Ministerio Apostólico Luz y Verdad 1 sufriente Un profeta Jeremías 33.1-3
Introducción: Jeremías era un profeta escogido desde el vientre de su madre, desde antes que fuese formado Dios lo había dado ya por profeta a las naciones. Jeremías 4. Jeremías fue conocido como “el profeta que lloraba” 9.1; 13.17; 14.17, vivió una vida de conflicto debido a sus predicciones de juicio por parte de los babilonios invasores. Él fue amesnado, juzgado por su vida, colocado en un cepo, forzado a huir de Joacin, públicamente humillado por un falso profeta y arrojado a una cisterna. Acorralado, perseguido, odiado metido en una mazmorra fría, solo y sin quien le consuele. Es amenazado de muerte: Jeremías 26.7-8 Con las alas rotas. ¿Quién podía en Jerusalén a ayudarle? Consolarlo. Vigilantes lo miran y dicen entre sí, cuando claudicara, cuando dejara de hablar en ese nombre. Han conspirado matarle es uno de los momentos de Jeremías, cuando nadie le puede ayudar. Dios le da la mejor promesa Jeremías 33.3. Comparar Jeremías 29:12; Salmo 91:15. Está preso. 32.2 Recuerda sus promesas hermano, cuando estés solo, abatido, cuando tu fe vacila, Dios nos dice 33.3 Solo Dios es nuestro socorro, nuestro auxilio en la tempestades de la vida, cuando la soledad y el desespero parece que nos abnegar. Este es un mensaje de gozo: Pastor: Aldo F. Acosta sermón # 4. 2016/ 12/1
Ministerio Apostólico Luz y Verdad 2
José fue odiado vendido por sus hermanos, estuvo en una prisión 7 años vio pasar los meses los años y fue olvidado por el copero: Génesis 40.14 El copero se olvidó de José…pero Dios dice 33.3 clama a mi… Una promesa en tiempo difícil: Dios oye, responde. 33.6, 8,9 Restaura 7 limpieza 8 perdón, redención…gozo alabanza, gloria para el que clama, para el que confía en su Dios. Hoy muchos gimen, esclavos de pasiones, oprimidos, frustrados=Hay un mensaje de libertad. Juan 8.36 En todas las circunstancias de la vida, en el abatimiento. Confía en Dios=mira a tu redentor, espera en él, el hará. Salmos 22.24 ¿Has clamado a tu Dios?
Pastor: Aldo F. Acosta sermón # 4. 2016/ 12/1