Análisis de la práctica educativa de los docentes: Pensamiento, interacción y reflexión. Autores: Benilde García Cabrero Cabrero , Javier Loredo Enríquez y Guadalupe Carranza Peña.
La práctica educativa de los docentes es una actividad dinámica, reflexiva, que comprende los acontecimientos ocurridos en la interacción entre maestro y alumnos. Actualmente existen tres dimensiones para evaluar la práctica educativa de los docentes: 1) el pensamiento didáctico del profesor y la planificación de la enseñanza; 2) la interacción educativa dentro del aula; y 3) la reflexión sobre los resultados alcanzados.
Se propone un modelo que promueva la reflexión en los profesores de educación superior, acerca de la acción docente, que impulse cambios orientados a la mejora de los procesos de enseñanza y de aprendizaje de los que son responsables. Un modelo que nos lleve primeramente a un análisis de los diferentes momentos que forman parte de las interacciones entre alumnos y profesores y dentro del cual sean tomados en cuenta la gran diversidad de factores que participan en estas interacciones. Por la variedad de dichos factores no podemos garantizar que serán tomados en cuenta todos y cada uno de ellos, pero que en los diferentes momentos deberemos al menos darnos cuenta de su existencia y del valor que cada factor tiene en estos procesos.
Se sugiere que el análisis y la evaluación de las acciones docentes debe realizarse en tres momentos, correspondientes al antes, durante y después de la intervención didáctica en las aulas. Los tres momentos constituyen las dimensiones del modelo propuesto. El tomar en cuenta estos tres momentos nos brindará un panorama más amplio de la actividad docente y su repercusión en el
proceso de aprendizaje, así como en otras áreas como el desarrollo de la clase, el aprovechamiento de los alumnos, etc.
En lo referente a evaluación, tomemos en cuenta que frecuentemente las instituciones elaboran y aplican cuestionarios muy generalizados y poco específicos sobre el desempeño de la práctica docente y en los cuales no podemos medir realmente resultados. Esta evaluación sólo permite apreciar el quehacer docente al interior del aula, lo que en este texto se denomina práctica docente, a fin de distinguirla de la práctica más amplia, que abarca los tres
momentos mencionados (pensamiento, interacción, reflexión sobre los resultados), y que se denomina práctica educativa.
En este entendido, la práctica docente incluye las actividades realizadas por el profesor dentro del aula mientras que la práctica educativa va mas allá de simples acciones, sino que inicia con análisis previos, se enfatiza con acciones determinadas y por último incluye reflexiones o conclusiones sobre los resultados obtenidos.
Dentro de este contexto, el concepto de interactividad constituye una de las ideas clave de Coll y Solé (2002). Alude al despliegue de acciones que el profesor y los alumnos realizan antes, durante y después de la situación didáctica, y enfatiza el conjunto de aspectos que el profesor toma en cuenta antes de iniciar una clase.
El concepto de interactividad incluye lo sucedido en el contexto del salón de clase, donde interactúan el profesor, los alumnos y el contenido, actividad a la que los autores se refieren como el triángulo interactivo.
Para Doyle (1986), la práctica docente (la enseñanza que ocurre en el aula) es multidimensional por los diversos acontecimientos simultáneos que en ella ocurren. Esto nos lleva a reflexionar sobre cada factor que interviene, cada acción que se realiza, cada resultado que se obtiene y hacer una reflexión sobre todo ello.
No dejemos de lado que la práctica docente es imprevisible, ya que ocurren situaciones que sin estar previstas, dan un giro a la clase que sale de lo estimado, lo que resulta favorable en algunas ocasiones. Es en esos momentos donde el docente debe aprovechar para implementar nuevas estrategias, puede innovar en su acción llevando al grupo o al alumno a un espacio totalmente diferente y llegar a nuevas conclusiones.
Finalmente, la propuesta es estructurar un esquema de análisis de la práctica educativa /docente y contribuir con ello, al análisis de los aspectos necesarios para su evaluación. Obteniendo a su vez resultados más amplios, con muchas más vertientes que nos permitan enriquecer el quehacer docente.
Se llama entonces a promover un trabajo reflexivo en los profesores, acerca de su acción docente, teniendo presente la gran influencia que el docente ejerce en el alumnado y en los procesos de aprendizaje, con la intención siempre de mejorar dichos procesos.
Reflexión: L.C.C. Rocío Aymara Sánchez Sam. Junio de 2011.