Discurso de Don Jorge Luis Borges Homenaje a Góngora Author(s): Jorge Luis Borges Source: Hispamérica, Año 17, No. 50 (Aug., 1988), pp. 66-69 Published by: Saul Sosnowski Stable URL: http://www.jstor.org/stable/20539364 . Accessed: 25/11/2013 23:22 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp
. JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact
[email protected].
.
Saul Sosnowski is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Hispamérica.
http://www.jstor.org
This content downloaded from 181.15.183.213 on Mon, 25 Nov 2013 23:22:57 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
ENRIQUE BANCHS
66 no al brusco
grito; la que nos ha legado Enrique Banchs es reservada, ?ntima y, casi a su pesar, conmovida. No ha dejado disc?pulos, no ha modificado el decurso de la literatu ra argentina. una Si no hubiera existido, faltar?a sola cosa, una estrella.
Discurso de Don Homenaje
Jorge Luis Borges a G?ngora
Dos teor?as extremas y antag?nicas hay sobre el arte literario; una la de Mallarm?, que declara que la poes?a se escribe con palabras, no con ideas o pasiones o sentimientos, ser?a la de Bernard y la otra, la opuesta, Shaw que dijo que todos los libros, no s?lo la Escritura Sagrada y el los escribe el Esp?ritu. Esta segunda teor?a es, naturalmente, la Cor?n, tesis plat?nica, aquella del poeta como cosa liviana, alada y sagrada, a En cada ?poca hay escritores que representan quien inspira la Musa. estas dos tendencias a tendr?amos extremas; as?, en nuestro tiempo, como arte Joyce como el ejemplo m?s ilustre de la literatura concebida verbal; y en el siglo XVII tendr?amos a Marino y G?ngora, que parecen o ejecutado haber profesado lo mismo. Ahora, hay una parte de verdad en esta teor?a que reduce la poes?a a las palabras, pero aqu? podr?amos recordar el caso an?logo de Raimundo Lulio. Raimundo Lulio pens? que todas las ideas pueden expresarse con palabras y que as? una manera de todas las palabras llegar a las ideas ser?a la de combinar mec?nicamente abstractas del lenguaje. Podemos recordar tambi?n a Stevenson, que dijo de la literatrura son simplemente series de palabras. que los personajes en el caso de G?ngora, Ahora, yo creo que nadie ha vivido como ?l en un de un modo m?s pleno en las verbal, que nadie ha habitado en G?ngora, que palabras. Yo casi llegar?a a decir que no hay met?foras no compara una cosa con otra; acerca una palabra a otra, lo cual es no es un poeta visual en el distinto. Yo casi llegar?a a decir que G?ngora sentido en que Dante Alighieri lo es, o como lo es Wordsworth. No hay en cosas son sensiblemente que compara im?genes G?ngora; incompara el cuerpo de una mujer con el cristal, la blancura de bles, por ejemplo, una mujer con la nieve, el pelo de una mujer con el oro. Si G?ngora hubiera mirado estas cosas hubiera descubierto que no se parecen, pero en un como he verbal. La audacia de G?n mundo vive, G?ngora dicho, mundo
gora ha sido censurada o alabada. Ha sido censurada por los acad?mi cos, ha sido alabada por los revolucionarios, pero la audacia en s? no es ni una culpa ni una virtud. Es simplemente uno de los recursos, uno de del poeta, y puede ser feliz o infeliz. La tesis que yo quer?a los medios,
This content downloaded from 181.15.183.213 on Mon, 25 Nov 2013 23:22:57 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
JORGE LUIS BORGES
67
no salvo que el tiempo apremia, es que las audacias de G?ngora lo m?s feliz de su obra y son precisamente notables porque constituyen un ejemplo: cuando Rodrigo reparamos en su car?cter audaz. Pongamos Caro nos dice: sostener,
Estos, Fabio, ?aydolor!, que ves ahora campos de soledad, mustio collado, fueron un tiempo It?lica famosa. la despu?s que en el primer verso est? el hip?rbaton Comprobamos tino. El primer verso vendr?a a ser, bien examinado, casi incoherente: Estos, Fabio, que
Luego
todo esto
ves
?aydolor!,
ahora.
se organiza Campos
en el segundo de
verso:
soledad...
Sin embargo, no reparamos en esto, porque por la pasi?n. En cambio, ante los paralelos Estas
que me
rimas
dict?
todo est? como arrebatado versos de G?ngora: sonoras,
Culta s?, aunque buc?lica, Tal?a notamos la audacia, porque no hay una pasi?n detr?s de inmediatamente la audacia. Yo tengo para m? que a G?ngora las s?lo le interesaban su no un si fue si Por sabemos hombre pro palabras. poes?a apasionado, Nada de esto existe en el mundo verbal de su fes? alguna convicci?n. en que lo vemos resaltan m?s aquellas ocasiones obra. Por eso mismo, arrebatado por una pasi?n, por ejemplo: ?Oh excelso
muro,
oh
torres
coronadas
De honor, de majestad, de gallard?a, Oh gran r?o, oh gran rey de Andaluc?a De
arenas
nobles,
ya que
no
doradas!
en el ?ltimo verso advertimos el h?bito mec?nico de oponer si Aunque una a un cosa otra. de soneto verbalmente que yo Hay quiera G?ngora, o moraleja. Este so quer?a recordar para deducir despu?s su moralidad neto dice:
This content downloaded from 181.15.183.213 on Mon, 25 Nov 2013 23:22:57 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
HOMENAJE A G?NGORA
68
solicit? veloz saeta
Menos destinada
carro
agonal no
se?al, que mordi? con m?s
coron?
que
la arena
por
aguda;
muda
silencio
meta,
corre,
presurosa
secreta,
que
a su fin nuestra edad. A quien lo duda, fiera
que
sea de
cada
sol
repetido
raz?n
desnuda,
es un
cometa.
?Confi?salo Cartago, y t? lo ignoras? Peligro corres, Licio, si porf?as en
y abrazar
sombras
seguir
enga?os.
Mal te perdonar?n a ti las horas; las horas que limando est?n los d?as, los d?as que royendo est?n los a?os. verso. Es deliberadamente
el primer
Veamos
Menos
Silban
solicit?
las eses como
saeta.
silba la saeta en el aire y luego:
destinada
La flecha
veloz
?spero;
que mordi?
se?al,
se ha clavado
en el blanco.
aguda.
El verso
est? quieto.
Luego
la otra
imagen: carro
agonal no que
presurosa
a su fin
Y luego aquello
la arena
por con m?s
coron?
nuestra
muda
silencio
corre,
que
meta, secreta,
edad.
de: cada
sol
repetido
es un
cometa.
Los cometas profetizan desdichas. Cada sol que sale profetiza la fugaci dad del tiempo, nuestra fugacidad. Y luego, esta imagen espl?ndida:
This content downloaded from 181.15.183.213 on Mon, 25 Nov 2013 23:22:57 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
JORGE LUIS BORGES ?Confi?salo Cartago,
69 y t? lo ignoras?
Cartago fue borrada por los romanos y nosotros creemos poder sobrevi vir. Luego tenemos el nombre Licio. Tal nombre est? bien despu?s de la menci?n de Cartago, y adem?s todos sentimos que somos Licio, que somos la persona a quien se dirige el soneto. Luego, plenamente justificado por la pasi?n, ocurre el movi de los ?ltimos versos: miento extraordinario Mal te perdonar?n a ti las horas; las horas que limando est?n los d?as, los d?as que royendo est?n los a?os. el tiempo, hace d?as En estos versos ?ltimos el poeta va edificando con horas, a?os con d?as, y finalmente los destruye, y si no supi?ramos creer?amos que es de Quevedo. Este sone que este soneto es de G?ngora, to ser?a acaso el mejor soneto de Quevedo. sacaremos consecuencia ?Qu? sacar la consecuencia de todo esto? Creo que podemos de que la singula aun la singularidad ridad personal, de un hombre de tanto personal es deleznable con lo que da la como G?ngora, si la comparamos un en tema Pudiera decir la literatura espa que hay simple y pura pasi?n. ese ese es tema tema fue el de Manrique, ?ola, por S?neca, prefigurado de Caro, de la Ep?stola Censoria de Quevedo, Ese tema, de y G?ngora. es un es o nos el tarde sentir que que alcanza, temprano lugar com?n, que es corremos como el r?o de Her?clito, nuestra el substancia que tiempo o talento
la fugacidad. Creo que si tuvi?ramos que salvar una sola p?gina de una no habr?a salvar de las sino este que G?ngora, p?ginas decorativas, m?s de al eterno all? sentimiento que espa poema, pertenece G?ngora ?ol.
Alicia Jurado Discurso del se?or acad?mico Don Jorge Luis Borges se?oras y se?ores: Canal Feij?o ha dicho lo esencial. Autoridades, A?adir? alguna cosas. Quiero decir, antes, mi emoci?n por este privilegio de recibir en esta casa a Alicia Jurado, no dir? gran escritora ya que las si se les agregan ep?tetos. palabras escritor, poeta, artista, se disminuyen
This content downloaded from 181.15.183.213 on Mon, 25 Nov 2013 23:22:57 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions