De la amistad como modo de vida
Michel Foucault Usted es quintuagenario. quintuagenario. Es lector del diario, éste existe hace diez años. ¿Para usted el conjunto de sus discursos es una cosa positiva? Que el diario exista, es algo positivo e importante. A vuestro diario, lo que le podría pedir, es que al leerlo, yo no tenga que hacerme la pregunta de mi edad. Pues la lectura me fuerza a hacérmela. Y no he estado muy contento de la manera por la cual he sido inducido a hacerla. Simplemente no tenía ahí lugar. Quizá es ese el problema del grupo de edad de aquellos que allí colaboran y de aquellos que lo leen: una mayoría entre 25 y 35 años. Por supuesto. Además, es escrito por gente joven, y concierne a gente joven. Pero el problema no es hacer lugar a un grupo de edad al lado de otro, sino de saber lo que se puede hacer en relación a la cuasi identificación de la homosexualidad y del amor entre jóvenes. Otra cosa de la cual es necesario resistirse, es a la tendencia de llevar la pregunta de la homosexualidad homosexualidad al problema del “quién soy yo?” “cuál es el secreto de mi deseo?”. Quizá valdría más preguntarse “qué relacion relaciones es pueden pueden ser, a través través de la homosex homosexuali ualidad, dad, establec establecidas, idas, inventad inventadas, as, multiplic multiplicadas adas,, moduladas?”. El problema no es en sí descubrir la verdad de su sexo, sino más bien, usar, de ahora en más, su sexualidad para llegar a multiplicidad multiplicidad de relaciones. Y está, sin duda, allí la verdadera razón por la cual cual la homose homosexua xualid lidad ad no es una forma forma de deseo deseo,, sino, sino, algo algo desea deseable ble.. Tenem Tenemos, os, pues, pues, que que encarnizarnos en devenir homosexuales y no encarnizarnos en reconocer que lo somos. Es hacia lo que van los desarrollos del problema de la homosexualidad; homosexualidad; es el problema de la amistad. ¿Lo pensaba a los 20 años o lo ha descubierto al filo de los años? Tan lejos como yo me acuerdo, tener ganas de jóvenes, era tener ganas de relaciones con jóvenes. Eso ha sido para mí siempre algo importante. No forzosamente bajo la forma de pareja, sino como una cuestión cuestión de existenc existencia: ia: -cómo -cómo es posible posible para los hombres hombres estar juntos? juntos? Vivir juntos, juntos, compartir compartir su tiempo, sus comidas, su habitación, su ocio, sus tristezas, su saber, sus confidencias? Qué es eso, estar entre entre hombre hombres, s, “al “al desnud desnudo”, o”, fuera fuera de relaci relacion ones es instit instituci ucion onale ales, s, de famil familia, ia, de profes profesió ión, n, de camaradería obligada? Es un deseo, una inquietud, un deseo-inquietud que existe en mucha gente. Se puede decir que la relación al deseo y al placer, y a la relación que se puede tener, depende de la edad? Sí, muy profundamente. Entre un hombre y una mujer más joven, la institución facilita las diferencias de edad; edad; la acepta acepta y la hace funcionar. funcionar. Dos hombres hombres de edad edad complet completame amente nte diferente diferente,, qué códigos códigos tendrán para comunicar. Ellos están uno frente al otro sin armas, sin palabras convenidas, convenidas, sin nada que los tranquilice sobre el sentido del movimiento que los lleva de uno a otro. Tienen que inventar de la A a la Z una relación aún sin forma, y que es la amistad: es decir, la suma de todas las cosas, a través de las cuales pueden darse placer uno al otro. Es una de las concesiones que uno le hace a los otros, de no presentar a la homosexualidad más que bajo la forma del placer inmediato, de dos jóvenes muchachos encontrándose en la calle, seduciéndose en una mirada, metiéndose la mano en una nalga y zampándose en el aire en un cuarto de hora. Se tiene allí una especie de imagen propia de la homosexualidad que pierde toda virtualidad de inquietud por dos razones: ella responde a un canon tranquilizante de la belleza, y anula lo que puede haber de inquietante en la afección, la ternura, la amistad, la fidelidad, la camaradería, el compañerismo, a los cuales una sociedad un poco rastrillada no puede dar lugar sin temer que se formen alianzas, que se anuden líneas de fuerza imprevistas. Yo pienso que esto es lo que vuelve turbadora la homosexualidad: el modo de vida homosexua homosexual, l, mucho más que el acto sexual sexual mismo. Imaginar Imaginar un acto sexual sexual no conforme a la ley o a la naturaleza, no es lo que inquieta a la gente. Pero que dos individuos comiencen a amarse, he ahí el problema. La institución está tomada a contrapié; las intensidades afectivas la atraviesan, a la vez la mantienen y la perturban: miren al ejército, el amor entre hombres ahí es sin cesar convocado y deshonrado. Los códigos institucionales no pueden validar esas relaciones a las intensida intensidades des múltiple múltiples, s, a los colores colores variables variables,, a los movimien movimientos tos impercep imperceptibl tibles, es, a las formas formas que cambian. Esas relaciones que hacen corto-circuito corto-circuito y que introducen el amor allí donde debería haber ley, regla o hábito. Usted decía siempre: “Antes que llorar por placeres marchitos, me interesa eso que podemos hacer de nosotros mismos.” ¿Podría precisar? El ascetismo como renunciamiento al placer tiene mala reputación. Pero la ascesis es otra cosa: es el trabajo que uno hace de si-mismo sobre si-mismo para transformarse o para hacer aparecer ese sí que felizm felizment ente e uno no alcanz alcanza a jamás jamás.. No sería sería ese hoy nuestr nuestro o proble problema? ma? Se le ha dado dado licenc licencia ia al ascetismo. ascetismo. Para nosotros avanzar en una ascesis ascesis homosexual que nos haría trabajar sobre nosotros nosotros mismos e inventar, yo no digo descubrir, una manera de ser aún improbable. ¿Eso quiere decir que un joven homosex homosexual ual debería ser más prudente prudente con relación relación al imaginario imaginario homosexual y trabajar en otra cosa? Eso para lo que nosotros debemos trabajar, me parece, no es de tal forma liberar nuestro deseo sino volvernos nosotros mismos infinitamente más susceptibles de placer: Es necesario y es necesario hacer escapar a las dos fórmulas hechas del puro encuentro sexual y de la fusión amorosa de identidades.
¿Se pueden ver premisas de construcciones relacionales fuertes en los EE. UU., en todo caso en las ciudades donde el problema de la miseria sexual parece pautado? Lo que me parece cierto es que en los EE. UU. aún cuando el fondo de miseria sexual existe todavía, el interés por la amistad ha devenido muy importante: no se entra simplemente en relación para poder arribar a la consumación sexual, que se hace muy fácilmente, sino hacia lo que la gente es polarizada, es a la amistad. ¿Cómo arribar, a través de las prácticas sexuales, a un sistema relacional? Es posible crear un modo de vida homosexual? Esta noción de modo de vida me parece importante. Es que no habría allí para introducir una diversificación diferente que aquella que es debida a las clases sociales, a las diferencias de profesión, a los niveles culturales, una diversificación que sería también una forma de relación, y que sería el “modo de vida”? Un modo de vida puede compartirse entre individuos de edad, de estatus, de actividad social diferentes. El puede dar lugar a relaciones intensas que no juntan a ninguna de aquellas que son institucionalizadas y que me parece que un modo de vida puede dar lugar a una cultura y a una ética. Ser gay, es, yo creo, no identificarse a los tratos psicológicos y a las máscaras visibles del homosexual, sino buscar definir y desarrollar un modo de vida. ¿No es una mitología decir: “He aquí nosotros quizás en las premisas de una socialización entre seres que es inter-clases, inter-edades, inter-naciones”? Sí, gran mito el de decir: no habrá más diferencia entre la homosexualidad y la heterosexualidad. Yo pienso por otra parte que es una de las razones por las cuales la homosexualidad hace problema actualmente. Pues la afirmación que ser homosexual, es ser un hombre y que uno se ama, esta búsqueda de un modo de vida va al encuentro de esta ideología de los movimientos de liberación sexual de los años 60. Es en este sentido que los “clones” bigotes tiene una significación. Es una manera de responder: “no temas nada, más uno será liberado, menos uno amará las mujeres, menos uno se fundirá en esta polisexualidad donde no hay más diferencia entre unos y otros ” Y eso no es del todo la idea de una gran fusión comunitaria. La homosexualidad es una ocasión histórica de reabrir virtualidades relacionales y afectivas, no de tal forma por las cualidades intrínsecas del homosexual sino porque la posición de este “oblicuamente" (en biais) , de algún modo, las líneas diagonales que el puede trazar en el tejido social permiten hacer aparecer esas virtualidades. Las mujeres podrían objetar ¿”Qué es lo que los hombres ganan entre ellos con respecto a las relaciones posibles entre un hombre y una mujer o una relación entre dos mujeres”? Hay un libro que acaba de aparecer en los EE. UU. sobre las amistades entre mujeres *. Está muy bien documentado a partir de testimonios de relaciones afectivas y de pasión entre mujeres. En el prefacio, la autora dice que ella había partido de la idea de detectar relaciones homosexuales y ella se ha percatado no solamente de que esas relaciones no estaban siempre presentes sino que no era interesante saber si se podía llamar eso homosexual o no. Y que dejando la relación desplegarse tal como ella aparece en las palabras y los gestos, aparecen otras cosas muy esenciales: amores, afecciones densas, maravillosas, iluminadas, o bien muy tristes, muy oscuras. Ese libro muestra también en que punto el cuerpo de la mujer ha jugado un gran rol, y los contactos entre los cuerpos femeninos: una mujer peina a otra mujer, ella le ayuda a maquillarse, a vestirse. Las mujeres tenían derecho al cuerpo de otras mujeres: tomarse por la cintura, abrazarse. El cuerpo del hombre estaba interdicto, de forma drástica. Si es verdad que la vida entre mujeres es tolerada es solamente en ciertos períodos y desde el siglo XIX es que la vida entre hombres no solamente fue tolerada, sino rigurosamente obligatoria: simplemente durante las guerras. Igualmente en los campos de prisioneros. Ustedes tienen soldados, jóvenes oficiales que han pasado allí meses, años juntos. Durante la guerra del 14', los hombres vivían completamente juntos, unos sobre otros, y para ellos no era nada absolutamente en la medida que la muerte estaba allí donde finalmente la adhesión de uno a otro, el servicio rendido, eran sancionados por un juego de vida y muerte. Fuera de algunos propósitos sobre la camaradería, la fraternidad del alma, de algunos testimonios muy parcelarios, ¿qué se sabe de esos tornados afectivos, de las tempestades que ha podido haber ahí en esos momentos? Y uno puede preguntarse eso que ha hecho que, en esas guerras absurdas, grotescas, esas masacres infernales, la gente ha sostenido a pesar de todo. Por un tejido afectivo, sin duda. Yo no quiero decir que era porque ellos estaban enamorados unos de otros que continuaban golpeándose. Pero el honor, el coraje, no perder el frente, el sacrificio, salir de la trinchera con el compañero, delante del compañero, ello implicaba una trama afectiva muy intensa. Esto no es para decir: “Ah, he aquí la homosexualidad”, detesto ese tipo de razonamiento. Pero se tiene ahí sin duda una de las condiciones, no la única que ha permitido esta vía infernal donde tipos, durante semanas chapoteaban en el barro, los cadáveres, la mierda, reventaban de hambre, estaban hartos la mañana del ataque. Yo quería decir por último que algo reflexivo y voluntario, como una publicación, debería volver posible una cultura homosexual, es decir, instrumentos para relaciones polimorfas, variadas, individualmente moduladas. Pero la idea de un programa y de proposiciones es peligrosa. Desde que un programa se presenta, él hace ley, es una interdicción de inventar. Debería haber ahí una inventiva propia de una situación como la nuestra y de estas ganas que los americanos llaman coming out , es decir manifestarse. El programa debe ser vacío. Es necesario profundizar para mostrar como las cosas han sido históricamente contingentes, para tal o cual razón inteligible pero no necesaria. Es necesario hacer aparecer lo inteligible sobre el fondo de vacuidad y negar una necesidad, y pensar que lo que existe está lejos de reemplazar todos los espacios posibles. Hacer un verdadero desafío incontorneable de la pregunta: a qué se puede jugar y cómo inventar un juego? *
Faderman L.), Surpassing the Love of Men, New York, William Morrow, 1980.
Gracias, Michel Foucault.