La neo-monadología de Gabriel Tarde; hacia una teoría del acontecimiento Dr. Maurizio Maurizio Lazzarato1 - Universidad de Paris
Resumen Para tratar de comprender comprender los comportamientos comportamientos políticos políticos de los así llamados movimientos movimientos post-socialistas, se requiere una teoría del acontecimiento y de la multiplicidad. En este trabajo se utilizará la neo-monadología de Gabriel arde para realizar una lectura donde lo social estará incluido, virtualmente, virtualmente, en el individuo, aunque e!presándose desde un punto de vista particular, desde la singularidad de la m"nada, la que, por lo tanto, vendrá a ser para arde, arde, una sociedad, un u n espacio p#blico contenido en ella misma. $a neo-monadología nos o%rece un mundo bizarro, poblado por una multiplicidad de singularidades, pero tambi&n por una multiplicidad de mundos posibles. Eso implicará otra idea tanto del sujeto, de la política, de la economía, de la vida y -por supuesto- del con%licto. 'bstract (n order to try to include)understand t*e political be*aviors o% t*us t*e calls movements post-+ocialists, a t*eory o% t*e event and t*e multiplicity is required. (n t*is or t*e nemonadology o% Gabriel ill be used e*ind sc*edule to realise a reading *ere t*e social t*ing ill be including, virtually, in t*e individual, alt*oug* e!pressing itsel% %rom a particular point o% vie, %rom t*e singularity o% t*e monad one, o ne, t*e one t*at, t*ere%ore, t*ere%o re, ill come to be %or '%ternoon, a society, a contained public space in s*e *ersel%. *e neonmonadología o%%ers a gallant orld to us, colonised by a multiplicity o% singularities, but also by a possible orld multiplicity. *at ill as muc* imply anot*er idea o% t*e subject, t*e policy, t*e economy, t*e li%e and - by supposed o% t*e con%lict. Palabras /lave monada, $eibniz, singularidad, ontología, mundo posible, sujeto, post-socialismo, política, di%erencia, monadología. 0eyords monad, $eibniz, $eibniz, singularity singularity,, ontology, ontology, possible, subject orld, post-sociali post-socialism, sm, politic, politic, di%%erence, monadology Para tratar de comprender comprender los comportamientos comportamientos políticos políticos de los así llamados movimientos movimientos post-socialistas, necesitamos una teoría del acontecimiento y de la multiplicidad. 1tilizaremos la neo-monadología de Gabriel arde, quien inaugur", en más de un sentido, la lectura de $eibniz en el siglo 22. ' partir de $a obra de Gabriel arde, todas las relecturas de la %iloso%ía de $eibniz 3ante todo 4*ite*ead y 5eleuze6, buscarán alguna modalidad en sus conceptos para salir de la %iloso%ía del sujeto. 5e 0ant a 7usserl, 7usserl, pasando por 7egel y 8ar!, todos e!plican la constituci"n constituci"n del mundo y de uno mismo a trav&s de la ontología de la relaci"n sujeto )objeto y a trav&s de su variaci"n ínter-subjetiva. Peter +loterdij se9al" el importante papel que esas %iloso%ías del
sujeto tuvieron en la modernidad, y que, en su más alto nivel, desembocan en las teorías del trabajo, cuya culminaci"n es la obra de 8ar!. Para el paradigma del sujeto-trabajo y especialmente para el mar!ismo, la constituci"n de sí mismo y del mundo está pensada como producci"n, como *acer, como e!teriorizaci"n del sujeto en el objeto, como trans%ormaci"n y dominaci"n de la naturaleza y del otro mediante la objetivaci"n de las relaciones subjetivas. ;osotros, en cambio, trataremos de pensar el proceso de constituci"n a partir de una teoría del acontecimiento, la #nica, en nuestra *umilde opini"n, capaz de percibir la crisis del concepto de clase y la crisis del concepto de individuo, es decir, la crisis de las teorías socialistas y liberales y la emergencia de la multiplicidad y sus %ormas de con%lictos y de resistencia. En las teorías liberales, a los individuos se los presupone como ya constituidos, libres y aut"nomos, mientras que en las teorías socialistas se sabe de antemano lo que es un colectivo 3el paso de la clase en sí a la clase para sí es un %also devenir6. 'ctualmente, nos encontramos %rente a una situaci"n in&dita< las individualidades y los colectivos, no son el punto de partida sino el de llegada de un proceso abierto, imprevisible, riesgoso, que debe crearlos, e inventarlos juntos. En la neo-monadología de arde, las m"nadas 3el sujeto en el lenguaje de $eibniz6 tienen dos características principales< permiten pensar la relaci"n entre singularidad y multiplicidad, 3como alternativa a la oposici"n entre individualismo y *olismo6 y permiten concebir la actividad ya no como un *acer, un producir, sino como e%ectuaci"n de los mundos de acuerdo con las modalidades del acontecimiento. En e%ecto, la m"nada es al mismo tiempo singularidad y multiplicidad. Es multiplicidad porque contiene todas las relaciones que constituyen el mundo donde está implicada. Es singularidad, porque s"lo e!presa claramente una parte de este conjunto de relaciones 3el resto constituye el %ondo sombrío, pero activo de su proceso de individuaci"n6. Para decirlo en un lenguaje sociol"gico, lo social está incluido, virtualmente, en el individuo, pero se e!presa desde un punto de vista particular 3singularidad6. $a m"nada 3la singularidad6, por lo tanto, es para arde, una sociedad, un espacio p#blico de ella sola. El modo de e!istencia de las m"nadas es la di%erencia. $as m"nadas son singularidades irreductibles, nombres propios 3'dán, /&sar, yo, usted, etc.6, substancias individuales. ' tantas m"nadas, tantas substancias individuales, di%erentes. =, agrega arde< >noten bien esto, di%erentes>. 5e este modo retoma y lleva a su t&rmino la desubstancializaci"n del ser comenzada por $eibniz. $a actividad de la m"nada no remite a un *acer, sino a una creaci"n, a un comienzo y a la realizaci"n de esta creaci"n 3o a la prolongaci"n de este comienzo que inaugura una cadena de acciones imprevisibles6, seg#n las modalidades de lo virtual y de lo actual. 7emos visto, muy, muy rápidamente, algunos conceptos que arde toma prestados a la %iloso%ía de $eibniz. Pero su neo-monadología se distingue radicalmente de la monadología leibniziana cuando se trata de describir el proceso de constituci"n del mundo a trav&s de las m"nadas, es decir cuando se trata de pensar el estar juntos, la cooperaci"n y la coordinaci"n de la multiplicidad de singularidades irreductiblemente di%erentes.
En la %iloso%ía de $eibniz las m"nadas están sometidas a una doble condici"n< de cierre y de selecci"n. En la monadología, cualquier %en"meno no es más que una nebulosa que puede ser conducida a acciones que emanan de una multitud in%inita e innumerable de agentes. $as m"nadas no tienen puertas ni ventanas y, por lo tanto, no se comunican directamente entre sí. Este politeísmo implica el acuerdo universal 3la armonía preestablecida6 de esta multiplicidad de seres, todos independientes y aut"nomos, todos irreductiblemente singulares y cerrados sobre sí mismos. ' di%erencia de las m"nadas de $eibniz, las m"nadas tardianas no son una >cámara oscura donde el mundo se pinta en tama9o reducido y bajo un ángulo especial>, sino un universo en sí 3un mundo posible6 o con aspiraciones de serlo, que produce su propia temporalidad y su propio espacio, en lugar de e!istir en un tiempo y un espacio universales. $as m"nadas son abiertas, tienen puertas y ventanas y act#an unas sobre otras. $as m"nadas >se entre penetran recíprocamente en lugar de ser e!teriores unas a otras>, de manera que el proceso de constituci"n ya no remite a una trascendencia 35ios6, sino que es inmanente a las dinámicas de la multiplicidad. Para $eibniz la providencia divina opera la constituci"n del mundo por una doble selecci"n o, más precisamente, por una misma selecci"n que se articula en dos momentos. El primero es la armonía, la convergencia de las m"nadas. Pero en el entendimiento de 5ios *ay una in%inidad de mundos posibles. = dentro de esa in%inidad opera la segunda selecci"n, *aciendo que uno solo pase e!istir. $os otros mundos, que tienen una e!istencia virtual, no son imposibles, sino incomposibles, incompatibles unos con otros. +eg#n $eibniz, el mundo donde 'dán no *a pecado es incomposible con el mundo donde 'dán *a pecado, pero no imposible. 'dán pecador y 'dán sin pecado s"lo son contradictorios si se los incluye en un mismo mundo. Pero si, como pretende $eibniz, los mundos son in%initos, entonces 'dán pecador y 'dán no pecador e!isten en mundos di%erentes que son incompatibles uno con el otro. $a situaci"n que describe arde es totalmente di%erente y entra en sintonía con nuestra actualidad. ;osotros nos encontramos en una situaci"n donde lo que no era posible con la %iloso%ía de $eibniz se realiza. odos los mundos incompatibles pueden pasar a e!istir al mismo tiempo. $os mundos divergentes, los mundos que se bi%urcan ya no están s"lo en el entendimiento de 5ios. +e puede encontrar una magní%ica descripci"n de esta situaci"n en los cuentos de orges. /omo destaca 5eleuze >sería globalmente posible, dado que la incomposibilidad es una relaci"n original di%erente de la imposibilidad y de la contradicci"n.> $a ontología de arde es radicalmente di%erente de la que se ocupa de la %iloso%ía del sujeto. Para &sta, y para las teorías que a ella se re%ieren, no *ay más que un mundo posible, construido por el sujeto. $as %iloso%ías del sujeto 3o del trabajo6 son teorías de la identidad, dado que implican un solo mundo posible. $as ciencias sociales construidas sobre este modelo s"lo podrán ser teorías del equilibrio o de la contradicci"n que, de manera di%erente pero complementaria, remiten a la identidad.
$a neo-monadología nos o%rece un mundo bizarro, poblado por una multiplicidad de singularidades, pero tambi&n por una multiplicidad de mundos posibles. ;uestra actualidad asiste al tronar de esos mundos di%erentes que quieren realizarse al mismo tiempo. Eso implica otra idea de la política, de la economía, de la vida y del con%licto. Pero volvamos a nuestras m"nadas< a las oportunidades y a las di%icultades adonde las coloc" la muerte de 5ios. $as m"nadas se encuentran en una situaci"n embarazosa por partida doble. +on libres e impotentes a la vez, dado que, tras la muerte de 5ios no pueden actuar sin la colaboraci"n de buena parte de otras m"nadas. >$ibrada a sí misma una m"nada no puede nada. Ese es el *ec*o capital, y nos da pie para e!plicar otro *ec*o que es la tendencia de las m"nadas a agruparse>. /omo la %uerza de la m"nada no es in%inita sino determinada, debe arreglarse con otras m"nadas para aumentar su potencia por medio de relaciones de apropiaci"n, de captura. Pero tambi&n se con%unde porque, sin 5ios y sus armonías, la m"nada se encuentra a caballo de una in%inidad de mundos posibles, y puede participar de varios mundos a la vez. Esta doble impotencia 3de verse librada a sí misma y estar a caballo de di%erentes mundos6 es lo que la m"nada de arde *ered" del 5ios de $eibniz. En realidad no se trata de una desventaja sino de una oportunidad por partida doble< el poder de selecci"n, es decir, de ordenar las series de m"nadas y armonizar su relaci"n, y la posibilidad de crear una in%inidad de mundos. 7a *eredado el poder de creaci"n y de constituci"n. $a providencia 3el poder de ordenamiento y de coordinaci"n o de convergencia6 es inmanente a la m"nada. /onstituye su singularidad. A/"mo cali%icar el con%licto en esta nueva ontología de la que *emos esbozado sus líneas generalesB A5e qu& manera se despliega el combate en esta nueva situaci"n donde di%erentes mundos posibles coe!isten dentro del mismo mundoB ACu& quiere decir >resistir> y >crear> cuando lo incompatible es la condici"n de la e!istencia de la multiplicidadB $a tradici"n política occidental, a partir de la democracia griega se constituy" alrededor de la e!istencia de un solo mundo posible. $a política siempre %ue pensada bajo la %orma de una totalidad, de uno< la ciudad, la naci"n, la clase. anto el concepto pol&mico o guerrero de la política 3la relaci"n amigo ) enemigo o la relaci"n entre clases en luc*a por el poder6, como su versi"n comunitaria 3el todo como e!presi"n de las categorías sociales o como representaci"n de los iguales en derec*o, o de la comunidad entre *ermanos6, tienen en com#n el *ec*o de pensar la luc*a o el estar juntos dentro de un mismo mundo compartido. 'l contrario, a lo largo de los siglos 2(2 y 22, emerge una multiplicidad que despliega su poder inventando y realizando di%erentes mundos posibles. El poder de cada m"nada y de sus %ormas de coordinaci"n se e!presa en la creaci"n y en la realizaci"n de una multiplicidad de mundos que no tienden a la unidad, a la totalizaci"n, sino a su proli%eraci"n litigiosa y *eterog&nea. El proceso de constituci"n de la multiplicidad rompe radicalmente con la manera de pensar y de practicar el estar juntos y el con%licto propio de la tradici"n política occidental. +in
embargo la dinámica de poder de uno y la dinámica de potencia de la multiplicidad coe!isten en el mismo mundo, ya no como universo contradictorio, sino como incompatibles. A/"mo se articulan ambas l"gicas desde el punto de vista de los movimientosB ' partir del F, los movimientos políticos y las individualidades operan en dos planos a la vez< el que les impusieron las instituciones 3que %unciona de acuerdo con la l"gica de un solo mundo posible6 y el elegido por los movimientos y las individualidades que es el de la creaci"n y la realizaci"n de una multiplicidad de mundos posibles. El poder establecido no puede reconocer esta nueva dinámica, so pena de implosi"n, de derrumbe de sus institucionesH y los movimientos no pueden abstraerse en la creaci"n de sus mundos posibles, ignorando el mundo de la política, so pena de impotencia. $os movimientos post-socialistas despliegan su potencia seg#n la l"gica de la di%erencia, y no la de la contradicci"n. $a política de la di%erencia no signi%ica ausencia de con%licto, de oposici"n, de luc*a, sino su radical modi%icaci"n. En lugar de desaparecer el con%licto, la oposici"n y la luc*a, estamos en presencia de su desdoblamiento, de su despliegue en dos planos asim&tricos. En el primero, los movimientos políticos y las individualidades se constituyen con%orme a la l"gica del >rec*azo>, de estar en >contra>, de la divisi"n. ' primera vista, parecen reproducir la separaci"n entre >nosotros y ellos>, entre el amigo y el enemigo, una característica de la l"gica del movimiento obrero o simplemente de la política. Pero este >no>, esta a%irmaci"n de la divisi"n, se dice de dos maneras di%erentes. Por un lado, está dirigido contra la política y e!presa una separaci"n ontol"gica radical de las reglas de la representaci"n o de la divisi"n dentro de un mismo mundoH por otra parte, es la condici"n de una apertura a un devenir, a una bi%urcaci"n de los mundos y su composici"n con%lictiva, pero no totalizadora. En este caso, el rec*azo y la divisi"n son la condici"n de la invenci"n de un estar juntos que se despliega seg#n las modalidades de cooperaci"n entre cerebros que tratamos de describir. 'cá, en este segundo plano *ay litigio, con%licto, porque las %uerzas siempre se e!presan para tener, poseer, apre*ender, pero no *ay enemigo. En el primer plano la luc*a es secesi"n y la misma se e!presa como *uida de las instituciones y de las reglas de la política. $as instituciones, los partidos políticos y los sindicatos están literalmente vacíos de >participaci"n>. 1no simplemente se sustrae, se va como se %ueron los >pueblos del este> del socialismo real, atravesando las %ronteras o recitando in situ la %"rmula de artleby >( ould pre%er not to>, *ubiera pre%erido que no. En el otro plano, las singularidades individuales y colectivas que constituyen el movimiento 3movimiento de los movimientos, de acuerdo con la de%inici"n surgida a partir de +eattle6 despliegan una dinámica de subjetivaci"n, que a la vez es a%irmaci"n de la di%erencia y composici"n de un com#n imposible de alcanzar. En el primer plano, se presupone que el >pueblo> siempre espera, en el segundo, >%alta> y siempre seguirá %altando porque jamás puede coincidir con &l mismo 3el %eliz e!cedente, caracteriza, seg#n a*tine, la acci"n del >pueblo>6. +"lo en el segundo plano puede
establecerse la comunidad >imposible> de los *ermanos, los iguales, pero como un estar juntos que jamás se %usiona en un todo pací%ico. +ecesi"n en el primer plano y constituci"n 3actualizaci"n y realizaci"n de los mundos6 en el segundoH prácticas de *uida y de sustracci"n a lo político en el primero y estrategias de >empoerment> de mundos posibles en el segundo. $os movimientos y las individualidades pasan con cierta %acilidad de un plano a otro 3planos que, repito, no son contradictorios sino incompatibles6, mientras que el poder establecido se ve obligado a permanecer en un solo plano, el del todo, el del uno, de la totalidad. ;uestra *ip"tesis es que los movimientos políticos y las individualidades, despu&s del F, rompen radicalmente con la tradici"n socialista y comunista. Rompen radicalmente porque la l"gica de sus tradiciones se encuentra totalmente adentro de la visi"n >totalizadora> de la política occidental y a menudo *a %uncionado, sobretodo en el siglo 22, como represi"n, como bloqueo de la potencia de la multiplicidad. Esta nueva dinámica opaca el comportamiento de los movimientos y de las individualidades, y los torna incomprensibles para los polit"logos, los soci"logos, los partidos políticos y los sindicatos. +e *abla, entonces, de despolitizaci"n, de individualismo, de cooing, de repliegue en lo privado, o sea un mont"n de idioteces que oímos a diario y que son regularmente desmentidas por la emergencia de luc*as, de %ormas de resistencia y de creaci"n. +oy consciente de lo di%ícil que resulta percibir estas dinámicasH que las categorías son más d&biles que las prácticas, que todavía no poseen un vocabulario adecuado. Para comprender mejor las modalidades de despliegue de las estrategias de los movimientos y de las singularidades post-socialistas, las con%rontaremos con uno de los más interesantes análisis contemporáneos de lo político. Jacques RanciKre, retornando a las %uentes de la política occidental intenta re*abilitar la tradici"n más aut&nticamente revolucionarias del movimiento obrero. Este retorno a los principios de la política occidental y del movimiento revolucionario, tal vez nos permita veri%icar la ruptura radical que anima las prácticas de los movimientos post F con esas tradiciones. RanciKre quiere reintroducir el concepto de una democracia con%lictiva, una democracia del disenso, en contra del vacío consensual de la política contemporánea. 'l >tumulto econ"mico de la di%erencia que se llama indistintamente capital o democracia>, &l opone la divisi"n como práctica de todas las >categorías> que son >víctimas> de la política, que su%ren el >agravio> de su e!clusi"n de la igualdad. ACu& es lo político, se pregunta Jacques RanciKreB es el encuentro litigioso de dos procesos *eterog&neos. El primero, llamado policía, >consiste en organizar el agrupamiento de los *ombres en una comunidad y su consentimiento, y está basado en la distribuci"n jerárquica de los lugares y de las %unciones>.
El segundo proceso es el de la igualdad, o de la emancipaci"n que consiste en el juego de las >prácticas guiadas por el presupuesto de la igualdad de todos con todos y la preocupaci"n por veri%icarlo.> El encuentro entre el proceso igualitario y la policía se produce en >el tratamiento de un agravio>, pues cualquier policía, por el *ec*o de distribuir los lugares y las %unciones, está agraviando a la igualdad. El proceso de emancipaci"n siempre es puesto en movimiento en nombre de una >categoría> a la que se le niega la igualdad, >trabajadores, mujeres, negros u otros>. +in embargo, la puesta en práctica de la igualdad no es la mani%estaci"n de lo propio o de los atributos de la categoría en cuesti"n. $a emancipaci"n es un proceso de subjetivaci"n que, a la vez, es un proceso de >desidenti%icaci"n o de desclasi%icaci"n>, dado que la l"gica de los sujetos que encarnan el con%licto e intentan demostrar la igualdad es doble< por un lado plantean la pregunta >Asomos o no somos ciudadanosB>, y por el otro a%irman >lo somos y no lo somos.> En el %ondo, se trata de una variante %iel a la más revolucionaria concepci"n de la política y del con%licto de 8ar!, tal como reconoce el mismo autor< la clase como disoluci"n de todas las clases. $a clase obrera, mientras trabaja para constituirse contra la policía que atenta contra la igualdad, trabaja tambi&n para su propia destrucci"n como clase. Pero, Apor qu& la des-identi%icaci"n y la desubjetivaci"n jamás lo lograron en la tradici"n del movimiento obreroB APor qu&, en lugar de ser un operador de la desclasi%icaci"n, la clase siempre %uncion" como %uerza de constituci"n de sí misma como un todoB APor qu& siempre %ue un operador de identi%icaci"nB ;o creo que tan decepcionantes resultados puedan atribuirse a la traici"n de los dirigentes sino a algo más pro%undo, contenido en el paradigma del sujeto-trabajo y que RanciKre e!presa a su manera. Emanciparse no es *acer una secesi"n, sino a%irmarse como cocompartiendo, en el litigio, un mundo com#n. Emanciparse es a%irmar la pertenencia a un mismo mundo, >que s"lo puede decirse en la pol&mica, un agrupamiento que solo puede *acerse en la luc*a>. $a demostraci"n de igualdad es >probarle al otro que *ay un solo mundo>. $a política es la constituci"n de un >lugar com#n>, aunque no sea un lugar de diálogo o de b#squeda de consenso al estilo 7abermas, sino un lugar de divisi"n. /reo que los movimientos y las individualidades post F se constituyen como negaci"n de esta ontología que %unda la política en la pertenencia y en la prueba de que >*ay un solo mundo>. /ambiando una cita de 5eleuze a prop"sito de $eibniz que utilic& anteriormente, podríamos decir< >lo que los movimientos y las singularidades no quieren es la idea de un solo mundo>. $os movimientos de mujeres, una de las >categorías> citadas por RanciKre, son los que llegaron más lejos, tanto en la teoría como en la práctica, en la estrategia de doble prop"sito que tratamos de describir. Por un lado, parecen acompa9ar %ielmente el recorrido trazado
para demostrar la igualdad< Asomos iguales a los *ombresB 'quí *ay realmente una divisi"n, rec*azo, con%licto, con la policía que de%ine los lugares y las jerarquías de los se!os y los g&neros. al como pretende RanciKre, esta a%irmaci"n es al mismo tiempo una obra de desclasi%icaci"n de la divisi"n en g&neros operada por la policía. Pero, justamente a*í, se produce la ruptura radical con relaci"n al modelo propuesto por RanciKre. $a desclasi%icaci"n no puede *acerse en el espacio político clásico, a#n si se lo de%ine como el >pueblo>, la divisi"n, la prueba de la igualdad tal como menciona RanciKre. $a subjetivaci"n es la des-identi%icaci"n de los g&neros, pero s"lo puede desarrollarse como constituci"n y proli%eraci"n de mundos posibles que *uyen, que *acen secesi"n del mundo >com#n y compartido> que es el %undamento de la política occidental. 'quí no *ay subjetivaci"n posible, porque no *ay di%erencia posible. En lo político no *ay ni espacio ni condiciones para desplegar un ordenamiento de la di%erencia y de la repetici"n. 'quí, la potencia de invenci"n, la desubjetivaci"n, el acontecimiento, no pueden ser más que una >e!cepci"n> que debe ser controlada y delimitada por procedimientos especí%icos. $a creaci"n de posibles no puede ser la regla, sino la e!cepci"n. $os movimientos de mujeres *an tenido la sabiduría de jamás pensar en la >politizaci"n> de los mismosH en la constituci"n de un partido u otra %orma de institucionalizaci"n en el plano del uno, 3lo que no se contradice con la utilizaci"n de las instituciones - como sabemos, las cosas di%erentes se tornan contradictorias s"lo si se las re%iere a un solo mundo6. Para los movimientos post-socialistas, la demostraci"n de la igualdad no es más que la condici"n de una apertura al devenir, a procesos de subjetivaci"n *eterog&neos. En los movimientos de mujeres, despu&s de la primera etapa de a%irmaci"n de la igualdad, seg#n la doble l"gica invocada por RanciKre, se abri" el debate sobre los límites del concepto de g&nero y di%erencia se!ual y sobre la multiplicaci"n de las >identidades> que tambi&n son procesos de subjetivaci"n *eterog&neaH >identidades mutantes que son un devenir m#ltiple, un devenir monstruo, una actualizaci"n de los >mil se!os>, del >in%inito de monstruosidades que esconde el alma *umana>< las lesbianas, los transg&neres, los transe!uales, las mujeres de color, los gays. $a >critica %eminista del %eminismo>, uni&ndose al pensamiento post-colonial y el de las mujeres de color, se concentr" en la >des-construcci"n> del sujeto >mujer>, saliendo así de la trampa de los dos mundos 3masculino )%emenino6 a uno solo 3*eterose!ualidad6. $os >sujetos e!c&ntricos> 3eresa de $auretis6, las >identidades %racturadas> 35onna 7araays6, >movientes>, los >sujetos n"madas> 3Rosi raidotti6, piensan y practican la relaci"n entre di%erencia y repetici"n a partir del lugar donde RanciKre se detiene 3a trav&s de esta e!tra9a y >apor&tica> categoría de las >identidades post-identitarias>6. $os conceptos de g&nero y de di%erencia se!ual del primer %eminismo, construido sobre la l"gica de la >demostraci"n de la igualdad>, no alcanzaban e inclusive eran un obstáculo para la comprensi"n de las >relaciones de poder que se 3re6producían y se 3re6producen inclusive dentro del mundo de las mujeresH relaciones que generan opresi"n entre mujeres y
entre categorías de mujeres, y relaciones que esconden o reprimen las di%erencias internas de un grupo de mujeres o a#n en cada una de ellas.> 3eresa de $auretis6 $as mujeres no son s"lo una >clase> que %usiona las di%erencias en un sujeto colectivo totalizador, sino una multiplicidad, un pac*tor, un todo distributivo. >;uestra supervivencia e!ige que contribuyamos con todas nuestras %uerzas a la destrucci"n de la clase - mujeres - ... +omos traidoras a nuestra clase de la misma manera que lo %ueron los esclavos >marrones> norteamericanos al escapar de la esclavitud...> 38onique 4ittig6. /orremos el riesgo de caer en el >mito de la-mujer> dice 4itting, de la misma manera que el movimiento obrero cay" en el mito de la clase, acotamos nosotros. ' trav&s de los movimientos de mujeres, la *uída de la clase 3del salariado, del capitalismo, del patriarcado6 se asemeja, y reinventa la estrategia de *uida de la esclavitud. Esta muy importante salida práctica de la dial&ctica de los g&neros 3construida todavía sobre la l"gica de dualismos, a la manera de los dualismos socialistas de clase6, permite, siempre seg#n eresa de $auretis *acer que %uncione el análisis de la micro%ísica de Moucault como >comprensi"n de lo social como campo di%erenciado de las relaciones de poder> y dar cuenta de lo que antes trat& de decir. En el segundo plano, la constituci"n de los movimientos no es un proceso pací%ico, porque las %uerzas sociales que allí se e!presan siempre se relacionan entre sí a trav&s del tener, la apropiaci"n y la apre*ensi"n, aunque sea %uera y contra la l"gica del amigo y del enemigo. RanciKre nos propone reconstruir la trampa donde cay" el movimiento obrero y que los movimientos post-%eministas supieron evitar. +eg#n RanciKre , >$a esencia de la política es la mani%estaci"n del disenso, como presencia de dos mundos en uno solo>. 5e acuerdo con el movimiento post-%eminista la política es la mani%estaci"n del disenso, pero como construcci"n de una multiplicidad de mundos para tornarse uno solo, como bi%urcaci"n de las series de mundos incompatibles dentro del mismo mundo. $a di%erencia es notable y resume por sí sola la distancia entre los movimientos actuales y la tradici"n del movimiento obrero. $a #ltima a%irmaci"n de RanciKre que citamos, >dos mundos en uno solo>, me recuerda de manera irresistible los muy bellos y breves te!tos del camarada 8ao sobre la dial&ctica, donde &l se e!presa en el lenguaje de la poesía popular, jamás igualada, si >el uno se dividiera en dos y el dos se compusiera en uno>. 5ic*o sea de paso, las prácticas post-%eministas son un banco de pruebas para la ontología contemporánea. El desprecio con el que 'lain adiou *abla de los %eminismos demuestra, en mi *umilde opini"n, la verdad de su teoría del acontecimiento, inutilizable para los movimientos post-socialistas. $a di%erencia se lee, tambi&n aquí, a la manera de Plat"n< pretender, como los so%istas, >todo o cualquier cosa>. $o que altera el principio de selecci"n 3o de divisi"n, de la demostraci"n de la igualdad6 y pervierte el raciocinio de >la> política de clase.
En el espacio político de la tradici"n occidental, no se puede a%irmar más que la identidad y la igualdad 3somos mujeres y somos iguales a los *ombres6. Pero la igualdad, sin la proli%eraci"n de los mundos posibles es un poderoso medio de integraci"n en la política, en la identidad y en la unidad. $a igualdad debe someterse a una política de la di%erencia que no es el >tumulto del capital y la democracia> 3RanciKre6, sino la invenci"n y la realizaci"n de la multiplicidad de mundos, el devenir di%erente, con%lictivo, de las subjetividades. 8e parece que aquí el problema no es el de demostrar la igualdad, sino demostrar la di%erencia. 1na demostraci"n 3negativa6 de la di%erencia en tanto que separaci"n, divisi"n, rec*azo de la política 3tanto consensual como litigiosa6 y una demostraci"n 3positiva6 de la di%erencia en tanto que virtual, creaci"n y realizaci"n de mundos posibles. ;o se trata de oponer ambos campos de luc*a< el de la igualdad y el de la di%erencia. +e trata de saber que el primero no es más que una condici"n, una especie de z"calo ontol"gico que los movimientos pretenden irreversible, para desplegar el segundo. $os movimientos post-socialistas luc*an por la igualdad, pero como premisa, como condici"n de una política de la di%erencia. El ejemplo que da RanciKre, el del movimiento estudiantil de :NF contra el /(P, un programa de gobierno que quería implantar la selecci"n en la universidad 3y que, por lo tanto, era un agravio a la igualdad6, es sintomático de las estrategias de los movimientos políticos contemporáneos y de sus subjetividades. $os movimientos se oponen a las políticas selectivas, no igualitarias. Pero no pueden subjetivarse en este campo. ;ecesitan otro plano de inmanencia para e!presar la desubjetivaci"n y la des-identi%icaci"n. En e%ecto, estos movimientos >de%ensivos> desaparecen una vez que se alcanza el objetivo. 'lgo así se produjo con el movimiento del NI -las condiciones de reproducci"n de la >vida> no se tocan - o tambi&n con las movilizaciones despu&s de la primera vuelta de las elecciones presidenciales de ?OO? en Mrancia contra el candidato de e!trema derec*a $e Pen. ;o queremos volver atrás, pero no es aquí, en el terreno del anti%ascismo, en el campo de la de%ensa del 4el%are, de la de%ensa del empleo y las conquistas sociales donde podrá desarrollarse una política post-socialista de la multiplicidad. 'quí los movimientos son prisioneros de la democracia consensual o litigiosa, dos caras de una misma moneda, como lo demostr" la *istoria del socialismo en los países occidentales. El intento de >politizar> estos movimientos, saliendo o quedándose en este campo, está destinado a un %racaso seguro 3ejemplo< la decepci"n de los verdes y los comunistas6. En el terreno del poder estamos >en contra>, nos re*usamos a aceptar las reglas de lo político, pero nos constituimos bajo otras %ormas. Estos movimientos desaparecen del espacio político consensual o litigioso y los *emos visto emerger nuevamente< en los movimientos anti-globalizaci"n bajo una %orma >política> y en la constituci"n de las islas del arc*ipi&lago, en la trama del pact*or de la cooperaci"n entre cerebros que, para no
medirse directamente con la política, no dejan de ser lugares de procesos de subjetivaci"n radicales.
ibliogra%ía de 8aurizio $azzarato Post%ace Q Gabriel arde, 8onadologie et sociologie, $es Empc*eurs de penser en rond, :NNN. Puissances de linvention. $a psyc*ologie &conomique de Gabriel arde contre l&conomie politique, $es Empc*eurs de penser en rond, ?OO?. $es r&volutions du capitalisme, $es Empc*eurs de penser en rond, ?OOD. : +ociologist and p*ilosop*er, independent researc*er specialized in studies o% relations*ips o% or, economy and society. 4ors at t*e 1niversity o% Paris (, Pro%ession includes also educational or. $atest publications< Etude statistique, &conomique et sociologique du r&gime dassurance c*Smage des pro%essionnels du spectacle vivant, du cin&ma et de laudiovisuel. Rapport G&n&ral, Rec*erc*e r&alis&e pour le compte de l'(P 3'ssociation des 'mis des intermittents et pr&caires6 %inanc&e par les /onseils R&gionau! de (le de Mrance, ourgogne, R*Sne 'lpes et P'/' 3?OOI6, $es r&volutions du capitalisme, $es empc*eurs de penser en rond. En cour de traduction en espagnol, portugais, en %inlandais et en japonais. 3?OOD6 $es mutations du travail sur le territoire de la Plaine +t. 5enis. Pour le compte, du 8inistKre de $Tquipement, de la 8airie 5'ubervilliers et +t. 5enis. 3?OO@6 Revista Ubservaciones Milos"%icas - ;V L ) ?OOF