Homenaje poético a Micaela Micaela ha sido musa de diversos poetas, que la aclaman en trabajos literarios de gran belleza. Aquí presentamos una pequeña muestra de este homenaje literario.
BALADA Y ELEGIA A MICAELA BASTIDAS
Estrofa III “SEÑORA de rebeliones cacica de tungasuca polen de la esperanza batan de los pedernales cerámica de los rayos viuda mayor de los andes madre de los explotados santa de los oprimidos huérfana de los mares flecha de arco iris coágulo puro de quena abre tus pechos heridos alza tu tea en muñones muestra tu vientre pateado lanza tu voz a los vientos.
¿Cuándo Túpac Amaru, volverán los de abajo para asaltar al cielo con redobles y lanzas? En el nombre del padre y el hijo Micaela Bastidas, virgen de Tungasuca. ¡espéramos esa mañana! Gustavo Valcarcel (Arequipa)
Palabras a Micaela Bastidas Junto a la llama que incendió los senderos de América y la arrancó de su letargo floreció tu amapola Micaela Bastidas No podía caber en soledad la estatura del héroe no pudo alzarse solo ni sostenerse sin tu aliento ni cuajar en el grito de rebeldía que repercutió en los Andes y rodó por los cerros hasta alcanzar el ámbito continental
si no hubieras estado Micaela Bastidas con tu voz con tus manos erguidas con tu aliento de fiera herida de madre desgarrada de matrona de la más pura estirpe. Pero estuviste tú para insuflar coraje en tus indios vencidos para imponer el nombre del Perú más allá de los Andes de los llanos de Colombia de los chacos de Bolivia y Tucumán de tus manos salieron las proclamas las bravas ordenanzas tú te multiplicaste para ejemplarizar y estar a tono con el llamado de la Historia que anunciaba el inicio de la libertad del Continente Americano. Magda Portal
Mujer como ninguna Mujer bella como ninguna y cual un ángel con mejilla de puna tiene la hondura azul del cielo en las pupilas la floración de una rosa en los labios la blancura del granizo en los dientes y en la manos, la blancura de los lirios de abril Tiene la frente alta y ancha con la serenidad del mar, los ojos negros como una noche serena, nariz aguileña y caída sobre labios gruesos; la cabellera larga y extendida en la espalda…” Juan de la Cruz Salas (Cusco)
MICAELA BASTIDAS Oyeme. Ven a mí, Micaela Bastidas. Cuánto tiempo sin verte, parece mentira que retornes miembro a miembro, rastro a rastro, hasta nosotros. Ahora quiero tenerte en mis ojos, lo más cerca de mi alma, Micaela Bastidas, rama enterrada. El Perú es cosa seria. Destrozada está el alba. Ayúdame a levantarla, trozo a trozo, como quien hace una casa para todos.
Yo ya no tengo paciencia para aguantar todo esto, yo no podría hacer más (se me cierran las puertas, dan portazos en mi alma, quisieran encerrarme la palabra como los labios, arrancarme los sueños de raíz), pero contigo, azul llave de sol, abriría todas las puertas, que van a dar al mar abierto, al aire libre, para ver en la aurora lo que he soñado despierto, desterrado en el Perú. Por todo esto (y aún por algo más que callo), déjame ver ahora, danos aliento árdenos, enciéndeme estos versos, yo ya no tengo palabras para tanta infamia, Micaela Bastidas, vuelve a nosotros, ayúdanos a levantarnos.
El cuchillo cortó tu lengua pero no pudo cortar tu palabra ni arrancarte la traición Las balas y el zurriago del opresor hicieron temblar la plaza del Cusco pero no pudieron doblegar tu dignidad de mujer Quisieron sembrar terror con tu suplicio Pero sembraron rebeldía para el futuro … Con tu muerte mataste el temor a ser libres El mundo no ha muerto en tus ojos el mundo tiene ojos en tu mirada… Tú que nos diste la vida con tu muerte Volverás en el canto matutino de las aves en la sonrisa pura de los niños
Alejandro Romualdo
Brotarás en las hierbas mordidas por las bestias en el silbido rebelde de los hich’us El futuro volverá en el puño de Tupac Amaru
“Micaela Bastidas
útero enchido bandera de las cumbres déspota en el martirio.” No creas que los pateados están vencidos que viene a marchas forzadas el dia del Gran Juicio Alejandro Peralta (Puno)
MICAELA MADRE DE LA LIBERTAD AMERICANA
Micaela Hija de la pachamama madre de la libertad En tu nombre se unen el cielo y los abismos el amor y todos los odios El garrote y la horca se unieron contra ti pero no pudieron matar tus sueños libertarios
Ese día veremos en tus ojos una nueva mañana sentados en la mesa de un amor infinito compartiendo el pan dulce de la libertad que amaste con tus manos. Hernán Hurtado Trujillo(Apurimac)
Otros homenajes
Lleva su nombre un distrito de Grau que fue creada por Ley 12861 de 20 de diciembre de 1957 con su capital Airihuanca, el distrito Micaela Bastidas como homenaje póstumo. También lleva su nombre algunos Colegios Nacionales, el de señoritas en Lima, en Arequipa.
HIMNO A MICAELA BASTIDAS
¡El suelo regado! ¡Con su sangre andina!
Letra y música de JOSÉ M. HUERTA C. Para darnos por siempre Un digno vivir Fraterno y libre. ¡Honremos hermanos! ¡La cuna sagrada!
CORO ¡Fuerza de honor y de fe! Por la Patria, ¡Adelante a luchar!
De nuestra ascendencia, Del ruin tirano
Es el mandato de Dios En la historia,
Y el usurpador.
¡Vencer al opresor! Sublime tu gesta ¡Oh Madre Micaela! Con tu martirio encendiste La libertad en la América. Los pueblos del Mundo Te besan la frente, Como José Gabriel eres tú Eres lumen del Perú ESTROFAS I Gloriosa historia de amor Épica unión de valor, Entre altas montañas Y el río profundo, Vuela enamorado El cóndor altivo A su flor escogida.
En esta guerra, que ha hecho crujir la tierra con dolores de parto, Micaela Bastidas no ha tenido descanso ni consuelo. Esta mujer de cuello de pájaro recorría las comarcas haciendo más gente y enviaba a los frentes nuevos huestes y escasos fusiles, el largavistas que alguien había pedido, hojas de coca y choclos maduros. Galopaban los caballos, incesantes, llevando y trayendo a través de la serranía sus órdenes, salvoconductos, informes y cartas. Numerosos mensajes envió a Túpac Amaru urgiéndolo a lanzar sus tropas sobre el Cuzco de una buena vez, antes de que los españoles fortalecieran las defensas y se dispersaran, desalentados, los rebeldes. Chepe, escribía, Chepe, mi muy querido: Bastantes advertencias te dí… Tirada de la cola de un caballo, entra Micaela en la Plaza Mayor del Cuzco, que los indios llaman Plaza de los Llantos. Ella viene dentro de una bolsa de cuero, de esas que cargan yerba del Paraguay. Los caballos arrastran también, rumbo al cadalso, a Túpac Amaru y a Hipólito, el hijo de ambos. Otro hijo, Fernando, mira.
La flor de Amancay Del valle florido. ¡Micaela Bastidas! ¡Y Túpac Amaru! Raíces del Ande, Símbolos eternos ¡Altura! ¡Grandeza! ¡Lucha! ¡Redención! II Su herencia es nuestro lar De milenario esplendor Áureo y fecundo, Laboriosa estirpe.
18 de mayo de 1781
El niño quiere volver la cabeza, pero los soldados le obligan a mirar. Fernando ve cómo el verdugo arranca la lengua de su hermano Hipólito y lo empuja desde la escalera de la horca. El verdugo cuelga también a dos de los tíos de Fernando y después al esclavo Antonio Oblitas, que había pintado el retrato de Túpac Amaru, y a golpes de hacha lo corta en pedazos; y Fernando ve. Con cadenas en las manos y grillos en los pies, entre dos soldados que le obligan a mirar, Fernando ve al verdugo aplicando garrote vil a Tomasa Condemaita, cacica de Acos, cuyo batallón de mujeres ha propinado tremenda paliza al ejército español. Entonces sube al tablado Micaela Bastidas y Fernando ve menos. Se le nublan los ojos mientras el
verdugo busca la lengua de Micaela, y una cortina de lágrimas tapa los ojos del niño cuando sientan a su madre para culminar el suplicio: el torno no consigue ahogar el fino cuello y es preciso que echándole lazos al pescuezo, tirando de una y otra parte y dándole patadas en el estómago y pechos, la acaben de matar. Ya no ve nada, ya no oye nada Fernando, el que hace nueve años nació de Micaela. No ve que ahora traen a su padre, a Túpac Amaru, y lo atan a las cinchas de cuatro caballos, de pies y de manos, cara al cielo. Los jinetes clavan las espuelas hacia los cuatro puntos cardinales, pero Túpac Amaru no se parte. Lo tienen en el aire, parece una araña; las espuelas desgarran los vientres de los caballos, que se alzan en dos patas y embisten con todas sus fuerzas, pero Túpac Amaru no se parte. Es tiempo de larga sequía en el valle del Cuzco. Al mediodía en punto, mientras pujan los caballos y Túpac Amaru no se parte, una violenta catarata se descarga de golpe desde el cielo: cae la lluvia a garrotazos, como si Dios o el Sol o alguien hubiera decidido que este momento bien vale una lluvia de ésas que dejan ciego al mundo. Eduardo Galeano
Habla Micaela 18 de mayo de 1781 Esta mañana voy a morir y no me asusta. Hace tiempo que la muerte está caminando conmigo. A pesar de que estaré en todas partes y en ninguna, extrañaré un poco las costumbres de mi pueblo. Eso de ser llorada en Tungasuca, Pampamarca y Surimana, de quedar entre las mantas más bellas apretadas como un niño, con guirnaldas de flores sobre el pecho y salir al cementerio de la iglesia con el señor cura por delante con capa de oro, incensario y la cruz alta. Ayer noche no he podido dormir tratando de coger los recuerdos mas queridos. Viéndome en Surimana, bordeando sus veredas de Qantus rojos, evocando a mi madre en las aventuras de Marcos, el atoq, y Dieguillo, el huk’ucha: amarrando a mis hijos recién nacidos con el chunpi de los guerreadores Canas; escuchando de lejos el Angelus de las campanas sobre el campo; o subiendo el Q’oyllur Rit’i, para dejar mi primer allwi en las faldas de la gran “estrella de nieve”, sin saber que alumbraría mi camino hasta la horca, porque ella me esta dando la paz que ahora siento. Porque quiero creer que seguirá proyectando
su luz sobre mi pueblo para otro amanecer. Porque quiero confiar en que esta muerte tiene que ser fecunda y que al librarnos de ella saldremos victoriosos. Otros días y otros hombres vendrán a realizar lo nuestro. Así tiene que ser. Alfonsina Barrionuevo