Marxismo e individualismo metodológico Andrew Levine, Elliott Sober, Erik Olin Wright
entraña unas doctrinas A menudo se mantiene que metodológicas peculiares que lo distinguen de la La diferencia ha sido descrita de diversos modos: el marxismo es científico y materialista, la burguesa es ideo lógica e idealista; el marxismo es holístico, la teoría burguesa es individualista; el marxismo es dialéctico e histórico, la teoría bur guesa es lineal y estática; el marxismo es antiempirista y sitivista, sitivista, la te ona burguesa es empirista y positivista. El fondo de estas afirmaciones afirmaciones ha diferido considerablemente, considerablemente, pero ha habido un consenso casi total en un punto: que una fisura metodológica irreconciliable separa al marxismo de sus rivales '. 162, marzo-abril New Left and methodological methodological de 1987. Traducción de Pilar El término se refiere aquí a las tesis sobre la construcción de la teona y el modo de llevar la investigación, incluyendo cosas tales como la construcción de las explicaciones, la formación y transformación de los conceptos y la recopilación de los datos. Querríamos agradecer a Robert Brenner, Alan Alan ling, G. A. Cohen, Elster, Robert Kahn, Margaret Rogers, Phillipe Van Parijs y Wright sus comentarios sobre los primeros borradores de este ensayo. Algunas de estas personas disienten notablemente de las tesis aquí formuladas. en Tal vez la expresión más célebre y extrema de esta tesis es la d
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esta unanimidad ha sido rota por una corriente de la teona marxista, en ocasiones calificada de «marxismo que rechaza tajantemente las afirmaciones sobre la peculiaridad meto del marxismo contra de lo que se ha mant enido generalmente, autores como Jon Elster, Roemer, Adam Prze y G. A. Cohen han afirmado lo peculiar del marxismo son sus afirmaciones esenciales sobre el mundo, y no su logía, y que los principios metodológicos que según tinguen al marxismo de sus rivales son indefendibles, si no incoherentes. Tal vez el ejemplo más notable de rechazo d e las afirmaciones sobre la peculiaridad metodológica del marxismo proceda de esos marxistas analíticos que se declaran explícitamente defensores del «individualismo adoptando con ello una posición metodológica que atribuyen a unas ciencias sociales solventes, pero que prácticamente todos los marxistas han rechazado tradicio nalmente Como es bien sabido. Marx abominaba del dualismo» de los economistas clásicos y de los filósofos del contrato social, colmando de desprecio los esfuerzos por concebir a los individuos al margen de relaciones sociales las teonas basadas en las elecciones atribuidas a estos «individuos abstractos». Y casi todos los marxistas, cualesquiera fuesen sus diferencias, han concedido importancia explicativa a las ciales, en aparente a las críticas de las individualista~de análisis. Además, hasta hace muy poco, los defenso res del individualismo metodológico se han most rado igualmente su ensayo es el marxismo ortodoxo?». Para Lukács sólo la metodología di ferencia al marxismo de sus rivales. Aunque todas las afirmaciones esenciales de la teoría marxista pudieran ser rechazadas, mantenía Lukács, el marxismo segui ría siendo válido por su método peculiar. Cf. Lukács, History and consciousness: studies in dialectics, Londres, 1971, pp. 1 26 [Historia y conciencia de clase, La Habana, Instituto del Libro, 19701. Para una antología que contiene trabajos de algunas de las figuras más des tacadas de la incipiente escuela analítica marxista, véase Roemer, comp., Analytical Cambridge. 1986. Por supuesto, no todos los marxistas que trabajan dentro de la escuela ana Iítica estarían de acuerdo con Elster en este punto, pero la postura ha sido plan teada por una serie de figuras influyentes. Véanse, por ejemplo, Adam Przewors Politics of individuaiism to Marxist and (en prensa), y Roemer, A general theory of exploitation and Cambridge 1982 [Teoría general de la explotación y de las clases, Madrid, Siglo en preparación]. -
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desdeñosos hacia el marxismo. y entre otros, han promovido incluso expresamente el individualismo metodológico como una alternativa a las prácticas explicativas marxianas. Es irónico, pues, por no decir algo más, mantener que lo q ue vale la pena tomar en serio en el pensamiento de Marx puede ser reconstruido al estilo del individualismo metodológico, y que sólo reformulando de esta manera las explicaciones marxianas podremos evitar al racional» (como habría dicho Marx) del pensamiento de Marx el carácter indefendible de tantas de sus formulaciones y el oscurantismo que aflige a buena parte de lo que ha llegado a identificarse con el marxismo. Nosotros simpatizamos con la idea de que lo que es de la teona de Marx es algo esencial, no metodológico, y de que como ciencia de la sociedad, la metodología adoptada por los mar xistas probablemente no sea más que una buena metodología tífica. Pero el individualismo metodológico no es una buena metodología científica, aun cuando, como demostraremos, algunas de las intuiciones que lo motivan sean razonables. La plausibili dad del individualismo metodológico de Marx depende, por su puesto, de lo que se piense que es el individualismo metodológi co. Desgraciadamente, en el estadio actual de la polémica, mu chos de los puntos oscuros que siempre han abundado en los de bates sobre el individualismo metodológico se reproducen de he cho en el contex to marxiano. Uno de los objetivos de este ensayo es reducir esta confusión esclareciendo lo que está en juego en las afirmaciones a favor y en contra del individualismo lógico, ya que éstas se aplican tan to al contex to específico de las explicaciones marxianas como a las explicaciones científicas en general. En el próximo apartado describimos el individualismo metocomparándolo con otras tres actitudes hacia la explica ción en las ciencias sociales. Esta comparación irá seguida de un análisis más profundo del propio individualismo metodológico, sugiriendo que sus ambiciones reduccionistas no pueden verse satisfechas. Sin embargo argumentaremos, en el apartad o final, que una implicación del individualismo metodológico en la práctica de elaborar los microfundamentos para una de macronivel es oportuna e importante, aun cuando el propio metodológico no lo sea. A lo largo de esta discusión, el libro de Jon Elster, Making sense of Mam, será un
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punto central de referencia es uno de los individualistas mamianos más perspicaces, y este libro representa el intento más firme dentro de la tradición mamiana de defender el individualismo metodológico. Es por consiguiente un útil punto de partida para examinar tanto los aciertos de la doctrina co mo sus fallos.
UNA
DE LAS POSTURAS
SOBRE LA
El individualismo metodológico es una afirmación sobre la Es la tesis de que fenómenos sociales se explican por las propiedades de los individuos que los fenómenos; o, lo que es lo mismo, que puesto qu e toda explicación implica un los conceptos sociales debenan ser reducidos en a explicaciones de que impliquen sólo a individuos y sus propiedades. A fin de dar una definición precisa del individualismo metodológico, será conveniente compararlo con otros tres enfoques posibles: el atomismo, el holismo ra dical y el antirreduccionismo. Las dos primeras posturas, al me nos en su forma pura, no tienen probablemente defensores, pero son tendencias implícitas dentro de la teona social. De hecho, en los debates sobre el individualismo metodológico, los que intervienen parecen a veces confundir las opiniones de sus adversa rios con alguna de estas posturas. Así, los defensores del indivi dualismo metodológico'pintan a los antirreduccionistas como holistas radicales, y los defensores de las posturas tas consideran a veces a los individualistas metodológicas como atomistas. Por consiguiente, a fin de aclarar las cuestiones que es tán en juego, será conveniente examinar las cuatro posibilidades. Estas actitudes metodológicas hacia la explicación en las cien. cias sociales difieren en lo que consideran como explicativo. Hay dos dimensiones que las distinguen: si consideran o no las pro piedades de las entidade s sociales globales, y las relaciones entre ellas, como irreductiblemente explicativas; y si consideran o no las relaciones entre los individuos como explicativas Las -
Cambridge Un iversity Press, 1985. Estas dimensiones no son estrictamente simétricas, puesto que las apropie -
sociales globales incluyen cosas tales como las sociedades, los grupos, las clases, las organizaciones, las naciones o las co munidades. Estas entidades tienen propiedades (por ejemplo, tasas de inflación, formas institucionales, distribución de la renta) y mantienen entre sí una gran variedad de relaciones (por ejem plo, relaciones entre clases colectivamente organizadas). Los in dividuos tienen también propiedades (por ejemplo creencias, ca pacidades, recursos) y mantienen una gran variedad de relaciones con otros individuos (por ejemplo, las relaciones entre her manos, las relaciones entre patrono y empleado, etc.). Tomando conjuntamente estas dos dimensiones, obtenemos la siguiente tipología de los principios de explicación de los fenómenos sociales: ES EXPLICATIVO DE LOS FENOMENOS SOCIALES?
Las propiedades d e las entidades sociales globales y las relaciones entre ellas son ductibleme nte expli cativas
Las relaciones entre los individuos son explicativas
Antirreduccionismo
Individualismo metodológico
Holismo radical
El
es una actitud metodológica que niega que las ya sea entre individuos o entre entidades sean jamás auténticamente un fenómeno social cualquiera, por ejemplo la transición del feudalismo al capitalismo. Un atomista dina que esta transición puede en princi pio ser plenamente explicada por procesos estrictamente internos de los individuos en la sociedad en cuestión. Mientras que las interacciones entre estos individuos son importantes para explicar la aparición del feudalismo, los procesos que
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de los individuos» no están incluidas en la segunda dimensión. La razón de estos es que el acepta la importancia explicativa de las propied ades de los individuos, pero no las relaciones entre éstos.
los resultados de tales interacciones son totalmente El atomista insistiría, en otras palabras, en que sólo entidades plenamente constituidas de forma no relaciona1 son explicativas. A primera vista, el parece simplemente insostenible. En nuestra vida cotidiana, vivimos dentro de una red de relaciones con otras personas, como padres, hermanos, jefes, clientes, etcétera. Estas relaciones parecen ser explicativas, y también irreductibles: ser padre, por ejemplo, implica necesariamente la existencia de otro individuo, el hijo. Pero el no es tan poco plausible como podna parecer a primera vista. El mista podna argumentar que todo lo que parece explicativo en las relaciones irreductibles entre los individuos en realidad sólo es explicativo a causa de los correspondientes estados psicológicos (no relacionales) de esos individuos; que lo que import a, desde el punto de vista explicativo, en las relaciones de poder entre los individuos, por ejemplo, no es una relación irreductible entre estos individuos, sino sus creencias y deseos, considerados desde una perspectiva atomista. Si yo creo que me castigarás si hago X y tú crees que yo creo eso, entonces ambos actuaremos de una determinada manera. La aparente «relación» de poder entre los individuos, proseguiría el argumento, no es en realidad nada más que un conjunto de creencias recíprocas, y son estas creencias, y no una «relación objetiva» cualquiera, las que explican las ac ciones. Aunque admitamos que las creencias y los deseos explican las acciones, nos parece que el mund o que hay fuera de la mente ayu da a explicar por qué agentes piensan lo que piensan y hacen lo que hacen. Una explicación plausible de cosas tales como las creencias acerca del poder es la de las relaciones objetivas de poder. Las creencias acerca del poder se forman, en parte al menos, gracias a los efectos subjetivos de las prácticas de los poderosos y los no poderosos. Lo que se entiende por «relaciones de poder» entre los poderosos y los no poderosos es precisamente la Si se equipara el concepto de con el de entonces, sencillamente,ningún podna negar la importancia explicativa de las rela ciones. un atomista radical reconoceríaque las interacciones de un padre con su hijo tienen consecuencias para este último. Lo que afirman los atomistas no es, pues, que las interacciones no tienen consecuencias, sino que las están totalmente regidas por mecanismos situados dentro de las entidades constituidas que intervienen en las interacciones. -
conexión duradera entre tales prácticas. Si tales relaciones dan a explicar las creencias y las creencias ayudan a explicar las acciones, entonces (suponiendo que haya una transitividad) tales hechos relacionales ayudan a explicar las acciones de los agentes. El podría tener razón al afirmar que los hechos cionales afectan a las acciones sólo porque afectan a los estados mentales (atómicos). Pero es una incongruencia concluir de esto que los hechos irreductiblemente relacionales son te impotentes. Esta es la razón por la que los teóricos que insisten en la reductibilidad d e las explicaciones sociales a explicaciones individuales defienden por lo general la importancia de las propiedades auténticamente relacionales de los Esta combinación de compromisos metodológicos - creen en la reductibilidad de las explicaciones sociales a nes individuales y creencia en la importancia explicativa de las relaciones entre los define lo que generalmente se lla ma el individualismo metodológico. El individualismo metodológico El individualismo metodológico comparte con el la idea de qu e las explicaciones sociales son en última instancia bles a explicaciones a nivel individual. Elster formula afirmación al comienzo de su obra Making sense of el como doctrina de que todas los sociales su estructura y su son en principio explicables de un modo que sólo implica a los individuos, sus propiedades, sus objetivos, sus creencias y sus acciones. Pasar de las instituciones sociales y las pautas bales de comportamien to a los individuos es el mismo tipo de ope ración que pasar de las células a las Elster, sin bargo, no es atomista porque no excluye d a s los de las explicaciones en las ciencias sociales] De argumenta que el inventario de propiedades individuales que son la base para explicar los nómenos sociales va mucho más allá de las creencias, los deseos y otras propiedades psicológicas de los individuos. Admite que
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Mak ing sens e of
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propiedades de los individuos, como ser "poderosos ", son intrínsecamente relacionales, de modo que una descripción exacta de un individuo puede implicar una referencia a otros» Las también el hecho de ser hermano, padre afirma en ninguna parte (como tampoco lo hacen otros marxistas defensores del individualismo metodológico) que estas propiedades relacionales sean reductibles a propiedades atómicas. A veces se piensa que el individualismo metodológico implica un rechazo de la afirmación holista de que todo es algo más que la suma 'de Aunque el considera ./ . quívocamente que el t odo no es más que una colección de partes, el hecho de que el individualismo metodólogico acepte la impor tancia explicativa de las propiedades relacionales implica que, a diferencia del atomismo, puede aceptar este principio central de su supuesto rival. Todo depende de lo que se entienda por ma» y por «partes». Un modo de interpretar la afirmación holista es el siguiente: las partes de la sociedad son los individuos con propiedades atómicas, es decir, propiedades que pueden ser de finidas para cada individuo independientemente de todos los de más individuos. El todo es, pues, «mayor» que la «suma» de estas partes en el sentido de que las propiedades del todo proceden de las pautas relacionales sistemáticas de interacción entre estos individuos relaciones que unen unos a otros y no sólo de la congregación de sus propiedades atómicas (es decir no relacionales). Por otra parte, si se incluye a las propiedades relacionales en la descripción de las partes, entonces deja de ser cierto que el todo es algo más que la suma de sus partes. Todo lo que se in cluía en la palabra «mayor» en la formulación holística es ahora endosado a la nueva descripción de las «partes» Este punto puede ser ilustrado formalmente. Digamos que te nemos un sistema con dos «partes», X e Y. Si el todo, Z, es igual a la suma de las partes, que:
terminada por la suma de los efectos de la parte X y de la parte Y. Si hay una interacción entre X e Y de la forma XY, Z
y de este modo el todo es mayor que la suma de sus partes (es decir, la interacción de X e Y produce el efecto en Z además de sus efectos aditivos). Ahora, describamos nuevamente las par tes del siguiente modo: X* X + Y (1 +
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Es decir, la magnitud relevante de
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está completamente de-
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p. 6. La habitual deprec iación del debate es desarrolla da, por ejemplo, en Ernest The structure of science, Londres, 1961 [La es tructura de la ciencia, Barcelona, Paidos, 19811.
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En estas nuevas descripciones de las partes, la interacción de las partes que constituyen el todo está representada como las propiedades relacionales de las propias partes. Con estas nuevas descripciones, el todo, Z, deja de ser mayor que la suma de sus par tes nuevamente descritas, ya que ahora: Z = b1X + Es importante puntualizar que estas nuevas descripciones sólo son posibles post facto, después de que las partes hayan sido sertadas en el t odo (es decir, después de que todas las nes con las otras partes hayan sido determinadas). Esta nueva rametrización puede hacer que el parezca más plausible de lo debido. Pero tales apariencias no deberían llevarnos al error de pensar que las propiedades relacionales son eliminables, no sólo nominalmente, sino también de hecho El individualismo metodológico se distingue tanto del holismo radical como del antirreduccionismo por su insistencia en que sólo las relaciones entre los individuos pueden ser irreductiblemente explicativas. Los individualistas metodológicos niegan que las categorías sociales globales sean jamás irreductiblemente Si una propiedad social es explicativa, lo es porque es re ductible a las propiedades relacionales de los individuos tos. La propiedad de una sociedad de «e star en una situación por ejemplo, no es irreductiblemente explicativa desde el punto de vista del individualismo metodológico. Si esta propiedad posee alguna fuerza explicativa, la posee en virtud de las propiedades de los individuos, y de las relaciones entre ellos, 3
Esta reformulación algebraica es estrictamente análoga al modo en que evolucionistas defienden la idea de que el gen es la unidad de la selección. Véase Elliot Sober, The of selection: theory philosophical focus, Cambridge 1984, cap. 7.
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de que los mecanismos en los que intervienen individuos deben Siempre estar implícitos en las explicaciones sociales. La cuestión no si el nivel del análisis puede ser eliminado, sino como debena ser relacionado con el análisis social de macronivel. El individualismo metodológico mantiene que los fe nómenos de macronivel pueden siempre ser reducidos a sus rea lizaciones de micronivel, al menos en pri ncipio. El antirreduccionismo rechaza esta tesis. tos colectivos van unidos a teleologías holísticas de la historia: el propósito objetivo de la historia en la teleología es representado como la meta de u n Sujeto auténticamente Colectivo. Pero incluso cuando los sujetos colectivos no van unidos a teleologías de la historia, el hecho de postular tales entidades tiende a marginar la importancia explicativa de las relaciones a nivel individual dentro de un argumento holístico. Elster arremete contra todas estas formas de radical lo que llama el «colectivismo en la obra de y en la marxista. Se muestra especialmente resuelto a atacar las explicaciones funcionales dentro del marxismo explicaciones de la existencia y persistencia de determina das instituciones sociales por sus efectos beneficiosos para las cla ses dominantes , basándose en que por lo general reflejan ideas teleológicas acerca de la naturaleza de la sociedad y la historia y habitualmente ignoran la importancia de especificar los mecanismos de micronivel. Estos errores, argumenta Elster, se derivan de las doctrinas metodológicas que Marx heredó de Nosotros creemos, por el contrario, que el descuido y los excesos retóricos son casi más culpables que las convicciones holistas radicales. Po cos marxistas han supuesto jamás que se pudieran establecer re laciones funcionales sin mecanismos de micronivel, o que los agentes colectivos pudieran ser algo más que sumas de actores individuales. Pero los marxistas (incluyendo a Marx) han olvidado con bastante frecuencia sacar las consecuencias de estas creencias (eminentemente sensatas). Elster ha hecho bien en identificar ejemplos, aun cuando haya desfigurado su fuente y su carácter. cualquier caso, Elster tiene razón en la medida en que abomina del holismo radica. El mero hecho de que si no hubiera personas no habría garantiza el supuesto metodológico
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El antirreduccionismo
El antirreduccionismo reconoce la importancia de micronivel para explicar los fenómenos sociales, al que admite la irreductibilidad d e las exposiciones de macronivel a estas de micronivel: El individualismo metodológico insiste en que la meta última de la ciencia es reducir las ex plicaciones a sucesivos microniveles de análisis. Para el individua lista metodológico, explicar un fenómeno es simplemente ofrecer una exposición de los micromecanismos que lo p roducen. Las categorías sociales globales y supraindividuales, por consiguiente, son sólo admisibles a falta de algo mejor, a consecuencia de nuestras limitaciones cognoscitivas o el insuficiente nivel de nuestros conocimientos. En cambio, los antirreduccionistas no prejuzgan en un problema determinado si las explicaciones (sociales) de macronivel son finalmente a exposiciones (individualista~d ) e micronivel. Esta podría parecer una actitud paradójica: se puede defender simultáneamente la irreductibilidad de las explicaciones sociales a explicaciones de nivel individual y l a . importancia de elaborar los microfundamentos? En el próximo apartado se analiza la resolución de esta aparente paradoja.
11.
CONTRA
individualistas metodológicos insisten en que, en principio, es deseable no añadir simplemente una exposición de microcausas a las macroexplicaciones, sino reemplazar las por microexplicaciones. Si fuera posible, los tas metodológicos prohibirían los conceptos sociales globales o si
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los tolerarían estrictamente como cómodos instrumentos expositivos El reduccionismo de lo macro a lo micro en las explicaciones sociales es comparable a problemas habituales en la del -espíritu Toda distribución concreta de las pro-" _ los individuos constituye un esta do social concre to. De forma similar, toda configuración concreta de estados rofisiológicos del cerebro humano constituye un estado mental concreto. Podna parecer, por consiguiente, que una exposición completa de las propiedades individuales (o de las configuracio nes neurofisiológicas) constituiría una explicación plena de los fenómenos sociales (o de los estados mentales) y de sus efectos. Así, podna parecer razonable sacar la conclusión de que debenamos poder, al menos en principio, reducir los macro fenómenos a microfenómenos. Para comprender por qué no es es to posible será de gr an ayuda introducir la habitual distinción en la filosofía de la ciencia entre muestras y tipos Las «muestras» son ejemplos concretos: por ejemplo, una huelga concreta de un grupo de trabajadores de una fábrica concreta o una idea de un individuo concreto. Los «tipos» son características que las muestras pueden tener en común. Así, una huelga concreta un caso muestra puede ser subsumida bajo una variedad de «tipos» posibles: huelgas, luchas de clases, conflictos sociales, etc. De forma similar, ser rico es un tipo del que Rockefeller es una mues tra. Los tipos son categonas generales que casos o ejemplos particulare s. reduccionismo plantea diferentes problemas relacionados con las muestras y los tipos. La mayona de los marxistas, por el hecho de ser materialistas, suscribinan probablemente el cionismo de muestra Así, si las tesis sobre la relación
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Un reduccio nista individualista metodológico a argumentaría que, en principio, las explicaciones a nivel individual deberían reducirse a explicacio nes neurofisiológicas, y las explicaciones neurofisiológicas, en última instancia, a explicaciones en las que sólo intervinieran partículas atómicas y sus nes. Como el demonio de La Place, la ambición última de la ciencia es reducir todos los fenómenos al funcionamien to de leyes físicas. por ejemplo, el desarrollo de estas ideas en Foder, The Putnam, nature of men guage of thought, Nueva York, 1975, cap. 1, y tal en Putnam, Philosophical vol. 11, Cambridge, 1975, pp. 429 40. Para un análisis de la distinción en el problema de la expli cación, Foder, op. ci t., y Putnam, op. cit. «Materialismo»es en este contexto la afirmación de que las muestras son -
mente y el cerebro de los seres humanos son correctas, los marxistas (y también la mayona de los no marxistas) admitirí an que un estado mental concreto en un individuo concreto puede explicarse describiendo el estado del cerebro de ese individuo en ese momento. De modo similar, por lo que respecta a los fenómenos .sociales, los ejemplos concretos pueden explicarse apelando a las actividades, y relaciones de los individuos concretos que constituyen colectivamente el fenómeno. El debate real se refiere, pues, a la reductibilidad de los tipos macrosociales a tipos microindividuales.La distinción entre muestras y tipos puede apli carse tant o a las entidades sociales como a los individuos. Así, podemos definir el capitalismo como un tipo de sociedad y a los Es tados Unidos en 1987 como una muestra de ese tipo. Y podemos definir la relación capitalista-obrero como un tipo de relación entre individuos, mientras que la relación entre el propietario de una empresa concreta y los empleados de esa empresa constituiría una muestra de tal relación Tanto los individualistas metodológicomo los antirreduccionistas admiten la capacidad explicativa de los conceptos tipo que se refieren a los individuos. En lo que difieren es en su forma de ver el explicativo de los ceptos tipo que se refieren a las entidades sociales globales: los de la materia. Oponer se al materialismo sena conceder un tológico a entidades (supuestamente) inmateriales (como los espíritus vitaux). o los Los análisis de las «relaciones sociales»ignoran a menudo la distinción tre los concepto s tipo que son irreductibleme nte sociales. Por ejemplo, la ción trabajo-capital» es un concept o tipo que identifica las propied ades mente destacadas que tienen en común todos los ejemplos particulares de rela ciones entre capitalistas y obreros. En ese sentido es un concepto tipo de micro nivel aun cuando sea utilizado para describir toda una sociedad. Si bien este con cepto puede ser irreductiblemente relaciona1 decir, no puede ser representado en términos atómico*, no niega las críticas de individualismo metodológico, puesto que las relaciones que describe son relaciones entre individuos. Irónica mente quizá, los «marxistas (como a veces se les llama), que hacen hincapié en la suprema importancia explicativa de la relación tal para entender el capitalismo y que afirman del modo más categórico la pecu liaridad metodológica del marxismo, pueden estar más cerca del individualismo metodológico que los marxistas que hacen hincapié en la importancia de diversos tipos de entidades sociales globales, tales como las formaciones de clase, los apa ratos de Estado, etc. Las explicaciones basadas en la relación trabajo -capital pueden ser muy abstractas, pero siguen estando fundamentalmente enraizadas en una No es lo mismo un análisis abstracto de conceptos de microtipo que un análisis de macronivel.
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individualistas metodológicos insisten en que tales conceptos tipo pueden ser reducidos a conceptos tipo que se refieren sólo a individuos, mientras que los antirreduccionistas argumentan que, sto no es posible. ión permite comprender tiene al menos dos tipos de proyectos explicativos: trata de explicar por qué ocurren los casos muestra y también trata de la de tipos que entran en su campo. Por consiguiente, nos gustaría explicar por qué surgieron ejemplos específicos de capitalismo, cuándo y dónde lo hicieron, pero también nos gustaría explicar qué e s el capitalismo. El individualista metodológico se interesaría por la microrreductibilidad del caso social muestra y del tipo social. No tenemos nada de la primera de estas afirmaciones, pero sí de la segunda.' Nuestra objeción puede ser ilustrada con un en el que se justifica el reduccionismo tipo. Consideremos el (es decir, una clase de sustancia, no una muestra concreta de agua). Cuado decimos que el agua es reductible a queremos decir que cualquier efecto que tenga el agua puede ser reducido a un efecto del En cualquier explicación en la que el agua de sempeña un papel explicativo, los efectos del agua proceden de los efectos de las sumas de moléculas de Esta reducción es posible en el caso del agua porque hay una sola micropropiedad que corresponde a la macropropiedad en cuestión. Una cosa es Sin em agua si, y sólo si, es un conjunto de moléculas de bargo, en el caso de los f enómenos sociales (y de los estados men tales) no hay de hecho una correspondencia similarmente única entre los tipos. Consideremos los estados mentales. Para cada cla se de estado mental por ejemplo, la creencia de que la nieve es blanca, la intención de comprar una barra de chocolate, la ción de dolor hay en principio muchos, tal vez infinitos, dos físicos que podrían realizar el estado mental en cuestión. ta relación es denominada relación de sobrevenida: los estados mentales sobrevienen a los estados cerebrales. Algo similar ocurr e, con los fenómenos sociales: son muchas las distribuciones de las propiedades de los individuos sus creencias, deseos, recursos,! interrelaciones que pueden realizar el mismo tipo social. En el ) caso de las propiedades y relaciones que sobrevienen no es ble el reduccionismo tipo-tipo:, La razón por la que el reduccionismo no es posible en los
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sos de sobrevenida queda bien ilustrada por un ejemplo tomado de la biología evolucionista. La propiedad de la figura en muchas explicaciones de la ejem-, plo muestra de aptitud ( por ejemplo, la aptitud d e un organismo concreto para adaptarse a un medio concreto) corresponde una concreta de hechos físicos relacionados con el organismo en cuestión. En cada uno de estos ejemplos podemos decir que l os hechos físicos explican por q ué ese organismo concreto tiene el grado de aptitud que tiene. No hay razón para creer, sin embargo, que cualquier propiedad física aislada entra dentro de la categoría general de «aptitud», que los mismos mecanismos explican la aptitud de una rana y una jirafa, por ejemplo. Con toda probabilidad, los organismos aptos no comparten ninguna p ropiedad física en virtud de la cual todos ellos son aptos. La única propiedad explicativamente relevante que comparten es la de ser ejemplos de un solo tipo ( que sobreviene). Así pues, mientras que es posible una reducción muestra de ejemplos individuales de aptitud a mecanismos físicos, una reducción tipo no lo es. La apti tud sobreviene a sus microrrealizaciones individualistas metodológicos admiten la reducción t ipo en lo que respecta a los fenómenos sociales. Pero la insistencia en las reducciones tipo como un requisito metodológico a priori está sencillamente injustificada. La viabilidad de la reducción tipo es una cuestión empírica. Podría darse el caso de que fueran realmente posibles reducciones tipo en este campo. Pero, casi con to da certeza, no lo son. Las reducciones tipo serían posibles si la relación entre los fenómenos sociales y las propiedades individuales fuera como la relación ent re el agua y el Pero en la medida en q ue la relación de los hechos sociales con sus lizaciones es como la relación de los estados mentales con los estados cerebrales o como la relación de la aptitud con las propiedades físicas de la morfología y la fisiología, el reduccionismo tipo resultará una búsqueda infructuosa Cf. Sober, op. cit., cap.
1.
El argumento de que los conceptos tipo sociales no pueden ser reducidos a conceptos tipo a nivel individual está relacionado con la frecuente afirmación de los holistas en las ciencias sociales de que los macrofenómenos tienen «pro piedades emergentes». Una propiedad emergente es una propiedad que sólo pue de ser descrita a un macronivel. Sin embargo, si estas propiedades no sobrevinie ran, cualquier explicación en la que figuraran ser reducida a la -
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respuesta a tales preguntas sobrevienen a las propiedades a un micronivel, las explicaciones dadas por la macroteoría no serán reductibles, ni siquiera en principio, a una microexposición.
Consideremos el hecho de que las tienen una crecimiento económico. Esta propiedad es explicable en parte como consecuencia del los cuales generan ciones e inversiones continuas que, de modo acumulativo, el crecimiento. Este proceso se explica, a su vez, por la su perviviencia de aquellas empresas que de modo más eficaz nen ganancias en el mercado. La supervivencia y la obtención de ganancias son en esta explicación similares a la «aptitud» en la biología evolucionista. Para cada muestra de supervivencia económica podemos identificar un conjunto de decisiones tomadas por individuos con unas creencias, unas preferencias, una información y unos recursos concretos que explican por qué sobrevive una empresa concreta. Sin embargo, a un no tiene por qué haber nada en común entre los mecanismos que permiten sobrevivir a la empresa X y los mecanismos que permiten sobrevivir a la empresa Y o Z. La empresa X puede sobrevivir por la pasividad de los trabajadores (que permite a los capitalistas intro ducir innovaciones sin resistencia); la empresa Y, por la implacabilidad de su propietario; la empresa Z, por la racionalidad científico -técnica del equipo que la dirige, y así sucesivamente La explicación a nivel social del en función de los croprocesos de unas de sobreviene, pues, a una amplia gama de posibles micromecanismos. Por consiguiente, el reduccionismo muestra es posible en este caso, pero el reduccionismo tipo no lo es. En resumen, el programa reduccionista del individualismo todológico fracasa porque la ciencia tiene proyectos explicativos que van más allá de la explicación de unos casos muestra. Ade más de preguntarnos por qué han sobrevivido este organismo o aquella empresa, queremos también explicar qué tienen en común diversos objetos y procesos. Cuando las propiedades citadas en la diente explicación de micronivel. Por consiguiente, la afirmación de que las pro piedades emergentes son irreductiblemente explicativas depende de que lo macro sobrevenga a lo En el caso de que se descubriera una propiedad común, especificable a un micronivel, sena posible una reducción tipo del macronivel al micronivel. En nues tra opinión. sena un descubrimientoempírico, comparable al descubrimiento en la biología evolucionista, contrariamente a la afirmación de la teoría vulgar de que los ejemplos de aptitud reflejan un solo mecanismo -
111.
LA IMPORTANCIA DEL
DE LOS
PARA LA
Se podría pensar que el antirreduccionismo implica que los análisis de micronivel o bien no tienen importancia o bien, lo que es peor, son irrelevantes para la macroteona. Pero esta impresión es infundada; antirreduccionismo no es holismo radical. De hecho, lejos de rechazar los microniveles de análisis, la forma de duccionismo que hemos descrito concede gran importancia a los de las macroexplicaciones. Por entendemos lo siguiente. Hay cuatro posibles explicativos entre los fenómenos sociales y las propi edades de los individuos: en primer lugar, las propiedades de los individuos pueden explicar los fenómenos sociales; en segundo lugar, los nómenos sociales pueden explicar las propiedades de los indivi duos; en tercer lugar, las propiedades de los individuos pueden explicar las propiedades de los individuos, y en cuarto lugar, los fenómenos sociales pueden explicar los fenómenos sociales. La crítica del holismo radical implica que el cuarto de estos vínculos explicativos sólo es lícito cuando la cadena causal de la ción entraña combinaciones de los dos decir, los fenómenos sociales sólo explican los fenómenos sociales en la medida en que hay lazos mecanismos que operan a vés nivel microindividual. Las estructur as sociales explican las estructuras sociales por medio de los modos en que determinan las propiedades y las acciones de los individuos que a su vez de terminan los resultados estructurales sociales La investigación de estas microvías a través de las cuales surten sus efectos las macroestructuras es el estudio de los
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Hay que subrayar que la necesidad de las micromediaciones no implica que la macroexplicación sea reductible a estos micr omecanismo s. La teona de la ap titud en la biología evolucionista implica la existencia de innumerables diaciones, de micromecanismos a de los cuales se realizan los diferentes ejemplos de aptitud. Sin embargo, la teoría de la evolución no es reductible a una ley causal que opere al nivel de estos micromecanismos.
En su defensa del individualismo metodológico, Elster alega dos razones por las que es importante en las ciencias sociales el interés por los rnicrofundamentos. Sus razones son sólidas, aun que la ambición reduccionista de la postura metodológica general de Elster no lo sea. En primer lugar, por motivos prá cticos, la es pecificación de los micromecanismos es a menudo indispensable para establecer la credibilidad de las explicaciones de Dado que es muy difícil distinguir empíricamente las corre laciones espurias de las auténticas relaciones causales, y dado que son muchas las causas que pueden ocultar las relaciones postula das en una teoría, la elaboración de los microfundamentos es ne cesaria para hacer que una teoría social resulte creíble. Así, ter escribe: Si la meta de la ciencia es explicar por medio de leyes, es necesario reducir el lapso entre el explanans y el explanandum - e n t r e l a y el efecto todo lo posible, a fin de evitar explicaciones espurias. Estas timas surgen de dos formas: por confusión entre la explicación y la corre lación y por confusión ent re la explicación y la necesidad [...] Ambos riesgos se reducen cuando nos acercamos al ideal de una cadena continua de causas y efectos, es decir, cuando reducimos el lapso entre el nans y el explanandum. Esto está estrechamente relacionado, una vez más, con el paso del nivel global al nivel menos global de los fenómenos. Desde esta perspectiva, el reduccionismo no es un fin en sí, sino sólo una concomitancia de otro desiderátum
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Por supuesto, no hay razón para creer en general que habrá un solo microfundamento para cualquier fenómeno macrosocial da do. Como argumentamos anteriormente, esta sobrevenida de lo macro a lo micro es precisamente lo que hace imposible el cionismo individualista. Sin embargo, dado que todo ceso debe tener microrrealizaciones, la elaboración de los posi bles microfundamentos da mayor credibilidad a los gumentos. Además, Elster ofrece una razón menos heurística para buscar los rnicrofundamentos: No es sólo nuestra confianza en la explicación, sino también nuestra com prensión de ésta la que sale reforzada cuando pasamos de lo macro a micro, de intervalos más largos a intervalos más cortos. es pro porcionar unmecanismo, abrir la caja negra Making
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y las
los
y las creencias que generan
globales
La elaboración de los rnicrofundamentos de las explicaciones macrosociales no sólo aumenta la confianza en las teorías: también las profundiza. Siempre y cuando admitamos la posibilidad de que haya múltiples microfundamentos para una determinada ma(y, por consiguiente, la no reductibilidad del ma crofenómeno a los microfundam entos), el descubrimiento de los procesos de micronivel a través de los cuales se realizan los fenó menos de macronivel la comprensión teórica. La importancia del análisis de los microfundamentos para la teoría macroesttuctural puede ilustrarse con el estudio por Elster de la de las clases en Making sense of La formación de las clases es el por el que éstas se constituyen como actores colectivos en las luchas de clases. Los marxistas se en averiguar la relación entre de estructurales sociales y de Ciertas condiciones, por ejemplo, pueden de modo especial la formación de organizaciones revolucionarias de clase; otras pueden dar lugar a organizaciones reformistas. Elster mantiene que la clave para comprender la formación de las clases es comprender los mecanismos que facilitan u obstaculizan el de la conciencia de clase en los individuos. Pa ra explorar estos mecanismos, Elster despliega una serie de conceptos sacados de la teoría de la interacción estratégica racional (o «teoría de juegos»). De modo específico, insta a que el proce so de formación de las clases sea interpretado en función de los modos de resolver el conocido problema del el problema de cómo motivar a para que contribuyan a un «bien público» que redunde en beneficio de todos, indepen dientemente de la contribución. Elster describe este problema del siguiente modo: Claramente, haga lo que haga cualquier otro, me interesa abstenerme. Si todos los demás emprenden una acción colectiva, puedo obtener el be del francotirador absteniéndome, y si todos los demás se abstienen, puedo evitar la pérdida del absteniéndome también. Dado que el razonamiento se aplica a cada uno de los agentes todos Ibid., p.
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La exposición que hace Elster de los posibles tos para superar el problema del francotirador sugiere un progra ma de investigación concreto: que exploremos las condiciones sociales que fomentan o frenan el orden de preferencias altruista condicional y que facilitan u obstaculizan la traducción de las preferencias de los individuos en unas prácticas solidarias. Elster mantiene que muchos de los análisis del propio Marx sobre la for mación de la clase obrera pueden ser interpretados bajo esta luz. Por ejemplo, Marx concedía una considerable importancia a la concentración y la interdependencia de los obreros en las grandes fábricas. Estos factores son importantes en parte por el modo en que incrementan el nivel de i nformación entre los obreros sobre las posibles preferencias y conductas de sus compañeros de tra bajo. Esta información compartida es crucial para que las prefe rencias altruistas condicionales lleven a unas prácticas solidarias. De modo similar, los marxistas han hecho siempre hincapié en la importancia de la dirección y la organización en la formación de las clases. Elster argumenta que l os dirigentes pueden desempeñar un papel especialmente importante en las luchas en las que existen motivaciones altruistas condicionales:
decidirán abstenerse y no será de prever ninguna acción
los trabajadores son egoístas racionales, preferirán ser tiradores a expensas de los sacrificios de los otros a hacer estos sacrificios ellos mismos. La cuestión teórica es, pues, compren der cómo se puede superar el problema del francotirador. Si se especifican debidamente las soluciones de micronivel, podemos entonces investigar las condiciones estructurales sociales que favorecen la elaboración de estas soluciones. En la bibliografía sobre la acción colectiva se han estudiado muchas«soluciones»al problema del francotirador: los individuos pueden actuar por costumbre más que por cálculo racional; pa gos adicionales y sanciones de diversos tipos pueden ser usados por los dirigentes de una organización para fomentar la partici pación; los individuos pueden exagerar irracionalmente la importancia de su participación individual para el éxito de la acción colectiva y creer así que los beneficios de la lucha dependen de hecho de su intervención, cuando en realidad esto no es así; el «jue go» puede repetirse indefinidamente de modo que los actores to men en consideración las posibles sanciones en el futuro de su conducta presente; el orde n de preferencia de los individuos puede cambiar de tal modo que los haga ser más altruistas. Algunos de estos elementos, o todos ellos, pueden estar presentes en cual quier contexto empírico. Lo que propone Elster es atender la solidaridad de clase como del orden de preferencias una de un (la matriz de recompensa del dilema prisionero) en un juego de la que en el dilema del prisionero cada individuo prefiere aprovecharse de los sacrificios de los otros, en un juego de la seguridad la preferencia suprema de cada individuo es cooperar con los otros (participar en los sacrificios comunes) mientras cada persona esté segura de que los otros cooperarán también. En un juego de la seguridad, los individuos no están dispuestos a ser altruistas unilaterales, es decir, a hacer sacrificios aun si nadie más está dispuesto a hacerlos. No desean ser «primos». Pero prefieren cooperar a actuar co mo francotiradores. Elster designa este orden de preferencias como «altruismo condicional»>
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Obviamente, los dirigentes son siempre necesarios, independientemente de la motivación de los individuos para coordinar la acción colectiva. Si las motivaciones son tales que hay que asegurar a los individuos con res pecto a cada uno de los otros antes de que actúen, los dirigentes asumen la función adicional de dar esta seguridad. Si un individuo sabe y goza de la confianza de un centenar de personas, puede crear las condiciones de i nformación mediante doscientas transacciones, preguntando primero a cada una de ellas por su disposición a sumarse a la acción colectiva y hablando luego a cada una de la disposición de cada una de las otras. En cambio, las comunicaciones bilaterales entre ese centenar de perso nas exigirán unos cinco mil acto s de comuni cación. Las informaciones obtenidas de los dirigentes pueden ser muy importantes
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La organización y la dirección proporcionan, pues, a los posibles participantes una red indirecta de comunicación esencial para convencerles de que no serán los «primos» en las luchas co lectivas. Aunque desde hace tiempo se admite que estos determinantes
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366-67. Todo lo que dice Elster de los «dirigentes»como perso nas individuales se aplicaría también a las organizaciones.
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de la formación de las clases concentración y la in terdependencia de los obreros en las grandes fábricas, la apari ción de una organización y una dirección eficaces, son importantes, no es probable que el papel de estos factores en el in cremento de la información requerida por la solidaridad sea re conocido si no hay una elaboración de los rnicrofundamentos. La especificación de los rnicrofundam entos puede ayudar, pues , a ela borar la gama de condiciones estructurales sociales susceptibles de satisfacer el mismo requisito de micronivel (en este caso, proporcionar las condiciones de información para traducir las prefe rencias altruistas condicionales en acciones solidarias). La homogeneidad étnica, por ejemplo, puede ayudar a compensar las des ventajas de las pequeñas fábricas; o bien, de manera complementaria, la heterogeneidad étnica puede contrarrestar las condicio nes favorables de información de las grandes fábricas. La elaboración de los rnicrofundamentos ayuda, por consi guiente, a dar un orden teórico a las categonas utilizadas en las macroexplicaciones de la teoría social. Este, a su vez, puede facilitar la tarea de resolver las anomalías empíricas en la investi gación. Consideremos, una vez más, los rnicrofundamentos del al truismo condicional en la formación de las clases. La teoría predice que la homogeneidad étnica incrementará la probabilidad de que se formen cl ases, dado que facilita la información requerida para la solidaridad de clase. Podemos luego observar casos de co munidades o centros de trabajo obreros étnicamente homogéneos dentro de los cuales el nivel de solidaridad de clase manifiesta es bajo. La elaboración de los rnicrofundamentos ayuda a encami nar las investigaciones hacia la explicación del fallo en la predicción. baja la solidaridad porque algún otro factor social ha deteriorado las condiciones de información, contrarrestando los efectos de la homogeneidad étnica? es baja porque el orden de preferencias de los obreros no es en realidad condicionalmen te altruista? a pesar de las condiciones de información favorables y del altruismo condicional, la lucha solidaria es baja por que alguna condición social ha elevado los costes de la acción colectiva hasta el punto de que los obreros tienen miedo de luchar? finalmente, es baja porque es necesario especificar algún con junto alternativo de rnicrofundamentos para el propio proceso de formación de la clase? Si no se presta atención a los
mentos, es difícil saber a q ué preguntas hay que responder frente a tales anomalías. Una cosa es exigir la elaboración de los rnicrofundamentos de la macr oteona y otra muy distinta especificar la forma que debe nan tomar tales análisis de los rnicrofundamentos. Los listas metodológicos, marxistas o no, han hecho hincapié por lo general en los modelos de acción estratégica racional. Estos parten del supuesto de la racionalidad desde el momento en que se mantiene que los actores eligen las acciones que mizan la probabilidad de conseguir alguna meta. Los modelos son estratégicos desde el momento en que suponen que los actores ha cen su elección sabiendo que los otros actores también hacen su elección en persecución de sus metas (de modo que, al hacer su elección, todos deben tener en cuenta la elección de todos los demás). Dado el hincapié en esta clase de modelo, la obra de escri tores como Elster, Przeworski, Roemer y otros ha sido calificada en ocasiones de «marxismo de la elección racional» Muchos marxistas se han mostrado recelosos frente al llama miento en favor del análisis de los rnicrofundamentos realizado por los marxistas analíticos, a causa del uso de estos modelos. Los modelos de la acción racional son identificados con el indi vidualismo metodológico, e incluso con la economía neoclásica. Pero, como ya hemos argumentado, la cree ncia en la importancia del de los microfundamentos no exige la aceptación del metodológico. Además, no es necesario equiparar los los rnicrofundamentos con los estratégica racional. Hay muchas otras clases posibles de microfundamentos de los fenómenos sociales. Se pueden utilizar también las de la socialización que hacen hincapié en la inculcación de las normas, los hábitos y los rituales, o incluso las teonas del inconsciente. La ideología, entendida como una del de formación de los sociales, puede también servir de base para la boración de los rnicrofundamentos Por consiguiente, es posible rechazar los modelos de la acción estratégica racional y sin m
en especial Carling, 160, noviembre diciembre de 1986. op. cit. -
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admitir la importancia del análisis de los microfundaEn cualquier caso, los marxistas analíticos que h an desarrollado los modelos de la acción racional lo han hecho porque creen que son heurísticamente útiles, no porque piensen que los acto; res son en realidad universalmente racionalesy egoístas. Elster ha) ce hincapié en este punto. Comprender las clases de comportamiento que podrían predecirse partiendo del supuesto de una acción estratégica racional y egoísta, argumenta Elster, podría ser un útil contraste para especificar las formas en que las preferencias no egoístas y los procesos cognoscitivos no racionales configuran la acción individual. Precisamente, en opinión de Elster y en la nuestra propia, saber cuál es la combinación de racionali dad e irracionalidad, egoísmo y altruismo, intencionalidad y hábito en cualquier problema es una cuestión empírica. <
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Los marxistas que defienden el individualismo metodológico, como Elster, se han dedicado de modo especial a atacar lo q ue consideran como tendencias al holismo radical en la tradición mar xista. El antídoto que prescriben es colocar la elaboración de los microfundamentos en lugar destacado del orden del día d e la teoría y la investigación marxista. Nosotros creemos que es más correcto atribuir las tendencias al holismo radical a una falta de rigor intelectual que a un compromiso filosófico meditado. Sin embargo, estas tendencias son evidentes entre los escritores marxistas (y entre otros también), y la receta que prescriben Elster y los que piensan como es razonable. Pero no es necesario ni útil concebir el llamamiento en favor de los microfundamentos como un llamamiento en favor del individualismo metodológico. Excluir los tipos sociales como objetos de investigación es empobrecer los objetivos explicativos de las ciencias sociales y negar prácticas razonables en las mismas. Los microfundamentos son impor tantes para la teoría macrosocial por el modo en que ayudan a centrar nuestras preguntas y por el modo en que enriquecen nues tras respuestas. Pero la ciencia es algo más que su elaboración. Si los tipos sociales sobrevienen, como sospechamos, entonces las exposiciones de los microfundamentos, por importantes q ue pue-
dan ser, no bastaran para captar el poder explicativo de las rías de macronivel. la tesis general de los marxistas analíticos de que lo más valioso y peculiar de la tradición marxista son sus ideas sobre el mundo. Las afirmaciones marxianas acerca de su pecu liaridad metodológica son por lo general engañosas en el mejor de los casos, y perjudiciales en el peor. Pero también lo son las afirmaciones de los individualistas metodológicos acerca del do adecuado de entender la explicación en las ciencias Las ciencias sociales deberían ser metodológicamente cionistas si las propiedades y relaciones que investigan sobrevienen. Esta, insistimos, es una cuestión empírica que no debería ser zanjada con un fíat metodológico.