Colegio Ascensión Nicol Hnas. Misioneras Dominicas del Rosario
Departamento de Letras Lenguaje y Sociedad Prof. Pamela Meza Varas NM3 Electivo Humanista
Egon Wolff y Los invasores. Guía de análisis Egon Wolff (chileno, 1926) escritor, ingeniero químico; se interesó primero por el psicologismo dentro de una técnica realista; conflictos generacionales y sociales marcaron la temática de sus primeras obras: Mansión de lechuzas (1957), Discípulos del miedo (1958), Parejas de trapo (1959), Niñamadre (1960). Con sus obras posteriores - Esas 50 estrellas, de 1961 y Los invasores, de 1963- Wolff evolucionó hacia una actitud dramática en la que el aparente realismo sirve para subrayar el elemento irreal. La expresión más acabada de esta matización se va estructurando mejor en sus textos posteriores: El signo de Caín (1966) y, fundamentalmente, Flores de papel (1970). Esta última obra ha sido traducida y representada en escenarios de Londres, E.E.U.U, Francia, Suecia y España. La posterior producción dramática de Wolff ofrece una concepción más individualista y más humana, dentro de un enfoque que ve lo transitorio del ser humano: Kindergarten (1977), Espejismos (1978), José (1980), Álamos en la azotea (1981), La balsa de la medusa (1984), Háblame de Laura (1986), Invitación a comer (1993), Cicatrices (1994), Claroscuro (1995). También ha incursionado en la creación de textos para teleseries, con Vivir así (1988) y La extranjera (1992). Los Invasores es una obra donde la trama gira en torno a un drama social; las diferencia entre clases, los atropellos a los desposeídos por parte de los más acaudalados. Es un tema que tiene muchos exponentes en las letras nacionales, Augusto D¶halmar fue uno de los iniciadores inici adores con su obra ³Juana Lucero´ (1902), que relata la historia de una mujer de la vida bohemia nocturna del barrio Yungay, con esta novela se comienza a perfilar el naturalismo en nuestras letras, sin embargo, es quizás uno de sus mayores exponentes Nicomedes Guzmán, en especial con su novela ³Los Hombres Oscuros´ (1939), un libro donde se ilustra a la sociedad chilena y las l as radicales diferencias que existen entre las personas por la posesión de dinero, que otorgan una alcurnia a quienes lo poseen. Muchos artistas han mostrado lo difícil que resulta la vida para la clase obrera, John Lennon escribió una de las canciones más emblemáticas sobre el asunto en el tema ´Working class hero´ (héroe de la clase obrera) que en su época mostró al mundo el dolor de los más humildes, en especial las humillaciones que sufren. Los Invasores es una obra que mezcla factores tanto estilísticos como sociales. Lo que al fin de la obra parece haber sido una pesadilla del personaje principal Lucas Meyer - un importante empresario -, se transforma en una presunta realidad que parece relatar nuevamente todos los acontecimientos ya mencionados anteriormente en la obra, dejando la sensación que la trama se repetirá. Wolff crea una analogía entre la realidad y el sueño. Meyer y su familia viven con muchas comodidades, pero el enfrentamiento con un viejo fantasma de apellido Mirelis, a quien Meyer mató, genera una sensación de culpa que le lleva a cuestionarse diversos atropellos y vejámenes que hizo pasar a más de un empleado de su fábrica. La carga de la culpa es entonces uno de los factores que hilvana la obra. Meyer carga en su conciencia con el daño que causó a personas humildes que dependían de él, lo que le persigue y atormenta. Está consciente de que la riqueza que ha cosechado se debe en gran medida a los mismos trabajadores que él trató como objetos, como utensilios para su enriquecimiento. Dentro de su presunto sueño es su hijo quien termina por ³traicionarlo´ al unirse a los pobres y finalmente entender el porqué de su malestar. Conviviendo con el proletariado, Bobby adquiere valores que sus padres no le habían habí an inculcado, lo que cambia radicalmente su forma de ver las cosas, y que desencadena en una traición hacia su propia familia. Finalmente, por sobre la narración de la obra, resaltan los valores que en ella se presentan. La necesidad de que existiera igualdad entre las clases sociales cobraba gran fuerza en nuestro país en la década de los 60, y los artistas no estaban alejados de ello. El invasor se presenta como una manifestación, como un grito de alerta sobre los atropellos que sufrían los más desposeídos y, auguraba que la riqueza no siempre se liga con la felicidad, de hecho, el no haberla cultivado con buenas armas, puede llegar a convertirla en una verdadera pesadilla, tal como le ocurre al personaje central de Los Invasores de Wolff. Es interesante y relevante considerar la época en la que la obra fue escrita. Bajo el gobierno de Alessandri, quien contaba con el apoyo parlamentario de los liberales, conservadores y radicales; es decir, tenía un cómodo respaldo. Sin embargo, manteniendo la línea de independencia sustentada durante su campaña electoral, formó su primer gabinete con técnicos e independientes in dependientes de derecha. Durante el primer año, se consagró principalmente a frenar la inflación i nflación y procurar una racionalización de la administración pública. Logró lo primero a través de la estabilización del presupuesto y de una política económica liberal, con mantención de un tipo de cambio fijo y mayor libertad a las importaciones, además, llevó adelante una amplia labor de expansión económica, centrada en la construcción de viviendas y un plan de obras públicas, constituyendo un fuerte incentivo al desarrollo económico. Sin embargo, las medidas económicas del gobierno, en especial la estabilización de sueldos y salarios, fueron creando un progresivo malestar, ya que el costo social fue el aumento de la cesantía. A mediados de 1960, se inició una ola de huelgas y disturbios de obreros y empleados que se oponían al reajuste oficial de sueldos, del 10 por ciento. Los acontecimientos sociales influyen a los artistas nacionales, que por lo l o demás, no contaban con un apoyo económico para sus creaciones, eso sí eran espectadores de lo que en el Chile de la época ocurría y así lo manifestaban. Surgieron los teatros independientes que suplieron ciertos vacíos que los universitarios no estaban llenando en los años 60. Se trataba, básicamente, de algunas expresiones más arriesgadas y menos convencionales que obedecían a transformaciones en el teatro mundial, y ésa es una de las razones que explica la urgencia de su gestación.
Es necesario aclarar que en el mismo período estuvieron presentes, con distinta fuerza, tres estructuras teatrales: la que hegemonizaron los comerciales hasta los años 40, la de los universitarios hasta 1973 y la de los independientes. Lo que ocurrió es que antes de cada término se fueron produciendo ciertos procesos de deterioro, y el hecho que el teatro comercial, universitario o independiente hegemonizara un período, no significó que fuera el único modo teatral. En los años 60 fueron los teatros universitarios los que regularon el sistema y crearon un ambiente propicio para expandir el fenómeno teatral. Al preparar sistemáticamente a actores y profesionales ligados al medio, los teatros universitarios generaron una corriente que permitió la existencia en paralelo tanto del teatro comercial como del independiente. Las palabras de Guillermo Nuñez son certeras: "En el fondo, la incubadora son los teatros universitarios. Porque todo sale de ahí. Incluso la negación de ellos". Como características globales de universitarios e independientes, es posible mencionar que los primeros mantuvieron una concepción de entrega y perfección formal, mientras los segundos pudieron preocuparse más de la experimentación, debido en buena parte a su autonomía. La coexistencia de estos dos grupos ayudó a desarrollar la heterogeneidad de un movimiento t eatral que en los años 60, y a pesar de todo, gozó de muy buena salud. Una de las características del período es que los fenómenos colectivos tuvieron gran aceptación entre los creadores. Pero, tanto el modo de relacionarse como los productos que resultaron de ello, fueron abortados en 1973: el anquilosamiento esta vez tuvo una sola causa. En conclusión, el teatro de Wolff se interpreta como una radiografía del Chile de los 60, representó la realidad social por la que el país atravesaba y Los Invasores produce ese efecto de denuncia, por supuesto que utilizando un modo artístico en su composición que le permite no caer en una cuestión meramente propagandista o panfletaria, por el contrario, la analogía creada entre la pesadilla y la riqueza devela que la forma de hacerse rico mediante atropellos a las personas finalmente pesan en la conciencia, entonces la pesadilla toma vida al despertar. Fuente: http://www.escritores.cl/base.php?f1=articulos/texto/pesadilla.htm
Egon Wolff: "Cuando escribí Los Invasores existía una tremenda efervescencia, un afán de cambio" Por Carlos Martínez. De paso por la Usach, el dramaturgo recuerda las décadas en que el teatro dejó de ser entretención para transformarse en un potente vehículo de propagación de ideas y entrega un lapidario diagnóstico de nuestra sociedad.
A casi cinco décadas del estreno de ³Los invasores´, el dramaturgo chileno Egon Wolf (84) echa una mirada a su intrincada carrera, que lo llevó desde la ingeniería química a las tablas, y analiza la vigencia de una de sus obras más emblemáticas, que vio la luz en 1963 bajo la dirección de Víctor Jara. ³Esta sociedad es una contradicción absoluta: nos invitan a ser generosos y morales en un m odelo que tiende a la explotación y el abuso´, señala tajante el autor, de paso por la Usach, en esta entrevista donde recuerda sus inicios y la imposición paterna que lo obligó a cursar estudios universitarios formales. Sin embargo, la pasión por el teatro pudo más. ¿Cómo
transcurrió su niñez, en una época donde la opini ón de la fa milia era gravitante para decidir en qué desarrollarse profesional mente?
Desde los ocho años escribía profusamente cuentos en alemán. Pero siempre con una actitud clandestina, porque mis padres no permitían este tipo de cosas. A mí me parecía absurdo. Esa inquietud estuvo latente, soterrada.
Mi adolescencia estuvo marcada por la Segunda Guerra Mundial. Chile rompió relaciones con Alemania y la empresa donde trabajaba mi padre fue requisada y mi padre quedó cesante. En ese período yo ingresé a la Escuela Militar, porque mi padre provenía de una familia prusiana con una larga tradición militar. Por una cuestión familiar yo debía ser cadete e ingeniero. Pero al ingresar a la Escuela Militar yo me enfermé de soledad, de los pulmones y a final del primer año me enfermé de tuberculosis. No comía, estaba muy triste, no quería estar en ese lugar y me salí de la Escuela y estuve tres años con esta enfermedad que no sanaba. En ese periodo fue cuando cultivé, aún más, mi labor literaria: me dediqué a leer y escribir en alemán Al inicio de la década del 50 usted se titula de ingeniero quí mico, ocho años después presenta la obra ³Mansión de Lechuza´ ¿Cómo fue este periodo en que se cuaj ó su trabajo como dramaturgo?
Eso ha sido uno de los enigmas de mi vida. Yo soy ingeniero químico por un acuerdo con mi padre o más bien una imposición. Entré a ingeniería química en la Católica, pero debo ser honesto, fui un químico a medias, porque no estaba mi alma puesto en eso. Pero me titulé y trabajé en un área pionera: el estudio de algas marinas chilenas. Llegó el matrimonio y eso profundizó la decisión de continuar con mi profesión, pero siempre estaba la inquietud por escribir.
A los 28 años volví a tener un episodio de tuberculosis lo que, terminó, obligándome a cambiarme a una ciudad con mejor clima: Quilpué. En esta ciudad conocí a Eugenio Guzmán Ovalle, el director de teatro quien actuó en la obra de Arthur Miller: ³La muerte de un vendedor´. Ahí me enamoré del teatro. La fui a ver diez veces, me conseguí los textos y con una falta de modestia impresionante me dije: esto lo puedo hacer yo. Ahí me embarqué en el teatro Esa experiencia de transfor mación al ver la obra de Arthur Miller ¿qué provocó en usted?
Para mí ³La muerte de un vendedor´ es la mejor obra del siglo XX. Es una denuncia soterrada, es una bomba a la sociedad estadounidense. Todo eso me provocó que me sintiera muy identificado con la obra y me diera el impulso de escribir. El dramaturgo Rolando Jara señal ó que usted, en particular, y la generaci ón del 50 y del 60, en general, lograron una significativa transfor mación del lenguaje escénico ¿Cómo cree que esta aseveración se ve reflejada en su obra?
Hay que pensar que la generación del 50 y 60 nació bajo el influjo de la muy buena literatura realista comprometida de esa época, sobre todo la americana y la francesa. La primera en el área social y político y la segunda, en términos filosóficos. Es ese periodo, se empezó a dar una estructura académica al teatro en sintonía con lo que estaba ocurriendo en Europa. Se dejó de hacer del teatro improvisado, en ese momento en que yo comencé a escribir, en que toda esta generación se formó y que también fue la primera en entrar a la universidad a estudiar teatro. Todo esto ocurrió en el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, donde se crearon varias escuelas artísticas. Hubo una efervescencia cultural con la sucesión de gobiernos radicales. Fue un cambio fundamental: el teatro dejó de ser una entretención de fin de semana y se transformó en un vehículo para la propagación de ideas, en una época de gran agitación social y política. Es imposible no hablar de una de sus obras más conocidas: ³Los invasores´. En esta obra existe una tensi ón entre pobreza-riqueza que no deja indiferente a nadie ¿Cómo surge esta idea para crear una obra con esta pugna?
En esa época, cuando escribí ³los Invasores´, existía una tremenda efervescencia, un afán de cambio. Estaba en el aire esa idea de que se podía cambiar la sociedad. Como fui criado en un ambiente de burguesía, pude ser testigo de la sensación de pánico en el sector burgués. Personalmente, aunque vivía en ese medio, tenía mi propio punto de vista. Soy un convencido que esta sociedad es una contradicción absoluta: nos invitan a ser generosos y morales en un modelo que t iende a la explotación y el abuso. Creo que los cambios que debe hacer la sociedad para no ser injusta tienen que ir acompañada de un cambio de los individuos. Yo siento que somos muy imperfectos como seres humanos. Nacemos con un criterio muy imperfecto: la sociedad nos obliga a ser exitoso, estimula nuestras ambiciones personales y la codicia, nos llena de afanes y éxito personal y en el camino nos olvidamos de los demás y vamos dejando una serie de cadáveres en el camino. Chile es un terreno de explotación y los extranjeros vienen a enriquecerse a este país, eso me molestó siempre porque lo viví, me crié en esa lógica. En ese sentido fui un rebelde y terminé muy sospechoso para mi clase social al escribir ³Los invasores´. Se me cerraron las puertas de casas, amigos me dejaron de hablar, problemas familiares muy graves que no valen la pena contarlos. Bueno, inventé ³Los invasores´ para no caer en el folletín político que estaba muy de moda en esa época y que tampoco es eficaz, porque caricaturiza la situación. Por eso inventé este sueño-pesadilla de este industrial lleno de culpa, porque creo que hasta el día de hoy está lleno de culpa. Esa culpa se sumerge en el inconsciente, se arrastra y se lleva por dentro, porque no se puede vivir en una sociedad injusta. No se puede, sólo si se vive sordo y mudo, la conciencia te lo impide. ³Los invasores´ no sólo me generó problemas con la clase alta, también con los sectores más comprometidos. Porque no era una obra clásica para atacar la burguesía, además es ambigua. Víctor Jara tuvo muchos problemas para montar la obra, el Partido Comunista le pidió que se retirara de la Dirección. El diario ³El Siglo´ realizó la peor crítica que he recibido en mi vida, la más virulenta crítica: qué cómo era posible que un burgués viniera a hablar de pobreza. Sostenían que ³Los invasores´ no era la representación del pueblo y claro, si es una pesadilla. Fue muy duro para mí. ¿Cuál
es su opini ón sobre la reescritura que hizo el dra maturgo Luis Ureta de la obra ³Los invasores´?
El me contactó para pedirme reescribirla para un proyecto más bien privado, algo más bien modesto, pero después fue absorbido por lo que se hizo en Teatro a Mil. La reescritura me ha provocado varios problemas, incluso con mis hijos. Pero no tuve la fuerza de ir a verla. Amigos míos la fueron a ver y no tuvieron la mejor de las opiniones. ³Los invasores´ es una pesadilla, pero debe ser bastante creíble: la idea es que el espectador dude. Pero el problema del industrial y el pánico de su señora es concreto y a mí me consta porque yo vi esos estados durante esa época. http://revista-replica.blogspot.com/2010/12/egon-wolff-cuando-escribi-los-invasores.html