Abajo el cura/… Recuerde ahora V. el cuento de las esplicaciones satisfactorias i contenga, si puede, el choreo.
CARTA Nº 14 Agosto 7 de 1871 Destinatario: Sr. D. Federico Errázuriz
La mui grata de Ud.... La voi a contestar con el interés del amigo i la franqueza de su antiguo maestro: U. sabe que tengo modos de ver diferentes, sobre todo en cuanto a elecciones de personas para empleos, de este Sr. intendente de Concepción; i no ignora que por causas que es inútil recordar nuestras relaciones se debilitaron un tanto, sin embargo, creo que se le debe instar para que continue en su puesto... Si no es posible conseguir que siga al frente... el sujeto que U. indica... es aqui jeneralmente querido... resuelto, consecuente con sus amigos, anti-montvarista... con bastante espiritu público...
Tal es el hombre por su lado favorable... me aseguran que es mason... ¿por lo menos no cumple ciertos deberes de católico... Su familia es piadosa i exelente... tiene sus afecciones por Amunategui. Yo explico esto por la clase de liberalismo de este que, ojala no tuviera ninguno de nuestros amigos… había hecho indicación para ese puesto -33-
en favor del Teniente coronel D. Jose Toribio Fernandez (Int. de Chillan). No lo conozco, pero me aseguran que es buen cristiano, honrado, laborioso i que no le falta capacidad, ni energía... Mi indicación tenia por objeto preparar bien i militarmente a Chillán para el caso de un motín militar en Santiago i en la frontera... No quiero tampoco hablarle del coronel Urrutia- U. lo conoce i tengo para mi que es la espada con que U. debe contar en su administración. No se fie mas del hombre de la baja frontera. Los que sirven a todos los partidos no merecen la confianza de nadie.
CARTA Nº 15 Dbre. 19 de 1871 Destinatario: Sr. Arzobispo de Santiago habló conmigo el Sr. Ministro de justicia sobre coadjutoria i otros asuntos relativos a medidas que convendría tomar sobre registros de bautismos, naci— mientos, matrimonios i sepultaciones de protestantes... creo casi un deber revelar a U. mis opiniones. En cuanto a coadjutorias, dije al Sr. Cifuentes que por ahora parecia que U. atendida la actitud del Senado, desistia de pedirla con el caracter de futura sucesión... por lo que tocaba a la persona entendia que era Joaquin el designado. El Sr. Cifuentes me dijo que era su opinion i que el Sr. Presidente proponía para lo primero el aplazamiento de un año... hasta la renovación de las camaras… yo creo inutil i hasta cierto punto, contrario alfin que se desea, pedir -34-
obispado in partibus para Joaquin. Si no ha de tener el carácter de futura sucesión a que sustraerlo de los mui utiles servicios que presta a la Iglesia sin habito morado... Opte pues, vistos los obstaculos para la conservación del statu quo con la modificación indicada. Es esta mi opinión que me abanzo a darla por haber sido el iniciador del evaporado proyecto de coadjutoria con sucesion… el Sr. Presidente creia despues de haber hablado con U. que no tenia candidato determinado... celebro mucho esta prudencia de U. porque ella habra probado a D. Federico que yo, como se lo dije, obraba de mi cuenta i riezgo al proponerle, en caso de coadjutoria con futura sucesion del candidato de mis ideas, o al que creía mas digno a U. en la persona de Joaquin... En orden a rejistro civil de maridos, casados i muertos protestantes confiados a nuestros curas, yo no veo dificultad si se decretan las cosas nivelandolas en cuanto al trabajo, con lo que tenemos establecido respecto a los catolicos. La objeción para mi, algo seria, consiste en el nombre o calificativo que debe darse en la partida... U. sabe que entre cristianos la razon de sacramento no puede separarse de la razon de contrato en el matrimonio, que la Iglesia no reputa matrimonio a lo que se dice matrimonio civil, sino concubinato... ahora... por la lei civil el acto por el que un hombre ¡ una mujer protestantes declaran ante el respectivo cura reconocer por marido i mujer lejitimos es, sino me engaño, matrimonio civil,
pues el parroco no lo presencia como tal (lo que seria gravemente ilicito) sino como un mero testigo creado por la autoridad civil. ¿como se llamara, pues, este acto en
la partida para no obrar en contradicción con las disposiciones de la Santa Sede? .35-
CARTA Nº 16 Dbre. 22 de 1871
Destinatario: Sr. D. Joaquín Larraín Gandarillas La Camara ha pronunciado su pilaluna, i en ella el pobre Obispo de Concepción... iD. Abdon Cifuentes son las victimas sacrificadas a conciliadores, rojos i montvaristas... ni me abato, ni siquiera me aflijo. Para mi hai siquiera una ventaja i es separar una vez para siempre el grano de la paja, es decir a los clericales i los conciliadores... Yo creo que en ese desenlace hai muchisimo de intrigas ¿' que esceptuando a D. Abdon los demas de las altas regiones no son trigo limpio.
CARTA Nº 17 Dbre. 26 de 1871 Destinatario: Sr. D. Abdon Cifuentes
¿Qué dire a U. de lo que se llama desenlace de la cuestión Zañartu Santa María ? En cuanto a mi que no me abaten las iniquidades de gobiernos iparlamentos i en cuanto a Ud. que deploro en mi alma que también sea victima de este combate contra el derecho i la verdad católica... Iprepárese U. mi buen amigo, esto no es mas que el principio de su calvario... Su discurso en la Camara, a pesar de dos concesiones que sin duda le arrancaron... fue magnífico. Esos dos lunares, le hablo -36-
con la franqueza del amigo sincero, se refieren uno a la disculpa de este Sr. Masenlli i otro al antagonismo entre la lei civil i canónica en materia de cementerios que para mi no existia entonces... Por mi parte comprendo bien el origen del mal i conozco las manos que en altas regiones se han prestado apoyo. El tan pensado decreto que ha elaborado su colega Altamirano... segun entiendo es del agrado de rojos, de montvaristas i de conciliadores, ha
venido a coronar el triunfo i la victoria de estos… si solo se hubiera limitado a establecer el derecho para todos de trabajar cementerios particulares, si se hubiera mandado agregar alguna parte no bendita a los cementerios existentes para sepultar a los que no tienen sepultura eclesiastica, todo eso habria merecido la aprobación de todos los católicos sinceros. Pero mandar profanar una parte del lugar bendito i consagrado por lo mismo al culto i esto sin contar para nada con la autoridad de la Iglesia i despues de ello secularizar completamente estos lugares sagrados i hacer de ellos en adelante un potrero del estado para enterrar carnes muertas humanas eso es ir mui lejos, es llevar el liberalismo i la ansia de popularidad mas alla de sus limites... Entre tanto, i despues de tanto aparato la causa de los conflictos queda en pie... decreto no define quien es el que debe dar el pase para la sepultación de cadaveres en cementerios católicos. ¿Es la autoridad civil o la eclesiastica... ? El Decreto no lo dice i mañana habrá otras sepultaciones como las del Coronel Zañartu... Y en las franquicias que tienen los Intendentes para hacer impunemente toda clase de fechorías con respecto a las leyes de la Iglesia ¿quien les estorbará en sus escandalos ?... El Sr. Altamirano ha
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tenido miedo... Nos prepararemos para la lucha como U. desea, pero sea dicho de una vez por todas como hombres, como los SS. Altamirano, Pinto et tutti quanti... yo i mis amigos (ni) un solo paso… Con esos caballeros habrá una nueva edición de la Camara actual i algo peor. Yde dos una, o nada hacemos o hacemos todo lo que podamos contra ellos i sus aliados. Ese es el deber... En lo demas ruego a U. diga al Sr. Altamirano que tenga la bondad de no hacerme transcribir su decreto como contestación a mi nota. Ha sido algo recia la bofetada de la Camara para que la otra mejilla se ponga a recibir otra del gobierno.
que combatimos para hacer triunfar la candidatura de su hermano... En pocos días se erijira con gran fiesta i con discursos el mausoleo Zañartu que tiene un anjel en su coronacion - ipobre moral… El Sr. Cifuentes es un perla, pero dudo que se mantenga en su puesto. Su alma es pura i su corazon mui bueno.
CARTA Nº 19 Enero lº de 1872 Destinatario:
Sr. Arzobispo Dr. D. Rafael U. Valdivieso
CARTA Nº 18 Dbre. 29 de 1871
Destinatario: Sr. D. Crecente Errázuriz
Yo no me espanto ni me abato por censuras de Camaras o de gobiernos cuando defiendo los derechos de la Iglesia... estoi... enfermo... Lo siento, porque despues de que la Camara i gobierno han dicho su ultima palabra yo tambien debo decir la mia... En esa cuestion Zañartu la Iglesia i la moral son las flajeladas. El triunfo es de los malos i con el no ganara amigos la administracion de D. Federico, a pesar de sus decretos sobre cementerios. Con estos se han devuelto a la Iglesia derechos que le pertenecían, pero tambien se le han quitado otros de no pequeña importancia... Por ahora... deje U. celebrar la victoria sobre todo aqui, de los -3g-
Su mui grata del 26 del pasado llego mui a tiempo. Deseaba muchísimo conocer todo su pensamiento en orden a esos decretos del gobierno sobre cementerios. Nuestras ideas estan en el mas perfecto acuerdo... El Independiente esta demasiado gobiernista i sin reservas canta sus alabanzas al gobierno por sus decretos sobre cementerios... Tengo para mi que si el Gobierno hubiera publicado a tiempo sus tan pensados decretos o si hubiera pronunciado siquiera una palabra de improbación de la conducta de este Intendente no habría habido interpe— lación. Creo mas i es que si todos los ministros hubieran sido tan leales i consecuentes como D. Abdon, los
conciliadores, rojos i montvaristas no habrían triunfado... para alcanzar esa victoria. Con ella no ganara hombres el gobierno; pero si perdera como ya ha perdido amigos... Halaga sin duda tener votos de confianza a costa de la Iglesia i sus Pastores; pero yo dudo que esas -39-
amistades... sean durables... preparemonos para el combate... Me había escrito un joven sacerdote de esa... que el Decreto del Gobierno había sido consultado con V. Yo creí que esto no podría ser i que los políticos engañaban al dicho sacerdote. Así era... Yo noto en los decretos sobre cementerios: Iº una invasión a la propiedad de la Iglesia por el hecho de asignar sin su consentimiento una parte de lo que le pertenece a otro objeto: ZºLa profanación de este localpor el solo querer del gobierno. 3º La única puerta para entrar a ambos cementerios. Esta precaución es hija de la cobardía o del miedo a la gente de malas ideas o no mas que una vejación mas al derecho de la Iglesia. 49 Estralimitación de facultades en la secularización de los cementerios que en adelante se contruyesen también para católicos por el fisco, mientras las leyes vijentes no se derogen aun civilmente los cementerios pertenecen a la Iglesia. 5º Derogación de la lei canonica por un decreto de gobierno. óº La iniquidad de cementerios profanos en un país esclusivamente católico. Según acabo de saber por carta... la redacción del Independiente que quema incienso... i aplaude con ambas manos los decretos antedichos se escusa con la razón de que estos han sido previamente consultados i aprovados por las personas que rodean a V.... yo no creo tales aprobaciones; pero me parece fuera de duda que se trabaje por hacerlo creer — Yesto perjudica sobremanera a la causa católica... estoi dispuesto a colocarme en el terreno que V. quiera en la defensa de la Iglesia. Pienso escribir pronto i sin miedo con la gracia de Dios.
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CARTA Nº 20 Enero 13 de 1872 Destinatario: Sr. D. Mariano Casanova
Cerca de mes i medio de ronquera i otras cuitas, incluso una visita de la Sra. gota… En mis dolencias... esperaba la prometida visita de V. Dejeme V. al menos el inocente placer de quererlo... Ya V. habrá calculado los resultados que va produciendo la orden del día de los 45=. Por mi parte ni me intimido ni me abato por las grandes iniquidades de Camaras y de gobierno. Tengo la conciencia de que los triunfos del mal nunca son duraderos.
CARTA Nº 21 Enero 14 de 1872 Destinatario: Sr. D. Rafael Valentin Valdivieso
. me atormenta la idea de que V. por un momento pueda siquiera sospechar de que yo ha abrigado alguna sobre la moral imposibilidad de que V.... pudiera haber prestado su aprobación a los decretos del gobierno relativos a cementerios... Di a Ud. el aviso… porque en el puesto que ambos ocupamos en la Iglesia es mui dificil que otros que no sean obispos puedan comunicarnos semejantes noticias... Yo no creo a este sacerdote de mala fe... lo creo engañado por los políticos herodianos, i a la -41-
misma causa atribuya lo que se contesto por la Redacción del Independiente... hai mucho de intriga para hacer creer lo que convenía a las miras iplanes del gobierno... Yo no escijo muro en la separación de los cementerios en la parte destinada a los indignos i no la escijo por dos razones, lº porque en las parroquias de esta Diócesis casi todos los cementerios estan cerrados por palizadas, pues ni el clima tan lluvioso que no deja paredes de adobe en pie, ni los recursos... permiten otra cosa; 2º porque no creia la división por muro de absoluta necesidad... para guardar el mas perfecto acuerdo con V. nada habría dicho… si hubiera conocido su instruc— ción… va un oficio por separado en el que consigna mi plena adhesion a su instruccion para que se publique en caso que lo crea V. conveniente... en un folleto sobre cementerios que estoi escribiendo... Hablare con calma, pero claro ¿ mi viejo amigo sera vengado de los ultrajes que le hace una prensa impia i un gobierno esclavo de falsa popularidad.
CARTA Nº 22 Febrero 3 de 1872
Destinatario: Sr. D. Rafael V. Valdivieso
dolorosa noticia de la muerte de D. Casimiro... irreparable pérdida. Mai dificil que V. reemplace a este buen servidor de la Iglesia... no tenemos otro consuelo que repetir la oración del huerto de Getzemani... Si el gobierno llega a recurrir a la fuerza i a los golpes de -42-
autoridad para consumar sus invasiones en el terreno de la Iglesia ¿que le opondremos, si no la fuerza de los derechos de esta ?… Yo me inclino a creer que si nuestras potestades son desatendidas en esta materia, una protesta colectiva ¡ bien razonada seria lo mejor para ella si V. acepta el pensamiento, mi firma esta pronta... i cuente con que yo sigo a Ud. i ocupo el puesto que me designe en la lucha…. Y ya que el Ferrocarril ha abierto sus columnas gratis para el si i el no en toda clase de polé— micas convendría aprovecharlos para neutralizar el mal en la misma fuente.
CARTA Nº 23 Febrero 9 de 1872 Destinatario: Sr. D. Rafael V. Valdivieso
Como V. lo preveía los gobernadores azuzados por las circulares del ministerio i sin tomar en cuenta las declaraciones de este, están apurando la ejecución del Art. lº del Decreto de 21 de Diciembre en los cementerios parroquiales... Al cura de Constitución que poseía más de 19 años su cementerio se lo han arrebatado por la fuerza… Basta que la Municipalidad haya cedido el terreno o parte del terreno para algún cementerio i que
haya contribuido con algun dinero para su construcción para que se crea con derecho a la propiedad, aunque su parroquia haya estado en posición pacifica de el por tiempo inmemorial. Y el despojo se ejecute sin mas que un acuerdo de la Municipalidad... Con el católico -43-
gobierno del Sr. Errazuriz los católicos estamos peor que en Turquia respecto a cementerios... Como V. creo que no debemos consentir capilla en cementerio profano… Sea lo que fuere yo le repito, acepto la que disponga i me coloco donde quiera que este. El Sr. Altamirano no ha procedido ni como enemigo real en esta materia. Mientras que con genuf1ecciones hacia a Ud. declaraciones de los derechos de la iglesia con sus circulares ha pedido lisa i llanamente el cumplimiento de su celebre decreto… tal conducta es una indignidad... yo creo que en los cementerios comunes, si llegasen a vender terreno para cementerio católico nunca dejarían separar por muros los locales ni menos el que hubiere puerta separada... Ya V. conoce las ideas del Gobierno. Quiere una sola puerta en muchos cementerios parroquiales i en los fiscales i municipales habrá como hai en Santiago hasta tres; una para caballeros idos para los pobres! Todo esto esaspera i... va a concluir por enajenarle muchas voluntades al liberal gobierno que tenemos. Buen chasco nos hemos dado.
CARTA Nº 24 Febrero 24 de 1872 Destinatario: Sr. D. Rafael V. Valdivieso
El ministro me contestó mi última nota con otra en que descubre todas las garras… invocando el comodín elastico de policia reitera la orden de que no haya mas que una sola puerta en nuestros cementerios parroquiales -44-
para evitar distinciones ipreferencias odiosas... Esta nota me ha hecho subir la sangre a la cabeza. La voi a contestar cerrando por mi parte esta correspondencia oficial... por honor a la verdad voi a replicar... se que nada sacare... Yo creo, como V. que en el gobierno hai miedo a sus enemigos; pero añado que esceptuando al Sr. Cifuentes, mas que miedo hai voluntad de complacerlos ostentandose valientes contra la iglesia... otras cuestiones... vendrán para la Iglesia esas jentes Afectaran respecto a nuestras creencias e instituciones sin perjuicio
de asestarles... los golpes que... su liberalismo les pida… ¿deplor0 que el Sr. Cifuentes continue ocupando un puesto que adormece a la falanje catolica, dividiendola i estorbandola... esta es la verdadera causa de la actitud tibia ¡floja de nuestro Independiente en la cuestión cementerios... Los enemigos han escrito resma de papel ¿ los nuestros apenas tres artículos en la Revista ¿ otros tantos en el Independiente... Yo creo mui conveniente una conferencia entre" V., D. Manuel Irarrazabal, D.
Joaquin Larrain i D. Zorobabel Rodriguez para acordar los medios de la defensa i la manera de hacerla... En cuanto a mi folletito... no soi capaz de obras de mérito notable, i sin duda este trabajo tendra defectos mui
grandes... hablo con claridad ifirmeza... en mi pequeñez e insuficiencia he hecho lo que las fuerzas i mis achaques lo han permitido... Digo verdades ¡ las verdades amargan. Me propongo sacudir el sueño de los buenos católicos i si lo consigo algo se ha hecho… puede agregarse a este acto... la esplicita declaración a nuestro diocesano de que reputam0s profanados los cementerios que se llaman fiscales o municipales por haber sido una parte de ellos bendita i no escecrada destinada a otro objeto. .45-
CARTA Nº 25 Marzo 3 de 1872
Destinatario: Sr. D. Joaquín Larraín Gandarillas Cada artículo de nuestro Independiente sobre el glorioso decreto de cementerios en el que no escasean los aplausos al gobierno por ese acto, me causa pena, porque hace mal i gran mal a la causa de la Iglesia : Iº Ningun catolico puede aplaudir actos que entrañan el desconocimiento del derecho de la Iglesia a la propiedad de sus cementerios benditos i que ofenden además a sus leyes de disciplina... Iº porque dispone de nuestros cementerios sin contar con la voluntad de los obispos. Zº porque los reglamenta a su antojo, 39 porque manda sepultar a los pobres catolicos en tierra profana, 4ºporque abre el camino para que otros lo hagan; i 5ºporque en todo esto se pone en abierta contradicción con las leyes de la Iglesia.; 2º En cosas pertenecientes a la disciplina
de la Iglesia los escritores consagrados a la defensa de los intereses catolicos no pueden aprobar lo que los obispos catolicos guardianes de esos intereses, reprue— ban= 3º En la aplicación del dicho Decreto se estan cometiendo abusos intolerables... no permiten que en los cementerios parroquiales haya mas que una puerta i esto por orden del ministro. Yen segundo se quieren apoderar por la fuerza de todos los cementerios que desde su fundación han corrido a cargo de los curas… Y luego viene el aplaudimos de nuestro Independiente a dar alientos ¿¡ las iniquidades del Gobierno i sus ajentes... Y tras de él vendrá el proyecto Santa María a declarar -46-
laicos todos esos cementerios que llevan el nombre de fiscales... los catolicos duermen, el clero calla, el Independiente aplaude i la obra de volterianos con la careta de catolicos sigue su camino... El Sr. Altamirano ha sabido enajenar por completo en esta Diocesis al clero de la decision que tenia por la actual administración... A esta hora no hai una voluntad clerical que pertenezca al gobierno en estas tierras ¿ Yhabrán ganado nuestros hombres públicos algun terreno en las filas rojo— montvaristas con su liberalismo singular a usanza del ideal de D. Eulogio?… me parece que hai un deber de conciencia de prepararse a la lucha ¿ de organizar desde luego la diminuta falanje catolica, comenzando por ponerse de acuerdo con la marcha del Independiente... pero en manera alguna has de leer esta carta al Sr. Rodriguez D. 'Zorobabel. No te autorizo para ello, porque temo que se descompongan mas las cosas.
CARTA Nº 26 Marzo 5 de 1872 Destinatario: Sr. D. Mariano Casanova
V. fue el que me dejo con la miel en los labios por la brevedad de su visita. Esos pocos días que estuvo aquí los estimo como un favor especial ¿ los recuerdo con placer... grande, mui grande es la opresion que nos están imponiendo estas autoridades con las exijencias sobre cementerios parroquiales... tras de esto vendrá el proyecto Santa Maria que sera sancionado… Entre tanto los -47.
católicos duermen... Ojala yo consiga hacer salir a alguno de la apatía i el sueño… parece un hecho que mi discipulo Don Eduardo Cuevas sera el Superintendente de este Ferrocarril de Talcahuano a Chillán. Yo me intereso porque mi sobrino José Gregorio sea su secretario.
CARTA Nº 28 Marzo 10 de 1872 Destinatario: Sr. D. Abdon Cifuentes
Permitame V. ante todo hacerle una declaracion. Ni siquiera en cartas soi exijente con mis amigos… Deploro
CARTA Nº 27 Marzo 9 de 1872
que V. no acabe aun de sudar, como me dice, por esa
Destinatario:
guerra sin cuartel que le hacen los consiliadores... i no estraño que V. sea el blanco principal de los tiros de
Sr. D. Miguel Campino
estos señores… Es lojico que así sea, porque nunca se
Es deplorable que no se mejore bien su hijita V. sabe i es escusado se lo repita que si este clima probara bien a la enferma, casa ipersona de ella estaria aquí a su plena disposicion ¡ con la mejor voluntad de ser— virlo… V. habrá recibido mi opusculo sobre cementerios tiene... sal ipimienta... Hai chañadura de cementerios a pesar de su bendicion solemne i de poseerlos i administrarlo tranquilamente los respectivos párrocos… nunca tal vez hubo pronunciamiento mas unánime i mas enerjico que el del clero para el triunfo de la candidatura Errazuriz. Y nunca acaso con mas prontitud i mas crudamente han comenzado las flajelaciones a la Iglesia. La leccion es eficaz.... Para mi el resultado es inevitable. Perder gran número de leales u resueltos amigos i no ganar un solo hombre importante en el campo enemigo, tal sera la consecuencia de la liberal i anticlerical politica del ministro Altamirano... Deje Ud. venir la tempes— tad... su pobre compadre navega de su cuenta i riesgo en su chalupa.
consiliaran con los principios de V.... entiendo que si decreto sobre examenes ha merecido los aplausos de todos los bandos políticos… En cuanto a mi, el sudor es permanente, pero, gracias a Dios, todavia no me debilita... ¿I que hicieramos me pregunta V. para terminar los sudeores en esta cuestion cementerios? Por mi parte, esta hecho cuanto era posible hacer sin exceder... los límites de lo estrictamente necesario i de lo rigurosamente justo… no me quedo mas que aplicarme... un enorme emplasto de paciencia... la Iglesia ha sido la víctima iyo el cirineo horrendamente flajelado. En la prensa, en la Camara i hasta en el gabinete del Sr. Ministro del Interior, he sido siempre la persona que padece... En orden a publicaciones de notas i reclamos oficiales, yo declina toda la responsabilidad... no fui yo el que lance a… la publicidad... Después en dos breves circulares que diriji a los parrocos... no me propuse otro objeto que ejercer actos de jurisdiccion en los cementerios parroquiales, que el Sr. ministro Altamirano habia declarado, con fecha 5 del mismo, no hallarse comprendidos en los dispuesto
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en el art. lº del Supremo Decreto de 21 de Diciembre. Note Ud. las fechas de mis circulares... no he querido suscitar conflictos, pero ni siquiera en los cementerios parroquiales se nos ha dejado en paz ni en el goce de los derechos de la Iglesia: No es tampoco el Sr. Arzobispo responsable por la publicacion de su nota… primero dio a luz la suya… el Sr. Altamirano… ¿que se queria que hiciese el Venerable Arzobispo?… El Sr. Masenlli en Concepción i el Sr. Altamirano en Santiago son pues, los únicos responsables de esas publicaciones... Por lo demas... segun las instrucciones... del Sr. Altamirano se nos ha oprimido en demasía... Cruzada emprendida contra los cementerios de la Iglesia... V. me preguntara cual es esa sin razon de los parrocos... Voi a esplicarselo en pocas palabras: Desde que se trabajaron los cementerios de los puntos cabeceras de Departamentos... los parrocos los han cuidado ¡ administrado con plena independencia de estas corporaciones. Trabajados i concluidos... los curas los bendijeron con la bendicion de rito, que canonica i civilmente los sacó del dominio i comercio humanos ¿ los hizo propiedad de la Iglesia. A mas de esto, los mismo parrocos, han hecho los gastos de su conservacion, despues de haber con los dineros de la pobre fabrica de sus Iglesias i las oblaciones piadosas de sus feligreses contribuido a los que demandó su instalación. Mas el Municipio por haber cedido todo o parte del terreno ipor haber contribuido tambien con algunos fondos para la ereccion de la obra, ahora, despues de veinte, de treinta o mas años de pacifica posesion por parte de las parroquias los reclama como su propiedad i pide i se decreta ante si ¡ ejecuta por la fuerza el despojo
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no obstante los reclamos... por mas que esa cesion i erogaciones municipales no importen otra cosa que el cumplimiento de las leyes de la Nov. Recopilación que mandaron restablecer los cementerios conforme a la disciplina de la Iglesia, según lo mandado por el Ritual Romano... Esos despojos en el fondo i en la forma con que se ejecutan, escasperan... V. me insinua el camino de los reclamos... pero yo tente sin fruto este recurso... ¿Para que, pues, en vista de esto había ya de molestar con nuevos reclamos... he guardado un profundo silencio, ¿ todo jenero de miramientos al Gobierno. Al fin… ese silencio debia terminar i en efecto ha terminado - He hablado ya en un opusculo, que V. habra visto… Hace siete meses que yo me lisonjeaba de un hecho escepcional... Ese hecho era elevacion del Sr. Errazuriz con el voto unánime i entusiasta de todo el clero chileno con mui insignificantes escepciones... pero, por no sé que
fatalidad, nunca tampoco se ha hecho mas, i mas pronto ¿ con mas eficacia que lo que ha hecho el Sr. Altamirano para enajenarle este apoyo a la actual administra— cion… Por lo que a mi toca jamás… tampoco lo hare valer para que sean legisladores i vayan a dar bofetones a la iglesia en la Camara ninguno de los 45 que asi lo hicieron... ¡Que poderosa para el mal ha sido, amigo mio, la muerte de un solo reprobo!
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CARTA Nº 29 Marzo 10 de 1872 Destinatario:
los que sean parroquiales: Porfin los catolicos ilustrados no deben olvidar que el poder que se manifiesta hostil a la Iglesia por no disgustar a los enemigos de esta o por no atraerse sus iras.
Sr. D. Rafael V. Valdivieso
V. debe estar hastiado con estas cartas... Despues de mi entera i sumisa adhesion aljuicio de V.... he vuelto a leer sus respetables del 2 i 5 del corriente. Su primera lectura dejo en mi espiritu la idea que yo por reclamaciones 0 por imprudentes alardes de valor podía, en el concepto de los catolicos ilustrados de esa capital, comprometer la causa de la Iglesia... bien conozco todas mis nulidades iflaquezas para que haga ostentacion de nada… No debe, en verdad, rechazar en la defensa de la Iglesia, el apoyo de los católicos ilustrados; pero no es allí donde ha de buscarse la fuerza, el origen i el fundamento de esa defensa. Si algo he dicho antes en contrario a esta mascima, tengala V. por no dicho… Las otras alhagueñas esperanzas que abrigan los catolicos ilustrados de la capital de compartimientos benditos para los pobres en los cementerios comunes, de ereccion de nuevos cementerios catolicos en los mismos, de erogacion de dineros para la construccion de otros esclusivamente parroquiales... el porvenir dirá si son una realidad o una dulce ilusion. Podrá ser que en esa capital donde hai catolicos ilustrados i con voluntad de dar dinero para cementerios catolicos, se realize la ereccion de estos,
pero en otras partes, donde el jenero de catolicos ilustrados ijenerosos escasea, la obra sino es imposible,
por lo menos sera mui dificil i habra no mas que cementerios comunes, si los pobres obispos no costean .52-
CARTA Nº 30 Marzo 12 de 1872
Destinatario: Sr. D.”Rafael V. Valdivieso
Oficio que me devuelve. Inclino la cabeza, lo empaqueto, ¿ lo guardo. En un asunto serio i de interes de la Iglesia, yo no procedo sin el asentimiento pleno de mi metropolitano. Es el jefe del episcopado chileno, i sería temeridad en un sufraganeo hacer reclamos en negocios de esta clase al pie de los cuales no pudiera ir la firma de su arzobispo... Como una prueba del cum— plimiento que se da a la promesa de cartas privadas para impedir el iniquo despojo de los cementerios, le comunico que el del Tome sera arrebatado por la fuerza de un día a otro… : En general puedo decir que cementerios comunes son inaceptables en absoluto... En cuanto al modo de division (de los cementerios) no habria mas que hacer que la protesta contra la fuerza… me parece mui buen modelo para imitar la conducta de la Santa Sede toda vez que sufre despojos e iniquos atropellos en sus derechos. Habla mui alto, protesta ante el mundo contra la pervercidad de los poderes que usurpan sus bienes i atentan contra sus derechos, recuerda las penas canonicas en que se incurre por tales iniquidades i despues ora en .53-
silencio ¡ espera... Pueda ser que me equivoque: tras de la chañadura de cementerios va a venir la lei de su plena secularizacion.
CARTA Nº 32 Marzo 23 de 1872 Destinatario: Dr. D. Rafael V. Valdivieso
CARTA Nº 31 Marzo 21 de 1872 Destinatario: Sr. D. Mariano Casanova
estoi postrado con un ataque recio de gota hace unos siete dias… yo creo la causa santa de la Iglesia defendida poco i de aqui... la necesidad de hacer oir mi voz flaca i debil en su defensa... hombres de política me habran censurado este acto… otros que esperan un porvenir mas risueño i se mecen en las esperanzas que fundan en dulces palabras ipromesas tambien me habran reprobado... permitame darle una esplicacion respecto al envío de unos ejemplares (opusculo) que hize a V... Temi que V. por algun incidente no estuviese en Val— paraíso o contra su voluntad o sin ella cayese esa publicacion en otras manos antes de llegar a la de V…. He aquí el porque secreto misterioso… Sin esta espli— cacion yo en su lugar me habría resentido ipor eso se la doi... Todo me es tolerable en este orden humano, menos
la idea de ofensa innecesaria a amigos a quienes amo con ternura... mil gracias por su rica miel... Mil gracias por el envio i compras de los mármoles i mas que todo mil gracias por su cariño... mandeme la cuenta de lo que le debo por marmoles= El dia 19 me arrebataron por fuerza el cementerio del Tome. -54-
dejo un rato la cama, en la que me tiene radicado la gota… cuando escribi la mia del 10... ni por un instante se me paso por la imaginacion aplicar a V. las dos o tres reflexiones que le hacia sobre las apreciaciones de los catolicos ilustrados. A estos… fueron dirigidas esas brevísimas observaciones. Respeto a V. muchísimo para que pudiera dar alcance diverso a sus palabras. Su derecho es plenísimo para hablarme con libertad i franqueza i aun para increparme si voi por mal ca-
mino... Seré mas cauto en adelante... En lo unico que me he equivocado ha sido en creer que a mi se referían esos señores cuando hablaban de alardes de valor… La iniquidad que se ha cometido arrebatando al cura el cementerio del Tome me pone en la necesidad de reclamar... El deber me arrastra a este estremo que bien querria evitar. Haré todas las modificaciones indicadas por V. ademas le quitare toda palabra que pudiera ser interpretada como una dureza. El Sr. Cifuentes me dice que el Sr. Presidente no lleva a mal las reclamaciones, sino el que se publiquen. Yo he dicho que el que provocó en este terreno fue el Sr. Altamirano. Falta fuerza para mas, pero la voluntad esta como siempre.
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CARTA Nº 33 Julio 26 de 1872
Destinatario: D. Carlos Ma. Colina
Obispo de la Puebla quiero darme el placer de departir un rato con V. mi inolvidable amigo… Lo recuerdo con frecuencia i vivo en Puebla por mis afectos... Acá en esta República... no faltan sus temores por el porvenir, particularmente en cuanto a invaciones del poder temporal en el terreno de la Iglesia... Nos hallamos aqui amenazados con la abolicion del fuero eclesiastico ¿ el primer paso para establecer el matrimonio civil: La Vieja Europa, querido
Pio IX i la plegaria de toda la Iglesia no seran perdidas… Dios les hará justicia. La cuestion es solo de tiempo, i conviene multiplicar los ruegos para que el tiempo se abrevie... En este país hemos tenido una cuestion bastante ruidosa sobre cementerios i sepultaciones de indignos de sepultura eclesiastica. La lucha tuvo origen en mi diócesis... no me olvide en sus ora— ciones.
CARTA Nº 34 Agosto 7 de 1872 Destinatario: Sr. Obispo José M. Aristegui
amigo, es la que envia a nuestra America estas impor—
taciones volterianas ijansenistas. Nuestros hombres de Estado beben sus doctrinas en esas impuras corrientes... i lo peor es, que lo que ya es como una momia, como un fosil de antiguedad, en el viejo mundo se presenta en nuestras tierras engalanado con los atavios i los colores de la juventud... Yo tengo para mi, mi buen amigo, que esa Europa, culpable e ingrata a la Santa Iglesia católica i al Papado, debe recibir un castigo de que no hai memoria en la historia. El cataclismo social ha (de) ser espantoso i el bautismo de sangre sin ejemplo. Pero de los restos saldra... una sociedad nueva, rejenerada i creyente... De V. una ojeada a la Europa ¿ vera el virus de a internacional i el racionalismo incredulo corroyendo las entrañas de la pobre Francia, el liberalismo autócrata i masónico dominante en laAlemania, la informe mescla de judaismo, liberalismo ijosefismo... Y entre tanto las lágrimas de -56-
Bajo el punto de vista humano mi mas dulce recompensa de mis pobres trabajos por la causa de la Iglesia es agradar con ellos a V. mi amado padre i amigo… Aunque mucho mas podria haber dicho al ministro Altamirano, quise omitirlo... ni me parecia necesario darle mas recias flajelaciones : He quemado mi ultimo cartucho en la cuestion cementerios... Para mi Padre mio, es una necedad callar por las falaces promesas que se hacen por los que tienen interes en adormecer con ellas a los católicos meticulosos... Pero tengamos confianza, ipronto veremos a la justicia divina restablecer con mano de hierro las cosas en su verdadero lugar.
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CARTA Nº 35
CARTA Nº 36 Diciembre lº de 1872
Octubre 4 de 1872
Destinatario: Sr. D. Miguel Campino
Destinatario: Sr. D. Miguel Campino
Mil i mil gracias por las diligencias que ha practicado en obsequio mio. Queda sentada esta otra partida de cargo en el libro de mi gratitud... ofrezca nueve mil pesos… por una casita de la calle Lira… lo que en este asunto es necesario, es la reserva. Se me hace un grave mal, i mas que a mi se perjudica a la Iglesia, si se corre entre las jentes que yo soi comprador de casas… Nadie ignora que yo soi de plebe pauperium, que no he podido ni debo adquirir fortuna como obispo, porque un obispo no puede ni debe enriquecerse con las rentas de las iglesias, que son elpatrimonio de los pobres i de las obras pias. Todo es verdad i nada tengo, viviendo
También aqui las calificaciones han sido abundantes i la compra de ellas ya comienza como ahora hai poca demanda, el valor de la especie es bajo, cinco pesos es el precio corriente. Yo no enajenare la mia hasta que venga la alza.… cada dia se han de hacer mas caras las diputaciones... El mercado del sufragio es entre nosotros el mejor medio para falsear el caracter nacional ¿ llevarnos al fin a caer en manos del mejor postor… La enfermedad compadre mio, es incurable... Los zorros jugaran, pues con los polluelos i alfin estos pobrecillos seran el puto de la boda pipiolo—liberal-rojo i... ¿no mas? Si alguna vez llega a cumplirse mi deseo de la adquisición de la casita... yo se de positivo que por la plata que tengo para este objeto, casa no se podra comprar sino lejos del centro.
contento con mi pobreza. Esos nueve mil pesos se integran
así: 5000 que me dieron para el viaje i gasto de él, que no son renta eclesiastica, 2000 que pude reintegrar de lo que adquirí cuando era clerigo: 1000 de una capellania de mi Sra. madre i otros 1000 de otra capellania... Tal es la verdad desnuda que solo a V. puedo revelar ipor decoro i dignidad no manifestare a otro… el dia que se circule que yo busco casa para comprar , o que ya la he comprado, es casi seguro que la prensa roja o regalista se desata contra mi… Y si esto hubiera de suceder,
prefiero mil veces no comprar una pequeña casita, por mucho que la necesite.
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CARTA Nº 37 Febrero 8 de 1873 Destinatario:
Sr. D. Joaquín Larraín Gandarillas Yo no dejo aún mis muletas pero aunque con sudores he podido decir tres veces misas... La politica de aquí es la misma que la de allá. D. Federico con sus Intendentes -59-
dominan en todas partes i los diputados seran los que quieran estos amos= He visto en las listas publicadas no pocos rojos como Guillermo Mata, Isidoro Errazuriz. Para mi esto esplica elporque los rojos no meten bulla ni hacen oposicion. D. Federico se ha encargado de llenar sus aspiraciones... Entre tanta indignidad... El Indepen— diente duerme la siesta a calzon quitado. Esta contento i de cuando en cuando echa sus piropos al Gobierno i a la libertad de las elecciones, i a las proclamaciones de sus amigos... i como si estos proclamados fueran otra cosa que los mismos mandados en las listas confeccionadas en la Moneda... ¡¡¡Yel Independiente es el organo confesado delpartido clerical!!!... con tal sistema no sera eso jamas un partido. No puede haber unidad cuando los de Santiago se dan por satisfechos con la miel que astutamente se les pone en los labios, mientras se ahorca a sus correligionarios de provincia... Llamo tambien tu atencion al modo como nuestro diario catolico esta refiriendo las noticias religiosas... Esto raya en el escandalo... Y no pido ningun cambio en este Diario sino que se llame la atencion del encargado de esa seccion... para que pongan algun correctivo a las anticatolicas... En lo demas respeto opiniones i esperanzas ajenas,... jamas habra un partido catolico compacto que estienda sus ramificaciones en las provincias con el sistema de los politicos católicos de la capital... Por mi parte desespero de la realizacion de este ideal.
CARTA Nº 38 Febrero 17 de 1873 Destinatario: Sr. D. Crescente Errazuriz
No me pidas nunca perdon por tus actos de confianza. Tienes derecho para ello i yo me complazco grandemente en que hagas uso frecuente de él. Las candidaturas oficiales, a la orden del dia en toda la república, tienen aquí en Concepción una significación especial. Altamirano iMasenlli significan un bofeton a la Iglesia en mi humilde persona. lntencionalmente lo envia Don Federico ¿ no por esto, ni por lo demas que haga, conseguira doblarme... No es un triunfo para los principios que sostiene con su ministro el hacer que se saque
a este de Diputado por este departamento... sera el triunfo de la fuerza contra el derecho ¿ nada mas... i llegado el momento, D. Federico i su ministro me encontraran en la
brecha... bien poco puedo, pero no hai enemigo chico… ”
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El contenido de las cartas que hemos transcrito se debe explicar en el contexto histórico que vivió Mns. Salas. Los años 70 del siglo pasado son años que van a resultar decisivos en la configuración de una nueva mentalidad que se manifiesta mayoritaria en los sectores dirigentes chilenos. El trasfondo ideológico en el que se deben examinar los contenidos de las cartas del obispo de Concepción, revelan la ofensiva de una ideología laica y liberal en desarrollo desde el siglo XVIII, la cual se expresa en el despliegue de una racionalidad inmanente al hombre, que debe buscar en el estudio científico y la secularización de las costumbres, la superación de un estado primitivo asociado a creencias religiosas. La ofensiva secularizadora y racional abarca el fondo y la forma asumida por la sociedad tradicional, por cuanto su crítica se extiende tanto al dogma como al status eclesial católico que son los basamentos sobre los cuales se había expandido por el continente americano desde el siglo XV el modelo occidental de vida. La estructura social chilena se había constituido a partir de las directrices emanadas del Estado español, paladín de la religión católica, y la unión entre ambas dimensiones se había consolidado en la naciente República, en lo institucional —Constitución— como también en los usos y costumbres —cultura y creencias populares— dando forma a una sociedad unida y homogénea en lo social y doctrinal. Sin embargo, la segunda mitad del siglo XIX muestra signos perturbadores. Desde Europa llega la lógica de una libertad inmanente al hombre que le permite desarrollar iniciativas en lo económico y a la vez, participar en el sistema democrático liberal, lo que no demanda la -62-
existencia de una trascendencia de una divinidad, por lo que no resulta extraño que se proclame incluso la muerte de Dios en el Viejo Mundo. Sobre esta concepción es que debemos explicarnos el contenido de la correspondencia del Obispo Salas, testigo y actor privilegiado de una época que repercutirá hondamente en el desarrollo posterior de la cultura y mentalidad universal. A lo anterior se debe agregar en nuestro caso particular, la existencia desde el gobierno de Manuel Montt, de una división del sector político gobernante, debido a la discrepancia en torno a la aplicación del Patronato, situación que bien puede ser entendida como una manifes— tación de mayor autonomía que muestra la Iglesia bajo el liderazgo de monseñor R. Valentín Valdivieso. La división de conservadores y nacionales da origen a los primeros grupos políticos estructurados sobre plan— teamientos doctrinales, entre los cuales tiene relevancia
el problema religioso, el cual, de esta forma se politiza incidiendo de manera directa en la gestación de partidos y gobiernos. Si la “Cuestión del Sacristán” provocó la separación y consecuente debilitamiento del grupo gobernante, otro suceso, el “incendio de la Compañía” significó un nuevo golpe al sector católico y sirvió además, como pretexto para desarrollar una fuerte ofensiva antirreligiosa por los sectores liberales, quienes achacaron a la ignorancia y supersticiones anexas al culto católico, la responsabilidad directa de la tragedia que enlutó a la sociedad chilena. Sopesados los antecedentes expuestos, no puede extrañamos el clima confrontacional que se vive en la -63-
sociedad y que de manera especial afecta a los sectores dirigentes, grupo particularmente predispuesto a obtener mayores niveles de libertad que amplíen sus horizontes y expectativas de realización personal. La Iglesia católica chilena y de manera principal monseñor Salas, saldrán al encuentro de manera comba—
tiva, de lo que se considera una deserción al camino de la salvación, que por otro lado, entrega un mal ejemplo al resto de la sociedad que puede, por la vía de la emulación, generar una crisis masiva en la conciencia religiosa nacional, provocando un retroceso en la eterna lucha entre los principios de la virtud y del error. En este plano, en el que se confunde lo político contingente con lo doctrinal, el accionar del Obispo de Concepción se inserta, derechamente, en la política partidaria, identificando intereses de la Iglesia con los objetivos del conservantismo chileno. El análisis de contenidos efectuado a las diferentes cartas que sirven de base a esta obra nos ha llevado a diferenciar al menos tres ámbitos temáticos: plantea— mientos relacionados con el acontecer político nacional, reflexiones personales en torno a vivencias que debe afrontar y finalmente, argumentaciones en defensa de la posición que asumió el Obispo respecto al denominado “problema de los cementerios” suscitado en su diócesis ante la sepultación del coronel Manuel Zañartu.
1. AMBITO POLÍTICO Las misivas analizadas se circunscriben a los años 1871,
cuando se realiza la elección presidencial de Federico -64-
Errázuriz Zañartu abanderado de la fusión liberalconservadora y 1873, año de elecciones parlamentarias que premonitoriamente anuncian los síntomas de la crisis que terminará con la coalición gubernamental. Las cartas que se refieren a la elección presidencial de Errázuriz denotan la clara participación de los eclesiásticos en favor de dicha candidatura para combatir la postulación de Urmeneta, quien representa al partido nacional, también llamado montvarista. Conviene recordar al respecto que debido al “incidente del sacristán” durante el gobierno de Manuel Montt, el obispo de Santiago R. Valentín Valdivieso se había colocado en una postura de rechazo a lo que consideraba una injerencia ilegítima del poder civil en campos de competencia exclusiva de la Iglesia. Lo anterior rompió un nexo de armonía entre poder político y eclesial, dando como resultado el surgimiento de un grupo político patronatista (preeminencia de] poder del Estado) representado por los llamados nacionales o montvaristas y de otro ultramontano que defiende la autonomía de la Iglesia y que es el origen del Partido Conservador. La controversia tiene como consecuencia el decidido apoyo del Obispo Salas a la candidatura de la fusión liberal-conservadora, que representa la reacción de los católicos ante el ataque de los montvaristas, a quienes se moteja de rojos, representantes de la impiedad y del secularismo que intenta ahogar al catolicismo y que en Chile han desertado de su defensa intentando subordinarla. En ese contexto, resulta absolutamente natural para el diocesano penquista entrar abiertamente a la lid política, por cuanto el resultado que se obtenga repercutirá de -65-
manera directa en el destino futuro de la Iglesia y la sociedad. Muy distinto es el ánimo que muestran las misivas de 1872, se ha registrado un notable distanciamiento entre Monseñor Salas y el gobierno producto, fundamentalmente, del incidente que generó la “inhumación del coronel Zañartu” en Concepción. El incidente enfrentó al obispo con los sectores políticos liberales, lo que a juicio del prelado dejó en evidencia el pensamiento íntimo de un gobierno que él había ayudado tanto en su elección como en su gestión. Debido a lo anterior las cartas preveen, de manera acertada, una alianza estratégica entre liberales y radicales, combinación que provocará una fuerte ofensiva política y doctrinaria contra la Iglesia y el sector conservador. Una demostración extrema del clima anticatólíco que se perfila al interior del gobierno es la conformación a comienzos de 1873 de la lista de candidatos oficialista que se presenta en Concepción, integrada por Eulogio Altamirano y Francisco Manselli. Recordemos que Altamirano era el Ministro del Interior que durante la polémica por la sepultación del coronel Zañartu había flanqueado el camino a una solución que, finalmente, implicó abrir los cementerios controlados tradicionalmente por los párrocos, a quienes se conside— raban indignos de sepultura eclesiástica autorizando incluso la apropiación de algunos camposantos por municipios. La situación creada es percibida por monseñor Salas como un abuso de autoridad y una afrenta, por lo que la candidatura Altamirano por Concepción supone un acto de odiosidad hacia su persona. -66-
Igual significado tiene la candidatura Manselli, quien
durante el incidente Zañartu era el intendente de Concep— ción y se había involucrado directamente en la polémica con el obispo, a quien responsabilizó por el problema suscitado. Su postulación parlamentaria dentro de la lista gubernamental representaba un reconocimiento que explicitaba las intenciones oficiales y significaban, por otro lado un desaire directo a monseñor Salas, el cual
asume el hecho como un agravio personal. Al margen de las opiniones vertidas en torno a la problemática central, cual es el distanciamiento entre liberales y conservadores que se produce en los primeros años de la década de los setenta, no se puede, a mi juicio,
pasar por alto algunos planteamientos que revelan un agudo y penetrante análisis de las situaciones políticas. Se plantea en la correspondencia un explícito reco— nocimiento al uso del cohecho dentro de los proceso electorales, situación que merece cuestionamiento, en cuanto pudiera representar, por los montos involucrados, un factor de éxito, para la candidatura Urmeneta en la elección de 1871 y en 1873 el síntoma de la corrupción política que se vivió. La existencia de este factor perturbador de la expresión política de los ciudadanos ha sido mencionado profusamente en nuestra historiografía, por cuanto originó un hábito que se profundizó en nuestra sociedad, extendiéndose hasta épocas no tan lejanas en los actos eleccionarios nacionales. Quizás si lo más novedoso que se extrapola de la opinión expresada por el Obispo de Concepción en torno del pago por los votos, es la existencia de ciclos de alza o baja de los valores en que se tranzaban las calificaciones electorales. —67-
Otra idea que se extrapola de las cartas de monseñor Salas se refiere directamente a los políticos del partido Conservador, por un lado da a conocer una pugna interna entre dos bandos que denomina como clericales y conciliadores. Mientras los primeros se mantienen unidos a las exhortaciones y doctrina de la Iglesia, los concilia— dores en su empeño por alcanzar una armonía con las ideas liberales, generan confusión en el seno conservador al apartarse, aunque sea con buena intención de sus pastores. La división señalada, sin embargo, no es la única que afecta al partido católico, otra brecha se aprecia entre los conservadores de provincia y los conservadores de la capital a quienes monseñor Salas denomina “los católicos ilustrados de Santiago” quienes desconocen la virulencia que alcanza en las provincias el conflicto y se permiten criticar su forma de enfrentarlo. No solamente hace mención a esta discrepancia, sino que critica lo acomodaticío y egoísta de los capitalistas que buscan una salida al conflicto basada en la disponibilidad de medios materiales e intelectuales que sólo se encuentran en Santiago, pero que no pueden extrapolarse a las realidades provincianas. La subsistencia de una mentalidad centralista autocomplaciente, intelectualmente ambigua, impiden a juicio del prelado penquísta alcanzar la unidad en las filas conservadoras y presagian tiempos difíciles para la Iglesia. En un plano más general se pueden encontrar en las cartas examinadas juicios negativos en relación a los políticos de su época, en quienes no vislumbra condiciones de energía, preparación ni talento para enfrentar los -68-
desafíos existentes, situación que a su juicio, los hace poco confiables. Su percepción del ambiente social le hace priorizar la búsqueda del orden público y de la paz interna como condición clave en la superación de las condiciones políticas existentes. Lograr ese objetivo es tarea de gobernantes enérgicos, dotados de una profunda fe que les permita enfrentar la influencia doctrinaria proveniente de Europa. El conflicto no se supera por medio de la conciliación con los enemigos doctrinarios, se debe tener firmeza ante el peligro y cuidado con las deslealtades y los eventuales atisbos de sedíción, ante lo cual, la sanción debe aplicarse
de manera ejemplificadora, sólo de esa manera el gobierno podrá anular las intrigas que ponen en peligro su existencia y la seguridad de la sociedad. Cabe mencionar por último, entre sus inquietudes de la política contingente, el creciente desengaño que representa el Presidente Errázuriz, a quien percibe cada vez más cerca de los sectores radicales. Ello significa el término de la fusión liberal—conservadora y subsecuentemente, el inicio de una lucha que enfrentará a la Iglesia con el Gobierno.
2. AMBITO PERSONAL Del análisis del contenido epistolar se desprenden una serie de rasgos que configuran una personalidad con aristas claramente definidas entre las cuales se pueden señalar un profundo misticismo que se expresa en una confianza
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absoluta en Dios, cuyo poder y misericordia permitirán superar los graves peligros que amenazan a la Iglesia, en el plano universal como nacional. De allí entonces su apelación a la oración y a la acción decidida para coadyuvar en la tarea divina, a sabiendas de las limita— ciones personales, las cuales, sin embargo, no deben limitar la firme voluntad por defender los valores morales implícitos en el catolicismo. En un terreno más familiar, las cartas nos muestran
expresiones de cariño hacia familiares y amigos que denotan una profunda sensibilidad junto con una actitud de solidaridad activa frente a necesidades que afectan a seres queridos, por los cuales no duda en colocarse como peticionario ante funcionarios gubernamentales que eventualmente, podrían ofenderlo. También importa rescatar en la personalidad de monseñor Salas su concepto de austeridad y despren— dimiento de los bienes materiales. Ello se manifiesta con claridad en una operación de compra de un bien raíz lo que pugna con su íntimo y delicado sentimiento sobre la sencillez que debe revestir la vida de un Obispo. Por otra parte, los sufrimientos espirituales que experimenta ante los embates doctrinarios que sufre la Iglesia, se agudizan con las enfermedades que lo afectan durante el período analizado, donde resaltan una persis— tente ronquera y de manera principal, una recurrente gota, que lo mortifica en forma constante, obligándolo a tratamientos y convalecencias periódicas. Por último, es necesario resaltar su permanente dispo— sición de servicio y subordinación al arzobispo de
se plantea con respeto y humildad. Es interesante y valiosa la actitud asumida por monseñor Salas, por cuanto su actitud nos revela cómo logra vencer su naturaleza y autoestimación de manera rotunda y clara. Menciono lo anterior, a raíz del papel que le cupo al obispo de Concepción en las sesiones del Concilio Vaticano I celebrado en Roma en 1869. Su actuación resultó notable, al grado que descolló como uno de los principales exponentes, valiéndole el ofrecimiento del Papa para quedarse en Roma integrando el Sacro Colegio de Cardenales, lo que monseñor Salas declinó, regresando en gloria y majestad a Chile. Este hecho sólo fue conocido a la muerte del prelado, por medio de monseñor Mariano Casanova quien lo confidenció durante sus funerales. No cabe duda que una distinción como la señalada, habría llenado de vanidad y soberbia cualquier espíritu común, sin embargo, la tentación es dejada de lado, al temor sumiso y respetuoso ante el arzobispo capitalino, que es a pesar de sus años, el metropolitano de la Iglesia Chilena. Otra característica que interesa resaltar es la conciencia que revela ante la soledad y encapsulamiento que re— presentan las dignidades con poder. El no perder de vista las dificultades de comunicación que se producen al interior de instituciones con jerarquías tradicionales y marcadas, resulta notable y le permiten mantener un enlace con la realidad y una comunicación auténtica hacia subalternos y superiores.
Santiago, monseñor Rafael Valentín Valdivieso, ante quien -70-
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3. PROBLEMA DE CEMENTERIOS Sin duda, el conflicto más relevante que debe enfrentar el obispo de Concepción está representado por la defensa del derecho eclesiástico a ejercer jurisdicción respecto a los cementerios que han sido bendecidos, para dar sepultura a los fieles católicos. La inhumación del coronel Manuel Zañartu en el cementerio de Concepción dio origen a una polémica que sacudió la opinión pública, provocó el enfrentamiento doctrinario liberal-católico, inició la secularización de
los cementerios y proyectó de acuerdo a la historiografía tradicional una imagen de intolerancia católica que se personalizó en la persona del Obispo Salas. Los contenidos de las cartas analizadas nos permiten distinguir la siguiente línea argumental respecto del problema mencionado, el obispo no niega a los no católicos el derecho a sepultura, por cuanto entiende que aquellos tienen la libertad de erigir cementerios par— ticulares. Su oposición es a la utilización de cementerios que han sido bendecidos en el rito católico y que tradicionalmente, amparados en la unión existente entre Estado e Iglesia en Chile, se encuentran bajo la jurisdicción eclesial. Lo ocurrido con la inhumación del coronel Zañartu,
persona que de manera voluntaria había perdido la comunión con la Iglesia, y por años había rechazado cumplir sus mandamientos y reincorporarse a su seno, no era sino una excusa utilizada inmoralmente por los políticos liberales, parapetados tras los argumentos de igualdad de derechos y crueldad de la Iglesia en el
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tratamiento al difunto. A juicio del obispo de Concepción se actúa con hipocresía y se comete un abuso de autoridad al acusarlo de despiadado y fanático, su argumento plantea que el tratamiento dispensado por el gobierno a los camposantos católicos es injusto y arbitrario, al profanarse sitios benditos que son lugares de recogimiento y comunión de la fe católica, por la sola voluntad de autoridades :ulministrativas. La situación creada merece, según monseñor Salas,
reflexionar y actuar por la vía de la protesta colectiva de los obispos. Considera por otro lado, que nada gana el Presidente Errázuriz en el terreno político apoyando estas acciones, pues se enajena la voluntad de la población católica. Por último las cartas reflejan el pesar y la indignación que le produce el incidente originado con los cementerios, que visualiza como el inicio de un proceso que arrebatará los camposantos de la jurisdicción eclesial, dañando un fundamento importante de la doctrina católica, repre— sentado por el descanso de los fieles en tierra bendita a la espera del fin de los tiempos cuando la venida de Dios los vuelva a la vida eterna. El sentimiento de hostigamiento por parte del gobierno, lo percibe claramente ante el carácter inflexible de las medidas adoptadas que han rechazado, incluso, la posibilidad de abrir en los cementerios parroquiales otra puerta por donde puedan ingresar los impenitentes. El argumento utilizado por la autoridad hace referencia al valor de la igualdad y no segregación, sin embargo, el recurso le parece ilegítimo por cuanto el mismo gobierno tolera la -73-
presencia de más de una puerta en el cementerio de Santiago, separando los difuntos según su condición económica y social. En definitiva el episodio de los cementerios nos grafica el distanciamiento progresivo entre el Estado y la Iglesia, que orientados por dos concepciones antagónicas se encaminan a un enfrentamiento que cambiará la fisonomía política del país e incidirá de manera relevante en la cultura y valores que se desarrollan en el presente siglo.
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CONCLUSIÓN lis innegable que el marco histórico en el que encontramos actuando a monseñor Salas es decisivo en la evolución de la sociedad chilena. Toma cuerpo una corriente proveniente de Europa que desarrolla una línea de pensamiento donde se privilegia el individualismo y el racionalismo como pilares de un proyecto de sociedad nueva, sin interferencias de una religión que anclada en tradiciones y dogmas ha impedido el despegue de la civilización, alienando la capacidad del hombre para proyectar y concretar un futuro más pleno. En aras de la felicidad social y personal se inicia el despliegue de la racionalidad que enuncia la “muerte de Dios” y la plena majestad de la ciencia y la autonomía humana por sobre la superstición y el dogma. En Chile la tradicional unión colonial entre trono y altar, posteriormente proyectada a la República, se percibe como un obstáculo político que debe superarse para liberar las conciencias y permitir el desarrollo de las potencia— lidades inmanentes a las personas, según el ideario laicista. Es en este ambiente de crisis que se respira desde fines de los años cincuenta donde se inicia el cuestionamiento tanto a la influencia social de la Iglesia, como al contenido de su doctrina, cuando salta a la polémica el obispo de Concepción que se transforma con su accionar en el personero eclesial involucrado de manera más directa en la defensa de los valores tradicionales de la catolicidad.
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¿Se puede con la perspectiva que nos da el tiempo, precisar en su real dimensión el quiebre espiritual que afecta a nuestra sociedad desde el período que vivió monseñor Salas? Pienso que la respuesta a la interrogante es posible, teniendo el cuidado de efectuar una contextualización amplia a fin de incluir todas las variables doctrinarias y experiencias fácticas que se han sucedido desde el siglo XIX hasta las épocas más recientes. En primer lugar, resulta evidente que el siglo anterior representa en la civilización occidental el término de un largo ciclo, donde la Iglesia Católica y sus valores habían establecido una omnipresencia en todas las actividades del quehacer social, entregando de manera especial, el marco valórico a las conductas de los hombres. Esa preeminencia, en medida fundamental, se basaba en la fe, en la internalización de la creencia en un ser
superior, que representaba el horizonte de creación y destino de la vida humana y que a través de normas precisas y definidas establecía lo bueno y lo malo, lo posible y lo prohibido en el devenir del hombre, deter— minando su conciencia individual. El avance del conocimiento y del método científico que se realiza de manera paulatina en los ochocientos y que llega al vértigo en el presente siglo, van a provocar un cuestionamiento radical a la fe, situación que genera una suerte de identidad entre superstición, ignorancia y creencia religiosa, lo que sin duda, junto con representar un ataque al rol de la Iglesia, la coloca en una postura defensiva frente al medio social, generando vacilaciones en su interior que se expresan en la polémica por la -76-
nutrido de reconocer la infabilidad doctrinaria del Papa, durante el desarrollo del Concilio Vaticano I. |." nmterialización del pensamiento ilustrado se lleva tu cabo en una segunda etapa a través de la búsqueda de espacios de libertad en el ámbito político que exhibe en el liberalismo y su mejor expresión -el parlamentarismo— el modelo ideal que permite la real manifestación de la soberanía popular. Previo a la lucha por la libertad política se desarrolla la carnpaña por alcanzar la libertad de conciencia que se convierte en la principal batalla librada contra la hege— monía católica y que busca en definitiva, eliminar de la mentalidad social la creencia del bien y el mal absolutos, donde el valor positivo se representa de manera clásica en Dios y la institución eclesial. La búsqueda racional de la libertad, desvinculándola de una trascendencia dependiente que posee una repre— sentación social orgánica -la Iglesia—, se representa como una condición indispensable e ineludible para alcanzar un estado de plenitud que impulse al ser en una senda de progreso indefinido. Uno de los soportes sobre el cual se afirma en el siglo pasado la superioridad prepotente de la razón es la ciencia y sus adelantos, que permiten escudriñar y explicar o refutar certidumbres que anteriormente eran sostenidas por la fe. Quizás si un comentario que refleja de manera más evidente la seguridad científica es el que expresa don Diego Barros Arana, figura cumbre de la intelec— tualidad chilena decimonónica, quien luego de un viaje a Europa, describe con complaciente alegría el resultado negativo que se había obtenido en un experimento .77-
efectuado a una hostia, para verificar la existencia del proceso de transubstanciación, el cual según el dogma religioso implicaba la presencia en ella del cuerpo y la sangre del hijo de Dios. Se puede deducir de lo anterior no sólo la afirmación de una racionalidad liberal, sino también el cuestiona-
miento profundo a las bases de un modelo de existencia donde la explicación teológica había representado el fundamento de la vida en sociedad y más aún, la promesa de una vida eterna, para quienes cumplieran con los deberes inherentes a la religión. Quizás si la duda que presionaba a los intelectuales laicos exacerbando la experimentación científica se refería justamente a la incertidumbre que en mayor o menor grado representaba el más allá y la posibilidad, sustentada en la mentalidad tradicional, de un juicio divino que asignara la recompensa o castigo según la fidelidad mostrada en vida a los preceptos revelados. En medida importante también colabora en la formación del ambiente contrario a la Iglesia la metodología de catequesis seguida en el país, que no convence y menos entusiasma a las generaciones jóvenes de la mitad de los ochocientos, mucho más cercanas a las visiones racio—
nalistas provenientes de Europa. Contenidos repetitivos, ambientes pesados y lóbregos y la falta de vocaciones sacerdotales que se traduce en un escaso número de eclesiásticos tanto seculares como regulares para ejercer la misión evangelizadora ayudan a generar la crisis. Incluso y lo que es peor e influye directamente en el medio social chileno, es la compro— bación de falta de competencia y de idoneidad moral -7g-
rmmtrada por algunos religiosos, provocando un descrédito que sirve eficazmente a la publicidad contraria a la Iglesia. Las debilidades existentes al interior de la institución se potencian con las ideas de liberación en boga en la élite intelectual chilena que inicia el utópico camino para lograr la felicidad plena fuera de cualquier límite 0 vínculo proveniente de la doctrina católica que es sinónimo de opresión u oscurantismo. lis en este ambiente, cargado de sentimientos hostiles que buscan desplazar a la Iglesia de una función pública tradicional, donde se sitúa el accionar de monseñor Salas,
quien ayudado por su fuerte carácter y profunda con— vieción en los valores católicos no vacilará en involucrarse de manera decidida en la polémica que enfrenta a las tendencias laicas y ultramontanas. El episodio de la sepultación del coronel Zañartu se debe entender en este contexto histórico amplio, donde el concepto de pecado se contrapone con el principio de tolerancia cimentado en la relativización de valores y en el respeto de la subjetividad individual, que es la negación de una verdad absoluta y la dogmatización del derecho humano a elegir de acuerdo a su particular racionalidad. La voz del Obispo de Concepción se hace oír enfrentado a una ofensiva ambiental que acobarda y neutraliza otras opiniones y su testimonio, contiene elementos de coraje y de afirmación doctrinaria que no pueden ocultarse con el paso del tiempo. Salas está consciente de su orfandad, que se complica aún más por deserciones importantes en momentos que la unidad de la catolicidad es indispensable para hacer frente a la presión proveniente de los sectores liberales. Su queja -79-
apunta fundamentalmente hacia los llamados “sectores ilustrados capitalinos” quienes no muestran la firmeza doctrinaria ni la solidaridad que los católicos de Con— cepción requieren en esa hora de prueba. No obstante lo anterior, el testimonio doctrinal entre-
gado por el prelado penquista adquiere con la perspectiva que nos otorga el paso del tiempo un signo de firmeza y coherencia que se inscribe en la mejor tradición de la Iglesia. Su papel no es otro que defender la validez uni— versal y permanente de los preceptos que prohíben los actos intrínsecamente opuestos a los principios divinos. En el caso particular del entierro del coronel Zañartu y las objeciones presentadas por el obispo de Concepción, no cabe dudas que fue visto y juzgado como señal de una intransigencia intolerable, como el gesto fanático de un oscurantista, según los ojos de una sociedad influida crecientemente por el secularismo. De hecho, más de alguna crítica desliza el argumento de la falta de consecuencia de la institución eclesial y su pastor, por cuanto caía en contradicción un actuar insensible frente a un difunto con la prédica maternal y misericordiosa de su mensaje. Salas no mostraba comprensión ni compasión frente a una conflictiva situación que había afectado la vida moral del coronel Zañartu y se ensañaba con un cadáver. A la luz de algunos planteamientos emitidos por religiosos de la época —monseñor Errázuriz— incluso al interior de la Iglesia chilena hubo críticas al modo de proceder de monseñor Salas. Ello nos confirma cómo caló hondo la crítica laica y de qué manera la imagen de fanático y despiadado que se construyó sobre el obispo -30-
|wm|uluta lmluela ¡¡ sectores católicos a flaquear en la dví'mmu de valores de condición inmutable. Sin cmlmrgo. un análisis más acucioso del problema tum enfrenta a la disyuntiva de fondo que afectaba a ¡tucutm sociedad en la época mostrando las tendencias muomlca que SC concretan a futuro. En verdad, la t'o|ti|irenaion de la Iglesia ante las debilidades humanas no puede separarse nunca de su visión orientadora hacia ¡mu verdad absoluta que es Dios, tal misión es inexcusable v pennuuenle, constituye su centro el proclamar una norma
¡no…! de la que no es creadora sino servidora y que debe grua! en uuhilienipo y lugar,sin ocuharlas exigencias de uuliculidad y perfección que dicha norma moral entraña. lin el caso concreto del coronel Zañartu que vivía ul»¡elivauwute eu pecado mortal -adulterio y concubinatodurante largos anos, la iglesia de Concepción y monseñor Salas de manera personal habían dado muestras de verdadera comprensión, intentando de manera reiterada, terminara con una condición moral que estrangulaba su verdadera libertad, sin obtener, a pesar de su esfuerzo el
arrepentimiento solicitado. En otras palabras, hasta los últimos momentos de la vida del coronel Zañartu existió la mano caritativa tendida, mostrando misericordia con la
persona que había pecado, pero pidiendo de manera firme y coherente el reconocimiento y la superación de una condición de falta evidente. lixiste en el actuar del obispo, comprensión por la debilidad humana, pero también, la calificación de un
acto como malo de acuerdo con el principio eterno de la verdad. No hay acomodo en la actitud de Salas, no se compromete la denuncia del mal para amoldarla a las -81-
circunstancias, mentalidad o rango social del afectado. Se ha pedido el reconocimiento de la debilidad y el volverse a Dios pidiendo misericordia por las culpas, se ha entregado el camino de rectificación y resulta a todas luces impensable dejar que el que ha hecho de su debilidad el marco de su verdad, justificándose a sí mismo, reciba
el tratamiento reservado a los justos y humildes, quienes reconocen sus responsabilidades y debilidades orientando sus demandas y ruegos a quien puede redimirlo en la eternidad, los que se encuentran en comunión con Dios y tendrán la recompensa que su fe les ofrece. Pienso que en lo expresado está el meollo trascendental de la polémica, el laicismo de los ochocientos requiere la búsqueda racional y científica de la felicidad del hombre para romper con el marco moral católico existente por siglos y ello implica cuestionar la idea de bien o mal como principio entregado por un ser superior y que es inmutable e incuestionable por el género humano. El camino del hombre se orienta a la consecución del dominio absoluto a partir de su potencialidad y de acuerdo con las posibilidades inmanentes a una naturaleza diná— mica donde la razón y la libertad permitirán alcanzar un estado de felicidad y pureza absolutas. En verdad el siglo XX es el tiempo de la lucha por las conciencias y el resultado en Chile implica el triunfo en las élites sociales, de la tendencia liberal que a partir de su control sobre la máquina del Estado intentará expandir estas ideas hacia los demás grupos sociales procurando relativizar el concepto de bien y mal proveniente de la tradición católica, que impedía alcanzar estadios supe— riores de convivencia humana. -32_
l)vmlc la polémica Zañartu ha transcurrido más de un ¡tulo y al interior de nuestra sociedad se ha logrado un mmlo l|iiportantc de relativismo moral, que desplaza los valonw absolutos. cimientos de una cosmovisión católica limllclolinl en la eivilización occidental. El concepto de lolmnncia ha debilitado estos conceptos milenarios, clelnmlo hut'ºrl'ano de un marco referencial válido a una aovlmlml cada vez más epicureista y hedonista que vontinua prol'nmlizamlo el valor de la libertad hasta límites (Irmem'inles. ('alw preguntarse si la felicidad ha sido alcanzada por el ramino de la desvinculación de la verdad y la fe luego (|(' la trayectoria recorrida en la última centuria. El liberalismo económico y político profundiza a través del socialismo marxista el logro de la igualdad y genera St)t'ltf(liltlt$ desaeralizadas, en donde se reprimió de forma sistemática la existencia de actividades religiosas, bus— e:nulo en un modelo de Estado totalitario y ateo la solución a las problemáticas que afectan la vida social. lin el ámbito capitalista la búsqueda de mayores grados de libertad ha tenido en la contemporaneidad a la mujer como el centro de dichas demandas, generando un movimiento radical que tras el objetivo de lograr la igualdad con el hombre, busca reemplazar el rol fundamental de madre en la célula base de la sociedad como es la familia, generando un importante grado de inestabilidad en el conjunto de la civilización occidental. No es menos relevante en este moderno camino de liberación del capitalismo liberal el desarrollo de un acelerado consumismo, generando espejismos de bienestar material a través de la oferta y demanda de un mercado .33-
conectado a un aparato prepotente de ciencia y tecnología que ofrece de manera vertiginosa productos destinados a mejorar la calidad de vida cotidiana, lo que para algunos resulta sinónimo de felicidad y plenitud. De lo expresado vemos cómo a partir de la liberación de la conciencia, se produce un movimiento social abarcador de las diferentes actividades que el ser humano desarrolla en sociedad y que en el siglo XX despliega todas sus potencialidades para afirmar que la muerte de Dios enunciada en el siglo pasado significa liberar al hombre y catapultarlo hacia niveles de vida superior que le permitirán a través, fundamentalmente, de la ciencia y de los cambios estructurales, dominar la naturaleza y alcanzar en esta vida el paraíso que la religión ofrece en el más allá. Sin embargo, el resultado que se ha logrado no se condice con las esperanzas que la secularización había puesto en la ruptura del lazo verdad—fe. Las proféticas advertencias de monseñor Salas, en el sentido que cualquier intento de concebir la libertad humana, como una simple capacidad de optar, al margen de todo precepto moral para edificar una sociedad mejor serían estériles, adquieren plena vigencia y lo ubican entre aquellas personalidades que por su coraje, coherencia y convicción sirven como hitos señeros en la infinita tarea de avanzar con verdad en la construcción de una mejor convivencia humana, consciente de las limitaciones y fragilidades de nuestra naturaleza. La actitud del obispo de llamar bien al bien y mal al mal, sin duda puede ser considerada en una sociedad auto complaciente y relativizadora como una posición extrema -34-
(* Intolcrnnte. sin embargo, la opción de no transar su vvtdud. dejando patente su rechazo a los errores morales de ¡on que es testigo, muestran un camino que es el más directo y micenado para enfrentar el debilitamiento de los principios. flaqueza que es uno de los rasgos más notables de ¡mentrn época. Se puede estar o no de acuerdo con la posición asumida |)… el obispo Salas, se puede discrepar de la manera en que expresó su pensamiento o de la forma en que actuó, sin unlmrgo, no puede dejarse de reconocer que su acción gnu-m un ejemplo, una señal relevante, afirmando y sosteniendo un ideal en una época que privilegió un nulividnnlismo egoísta y materialista. Su gestión personal nos ¡eveln la importancia del coraje y de la consecuencia doctrinal en defensa de principios superiores que no pueden ser abandonados sin que el edificio social corra p.mves riesgos. lista ensenanza además se cimenta en una mística y alinnacidn personal que sirven como eficaz antídoto para ml'rent:u los desafíos valóricos presentes, ocultos en una cultura de masas () en estrategias sociopolíticas de inno— vaciones estructurales.
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Javier González Echenique Cartas del Obispo José Hipólito Salas a Don Joaquín Larraín Gandarillas. Rev. Historia U.C. Nº 2 1962-1963.
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Adolfo Etchegaray Cruz (SS.CC.) Mons. José Hipólito Salas en el Concilio Vaticano I. Rev. Historia U.C. Nº 2 1962-1963. Mario Góngora La cremación funeraria en Chile 1965—1981. Un estudio de psicología colectiva y de historia de un símbolo. Rev. Historia U. Católica Nº 17, pág. 201—236. -86-
6.
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10. Sergio Vergara Q. Iglesia y Estado en Chile, 1750—1850 Rev. Historia U. Católica Nº 20, 1985.
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