U.·. T.·. O.·. A.·. A.·. G.·. I.·. Universi Terrarum Orbis Architectonis Ad Gloriam Ingentis
EL SECRETO
Pensando en el secreto, me lleva a la idea del guardián del secreto, y también me pregunto si el secreto es transcendente en la masonería.
El secreto como concepto general es esencial en la masonería desde que dicho concepto pone de relieve la dicotomía entre lo sagrado y lo profano. Dualidad que hace a la distinción de la Orden con otras sociedades. El secreto ha estado siempre presente en la religión, en los gremios medievales, en la Orden Templaria, en las órdenes monásticas y lógicamente en la masonería. Es aquí donde el hombre realiza la distinción “bifronte”, donde ciertos conocimientos, símbolos y objetos no pueden ni deben llegar a todos, es decir, “erga omnes” , sino que deben ser preservados o protegidos de la mirada soez, o sea, de una parte de la sociedad que no se ha hecho digna de ello y representan, a contrario sensu, un atributo valioso para quienes lo ostentan, lo resguardan y lo protegen. Es un acto de valoración que solo puede ser emitido por quienes transitan el camino de la luz. Lo contrario, sería dejar a la mirada profana algo que ella no puede internalizar como valioso. En tal sentido, recobra vigor el pasaje bíblico de que no se deben arrojar perlas a los cerdos.
Evidentemente para poder recibir el conocimiento de lo secreto es necesario ser digno de él o de poseerlo. Y como todo secreto, debe ser preservado, protegido y custodiado a los efectos de mantener incólume la valoración atribuida. El Sancta Sanctorum, símbolo de este grado, nos da la idea del sacralismo simbólico, por ser un lugar donde están los objetos y símbolos sagrados alejados del mundo profano, aquello que no pueden estar a la vista no solo de éstos, sino también, de un sector de los iniciados.
Cuando en el éxodo y levítico se habla de la construcción del Tabernáculo, del altar de bronce, del atrio del tabernáculo, del propiciatorio, del altar del incienso, del aceite para las
lámparas, de las vestiduras de los sacerdotes, en especial el de Aarón, hermano de Moisés, se dan instrucciones precisas y detalladas de cómo se hará cada cosa y con la significación sagrada correspondiente.
Es decir, que los objetos sagrados y toda la ritualística no eran sino conservados y realizada respectivamente por los hombres llamados a ese fin. Un fin de custodia y de separación de otros ojos que no fueran los sacerdotes. Entonces, todos los rituales, como holocaustos ordenados por la divinidad, son realizados por un sector muy reducido de hombres como lo fueron Aarón y sus hijos. Es evidente que el pueblo no entraba, las cuestiones sagradas eran administradas por los llamados e iniciados a tal fin. Toda la ritualística quedaba vedada a los ojos del resto del pueblo de Israel.
La masonería siempre ha sido secreta porque ha protegido sus símbolos, sus principios, sus enseñanzas, principios y sus técnicas, de la mirada de los profanos. Se ha llegado a decir que hoy no es secreta sino discreta, pero es un sofisma falso, pues los rituales, los grados, las palabras, señas y toques, siguen siendo secretos y en buena ahora que así lo sean.
La Masonería mediante el secreto se preserva de la vulgaridad, para que lo valioso no sea tomado por terceros como poca cosa, quienes por su condición de tales no pueden darle el valor apropiado por no se idóneos en comprenderlo.
La masonería ha producido luces y ha buscado las luces para ingresarlas a su seno, tras la búsqueda de la excelencia. Llevar el secreto masónico a descubierto o a la masificación sería profanar el Sancta Sanctorum.
Lo valioso debe preservarse, debe protegerse de la mirada de los profanos, y aun de la mirada de los grados inferiores. Creo que debemos preservar la ortodoxia masónica y sus misterios y secretos de la forma más estricta posible. Se preserva lo que es valioso, de manera de evitar que la ignorancia pisotee lo sagrado con diatribas rastreras y pedestres. La Masonería no es vulgar. Parafraseando el Libro Sagrado os digo: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”. Que nuestro secreto quede preservado des los pies del vulgo.
Finalizando, al M… Albert Pike nos dice que el secreto es indispensable en un masón de cualquier grado. Es la primera y casi la única lección que se enseña cuando se os recibió como Aprendiz. Las obligaciones que cada hemos asumido hacia todo Masón con vida, requieren de nosotros el ejercicio de las funciones más serias y onerosas hacia aquellos que personalmente no conocemos y que demandan nuestra ayuda, funciones que deben realizarse, incluso a riesgo de la vida, o nuestros juramentos solemnes serán violados y destruidos, haciéndonos falsos masones y hombres sin fe, nos enseña cuán profunda locura sería traicionar nuestros secretos, cuando alguno se dirigiera hacia nosotros por no existir un vínculo de obligación común, podría, mediante su obtención llamarnos en un caso extremo, y cuando la urgencia de la ocasión nos dejase poco tiempo para investigar, y el mandato imperativo de nuestra obligación, nos impulse a cumplir nuestro deber hacia un hermano, que bien puede ser un impostor.
Los secretos de nuestro hermano cuando nos son comunicados, deben ser sagrados, son como la Ley de nuestro país que ordena que la mantengamos. Estamos obligados a guardarla, cuando la Ley que estamos llamados a obedecer es en efecto emanada de la única fuente de poder: el pueblo.
Este grado, mi hermano, sirve especialmente para aprender el deber de la obediencia a la ley. Hay una ley verdadera y original, de acuerdo con la razón y con la Naturaleza, difundida en todos, invariable, eterna, que llama al cumplimiento del deber y a la abstinencia de cometer injusticias, y que pide con irresistible voz dotada de toda su autoridad dondequiera que se escucha.
Rubén Darío Gil Muñoz 4°