Las variaciones transitorias de las políticas fiscal y monetaria Hay dos tipos de política, la política monetaria, que actúa a través de las variaciones de la oferta monetaria, y la política fiscal, que lo hace a través de las variaciones del gasto público o de los impuestos. No obstante, para evitar las dificultades que se derivarían de la consideración de la inflación continua, no se analizarán aquellas situaciones en las que la oferta monetaria crece de forma continua a lo largo del tiempo. Así pues, sólo se considerará la política monetaria que consiste en modificar de una sola vez, hacia arriba o hacia abajo, la oferta monetaria En este apartado analizaremos las variaciones transitorias de la política económica, variaciones que los particulares esperan que se reviertan en un futuro próximo. El tipo de cambio futuro esperado, Ee, se supondrá ahora igual al tipo de cambio a largo plazo, es decir, el tipo de cambio que prevalece una vez alcanzado el pleno empleo y una vez ajustados los precios internos a las perturbaciones en los mercados de productos y de activos. Según esta interpretación, una variación temporal de la política no afectará el tipo de cambio esperado a largo plazo, Ee. Suponemos que el tipo de interés externo, R*, y el nivel de precios externo, P*, no se ven afectados por los procesos económicos que estamos estudiando, estudiando, y que el nivel de precios interno, P, es rígido a corto plazo. La política monetaria El efecto a corto plazo de un incremento temporal de la oferta monetaria nacional viene reflejado en la Figura 1. Un incremento de la oferta monetaria desplaza la función AA 1 a AA2 y no afecta a la posición de la función DD. Este desplazamiento hacia arriba de la función del equilibrio de los mercados de activos lleva a la economía del punto 1, con un tipo de cambio E 1 y un nivel de producción Y 1, al punto 2, con un tipo de cambio E 2 y un nivel de producción Y 2. Un incremento de la oferta monetaria da lugar a una depreciación de la moneda nacional, a una expansión del nivel de producción y, por tanto, a un incremento del nivel de empleo. Podemos comprender el proceso por el que se llega a este resultado recurriendo al análisis del equilibrio del mercado de activos y de la determinación del nivel de producción realizado anteriormente. Dado un nivel de precios constante P, para un nivel de producto inicial Y 1, un incremento de la oferta monetaria debe presionar a la baja al tipo de interés R. Estamos suponiendo que la variación monetaria es transitoria, y que no afecta al tipo de cambio futuro esperado E e, por lo que, para preservar la paridad de intereses ante ant e una disminución de R, (puesto que el tipo de interés externo, R*, no varía), el tipo de cambio debe depreciarse inmediatamente para crear la expectativa de que la moneda nacional se apreciará en el futuro a una tasa más elevada que la esperada
antes de que R disminuyera. Sin embargo, la depreciación inmediata de la moneda nacional hace que los productos internos resulten más baratos que los extranjeros. Por tanto, habrá un incremento de la demanda agregada, que debe ser compensado por un incremento de la producción. Efectos de un incremento transitorio de la oferta monetaria Al desplazar la curva AA1 hacia arriba, un incremento transitorio de la oferta monetaria da lugar a una depreciación de la moneda, y a un incremento del nivel de producción.
Figura 1 Efectos de un incremento transitorio de la oferta monetaria
La política fiscal Una política fiscal expansiva puede realizarse mediante un incremento del gasto público, una reducción de los impuestos, o una combinación de ambas políticas que eleve la demanda agregada. Una expansión fiscal temporal, (que no afecta al tipo de cambio futuro esperado), desplaza por tanto a la función DD hacia la derecha, pero no afecta a la función AA. La Figura 2 muestra cómo afecta a la economía a corto plazo una política fiscal expansiva. Inicialmente, la economía se encuentra en el punto 1, con un tipo de cambio E1 y con un nivel de producción Y 1. Suponga que el Gobierno decide gastar 10.000 millones de dólares para desarrollar un nuevo transbordador espacial. Este incremento puntual de las compras del Gobierno lleva a la economía hasta el punto 2, haciendo que la moneda se aprecie a E 2 y que el nivel de producción crezca hasta Y 2. La economía respondería de una forma similar en el caso de una reducción temporal de los impuestos. ¿Qué fuerzas económicas hacen que la economía se desplace del punto
1 al punto 2? El incremento del nivel de producción ocasionado por el incremento del gasto público aumenta la demanda de tenencias reales de dinero por motivo transacción. Dado un nivel de precios constante, este incremento de la demanda de dinero presiona el tipo de interés R al alza. Puesto que el tipo de cambio futuro esperado EE y el tipo de interés exterior R* no han variado, la moneda nacional debe apreciarse para generar expectativas de una depreciación futura que compense exactamente la diferencia entre los tipos de interés internos y externos, que existe a favor de los depósitos en moneda nacional. Efectos de una expansión fiscal transitoria Al desplazar la curva DD 1 hacia la derecha, una expansión fiscal transitoria hace que la moneda se aprecie y que aumente el nivel de producción.
Figura 2: Efectos de una expansión fiscal transitoria
Las políticas de mantenimiento del pleno empleo El análisis de este apartado puede ser aplicado al problema del mantenimiento del pleno empleo en las economías abiertas. Ya que una expansión monetaria temporal y una expansión fiscal temporal aumentan el nivel de producción y de empleo, éstas pueden ser utilizadas para compensar los efectos de las perturbaciones que provocan una recesión. Análogamente, las perturbaciones que provocan sobre empleo pueden compensarse mediante políticas macroeconómicas contractivas. La Figura 3 refleja esta utilización de la política macroeconómica. Suponga que la economía se encuentra inicialmente en el punto 1, donde el nivel de producción se encuentra a su nivel de pleno
empleo, Yp. De repente, se produce una variación transitoria de los gustos de los consumidores que deciden adquirir una menor cantidad de productos nacionales. Como se vio anteriormente en este capítulo, este cambio supone una disminución de la demanda agregada de productos internos, y esto hace que la función DD 1 se desplace hacia la izquierda, hasta DD 2. En el nuevo equilibrio a corto plazo, punto 2, la moneda se ha depreciado a E 2 y el nivel de producción, situado en Y 2, es inferior al nivel de pleno empleo. Como se supone que esta variación de las preferencias es sólo transitoria, E e no varía y, por tanto, no se producirá ninguna variación de la posición de la función AA 1. Para restablecer el pleno empleo, el Gobierno puede utilizar la política monetaria o la política fiscal, o ambas. Una expansión fiscal transitoria desplaza de nuevo DD 2 a su posición inicial, restableciendo el pleno empleo y devolviendo el tipo de cambio a su valor E1. Un incremento transitorio de la oferta monetaria desplaza la función de equilibrio del mercado de activos a AA 2 y sitúa a la economía en el punto 3, desplazamiento que restablece el pleno empleo pero que hace que la depreciación de la moneda nacional sea aún mayor. Políticas para mantener el pleno empleo después de una disminución transitoria de la demanda mundial de productos nacionales Una disminución transitoria de la demanda mundial desplaza DD 1 a DD2, reduciendo el nivel de producto desde Y p hasta Y2 y originando una depreciación de la moneda de E 1 a E 2 (punto 2). Una expansión fiscal transitoria puede restaurar el pleno empleo (punto 1), desplazando de nuevo la función DD a su posición inicial. Una expansión monetaria transitoria restablecería el pleno empleo (punto 3), desplazando la función AA1 a AA2. Estas dos políticas se diferencian en sus efectos sobre el tipo de cambio. La política fiscal restablece el anterior valor de la moneda (E 1); la política monetaria origina una depreciación adicional hasta E 3.
Figura 3: Políticas para mantener el pleno empleo después de una disminución transitoria de la demanda mundial de productos nacionales
Otra posible causa de recesión es un incremento temporal de la demanda de dinero, reflejado en la Figura 4. Un incremento de la demanda de dinero hace que el tipo de interés interno suba y que la moneda se aprecie, por lo que los productos nacionales son más caros provocando una caída de la producción. La Figura 4 muestra esta perturbación en el mercado de activos, a través del desplazamiento hacia abajo de la función AA1 hasta AA2. Este desplazamiento lleva a la economía, de su nivel de equilibrio de pleno empleo inicial en el punto 1, al punto 2. Las políticas macroeconómicas expansivas pueden restablecer de nuevo el pleno empleo. Un incremento temporal de la oferta monetaria, al compensar el incremento de la demanda de dinero ofreciendo a los residentes la liquidez que ellos están dispuestos a mantener, devuelve a la economía a su posición de equilibrio inicial en el punto 1. Una expansión fiscal temporal desplaza DD1 a DD2 y restablece el pleno empleo en el punto 3. Pero este desplazamiento hasta el punto 3 implica una mayor apreciación de la moneda. Políticas para mantener el pleno empleo tras un incremento de la demanda de dinero Tras un incremento transitorio de la demanda de dinero (mostrado por el desplazamiento de AA1 hasta AA2), se puede utilizar tanto un incremento de la oferta monetaria como una expansión fiscal transitoria para mantener el pleno empleo. Estas dos políticas tienen efectos diferentes sobre el tipo de cambio: mientras que la política monetaria
devuelve el tipo de cambio a E 1, el uso de la política fiscal provoca una mayor apreciación (E 3).
Figura 4: Políticas para mantener el pleno empleo tras un incremento de la demanda de dinero
El sesgo inflacionista y otros problemas de la formulación de políticas La aparente facilidad con la que se puede mantener el pleno empleo en nuestro modelo resulta engañosa, y de nuestro análisis de política macroeconómica no debería deducirse la idea de que es fácil conseguir una evolución estable de las variables macroeconómicas. Planteamos a continuación sólo algunos de los muchos problemas que pueden surgir: 1. Los precios nominales rígidos no sólo dan a los Gobiernos la oportunidad de incrementar la renta cuando se encuentra en un nivel anormalmente bajo, sino que
también
pueden
tentarlos
a
impulsar
una
expansión
económica
políticamente rentable, por ejemplo, ante unas elecciones inminentes. Esta tentación causa problemas cuando los trabajadores y las empresas la anticipan, porque aumentarán sus demandas salariales y sus precios ante la expectativa de políticas expansivas. En ese caso, ¡el Gobierno se verá obligado a tener que adoptar medidas expansivas simplemente para prevenir la recesión a la que, de otro modo, darían lugar los mayores precios internos! Por consiguiente, la política macroeconómica provocará un sesgo inflacionista, dando lugar a una mayor inflación sin conseguir una ganancia en el nivel de producción. El problema del sesgo inflacionista ha motivado la creación de instituciones como,
por ejemplo, bancos centrales que operen independientemente de la acción del Gobierno, para convencer a los agentes que actúan en los mercados de que las políticas económicas no serán utilizadas con una visión de corto plazo y a costa de la estabilidad de precios a largo plazo. 2. En la práctica, algunas veces es difícil estar seguro de si la perturbación que afecta a la economía tiene su origen en el mercado de productos o en el de activos. Sin embargo, el gobierno interesado en los efectos de su política económica sobre el tipo de cambio necesita determinar la naturaleza del origen de la perturbación, antes de elegir entre una política monetaria o una política fiscal. 3. Las elecciones de políticas en el mundo real vienen determinadas, con frecuencia, por las necesidades políticas en lugar de consideraciones detalladas sobre si los efectos en la economía son de carácter real (es decir, tienen su origen en el mercado de productos) o de carácter monetario. Los cambios de política fiscal sólo se pueden llevar a cabo tras largas deliberaciones parlamentarias, mientras que la política monetaria, por el contrario, es ejercida normalmente por el banco central. Para evitar los retrasos debidos a cuestiones de procedimiento, los Gobiernos son partidarios de responder a las perturbaciones modificando su política monetaria, aun cuando una política fiscal sería más adecuada. 4. Otro problema relacionado con la política fiscal es el impacto que tiene sobre el presupuesto del Estado. Una reducción de los impuestos o un incremento del gasto público se pueden convertir en un déficit público que, tarde o temprano, deberá ser compensado mediante un cambio de política fiscal, como ocurrió con la reducción fiscal de la Administración Bush a principios de la década de 2000. Por desgracia, no existe garantía alguna de que el Gobierno tendrá la voluntad política de sincronizar este tipo de actuaciones con la evolución del ciclo económico. La evolución del ciclo electoral puede ser más importante. 5. Las políticas que en apariencia actúan de forma inmediata en nuestro modelo, en realidad actúan con retardos de duración diversa. Al mismo tiempo, la dificultad de evaluar la importancia y la persistencia de una perturbación hace que sea difícil conocer con exactitud cuál es la dosis de medicina fiscal o monetaria que se ha de administrar. Este tipo de incertidumbres obligan a los que toman las decisiones de política económica a fundamentar sus actuaciones bien en predicciones, bien en intuiciones que pueden resultar bastante inexactas.