Los instintos y el coaching Por Mario Sikora Traducción Elena Carlota Fernández Es bastante fácil ver lo valioso que puede ser el Eneagrama para el coach. Cuando comencé a trabajar con empresarios hace cerca de 15 años, el Eneagrama rápidamente demostró su valor en acrecentar el nivel de compromiso pronto pude comprender el punto de vista del cliente, identificar actitudes y comportamientos potencialmente problemáticos y encontrar soluciones estructurales en un lenguaje que atraía a la persona del cliente en cuestión situado frente a mi, en lugar de hacer uso de un método basado en un enfoque generalizado. Las formas en que mi propio eneatipo realzaba y obstaculizaba mis habilidades como coach también se me hicieron rápidamente obvias. Como coach eneatipo ocho que soy, mis clientes en el mundo corporativo encontraban a menudo resonancias con mi enfoque directo y mi hincapié en incitar a acciones y conseguir resultados, pero algunas veces me descubrí a mi mismo corriendo tras la solución sin haber dado a los clientes el tiempo que necesitaban para
llegar a descifrar la solución por sí mismos con la ayuda de una leve y amable orientación por mi parte. Cuando comencé a entrenar a otros coaches, pude comprobar como su eneatipo les influenciaba y comencé a ayudarles a desarrollar estrategias para obtener ventajas de las virtudes de sus eneatipos al tiempo que transcendían sus obstáculos o puntos débiles. Hace pocos años comencé a notar la importancia de los instintos en el coaching – tanto para el cliente como para el coach y comencé a prestarles más atención en mi trabajo. En este artículo quisiera introducir brevemente algunas formas en que un coach puede utilizar el conocimiento de los instintos para realzar sus habilidades como coach. Me extenderé sobre este tema en la presentación que voy a realizar para la Conferencia de la IEA en San Francisco el próximo verano. Como soy un coach ejecutivo, mi enfoque está centrado en el ambiente corporativo, si bien creo que las 1
ideas básicas también son relevantes para otros tipos de coaching. En primer lugar quiero dedicar algunas palabras a aclarar conceptos básicos: los lectores de esta publicación ya están probablemente familiarizados con el término subtipos – las tres variantes de cada eneatipo enraizadas en el instinto, comúnmente llamadas “autoconservación”, “social” y “sexual” . Así pues, dependiendo del instinto dominante y del eneatipo, la persona puede ser un Uno autoconservación, un Uno social, o un Uno sexual, un Dos autoconservación, etc., en total 27 variaciones de tipos combinados con instintos. Don Riso y Russ Hudson, con la publicación de su libro La Sabiduría del Eneagrama, comenzaron astutamente a tratar los instintos como factores independientes. Es decir, no enfocaron los instintos únicamente en relación con el Eneagrama; observaron las variantes instintivas como merecedoras de estudio por sí mismas. Aunque creo que hubo quienes lo hicieron antes, Riso y Hudson pusieron especial énfasis en ello, lo cual considero importante. En este artículo voy a tratar los instintos de este
modo, enfocándome en los comportamientos que están enraizados en el instinto dominante, más que en pertenecer a un subtipo específico. Es decir, me centraré en comportamientos que tienden a ser coincidentes para todos los subtipos de autoconservación, todos los sociales y todos los sexuales, sin importar de qué eneatipo sean. Tengo algunas objeciones con respecto al modo en que se suelen enseñar los instintos. La primera es sobre la idea de que sean tres, y sólo tres instintos. El concepto de instintos, en la literatura sobre biología, es un tema bastante turbio. Existen muchas definiciones sobre el instinto, que tienden a situarlo en algún lugar entre un reflejo automático y otros comportamientos mucho más maleables.1 No obstante, generalmente se está de acuerdo en que los instintos son muy específicos y los humanos, como otros mamíferos tenemos muchos instintos específicos más que tres grandes instintos como comúnmente se describe en la literatura sobre el Eneagrama.2 Dicho esto, basándonos en la observación, parece claro que nuestros instintos corresponden aproximadamente a tres grandes grupos o dominios. Quizás esta sea una distinción sutil, pero es útil para explicar 2
las variaciones encontradas entre personas de una misma tendencia instintiva dominante (bias ) (mi término preferido para estas tres categorías). Por ejemplo, “la confección del nido y la crianza” y la conservación de los recursos parecen estar a la cabeza de lo que es comúnmente llamado “instinto de autoconservación”, pero dentro de este ámbito, los distintos “autoconservación” se centrarán en diferentes comportamientos. Algunos se centrarán en su casa (nido) más que otros; algunos se centrarán en el almacenamiento de recursos más que otros; algunos se centrarán en su bienestar físico más que otros, etc…Estos temas son importantes para todos los autoconservación, pero cada persona lo expresará a su manera, dentro del mismo dominio. Lo que nos lleva a una segunda objeción: los instintos han de ser vistos en primer lugar como cuestiones biológicas, más que como cuestiones psicológicas. Esto no quiere decir que la expresión de nuestros instintos no esté influenciada por factores psicológicos, culturales o ambientales, pero el núcleo de los instintos reside en raíces inalterables y hereditarias. Los
instintos son reacciones a estímulos complejos que no tienen que ver con el pensamiento. Es importante comprenderlo bien, porque algunas personas a menudo se confabulan e intentan utilizar la razón para explicar comportamientos instintivos. Pueden decir, por ejemplo, que se visten fastuosamente (generalmente un indicador de subtipo sexual) por, digamos, motivos de negocios, pero que son realmente autoconservación, o explican su afán de atesorar (generalmente un indicador de un subtipo autoconservación) aludiendo a una infancia de privaciones. Mientras que, en ocasiones, estos factores ambientales pueden influenciar en un comportamiento particular relacionado con el instinto, en mi experiencia tales aparentes exageraciones son realmente un indicativo de que la persona ha identificado erróneamente su instinto dominante. Nuestra incapacidad para ver los instintos como biológicos mientras insistimos en explicaciones ambientales o psicológicas para explicar nuestro comportamiento en relación con el instinto, nos puede cegar al prodominio de los comportamientos e incapacitarnos para apreciar el enorme impacto que ejercen en nuestras vidas. 3
Por último, estoy un poco preocupado por los nombres de los instintos dominantes, como se usan comúnmente. El mayor problema que veo es con el término “subtipo sexual”: dejando de lado los detalles, la palabra “sexual” es imposible de usar en el entorno corporativo; hacerlo es meterse en camisa de once varas. El término alternativo, “íntimo” (one to one) enturbia el concepto más que aclararlo. En el corazón de esta variante instintiva está la imagen de una buena salud reproductiva y el impulso de transmitir algo de nosotros mismos a los demás, sean nuestros genes, nuestras ideas, o nuestras creaciones. Las personas con esta variante instintiva tienden a ser sociables y encantadoras, y a combinar una cualidad aduladora y seductora con una tendencia a contar historias sobre sí mismas (es decir, para transmitir). Les gusta la intensidad en sus relaciones, pero el hacer hincapié en las conversaciones íntimas y confortables de tú a tú, y en los compromisos, a menudo es causa de que los tipos autoconservación (que también se centran a menudo en ese “de tú a tú”) se etiqueten a sí mismos como “íntimos” y pierdan los elementos más importantes de la variante instintiva.
Cuando trabajo con clientes, me refiero a las tres variantes instintivas como “preservación” “navegación” y “transmisión” 3 pero para este artículo, utilizo la terminología estándar. También para facilitar su uso, en este artículo utilizo el término “tipos” cuando me refiero a gente con una particular variante instintiva, como por ejemplo “los tipos sociales”. Por favor, tened en cuenta la diferencia entre esta acepción y la de “enea – tipos”. Una vez aclaradas estas pocas objeciones teóricas, demos paso a las cuestiones prácticas. Los instintos y el cliente Como coach ejecutivo, mi tarea está bien clara: ayudar a mi cliente a obtener ventaja de sus puntos fuertes y a trascender sus puntos débiles. Por supuesto que esta simple afirmación entraña más complicación de lo que parece, y nunca sé cuales van a ser las necesidades específicas del cliente – podría tratarse de una orientación profesional, la modificación del comportamiento, de ayuda en un periodo de transición, o simplemente el actuar como un oyente imparcial – pero lo cierto es que ayudar a los clientes a sacar ventaja de sus talentos y a
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mitigar sus debilidades es la tarea por la cual me pagan. El llegar a una comprensión de las variantes instintivas es bastante útil porque, tal como los eneatipos, nos ayudan a identificar rápidamente patrones comunes de los puntos fuertes y débiles. La combinación de los dos en un programa de coaching crea una comprensión más sólida del terreno en el que se desenvuelve el cliente. Comenzaremos con los tipos autoconservación (AC). Sus puntos fuertes tienden a incluir buena capacidad de organización, atención al detalle, enfoque en el proceso y en el procedimiento, suelen ser más cautos y conservadores (un punto fuerte en muchos trabajos). Son muy dados a detectar problemas y obstáculos con más claridad que otros. En el lado negativo, esta misma cautela puede llegar a detenerlos, y los autoconservación a menudo necesitan coaching para atreverse a ser más arriesgados, sin ignorar su necesidad de seguridad. Esto puede suceder incluso con personas que tengan eneatipos típicamente considerados como agresivos o arriesgados. Por ejemplo, los Tres, Ochos y Sietes AC, a menudo pelean más que la mayoría en la elección de su
próximo trabajo, si se tratara de algo arriesgado. Además, los AC tienden a ignorar lo que entiendo como el “chisporroteo” de la vida empresarial – la habilidad de destacar entre la multitud, promoverse uno a sí mismo y a su equipo, y alcanzar el merecido reconocimiento por sus logros. Así, a menudo necesitan ayuda con la gestión de su carrera – promoviéndose a sí mismos de un modo que no se sienta artificial, destacando en reuniones, etc. Los tipos sociales (SOC.) generalmente tienen un conjunto diferente de puntos fuertes y débiles. Son típicamente buenos estableciendo conexiones sociales y dinámicas interpersonales requeridas para la vida en las empresas u organizaciones. No son necesariamente extravertidos, pero a menudo gustan de estar entre la gente y quieren saber más sobre los demás. Por otro lado, pueden llegar a interesarse demasiado en chismorreos y en la intriga política de la organización. Pueden ser conscientes de su estado o jerarquía y caer en la trampa de compararse innecesariamente con otros. Además, por lo general suelen prestar poca atención a los detalles, y 5
tienden a mostrarse desinteresados en el proceso y en los procedimientos. Incluso personas con eneatipos típicamente asociados con la atención al detalle, pueden moverse con dificultad en este ámbito. Por ejemplo, los Uno y los Seis sociales no son tan detallistas como los AC y los sexuales del mismo eneatipo. Los sociales también pueden ser ambivalentes en la autopromoción. Pueden sentir que lo hacen con torpeza, y así caer en el patrón de intentar evitarla, pero a veces sobrecompensándola y exagerándola. A menudo necesitan orientación para comprender que está bien (de hecho es necesario) el promoverse a sí mismos y llevar a cabo el impulso de ser vistos. Pueden aprender a hacerlo conscientemente en formas efectivas y apropiadas, en lugar de andar rebotando hacia delante y hacia atrás, haciéndolo por exceso o por defecto. Los tipos sexuales (SX) generalmente son buenos en el chisporroteo en que los AC no lo son. Suelen ser carismáticos y extravertidos. Pueden ser personas inspiradas que exciten a la gente en torno hacia una causa común. Pueden centrar su atención en una persona en
ráfagas cortas pero intensas, encontrando justo la palabra adecuada que decir y haciendo que la persona se sienta como si fuera la única en la sala. Por otro lado, pueden dominar las conversaciones y las relaciones. Además, no suelen mostrar aptitudes para las sutiles dinámicas interpersonales para las que son buenos los sociales, y a menudo no se dan cuenta de cómo son verdaderamente percibidos por los demás. No suelen ser buenos oyentes, a pesar de que normalmente no están de acuerdo con esta evaluación. A menudo necesitan coaching para aprender a dejar espacio para los demás, no dominando las interacciones con los otros, y para aprender también a recibir mensajes tanto como a transmitirlos. Los sexuales pueden a menudo mostrar una mentalidad de escasez de sombra, creyendo que nunca tienen suficiente de las cosas que son importantes para ellos. Pueden querer más dinero, más prestigio, más atención… Los sexuales suelen necesitar coaching para aprender a expresar sus deseos sin aparentar tomarse la justicia por su mano. Los coaches se podrían observar a sí mismos como continuos aprendices, siempre buscando el mejorar sus habilidades mientras aumenta 6
su destreza para modelar los comportamientos y las actitudes que esperan de sus clientes. Sin embargo, es importante mirarte a ti mismo como tu propio cliente y trabajar en los asuntos relacionados con el instinto, descritos más arriba, en lo que te atañe. Deberías asegurarte de que obtienes total ventaja de tus puntos fuertes al tiempo que trabajas para reducir tus puntos débiles. A continuación se exponen algunas cuestiones a las que debes estar atento durante tu coaching. De nuevo esto es sólo una breve introducción a un tema mucho más amplio. Los coaches para los cuales la variante instintiva de autoconservación es la dominante, son generalmente buenos entrenando a clientes en las distintas tareas en las que suelen destacar: las fundamentales del trabajo en las empresas. Estas incluyen tareas organizativas y de gestión del tiempo, establecimiento de procesos y procedimientos y tareas de prioridades. Son típicamente buenos encontrando problemas potenciales y discurriendo métodos para solucionarlos.
usarlas para construir una sólida base empresarial para su práctica del coaching - situando las estructuras de marketing y administrativas en el lugar que asegure una manera cómoda de ganarse la vida. Al mismo tiempo, necesitan asegurar que no ven a su cliente principalmente como una fuente de ingresos. Una de las mayores diferencias entre el coaching y la terapia es que un programa de coaching tiende a tener una vida mucho más corta que una terapia. La necesidad de seguridad puede llevar a los coaches AC a prolongar el compromiso más de lo necesario, al no querer dejar escapar una fuente de ingresos. Irónicamente, esta necesidad de mantener a los clientes, realmente impide al coach AC obtener la seguridad que persigue, obstaculizándole la búsqueda de nuevos clientes y en el desarrollo fluido de su práctica. Cuando el cliente finalmente se da cuenta de que el coaching está dejando de mostrar resultados, decide terminar el compromiso. Entonces, el coach podría quedarse sin trabajo, al no haber conseguido hacerse con una buena cartera de clientes.
Los coaches AC deberían asegurarse de estar atendiendo a sus propias necesidades fundamentales de seguridad y
Los coaches para los que el instinto social es el dominante son generalmente buenos entrenando a clientes en 7
ser más eficaces estableciendo contactos y desarrollando habilidades interpersonales, tan importantes en la vida empresarial. Suelen entender muy bien las políticas empresariales y pueden ayudar a sus clientes a mejorar como navegantes de esas aguas a veces traicioneras. Los coaches SOC (sociales) deberían asegurarse de estar satisfaciendo sus necesidades sociales fuera del terreno del coaching. Es tentador hacerse amigo de los clientes y, a pesar de que el compromiso del coaching es diferente del de la terapia, la buena práctica ética demanda que el coach mantenga una distancia profesional con su cliente. El coach SOC debe también asegurarse de que la sesión de coaching no gire en torno a una conversación sin resolución final. Cada sesión de coach debería tener un comienzo identificable, un desarrollo y un final. Cada sesión debería concluir con la creación de un plan de acción y esos planes de acción deberían ser objeto de seguimiento durante el próximo encuentro. Como los sociales no son por lo general muy buenos en cuestiones administrativas y organizativas, deben realmente enfocarse en esta parte de su práctica. Notas bien organizadas
en formatos accesibles, buen mantenimiento de registros, etc. son herramientas fundamentales para el buen desarrollo de la práctica. Finalmente, los coaches con un instinto sexual dominante suelen ser buenos ayudando a los clientes a forjar confianza en su función y presentación. Son naturalmente buenos haciendo que el cliente se sienta desde el principio escuchado, valorado y especialmente comprometido. Comprenden el valor de las técnicas de hacerse ver y oír a sí mismos en una organización o empresa, y son a menudo buenos ayudando a los clientes a sobresalir de entre la multitud. Los coach sexuales necesitan asegurarse de que su propia necesidad de ser vistos y escuchados no se entromete en su actividad como buen coach. Una de las cualidades de un buen coach es la habilidad de ser transparente y desaparecer, para mantener el foco de atención en el cliente y sólo aparecer cuando se hace necesario. Los mejores coaches adoptan un enfoque socrático, probando, cuestionando y desafiando suposiciones, dejando al cliente que llegue por sí mismo a las conclusiones correctas. Por supuesto, el coach debe interceder y guiar cuando hace falta, para que 8
haya un progreso y un ritmo adecuado en la sesión, y deben ofrecer los conocimientos adquiridos a partir de su experiencia, pero en general es mejor mantener el enfoque en el cliente. Los coaches sexuales necesitan tener cuidado de no estar introduciendo un programa de tipo filosófico, espiritual o político entre sus clientes. Como los SX pueden tener puntos débiles en la dinámica organizacional, necesitan asegurarse de que están en sintonía con la política organizacional y la cultura de su cliente. Necesitan ver al individuo como parte de un sistema más amplio, y comprender el efecto de este sistema sobre la vida del individuo. Por supuesto que hay mucho más que decir sobre este tema, pero espero que este artículo suscite algún pensamiento y reflexión. Combinando los instintos y el eneatipo se crea un marco mucho más sólido para el coaching que enfocándose sólo en los Eneatipos. El emplear algún tiempo en centrarse en los instintos como un factor independiente nos aporta muchos puntos de vista para mejorar vuestra práctica como coaches, viendo y trascendiendo nuestras propias debilidades y
comprendiendo a nuestros clientes a un nivel mucho más profundo.
Notas a pie de página 1 Ver, por ejemplo, Mark S. Blumberg’s “Instinto Básico: La Génesis del Comportamiento ” 2 Trato de este tema de manera más amplia en el artículo “Las Notas y la Melodía, Parte 3 ” que puede encontrarse en http://www.awarenesstoaction.c om/downloads/notes_melody_3. pdf. 3 La elección de estos términos es descrita en el artículo “Los Instintos: Adoptando un punto de vista más amplio” en mi página web: http://www.awarenesstoaction.c om/downloads/the_instincts.pdf. Mario Sikora puede ser contactado para comentarios en
[email protected]
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