HISTORIA TEXCOCO,
El encuentro de los dos mundos (Europa y América) produjo la era de la gran gran evan evange geli lizzac ació ión n en Amé mérrica ica Latin atina a y la co conv nver ersi sió ón al catolicismo de parte de los pueblos indígenas. La diócesis de Texcoco no fue fue una una exce excepc pció ión, n, pues pues los los reli religi gios osos os prov proven enie ient ntes es del del viej viejo o continente (Pedro de Gante, Juan de Tecto y Juan de Aiora) llegaron a Veracruz, el 30 de Agosto de 1523 y se establecieron por primera vez en Texcoco. Pocos años después en 1529, Fray Pedro De Gante fundó en Texcoco la primera escuela para indígenas de América Latina. Fray Pedro De Gante desarrolló una gran labor pedagógica, didáctica y catequizante entre los pueblos indígenas. Actualmente, aquella primera escuela de Amér Améric ica a La Lati tina na se ubic ubica a a un co cost stad ado o de la Igle Iglesi sia a ca cate tedr dral al de Texcoco. Fray Fray Pe Pedr dro o De Gant Gante e apre aprend ndió ió el náhu náhuat atll y escr escrib ibió ió el prim primer er catecismo en este idioma, propio de los habitantes del lugar; además, enseñó a los indígenas a leer, escribir, cantar y tocar instrumentos musicales. Fray Pedro murió en 1572, causando una gran tristeza entre los indígenas, quienes pidieron su cuerpo para sepultarlo en la capilla de San José. Por otra parte, los restos de Fray Juan de Aiora, Hernán Cortés y la madre de éste se encuentran en el Convento de San Francisco, en Texcoco, actualmente dedicado a San Antonio de Padua. Con el desa Con desarr rrol ollo lo de la evan evange geli liza zaci ción ón fuer fueron on lle llega gand ndo o dist distin inta tass órde órdene ness reli religi gios osas as.. En 1529 1529 co come menz nzó ó a edif edific icar arse se el co conv nven ento to franciscano de Texcoco. Los frailes franciscanos fueron encargados de la enseñanza religiosa en estas tierras hasta finales del siglo XVIII. El convento se terminó de construir en 1664. Además de los frailes franci francisca scanos nos,, vinier vinieron on a Texcoc Texcoco o otras otras órden órdenes es rel religi igiosa osass (1523 (1523 a 1533), como dominicos y agustinos. Y por último, también llegaron los juaninos, hipólitos y antoninos, que eran órdenes hospitalarias y se encargaron de crear instituciones de asistencia para enfermos sin recursos. El método de catequesis que impartían las órdenes religiosas era basado en el sistema denominado República de Indios. En un primer mome mo ment nto, o, el sist sistem ema a se prac practi ticó có co con n los los desc descen endi dien ente tess de los los gobe gobern rnan ante tess ac acol olhu huas as,, y adem además ás,, se em empl plea earo ron n mé méto todo doss que que incluyeron el uso de catecismos en náhuatl y la instrucción al pueblo. Hernán Cortés recibió Texcoco junto con sus barrios al término de la conquista de México. Los asentamientos humanos vecinos a Texcoco fueron transformados en encomiendas y encargadas a los soldados para su cuidado y evangelización. Los soldados, con el pretexto de ense enseña ñarr la doct doctri rina na cris cristi tian ana a a los los indí indíge gena nas, s, expl explot otab aban an sus sus comunidades creando una nueva forma de sociedad (las haciendas).
Las haciendas eran autosuficientes en su época y cultivaban en sus tierras productos de toda índole, (maíz, fríjol, etc.). Además, los conquistadores introdujeron nuevos cultivos y animales que no existían en América. Trajeron el arado para aumentar el cultivo de las tierras. La nueva forma de vida social, ayudó a los propietarios de las haciendas a almacenar grandes fortunas a costa de la explotación y miseria de los indígenas. Entre las haciendas más importantes fundadas en Texcoco se encuentra el Molino de Flores, fundada por merced real y otorgada a Pedro de Dueñas en 1585. Posteriormente pasó a la familia Ruíz y más tarde a los Urrutia, quienes la heredaron a Alfonso Flores de Valdés, de quien tomó su nombre. Después la poseyeron los Velasco y finalmente los Cervantes y Estanillo, a quienes les fue expropiada por la entonces Secretaría de Agricultura y Ganadería en 1937. La segunda hacienda más importante fue Chapingo, formada originalmente con tierras del cacicazgo de Huexotla. Estuvo en manos de un español que la llamó Nuestra Señora de la Concepción Acayac. En 1669 la hacienda fue adquirida por los jesuitas, quienes construyeron el edificio principal y la capilla. En 1777 les fue confiscado el lugar por un decreto de Carlos III. En 1884 la hacienda fue adquirida por el entonces presidente de la República, Gral. Manuel González, quien remozó el casco y colocó la famosa fuente de las Circasianas. Bajo un gran fresno que aún existe, conocido como el "Árbol de los Recuerdos", Manuel González despachaba los asuntos de la República. A su muerte heredó el inmueble su hijo, a quien le fue expropiado para ubicar en él, en 1924, la Escuela Nacional de Agricultura, hoy Universidad Autónoma Chapingo. De 1926 a 1928, Diego Rivera realizó en la capilla del inmueble una de sus más grandes obras pictóricas. La encomienda fue suprimida por decreto el 23 de Noviembre de 1718.
, Texcoco, próspera ciudad agrícola, ganadera, industrial y artesanal; se localiza a 18 Km de la Ciudad de México; cuenta con una superficie de 418.69 Km cuadrados y una altitud de 2,250 msnm. Su clima es templado semiseco. Limita al norte con los municipios de Atenco, Chiconcuac, Chiautla, Papalotla y Tepetlaoxtoc; al sur, con Chimalhuacán, Chicoloapan, Ixtapaluca y Nezahualcóyotl; al este, con el estado de Puebla, y al oeste, con el municipio de Nezahualcóyotl. Su toponímico significa: En la jarilla de los riscos, alusión hecha a la abundancia de este tipo de plantas en las zonas rocosas cercanas al Lago de Texcoco. HISTORIA
En sus orígenes, el lugar fue habitado por grupos otomíes, los cuales lo llamaron Katenikko. En el año 1200, las tribus chichimecas, al mando de Xólotl, trasladaron su residencia de Tenayucan a Texcoco. Posteriormente fue capital del reino de Acolhuacan, una de las unidades políticas de la Triple Alianza. Su periodo de esplendor sucedió mientras gobernó Nezahualcóyotl, prominente personaje de la historia mexicana por sus habilidades en áreas como la milicia, la política, la poesía y la filosofía. El Rey Poeta, como se le conoce a este personaje, reconstruyó el reino y procuró su florecimiento mediante el apoyo a las artes y a la economía. Su obra fue continuada por su hijo Nezahualpilli, heredero de muchas de sus dotes. En 1523, durante la Conquista, llegaron a Texcoco los primeros frailes franciscanos: Juan de Tecto, Juan de Áyora y Pedro de Gante, quienes iniciaron la evangelización de la Nueva España. Asimismo, fundaron la primera escuela de América para la enseñanza de la lengua castellana y de la música europea, en la antigua capilla de La Hermandad o de La Enseñanza, construida por órdenes de Herná,n Cortés. De esta forma, Texcoco empezó a cobrar importancia por su gran número de habitantes y por la extensión que dominaba; fue entonces que el monarca español Carlos V decidió otorgarle el título de ciudad, el 9 de septiembre de 1551. Cabe destacar que dicha ciudad tuvo relevancia no sólo por la ayuda que dieron a Cortés los partidarios de Ixtlixóchitl, sino por haber sido el sitio en que se armaron los bergantines que ayudaron a la dominación de la Ciudad de los Lagos. En el siglo XIX, después de la erección del Estado de México, Texcoco fue designada residencia de los Supremos Poderes del Estado, el 4 de enero de 1827, convirtiéndose en la segunda capital de la entidad. El 14 de febrero del mismo año, la primera Constitución local fue expedida en Texcoco por el gobernador Melchor Múzquiz, sin embargo, en junio los Supremos Poderes fueron trasladados a San Agustín de las Cuevas. Más adelante, el 14 de noviembre de 1861, la ciudad recibió, por decreto, el nombre oficial de Texcoco de Mora, en memoria del destacado constituyente José María Luis Mora, calificativo que aún conserva. En el periodo revolucionario Texcoco se caracterizó por su participación activa con personajes como Ángel Barrios y Francisco Encino
Rivera, y por ser sede del plan escrito por Andrés Molina Enríquez, documento anterior al Plan de Ayala. Es así como se reseña, a grandes rasgos, la rica historia de esta ciudad, cuna de hábiles artesanos que producen objetos de vidrio soplado, alfarería, tapetes y alfombras de particular estilo y textura que son parte de una de las más grandes industrias de esta especialidad en Latinoamérica. Como parte de sus atractivos turísticos, en Texcoco se pueden visitar el convento de San Francisco, del siglo XVI; su templo del siglo XVII, y su capilla de la Concepción, así como el museo Casa del Constituyente, donde fue firmada la primera Constitución Política del Estado de México. Otros sitios interesantes de Texcoco son el parque Molino de Flores, las zonas arqueológicas de Tezcutzingo y de Los Melones, y la Universidad Autónoma Chapingo. Texcoco fue el primer sitio prehispánico donde se construyeron canales y diques para el abastecimiento de agua. Actualmente, en la zona que ocupaba su legendario lago, se encuentra un evaporador solar de 3 Km de diámetro que trata las aguas lacustres y explota el manto de salmueras que existe en el fondo. FERIA INTERNACIONAL DEL CABALLO Gran fiesta mexicana que en 2002 celebró su XXV aniversario. Año con año ofrece recreación y esparcimiento para miles de familias.
La Feria de Texcoco, una de las más importantes del país, tiene como objetivo, desde su fundación contribuir en obras de beneficio social para el municipio y el estado, situación que se refleja en la creación de más de seis mil empleos temporales, provocando una derrama económica importante en toda la región. Fue en el periodo del gobierno municipal 1973 - 1975, cuando surgió la idea de crear una feria regional que representara a Texcoco en toda la nación; un acontecimiento que mostrara la manera de ser y de vivir del texcocano, y que exhibiera los valores naturales que esta región tiene: vegetales, plantas, flores y frutas, así como animales silvestres y domesticados. De esta manera, en 1975 surgió la primera Feria de las Flores como símbolo tradicional de convivencia en el Estado de México. A pesar de
las expectativas, el proyecto no funcionó y empezó a tomar fuerza la creación de un nuevo evento. En 1978, siendo presidente municipal de Texcoco Silverio Pérez, se celebró la Primera Feria Internacional del Caballo, para la que se construyeron instalaciones como la plaza de toros, el teatro del pueblo, un kiosco, caballerizas, un picadero de caballos, corrales para ganado, un local para el palenque, una nave para exhibición y venta de artesanías, restaurantes, oficinas generales y estacionamientos. Con el paso del tiempo la fiesta cobró renombre nacional e internacional, tanto que los organizadores se han visto en la necesidad de ampliar el área de la feria con instalaciones de mayor dimensión, ya que es impresionante el número de visitantes de toda la república y del extranjero. PARQUE NACIONAL MOLINO DE FLORES Esplendorosa hacienda que se encuentra a 4 Km al oriente de Texcoco y que ocupa una superficie de 78 hectáreas. Lleva su nombre en honor de Antonio Alfonso Flores de Valdés, quien en 1642 contrajo matrimonio con la señorita Ana, hija de Antonio Urrutia de Vergara, el cual heredó a su yerno uno de sus mayorazgos.
Posteriormente dicha propiedad pasó a manos de los Condes de Santiago de Calimaya, luego perteneció a los Marqueses de Salvatierra, Miguel de Cervantes y Velasco, y su hijo Miguel de Cervantes y Estanillo; este último se preocupó por embellecerla: amplió las oficinas y acondicionó la calzada, empedrándola desde Texcoco; construyó el puente que se encuentra a la entrada de la finca y edificó el panteón familiar, entre otras modificaciones. Por esta razón, la hacienda era visitada a menudo por la alta sociedad de la Nueva España; incluso, los virreyes acudían a las fiestas que allí se celebraban. Molino de Flores fue declarado parque nacional en 1937; a partir de entonces se ha transformado en lugar de recreación popular. Además, en varias ocasiones ha sido tomado como escenario para la filmación de películas nacionales y extranjeras.
EX HACIENDA DE CHAPINGO Esta bella construcción se ubica a 3 Km hacia el suroeste de Texcoco. Se dice que sus tierras pertenecieron al cacicazgo de Huexotla; después pasaron a manos de un español que fundó la hacienda de Nuestra Señora de la Concepción Acayac. En los marcos de la fachada se hallan labrados, en cantera, unos ángeles trompetistas que son muestra clara del arte indiano de la época. Además, el recinto está cubierto por una bóveda de cañón, sostenida con pilastras y cornisas neoclásicas.
La hacienda fue propiedad de los jesuitas, en 1699, quienes construyeron el edificio principal y la capilla, conservándola en su poder hasta que les fueron confiscados sus bienes por orden del rey de España Carlos III, en 1777. El Presidente de la República, Manuel González, adquirió la hacienda en 1884 y se dio a la tarea de arreglar el casco y construir la famosa fuente de Las Circasianas, transformando el lugar en una sucursal de la presidencia de la República, al ocupar el Árbol de los Acuerdos como su despacho. Posteriormente, se convirtió en el recinto de la Universidad Autónoma de Agricultura, fundada el 22 de febrero de 1854 en San Jacinto, en el Distrito Federal, y trasladada en 1924 a Chapingo. Por otra parte, entre 1926 y 1928, el pintor y muralista Diego Rivera decoró sus interiores con excelsos murales en los que puede observarse el inicio de su técnica tridimensional. En esta obra Rivera plasmó el desarrollo biológico de la vida humana así como el desarrollo histórico social, y presenta al hombre como dueño del desarrollo socioeconómico. En el aspecto educativo, de esta universidad han egresado excelentes investigadores como el Doctor Palacios de la Rosa, quien obtuvo la presea "La Rosa Verde", y el Doctor Bonifacio Ortiz Villanueva, entre otros. El lema del plantel es: "Enseñar la explotación de la tierra, no la del hombre".
, La Evangelización en el Estado de México,
Primeras órdenes evangelizadoras
Una vez efectuada la conquista armada de México–Tenochtitlan, a manos de los españoles, tuvo lugar la conquista espiritual del territorio que en adelante sería conocido como la Nueva España, es decir, la conversión de los indígenas a la fe católica propagada por las distintas órdenes religiosas que llegaron: franciscanos, dominicos y agustinos, distinguiéndose por ser órdenes religiosas mendicantes. Con el propósito de integrar a los pueblos indígenas al mando español y facilitar su evangelización, fueron asimilados en villas y municipios. Siguiendo esta política de congregación, los colonizadores señalaron cuatro poblaciones del Valle de México como ciudades: Tenochtitlan y Texcoco en 1543; Xochimilco en 1559 y Tacuba en 1564. Cabe mencionar que los frailes dominicos y franciscanos reorganizaron ocho centros para la conversión de los naturales fuera de la capital de la Nueva España, estos fueron: Cuautitlán, Coyoacán y Texcoco, en las riberas del lago; Tepetlaoxtoc, Coatepec y Otumba, en tierras acolhuas y, Tlalmanalco y Chimalhuacán, en tierras chalcas. Los franciscanos
El 30 de agosto de 1523 llegaron a Veracruz los primeros religiosos franciscanos que después se trasladaron a Texcoco –actual municipio del Estado de México–. Ellos fueron los frailes Juan de Tecto, Juan de Ayora y Pedro de Gante, quienes se dedicaron a la evangelización y educación de los naturales del Valle de México. Después de haberse establecido, Pedro de Gante realizó su labor pedagógica, didáctica y catequizante al crear la primera escuela en América Latina para indígenas, quienes aprendían a leer y escribir, además de la doctrina cristiana: también asimilaron algunas artes y oficios. El religioso franciscano prontamente aprendió el náhuatl tanto para comunicarse con los naturales, como para instruir a los misioneros en el proceso de catequización. Un año después, en 1524, un nuevo grupo de franciscanos dirigido por Martín de Valencia, conocido como "Los Doce", oficiaron la primera misa en Texcoco y constataron los avances de la misión de Pedro de Gante. Otro franciscano que contribuyó a la evangelización en el Valle de México fue fray Toribio de Benavente "Motolinía", quien logró ganarse la simpatía y el afecto de los indígenas por su vida austera. Los evangelizadores tuvieron que combatir la idolatría indígena sincretizada en las imágenes de los santos católicos. La conversión, en el inicio, no fue fácil, ya que los indígenas se mostraron renuentes
a la religión de los europeos; sin embargo, la nueva fe iba ganando terreno y, día a día, eran más los nativos que recibían el bautismo. A medida que el cristianismo se arraigaba, fue necesaria la construcción de nuevos y amplios templos para dar abrigo a los fieles. En Texcoco, los trabajos de evangelización llevaron cerca de 20 años, desde la llegada de los religiosos europeos. Los franciscanos se asentaron en las regiones de Puebla y el Valle de México; sus dominios llegaron hasta los actuales estados de Morelos, Hidalgo y México; en el valle de Toluca tomaron como cabeceras de su doctrina a Jilotepec, Calimaya, Metepec y Toluca. En este último lugar –actual capital del Estado de México–, el franciscano fray Andrés de Castro realizó la evangelización. Los agustinos
En 1533 llegaron a la Nueva España los primeros misioneros españoles de la Orden de San Agustín, quienes de pueblo en pueblo comenzaron a difundir la doctrina cristiana, hasta que fray Francisco de la Cruz, vicario provincial, decidió levantar un convento en la capital para que allí se prepararan los evangelizadores que iban llegando. Como los dominicos catequizaban el sureste del país, los agustinos optaron por la región otomí del norte de México y las tierras del sur – en el actual estado de Guerrero–. A la postre, esta orden misionera edificó varios conventos que se significaron como centros de evangelización de muchos pueblos o regiones, entre ellos los de Atotonilco, Epazoyuca, Actopan, Ixmiquilpan, Molango, y Acolman, Ocuilan, Malinalco y Chalma, dentro del actual Estado de México. Diego Basalenque y Miguel de Guevara destacaron como evangelizadores por haber escrito en el siglo XVII Arte de la lengua matlatzinca y, Arte doctrinal y modo de aprender la lengua matlatzinca, respectivamente. Los dominicos
La de los dominicos fue una de las órdenes que dieron prioridad al desarrollo económico de los sitios donde asentaron sus conventos. Aprovechando la fertilidad de las tierras del Valle de México, impulsaron las tareas agrícolas; además, instruyeron a los naturales sobre los oficios de la arriería, el corte de madera y la fabricación de carbón. Los dominicos se establecieron, en 1528, en Chimalhuacán, Ecatzingo, Ixtapaluca, Chalco, Tepetlaoxtoc, Tenango Tepopula y Amecameca. Los jesuitas
La Orden de la Compañía de Jesús fue de las últimas en llegar a la Nueva España. Los primeros religiosos llegaron el 9 de septiembre de
1572 a San Juan de Ulúa, ubicado actualmente en el estado de Veracruz. Los jesuitas se destacaron por dedicar sus servicios a la educación. En 1584, en Tepotzotlán, pusieron en marcha un colegio para 30 internos, principalmente hijos de caciques de la zona. En 1767, por mandato del rey Carlos III, todos los jesuitas se vieron obligados a abandonar la Nueva España y fue hasta 1814 cuando el papa Pío VII autorizó el restablecimiento de esta compañía religiosa. Consecuencias de la evangelización
Las primeras órdenes evangelizadoras –franciscanos, agustinos y dominicos– pertenecientes al clero regular y que tuvieron estrecho acercamiento con los evangelizados, ejercieron gran influencia en el Valle de México, no así, el clero secular, integrado por los altos dirigentes episcopales. El clero regular y el secular siempre tuvieron diferencias sobre el control de los pueblos y por asuntos de índole administrativo como el cobro de los diezmos y la impartición de los sacramentos, en las cuales a menudo, intervinieron las autoridades eclesiásticas de España. En la tarea de eliminar las antiguas costumbres politeístas de los indígenas, los evangelizadores lograron no solamente imponer las creencias cristianas, sino también adaptar a los naturales a una nueva forma de vida en sociedad a la usanza de los europeos; la iglesia, por otra parte, se consolidó como institución rectora de normas y costumbres, cuyo poder tenía comparación con el del gobierno. Ambos poderes fueron pilares de la organización colonial y lograron dominar a los vencidos pueblos indígenas; la primera a través de las diócesis y, el segundo, por medio de la encomienda.
Fray Pedro de Gante Educador y evangelizador de indígenas Nació en Ayghem-St-Pierre, un barrio de Gante, Bélgica; aunque se ignora la fecha pudo haber sido hacia la novena década del siglo XV. Su apellido original era Moor, Van der Moere o de Muer, que, al ser latinizado se transformó en Mura. Tuvo algún nexo familiar con Carlos V. Pedro de Gante, junto con Juan de Tecto y Juan de Ayora, fueron los primeros misioneros franciscanos españoles que Ilegaron a la Nueva
España enviados por fray Francisco de Quiñones, entonces ministro general de esa Orden. De Tecto y De Ayora eran sacerdotes, De Gante sólo era un hermano lego. Después de su llegada los tres franciscanos se trasladaron a Texcoco, donde Ixtlilxóchitl los alojó en el antiguo palacio de Nezahualpilli, e inmediatamente se dedicaron a aprender el náhuatl; posteriormente, les fue asignada la capilla de la Purísima Concepción de María – mandada construir por Hernán Cortés– y ahí, Pedro de Gante fundó la primera escuela del nuevo mundo para indígenas, donde además de enseñarles a leer y escribir en lengua castellana, les instruyó sobre varias artes, oficios y doctrina católica. A pesar de ser tartamudo, De Gante aprendió bien la lengua mexicana y escribió un catecismo para los indígenas. Un año después de la llegada de Pedro de Gante, el 12 de junio de 1524, arribó otro grupo de evangelizadores franciscanos conocidos como los "Doce Apóstoles", encabezado por fray Martín de Valencia, quien al otro día de su llegada a Texcoco, ofició la primera misa en ese lugar. En ese grupo de doce religiosos venía otro destacado franciscano fray Toribio de Benavente, "Motolinía", que en lengua indígena significaba "pobre" o "humilde". Tanto Pedro de Gante como Juan de Tecto y Juan de Ayora se pusieron a las órdenes de fray Martín de Valencia, sin embargo, los dos últimos murieron en una de las expediciones de Hernán Cortés a las Hibueras. Tres años permaneció Pedro de Gante en Texcoco y casi a principios de 1527 ya se hacía cargo del convento de México, ubicado a espaldas de la iglesia de San Francisco donde permaneció hasta su muerte, ocurrida en la capital del virreinato en 1572.
Fray Andrés de Castro Evangelizador del valle de Toluca Misionero franciscano, nació en Burgos, España, probablemente en los primeros años del siglo XVI. Desde su niñez fue educado dentro de las buenas costumbres y encaminado al estudio de las letras. A temprana edad ingresó como novicio al convento de San Francisco de su ciudad natal donde realizó estudios sobre artes y teología; más tarde, con licencia de su prelado, se trasladó a Salamanca, España, para continuar sus estudios de teología durante cinco años. Deseoso de participar en la evangelización del nuevo mundo, llegó a la Nueva España en 1542 con el padre Jacobo de Testera e
inmediatamente comprendió que su misión evangelizadora sería difícil si no aprendía las lenguas de los naturales, por lo que se dio a la tarea de aprender el náhuatl y después en el valle de Toluca asimiló la lengua de los matlatzincas, que era difícil de aprender; fue el primer religioso que predicó en matlatzinca; para apoyar su labor evangelizadora escribió arte y vocabulario, doctrina cristiana y sermones de todo el año en esa lengua. Fray Andrés de Castro ocupó cerca de cuarenta años para impartir su ministerio. No le fue fácil convertir a los nativos a la fe cristiana, ya que además de bautizar y confesar a la gente, tuvo que erradicar muchas idolatrías, supersticiones y vicios. Los domingos y días festivos predicaba el sermón en tres lenguas: el primero para los indígenas mexicanos, el segundo para los matlatzincas y el tercero para los españoles. Después de lo anterior se daba tiempo para oficiar misa, bautizar a los niños, que eran muchos, asistir a los enfermos y enterrar a los muertos. Fiel a la tradición de la Orden a la que pertenecía, siempre guardó con celo los votos de pobreza y nunca dejó de escuchar las confesiones de sus fieles; a menudo recorría los diferentes poblados del valle de Toluca, donde decía misa y predicaba; el resto del tiempo lo dedicaba a la oración. Muchas veces De Castro rehusó los puestos de mayor rango; sin embargo, por obediencia aceptó el de "definidor" participando con los prelados en el estudio y resolución de los asuntos de la comunidad. Por otra parte, se desempeñó durante algunos meses como guardián del convento de Toluca. Quienes lo conocieron decían que era un hombre apacible, profundamente espiritual, que prefería la quietud de su celda que manejar aspectos administrativos, que trataba con fraternidad a los indígenas, quienes en ocasiones se postraban a sus pies para recibir consuelo. Fray Andrés de Castro murió el 14 de diciembre de 1577.
La Inquisición en México Con el propósito de castigar a los herejes, es decir a las personas que no profesaban la fe católica o renegaban de ella, en 1185, en Verona, Italia, se realizó un concilio donde se otorgó a los obispos las facultades para actuar jurídicamente. En esa época, en Europa la herejía era considerada como un delito grave. Más tarde, en 1216 el fundador de la Orden de los Dominicos, Santo Domingo de Guzmán, por medio de una bula papal se hizo cargo del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, con el privilegio para su Orden religiosa de desempeñar esa función.
En el Concilio de Tolosa, celebrado en 1229 bajo el pontificado de Gregorio IX, la Inquisición adquirió el reconocimiento de tribunal destinado a perseguir la herejía. La Inquisición fue establecida en España como órgano judicial oficial hasta los años ochenta del siglo XV; doscientos cincuenta años después de haberse instaurado en otros países europeos; esto ocurrió durante la monarquía de Fernando de Aragón e Isabel de Casti1la, conocidos como los "Reyes Católicos" . En el Nuevo Mundo la Inquisición fue establecida por primera vez en Santo Domingo y en la Nueva España en 1524, cuando Pedro de Córdoba, por falta de religiosos dominicos nombró comisario de ese tribunal a fray Martín de Valencia, quien venía al frente de los primeros evangelizadores franciscanos que llegaron a tierras mexicanas; sin embargo, De Valencia se dedicó más a la conversión de los naturales que al papel de inquisidor. Una vez que llegaron los primeros dominicos a la Nueva España, la Audiencia de Santo Domingo autorizó a fray Tomás Ortiz para dirigir la Inquisición, pero fue hasta 1535 cuando el Arzobispo de Toledo e inquisidor general de España Alfonso Manrique depositó el cargo de inquisidor apostólico al primer Obispo de México fray Juan de Zumárraga, quien es considerado formalmente como el primer inquisidor de la Nueva España. Durante los primeros años la Inquisición fue manejada por los obispos y, más tarde, en 1569, por real cédula de Felipe II se creó en México y en Perú el Tribunal del Santo Oficio, con el fin de centralizar el poder inquisitorial y transmitirlo a especialistas de un órgano independiente de las autoridades civiles y religiosas. La Inquisición se encargó de castigar los actos y hechos contrarios a las buenas costumbres y la moral cristiana, tales como blasfemia, bigamia, concubinato y solicitación; también se encargó de vigilar actos contra la fe, en especial a los herejes, apóstatas, judaizantes y calvinistas. Las sentencias que imponía el "Santo Oficio" iban desde el escarnio, la cárcel, la confiscación de bienes y la flagelación, entre otras; la tortura y la muerte estaban reservadas para casos muy graves. Las actividades judiciales de la Inquisición recién que se instaló, consistieron en combatir la idolatría de los indígenas quienes persistían en sus antiguos ritos politeístas, el caso más ilustrativo fue el del cacique de Texcoco don Carlos quien fue condenado a la hoguera en 1539. Con el tiempo, por intervención de la Corona, la Inquisición fue más tolerante con los indígenas para facilitar el proceso de conversión. Otro caso relevante fue el proceso y sentencia de varios integrantes de la familia De Carvajal, acusados de judaizantes, a finales del siglo XVI y principios del XVII. De la época de la guerra de Independencia destacan los procesos contra los curas
Miguel Hidalgo y Costilla y, José María Morelos y Pavón, acusados de herejía y sedición. La Inquisición en la Colonia funcionó como un órgano e institución judicial de los poderes religiosos y civiles que rigieron la sociedad novohispana. El 22 de febrero de 1813 las cortes generales y extraordinarias de España decretaron la abolición de la Inquisición y, para México, el 8 de junio del mismo año, aunque poco después fue restablecida por Fernando VII. En México dejó de existir definitivamente en 1820.
Clero regular y clero secular Los primeros religiosos que llegaron a la Nueva España fueron los misioneros de las diferentes órdenes evangelizadoras que se encargaron de difundir el cristianismo; se distinguían por sus votos de pobreza y obediencia y por predicar de poblado en poblado. Por su parte, para llevar a cabo la administración de las diócesis erigidas fueron encomendados los obispos y otros altos funcionarios religiosos, cuya designación se basaba en una propuesta de la autoridad real y la Santa Sede se encargaba de aprobar o de confirmar. Así, entonces, la Iglesia novohispana quedó dividida en dos fracciones totalmente opuestas en sus métodos: por un lado estaba el clero regular, representado por las órdenes mendicantes y, por otro, estaba el clero secular, al que pertenecían los obispos y otros administradores eclesiásticos. En la etapa inicial de la Colonia, las relaciones entre las distintas órdenes evangelizadoras pertenecientes al clero regular y los obispos pertenecientes, junto con otros altos religiosos, al clero secular, fueron aceptables, lo mismo con las autoridades virreinales. Con el tiempo, las pugnas entre regulares y seculares comenzaron a ser frecuentes ya que los obispos consideraban que los regulares comenzaban a restarles jerarquía, lo que ponía en peligro la estabilidad de la Iglesia y la autoridad civil de la Colonia. La razón de lo anterior se debió a las numerosas exenciones y privilegios que los predicadores recibieron desde su llegada con el fin de abrir el camino hacia la evangelización y del apoyo de los naturales y en ocasiones de los encomenderos. Para mediar en los conflictos de la Iglesia novohispana algunas veces fue necesaria la intervención del virrey, quien llegaba a hacer uso de sus facultades como autoridad civil sobre los asuntos religiosos; otras veces se necesitó de la intervención directa de las autoridades de la metrópoli.