SEMINARIO TEOLOGICO WESLEYANO
LECTURA “La predicación y los predicadores” Martyn Lloyd Jones
JULIO 2012
LECTURA
CURSO:
Oratoria y Homilética
PROFESOR:
Luciano Pereira da Silva
ALUMNA:
Freddy Conislla Cusipuma
LA PREDICACIÓN Y LOS PREDICADORES LA PRIMACIA DE LA PREDICACIÓN
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La predicación es el más grande y glorioso llamamiento al que alguien puede ser llamado. La predicación en la actualidad ha sido sustituida por una serie de actividades adaptadas a la celebración de cultos y las personas no tiene claro cuál es el sentido de la predicación. El proceso de la modernidad ha hecho que se dependa del conocimiento de los libros para una disertación y no la consulta a los grandes disertadores. La predicación es la principal tarea de la iglesia y por tanto del ministro de la iglesia así como lo fue de la iglesia primitiva y el de los apóstoles quienes se encaminaron bien en su misión.
NO HAY SUSTITUTO
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La razón última para aseverar la primacía de la predicación es teológica.
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La predicación siempre viene primero y tiene prioridad.
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La tarea de la Iglesia y la tarea de la predicación es aislar los problemas radicales y abordarlos de una manera radical. Cuando la Iglesia lleva a cabo su tarea de predicar, como tarea principal, hay resultados que invariablemente son como resultado de su acción. Es la predicación la que les lleva al predicador en busca de ayuda personal El predicador con un buen sermón puede abarcar un buen número de problemas a la vez, el asesoramiento personal y todas esa otras actividades tienen el propósito de complementar la predicación no de suplantarla.
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Solamente la predicación es la que puede transmitir la verdad a las personas y llevarlas a que sean conscientes de su necesidad y a la única respuesta satisfactoria que existe para su necesidad. La predicación nunca puede ser sustituida ni por la lectura, ni por ver la televisión ni por ninguna clase de esas otras actividades.
EL SERMÓN Y LA PREDICACIÓN
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La predicación fiel atrae a la gente. Una definición verdadera de la predicación ha de decir que el predicador esta allí para dar a conocer el mensaje de Dios, un mensaje de Dios para las personas. La predicación debe producir tal transformación en aquel que está oyendo que nunca más vuelva a ser el mismo. La predicación apela a la persona completa, el oyente se ve implicado y sabe que ha sido aludido y que Dios se ha dirigido a él por medio de este predicador. El sermón está sumamente relacionado con la predicación; cada predicador debiera hacer por lo menos tres clases de mensajes que el predicador: una predicación evangelistica, de enseñanza instructiva y una puramente instructiva; las cuales dependen de una y de la otra El sermón no ha de consistir meramente en comentarios de la actualidad. No está sujeto a nuestros propios pensamientos, opiniones o deseos.
LAS CARACTERÍSTICAS DEL SERMÓN
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La preparación de un sermón demanda esfuerzo y dedicación.
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El predicador siempre tiene que comenzar preparando un sermón.
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No estamos llamados meramente a decir cosas acerca del Evangelio. Es decir no es presentar el Evangelio académicamente. Se debe presentar el evangelio completo.
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Un sermón no es un ensayo, ni un dictado de una conferencia.
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El sermón debe ser siempre expositivo.
EL ACTO DE PREDICAR •
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La predicación se reconoce cuando se oye. Está implicada en la totalidad de la personalidad del predicador y su expresividad corporal. Debe tener un sentimiento de autoridad y de control sobre la congregación como alguien que ha sido enviado como mensajero. La predicación debiera estar siempre sometida al poder y al control del Espíritu Santo, uno no sabe lo que va a ocurrir, por lo tanto se debe ser siempre libre. El otro elemento es la seriedad nunca debe dar la impresión de que la predicación es algo liviano, superficial o trivial.
El predicador se involucra todo el tiempo, tiene un celo por la predicación.
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El predicador se conecta con la gente que le está oyendo.
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La predicación se caracteriza por la persuasión.
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El predicador nunca debe ser alguien apagado, aburrido y jamás debe ser pesado. La verdadera predicación consiste en dos elementos: el sermón y el acto de predicar. Este acto hay que añadirlo al sermón. Esta es la verdadera predicación la mezcla de estos dos elementos.
EL PREDICADOR
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No todos los cristianos están llamados a predicar.
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Hay diferencias entre el llamamiento de un verdadero predicador y la predicación laica. El predicador es un cristiano como cualquier otro, pero no es un cristiano que se decide predicar, sino que es consciente de un llamamiento. Esta seguro del llamamiento cuando eres incapaz de detenerlo y de resistirlo. El predicador es “enviado”, pero es valorado bajo ciertos principios. El predicador tiene la inteligencia y la habilidad natural de la palabra, apto para enseñar, es decir tiene el “don de la palabra”. El hombre que es llamado por Dios es alguien que sabe a qué ha sido llamado, y también que se da cuenta de la solemnidad de la tarea y se retrae ante ella. Necesita una capacitación general de la mente, el conocimiento general y la información, el conocimiento de la Biblia y su mensaje, estudio de la teología, historia de la Iglesia, relacionar con la vida otros predicadores y santos y la homiletica.
LA CONGREGACIÓN
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Para impactar en el hombre moderno debemos estar familiarizado con los aspectos de la modernidad. Se debe tener en cuenta al público que se dirige y no creerse más que él. El predicador está allí principalmente para dirigirse a la gente que se ha congregado con el propósito de escucharle a él y lo que tiene que decir. Un predicador debe tener la habilidad de enseñar a un ignorante de forma simple, completa y clara; porque la enseñanza es más importante que la predicación. Un predicador debe de procurar dar siempre la mejor traducción posible para toda la congragación; el predicador no necesita conocer los hechos particulares detallados sobre las personas, porque debe de saber que hay una necesidad general y común.
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El predicador tiene que evaluar la situación de aquellos que están en los bancos y tenerlos en cuenta en la preparación y en la presentación de su mensaje.
EL CARÁCTER DEL MENSAJE
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Se debe tener en cuenta es la capacidad del oyente.
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No dar por hecho que todos en la Iglesia son cristianos y miembros..
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El predicador debe tener cuidado de no ser culpables de clasificar con demasiada rigidez a las personas, tiene que estar consciente de que todos somos cristianos. Lo que necesita el pulpito es una autoridad, una gran autoridad. Los oyentes en los bancos no se hallan en situación de determinar el mensaje o el método, ni de dictar al pulpito lo que debe hacer. Este es el lugar y la responsabilidad de un hombre cuando se coloca en el pulpito y predica en el culto en una iglesia. El pulpito debe estar en el centro
LA PREPARACIÓN DEL PREDICADOR
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El predicador siempre se está preparando, debido a la naturaleza e índole de su llamamiento, nunca está libre de su trabajo. La primera regla es mantener una vida de disciplina general en su vida. Su preparación es la oración personal, tiene que ser un hombre de oración. El predicador tiene que ser un hombre dedicado a la lectura de la Biblia. Si al leer la Biblia un texto te afecta, detente y escucha y prepara un sermón de ello, en el momento Debe encontrar tiempo para leer, sobre todo lectura intelectual: la teología.
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La lectura debe ser continua y de índole diverso general que alimente el conocimiento.
LA PREPARACIÓN DEL SERMÓN
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La predicación no deber ser por medio de un catecismo.
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Las ocasiones especiales es una gran oportunidad para el predicador.
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La preparación del sermón: Trabajar en un libro de la Biblia e ir examinando sistemáticamente el libro. Otra es examinar sistemáticamente una sección del libro, se pueden elaborar una serie de sermones que traten de un aspecto concreto de la vida y experiencias cristianas. El sermón siempre debe ser expositivo. Los sermones pueden ser largos o cortos dependiendo de la situación de la iglesia. Se debe captar el mensaje principal, la idea clave y el significado de ese texto o de esa afirmación concreta.
LA FORMA DEL SERMÓN
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La introducción del sermón es la que prepara el terreno para el tratamiento del tema. Mantener el interés, centrar la atención del que vino a oír el mensaje. Dividirlo en proposiciones, apartados o epígrafes. Los apartados surgen del texto y no de una tradición. La forma y la división correcta es de suma importancia o de lo contrario no saldrá el resultado favorable que esperamos. Si estas elaborando un buen sermón no lo estropees por una preparación apresurada e inadecuada, tomate el tiempo para ello. Utilizar demasiadas citas bíblicas puede ser agotador para el oyente.
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Se debe tener cuidado con la preparación del sermón especialmente cuando se hace demasiado excesivo o la obsesión por la perfección. Debemos de cuidarnos de principio a fin de lo que estamos haciendo ya que el sermón está destinado a toda clase de personas. El sermón se prepara para una congregación mixta y nuestra tarea es la ser de ayuda a todos los miembros de esa congregación. Es recomendable evitar un enfoque excesivamente académico y teórico. Ser más práctico es una buena recomendación.
ILUSTRACIONES, ELOCUENCIA Y HUMOR
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La preparación del bosquejo no debe ser demasiado breve, se debe en lo posible escribir el sermón completo.
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No leer solamente el sermón como tampoco debe ser memorizado.
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El predicador debe ser más un orador que un retórico.
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El uso de las historias e ilustraciones tienen el propósito de ilustrar la verdad y no de dirigir la atención hacia sí mismas. La verdad es lo que debe conmover a las personas y no nuestra imaginación. Emplear la imaginación puede convertirse en algo bastante ridículo y risible. No se debe intentar ser elocuente, pero si se descubre así mismo como elocuente, entonces es de gran valor y Dios puede utilizarlo. Es posible el humor en la predicación pero no se le debe dar demasiado lugar en la predicación, el humor es permisible solo si es natural. No se debe pensar en términos de tiempo o permitir que las personas lo hagan; la duración del sermón varía según el asunto tratado. No se debe ser mecánicos ni rígidos.
QUÉ EVITAR
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Se debe evitar anunciar de antemano el tema del sermón.
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Evitar volverse desequilibrado en la vida cristiana.
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Las formas de comunicar la Verdad, en la radio y la televisión, son enemigas de la verdadera predicación.
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Evitar el profesionalismo.
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Evitar la exhibición de conocimiento
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La mayor tentación que enfrenta un predicador es el orgullo.
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Evita ser excesivamente intelectual, pero también evita ser demasiado poco intelectual. Evitar la mera exhortación. Evitar la polémica (dogmas, herejías, interpretaciones) en un sermón y en la predicación Cuidarse del empleo de la ironia. Tiene su lugar, pero hay que ser cuidadoso con ella.
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Evitar la locuacidad y el llamado estilo fácil.
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No ser histriónico. No cultivar o practicar gestos. Al contrario sé natural
EL LLAMAMIENTO A UNA DECISIÓN
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Es espinoso el tema de la cuestión de los coros e himnos. Hay que tener cuidado con “la tiranía del organista”, como también “el demonio del canto” El predicador debería elegir las melodías además de los himnos, para enfrentar las contradicciones entre el sermón y el canto. El llamamiento es una cuestión teológica, pero al mismo tiempo no solo es cuestión teológica.
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El llamado es la obediencia, no por resultado de la presión directa sobre la voluntad, es el resultado de una mente iluminada y un corazón ablandado. El llamamiento es una decisión. Por la auto conversión, por la convicción de pecado. Esto es obra del Espíritu Santo. El pecador debe decidirse por Cristo realmente. Aunque es importante que diferenciemos los resultados inmediatos y a largo plazo. El llamamiento debe estar en la Verdad misma y en el mensaje. Debe estar implícito en el sermón.
LOS PELIGROS Y EL ENCANTO
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Repetir el mismo sermón en otro lugar. Un sermón es más que una declaración de verdad o verdades, no es solo la exposición de un pasaje. La familiarización con tu sermón incrementará mucho la eficacia de predicarlo. Cada sermón tiene un carácter propio y definido. La predicación es el trabajo más grande del mundo, el más emocionante, el más apasionante, el más gratificador, el más maravilloso. El encanto de de la incertidumbre de un culto, cuando no sabes que va a suceder en un pulpito. Cuando te sientes emocionado y absorto en la preparación del sermón , ocurrirá lo mismo en la predicación. El encanto de la predicación es que jamás sabes quien te va a escuchar y nunca sabes lo que les va a suceder a los que te están escuchando. Quizás sea el punto de inflexión en la vida de alguien.
DEMOSTRACIÓN DEL ESPÍRITU Y DE PODER
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Lo esencial en la predicación: el ungimiento y la unción del Espíritu Santo. La unción del Espíritu desciende en la preparación. Puede transformar nuestras vidas, como lo ha hecho con los Apóstoles y los grandes predicadores. El evangelio no llega a nosotros en palabras solamente sino en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre. No se puede estar lleno del Espíritu sin saberlo. Uno sabe cuando esta investido de poder y autoridad. Las personas lo sienten de inmediato. Están absortos, se vuelven serios, son convencidos, conmovidos, humillados.. Algunos son convencidos de pecado, otros elevados al cielo, cualquier cosa puede ocurrir. Busca ese poder, espera ese poder, anhela ese poder, y cuando venga, cede a él. No te resistas. Olvida todo lo referente a tu sermón si es preciso. Deja que te libere, deja que se manifieste su poder en ti y a través de ti.