MODELOS DE DESARROLLO APLICADOS AL PERÚ I.
INTRODUCCIÓN
El modelo de desarrollo económico que ha caracterizado a América Latina durante el pasado siglo presenta una evolución a lo largo del tiempo con varias etapas cuyas características han sido el reflejo de ideologías diferentes siempre sujetas al devenir de la coyuntura internacional. Se expondrán las principales características de los tres modelos establecidos a lo largo de su historia, a saber: el primario-exportador (MPE), el de sustitución de importaciones (MSI) y el “modelo neoliberal” (MN), ello nos servirá para reflexionar, con los elementos que nos proporciona la teoría del desarrollo, sobre los rasgos principales de cada modelo, históricamente determinado. En el Perú a partir de 1980 se ha establecido diferentes modelos de desarrollo y estos han tenido un importante impacto en la evolución de nuestro país, evolución que sin lugar a duda está fuertemente ligada a los mecanismos de las políticas económicas internacionales que plantean diferentes alternativas frente de a las crisis económicas y lecciones para el desarrollo tanto de nuestro país como de las regiones latinoamericanas, puesto que la necesidad de integrarse en la economía internacional que siempre han manifestado los países en vías de desarrollo, es una constante que se repite durante todo el siglo, observándose una apuesta decidida por mejorar estos factores limitativos del desarrollo de las sociedades latinoamericanas desde finales de la pasada centuria.
II.
MODELOS DE DESARROLLO ECONÓMICO EN AMÉRCIA LATINA.
Un “modelo de desarrollo” o “patrón de acumulación” es una modalidad del proceso de reproducción del capital, históricamente determinado. En los países de la periferia capitalista, como es el caso de los latinoamericanos, los modelos de desarrollo están definidos por dos elementos básicos que definen el subdesarrollo: la “heterogeneidad estructural”, es decir, la articulación compleja de formas de producción “avanzadas” o “modernas”, con formas de producción “atrasadas”; y las relaciones de de dominación-dependencia que fundamentan su vinculación con los centros de la economía mundial. Cada “modelo de desarrollo” involucra una inserción específica de cada país en la división internacional del trabajo (DIT), lo que determina la configuración de su sistema productivo; define, asimismo, las modalidades específicas de su estructura social y del “bloque en el poder” (alianza de clases y segmentos de clases) que domina y ejerce el poder político. La primera etapa de la síntesis histórica posee una base económica ligada a las producciones agrícolas destinadas a la exportación y vendría heredada por las recién constituidas naciones latinoamericanas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En la segunda etapa el agotamiento del modelo exportador llevará a las naciones latinoamericanas a apostar por un modelo de desarrollo auto centrado como contrapartida al anterior modelo colonial-dependiente. A partir de los años 30 se asignará un papel clave a la vertiente interna de la demanda agregada como motor del crecimiento económico regional, optándose por incentivar la industrialización a través de la sustitución de las importaciones (ISI). Los primeros años de esta estrategia cosecharán un crecimiento económico significativo junto a cambios apreciables en la estructura económica latinoamericana aunque las características inherentes a este modelo de industrialización no permitirán el despliegue del
conjunto de potencialidades asociadas a la misma, revelándose la estrechez del mercado, además de las ineficiencias derivadas en la asignación interna de los recursos en un contexto protegido, como los principales factores limitativos de esta experiencia. En el último tercio del siglo XX un shock energético golpeará duramente a los países desarrollados lo que llevará a un nuevo cambio en las condiciones económicas internacionales, manifestándose así el agotamiento del modelo ISI. La década de los 80 será una década de marcada crisis en el subcontinente latinoamericano, una era de convulsiones económicas, sociales y de pérdida de las libertades políticas por parte de la mayoría de estas naciones. No obstante, será también una época donde se van a sentar las bases del nuevo resurgir económico latinoamericano de la década de los 90, que estará basado en un modelo de inserción en la economía mundial caracterizado por la estabilización y el saneamiento económicos, lo que dará lugar a la instauración del denominado modelo de regionalismo abierto latinoamericano ante unas sociedades que irán, progresivamente, retornando hacia regímenes de democracia parlamentaria en lo que venimos a denominar como la tercera etapa del desarrollo económico latinoamericano.
A. MODELO AGRARIO EXPORTADOR El “modelo primario-exportador” en América Latina se refiero al amplio periodo históric o que comienza con los movimientos de independencia política a comienzos del siglo XIX y que culmina en el periodo de Entreguerras, cuando se colapsa el orden liberal encabezado por Gran Bretaña desde la Revolución Industrial. Las naciones latinoamericanas comienzan el siglo XX con una base económica heredada de su pasado colonial, en esa etapa, los ejes del proceso de acumulación de capital fueron el sector agropecuario y la producción minera. En estos primeros años el sector industrial era prácticamente inexistente estando representado tan sólo por pequeños talleres artesanales dedicados a la producción de herramientas y utensilios de uso agrícola. Tras su independencia, las naciones latinoamericanas heredarán una economía cuya principal fuente de riqueza será la agricultura de exportación: los países latinoamericanos se especializaron en la producción y exportación de productos primarios. El motor de la economía era el mercado externo; en el plano interno, se configuró un sistema productivo “dual”: un sector “moderno” integrado por el sector exportador desarticulado del resto de la economía; y un sector “atrasado” o de “subsistencia” orientado a abastecer los mercados locales y sus necesidades de autoconsumo. Las potencias coloniales prohibieron desarrollar en las colonias actividades manufactureras que pudieran competir con la metrópoli. El grueso del comercio exterior latinoamericano en esa época, en pleno dominio del mercantilismo, consistió en la exportación de metales preciosos (oro y plata) y de algunos productos de consumo, como el azúcar y el tabaco. La economía de plantación, con mano de obra esclava de origen africano, tuvo un gran desarrollo en Brasil y en las Antillas. Las importaciones de América Latina consistían básicamente en productos manufacturados para consumo de las élites internas. Sin embargo con la transformación de las colonias americanas en Estados nacionales independientes, las aspiraciones industrializadoras y de diversificación productiva, rápidamente fueron abandonadas ante la fuerza del movimiento liberal, para el cual la libertad
económica y la libertad política eran elementos indisolubles, por lo que los grupos y clases dominantes se adhirieron a un ciego liberalismo comercial. La División Internacional del Trabajo (DIT), sufrió cambios considerables tanto en su orientación geográfica como en la composición de sus productos. Ahora, los nuevos centros receptores de las exportaciones primarias fueron Gran Bretaña y crecientemente Estados Unidos, en vez de las viejas potencias coloniales. La exportación de plata si bien siguió siendo importante en países como México hasta bien avanzado el siglo XIX, productos agropecuarios como trigo, maíz, café, carne, cueros, lana y algodón, así como minerales de uso industrial como cobre, estaño y, posteriormente petróleo, tomaron el lugar de los metales preciosos, cuyas ventas tendieron a disminuirse. Más adelante, al finalizar el siglo XIX, con el tránsito al imperialismo, la declinación de la hegemonía británica y el ascenso de potencias emergentes, la exportación de capital tomó la forma de inversión extranjera directa (IED), con el objetivo principal de controlar las fuentes de materias primas. La IED se colocó preferentemente en la actividad minera, en los circuitos financieros y en servicios conexos. América Latina padeció de un “déficit democrático”, lo que acentuó la concentración del ingreso. Aunque formalmente desde la Independencia se instauraron regímenes republicanos que reconocían la democracia representativa, ésta era más decorativa que real. Cada vez que las oligarquías veían sus intereses amenazados, recurrían a las asonadas militares o a las intervenciones extranjeras. El “déficit democrático” se traducía en políticas públicas que menospreciaban la educación o la salud pública, lo que tendía a perpetuar las desigualdades. Hoy, hasta organismos como el Banco Mundial reconocen que la perpetuación de las elites explica la enorme desigualdad económica de América Latina El Modelo Agrario Exportador se desarrolló en forma desigual en el subcontinente latinoamericano. Los países del Cono Sur (Argentina, Uruguay y Chile) se insertaron más tempranamente, desde el triunfo de la causa independentista, a las necesidades del capitalismo inglés. El tipo de productos en los que se especializaron (cueros, cereales, carnes) que tenían amplia demanda en los centros, imprimió un fuerte dinamismo a su sector exportador, lo que repercutió en su desarrollo general. La oligarquía de la Colonia no fue desplazada con la Revolución de Independencia, sino que se adaptó a las necesidades del capitalismo industrial en ascenso en Europa. -
CRISIS DEL MODELO AGRARIO EXPORTADOR
El MPE, como mecanismo auspiciador del desarrollo, tenía los días contados, aún en los países del Cono Sur donde alcanzó su clímax. Una de sus debilidades era la alta concentración de las exportaciones en unos cuantos productos, aun en las naciones donde se logra mayor diversificación productiva. En 1913, en la mayoría de los países de la región un solo bien representaba más del 50% de las exportaciones totales; sólo en dos países (Argentina y Perú) el producto principal participaba con el 25% del total de las ventas externas. Se abandonó la idea de que el subdesarrollo era una etapa necesaria anterior al desarrollo, y de que bastaba con detonar un proceso de acumulación en el sector moderno para que el atraso pudiera ser superado. Con la crisis de los años treinta en América Latina, la cual no sólo obedecía a factores monetarios o financieros, sino que respondía al agotamiento de un modelo de acumulación
basado en la agro-exportación, los países latinoamericanos, como el resto de los países en desarrollo (PED) deben hacer frente, asimismo, a una serie de problemas asociados a sus principales partidas exportadoras como son la inestabilidad de la demanda, su débil posición negociadora en los mercados internacionales fruto de su relativamente pequeña participación en la oferta mundial, el deterioro relativo de los precios de las materias primas frente al alza de los precios de los productos manufacturados y la creciente protección de los mercados de los países desarrollados.
B. MODELO DE SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES (MSI) El MSI será la estrategia económica dominante en los países latinoamericanos entre los años 30 y los años 70. No obstante, la aplicación de esta política industrializadora no logrará cosechar todos los éxitos esperados a priori, presentando una serie de luces y sombras. La industrialización interna de los países se convierte en la nueva quimera. Una industrialización que fuese capaz de proveer aquellos productos que antes había que importar, que sustituyese las antiguas importaciones por producción generada internamente. Una estrategia de crecimiento que incentiva la creación de una industria nacional orientada a los mercados internos, y cuya sustentabilidad estaba dada por políticas de protección a la industria doméstica. El Estado tenía un rol central en la economía. Pero tanto o más que en la economía, lo tuvo en el desarrollo social. Una particular alianza social, al menos en aquellos países de urbanización temprana, se articuló para llevar adelante este modelo: una aristocracia remozada, una burguesía emergente, y una clase media en expansión y en ascenso. Esta alianza social con expresión política corresponde a lo que en la literatura latinoamericana se ha conocido como el Estado de Compromiso. Ello significó una clara orientación de desarrollo social. Fueron los tiempos de la expansión de la cobertura de la educación primaria, de los programas amplios de atención primaria de salud, de una legislación laboral que privilegiaba la seguridad y estabilidad en el empleo, de un sistema de seguridad social que se abría a todo tipo de prestaciones, de programas de acceso a vivienda propia por la vía del subsidio a la tasa de interés. Y así por delante. En otras palabras, este modelo de desarrollo generó una " red de protección social”. Las grandes amenazas, riesgos e incertidumbres del ciclo vital de las personas, particularmente de las clases medias, estaban resueltos: el empleo, el salario, la educación de los hijos, la salud, la vejez, la vivienda, la integración social. Bien o mal, el sistema funcionaba. Y el avance democrático significaba que cada día se incorporaba más gente a este sistema. El crecimiento de la economía daba sustento a este desarrollo social. -
CRISIS DEL MODELO DE SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES:
Ya hacia comienzos de los 70', el modelo empezó a dar señales de crisis. Los últimos años de la década del 60 mostraban que la economía de nuestros países sufría de crecientes insuficiencias en sus posibilidades de crecimiento. Las economías no crecían, o al menos, no crecían a la tasa mínima necesaria. Era imposible, por tanto, seguir financiando una política social que ya se mostraba deficitaria desde hacía un tiempo. El gasto social se expandía y sus posibilidades de financiamiento se restringían. La incorporación de nuevos segmentos a la vida de las naciones, particularmente campesinos y los grandes sectores populares urbanos, hacían
que esta alianza fuese cada vez más débil políticamente, y que ideas de izquierda asociadas a los nuevos sectores se perfilaran como amenaza al poder político.
C. MODELO NEOLIBERAL La crisis de la deuda externa de 1982 señaló el fin del MSI y el tránsito al MN. Pero cómo todos los quiebres históricos, el MN tiene antecedentes que lo anuncian. Desde 1983 América Latina incursionó a un nuevo modelo de desarrollo de economía abierta y desregulada, basado en la exportación como eje del proceso de acumulación de capital. El ajuste ortodoxo de los años ochenta, efectuado en el marco de un esquema de renegociación de la deuda externa insostenible, provocó el estancamiento de la mayoría de los países y la pobreza creciente de sus poblaciones en lo que se denominó la “década perdida del desarrollo”. La crisis de la deuda externa en América Latina fue aprovechada por los o rganismos financieros internacionales, por el gobierno de Estados Unidos y por los dirigentes de las Grandes Empresas Trasnacionales (GET), para imponer las políticas económicas neoliberales a los países de la región que pedían ayuda financiera. Estas medidas tenían como propósito impulsar el crecimiento hacia afuera, acorde a los intereses de las GET de base nacional y extranjera, que a través de la Inversión Extranjera Directa (IED) y del fomento del sector exportador relacionado con las maquiladoras, la industria automotriz, la agroindustria, las telecomunicaciones, el sector energético (petróleo, gas y electricidad), el agua y el sistema financiero, entre los más importantes, implicó la apropiación de los sectores estratégicos de las naciones y la pérdida de soberanía. En la hora presente, el crecimiento alto y duradero en el marco del neoliberalismo es una mera ilusión: el sistema productivo es más extravertido y desarticulado que el que existía durante el MSI y, fuera de una minúscula minoría que se ha enriquecido escandalosamente, la mayoría de la población experimenta un deterioro persistente de sus condiciones de vida y de trabajo. Es urgente para América Latina construir y aplicar una estrategia alternativa de desarrollo. No basta con resistir ante la globalización neoliberal, ni conformarse con las demandas espontáneas que levanta el movimiento alter mundialista. Se requiere de una estrategia alternativa de desarrollo orientada a recuperar el crecimiento, elevar los niveles de empleo, satisfacer las necesidades básicas de la población y eliminar la pobreza extrema y el hambre.
III.
MODELOS DE DESARROLLO ECONÓMICO EN PERÚ.
La revisión de los distintos modelos aplicados en nuestra economía, muestra que todos ellos, a pesar de su discrepancia, buscan elevar el bienestar de la sociedad. En el siguiente cuadro observaremos de manera general los diferentes modelos de desarrollo económico que se han aplicado en nuestro país a lo largo de su historia económica. Esta diversidad de arreglos políticos y económicos ha tenido diferentes impactos en la evolución social del país. También debe tenerse presente que la situación internacional ha jugado un papel sea para bien o para mal. Los choques exógenos negativos materializados en la crisis de la deuda y el fenómenos del niño (década de los 80’s) y las crisis externas de los 90’s, se han intercalado con choques positivos, manifestados en periodos de abundancia de capital. Finalmente la ideología predominante ha influido en la modalidad de desarrollo seguida.
Hasta la década de los 80’s predominó la visión del Estado desarrollista y la estrategia de la industrialización por sustitución de importaciones, luego entorno del consenso de Washington, ocurrió un viraje hacia el liberalismo y las reformas estructurales a favor del libre mercado.
Periodo 1963-1968: Fernando Belaúnde Terry
Después de una serie de problemas políticos, que se iniciaron con la anulación del proceso electoral del año 1962 y el derrocamiento del Presidente Prado, sube al poder Fernando Belaúnde. Durante este período la economía peruana tuvo un crecimiento moderado. Los sectores más expansivos fueron: la pesca, la manufactura y minería. La industria que se instaló por esos años producía en su mayor parte bienes de consumo final y muy pocos bienes intermedios. Es decir, el modelo de desarrollo se orientó hacia la industrialización mediante la sustitución de importaciones y la producción de bienes de consumo. Asimismo, la producción agropecuaria se estancaba cada vez más, lo que obligó a importar productos agrícolas. Surgieron problemas en el sector petróleo y minería ocasionados por la evasión de impuestos por parte de Souther (Toquepala), lo que impidió la puesta en marcha de proyectos. De esta manera, los dos sectores proveedores de dólares se estancaron. El desarrollo industrial de esta época, dentro de un modelo hacia dentro, creó una apremiante necesidad de di visas.
Periodo 1968-1975: Juan Velasco Alvarado
En este período se da impulso a las políticas económicas de industrialización, por medio de la sustitución de importaciones. Los términos de intercambio mejoran sustancialmente y la captura de la anchoveta superó todos los límites al llegar a 12 millones de toneladas métricas. La producción minera y agropecuaria tuvo tasas de crecimiento positivas. Hubo importación de maquinarias bajo el régimen de liberación (bajo arancel). En resumen, este periodo político siguió un modelo de desarrollo hacia adentro, donde se enfatiza la sustitución de importaciones.
Periodo 1975-1980: Francisco Morales Bermúdez
El sector exportaciones tuvo un crecimiento significativo, por las leyes que exoneraban o reducían los impuestos a las exportaciones mineras. En este período se refleja más un modelo de desarrollo hacia afuera, debido a que se apoyó a las exportaciones tradicionales de materias primas.
Periodo 1981-1985: Fernando Belaúnde Terry
A diferencia de su anterior gobierno, en el cual se aplicó un modelo de desarrollo hacia adentro, en esta segunda oportunidad lleva a cabo una clara política de apertura del país hacia afuera. Se disminuyen los aranceles. Esta fue la primera medida de apertura de los mercados de bienes al exterior. El instrumento de política más utilizado en este período fue la devaluación del tipo de cambio, para de este modo incrementar las exportaciones, que nos darían divisas para comprar bienes importados.
Periodo 1985-1990: Alan García Pérez
Durante este gobierno se dio un modelo de desarrollo hacia adentro. Los primeros tres años se apoyó la industria nacional. Con las siguientes medidas: -Aranceles nulos para la importación de máquinas agrícolas. -Aranceles altos para bienes de lujo. Su política fracasó cuando intentó nacionalizar la banca.
Periodo 1990-2000: Alberto Fujimori Fujimori
Durante esta etapa se buscó estabilizar la economía (disminuir la inflación), realizar cambios estructurales que presentan mayor dinamismo y efectividad al sistema económico. Se realizan negociaciones para la reinserción en el sistema financiero i nternacional. Se abre la economía al capital extranjero, disminuyendo las tasas arancelarias. Se inicia las privatizaciones. Se plantea el desarrollo a través de las reglas del mercado, de acuerdo al modelo neoliberal.
Periodo 2001-2006: Alejandro Toledo Manrique
Después de un breve período de gestión de Valentín Paniagüa Corazao (22.11.00 – 28.7.01) se hizo cargo de la Presidencia, el economista Alejandro Toledo. Su gestión estuvo centrada en fomentar el crecimiento económico (llegó con 6%) basado en las exportaciones. Se basó en el empuje del sector privado y el muy favorable entorno internacional. Aumentó el IGV (cuando había prometido su reducción) y creó el Impuesto a las Transacciones Financieras. Propulsó un acuerdo de Libre Comercio con Estados Unidos, precedido de la ampliación del ATPDEA. No tuvo éxito en la lucha contra la pobreza, ni en frenar la voracidad de sus amigos y parientes que se involucraron indebidamente en la g estión pública.