POEMA SIN TITULO LEOPOLDO MARECHAL
En una tierra que amansa potros de cinco años el olor de tu piel hace llorar a los adolecentes. Yo se que tu cielo es redondo y azul como los huevos de perdiz. y que tus mañanas tiemblan, gotas pesadas en la flor del mundo. Yo se cómo tu voz perfuma la barba de los vientos... Por otros arroyos los días descienden como piruguas. Tus ríos abren canales de música en la noche: y la luna es un papagayo más entre bambúes o un loto que rompe a picotazos las cigüeñas. En un país más casto que la desnudez del agua los pajaros beben en la huella de tu pie desnudo... Te levantarás antes de que amanesca sin despertar a los niños y al alba que duerme todavía. (El cazador de pumas dice que el sol brota de tu montero y que calzas al día como a tus hermanitos). Pizarás el maíz a la sombra de los ancianos en cuyo pie se han dormido todas las danzas. Sentados en el craneo de buey tus abuelos fuman la hoja seca de sus dís: Chisporrotea la sal de sus refranes en el fuego creciente de la mañana. (Junto al palenque los niños han boleado un potrillo alazán...) En una tierra impúber desnudarán tu canto junto al arroyo de las las tardes. Tú sabes algún signo para pedir la lluvia y has encontrado yerbas que te hacen soñar. Pero no es hora, duermen en tu pie los caminos.
Y danza el humo de mi pipa donde las noches arden como tabacos negros... LA ANTIGUA CANCION Yo cantara tus ojos en estrofas sutil porque el arte me ha dado su lira de marfil; pero al mirar tus ojos de un azul tan profundo, solo se la cancion mas antigua del mundo... Yo podría decir el frescor de tu boca forjando con mis rimas una hiperbole loca; pero cuando en la fiebre de tus labios me hundo solo se la cancion mas antigua del mundo... Es la eterna cancion del eterno embeleso y acompana sus giros musicales el beso. Los pajaros la dicen y la flor no la olvida, porque es simple y es vieja lo mismo que la vida. Mas ¡ay! entre tus labios, que sentido profundo Si cantas la cancion mas antigua del mundo!...
En Plus Ultra, Buenos Aires, ano IX, Nº 98, junio de 1924.
CREDO A LA VIDA Creo en la vida todopoderosa, en la vida que es luz, fuerza y calor; porque sabe del yunque y de la rosa creo en la vida todopoderosa y en su sagrado hijo, el buen Amor. Tal vez nacio cual el vehemente sueno del numen de un espiritu genial; brusca la senda, el porvenir risueno, nacio tal vez cual el vehemente sueno de un apostol que busca un ideal. Padecio, la titan, bajo los yugos de una falsa y mezquina religion; veinte siglos se hicieron sus verdugos y aun padece, titan, bajo sus yugos esperando la luz de la razon. Fue en la humana estultez crucificada; murio en el templo y resurgio en la luz... ¡Y, desde alli, vendra como una espada, contra esa Fe que germino en la nada, contra ese dios que enmascaro la cruz!
Creo en creo en la gota Creo en y en el
la carne que pecando sube, la Vida que es el Mal y el Bien; de agua del pantano es nube. la carne que pecando sube Amor que es Dios. ¡Por siempre amen!
Cancion ¡Has de hacer un gran ramo con todas tus palabras, hilandera! Con las grandes palabras que llovieron más redondas que frutas en un día sin hiel; con tus grandes palabras caídas como soles hasta el silencio mío...
Has de hacer un gran ramo con tus voces, y estarán las pequenias, las que fueron semillas aventadas por tu carinio de cien manos; y estarán las que ardieron como sal en la llama de tu júbilo, amiga.
Con todas tus palabras has de hacer un gran ramo para el amor que ha muerto; para el amor que ha muerto a mediodía, junto a la fuente de los ocho cisnes... (Octubre de 1927)
DEL ARBOL Hay en la casa un Arbol que no planto la madre ni riegan los abuelos: solo es visible al nino, al poeta y al perro. Su primavera no es la que fundan las rosas: no es la vaca encendida ni el huevo de paloma. Su otono no es el tiempo que trae desde el mar caballos irascibles, por tierras de azafran. Al Arbol suben otras primaveras e inviernos: el enigma es del nino, del poeta y del perro. Cuando la primavera sube al Arbol-sin-nombre, vestidos de cordura florecen los varones; y Amor, en pie de guerra, se desliza de pronto a la sabrosa soledad de las hijas. Entonces el sabor de algun cielo perdido desciende con el llanto de los recien nacidos. Pero cuando el invierno lo desnuda y oprime, sobre los techos llueven sus hojas invisibles, y, horizontal, cruza las altas puertas alguien que por el cielo desaprendio la tierra.
Hay en la casa un Arbol que los grandes no vieron:
el enigma es del nino, del poeta y del perro. DE LA ADOLESCENTE Entre mujeres alta ya, la niña quiere llamarse Viento. Y el mundo es una rama que se dobla casi junto a sus manos, y la niña quisiera tener filos de viento. Pero no es hora, y ríe ya entre mujeres alta: sus dedos no soltaron todavía el nudo de la guerra ni su palabra inauguró en las vivas regiones de dolor, campos de gozo. Su boca está cerrada junto a las las grandes aguas. aguas. Y dicen los varones: «Elogios impacientes la maduran: cuando se llame Viento nos tocará su mano repleta de castigos.» Y las mujeres dicen: «Nadie quebró su risa: maneras de rayar le enseñaron los días.» La niña entre alabanzas amanece: cantado es su verdor, increíble su muerte. DE LA CORDURA Con pie de pluma recorrí tu esfera, Mundo gracioso del esparcimiento; Y no fue raro que jugara el viento Con la mentira de mi primavera. Dormido el corazón, extraño fuera Que hubiese dado lumbre y aposento Al suplicante Amor, cuyo lamento Llama de noche al corazón y espera. Si, fría el alma y agobiado el lomo, Llegué a tu soledad reveladora
Con pie de pluma y corazón de plomo, ¡Deja que un arte más feliz asuma, Gracioso mundo, y que te busque ahora Con pie de plomo y corazón de pluma! Leopoldo Marechal DEL ADIÓS A LA GUERRA ¡No ya la guerra de brillantes ojos, La que aventando plumas y corceles Dejó un escalofrío de broqueles En los frutales mediodías rojos! Si el orgullo velaba sus despojos Y el corazón dormía entre laureles, ¡Mal pude, Amor, llegarme a tus canceles, Tocar aldabas y abolir cerrojos! ¡Armaduras de sol, carros triunfales, Otros dirán la guerra y sus metales! Yo he desertado y cruzo la frontera Detrás de mi señora pensativa, Porque, a la sombra de la verde oliva, Su bandera de amor es mi bandera. Leopoldo Marechal DEL AMOR NAVEGANTE Porque no está el Amado en el Amante Ni el Amante Amante reposa reposa en el Amado, Amado, Tiende Amor su velamen castigado Y afronta el ceño de la mar tonante. Llora el Amor en su navío errante Y a la tormenta libra su cuidado, Porque son dos: Amante desterrado Y Amado con perfil de navegante. Si fuesen uno, Amor, no existiría Ni llanto llanto ni bajel bajel ni lejanía, lejanía, Sino la beatitud de la azucena. ¡Oh amor sin remo, en la Unidad gozosa! ¡Oh círculo apretado de la rosa!
Con el número Dos nace la pena. Leopoldo Marechal II. DIDÁCTICA DE LA ALEGRÍA (Fragmentos) ................................. ...................................................... ........................................ ................... 3 Desertarás primero la Tristeza, Con su país de soles indecisos Y de rumiantes vacas. La Tristeza es el juego más tramposo del diablo: Tiene las presunciones de una Musa frutal, y sólo es un pañuelo con que se suena el alma su nariz en resfrío. Elbiamor, ¿qué dirías de una lámpara hermosa, pero sin luz luz adentro? Tal es, yo te lo juro, la Tristeza: es igual a esos platos de vitrina que nunca recibieron y no recibirán ni una manzana verde ni un cuchillo. 4 Si la Tristeza es ya tu inquilina morosa, Échala de tu casa, pero sin altivez. Le dirás que se lleve su catre y su baúl, Que se ponga su gorro de astracán o de lluvia Y que se vaya, en fin, a pisar hojas muertas O a tocar los llorosos violines del hastío. ................................. ...................................................... ........................................ ................... 7 Bueno es ahora que te diga yo cual ha de ser la esencia de un Alegre perfecto. No entiendas, entiendas, Elbiamor, Elbiamor, que que un Alegre Alegre lo es porque la risa brota sin sin partera en sus labios o porque sus talones en frescura son dos rojos ovillos de la danza. Baile, canción o risa traducen a menudo la sola complacencia de un hígado triunfante. No desdeñes, desdeñes, empero, empero, la humildad humildad de esas esas flores, Porque lucir un hígado armonioso también es un regalo de la Bondad Primera.
8 Según mi ciencia, es un Alegre puro quien se atrevió a reír después de haber mirado en equidad el semblante primero de la Rosa. ¡Que un hombre así merezca tu saludo! Porque ya es el espejo de una flor sin otoño. ................................. ...................................................... ........................................ ................... 19 Deja la soledad para el uso exclusivo de los poetas devastados y los filósofos en ruinas. «¡Estoy solo y medito!», se gallardea el búho, muy arropado en su lujosa noche. Pero el cóndor sereno de los Andes, erguido en su montaña y al sol de mediodía, reflexiona en silencio: «La soledad no existe». Y es verdad, Elbiamor, que ninguno está solo. ................................. ...................................................... ........................................ ................... 22 Tomo un pedazo de pan duro, lo remojo en el agua y lo doy a los pájaros de arriba. Come un gorrión el pan y luego tiende sus alas al espacio: Elbiamor, el pan duro se ha convertido en vuelo. Se nutre de mi pan una calandria Y en seguida retoma su profesión del trino: Elbiamor, el pan duro se ha transformado en música. No es bueno bueno destruir el el pan duro del del alma: alma: vale más remojarlo y transmutarlo ya en altura de vuelo ya en canción. ................................. ...................................................... ........................................ ................... 29 Elbiamor, que te vean siempre igual a ti misma, ya toques las alturas, ya recorras el suelo. Ni se rebaja rebaja el pan en la mesa mesa del pobre pobre
ni se sublima en el mantel del rico. Sé como el pan, y la Justicia Dirá tu elogio en su balanza.