EL ÁRBOL COMO MADRE ARCAICA EN LA POESÍA DE GABRIELA MISTRAL (1982) Patricio Marchant Nota general La ponencia presentada al Primer Seminario Nacional de Estudios Literarios -que repr reprod oduz uzco co aquí aquí,, con con lige ligera rass modi modifi fica caci cion ones es,, pero pero con con nota notass acla aclarrator atoria iass importantes y, como se dice en la nota final, con exclusión de su última parteexpone el argumento esencial que desarrollaré en un libro sobre la poesía de Gabriela Mistral (Sobre Árboles y Madres), primera parte de un estudio filosófico sobre la poesía chilena, El primer problema que precisa ser resuelto es por qué surge en Chile, sin que nada lo prepare, al parecer, una gran poesía, una rápida sucesión de grandes grandes poetas. Explicaciones que hagan hagan intervenir la "espontaneidad" del "genio creador" o explicaciones de carácter sociológico (las segundas al menos dicen algo, las primeras constituyen meros modos de hablar) deben ser dejadas de lado. Lo único que resulta resulta posible (es decir, decir, más bien, necesario) necesario) es postular la presencia, la acción -sin poder explicar su surgimiento- de una Forma Inconsciente Generante que determina un "contenido latente", estructurado en forma articulada y un muy diferente "contenido manifiesto" de esa poesía; una forma lógica que llama llama ser recibi recibida da y que predetermina predetermina lógicamente lógicamente lugares lugares precisos, precisos, modos precisos de poetizar. poetizar. Ahora bien, el trabajo trabajo sobre la Forma Inconsciente Inconsciente Generante debe partir por el estudio del árbol-Cristo árbol-Cristo mistral mistraliano iano,, objeto muy resumido resumido de esta ponencia, y de su relación lógica inconsciente con la estructura inconsciente actuante en la obra de los otros grandes poetas chilenos. Hemos llevado a cabo estudios -los hemos expuesto en conferencias, no en textos publicados- sobre Gabriela Gabriela Mistral, Mistral, Nicanor Parra Parra y Altazor Altazor de Huidobro. Huidobro. La estructura estructura lógica de la poesía poesía de Neruda, Neruda, por su parte, parte, nos parece parece,, con cierta cierta certez certeza, a, corres correspond ponder er (insistimos: a nivel de estructura inconsciente), pero no adelantemos más por el momento, con la estructura del discurso hegeliano sobre Egipto Egip to (1 (1), I A Roque Esteban Scarpa se le debe, como es sabido, la publicación de los poemas que Gabriela Mistral escribió en Magallanes y que permanecían inéditos. De esos poemas nos interesan aquí aquellos -y son numerosos- que tienen como tema el árbol. árbol. Para Para Scarpa Scarpa se trata trataría ría de varia variacio ciones nes de un tema tema único: único: "la impiedad impiedad utilitaria del hombre frente a la vida hermosa de la naturaleza, y sus consecuencias, la mutilación de lo existente con su dolor que este hombre no entiende, en lo que al árbol se refiere" (2 (2). Particularmente importantes son las distintas versiones que Scarpa publica del poema que en su forma final, tal como aparece en Desolación, se llamó Arbol muerto. muerto. En dos de esas versiones primeras el poema se llamaba Árbol Cristo, en una, y Un árbol-Cristo, en la otra. otra. Y el verso, verso, que en la estrofa estrofa definitiv definitivaa dice: " ... un árbol blanco blanco roto /y mordido de llagas", llagas", en otras otras versiones versiones decía: decía: "un árbol Cristo, Cristo, un árbol /roto y lleno de llagas" llagas" o "un árbol Cristo, solo /y mordido de llagas" o "un árbol-Cristo, roto /y mordido de llagas". Escribe Scarpa: " ... la relación árbol-Cristo... sólo se perderá cuando reemplace el nexo religioso que plásticamente se le imponía por la imagen de su cuerpo roto y llagado; pero que negaba su autenticidad por aquella adjetivación de seco y blasfemo..." (3 ( 3). Es decir, según Scarpa, a Cristo no le conviene, en comparación con el árbol poetizado, lo de seco y de blasfemo y sí le conviene lo de roto y llagado; debemos pensar, pensar, siguiendo la lógica implícita de su pensamiento, que le conviene por los adjetivos solos y no por lo de un árbol árbol roto y llagad llagado. o. Para Para Scarpa Scarpa no podría podría existi existirr una relació relación n intrínseca auténtica entre e.¡ árbol como tal y Cristo, y jamás, en ningún caso, por ejemplo, ejemplo, una identidad identidad (4 (4). Pero, como es evidente, negar una relación relación intrínseca intrínseca
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entre el árbol y Cristo supone, al menos, saber dos cosas: qué sea el árbol, qué representa el árbol en la estructura de la psique y saber de qué modo, como qué, Cristo afecta el alma del creyente o del hombre que pertenece a la tradición cristiana. cristiana. Pero, Pero, ¿quién sabe del árbol, quién sabe de Cristo? Supongamos Supongamos que podemos demostrar esta proposición: que la poesía de Gabriela Mistral poetizó incansable incansablemente mente y de modo originario, originario, tal como nunca había sido pensado antes, las nociones de árbol y de Cristo y la relación entre ambas. Esto significaría que no se puede intentar comprender su poesía con conceptos que suponen conocido aquello aquello que esa poesía poetizó, que pensó, pensó, inconscientemente, por primera vez, y de manera absolutamente absolutamente radical. Proposición, suposición, suposición, que no es en principio tan extraña o imposible si pensamos que la poesía de Gabriela Mistral no fue comp compre rendi ndida da -a nive nivell cons consci cient ente, e, no deci decimo moss a nive nivell inco incons nsci cien ente te-- por por sus sus contem contemporá poráneo neos, s, por sus lectore lectores, s, por sus crític críticos; os; tampoc tampoco o por su creado creadora ra misma. misma. Y si pensamos pensamos,, además además,, que esa incomp incomprens rensión ión no fue un accide accidente nte fortuito que le ocurrió a su poesía, accidente que pudo no ocurrirle; en realidad, esa incomprensi6n fue una condición de posibilidad de su producción: de haber sido comprendida esa poesía, porque inaguantable, no hubiera sido posible. Veamos si es posible demostrar la proposición anterior. Preguntémonos por la poesía, a partir de la poesía de Gabriela Mistral, no qué sea un árbol, no qué sea Cristo -estas preguntas, formuladas en términos de lo que algo sea, de lo que algo es, adelantan su respuesta, una respuesta metafísicamente determinada por la esencia- sino preguntémonos cómo insiste en su poesía el árbol, cómo insiste Cristo. "Insistir": es decir, decir, "mantenerse algo firme en", "aferrarse a". Ahora bien, si queremos trabajar la insistencia del árbol y de Cristo en la poesía de la Mistral debemos buscar primero, de todos modos, otros apoyos, Intentemos ir a las raíces del árbol. ¿Qué nos puede decir, decir, por ejemplo, el psicoanálisis p sicoanálisis sobre lo que el árbol representa, representa, sobre sobre el árbol como símbolo? símbolo? El árbol para Freud Freud es símbolo fálico y como, ciertamente, el árbol que insiste en la poesía de Gabriela Mistral no es un símbolo fálico, resulta evidente que el psicoanálisis sensu stricto freudiano no nos presta ninguna ayuda en este punto. Pero lo que el psicoanálisis puede decir sobre el árbol no se agota en lo poco y limitado que Freud expuso -lo que a su nivel, por lo demás, es decir como símbolo correspondiente a la etapa fálica del desarrollo de la libido, es ciertamente efectivo. Pero, en la continuación rigurosa de Freud, en la serie de grandes psicoanalistas húngaros, en la obra capital, de 1943, de lmre Hermann Los instintos arcaicos del hombre (traducida al francés en 1972 con el título de L’instinct filial podemos filial podemos leer, aparentemente en forma accidental al hablar sobre el origen del fuego en relación al síndrome del "agarrarse a", lo siguiente: "En los sueños de los enfermos, el árbol representa a menudo a la madre; la etnología, etnología, por su parte, suministra suministra numerosos numerosos materiales materiales que permiten permiten interpretar al árbol como el substituto de la madre" ( madre" (5). En forma accidental sólo al parecer. La empresa de Hermann consiste, en términos de Derrida, en proponer "una "una dedu deducc cció ión n arti articu cula lada da,, dife difere renc ncia ial, l, conc concre reta ta,, de todo todoss los los conc concep epto toss psicoanalíticos (al mismo tiempo reelaborados) a partir de una teoría del agarrarse a (cramponnement), del instin instinto to de agarra agarrarse rse a y de un archiarchi-aco aconte ntecim cimien iento to traumático de des-agarrarse, que construye la tópica humana, una tópica que no conoce inicialmente ninguna "triangulación" (es decir, no conoce el Edipo) ( 6). Aquello Aquello que es propio del hombre, hombre, según Hermann, Hermann, es poseer poseer un instinto primario primario en estado inhibido, el cual, precisamente por su inhibición y los efectos que esta inhi inhibi bici ción ón prod produc ucee -ins -insti tint nto o insa insati tisf sfec echo ho que que busc buscaa de toda todass mane manera rass su satisfacc satisfacción-, ión-, se convierte convierte en el instinto instinto fundamental fundamental del hombre. hombre. El hombre, a diferencia de los animales que le anteceden, no tiene una madre a la cual puede agarrarse de modo de constituir -otro concepto fundamental de Hermann- una Unidad Dual con ella: un ser que es único sólo cuando es dos, que está completo como uno, sólo sólo cuando es dos. El hombre sufre, sufre, entonces, entonces, de pérdida de madre; madr madre, e, en esta esta teor teoría ía,, es una una noci noción ón abso absolu luta tame ment ntee prec precis isaa a la vez vez que que entera enteramen mente te nueva. nueva. En la serie serie de las formas formas de madre madre que el psicoa psicoanál nálisi isiss
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distingue distingue (las tres formas distinguida distinguidass por Freud: la madre-produc madre-productora tora,, la madreamante y la madre-muerte que recoge al hijo muerto; la noción de madre de Groddeck, como madre incestuoso -su interpretación de Siegfried-, distinta de la madre como virgen y de la madre como amante que recoge el sexo del hombre después del acto de amor -.su interpretación de la Pietá-, aquello que Hermann enti entien ende de por por madr madree es el sent sentid ido o prim primar ario io,, más más elem elemen enta tal, l, arca arcaic ico o por por consiguiente, y que permanece, produciendo sus efectos específicos, en todas las otras nociones nociones de madre. Huérfano Huérfano de madre, madre, el hombre busca y crea objetos substitutivos -su propia madre llamada madre real es ya un substituto- que sean para él madre: objetos a los cuales se pueda agarrar, así la historia humana consiste en la constitución de símbolos que intentan restaurar esa Unidad Dual perfecta que nunca fue. El inconsciente humano en su estrato estrato más arcaico arcaico sabe de la pérdida de la madre, el abandono de la madre; el inconsciente es la huella del abandono. Y tal abandono lo sabe y lo dice de un modo preciso, referido a un momento momento preciso de los múltiples múltiples momentos del abandono. abandono. Ese momento, momento, ese aban abandon dono o preci preciso so,, lo cons consti titu tuye ye la pérdi pérdida da del del bosq bosque ue,, bosq bosque ue que que se habí habíaa convertido en substituto de la madre. Cito a Hermann: "... la vida en el bosque, en la selva, tuvo un fin traumático; ahora bien, ese traumatismo golpeó no al individuo solo sino a la especie entera: el bosque se quemó (por el frío, agreguemos, no se olvide que el árbol, el bosque, se queman, ya sea por el frío como por el fuego: magníf magnífica ica,, porque porque fundad fundada, a, ambigü ambigüeda edad d del lengua lenguaje) je) y el hombre hombre tuvo tuvo que descen descender der del árbol" árbol" (7). Luego, Luego, separa separado do del bosque bosque,, el hombre hombre quemó quemó los árboles como repetición del traumatismo; la madre infiel fue, entonces, destruida: veng vengan anza za de los los hijo hijoss y supe supera raci ción ón simb simból ólic icaa del trau trauma ma;; al mism mismo o tiem tiempo po,, resultado inesperado: el calor como substituto de la madre, como efecto-de-madre, como madre, madre, por lo tanto. tanto. Tema de la muerte por el fuego de la madre -el fuego como abandono y castigo por el abandono, como símbolo de la liberación forzada del del hijo hijo,, o de su no quer querer er libe libera rars rse; e; rela relaci ción ón entr entree el orig origen en del del homb hombre re propiamente tal y el descubrimiento del fuego, el origen del lenguaje, el origen del trabajo organizado y el origen de la sociedad: todos estos temas van juntos, simbolizan juntos, se simbolizan (símbolo, en griego, es, como es sabido, lo que va jun junto to,, lo que que está está arro arroja jado do junt junto) o).. Este Este saber saber del aban abando dono no y de la madr madree constituye el estrato estrato más arcaico, lo repetimos, del inconsciente-. Estrato al cual, cual, por ejemplo, no llegó Freud (compárese su interpretación, que es fálica, del origen del fuego) (8 (8), estrato al cual llegan los enfermos mentales, pero también aquellos cuya capacidad de penetrar el insconciente es enteramente anormal y que pueden decir lo que saben en textos más allá o más acá de la calificación de textos locos. Como los de Gabriela Mistral. Mistral. Ahora bien, aunque Hermann diga que su método es eminentemente comparativo, que "coordina los hechos obtenidos por la experiencia analítica, por una parte, y los hechos sacados de la zoología de los primates" ( 9), pensa pensamo mos, s, sin sin emba embarg rgo, o, sigu siguie iend ndo o a Nico Nicolá láss Abra Abraha ham m -a este este psic psicoa oana nalilist staa húngar húngarofr ofranc ancés és se le debe el descub descubrimi rimient ento o de la verdad verdadera era import importanc ancia ia de Hermann- que otra cosa cosa está en juego en la teoría de Hermann. Escribe Abraham (no tal vez sin cierta exageración): "Se ve claramente que, una vez descubierta, tal teoría tiene muy pocas relaciones con la observación de los monos antropoides o del recién nacido humano, que ella no se inspira en los "datos" paleontológicos ni se apoya en la neurofisiología, así como tampoco deriva de la observación de las costumbres y los hábitos...” (10 (10)) El problema sería, en realidad, realidad, otro. Problema de peculiaridad del lenguaje psicoanalítico, lenguaje anasémico en la terminología de Abraham, que alude a aquello "sin lo cual ninguna significación habitual -ni en sentido propio ni en sentido metafórico- podría advenir", lenguaje de lo anterior que es origen de modos de hablar que pueden, ellos, ser formalizados, así, un solo ejemplo, "hay" una relación Periferia-Núcleo que es anterior y que hace posible todas las aplicaciones particulares (y precisas en su ámbito) de "periferia-núcleo". Psicoa Psicoanál nálisi isiss como como archia archianál nálisi isis, s, lengua lenguaje je primer primero o de todas todas las cienci ciencias, as, como como archic archicien iencia cia.. De este este modo modo el discur discurso so de Herman Hermann n sobre sobre el surgim surgimien iento to del hombre, como historia del abandono y pérdida de la madre, como historia del fuego
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y de los árboles no estaría reconstituyendo un primer pasado histórico del hombre sino constituiría más bien, el poema del inconsciente sobre el origen del hombre, poema que sería el origen de todo posible hablar sobre el origen del hombre. Descubrimiento de ese poema ese poema que sería más importante -por su "presencia" actual en el inconsciente de cada hombre- que la descripción histórica concreta del origen del hombre -si esta descripción descripción tiene algún sentido. Ahora bien, si para para Abraham el hombre, cada hombre, es "su" poema -que no es "suyo"- y si cada hombre vive el poema que se cuenta, por su parte, la obra de arte es un poema mayor y mayor y por ello -esto es esencial para comprender el sentido de nuestra tarea de interpretación de la poesía de Gabriela Mistral- psicoanalizar una obra de arte, un poema, no consiste en llevar al diván al creador, creador, al poeta, sino como Abraham lo subraya con fuerza, de lo que se trata es analizar la obra de arte misma para comprender lo que esa obra produce, trae a luz, como producción mayor, mayor, nueva (es decir, decir, como otra posibilidad, otra otra salida salida,, otra otra altern alternati ativa va)" )" ( 11 11). ). Pero Pero hecha hecha esta esta aclar aclaraci ación ón fundam fundament ental, al, dejemos descansar, soñar, a Hermann a la sombra de su árbol y a Abraham soñando la suerte, la condición del poeta, del hombre como poeta. II Examinemos Examinemos ahora ahora qué pasa con el árbol en la poesía de Gabriela Gabriela Mistral. Mistral. Sin duda duda,, ning ningún ún obje objeto to o tema tema,, para para llam llamar arlo lo de algú algún n modo modo,, cual cualit itat ativ ivaa y cuantitativamente más importante que el árbol en esta poesía. Cualquier lector de la poetisa lo sabe, debiera saberlo, en todo caso lo puede comprobar; lo que importa es la recta interpretación interpretación de su sentido. Ahora bien, los sentidos del árbol en la poesía de la Mistral Mistral son muchos y diferentes. diferentes. Si como símbolo símbolo fálico tal vez vez no aparece nunca sino implícitamente (en Éxtasis de Desolación), sí aparece sí aparece varias veces como madre productora (12 (12), ), otras veces, como se le puede llamar al árbol de Altazor, de Altazor, como árbol-jeune fille en fleur ( fleur (13 13)) , , otras veces como árbol-jesús, árbol de Navidad (14 (14), ), o como árbol-Erasmo, árbol de la cultura (en Hijo Arbol ) o como árbol del sentido, árbol-maestra (en La Maestra Rural ) , , otras veces como leño que arde como símbolo del hijo, pero sobre todo, y fundamentalmente en Desolación y en los poemas poemas escrit escritos os en Magall Magallane aness que perman permanecí ecían an inédit inéditos, os, como como árbolárbolmadre-arcaica objeto del instinto inhibido del "agarrarse a", soporte, complemento, Unidad Unidad Dual con el Hijo. Hijo. De modo tal que la insist insistenc encia ia en este este árbolárbol-mad madrerearcaica define la primera poesía de la Mistral y al mismo tiempo define su poesía sin más, pues las otras formas de árboles se derivan o deducen del árbol-madrearcaica, como es el caso también de la última forma del árbol a la cual llegan los textos de Gabriela Mistral: el árbol-Goethe (15 (15). ). Árbol-madre Árbol-madre-arc -arcaica aica que será será poetizado como muerta, como abandonada, destruida, destruida, quemada. Gabriela Mistral trabaja, entonces, con los mismos elementos de lo que, comentando a Abraham comentando Hermann, llamamos el poema del origen del hombre; es decir, pero enti entién énda dase se bien bien lo que que esto esto sign signif ific ica, a, Gabr Gabrie iela la Mist Mistra rall pens pensó ó por por su cuent cuenta, a, independientemente del psicoanálisis, relaciones inconscientes arcaicas (esto es, relaciones referidas a la etapa primera del desarrollo del individuo y de la especie). Así, de una manera no seria, riéndonos de la cronología, lo que no es grave, pero sí con conceptos que aunque parecen serios no son rigurosos, lo que sí ya es grave, se podría decir que la poesía de Gabriela Mistral "ilustra" Los Instintos Arcaicos del Hombre o que Los Instintos Arcaicos del Hombre "comen "comentan tan"" la poesía poesía de la Mistral. Mistral. Pero en su poema sobre el origen, Gabriela Mistral Mistral da una interpretació interpretación n dife difere rent ntee de He Herm rman ann n del del aban abandon dono, o, de quien quien aban abando dona na.. Para Para ella ella,, quie quien n abandona no es la madre sino el hijo. El árbol-madre es quemado por los hombres, por los hijos o derribado por los leñadores de "lascivas hachas" -el hacha es obviamente símbolo fálico-, por los hijos que abandonan a sus madres por otras muje mujere res. s. Así, Así, los los elem element entos os del del poem poemaa del del orig origen en son son los los mism mismos os que que los los señalados por Hermann; lo que cambia es sólo la interpretación: quién es el que
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aban abando dona na,, quié quién n es el buen bueno, o, quié quién n es el malo malo del poema. poema. Esta diferente diferente interpretación confirma, por lo demás, la crítica ya mencionada de Abraham a Hermann: que la archi-lógica de Los Instintos Arcaicos del hombre no describe hechos históricos sino constituye un poema (nos permitimos imaginar la sorpresa, la alegría, con que Hermann y Abraham hubieran recibido la poesía de la Mistral de haberla conocido. Nos aterra -nos referimos a ello al final final de esta ponencia- que la grandeza conceptual de la poesía de Gabriela Mistral no haya sido ni siquiera sospechada. Alguien pensó en Chile; silencio: nadie se ha dado cuenta). Señalamos sólo de paso, aunque es decisivo, que con los elementos del poema del origen y conoci conociend endo o lo que llamam llamamos os la interpr interpreta etació ción n del poema, poema, se pueden pueden realiz realizar ar deducciones a priori priori que pueden pueden ser compro comprobad badas as luego luego en su cumpli cumplimie miento nto fáctico. Si los árboles quemados o destruidos simbolizan a las madres injustamente quem quemad adas as o destr destrui uida dass en la poes poesía ía mist mistra ralilian anaa (Her (Herma mann nn dirá dirá:: las las madr madres es quemadas quemadas o destruidas destruidas con justicia) justicia),, se abre otra posibilida posibilidad: d: que, visto desde la madre, un leño que arde (y, por sus dimensiones, sólo un leño; no un árbol y en ningún caso una selva) selva) simbolice al hijo que abandona a la madre. Ahora bien, el leño como hijo que arde se encuentra en los poemas magallánicos A la Nieve y La escarcha, así como en la segunda estrofa de la Segunda Parte del Poema del Hijo. Igualmente, si como Hermann señala, los árboles quemados producen calor, es decir, en terminología nuestra, un efecto-de-madre, el leño que arde como hijo produce produce un efecto-de-h efecto-de-hijo: ijo: el dolor que le causa a la madre, dolor que la hace ser madre. III Veamos ahora ahora qué pasa con Cristo en la poesía de Gabriela Gabriela Mistral. Nos referimos aquí sólo a dos poemas de Desolación: Desolación: El Dios triste y La Cruz de Bistolfi. Detengámonos en lo que estos poemas nos dicen sobre la existencia o, mejor dicho, la presencia presencia o ausencia de los dioses, de Dios. En esta poesía la ausencia o la presencia de un Dios se demuestra -bastante heideggerianamente, pero antes de Heidegger, Heidegger, por supuesto (16 (16)) - por la capacidad de un Dios de determinar un modo de existencia humano. Tres nombres de dioses se nombran en estos poemas. Primero, el Dios de David ("Aquel tremendo y fuerte señor"), Dios que no existe ahora, en este tiempo, pero que existió antes, cuando existían hombres que medían su existencia por su nombre (y Dios que fue presente para la hablante en su juventud). juventud). El segundo Dios que se nombra nombra es el Dios triste, triste, el Dios Padre de los cristianos; Dios inmenso por la inmensa cantidad de hombres que se determinen por por él, él, exis existe tent ntee ahor ahora, a, pero pero ahor ahoraa impl implíc ícit itam amen ente te tamb tambié ién, n, siem siempr pre, e, Dios Dios ontológicamente triste, débil, herido, sin aliento y, defecto capital, Dios sin canto, es decir, decir, Dios que no es origen del canto. Tercero, finalmen finalmente, te, en La Cruz de Bistolfi, el nombre de Dios oculto, la Cruz. Cruz que para sentirla no necesitamos saber que la sentimos, que es cierta, como ancha montaña, cuyos brazos nos mecen mecen y su sombra sombra nos baña. Cruz Cruz que es nuestr nuestro o único único amor real: los otros otros amores son suplencias; Cruz que perdona, Cruz que domina toda dirección en el tiempo y en el espacio. espacio. Cruz a la cual hemos estado estado prendidos, prendidos, desde el nacer (esto es, como madre que nos produce) al morir (esto es como madre que nos acoge como madre-muerte), pero Cruz que es, ante todo, otra cosa, que es anterior, anterior, a la madre productora y a la madre-muerte. Cruz a la cual hemos estado prendidos, dice el poema, "como el hijo a la madre". Como el hijo a la madre. Que los ingenios, aquellos que creen en la libertad de las metáforas o aquellos, los metafísic metafísicos, os, que creen que una distinción distinción es posible o es finalmente finalmente posible entre concepto y metáfora, digan que se trata de una simple metáforas (17 ( 17). ). Para quien sabe leer, el poema, al decir que la Cruz es como madre, dice sin más que la Cruz es madre.
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Ahora bien, si la Cruz es madre y si la Cruz es un árbol y todo árbol, que es madre, es Cruz; si Cristo está en la Cruz, si la Cruz es Cristo (una Cruz desnuda de Cristo, como la Cruz de Bistolfi, es Cristo), entonces, siendo Cruz, siendo árbol, Cristo es madre. Cristo Cristo opera en el estrato estrato más profundo profundo del inconsciente inconsciente no como figura mascul masculina ina,, como como Dios-h Dios-homb ombre re o como como un hombrehombre-Dio Dioss sino sino que opera, opera, está está inscrito, inscrito, produce produce efectos-de-mad efectos-de-madre, re, opera como madre. Por cierto que para una importante cantidad de cristianos, Cristo es primeramente una figura masculina: como Padre -o sea, el Dios triste, o Hermano- para la llamada "teología de la liberación". Pero en su estrato más fundamental, en su significación significación más arcaica -y, -y, como ya dijimos, la significación más arcaica está ocultamente presente en las signif significa icacio ciones nes superpu superpuest estas, as, es decir decir,, más superf superfici iciale ales, s, que se deriva derivan n de la signi signifi fica caci ción ón arca arcaic icaa -Cri -Crist sto o es madre madre.. Cris Cristo to es la Voz que resp respon onde de,, que que corresponde enteramente, bondad única, el grito del hijo abandonado o que se abandona; o Cristo en tanto madre, y como la madre, según la teoría de Hermann y Abraham Abraham da al hijo el inconsciente, inconsciente, el inconsciente inconsciente es, entonces, entonces, la madre en el hijo; Cristo como el inconsciente reconocido en la plenitud del amor, es lo que vive la experi experienc encia ia místic mística. a. Aclare Aclaremos mos,, una vez más de paso, paso, rápida rápidamen mente, te, que la Virg Virgen en Ma Marí ría, a, en su sign signif ific icac ació ión n corri corrien ente te,, no es la madre madre arca arcaic icaa sino sino que que corresponde a la madre en la época de la declinación del complejo de Edipo (para dar cuenta de estas dos formas de madre habría que trabajar, además, la notable distinción entre el contenido manifiesto y el contenido latente en el complejo de Edipo que propone Abraham en L’ecorce et le noyau); de este modo, entonces, todas las interpretaciones filosóficas, por ejemplo, la interpretación fundamental propuesta por L. Feuerbach en La Esencia del Cristianismo y las interpretaciones psicoanalíticas de la función de la Virgen María (así Ilse Barande en Le Maternel Singulier y Sarah Kofman en Nerval. Le Cbarme de la Répétition), en tanto ven únicamente la maternidad de la Virgen María y pasan por alto la maternidad de Cristo, resultan ser radicalmente insuficientes y deben ser reinterpretadas a partir de las teorías de Hermann y de la poesía de la Mistral. Hagamos ahora, aunque sea brevemente, pero se trata de algo esencial, dos observaciones, Primero que el sacrificio de Cristo no basta, en esta poesía, para obtener obtener la redención. Cristo Cristo en la Cruz es la madre abandonada, abandonada, pero Cristo Cristo está todavía, sigue todavía, en la Cruz -lo dice el poema Viernes Santo. La acción redentora se consumirá sólo cuando una voz diga y una voz enseñe la verdad -la verdad del reino reino de las madres que fue destruido destruido y que debe ser restaura restaurado. do. La poet poetis isaa y la maes maestr traa serán erán las las figu figura rass feme femeni nina nas, s, las las verdaderas madres encargadas de terminar la acción que Cristo en la Cruz, permaneciendo en la Cruz no puede terminar". terminar". Pues en esto consiste consiste el proyecto fundamental fundamental de Gabriela Gabriela Mistral:- sustituir al falogocentrismo, consti constitut tutiv ivo o de la tradic tradición ión occide occidenta ntall -el término, como es sabido, pertenece a Jacques Derrida (19 ( 19)-, )-, un hysterocenirismo: la divinidad como, madre, el sentido de las cosas como sentido maternal ( 20 20). ). Por cier cierto to,, este este proy proyec ecto to de resta restaur urac ació ión n del sent sentid ido o mate matern rnal al de las las cosa cosass es enteramente "loco", tanto como el proyecto contrario, el falogocentrismo, del cual representa su simple inversión, es decir, su crítica, pero, al mismo tiempo, su reafir reafirmac mación ión.. Segund Segundo, o, que si para para Gabrie Gabriela la Mistr Mistral al lo que podemos podemos llamar llamar el conj conjun unto to de las las repre represe sent ntac acio ione ness cris cristi tian anas as son son verd verdad ader eras as,, sí para para ella ella el cristianismo oficial es sólo una interpretación, una errada interpretación de esas representaciones, y si lo que su poesía intenta es dar la interpretación adecuada, su poesía debe necesariamente, entonces, entroncarse -no por la altura de su valor poético, ciertamente; sí por el contenido de su pensamiento- con la grandiosa reinterpretación del cristianismo oficial propuesta por Goethe, en la Segunda Parte de Fausto, en su escena final". Ahora bien, esta feroz "herejía": Cristo es madre como objeto del instinto, del deseo, deseo, de la pasión fundamental fundamental del hombre hombre (la poetisa poetisa y la maestra deben, si se quiere entender rectamente rectamente el sacrifici sacrificio o de Cristo, Cristo, consumar la acción acción redentora), redentora),
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este exceso de pensamiento y, en lo que concierne al carácter maternal de Cristo, lo más profundo que se haya dicho sobre Cristo (22 (22)) todo esto fue pensado, pensado todo lo inconscientemente que se quiera, pero fue pensado por una profesora profesora primaria chilena. chilena. Que los contemporáneos contemporáneos de la Mistral Mistral no lo hayan sabi sabido do no tien tienee nada nada que que asom asombr brar ar o aver avergon gonza zar; r; diji dijimo moss que que condi condici ción ón de posibilidad de su poesía fue la incomprensión de su significado: si Gabriela Mistral hubiera sabido lo que estaba diciendo seguramente lo hubiera callado o se le hubi hubier eraa abie abiert rto o el cami camino no de la locu locura ra.. Y adem además ás,, inco incons nsci cien ente teme ment nte, e, su pensamiento, el árbol-Cristo de Gabriela fue entendido y su acción fue fecunda. fecunda. La gran poesía chilena -nos lo proponemos demostrar en un trabajo en preparación- se atiene al árbo árboll-Cr Cris isto to de la Mist Mistra ral. l. Así, Así, los los poet poetas as chil chilen enos os respo respond ndie iero ron, n, correspondieron, al destino, a lo a ellos destinado. Hasta aquí aquí todo está bien bien y normal. Lo que no es normal -o tal tal vez es demasiado normal- es que aquellos que dicen pensar, los Departamentos de Filosofía de las Univer Universid sidade adess chilen chilenas, as, no sepan sepan nada, nada, sigan sigan sin saber saber nada, nada, del árbolárbol-Cri Cristo sto mistraliano. Arbol-Cristo que debiera haber puesto en movimiento no sólo, como lo hizo, hizo, la poesía chilena, sino también, en tanto don asignado asignado (Heidegger) (Heidegger) o envíos envíos (Derrida), debiera haber haber generado un pensamiento filosófico chileno. chileno. Pues no sólo por el tema, que hunde sus raíces en toda tradición y por ello en la tradición occidental, sino también, al mismo tiempo, por esto: para entender lo poetizado por Gabri Gabriel elaa Mist Mistra rall es nece necesa sari rio o pone ponerr en movi movimi mien ento to lo más más impo importa rtant ntee del pensamiento contemporáneo: el pensamiento del don (y lo que ello implica: la Ereignis, la guardia y la lógica de la Ent-fernung) y la meditación sobre la presencia o ausencia de los dioses de Heidegger; el psicoanálisis de Freud a Hermann y a Nicolás Abraham Abraham y el pensamiento pensamiento de Jacques Derrida. Incapaces de comprender comprender que la filosofía sólo surge frente a necesidades (dones, envíos), ignorando que el pensamiento poético pre-pensando abre la necesidad de la filosofía, que la filosofía es pensar necesario, lo contrario, por tanto de la autorreferencia de estudios sobre estudios; ajenos a la generosidad esencial -que consiste no en dar sino en saber recibir-, estos Departamentos de Filosofía merecen ser, deben ser, cerrados, o abiertos, inaugurados, para comenzar por el principio, en el nombre, sobre el nombre, con el nombre del árbol-Cristo (23 (23). ).
NOTAS (1) Agradezco muy especialmente al Departamento de Lingüística y Literatura de la Universidad de Concepción su invitación invitación al Seminario, Seminario, pese o porque porque no soy profesor profesor de Literatur Literatura. a. Como el tema de la ponencia ponencia desarrollaba temas delicados, por decirlo así, para una conciencia cristiana, agradezco a Hugo Montes la recepción recepción que hizo a mi discurso. discurso. Como el contenido contenido de esta ponencia ponencia fue discutid discutido o posterio posteriorment rmentee con el profesor de Literatura Española y Latinoamericana contemporáneas de la Universidad de Bari (Italia), ensayista, traductor de Neruda y poeta él mismo, Ignazio Delogu (discusión (discusión sobre-Neruda y la Mistral en el Taller de Artes Visuales de Santiago, noviembre de 1981), aprovecho la oportunidad de agradecerle el interés que prestó a las ideas aquí expuestas, Finalmente debo declarar que sin la lectura del texto magistral sobre Gabriela Mistral: Por hambre de su carne de Jorge Guzmán (en prensa, en Dispositio, Universidad de Michigan), esta ponencia, que tanto se opone, sin embargo, a la tesis de Guzmán, no habría sido de ninguna manera posible. (2) Roque Esteban Scarpa, La Desterrada en su Patria, Nascimiento, Santiago, 1977, Tomo 1, p.269. (3) Ib., p. 272. (4) A Scarpa se le pasa por alto incluso -aquí al menos- el hecho que la tradición cristiana vincula directamente a Cristo con el árbol, que el árbol es metáfora de Cristo. (5) Hermann, L’instinct filial Denoél, París, 1972, p.189. (Traducción (Traducción y subrayado del autor). ,
(6) Derrida, Entre crochets, Entretietis avec jacques Derrida, Digraphe No. 98, Flammarion, París, abril 1976, p.98. (7) Hermann, op.cit., op.cit., p.189. (8) Freud, Sobre la conquista del fuego, 1932. 1932.
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(9) Hermann, op. cit., p. 64. (10 10)) N. Abraham, Pour introduire "L'instinct filial", en L'écorce el te noyau. Anasémies II, Aubier-Flammarion, París, 1978, p.349. (Traducción del autor). (11 11)) Así Abraham ha comentado el Libro de Jonás del poeta húngaro Michael Babits, en Jonas (Anasémies III), Aubier-Flammarion, París, 1981. (12 12)) Que el árbol es símbolo de la madre productora o reproductora lo sabía Jung (por ejemplo, en la obra con la que se separa del Psicoanálisis: Psicoanálisis : Transformaciones y símbolos de la libído) y lo sabían antes y por su cuenta los historiadores de la religión. Pero enteramente otra que la madre productora o reproductora, constituyendo una problemática enteramente otra, es la madre como objeto del instinto de "agarrarse a". (13 13)) Altazor. Fin del Canto Primero: 'Silencio/Se oye el pulso del mundo corno nunca pálido / La tierra acaba de alumbrar un árbol'. Comienzo del Canto Segundo: 'Mujer el mundo está amueblado por tus ojos / Se hace más alto el cielo en tu presencia/ La tierra se prolonga de rosa en rosa / Y el aire se prolonga de paloma en paloma'. (14 14)) En su poesía, 'Jesús' 'Jesús' es el hijo perfecto, perfecto, esto es, el hijo que no abandona abandona a la madre. madre. Véase la ronda llamada precisamente Jesús, de Ternura. (15 15)) Recado Terrestre, que comienza así: 'Padre Goethe que estás sobre los cielos" y, sobre todo, el Último Arbol (Lagar). (16 16)) Nuevament Nuevamentee Gabriela Gabriela Mistral piensa piensa por su cuenta cuenta originariam originariamente ente y, para quienes les importan importan las cuestiones no importantes de prioridad, primero, así, "antes" que Freud o Hermann, "antes" que Heidegger. Heidegger. (17 17)) Jacques Derrida, La Mythologle Blanche in Marges- de la philosophie, philosophie, Minuit, París, 1972. (18 18)) Por cierto, que Cristo necesite ser salvado no sólo es contrario contrario a la teología cristiana oficial sino que -lo único que nos importa aquí- contradictorio contradictorio con su carácter de madre absoluta, salvación total del hijo. hijo. Pero al nivel del poema del poema del origen, del poema de las mujeres y para las mujeres -pero ¿cómo insiste "la” mujer?; "la” mujer?; ¿se leerá alguna vez en Chile o en cuántas décadas más Éperons de Jacques Derrida?- no hay contradicción contradicción alguna: la madre que salva a Cristo y salva a las madres, mediante su canto o por su acción como maestra, creando, de ese modo, hijos absolutos (Poema del hijo), esa madre se salva a sí misma. (19 19)) Por ejemplo en Ecarts. Quattre essais á propos de Jacques Derrida, Fayard , París, 1973, Anexe 1973, Anexe II. (20 20)) “Dame “Dame el ser más madre que las madres", madres", dice dice La oración de la maestra y “Voy conociendo el sentido maternal de las cosas", el Poema de las madres de Desolación. (21 21)) La Madre del Fausto es la Virgen María, no la madre arcaica. Pero en el 'comentario' más importante del Fausto, en la medida que este comentario es musical, la Virgen María se transforma en madre arcaica; nos estamos refiriendo, como se habrá adivinado, a la Octava Sinfonía de Gustav Mahler. Mahler. Debemos señalar, señalar, además que, de acuerdo al Dios-Naturaleza de Goethe, Groddeck interpretó a la Cruz como la madre en la que el hijo muere y se transforma: Stirb und werde. (22 22)) Pues Hermann entendió entendió lo que representa representa el árbol pero nada nada dijo sobre Cristo. Cristo. Por otra parte parte las interpretaciones psicoanalíticas de Cristo, de Freud a Reik (Mito y Culpabilidad) pasando por Reich (La Muerte de Cristo) resultan resultan ser, ser, frente frente a lo pensado por Gabriela Gabriela Mistral, enterament enteramentee insufici insuficientes entes.. En realidad, realidad, Gabriela Mistral pensó, descubrió la "superioridad psíquica" (si se aceptan estos términos), es decir la “verdad" del cristianismo. Por cierto, las referencias conscientes, conscientes, ideológicas, de la poetisa poetisa sobre Cristo o el cristianismo o sobre otras religiones expuestas en sus propios textos en prosa y estudiadas en el libro, tan rico en informaciones como pobre conceptualmente, Sensibilidad Religiosa de Gabriela Mistral de Martin C. Taylor (traducción española en Editorial Gredos), no pueden ser recibidas directamente y deben ser trabajadas en forma sistemática. (23 23)) Entendamos: la filosofía puede surgir sólo surgir sólo cuando una necesidad obliga obliga a pensar. pensar. Sin esta necesidad, los estudios filosóficos filosóficos se convierten en juegos académicos. académicos. Que la filosofía en Chile debiera debiera haber comenzado por el trabajo sobre el árbol-Cristo no implica que su contenido hubiera debido reducirse, o debiera reducirse, a este tema -tema, por lo demás, en sí, inmenso (y no pasemos por alto el hecho que los cristianos se han lavado las manos ante el pensamiento poético de la Mistral). Originada por una necesidad, esa filosofía hubiera sido necesaria, hubiera alcanzado este nivel: necesidad -esto es únicamente lo que estamos afirmando. Señalemos finalmente que la ponencia finalizó con una breve exposición oral sobre la búsqueda de una escena que pusiera en escena la escena escena del psicoanáli psicoanálisis. sis. Tal escena la encontram encontramos os en El Retablo de Isseizheim de Mathias Grünewald. Todas las posiciones, los lugares lógicos del psicoanálisis psicoanálisis se encuentran ahí dramatizados (un sólo ejemplo: le Nom du Pére de Lacan en Juan Bautist Bautista). a). Nos interesa interesaba ba la figura de María María Magdalena. Magdalena. La interpretamos así: María Magdalena es la madre que da al hijo no sólo, como toda madre, el inconsciente, sino también -y en ello no se ha reparado- la madre que da al hijo, además, el don de la separación, que le envía la separación. El hijo cree haber abandonado él a la madre; pero, sola de su soledad, María Magdalena, en silencio, da ella al hijo la la separación -la libertad que el hijo dice dice "tener" él. Problema que se debe conectar con el árbol mistraliano -lectura de Gabriela Mistral como envíos - plural necesario- de María Magdalena.
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