SIAI 2013
falta de algo central que él define con la castración. Miedo de la mirada masculina y capitalista. Me veo verme... O sea, un primer cono es aquello renacentista de la perspectiva: el sujeto domina el objeto, ordenado y enfocado como imagen para quien lo mira, colocado según una mirada geométrica. Y el otro está colocado al revés, identificando un ser que considera que en el fondo de su ojo se forma una imagen. En este sentido, es interesante que, para los griegos clásicos, el espejo no estaba asociado al conocimiento del yo, la conciencia del yo, no pasaba a través del espejo que era un objeto utilizado sólo por el género femenino. El asunto de la identidad del sujeto interesaba solo a los hombres, que se espejeaban en los ojos de otro hombre. La pregunta que proponen Françoise Frontisi-Ducroux y Jean-Pierre Vernant en el libro “Ulises y el Espejo” es la siguiente: el ojo masculino, el único espejo aceptable para el hombre, ¿es totalmente masculino? La imagen que se dibuja en el fondo del ojo, el eidolon, mucho más pequeña de quien se espejea, está asimilada por una silueta femenina, la parte más bonita del ojo, aquella que constituye el lugar de la visibilidad, la pupila, que, como dicen los latinos, en griego se llama Korè. El hombre griego (la mirada capitalista según la interpretación de Lacan) que rechaza y deja a la mujer el reflejo del espejo, que prefiere enfrentarse con su alter ego, al final termina por espejearse con la figura más inquietante y femenina, la Korè. Esto quiere decir que el sujeto está también bajo la mirada del “objeto”. Detrás de la imagen, según Lacan, está la mirada, el objeto, lo real, o sea, el yo que se espeja y, como en la obra de Pistoletto, se pone en un diálogo con los demás en el mundo real. Los “Quadri specchianti ”, cuadros espejantes, 1963, de Michelangelo Pistoletto, incluyen directamente en la obra la presencia del espectador y el tiempo real. De esta manera vuelven a abrir la perspectiva, invirtiendo aquella renacentista cerrada en las vanguardias del siglo XX. Así como la argumentó ampliamente Pável Florensky en su obra literaria “La perspectiva invertida”. En los mismos años, esta vez a nivel territorial, Robert Smithson realiza “Displacements ”, obras que incorporan espejos o estructuras hechas de elementos naturales temporariamente situados en el paisaje, tales como los desplazamientos “Yucatan Mirror Displacements”, 1969; destructuració n y desplazamiento del paisaje, una fase anterior a la fase del espejo antes citada, una forma de analisis singular de cada elemento que descompone el yo en diferentes partículas. Como un ser singular/plural, para parafrasear a Jean Luc Nancy, cada fragmento y cada espejo corresponde a un pedazo de cielo o de tierra, compone el paisaje... como las muchas personas que
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