Alexandre Deulofeu, Según la solapa de uno de sus libros, era “químico, historiador y violinista”, y la combinación de estas tres dedicaciones en una sola persona no podía sino dar lugar a una teoría singular. Los seres vivos nacen, crecen, llegan a la madurez, inician la decadencia y mueren con la misma precisión que encontramos en las leyes de la física y la química: Deulofeu llamó a este hecho “matemática biológica.” biológica.” Más tarde decidió estudiar estudiar el pasado de las civilizaciones desde desde el mismo punto de vista, es decir, como si la historia se rigiera por leyes biológicas. El resultado de estas investigaciones es la obra Matemática de la historia, integrada por un conjunto de libros que convierten lo aparentemente fortuito y caótico devenir de las civilizaciones en una sinfonía biohistórica que repitiendo los mismos movimientos a lo largo de los siglos, y que por tanto puede ser objeto de pronósticos rigurosos. Deulofeu preveía que la Matemática de la historia constara de veintidós dos volúmenes, pero finalmente se redujo a ocho porque temía no tener tiempo de completarla.
Según la ley matemática de la historia, que en estas líneas resumiremos de manera brutal, los imperios pasan por épocas de gran fraccionamiento demográfico, que duran siempre seis siglos y medio, y que se alternan con épocas imperialistas o de gran unificación, de una duración de diez siglos y medio. Al cabo de diecisiete siglos, pues, los pueblos han realizado el ciclo completo y se encuentran en el mismo lugar que al comienzo. Cada civilización pasa por las siguientes fases: un primer proceso de expansión agresivo, una gran depresión, un segundo proceso agresivo, un desastre militar seguido de una rápida recuperación, la plenitud imperial, una fase conservadora, una etapa de decadencia y la desintegración final del imperio. Este proceso no tiene lugar en todo el mundo de manera simultánea. En Europa, el centro del movimiento del oriente al occidente mediterráneo, atraviesa la península Ibérica, llega después a las islas Británicas, pasa por los pueblos germánicos y finaliza en los países nórdicos y eslavos. Las transformaciones no tienen lugar de manera constante, sino mediante avances y retrocesos alternativos, que constituyen la “ley de los dos pasos adelante y un atrás”. Deulofeu representaba representaba el ciclo completo en un sistema de coordenadas, donde el eje X era el tiempo, y el eje Y el grado de
evolución. El gráfico se resolvía en una línea curva característica, que el historiador solía dibujar en la pizarra en sus conferencias.
LA MATEMATICA DE LA HISTORIA Y ALEXANDRE DEULOFEU
Alexandre Deulofeu i Torres (La Armentera-1903, Figueres-1977) fue un hombre polifacético, un sabio: profesor, farmacéutico, químico, político, filósofo y historiador. Él escribió sobre “La matemática de la historia”. Con este nombre planteó la teoría de que las civilizaciones siguen procesos biológicos con ciclos que se repiten. Este farmacéutico Figuerense s e entretuvo en sus ratos libres buscando paralelismos entre los diferentes imperios mundiales. El ya habló de la unificación de Alemania, de la caída del imperio soviético, de la evolución del imperio norteamericano y la desaparición del imperio español (tal y como lo conocemos). Según el Cataluña fue la madre y el origen d e la cultura europea. “Vamos hacia la constitución de una gran federación europea dirigida por Alemania” – predijo Deulofeu hace más de 40 años. Estas previsiones las hizo en pleno régimen franquista sobre España, lo que causó que sus teorías no se estudiasen más a fondo, por motivos políticos y acabasen en el olvido. Estamos seguros que en otro momento del tiempo o en otro país hubiesen hecho de Deulofeu una figura reconocida de la talla de historiadores como Oswald Spengler y de Arnold J. Toynbee, que también plantearon la idea de los ciclos de la historia, pero sin la precisión matemática que este sabio vislumbró. Alexandre Deulofeu fue un personaje muy poco mediático, amigo personal de Salvador Dalí y algunos ya lo han bautizado como al “Nostradamus” catalán. Su obra está recopilada en unos volúmenes que llevan el nombre de “La Paz en el Mundo por la Matemática de la Historia”. El análisis de la Historia basada en la teoría cíclica nos dice que todos los imperios o manifestaciones de determinados poderes, tienen cuatro fases que son: nacimiento, crecimiento, madurez i declive. La importancia de su descubrimiento está en la constante de 1700 años, que el dedujo, que marca los ciclos que configuran la historia. Sus predicciones no se basan en especulaciones esotéricas sino en el seguimiento de una ley natural con carácter científico. Ya que todo tiene vida, ¿por qué los imperios no deberían tener caducidad? La dificultad radica en saber en que momento exacto empezó un imperio. Hace cientos o miles de años no existían registros exactos de fechas para poder comprobar cuando nació este o aquel imperio, y es en este punto donde se encuentran ciertas lagunas que pueden inducir a error en los cálculos o predicciones. La constante descubierta por Deulofeu haciendo paralelismos con análisis biológicos, se p uede relacionar con otras constantes muy antiguas que ya usaban los egipcios y otros pueblos antiguos: la espiral logarítmica o el número de oro, presente en todas las manifestaciones de la vida. Afirmó que las civilizaciones y los imperios pasan por unos ciclos equivalentes a los ciclos naturales de los seres vivos. Cada civilización puede llegar a cumplir, como mínimo, tres ciclos de 1.700 años cada uno. Comprendidos dentro de las civilizaciones, los imperios tienen una duración promedio de 550 años. El enunciado de esta ley matemática ya era sabido por algunos en la antigüedad. Cuando un imperio quiere mantener la hegemonía más de 550 años debe cambiar la ubicación de su capital, así el cómputo se reiniciaría y existirían otros 550 años de margen. Cuando analizamos con detalle el caso de Roma y Constantinopla o el caso de China co n su capital del norte y su capital de sur, podemos ver c laras intenciones de prolongar el poder de un imperio.
Pero la importancia de su descubrimiento no radica en especulaciones. Su teoría nos acerca a la idea de la inutilidad de las guerras para mantener cualquier imperio. Todas las guerras se pueden evitar si ponemos conciencia entre todos. La muerte o desintegración de un imperio comporta la creación o el crecimiento de otro…Lo importante es lo que él ya planteó: La Paz en el Mundo por la Matemática de la Historia”, es decir buscar la Paz entre todos y dejar de pelearnos por imperios o nacionalismos que tarde o temprano desaparecerán. Afirmó que mediante el conocimiento de la naturaleza de los ciclos se pueden evitar los conflictos, las luchas serían innecesarias, podríamos conseguir procesos pacíficos en vez de violentos. También afirmó que la humanidad podrá ser capaz, de conocerlos, de alterar los propios ciclos, y que ésta ha de tender a organizarse bajo la forma de una Confederación Universal de pueblos libres.
Pensamiento
Afirmó que las civilizaciones y los imperios pasan por unos ciclos equivalentes a los ciclos naturales de los seres vivos. Cada civilización puede llegar a cumplir, como mínimo, tres ciclos de 1.700 años cada uno. Comprendidos dentro de las civilizaciones, los imperios tienen una duración promedio de 550 años. Afirmó que mediante el conocimiento de la naturaleza de los ciclos se pueden evitar las guerras, consideradas innecesarias, haciendo que l os procesos sean pacíficos en vez de violentos. También afirmó que la humanidad podrá ser capaz, de co nocerlos, de alterar los propios ciclos, y que ésta ha de tender a organizarse bajo la forma de una Confederación Universal de pueblos libres. El enunciado de la ley matemática que, según él, determina la evolución de los pueblos se resume en los siguientes puntos (Capítulo III de La Matemática de la Historia en catalán, edición de 1967): 1. Todos los pueblos pasan por épocas de gran fraccionamiento demográfico, alternadas con otras épocas de gran unificación o é pocas imperialistas. 2. Las épocas de gran fraccionamiento tienen una duración de seis siglos y medio. Las épocas de gran unificación tienen una duración de diez siglos y medio. El ciclo evolutivo comprende, pues, diecisiete siglos. 3. Durante este proceso evolutivo los pueblos pasan por fases perfectamente establecidas para llegar, al final del ciclo, a ocupar la misma posición que en su comienzo. 4. El ciclo evolutivo comprende todos los órdenes de la actividad humana, es decir, que hemos de considerar, además de un ciclo político, un ciclo social, artístico, filosófico, científico... 5. Todos los pueblos siguen la misma evolución, pero ésta queda avanzada o atrasada según la posición geográfica de cada país. 6. La fuerza creadora no es la misma para todos los pueblos. Para cado ciclo existe una zona de máxima intensidad creadora, y esta zona se va desplazando de un ciclo al siguiente en el mismo sentido del proceso general. Éste avanza en Europa, del Oriente hacia Occidente mediterráneo y pasa después de la Península Ibérica a la Galia, sigue por las Islas Británicas, continua a través de los pueblos germánicos y llega finalmente a los pueblos nórdicos y eslavos. 7. Los núcleos imperialistas que dan lugar a las épocas de gran unificación política siguen procesos biológicos perfectos, idénticos entre ellos y con una longevidad que dura de cinco a seis siglos.
8. La transformación de los regímenes políticos-sociales no se realiza según una línea constante ascendende o descendende, sino mediante avances y retrocesos alternativamente los unos más intensos que los otros, cosa que da como resultado una línea quebrada. La resultante de esta línea equivale a un avance en un sentido determinado. Es lo que se llama "Ley de los dos pasos adelante y uno atrás". Su pensamiento tiene relación con las ideas de Oswald Spengler y de Arnold J. Toynbee, que también enunciaron teorías sobre el carácter cíclico de las civilizaciones, pero sin alcanzar la medida matemática más precisa que expone Deulofeu. Durante su exilio y también con posterioridad, Deulofeu recorrió diversos museos, templos y monumentos de diferentes países en donde, entre otras conclusiones, dedujo haber encontrado el origen del arte románico durante el siglo IX entre el Ampurdán y el Rosellón, que era el origen de lo que él llama el segundo ciclo de la civilización europea occidental, después del primer ciclo.
La matemàtica de la història en la cultura occidental (La matemática de la historia en la cultura occidental ), "Els Autors de l'Ocell de Paper" ("Los autores del Pájaro de Papel"), Barcelona,
Editex, 1957. Alejandro Deulofeu. Los grandes errores de la Historia. Del servilismo a la democracia , Barcelona, Aymà ediciones, 1958 (volumen II encastellano de La matemática de la historia ). La pau al món per la Matemàtica de la Història (La paz en el mundo por la Matemática de la Historia ), Barcelona, ed. Pòrtic, 1970.
Según la matemática de la historia, Alemania ha vivido la etapa de desastre militar y se encamina hacia la plenitud imperial, de hecho, repite el ciclo de Francia, y sabemos que el imperio francés no tardó en superar la derrota de Napoleón. Rusia, en cambio, a pesar de su victoria al final de la Segunda Guerra Mundial, estaba a punto de sobrepasar los 550 años de existencia y por tanto sólo se podía esperar que los pueblos eslavos vivieran un proceso de desintegración, como realmente ha sucedido.
Los volúmenes que forman la Matemática de la historia comenzaron a ser publicados en catalán el año 1967 por la Editorial emporitana, creada por el mismo historiador, y cuesta encontrarlos fuera de las librerías locales. Constituyen un repaso de todo el pasado de la humanidad, analizado a partir de las leyes y los ciclos descubiertos por el autor. Un apretado resumen de sus teorías fue publicado por la editorial Pòrtic en un libreto titulado La paz en el mundo por la matemática de la historia. Desde que estableció las leyes por primera vez, el historiador las aplicó con éxito en todos los periodos históricos, sin variar ni una coma; ya desde el primer momento insistió en una misma idea: “Mientras no se ha conocido la ley de la Historia, las luchas eran inevitables, porque nadie sabía cómo acabarían. Hoy, sin embargo, sabemos como han de acabar y, por tanto, es absurdo que, sabiendo de antemano los resultados, los pueblos se peleen . ” En el último libro de la serie publicado hasta ahora, La segunda oleada imperial en Europa, alerta sobre los peligros del imperialismo chino y anuncia que el poder centralizado desaparecerá en España hacia el año 2029. Es de suponer, sin embargo, que nadie se tomará en serio las profecías de un farmacéutico de Figueres, que además escribía en catalán y publicó la mayor parte de su obra en una editorial fundada por él mismo. Teorías de Alexandre Deulofeu
Los ciclos de diecisiete siglos que enuncia la ley matemática de la historia no son sólo políticos, sino sociales, artísticos, filosóficos, científicos, ya que los diferentes momentos biológicos de las civilizaciones influyen en todos los niveles vitales y por l o tanto conllevan un determinado desarrollo cultural . Otra teoría original que debemos a Deulofeu, la que sitúa a Cataluña el nacimiento del arte románico, está muy vinculada a esta interdependencia entre política y cultura. Según el historiador, el románico nació en Sant Pere de Roda, y desde allí se fue expandiendo en círculos concéntricos hacia Francia y el interior de la Península, como explica en sus libros Catalunya, madre de la cultura europea , Cataluña, origen de la pintura medieval y Empordà-Rosellón, cuna de la escultura románica. Las aportaciones de Alexandre Deulofeu son siempre innovadoras y amenudo utilizan conceptos multidisciplinares, que chocan con la rigidez de los especialistas más ortodoxos. En las bibliografías del final de sus libros, Deulofeu incluye filósofos y escritores junto a historiadores. De hecho, una de las principales aportaciones de este químico, físico, farmacéutico, historiador, músico y político es el espíritu abierto con el que se planteó el objeto de estudio. Por un lado, cuestionaba todas las teorías previas, y por otro, no le importaba utilizar fuentes consideradas por otros estudiosos poco dignas de crédito, como las del esoterismo menos abstruso. Deulofeu, autor de Química estructural (1937) y La energía atómica en el Servicio de la ciencia (1952), aborda sin prejuicios la obra de los alquimistas medievales, a los que considera no sólo precursores de los actuales, sino aún más evolucionados, los avances del nuestro siglo revelan que el saber alquímico no es tan distante de la ciencia como parecía hace doscientos años. Paralelamente, la concepción cíclica de la historia permite afirmar a Deulofeu
que los egipcios conocían la electricidad y la energía atómica, como mostrarían algunos hallazgos arqueológicos, y que si leemos atentamente la descripción del Génesis, nos daremos cuenta de que el arca de Noé incluía un condensador eléctrico. Al igual que Pasteur, Alexandre Deulofeu creía que los procesos biológicos-incluyendo la historia-están regidos por influencias astrales.
Si el descubridor de la matemática de la historia no hubiera vivido en una ciudad que ya está suficientemente satisfecha con un genio local “Salvador Dalí”(nacido, para más desgracia, unos meses antes que el historiador) quizás habría tenido más predicamento. Pero Figueres es una ciudad pequeña, la posguerra fue muy larga ya nadie se le ha ocurrido todavía editar la obra inédita de Deulofeu, entre la que hay una historia del arte universal de medio millar de páginas. Salvo algunos países sudamericanos (particularmente Argentina, donde viajó poco antes de morir), nadie ha prestado mucha atención a las ideas de este hombre distraído, amante de Bach y del arte románico, que construyó una obra única en medio de la indiferencia general.