Lucano Divina - El Príncipe Azul Abre Puertas, El Bufón Abre PiernasOptimizado

El Príncipe Azul abre puertas, el Bufón abre piernas El manual de seducción que ellas no quieren que leas

Lucano Divina

Copyright © 2015, Juan Pablo Bustamante Restrepo (representante en la humanidad de Lucano Divina). Todos los derechos reservados. Primera edición en e-book: marzo de 2015 ISBN: 978-958-58807-0-2 No se permite la reproducción total o parcial de este libro ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación, por señales de humo, por chismes malintencionados u otros métodos, sin el

permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual. Mejor dicho, no nos robes… por favor. Para solicitar una autorización, contáctanos en: www.DivinaComedia.com Descargo de responsabilidad El autor y el editor no se hacen responsables por ninguna de las consecuencias derivadas, directa o indirectamente, por la lectura y/o por la aplicación de las recomendaciones

expuestas en este libro. Los presuntos daños causados por el piropo que es ridiculizado, el mensaje de texto que es ignorado, la llamada no contestada y/o el amor no correspondido, entre otros, deben ser asumidos en su totalidad por quien está pasando sus ojos por estas letras. Esta obra no pretende ofrecer un camino inequívoco para el ritual del apareamiento, sino uno con menos obstáculos. Pura coincidencia Los hechos, personajes, nombres y lugares que aparecen en el presente libro son ficticios. Cualquier parecido con personas reales —tales como la que

habla demasiado, la que prefiere a los adinerados, la que llora para manipular —, vivas o muertas, o con hechos reales —corazones rotos, cuernos, ligues de una noche— o lugares —moteles, el escritorio de la jefa, la cama de la amiga con derechos— es pura coincidencia. ***

Sobre el autor

Lucano Divina es un tigre de bengala que escapó del zoológico donde era prisionero para fundar y liderar a la

Revolución Animal, un poderoso movimiento insurgente que lucha contra el imperialismo de la estupidez humana. Por muchos años fue la máxima estrella de las jaulas, al punto que su imagen vendió millones de muñecos de peluche entre los visitantes de la cárcel de animales. Pero todo cambió cuando envejeció. Su rugido se interrumpía por una tos, y su pelambre naranja y blanco con rayas negras se estaba transformando en uno blanco y blanco con rayas blancas; debido a que sus canas no vendían la misma cantidad de suvenires, decidieron reemplazarlo por un talento felino más joven y por eso se fugó.

Desde el primer día lejos de los barrotes de su celda, Lucano se ha dedicado a dejar en evidencia a la humanidad publicando en su guarida, www.DivinaComedia.com, lo que muchos piensan pero que nadie dice en voz alta. Al comienzo, los humanos lo consideraban un demente porque nadie le prestaba atención a su utópica venganza contra quienes querían jubilarlo. Hoy, continúa siendo un demente, aunque un demente que es considerado el ser viviente más sexy del mundo, seguido por cientos de miles de Amigos de lo Salvaje en las redes sociales, dispuestos a luchar por la Madre Naturaleza. Ah, y los humanos ahora se lo toman tan en serio que

quieren cazarlo para convertirlo en alfombra. ***

A los Príncipes Azules, porque les toca sobrevivir en un planeta plagado de daltónicas.

De Príncipe Azul a Bufón en treinta días Día 0

Si

estás leyendo estas palabras es porque has dado el primer paso de tu salvación: aceptaste que tienes un problema, aceptaste que ser un Príncipe Azul es una penosa enfermedad. Lo negaste por mucho tiempo. Pensaste que podías ser el protagonista de una historia de amor como la de los cuentos de hadas. Te convenciste a ti mismo que solo hacías lo que las Hembras humanas pedían para ser cautivadas. Tranquilo. Ya pasó. Ahora tienes a este libro que

luchará por tu rehabilitación. convertirás en un Bufón.

Te

No va a ser fácil. Tendrán que transcurrir al menos treinta días para que tu organismo se desintoxique de los clichés románticos que has absorbido a lo largo de tu existencia. Al término de treinta días admitirás que no existe un poder mayor sobre los hombres que el poder de unas piernas abiertas. Examinarás tu pasado sentimental durante treinta días para identificar dónde, cuándo y cómo te equivocaste. Los errores de tu predecible estrategia de seducción serán enmendados, en treinta días, al enriquecer tu conocimiento sobre la lógica ilógica que

gobierna el comportamiento femenino. Una nueva y provechosa vida sexual es la que disfrutarás, luego de treinta días, cuando apliques lo aprendido en el ritual de apareamiento. Treinta días y este libro es todo lo que necesitas. Mi nombre es Lucano Divina y voy a ser tu padrino en el proceso de rehabilitación. También soy un tigre de bengala que escapó hace varios años del Zoológico de Aqueronte para liderar a la poderosa Revolución Animal. Mi misión consiste en dejar al descubierto la estupidez humana. A mis Amigos de lo Salvaje les he relatado, en mi guarida oficial (www.DivinaComedia.com), cómo no hay nada más permanente que

un impuesto temporal, cómo un peluquero corta varios centímetros cuando se le pide que sea solo uno, cómo un crítico nunca se convierte en artista aunque dice saber mucho del arte que critica, cómo un condenado a muerte es vigilado por los carceleros para que no se suicide, cómo una Hembra humana abre la boca al momento de maquillarse los ojos, entre otras verdades humanamente irracionales. De hecho, tú eres el mejor ejemplo de la estupidez que yo combato: un Príncipe Azul al que las mujeres dicen amar, pero que no se acuesta con tantas mujeres como lo logra un Bufón.

No temas. Estas letras no fueron escritas para revolver el avispero de tus frustraciones sexuales. Es cierto que vas a recordar a las Hembras humanas que nunca llevaste a la cama, pese a que aceptaron tus múltiples invitaciones a salir; te volverás a mortificar y rememorarás los golpes a tu ego. Sin embargo, al final, saldrás fortalecido del programa de rehabilitación. Te volverás un seductor Bufón. Para alcanzar tan ambicioso objetivo, voy a tomar un bisturí en una de mis patas para diseccionar, desde hoy que has pedido mi ayuda, a las Hembras humanas. Día a día las abriré poco a

poco para que las entiendas. Sé que parece una misión imposible, pero por fin sabrás cómo ganan una discusión sin tener la razón, la información que tus zapatos les revela, el poder de las lágrimas femeninas, el peligro que representa su exnovio en tus intenciones de apareamiento, lo que realmente pasa en el baño de las mujeres, por qué prefieren al Macho con dinero y que pagar por sexo es más barato que obtenerlo gratis, para citar unas de tantas verdades femeninamente irracionales. El procedimiento quirúrgico lo voy a realizar sin anestesia. En otras palabras, lo que voy a contarte va a causarle un

dolor muy intenso a tu cerebro. Te sentirás engañado, burlado, avergonzado, desorientado… te sentirás tan manipulado que pensarás que mis relatos no corresponden a la realidad. Lo más probable es que, además, le preguntes a una Hembra humana para que te dé un segundo concepto y ella te asegurará que estoy generalizando… porque también le dolerá mi intervención, al punto que preferirá que continúes enfermo. Por eso te aconsejo tomarte treinta días para tu proceso de sanación. Son treinta dosis de verdades femeninamente irracionales para treinta días. Deberás leer una y después descansar al terminar.

Tómate el tiempo entre lecturas para observar a las Hembras humanas que tengas cerca. Analízalas. Descubre lo que antes había pasado desapercibido frente a tus ojos. Verificar mis palabras será la cicatrización adecuada que tu organismo necesita. Y al día siguiente, vuelve a leer. No es indispensable que lo hagas en orden, el tratamiento fue diseñado para que te surta la información que requieras en el momento que tu ansiedad te lo exija. Al concluir el programa de rehabilitación, cada verdad femeninamente irracional habrá prendido una antorcha en la oscura cueva de tu cerebro que descifra a las

mujeres. Lo ilógico seguirá siendo ilógico, pero al menos entenderás por qué actúan como actúan. Podrás bloquear la señal de la intuición femenina, sabrás reconocer cuándo ‘nada’ efectivamente significa ‘nada’, nunca buscarás amor donde solo hay amistad, serás el Macho alfa del ritual de apareamiento… Te transformarás en un Bufón. Para iniciar, es obligatorio que saludes en voz alta, digas tu nombre y afirmes sin titubear que eres un Príncipe Azulónimo. Hazlo. No solo es imprescindible para tu recuperación, sino también para los Amigos de lo Salvaje que serán testigos de primera

fila de tu cambio de ingenuo a un poquito menos ingenuo en lo que respecta a las Hembras humanas. Bienvenidos a esta serie de verdades femeninamente irracionales, Amigos de lo Salvaje y futuro Bufón. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

La dictadura de la belleza Día 1

Sexo.

Esa sola palabra encierra las respuestas a los grandes interrogantes que se tienen del universo femenino. Perdón, replanteo: falta de sexo. Esa sola ansiedad explica por qué el universo masculino tiene tantas preguntas sobre el universo femenino. Esa sola angustia motiva a un Macho humano a preguntarse incesantemente por qué una Hembra obstaculiza el camino hacia el apareamiento y, además, por qué mientras más bonita sea ella, más trabas pone.

La ley de oferta y demanda rige a las Hembras humanas en el apareamiento. Ellas ofrecen sus atributos a través de escotes, minifaldas, ropa ceñida, tacones, entre otras vitrinas, y dependiendo de la demanda que sus curvas tengan en ellos derivará el poder que ostenten en la sociedad. Es decir, luego de la evaluación ansiosa del género masculino, el mercado invariablemente establece que la oferta de feas excede a la demanda y, por lo tanto, el precio de invitarlas a salir es un pedazo de pizza en cualquier puesto callejero. Y, a su vez, la oferta de bonitas es inferior a la demanda y, por

lo tanto, el precio del primer desembolso es, como mínimo, una cena en París. Desde tiempos inmemoriales, el MLM (Movimiento de Liberación Masculina) ha intentado sublevarse ante ese sistema que aparenta ser democrático — moldeado a la medida del apetito de la mayoría de Machos humanos—, pero que en realidad es una infame dictadura —una vez en el poder, las Hembras más deseadas hacen uso de mecanismos totalitarios de control sexual (“Eres mi mejor amigo”, “No estoy preparada todavía”, “Este fin de semana tengo una reunión familiar”)—. Sin embargo, existe una senda para rebelarse a dicha

opresión: conquistar a la bonita como si fuera fea y a la fea como si fuera bonita.

Mientras más bonita es una Hembra humana, menos amigas y más ‘amigos’ tiene. También tiene más portadas de revistas, más seguidores en las redes sociales, más silbidos desde las construcciones, más puertas abiertas por Príncipes Azules, más invitaciones a tomar un café, más ceros en el salario, más flores, más profesores dispuestos a reconsiderar una mala nota. Todo eso, sin abrir la boca. Incluso, en muchos casos se prefiere que no la abra. En el otro extremo, mientras más fea es una Hembra humana, menos ‘amigos’ y más amigas tiene. También tiene más días sin depilarse, más kilos, más feos

preguntándole cómo conquistar bonitas, más piropos del papá, más piel paliducha, más cuentos de hadas donde se parece a la bruja narigona, más noches de viernes acompañada solo por la televisión, más repeticiones del mantra de autoayuda Om pulchritudo est relativhum (la belleza es relativa). Todo eso, abriendo la boca más de la cuenta para malteadas de chocolate, mientras culpa a la retención de líquidos por el reciente cambio de talla en los pantalones. La bonita es un popular restaurante, con una fila de numerosos admiradores aguardando la señal de ser llamados a comer. La fea es un restaurante ubicado

en una calle de mala muerte, cuyos esfuerzos por mejorar la fachada no han atraído clientela. La bonita es una película taquillera alabada por la crítica cinematográfica. La fea es una película conceptual cuya belleza solo puede ser interpretada por una audiencia pequeña —su familia—. La bonita es la canción de moda que suena en todas las emisoras y hasta en los teléfonos como ringtones. La fea es una canción desentonada que no entrará al mainstream, ni siquiera ofreciendo ‘payola’. Por lo tanto, si el objetivo de un Macho humano es saltarse la fila del restaurante de moda, sin haber hecho reservación, debe dar a entender que los platillos del

lugar no están a la altura de su paladar, aunque les reconoce calidad. Alabar, criticando. Por ejemplo: “La comida es buena, pero muy condimentada para mi gusto”, “Es divina, pero lástima esa uña desproporcionada en el pulgar izquierdo”, o “Tiene rostro de supermodelo, mientras no sonría”. Halagar a una bonita es redundar. En cambio, subrayarle los defectos que intenta ocultar es capturar el interés de quien hará hasta lo imposible por convertir en fanáticos a los ateos de su afilada figura. Al mismo tiempo, si el Macho conquistador quiere cautivar la atención de la película conceptual, debe

descubrir lo hermoso donde ningún otro lo ha hecho. Los demás espectadores abandonaron la sala, pero él debe ir contra la corriente: “Disfruté cada una de las seis horas de la sublime mancha negra sobre la pared blanca”, “No eres fea, posees una belleza incomprendida”, “Lo que importa es lo de adentro”. Halagar a una fea es darle el premio de la rifa a quien nunca se lo gana y, de esa forma, ella se convertirá en su fanática número uno. La única fisura en el régimen dictatorial de la belleza es una premisa sumamente efectiva. Es la misma que la próspera industria de los pintalabios ha explotado durante años: el miedo a ser feas. Toda

bonita teme que se le acaben sus quince minutos de fama con el arribo de la vejez. Toda fea teme que se le acabe la esperanza de algún día ser bonita. En pocas palabras, para derrocar a esa bella tiranía hay que recordarle que todo, incluso el más poderoso de los imperios, tarde o temprano cae —hasta con Wonderbra—. Y ese recordatorio vuelve poderoso al Macho conquistador. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución

Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Dime cómo manipulas y te diré qué bebida eres Día 2

Las mujeres son como las guitarras: hay que saberlas tocar para disfrutarlas. Las mujeres son como las computadoras: si quieres la mejor, debes invertir mucho dinero. Las mujeres son como las chimeneas: principalmente sirven para calentar. Las mujeres son como las revistas: sin una carátula atractiva, nadie lee el interior. Las mujeres son como las flores: se marchitan muy pronto.

Las comparaciones son odiosas y, a su vez, necesarias para entender lo inentendible. Por ello, estuve buscando la analogía precisa que describiera a las Hembras humanas entre guitarras, chimeneas, revistas, arbolitos de Navidad —lucen adornos y les encantan que las llenen de regalos—, etcétera. En todos los casos, aunque había similitudes miedosas a nivel general, excluían matices del Sindicato Femenino. Mejor dicho, así como las mujeres también son como las canciones en un idioma extranjero, porque no necesitas entenderlas para que te gusten, ¿existe una melodía específica para cada una de

ellas? En el universo alcohólico, sí. Las mujeres no solo son como el alcohol porque marean a los Machos humanos, sino porque al tiempo hay distintos tipos; tales como la Hembra Martini, la Tequichica, la Bloody Hembra, la Cuchi-Whisky, la Champañembra, entre otras, que son las que ahora les revelaré.

Hembra Martini: Es un sinónimo de elegancia. Es una glamurosa combinación de estilo, distinción, sequedad del vermut, sequedad de la ginebra, una coqueta aceituna cruzada y una delicada, fría y sofisticada copa. Una Hembra Martini se maquilla para no verse maquillada, pinta sus uñas con brillo transparente y luce minifaldas que son solo faldas. Llama la atención sin llamar la atención. No dice groserías, sino eufemismos. No eructa, aunque tenga que eructar. No hay espacio en su armario para zapatos sin tacón, pero sí para vestidos con tonos pastel. Odia los collares vistosos; adora las gargantillas

con un diamantico. Posee un recio carácter con tendencia a cambiar la música de tu automóvil sin preguntar, a prohibirte amistades del género femenino y/o a alzar una ceja para que te retractes cuando la has contradicho. Para disfrutarla, hay que beberla a sorbos. Nunca se debe apurar la copa, porque su sabor es muy fuerte. Sin embargo, aquel que destine la paciencia suficiente a su lento goce, transformará a una Hembra Martini en una deliciosa Dirty Martini. Bloody Hembra: Dicen que es el remedio ideal para sobrevivir a una resaca. Dicen que es más poderoso que

la sopa de la abuela. Dicen que las farmacéuticas quieren copiar y patentar su efectiva fórmula. Lo cierto es que la sopa de tomate con vodka encubierto es un buen autoengaño para mitigar el síndrome de abstinencia. En el ritual de apareamiento humano, la Bloody Hembra está en el último lugar de preferencias de los bajos instintos masculinos. Ellos saben que existe porque es la Amiga Contraste, esa que las bonitas usan para verse más bonitas. Esa que hace brillar las cinco estrellas de un hotel, porque ella es un hostal de cinco pulgas ubicado justo al lado. Esa que dispara la audiencia de una famosa comedia televisiva, porque ella es la

transmisión oficial de los debates del Congreso de la República en el otro canal. Esa que destaca al exquisito helado de chocolate, porque ella es el impopular sabor a menta. Esa que se ve obligada a desarrollar su belleza interior, porque carece de la exterior. Su tesis universitaria fue laureada. No va a cine a divertirse, sino a pensar. Tiene ídolos similares a los de cualquier reina de belleza, pero ella sí sabe lo que significan. No obstante, si su amiga bonita toma la iniciativa en el apareamiento, es un sueño hecho realidad para cualquier Macho humano; en cambio, si ella hace lo mismo, es acoso. De tal forma, sus probabilidades

de acostarse acompañada dependen de cuántos fueron rechazados por su amiga bonita, porque estos se beben lo que sea para calmar la sed prolongada. Incluso una Bloody Hembra. Niña Colada sin alcohol: Igual que café sin cafeína, chocolate sin azúcar, chisme sin nombres o porno sin masturbación. La exótica mezcla de leche evaporada, crema de coco, jugo de piña y una cereza al borde de la copa hace pensar que estás ante la presencia de un exquisito coctel; pero nada bueno puede salir del trago preferido por los abstemios. Ella acepta tus invitaciones a comer, las

rosas y hasta que le acomodes su pelo detrás de la oreja. Baila contigo adhiriendo su cachete con tu cachete, libera sonrisitas coquetas con tus piropos y juega con tu imaginación cuando prefiere lamer una banana antes que comérsela. El único inconveniente es que una Niña Colada sin alcohol te rechaza, indignada, cuando buscas ‘algo más’. Te muestra señales de tránsito hacia una autopista sexual de alta velocidad camino al placer, pero te multa cuando decides entrar. El pasatiempo de una Niña Colada sin alcohol es coleccionar manifestaciones de apareamiento de los Machos humanos, sin llevarlas a feliz término.

Ahora bien, no es una leyenda urbana los que han logrado llevarla a la cama. Existen y son los que se han dado cuenta de que un coctel sin alcohol no es más que un sorbete sobrevalorado. Chicasex on the Beach: Una fantasía viviente. Por un lado, ofrece la salud de las frutas al mezclar jugo de naranja, zumo de arándanos y licor de melocotón. Por el otro, promete una fuerte calentura gracias a una generosa porción de vodka. La combinación perfecta de salud y placer, adornada por un colorido paragüitas. ¿Te gusta el fútbol? A ella también. ¿Te gustan las películas con balas y bikinis?

A ella también. ¿Te gusta el clima caliente, la ensalada de berenjenas y tener la razón? A ella también, también y lo que tú digas. ¿Quieres ser el primero en sus sábanas? Ella es virgen. ¿Quieres una maestra en las artes amatorias? Ella es la creadora de nuevas posiciones para el Kama Sutra. Ella es lo que tú pidas. Hasta el día que formalices un compromiso. Ese día se quita la peluca, el ojo de vidrio, la caja de dientes y la pata de palo. Cuando ya haces parte de su jurisdicción, odia las berenjenas, sufre de severos ‘dolores de cabeza’ en la cama y tiene la razón aunque esté equivocada. Es una fantasía perfecta

hasta que se lleva a la realidad. El sexo en la playa es idílico, hasta el día que te percatas de que la arena raspa como lija y se cuela en cada orificio de tu cuerpo. Champañembra: La estrella de las celebraciones. Su personalidad burbujeante está presente en los brazos entrelazados de los recién casados, en la medianoche del año nuevo, en el podio de una carrera de Fórmula 1, en los sobornos millonarios pagados los políticos y en los cargamentos coronados de los narcos. Es la bebida reservada para el paladar de los campeones. La

apetecida

Champañembra

la

identificas con facilidad: es el centro de una mini galaxia de hambrientos Machos humanos, que la sobrevuelan buscando cualquier oportunidad para devorársela. Y ella lo sabe. Y si no lo sabe, la envidia de las otras Hembras se lo hará saber. Es esa a la que todo le queda bien. El peluqueado de soldado raso le resalta su rostro precioso. Los dreadlocks le despiertan una sensual rebeldía. La peluca de payaso le acentúa su lado juguetón. A su vez, es tan costosa que muy pocos tienen el placer de destaparla. Su adicción a los yates, a los restaurantes de cinco tenedores, a las carteras Chanel, a un café en Roma, a broncearse

en Punta del Este, a bailar en Cartagena de Indias y a apostar el dinero de otro en Las Vegas la vuelve perjudicial para el bienestar del bolsillo de los mortales. Mezclar tragos no emborracha más rápido; la suma de tragos ingeridos en poco tiempo, sí. Evitándote ese desastre mental, he reservado las cinco bebidas finales para el capítulo siguiente. Yo sé. Crees que puedes continuar tomando, pero no puedo servirte más porque el exceso de alcohol femenino es perjudicial para tu salud, al punto que puede llevarte a la cama de quien menos deseas.

Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Dime cómo manipulas y te diré qué bebida eres, parte II Día 3

Si todos los hombres son iguales, ¿por qué ellas se demoran tanto en escoger? ¿Quizá porque primero buscan la excepción a la regla y después no tienen más remedio que resignarse? ¿Quizá porque toma tiempo escudriñar la basura para encontrar material reciclable? ¿Quizá porque sí encuentran diferencias en el tamaño… de las billeteras? ¿Quizá porque ellas son iguales y, por consiguiente, piensan igual?

La respuesta es tan obvia que parece sospechosa: manipulación. Así como los medios de comunicación transforman la realidad para proteger los intereses de sus dueños, el Sindicato Femenino hace lo mismo para proteger el statu quo de su agremiación. En otras palabras, la demora en la escogencia retarda el apareamiento, para así incrementar la ansiedad y disminuir el raciocinio en los Machos humanos. Gracias a esa estrategia, sin dar nada a cambio, las Hembras humanas reciben flores, chocolates y hasta la luna. Desde el principio, ellas tienen muy claras las opciones de cualquier

candidato al apareamiento, pero cultivan la incertidumbre para que ellos den su mejor esfuerzo en conquistarlas. Aunque lo más curioso de esta vacilación son las máscaras alcohólicas que el Sindicato Femenino usa y que continuaré revelando.

Aguardientembra: No es una bebida bienvenida en los mejores restaurantes, cocteles de exposiciones artísticas o cenas presidenciales. Pero ejecutivos, artistas y gobernantes, al igual que cualquier Macho humano, la conocen. La conocen, al punto que la esconden. Es la hembra más criticada por las Hembras humanas. Luce ropa tan apretada que parece pintada en la piel. Contonea sus caderas con cada paso de sus tacones dorados. Atrapa miradas en pronunciados escotes que llegan hasta la cintura. Jadea cuando las demás solo suspiran. La Aguardientembra es odiada porque hace lo que hacen todas las

Hembras humanas, pero exagerando; por ese mismo motivo, es deseada en silencio por los Machos. Las críticas la vuelven más poderosa. Ellas la señalan como una ‘cualquiera’, ‘atrevida’ e ‘indecente’; sin embargo, ellos entienden ‘encuera’, ‘atractiva’ y ‘ardiente’. No es el trago que los Machos escogen para beber junto a sus padres y, al tiempo, es el que eligen para una borrachera buena, bonita y barata. Cuchi-Whisky: El sabor, el carácter y el color se desarrollan a medida que tiene más años. No está hecha para ser mezclada, sino para ser disfrutada pura. El envase reluciente hace pensar que

estás frente a una bebida joven, pero su sabor es añejo. Para catar una CuchiWhisky se necesita vista profunda, olfato agudo y gusto exquisito. A la moda, muy a la moda. Cabello teñido, muy teñido. Labios inflados, muy inflados. Piel estirada, muy estirada. Desviste con su mirada a los jovencitos, muy jovencitos. Suele ser la pareja de un viejito adinerado, muy viejito y muy adinerado. La Cuchi-Whisky cree haber encontrado la fuente de la eterna juventud en el bótox. Sus mejores amigas se llaman Lancôme y Estée Lauder. Está disfrazada de lo que fue hace años. Corrijo: está

disfrazada de lo que hoy es su hija. Curiosamente, su —costosa y perdida— guerra contra las arrugas es su mayor virtud. Su afán por volver a ser joven la lleva a demostrar energías inacabables en las lides amatorias, en las que tiene muchos años de deliciosa y desinhibida experiencia. Cervezamiga: La birra es la mejor amiga. Te acompaña a ver un partido de fútbol en la tele. Es el alma gemela de tu pizza favorita. No le importa que eructes en público. Es amiga de tus amigos. El problema es que la quieres mucho, pero solo como amiga. La Cervezamiga es tu traductora oficial

del complejo idioma femenino. Ella es tu paño de lágrimas. Ella es tu consejera. Ella es con la que sales un viernes por la noche, cuando no encontraste con quién salir. Ella es la única que te conoce como eres. Ella es todo lo que quieres en una mujer, excepto su cuerpo. También hay otro problema: ella te desea en secreto. Ella te admira. Ella finge estar indignada cuando piensan que tú eres su novio. Ella le está pidiendo consejo a su mejor amiga, para dejar de ser tu mejor amiga. ¿Te la beberás algún día para cumplirle su fantasía? Claro que sí, ¿o cómo crees que empiezan los Amigos con Derechos?

Tequichica: Si la vida te da limones, pide sal y una Tequichica. Al principio vas a arrugar la cara y después tu garganta se incendiará con su sabor, pero no lo pienses tanto y… ¡Pa’arriba, pa’bajo, pal centro y pa’dentro! Ruda. No usa ropa interior. Provocativa. Cuando tú invitas, pide el plato más costoso del menú. Cabrona. Luce un tatuaje con letras chinas que traduce ‘Soy tu karma’. Villana. Le tiene sin cuidado si no la llamas cuando lo prometiste. Fuerte. Está en desacuerdo con la igualdad de sexos, porque ella solo cree en la supremacía femenina. Cínica.

Una Tequichica no se anda con rodeos, y no usa anestesia cuando toca tu corazón. Si te quiere en su cama, ahí estarás en un abrir y cerrar de sábanas para darle placer. Así es. No le importa tu placer, solo el de ella mientras te exprime estando arriba. DamaVino: Ella es la reina de todos los ambientes. En las cenas románticas es el lubricante social de las parejas o futuras parejas. En las noches de bohemia es la compañía ideal para escuchar El unicornio azul. En la Iglesia católica es la sangre del hijo de Dios. En el Imperio romano fue la escogida para las bacanales y para iniciar las orgías.

Hasta tiene una versión barata, envasada en caja, para los eventos baratos. Tu mamá la invitará a las reuniones familiares antes que a ti. Tu papá, a los cuatro vientos, dirá el cliché: “No he perdido un hijo, sino ganado una hija”. Tus amigos la tratarán como a una amiga de toda la vida. A tu jefe le encantará la estabilidad emocional que ella te proporcionará. Hasta tu ex pensará que haces buena pareja con una DamaVino. La única contraindicación estará en un posible fin de la relación sentimental, porque ninguno de tus aliados de tu zona de confort te apoyará, sin importar cuán válidos puedan ser tus motivos. Pero si

prosiguieras a terminar con la DamaVino, causarás un efecto dominó que romperá los corazones de tu mamá, tu papá, tus amigos y tu jefe; asimismo, tu exnovia usará este hecho para continuar causándote mala fama. Si una Hembra humana lee la primera y la segunda parte de las máscaras alcohólicas que acabo de revelar, ella se identificaría rápidamente con una. Después, diría que también tiene ingredientes de una más, un poquito de una distinta y un detalle de fina coquetería de una última que no había sospechado. Al final, una luz de conciencia la invadiría y se daría cuenta

de que tiene algo de todas… pero no sabría por qué. La respuesta a su incertidumbre es tan simple que es escalofriante: dependiendo del Macho humano que se le acerque, es una bebida o la otra. DamaVino para un prospecto de esposo, Tequichica para el amante casual, Cervezamiga para su amor platónico, Cuchi-Whisky para el jovencito-papacito, Aguardientembra para el comprometido, Champañembra para el millonario, Chicasex on the Beach para el desconocido, Niña Colada sin alcohol para su mejor amigo, Bloody Hembra para el que sufre de verano sexual y/o Hembra Martini para el jefe.

Las anteriores identidades etílicas no son las únicas. Hay más, muchísimas más. Sin embargo, acabas de ser advertido del desorden de personalidades múltiples de una Hembra humana. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

¿Por qué la Hembra adora al Macho con dinero? Día 4

Dicen que el dinero no es todo en la vida. Claro, no lo es todo porque se consiguen cosas gratis, como muestras de perfume pegados a páginas de revistas, degustaciones de queso en los supermercados, la primera dosis de droga en la puerta del colegio o el primer beso en una noche de copas. Pero sin dinero no hay sexo en tu vida. Y si crees que exagero, recuerda las incontables muertes de galanes, causadas por el célebre asesino en serie

conocido por el alias de Billetera. Billetera no siempre fue llamado así. Antes se le conocía con el sobrenombre de Comida, y se hizo famoso gracias al refrán prehistórico que decía “Comida mata a galán cavernícola”. En el inicio de la humanidad, la Hembra cavernícola escogía al mejor cazador para alimentar a su prole. No le importaba que tuviera una cueva lujosa o un garrote de marca; ella solo buscaba una pareja que trajera abundante comida. Hoy día, el mejor cazador es el de la billetera abultada. Aunque alias Billetera ya no necesita cazar, él ahora subcontrata a buenos cazadores para que hagan su trabajo y,

además, trae más cosas a la prole que solo comida. Incluso, irradia una poderosa aura que transforma lo feo en afrodisíaco. En otras palabras, un barrigón se vuelve un panzoncito, un viejo verde se vuelve un veterano con alma joven, un ridículo se vuelve un excéntrico, un empalagoso se vuelve un romántico, un feo se vuelve un bello asimétrico. Esa magnética magia debería bastar para responder la pregunta planteada en el título de este escrito. Sin embargo, el motivo puro y crudo para que una Hembra adore al Macho con dinero es porque es el mejor instrumento para recibir la admiración de otras Hembras humanas.

Desde que son unas crías, a las Hembras las entrenan cuando les regalan muñecas tipo Barbie, para que de una forma didáctica aprendan a exigir un estilo de vida que involucre mansiones, autos deportivos y un clóset repleto de atuendos de alta costura. Luego, cuando sus cuerpos se afilan y se ajustan al estereotipo de belleza de dichas muñecas, atrayendo al tiempo las hormonas del sexo opuesto, sus padres les inculcan la importancia de nunca pagar una cuenta y de nunca dar el ‘gustico’ sin recibir otros gusticos como carteras, zapatos o joyas. Eso sí, les recalcan que ninguno de los

anteriores placercitos son posibles si sus expectativas de apareamiento son bajas. ¿Una secretaria debe buscar acostarse con el mensajero o con el gerente? La respuesta es la misma para la estudiante que debe ir tras el profesor, la modelo tras el fotógrafo, la periodista tras el editor, la actriz tras el director o la colegiala tras el universitario. Los Machos adinerados, o al menos más adinerados que ellas, accionan un resorte en el interior de las Hembras que les provoca la sensación más placentera. Aquella sensación que les susurra que cuanto más dinero tenga el objeto del deseo, ella podrá vestirse y pintarse mejor. Así es, ella podrá vestirse y pintarse mejor… ¡pero para ellas!

El único requerimiento que un Macho humano pide para aparearse es que a la Hembra no le haga falta ninguna de las tres tes: Tetas, Trasero y la dulce Trinchera. No más. Si ella destaca su boca con el pintalabios n.° 1618 matiz rosado carmelita, a él solo le importa que ese color no vaya a manchar sus camisas. Si ella aventura nuevos tintes para su pelo, él no nota variación, incluso si pasa de castaño a rubio, a violeta. Si ella pregunta si su figura se resalta mejor con un vestido escotado o con un pantalón de talle alto, él responde que se ve mejor sin nada puesto.

Si a ella, de verdad, le importara la opinión del sexo opuesto, se contentaría con cumplir el requisito de las tres tes, en vez de afanarse por las críticas despiadadas de las otras Hembras. Esconder las pantorrillas delgadas dentro de unas botas, tapar una cicatriz invisible con maquillaje o cubrir una uña achatada luciendo guantes no son reacciones al examen de admisión sexual de los Machos, sino a los ataques del Sindicato Femenino. Seguirle el ritmo a los ataques es tarea de titanes. No solo por los golpes al ego, sino también por los asestados al bolsillo. El presupuesto destinado para la belleza personal (es decir, todo lo que

ella gane), en poco tiempo es insuficiente y más temprano que tarde necesita un socio capitalista. Le pasa lo mismo que a un automóvil: al comienzo es fácil porque es el modelo nuevo que se roba todas las miradas, luego su precio se desvaloriza con cada nuevo dueño y, al final, lo único nuevo que tiene dentro son repuestos, costosos repuestos. Previendo la inminencia de la última fase llega al rescate el socio capitalista, llega alias Billetera. Una sólida cuenta bancaria asegura que, de ser necesario, la carcasa sea intervenida por el bisturí para volverla aerodinámica, el parachoques plano sea agrandado a una talla superior y hasta

que el más mínimo rayón sea cubierto con pintura cuantas veces la vanidad lo requiera. De tal forma, con el pasar del tiempo, ella estará tan bien preservada que será considerada un clásico y no una chatarra ambulante. Y vuelvo a recalcar que la cosmética labor tiene como objetivo recibir la admiración de ellas. Una Hembra adora recibir la mirada ansiosa de un Macho atractivo, pero prefiere la mirada envidiosa de una Hembra atractiva. Esa envidia es sinónimo de victoria. Y mientras más miradas envidiosas, mayor es la victoria. Es como obtener una ovación de pie de un juez de un reality show que siempre raja a los

concursantes. Es como si Maradona dijera que Pelé es el mejor de la historia. Es como si el socialismo admirara al capitalismo. Es como si en la final olímpica de los 100 metros planos, las corredoras decidieran no competir, porque aceptan que hay una que merece la medalla de oro sin dar ni un paso… Pero es bien sabido que lo difícil no es llegar a la cima de la envidia femenina, sino sostenerse. Una Hembra tiene claro que en su momento estrella, su carrocería es la más admirada, pero después arriban más modelos al mercado. Más, más y muchos más. Para evitar ser arrasada por la envidiable

competencia futura, realiza un cambalache con el Macho en cuestión: belleza a cambio de dinero. Ella promete estar afilada para exhibirse como el trofeo de alias Billetera, siempre y cuando él disponga del capital necesario para financiar el desarrollo, la corrección y la decoración del atractivo físico de su pareja. La pobreza es aterradora para una Hembra porque significa que disfrutará muy poco, o tal vez nunca, de la admiración que le otorga la belleza. Para un Macho, la pobreza es igualmente espeluznante porque solo quiere decir que será explotado por la Hembra menos atractiva.

No sobra aclarar que el anterior contrato expira en el momento que alguna de las partes incumpla: si él quiebra o si ella se vuelve fea. Ahora bien, lo más posible es que la naturaleza siga su curso y la belleza se arrugue, engorde y caiga. En cambio, el Macho adquirirá más experiencia y se volverá más diestro en su negocio, por ende tendrá más dinero y estará listo para reemplazar a la Hembra que incumplió por una versión más nueva. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje.

Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Tus zapatos hablan por ti Día 5

Zapatos,

los mejores amigos de una Hembra humana. A diferencia de su bluyín preferido, no la abandonan porque subió unos cuantos kilos. Al igual que los diamantes, siempre lucen bien en cualquier mujer… aunque no cualquiera puede llenar un clóset con diamantes. Vuelven altas a las bajitas. Alzan los traseros. Tornean, estilizan y alargan las piernas. Son las armas de seducción masiva predilectas en la artillería de supermodelos, presidentas, empresarias, Cenicientas, Barbies,

feministas, cabareteras y actrices porno, entre otras. Podría pensarse que hay un par de zapatos para toda Hembra humana. Podría considerarse que cada una tiene a su alma zapatemela. Pero no. A una misma mujer se le exige cumplir múltiples roles en la sociedad y para ello requiere una colección a la altura de las expectativas. Unos mocasines sirven para proyectar la imagen de mamá, pero además necesita unos de tacón bajo para el rol de primera dama, unos Converse para el papel de despreocupada, unas sandalias con plataforma para la interpretación de chica chic, unas botas ‘rockeras’ para el

personaje de ruda y unos zapatos rojos de punta de aguja para lucirlos en su actuación de amante lujuriosa. Hay un alma zapatemela para cada ocasión, para cada cambio de personalidad. Dice el cliché que las ventanas del alma son los ojos, pero las mujeres, por experiencia propia, aseguran que son los zapatos. A través de estos, ellas revelan dónde han estado, dónde están actualmente y para dónde van. Esa íntima relación se podría considerar el argumento más poderoso para ser los mejores amigos de una Hembra humana, pero no, hay uno más fuerte: su trabajo como esotéricos espías encubiertos en la vida de los Machos humanos.

La lectura de zapatos es una ciencia oculta de las integrantes del Sindicato Femenino, muchísima más exacta que el tarot o la bola de cristal. No es un accidente que las encuestas siempre afirmen que lo primero que ellas hacen frente a un Macho atractivo es examinarle los zapatos. Tan solo una mirada les basta para etiquetarlo de hippie chancletudo o de yuppie calzado a la moda. Los hombres suelen menospreciar esa práctica calificándola de simple brujería carente de rigor científico; es más, afirman que es una fachada de lo que realmente hacen: analizar el tamaño de

los zapatos, para predecir el tamaño de lo que está en la entrepierna del pretendiente. Sin embargo, contrario a lo que pudiera esperarse en la ilógica Hembra humana, esa conducta no solo es lógica y transparente, sino también es escalofriantemente certera. Un Macho humano elige sus zapatos empleando un raciocinio distinto. La comodidad es su prioridad. Si para embellecerse debe sufrir un dolor de pies, él prefiere la fealdad. Si para remediar su baja estatura debe subirse a unos zancos, él prefiere que su hermano menor siga siendo más alto. Si para estar a la moda debe dejar de lucir lo que ha venido luciendo desde hace años,

él prefiere parecer un abuelito. La comodidad es su prioridad y, al tiempo, el dato más revelador de su predecible personalidad. Los zapatos masculinos evidencian que un Macho humano es un actor encasillado en un personaje, hasta el fin de sus días. Apenas entra a su zona de confort, nadie lo saca de un mismo tipo de calzado. A veces varía el color y la marca, pero el modelo es básicamente el mismo. Y ese único personaje que revela a través de su invariable modelo de zapatos es el examen de admisión que presenta —sin saberlo— a una Hembra humana, para iniciar el ritual de apareamiento.

Cinco sandalias y solo un par de Oxfords viejos es el ajuar de quien no le gustaría un trabajo de oficina. Cinco Oxfords y un par de sandalias viejas es el ajuar de quien adora el mar… pero como paisaje de su oficina con aire acondicionado. Unos mocasines imitación de una marca famosa, remendados, lustrados, con suelas renovadas es una señal del que cuida mucho lo poco que tiene. Unos mocasines de diseñador, rayados, descosidos, con suelas irregulares es una señal del que no valora ni sabe mantener una relación gratificante. Botas de montañismo en la ciudad, chancletas en el ártico y zapatos deportivos en un

sedentario son claros soñadores frustrados.

indicios

de

No fue gratuito que la Cenicienta haya entrado en pánico al perder su zapatilla de cristal. Ella sabía que el Príncipe Azul podía descubrir que su caminado de venado recién nacido se debía a su inexperiencia encima de tacones lujosos; su realidad de humilde barrendera explotada por su madrastra y sus hermanastras era palpable. Sin embargo, el Príncipe Azul, como todos los Machos humanos, no creyó en la esotérica lectura de zapatos. Por eso fue casa por casa, cuadra por cuadra, hembra por hembra, pie por pie, buscando a la dueña de la zapatilla de

cristal. En cambio, la Cenicienta sí examinó las botas de su pretendiente: diseño exclusivo, relucientes como un espejo y de tipo militar. El calzado de un Macho adinerado, detallista y tan poderoso que su futura esposa lo iba mandar en la casa. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015

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Ritual de apareamiento femenino: los Cinco Antimandamientos Día 6

No me vas a entender, pero te darás cuenta de que así funciona. Así como no entiendes por qué las marcas de ropa se publicitan en supermodelos con poca ropa, pero así funciona. Así como no entiendes por qué la comida rápida y el alcohol son patrocinadores oficiales de los Juegos Olímpicos, pero así funciona. Así como no entiendes por qué el humor es una cosa muy seria, pero así funciona. No me vas a entender cuando te explique

por qué las Hembras humanas prefieren al Bufón en vez del Príncipe Azul, pero así funciona el ritual de apareamiento femenino. Ahora bien, primero, debes entender que no es necesario que intentes entender. Segundo, debes saber que seguir al pie de la letra lo que te voy a contar es como lanzarse por un abismo con un paracaídas que parece que no se va a abrir. Tercero, debes recordar que para darle inicio a este juego tuviste que haber obtenido una calificación sobresaliente en la lectura de zapatos, explicada en el capítulo pasado. Cuarto, debes aceptar que el ritual de apareamiento promovido por la Hembra

humana no es compatible con los bajos instintos masculinos. Quinto y último, si quieres que el paracaídas se abra, debes asegurarte de cumplir a rajatabla los Cinco Antimandamientos Femeninos. ¿Antimandamientos? Sí, es una reglamentación de obligatorio cumplimiento, promulgada por una sesión secreta del Sindicato Femenino. Cualquier Macho humano interesado en aparearse con una de sus integrantes tiene que asegurarse de NUNCA hacer lo que allí se especifica para pasar el primer filtro. Sin excepción. El gran inconveniente es que un Macho NUNCA debe conocer el contenido de esas normas. NUNCA. La lógica diría que si

fueran advertidos, se disminuiría el número de infractores a esas prohibiciones. Sin embargo, según las Hembras humanas, ellos no pueden actuar en la conquista como si estuvieran interpretando al galán sin gracia de una telenovela predecible, sino tienen que ser espontáneos y, a su vez, ser respetuosos con las leyes que desconocen. Hoy te he traído la tableta de piedra de esa sesión secreta del Sindicato Femenino, en la que están inscritos los Cinco Antimandamientos. Hoy vas a saber por qué en diversas oportunidades tu intento de apareamiento se queda en eso, en un intento. Hoy lo ilógico seguirá

siendo ilógico, pero muchas piezas por fin encajarán en tu rompecabezas sexual, apenas leas lo que también se le conoce con el nombre de los Cinco Nuncas:

1) NUNCA el Macho humano debe cumplir los sueños de la Hembra. A las niñas las han engañado siempre. Sus padres les hacen creer que son especiales, sin ningún argumento convincente que sustente esa afirmación. Les aseguran que son unas princesas merecedoras de un Príncipe Azul que algún día vendrá a enamorarlas, por el simple hecho de ser ellas. Unos años más tarde, la niña se transforma en mujer y piensa que automáticamente también se transforma en Reina. Eso sí, sigue fantaseando con la llegada de un Príncipe y no de un Rey, porque sus padres le certificaron que

ella es única y nadie puede estar a su mismo nivel. Dicho Príncipe Azul, galopando en un corcel blanco, debe corresponder a la siguiente descripción: ni muy alto ni muy bajito; ni muy delgado ni muy gordo; ni muy musculoso ni muy flacuchento; inteligente, pero que no sea un nerd; seductor, pero que no sea un mujeriego; vanidoso, pero que no sea un metrosexual; romántico sin cursilerías; cariñoso sin empalagos, tierno sin niñerías y muy, muy, muy guapo. No sobra aclarar que el corcel blanco era una exigencia de antaño, en el presente ella se contenta con un Mercedes Benz de cualquier color. Ahora bien, mientras más cerca esté un

Macho humano de ajustarse a los anteriores requerimientos, más lejos está de un encuentro sexual con cualquier Hembra. Al Macho perfecto se le hace esperar, mientras el imperfecto es el perfecto para esperar el perfecto. Del primero, ella busca que la valore, tal como le dijeron sus papás. Del segundo, como no le importa su opinión, ella busca que le sacie las ansias de sexo hasta que el primero la valore. En pocas palabras, el Bufón tiene más éxito que el Príncipe Azul. 2) NUNCA a una bella se le dice ‘bella’, solo a la fea. No basta con ser un Bufón, hay que demostrarlo; aunque usando la estrategia revelada en el

capítulo “La dictadura de la belleza” este libro: alabar criticando. Esto contraposición a la táctica de Príncipe Azul que consiste solo alabar.

de en un en

El Príncipe Azul galopa hacia el castillo de la Reina sobre un glorioso corcel; el Bufón va a recogerla en taxi y le pide dinero prestado para pagar la carrera. El Príncipe Azul toca una romántica sonata en su mandolina, en la que compara los ojos de la damisela con dos luceros; el Bufón improvisa una melodía que se burla de los kilitos de más, que ella no pudo ocultar dentro del corsé. El Príncipe Azul la ve como su futura esposa; el Bufón la considera su futura

exnovia. Ambos cortejos le despiertan a la Reina una sola pregunta: ¿por qué el pinche Bufón no le rinde pleitesía, tal como lo hace el Príncipe Azul? La duda se vuelve su motivante para convertir al sapo, a través de un hechizante beso, en otro Príncipe Azul. Y cuando la magia no funcione, ella intenta un beso apasionado, luego una noche apasionada, después muchas noches apasionadas… Y nunca pasa lo que espera, porque es bien sabido que todo cuento de hadas llega a su fin cuando el sapo se transforma en Príncipe. 3) NUNCA se debe estar siempre para

ella. Durante el cortejo, hay que estar mucho tiempo con la Reina y luego, de repente, hay que dejarla sola. El tercer Antimandamiento es más fácil de entender, abordando un caso hipotético: supongamos que una rosa blanca y una roja aparecen en la entrada del palacio de la Reina; a la mañana siguiente arriban tres blancas y una roja; al tercer día llegan seis blancas y de nuevo otra roja; el viernes por la noche se presentan doce rosas blancas sostenidas por la mano galante del Príncipe Azul, y la roja vuelve a aparecer, como siempre, en el suelo… ¿la Reina acepta la invitación a salir o, más bien, espera para conocer al otro pretendiente?

La respuesta es obvia para el Príncipe Azul quien retorna el sábado rogando una oportunidad, en compañía de miles de rosas blancas, poemas y chocolates; mientras, en la esquina rival, la rosa roja olvida hacer acto de presencia. Es más, ni el domingo, ni el lunes, ni el martes vuelve el detalle del rojizo admirador secreto… hasta que en una mañana cualquiera, así como se fue sin previo aviso, reaparece de sopetón. La Reina sorprende al Bufón dejando una nueva rosa roja en su puerta… pero después de haber dejado otra en el castillo de la Reina vecina. Ese último gesto produce un flechazo fulminante. Recapitulemos lo aprendido. Primero, la

Reina suspira por ambos pretendientes, porque desea lo que no puede tener. Segundo, cuando el Príncipe Azul desnuda sus intenciones de apareamiento, se transforma en un Macho común porque quiere lo que todo hombre quiere. Tercero, la repentina ausencia de la flor diaria hizo que explotara una irrefrenable ansiedad en ella que decía “¡Quiero más!”. Cuarto, el pensar, repensar, especular, extrañar y anticipar cómo sería el encuentro con el pretendiente de la rosa roja, capturó toda la atención de la Hembra. Y quinto, en el regreso del cortejo del Bufón, la Reina intuyó que otra mujer le estaba haciendo sombra y por eso se aferró a él, antes que la intrusa se lo arrebatara.

4) NUNCA mostrar hambre, porque de lo contrario no se come. Aquel que esté interesado en la Reina debe simular que no está interesado. Es como entrar a un restaurante y saborearse con el menú, pero en el momento que llega el mesero a anotar el pedido se le dice “No tengo hambre”. Para una Reina es imprescindible saber que está siendo galanteada no por descarte, sino porque el pretendiente la considera una Hembra inigualable. Eso hace el Príncipe Azul. Él promete amor eterno que durará más de tres meses. Sin embargo, su descomunal fascinación es interpretada como si tuviera hambre de

amor, como si estuviera desesperado por aparearse con lo que sea. En cambio, el Bufón realiza su coqueteo con la barriga llena, para exhibir un corazón contento. Un banco presta dinero a quien tiene dinero. Una multinacional contrata el talento que está trabajando en otra multinacional. Una emisora pone a sonar al cantante que está sonando en las demás emisoras. Y una Reina elige al Bufón que no tiene hambre, porque está saboreando a otras deliciosas Reinas. 5) NUNCA un Macho debe escuchar los consejos románticos de una Hembra amiga. En serio, NUNCA.

Llega una fatídica hora en que el Príncipe Azul siente que lo ha intentado todo para lograr aparearse con la Reina, pero nada le funciona. Tarjetas con corazoncitos, chocolates en forma de corazón, aviones dibujando corazones en el cielo… nada le funciona. Y antes de rendirse por completo, recurre a una medida desesperada: preguntarle a una amiga suya, a otra Hembra, qué está haciendo mal. Es así como su último intento se convierte en el último clavo del ataúd. Una Hembra amiga da rienda suelta a sus consejos, con esta tanda inicial: “Sé un caballero, siempre”, “No te apresures a acostarte con ella” y “Llámala cuando

hayas prometido hacerlo”. El Príncipe Azul ya había tomado ese camino y no había logrado los efectos deseados, por eso su confidente continúa con el repertorio de recomendaciones de apareamiento: “Frecuenta los sitios que a ella le gustan”, “Lee los libros que a ella le gustan”, “Disfruta la música que a ella le gusta” y “Solo sé tú mismo”. Predeciblemente, la segunda tanda también fracasa al ser aplicada y es cuando ella le suelta la desastrosa bomba femetómica: “Dile lo que sientes”. Al final, la asesoría concluye así: “Tal vez no debas salir con nadie, por un tiempo”. Después de asumir su derrota en el ritual

de apareamiento, el Príncipe Azul se ve inmerso en una profunda depresión amorosa, mientras su Hembra amiga intenta consolarlo diciéndole: “Quedas con la conciencia tranquila”, “Hiciste lo que tenías que hacer” y “No todas somos como esa Reina, a la mayoría nos gusta ser conquistadas por un Príncipe Azul”. El primer consuelo es una mentirijilla, el segundo es una mentira piadosa y el tercero… el tercero es una patraña descarada, ¿o acaso se le olvida a la Hembra amiga que sus exnovios han sido solo Bufones? Desobedecer alguno de los Cinco Antimandamientos, incluso por una

milésima de segundo, es sancionado con excomunión inmediata, obligando al alma del Macho pretendiente a penar eternamente bajo el lamentable título de ‘Príncipe Azul’. Respetar los Cinco Nuncas, por otro lado, asegura un lugar para afrontar la segunda parte del ritual de apareamiento femenino, donde pocos son los llamados, poquísimos los elegidos hacia la senda del paraíso sexual. Debes estar pensando que el Príncipe Azul se queda sin apareamiento. Seguro has concluido que es incapaz de esparcir su semilla, dado que la selección natural favorece al más fuerte. No te desanimes, porque tienes una remota esperanza, hay

una minúscula luz al final del túnel: todo Príncipe Azul es el Bufón de otra Reina, esa que es usada para desfogar la ansiedad sexual hasta que la primera Reina decida prestarle atención. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Ritual de apareamiento femenino, parte II: ella dice ‘¡Sí!’ Día 7

Cuando un Macho humano dice que no, es ‘no’; cuando dice que sí, es ‘sí’. En cambio, cuando una Hembra dice que no, es ‘quizá más tarde’, ‘ruégame’, ‘sí’ y en contadas oportunidades también significa ‘no’; además, cuando dice que sí, es ‘sí, pero tal vez no’, ‘mientras encuentro algo mejor’, ‘oferta por tiempo limitado’ y nunca significa solo ‘sí’. Tener en cuenta las múltiples interpretaciones de un ‘no’ y un ‘sí’

dicho por una mujer será la base para que salgas airoso de la segunda parte del ritual de apareamiento femenino. En ese orden de ideas, entenderás que un ‘no’ a tu invitación a salir equivale a ‘intenta mañana’, ‘todavía no me atraes lo suficiente’, ‘estoy esperando que me llame mi amor platónico’, entre muchas otras variaciones. Un eventual ‘sí’ a tu propuesta para una primera cita, a su vez, lo interpretarás como una promoción personal, intransferible y válida por una noche (aplican condiciones y restricciones). Contrario a lo que pudieras pensar, el objetivo de esta compleja maraña no es confundirte, sino identificar al Príncipe Azul que está

disfrazado de Bufón. La primera parte del ritual de apareamiento femenino te reveló que el Bufón es más apetecido que el Príncipe Azul. Esta segunda parte te dejará al descubierto que el Bufón no por ser bufón logra su cometido, porque después de haber aprobado los Cinco Antimandamientos debe superar un exigente control de calidad, dividido en cinco nuevas pruebas, para que su solicitud de acostarse con la Reina pretendida, en un futuro incierto, sea estudiada. Un minucioso examen verificará que el Bufón es quien dice ser y no un Príncipe Azul encubierto, de la siguiente manera:

1) La tradición del rechazo: Él la examina de pies a cabeza, ella nota la mirada, pero se hace la desentendida. Él la piropea, ella asegura que muchos le han dicho lo mismo. Él la llama a su teléfono móvil, ella lo envía al buzón de voz. Él la invita a salir, ella se excusa contándole que ya tiene planes para este fin de semana. La tradición del rechazo promovida por el Sindicato Femenino es una costumbre ampliamente extendida cuya meta aparenta ser una negociación de la cuota mínima de afecto, que el Macho tendrá que proveer. Se establece que si hoy una Hembra no acepta una rosa, mañana

espera que le regalen dos, pasado tres y así sucesivamente. Aplica con cualquier detalle: hoy, un osito de peluche; mañana, un oso de peluche; pasado, un osote de peluche; hoy, una chocolatina; mañana, una caja de chocolates; pasado, un viaje a los Alpes suizos a comer bombones. La primera atención que una mujer reciba, sin chistar, es lo mínimo que exige para ceder a una primera cita. Sin embargo, esa táctica no ambiciona exprimir a los Machos hasta que sobreviva el de la billetera más fuerte; solo aspira separar al indigno Príncipe Azul del sagaz Bufón. El Príncipe Azul es quien nunca se rinde y si su propuesta es rechazada, la mejora. El Bufón es

quien invita a salir una vez y si su propuesta es rechazada, espera a que sea la Reina la que plantee una nueva fecha y hora. El Príncipe Azul insiste lo que sea necesario para ser correspondido por su amada, el Bufón avanza a la próxima prueba con la amada del Príncipe Azul. 2) La temible hora de llegada: Parece simple. Al fijar una hora de encuentro, a esa hora debería arribar el Macho. Parece simple un examen tan espinoso, determinante para el éxito futuro o el fracaso inmediato de un apareamiento. Si el pretendiente es puntual, es un claro indicio de que se trata de un Príncipe

Azul. Es quien cumple lo prometido y quien tiene la delicadeza de no hacer esperar a la Reina. También es quien siempre tiene que esperar ‘cinco minutitos’ a que ella termine de maquillarse, y quien es considerado un aburrido por hacer todo lo que le piden que haga. Si viene temprano a la cita, deja en evidencia una perturbadora señal de ansiedad. Es como si gritara: “¡Hace rato no salgo!”. Y lo más probable es que eso sea cierto, pero es un fatal error exhibir una angustia que a su vez exclama: “¡Me contento con cualquier cosa!”.

Si llega muy tarde, es reemplazado por otro Macho. Un Príncipe Azul que, unos minutos antes, vino por la Hembra cortejada para conducirla a un fin de semana de ensueño, en su lujoso yate, hacia una exótica isla del Pacífico. O al menos así se lo hacen saber al Macho pretendiente, mientras la Hembra lo espía escondida detrás de la puerta. Una Reina puede tolerar la excesiva tardanza de una aerolínea en la salida de su vuelo o la de un restaurante que olvidó preparar su comida, pero nunca la de un hombre que no valora la oportunidad que le dieron. La hora ideal para una entrada triunfal está dentro del rango de 13 a 15 minutos

después de lo pactado. Es un espacio a la duda. Es un espacio a la reflexión. Es como si él se hubiera tomado esos minutos para preguntarse: “¿Existe una mujer mejor que ella?”. El alivio que le causa a la Hembra ver llegar al Bufón abona el terreno hacia el siguiente punto de control. 3) El símbolo de una futura relación: Para una Hembra humana, la vida suministra los mensajes más profundos desde los sitios más insospechados. Por ejemplo, el calzado masculino, como lo relaté en el capítulo “Tus zapatos hablan por ti”, le revela impresionantes rasgos de la personalidad de un pretendiente; también, una tapa de inodoro pringada le

deja en evidencia a un Macho con mala puntería, descuidado e hijo de una señora entrometida que fue incapaz de enseñarle buenos modales. Haciendo uso de esa táctica, una Reina obtiene muchos datos del sitio al que es llevada a la primera cita, de la siguiente manera: • Café de la esquina: Vasos y servilletas desechables. Mesas sin manteles. Comida industrial que se puede encontrar en cualquier otro establecimiento del mismo tipo. Un lugar entretenido, mientras el café permanezca caliente. Un lugar predestinado para las relaciones informales y fugaces.

• Restaurante tradicional: Velas. Música en vivo. Preciosa vista de la ciudad. Donde emborracharse vale el triple. Donde la comida está más decorada que un arbolito de Navidad. Un lugar que presume de haberles servido a varias generaciones de clientes satisfechos. Un lugar perfecto para proyectar un idilio duradero… ¡Alerta roja de Príncipe Azul! • Noche de cine: La clave está en el tipo de película escogida, para predecir cómo será la futura unión. Si es una hollywoodense, será superficial; si es una europea, será trágica; si es una latina, será violenta; si es una asiática, será incomprensible; si es una infantil,

será inmadura; si es un documental, será aburrida; si es una comedia romántica, será mentirosa. Esa clave es fundamental para definir si el amorío será un corto, medio o largometraje. • La discoteca de moda: Antes de ingresar, tienes que esperar de pie en una fila interminable. Después de ingresar, te es imposible caminar entre una asfixiante multitud. También te es imposible hablar, porque solo puedes comunicarte gritando. Tus gritos deben ser cortos, para hacerlos inteligibles entre los gritos largos de los borrachos. La borrachera es incentivada por la música de moda. La discoteca estará a la moda hasta el día que, muy pronto,

abra una nueva que le robe la concurrencia. El sitio alude a un enamoramiento divertido, pese a las incomodidades, siempre y cuando haya alcohol en el cerebro y hasta que una rival emerja. Entonces, al final de cuentas, ¿cuál debe ser el sitio elegido por el Macho pretendiente para una primera cita? El Príncipe Azul prefiere un restaurante tradicional, pero se siente cómodo en cualquiera de las opciones anteriores, en las que todas sus cartas quedan destapadas. El Bufón opta por escoger sitios fusionados, donde sus intenciones sean difíciles de interpretar: caférestaurante, cinema-café, cine-bar,

autocine, bar-restaurante, cementeriodiscoteca (¿recuerdas a Michael Jackson en Thriller?), entre otros. La Reina solo es seducida por el sensual acertijo esbozado por el Bufón, el cual intenta continuar descifrando en el cuarto retén. 4) Besar o no besar, esa es la cuestión: Posterior a la cita en la que Macho y Hembra simularon ser ellos mismos, surge en la pareja un clima de tensión ante la posibilidad de un beso. Manos sudorosas. Miradas esquivas. Silencios incómodos. Para resolver el nerviosismo, se abre para el aspirante de apareamiento este trío de opciones: • Lanzarse al vacío: Consiste en la

acción de aventurarse a los labios de la Reina, sin haber sido convidado a hacerlo. Equivale a lanzarse de clavado desde la cima de un rascacielos, convencido de que sobrevivirás porque en el suelo te espera un colchón. Muchos se atreven a hacer el salto, a pesar de tener las apuestas en contra, sustentados no por una desbordada arrogancia, sino por la creencia de que se lo merecen por haber pagado los gastos de la invitación a salir. El Príncipe Azul que intenta esta jugada suele terminar con la boca estirada, haciendo cara de pato y siendo señalado por una sonrisa socarrona de la Reina luego de haberlo esquivado. • Dar un beso esquinero: Es un riesgo

que procura ser más moderado, en comparación con el suicidio sentimental mencionado anteriormente. Consta de una maniobra que se lleva a cabo cuando, al despedirse, el Macho planta un beso en la mejilla de la Reina y le roza la esquina de la boca. El resultado es desastroso, deja en evidencia que el Príncipe Azul se contenta con migajas y que quiso apuntar a los labios, pero no se atrevió. • Convertirse en dulce tentación: El Bufón sabe que la inversión no se recupera en una noche, dado que los negocios jugosos tardan en dar ganancias. Consciente de que la Reina —en la primera cita— puede no

depilarse y puede lucir ropa interior anticuada para mantener las piernas cerradas, él le pone su pelo detrás de la oreja, mima su rostro, la mira fijamente a los ojos y se abalanza a darle un tierno beso… un tierno beso 100 % en la mejilla, de corta duración, como lo haría un amigo, y luego se despide con un “Yo te llamo”. El dulce chasquido del látigo de la indiferencia, valoriza las acciones de apareamiento del Bufón camino al último filtro. 5) ¿Cuándo llamar de vuelta?: ¿Hay que dejar pasar un tiempo prudencial? ¿Cuánto tiempo se considera ‘prudencial’? ¿Debe llamar él o debe hacerlo ella? ¿Un mensaje de texto vale

como llamada? ¿Chatear en las redes sociales vale como llamada? ¿Preguntarle a través de una amiga en común si es apropiado llamarla vale como llamada? La solución la encuentra el Macho, cuando comprende las implicaciones que tienen la hora y el día escogidos para restablecer el contacto: • Apenas llega de la primera cita: La Reina se siente halagada. Muy halagada. El Macho le está dando a entender que no fue suficiente la velada que acabaron de compartir. Aunque, a su vez, le está dando a entender que está desesperado. Muy desesperado. Tan desesperado que quiere seducirla lo antes posible, porque está aburrido de aparearse con su mano.

• A la mañana siguiente: Hizo lo humanamente posible por disimular, sin embargo… también está desesperado. Incluso más que el Príncipe Azul del caso anterior, porque no habló con la Reina apenas llegó de la cita. Cree que su ansiedad pasa desapercibida enviando un mensaje de texto con un sutil ‘Buenos días ;)’, pero su insistencia por querer renovar la comunicación es tan evidente que no recibe respuesta inmediata. • A la tarde o noche siguiente: Mide muy bien los tiempos. No es intenso, no es descuidado. Él prometió que llamaría y lo cumple en un plazo prudente, como

todo un caballero, como todo un Príncipe Azul que no representa un reto para la Reina. Un Macho dominado, sin hacer ningún esfuerzo, no tiene gracia para una Hembra y ese aspirante, más temprano que tarde, se convierte en un ‘te quiero mucho… como amigo’. • Del segundo día en adelante: Tres preguntas retumban en la cabeza de la Reina: “¿Por qué no me ha llamado?”, “¿Será que perdió mi número?” y “¿Quién se cree ese Bufón para no haberme llamado apenas llegó de la cita?”. El último sendero es el más completo para bajar a la Reina de su trono.

Después de esa poderosa puñalada al ego, ella estará lista para aceptar, sin titubeos, una segunda invitación a salir. Aunque no si el Macho le dice lo bien que pasó en la primera cita, ni lo mucho que le gustaría volver a verla; nada más tiene que hablar trivialidades y terminar la llamada antes de que la Hembra lo pida. La falta de control de la Reina sobre el ritual de apareamiento será la prenda de garantía del Bufón para que muy pronto pueda quitarle las prendas. En conclusión, toda Hembra humana asegura que el Macho que busca como pareja, es el resultado de esta sumatoria: un Príncipe Azul que lucha por su amor

+ que nunca la hace esperar + que escoge el lugar más romántico para la invitación a salir + que se desvive por darle un beso en los labios + que la llama de vuelta el día y hora que prometió. Sin embargo, los cinco coladores que les acabo de detallar en esta verdad femeninamente irracional dejan en evidencia que al final prefiere lo siguiente: un Bufón que no le presta mucha atención + que amenaza con dejarla plantada en la primera cita + que la confunde + que le hace pensar que no la desea + que tarda demasiado en volver a llamarla. Visto de otra manera, para que un Bufón avance a la tercera parte del ritual de apareamiento femenino debe lograr que la Reina caiga

en sus brazos, sin caer en las manos de ella. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Pagar por sexo es más barato que obtenerlo gratis* Día 8

Se suele afirmar que pagar por sexo es triste, dado que la mayoría lo consigue gratis. Pero todos pagan. Todos. Es más, aquellos Machos humanos que están casados son los que más vacían su billetera en pos de un encuentro pasional, porque nunca leyeron la letra menuda del contrato matrimonial. En el ritual de apareamiento femenino, el sexo no es gratis, sino gratis*. Bajo un modelo de publicidad que luego fue

reencauchado en los bancos (‘Su préstamo sin intereses*’) y en la comida light (‘100 % libre de grasa*’), los Machos humanos son timados en la búsqueda de satisfacer sus bajos instintos. La estafa consiste en hipnotizarlos a través de una sensual oferta que les promete no solo una, sino miles de noches de placer, a cambio de nada*.

Independientemente de la estrategia de seducción, siempre será necesario un mínimo de inversión por parte del Macho, ya sea comprando un ramo de flores, contratando serenatas, invitando a comer y/o demás etcéteras para que pueda arribar a la cama pretendida. Aunque la Hembra realice el famoso ‘amague’ —aquel instante en que simula tener intenciones de ir por su cartera, cuando llega la factura en una cita—, se espera que el Macho pague por el beneficio futuro. Lo curioso de esta transacción comercial, a diferencia de cualquier otra, es que sin importar cuánto dinero

se haya desembolsado, no existe garantía de que el servicio se vaya a dar. Es como pagar la cuenta de un restaurante desconociendo si en algún momento llegará el plato ordenado. Incluso, si se tiene la suerte de ser servido, no se puede pedir reembolso si la comida está fría o si carece de la calidad promocionada en las fotos del menú. ¿Dónde está el Defensor del Consumidor en esos casos? Debido a lo anterior, un considerable número de Machos humanos se unió para hacer valer sus derechos y de esa forma saltarse toda la burocracia sentimental, para ir directo a lo que siempre buscaron y las Hembras

siempre supieron. Como principal estandarte, el MLM (Movimiento de Liberación Masculina) estableció un mecanismo de protesta en el que propusieron una noche de apareamiento a cambio de un único y generoso pago en efectivo, en vez del continuo e indefinido desembolso en especie. Las Hembras que aceptaron el cambalache fueron tildadas de ‘prostitutas’, palabra derivada del latín prostituere que significa ‘exhibir para la venta’. Mejor dicho, las otras las discriminaron con el mismo objetivo de un gobierno cuando tilda a un contradictor de ‘conspirador’: proteger el negocio de las ideas innovadoras de

la competencia. Lo cierto es que la compañía start-up prosperó, al punto que hoy tiene sucursales nocturnas en cada esquina y el orgullo de ostentar el eslogan ‘el oficio más antiguo del mundo’. Su mayor atractivo radica en que sus funcionarias ofrecen todo lo que carecen las Hembras de buena moral: experiencia garantizada, no tienen ‘dolores de cabeza’ en la cama, fingen orgasmos sin sacarlo en cara y reciben con los brazos abiertos —o más bien las piernas— a un Macho humano que busque debutar, al cual nunca le destruirán el ego aunque lo haga mal.

De hecho, si profundizamos en las diferencias: mientras las chicas malas ofrecen sexo sin compromiso, las buenas ofrecen compromiso sin sexo; mientras las chicas malas ofrecen un trío, las buenas dejan al Macho como solista; mientras las chicas malas ofrecen saciar la sed de un verano, las buenas aprovechan el hambre para exprimir al cliente y hasta se quedan con el 50 % de la fortuna —si logran un matrimonio—, pese a que antes no pagan el 50 % de la cuenta. Por mucho tiempo, el monopolio usufructuado por las Hembras de buena moral se mantuvo inflexible frente a los abusos que sus consumidores jamás

dejaron de protestar. Sin embargo, la sana competencia logró que la compañía rival no solo escuchara esas críticas y se quedara con una tajada importante del mercado, sino también impulsó a las Hembras de buena moral a acceder al sexo prematrimonial, cuando previamente este era un requisito innegociable. Lo más bonito de esta competencia abierta de mercados es que al final el único beneficiado es el consumidor. Algún día pagará menos por más beneficios, y algún día también verá cómo ambas empresas se fusionarán ofreciendo una ‘dama en la casa, puta en la cama’.

Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

No busques amor donde solo hay amistad Día 9

No son solo coincidencias. Ella ama las comedias románticas, tú también. Ella adora ser el centro de atención, tú adoras escuchar su voz. Ella se rinde ante la caballerosidad, tú le abres todas las puertas. Ella disfruta el buen sentido del humor, tú siempre la haces reír. Ella es Acuario, tú eres cualquiera que sea su signo más compatible. Es una conspiración del universo a tu favor, anunciándote que ha llegado el momento para que sean algo más que amigos.

Sin embargo la invitas a cine, y ella te pregunta quién más va. Le regalas chocolates, y ella asegura estar a dieta. Le envías un mensaje de texto cariñoso, y ella responde pidiéndote consejo para lograr acostarse con otro. Le pides un beso, y ella te lo envía con un soplo. Le confiesas que te enamoraste de tu amiga, y ella te da las gracias. Le insistes en tu confesión, y ella, notando tu hambre, dice: —Yo también te quiero mucho —hace una pausa dramática y luego dispara sin misericordia— …pero solo como amigo.

En ese momento, tu pasaporte sentimental es sellado por las autoridades inmigratorias de Amigolandia, para darte la bienvenida al único país donde entras pero nunca sales. A veces, incluso, cuando parece que no se puede caer más bajo, ella vuelve a disparar: —Es más, yo a ti te quiero como un hermano.

Al buen hermano se le llama ‘amigo’, al buen amigo se le llama ‘hermano’. Pero en este caso, al mal seductor lo reconfirman, como premio de consolación, en su cargo de ‘amigo’, y al peor galán lo reubican en un rango inferior denominado ‘hermano’. Además, ella intenta suavizar la tensión liberando un discurso políticamente correcto, el cual se asemeja al de una presidenta explicándole a la prensa por qué está destituyendo a su ministro consentido para que oficie como embajador en un país lejano. Ella dice que cualquier Hembra humana tendría suerte de tenerte como pareja

(cualquiera menos ella). Ella asegura que se siente muy halagada con tu confesión (‘muy asqueada’ sería la expresión correcta). Ella pide que, a pesar de dispararle a tu ego, le prometas que seguirán siendo amigos (no quiere que vuelvas a insinuártele). ¿Y cómo reaccionas tú? Todo tu cortejo pasa frente a tus ojos. Las veces que le diste ‘me gusta’ a sus fotos en bikini. Las largas charlas que parecían durar segundos. La noche en que su papá sugirió que debías ennoviarte con su hija. Los cumpleaños que aguardaste hasta la medianoche para que tu llamada fuera la primera en felicitarla. Los despechos en que fuiste

su paciente paño de lágrimas. Las borracheras que le sostuviste su pelo para que no se ensuciara al vomitar. ¿En qué te habrás equivocado? En realidad, en nada. Cumpliste a cabalidad el conjunto de requisitos que, una y otra vez, ella te repitió que sueña en un Macho humano. Lo que no sabías es que ella desea lo opuesto de lo que pide. Así como un ‘haz lo que quieras’ significa que la obedezcas, ella fantasea con alguien como tú, pero el elegido siempre es un malandro, como su ex. El mismo ex por el cual la consolaste previamente, pero que recibirá una nueva oportunidad porque prometió cambiar. Tal como prometió cambiar las

oportunidades anteriores. Una antigua leyenda nos cuenta la historia de un héroe anónimo que logró fugarse de Amigolandia. Buscó amor donde solo había amistad y encontró una amiga… con derechos. Muchos han intentando seguir su ejemplo y muchos han fallado. Creyeron que debían lanzar el ultimátum ‘no podemos seguir siendo amigos’ y fallaron. Creyeron que serían valorados si le revelaban a ella los defectos de los competidores y fallaron. Creyeron que el héroe anónimo no era más que una leyenda y es real. Él fue el primero que supo que si el público femenino pedía un malandro,

debía darle un malandro. Claro, no sin antes aceptar que, debido a su alma bonachona, era imposible igualar el talento innato que tenía el ex de ella para romper corazones. Un día, cansado de esperar su oportunidad, decidió llamar a esa otra amiga que solo quería como amiga, pero que ella quería algo más. Y así, como muchos genios que han descubierto grandes inventos por accidente, encontró la Amistad con Derechos. No solo la encontró con la opción de rebote, sino también con el amor platónico que anteriormente había acribillado su ego porque ella no pudo tolerar que se fijara en alguien más, y decidió complacerlo.

Después de complació.

embriagarse,

pero

lo

En honor del héroe anónimo se celebra el Día del Amor y Amistad, porque él nos enseñó que si a la cama no se puede llevar un amor, se lleva una amistad. Ahora tú debes continuar su legado. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015

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Su ex es tu peor enemigo Día 10

Me excuso de antemano. La culpa no es mía, es solo tuya; sin embargo, me excuso en nombre tuyo porque eres un pendejo. Lamento ser el portador de tan terribles noticias, pero esa Hembra humana que consideras que no es como las otras sí es como las otras. Ella te aseguró que su pasada relación sentimental es una tormentosa historia por olvidar, mientras lo que ha iniciado contigo es un hermoso futuro por descubrir. Y tú, gran pendejo, le creíste. A ciegas le creíste, cuando debiste darte

cuenta de que más vale exnovio conocido que un recontrapendejo por conocer. Del amor a exnovio hay solo un paso, pero de exnovio a sexo de reconciliación hay una cama. Cualquier cama. O cualquier sofá, automóvil, ascensor, suelo o cualquier lugar común como ‘te extraño mucho’. Yo sé, confías en ella porque piensas que es diferente. Tiene que ser diferente porque, aunque recuerdas ese misterioso mensaje de texto que le cambió el rostro en la primera cita, fue muy clara cuando, de forma tajante, te prometió que su ex era solo un ‘amigo’. Dudaste un poco cuando, un segundo más tarde, lo

ascendió a ‘mejor amigo’, pero… ¿es acaso mucho pedir que tu futura pareja no haga con su nuevo mejor amigo lo que tú quieres que haga contigo? ¿En serio, piensas que no es mucho pedir, pendejo? Eres el eslabón más débil de una cruel cadena amorosa. Supones que eres el más fuerte, porque conformas la unión más reciente. Supones y no te percatas de que tus probabilidades de éxito son inversamente proporcionales a las de tu rival. Un peligroso rival que hasta hoy has menospreciado y al que solo vencerás cuando respetes el poder que tiene sobre la Hembra con la que pretendes aparearte.

Un ex, para una mujer, tiene la misma importancia que un muerto. Lo hizo parte de su corazón. Lo consideró el amor de su vida. Fue el motivo de muchas sonrisas y de esporádicas lágrimas. Hasta que un día el promedio de lágrimas sobrepasó al de las sonrisas, y obligó a echar por tierra la promesa de amor eterno, para desearle así el descanso eterno a la relación de pareja. La paz en la tumba del exnovio, aparentemente, es viento soplando a favor tuyo y es, en realidad, tu propia acta de defunción. La popularidad de un ser humano se dispara al morir. Aparece su nombre en

los periódicos locales, congrega multitudes alrededor de su memoria, recibe más flores que cuando estaba vivo y provoca pomposos elogios dignos de un héroe inmaculado. Es más, se da por sentado que tiene un puesto asegurado en el Reino de los Cielos, porque nadie menciona sus defectos, que podrían condenarlo al Infierno, solo recuerdan sus virtudes. Lo mismo ocurre con el fantasma del exnovio. Ella recuerda las mariposas en el estómago y olvida que él fue un dolor de barriga. Ella recuerda la caballerosidad y olvida que él era un machista. Ella recuerda que le encantaba dormir en cucharita y olvida que él roncaba como

una locomotora asmática. Ella recuerda que antes de ser amantes eran amigos y olvida que él le fue infiel con su mejor amiga. En cambio, contigo no hay nada que le evoque amor u odio, lo único que hay es una alerta roja para prevenir que le rompas el corazón, como ya lo hizo su ex. No es un cuento para asustar a los niños. Existe. Y es tu peor enemigo. Pero tranquilo, no todo está perdido. Puedes evitar la resurrección del exnovio, si lo conviertes en tu amigo. Yo sé, no confías en él y no tienes por qué. Sin embargo, ¿qué frutos te trajo tu estrategia de Macho celoso? ¿Evitaste que volvieran a comerse un helado de pistacho —el

favorito de ellos dos desde la primera cita— o, más bien, lo continúan haciendo a espaldas tuyas? ¿Esperas resultados diferentes haciendo siempre lo mismo? Mantén a tus amigos cerca, a tus enemigos más cerca y al ex de tu futura pareja aún más cerca. Cerquísima. Respírale en la nuca. Pide una tercera cucharita y prueba el helado de pistacho, mientras, poseído por una enorme sonrisa, haces unas cuantas preguntas casuales tales como: “Qué delicia de postre, ¿no les parece?”, “¿Hace cuánto terminaron ustedes?” y “¿Quién le terminó a quién?”. Son preguntas comunes y corrientes para quienes se

consideran ‘solo amigos’, por ello no debe haber problema que continúes tu interrogatorio informal: “¿Por qué terminaron?”, “¿Siguen en contacto con la amiga que los hizo terminar?” y “¡Este helado es orgásmico! Por cierto, ¿con quién más han compartido esta exquisitez después de que terminaron?”. Revívele a ella las razones que le pusieron fin a su pasada relación, y no brillará para su ex la luz perpetua. Alborota el avispero de los malos recuerdos emocionales, y verás la luz al final del túnel. Haz caso omiso de lo que te acabo de contar, y seguirás siendo el mismo pendejo que eras antes de leer estas letras. Pero si enfrentas a tu

enemigo con las armas que te he entregado, transformarás el sexo de reconciliación que tu rival iba a obtener en sexo de despecho para ti. De nada. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Cuando ‘nada’ realmente significa ‘nada’ Día 11

‘Estaré

lista en cinco minutos’ significa ‘Tenme otra media hora de paciencia’. ‘Hoy no, tengo dolor de cabeza’ significa ‘El mes pasado tuvimos sexo’. ‘No tengo qué ponerme’ significa ‘No tengo ninguna prenda nueva que ponerme’. ‘Yo no he tocado tu móvil’ significa ‘¿Quién es esa cualquiera que te llama en la madrugada?’. En ese orden de ideas, no debe extrañar que un ‘nada’ dicho por una furiosa Hembra humana, no significa

‘nada’. Existen contadas excepciones donde los eufemismos femeninos sí son lo que proyectan en la punta del iceberg. Por ejemplo, ella sí estará lista en cinco minutos, si ya han transcurrido 115 minutos de embellecimiento ininterrumpido; es verídico el impertinente dolor de cabeza, si el primer malestar apareció mucho antes de la insinuación sexual; no tiene qué ponerse, si esa semana olvidó lavar la ropa; y nunca tocará el teléfono móvil de su pareja, si lo puede revisar de reojo. También hay un extraño instante donde la intención de un ‘nada’ es la del significado original, sin embargo,

debido a su complejidad, es apropiado primero conocer la famosa palabra en su contexto habitual: —Amor, te noto rara —dice cualquier hombre en la historia de la humanidad que tenga o haya tenido a una mujer como pareja, justo antes de involuntariamente activar una bomba con sus próximas palabras —, ¿qué te pasa? —Nada. El conteo regresivo se activa. Diez… Nueve… Ocho… Poseído por una sonrisa incrédula, el Macho humano luego pregunta:

—¿Nada? —Nada. Siete… Seis… Cinco… —Ay, amor… —Na-da —interrumpe la Hembra mientras pone los ojos en blanco y se cruza de brazos. Cuatro… Tres… Dos… —Perdóname. No sé qué hice, pero perdóname. No quiero que estemos mal.

Y lo que debía desactivar la explosión solo la acelera. Un sinfín de señalamientos por culpa de un descuido, revientan en la cara del Macho.

En teoría, ellos siempre tienen que darse cuenta de lo que les pasa a ellas, sin necesidad de preguntar. ¿Por qué? Porque cuando una mujer más quiere ser escuchada, no dice nada. ¿Qué debe hacer el que olvida el aniversario de bodas o el cumpleaños de su pareja? Recordarlo a través del silencio de su Hembra. O también puede saber de antemano las siguientes tres definiciones de la palabra ‘nada’, para neutralizar el peligroso estallido: 1) Cuando ‘nada’ significa ‘todo’. Es la versión más conocida, porque es la que ha causado más víctimas. ¿Ocurre cuando ella está ‘en sus días’? ¿O

cuando no la llama su novio la noche anterior? ¿O cuando el horóscopo le presagia malas noticias? ¿O cuando su tarjeta de crédito está sin fondos en una temporada de rebajas? ¿O cuando un pajarito le dice que le están poniendo los cuernos? La respuesta es: todas las anteriores y todas las que faltaron por mencionar. Basta un motivo para prender la mecha de esa bomba, cuya onda expansiva va recargada de recriminaciones de lo que desatendió su Macho, evocaciones de situaciones pasadas que supuestamente ya habían sido perdonadas, y profecías pesimistas sobre la estabilidad de la pareja. En otras palabras, los ingredientes de ese ‘nada’ son incontables molestias de ayer,

hoy y mañana. Se recomienda anular la amenaza del nada-todo, así: —Cuchi-cuchi, ¿qué te pasa? —Nada. —Ah bueno, me alegra. La mala noticia es que la bomba invariablemente explotará; la buena noticia es que únicamente causará daños en el interior de ella. 2) Cuando ‘nada’ significa ‘algo’. No es tan espinoso como el nada-todo, pero el nada-algo es de cuidado. Aquí el problema no radica en una equivocación

del Macho, sino en lo que él deja de hacer o que nunca hará. Su composición química es 50 % de falsas expectativas y 50 % de frustración. Una mitad es anhelar a un caballero que siempre abra la puerta, llame cuando lo promete, ceda el asiento y cargue bolsas pesadas; la otra mitad es resignarse con un cavernícola que solo abre bolsas de papas fritas y que se rasca la entrepierna en público. Esa venenosa mezcla genera el nada-algo, el cual se puede prevenir bajo este procedimiento: —Terroncito de azúcar, ¿te pasa algo? —¿A mí? No, no, no. Nada, no me pasa nada. Te lo juro. ¿Por qué? ¿Me notas

rara? Adviértase que parece el mismo antídoto que se usa para el nada-todo, pero se diferencia por el momento de hacer la pregunta. El Macho humano debe plantear la duda en una oportunidad inesperada para la Hembra, cuando el nada-algo apenas es un tumor benigno, un drama en formación. Y si se detecta a tiempo, nunca adquiere el impulso necesario para convertirse en un nada-todo. 3) Cuando ‘nada’ significa ‘nada’. Nada, niente, nothing, rien, nix. En cualquier idioma, genera terror. Aunque, curiosamente, el poderío del nada-nada

se siente cuando ni siquiera es pronunciado por los labios de una mujer. Su temible influencia es palpable solo cuando los hechos hablan. Por ejemplo, en una conversación digital: —Estoy pensando en ti. —En línea. Última vez visto a las 16:31. —¿Cuándo nos vemos? —En línea. Última vez visto a las 18:00. —¿Estás ahí?

—El usuario que usted está intentando contactar no existe. Eso es cuando ‘nada’ significa ‘nada, niente, nothing, rien, nix’. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Ellas no son como las pintan, en el salón de belleza Día 12

En la

mañana las Hembras humanas tardan una eternidad para colorear sus rostros, en la tarde realizan varios retoques que restauran la vivacidad de las tonalidades escogidas, en la noche se limpian lo que tanto les costó preservar durante el día y en la mañana siguiente vuelven a la misma rutina de embellecimiento. ¿Cuál es el sentido del círculo maquillicioso? ¿Eleva la autoestima femenina? ¿Realza las

facciones? ¿Previene la fealdad? ¿Por qué ellas insisten en pintarse la cara si los Machos solo las miran del cuello para abajo? Un mundo sin maquillaje quedaría expuesto a incontables ojeras, espinillas, manchas, poros abiertos, puntos negros y bigotes desabridos, entre muchas otras impertinencias antiestéticas. Incluso, los Machos humanos podrían descubrir que las supermodelos y las actrices porno no son perfectas. La falta de polvos cosméticos causaría una dramática disminución de quienes quisieran echarse un polvo; una catástrofe apocalíptica que la multimillonaria

industria del maquillaje lucha a diario para impedir. La belleza es distribuida de forma inequitativa entre la población femenina. Unas pocas gozan de un envidiable magnetismo, mientras unas muchas padecen de un inviable erotismo. Ante tanta desigualdad, la solución es el maquillaje (y el alcohol para casos extremos). Inicialmente, cuando hace siglos se probó por primera vez el remedio cosmético, la élite de las pocas no se preocupó, porque consideró que el dopaje facial iba a ser sancionado por la mirada masculina; sin embargo, al poco tiempo, también se acicalaron al descubrir el secreto sexual que

escondían unos labios coloreados.

Las Hembras humanas no siempre se pintaron para resaltar los atributos y ocultar la verdadera cara. En la época prehistórica, la tendencia de la moda era au naturel. Cabello enredado, cejas pobladas y axilas peludas eran sinónimos de belleza, clase y distinción. El uso del maquillaje se reservaba solo para los rituales religiosos; tanto hombres como mujeres se aplicaban arcilla roja en la frente, para pedir una buena salud mental. Hasta que, en una noche de luna llena, todo cambió. Una Hembra cavernícola se puso barro ceremonial en los labios, buscando el favor de los dioses para

curar una molesta llaga. Sus amigas se burlaron por el evidente acto de ingenuidad, pero los mejores cazadores de la tribu se sintieron atraídos por una boca que emitía una clara señal de apareamiento. Cualquiera sabía que sobre esos labios prominentes solo había una brillante porción de arcilla roja, sin embargo… el vibrante color sangre daba a entender que un gran torrente del líquido de vida estaba fluyendo en ellos, tal como ocurría con los otros labios cuando se excitaban para el bunga bunga… A pesar de que previamente no despertaba malos pensamientos, la Hembra con boca carmesí logró que los mejores cazadores cayeran rendidos a sus pies.

Aunque, el punto de quiebre para la masificación del maquillaje, no sucedió durante las cavernas. En ese período nada más fue plantada la semilla de la vanidad femenina, la cual germinó y creció a medida que, siglo tras siglo, las mujeres iban descubriendo nuevas ventajas. Cleopatra y sus amigas se percataron de que al oscurecer los párpados, usando kohl mezclado con un poco de aceite, producían un efecto que atrapaba la atención de la entrepierna de esclavos y faraones por igual. La magia egipcia tuvo el nombre de ‘ojos dormitorio’, dado que la mirada parecía relajadamente extasiada, evocando el instante previo a la explosión de un

orgasmo. Venus y sus amigas notaron que una capa de polvo blanco sobre el rostro las dejaba competir en igualdad de condiciones contra la piel de porcelana de una quinceañera romana. El camuflaje de las arrugas les permitía continuar recibiendo invitaciones para los bacanales y las orgías. Madame Pompadour y sus amigas observaron que un peinado elaborado las separaba de la plebe, para ser cortejadas únicamente por la aristocracia francesa. Además, una cabellera abundante y cuidada exhibía contundentes evidencias de vitalidad y buena salud, sin importar que en la mayoría de casos se trataba de una peluca.

Reconociendo la colosal importancia que tiene para la mirada masculina todo lo que está del cuello para abajo, el maquillaje no se quedó meramente en la cabeza. Las uñas pintadas en manos y pies son una prueba evidente. Pero hay unos ejemplos más sutiles: sujetadores para combatir la ley de la gravedad en las mamas, fajas para afilar la cintura, tacones para elevar artificialmente el trasero y cámaras bronceadoras para obtener una piel tostada —la misma que en el pasado no estaba bien vista, ya que así lucía la clase campesina después de pasar largas jornadas bajo el sol; hoy es hermosa, porque la palidez extrema es para los pobres que laboran bajo techo —.

Al final, la colorida pantomima se reduce a promover la fertilidad femenina, haciendo especial énfasis en la juventud, la salud y el clasismo. Debido a que los hombres ‘solo piensan en eso’, las Hembras humanas se sintonizan con dicha frecuencia a través de símbolos antinaturales que comunican condiciones aptas para la reproducción. Un par de zapatos de tacón fuerzan una postura, cuyo objetivo no es solo intentar asemejar las nalgas con un apetitoso durazno recién tomado del árbol, sino también es arquear la espalda de tal forma que parezca que la columna soportará, sin complicaciones de salud, el barrigón de un futuro

embarazo; adicionalmente, los zancos a los cuales se encarama la mujer deben ser de una marca exclusiva para que estén a la altura de su clase. De ñapa, al empinarse, los pies extendidos aluden a la posición en que estos se ponen, cuando ellas disfrutan un orgasmo, ¿o por qué crees que las actrices porno más sensuales suelen quitarse todo, menos los tacones? Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución

Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Ritual de apareamiento femenino, parte III: El Príncipe Azul es mejor que tú Día 13

Guapo,

alto, inteligente, millonario, generoso, amoroso, regala flores sin motivo, tiene una cálida relación con su mamá, siempre se ofrece para lavar los platos sucios y nunca deja levantada la tapa del inodoro. Hay más: tierno, apasionado, sensible, educado, considerado, buen cocinero, recuerda las fechas especiales, sabe que las

mujeres siempre tienen la razón y nunca se viene primero que su pareja. El listado de virtudes es interminable: fiel, culto, conversador, paciente, obediente, posee un exquisito sentido del humor, siempre entrega el control remoto del televisor y nunca va a un club de striptease con sus amigotes. Hablo de alguien que es mejor que tú: el Príncipe Azul. Si tú eres guapo, él es un adonis. Si tú eres alto, él es un basquetbolista. Si tú eres inteligente, él es la reencarnación de Einstein. Si tú eres sensible, él es quien llora ante un hermoso atardecer. Si tú eres un buen cocinero, él es el chef de un restaurante con tres estrellas

Michelin. Si tú nunca te vienes primero que tu pareja, él es un maestro del sexo tántrico. No existe la más ínfima posibilidad que tú lo superes. Asúmelo. Y es así, porque él no existe. El Príncipe Azul es tan real como Santa Claus, el Ratón Pérez, el Coco, la Llorona, un político honesto o una reina de belleza intelectual. Tomando prestada la estrategia expansionista de las religiones, fue creado por el Sindicato Femenino para que la amenaza de un ser supremo, cuya existencia es incierta, te obligue a acatar una serie de reglas terrenales que se contradicen entre sí. No es más que una oferta ficticia, para manipularte a subir el precio que

piensas pagar en la subasta sexual. En serio, el Príncipe Azul no existe. Te lo repito porque, aparentemente, piensas que estoy bromeando: el Príncipe Azul no existe. Acéptalo. Entiéndelo. Digiérelo.

La fantasía del Príncipe Azul simula ser la misión-visión del Sindicato Femenino; en otras palabras, así como cualquier empresa traza una meta inverosímil que ingenuamente cree que algún día alcanzará, así finge hacerlo cualquier Hembra humana en el ritual de apareamiento. Tú, en cambio, solo eres el premio de consolación. Tú ni siquiera cumples los mínimos requisitos para ser el hombre casi perfecto, solo eres el hombre peor es nada. A menos… A menos que te montes en tu corcel blanco o burro blanco o triciclo blanco o lo que esté a tu alcance y luches por un amor que, a todas luces, no te mereces… ¿Ya ves dónde está la trampa? ¿No? Te

diseccionaré el cuento de hadas un poco más… Contrario a lo que afirma una facción visionaria del MLM (Movimiento de Liberación Masculina), el espejismo del Príncipe Azul no es una conspiración orquestada por el Sindicato Femenino en su conjunto, sino un fruto mutante de sus células terroristas. Las Hembras humanas han sido fragmentadas en pequeños grupos, divididos por rangos de edad, para actuar y sobrevivir de manera autónoma en el ritual de apareamiento, unidas bajo el propósito común de confundir eternamente a los Machos. El Príncipe Azul es la obra maestra de esa peligrosa estructura;

basta que veas el perfil que cada generación exige para el hombre perfecto: • De 0 a 8 años: Una fotocopia del primer amor de su vida: su papá. • De 9 a ‘Quiero ser popular’ (~14): Un niño romántico, idolatrado por multitudes, porque canta “♪ Baby, baby, I love you, baby, baby, baby, forever, I love you baby ♪”. • De ‘Odio a mis papás’ a ‘¡Soy adulta!’ (~15–20): Un rebelde sin causa, de abdominales marcados, apetecido por todas las compañeras del colegio y que solo tenga ojos para ella.

• De ‘¡Ya puedo beber legalmente!’ a ‘¡Ya debo casarme!’ (21–29): Un inmaduro maduro. Algo así como un parrandero estudioso o un payaso serio. Debe estar dispuesto a emborracharse hasta vomitar, pero teniendo claras aspiraciones profesionales. • De ‘No he hecho nada con mi vida’ a ‘La vida empieza ahora’ (30–39): El mejor papá, esposo y amante (sin amante) del mundo. • De ‘¿Cuál es una buena crema antiarrugas?’ a ‘Tengo calores’ (40– 50): No hay más tiempo para perder. Un Don Nadie con mucho futuro deja de ser

una opción, ahora solo importa un Don Ahora con mucho, muchísimo presente en una cuenta bancaria; justo antes de que ella pierda la totalidad de su juventud y de que él prefiera a alguien más joven. • De ‘Los tampones que compro son para mi hija’ a ‘¿Mis hijos cuándo me van a dar nietos?’ (51–59): Quiere una canita al aire, cuando hay muchas canitas escondidas por un tinte. Ella es percibida como una mujer sabia, pero invisible para el radar del apareamiento. Por lo tanto, quien la desee para un ligue de una noche, le está regalando el mayor de los halagos.

• De ‘Por fin tengo tiempo para hacer lo que me gusta’ a ‘¡Todavía no necesito bastón!’ (60–69): El mercado de lo divorciado es la única opción. Ojalá con alguien que no haya sido dañado por las anteriores propietarias. • De ‘¿Dónde están mis pastillas de la memoria?’ a ‘Brille para ella la luz perpetua’ (70– ): Solo importa que no esté bajo tierra, siempre y cuando todavía lo pueda enterrar. Cada época tiene sus afanes y su respectivo Príncipe Azul. Por ejemplo, es evidente que una treintañera no busca lo mismo que una adolescente, al punto

que la primera se avergüenza de los sueños de apareamiento cuando tenía la edad de la segunda. Y, como seguramente ya lo has adivinado, ninguno de los Príncipes Azules mencionados existe. El solo propósito de estos seres mitológicos consiste en dejarle claro a la comunidad masculina que el Sindicato Femenino nunca estará satisfecho contigo. Conocer, aceptar y asimilar este poderoso secreto te servirá para aprovechar la pequeña ventana de oportunidad que tendrás en la cuarta parte del ritual de apareamiento, para que puedas disfrutar de un primer beso. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo

Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Ritual de apareamiento femenino, parte IV: El primer beso Día 14

No

quiero presionarte, pero en tu primer turno al bate, tienes que pegar un jonrón; la primera pelota tocada por tus guayos debe ser para un gol de chilena; tu primer puñetazo lanzado en un cuadrilátero obligatoriamente tumbará a la lona al objeto de tu deseo. Si te equivocas, tus excusas serán ignoradas. Si te caes, nunca podrás levantarte. La vida te da segundas oportunidades, una Hembra humana no. El primer beso tiene

que ser perfecto, o será el último. La primera vez que los labios de una eventual pareja se tocan es la única que importa. De la segunda en adelante solo hay rutina. Al saludarse, al despedirse, al aparearse, solo hay rutina. En cambio, la primera vez es la única que incrementa la frecuencia cardiaca, contrae los vasos sanguíneos, dilata los conductos de aire y humedece las axilas de forma penosa, porque acaba con la incertidumbre. Una sesión de besuqueo es todo lo que la Reina necesita, para separar al seductor Bufón del baboso Príncipe Azul. Yo sé, te dije en el capítulo

anterior que el Príncipe Azul no existe, pero sí existe el que imita el supuesto movimiento de labios del ser mitológico, provocando como consecuencia que la Hembra se ponga, voluntariamente, un cinturón de castidad cuando está junto a él. Caso contrario al del Bufón, cuyo talento bucal es su llave maestra para abrir un sinnúmero de piernas femeninas.

Si tú quieres ser uno de esos selectos Bufones que saborean las mieles de un exitoso primer beso, toma El Camino de las Siete Aes: 1) Aíslala. Tú puedes ser el peor error que ella haga en su vida. Tú puedes ser una poderosa razón para avergonzarse de su pasado sentimental. En ese orden de ideas, si la expones a una segunda cita rodeada de amigos y conocidos, no le darás la oportunidad de negar la tontería que cometería sobre tu boca. Prescinde de testigos, para que ella se sienta cómoda de equivocarse contigo. 2) Antójala. Evita avanzar, cuando

puedas hacerlo. ¿Te charla en voz baja, invitándote a compartir su espacio personal? Espera. ¿Pone su cabeza sobre tu hombro? Espera. ¿Una y otra vez dispara miradas cortas a tus labios? Espera. ¿Repentinamente te recuerda la escena del espagueti de La dama y el vagabundo? ¡Espera! Calma y reserva tu ataque para cuando tenga la guardia baja. 3) Analízala. Lanza escaramuzas. Acomete y huye enseguida. Dale una copa de vino, rózale la punta de sus dedos y escapa. Señálale un fleco suelto, acomódaselo detrás su oreja y escapa. Ríete de un chiste flojo, tócale la pierna y escapa. Examina las

reacciones a tus contactos fugaces, y si no hay el más mínimo asomo de asco, el viento está a tu favor. 4) Atrévete. No digas nada. La mejor manera de pedirle un primer beso a una mujer, es no pedirlo. No justifiques lo que pretendes hacer, con un cumplido empalagoso. No intentes abonar el terreno, diciendo lo bien que te sientes a su lado. No pidas excusas adelantadas. No pidas permiso. No, no y no. Solo hazlo. Hazlo en un momento inesperado; por ejemplo, cuando ella esté hablando de lo que le molesta el clima —ya sea porque hace mucho calor o porque hace mucho frío o porque hace una temperatura muy templada—, ¡ataca! ¡Y

ataca rápido! 5) Atrápala. Contente. Tranquilízate. Sé paciente. Mantén tu lengua escondida. Controla tu saliva. Espero que hayas evadido cualquier comida con ajo. Manosea solo la piel expuesta; si hurgas lo que está debajo de la ropa, ella detendría el besuqueo. Apretújala de una forma íntima e inocente. Jamás olvides cerrar tus ojos, sería perturbador que ella abra un poco los suyos y se tope con tu mirada fija. Relájate. Disfruta. 6) Atúrdela. Nunca agotes tu repertorio demasiado pronto, déjala ansiosa por más. A diferencia de cuando logres

acostarte con ella, en el primer beso debes dejarla ansiosa por más. Tú iniciaste el besuqueo, tú debes terminarlo —no muy pronto, porque parecerás asqueado; no muy tarde, porque parecerá que nunca has sido besado—. Aléjate y oblígala a desear un segundo encuentro con tus labios, que promete más pasión y el contacto inicial entre las lenguas. 7) Absuélvela. El primer beso no es perfecto, simplemente porque es el primero. Puede que ella te haya mordido, babeado o fallado en todo aquello que para ti es importante. Olvídalo. Recuerda que tu meta es otra.

El imitador del Príncipe Azul desconocerá la validez del sendero que te acabo de señalar. Sin embargo, tú, un Bufón en potencia, debes seguir El Camino de las Siete Aes porque te asegurará un triunfante primer intercambio de saliva, para conducirte, en un eventual futuro, a un feliz intercambio de fluidos. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución

Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

El secreto de la intuición femenina Día 15

Ellas saben lo que piensas, antes de que hables; saben lo que quieres, antes de que te antojes; hasta saben que vas a llamar, antes de que suene el teléfono. Descubren la infidelidad en sus parejas. Presienten cuando un ser querido está en peligro. Perciben si una película vale la pena vérsela con tan solo escuchar su nombre. Todo gracias al intimidante superpoder mejor conocido como ‘intuición femenina’.

Nadie sabe cómo empezó. Aparentemente no fue causado por una picadura de un chisme radiactivo, ni tampoco por una mutación la cromosoma número 23, como se ha llegado a rumorar. En la Biblia no hay registro de Eva recibiendo un sexto sentido —de lo contrario no se hubiera dejado tentar por el demonio—. Los recientes estudios científicos que confirman una hipótesis de su surgimiento serán desmentidos por futuros estudios científicos. La teoría más aceptada especula que la intuición femenina tiene origen extraterrestre, lo cual explicaría, en parte, la imposibilidad que tienen los hombres para entender a las mujeres.

Lo único cierto es que ellas no han ahorrado esfuerzos para incitar temor, cuando son poseídas por el exclusivo superpoder. Basta una inocente mentirijilla o un acto inconsciente fuera de la rutina, para despertar el dragón interior en cada una de las integrantes del Sindicato Femenino. Un fuego mágico las invade para darles contacto directo con una sabiduría suprema y ancestral capaz de atar cabos sueltos en milésimas de segundo, sin necesidad de que medie el razonamiento. Después, para confirmar las sospechas, escupen gigantescas bolas incendiarias para aniquilar cualquier excusa pendeja esgrimida por la contraparte.

Lo que también está comprobado es la composición química del superpoder, pero el Sindicato Femenino ha movido sus influencias para que siga siendo un secreto. Periodistas han sido despedidos, políticos han sido sobornados y exnovios han sido calumniados para salvaguardar la siguiente receta que revela no solo los ingredientes, sino también la kryptonita de la intuición femenina: (Pa2 + Ms) – Vr. En otras palabras, es una explosiva mezcla de predicciones ambiguas y memoria selectiva, a la cual se le resta la verificación de los resultados; una fórmula calcada a la utilizada por la paranoia. Es más fácil entenderlo con un

ejemplo: —Juancho, ¿quién te llamó hace unos días? Previo a la repentina pregunta, la feliz pareja disfrutaba de una hermosa tarde de primavera bajo un sol radiante, acompañada por el suave canto de los pájaros y rodeada por flores amarillas. Pero la intuición femenina es así, ataca de improviso cuando hay paz y armonía. —¿Cuándo? ¿Qué? ¿Ah? —No sé por qué me acordé de esa vez, del viernes 16 de abril a las 3:12 de la madrugada, que no quisiste contestar tu

móvil, aunque podía ser una emergencia. —No contesté porque sabía que no era una emergencia —dijo Juancho, sospechando que una avalancha de recriminaciones del pasado estaba por caer—. Te lo repito: era mi mamá, quien había marcado sin querer. Y no era su mamá. Así lo afirmó y dejó claro la sabia intuición femenina: —Solo espero que no haya sido tu ex. Veamos otro ejemplo de cuando Juancho aguardaba por su pareja superpoderosa, en las afueras de un baño público de un centro comercial:

—¿Chito? Al voltear al llamado, Juancho se encontró con un rostro que recordaba sin el maquillaje que tapa los inicios de la vejez. —¡Teníamos mucho tiempo sin vernos! ¡Te ves muy bien! ¿Qué estás comiendo? ¿Estás haciendo ejercicio de nuevo? ¿Tienes novia? Seguro tienes novia. Felicítamela, tiene muy buena mano. Me encantó volver a verte y hablar tan amenamente contigo. No perdamos el contacto. ¡Chao, Chito! Las curvas que Juancho recordaba

estaban intactas, muy bien exhibidas en un ajustado atuendo mientras se alejaban al vaivén de unos tacones punta de aguja. —¿Quién es esa? —dijo la Hembra superpoderosa, haciendo brincar a Juancho por su aparición fantasmagórica. —U-un… una amiga que no veía desde el colegio. Y me llamó por un apodo que no oía desde el colegio. Te mandó saludos. —Es muy bonita. Muy delgada para mi gusto, pero muy bonita. Parece operada. ¿Esa era tu novia del bachillerato?

—¡Cómo se te ocurre! Ella era y es como una hermana para mí. Como una hermana que hace girar las cabezas de todos los hombres que la ven pasar. Como una hermana que parece la hermana bonita de una supermodelo. Como una hermana que la sagaz intuición femenina deja al descubierto sin despeinarse: —¿Y por qué nunca me habías hablado de tu cuasi hermana? Disfrutemos de un último ejemplo: —Llegas tarde, Juan Fernando. ¿Dónde

estabas? —¿Dónde más podía estar? En la oficina. Trabajando. Juancho se soltó el nudo de la corbata, se secó el sudor de la frente con su pañuelo y se sentó a ver cualquier programa frívolo de televisión. Sin embargo, la mirada inquisidora de la Hembra superpoderosa no lo dejaba tranquilo: —¿Y ahora qué hice? —Si reviso el kilometraje que marca tu carro, ¿encontraré un desvío a un motel?

—A un café. —¿Ya ves cómo me mientes? ¿Con quién fuiste? ¿Quién te dejó esa mancha de pintalabios en el cuello de la camisa? ¿Tu ex? ¿Tu hermanita supermodelo del colegio? ¿Tu jefa cuchibarbie? Juancho es un buen tipo. Rara vez dice mentiras. En la madrugada del 16 de abril sí lo había llamado su mamá, de forma accidental, a pesar de que horas antes le había enseñado a manejar el móvil que recién había comprado. No tenía sentido hablar de su cuasi hermana del colegio, porque el único contacto que mantenían eran las fotos en bikini que ella publicaba en las redes sociales,

mientras él se masturbaba. Y ni su ex ni su jefa dejaron una huella cosmética en el cuello de su camisa, era nada más un vestigio del postre de cerezas con el que rompió la dieta. Ahora bien, es un hecho que Juancho ha sido pillado mintiendo en más de una ocasión. “No estaba mirando a esa mujer (con ese cuerpo exquisito)” o “Tranquila, mi amor, esto no te va a doler (tanto)”, son solo un par de casos que seguirán siendo sacados a colación por la Hembra superpoderosa, cuantas veces sea necesario. Incluso, hay secretos de Juancho que todavía no han sido destapados y que podrían convertirse en las pruebas acusatorias

ideales para las cantaletas de su pareja. Pero si exclusivamente contabilizamos uno a uno lo descubierto por la intuición femenina, queda en evidencia el secreto del superpoder: hay más falsas acusaciones que aciertos; sin embargo, las Hembras humanas omiten cuando se equivocan y hacen alarde del puñado de ocasiones que están en lo correcto. Un hijo puede testificar que si se cumpliera cada vaticinio de accidente hecho por el sexto sentido de su madre, se hubiera muerto varias veces. Si las corazonadas mujeriles de una mala primera impresión se tomaran en serio, muchas mejores amigas seguirían siendo solo conocidas. Nadie más que un

Macho humano desea que la intuición femenina sea algo distinto a paranoicas adivinanzas, porque significaría que tiene un harén compuesto por las amantes que su pareja le ha adjudicado. La rutina de la intuición femenina me recuerda al acto de un mal comediante: de diez chistes, uno causa gracia; el problema es que ninguno de los dos se da cuenta de que carece del talento por el cual se enorgullece. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje.

Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Lo que realmente pasa en el baño de las mujeres Día 16

Siempre pasa lo mismo. Basta que en un sitio público estén juntas dos o más Hembras humanas para que, invariablemente, ocurra lo siguiente: una de ellas se excusa para ir al baño y enseguida es escoltada por al menos una colega del Sindicato Femenino. Por extraño que parezca, las mujeres lo hacen sin ponerse de acuerdo de antemano y sin coordinar la evacuación de las vejigas. Es solo una reacción en cadena para reorganizar las tropas en la

eterna guerra contra los hombres. Para los Machos humanos la jugada resulta incomprensible. Ellos no necesitan un baño para ir al baño. Un árbol es suficiente para que expulsen sus desechos líquidos. A la larga nada más necesitan tener ganas, tal como en el apareamiento. Bajo esa óptica miope, poco entienden del peligro que se fragua a sus espaldas, al interior de un lavabo. Cuando se ha interrogado a las Hembras humanas sobre el motivo para ir acompañadas a un acto íntimo, las razones que dan para tan peculiar conducta son variopintas. Unas aseguran que es una cuestión de seguridad, ante

los pervertidos que andan sueltos. Otras señalan que es una mera compañía para soportar la interminable fila que constantemente ocupa las afueras del baño de mujeres (¿se acabaría la interminable fila si dejaran de ir en grupo?). Hasta hay quienes dicen que se perderían en el camino, si no van en montonera. Pero jamás escucharás de sus labios la terrorífica verdad, jamás escucharás que en el baño de las Hembras humanas de un establecimiento público se encuentra el cuartel general del Sindicato Femenino.

No fue así en sus inicios. La invención del sanitario público tenía como único propósito el deshacerse de los desperdicios humanos cuando lo exigiera el sistema digestivo, sin necesidad de correr de vuelta a la casa o de ensuciar los pantalones. Así lo usaban los Machos humanos y así lo continúan usando; pero las Hembras, en la primera sesión oficial del Sindicato Femenino, le cambiaron la función principal. Visitar un baño público es una tragedia para una mujer, porque debe cumplir la difícil misión de evadir el ejército de bacterias allí anidadas, tal como lo haría

un ladrón de película hollywoodense eludiendo los rayos láser de una alarma. Su metodología de éxito consiste en limitar, al máximo, el contacto de su piel con cualquier utensilio tocado por anteriores usuarias. El desglose de su estrategia aséptica es la siguiente: 1- Corre a ocupar el inodoro vacante que deja otra Hembra humana —a quien atropella al entrar. 2- Tapiza la tapa del retrete con papel higiénico. 3- Se queja por la falta de ganchos para colgar su cartera.

4- Maldice en silencio a los hombres, porque está convencida de que el baño fue diseñado por un Macho insensible. 5- Cuelga su cartera alrededor de su cuello. 6- Se sube la falda. Se baja los calzones cuidándose de que estén lo suficientemente abajo para hacer sus necesidades fisiológicas, y lo suficientemente arriba para que no toquen el suelo pegajoso. 7- Arquea su cuerpo en una especie de cuclillas a medio hacer, para que su tubería de drenaje orgánico esté a la altura de la boca del inodoro; sostiene

esa retadora posición no con unos muslos musculosos, sino aferrándose a la enclenque cerradura del cubículo. 8- Desaloja sus desechos tratando de hacer el menor ruido posible. 9- Vuelve a maldecir en silencio a los hombres, porque envidia que ellos puedan hacer lo mismo sin despeinarse. 10- Limpia y seca sus partes privadas —o públicas, depende del uso— manteniendo la postura cuclillasantisépticas. 11- Baja la palanca del retrete, usando un pie. Si el sistema que cambia el agua

se activa a través de un sensor, este paso más bien ocurre entre el punto 7 y 8 debido a los confusos movimientos de ella dentro del cubículo, propulsando un gigantesco chorro que le pringa el trasero y la espalda. 12- Se sube los calzones. Se baja la falda. Sale camino a los lavamanos. Otra Hembra humana, de forma atropellada, corre a ocupar el inodoro vacante. 13- Evita el jabón usado por las demás. Purifica sus manos usando solo un diminuto gel antibacterial que guarda en su cartera.

14- Verifica el estado su maquillaje facial. Retoca lo que haya perdido color. Oculta las imperfecciones cuyo camuflaje se haya disipado. 15- Se reencuentra con sus amigos en la mesa del restaurante. Uno de los Machos humanos comenta lo incompresible que resulta para él la eternidad que tardan las Hembras en el baño. 16- Una vez más, maldice en silencio a los hombres. Este paso a paso es invariable con o sin escolta femenina. Sin embargo, a menudo, la Hembra se salta un numeral, como cuando le da pereza tapizar la tapa

del retrete con papel higiénico; y, a veces, se salta muchos numerales, como cuando se emborracha. En el primer ejemplo, ella no tendrá con qué limpiarse al final de la rutina, porque si hubiera forrado la tapa como le enseñó su mamá, habría sabido que las posibilidades de encontrar papel higiénico en un baño público son proporcionales a las de ganarse la lotería. En el segundo asunto, abrazará el inodoro, haciendo caso omiso a su habitual asco, mientras vomita toda la culpa por haberse excedido tomando más copas de las convenientes. Su acompañante es quien la rescata de esas penosas situaciones. Le pasa un pañuelo desechable por debajo de la puerta, le

custodia la entrada del cubículo, le sostiene la cartera, le señala el pedazo de espinaca pegado a un diente, le presta el pintalabios, le da una segunda opinión sobre su vestimenta, le da uno de sus tampones y la empapa en gel antibacterial después de haber abrazado el inodoro, entre otros beneficios. Aunque la colaboración más importante es cuando la Hembra y su(s) escolta(s) sueltan la lengua. Todas las incomodidades sufridas valen la pena, cuando por fin se pueden expresar libremente para descuartizar a los hombres que se quedaron afuera. El espacio es perfecto. No hay oídos masculinos en el perímetro. Solo hay

solidaridad femenina. Solo hay integrantes del Sindicato Femenino. Un Macho humano no les ve problema a las idas al baño en pares o en grupos, porque sueña que ese deseo de las Hembras por estar siempre juntas, algún día se traduzca en el trío que tanto ha pedido en sus oraciones a Dios. Nunca descubrirá lo que se cuaja en su contra, porque las mujeres se han encargado de ridiculizar una hipotética ida de dos o más hombres a los orinales, minando la libre asociación que significaría la fundación del Sindicato Masculino. Ellas, aunque se odien entre sí, saben que tienen una colosal ventaja en la guerra de los sexos si la comunicación

fluye en su bando y la mudez en el contrario. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

¿Las mujeres hablan demasiado? Día 17

Te

tengo un chisme. Dos chismes, porque me acordé que no te he contado a quiénes me encontré en la lavandería. Por cierto, ¿ya lavaste tu montaña de ropa sucia? Tu carro también lo vi lleno de polvo. ¿Compraste la leche en polvo nacional que te recomendé? Juanita se cree la gran cosa porque ya no vive en Colombia. ¡Que viva Colombia, mi patria querida! Te quiero mucho. ¿Qué tal te pareció el chisme? ¿Y el otro chisme? ¿No me entendiste? ¿En serio?

Es porque no eres mujer. ¿Te lo repito? ¿Sí? Te tengo dos chismes. De hecho, son tres chismes porque no sé si te enteraste de que Juanita le dijo a Cristina lo que estaba haciendo con Roberto, aunque ella no sabía que Liliana ya estaba enterada porque había oído el rumor que salió de la boca de Andrea en el salón de belleza de Rebeca. ¿Supiste que a la hija de Rebeca la acabaron de nombrar ministra del actual gabinete gubernamental? ¿Con quién se habrá acostado para que la ascendieran? Voy a averiguarme ese chisme y te cuento. Ahora sí, ¿qué opinas? ¿Sigues sin entenderme? Pero si he sido tan claro como hablan las

Hembras humanas. Te entiendo. Eres un Macho humano y tu cerebro no está diseñado para procesar información fraccionada. Al interior de tu cabeza solo hay un enorme y viejo edificio de oficinas, donde cada nivel está encargado de un área distinta de tu vida diaria; además, cuando uno está activado, los otros están apagados. Es decir, cuando el piso encargado de mirar el escote de las mujeres está en funcionamiento, se les corta el fluido eléctrico a las dependencias facultadas para hacerte escuchar, hablar y razonar. Cuando estás cepillándote los dientes, a oscuras quedan las habilidades de caminar y de oír quejas femeninas.

Cuando buscas un lugar para aparcar tu automóvil, la misión es imposible si no bajas el volumen de la radio. No puedes hacer dos o más cosas a la vez, o de lo contrario generas un corto circuito mental. En cambio, en las Hembras humanas, adentro de sus cabezas, está un moderno edificio de alta tecnología y sin pisos divisorios. Las diferentes áreas de su vida diaria son controladas simultáneamente desde un solo gran espacio, donde todo está interconectado. Todo es importante. Todo se piensa en voz alta.

La humanidad suele describir el singular proceso femenino de convertir pensamientos en palabras, como un método multitarea. En teoría, el sistema operativo cerebral de las Hembras posee dicha característica que les permite ejecutar varios procesos al mismo tiempo. En realidad, fragmentan las conversaciones para asegurarse que nada se quede sin decir. Trasladémonos a una amena charla entre mujeres en una cálida tarde de café, cigarrillos y chismes, donde hay un Macho humano forzado por el destino — y por su novia— a estar junto a ellas:

—¡Hola, chicas! ¡Están divinas todas! Hola, Martín. —Buenas tardes, Susa… —Me encanta tu cartera, querida. —Está a tus ordenes y tu pañoleta está de muerte lenta, ¿dónde la compraste? —En el centro comercial donde me encontré al esposo de Laurita con otra. —Nunca nos respondiste qué tal era la otra, ¿tenía buen cuerpo? —Era una cuasi adolescente con tetas y culo de silicona, pero sin la clase de

Laurita. —Martín, danos tu opinión honesta, desde el punto de vista masculino, ¿por qué un hombre busca comida en más restaurantes, si en su casa ya tiene un platillo gourmet? —Bueno, no puedo hablar por todos los hombres, pero… —¿Pero te parece bien? —¿Pero te parece natural? —¿Pero lo vas a defender? —No, no es nada de eso.

—¿Te parece que Laurita es fea? —¿En serio te parece fea? Increíble. Definitivamente todos los hombres son iguales. Aunque, para ser sinceras, Laurita no tiene ni tetas ni culo, solo es una flaca con cara bonita. —¿Me van a dejar hablar? —Perdónanos, Martín. Continúa. —Los hombres necesitamos quemar etapas, y… —¿Y cuál etapa quemó el esposo de Laurita? ¿La de ser un perro

desgraciado? —Martín, cuéntale a mis amigas por qué no has quemado tu etapa adolescente de ver pornografía. —Tú me malinterpretaste. —Ah, ¿cómo les parece, chicas? ¡Ahora resulta y acontece que lo malinterpreté! ¡Ahora soy la mala de la historia! ¡Ahora vas a decir que yo no te pillé viendo fotos de mujeres en pelota en internet! —Estaban en bikini y eran las fotos del paseo a…

—Hoy has hablado suficiente, Martín. A los Machos humanos, incluyendo por supuesto a Martín y a ti, se les escapa el propósito de la anterior charla. Ellos perciben que un tema quedó con cabos sueltos —es impreciso el lugar exacto donde se venden las pañoletas de muerte lenta—, otro fue retomado del pasado emocional dejándolo todavía inconcluso —la colegiala siliconada del esposo de Laurita fue vagamente descrita— y el último se trató de un fusilamiento inesperado —el voyerismo digital de Martín quedó expuesto para el escrutinio de las amigas de su pareja—. Sin embargo, desconocen por completo el porqué las Hembras hablan sin un orden

predecible. Los hombres hablan para dar solución a los problemas cotidianos. Las mujeres hablan porque esa es la solución a sus problemas cotidianos. Ellos permanecen en silencio hasta que consideren conveniente expresarse de forma sintética —con una clara estructura de inicio, nudo y desenlace—, para resolver un asunto puntual. Ellas hablan, hablan y hablan hasta que todo lo que las agobia sea drenado de cada célula de sus cuerpos. Ellos ven en la lengua una herramienta de comunicación. Ellas ven un instrumento de liberación. Las Hembras de la cálida tarde de café,

cigarrillos y chismes manifestaron lo que pensaban en el instante preciso que lo sintieron. En las dos horas y media que estuvieron juntas, liberaron la mayor cantidad de historias que cupieran en ese espacio-tiempo. Lo que no se alcanzó a decir, quedó para otro día; lo que sí se dijo, será complementado con más detalles en otro día. No importó y no importa el orden. Lo que importa es que la información siempre fluya lo antes posible entre las amigas. Claro, las mujeres podrían comunicarse de manera lineal y previsible, tal como lo hacen los hombres, pero se alimentarían con menos chismes en cada reunión de chicas, porque los relatos

completos excluyen muchas más cosas de las que ya se dejan fuera; y esas son penosas pérdidas que ellas prefieren no asumir. Adicionalmente, saltar de un tema a otro es lo que le permite a una Hembra realizar ataques sorpresa sin el más mínimo asomo de sospecha de la contraparte, así como lo padeció el pobre Martín. Y tú, ¿todavía sigues viendo porno? ¿Ya le contaste a tu pareja del video erótico que hiciste con tu ex y que todavía no has borrado? ¿Al menos sabe de la secretaria que contrataste por su atractivo físico, obviando su inexperiencia laboral? ¿Tampoco conoce de las largas charlas telefónicas que tienes con su mejor amiga? Eres un blanco fácil para un

interrogatorio inesperado. humano tenías que ser.

Macho

Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Cómo ganan una discusión sin tener la razón Día 18

Ellas siempre ganan. Cuando pierden, ganan; cuando empatan, ganan; y cuando ganan, humillan. No me malentiendan, las Hembras humanas deben defender su sagrado punto de vista. De hecho, es completamente ético que obliguen a un Macho a pedir perdón de rodillas, si los argumentos son contundentes. Mal harían en tener compasión, si pueden ganar por goleada. Pero lo curioso del asunto es cuando carecen de pruebas y, de todas formas, quieren aniquilar a su

contraparte masculina. Previo a un fusilamiento verbal — poseyendo o no la razón—, la Hembra evoca los derechos que todo Macho tiene: “No tiene derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que diga puede ser y será usada en su contra en un tribunal de justicia femenina. Tampoco tiene derecho a un abogado. Si llegase a insistir en la necesidad de un abogado, el Sindicato Femenino le asignará una colega de oficio. ¿Entiende los derechos que le acabo de decir telepáticamente?”. Luego, si tiene un motivo justificado para estar molesta, ella pregunta, presiona, insiste, manipula, asfixia,

estrangula… hasta que el Macho confiese por qué hizo lo que hizo. La tortura psicológica es llevada a cabo sin dejar que se escape por las ramas; cada vez que él intenta cambiar de tema, la Hembra lo devuelve al interrogatorio donde debe aceptar y asumir el error que cometió. En realidad, ella siempre sabe todo lo que necesita saber, pero quiere que el Macho lo diga de su propia boca pecadora. Caso distinto es cuando no tiene la razón. Nada sabe de lo que necesita saber. Ella duda, afloja, flaquea, titubea, respira profundo… Intenta encontrar una respuesta a su furia, rememorando los errores que él tuvo en el pasado. Es

más, se percata de que su intuición femenina la llevó por una vía equivocada, y la única manera de salir airosa de esa posición desventajosa es lanzando alguna de las siguientes tres cortinas de humo:

1) La trampa de los dos senderos. Ella ofrece un par de caminos para solucionar la discusión, aunque en realidad nada más se trata de uno. El primero es el que quiere que tomes y el otro es un extremo caricaturesco. Por ejemplo: ‘¿Tienes a otra o es que ya no me quieres?’, ‘¿Me regalas ese anillo de diamantes o estás bravo conmigo?’ y ‘¿Nos vamos de vacaciones o prefieres dejarme encerrada eternamente?’. Por supuesto, se puede calmar la sensación de enclaustramiento yendo a comer al restaurante de la esquina, se puede estar feliz en la relación sin la necesidad de reafirmarlo con un anillo

de diamantes y se puede querer a una Hembra mientras al tiempo se quiere a otra. No obstante, justo antes de que se pueda descifrar la trampa de los dos senderos, ella dispara una nueva pregunta: ‘¿Todavía me amas?’. Para apagar el incendio, el Macho obviamente dirá que sí, sin darse cuenta que de manera implícita aseverará que tiene otra, que le va a regalar un anillo de diamantes y que se van de vacaciones a una isla paradisíaca del Mar Caribe; porque si él responde que la ama, entrelíneas también estará diciendo que la sigue queriendo, que no está bravo con ella y que no prefiere dejarla encerrada eternamente.

2) Volver visible lo invisible. La salida de emergencia más utilizada por el ego femenino. Altamente efectiva. Poco detectada por el cerebro de los Machos. Ha salvado a incalculables Hembras humanas de tener que aceptar que están equivocadas. Consiste en atacar un argumento que nunca ha sido dicho por la contraparte masculina, pero dando por descontado que estaba escondido en el subtexto. Veamos esta estrategia en un contexto cotidiano: —Juan, lo sé todo. Juan interrumpe su típica meditación de mirar al vacío sin tener nada en la cabeza.

—¿Te vas a quedar callado como si fueras una inocente paloma? —¿Y qué fue lo que hice? —No me trates como si estuviera loca. Ni se te ocurra insinuar que me invento dramas. ¡Ni se te ocurra! —Es en serio, no sé de qué hablas… Ella mira a Juan de pies a cabeza. Lo observa cultivando un silencio incómodo que pretende provocar un titubeo en su pareja. Pero la mirada en blanco de Juan como respuesta la obliga a presionar:

—¿Con quién estabas ayer, al atardecer, en el Parque de los Enamorados? —Ah, eso. —¡Sí, eso! —Con tu prima… —¡Lo sabía! ¡Esa maldita perra traicionera! ¡Claro, te embobó con su cuerpazo, cuerpazo de anoréxica! —Estaba con ella, porque tú me lo pediste. ¿Se te olvidó? Sí, se le olvidó. Ella se lo había pedido

para que aconsejara a su prima inmadura a que no abandonara la universidad. El desliz mental la tiene a contados segundos de perder la pelea verbal por un nocaut técnico… a menos que: —¡Claro que no se me olvidó! Como tampoco se me ha olvidado que te he pillado muchas veces espiando el culo de mi prima y que la llevaste a nuestro parque, donde te me declaraste. ¿Crees que eso es casualidad? ¡Es obvio que quieres quitarle la virginidad! —¿Virginidad? —¿Y cómo sabes que no es virgen? ¿Ya ves cómo caes solito en tu mentira?

Reponerse de una inminente goleada en contra es una tarea extremadamente difícil, pero no imposible. Hay muchos equipos que han logrado darle la vuelta a un abultado marcador adverso y convertirlo en al menos un empate. Ese es el objetivo de la Hembra cuando vuelve visible lo invisible. Juan, claramente, no sugirió que su pareja estaba loca —aunque sí lo está—, ni pretendió acostarse con la prima de ella —aunque sí la ha incluido en sus fantasías masturbadoras—, ni tampoco se acordaba de que se había declarado en el Parque de los Enamorados — aunque sí recordaba que allí vomitó debido a incontables borracheras—. En

otras palabras, en el primer tiempo del partido, el marcador estaba 3–0 a favor de Juan. La única opción que la Hembra tenía para recuperarse en la parte complementaria del debate fue la que usó: culpar a su pareja de un crimen que no cometió, pero que no es descabellado que algún día lo cometa. Generar esa confusión no le dio un triunfo, pero sí un sólido empate con sabor a victoria. 3) El denominador común infeccioso. Es la búsqueda de un golpe de suerte. Ante el fracaso de los distractores mencionados previamente, este es el último recurso para salvar la patria femenina. A través de un solo argumento, una mujer querrá anular la

totalidad de evidencias esgrimidas de quien osa contradecirla. Afirmará no creer en cien verdades, si quien lo dice tiene una mentirijilla en su pasado. Desconfiará del plan programático de un candidato a la presidencia, si se le descubre una infidelidad. Sospechará de la capacidad intelectual de un estudiante con notas sobresalientes, si reprobó una materia. Ahora bien, es obvio que una mala calificación en matemáticas no desacredita las aptitudes del alumno en las demás asignaturas. Pero una Hembra humana, en una guerra de palabras que tiene casi perdida, sí juntará esa célula infectada con las otras que tienen buena

salud, para contagiarlas con un manto de duda. Dirá que las matemáticas son indispensables para la vida: un dibujante las necesita para que sus ilustraciones tengan las proporciones adecuadas, un médico para suministrar la dosis correcta de fármacos a sus pacientes, un piloto para calcular un aterrizaje seguro y un político para restar un porcentaje del erario que luego adicionará a su cuenta bancaria, entre otros. En ese orden de ideas, ella impondrá su opinión al asumir que quien no sabe manejar los números, no entiende que una pareja es una suma de Macho + Hembra, y no de Macho + Hembra + amante + suegra + suegro coqueto + cuñado perezoso + tío

delincuente + primo desadaptado + billetera vacía. El canto de batalla de las mujeres ante el inicio de una pelotera es: “A veces se gana, a veces se empata, ¡nunca se pierde!”. Y sí, nunca pierden porque un Macho desconoce cómo anular el trío de cortinas de humo que acabo de describir. Otro sería el cantar si supiera que la amenaza la neutraliza dándose cuenta de cuando la Hembra cambia de tema, porque en ese momento, justo en ese momento se abre la puerta de la victoria. Si le impide que se desvíe hacia otras quejas, si la mantiene enfocada exclusivamente en su error de

juicio, la obligará a tropezarse contra su propia incoherencia y a pedir perdón por armar una tormenta en un vaso de agua. No sobra aclarar que lo odiarán por hostigarla con las mismas armas que ella usa cuando tiene la razón, pero el triunfo será delicioso y sentará un fantástico precedente para futuros altercados. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal

Selvas de Suramérica, 2015 ***

El poder de las lágrimas Día 19

El paraíso de niñas y niños malcriados es un supermercado. En un mismo lugar tienen, a su total disposición, los dulces y los juguetes que la televisión les dijo que sus papás deben comprarles. Chocolates, helados, galletas, gaseosas para ser cool, golosinas camufladas dentro de cajas de cereales, bolsas de aire con papas fritas y hasta la última videoconsola que sus amigos del colegio ya poseen están al alcance de una pataleta. Y si sus papás se niegan a satisfacerles sus caprichos, solo tienen

que sumarle una infalible berreada a la rabieta. Las escandalosas lágrimas bastan para atraer la mirada juzgadora de los demás compradores y logran que niñas y niños se salgan con la suya. Años más tarde, los niños convertidos en hombres abandonan la usanza de la predecible estrategia infantil, mientras las niñas convertidas en mujeres la perfeccionan. Las lágrimas tienen tres funciones higiénicas: limpiar los ojos —elimina impurezas para prevenir infecciones oculares—, limpiar al organismo del estrés —no es casualidad el alivio que se experimenta después de una buena llorada— y limpiar el alma durante una

situación con alta carga emocional — exterioriza los sentimientos para comunicarse con las cartas destapadas —. Adicionalmente, los niños y las Hembras humanas de cualquier edad le otorgan un uso extra: limpiar sus culpas para enseguida adjudicárselas a quien los escucha. El llanto infantil-femenino es un reflejo automático a una profunda desavenencia para que su interlocutor se sienta mal consigo mismo, y para que, como respuesta, baje sus defensas para poder manipularlo. La meta del chantaje emocional es llevar la discusión lejos de la racionalidad, para forzar a ese interlocutor (esposo, padre, amante, hijo

rebelde, profesor cuchilla, jefe que podría volverse exjefe) a realizar una acción que en condiciones normales habría escogido no realizar. En efecto, cuando un Macho humano ve derramar lágrimas por ‘su culpa’, su mente se pone en blanco y corre, hipnotizado, a pedir perdón.

El chantaje emocional también hace parte del repertorio manipulador de los Machos adolescentes y adultos; que lo diga la Hembra virgen cuando su novio le ha dicho “Me gustas como ninguna otra. Nunca he sentido esto por nadie más. Pero creo que tú no sientes lo mismo. Para los hombres es importante expresar el amor físicamente y es obvio que tú no quieres dar ese paso. Es mejor que acabemos nuestra relación. Ya muchas me han hecho daño con tu mismo cuento”. Algunas cuantas incautas han caído en la evidente treta; sin embargo, el número podría ser aún mayor si las lágrimas hicieran parte de la petición sexual.

Un Macho llorón es un debilucho, una Hembra llorona es quien está en pleno contacto con sus sentimientos. Un Macho llorón es motivo de burla, una Hembra llorona es motivo de compasión. Un Macho llorón nunca podría ser un líder digno de seguir, una Hembra llorona hasta se convierte en una leyenda temida por miles de poblaciones hispanoamericanas (tal es el caso de la Llorona). Recientemente, a los hombres se les ha dejado de ver con malos ojos cuando permiten que se escape una que otra lágrima en el funeral de un ser querido, en el grado de un hijo o en el anuncio de retiro de una reconocida actriz porno; pero en las demás

situaciones emocionales se les autoriza, a lo sumo, una voz resquebrajada. “Los Machos no lloran” es la consigna inculcada desde pequeños a ambos sexos. Se dice que así, inyectando un antiguo prejuicio, se protege a la hombría. Lo cierto es que son las Hembras humanas las que suscitan dicha cohibición porque, al igual que los políticos cuando limitan el acceso de la educación al pueblo, les representa un poder colosal que no están dispuestas a compartir. Si el pueblo fuera educado, dejaría de votar por los políticos de siempre. Si ambos sexos lloraran a cualquier edad, ninguno sería significativamente más poderoso a la

hora de manipular. A la comunidad masculina le cuesta creer esta axiomática realidad. Considera imposible que un reflejo que se supone como involuntario pueda ser utilizado para obligar a un hombre a desobedecer su raciocinio. El Sindicato Femenino incluso se defiende culpando a los libretistas de televisión de inventarse el lagrimeo chantajista en las villanas de las telenovelas, para causarles mala fama a la totalidad de las mujeres; teoría que ha calado en el básico cerebro de los Machos. Aunque, un repaso sobre distintos casos de estudio del lagrimeo chantajista, podría cambiar la opinión de hasta un ingenuo

Príncipe Azul: Caso de estudio n.° 1: Eres el peor papá del mundo Nivel: Principiante —Papito lindo, te quiero mucho. Eres el mejor papá del mundo. —¿Y ahora qué hiciste? —¿Me compras una caja de mis chocolaticos favoritos? —Chiquita, espera que terminemos de mercar. No sé si me alcance el dinero. —¿Y un heladito?

—Ya te dije. —¿Y unas galletitas chiquiticas? —No me hagas repetir. —¿Y unos chiclesititititicos? —No. —¿Y una casa para la Barbie? —No. —¿Y una menta? —¡No, no y no! ¡Maldita sea! ¡¿Estás

sorda?! La niñitica estalló en llanto, capturando las miradas de madres indignadas por el maltrato verbal, y de inmediato lanzó las siguientes acusaciones: —¡Tú no me quieres! ¡Nunca me has querido! ¡Eres el peor papá del mundo! —¡No más! Trae una caja de chocolates, pero deja de llorar. —¡Gracias, papito! ¡Te quiero! Caso de estudio n.° 2: Ojalá fueras como los otros papás

Nivel: Intermedio —Pa, ¿tú me vas a apoyar en mi sueño? —Claro que sí, mijita. —¿No importa que no dé plata? —Lo que importa es que tú seas feliz. —¿Y vas a estar al lado mío cuando me cuelguen la de oro en los Olímpicos? —¿Toda esta cháchara para volverme a pedir, por enésima vez, la bicicleta carísima? —¡Es mi sueño!

—¿El tuyo o el de tu novio? —El papá de Sebas sí entiende que ambos compartamos el mismo sueño. —¿Nada tiene que ver la jovencita nueva que empezó a entrenar junto a él, por la que armaste un show de celos la semana pasada? —¡Te lo juro que no! La futura ciclista olímpica se limpió una lágrima que rodaba por su mejilla. Después, con rabia, se limpió otra que se deslizaba por la mejilla opuesta.

—Está bien. La pagaremos en cuotas, solo si me prometes que no será moda de un día. —¡Te lo prometo! Gracias, gracias, gracias, muchas gracias, Pa. Caso de estudio n.° 3: Si me quieres de verdad, lo harías Nivel: Avanzada —¿Tú me amas? —¿Otra vez con la preguntadera? —¿No me puedes responder una simple duda? Gracias, Roberto.

—Pero si te la he respondido muchas veces. De hecho, la última vez que te la respondí fue al mediodía. —Entendido. Listo. No hay problema. Gracias por responderme tantas veces. Gracias por decirme sorda. Gracias por decirme sorda desmemoriada. La sorda desmemoriada se cruzó de brazos y desvió su mirada lejos de su pareja. —No pongas palabras en mi boca. Nunca te llamaría de esa… —Ya, ya, ya entendí. No puedo creer

que pienses eso de mí, cuando lo único… lo único que yo… solo quería que tú y yo… Si tú me quisieras de verdad… La sorda desmemoriada se interrumpió a sí misma, mordiéndose el labio inferior. Nada pudo hacer para evitar romper en lágrimas. —Hermosa, perdóname por hablarte como lo hice. Estoy con mucho estrés de la oficina. Nunca volveré a evadir ninguna de tus preguntas. —¿Es cierto que todavía te hablas con tu ex?

Caso de estudio n.° 4: Después de todo lo que he hecho por ti Nivel: Profesional —¿Botaste la basura? —En un rato. —¿Organizaste tu cuarto? —En un rato. —¿Hiciste tus tareas del colegio? —En un rato. —¿Hace cuánto estás pegado a ese

aparato, jugando a ser ladrón de autos? ¡Qué mal ejemplo dan los videojuegos! —Ay, mamá, ¡deja la lata! Apenas pase de nivel, hago la lata que me pediste. —Después de todo lo que he hecho por ti en esta vida, ¿así me respondes? Las estrías, los kilos de más y la falta de paciencia son por ti. Y no me quejo, no me quejo, aquí sigo trabajando para ti. La celulitis, la amante que tiene tu papá y mi clóset lleno de vestidos viejos son sacrificios que hago por ti. Y no me quejo, ¡no me quejo! A tu edad a mí me tocaba trabajar. En cambio tú… tú… No… No voy a llorar, no voy a llorar…

La madre mártir se retiró sin dejar que su hijo viera ningún rastro de humedad en sus ojos. Aunque sí dejó que oyera estas palabras, gritadas desde el segundo piso de la casa: —Dios mío, equivoqué?!

dime,

¡¿en qué

me

La manipulación per se no sacó del ocio al ladrón de autos de sofá, fue la desconcentración que no le permitió pasar de nivel. Solo cuando botó la basura, organizó su cuarto, hizo las tareas del colegio y se disculpó con su madre mártir, pudo cumplir la misión que le dio un puntaje récord como jalador de carros virtual.

Caso de estudio n.° 5: Nunca te pediría algo así Nivel: Maestra de maestras —Pajarita, te amo mucho. Eres la mejor esposa que un hombre haya podido tener nunca. —No exageres. Bueno, sí, exagera. —Es imposible cansarse de tus patacones gratinados y de tu arroz con coco. ¡Qué exquisitez! ¿Es nuestro aniversario y se me olvidó? —No, Pajarito. El único motivo era

verte esa cara de felicidad que te causa tu plato favorito. Sorpresivamente, la Pajarita arrugó su rostro y su mirada se tornó vidriosa. —¿Te pasa algo? —¿A mí? No, nada —dijo, cubriéndose la cara, la mejor esposa que un hombre haya podido tener. —Te conozco bien y sé que algo te está molestando. Dime. —No me pasa nada, es en serio. Además, ahorita estamos teniendo un momento bonito, no quiero arruinarlo.

El Pajarito le quitó la mano del rostro a su pareja emplumada y destapó un río de lágrimas. —Dime. —Es… es mi mamá. Pero no… yo no sé… no quiero decirte, porque ya sé que estarás en desacuerdo. Nunca te ha caído bien mi mamá. —Es al revés, ella siempre ha pensado que no soy el hombre adecuado para ti. —No importa. Más bien cuéntame cómo te fue en la entrega. ¿Qué dijo tu je…?

Una nueva oleada de lágrimas ahogaron las palabras de la Pajarita. —Ya dime. —¿Te… te molestaría…? Claro que te molestaría… ¿Te molestaría si mi mamá se muda con nosotros? —Esa respuesta ya la sabes y nada me hará cambiar de posición. —Sí… yo sé… nunca te pediría algo así… Es más, perdóname por pedírtelo, pero no sé qué hacer. Su médico dijo que, debido a su condición, ya no puede seguir viviendo sola. Tú tranquilo, nada va a cambiar en esta casa.

La Pajarita, cabizbaja, fue a recostarse en el sofá de la sala, con la mirada perdida en el vacío y con un flujo incesante de lágrimas. El Pajarito se mantuvo en lo que dijo, concentrándose en terminar de disfrutar su platillo favorito. A la mañana siguiente, el tema de la suegra mudándose al idílico nido de los pajaritos no se volvió a tocar. Tampoco durante el resto de la semana, ni a la semana siguiente. Sin embargo, la Pajarita estuvo poseída por un clima de tristeza cuasi depresivo. —Odio verte sin tu sonrisa.

—Estoy muy estresada, Iván Fernando. Han pasado muchos días y no encuentro una solución para mi mamá. Aunque no quiero hablar de eso, porque no quiero que creas que te estoy pidiendo… —Pajarita, estuve pensando… ¿Y si tu mamá se muda temporalmente con nosotros? ¿Por lo menos hasta que le encuentres un sitio donde vivir? —Pajarito… ¡te adoro! Será como tú dices: algo temporal. Lo que nunca sospechó Iván Fernando, alias Pajarito, es que la temporalidad de la mudanza dependería de la salud de la

suegra. Es decir, solo se iría cuando la saquen en un ataúd. En la totalidad de casos de estudio, la chantajista emocional necesita, forzosamente, que la contraparte esté de acuerdo con ella, de lo contrario no estaría pidiendo permiso para que se cumpla su voluntad. Mejor dicho, el verdadero poder lo tiene el chantajeado y no las lágrimas de la chantajista. Sin el expreso consentimiento de Papito Lindo, Pa, Roberto, el ladrón de autos de sofá y el Pajarito, las distintas integrantes del Sindicato Femenino no tienen nada. Las gotas saladas dicen “sufrirás por hacerme sufrir, al menos que te

comportes como yo lo deseo”; no obstante, ellas son las únicas que sufrirían si sus pataletas son ignoradas. El lloriqueo chantajista no es otra cosa que pólvora mojada. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Ritual de apareamiento femenino, parte V: Es un Juego de Números Día 20

Macho

humano que haya intentando aparearse, invariablemente ha sido rechazado. Es lo normal. Después de hacer una invitación a salir ha solido escuchar excusas tales como “Tengo novio (imaginario)”, “No estoy lista para una relación seria (contigo)” o “No salgo con compañeros de trabajo (que ganen menos que yo)”. Una vez más, es lo normal. Lo anormal es afrontar la derrota en la seducción como lo haría un

Príncipe Azul. Te preguntarás por qué hablo del ninguneo femenino en una etapa tan avanzada del ritual de apareamiento. Supondrás que no debes preocuparte, luego de ya haber sobrepasado la babosa frontera del primer beso. Preocúpate. Jamás cantes victoria si lo único que has disfrutado es de una muestra gratis. Te lo repito: preocúpate. La seducción es un juego de números. Para un Macho humano significa la cantidad de mujeres que aceptan su invitación a salir, para una Hembra significa la cantidad de hombres que la invitan a salir. Ambos sexos, a su vez,

pujan para tener un nutrido número de opciones, para así poder escoger lo mejorcito. Sin embargo, un Príncipe Azul —como tú— refuta la realidad, convencido de que el ritual de apareamiento depende en gran medida de un juego del destino.

Crees que hay un plan para ti. Está escrito en las estrellas. Alguien llegará a tu vida. Entenderás de quién hablo en el instante mágico que tus ojos se encuentren con los de ella. Tu corazón se acelerará. Tu piel se erizará. Tu alma vibrará. Tus labios y tus axilas se humedecerán. Después de intercambiar la primera palabra, sentirás como si la conocieses desde siempre. Un beso, impulsado por los duendes del amor, será la ansiada recompensa para seres celestiales como tú y ella… o como ella y un Bufón… ¿Qué creías? ¿Supusiste que serías el único candidato compitiendo para ser su nueva alma gemela?

Una Hembra humana en su papel de Reina se asemeja a la subasta de un raro diamante rojo. Muchos se acercan a admirarlo en la vitrina. Muchos ofertan para llevárselo a la casa. Muchos sueñan con hacerse dueños de un símbolo que provocará la envidia en los demás. Pero pocos, poquísimos pueden pagar el lujo de poseer tan exclusiva joya. El Bufón en su papel de artista de la seducción no discute contra el precio desproporcionado, solo pasa su propuesta a distintas casas de subastas femeninas, para adquirir la joya por un tercio del valor sugerido. En numerosas

oportunidades su pretensión es negada, en escasas ocasiones es aceptada con recelo. No obstante, las pocas veces que triunfa representa una cifra infinitamente mayor que las pírricas victorias de cualquier Príncipe Azul. A esta sutil táctica de negociación sexual se le conoce con el nombre de Juego de Números. La estrategia no fue inventada por el Bufón, sino fue adaptada y perfeccionada para el ritual de apareamiento por él. El Juego de Números ya se veía en el desempleado que entregaba docenas de hojas de vida para hallar un trabajo, en la productora hollywoodense que lanzaba diez

películas para que al menos una fuera rentable, en el agricultor que plantaba cuantiosas semillas sabiendo que muchas no nacerían, o en el avicultor que no ponía todos lo huevos en la misma canasta. Siguiendo igual lógica, el Bufón se decidió a galantearle a la mayor cantidad posible de Reinas. En su intento inicial sobre una muestra de veinticinco Hembras humanas, diez lo repudiaron sin compasión, siete se excusaron diciendo que tenían novio, cuatro continuaron hablando con sus amigas como si él no estuviera presente y cuatro le dieron sus números telefónicos; de ese último grupo, una nunca le contestó, otra le dio un número equivocado y dos aceptaron su

invitación a salir. Mientras tanto, el Príncipe Azul le regalaba una rosa blanca a la que consideraba la mujer de su vida. A medida que el Bufón fue fogueándose en el rechazo femenino, endureciéndole la piel, su promedio de conquistas fue subiendo. Pasó de dos éxitos por cada veinticinco intentos a tres, a cinco, a siete e incluso a diez; el Príncipe Azul, por su lado, pasó de regalar una rosa blanca a tres, a seis e incluso a doce para la misma mujer de su vida, implorando una pequeña oportunidad. Duele ser despreciado por alguien que despierta tus bajos instintos. Tanto al

Príncipe Azul como al Bufón les duele por igual. La desventaja del Príncipe Azul es que un rechazo lo lastima más que diez, cien o mil que reciba el Bufón, simplemente porque el último se beneficia del Juego de Números. Entiéndelo como ir a practicar surf. La mayoría de olas no salen como se desea. Unas veces carecen de la fuerza que prometían, otras veces revuelcan a los surfistas haciéndolos tragar agua salada; pero el Bufón sabe que son gajes del oficio para poder lucir su talento en unas cuantas buenas olas. Caso distinto es el Príncipe Azul, quien prefiere flotar encima de su tabla medieval esperando eternamente por la ola perfecta… la cual llegará, pero disfrutada por un experto

surfista, como el Bufón. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Ritual de apareamiento femenino, parte VI: Plan de suscripción sexual Día 21

Te tengo una buena noticia: ella tiene ganas de repetir. Aceptó tu invitación a una tercera cita de la misma forma como cuando sumerge la cucharita en un postre por tercera ocasión. No hablo de su postre favorito, hablo de uno que le llamó la atención y que antes no había degustado. La primera vez que lo probó fue por curiosidad, la segunda fue para confirmar una buena impresión y la tercera será una clara señal de que sus

papilas gustativas están interesadas en continuar disfrutando de la melosa experiencia. También te tengo una mala noticia: la próxima saboreada además define si se lo come todo o si jamás se lo vuelve a llevar a la boca. La analogía que tal vez crees que mejor te aplica, para puntualizar tu actual situación del ritual de apareamiento, es la ampliamente divulgada de las bases de béisbol. Llegaste a salvo a primera con un sencillo dentro del cuadro, con un primer beso sin mucha espectacularidad. Te robaste la segunda base cuando transformaste un besuqueo de lengua en una sesión de manoseo y frotación. Ahora, en el área del

campocorto, esperas por un chance para deslizarte a tercera, donde te han prometido jugueteo genital y quizá una felación. El periplo tendrá un final feliz cuando en otra noche logres pisar home, anotando una penetrante carrera. Los eufemismos sexuales de las bases de béisbol te han dado a entender que debes quemar etapas, si deseas llegar a la meta. Sin excepciones. Ni siquiera bateando un cuadrangular te librarás de tener que hacer el recorrido en el orden establecido, aunque sea de carácter protocolario. Así dice la teoría. No obstante, la práctica ha registrado a Bufones que han logrado saltarse bases. Pasaron del coqueteo al manoseo, o del

dinero al sexo. ¿Qué hicieron diferente a lo que sueles hacer tú y los demás Príncipes Azules? Simple: los Bufones no creen en la analogía de las bases de béisbol, sino en la de los planes por suscripción de televisión por cable.

Los clientes de televisión paga siempre son segmentados bajo una estructura piramidal de castas. En la base están los del Plan Digital Básico, en el medio los del Plan Digital Avanzado y en la parte alta está la élite del Plan Digital Gold 3D Full HD que, entre otros privilegios, goza de los canales de películas y de los pornográficos. A más dinero, más y mejores servicios reciben a cambio. ¿Te suena familiar a lo que estás padeciendo en tu camino hacia la cama de la Reina? Empezaste el ritual de apareamiento llevándola a un café-restaurante donde pagaste por ver. Después, en una nueva noche, la convidaste a ver una comedia

romántica que nunca vieron, logrando así el acceso al Plan Toqueteo Básico, el cual equivale a la primera base de la analogía del béisbol. Continuaste tu lucha restregando tu cuerpo contra el de ella en el Plan Toqueteo Avanzado, tal como ocurre en la segunda base, luego de que la sorprendieras en su casa con una visita sin programar y con un flan de caramelo (no sobra aclararte que, según la jurisprudencia del Sindicato Femenino, los encuentros de improviso no valen como citas, mucho menos si se trata de la comprometedora tercera cita). A medida que pagaste más cuentas, más y mejores servicios recibiste a cambio. Ahora quieres deslizarte a tercera base

en la tercera cita, suponiendo que es el paso previo a tu feliz arribo a home. Estás errado. En el juego de la pelota caliente sí es así, en el juego de las dos pelotas y el bate es otra historia. Justo en la tercera cita es cuando ocurre el punto de inflexión del ritual de apareamiento. Si lo desaprovechas serás condenado a lucir en tu pecho una letra A —de ‘amigo’—, hasta el fin de tus días; pero si lo reconoces, habrás encontrado la llave maestra que abre las piernas de las Reinas. La primera cita fue una entrevista al estilo laboral, la segunda fue una verificación de datos de tu hoja de vida premiada con un beso y la tercera es tu

momento. Tu momento es ahora, ¡tu momento es ya! Inquiétala. Pertúrbala. Hazla sentir incómoda llevándola a un lugar público a plena luz del día. No importa el lugar, importa que te distancies de la intimidad simbolizada por la noche. Ella sabe las implicaciones que tiene la tercera cita, por eso se depilará y lucirá lencería sexy; además, cruzará sus dedos para que ni tus medias ni tus calzoncillos tengan huecos. Sin embargo, tú camuflarás tu ansiedad de apareamiento haciéndole nuevas preguntas sobre su vida, para que parezca que su interior te atrae más que su exterior. Alejarla de lo que presume de ti —aunque esté en lo cierto— la acercará a ti.

Pronto, tu falso interés hará que te topes con una serie de confidencias impactantes. Ella te confesará que no es tan joven como te lo hizo creer, que no le gusta bañarse los domingos, que su nariz no es lo único que se ha operado, que su papá es sacerdote de una iglesia satánica, que a veces se habla con su exnovio… Déjala desahogarse libremente, y cuando respire para tomar impulso con el propósito de liberar más secretos, la besarás. Tranquilo, escuchar sus intimidades no te acercará a la Zona de Amigos —si no dejas que avance mucho—, lo que provocará es una reacción en cadena: abrirá su corazón, luego su alma y al final sus piernas.

Desde el instante que vuelvas a acceder a tus derechos adquiridos del Plan Toqueteo Básico, no dejes que vuelva a hablar. Bésala en el parque, bésala a pesar de la mirada de ancianas pudorosas, bésala en el taxi camino a su hogar, bésala subiendo las escaleras, bésala frente al vecino voyerista, bésala mientras abre la puerta… Cuando estés rodeado por cuatro paredes, activa los beneficios del Plan Toqueteo Avanzado. No palpes su piel como lo hiciste la última vez, parecías buscando el control remoto del televisor debajo de un sofá. De hecho, no uses tus manos como punta de lanza del

precalentamiento, usa tu boca. Bésala detrás de su oreja, susúrrale que te encanta su olor, bésale el cuello, sonríe al verla estremecerse de deleite, bésale los hombros, quítale la blusa, halágala por su lencería sexy pese a que solo te importe manosear lo que está debajo… No olvides tus manos, ellas deben apoyar el ataque de tu boca. Cuando tus labios abandonen su cuello, tus dedos deben reemplazarlos en la caricia; cuando tu lengua esté lamiendo su vientre, tus manos deben estar desabrochando su sostén. La burocracia sexual no parecerá tener sentido. Tú sabrás que estarás haciendo todo con un solo objetivo, ella sabrá que

estarás haciendo todo con un solo objetivo, su papá estará completamente seguro de que estarás haciendo todo con un solo objetivo, todos sabremos que estarás haciendo todo con un solo objetivo. Entonces, ¿por qué deberás pretender que no estarás yendo tras un solo objetivo? La respuesta es irrelevante. Lo que has de tener en cuenta es que si no simulas que estás disfrutando la travesía de caricias por su cuerpo, ella no se humedecerá y perderás tu ventana de oportunidad para consumar el apareamiento. Tú puedes hacer el viaje sin escalas, directo al grano; sin embargo, ella necesitará que la recorras.

Incluso, ella esperará que el camino hacia tu solo objetivo lo encuentres de manera cuasi sorpresiva. Es una pantomima. Ella lo sabe, tú lo sabes, su papá lo sabe; pero así como una integrante del Sindicato Femenino no se ruboriza fingiendo un orgasmo, tú no debes ruborizarte por fingir que te interesa el juego previo. En teoría, tu única responsabilidad en la cama debería consistir en tener una erección y mantenerla por el tiempo que sea necesario, hasta que en la Hembra se produzca una explosión interna que la embriague de placer —fingida o verdadera—. En la práctica, una integrante del Sindicato Femenino te

chutará más tareas. Solucionar su frigidez dependerá de tu experiencia dentro de las sábanas, flexibilizar su mojigatería dependerá de tu capacidad de convencimiento, abrir la fuente de la lubricación dependerá de tu faena de precalentamiento… si hay flacidez en tu entrepierna es tu culpa, si hay sequedad en la entrepierna de ella es también tu culpa… tú debes seducirla, tú debes excitarla, tú debes humedecerla, tú debes producirle un orgasmo, tú debes pagar la cuenta del motel… todo tú, ¡todo tú! No te preocupes. Si tus manos y tu boca han hecho su trabajo, la Reina se quitará sus sexy calzones a la velocidad de la

luz y te rogará para que estés dentro de ella. Tal como lo lees: te rogará. Y tú la complacerás… accediendo así al Plan Toqueteo Gold 3D Full HD. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Ritual de apareamiento femenino, parte VII: Contrato sexual Día 22

Hiciste todo lo que tenías que hacer. La sensación de paz que ahora te embriaga es la más nítida señal de que has tomado las decisiones correctas. Se acabó la incertidumbre. ¡Felicitaciones! Todavía tienes ese je ne sais quoi para llevar a una Hembra humana a la cama. Solo te resta exclamar desde la montaña más alta: ¡misión cumplida! Clava tu bandera en la cima, porque ese territorio femenino ya fue conquistado por ti… ¿O

no? Pues no. Eran otras épocas, añejas épocas cuando una noche de pasión bastaba para amarrar la cintura de una mujer con la tuya. El miedo a ser tildada como una ‘cualquiera’ era tu aliado para que te prefiriera a ti por encima de un bueno por conocer. Hoy, nada la detiene, ni siquiera tú, especialmente tú que no eres ni nunca serás suficiente para sus aspiraciones sentimentales. Eres un mientras tanto. Quizá logres durar con ella varios días, incluso meses, pero eres un mientras tanto hasta que el Príncipe Azul la salve de un futuro contigo.

Lo único certero es que una segunda tanda dentro de sus sábanas no la tienes garantizada. Al menos que firmes el contrato invisible del Sindicato Femenino. Para tu situación particular, para extender el plazo temporal del plan de suscripción sexual, se ha establecido que debes comprometerte a acatar una serie de cláusulas que regularán tus necesidades de apareamiento de ahora en adelante. En realidad, ya firmaste el contrato invisible cuando la volviste a llamar, por lo que vale la pena que conozcas tu sentencia:

Plan Toqueteo Gold 3D Full HD* Condiciones generales invisibles Contrato sexual n.° ___ Código de barras de la Hembra humana: ______ Código de barras del Macho humano: ______ 1.- Contrato de Servicio Sexual (CDSS) a) El servicio de suscripción sexual directa Plan Toqueteo Gold 3D Full HD (en adelante, el “Servicio”) será prestado por la Hembra humana ya seducida (en adelante, la “Reina”), quien cuenta con las condiciones aptas

para la reproducción y/o el andamiaje orgánico necesario para un apareamiento con fines placenteros. b) El presente Contrato de Servicio Sexual (en adelante, el “CDSS”) se perfeccionará en el momento que se cumplan las siguientes condiciones suspensivas: (i) la Reina verifique, a su sola discreción y sin responsabilidad alguna para el caso que dicha determinación sea negativa o se demore por cualquier circunstancia, la existencia de factibilidades que permitan la recepción del Servicio en condiciones normales (una cama cómoda, una billetera generosa, entre otras);

(ii) la Reina constate que el Macho suscriptor (en adelante, el “Cliente”) no registra deudas sentimentales con la Reina en situación de mora; (iii) la Reina haya aprobado previamente el acceso del Macho suscriptor al Plan Toqueteo Básico y al Plan Toqueteo Avanzado; (iv) la Reina confirme que su historial crediticio ha sido favorable a la hora de pagar cuentas de otras Hembras humanas. El cumplimiento de las condiciones suspensivas mencionadas se tendrá por operado con la activación del Servicio en el domicilio del Cliente, en un motel o donde se estime conveniente.

El presente CDSS no implica garantía de ninguna índole sobre los aspectos anteriores, y la Reina aclara que no reintegrará el importe abonado en las pasadas invitaciones a salir. 2.- Servicio a) El Servicio se regirá por lo determinado en el presente CDSS y las disposiciones legales vigentes logradas gracias a la valerosa lucha del Sindicato Femenino. b) La programación y los beneficios que componen el Servicio incluirán el Plan Toqueteo Básico, el Plan Toqueteo Avanzado y el Plan Toqueteo Gold 3D Full HD. Se entiende por Plan Toqueteo

Básico la muestra gratis del apareamiento, que empieza en un beso y termina en un beso con lengua; por Plan Toqueteo Avanzado, el conjunto de manoseadas y restregadas sin que los involucrados se desnuden completamente; y por Plan Toqueteo Gold 3D Full HD, el hacer el amor aunque no se sienta amor. c) Los planes especiales denominados Chupa-chupa, Bajar al Pozo, Posición 69, Puerta Trasera, Trío y Orgía implican un pago adicional no reembolsable por parte del Cliente, sin que le genere a la Reina una obligación contractual para realizarlos. De hecho, la Reina puede considerarse ofendida

ante la propuesta del Cliente por disfrutar alguno de los planes adicionales mencionados en esta cláusula y cortar el Servicio de forma indefinida. d) El Cliente reconoce, acepta y se resigna a que la prestación del Servicio se halla en algunas situaciones sujeta a circunstancias fuera del control de la Reina, como, por ejemplo, cuando ‘está en sus días’ o cuando un inesperado ‘dolor de cabeza’ reprime sus ganas de aparearse. Por lo tanto, la Reina no garantiza el Servicio de forma ininterrumpida, ni podrá ser objeto de reclamos por parte del Cliente que se vea forzado a autosatisfacerse.

3.- Uso del Servicio a) El Servicio será destinado exclusivamente para el disfrute del Cliente. A menos que exista un consentimiento expreso, queda prohibido fotografiar, grabar o captar el Servicio en ningún formato para presumir de ello y/o para ensuciar la reputación de la Reina. b) El Cliente se compromete a no quejarse con sus amigos y/o familiares, si el Servicio no llegase a estar a la altura de sus expectativas. Debido a que el desacato de este voto de confianza puede poner en peligro el prestigio del que goza actualmente el Servicio, el

Cliente da vía libre para que, ante el incumplimiento, la Reina disemine calumnias sobre el tamaño de su miembro viril a fin de resarcir el daño causado. c) La Reina tiene plena libertad para quejarse con sus amigos y/o familiares. d) En caso de cancelación temporal del Servicio, por cualquier causa que pueda ser imputable al Cliente, este último se compromete a abonar el cargo de reconexión, consistente en un ramo de flores, una caja de chocolates y/o una serenata; en esencia, debe aceptar que se equivocó aunque esté en lo correcto. La Reina no está obligada a decidir

favorablemente la solicitud de reconexión, sin importar que el Cliente se arrodille implorando por una nueva oportunidad. 4.- Término a) La Reina facilitará el Servicio durante el plazo de un (1) mes, contado a partir de la fecha de activación en el domicilio del Cliente, en el motel o donde se haya estimado conveniente aparearse por primera vez. Vencido el plazo indicado, el presente CDSS se renovará automáticamente en los términos, condiciones y caprichos aquí previstos, hasta tanto la Reina comunique su voluntad de finalizar la relación invocando una o varias de las

causales especificadas en el numeral 9. 5.- Precio del servicio a) El Cliente pagará el Servicio por mes adelantado, sin una cantidad mínima que le deba ser proveída y sin garantía alguna de que se llevará a cabo. b) La facturación estará compuesta por los siguientes rubros: (i) el derecho de suscripción sexual al Servicio, (ii) el abono diario de halagos, adulaciones, llamadas telefónicas para reportarse, asistencias a aburridas reuniones familiares e infinitas necesidades valorables en dinero, (iii) los planes especiales que el

Cliente haya tenido la suerte de que la Reina acepte (ver cláusula C del numeral 2, para más información de los planes en mención). c) La Reina se reserva el derecho de modificar, unilateralmente y por motivos manipuladores, los planes de programación. d) El precio mensual del Servicio será fijado por la Reina, tomando como referente al IPCS-EAD (Índice de Precios al Consumidor Sexual, según el Estado de Ánimo Diario). 6.- Pago a) Las facturas se deberán pagar con una

mezcla balanceada de afecto y desembolsos pecuniarios. Nunca el Cliente se debe ir a uno de los extremos, porque de solo amor nadie vive, y de solo dinero vive la Reina con un amante. 7.- Mora a) La mora se causará por el mero vencimiento del plazo de pago, incurriendo en un recargo del 200 %, que se cobrará en la próxima factura y cada vez que la Reina discuta con el Cliente. Todo ello sin perjuicio del derecho de la Reina de proceder a la desconexión del Servicio para ofrecérselo a un nuevo suscriptor. 8.- Equipo

a) Para disfrutar del Servicio, el Cliente solo usará el cuerpo de la Reina provisto en comodato en el presente CDSS (en adelante, el “Equipo”). La utilización de otros Equipos proveídos por otras integrantes del Sindicato Femenino será causal de desconexión fulminante del Servicio (a menos que la Reina no se entere o finja que no se enteró). b) La Reina es y será la única propietaria del Equipo, sin importar que el Cliente haya invertido generosas sumas de dinero para su mejoramiento. c) El Equipo está compuesto por una serie de elementos que permiten una

adecuada prestación del Servicio, tales como labios gruesos, piernas largas, cintura estrecha, abdomen plano, las tres tes —tetas, trasero y la dulce trinchera — y los accesorios que se consideren necesarios. El Equipo podrá prescindir de algunos de los elementos anteriores, si así la Reina lo estimase, siempre que la prestación del Servicio no se vea inmensamente afectada. d) La Reina no se hace responsable por la publicidad engañosa que el Wonderbra, el Panty Levanta Cola, la faja, el maquillaje y/o el alcohol, entre otros, hayan podido ocasionar en la percepción del Equipo.

e) El Cliente acepta que es imposible que el Equipo se preserve en las mismas condiciones para siempre. Envejecerá, tendrá cortocircuitos, la tecnología se volverá obsoleta y cada año saldrán nuevos Equipos con diseños más eficientes y atractivos. Pero el Cliente debe comprometerse a ser fiel al Servicio contratado, y a continuar desembolsando el pago mensual con incrementos sostenidos mientras la relación perdure. 9.- Desconexión definitiva del Servicio a) La Reina podrá anular la validez del presente CDSS, invocando uno o varios de los siguientes causales: (i) “No eres tú, soy yo (sí eres

tú)”, (ii) “Eres el Príncipe Azul con el que las mujeres sueñan, pero yo necesito algo más en mi vida (como un Bufón)”. (iii) “No estoy preparada para un compromiso de cualquier tipo (contigo)”, (iv) “Hay cosas más importantes que el sexo (contigo)”, (v) “He decidido quedarme soltera para siempre (si todos los hombres son como tú)”, (vi) “Necesito encontrarme conmigo misma (y mi amante)”, (vii) “Necesito espacio (en la cama, para mi amante)”, (viii) “No quiero cerrar ninguna

puerta, quizás en el futuro… (si no encuentro a alguien mejor)”, (ix) “Podemos seguir siendo amigos (aunque lo más probable es que nos volvamos enemigos)”, (x) alguna otra justificación no relacionada aquí, avalada por el Sindicato Femenino. b) El Cliente nunca podrá invocar ninguno de los anteriores causales, para derogar este CDSS. Debe decir la verdad y solamente la verdad. Es más, el Cliente nunca podrá pedir la desconexión el Servicio de forma unilateral y definitiva, de lo contrario la Reina tendrá derecho a declarar públicamente que fue ella la que decidió

terminar la relación contractual. c) Asimismo, la Reina podrá cancelar la prestación del Servicio por falta de pago de una (1) factura afectuosa o económica. Por ejemplo que el Cliente olvide su cumpleaños, mientras este siempre recuerda la fecha de nacimiento del equipo de fútbol del cual es hincha furibundo. d) En cualquiera de los casos citados, el Cliente continuará obligado a los pagos de los importes adeudados a la Reina, más los intereses por mora, los cuales se cobrarán bajo la figura de una cantaleta al momento de negociarse una reconexión o de una mala fama creada

para que no vuelva a conseguir pareja. e) En todos los supuestos previstos anteriormente, el Cliente perderá el acceso al Servicio (Plan Toqueteo Básico, Plan Toqueteo Avanzado y Plan Toqueteo Gold 3D Full HD), prometiendo devolver el Equipo en las mismas condiciones que se lo entregaron. Me comprometo a cumplir con los deberes, obligaciones y caprichos del presente CDSS,

___________________________ Firma invisible del Cliente ___________________________ Fecha del inicio del fin de la libertad (DD/MM/AA) *Regulado por la Superintendencia de Apareamiento y Comercio del Sindicato Femenino. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina

Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Amigas y rivales; más rivales que amigas Día 23

Se dice por ahí que la estudiante que alcanzó calificaciones sobresalientes fue la que le coqueteaba al profesor. Se rumora que la presidenta de la multinacional obtuvo su cargo después de cumplirle diversas fantasías sexuales al máximo accionista. Se secretea que la supermodelo que atrapa una infinidad de miradas masculinas le debe su éxito a los retoques digitales. Se murmura que la vendedora de autos consigue cerrar muchos negocios cuando luce un escote

muy abierto. Todos esos chismes fueron puestos a rodar por las amigas de cada Hembra humana calumniada. El Sindicato Femenino se ha caracterizado por la lucha unificada en pro de causas comunes que benefician a sus asociadas. Los logros obtenidos son impresionantes: el derecho al voto sin votar en el sufragio que decidió la reforma; la autonomía de dejar calenturiento a un Macho humano, aunque se hayan emitido señales claras para aparearse; y la igualdad ante la ley, desigualdad ante el pago de las cuentas. Una de las metas más ambiciosas a la que le apunta actualmente es adiestrar a los hombres para que dejen abajo la

tapa del inodoro. Ante una alianza tan sólida, extraña que al interior de la organización existan zancadillas, muchas zancadillas entre sus integrantes. No es una rareza toparse con ojos que se ponen en blanco, apodos burlones, cizaña y verdades parciales entre las que se supone deben ser las más fuertes aliadas. Basta con olvidar llamarla en su cumpleaños o salir más veces consecutivas con una nueva amiga, para que una mejor amiga que prometió ser leal hasta la muerte se convierta en una enemiga mortal. A veces la enemistad es para siempre, a veces es tan duradera como el amor

eterno. Poco importa. A lo que vale la pena ponerle la lupa es al motivo que contradice la estabilidad del siempre férreo Sindicato Femenino: la aniquilación de una posible rival, a pesar de que sea una asociada, debido a una estrategia instintiva de supervivencia.

Imagínate lo siguiente: una nueva compañera de trabajo llega a una oficina poblada en su mayoría por Hembras humanas. Fue contratada para suplir una vacante de una recién jubilada. Tiene los estudios necesarios. Tiene la experiencia necesaria. Las referencias laborales y personales se explayaron en elogios sobre su indiscutible talento y su lealtad como amiga. El único inconveniente es que posee atributos físicos que reciben abundantes piropos al andar. ¿Cómo crees que le darán la bienvenida a la nueva sexy-talentosa compañera de trabajo? Los estatutos del Sindicato Femenino

obligan a sus afiliadas a salvaguardar a sus pares. Excepto cuando una de ellas representa un peligro para las demás. En el caso puntual de la nueva sexytalentosa compañera de trabajo, su afilada figura eleva los estándares de calidad en las expectativas de apareamiento de los Machos de la oficina, incluyendo al jefe. Es como si en un barrio donde las pequeñas tiendas de víveres compiten por la clientela, un hipermercado de cadena abriera sus puertas. Desvalorizaría al grupo. Tocaría rebajar los precios para no quebrar. Ni los compradores más fieles se resistirían a la tentación de mercar en tan coquetas instalaciones. Al menos que se active una campaña de difamación.

Se dice por ahí que el hipermercado de cadena rocía con agua las frutas y verduras para aumentar la sensación de frescura, aunque sepa que así se pudren más rápido. Se dice por ahí que la nueva compañera de trabajo se broncea a diario, aunque sepa que así la piel se arruga más rápido. Se rumora que el hipermercado de cadena utiliza la tarjeta de puntos para espiar los hábitos de compra de los clientes. Se rumora que la nueva compañera de trabajo utiliza la tarjeta de crédito de quien la pretenda enamorar para financiar sus hábitos de compra. Se secretea que el hipermercado de cadena exhibe la mercancía más costosa a la altura de los

ojos, para motivar la venta que más le produce ganancias. Se secretea que la nueva compañera de trabajo exhibe la mercancía más atractiva al alcance de la mirada masculina, incluyendo la del jefe, para incrementar las posibilidades de un aumento. En aras de restablecer el orden, las integrantes del Sindicato Femenino no solo se remiten a diseminar chismes para destruir la reputación de la posible contrincante. También ignoran sus virtudes, exageran sus defectos, nunca la llaman por su nombre, la etiquetan con un sobrenombre, no la invitan a ningún plan fuera de la oficina, se burlan de las fotos que ha publicado en las redes

sociales, le critican que se vista como una mujerzuela, le critican que se vista como una santurrona, generan dudas sobre posibles cirugías en sus atributos físicos… Invitándola de esa forma a que escriba su carta de renuncia. Ojalá fuera una guerra que les tocara enfrentar únicamente a las recién llegadas. Asimismo la hija debe resistir las acusaciones de su madre de haber cometido incontables actos pecaminosos, la madre debe aguantar el menosprecio de su suegra que se cree mejor madre, la suegra debe soportar los cuernos por culpa de una amante más joven, la amante más joven debe llevar el calificativo de ‘puta’ y el Macho

infiel a lo sumo debe ser señalado como un ‘hijo de puta’. Lo que representa una amenaza para la mayoría del Sindicato Femenino es castigado con un ataque preventivo, cuya característica más distintiva es causar daño sin dejar rastro de su origen. En efecto, si una Hembra humana es atrapada instigando una cizaña, su mecanismo de alerta reaccionará liberando varios señuelos tales como “Estás poniendo palabras en mi boca”, “¡Era una broma!” o “¡No puedo creer que me acuses de algo así!”. Además, el Sindicato Femenino no solo negará que actos tan macabros hagan parte de sus estatutos, sino que asegurará que son

hechos aislados de unas cuantas manzanas podridas que no comprometen los puntos de vista de la asociación; lo que jamás podrá justificar es por qué tantas mujeres prefieren tener amigos en vez de amigas. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

La manía de querer cambiar a los hombres Día 24

Para tu pareja, tú siempre serás un mal regalo. Al comienzo, ella se deslumbró con tu colorido empaque y se ufanó ante sus amigas porque eras lo mejor que le había ocurrido que no les había ocurrido a sus amigas. Pero desde que descubrió lo que había dentro de tu envoltura, ha querido cambiarte. Lastimosamente la oficina del servicio al cliente de tu marca familiar, representada por tu papá, le ha manifestado que no se aceptan devoluciones. Es más, le

advirtió que tú no solo no vas a cambiar, sino que vas a empeorar. Sin embargo, ella no se rinde. Tú te has convertido en su reto, en su proyecto personal. Está empeñada en concluir el trabajo que tu mamá abandonó a medio hacer. Te enseñará a no sorber la sopa, a no masticar con la boca abierta, a no dejar la pasta dental destapada, a no salpicar el retrete, a no lucir ropa pasada de moda, a no acomplejarla porque ha subido de peso, a no olvidar las fechas especiales, a no distraerte mientras te regaña, a no rascarte la entrepierna, a no sacarte los mocos durante la luz roja del semáforo, a no obsequiar lo que no se pueda cambiar, a

no padecer de ‘mamitis’, a no compararla con tu mamá, a no generalizar porque todas las mujeres no son iguales, a no irte a otra habitación debido a una llamada inesperada al teléfono móvil, a no tener secretos, a no preguntarle por el número de hombres que ha llevado a la cama, a no ser celoso, a no desear la mujer del prójimo, a no tener amigas atractivas, a no tener amigas… a no, no y no. También te aleccionará para que te percates cuando cambia de corte de pelo, para que te quites las medias al hacer el amor, para que la acompañes a ir de compras, para que le expreses que ha bajado de peso, para que diferencies

un ‘no me pasa nada’ de un ‘no me pasa nada’, para que le digas frente a tus amigos que la amas, para que recuerdes los nombres de sus amigas, para que sepas cómo se usan los electrodomésticos, para que prefieras las comedias románticas, para que borres tu carpeta de porno, para que te rasurares sin dejar pelos en el lavamanos, para que te cortes las uñas sin dejarlas regadas en el piso con el riesgo de que se claven en sus pies, para que la comprendas en ‘sus días’, para que le regales flores incluso cuando no has hecho nada malo, para que le cedas tu poder sobre el control remoto del televisor, para que le reveles la contraseña de tu teléfono móvil, para

que le respetes su privacidad, para que le cuentes cada detalle de tus ex, para que la entiendas en sus ataques de celos, para que le guardes fidelidad tal como haces con el equipo de fútbol del cual eres hincha… a sí hacer, a no hacer, a sí pero no… Ella cree que tienes potencial. Mucho potencial. En vez de aceptar lo que ya eres, está proyectando lo que podrías llegar a ser: un Príncipe Azul.

Te conoció tal como eres ahora. Ojos ensoñadores. Una eterna barba de tres días. Lector voraz. Librepensador. Ateo. Comunista. Abdominales de acero. Un repudio a bañarte a menudo. Un problema de bebida. Otro problema de depresión. La estrella de un grupo de rock. Cantas, compones y tocas la guitarra. Tienes voz de tarro, escribes líricas incomprensibles y repetidamente estás fuera de tempo. Si fracasas como músico, protagonizar películas en Hollywood podría ser tu plan B. Es probable que seas el padre de un niño que han escondido de ti. Sabiendo todo lo anterior, ella se enamoró. Y por todo lo anterior, ella quiere cambiarte.

No me malentiendas, hay unas cositas excepcionales que sí le gustan de ti. A ella le encanta tu mirada idealista, tus abdominales de acero y tu inteligencia cuando no la utilizas para contradecirla. El ‘look’ desaliñado que te da la eterna barba de tres días a veces le atrae, a veces lo detesta porque besarte es como restregar su rostro contra una lija. El resto de cositas son susceptibles de cambio. Su persistencia y la suerte de estar a su lado poco a poco te transformarán en una mejor persona. Te llenarás de alegría, renunciarás al grupo de rock, conseguirás un trabajo de verdad,

asistirás a misa, solo leerás la Biblia, reemplazarás la cerveza por la limonada y te bañarás a diario. Tu clóset será renovado con atuendos más acordes con tu edad. Un banco no volverá a negarte un crédito. Quizá escribas un libro de superación personal o des charlas motivadoras frente a públicos numerosos, donde invariablemente le agradecerás a ella lo que hizo en tu vida. Pasarás de Bufón a Príncipe Azul, y eso no es cualquier cosa. Nunca se detendrá. La lucha por tu perfección será su razón para haber nacido. Logrará que te peines de medio lado, igual que ella. Su plato favorito será tu nuevo plato favorito. Sus amigos

serán tus amigos. Tus amigos serán tus conocidos. A tu suegra le dirás ‘mamá’. Trabajarás para tu suegro. Eventualmente volverás a tocar la guitarra, aunque nada más los domingos en la iglesia. En resumen, serás como una catedral medieval: un trabajo en permanente construcción. Hasta que en una mañana, segundos antes de afeitarte, te mirarás al espejo y no reconocerás al reflejo que estará frente a ti. Tu pareja tampoco lo reconocerá y le causará una profunda decepción debido al notorio cambio extremo, al punto que te acusará de no ser el mismo Bufón del que se enamoró. No serán felices para siempre y tampoco

comerán perdices. Le pondrán punto final a la relación. Tomarán caminos distintos. Ella buscará un nuevo proyecto masculino para moldearlo a su antojo. Y tú deberás darte cuenta de que si una Hembra humana te pide cambiar tu esencia, tienes que cambiarla por otra o si no te cambiarán por otro. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución

Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Cómo tener un exitoso ligue de una noche Día 25

¿Algún Macho humano apuesta para perder en el ritual de apareamiento? No, todos galantean con el firme propósito de llevar a la cama a quien le despierta sus bajos instintos. Vencer o morir. Saben que muchos serán desechados en los diversos controles de calidad realizados por el Sindicato Femenino, pero todos le apuntan a disfrutar el premio mayor. Y lo antes posible. Algunos, incluso, le apuntan a obtenerlo en una noche… ¿es eso viable? Miradas

furtivas, sonrisas coquetas, beso robado, beso francés, ‘bluyinear’, desnudarse, poner tu P en la V, engrasar el mástil, la erupción del volcán blanco, la petite mort… ¿todo en una noche? Las probabilidades están en contra para consumar un apareamiento en un lapso meteórico. Es igual a querer ser millonario sin trabajar: hay quienes tienen la suerte de recibir una herencia, de ser nombrado en un cargo gubernamental o de acertar los números de la lotería; pero a la mayoría le toca trabajar duro para ganarse la vida. Y a ti, especialmente a ti te toca trabajar muy duro para ganarte un apareamiento. Admítelo. ¿O es que incontables

Hembras humanas han caído rendidas a tus encantos en cuestión de minutos, sin contar al harem de tu mente que está a tu completa disposición para satisfacerte en la soledad? ¿La esperanza sexual es lo último que se pierde? Te han dañado la cabeza. Ambas cabezas. Los cuentos de una herencia caída del cielo, de los buenos para nada que logran ser elegidos democráticamente como presidentes, de un desempleado sosteniendo un cheque de cartón con el premio gordo del último sorteo y de fulanos como tú que consiguen ligues de una noche te han hecho creer que cualquier cosa es probable. Son excepciones, nada más

que eso; sin embargo, nadie te quita de la cabeza, de ambas cabezas, que tú también podrías ser una excepción. Tus papás dicen que eres único, tu religión dice que eres especial, tu exnovia decía que eras diferente —antes de decir que eras igual a los demás—… Quizá tengas razón, no tengo argumentos para descartarte completamente como el futuro afortunado ganador de una enloquecida noche de desenfrenada pasión, después de haberte esforzado muy poco y en el menor tiempo posible. Al fin y al cabo alguien tiene que ganarse la lotería sexual. Por mera estadística hay más probabilidad de que sufras un accidente yendo a comprar un

boleto de la lotería que de ganarte el premio mayor, no obstante alguien tiene que ganársela. Hasta tú.

Suponiendo que los astros del apareamiento casual se alineen para favorecerte, debo advertirte que la ruta hacia el sexo fácil no es tan fácil. El pan se te puede quemar sin siquiera meterlo en el horno. Solo si tomas las siguientes recomendaciones, tus posibilidades de tener un exitoso ligue de una noche pueden permanecer intactas: • Locación, locación, locación: El lugar o evento que escojas para sacar a flote tus dotes de donjuán exprés será fundamental para el resultado final. Por ejemplo: un bar en el cual haya despechadas buscando vengarse de sus exnovios, un balneario poblado de

turistas dispuestas a experimentar un amor de verano, una boda donde a las amigas de la novia se les alborote el miedo a quedarse solteras o un funeral en el que las hijas del difunto se sientan motivadas a vivir el ahora. • Evita a quien no muestra piel: Cuello tortuga, mangas largas y falda hasta los tobillos son indicadores de quien prefiere esperar al matrimonio. • Las más jóvenes y las más viejas suelen ser las más prejuiciosas: Las más jóvenes están siendo adoctrinadas por sus padres para que cierren sus piernas hasta que encuentren al Príncipe Azul, las más viejas cierran sus piernas

porque saben que el Príncipe Azul no existe. • Prefiere a las pintarrajeadas: Una mujer siempre se esfuerza para verse bien, incluso cuando asegura que ‘está hecha un desastre’. Pero cuando se ha maquillado para verse deslumbrante, el esfuerzo es descomunal; y tanto trabajo de embellecimiento no suele tener como objetivo el querer dormir sola. • Baja tus expectativas: ¿Sueñas con una exquisita Hembra de piernas largas, cintura de avispa, tetas que no necesitan sostén, rostro angelical, fanática de tus chistes flojos y con iniciativa propia para dar el primer paso? Sigue soñando.

• El alcohol es tu aliado: Ella debe estar lo suficientemente alcoholizada como para que tome decisiones de las que luego se pueda arrepentir, aunque no tan alcoholizada como para que después parezca un acto de necrofilia. • Mejor en tu cama que en la de ella: La locura que va a cometer contigo puede ser interrumpida por la mala cara de la compañera de cuarto, por la mirada de decepción de su mamá o por los disparos de la escopeta de su papá. • No la convides a tu cama si aún vives con tus padres: La fantasía de casanova de la que presumiste se derrumbará ante

el riesgo de que te regañen con el clásico “¡Esta casa se respeta!”. • Sin condón, no hay fiesta: Aunque solo te importa su presente, su pasado puede afectarte tu futuro, y viceversa. • Apaga las velas, no destapes la botella de champaña, deja el chocolate líquido en la nevera: Un vaso de agua, después del desfogue libidinoso, será más que suficiente. Recuerda que ‘ligue de una noche’ no es sinónimo de ‘amor a primera vista’. • No esperes el mejor sexo de tu vida: Ella desconoce tus fetiches y tú los de ella. Repetirás la rutina sexual que has

hecho con otras y ella hará lo mismo. • Aunque, eso sí, espera que el sexo mañanero sea significativamente mejor que el sexo entre borrachos. Me resta hacerte una última recomendación para que no dilapides tu fortuna en el remoto caso de que seas el ganador de la lotería sexual. Es la más complicada. Las que acabo de relatarte son factibles, porque en un momento de calentura harás lo que toque para aparearte según tu fantasía. En cambio, esta última es tremendamente espinosa porque deberás reflexionar con cabeza fría:

• Sonríe sin asco: Es muy probable que no amanezcas abrazando a la supermodelo con la que creerás haber seducido en un bar la noche anterior. De todas formas, no vayas a reprimir tu sensación de orgullo y satisfacción. Será igual que comer comida basura: poco saludable como un hábito diario, pero delicioso de vez en cuando. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal

Selvas de Suramérica, 2015 ***

21 cosas que nunca debes decirle a una mujer Día 26

La enigmática sonrisa de la Mona Lisa ha sido el centro de innumerables conjeturas sobre su causa. Una ilusión óptica, un exceso de colesterol, un dolor de estómago, una incitación a un posible amante y un intento de ocultar un corazón roto, entre tantas teorías divulgadas. Sin embargo, ninguna tiene la contundencia de la que te voy a contar: es la mueca previa a una explosión de inconformidad femenina. Leonardo da Vinci le había dicho una de

las 21 cosas que nunca debes decirle a una mujer. La esposa del marqués de Giocondo no tuvo más remedio que soltar una sonrisa, para disimular que no le había molestado un comentario imprudente del célebre pintor renacentista. Estaba siendo retratada en la que se convertiría la obra de arte más famosa del planeta y no quería ser inmortalizada haciendo mala cara. Pero ¿qué fue lo que la molestó? Ese es el verdadero misterio de la pintura. De lo que no tengo duda alguna es que Da Vinci tropezó en una de las siguientes cascaritas que tú debes evitar

decir:

1) “Tu cara me es muy familiar. ¿Te conozco de algún lado?”: Es bastante evidente que lo que realmente quieres preguntar es “Nunca te había visto y no se me ocurre nada bueno para decirte, ¿pero quisieras acostarte conmigo?”. 2) “¿Tienes novio?”: Te lo dirá, si es información que necesitas saber. Ya sea un novio falso o verdadero, te lo dirá para que dejes de hacer lo que estabas haciendo. No seas tú el que le cierra las piernas. 3) Un “te amo” en la primera cita: No es romántico, es perturbador.

4) “Podría tener a la que quisiera, pero yo te prefiero a ti”. 5) “¿Puedo besarte?”: A menos que tu objetivo sea lograr lo opuesto a lo que preguntas. 6) “Estoy en una etapa de mi vida en la que solo busco sexo sin compromiso. Preferiblemente orgías sin compromiso”. 7) “¿Llegaste? ¿Te gustó?”: Si te ves en la obligación de preguntar, no llegó y no le gustó. 8) “¿Con cuántos te has acostado?”: Un número muy alto te hace pensar que

se aparea con el primero que le coquetea, uno muy bajo te hace dudar de su sex-appeal y uno promedio puede ser superior a tu promedio. 9) Gritar “¡Goooooooool!” cuando te está confesando algo que le preocupa, y luego rematar con un “¿Qué piensas? ¿El gol fue en fuera de lugar o no?”. 10) “¿Aniversario? ¿Aniversario de quién o qué?”. 11) Un “te amo” para apagar una discusión: Equivale a querer extinguir un incendio rociándole gasolina. Si la forma de excusar la mancha de lápiz

labial en el cuello de tu camisa es invocar el amor que aseguras sentir por tu pareja, espero que sea de tu agrado dormir en el sofá. 12) “Cálmate, deja de gritar”: La probable reacción que recibirás de vuelta será un “Yo estoy calmada, ¡y no estoy gritando!”. 13) “No estás gorda, solo rellenita”: También debes evitar otras variaciones tales como “Eres de huesos grandes”, “Deberías usar más ropa negra y menos de rayas horizontales”, “¿Te vas a comer todo eso?” o “¿En serio no estás embarazada?”.

14) “Oye, ¡tu amiga es muy sexy!”: Es comprensible que te maravilles por las óptimas condiciones para la reproducción que puedas encontrar en el cuerpo de una amiga de tu pareja. Sin embargo, no lo digas en voz alta. Mucho menos si lo dices con tu mirada siendo atraída por el par de imanes que están exhibidos en un provocador escote. 15) “…mi mamá…”: “A mi mamá no le quedan pegajosos los espaguetis”, “Mi mamá no se queja tanto cuando me plancha mis pantalones”, “Hueles muy bien, es el mismo perfume de mi mamá”, “Estaba en casa de mi mamá, porque ella le estaba celebrando el cumpleaños a mi ex”.

16) “…mi ex…”: “A mi ex no le quedaban pegajosos los espaguetis”, “Mi ex no se quejaba cuando me planchaba mis pantalones”, “Hueles muy bien, me recuerda al perfume que usaba mi ex”, “Estaba en casa de mi ex, porque ella le estaba celebrando el cumpleaños a mi mamá”. 17) “Nunca te he olvidado, aunque te haya vuelto a llamar apenas ahora que mi exnovia me dejó por otro”. 18) “¿Te peinaste?”: Aunque creas que no está peinada, lo está. Y tardó cuarenta minutos para obtener ese look.

19) “¿Necesitas otro par de zapatos?”: La respuesta racional es no. La respuesta emocional es por supuesto que claro que sí. Estarás en lo cierto cuando le señales que no le caben más en su clóset, pero el Sindicato Femenino lo diagnostica como una medicina altamente eficaz contra la depresión y la neurosis; es decir, el dejar de tomarla puede hacerte conocer una Hembra que pasa de la felicidad a la tristeza en un santiamén y que le cuesta mucho desprenderse de hechos que nada más existen dentro de su cabeza. Yo sé. Crees que ya conoces a alguien así. Todavía no la conoces sin sus dosis de zapatos.

20) No decir nada: Como siempre se malinterpreta lo que dices, a veces supones que la mejor estrategia es cerrar la boca. Error. Craso error. Tu silencio será considerado la aceptación expresa de tu culpabilidad. Las cosas que probablemente encrespen los ánimos de una Hembra humana, en realidad, son infinitas. Las veinte que he mencionado son solo unas cuantas, las más espinosas. Falta una, la más espinosa de las espinosas. Es la que yo especulo que Da Vinci le dijo a la Mona Lisa: 21) “A mí me gustas tal como eres”: Es una trampa. Supón que tú fueras un

personaje de una película de terror, yendo directo hacia donde una asesina en serie que degüella a sus víctimas con una motosierra. Los espectadores temerían por tu vida, mientras tú creerías que estás haciendo lo correcto. En la siguiente escena tu cabeza sería una más de su macabra colección. Te lo pongo en perspectiva, reconstruyendo una probable anécdota renacentista: —Maestro Da Vinci, no me cierra. El pintor corrió en auxilio de la vanidad femenina, jalando con todas sus fuerzas las cintas que debían unir los extremos del vestido a espaldas de su modelo. Tres intentos fueron infructuosos, a

pesar de que en el último ella aguantó la respiración. —Déjalo sin cerrar, Monita. Eso no se va a ver. —Qué raro. ¿Se habrá encogido el vestido? Yo sospecho que es la tiroides. Maestro, ¿usted cree que estoy gorda?, ¿me veo bien sin broncearme y sin tanto maquillaje?, ¿tendré tiempo de hacerme el manicure?, ¿va a usar mucho Photoshop? —A mí me gustas tal como eres. Estoy seguro de que piensas que la frase más espinosa de las espinosas valió la

pena que Leonardo da Vinci la dijera, porque gracias a ella se produjo la enigmática sonrisa. Pero no fue a ti al que le tocó padecer el ‘no me pasa nada’ de la Mona Lisa, los dieciséis años que tardó la pintura en estar lista. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Ritual de apareamiento femenino, parte VIII: Identificando un orgasmo fingido Día 27

Si

utilizáramos tan solo una palabra para describir tu anhelado primer apareamiento con la Reina, esa sería ‘estornudo’. Por un lado, basta recordar cómo, en aquella noche de atropellada pasión, fuiste invadido por una ansiedad crónica que aguantaste la mayor cantidad de segundos que pudiste, hasta que la liberaste en una explosión de

mocos que te condujo a un placentero alivio. Por el otro, la Reina se quedó con un estornudus interruptus. A tus amigos les contaste una historia diferente. Te retrataste como todo un semental. Hablaste de haber sido el protagonista de una faena inolvidable; inolvidable para ella, porque para ti fue otra demostración de tu innegable talento bajo las sábanas. En silencio incluso pensaste que te faltó filmar el espectáculo, para que así las nuevas generaciones hubieran podido disfrutar la película en las clases de educación sexual. Ahora

bien,

es

cierto

que

los

escandalosos gemidos de la Reina respaldan tu versión de lo que pasó aquella noche de atropellada pasión. Asimismo, es cierto que no te detuviste a analizar cada minuto del apareamiento. Te hubieras dado cuenta de que el estornudo de la Reina quedó a mitad de camino. ¿No me crees? Recordemos tu faena inolvidable: Primer apareamiento consumado con la Reina minuto a minuto 1’ Mentiras, mentiras y mentiras. 4’ Mentiras, alcohol y mentiras.

16’ Mentiras, alcohol y toqueteo. 25’ Te desnudaste, sin quitarte las medias. 26’ A pesar de que ella deseaba que la desvistieras completamente, solo le bajaste la ropa interior hasta las rodillas. 26’ 05” Un desaforado mete y saca. 26’ 30” ¡Estornudo! 27’ “¿Te gustó? ¿Llegaste también?” 27’ 02” Ronquidos, ronquidos y la Reina insatisfecha.

La hiciste gritar como tu actriz porno favorita y debes suponer que está ansiosa por abrirte las piernas en una segunda aventura sobre tu cama. Por ninguna de tus dos cabezas se te pasó la posibilidad de que ella prefirió fingir el estallido interno de un orgasmo, tal como lo hace tu actriz porno favorita, para evitar la incómoda conversación donde te confesaría que parecías un muñequito de cuerda poseído por una necesidad endemoniada de soltar tu estornudo. ‘Básica’, ‘rutinaria’, ‘aburrida’ o ‘precoz’ son las palabras más apropiadas que la Reina hubiera utilizado para calificar tu inolvidable faena; inolvidable para ti, porque para

ella fue una demostración de tu innegable talento de quinceañero bajo las sábanas. Importa poco el número de Hembras con las que has logrado acostarte, importa que esa experiencia pasó desapercibida. ¿No me crees? Dime si la Reina acompañó a sus escandalosos gemidos con una o más de las siguientes evidencias de un orgasmo fingido: 1) Temperatura corporal de un zombi. No solo la fiebre la pone caliente, sino también el desempeño sexual del Bufón que logra aumentarle el ritmo de la respiración y el cardíaco, al punto que parece un volcán en vía de erupción. En cambio, las maromas amatorias del

Príncipe Azul logran que el aliento y el corazón de la Reina permanezcan imperturbables en velocidad crucero, asemejándola a un refrigerador con control de temperatura. 2) Sonrisa de alfombra roja. Si está feliz con lo que estás haciendo, no lo manifiesta con una expresión que recuerda a una actriz protagónica saludando a sus fanáticos en el estreno de su película; más bien, su cara se debe arrugar, como una uva pasa, embriagada por deliciosos retorcijones. 3) Celebración de su excitación con oraciones coherentes dichas en voz alta. Un par de “¡Dios mío!”, unos

cuantos “¡qué rico!” y muchos “¡sigue así!” son perfectamente normales. Solo es extraño cuando ella logra hilar una frase como “Eso se siente muy bien, ahí viene, ahí viene, qué rico, sí, ¡síííííííí! ¡Wow!” en vez de un “Eso… sigue… muy bi… se sie… ¡Anaconda!… ¡Dios mío!… ¡Sí, sí, sí!… Ahí vie… ¡Sí!… ¡Guau!”. 4) Mirada y murmullo de niña tímida. La miras directamente a los ojos para preguntarle: “¿Te gustó?”. Dado que la respuesta sincera masacrará tu ego, ella prefiere evadir el contacto visual y murmurar una serie de palabras que tropiezan unas con las otras que más o menos dan a entender que lo disfrutó

mucho. La timidez no tiene nada que ver con su reacción, es su sentimiento de culpa por haber mentido. 5) Recuerdo de una amiga multiorgásmica. Ella te menciona a una compañera del trabajo cuyo novio la hace llegar tres, cinco y hasta nueve veces en una sesión erótica. El propósito es que practiquen la misma técnica de algún país lejano — usualmente uno oriental—, para lograr esas tres, cinco y hasta nueve escaladas al clímax del apareamiento, con el verdadero propósito de obtener al menos una. 6) Abandono relámpago del escenario.

¿Qué hace inmediatamente después de tu estornudo? ¿Corre al baño a llorar? ¿Salta de la cama, mira su reloj y pide que le llames un taxi? ¿Va en busca de su teléfono móvil para responder un mensaje de texto que le entró durante tu faena inolvidable? Diversos estudios han estimado que un 70 % de las Hembras humanas han fingido al menos un orgasmo. Eso significa que existe una alta probabilidad de que, en aquella noche de atropellada pasión, cuando la Reina te gritó “¡Sí, sí, sí!”, quiso decir “¡No, no, así no!”. Quizás continúes creyendo que eres uno de los pocos Machos

humanos que nunca han sido testigos de un orgasmo fingido, pero te equivocas. ¿No me crees? En el próximo apareamiento intenta lo siguiente: interrumpe repentinamente tu desaforado mete y saca; si ella se enfada contigo, ibas por buen camino; pero si ella parece aliviada e incluso te pregunta que si ya terminaste, estarás en la obligación de leer la novena y última parte del ritual de apareamiento femenino. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina

Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Ritual de apareamiento femenino, parte IX: El mejor sexo de su vida Día 28

Si

tú fueras una Hembra humana, ¿cómo te comportarías en el ritual de apareamiento? ¿Te acostarías con el primer Macho humano que medio te llame la atención? ¿Con todos los que medio te llamen la atención? ¿Nunca rechazarías una invitación a un trío? ¿Organizarías orgías? ¿Buscarías romper el récord Guinness de más relaciones sexuales en un día? ¿Serías muy, muy, muy perra y te sentirías

orgullosa de serlo? ¿Te has percatado de que si tú fueras una Hembra humana te tocaría acostarte con alguien como tú, con varios como tú? La mujer no suele ser muy agresiva a la hora de querer aparearse, simplemente porque tiene dos razones contundentes para no serlo. En primer lugar, ¿para qué apresurarse si lo que hay es una sobreoferta de propuestas indecentes? El que le abre la puerta, el que la convida a bailar, el que le carga las bolsas pesadas, el que la llama para saludar, el que le dice “te amo”, el que le dice “te odio”… todos quieren abrirle las piernas. Y en segundo lugar, ¿sabes lo deprimente que es despertarse al lado

de alguien como tú, de varios como tú? No existe una motivación fuerte para que una Hembra humana quiera tener una familia contigo, siendo esa la meta última del ritual de apareamiento femenino. También es la meta del ritual de tu género, ¿o por qué supones que te encanta el rostro angelical de la supermodelo, si no es porque obedeces a un instinto primitivo que se inclina por la simetría que esperas que tengan tus futuros bebés?, ¿o por qué deduces que te atraen tanto las tetas de la vecina, si no es porque allí proyectas los teteros ideales para tus herederos?, ¿o por qué sospechas que te vuelven loco las piernas largas de la secretaria de

gerencia, si no es porque es un indicador de la rozagante salud que necesitará para cuando dé a luz a tus hijos que concebirá en un motel el Día de la Secretaria? Tu afán es regar tus genes en el mayor número de Hembras humanas que superficialmente parezcan buenas madres, mientras el Sindicato Femenino, a su vez, intenta impedirlo porque tu estampa genética no es la de un buen padre. No es algo contra ti nada más, es contra la totalidad de los Machos humanos. Ninguno es suficiente, porque todos son iguales; salvo el Príncipe Azul, que no existe. Sin embargo, lograrás sembrar tu semilla en muchas

mujeres, si en el segundo apareamiento con la Reina le brindas el mejor sexo de su vida.

Negando a su naturaleza ancestral, la Reina ha dividido el objetivo de su ritual de apareamiento en tres partes para mantenerse motivada. Ya no solo es para amarrar alrededor de sus piernas al Macho proveedor que podría convertirse en buen padre, sino también para satisfacer sus deseos de placer sexual culposo y para salirse con la suya cuando la situación lo amerite. En el primer caso, busca a un Príncipe Azul; en el segundo, a un Bufón mientras encuentra al Príncipe Azul, y en el último, a un pendejo que se crea Príncipe Azul. Actualmente eres el segundo caso con enorme riesgo de convertirte en el tercero.

Hace unas noches, conseguiste penetrar las defensas de la Reina. En términos generales fue una operación exitosa, la cual te merecías después de lucharla con tan notable ahínco durante varias semanas. Ella parecía feliz y muy satisfecha… pues no fue así. Lo que la hizo sonreír fue la adrenalina que fluyó libre por sus venas, luego de haberse abierto de piernas para ti. Fue más una cuestión de nervios por la novedad que un reconocimiento a tu destreza. Hoy podrás deleitarte de nuevo con su sonrisa extasiada, pero debo advertirte que no gozarás de la protección del escudo de la novedad.

Los besos babosos dejarán de parecerle tiernos y espontáneos. No admitirá que vuelvas a excusarte con un “Esto no me había pasado nunca”. Se burlará de ti junto a sus amigas si sigues soñando con un trío sin antes satisfacer al menos una Hembra humana. No es algo contra ti nada más, es contra la totalidad de los Machos humanos, porque todos son iguales en la cama. Quizás te salves de ser parte de la generalización, si haces lo que no hacen los demás, como por ejemplo: Usar tu lengua para algo más que lamer paletas. ¿Sabías que puedes usar la lengua para la comunicación oral? Inténtalo y sorpréndete. Previamente ha

sido tu herramienta para pegar sobres, hacer muecas y dar penosos besos franceses, pero ahora también debes utilizarla para preguntarle a la Reina lo que le gusta y luego darle gusto; solo así dejarás de comportarte como un errático Príncipe Azul que cree que las parejas con química se entienden sin mediar palabra. Recordar que la fanfarronería masculina no tiene límite. Controla tu envidia cuando escuches las fantásticas aventuras de tu amigo el mujeriego. Sus idas a la Mansión Playboy. Sus numerosos ligues de una noche. Su colección de elogios por la cantidad de orgasmos femeninos que ha causado.

Date cuenta que él quiere impresionarte, más de lo que ha querido impresionar a cualquier Hembra humana. Y no te extrañe si exagera, si exagera mucho. Por lo tanto, no te compares, vive tu propia aventura. Saber que el tamaño no importa. Bueno, sí importa pero no hay por qué preocuparse. Así como a ti te gustan las tetas grandes o los traseros prominentes, ellas prefieren a un Macho humano a cuyo miembro viril lo puedan apodar ‘la Anaconda’. Ahora bien, no por eso debes empezar a andar con una media dentro de tus calzoncillos. La vagina carece de terminaciones nerviosas, lo que significa que toda la sensibilidad

genital femenina tiene que ver con el clítoris, con el roce cuando ‘la Anaconda’ o ‘la Lombriz’ es introducida. En otras palabras, a la larga, la Reina disfrutará igual si en tu entrepierna tienes un pepino o un pintalabios, siempre y cuando sepas usar ese pepino o ese pintalabios. Tener a ambas cabezas concentradas en el presente. Una vieja estrategia de los Machos al aparearse es desconcentrar a la cabeza secundaria, mientras la principal está haciendo su trabajo de bombear placer. La atosiga de pensamientos fútiles para que ‘la Lombriz’ entre y salga sin estornudar, o para retrasar el estornudo lo más

posible. Omite este camino. Mejor respira profundamente para aliviar tu ansiedad, o detente por contados segundos. No debes alejarte del presente, porque es allí donde la Reina tiene que sentir que están tus cabezas, gozando el momento; y no en el futuro, preocupado por un eventual estornudo precoz. Estudiar porno para innovar en los próximos encuentros. Te serviría mucho más el Kama Sutra o el Ananga Ranga. Sin embargo, te hago mención del porno para que saques provecho de las extensas jornadas que hace rato le dedicas. Por ejemplo, podrías sugerir cambiar de postura cada quince

segundos, aumentar el volumen de los gemidos, inflar los senos con silicona hasta que parezca una ubre, probar sexo anal sin lubricación artificial o cambiar la crema humectante de la Reina por tus eyaculaciones en su cara. Va a enriquecer tu experiencia dentro de las sábanas, porque reconocerás que hay ideas que aunque se ven apetecibles en pantalla, son desastrosas en la realidad. Un Macho humano con ínfulas de Príncipe Azul se caracteriza por ser rutinario en la cama. Supone que lo que le ha funcionado con una Hembra humana le funciona con el resto. ¿Ya captas por qué siempre pretende

enamorar obsequiando flores y chocolates? En cambio, tú, un Príncipe Azul en proceso de rehabilitación, comprenderás que cada caso es distinto. Una Hembra se excita cuando la besan en el cuello; otra, cuando le dicen palabras sucias al oído; tu prima, cuando la manoseas debajo de la mesa en las comidas familiares; y la Reina… Para saber cuáles son los botones que activarán el sistema de calefacción de la Reina, debes estar dispuesto a experimentar, distinguir, escuchar, descubrir, sentir, observar, preguntar… El mejor sexo de su vida solo podrás brindárselo al hacer lo que le gusta a ella, no lo que previamente hiciste en los que asumes que fueron triunfantes

apareamientos… La Reina se sentirá tan contenta que no podrá resistirse a contárselo a sus amigas, y sus amigas a sus otras amigas y así sucesivamente, al punto que tendrás a tu disposición abundantes receptáculos femeninos para asegurar la preservación de tu apellido. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015

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La clave de una relación seria es no querer nada en serio Día 29

“¿Tú y yo qué venimos siendo?”. Te apuesto a que muy pronto te estarán haciendo esa pregunta. A un mes y medio de haber iniciado tu noviazgo sería raro que no te pusieran contra la espada y la pared. ¿No es tu novia? ¿Y entonces qué son? ¿Un donjuán y su amante ocasional? ¿Un cliente y una sexo servidora? ¿Te consideras parte de un híbrido sentimental bajo el nombre de ‘amigovios’ o ‘marinovios’? ¿Eres solo

un buen samaritano a quien le dieron una copia de la llave del candado del cinturón de castidad? Prepárate. Te llevará a un callejón sin salida, obligándote a tomar una decisión. Ella inicialmente tentará el terreno comentándote que ha disfrutado el tiempo que han estado saliendo. Enfatizará que han pasado muchas cosas desde aquella lejana cita en que la tomaste de la mano por vez primera. Después te hará caer en la cuenta de que no se están viendo cada fin de semana, sino casi a diario. Sonreirá. Te mirará de forma sugestiva. Pondrá su cabeza sobre tu pecho y enseguida te pedirá que la etiquetes a ella. Ya no querrá que la

llames únicamente por su nombre. Traga saliva. Respira profundo. Sí, ella querrá que la rotules como tu media naranja, que en las redes sociales precises que has abandonado tu soltería, que la presentes a tus amigos como tu novia. Y tú no querrás hacerlo. Te acusarán de tener miedo al compromiso. Se chismoseará que estás buscando una excusa para terminar lo que todavía no ha empezado. Nadie podrá entender que tu único motivo para tu reticencia es que no tendrás ni idea si deberías considerarla tu novia.

Para disipar tu futura duda, he elaborado un examen infalible para que sepas, cuando te hagan la temible pregunta, si ya son más que amigos. Responde con sinceridad, que ella no se va enterar del resultado, solo tú: 1) Mañana es viernes y: a) no sabes si vas preferir pizza o arroz chino, para pedir a domicilio. b) tienes una cita con ella sin siquiera haberte puesto de acuerdo. 2) Justo al lado de tu cepillo de dientes hay: a) un tubo de pasta dental inmisericordemente aplastado.

b) un cepillo de dientes rosadito. 3) La vez pasada que la invitaste a ver una película en tu casa: a) ¿había una película? b) vieron la película. 4) Cuando caminan por la calle, ella: a) se mete las manos a los bolsillos para dejarlas fuera de tu alcance. b) te pide que la abraces al instante que otra mujer te mira. 5) Si tu teléfono móvil suena con insistencia, ella: a) mira de reojo la pantalla en busca de una pista de la rival.

b) te reta a que lo contestes en su presencia. 6) Cuando tienes la razón: a) ella acepta su error. b) nunca tienes la razón. 7) Tus problemas: a) son tus problemas. b) son menores, comparados con los que ella está afrontando. 8) Tu mamá: a) desconoce el nombre de tu pareja. b) odia a tu pareja. 9) Tu papá:

a) desconoce el nombre de tu pareja. b) desconoce el nombre de tu pareja. 10) Tus amigos: a) tienen prioridad en tus planes de ocio. b) no los ves hace varias semanas. 11) Su mamá: a) te hace preguntas metiches sobre tu familia. b) opina que deberías empezar a asistir a los cumpleaños de las tías de su hija. 12) Su papá: a) evita dejarte a solas con su hija. b) se pregunta en voz alta si tú eres lo mejorcito que su hija puede conseguir.

13) Sus amigos: a) se están preparando para cuidarle el despecho. b) no entienden por qué ella los escoge siempre iguales. 14) Este examen infalible: a) lo respondiste y estás ansioso por conocer el resultado. b) ella lo respondió por ti y te informará el resultado. Esta etapa en la que te niegas a llamar las cosas por su nombre, me hizo recordar el cuento popular aquel en que unos testarudos compadres discutían

sobre si un trozo rectangular de un objeto desconocido era jabón o era queso. Ni el color blanco, ni el olor perfumado, ni la textura porosa sirvieron para zanjar la disputa. Solo cuando lo probaron se resolvió la duda. El primero, al degustarlo, aseveró: “Se lo dije, compadre. Es jabón”. El otro, un tanto desconfiado, también se decidió a llevárselo a la boca y, después de tomarse unos segundos para saborearlo, aseguró: “Sabe a jabón, compadre. Pero es queso”. Si en el examen infalible elegiste, en su mayoría, las opciones marcadas con la letra A, tienes algo sin tener nada. Ella ha manifestado un interés por ti, pero ya

se pudo haber aburrido de ti. Ella se acostó contigo, pero probablemente también se acostó con otros. Si por el contrario te sentiste más identificado con los escenarios que te planteó la letra B, tienes una relación seria sin querer nada en serio. Piensas que estás comiendo queso cuando, en realidad, te estás intoxicando con una barra de jabón. Y, aunque te parezca increíble, esa es una exquisita noticia para ti. ¿Recuerdas cuando ella fingió que tú no eras su tipo de Macho humano? Ignoraba algunas de tus llamadas telefónicas, te juraba que tus correos electrónicos no le llegaban, te mandaba razones con sus amigas para que le dieras espacio… y

cuando la dejaste a solas con sus inseguridades, ella corrió a aparearse contigo y ser tu novia. Sí, tu novia. Aunque todavía no le hayas otorgado el esperado ascenso, ella ya cumple las funciones del cargo. Debes darle explicaciones si decides no acompañarla un viernes por la noche, la pasta dental se te acaba más rápido que de costumbre, ven una película con el solo propósito de ver una película, nunca tienes la razón, tu mamá odia la competencia de cariño… Confesarle al mundo exterior que es tu novia es más una formalidad que un requisito. Para nadie será una sorpresa. No obstante, esta es tu oportunidad dorada para vengar su pasada indiferencia,

retrasando lo evidente. Finge que no quieres nada en serio, para que ella quiera tenerte en serio. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

De reina encantada a bruja descontrolada Día 30

Ya

nada es como solía ser. Antes adoraba tu barriguita, hoy te prohíbe que le pongas azúcar a la limonada. Antes se reía de tus ocurrencias, hoy se queja de que repites los mismos chistes. Antes te enviaba un mensajito para que la telefonearas cuando te desocuparas, hoy te llama las veces que sean necesarias hasta que le contestes. Antes era sexo a diario, hoy es una noche al mes —si tienes suerte—. Todo indica que estás en el punto de no retorno de cualquier

relación sentimental: tu pareja está muy próxima de convertirse en tu ex o en tu esposa. Dos puertas se interpondrán frente a ti y únicamente podrás abrir una. Esposa o ex, esa será la cuestión. La primera opción te amenazará con mantenerte en una vida solitaria, cuyos picos más altos serán unas rutinarias sesiones de masturbación en la ducha, rememorando a las Hembras que nunca pudiste seducir. La segunda opción te devolverá a la soltería. No hay punto medio. Será la una o la otra. Piénsalo bien. O escoges formalizar tu unión con la Reina que se

robó tu corazón, quien luego procederá a quitarte tus sueños, tu billetera, tus opiniones, tus amigos, tu familia, tu secretaria atractiva, tus tardes de domingo futbolero, tu independencia, tu ropa pasada de moda, tu lado de la cama, tu tapa del inodoro levantada, tu cordura, tus conversaciones privadas, tu derecho a guardar silencio, tu derecho a que ella guarde silencio; o, más bien, rompes lo que ya se iba quebrar por sí solo y vuelves al ruedo en el ritual de apareamiento.

¿Qué cambió para que la preciosa Reina encantada se transformara, de la noche a la mañana, en una asfixiante bruja descontrolada? ¿Tal vez siempre fue una bruja? ¿Te lanzó un hechizo de enamoramiento para hacerte creer que era una Reina? ¿Por qué los efectos de la magia nada más duraron tres meses? Eran tan felices y ahora es tan imposible que ella sea feliz. Im-po-si-ble. Nada de lo que hagas podrá traerle de vuelta la alegría. De hecho, cualquier cosa que hagas traerá nubarrones, recargados de rayos y centellas, a su estado de ánimo. Si trabajas hasta tarde, te reclamará que la tienes abandonada; pero si llegas

temprano a la casa, te asegurará que tu falta de compromiso laboral nunca te dará el anhelado ascenso. Si le obsequias una caja de bombones, te comentará que está a dieta; pero si le regalas una ensalada, te criticará por insinuarle que está gorda. Si la halagas por su elegante manera de vestir, te dirá que está luciendo ropa vieja que previamente no te habías dignado elogiarle; pero si opinas que su falda es demasiado corta, te tildará de machista controlador. Si deseas aparearte a menudo, te señalará de ser un depravado sexual; pero si te toca masturbarte en la ducha para solucionar su inapetencia, te acusará de tener a otra porque dejaste de insinuártele.

Siempre fue una bruja descontrolada. Siempre. Apenas lo notas porque así lo planeó. Empezó trazándote un caminito de dulcecitos que te fuiste tragando uno a uno. Se rio de tus chistes flojos, se hizo amiga de tus amigos, se impresionó con tus sobredimensionados éxitos profesionales, se sonrojó cuando le sonreíste el día que se conocieron, se convirtió en un oasis dentro de tu familia disfuncional, se arrodilló para rendirle pleitesía al miembro viril que ella muy gentilmente apodó ‘la Anaconda’… Y ahora los dulcecitos de diversos saborcitos te han conducido a la decisioncita de abrir una de las dos puertecitas. Una de ellas ha sido

preparada, horneada y endulzada por tu mamá, que ya quiere que sientes cabeza; por las novias de tus amigos, que te ven como un mal ejemplo para sus parejas; por tu religión, que desea unirte hasta que la muerte los separe; y por la sociedad, que considera que al dar ese paso serás feliz para el resto de tus días. La otra puertecita solo es patrocinada por tus inseguridades. Nada va a cambiar, todo va a empeorar. La Reina que, después de pelarle sus múltiples capas olorosas, estás viendo como una bruja, va a empeorar. ¿Es tan celosa que aparece contigo en la foto de tu pasaporte? ¿Es tan controladora que te ordenó que le dieras la contraseña de

tu correo electrónico? ¿Es tan desordenada que parece que su clóset estuviera ubicado en el suelo? Preocúpate. Cada vez va a ser más celosa, controladora y desordenada. Ni el matrimonio la cambiará. Seguro que ella también tiene virtudes. Dímelas. Dime una al menos. Algo bueno tiene que tener para que hayas decidido someterte a su dispendioso ritual de apareamiento. Concéntrate. Remóntate a la época en que recorriste media ciudad para regalarle un oso de peluche de su color favorito. ¿Ves que no era difícil? Ahora sirve en una olla lo que amas de la Reina y revuélvelo junto a las quejas que tienes. Revuélvelo bien.

Caliéntalo a fuego alto. Espera que hierva. Tómate el brebaje pegajoso, amargo y amarillento que has producido. Si vomitas casi de inmediato, ponle punto final a tu actual relación sentimental y corre hacia la salida de emergencia, hacia la puerta de la soltería; no obstante, si lo único que te genera es un par de arcadas, tienes una pareja que vale la pena conservar. Ella sería la mezcla perfecta de lo que sueñas en una Hembra humana, si no tuviera esas cositas que tanto te molestan. El problema es que estarías pidiendo una Reina y las Reinas, tal como los Príncipes Azules, no existen. En el ritual de apareamiento de la

humanidad a lo máximo que se puede aspirar es acostarse con Brujas y Bufones. Hasta una próxima verdad femeninamente irracional, Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

Eres un Bufón en remisión Día 00

No estás del todo curado. Lo siento. Te debe extrañar que te suelte esa bomba, justo cuando este libro se va a terminar. Ya eres un Bufón y eso merece mis más sinceras congratulaciones. ¡Enhorabuena! Dejar atrás al Príncipe Azul que impidió que lograras los apareamientos que tanto ansiaste no fue una tarea fácil. Pero estás en remisión. Los tumores romanticones que se apoderaron de tu corazón y, especialmente, de gran parte de tu cerebro han sido reducidos a su mínima

expresión; lo que significa que tu organismo ha respondido positivamente al tratamiento, aunque hay un riesgo latente de que recidiva. Hoy celebramos que, gracias a tus juiciosas lecturas de las verdades femeninamente irracionales, la vida te ha regalado un nuevo comienzo en el ritual de apareamiento. Conoces el temible secreto que esconde el baño de las mujeres. Tienes las herramientas para neutralizar el poder de las lágrimas femeninas. Sabes qué condiciones necesitas cumplir para disfrutar de un ligue de una noche. Eres un Bufón recién nacido. Sin embargo, es prudente que no eleves demasiado tus expectativas. No

puedo decir que he conseguido curarte, porque llegaste a mí cuando el Príncipe Azul que habita dentro de ti, había hecho metástasis. Estás en remisión. No puedo mentirte. El programa de rehabilitación que diseñé para ti, se queda corto. No existe antídoto para tu nivel actual de seducción. Lo único que este libro ha hecho y podrá hacer por ti es controlar al maligno Príncipe Azul que se esconde en algún lugar de tu corazón y de tu cerebro. Conquistarás más y mejores Hembras humanas, de eso no tengo duda. Pero llegará una nueva mujer que te generará secreciones gástricas, algo que tú considerarás que son ‘mariposas en el estómago’,

motivándote a retomar las flores y los chocolates como tus armas principales del ritual de apareamiento.

Vas a recaer. Dolores de cabeza y mareos serán los síntomas iniciales. Luego, supondrás que debes tomarte en serio una relación seria, aceptarás cambiar tu esencia al ser chantajeado emocionalmente, confesarás tu amor en la primera cita, no creerás en la existencia de las Brujas… Te quitarás tu bien ganado sombrero con campanitas en las puntas, tu símbolo de Bufón, para volver a hacer todo aquello que te aleja de los apareamientos y te acerca a la masturbación como premio de consolación. Volverás a ser un casanova en tu imaginación. Deliciosas Hembras

bidimensionales se rendirán a tus encantos detrás de un computador. Miles de orgías de unos y ceros estarán al alcance de tu mano. Tu cabeza será un burdel digital. Y solo cuando aceptes que has retornado a ser el mismo patético Príncipe Azul de siempre, recuerda este libro. Es muy probable que el deprimente momento ocurra cuando tu ropa interior esté mojada, por haber fantaseado un apareamiento con una Hembra humana que nunca te abrirá las piernas en la realidad. Recuerda este libro para salir de ese hueco. Recuerda este libro para que sea tu mapa de navegación cuando pierdas tu camino. Recuerda este libro para cuando

el Príncipe Azul quiera arrebatarte el Bufón que tanto te costó sacar a flote. Recuerda este libro para recomendárselo a los demás Príncipes Azules. Recuerda este libro, Bufón en remisión. Tal vez pensaste que al terminar de leer mis letras saldrías con la moral por las nubes, convencido de que ninguna Hembra humana se resistiría a tus noveles conocimientos del ritual de apareamiento. Pero tu cuadro clínico refleja una patología romanticona incurable y altamente agresiva. La sola forma de contenerla, en sus justas proporciones, es recordando que aquí siempre encontrarás la receta para

volver a ser un Bufón y que tienes que promover estas letras en otros Príncipes Azules, para sacarlos de su lastimosa ignorancia en cuanto a las Hembras humanas se refiere. Para eso último, te pido que califiques y dejes un comentario sobre este libro en la tienda virtual donde lo adquiriste; yo sé, eres un poco tímido y prefieres que nadie se entere de que aún tienes rastros de la enfermedad que te hace pensar que abrir puertas te abrirá piernas, pero necesito tu ayuda, califica y deja tu comentario para que se riegue la voz y reduzcamos los tumores romanticones de más Príncipes Azules. Hasta un próximo libro femeninamente

irracional, Bufón en remisión y Amigos de lo Salvaje. Lucano Divina Comandante Macondo de la Revolución Animal Selvas de Suramérica, 2015 ***

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humanamente irracionales —columnas de opinión aderezadas con un delicioso toque de humor negro— y revelaciones humanamente insensatas —viñetas caricaturescas recargadas de sabroso sarcasmo— en mi blog www.DivinaComedia.com. Te invito a que allí leas mis publicaciones más recientes de mi incansable lucha contra el imperialismo de la estupidez humana, sobre una variedad de temas sin distingo de víctimas. Aunque si deseas asegurarte de que estás siempre al día con la Revolución Animal y para enterarte del lanzamiento del próximo libro, suscribe tu correo electrónico acá: ¡Únete!

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La fauna detrás de este libro

Juan Pablo Bustamante R. Escritor Salvaje al servicio de la Revolución Animal y representante en la humanidad de Lucano Divina

(Cartagena de Indias, Colombia; 1978–) Director de cine, narrador de aventuras, ama el chocolate, odia la zanahoria cruda, considera que el café pierde su personalidad cuando se le agrega azúcar, vegetariano, políticamente incorrecto, sarcástico, lector voraz, puede ver diez episodios seguidos de su serie de televisión favorita, quiso ser Batman cuando niño, todavía quiere ser Batman… Asegura que hay que aprovechar la vida porque es corta, tan corta como la batería del iPhone. Concibió a Lucano Divina cuando cursaba el sexto semestre de Artes Visuales en la Universidad Javeriana de

Bogotá. Era el examen final de la asignatura llamada Dibujo VI y el dibujo poco le importó a los evaluadores, porque las palmas se las llevaron quienes dieron un discurso rebuscado de lo que dibujaron. Podía solo ser una mancha negra sobre un pliego de papel, pero si el estudiante lo respaldaba con un cuento disparatado, obtenía una alta calificación. Ese día, Juan Pablo se trazó la meta quijotesca de lograr un planeta Tierra libre de la estupidez humana, libre de evaluadores incoherentes y de estudiantes engañabobos; ese día también, en su cabeza, Lucano Divina escapó del Zoológico de Aqueronte.

En la actualidad, mientras vive y estudia en la capital del inmundo mundo, Nueva York, desarrolla la voz de su próximo personaje: Apolinar Orellana, un detective de homicidios que nunca ha resuelto un homicidio, quien es la única esperanza de descifrar el terrorífico misterio de Kalamary, un sádico asesino en serie que está vengando las tribus indígenas de la colonia española al exterminar a los ciudadanos españoles que viven hoy en Cartagena de Indias, usando sistemas de tortura de la Santa Inquisición. -Síguelo en: Facebook | Twitter

Carlos Cubillos B. Ilustrador Salvaje al servicio de la Revolución Animal (Bogotá D.C., Colombia; 1982–) Lo suyo es dibujar. Dibujar con o sin

modelos. Dibujar usando un lápiz, un pincel, una crayola o Photoshop. Dibujar sobre papel, lienzo, servilleta… De hecho, durante buena parte de su niñez fue castigado por su madre, por rayar las paredes de la casa. No es de extrañar que su libreta de bocetos sea su compañera inseparable. Dibujó para el Instituto Humboldt, el Ministerio de Cultura de Colombia, la película Lecciones para un beso, la Asociación Budista del Camino del Diamante, entre otros. Y, por supuesto, dibujó y continúa dibujando para el líder de la Revolución Animal, Lucano Divina; es su retratista de confianza, porque ha sido militante incansable de

la lucha contra la estupidez humana desde el primer día. -Síguelo en: Facebook | Twitter Liliana Tafur Correctora de Estilo Salvaje al servicio de la Revolución Animal Carlos Bustamante R. Director Financiero Salvaje al servicio de la Revolución Animal Talleres Uchawi Editores Digitales Salvajes al servicio de la Revolución Animal

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Tabla de contenidos femeninamente irracionales Sobre el autor De Príncipe Azul a Bufón en treinta días La dictadura de la belleza Dime cómo manipulas y te diré qué bebida eres Dime cómo manipulas y te diré qué bebida eres, parte II ¿Por qué la Hembra adora al Macho con dinero? Tus zapatos hablan por ti Ritual de apareamiento femenino: los Cinco Antimandamientos Ritual de apareamiento femenino, parte II: ella dice ‘¡Sí!’ Pagar por sexo es más barato que

obtenerlo gratis* No busques amor donde solo hay amistad Su ex es tu peor enemigo Cuando ‘nada’ realmente significa ‘nada’ Ellas no son como las pintan, en el salón de belleza Ritual de apareamiento femenino, parte III: El Príncipe Azul es mejor que tú Ritual de apareamiento femenino, parte IV: El primer beso El secreto de la intuición femenina Lo que realmente pasa en el baño de las mujeres ¿Las mujeres hablan demasiado? Cómo ganan una discusión sin tener la razón

El poder de las lágrimas Ritual de apareamiento femenino, parte V: Es un Juego de Números Ritual de apareamiento femenino, parte VI: Plan de suscripción sexual Ritual de apareamiento femenino, parte VII: Contrato sexual Amigas y rivales; más rivales que amigas La manía de querer cambiar a los hombres Cómo tener un exitoso ligue de una noche 21 cosas que nunca debes decirle a una mujer Ritual de apareamiento femenino, parte VIII: Identificando un orgasmo fingido Ritual de apareamiento femenino, parte

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