Hildebrando y sus conse consejjos cuentos cuent os sobre sobr e e conomí conomíaa e infl nflación ación segunda edición
Juan L. Cariaga Cariag a
Primera edición: 2004 Primera reimpresión: 2004 2015 © Juan Juan L. Cari Cariaa ga Registro de Propiedad Intelectual 2015 Todo Todo s los los Derechos Derechos Reservados por por el autor autor Juan L. Cariaga, Naples FL. 34109
Dibujo de Raúl Mariaca Guillén, copia por Ana María Lema de Cariaga Todos Todos los los derec derecho hoss reservados. Esta pu publicación blicación no puede ser repro repro du ducc ida, ida, ni en todo ni en parte, parte, ni registrada registrada en o trasmitida por un sistema de recuperaci recuperación ón de información, en ninguna forma, ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, electrónico, magnético magnético,, eleptrópti eleptróptico, co, por fotocopia, fotocopia, o cualquier cualquier otro, sin el permiso p ermiso previo y por escrito del autor. autor. Ficción, Ficción, cuyos personajes p ersonajes no reflej reflej an, ni tiene la intenci intenci ón de reflejar reflejar la l a vida de ninguna persona de la vida real. Cualquier similitud o semejanza es una simple coincidencia. Hildebrando Hildebrando y sus consejos All right right s reser reser ved
Primera edición: 2004 Primera reimpresión: 2004 2015 © Juan Juan L. Cari Cariaa ga Registro de Propiedad Intelectual 2015 Todo Todo s los los Derechos Derechos Reservados por por el autor autor Juan L. Cariaga, Naples FL. 34109
Dibujo de Raúl Mariaca Guillén, copia por Ana María Lema de Cariaga Todos Todos los los derec derecho hoss reservados. Esta pu publicación blicación no puede ser repro repro du ducc ida, ida, ni en todo ni en parte, parte, ni registrada registrada en o trasmitida por un sistema de recuperaci recuperación ón de información, en ninguna forma, ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, electrónico, magnético magnético,, eleptrópti eleptróptico, co, por fotocopia, fotocopia, o cualquier cualquier otro, sin el permiso p ermiso previo y por escrito del autor. autor. Ficción, Ficción, cuyos personajes p ersonajes no reflej reflej an, ni tiene la intenci intenci ón de reflejar reflejar la l a vida de ninguna persona de la vida real. Cualquier similitud o semejanza es una simple coincidencia. Hildebrando Hildebrando y sus consejos All right right s reser reser ved
A mi esposa Ana Ana María, a mis hijos hijos Juan Guillermo, Guillermo, Sebastián Sebasti án Luis, Diego Salvador y Rodrigo, a mi adorada nietita Colette y al inmenso recuerdo de mi bondadosa y querida madre. A todos ellos el amor le debo en esta vida
Prólogo
Confieso que durante más de cuarenta y cinco años de mi vida académica y profesional, he pasado muchas horas escuchando la más amplia variedad de opiniones, entre ellas necedades, verdades a medias y a veces falsedades completas en materia de razonamiento económico, que no sólo ofenden los postulados básicos de la teoría y la práctica de esta importante disciplina social, sino también las más elementales reglas del sentido común que, lamentablemente, no es el más común de los sentidos. En vez de molestarme por la frecuencia con la que escucho estos despropósitos que a veces se hacen públicos con gran retórica y énfasis político es que preferí escribir un conjunto de cuentos cortos, en los que, a través del discurso y la sátira, se intenta desvirtuar la falsedad de muchos de estos argumentos, que tan desaprensivamente repiten algunos políticos, dirigentes sindicales e inclusive algunos colegas economistas, para atacar ideológicamente los principios básicos de la teoría económica, como si fueran políticas y prácticas neoliberales o más bien libertarias. Es una lástima que el principal personaje de estos cuentos no pudo llamarse Sócrates, que fue quien dio dura batalla a los sofistas que, con gran habilidad retórica, lograban convencer a los antiguos helenos de la validez de su pensamiento, o tomar el nombre de cualquiera de los escritores del Siglo de Oro Español que, por las mismas razones, atacaron el pensamiento de Nicolás Maquiavelo. Sin embargo, el haber recurrido a esta conveniencia no sólo habría sido un vano esfuerzo literario, sino también un uso irrespetuoso de los nombres de algunos de
los más grandes pensadores de la humanidad. Confieso también que cada vez me llama más la atención cómo muchos de los políticos de nuestro tiempo, al solazarse citando frases completas de El Príncipe , todavía hacen un culto a las verdades a medias, no sólo en su enrevesado quehacer diario, sino también cuando intentan interpretar "a su gusto y sazón" los principios básicos de la teoría económica y de todas las otras ciencias sociales. Menos mal que estos malos políticos no se meten con la matemática, tan utilizada hoy por la propia teoría económica, donde no existe espacio alguno para las medias verdades, ni mucho menos para las falsedades absolutas. Por tanto, el personaje principal de esta pequeña colección de cuentos es un astrólogo llamado Hildebrando que, como se puede suponer, no es economista, financista, ni hombre de negocios, sino un verdadero amante del sentido común. El nombre de Hildebrando nos recuerda al buen consejero de cinco Papas, que luego también fue elegido Sumo Pontífice, donde tomó el nombre de (San) Gregorio VII, o el antiguo discípulo de Copérnico que, según se dice, murió en la hoguera por decir la verdad y nada más que la verdad. Es así es que, después de muchos años de guardar estos cuentos en un viejo maletín, finalmente decidí publicarlos bajo el título de Hildebrando y sus consejos: cuentos sobre economía; no sólo para deleite de los amantes del sentido común, sino también para el propio hombre de la calle, que pueda interesarse en conocer los principios básicos que gobiernan la teoría económica. Afortunadamente, la primera edición de Hildebrando y sus consejos, auspiciada, publicada y distribuida por los periódicos La Razón y El Deber, tuvo una gran acogida dentro del público boliviano, que agotó la primera edición el primer día de su distribución y la primera reimpresión durante la semana siguiente. Según los editores, también se vendieron muchos ejemplares en el extranjero y, curiosamente, se la utilizó como lectura recomendada en algunas universidades y otros centros académicos. Sobre la base de esta publicación, en esta segunda edición, se tocarán nuevamente algunos temas de la teoría económica, con el propósito de explicarlos en el lenguaje más sencillo posible; utilizando el humor, el discurso y la sátira, para que el mensaje que se pretende dar, pueda llegar fácilmente a todos los lectores sin excepción y no sólo a aquellos que tienen alguna formación económica. Todos ellos ligados al populismo, hoy ampliamente esparcido y descontrolado en varios países en desarrollo.
Se trata de hacer una narrativa de ficción, donde los personajes que intervienen en ella no reflejan, ni tiene la intención de reflejar la vida ni las acciones de ninguna persona de la vida real y donde cualquier similitud o semejanza resulta una simple coincidencia. Espero que la lectura de esta colección de cuentos sea del completo agrado de quienes anteriormente siguieron las aventuras de Hildebrando.
El autor
1. Hildebr ando: la inflación y el gasto pú blico
Alcibiades el Grande, llamado así no por sus dotes de estadista sino por su estatura, no se explicaba por qué los billetes que recientemente había puesto en circulación, con su soberbia imagen en el anverso y la del palacio real en el reverso, compraban cada día menos bienes y servicios y, lo que era más preocupante, compraban cada vez menos zólares, la moneda del Coloso del Norte, y otras monedas extranjeras, con los que su reino adquiría cañones y mantequilla de los reinos vecinos. Quisiera que alguien me explique qué es lo que pasa aquí y le demos una rápida solución dijo Alcibiades, luego de haber reunido a su Consejo en la sala principal del Palacio Real. Pido la palabra dijo el ministro de Planes y Utopías, pasando la mano por su rizado cabello y hablando en tono pomposo y persuasivo . Yo opino que se trata de un problema estructural. Los sabios estructuralistas dicen que el andamiaje de las formas de producción se encuentra totalmente obsoleto y deteriorado y que debe ser reformado, a fin de dinamizar la actividad económica, todavía encuadrada en el marco de una estructura feudal. La palabra interrumpió el joven ministro de Informaciones, conocido por su afición a los asuntos económicos . Al igual que el ministro de Planes y Utopías, yo también opino que se trata de un problema estructural. Pero además debo añadir que la administración de SM requiere de ajustes, que son necesarios para que los
elementos que participan en el proceso de producción coadyuven al desarrollo. Esto, mediante una efectiva contribución a la creación de bienes y servicios, que permita el crecimiento sostenido de la economía del reino. Todo esto está muy bien caballeros, pero demos una rápida solución al problema dijo Alcibiades impaciente . Hace meses que me habláis en ese lenguaje largo y complicado, y hasta ahora no encontramos una salida adecuada, que permita parar la subida de precios. El problema hay que verlo desde dos puntos de vista: a corto y a mediano plazo interrumpió el ministro de Planes y Utopías . Notará SM que no hago referencia al largo plazo pues, como dijo un gran economista, en el largo plazo todos estaremos muertos. Por lo tanto, ahora no debemos preocuparnos por ese problema. Sin embargo continuó haciendo una leve pausa , decía que en el corto plazo el problema es el de los precios. Para evitar la desenfrenada subida de los precios, es muy sencillo &hay que efectuar un control efectivo de los mismos, sin importar si se trata de alimentos, oro, cañones o mantequilla &En otras palabras, poner en práctica la vieja y conocida teoría de los precios cuidados. Efectivamente interrumpió el ministro de Trueques y Artesanías , hay que frenar la especulación. Son los especuladores los que causan la subida de los precios. Para esto, propongo que el señor ministro de la Policía disponga de toda la Guardia Real, con el fin de controlar los precios en todos y cada uno de los mercados. Aprobado respondió el Consejo. ¿Sí, pero qué pasará con los campesinos, que son los que producen y no especulan en los mercados ? dijo el ministro de Plantaciones, seguido de un gran silencio. Deben acatar las disposiciones contestó enérgicamente el ministro de la Policía . Hay que tomar conciencia del hambre del pueblo y, con el mandato que me da SM, haré cumplir lo dispuesto. Pero ellos son también el pueblo interrumpió tímidamente el ministro de Plantaciones. Silencio y basta de discusiones, debemos tomar alguna determinación dijo Alcibiades . Existe una moción en la mesa y propongo que votemos. Aprobada gritó la mayoría.
Continuando con el uso de la palabra prosiguió el ministro de Planes y Utopías , opino que para enfrentar el problema de la subida del precio del zólar y las otras monedas extranjeras, con las que compramos cañones y mantequilla del extranjero, la solución es llevar a la cárcel a todos los comerciantes que trafican con estos escasos recursos; de tal forma que, cuando no existan más vendedores de zólares y monedas extranjeras, el precio de estas monedas bajará y todo habrá retornado a la normalidad. Si conseguimos esto continuó , el reino se convertirá en el único comprador y vendedor, con cuyos valores disminuidos lograremos bajar el precio de nuestras importaciones. Aprobado gritaron todos. Pido la palabra dijo el ministro de Asuntos Laborales , propongo además que, para complementar las medidas propuestas por el señor ministro de Planes y Utopías, se incrementen también, mediante un decreto real, los salarios de todos los ciudadanos. Esto ayudará a mejorar su nivel de vida y a aumentar su poder adquisitivo. Aprobado contestaron. Propongo también continuó entusiasmado que se incremente el número de feriados nacionales, a fin de compensar con un merecido descanso la pesada labor de todos nuestros ciudadanos. Aprobado volvió a responder el Consejo. Esta moción es importante, Majestad dijo el ministro de la Policía , porque le quitará todas las armas demagógicas y de conspiración a vuestro hermano Godofredo, que no ha cesado de tocar las puertas de la Guardia Real. Aprobado gritaron todos . ¡Viva el gobierno de Su Majestad y que viva el régimen impuesto por nuestro gran gobernante! Para concluir con lo dicho anteriormente dijo el ministro de Planes y Utopías , en el mediano plazo, el reino debe ser consecuente con la política actual de fomentar el gasto público. Por ello, debe incrementar el gasto para crear empleos. Sólo así podremos estimular el consumo en una colectividad de mercado reducido, situación que repercutirá inmediatamente en la producción y mejorará el nivel de ingresos de nuestros ciudadanos. Y vos, ¿qué opináis ? dijo Alcibiades al ministro del Tesoro.
A mí me preocupan los gastos del reino, Majestad contestó. El monarca frunció el ceño, se quedó pensativo y luego prosiguió diciendo a viva voz: Si no hay otro asunto en mesa, se levanta la sesión. Os ruego abandoner la sala de de reunions. Pasaron ciento setenta días y las cosas fueron de mal en peor. Los campesinos, al no poder obtener precios justos por sus productos, prefirieron acumularlos o consumirlos ellos mismos. Cuando les era posible, los vendían a los reinos vecinos, de quienes recibían zólares y monedas extranjeras, al mismo tiempo que ocasionaban una gran escasez de alimentos en la población. Los comerciantes del zólar y otras monedas extranjeras estaban todos en la cárcel. En reemplazo de éstos aparecieron otros que, al ser encarcelados por el ministro de la Policía, fueron inmediatamente reemplazados por una tercera generación de lo que el ministro llamó los agiotistas de las escasas monedas . Mientras tanto y para el asombro de todos, el precio del zólar y las monedas extranjeras se multiplicó muchas veces más que el precio de cualesquiera de los bienes producidos en el reino. Parecía como si una mano invisible y enemiga de Alcibiades empujara su precio más allá de las posibilidades de cualquier control. Con la subida de salarios y el incremento de los días feriados, el reino produjo tan pocos bienes, que Alcibiades tuvo que prestarse grandes cantidades de zólares de su primo y aliado el rey Gustavo, para poder importarlos; entre ellos las papas, que durante siglos habían sido el producto tradicional del reino. Angustiado por la desastrosa situación, Alcibiades mandó a llamar a Hildebrando, un viejo astrólogo que vivía en las altas y heladas tierras del sur, para ver si con la ayuda de los astros podía resolver los problemas del reino. ¿Qué es lo que habéis oído de los astros ? consultó Alcibiades. Nada que no haya escuchado con mis propios oídos o visto con mis ojos respondió Hildebrando. ¿A qué os referís ? preguntó. Muy sencillo dijo Hildebrando vuestro reino, señor, gasta más de lo que recibe y así no subsisten ni los reinos ni las personas. Además, vuestro ministro del Tesoro no ha cesado de imprimir billetes con las soberbias imágenes de vuestro reino.
¡Canalla! le haré cortar la cabeza respondió. No, Majestad, él no tiene la culpa dijo Hildebrando lo hace para pagar los gastos que SM y, sobre todo, el Parlamento le imponen. ¡Es que debo hacer esos gastos ! dijo Alcibiades, un tanto confundido . Además, mis colaboradores dicen que ésa es la forma de fomentar el consumo en un reino pequeño de actividad reducida pero que, con el tiempo, esto estimulará la producción de más bienes y más servicios. Nunca creáis en verdades a medias respondió Hildebrando , lo que os han dicho no tiene secuencia lógica ni relación cronológica. Para poder consumir más es necesario, primero, poder producir más. Así, cuando aumenten los bienes y servicios producidos en el reino, también aumentarán los ingresos que, al tomar la forma de rentas, salarios, impuestos y ganancias, no sólo beneficiarán a vuestros súbditos, sino también al propio reino que recibirá mayores tributos. Por el momento, prosiguió Hildebrando, todo lo que os puedo aconsejar es hacer lo posible por reducir los gastos o aumentar los ingresos. De otra manera, el Banco Real tendrá que seguir imprimiendo billetes para cubrir el déficit del Tesoro, que no hará otra cosa que hacer subir los precios de los bienes, incluyendo el precio del zólar y las monedas extranjeras, que constituyen también bienes que se compran y venden en los mercados del reino. Imposible dijo Alcibiades , no puedo prescindir de mis lacayos, disminuir el tamaño de mis ejércitos o subir los impuestos a mis súbditos. Además, me parece que esto sería atentar contra el estómago de mi pueblo. De ninguna manera refutó Hildebrando , más bien el no hacerlo sería verdaderamente atentar contra el hambre del pueblo. Desde que los gastos del reino exceden grandemente a los ingresos, los precios se han multiplicado varias veces y esto ha contribuido al empobrecimiento de todos, a costa del beneficio de unos cuantos. Además, debéis recordar que el incremento de los gastos tiene también un efecto multiplicador en la economía, cuyo tamaño depende de la parte de este incremento que vuelve a gastarse en el consumo, algo que los complicados miembros de la hermandad de la economía llaman la propensión marginal al consumo. Dado que este indicador en vuestro reino es posiblemente alto, debido a la baja propensión al ahorro, el efecto multiplicador de vuestra economía también será significativo alertó Hildebrando. Por otra parte, siempre debéis recordar que la subida de los precios es un impuesto ciego que castiga a todos los súbditos que tienen ingresos fijos que, por
lo general, son los más pobres. Más vale un sacrificio compartido ahora, para que la actividad en el reino vuelva a su normalidad y para que a la larga todos se beneficien trabajando honradamente. Además dijo Hildebrando , os aconsejo disminuir el número de feriados decretados por orden real, que no hacen otra cosa que limitar los días laborables y, por tanto, los bienes y servicios que se pueden producir. Es también importante que hagáis todo lo posible por mantener la tasa de cambio flexible y que el Banco Real incremente sus tasas de interés. Todo esto, con el fin de disminuir el exceso de liquidez en la economía que origina este desenfrenado gasto fiscal finalizó Hildebrando. ¿Y, qué debo hacer con los especuladores del zólar y las otras monedas ? dijo Alcibiades. La especulación en el reino, Majestad, es como la temperatura en el cuerpo de un enfermo. Es un síntoma de que algo anda mal. Al igual que en el enfermo, en el reino debe curarse el origen del mal y no el síntoma, que no es más que una reacción natural al problema de fondo. Qué sabio sois dijo Alcibiades. Nada de esto Majestad, sólo doy rienda suelta a mi sentido común. ¿Algo más que pueda hacer por SM ? preguntó Hildebrando. Si, hay algo que deseo preguntaros dijo Alcibiades . Como sabéis, a partir de la desenfrenada subida de los precios, los súbditos simplemente se rehusan a utilizar la moneda local para hacer sus transacciones. Casi todas ellas se realizan ahora en moneda extranjera y particularmente en zólares. Si bien los súbditos no reciben sus remuneraciones en esa moneda, al parecer, tan pronto como se les paga, éstos inmediatamente la cambian a zólares, con los cuales realizan la mayor parte de sus transacciones o vuelven a cambiar los zólares poco a poco a la moneda local, con la que pagan otros gastos menores. Parecería que nos hubiésemos convertido en un reino de especuladores. Por esta razón y en base al buen criterio del ministro de la Policía, he dispuesto que se declaren ilegales todas las transacciones en zólares o cualquier otra moneda, con el fin de que se utilice solamente la moneda local que, según las disposiciones dictadas, es la única que tiene curso legal, como medio de pago. ¿Qué pensáis de la efectividad de estas medidas? Majestad, como resultado de esta exacerbada subida de los precios,
vuestros súbditos han perdido toda su confianza en la moneda del reino. De tal manera que, ya sea con vuestras disposiciones legales o sin ellas, éstos igualmente realizarán la mayor parte de sus transacciones en zólares u otras monedas extranjeras, debido a que éstas mantienen su valor; mientras que la vuestra, lamentablemente, no lo hace respondió Hildebrando. ¿Y que debo hacer entonces ? preguntó Alcibiades. Hasta que la moneda local vuelva a recuperar la confianza de vuestros súbditos, no quedará otra que tolerar estas operaciones. Debéis pensar que nadie racionalmente actuará en contra de sus propios intereses, al utilizar una moneda que no mantiene su valor. En el mejor de los casos y acatando vuestras disposiciones, los súbditos del reino realizaran sus transacciones en moneda local, sujetas al tipo de cambio del mercado paralelo o mercado negro, donde se cotiza extraoficialmente el zólar y las otras monedas dijo Hildebrando. Por otra parte, también deseo consultaros lo que un profesor de una conocida universidad del Coloso del Norte de esos que deambulan por reinos con problemas económicos en busca de consultorías me recomendó respecto a este problema. Éste me dice que debía permitirse inclusive la apertura de cuentas bancarias en zólares, a fin de facilitar estas transacciones ¿Qué opináis de esto ? dijo Alcibiades. Majestad, esto significaría reconocer al zólar como una moneda de curso legal en el reino, cosa que no me parece del todo mal, pues vuestros súbditos ya lo hacen todos los días. Esto es particularmente importante, en momentos en que la subida de los precios o inflación se convierte en una acción desenfrenada y/o la preferencia de vuestros súbditos por la moneda extranjera es tal, que puede poner en riesgo la estabilidad de los bancos En el pasado, en algunos reinos del gran continente del Sahara se dieron estas situaciones; particularmente en aquellos donde la hiperinflación o subida de los precios tenía un comportamiento de tipo hiperbólico, que amenazaba con volatilizar los recursos bancarios. En estos reinos ya nadie quería depositar su dinero en estas instituciones, pues todos mantenían sus zólares debajo del colchón o, como se dice vulgarmente, en el colchón bank dijo Hildebrando. Sin embargo, el peligro de reconocer al zólar como moneda de curso legal y permitir que los bancos puedan recibir depósitos en zólares, es que la economía se zolarice completamente y que las autoridades del Banco Real pierdan el control de todos los instrumentos monetarios a su cargo continuó . En estas circunstancias, el Banco Real, por ejemplo, ya no podría utilizar dichos
instrumentos, para recuperar la economía de una recesión, mediante la recompra de títulos de deuda del Tesoro u otros instrumentos bursátiles, o implantar cualquier otra disposición económica anticíclica respondió Hildebrando con tono de advertencia. El deambulante profesor también me recomendó que considere la zolarización de la economía, como una opción destinada a frenar la inflación o la subida de los precios. Me explicó que la economía del reino era como la vida de un alcohólico, al que había que quitarle la botella , significando que estaba adicto a la impresión de billetes por parte del Banco Real dijo Alcibiades. Majestad, no hagáis caso a soluciones demasiado simplistas. Si bien es cierto que algunos reinos han puesto en práctica este sistema de control de la inflación, es decir, vía la total zolarización de la economía; sin embargo, al hacerlo, éstos resultan perdiendo el control y el manejo de su política monetaria. Por lo tanto, tal como os había explicado anteriormente, al optar por esta alternativa, los bancos centrales abandonan la capacidad de utilizar sus eficaces armas para defender la economía, por ejemplo, de la recesión, los desequilibrios causados por el comercio exterior o los movimientos de capital de corto y largo plazo de la balanza de pagos. Es más, se ha dado el caso en los que zolarización, terminó en un proceso de deflación, que es el fenómeno contrario a inflación, del que es muy difícil de salir, justamente debido a que los bancos centrales pierden la total capacidad de utilizar sus instrumentos monetarios. Por esta razón continuó , es siempre preferible utilizar las prácticas ortodoxas que recomienda la teoría económica para atacar el problema de la inflación. Esto, a través de un control efectivo del déficit fiscal, la utilización de la tasa de interés para restringir el crédito, las operaciones de mercado abierto y la venta de títulos del Tesoro u otros activos, destinados a reducir la liquidez de la economía. A esto hay que añadir la administración adecuada de la tasa de cambio y una política de comercio exterior transparente, con el fin de evitar vicios ocultos en las operaciones financieras, los movimientos de capital y, en general, en todas las actividades del comercio internacional. No cabe duda que a los políticos siempre les resulta más fácil cortar el camino que ir por la ruta que conduce la teoría económica. En otras palabras, ir por la ruta que siempre nos indica la propia aritmética, al añadir lo que suma y evitar lo que resta . Todo lo demás es darle vueltas al asunto y escoger el camino por donde no se debe transitar dijo Hildebrando . Entonces, tratad de evitar las recomendaciones simplistas, las soluciones engañosas y sobre todo los trucos que os venden los políticos y los propios economistas ambulantes. También tratad
de evitar las soluciones a medias , como es el caso de la zolarisación , que os traerá problemas inesperados en el futuro o la famosa paridad cambiaria , tan publicitada por uno de vuestros vecinos, que terminó en un catastrófico corralito bancario , del que ese reino todavía no se ha podido recuperar. Tampoco hagáis caso a los políticos que fungen de magos, prestidigitadores, ilusionistas o simples charlatanes, que os contarán las más grandes mentiras envueltas en elegantes paquetes de medias verdades. Recuerdo, por ejemplo, cuando un reino vecino estuvo atravesando por un largo período de subida de los precios o inflación, a causa del estrepitoso colapso del mercado internacional de los minerales, apareció un avezado político que intentaba convencer al Parlamento de que las empresas mineras de ese reino podía seguir funcionando, siempre y cuando reciba subsidios de combustibles, energía eléctrica y transportes que producían otras empresas estatales, como si no se diera cuenta de que las pérdidas ocasionadas a dichas empresas por subsidios otorgados no repercutirían en el déficit fiscal. Estas posturas políticas son similares a las que hoy pregonan los políticos populistas contemporáneos, en su intento de establecer nuevas empresas estatales, cuya rentabilidad se basa exclusivamente en el subsidio que reciben de las materias primas que se producen en esos reinos. Y, para concluir, por favor Majestad, haced oídos sordos a los cantos de sirena de quienes ofrecen cuantiosos créditos negros , a increíblemente bajas tasas de interés y largos períodos de amortización. Éstos no son más que estafas internacionales, que luego de comprometer la buena fe del reino, lo involucrarán en inescrupulosas operaciones criminales internacionales, reñidas con la Ley. No faltará algún miembro de vuestro Consejo o del Parlamento, que os traerá esta maravillosa oferta que, según el propio mensajero, será la salvación de todos los problemas financieros. Para no ofenderlo, simplemente solicitadle que os traiga una comunicación certificada de un banco de primera clase, que garantice la disponibilidad de dichos fondos. Gracias Hildebrando, habéis transmitido adecuadamente vuestro mensaje. Os lo agradezco mucho dijo Alcibiades. Con estos consejos, Hildebrando se preparó a partir a tierras lejanas, no sin antes recordar a Alcibiades que la tarea del estadista no es fácil y que el arte de gobernar en gran parte consiste en saber decir NO & Volveré cuando necesitéis de mí dijo Hildebrando . Estoy seguro de que mis consejos son sanos y que con ellos el reino volverá a ser feliz.
Esperad dijo Alcibiades con profundo respeto , no os vayáis todavía. Ya que sois tan sabio, enseñadme el arte de gobernar. Lo lamento, Majestad, pero no es mi designio enseñaros a gobernar dijo humildemente Hildebrando . Yo sólo consulto a los astros y, en ocasiones, cuando me lo piden, doy el mejor de mis consejos. Si es eso lo que buscáis, escuchadme con el corazón. Gobernar, mi señor, es ante todo respetar. Respetar no sólo al hombre sino también a las leyes naturales. Dentro de estas leyes, están también algunas que, aunque no fueron sancionadas por ningún parlamento, los hombres, por muy poderosos que sean, jamás podrán alterarlas, pues su esencia está en su propia naturaleza. Sólo corresponde al gobernante el aprenderlas, comunicarlas, respetarlas y hacerlas respetar, en el mejor beneficio de la colectividad. Entre estas leyes naturales están las leyes de la economía que, aunque su poderosa Majestad quiera hacerlo, jamás las podrá cambiar o alterar. En este sentido, las leyes económicas son, por ejemplo, como las leyes de la gravedad. ¿Acaso mi señor podéis derramar el agua de abajo para arriba? No me preguntéis más, mi señor, porque no sabré qué contestaros prosiguió . Sólo soy un viejo astrólogo, cansado de andar en busca de la verdad. Habiendo dicho esto, Hildebrando partió pensando en que jamás retornaría al reino de Alcibiades. Después de mucho tiempo se supo que estuvo en lugares muy lejanos donde su consejo fue muy apreciado, no sólo porque las cosas andaban mal, sino también porque se había perdido el maravilloso don del sentido común. En su reemplazo vinieron otros astrólogos, algunos discípulos de Hildebrando y otros no. Como en todo, los hubo buenos y otros no tan buenos. No faltaron los arrogantes y los soberbios, aunque todos ellos recordaban sus enseñanzas y valoraban sus recomendaciones sobre el sentido común. Así, gracias al breve paso de la sensatez, el pequeño reino de actividad reducida se propuso engrandecer a la par de la estatura de su gobernante, que tuvo a bien escuchar el buen consejo de Hildebrando. Si lo hizo, el reino sería premiado con la felicidad, Alcibiades con la grandeza y el respeto de su pueblo, y los astrólogos del reino con un ejemplo de humildad y sabiduría. Hildebrando, Hildebrando & le gritaba el pueblo agradecido volved pronto para aconsejar a Alcibiades. No lo dejéis en manos del Parlamento, del Consejo y sobre todo de los malos políticos &aquellos que mienten y se enriquecen a costa del reino &y, lo peor, que dicen gobernar a nombre del pueblo, pero todos sabemos que el pueblo les importa un soberano corno & Es importante que alguien vele por la suerte de nosotros &
Al oír esto, Hildebrando se dio cuenta que, como sucede siempre, todos en el reino parecían entender muy bien los problemas que aquejaban a la economía. Aunque algunos no sabían leer o escribir, todos en el reino sabían sumar y restar & Sin embargo, a diferencia del los políticos del Consejo, los súbditos no estaban contagiados de las posturas e ideologías que siempre rigen el norte de los malos políticos y sobre todo de las medias verdades que éstos pregonan que, al final del día, como se sabe, son las verdaderas mentiras &
2. La inflación y el pr ecio de las materias primas
Habían pasado varios años desde la úproblemas comenzaron nuevamente para el para el pobre Alcibiades. De manera curiosa y, a pesar de que el reino se había beneficiado con la increíble subida de los precios internacionales de los aceites y los gases combustibles, la inflación empezó a tomar nuevamente un ritmo galopante, que sorprendió a todos, pero muy especialmente a Alcibiades, quien casi había olvidado los difíciles episodios de la hiperinflación sufrida por el reino en un pasado reciente. Consternado y compungido, volvió a reunir a su Consejo. No entiendo qué es lo que pasa aquí dijo con tono molesto , hice caso a los consejos de Hildebrando, pero nuevamente tenemos un problema con la subida de los precios. Lo que pasa es que Hildebrando no es buen un consejero dijo el ministro de Planes y Utopías . Hay que llamar al profesor Fax. Él sabrá darnos una respuesta adecuada. Hay que seguir sus consejos al piede de la letra. Para esto, es que imvertimos mucho dinero en sus consultorías. Aprobado dijeron a coro todos los miembros del Consejo. Con la aprobación de ese cuerpo colegiado, Alcibiades mandó a llamar al profesor Fax, quien rápidamente llegó en un velero de primera clase, se alojó en una fonda de diez estrellas, dejó un pequeño papel escrito a mano y se fue más rápido de lo que había venido; no sin antes efectuar el cobro de jugosos honorarios.
Pasaron ciento ochenta días y las cosas siguieron de mal en peor. Como de costumbre, las rápidas recomendaciones que había dejado el profesor Fax no sirvieron para nada. Desalentado, Alcibiades mandó a llamar a Hildebrando, quien se encontraba convaleciente de una rara enfermedad en las altas y heladas tierras del sur. ¿Me mandasteis a llamar ? preguntó Hildebrando. Así es dijo Alcibiades . Como habréis visto, en el reino nuevamente impera la subida de los precios y francamente no se qué hacer. Tal como recomendasteis, mi gobierno no gasta más de lo que recibe, pero nadie puede explicarme por qué los precios de los bienes siguen subiendo más y más. Todo esto, a pesar de que por orden real, en el gobierno de este reino nadie puede gastar más de lo que se recibe. Observad, Majestad dijo Hildebrando . Lo que habéis tenido en el pasado es el fenómeno económico de la subida de los precios, conocido con el nombre de inflación; en este caso, causado por el incremento de los gastos de vuestro reino. En otras palabras, vuestro reino aumentaba el gasto y como no tenía los recursos para pagarlo, recurría al Banco Real para que éste lo haga en la forma de un financiamiento al déficit fiscal. Como bien sabéis, dicha institución puede hacerlo, ya sea al prestarse recursos del público, incrementando la deuda interna, o al prestarse recursos del extranjero, incrementando la deuda externa. También lo puede hacer al imprimir dinero fresco, que es lo que precisamente vuestro Banco Real hizo, al dejar varios volúmenes de su memoria anual y la información estadística sin publicar, debido a que utilizaba la imprenta de esa institución para tal propósito. Como podéis suponer, todas estas formas de financiamiento tiene efectos sobre la subida de los precios pues, al hacerlo, incrementa la cantidad de dinero en la economía que presiona sobre éstos. Hoy, la situación es diferente prosiguió . Lo que vuestro reino tiene ahora es el fenómeno de la inflación, causado por el incremento de la cantidad de dinero, que se origina en la subida de los precios internacionales de las materias primas que vuestro reino exporta al resto del mundo. En otras palabras, a pesar de que el reino no produce más bienes y servicios de exportación, éste recibe más ingresos, debido a los mayores precios internacionales. Estos ingresos, que vienen en la forma de zólares y otras monedas extranjeras, al ser cambiados a la moneda nacional, incrementan la cantidad de dinero en la economía que, como os expliqué anteriormente, presiona sobre el nivel de precios.
¿Y qué puedo hacer para que estos ingresos que vienen del extranjero no presionen sobre el nivel de precios? Después de todo no es culpa del reino que los precios internacionales suban. ¿Por qué tendríamos que ser penalizados por esto ? prosiguió Alcibiades. No se trata de ser penalizados por los altos precios internacionales. De lo que se trata es de que los precios de las materias primas son objeto de ciclos económicos, que se encuentran fuera de control de vuestro reino o de cualquier otro en la economía global. En otras palabras, lo que sucede es lo siguiente: cuando la producción mundial de materias primas aumenta y/o su demanda disminuye, los precios internacionales tenderán a bajar. Por el contrario, cuando la producción mundial de materias primas disminuya y/o su demanda aumente, los precios internacionales tenderán a subir. La interacción entre la producción y la demanda de las materias primas en los mercados internacionales, es la que determina estos ciclos económicos, a los que responden los precios internacionales. Pero, esto no es lo que sostiene el ministro del Tesoro. Él dice que estos precios son manipulados por el Coloso del Norte, con el fin de someter a las economías de los reinos más débiles, que se encuentran sujetos a su hegemonía dijo Alcibiades. Majestad, no os suscribáis tan fácilmente a este argumento dijo Hildebrando. En realidad, no es tan fácil para una persona, un gobierno o una institución controlar los precios internacionales de las materias primas. En otras palabras, es muy poco probable la existencia de monopolios, que significa (pocos o) un solo vendedor, o de monopsonios, que significa (pocos o) un solo comprador, especialmente de este tipo de bienes, también llamados comodities. Aunque en el pasado hubo intentos de controlar algunos de estos mercados, en realidad su efecto fue relativo y sobre todo muy temporal. Este es el caso, por ejemplo, del Consejo Internacional de las Latas de Estaño o de la Organización de Productores de Aceites y de Gases Combustibles que, en el siglo pasado, efectivamente, pudieron lograr algún control de los mercados pero que, con el descubrimiento de nuevas tecnologías y sobre todo con la nueva producción y productividad en los países más avanzados, su poder de manipular los mercados resultó ser muy efímero y completamente temporal. Bueno, sea lo que fuere ¿cómo puedo evitar que los precios internacionales presionen sobre los precios internos? dijo Alcibiades. Al igual que en el pasado, lo que tenéis ahora, es lo que se llama una inflación por demanda. Esto, debido a que el mayor ingreso originado por la subida
de los precios internacionales de las materias primas, incrementa la cantidad de dinero en la economía, la que a su vez hace que aumente la demanda interna de bienes y, en última instancia, presione sobre los precios. Éste, es el argumento fundamental de la llamada Teoría Cuantitativa del Dinero. En otras palabras, cuanto mayor sea la cantidad de dinero en la economía, respecto a la cantidad de bienes producidos, mayor también será la presión por la subida de los precios, incluyendo el precio del zólar y las monedas extranjeras que, como SM bien sabe, son también considerados bienes en la economía dijo Hildebrando. Entiendo dijo Alcibiades . En el caso del gasto público, la figura me es clara pero ¿cómo hago para controlar el efecto de los precios internacionales? El ministro del Tesoro dice que este tipo de inflación puede ser controlada por el Banco Real, al vender títulos o valores del Tesoro o del propio Banco Real, que le permite retirar una masa importante de dinero en poder del público. Además, me dice también que, como el zólar, la moneda fuerte del Coloso del Norte, se está depreciando y el precio de todas las materias primas incrementando, ésta es la gran oportunidad de demostrar que el reino cuenta con una moneda nacional fuerte y estable; circunstancia que además servirá para elevar el prestigio y la imagen internacional de mi persona y la del ministro del Tesoro. Por esta razón, me recomienda mantener un tipo de cambio completamente fijo y elevar el interés que pagan los bancos en moneda nacional, con el fin de estimular el ahorro en esta moneda y castigar el ahorro que se hacen en moneda extranjera los súbditos de este reino. Bueno, es una forma de hacerlo respondió Hildebrando , pero no la más eficiente, pues estaréis pagando elevados intereses para que el Banco Real pueda retirar o prestarse dinero del público; también habréis elevado más allá de lo conveniente la tasa de interés en moneda nacional y, al mantener el tipo de cambio fijo, terminaréis acumulando importantes reservas internacionales, con la fuerte tentación de gastarlas en proyectos faraónicos y exóticos, pensando que se trata de ahorros del reino y que podéis disponer de éstos. Esto fue lo que sucedió hace muchísimos años en un reino vecino, cuando el rey don Juan decidió utilizar las reservas internacionales acumuladas, para comprar los antiguos y desgastados ferrocarriles de los inversionistas ingleses. No cabe duda, ese fue el comienzo de la caída económica de ese floreciente reino. Sin embargo, es importante anotar también que los intereses que tendréis que pagar no son poca cosa, sobre todo, en estos períodos de alta inflación. Y no cometáis el error de pensar que, como los paga el Banco Real, este gasto no afectará el déficit del Tesoro. Todo lo contrario, como bien sabéis, estos gastos también tienen un efecto fiscal sobre los flujos financieros de vuestra pequeña
economía, con todas las consecuencias que bien conocéis continuó sin apresurarse Hildebrando. No obstante, para mi, el tema más importante es el de las reservas internacionales. Dado que mantendréis el tipo de cambio fijo y estaréis pagando altos intereses por retirar dinero del público, al igual que el sistema bancario por mantener depósitos en moneda nacional, vuestros súbditos se verán tentados a cambiar los zólares que tenían acumulados en el extranjero y bajo el colchón, por dinero en moneda local, bajo la percepción de que la moneda nacional mantiene su valor. Esto, sin darse cuenta que la supuesta fortaleza y estabilidad del tipo de cambio se debe principalmente a los altos precios de las materias primas y debido a que el Banco real mantiene fijo el tipo de cambio. Si en el mediano plazo se mantiene esta percepción, llegará un momento en que vuestros súbditos cambiarán la mayor parte de los zólares por moneda local; circunstancia que elevará significativamente el nivel de las reservas internacionales del Banco Real siguió explicando Hildebrando. Por lo tanto, no cometáis el error de pensar que podéis gastar estas reservas como si fueran ahorros de vuestro gobierno pues, en primer lugar, parte de ellas es oro no monetario; otra parte, recursos que el Banco Real deberá devolver a los tenedores de títulos o valores que prestaron recursos a corto plazo para retirar liquidez de la economía; otra parte, el encaje legal de los bancos comerciales por los depósito en moneda extranjera, si los hubiera y, la mayor parte de ellas, la que vuestros súbditos, confiados en la estabilidad económica, cambiaron para recibir moneda local y que, en algún momento, más temprano que tarde, les tendréis que devolver continuó explicando. El peligro aquí es que, luego de descontar los recursos que os señalé anteriormente, encontraréis que, de pronto, lo que queda es muy poco para devolver a los súbditos, si en algún momento éstos deciden cambiar nuevamente su moneda local por zólares o cualquier otra moneda extranjera dijo Hildebrando. La regla que siempre hay que respetar, es que los reinos deben tener las suficientes reservas internacionales para poder devolver a los súbditos el monto de zólares y monedas internacionales que, confiados en la fe del Estado, en este caso de vuestro reino, libremente cambiaron a moneda local. Esto se llama en economía la libre convertibilidad, que en la mayor parte de los reinos está garantizada por su Carta Magna y otras disposiciones de los bancos centrales. Si los reinos no tienen las suficientes reservas para devolver a los súbditos los zólares y monedas extranjeras que cambiaron por moneda local, esto puede
originar un descalabro económico de grandes proporciones, particularmente en el tipo de cambio, el mismo que se disparará explosivamente, creando un grave problema de confianza en la economía concluyó Hildebrando. Respecto a la presión que ejercen los precios internacionales, a mi parecer, lo que debéis hacer ahora, es que la tasa libre de cambio, o sea la tasa de cambio real, y no la tasa arbitrariamente fijada por vuestro Banco Real, sea la que establezca cuánto del dinero proveniente de las exportaciones debe quedar efectivamente en manos de los exportadores. Esto, a fin de evitar que los exportadores se beneficien con un cambio favorable, más allá de lo que el mercado establece y evitar así que este excedente presione sobre la subida de los precios. Además, como os dije anteriormente, no olvidéis también que el incremento del dinero en el mercado, cualesquiera sea su origen, tiene siempre un efecto multiplicador en la economía, cuyo tamaño y efecto depende de la parte de este incremento que vuelve a gastarse en el consumo, algo que la hermandad de profesionales de la economía llama la propensión marginal al consumo añadió Hildebrando. En otras palabras, se trata simplemente de un tema de oferta y demanda. Por lo tanto, lo que corresponde hacer en este caso es que el precio de mercado del zólar, o sea la tasa de cambio real, sea la que determine su verdadero valor en el mercado y no la tasa de cambio arbitrariamente fijada por los funcionarios de vuestro Banco Real prosiguió Hildebrando. Con esto, también dejaréis de castigar a los productores internos, que se ven obligados a pagar salarios y comprar insumos con moneda local, apreciada más allá de lo que el mercado establece y en condiciones menos competitivas que los exportadores de otros reinos dijo Hildebrando. Asimismo, también aminoraréis el oneroso pago de intereses por la deuda interna que contrata el Banco Real que, como sabéis, tiene efectos financiero sobre las cuentas fiscales, sobre todo en momentos en que los intereses en vuestro reino son altos, debido a que éstos se encuentran afectados por la inflación. Por otra parte, recordad siempre que la tasa de interés es el instrumento por excelencia que utiliza el Banco Real para controlar la inflación. Sin embargo, si esta tasa se incrementa más allá de lo necesario, entonces, también puede tener un efecto negativo sobre el nivel de la producción continuó. ¿Pero con todo esto no estaré beneficiando innecesariamente a los exportadores, que es una cofradía de malos ciudadanos, que permanentemente enfrenta a mi gobierno ? observó Alcibiades.
Todo lo contrario, Majestad, les estaréis dando lo que en justicia les corresponde. Por otra parte, siempre debéis recordar que las buenas políticas económicas jamás deben mezclarse con los vicios de la política en general. Además, el arte de gobernar establece que siempre y sobre todas las cosas, es necesario tomar en cuenta el carácter neutro de la economía. Es decir, que jamás éste debe favorecer o castigar a un grupo de agentes económicos, en perjuicio de otros o de la propia economía. Por otro lado, Majestad, el gobierno tampoco debe ser utilizado como instrumento de venganza política, pues esto no hará más que crear otro tipo de distorsiones que, como bien sabéis, tiene efectos inesperados y consecuencias de largo plazo. Y luego de esto ¿qué haréis con los precios de los bienes transables ? preguntó Hildebrando. ¿Qué son los precios de los bienes transables ? preguntó Alcibiades. Son los precios de los bienes que se pueden comprar o vender tanto dentro del reino como en el extranjero, cuyos precios están fijados en los mercados internacionales. Este es el caso de los aceites y gases combustibles, que se consumen en vuestro reino y que también se exportan hacia los reinos vecinos y más allá de las fronteras. Mi pregunta es, por ejemplo, ¿que haréis con los aceites y gases combustibles, cuyos precios dentro de vuestro reino se encuentran muy por debajo de los precios internacionales ? preguntó Hildebrando de manera inquisitiva. Por el momento nada respondió . Mi ministro de Planes y Utopía dice que si se incrementaran estos precios, se puede generar la furia y el descontento del pueblo en contra del reino y de mi propio gobierno. ¿No os dais cuenta acaso que si no se incrementan estos precios, lo que estáis haciendo es crear una enorme subvención en favor de todos vuestros ciudadanos sin excepción y no sólo para aquellos que la necesitan? De otra manera, estos recursos podrían utilizarse para mejorar la situación del déficit fiscal o para incrementar inversión social en salud y educación, tan necesaria para mejorar la calidad de vida de vuestros súbditos dijo Hildebrando . Además, como la diferencia de precios entre los mercados locales y la de los reinos vecinos es tan grande, vuestra empresa de aceites y gases combustibles prácticamente ha dejado de exportar a dichos reinos, los mismos que ahora satisfacen todas sus necesidades a través del contrabando, que se ha convertido en un gran negocio, manejado por
los politicos, los guarda fronteras, algunos uniformados y otros encargados de su custodia. Si, pero, de todas maneras, el ministro de la Policía me ha alertado que el hacerlo podría generar una rápida caía de mi gobierno y el triunfo de los conspiradores, capitaneados por mi hermano Godofredo, el segundo en la línea de sucesión. La política es algo en lo que no debo meterme. Sin embargo, os recomiendo no tomar decisiones de política económica, que estén supeditadas a la política en general. Como sabéis, ese es un juego que os llevará muy rápidamente al populismo, que es responder a la percepción de lo que los políticos creen que es lo que el pueblo piensa y que, por lo general, no lo es. Esto, acarrea a una cadena de malas decisiones económicas, que luego habréis de lamentar en el futuro con catastróficas consecuencias. Por otra parte, debo advertiros que las subvenciones no son malas per-se. Si SM quiere subvencionar a los más pobres y los más necesitado por razones de equidad y de justicia, puede hacerlo. Contrariamente a lo que la gente piensa, esto no riñe con la teoría económica. Por ejemplo, existen subvenciones que estimulan la educación en el área rural; las que promueven la salud madre y niño en el campo y los barrios marginales; la electricidad y las telecomunicaciones, que contribuyen al crecimiento y al desarrollo de las áreas marginales. Éstas y otras subvenciones no están necesariamente en contradicción con los postulados de la teoría económica o el sentido el sentido común. El único requisito que habréis de cumplir es que vuestro Tesoro cuente con las recursos suficientes para hacerlo y que estos programas no vayan en perjuicio de otros agentes de la economía o en reemplazo de importantes funciones gubernamentales sociales. Es importante también que la subvención sea objeto de un diseño, de tal forma que se asegure que ésta llegue o se dirija efectivamente a las personas que más la necesitan y que, por lo tanto, evite convertirse en una subvención generalizada. Por ejemplo, como se vio anteriormente, la subvención que tenéis sobre los precios de los aceites y gases combustibles, lamentablemente, beneficia a los ciudadanos de altos ingresos y, peor aún, a los habitantes de los países vecinos. Esto también ocurre en la mayor parte de los servicios públicos, el transporte, la electricidad, el agua y en muchas de las actividades en vuestro reino. Por ello, también deseo aclararos que la teoría económica tiene un capítulo especial para el diseño de las subvenciones, que hoy en día se aplica de una forma u otra en casi todos los reinos del planeta. Esto fue así, por ejemplo, en el reino
Ecuatorial, donde se hizo un diseño de subsidio para los gases carburantes, destinado sólo para los habitantes que se encontraban debajo de la línea de la pobreza. En este caso, el diseño fue muy exitoso, debido a que en este proceso, además, se dejó participar a las iglesias de diferentes denominaciones, que tienen una gran credibilidad dentro de los grandes sectores de la población. Por otra parte, tampoco olvidéis de ordenar a vuestro Banco Real, sobre la eliminación de las antiguas prácticas de establecer de tiempo-en-tiempo tasas de interés negativas, que sólo favorecen a los que más tienen y que además cuentan con el acceso al sistema bancario que ofrece este tipo de tasas. Tal como os comenté en el pasado, las tasas negativas se financian solamente con tasas negativas pasivas. El problema con las tasas negativas pasivas, o sea las que se paga a los ahorristas, es que no sólo desalientan el ahorro en la economía, sino que también son injustas para los aquellos, que no cuentan con otras opciones para depositar sus recursos ahorrados dijo finalmente Hildebrando. Y algo muy importante, Majestad, en estas épocas de bonanza es muy importante aprovechar de los altos precios internacionales de las materias primas, para ahorrar recursos que en el futuro podréis necesitar. No olvidéis de los sueños de José en la Biblia. Es siempre importante ahorrar recursos para las épocas de las vacas flacas . Es curioso, pero ya la Biblia hacía referencia a los ciclos económicos, al hablar de los siete años de vacas flacas y los siete, de las vacas gordas. Como resultado de los consejos de Hildebrando, el reino de Alcibiades empezó a reducir significativamente la inflación causada por la subida de los precios internacionales. Con la adopción de una tasa libre de cambio, se logró entregar a la economía sólo los recursos que le correspondía, con lo que además se evitó que éstos presionen sobre los precios internos. Los exportadores recibieron la parte que en justicia les correspondía y, gracias a la adopción de una tasa de cambio real, éstos muy rápidamente se volvieron mucho más competitivos, no sólo en los reinos vecinos, sino también en la economía mundial. Al actuar de esta manera, los súbditos de Alcibiades incrementaron sus inversiones e incursionaron en muchísimos mercados internacionales; sobre todo, más allá de las fronteras, donde actuaron más agresivamente frente a los productores internacionales. Todos quedaron contentos al recibir lo que en justicia les correspondía recibir. El reino captó mayores ingresos y mayores impuestos. También se generaron nuevos empleos, mientras que el salario aumentó significativamente. El Banco Real incrementó sus reservas de manera efectiva y, lo más importante, dejó de pagar onerosos intereses por la deuda interna.
El reino quedó también muy contento, porque se empezó a eliminar la inflación que, como se sabe, no es más que un impuesto ciego que, al final del día, mayormente lo pagan quienes reciben ingresos fijos que, por lo general, son los más pobres y los más desvalidos. Mejoraron también los servicios de salud y educación, que aumentaron significativamente la calidad de vida de los súbditos. Se ahorraron importantes montos que el reino pudo utilizar en momentos de emergencia y hasta se logró invertir algunos recursos con el fin de incrementar la capacidad productiva de la economía, como ser carreteras, aeropuertos, ferrocarriles y otras obras en ciencia y tecnología; obviamente teniendo el cuidado de hacerlo prudentemente y de la manera más eficientemente posible. Sin embargo, antes de partir, Hildebrando también se puso a pensar que los reinos cometen graves equivocaciones, cuando los políticos creen en legendarias y fantasiosas ideas, tales como suponer que los reinos más desarrollados controlan los mercados de materias primas, que manipulan los precios internacionales del comercio exterior y que la globalización está hecha para aprovecharse de las economías emergentes y de los reinos en proceso de desarrollo. También cometen graves equivocaciones, al pensar que existen modalidades heterodoxas para atacar los efectos originados por los ciclos económicos y, particularmente, las variaciones de los precios internacionales de las materias primas. Entre estas modalidades, la vieja artimaña de mantener fijo el tipo de cambio, con el fin de crear la impresión de que la economía se encuentra sólidamente estabilizada es, sin lugar a dudas, una de las formas más frecuentes de hacerlo y a la vez una de las más peligrosas. Se dice que es una de las más peligrosas, pues intenta demostrar lo que en el mediano y el largo plazo es casi imposible de hacer. Esto es, que las pequeñas economías son invulnerables a los ciclos económicos del comercio internacional y a la variación de los precios de las materias primas. Crear esta ficción es un gravísimo error pues, si las grandes economías son vulnerables a este tipo de situaciones, con mayor razón lo serán las pequeñas y débiles economías de los reinos en desarrollo. Por lo tanto, si las economías en general no se ajustan a las condiciones del comercio internacional, las consecuencias de este accionar puede traer graves consecuencias económicas. Entre estas consecuencias, principalmente, se encuentran: las distorsiones y repercusiones en la balanza de pagos, y las que ocurren en el sistema monetario, a través de la tasa de interés. Ni qué hablar de los
temas de crecimiento y desarrollo de la economía en general, a los que me referiré en otra oportunidad. No cabe duda que una equivocada política cambiaria puede tener graves efectos sobre las importaciones y exportaciones de la cuenta corriente, los movimientos de capital a corto y largo plazo de la cuenta capital y, como no puede ser de otra manera, sobre la cuenta de reservas internacionales, que es la cuenta resultante de la balanza de pagos. Asimismo, no cabe duda también que una equivocada política monetaria de atracción de depósitos en moneda local estimulada por altas tasas de interés y el tipo de cambio fijo, puede también traer graves consecuencias sobre las cuentas monetarias, con el consecuente efecto financiero sobre las cuentas fiscales. Adicionalmente, este tipo de políticas tenderá a incrementar las reservas internacionales con los recursos provenientes del cambio de moneda extranjera en propiedad de los residentes, que no provienen de transacciones de la cuenta corriente de la balanza de pagos. El efecto neto de estas políticas puede conducir a que los gobiernos se sientan tentados a utilizar el incremento en las reservas, como si fueran ahorros de la gestión gubernamental y sin pensar que, en un momento de crisis, los residentes decidan cambiar nuevamente su moneda local por la moneda extranjera, supuestamente depositadas como reservas internacionales. Cuando los bancos centrales no cuentan con suficiente moneda extranjera para devolver estos recursos a los residentes, se puede producir una depreciación masiva de la moneda local o generar un pánico bancario explosivo sin precedentes o el desenfrenado corralito, como se llamó popularmente al ocurrido en las tierras del rey Nicanor. Gracias Hildebrando por vuestros consejos. Los tomaré muy en cuenta dijo Alcibiades. Espero que así sea y que Dios os acompañe siempre replicó Hildebrando. Volved pronto que siempre seréis bien rec ibido por este reino dijo Alcibiades. Así lo espero, Majestad
3. La I nflación y la caí da de los pr ecios intern acionales
Alcibiades sufrió un gran arrebato, al enterarse de que su reino nuevamente sufría la subida de los precios. Sin perder el tiempo con las recomendaciones del profesor Fax, su Consejo o su ministro de Planes y Utopías, mandó a llamar a Hildebrando, que vino presuroso a conversar con éste. ¿Qué os urge, mi señor ? preguntó. Ha vuelto la inflación dijo Alcibiades , es como una maldición que nunca se acaba. Explicadme ¿qué debo hacer ahora? Ved, Majestad, lo que sucede es que, desde hace un año, el mercado de las materias primas se ha derrumbado y, por tanto, vuestro reino ya no cuenta con los ingresos suficientes para enfrentar todos sus gastos. A pesar de esto, vuestro ministro del Tesoro continúa gastando como si nada hubiera pasado respondió. Canalla dijo Alcibiades. No es así Majestad. Como os digo siempre, él sólo cumple con las instrucciones de vuestro Parlamento dijo Hildebrando . El Parlamento le ha instruido incrementar varias veces el salario mínimo de los empleados reales, otorgar bonificaciones anuales, subsidios y, en general, todo tipo de asistencia con recursos del Tesoro. Es más, tiene que cumplir con las leyes y vuestros decretos reales, que lo obligan a financiar una serie de proyectos fantásticos, como la fábrica de abonos, las sales energéticas maravillosas, las plantas separadoras de
combustible líquido o el costo de vuestros aviones y helicópteros, que son todos pagados con recursos del Banco Real que, como sabéis, en última instancia, incrementan el déficit fiscal y disminuyen el nivel de vuestras reservas internacionales. En otra oportunidad, Majestad, os comentaré con más detalle sobre la viabilidad de estos proyectos, pues es importante que, ante los elevados montos de inversión que éstos representan, los conozcáis y os aseguréis que dichos proyectos, primero, cuentan con los mercados internacionales necesarios; segundo, que su rentabilidad es la adecuada y; finalmente, aunque no menos importante, que de ninguna manera se encuentren sustentados por subvenciones o por los precios subvencionados de vuestras materias primas. Como sabéis, muchos de estos temas han sido puestos en duda por varios de vuestros expertos prosiguió. Está bien respondió Alcibiades . Sin embargo os ruego que no me distraigáis con temas políticos neoliberales y que nos concentremos en el asunto que nos ocupa ¿Qué puedo hacer para parar la subida de los precios? Para evitar la subida de los precios, no debéis gastar más de lo que se recibe. Sin embargo, Majestad, como os dije anteriormente, vuestro gobierno sigue haciéndolo como en las mejores épocas del auge; obviamente sin contar con los recursos para poder efectuarlos. Para cubrir estos gastos, el ministro del Tesoro nuevamente ha recurrido al Banco Real, que los financia con la impresión de moneda fresca, que la realiza en la imprenta de esa institución. Lamentablemente, el Banco Real, otra vez, ha dejado de imprimir la maravillosa serie de estudios económicos y las estadística monetarias mensuales, para dedicarse exclusivamente a la impresión de billetes. Además, como sabéis continuó , parte de los ingresos que se obtuvieron en las épocas de auge, actualmente depositados como reservas internacionales, han sido comprometidos por el Consejo para la puesta en marcha de una serie de proyectos, que serán pagados con dichas reservas. Lo ideal habría sido, Majestad, que estos proyectos sean financiados por el sector privado o la inversión extranjera, a fin de que, en última instancia, éstos sean los que asuman no sólo el elevado costo de estos proyectos, sino también el riesgo de la astronómica inversión. Ya os dije que no quiero oír esos disparates neoliberales dijo Alcibiades. No son disparates neoliberales, Majestad. Se trata simplemente de recomendaciones que dicta el sentido común. No olvidéis que la teoría económica es la ciencia que estudia y analiza la asignación más eficiente de los recursos
escasos y no tiene nada que ver con las posiciones políticas de derecha o de izquierda. No olvidéis tampoco que vuestro reino tiene inmensas necesidades de inversión en salud y educación. Por lo tanto, es ahí donde debe concentrarse la inversión del sector público; dejando al sector privado y particularmente a la inversión extranjera, para que sean éstos los que asuman todos los riesgos del mercado; obviamente con buenas reglas del juego y una apropiada regulación de parte de vuestro reino. Vuestra misión como gobernante es velar para que los recursos del reino sean utilizados para mejorar la calidad de vida de vuestros súbditos, particularmente, aquellos que viven debajo de la línea de la pobreza o aquellos que sufren inseguridad alimentaria y que necesitan desesperadamente de mayor salud y mejor educación. Por lo tanto, Majestad continuó no es función de los estados modernos el incursionar en áreas que no les compete y donde además no cuentan con experiencia administrativa ni gerencial. Lo que si les compete es asignar los escasos recursos de la sociedad, para invertirlos en los sectores que no son atendidos por el sector privado. Esto es lo que reiteradamente señala la teoría económica que, de ninguna manera, expresa posiciones políticas, ni mucho menos la de los mal llamados neoliberales, que son aquellos que creen que el Estado prácticamente debe desaparecer en sus funciones y que el mercado debe tomar todas, absolutamente todas, las decisiones en la economía. Con respecto a la subida de los precios, lamentablemente, no queda otra cosa que la austeridad. Debéis reducir el personal supernumerario de vuestro gobierno; suprimir los bonos, primas y pagos extraordinarios, que no están contemplados en la Ley del Trabajo o aglutinarlos en los salarios mensuales. Esto, por lo menos parará la sangría de los gastos laborales. Debéis también disminuir el número de feriados, para que todos los que tengan la suerte de estar empleados, puedan volcar el máximo de su esfuerzo en favor de la sociedad y de la propia economía. Examinad la necesidad de contar con autorizaciones, permisos, licencias y todo tipo de trámite burocrático, a fin de eliminar aquellos puestos de trabajo que no sean realmente necesarios para la marcha de vuestro gobierno o el funcionamiento de la economía del reino hizo hincapié. Concentrad vuestras tareas exclusivamente en las funciones que establece la Carta Magna. Evitad irrumpir en las tareas de producción, distribución y comercialización, que es competencia del sector privado y donde los políticos no tienen cabida. Otra vez, aseguraos que sean éstos los que asuman el riesgo de los proyectos que financian. Si acaso optáis por permitir que este sector atienda los servicios públicos, aseguraos también de regularlos adecuadamente que, en términos económicos quiere decir, velar por el estricto cumplimiento de las leyes
que gobiernan los servicios públicos. Vended vuestros aviones, helicópteros, flotas mercantes y líneas aéreas, vehículos de autotransporte donde el reino no genera ingresos. Deshaceos de satélites, cohetería y todo tipo de artefactos y artilugios, que son muy rápidamente desplazados por la nueva tecnología y que requiere de cuantiosas inversiones, que vuestro reino no está en condiciones de costear. Tened cuidado y tomad discreción con la inversión en tecnología de punta. Cada día aparecen sistemas más baratos como, por ejemplo, los aviones alimentados por energía solar, que permitirán hacer las telecomunicaciones infinitamente más económicas, de lo que hoy sólo pueden hacer los satélites Y, sobre todo, Majestad, abandonad vuestras pretensiones de contar con programas atómicos, que son demasiado bombásticos e inalcanzables para un pequeño reino, sin mayores recursos, como es el vuestro. Está bien pero, de ninguna manera, transferiré las empresas públicas al sector privado, como quieren hacerlo los neoliberales. Las empresas públicas son estratégicas y son patrimonio del pueblo dijo enérgicamente Alcibiades, en tono amenazador. Me cuesta mucho comprender qué de estratégicas pueden tener vuestras empresas públicas. Francamente, no creo que éstas produzcan algo que nadie más pueda hacerlo y por lo tanto habría que guardarlas y cuidarlas como un secreto de Estado. Tampoco creo que estas empresas produzcan algo que no se pueda comprar en otro lugares; pues, si esto puede hacerse, entonces estas empresas dejan de ser estratégicas. En cuanto a que son el patrimonio del pueblo, por supuesto que lo son. Sin embargo, habría que evaluar si es mejor para el pueblo tener empresas que pierden dinero o mejorar las condiciones de vida de éste, particularmente, en los temas de salud y educación, que mundialmente son reconocidas como la inversión de mayor rentabilidad dijo Hildebrando, en tono impaciente. Por lo tanto, transferid aquellas empresas que operan a pérdida y evaluad todas las que actualmente vuestro reino administra, a fin de analizar si efectivamente son rentables o constituyen una carga para el erario real. Contratad empresas internacionales especializadas, para evidenciar si en ellas existen vicios ocultos, que encubren la verdadera rentabilidad de las mismas o si realmente funcionan con la efectividad y la eficiencia de sus similares en el sector privado o en otros reinos del planeta sugirió Hildebrando. Además, SM es consciente de que entre los proyectos de inversión que actualmente se contemplan en el reino, existen algunos que, bajo el consabido pretexto de crear industrias con valor agregado, se intenta demostrar una rentabilidad disfrazada, al utilizar, por ejemplo, precios de materias primas
subvencionadas; como es el caso de las plantas eléctricas para la exportación o la de los abonos y fertilizantes que, dentro de sus cálculos de rentabilidad, no toman en cuenta los precios internacionales, sino los precios subvencionados del mercado interno, que son muchísimas veces inferiores al precio internacional y que fueron diseñadps para favorecer a vuestro súbditos. Por último, si tenéis empresas que, a pesar de todo lo anterior, todavía os demuestran que sí son viables, aseguraos de darles la mejor administración profesional posible, evitando dejarlas sólo en manos de políticos o inexpertos, que no tienen la suficiente experiencia ni la formación para llevarlas adelante dijo. Majestad, la economía es como la aritmética. Ni siquiera como la matemática. Por lo tanto, lo que debéis hacer es simplemente añadir lo que suma y eliminar lo que resta. ¿Acaso es tan difícil hacer esto? Olvidaos de los complicados modelos matemáticos de los economistas. No sirven para nada. Os los muestran todo el tiempo para tratar de impresionaros. Los grandes estudios econométricos que preparan la hermandad de esa profesión, se reducen a evaluar el comportamiento aislado de una o pocas variables, cuando todo lo demás se encuentra constante. La treta que hacen estos increíbles personajes, que generalmente hablan en difícil, es tratar de ajustar los datos de alguna o algunas variables a una función matemática, dejando todo lo demás sin variación alguna. Es como actuar en un laboratorio, donde el mundo real no existe y donde todo lo demás queda sin cambiar. Esto quiere decir en latín ceteris-paribus concluyó ¿Pero lo que recomendáis hacer no será extremadamente duro para los ciudadanos, que posiblemente perderán sus fuentes de trabajo, sobre todo en el área de servicios o para quienes trabajan en las empresas públicas del reino ? dijo Alcibiades. Si, pero de ninguna manera será para todos. Solamente para los supernumerarios y aquellos que se encuentren en los cargos directivos, que no cuenten con las credenciales, calificaciones y la experiencia para cumplir este tipo de funciones. Sin embargo, Majestad, pensad también que no podéis escapar de esta vuestra responsabilidad o del propio concepto de vuestras funciones como gobernante. Lamentablemente, ni SM, ni vuestro Consejo, ni mucho menos vuestros ministros de Planes y Utopias y del Tesoro supieron prever las consecuencias de no ahorrar los recursos del reino en las épocas de auge, para utilizarlas en las épocas de crisis... Por lo tanto, ahora no queda otra opción, vuestra responsabilidad es ineludible y creo que debéis actuar en consecuencia, con toda la valentía y el valor civil que esto significa advirtió Hildebrando.
Sin embargo, hay mucho también que podéis hacer para aliviar el sufrimiento de aquellos que pierden su trabajo. En primer lugar, podéis poner en práctica un conjunto de redes sociales, que permita disponer de una serie de empleos temporales o llevar adelante obras de inversión social y de infraestructura, que puede ser financiada por los organismos internacionales. Podéis también aliviar el costo de hacer negocios en el reino, que es uno de los más altos no sólo en el continente, sino también en todo el mundo. Éste es el impedimento más grande para crear empleos. Los permisos, las licencias y las autorizaciones en vuestro reino son terriblemente engorrosos y agobiantes, interminables y desalentadores en su número, casi infinitos en su penoso trámite y gigantescos como fuentes de corrupción. Todo esto, Majestad, eleva enormemente el costo de poder trabajar e invertir en el reino, a tal punto que vuestro reino se ha convertido en el campeón mundial del número de trámites requeridos y, consecuentemente, de la corrupción le recordó. Permitid también que la titulación de la propiedad sea rápidamente aprobada, utilizando el sistema de las garantías solidarias ofrecidas por otros ciudadanos, que es exitosamente, utilizado por algunas instituciones financieras para prestar a la pequeña empresa. Eso si, comprobado lo que haya que comprobar, ex-post y no ex-ante, para evitar las posibilidades de corrupción con los funcionarios del reino y acompañándolo de un seguro de saneamiento, posiblemente financiado con los pagos de los mismos asegurados y sobre todo graves penalidades, para quiene incumplen o cometen fraude. Todo este esfuerzo estará dirigido, a fin de que los pequeños industriales y los artesanos del reino puedan hacer uso de la garantía de su vivienda, como colateral para financiar sus pequeñas inversiones. Haced también un esfuerzo por identificar cuáles son los productos que en el reino cuentan con ventajas comparativas; es decir, qué bienes y servicios pueden producirse en vuestro reino y en otros no, o qué bienes y servicios pueden producirse comparativamente en mejores condiciones. Esto, para aseguraros de que la producción bajo este esquema, no sea perjudicada por las excesivas regulaciones de vuestro reino o el costo de hacer negocios. Revisad también los estados de pérdidas y ganancias típicos de cada sector, a fin de identificar cómo la legislación y la regulación pueden contribuir a que la producción en estas áreas tenga una mayor productividad y que sea más competitiva y que, en última instancia, pueda ofrecer mejores oportunidades de empleo. Es imprescindible también que reviséis vuestro presupuesto, a fin de evaluar qué partidas del gasto corriente pueden ser reemplazadas por proyectos de
infraestructura, a fin de que la inversión que haga el reino en esta área pueda contemplar la posibilidad de algún crecimiento de la economía. Este no es un tema menor, Majestad, pues a veces las medidas de austeridad pueden ser tan excesivas, que terminan por llevar a la economía muy rápidamente hacia la otra alforja . En el pasado, los reinos que se empeñaron obsesivamente en la austeridad, sin implantar medidas destinadas a reactivar la economía, terminaron con serios problemas como el de la deflación. Éste fue el caso del reino de Nipón o algunos otros del viejo continente, donde la rigidez de la austeridad llevó a estos reinos a un camino del que todavía no pueden retornar. Sin embargo, no cometáis el error de utilizar recursos prestados del Banco Real para financiar dichos proyectos, pues su efecto sobre los precios internos de la economía sería como el de echar gasolina al fuego ; sobre todo, si se toma en cuenta efecto multiplicador del incremento del dinero sobre la economía. Tened en cuenta también que el componente importado de dicho gasto tendrá un efecto importante sobre la balanza de pagos y consecuentemente sobre la cuenta de reservas internacionales concluyó Hildebrando. ¿Qué es la deflación ? preguntó Alcibiades. La deflación, Majestad, es un fenómeno económico contrario a la inflación respondió Hildebrando . Cuando se produce una importante baja en la demanda agregada, que es en la suma de todas las compras totales de la economía, causada por shocks externos o internos de la economía, y además se aplican fuertes medidas de austeridad, como las que se implantaron en los reinos a los que me refería anteriormente, en alguna oportunidad puede presentarse el fenómeno de la deflación. Esto quiere decir que los precios bajan, en vez de subir o dejan de mantener su nivel habitual. Para evitar este fenómeno, es importante que el Parlamento apruebe un plan de reactivación de la economía y que las autoridades monetarias actúen rápidamente para reducir las tasas de interés. La baja en las tasas de interés mantendrá activa la compra de bienes de capital y sobre todo contribuirá a incrementar el capital de trabajo que necesita el sector privado; mientras que las mejoras en infraestructura permitirán generar mayores y mejores fuentes de trabajo, junto a mejorar la competitividad en la economía. Todo esto tendréis que hacerlo utilizando ingresos genuinos de vuestro presupuesto, posiblemente reemplazando otras partidas presupuestarias ya comprometidas o mediante el aporte de recursos frescos que provengan de los organismos financieros internacionales, la inversión privada o la inversión extranjera advirtió. Hildebrando le recordó también que uno de los grandes economistas del Siglo XX, John M. Keynes, se desacreditó muchísimo, cuando los economistas de la época interpretaron sus recomendaciones como si se pudiera hacer todo lo
descrito anteriormente con recursos de los bancos centrales. En realidad, esto no fue así. Las recomendaciones de Lord Keynes al Coloso del Norte fueron las de reemplazar los gastos de defensa de ese enorme país, por inversiones en infraestructura. Cuando un reino atraviesa por un período de aguda recesión, en el que el sector privado ha dejado de producir y generar empleo, indudablemente, existe un lugar para la participación de los reinos y de los Estados, destinado a reemplazar lo que el sector privado ha dejado de gastar... Por otra parte, también le recordó que, al igual que en el caso de la inflación causada por la subida de los precios de las materias primas, la tasa de cambio debe mantenerse completamente flexible, a fin de evitar que la moneda local que no ha sido suficientemente depreciada, ocasione una pérdida en las reservas internacionales. El no actuar oportunamente en este campo le reiteró podría llevar a un descalabro económico importante, sobre todo, si la población que había confiado en la estabilidad de la moneda, a causa de la subida de los precios internacionales de las materias primas, súbitamente se da cuenta de que el Banco Real se encuentra en esta situación y que, eventualmente, no habrá un nivel de reservas suficiente para devolver a todos aquellos que cambiaron sus zólares y otras monedas internacionales por la moneda local. Habiendo dicho esto, Hildebrando anunció su viaje a las heladas tierras del sur. Sus recomendaciones fueron bien recibidas por el monarca y puestas en práctica muy rápidamente. Sin embargo, los miembros del Consejo las aceptaron a regañadientes. No faltaron los necios, como siempre ignorantes y arrogantes, que no cesaron de criticar las enseñanzas del viejo astrólogo. No faltaron tampoco aquellos que sacaron a relucir los modelos matemáticos del profesor Fax. A pesar de todo esto, el reino de Alcibiades volvió a la normalidad. A su retorno, Hildebrando se puso a pensar en la falta de previsión que permanentemente demuestran los reinos, ante los marcados cíclicos de la economía. Es increíble pero, una y otra vez, se rehusan a reconocer su importancia o su trascendencia y, más aún, sus dramáticas consecuencias, a pesar de que su viabilidad existencial y la de sus propios gobiernos se encuentra amenazados por éstos. Por lo tanto, no se necesita ser un estudioso de la religión judío-cristiana, para darse cuenta que, hasta la Biblia, escrita en los lejanos períodos de la antigüedad, reconoce su importancia, al referirse a los siete años de las vacas gordas y los siete años de las vacas flacas . Pareciera que este maravilloso y sagrado libro reconoce hasta la duración de los ciclos económicos y sus dramáticos efectos sobre la vida de los seres humanos. Lamentablemente, los Estados y los gobernantes no lo hacen o los ignoran.
A pesar de esto, durante los años de las vacas gordas, no sólo los pequeños reinos como el de Alcibiades, sino también algunos otros de mayor tamaño, como el Gran Reino de los Urales o la Gran Nación del Cruceiro do Sul, hacen caso omiso de la existencia de dichos ciclos, al mantener sus economías completamente atadas a las materias primas y a sus pequeñas industrias circundantes, sin buscar una mayor diversificación en la economía. En todos ellos, parecería que se sigue el mismo patrón. En primer lugar, el vergonzoso aumento del gasto corriente, sobre todo en el rubro de sueldos y salarios. En segundo lugar, la proliferación de subvenciones, bonos y toda forma de asistencia existencialista. En tercer lugar, el aumento del gasto militar. En cuarto lugar, la desaprensiva actitud a mejorar la inversión social, particularmente en salud y educación. En quinto lugar, la inversión en grandes y fantasiosos proyectos de inversión, que generalmente carecen de rentabilidad económica y que producen grandes pérdidas financieras, en vez de hacerlo en el sector social o en la exploración de nuevas reservas de materias primas exportables. Finalmente, el increíble aumento del gasto dispendioso, acompañado de la corrupción y la mala administración. De la misma manera, al verse munidos con extraordinarios ingresos, producto del ciclo económico favorable, en todos ellos, vuelven a aparecer los sentimientos de tipo nacionalista, que conducen, en algunos casos, a las consabidas estatizaciones, que atropellan la propiedad de los inversionistas extranjero y/o a los regímenes de control de tarifas de los servicios públicos, destinados a sacar de circulación al sector privado de estas áreas de servicio. Paralelamente a estas iniciativas, en todos ellos, también se pone en marcha los aludidos proyectos fantásticos, que carecen de mercados internacionales, que no cuentan con rentabilidad adecuada y que, con el pretexto desarrollar industrias con valor agregado, promueven todo tipo de inversiones estatales, cargadas de subvenciones, tanto a las materias primas como a los servicios públicos, impuestos, seguridad social y a toda forma de gasto que normalmente es pagados por el sector privado. El efecto de estas acciones es el ahuyentar a la inversión privada y sobre todo la inversión extranjera, tan importante para el crecimiento de la economía y la generación de empleo, así como para la diversificación de la producción y el desarrollo de la exploración de nuevas materias primas, absolutamente necesarias, para enfrentar el próximo ciclo económico. Al poco tiempo de su partida, Hildebrando envió una conceptuosa misiva a Alcibiades, en la que le agradecía por su afecto y su hospitalidad. Al concluir la misiva, Hildebrando hizo una nueva recomendación y le dijo Majestad, la economía no es una ciencia oculta. Recordad que es como la aritmética; es un
conjunto de sumas y de restas. No os dejéis convencer por las verdades a medias de vuestros colaboradores, pues esas son las verdaderas mentiras...
4. El pr oducto y su medición
Alcibiades mandó a llamar nuevamente a Hildebrando. Esta vez, para que le explique algunos conceptos y cierta terminología que sus asesores y su propio Consejo utilizaba muy a menudo y que, a pesar de esto, cuando Alcibiades les pedía que se los expliquen, ninguno de ellos parecía tener las ideas claras, ni el razonamiento adecuado para hacerlo. Explicadme, Hildebrando ¿cuál es el significado de producción y cuál el de producto? A veces me siento confundido con estos conceptos, pues mis asesores y el Consejo los utilizan como si fueran sinónimos dijo Alcibiades. Por supuesto dijo Hildebrando . El término de producción es utilizado para medir la cantidad de bienes y servicios finales que se crean, fabrican o se generan en la economía, en un período determinado; utilizando para ello los factores de producción (tierra o recursos naturales, capital, trabajo y habilidad empresarial). Se utiliza también como sinónimo el término producto, que es lo que resulta de crear, fabricar, generar o producir algo, utilizando dichos factores. En ambos casos, la producción y el producto se expresan utilizando valores monetarios, que es una especie de denominador común para poder agregar estos bienes y servicios en la economía. Es importante aclarar, sin embargo, que estamos hablando de bienes (y por tanto servicios) que producen utilidad o satisfacción y no de los males, que son los que producen el efecto contrario. Además, estamos hablando también de bienes económicos que, por su propia naturaleza, son escasos; es decir, que existen en
cantidades limitadas y, por consiguiente, tienen un valor en el mercado. Esto es importante, pues existen muchos bienes que producen utilidad o satisfacción pero, como se encuentran en grandes cantidades en la naturaleza, no se consideran como bienes económicos. Éste es el caso, por ejemplo, del paseo alrededor del hermoso lago que se encuentra al norte de vuestro reino que, aunque nos produce una enorme satisfacción, no se considera como un bien económico, debido a que se encuentra en grandes cantidades y satisface a tantos miles y millones de personas, que hace muy difícil valorarla económicamente continuó elaborando Hildebrando. Asimismo, debe tratarse también de bienes finales y no de bienes intermedios. Es decir, de bienes que llegan al consumidor final, para aumentar su utilidad o satisfacción. Los bienes intermedios son aquellos que se utilizan o se consumen en el proceso de producir bienes finales. Este es el caso, por ejemplo, de la harina que es utilizada para producir el pan, que se trata de un bien intermedio, utilizado para producir un bien final aclaró Hildebrando. Por lo tanto, como os decía más adelante, para medir la producción o el producto, lo que hay que hacer es simplemente agregar el valor monetario de los bienes y servicios finales que tienen la condición de ser económicos y que se producen dentro de una circunscripción territorial determinada, en un período también determinado De otra manera, sería muy difícil sumar naranjas con manzanas y éstas con el resto de los bienes y servicios que se producen dentro de la economía. Como ya lo habréis advertido continuó , el valor monetario de cada bien o servicio producido en la economía resulta de multiplicar el precio ponderado de cada bien o servicio producido, por las respectivas cantidades que se venden a cada precio. Decidme entonces ¿cómo hacéis para medir la subida de los precios ? dijo Alcibiades. Una vez hecho este ejercicio, es posible entonces comparar la producción o el producto de un grupo de bienes y servicios producidos en un año determinado, con la producción o producto de bienes y servicios producidos el año anterior o cualquier otro año. Para hacer esto, bastará dividir el primer valor respecto del segundo y multiplicarlo por cien (100), a fin de conocer el resultado en términos porcentuales. De esta manera, podremos decir que los precios de un año determinado aumentaron (disminuyeron) en un tantos por ciento, con respecto al año anterior o con respecto a cualquier otro. ¡Qué bueno ! dijo Alcibiades por fin entiendo cómo se mide el incremento de los precios en la economía.
La gente que trata el tema de las estadísticas siempre aconseja comparar también la subida de los precios de un grupo de años con las de un año base. La ventaja de hacer esto, es que permite contrastar la subida de los precios de cada uno de estos años, con respecto a los otros. De esta manera, es posible decir si la subida de los precios de un año determinado ha sido mayor o menor que la de los otros años, al ser comparados estos valores respecto del año base. Explicadme ahora el concepto de producto en términos corrientes y el producto en términos reales consultó Alcibiades. El producto o la producción en términos corrientes es la suma del valor monetario de todos los bienes y servicios finales producidos en un período determinado, cuando se toma en cuenta tanto los precios y las cantidades producidas en ese período. Por su parte el producto o la producción en términos reales es la suma del valor monetario de los bienes y servicios finales producidos en el año base, cuando se toma en cuenta los precios del período base y las cantidades que prevalecen en el nuevo período de medición. La primera medida toma en cuenta la variación de los precios, mientras que la segunda no lo hace. Como veis Majestad, este método permite distinguir el crecimiento del producto o de la producción, cuando es sólo un incremento de precios o cuando existe un crecimiento real en la economía: en otras palabras, cuando se produce más respondió Hildebrando, al ver que Alcibiades podía distinguir la diferencia de conceptos. ¿Entonces, debo tener cuidado cuando el ministro de Planes y Utopías dice que el producto o la producción está creciendo ? preguntó Alcibiades. En efecto respondió Hildebrando , además debéis tomar en cuenta si vuestro ministro os cuenta o no la verdad sobre el incremento de los precios. En este mundo existen muchos malos funcionarios que no cuentan la verdad a sus gobernantes. Esto, para no mostrar que en sus respectivos reinos existen problemas como la inflación o subida de los precios, o para crear la ficción de que existe crecimiento en la economía. De esta manera, también se intenta engañar a los súbditos, haciéndoles creer que no existe una subida de los precios cuando, en realidad, sí la hay. Sin embargo, para desdicha de estos malos funcionarios, los súbditos no son tontos y se dan cuenta de la verdad. Serán las esposas de éstos, las primeras en sentir los efectos de esta subida, al acudir a las ferias semanales, donde se aprovisionan de los alimentos esenciales. Esto sucedió en un reino vecino, hasta que el sector privado empezó a elaborar sus propios indicadores y, más tarde, el Fondo Internacional del Oro hizo fuertes reclamaciones sobre cómo se elaboraban estos índices. Esto, también sucedió en el Gran Coloso de Oriente, que
permanentemente mostraba indicadores exagerados de crecimiento y que, even even tualmente tualmente se desvirtuaron, entre otras cosas, al momento omento en qu quee sus respectivas respectivas bo bols lsas as de valores empezaron empezaron a derrumbarse, derrumbarse, al percibirse percibirse que los fundamentos fundamentos de la economía erean incorrectos. incorrectos. ¿Y cómo cómo puedo puedo darme cuenta cuenta que el min minis istro tro de Planes Planes y Utopías Utopías no no me engaña engaña ? preguntó preguntó Alcibiades. lcibiades. Volvamo Volvamoss por un mom momee nto a nuestra anterior anter ior explicación explicaci ón respondió Hildebrando Hildebrando . Si se comp comp ara el valor valor monetario monetario de todos todos los bienes y servi servi cios cios finales, producidos en un período determinado, cuando se toma en cuenta tanto los precios de ese año, añ o, como como las cantidades cantidades producidas en el año base, con el valo valo r monetario mon etario de los bienes y servi servi cios cios finales, finales, prod prod ucidos ucidos en el año base, cuan cuan do se tomaa en cuenta tom cuenta los precios precios y las cantidades cantidades del año base, obtendremos obtendremos lo que que se llama el índice de precios, que es el indicador que nos permite conocer la variación de los los precios de un año deter deter minado, con con respecto respecto al año año base expl expl icó Hildebrando. ¿Pero, ¿Pero, no es complicado complicado medir todos los bienes bienes y servicios que se produce prod ucenn en la la economía economía ? preguntó Al Alcibiades, cibiades, con con curiosidad. En efecto, lo lo es respondió Hildebrando Hildebra ndo . Lo que hacen los expertos en estad estad ística, ística, es iden iden tificar tificar una canasta canasta representativa representativa de los los bienes y servicios que consume anualmente una familia tipo. Una vez definida esta canasta, entonces se procede a aplicar el métod métodoo al que que me me refería refer ía anteriormente. anteriormente. Ahora Ahora bien, debéis tamb tamb ién tener tener mucho cuid cuid ado al observar los ítems que han sido incluidos en esta canasta, pues allí puede encontrase el fraude. Puede, por ejemplo, incluir compra de automóviles, viajes en avión, vacaciones en el extranjer extranjeroo y otros, que no son necesariamente necesariamente bienes y servicios consumidos consumidos por una familia tipo o que pueden tener una variación de precios significativa. También debéis tener tener cuidado cuidado al observar el peso espe espe cífico cífico que tienen todos y cada uno de los bien bien es y servicios de la mencionada mencionada canasta, canasta, pu pues es ahí está el otro otro enga enga ño. Esto, Esto, al mostrar bienes y servicios de una variación de precios poco significativa, pero que cuentan con un fuerte peso en la canasta que consume esta familia tipo. En una palabra, Majestad, Majestad, sospechad sospechad y acertaréis acertaréis & Ahora Ahora que entiendo el conc conc epto de producción, producci ón, explicadme explicadme que es el concepto económico del ingreso, que el común de las personas confunde con la producción producción pregunto pregunto Alcibiades. Alcibiades. El ingreso es simplemente la suma de los los valor valores es monetarios de las las
retribuciones retribuciones a los factores de producción. producción. Como Como sabéis, sab éis, Majestad, Majestad, existen cuatro cuatro factores de producción producción que intervienen intervienen en todo todo proceso proceso de generar, fabricar o producir producir bienes y servi servi cios. cios. Estos factores factores son: son: la tierra o los recursos natural naturales, es, el trabajo trabajo de los los seres hu humanos, manos, el capital o los bienes de capital capital y la iniciativa o actividad actividad empr empr esari esari al. La retribución que que reci r ecibe be el factor de producción producción tierra tierra o los recu recurr sos naturales naturales es la renta; la que recibe recibe el trabajo trabajo es el salario; la que recibe recibe el capit capit al o los bienes de capital capital es el interés y la qu quee recibe recibe la l a iniciativa o actividad actividad empresarial es el beneficio benef icio empresar empresarial ial continuó. Por Por lo tanto tanto,, la suma suma de los valores monetarios onetario s de todas estas retribuciones retribu ciones a los factores de prod prod ucci ucci ón ón,, es lo que se conoce en econ econ omía como como el ingreso o costo costo de producción. producción. Es decir, decir, lo que cuesta cuesta producir producir estos estos bienes y servi servi cios cios en la economía. Al igual que en la medición medición del producto, prod ucto, lo que que se suma suma es el valor monetario de estas retribuciones a los factores de producción. Quisi Quisiera era mostraros un ejemplo muy sencillo senc illo continuó . Suponga Supongam mos una econ econ omía simplificada, simplificada, do donde nde existen solamente empresas, que son las encargadas encargadas de la producción, producción, y los ciudadanos ciudadanos del reino, reino, que q ue son los encargados encargados de proveer los factores de producción. producción. Estos Estos últimos venden a las empr empr esas estos fact f actoo res de producción, producción, por los los cuales reciben a cambio rentas, salarios, intereses y bene bene ficios ficios empr empr esariales, esariales, cuya suma suma de sus respectivos respectivos valores valores monetarios, monetarios, es lo que se conoce con el nombre de ingreso. Por su parte, las empresas venden a los ciudadanos ciudadanos los bienes bienes y servicios que se producen, producen, po porr lo qu quee reciben a camb camb io el valor monetario monetario de la producción, producción, que es lo qu quee se cono cono ce como producci producción ón o producto producto . En este hipotético y simplificado simplificado caso y cuando todo lo lo demás demás permanece permanece constante, el valo valo r de la producción producción es exactamente ig igual ual al valo valo r del ingreso. ¿Hay ¿Hay algo más más que pueda explicaros Majestad? concluyó Hi Hildebra ldebrando. ndo. Expli xplicadme cadme entonces ¿cómo ¿cómo se se mide específicamente espec íficamente la producci producción? ón? preguntó Alcibiades. Obser Observad vad Majestad, para para medir la producci producción, ón, se comienza por obtener el dato de las compras totales de bien bien es y servicios fina f inall es de la l a economía, economía, clasi clasifi ficadas cadas en cuatro cuatro grandes gran des categor categorías, ías, algo que que los miembros miembros de la hermandad hermandad de la economía denominan denominan la dema dema nd ndaa agregada. agregada. Es decir, las compras compras agreg agreg adas de bienes y servicios finales finales de consumo consumo privado, consumo del gobierno, gobierno, inversión inversi ón
o de bienes de capital capital y las exportaciones, exportaciones, que q ue se realizan realizan dentro de un período período determinado, que generalmente es de un año. Estas compras incluyen tanto las compras deseadas o efectivas de la economía, como las compras no deseadas que son los los inv i nventarios. entarios. Estas últimas reciben el no nombre mbre de comp comp ras no des d esee adas adas pues, al no poderse poderse vender a terceros en la econ econ omía, omía, quienes las producen se ven en la obligg ación de comp obli comp rarlas. rarlas. Si se se deduce de de las compras totales de la economía, el valor de las impoo rtaciones imp rtaciones de bienes y servicios servicios cont cont inuó inuó , lo qu quee se obtiene obtiene es el valor de de las compras del producto interno bruto que, por definición, es igual al producto interno bruto o PIB. Como su nombre lo indica, se trata de una medida de la producción de los bienes y servicios finales finales de cons consum umoo privado, consumo consumo del gob g obii erno, erno, inversión inversi ón y de las expo expo rtac rtac iones iones en general, general, que se producen internamente internamente en la economía, durante un período de tiempo determinado, determinado, y que incluyen incluyen la inversión bruta. De ahí el nom nombb re de producto producto inter inter no bruto respo respo nd ndii ó Hildebra Hildebra nd ndo. o. Y ¿qué es ento ento nces nces el producto producto interno interno neto, neto, acaso acaso es algo algo diferente diferente ? preguntó Hildebrando En efect efectoo Majestad. Si se deduce del del producto prod ucto intern internoo bruto la depreciaci depreciación, ón, que el consumo consumo o desgaste desgaste de los bienes de capital en el pro p rocc eso eso de producir, fabri fabri car o elaborar elaborar los los bienes final final es, lo que se obtiene obtiene el prod prod ucto ucto interno interno neto o PIN. PIN. SM se preguntará preguntará entonces entonces ¿Y por qué se deduce deduce la depreciación depreciación del del PIB? PIB? La respuesta respuesta es la siguiente: siguiente: Se la deduce del PIB, porque porque la depreciación depreciación es un bien bien intermedio y no de un bien final y, como tal, debe ser excluida del valor de la producción, producción, a fin de evitar evitar el problema problema de la doble cuenta, cuando se util utilii za para su cálculo el método método del d el valor agregado. ¿Y, ¿Y, cuál de éstas éstas dos dos medidas medidas es mejor mejor para medi medi r la producción producción ? preguntó Alcibiades. Sin Sin lugar a dudas, el producto producto interno neto neto o PIN, PIN, debido a que que éste incluye incluye la inversión neta y no la inversión bruta, bruta, obviamente, obviamente, al haberse haberse deducido deducido la depreciación. Por lo tanto, como su nombre lo indica, el PIN mide la producción o el producto, qu quee se genera o fabrica internam internamente ente en la econ econ om omía ía e incluye la inversión neta y no la inversión bruta. Por esta razón y no por otra, se llama producto producto interno neto, enfatizando enfatizando el térmi término no inter inter no y el término término neto neto cont cont inuó. Sin Sin emba embargo rgo y pesar de lo anterior, dado que es muy difícil dif ícil estimar estimar el verdadero desgaste de los bienes de capital, que es lo que se llama la depreciación econ econ ómi ómica, ca, y qu quee se disti disti ng nguu e de la depreciación contable, que es una simp simp le
aproximación de este desgaste, en la economía es mucho más frecuente y más práctico el uso del producto interno bruto, que el uso del producto interno neto, no sólo por la hermandad de la economía internacional, sino también por todos reinos y organismos internacionales concluyó Hildebrando. ¿Y, qué es el producto nacional neto ? preguntó Alcibiades, con curiosidad. Si se deducen del producto interno neto los pagos netos por factores al extranjero, que es la diferencia entre los pagos por factores de producción en poder de los nacionales y los pagos por factores de producción en poder de los extranjeros, lo que se obtiene es el producto nacional neto o PNN. Como su nombre lo indica, se trata de una medida de producción que toma en cuenta los saldos netos de los bienes y servicios elaborados o fabricados exclusivamente por factores de producción en poder de los nacionales, que incluye la inversión neta. Este indicador también recibe el nombre de producto a precios de mercado. Como es de suponer también existe otro indicador de la producción nacional, que es el producto nacional bruto o PNB. Como su nombre lo indica, este mide la producción o producto que toma en cuenta el saldo neto de los factores de producción en poder de nacionales y que, en vez de incluir la inversión neta, incluye la inversión bruta respondió Hildebrando. Ahora explicadme ¿qué es el ingreso nacional ? preguntó Hildebrando. Si se deducen del producto nacional neto o producto a precios de mercado los impuestos indirectos indirectos y se añaden las subvenciones, lo que se obtiene es el ingreso nacional o IN; es decir, el valor de todas las retribuciones a los factores de producción (tierra o recursos naturales, trabajo, intereses y retribuciones al factor empresarial) en poder de nacionales o llamado también costo de producción nacional respondió Hildebrando. SM seguramente preguntará ¿por qué se deducen los impuestos indirectos y se añaden las subvenciones? La respuesta es la siguiente: se deducen los impuestos indirectos, porque no constituyen parte de los costos de producción y se añaden las subvenciones porque, cuando el costo de producción es mayor que el producto a precios de mercado, entonces las subvenciones son compensaciones que se hacen para recuperar dicho costo o parte de dicho costo de producción de los mencionados bienes y servicios. Como se puede suponer, existe también otro indicador del ingreso o costo de producción. Éste, es ingreso interno o II, llamado también costo interno de producción o costo de producción atribuido a factores de producción en poder de los residentes nacionales o extranjeros añadió
Hildebrando. ¿Y cómo llegamos del ingreso nacional al ingreso personal o de la personas ? preguntó Alcibiades. La mayor parte del ingreso nacional pasa al ingreso personal o IP, parte de éste pasa a las empresas privadas como utilidades no distribuidas y parte como superávit de las empresas públicas que, como se sabe, son empresas autárquicas con autonomía financiera. Finalmente, otra parte pasa al ingreso del gobierno, en forma de superávit de las empresas del gobierno que no tienen autonomía financiera. Os había dicho, Majestad, que la mayor parte del ingreso nacional pasa al ingreso personal. También pasan al ingreso personal, las transferencias netas del gobierno y las transferencias netas del resto del mundo, que resultan de la diferencia entre las transferencias recibidas y las transferencias enviadas por las personas al gobierno y al resto del mundo. Estos son pagos unilaterales que reciben y hacen las personas, por las que no se da, ni se acepta nada a cambio. Ejemplo de estas son las cuotas, multas, pagos de pensiones a beneméritos etc. continuó. Si se deducen de estos montos el pago de los impuestos personales y los impuestos indirectos, lo que se obtiene es el ingreso disponible o ID, que sólo puede destinarse a pagar el consumo de las personas o retenerlo como ahorro concluyó Por su parte, los ingresos del gobierno están constituidos por los impuestos a las personas, a las empresas y a las transferencias. A esto debe sumarse las transferencias de las personas y del resto del mundo, así como las utilidades de las empresas del gobierno. Como contraparte, los gastos del gobierno están constituidos por los gastos de consumo del gobierno, las transferencias a las personas y al resto del mundo y las subvenciones. La diferencia entre los ingresos y los gastos del gobierno, se registra como déficit o superávit y resulta en una fuente ahorro en la economía concluyó. Corregidme si estoy equivocado ¿es que la economía funciona como una especie de flujo circular, que gira y gira de manera infinita ? preguntó Alcibiades, intrigado. Efectivamente Majestad. El aumento de la producción genera incrementos en el ingreso de la personas y del gobierno, que vuelven a gastarse en nuevas compras de consumo tanto de las personas como del gobierno. Lo propio sucede con el aumento de las exportaciones. Por eso se dice que el incremento de las
variables de consumo, inversión, consumo del gobierno y las exportaciones, tienen un efecto multiplicador en la economía. El aumento de las importaciones tiene el efecto contrario. Como SM puede imaginar, este proceso de multiplicación no es ad-infinitum, debido a que existen filtraciones en el mismo flujo circular. éstas son, las importaciones, depreciaciones, pagos netos por factores, transferencias, utilidades no distribuidas, superávit de las empresas públicas y el ahorro tanto de las personas como del gobierno. Algunas de estas filtraciones como los pagos por factores, las utilidades no distribuidas, el superávit de las empresas públicas, y el ahorro de las personas y del gobierno, son consideradas como fuentes de ahorro en la economía. Cuanto mayores sean las filtraciones del flujo circular, menor será el tamaño del multiplicador continuó. Consecuentemente, cuando se incrementen las ventas y la producción interna de bienes de consumo, inversión, consumo del gobierno y las exportaciones en la economía, aumentará también la producción de forma multiplicada, dependiendo de las filtraciones de ahorro, depreciación, pagos netos por factores y otros que os describí anteriormente concluyó finalmente Hildebrando Explicadme también ¿qué es la balanza de pagos ? preguntó nuevamente Alcibiades. La balanza de pagos, Majestad, es un estado contable donde se registran todas las operaciones de comercio exterior de un determinado país, con respecto al resto del mundo respondió Hildebrando. ¿Y, qué es la balanza comercial y la balanza en cuenta corriente ? nuevamente requirió Alcibiades. La balanza comercial es simplemente el registro de la diferencia entre las exportaciones de bienes y servicios, que aportan reservas o recursos en moneda extranjera, y las importaciones de bienes y servicios, que reducen las mismas y que se registran en una cuanta separada de la balanza de pagos, cual es, la cuenta de reservas internacionales. La balanza en cuenta corriente, por su parte, registra adicionalmente otro tipo de transacciones, tales como los pagos por servicios por factores, donde se contabilizan los pagos, recibidos y enviados, por concepto de retribución a los factores de producción y las transferencias, recibidas y enviadas, donde se contabilizan los pagos unilaterales que hacen las personas y los gobiernos al resto del mundo, con los consiguientes ingresos y salidas de recursos en moneda extranjera, que se registran en la cuenta de reservas internacionales respondió. ¿Y dónde se registran los movimientos de capital a corto y largo plazo ?
consultó Alcibiades En la cuenta capital respondió Alcibiades , se registran todos los movimientos de capital a largo plazo, que son préstamos e inversiones con plazos de amortización mayores a un año, como los movimientos de capital a corto plazo, que son los préstamos y movimientos de capital que tienen plazos de amortización inferiores a un año, incluidas las compras netas de moneda extranjera que hace el público del banco central. Al igual que en el caso de la cuenta corriente, todas estas transacciones, que suponen ingresos y salida de recursos en moneda extranjera, se registran en la cuenta de reservas internacionales de la balanza de pagos, para respetar el principio contable de la doble partida. El ingreso de moneda extranjera en el debe de la cuenta de reservas internacionales y la salida de divisas en el haber de dicha cuenta. Decidme, por qué es tan importante la balanza de pagos en la economía consultó Alcibiades. Es importante, pues os dirá qué es lo que pasa con las reservas internacionales y os indicará qué decisiones deberéis tomar para evitar la pérdida de estos recursos. Por ejemplo, además de las exportaciones, que incrementan las reservas internacionales, también lo harán los pagos por servicios de factores de producción recibidos, las transferencia recibidas y, sobre todo, los movimientos de capital recibidos a corto y a largo plazo. De la misma manera, además de las importaciones, que disminuyen las reservas internacionales, también lo harán los pagos por servicios de factores de producción enviados, las transferencia enviadas y, sobre todo, los movimiento de capital enviados a corto y a largo plazo. Como se decía anteriormente, todo esto, se refleja en la cuenta de reservas internacionales, que muestra el saldo neto resultante de estas transacciones y determinan la política del tipo de cambio que se deberá implantar en las transacciones de comercio exterior. Por supuesto, ya os advertí lo importante que son estas políticas en el caso de los ciclos económicos de las materias primas sentenció una vez más Hildebrando. ¿Algo más que pueda hacer por su Majestad ? preguntó Hildebrando. Nada más por el momento dijo Alcibiades Gracias Hildebrando, ha sido un día muy provechoso. El reino y yo recordaremos siempre tus enseñanzas dijo Alcibiades. No es nada, Majestad, se trata simplemente de explicaciones sencillas, utilizando el sentido común. Será hasta una pronta visita, Dios mediante
respondió Hildebrando. Una vez más, partió el viejo astrólogo a tierras desconocidas. Estaba contento por las sencillas enseñanzas que había dejado a Alcibiades. Cuán importante es para los gobernantes conocer y hacer conocer siempre la verdad. Sobre todo, sentar las bases del sentido común que, muy a menudo, no es el más común de los sentidos. También se puso a pensar en lo difícil que es tratar con los gobernantes. Lamentablemente, no todos son como Alcibiades. Los hay peores, más soberbios, más arrogantes, más crueles y más obstinados. Sin embargo, los que se llevan la flor, son los que creen que gobiernan por derecho divino. Y los más detestables, los que, al ganar el voto popular, creen que el gobierno es de los hombres y no de la leyes; un sistema perpetuado entre los gobernantes del Medio Oriente y seguido muy de cerca por los reinos del Sur. Lamentablemente éstos, a partir de esta premisa, controlan como verdaderos maniáticos todas las formas humanas de poder y no paran hasta hacerlo de manera total y definitiva, sin importar qué o quienes se les ponen al frente de sus nefastos objetivos y de sus insensatas decisiones. Sin embargo, los más insoportables son aquellos que creen que su inteligencia está por encima de la de todos los demás y que, al final de la jornada, caen como presa fácil de sus propios errores y de los maravillosos y fantasiosos consejos de sus cortesanos. Tarde se darán cuenta de sus errores. Se darán cuenta también de que no existe la absoluta superioridad de la inteligencia, como tampoco existe el absolutismo del poder político, que perdure toda una vida. Hasta el momento de su muerte escucharán las voces de sus malos consejeros, los susurros de los corruptos y las intrigas de los que viven permanentemente jugando sus cuotas de poder & Tal vez en la misma categoría se encuentran los populistas que, de manera esquizofrénica, creen oír la voz del pueblo, cuando en realidad lo único que oyen es la voz de sus asesores sobre cómo mantenerse aferrados al poder. Lamentablemente, en la misma categoría se encuentran todos los istas , como los nacionalistas, los influyentes capitalistas, los socialistas, militaristas, los anarquistas y todas las demás estirpes de políticos istas , cuya raison détre es mantenerse en el poder y encaramados a éste Ni qué decir de los ignorantes, presa fácil de los razonamientos dogmáticos y de todas las mañas que utilizan los políticos, por tratar de controlar y ponerlos al servicio de sus mezquinos y bajos intereses. Ésta es tal vez es la principal razón por la que los países en desarrollo nunca pueden salir del círculo vicioso de la pobreza
y la falta de educación.
5. Hildebr ando y los imp uestos
Hildebrando no pudo resistir la tentación de visitar nuevamente a Alcibiades, el viejo monarca y amigo, para ver cómo se encontraban las cosas en el reino, luego de sus variadas visitas al reino por problemas de sentido común. Lamentablemente, las cosas no andan muy bien dijo Alcibiades, todavía no recuperado de los problemas que aquejaron a su reino en el pasado. ¿Cuál es el problema, Majestad ? preguntó Hildebrando. El problema es que durante mi larga enfermedad, mi hijo, el príncipe Tulo, acompañado de sus amigotes, que paradójicamente todos aquí los consideran unos neoliberales, ha dejado la economía del reino hecha un desastre. Desoyendo vuestros consejos, Tulo estuvo gastando más de lo que el reino recibía y, para que nadie se diera cuenta, financiaba el déficit fiscal vendiendo títulos de la Caja de Pensiones, que recibe los ahorros de todos los jubilados del reino. Como resultado de esto, el sector productivo ya no cuenta con recursos de largo plazo que se prestaba de estas cajas, para ampliar y desarrollar sus actividades productivas. Sin embargo, lo más grave es que Tulo también se prestó dinero del sistema bancario, instruyendo el pago de altos intereses, mucho más altos de los que se paga a sus propios ahorristas. Como consecuencia de esto, la tasa de interés no ha podido bajar de sus elevados niveles, situación que es absolutamente negativa para la recuperación de la economía del reino. ¿Pero, acaso alguien no pudo darse cuenta de esta situación ? repuso
Hildebrando. Nadie contestó Alcibiades , ni siquiera los llamados analistas , que escriben diariamente en los pasquines que se cuelgan en las esquinas de la Plaza Principal. Aunque debo admitir, que todos ellos reclaman ardientemente el agotamiento del modelo económico, al referirse a las reglas de disciplina financiera que nos enseñasteis a practicar. No hagáis caso a estas necedades dijo Hildebrando . Ya os expliqué que no se trata de ningún modelo, sino del uso del sentido común en el manejo de las finanzas reales. Lo que pasa es que algunos políticos desean fervientemente volver al esquema del Estado Paternalista , en el que nadie paga impuestos y todos exigen las prebendas del reino. En esta situación, vuestro reino siempre quedará en bancarrota y en desesperada búsqueda de los favores de los viejos banqueros del norte. Además, como SM sabe continuó Hildebrando , sólo los pueblos más ignorantes y atrasados creen que las familias y los reinos pueden subsistir cuando los gastos están por encima de los ingresos. Sin embargo, si bien es posible hacerlo durante un breve período, debido a que las familias y los reinos pueden recurrir a terceros para prestarse dinero y, de esta manera, hacer frente al exceso de sus gastos, lo cierto es que, a la corta o a la larga, tanto las familias como los reinos deberán pagar por los dineros prestados, para lo cual, inevitablemente, también requerirán de mayores ingresos. Tendré que rogar nuevamente a los organismos financieros internacionales, para que me brinden sus buenos servicios dijo Alcibiades, resignado. Majestad, vuestro reino puede recurrir en circunstancias de emergencia al Fondo Internacional del Oro y el Banco Global; pero éstos sólo le prestarán dinero cuando efectivamente SM les pueda demostrar que en el futuro el reino cuenta con los suficientes ingresos para cubrir el capital prestado y los respectivos intereses. Os aseguro, Majestad, que vanos serán los intentos de hacerles cambiar de opinión, con argumentos políticos y sentimentales pues, como buenos banqueros, ellos también deben responder por el buen uso de los recursos de sus depositantes. Por lo tanto y para evitar futuros dolores de cabeza y todo tipo de humillaciones, os suplico que pongáis a vuestro ministro del Tesoro a recaudar inmediatamente recomendó Hildebrando. Pero Tulo dice que en el reino ya se pagan demasiados impuestos dijo Alcibiades y que nunca tendremos los suficientes recursos para atender todas
nuestras obligaciones. Francamente no lo creo Majestad dijo Hildebrando . En vuestro reino nadie paga impuestos. Los impuestos de renta personal casi no existen, debido a las altas exenciones y deducciones que vuestras leyes permiten. Y, por sobre todas las cosas, todos esperan que sean otros los que los paguen, como ser las grandes empresas, los inversionistas extranjeros y, en general, cualquiera, menos los habitantes de este reino. Por otra parte, si comparamos el valor de los impuestos recaudados durante un año, con respecto al valor de los bienes y servicios que se producen en ese mismo período, encontraremos que este cociente, que permite comparar la presión tributaria entre los reinos, es significativamente más bajo de lo que encontraréis en los reinos vecinos y ni qué decir de los lejanos reinos del norte o del oriente. Pero algunos de los súbditos se quejan de que pagan tasas más altas que en los reinos vecinos dijo Alcibiades. Otra vez, Majestad, no es así. En vuestro reino casi no existe el impuesto a la renta personal. Sin embargo, si esto fuera verdad, el problema sería de diseño de vuestro sistema tributario dijo Hildebrando . Vuestro ministro del Tesoro debe establecer los montos que se deben recaudar en función de las obligaciones del reino y luego distribuir la carga fiscal de la manera más equitativa posible. Aseguraos, en primer lugar, de que no existan excepciones, pues es por esta vía por donde se evaden o se filtran los impuestos y, en segundo lugar, aseguraos también que todos paguen lo que les corresponda pagar, para que los que lo hacen no se sientan abusados por ser los únicos que pagan, cosa que los complicados miembros de la hermandad de la economía llaman el principio de universalidad impositiva . Tratad también de hacer el sistema lo más sencillo posible, estableced pocos impuestos, fáciles de cobrar y aseguraos de su buena recaudación administrativa. Pues si no contáis con una adecuada administración, es preferible que optéis por cobrar impuestos en estricta relación a las cosas que se pueden ver. Por ejemplo, este el caso de los impuestos a los bienes raíces, cuyo monto y cuya incidencia podría estar medido por variables de aproximación, como ser el número de ventanas que tienen las casas de los contribuyentes; para el caso de las tierras, por el número de hectáreas cultivadas o las no cultivadas; para las carrozas, por la cantidad y calidad de las mismas; en fin, efectuad todos los actos de recaudación, en función a lo que se puede palpar y comprobar. Esto es lo que hicieron en el pasado algunos reinos del viejo continente, particularmente el reino de los Francos. No cometáis el error de complicar los trámites de pago, haced el sistema lo
más impersonal posible y, sobre todo, que el control sea ex-post y no ex- ante, para evitar la corrupción. Una cosa importante, Majestad, aseguraos que el palo para los que no pagan los impuestos sea muy duro, pues así nunca tendréis que utilizarlo. Por el contrario, si el palo es muy liviano, todos tomarán el riesgo de no pagar, dado que las consecuencias nunca les serán demasiado graves. En resumen, el secreto de la tributación está en contar con una buena administración, un buen equipo de fiscalizadores pero, sobre todo, con penalidades muy duras para quienes no quieran cumplir con sus obligaciones tributarias. Y a todos aquellos que os digan que pagan muchos impuestos, mostradles cómo se compara el coeficiente de presión tributaria de vuestro reino con el de los reinos vecinos. Ya sabéis que si el reino no puede recaudar lo suficiente para cubrir sus gastos, siempre estaréis expuesto a generar un déficit en vuestras finanzas, que no hará otra cosa que ocasionar la subida de los precios. La otra opción que tenéis es la de quedar a merced de los banqueros privados del norte quienes, como os expliqué anteriormente, impondrán sus propias condiciones y sanciones. No olvidéis tampoco lo que se atribuye al gran filósofo Seneca: El reino que no sabe cobrar impuestos, es el que nunca saldrá de la bancarrota, ni sabrá cómo cuidar de sus pobres & . Más importante aún prosiguió Hildebrando , si vuestro reino es incapaz de generar ahorros, debido a que no cobra los suficientes impuestos o el monto de los gastos siempre excede a los ingresos, os convertiréis en un reino con eternas dificultades financieras, agobiado por las presiones y obligaciones, y presa fácil de la dependencia. Os ruego tomar muy en cuenta lo que os acabo de decir pues, si SM escoge esa forma de administrar su gobierno, el reino estará condenado a sufrir exigencias y demandas internas de vuestros propios súbditos y, lo que es más grave, presiones de vuestros acreedores, incluyendo los reinos amigos que os prestan zólares y monedas extranjeras, pero siempre os impondrán cuanto capricho se les venga en gana. En otras palabras, Majestad, nunca seréis verdaderamente soberano en vuestro propio reino, pues tendréis que estar siempre sujeto a las imposiciones que establezcan vuestros banqueros o los caprichos de los reinos que os prestan estos recursos. ¿Y qué debo hacer con la deuda a la Caja de Pensiones que mi hijo Tulo tan desaprensivamente utilizó y qué debo hacer con la deuda bancaria ? volvió a preguntar. Debéis hacer todo lo posible por pagarla y cuanto antes mejor, recaudando mayores ingresos y reduciendo vuestros gastos. En primer lugar, porque sin contar con los recursos de las cajas, estaréis castigando al sector privado del reino, que no
dispone de otros recursos para la inversión a largo plazo. Esto, sobre todo, en un reino donde la bolsa de valores tiene muchas limitaciones y restricciones para facilitarles este tipo de recursos y el Sistema Bancario de descalzaría si tuviera que transformer sus depósitos a corto plazo, en obligaciones de largo plazo. Por otra parte, recordad también que el déficit financiado con la deuda interna del Banco Real, resulta más dañino que el financiado simplemente por la impresión de billetes; pues, en en este último, se debe efectuar además el pago de altos intereses. Adicionalmente y tal como ya os comenté, este caso también se presta al efecto perverso de los altos intereses por la deuda interna que no sólo incrementa el déficit, sino que también impide que la tasa de interés del sistema bancario baje recomendó Hildebrando. Qué pena que el esfuerzo que hicisteis para que la Banca Global nos perdone nuestra deuda externa, que os encargué gestionar hace varios años, haya sobrepasado su antiguo nivel dijo Alcibiades. Esto es verdaderamente inexcusable repuso Hildebrando , a pesar de estos esfuerzos, vuestro reino tiene hoy tanta deuda interna y externa como la que tenía hace diez años. El problema de la deuda es que esto significa también la falta de pan para el mañana. En otras palabras, cada niño que nace en el reino estará condenado a trabajar más y a pagar más impuestos, con los que se tendrá que pagar la deuda contraída por sus propios padres y abuelos, y por todos los súbditos de vuestro reino. Otra vez, mil gracias Hildebrando por estos sabios consejos. No quiero aprovecharme más de vuestro tiempo en el reino dijo Alcibiades. Ningún problema, Majestad. Estoy siempre a vuestras órdenes respondió Hildebrando . Por de pronto volveré a mi modesto hostal y a gozar de la hospitalidad de vuestros súbditos, que me acogen con cariño y amistad. Es un pueblo maravilloso, jamás encontré tantos amigos, tan afectuosos y compasivos. Son todo cariño y amistad para los forasteros. Lo que me extraña es que esto no siempre es así para con ellos mismos. Noto que prima el individualismo y la falta de solidaridad. Veo mucha envidia, egoísmo y desamor. No sé & tal vez es un problema de la humanidad. Al marcharse, Hildebrando se puso a pensar en los reinos y los pueblos que no tienen la voluntad de pagar impuestos. Pensó que, ante todo, esto demuestra una gran falta de solidaridad de los gobernantes y de los que tienen más, para con los que tienen mucho menos. Sobre todo aquellos que, por su condición económica, se
encuentran debajo de la línea de la pobreza y que sufren de inseguridad alimentaria. Este último aspecto es sumamente grave, pues significa que existe una parte importante de la población que no consume las suficientes proteínas y calorías diarias para contar con una vida sana. El efecto de la inseguridad alimentaria es vital para el desarrollo de las futuras generaciones, pues los niños que crecen bajo estas deplorables condiciones, se convierten en ciudadanos con gravísimos problemas de salud, que afecta endémicamente el desarrollo de los pueblos. Ésta es una importante responsabilidad para los gobernantes y, sobre todo, para quienes tienen un poco más que aquellos que no tienen nada o casi nada &
6. Las empr esas estatales y la inflación
Hildebrando volvió nuevamente al reino para acudir a un llamado de Alcibiades. ¿Qué os pasa mi señor ? preguntó Hildebrando . ¿Qué os angustia esta vez? Veréis Hildebrando respondió Alcibiades . Con vuestras enseñanzas de no gastar más de lo que se recibe , maravillosamente hemos podido parar el alza de los precios en el reino. Sin embargo, según me informa mi Consejo, los precios han subido nuevamente, a pesar de que el ministro del Tesoro tiene órdenes estrictas de no quebrantar las reglas de su presupuesto, así sea yo quien le instruya. Lo que pasa, Majestad dijo Hildebrando , es que el problema está ahora en las pérdidas de las empresas del reino, más concretamente en la Empresa Minera de Diamantes y la Empresa de Aceites y Gases Combustibles de SM. Sin embargo, a pesar de que los bienes que producen estos gigantes estatales se venden muy bien en los mercados de más allá de las fronteras, éstas siguen produciendo cuantiosas pérdidas porque, otra vez, gastan más de lo que reciben , sin que nadie se de cuenta. ¡No es verdad ! respondió Alcibiades enfáticamente . Si bien algunas de las pequeñas empresas del reino producen pérdidas, éste no es el caso de la Empresa Minera de Diamantes ni de la Empresa de Aceites y Combustibles, que producen ganancias significativas para el reino. Esas empresas nunca piden dinero al Tesoro.
Aunque esto pareciera cierto, en realidad no lo es repuso Hildebrando . Permitidme comenzar diciendo que, cuando las empresas públicas producen pérdidas, éstas deben ser necesariamente financiadas por el Banco Real, obviamente con cargo al déficit fiscal. Y, como ya os expliqué, esto no hace otra cosa que ocasionar la subida de los precios. Sin embargo, la Empresa Minera de Diamantes y la Empresa de Aceites y Gases Combustibles, que aparentemente producen ganancias significativas, al final del día, resulta que también tienen más obreros de los que necesitan; pagan más sueldos y bonos que a ninguno en el reino; evaden impuestos y otros derechos arancelarios, y han llegado al extremo de otorgar bonificaciones en diamantes, aceites y carburantes a sus empleados, cosa que ningún otro súbdito del reino los recibe. Por su parte continuó Hildebrando , los administradores de estas empresas, no contentos con sus buenas remuneraciones, hacen gastos dispendiosos, por los que reciben jugosas comisiones y reconocimientos de parte de los mercantilistas del reino. Se dice, por ejemplo, que la Empresa Minera de Diamantes ha comprado tal cantidad de ataúdes, que sus inventarios los tendrán registrados por más de cincuenta años y que la Empresa de Aceites y Gases Combustibles ha adquirido más de quince mil cunas para bebés, que excede en cinco veces el número de empleados. Sin embargo, lo más grave de todo esto, es que los administradores hacen también malos contratos de venta, no revisan la calidad de sus productos, no controlan las normas, ocasionando que estas empresas incurran en cuantiosas pérdidas, en vez de producir excedentes, que ayudarían a mejorar las condiciones de vida de todos los súbditos del reino. Pero ya os lo dije una y mil veces, Hildebrando respondió Alcibiades en tono molesto , estas empresas no generan pérdidas y, si lo hicieran, el ministro del Tesoro está prohibido de darles crédito fiscal. No es así Majestad contestó Hildebrando , pues estas empresas, si bien no generan pérdidas en efectivo, sí lo hacen en términos contables y esto también tiene un efecto fiscal que, en última instancia, contribuye a la subida de los precios. Es por esta razón que SM y todos en vuestro reino tienen la impresión que las empresas reales no generan pérdidas y que, por lo tanto, no requieren de ningún financiamiento. Por otra parte, tampoco nadie siente las consecuencias de esta mala administración en sus propios bolsillos, menos vuestro ministro del Tesoro, que no se da cuenta de la mala jugada que le hacen los administradores de estas empresas. Pero, la verdad es que estas pérdidas ocultas, a la corta o a la larga, terminan por reflejarse en los estados financieros del reino, que impiden al gobierno de SM atender adecuadamente los programas de salud, educación o la construcción de caminos, tan necesarios para el crecimiento y el desarrollo de este reino. En otras
palabras, Majestad, vuestro reino podría tener mejores servicios sociales y una mejor infraestructura, si vuestras empresas generaran verdaderas utilidades en vez de pérdidas. Como os decía anteriormente, éstas no se perciben porque no siempre se traducen en salida de dinero en efectivo. Suelen aparecer en la falta de pago de impuestos, falta de pagos a la seguridad social, a los fondos de pensiones y otros vicios contables, que ocultan su verdadera situación financiera o porque finalmente terminan por comerse su capital de giro. Sin embargo, de una manera u otra, si continúa este comportamiento en el futuro, tanto la Empresa Minera de Diamantes como la Empresa de Aceites y Gases Combustibles también tendrán pérdidas reales, además de las pérdidas contables. Pero lo más grave de todo continuó Hildebrando es que en el caso de algunas de las otras empresas, como la Empresa de Electricidad que exporta a los reinos vecinos y la Fábrica de Fertilizantes, éstas obtienen su rentabilidad en base al gas combustible que reciben a precios subsidiados; el mismo que, en el mejor de los casos, representa alrededor del cincuenta por ciento de su valor en el mercado internacional. Por tanto, parecería que es preferible exportar el gas a precios internacionales y dejar que las empresas estatales dejen de funcionar. De otra manera, la operación de las mismas, destruirá la capacidad exportadora de las materias primas de vuestro reino, que ya cuenta con pocas reservas operacionalmente probadas. ¿Entonces qué es lo que debo hacer ? preguntó Alcibiades. En el caso de estas empresas, eliminar inmediatamente este subsidio y evaluar si éstas son todavía rentables. Si no lo son, no quedará otra alternativa que cerrarlas. No olvidéis que la economía es la ciencia que estudia la mejor asignación de los recursos escasos . En el caso de algunas de las otras empresas, el reino debería evaluar si conviene venderlas, para que alguien, con verdadero criterio empresarial, las administre de manera eficiente y evite que el costo de mantenerlas se convierta en una carga para el reino y para la propia sociedad. Todo esto, además, ayudará a dar fin con la corrupción y la corruptela, que campea en todas las dependencias administrativas de vuestro gobierno y de las empresas estatales en particular dijo Hildebrando. Pero &¡es que no puedo hacerlo ! repuso Alcibiades. ¿Por qué no, Majestad ? preguntó Hildebrando. Porque es la única forma de controlar los precios internos, por ejemplo, en el caso de los aceites finos y gases combustibles, cuyos precios varían todos los
días con los precios internacionales. Pienso que el no hacerlo, sería atentar contra los ingresos de los ciudadanos, la gente pobre y dar motivos innecesarios para las protestas de la oposición. Además, la venta de estas empresas sería muy criticada por el Parlamento pues, como lo ha dicho el honorable don Antonio Confundido, no se trata de cualquier industria, sino de industrias que tienen carácter estratégico para la economía del reino. Disculpad Majestad, pero no creáis en estas tonterías repuso Hildebrando . Como ya os dije una y mil veces, estrategia es un término militar, del latín stratos ejército y agein guía, que significa contar con un conjunto de reglas que garantice una decisión óptima en cada momento. En otras palabras, tener un conjunto de leyes, decretos, reglamentos, contratos, etc., que garantice el éxito de la gestión en cada momento de su operación. Esto, por supuesto, no quiere decir que los reinos deban comprar las empresas del sector productivo y tomar a su cargo los riesgos de la inversión y operaciones. Sobre todo, cuando se trata de reinos pequeños y empobrecidos, y cuando existen otras prioridades, donde la rentabilidad económica es significativamente más alta, como en el caso de la salud y la educación. Puesto de una manera más cruda, se podría decir que para tomar la leche, no es necesario comprarse la vaca . En cuanto al control de precios para favorecer a las clases más empobrecidas, como SM sabe, en la economía existen bienes que tienen carácter transable , como los aceites finos y gases combustibles, que se pueden comprar y vender fácilmente dentro y fuera del reino. Esto, debido a que sus precios están fijados internacionalmente. Por lo tanto, estos precios no pueden estar sujetos a un control por parte del reino. El minuto que SM imponga este tipo de controles, como es el caso del congelamiento interno de precios, éstos saldrán de vuestras fronteras por la vía del contrabando. Además, seguramente alguien, que quizás sea alguno de vuestros leales súbditos, se beneficiará grandemente con la diferencia entre el precio controlado y el precio del mercado internacional. Esto equivale a que SM regale a vuestros súbditos los diamantes que produce la Empresa Real de Diamantes, por el solo hecho de ser súbditos del reino donde éstos se producen. Lo que corresponde hacer en estos casos es que tanto los aceites finos y gases combustibles como los diamantes, se produzcan y vendan competitivamente, tanto en los mercados locales como en los mercados internacionales. Posteriormente, cuando estas empresas reciban utilidades y paguen sus respectivos impuestos, éstos deberán utilizarse para mejorar el nivel de vida, la salud y la educación de todos los súbditos. Por otra parte continuó Hildebrando ¿no fue acaso el senador don
Antonio Confundido quien permanentemente se opuso a la venta del gas que producen los aceites finos? ¿Acaso alguien no le explicó que, a causa de esto, vuestro reino ha perdido cientos de millones de zólares, con los que vuestros súbditos habrían podido lograr una mejor calidad de salud, educación y transporte, en un reino donde todavía hay mucho que hacer? ¿Creéis, entonces, que debo vender las empresas que no son rentables ? preguntó Alcibiades. No me cabe la menor duda, Majestad repuso Hildebrando . Ahora, sobre este tema, no conviene ser dogmático. Si las empresas estatales marchan bien, son rentables y competitivas internacionalmente, entonces no hay porqué preocuparse, ni tomar una posición ideológica. Sin embargo, éste no parece ser el caso en vuestro reino. ¿Existe alguna otra opción ? volvió a preguntar Alcibiades. Sí, existen algunas opciones, aunque no muchas. ¿Os gustaría conocer alguna de ellas ? repuso Hildebrando. Por supuesto aceptó Alcibiades. Como ya os expliqué anteriormente, Majestad, existe una opción, que muy pocas veces ha sido utilizada por los reinos más allá de las fronteras dijo Hildebrando , a pesar de que su uso es muy frecuente entre las empresas e industrias del sector privado. Se llama venta del capital accionario incrementado y consiste simplemente en incrementar el capital de las empresas, que luego se vende a un inversionista, a través de una licitación internacional. Lo que se pide a cambio, es que éste utilice los recursos de dicha compra para invertir en la misma empresa y así aumentar su capacidad productiva. Digo que su uso es muy frecuente entre las empresas e industrias del sector privado en el mundo moderno, porque ésta es la forma que tienen los empresarios de ampliar su capital, sin tener que vender las empresas y cuando éstas no cuentan con los suficientes recursos financieros o les es muy difícil conseguirlos del sistema bancario, la bolsa de valores o los bancos nacionales o extranjeros. Es así cómo, por ejemplo, la empresa cervecera de los hermanos Vargas o la empresa del turco Majluf han podido conseguir en vuestro propio reino producir el triple de lo que producían antes y exportar dos veces más de lo que exportaban anteriormente, gracias a este esquema que, os repito, no es desconocido por el sector privado Entendedme, Hildebrando, yo JAMÁS REMATARÉ las empresas del reino dijo Alcibiades, alterado y molesto, como nunca lo había visto Hildebrando
en los años que lo conocía. De ninguna manera. Lo que acabáis de decir, es lo que dice la gente que no entiende de los procedimientos financieros modernos. Por lo tanto, NO habrá REMATE ALGUNO, Majestad, y disculpadme por deciros en voz tan alta. El proceso es el siguiente: en primer lugar, se redactan y aprueban las leyes, decretos, reglamentos y contratos, que gobiernan el sector en el que se desea vender el capital accionario incrementado, obviamente, en el mejor interés del reino. En otras palabras, el proceso no se hace a TRANQUERA ABIERTA, como se hizo en algún reino vecino. A continuación, se efectúa una preselección de las empresas, para evitar participen los aventureros, los pillos y los farsantes. Para esto, se busca empresas líderes en mundo, las tengan mayor experiencia, mayor tecnología, prestigio y rentabilidad internacional en el sector y se les da un plazo para que presenten la documentación respaldatoria, que certifique justamente esto. Cuando se concluye con esta pre-calificación, entonces se llama a una licitación internacional, para que las empresas ya calificadas efectúen una oferta pública y transparente, mediante un sobre cerrado, que se abre inmediatamente en un acto público para evitar todo tipo de fraudes. Por lo tanto, en este modalidad, NO SE VENDE O REMATA, ninguna empresa. Al contrario. Si se aplica este esquema, la ventaja es que el reino nunca perderá la propiedad de sus empresas. A diferencia de la venta o privatización de las mismas, lo que se hace es simplemente buscar un socio inversionista, que aporte capital nuevo, las administre adecuadamente en base a las leyes, decretos y reglamentos redactados en el mejor interés del reino o del Estado y, en consecuencia, genere una mayor producción, al incrementar la capacidad productiva de la misma. Por el contrario, en la privatización, el reino pierde efectivamente la propiedad de las empresas, a cambio del dinero que recibe de los compradores. Yo no haré esto, como lo hizo mi primo el Rey Nicanor, que privatizó sus empresas a tranquera abierta y luego su ministro del Tesoro se gastó todo el dinero que recibió por la venta de estas empresas dijo Alcibiades. Nada de eso respondió Hildebrando. En este esquema, el ministro del Tesoro no toca ni un centavo. El dinero que aporta el inversionista, sólo se utiliza para aumentar la capacidad productiva de las empresa, con la debida autorización de su Directorio, donde están presentes tanto los directores que representan a la empresa, como los directores que representan al reino. ¿Y quién controla al inversionista para que no haga de las suyas, ya que el
socio inversionista tiene la administración de la empresa ? preguntó nuevamente Alcibiades. Como os dije, para controlar al inversionista, es importante contar con buenas leyes y un conjunto de reglamentos prácticos, que puedan ser debidamente aplicados por el directorio de la empresa, así como por el órgano regulador dijo Hildebrando . Además, las empresas que participan en este proceso conocen de antemano el contrato de administración que firmarían con el reino. Sin embargo, es esencial también que en el directorio de estas empresas, se nombre a persona capaces, correctas y de transparente trayectoria, que puedan asegurar que las mismas cumplan con dichas leyes y reglamentos. En lo posible, los directores, deben ser a tiempo completo, para asegurarse de que éstos conozcan de cerca el funcionamiento del sector y en particular de las empresas. Y¿qué es lo aconsejable en estos caso, mantener las acciones en poder del gobierno o entregarla a los súbditos ? preguntó Alcibiades. Bueno, en cualquiera de estas opciones, el reino o los súbditos del reino elegirán a los miembros del Directorio para cada una de las empresas. Es muy importante hacerles comprender que, de acuerdo al Código Civil de la mayor parte de los reinos, éstos son responsables civil y penalmente por las acciones y decisiones que tomen dentro de la empresa, garantizando, además, con todos sus bienes habidos y por haber. ¿Y que ganan los súbditos en este esquema ? dijo Alcibiades. Si escogéis que las acciones se repartan entre todos los súbditos del reino, éstos tienen mucho que ganar dijo Hildebrando . En efecto, si se decide por la opción de convertir a los súbditos en accionistas de estas empresas, esto trae profundas implicaciones en la distribución del ingreso del reino continuó . Los súbditos serían ahora un poco más ricos de lo que fueron antes, aspecto que contribuirá a mejorar la distribución de la riqueza dentro del reino. Por otra parte, al recibir dividendos de dichas empresas, los súbditos también mejorarán sus ingresos, aspecto que contribuirá a lograr ese mismo objetivo. Todo esto, naturalmente, siempre y cuando estas empresas sean bien administradas, incrementen su capacidad productiva y generen utilidades, en vez de las consabidas pérdidas de las empresas actuales y asegurándose de que la supervisión esté en manos de los miembros del directorio y de los entes reguladores. De la misma manera continuó Hildebrando , cuando el inversionista compre el incremento de capital de la empresa por encima de su valor en libros,
entonces las acciones distribuidas a los súbditos del reino también aumentarán su valor de mercado; aspecto que igualmente contribuirá a una mejor distribución de la riqueza y del ingreso. Asimismo, si las empresas extractivas capitalizadas descubren nuevos yacimientos o en sus futuras operaciones generen ahorros, las acciones distribuidas entre los súbditos del reino también aumentarán de valor, circunstancia que, al igual que en el caso anterior, contribuirá a lograr dicho objetivo. Todo esto hará que éstos resulten un poco más ricos y que tengan mayores ingresos de lo que tenían antes de iniciado este proceso. Al parecer , continuó Hildebrando esto nos hace pensar que este esquema, desde todo punto de vista, es una mejor opción que la privatización o simple venta de las empresas y, por supuesto, mucho mejor que el actual esquema, donde las empresas públicas pierden el dinero del Tesoro que, al final del día, debe ser aportado por los súbditos del reino, a través de los impuestos Por otra parte, en el caso de la privatización, el ministro del Tesoro recibe el dinero de la venta de las empresas, el reino se desprende de las mismas y al final nunca se sabe qué es lo que éste hizo con los recursos que recibió de la venta. Sin embargo dijo Hildebrando en tono reflexivo , esto no siempre es una verdad absoluta pues, teóricamente, si el ministro del Tesoro fuese un hombre eficaz y eficiente, podría invertir los recursos recibidos en salud y educación y, de esta manera, lograr una rentabilidad superior a la obtenida por este esquema. Asimismo, teóricamente, si los recursos, producto de la venta de las empresas, fuesen entregados a los súbditos del reino y éstos actuaran con la eficaz racionalidad que la teoría económica supone, la rentabilidad de éstos también podría ser superior a la lograda por dicho esquema. Lo difícil, Majestad, es encontrar un funcionario que sea tan eficiente y tan eficaz como quisiéramos que sea y que los súbditos de SM actúen con la racionalidad que la teoría económica supone. Asimismo, donde el esquema de la venta del capital accionario incrementado es probadamente superior al esquema de la venta o privatización, se encuentra en el hecho de que por el mismo monto que aporta el inversionista privatizador, en este esquema se logran niveles más altos de producción, ingreso y empleo. Esto, debido a que el inversionista está obligado a invertir los recursos que aporta en la empresa capitalizada. En el caso de la venta de las empresas o privatización, para lograr niveles más altos de producción y empleo, el inversionista privatizador debe, en primer lugar, aportar recursos para comprar la empresa y luego volver a aportar recursos adicionales, para incrementar la capacidad productiva de la misma. Por esta misma razón continuó , es que dicho esquema resulta también
del agrado del inversionista, pues en la venta de las empresas o privatización, éste debe aportar recursos dos veces. En el caso del esquema que se propone, ambas cosas ocurren a la vez, pues el socio accionista incrementa la capacidad productiva de la empresa, con los recursos que originalmente aportó para comprar el capital accionario incrementado de la misma. Todo esto parece interesante dijo Alcibiades . ¿Pero en realidad funciona? Me parece que en algún reino vecino se intentó hacer esto, pero no funcionó. En efecto, no funcionó en el reino que hacéis referencia dijo Hildebrando , porque se destinaron los dividendos a pagar una especie de seguro de vejez que, hasta ese entonces, no existía. Al hacer esto, ninguno de los súbditos del reino consideró que se había convertido en accionista de estas empresas y siempre pensó que el Estado había perdido su patrimonio. Por otra parte, el reino nunca explicó sobre las ventajas del esquema y la oposición se aprovechó de esta circunstancia para argumentar que las empresas habían sido rematadas. Como consecuencia de lo anterior, los súbditos de ese reino no alcanzaron a empoderarse de esta iniciativa y, en su momento, tampoco tampoco quisieron defenderla. Por otra parte, como en todo, el secreto de este esquema está en los controles, que nunca se implantaron adecuadamente repuso Hildebrando . La venta del capital accionario incrementado en el área de los servicios públicos requiere, sobre todo, de un buen sistema regulatorio, que defienda los derechos y obligaciones otorgados por Ley a los agentes económicos, que participan en esos mercados. El sistema regulatorio para ser exitoso requiere funcionar a su vez con absoluta independencia política y económica del Ejecutivo. En el intento de implantar este esquema que se hizo en el reino vecino, esto no fue así. El Ejecutivo nunca se resignó a perder estas cuotas de poder. Asimismo, este esquema requiere también de buenos representantes del reino o de los súbditos en el directorio de dichas empresas. Éstos deben asegurarse de que las empresas generen ingresos y no pérdidas. Asegurarse también que el socio que aporta capital no desvíe recursos a otros de sus negocios, por conceptos tales como: asesoramiento, compra de tecnología, materias primas o que intenten excederse en los gastos administrativos. Si podéis cumplir con estos pasos elementales, podréis tener un esquema funcionando exitosamente. ¡Parece convincente, Hildebrando. habéis dado en el clavo ! Dijo muy alegremente.
No es tan fácil dijo Hildebrando , es necesario también que escojáis buenos socios. Sobre todo, gente honesta y que sepa de su negocio. Lo último que SM debería hacer, es buscar como inversionistas a los especuladores, a los que improvisan o a los aventureros, que no harán otra cosa que aprovecharse de esta situación privilegiada y, al final, hacer fracasar el esquema. Esto es lo que precisamente sucedió en un reino vecino, cuando la venta del incremento del capital accionario de una empresa de transporte se la hizo a un aventurero, que buscaba una ganancia financiera fácil y no el desarrollo integral de la empresa. Esto, desprestigió muchísimo su esquema. Lo tomaré muy en cuenta respondió Alcibiades. También recordad que, en el caso de las empresas de servicio público, necesitaréis regular estos mercados, porque la mayor parte de estas empresas son lo que tradicionalmente se llamó monopolios naturales y, en función de aquello, podrían tratar de aprovecharse del pequeño usuario, que no tiene la fuerza ni el poder de defenderse, si no lo hace con la ayuda de los entes reguladores. Otra vez, regular quiere decir hacer cumplir los derechos y obligaciones otorgados por la Ley y sus reglamentos a los agentes que participan en estos mercados. Está bien dijo Alcibiades . ¿Pero no creéis que los dividendos deben ir a parar a manos de los ancianos, con cuyos ahorros se construyeron estas empresas ? De esta manera, yo podría además cazar dos pájaros de un tiro. Es decir, proporcionar una especie de bono de vejez y por otro lado salvar la Caja de Pensiones que está en bancarrota. Ya os dije que no hagáis esto, Majestad respondió Hildebrando . Si lo hacéis desvirtuaréis esta reforma. En la economía no es bueno mezclar naranjas con manzanas. Por lo tanto, buscad la forma tributaria de otorgar pensiones de vejez y solventar la situación de bancarrota por la que atraviesa vuestra Caja de Pensiones. Como os dije repetidamente, si optáis por la opción de entregar las acciones de las empresas capitalizadas a vuestros súbditos, los dividendo también deben ir a manos de éstos. Esta es la mejor forma de garantizar la sostenibilidad de la reforma. Así, si algún día el Parlamento decide dar marcha atrás a esta iniciativa, deberá enfrentar a todos vuestros súbditos, que se opondrán al cambio, pues dejarán de recibir dividendos, como dueños de las acciones de la empresa. Es que el ministro del Tesoro dice que el pago del bono de vejez además ayudará a estimular la demanda agregada y podremos salir de la recesión. Tonterías dijo Hildebrando . Como bien sabéis, recesión quiere decir
retroceso y en este caso, quiere decir que la economía, en vez de crecer, decrece. La única forma de salir de la recesión es con la inversión y no con el gasto. La diferencia está en que la inversión, que se define como la compra de bienes de capital, permite producir bienes y servicios en el futuro, que es la que generará más ingresos y más empleos. En el caso del gasto, su efecto en la economía es extremadamente limitado, pues su contribución a generar bienes y servicios está circunscrita al corto plazo. En otras palabras, no tiene el efecto multiplicador a largo plazo que tiene la inversión y además trae consigo todos los efectos negativos a los que hice referencia durante mis largas y variadas visitas a vuestro reino. Por último, debo alertaros, Majestad dijo Hildebrando que en una economía tan abierta y poco industrializada, como es la de vuestro reino, un incremento en el gasto tiene un efecto muy grande sobre las importaciones y el contrabando La verdad Hildebrando, es que no se para que me embarcasteis en esta discusión, pues yo pienso estatizar las empresas del reino y, si el esquema no funciona, simplemente dejaré de operarlas y las cerraré sin ninguna contemplación dijo Alcibiades. Doble trabajo, Majestad , respondió Hildebrando , pues habréis invertido mucho trabajo, dinero y esfuerzo en estatizarlas, para luego venderlas a un precio más bajo del que seguramente pagasteis. No os aconsejo proceder de esta manera. Dicho esto, Hildebrando tomó su liviano equipaje y partió a las tierras heladas altas del sur. Sin embargo, cuando había llegado a la mitad del camino se quedó muy preocupado pensando en que las buenas ideas muchas veces no se concretan exitosamente en la realidad. Lo que sucede es que más allá de los controles, de los buenos socios y de la defensa de la competencia, lo que se requiere es de buenas leyes, la sabiduría de saber aplicarlas y, sobre todo, de un buen gobierno para hacer que las cosas funcionen bien. Por otra parte, también recordó que las buenas ideas, por lo general, tampoco funcionan o se llevan a cabo, debido a que nadie las explica adecuadamente al hombre de la calle y cuando éste no las entiende o no quiere tomarse el tiempo para entenderlas, entonces las rechaza y las combate sin tregua alguna, repitiendo estribillos y medias verdades, que son las verdaderas mentiras, que están en la boca de los malos políticos. En otras palabras, parafraseando a Lord Byron, el que no quiere razonar, es un intolerante; el que no puede razonar, un tonto y el que no se atreve a razonar, es
simplemente un esclavo. Es decir, un esclavo de las ideologías, de la manipulación y de la ignorancia. Francamente, pensó Hildebrando, no se en cuál de estas categorías se podría incluir a los políticos. Seguramente en las tres o tal vez en todas las habidas y por haber & El utilizar la mentira, las medias mentiras o, lo que es peor, las medias verdades es lo más deplorable en la humanidad. Es como pensar que la aritmética no existe, pues dos más dos jamás suma cinco &
7. Nicanor y su extr añ o régimen cambia rio
Después de lo recientemente sucedido con el reino de Alcibiades, Hildebrando pensó que ya no volvería a visitar las bajas tierras del sur, por lo menos hasta que el viejo monarca abandone los necios y absurdos consejos de su entorno palaciego y, particularmente, las dogmáticas ideas que lo habían llevado a cometer un sinnúmero de desaciertos. Por ello, esta vez, optó por visitar el reino de Nicanor que, desde hace varios años, también estaba pasando por un mal momento, a causa de las pésimas decisiones tomadas a la luz de la ignorancia y de la exagerada falta de sentido común. En efecto, el antecesor de Nicanor, el rey Carlos y su ministro del Tesoro, el doctor don Sábato d Equino, habían decidido dar fin a la subida de los precios, utilizando para ello un viejo esquema de régimen cambiario anclado en el zólar, conocido como la convertibilidad . Este esquema se alimentaba de un importante monto de reservas, que habían resultado de la venta de las empresas del reino, bajo el esquema de la privatización. El uso de estas reservas permitía al ministro del Tesoro estabilizar la subida de los precios y, muy particularmente, el tipo de cambio, en vez de hacerlo a través de la tradicional observancia de la disciplina fiscal. Se trataba pues de un esquema muy parecido al sistema bullonista de principios de siglo pasado, en el que las monedas de los reinos se cotizaban en función de la cantidad de oro y divisas que disponían en sus respectivos bancos reales.
En otras palabras, lo que hizo Carlos, aconsejado por su ministro d Equino, fue vender las empresas reales, hasta reunir una cantidad de zólares y monedas extranjeras, que fuera muy superior en su valor a la totalidad de la moneda local existente en el reino. De esta manera, aunque los súbditos de Carlos quisiesen cambiar todo el stock de la moneda local por zólares u otras divisas al precio fijado por el Banco Real, todavía quedaría un importante remanente de moneda extranjera en las bóvedas de dicho banco. En otras palabras, se fijó una especie de paridad cambiaria , producto de la privatización, con el fin de mantener fijo el precio del zólar y de las otras monedas. Esto se hizo así, para evitar que d Equino no tenga la penosa tarea de equilibrar las finanzas públicas en la que, como siempre, los reinos gastan más de lo que se recibe y donde este exceso de gastos se financia con billetes impresos por el Banco Real o recursos que se prestan del sector privado o de la banca, a altas tasas de interés. Visto de otro modo, casi podría decirse también que d Equino había prácticamente zolarizado la economía del reino. Como era de esperarse, con el paso del tiempo y el continuo desorden en las finanzas públicas, el stock de reservas obtenidas por la venta de las empresas reales disminuyó drásticamente, hasta acabar totalmente con las mismas. Como resultado de esto y la inevitable consecuencia de las leyes económicas, el exceso de moneda real y la desaparición de los zólares obtenidos por la venta de las empresas reales, revirtieron la forzada regla de paridad cambiaria , ocasionando que el precio del zólar se vaya por las nubes, hasta situarse en el nivel de mercado, que efectivamente le correspondía estar. Sin embargo, en el interim, Carlos se prestó cuantiosas cantidades de zólares y divisas de sus propios súbditos, de los reinos vecinos y de los bancos locales, a elevadas tasas de interés, con el propósito de mantener la agonizante paridad cambiaria establecida por su ministro del Tesoro. Como resultado de estas desacertadas políticas y las equivocadas acciones del ministro d Equino, el reino se vio imposibilitado de devolver los recursos prestados, particularmente a los bancos, los que a su vez no pudieron devolverlos a sus depositantes, situación que creó una moratoria externa e interna de facto, de la que el reino todavía no ha podido recuperarse. Más importante aún, después de los tantos años de mantener un tipo de cambio considerablemente apreciado, el reino de Carlos perdió toda competitividad. Esta situación estimuló la demanda de importaciones, que no tardó en reemplazar la baja producción nacional y la pérdida de importantes mercados de exportación, que terminaron por disminuir aún más el ingreso de zólares y divisas a las bóvedas del Banco Real. Como era de esperarse, el resultado de estas políticas no demoró en hacer sentir sus efectos. La producción cayó significativamente a niveles nunca
vistos; también disminuyó el ingreso de los súbditos del reino, sin excepción; se perdieron millones de fuentes de trabajo y, lo que fue peor, Carlos y su sucesor, el rey Fernando de la Real, tuvieron que ser testigos del terrible incremento de la pobreza en este importante reino, que tradicionalmente había sido conocido por su gran prosperidad. Como era de suponerse, estas graves circunstancias condujeron a la rápida abdicación de Fernando y la subida al trono de Nicanor, un noble caballero de las pobres y lejanas tierras de más al sur. ¿Qué os trae por aquí ? preguntó Nicanor a su visitante. Vengo a ver qué es lo que sucede en vuestro reino y si en algo puedo ser útil con mis consejos dijo el viejo astrólogo con gran humildad y abnegación. Nicanor lo miró con recelo y displicencia y luego le dijo: No creo que vuestro consejo sea necesario aquí, apreciado Hildebrando dijo Nicanor con mucha firmeza . Como sabéis, nuestro reino es extremadamente poderoso. Además, somos gente de mucha experiencia y sabiduría en la administración de nuestros gobiernos, así estén éstos alejados de nuestra gran capital, como el caso de mi pequeño feudo de más al sur. Como bien sabéis Hildebrando continuó los problemas son los mismos y sé exactamente lo que se tiene que hacer. ¿Y qué es lo que tenéis que hacer Majestad ? preguntó Hildebrando con cierto atrevimiento. Bueno dijo Nicanor pensativo y volcando los ojos hacia arriba en un gesto de superioridad y evasiva , lo primero que debemos hacer es abandonar las políticas liberales que nos dejó el rey Carlos y devolver al reino el papel que debe jugar en la economía; cual es, estimular el mercado interno, siempre y cuando se mantenga el tipo de cambio fijo. Esto, con el fin de propiciar el crecimiento y la estabilidad de la economía. ¿Y qué haréis con los acreedores y las empresas que privatizó el rey Carlos ? preguntó Hildebrando. En cuanto a los acreedores externos respondió Nicanor creo que les haremos una propuesta razonable, basada SOLAMENTE en lo que nuestro reino pueda pagar. Si esto no fuese de su agrado, lamentablemente, se las tendrán que aguantar &En cuanto a las políticas liberales continuó cada vez estoy más convencido de que el reino debe recuperar su lugar en la economía y sobre todo en la propiedad de las empresas públicas. Todo esto con el fin de poder ofrecer
servicios públicos más eficientes, más modernos y el consecuente cobro de tarifas cada vez más bajas. Sin embargo, antes que nada, devolveremos los préstamos a bajas tasas de interés, que nos concedió el Fondo Internacional del Oro dijo Nicanor. ¿No creéis más bien que vuestro reino debería pagar a vuestros acreedores que tienen préstamos a altas tasas de interés y cortos plazos de amortización, en vez de devolver los préstamos a tasas concesionales del Fondo Internacional del Oro? ¿No creéis también que vuestro reino debería hacer todos los esfuerzos por producir superávits fiscales, a fin de que vuestros acreedores, internos y externos, que confiaron en la buena fe del reino, vean que SM hace todo lo posible por generar recursos, que se puedan destinar al pago de la deuda? ¿No creéis que estas acciones permitirán mantener la credibilidad de vuestro reino en los mercados financieros internacionales, que es tan importante para desarrollar fuentes de financiamiento, que a su vez son tan necesarias y urgentes para el crecimiento de la economía ? dijo Hildebrando. De ninguna manera, de una vez por todas deseo acabar con la dictadura que nos impone el Fondo Internacional del Oro. Por su parte, los acreedores tendrán que recibir lo que efectivamente podamos darles y los bancos &pues que se las arreglen como puedan dijo Nicanor. En cuanto a los bancos, Majestad , dijo Hildebrando yo creo que se necesitan dos para bailar el tango. Los bancos, que son algunos de vuestros importantes acreedores, sabían perfectamente en el bollo que se metían, cuando tomaron la decisión de prestaros el dinero. Además, al ser parte del sector privado, éstos están en la obligación de asumir sus propios riesgos. No es por nada que se llaman y pregonan por todos los ámbitos que son parte del sector privado aunque, por desgracia, debemos admitir que los bancos son instituciones de servicio público,, que manejan los ahorros de vuestros súbditos y ello hace que el reino sea muy vulnerable a lo que suceda con ellos. Por lo tanto, no veo porqué se deba recurrir al salvataje de los bancos, sobre todo, cuando éstos son los que cometen graves y crasos errores, al asumir malos riesgos financieros. Además continuó Hildebrando , el salvataje de los bancos es un acto inmoral pues, para hacer frente a esta situación, los reinos se ven en la obligación de utilizar los recursos provenientes del pago de impuestos o sacrificar importantes gastos que benefician a toda la sociedad. Lo que pasa es que estas instituciones están acostumbradas a que las asistan, debido a que por desgracia manejan los recursos que son del público, aunque fehacientemente están convencidos de que se trata de sus propios recursos. En efecto, esta creencia y el
mal uso de los fondos, es lo que finalmente las acarrea a la quiebra, que luego los reinos y los Estados se ven en la terrible obligación de enfrentarla, para evitar que los ahorristas pierdan su dinero. Lamentablemente, el no hacerlo, tiene una contraparte perversa pues, dado que los bancos siempre tienen operaciones financieras cruzadas, la quiebra de alguno de ellos siempre termina por contagiar al resto del sistema, originando un pánico bancario de consecuencias imprevisibles. Este fue el caso, por ejemplo, delorigen de la recesión de los años de 1930 que, en medio de una gran burbuja financiera, se dio comienzo a la gran recesión del gran Coloso del Norte, con la quiebra de un sólo banco. Y ¿qué se puede hacer para evitar esto ? preguntó Nicanor. Para esto , dijo Hildebrando es siempre importante efectuar de manera permanente el conocido test de solvencia de los bancos. Esto, con el fin de obligarlos a contar con las adecuadas reservas y los montos de capital, que les permita desenvolverse dentro de los márgenes de seguridad y confianza en todas sus operaciones. También debe evitarse la fusión de bancos, para que que éstos no sean demasiado grandes para sufrir una bancarrota y que ésta ponga en riesgo el equilibrio macroeconómico del reino &Así, se evitará que los reinos tengan que acudir a la inmoral e infame salvataje de sus instituciones y estimulará a que los depositantes se encuentren debidamente informados de su situación financiera, a fin de asumir las responsables que les corresponda, en los bancos donde mantienen sus depósitos concluyó Hildebrando. Está bien, me parece acertado lo que recomendáis; pero quiero aclararos que no haré pagos a los deudores que no quisieron renegociar la deuda hace diez años atrás, cuando el ministro del Tesoro les hizo una oferta. Mucho menos a aquellos, que califico yo como las aves de rapiña , que compraron la deuda en los mercados secundarios, para especular con ella a costa del reino dijo Nicanor. Con respecto a estos deudores continuó os ruego respetar la voluntad de aquellos que no quisieron modificar los acuerdos firmados con el reino pues, como es natural, pensaban que podían obtener mejores condiciones en el futuro. Y esto es normal, lo haría cualquiera ser humano. Asimismo, os ruego respetar el derecho que tienen éstos de vender estas obligaciones en los mercados secundarios, así como el derecho que tienen todos los agentes financieros de comprarlas en dichos mercados. Es así, como funcionan los mercados financieros del mundo y no por ello debéis tratarlos como si fueran delincuentes. Están en su derecho de tomar las condiciones que los mercados ofrecen y de recurrir a los tribunales de justicia, cuando consideran que no se cumplen con las condiciones pactadas. Con vuestras leyes no podéis prescribir los derechos que les habéis otorgado originalmente,
sobre todo, cuando dichas obligaciones fueron hechas bajo las leyes de otros reinos. Por otra parte continuó el viejo astrólogo , respecto a las empresas públicas reales, ¿no creéis importante recordar que el déficit cuantioso de las empresas públicas y los excesos cometidos por éstas, fueron una de la causas más importante de por qué el ministro Sábato d Equino aprovechó de venderlas, no sólo con el fin de estabilizar la moneda y la tasa de cambio, sino también para ofrecer mejores servicios públicos, más eficientes y más efectivos? Majestad, no cometáis el error de volver al pasado. Ya habéis visto esta película. Vuestro reino ya no puede administrar empresas públicas, porque ésa nunca fue su función. Dejad que lo haga el sector de la economía que tiene la experiencia y los recursos para hacerlo. ¿No recordáis acaso la permanente escasez de líneas telefónicas, los sucesivos cortes de energía y los problemas con el suministro de agua cuando, por falta de recursos de inversión, las empresas del reino no podían cumplir con estos compromisos? Ahora mismo vuestro gobierno no cuenta con el capital suficiente para comprar y operar estas empresas. Tampoco lo tienen los organismos financieros internacionales que, desde hace mucho tiempo, ya no prestan recursos para este propósito. Si, por otro lado, dejáis que el sector privado realice estas actividades, deberíais permitir que las tarifas que se cobren por los servicios prestados reflejen los costos de inversión y operación, según lo establecen vuestras propias leyes regulatorias. De otra manera, serán los propios consumidores que, en última instancia, pagarán el costo de estas bajas tarifas, al recibir una mala calidad de servicios y la permanente interrupción de los mismos, justamente, a causa de los bajos niveles de inversión concluyó Hildebrando. Sí, pero todos saben que las empresas privatizadas han hecho millones de zólares con el sacrificio del pueblo y son las grandes responsables de la importante salida de divisas que perdió el Banco Real de la Nación enfatizó Nicanor. Nada de esto, Majestad contestó Hildebrando . Si lo hicieron de esa manera, fue porque las leyes regulatorias de vuestro reino así lo permitieron. Si queréis que cambien las cosas, también debéis cambiar vuestras leyes o asegurar el cumplimiento de las mismas, a través de la rigurosa observancia de las autoridades encargadas de la regulación. Sin embargo, siempre debéis aseguraos de permitir que estas empresas reciban una retribución adecuada por su inversión y sus costos de operación. Al hacerlo, también se dará una señal a la inversión extranjera de que en vuestro reino se gobierna con ecuanimidad. No olvidéis, Majestad, que vuestro reino necesita urgentemente de capital extranjero, para incrementar la producción y el empleo y que no cuenta con el ahorro interno para financiarlo concluyó Hildebrando.
En cuanto a vuestros deseos de reactivar la economía a través del estímulo del mercado interno, creo que en un mundo donde se han levantado las fronteras y se han reducido significativamente las barreras arancelarias, sería un grave error tratar de producir bienes y servicios sólo para satisfacer los mercados internos. Soy un convencido de que los reinos como el vuestro deben tratar de ingresar al gran mercado mundial y no quedarse limitados a los mercados locales. Esto último, jamás permitirá el rápido crecimiento de la economía, que es la condición necesaria para atacar el problema de la pobreza y generar mayores ingresos y mayores fuentes de trabajo. Pero el tren de la globalización, Majestad, hace mucho tiempo que ya salió la estación aseveró Hildebrando. Sin embargo, tened presente que un gran número de vuestros súbditos todavía se encuentra debajo de la línea de la pobreza y otro tanto se encuentra en un alto grado de indigencia. Por tanto, para dar cabida a estos sectores, el crecimiento de la economía no sólo puede estar concentrado en el mercado doméstico, como es el caso de las economías de vuestros vecinos, sino que vuestro reino también debe mirar hacia los mercados internacionales, a través de la exportación. Como dijo vuestro vecino el rey Ricardo no basta con mirar tan sólo al pequeño mercado interno de un reino, cuando la economía se puede beneficiar del mercado del mundo entero ; para lo cual optó por dar gran prioridad a las exportaciones, en vez de fomentar tan sólo el crecimiento del mercado doméstico. Después de varios años de realizar este cometido, sus esfuerzos fueron premiados con el crecimiento de ese su pequeño reino. Pudo atacar eficazmente la pobreza y hoy gobierna con paz, tranquilidad, y estabilidad política y social. La opción que Ricardo escogió es la correcta, pues apostó a un mercado de cientos de millones de habitantes, en vez de hacerlo sólo por el pequeño mercado de su reino, en ese entonces, terriblemente plagado de pobreza y sufrimiento concluyó Hildebrando. Fácil decir, pero muy difícil de hacer contestó Nicanor. Es cierto, Majestad, no es cosa que se hace de la noche a la mañana. Requiere de muchos años de trabajo, en los que es necesario previamente concertar grandes esfuerzos para abrir mercados. En primera instancia, mediante tratados y convenios de comercio exterior y de seguridad jurídica, que es la labor del reino y de su gobierno y, en segundo lugar, garantizando efectivamente que lo que se pretende vender es competitivo, tanto en calidad como en precio, que es la función del sector privado reflexionó Hildebrando. Sí, pero ésta es charla barata de los llamados nuevos liberales respondió Nicanor . Yo insisto que el Estado debe retomar su función en la economía. Si no es a través de las empresas públicas, entonces debe hacerlo mediante el
instrumento de su fuerte presencia. Por otra parte, el crecimiento debe ser un trabajo que efectúe el reino a través del incremento del gasto fiscal. Otra vez, Majestad. En un mundo donde se han levantado significativamente las barreras arancelarias para dar origen a la globalización, es absurdo pensar que el solo incremento de los gastos fiscales permitirá el aumento de la producción. Esto es así, debido a que el aumento de estos gastos no hará otra cosa que preparar el caldo de cultivo para el incremento de los precios y el nuevo inicio de la inflación. Por de pronto dijo Hildebrando de manera enfática y dejando a un lado su conocida humildad , lo que necesitáis es un plan económico que os permita reactivar la economía. Nada de esto contestó Nicanor . El plan económico soy yo. El pueblo confía en mí y yo sabré darle las soluciones que se necesitan. Para cada problema siempre tengo una solución. Si bien es cierto que vuestros súbditos confían en vuestra sabiduría, creo que es importante tener un plan para resolver los principales problemas del reino. Entre otras cosas, este plan debe ser una elaborada estrategia, que debe decirnos cómo ir desde donde estamos actualmente, hasta donde quisiéramos llegar en un futuro. Más importante aún, debe decirnos también qué medios requeriremos para lograr estos objetivos y cómo podemos conseguirlos. Requiere de mucha información, de premisas y de supuestos, que deben ser sistemáticamente evaluados para saber si este plan es razonable y practicable, y si se pueden alcanzar los objetivos trazados. No os engañéis, Majestad, pensando que vuestra sola sabiduría y la de vuestros loables colaboradores os llevará a resolver todos los problemas continuó el viejo astrólogo . Buscad el buen consejo y, sobre todo, de los buenos consejeros. Es imprescindible que éstos sean humildes, honestos y leales. Y, lo más importante, en la tarea de gobernar, siempre delegad vuestras tareas. No tratéis de hacerlo todo y todo a la vez, pues eso es imposible. También recordad que una golondrina sola no hace verano y que el reino no puede ir a vuestro ritmo, sino que SM debe moverse al ritmo que demandan sus actividades. Al decir esto, Hildebrando recordó lo importante que es siempre es la delegación de funciones. En ese preciso momento recordó, por ejemplo, que, cuando el ministro del Tesoro del padre de Alcibiades, el buen Valeriano, lo visitó para explicarle cómo se encontraba administrando la economía, Valeriano le respondió que esa explicación no era necesaria. Que confiaba en su ministro y que, cuando las cosas no anduviesen bien, éste le pediría que deje de colaborarlo. Le
dijo, además, que por favor no le traiga problemas. Ni siquiera la forma de resolverlos y que, cuando se le presente alguno, que se lo haga conocer solamente cuando esté totalmente resuelto. Dicho esto, el viejo astrólogo se despidió de Nicanor, sabiendo que sus consejos no serían tomados en cuenta. A veces, los gobernantes pierden el sentido de la realidad se dijo a sí mismo . Se ensordecen y dan rienda suelta a su propia soberbia. Sin embargo, lo más grave es que nunca se dan cuenta de las intenciones de un buen consejero. Siempre desconfían. El verdadero buen consejo sólo se da desde el corazón & Pasaron los años y, para desgracia de los súbditos de Nicanor, las cosas no cambiaron para bien. En el reino siguió campeando la corrupción, el desastre y la mala administración. La pobreza se incrementó, las barriadas con techos y paredes de cartón proliferaron por ahí y por allá y, tal como lo habían hecho en los últimos cincuenta años, los súbditos volvieron a dedicarse a su deporte nacional. No se trataba en este caso de la pelota de trapo, sino de la tarea nacional de especular. Especular con los alimentos, las mercancías, las viviendas & y, por sobre todas las cosas, con el zólar, la moneda del Coloso del Norte, cambiando mensualmente su salario en moneda local por zólares, para luego venderlos poco a poco y así subsistir en un reino en permanente crisis & Al no poder arreglar las cosas, se dio inicio a los controles. Control de cambio, control de precios, control de operaciones bancarias y controles de todo tipo y sabor. Cuando esto no fue suficiente, se procedió al embargo de la información, de las estadísticas y al ataque desmedido a los medios de comunicación. Lo más grave de todo ello, se procedió a elaborar creativas metodologías para elaborar nuevos índicadores económicos, destinados a mostrar que, en la economía, todo andaba bien. Se creó un río revuelto en beneficio de los especuladores y para aquellos que siempre tienen acceso y amigos en la banca, que se beneficiaron con las tasas convencionales y las divisas baratas &
8. Hildebr ando y la r ecesión
Alcibiades El Grande convocó nuevamente a su Consejo. Esta vez, para tratar de entender por qué los súbditos del reino se encontraban tan descontentos y por qué, desde hace algún tiempo, no cesaban de hacer manifestaciones públicas en contra de su gobierno. Me extraña que esto suceda dijo Alcibiades a su Consejo , pues lo único que he hecho en mi gobierno es implantar drásticas políticas para evitar la subida de los precios, administrar con prudencia los recursos del reino y evitar que las labores de mi gobierno interfieran con la actividad mercantil y fabril de los industriales y los mercantilistas. Bueno, por lo menos eso es lo que yo creo dijo con tono reflexivo. ¿Qué opináis señores miembros del Consejo ? preguntó Alcibiades, en busca de una respuesta. Hay que darles palo, Majestad dijo el ministro del Buen Gobierno . Os aconsejo que saquemos a la milicia bien armada y bien pertrechada, para acabar con estas turbas que no hacen otra cosa que dar oídos a los grupos sediciosos, que quieren acabar con el gobierno de SM. Estoy seguro de que el día que pongamos tras las rejas a tres o cuatro de estos agitadores, habremos acabado con la subversión y todo volverá a la normalidad. El ministro Santos Perilín tiene toda la razón dijo el ministro del Tesoro , hay que reprimir esta agitación. De continuar con esta intranquilidad, nos quedaremos sin los recursos que nuestros vecinos del norte traen para explotar los
aceit aceit es y los gases combustibles combustibles que que vend vend emo emo s al reino reino del Cruzeiro Cruzeiro do Sul y posi posi blemente blemente sin los din d ineros eros de nuestros apreciados banqueros del no norte, rte, sin los cuales cuales la economía del reino reino simplemente simplemente no pu puede ede subsi subsistir. stir. Ademá Además, s, es impoo rtante imp rtante seguir el consejo del representante del Fondo Fondo Internacional Internacional del del Oro, Oro, el Sr. Kraus, Kraus, que que dice que que la la estabilidad es a cualquier costo y que hay que que cortar cortar el gasto hasta la médula y si no recaudamos los suficientes tributos, hay que recortar el gasto aún más .. Esta Esta es la regla regla de oro que debemos debemos preservar, si es que SM verdaderamente verdaderamente desea continuar gozando gozando de la generosa ayuda ayuda del Fondo Inter Inter naci naci on onal al del Oro, Oro, que nos apoya apoya desde qu quee en el reino apren apren dimos dimos a controlar controlar la subida de los precios. Pero Majestad dijo el mini ministr stroo de Animales, Alimentos y Plantas Exóticas Exóticas , con con estas estas políticas políticas nos estamos estamos empobrecien empobreciendo do cada día más. má s. Pues, Pues, por por un lado, el ministro ministro del Tesoro no no hace hace nada po porr recaudar recaudar tributos de quienes quienes no les l es da la gana de pagar y, po porr otro, al cortar el gasto gasto pú públ blico ico tan t an dr dr ásticamente, nos nos hace hace impoo sible imp sible proporcionar proporcionar la semilla semilla y los insumos insumos qu quee antes solíam sol íamos os ofrecer ofrecer a todos los campesinos del reino. Sin embargo, lo más grave de esto, es que tampoco podemos podemos pagar por la investigación o la extensión extensi ón agrícola agrícola,, ni la transferencia de tecnología de punta que, como sabe SM, es absolutamente esencial para el desarrollo de la agricultura tradi tradi cion cion al y comercial del reino. Como resultado de esta situación, situación, el secto secto r agrícola todo todo s los días d ías se empobrece empobrece más m ás y se empobrecen empobrecen el camp camp esino esino y el agricultor, que constitu constituyy e la mayor parte de la pobl pobl ación. El m ministr inistroo de Animales, Alimentos y Plantas Exóticas Exóticas tiene la razón razón dijo el ministro ministro de Minas y Canteras Canteras ; lo mismo mismo sucede sucede con las las minas. minas. Como Como el ministro min istro del Tesoro Tesoro no recauda tributos de los que que no quieren quieren pagar, ya no podemos podemos hace hace r más exploración de minerales; hemos hemos teni t enidd o que despedir a todos nuestros geólogos geólogos y cerrar nuestras reales reales oficinas oficinas de investigación investigación minera, minera, pues ya no tenemos recursos para pagar por estos trabajos. Todo esto, debido a que, por recomendación del Sr. Kraus del Fondo Internacional del Oro, el ministro del Tesoro ha ha decidido que estos gastos son superfluos superfluos e innecesarios. innecesarios. Además, como como estas estas actividades actividades no tienen prior prior idad idad para recibir recibir recursos externos, se ha instruido al oficial mayor mayor de la Tesorería a no dar curso curso a más solicitudes de crédito externo externo con destino a los secto secto res productivos, productivos, a pesar de las condiciones condiciones ventajosas y concesionales concesionales de estos crédi cr éditos, tos, argument argument ando ando qu quee no se cuenta con la cuota de contraparte que que le toca pagar al reino, reino, para lograr lograr el desembolso de estos dineros de sus fuent fuent es de financiamien financiamientt o. Como Como resultado resultado de esta situación y, al igual que que en el caso de la agricultura, el empobrecimiento empobrecimiento de los pequeñ pequeños os mineros mineros del reino reino es cada cada día peor. peor. No se qué hacer ante esta tan difícil situaci situación ón en el secto secto r, que repercute repercute en todos todos los l os sectores sectores
Iban a presentar presentar similares quej quej as los los ministros de de Instrucción Instrucción Pública Pública,, el de Salud y el de la Pequeña Pequeñ a Industria Industria y Artesanía, cuando fueron interrumpidos interrumpidos por el ministro del Tesoro que, con voz fuerte y alterada, protestó: ¡Necios voso vosotros tros que me me acusáis acus áis de no recaudar recaudar más! má s! ¿Acaso ¿Acaso no entendéis que no puedo aumentar aumentar los los tributos sin tener tener qu quee gravar impuesto impuesto s a los qu quee más má s ganan que, junto junto a los acaudalados acaudalados banq banq ueros y financistas, son los únicos que pueden ofrecen ofrecen empleo empleo en este este reino reino o cobrar imp impuestos uestos a los mercaderes mercaderes y contrabandistas, contrabandistas, que aprovisio aprovisio nan al al reino reino de utensilios y fina mercaderí mercaderíaa que traen de allende las l as front front eras? eras? ¿Acaso ¿Acaso no comprend comprendéis éis que que si no fuera fuera por estos estos valientes empr empr esarios, esarios, los más nobl nobl es súbditos súbditos de este reino, reino, no se tendrían las finas telas, las cristalerías y los ador ador nos que exhi exhi bimos bimos en nu nuestras estras residencias residencias y en nuestros festejos, festejos, qu quee son reportados reportados día dí a a dí, en la crónica crónica real de don Antonio Antonio de Ficus? Ficus? Si no fuera fuera po porr estos hombres y mujeres, mujeres, que arriesgan arriesgan su vida y su integridad personal personal al cruza cruza las fronteras fronteras de nuestro nuestro reino para hace hace rnos rnos la vida vida más má s agradable y placentera, no tendríamos el ambiente de prosperidad y confort que cada uno de noso noso tros, homb homb res públicos del Consejo, Consejo, go goza za en este este reino. reino. Lueg Lueg o de un un breve silen silen cio, cio, cont cont inu inu ó: Afortunadamente, fortunadamente, hace muchos muchos años un gran hombre hombre percibió percibió esta realidad e iluminó al Consejo, don Moltete de Salmuera quien, con una gran visión y sensibilidad social, se dio cuenta de que la Ley de los Tributos no debía alcanzar a aquellos aquellos comerciantes comerciantes de automóvi automóviles, les, electrodomésticos electrodomésticos y chucherías, que cambian cambian dinero proveniente proveniente de raros raros orígenes, para para traernos la mercadería mercadería el confort y del lujo. Decidme, entonces, ¿gravaríais con impuestos a tan nobles y desta desta cados cados ciudadanos? ¿Se ¿Se justifica la universalidad universalidad del impuesto y la equidad de la ley a camb camb io de este este inme inme nso sacrificio? ¡Basta ya de discusiones discusio nes ! dijo Al Alcibiad cibiades es , yo yo también creo que que los impuu estos imp estos no debe debe n alcanzar alcanzar a quienes quienes con sus grandes sacrificios, fruto fruto de su abnegado trabajo, son los que generan empleo en este reino. Sin embargo, la última palabra la tiene el ministro del Tesoro. De la misma manera, creo que aquellos que ganan poco y que tradicionalmente tradicionalmente han pagado pagado tributos, tributos, deben seguir seguir pagándolos pagá ndolos y tal vez pagar un poco más. Esto es es parte de la justicia, justicia, de la equi equi dad y del buen gobierno gobierno . Por Por lo tanto, tanto, a partir de hoy, os ordeno, ordeno, ministro del Tesoro, estudiar estudiar a fondo esta situación situación y proponer en el próximo próximo Consejo Consejo una inmediata inmediata solución soluci ón a este problema. problema. Sin emba embargo rgo dijo Alcibiades , lo que me preocupa preo cupa en este momento es el descontento de mis súbditos. ¿Será que no tienen empleo? ¿será que su salar salar io no es suficient suficient e? ¿será que éste éste es el momento momento más apropiado para crear nuevos nuevos impuestos? o ¿será ¿será qu quee el reino reino repartir la riqueza riqueza de todos todos los súbditos, súbditos,
para solucionar la pobreza? pobreza? Señores del Consejo Consejo ¿qué es lo que debemos debemos hacer? Pido Pido la pala palabb ra dijo el min ministro istro de Planes Planes y Utopías, Utopías, encargado encargado de de la reactivación reactivación económica económica . Sobr Sobr e este este último último tema, lo que que el gobierno gobierno de SM debe hace hace r, es dictar de la manera más rápida r ápida y expedita expedita posible p osible un decreto real, real, en el que se instruya instruya lo lo siguient siguientee : ARTÍCULO ARTÍCULO PRIMERO. PRIMERO. A partir partir de la fecha, fecha, la economía del reino debe crecer al diez por ciento, determinación que debe ser aceptada y acatada por toda la población . Como resultado de este decreto, SM verá que la l a producción producción del reino aumentará aumentará,, como aume aume ntará ntará también también el ingreso y el empleo. empleo. No hay nada cómo cómo enviar señale señ aless apropiadas a la economía economía para que todo empiece a funcionar. Aprobad Aprobadoo dijo el Consej Consejo. o. Junto Junto a esto cont cont inu inu ó el ministro , creo que se hace hace necesario necesario vo volver lver a refin refin anci anci ar las obligac obligaciones iones de los súbditos súbditos más má s endeudados endeudados de este reino, reino, que son los más má s ricos y poderosos, poderosos, y qu quee son los que verdaderamente verdaderamente generan generan empleo empleo e impuu estos. imp estos. Además, Además, como lo sabe todo todo el mundo, mundo, son los úni ú nicos cos qu quee tienen acceso a los recursos de la banca. banca. Esto Esto servirá para darles darles un alivio financier financier o importante importante y permitirá que éstos pueda p uedann hacer fren f rentt e a la usura de los los banqueros que, según según se dice, ganan dinero dinero sin trabajar; trabajar; aunq aunq ue, seguramente seguramente estas acciones no evitará evitaránn que termi termi nemos nemos con un nuev nuev o salvataje salvataje de las insti insti tuci tuci on ones es finan finan cier cier as, a causa caus a de la bancarrota bancarrota de algunos algunos bancos. Pero Pero , si lo hace hace mos, los ricos ricos y poderosos poderosos se verán ver án estimulados estimulados a producir producir más, generar generar más má s ingresos y más empl empl eo y, como como resultado de estas acciones, abriremos abriremos el camino camino de la reactivación. Aprobad Aprobadoo dijo el Consej Consejo. o. Es más cont cont inuó el ministro , propong propong o también también que les perdonemos perdonemos las obligg aciones obli aciones tributarias, tributarias, al otorgarles una amnist amnistía ía general general de tod t odoo s sus imp impuestos. uestos. Esto, a cambio de un modesto pago sobre el valor total de su patrimonio. Con este pago, que no debería ser muy muy eleva eleva do do,, estos estos súbd sú bditos itos limpiará limpiaránn su imagen imagen impoo sitiv imp sitiv a y se convertirán en ciudadanos ciudadanos ejemplare ejemplares, s, capaces de hacer frente a todas sus obligaciones civiles y morales, acto qu quee enno enno blecerá blecerá la estirpe de los súbdito súbdito s de este este reino. Aprobad Aprobadoo dijo el Consej Consejo. o. Y, por por últim últimoo prosiguió prosiguió . No cometamos cometamos el error error de admi admi tir qu quee el reino reino está en desgracia. Ignoremos las mani mani festaciones festaciones públicas; públicas; cuando cuando se pueda, apliquemos el consejo del ministro del Buen Gobierno; echémosle la culpa a la oposición; ampliemos los feriados y los días festivos; crearemos incentivos al
deporte y, si las cosas cosa s siguen mal, mal, siempre podremos podremos lla llamar mar al Profesor Fax. Aprobad Aprobadoo dijo el Consej Consejoo ¡Viva el Gobierno Gobierno de Su Majestad! Pasa Pasa ron ron trescientos sesenta días días y las cosas fueron f ueron de mal en peor. peor. Las manifestaciones manifestaciones de protesta aume aume ntaron, ntaron, así as í como como aume aume ntaron ntaron los palos que daba el gobi gobi erno de SM. La oposición y los los súbd sú bditos itos se cansaron de cargar cargar con culpas ajenas. ajenas. Aumentaron Aumentaron las hu huelgas elgas en proporción directa directa a las po pocas cas ganas de trabajar. Les sigu sigu ieron ieron los l os feriados, los horarios continuos y los torneos de pelota pelota de trapo. Para colmo, el incentivo al deporte no funcionó, porque el equipo del reino era tan malo, como malo fue el efecto que tuvo su actuación sobre la baja autoestima de la población. Por razones obvias, el Decreto Real de Reactivación Económica no funcionó. Tampoco funcionaron los nuevos financiamientos de la deuda, pues todos se quedaron muy contentos con sólo pagar en el largo plazo, situación que, en general, se traduce en el hecho de no pagar. pagar. Con la amnistía amnistía tributaria tributaria se premió a los sinv sinv ergüenzas, mientras que aquellos qu quee pagaron pagaron sus obligaciones obligaciones pun p untt ualmente, ualmente, quedaron quedaron como como tont tontos os y engañados engañados,, y con las ganas de no haber pagado pagado sus tribu tribu tos, tos, si hubieran hubieran sabido que les serían perdonados. perdonados. Cuando las cosas se pusieron realmente mal, los ministros llamaron al profesor Fax. La respuesta de éste, por supuesto, no se hizo esperar. El profesor Fax llegó muy rápidamente, dictó dos apoteósicas conferencias, cobró jugosos honorari honorari os, acorde con sus antec antec edentes y se fue más rápido r ápido de lo que vino, sin dejar ninguna solución. Angustiado Angustiado po porr la desastrosa situa situa ción, Alcibiades Alcibiades mandó a llamar a Hildebrando, el viejo astrólogo que todavía vivía en las altas tierras del sur y que, en el pasado, lo había ayudado a solucionar solucionar el problema problema de la subida de los precios. Por supuesto, supuesto, una época de la que nadie se quería acordar. ¿Qué ¿Qué es lo que habéis habéis oído de los astros astros ? consultó Alcib Alcib iades. Nada Nada que no haya haya oído o ído con con mis mis propios prop ios oídos o visto con mis mis propios prop ios ojos ojos respondió Hildebrando. ¿A qué os referís ? preguntó preguntó Al Alcibiades. cibiades. Muy sencillo dijo Hildebrando , en vues vues tro reino todas las señales parecen estar equivocadas. Se premia al que no paga sus deudas, al que no contribu contribu ye con con sus impuestos, impuestos, al que hace hace contrabando y lavado de dinero, y al que q ue
incumple con la ley. Se incentiva también el mal trabajo, se premia el ocio en vez del esfue esfue rzo y se cierran los ojos a la realidad. realidad. Es que no puedo pedirles pedirles más impuestos a los únicos que que cont cont ribuyen ribuyen al erario del del reino reino o dan dan más trabajo a mis desocupados desocupados y hamb hamb rientos rientos súbditos súbditos dijo dijo Alcibiades. Todo lo contrario, contrario , Majestad respondió Hi Hild ldebrando ebrando . En mis muchos viajes por el mundo mundo vi, por ejemp ejemp lo, lo, cómo cómo en los reinos más má s ricos y organizados, organizados, los que ganan ganan má s, son siempre los l os que que cont cont ribuyen más. No sólo en término término s porcentuales, porcentuales, sino sino también también en térm t érmin inos os de la tasa marginal marginal de los los impuestos. Y, por favor, no os compréis tan fácilmente la idea de que los impuestos no pagados por los ricos son los que generan empleo a los demás. Ved, por ejemplo, lo que sucedió en el gran Coloso del Norte, cuando el gran dux Ronaldo redujo los impuestos. El empleo no se incrementó durante este período, ni tampoco lo hizo en los años post post erior erior es. es. Lo que que pasa, Majestad, Majestad, es que los ricos ricos tie tienen nen la op opción ción de recibir recibir mejores retornos en los mercados financieros, que los que podrían obtener al invertir en los sectores de la prod prod ucci ucci ón ón,, industria industria o el comercio, comercio, que es do donde nde se puede ofrecer empl empl eo. Por otro o tro lado lado , tam t ambién bién toma toma d en cuenta que las clases clases acomodadas acomodadas siempre tienen fácil acceso al crédito crédito y al finan finan ciamiento ciamiento de la banca. Esto es particularmente cierto durante los períodos de recesión, cuando las tasas de interés son bajas. Entonces, Entonces, estos estos grupos aprovechan aprovechan el uso de estos estos recursos recursos baratos para para ob obtener tener ganancias financieras y sobre todo todo especulativas. especulativas. Como Como veis, veis, esto no significa necesariamente que quien trabaja más merece también ganar más. Tampoco hagáis caso caso a las recomendaciones recomendaciones del señor Kraus del Fondo Fondo Internacional del Oro. Si cortáis el gasto hasta la médula, sobre todo en el apoyo que debéis ofrecer al sector productivo, como lo sugieren vuestros ministros de Animales, Animales, Alimentos Alimentos y Plantas Exótica Exótica,, y de Min M inas as y Canteras, Canteras, lo único ún ico que logra logra réis réis es qu quee vuestro rein r einoo ingre ingre se en una terrible recesión recesión de la que no no pudráis pudr áis salir salir por muchos muchos años. Con esto no estoy sugiriendo sugiriendo que se incr i ncree mente el gasto a costa costa de los recursos del Banco Banco Real. Real. Nada de esto. Lo que debéis hacer es cortar el inservible gasto corriente hasta la médula médula ,, el el gasto militar y la la enorme canti canti dad de gastos dispendiosos dispendiosos qu quee vu vuestro estro reino hace todos todos los años, para darle darle más bien el apoyo que nece nece sita el sector sector productivo. productivo. Buscad también también recursos de la cooperación cooperación internacional o prestaos llos os ahorros ahorros que vu vuestros estros súbditos, súbditos, hasta hasta que podáis cont cont ar con los ingresos ingresos tributarios tributarios que os sean necesarios. necesarios. La austeridad po porr la austeridad de nada sirve. Es la respuesta respuesta teut teut ón ónica ica a todos los problemas problemas económicos, que enarbola el Fondo Internacional del Oro y que en realidad no busc busc a una solu solu ción ción a los los problemas del crecimiento crecimiento y desarrollo económico. económico. Si no me creéis, mirad lo que ha sucedido con la Confederación del Viejo Continente y
hasta cierto punto el respetable reino Nipón concluyó Hildebrando. Y decidme ¿qué debo hacer para mejorar la productividad de nuestros súbditos ? consultó Alcibiades. En los viajes al oriente, también vi cómo en estos reinos se hace un verdadero culto al trabajo del hombre. Dicho de otra forma, es la sociedad la que hace un reconocimiento al trabajo, y no al poder y ni a la riqueza de los hombres. Por esta razón, los súbditos sienten una gran presión social por hacer el mejor trabajo posible y son siempre muy sensibles al reconocimiento que les hace la sociedad. Por ello, están dispuestos a sacrificar muchas horas del día, su descanso semanal, los feriados y hasta las vacaciones que las leyes les concede, con el fin de cumplir y completar con el trabajo que se les ha encomendado dijo Hildebrando. Entonces dictaré un decreto real que obligue a mis súbditos a trabajar los fines de semana, cancelaré los feriados y eliminaré las vacaciones anuales repuso Alcibiades con tono decidido. Nada de esto Majestad repuso Hildebrando , no cometáis el mismo error que vuestro ministro de Planes y Utopías, que quiso hacer crecer la economía aprobando un decreto real. De lo que se trata es de dar el ejemplo a la sociedad para que el trabajo sea considerado como una de las mayores virtudes de la colectividad, premiando a quienes lo hagan de la mejor manera posible y censurando a quienes no lo hagan así. Majestad, los reinos que han seguido este ejemplo se han convertido en sociedades excedentarias, por un lado, resultado de los grandes ahorros que acumularon, producto del volumen de trabajo al que se someten a sus propios súbditos y, por otro, a causa de que éstos no siempre tienen el tiempo ni la oportunidad de gastarlos, obviamente, debido a que están muy ocupados en la tarea de trabajar. Otra vez, Majestad, no se trata aquí de aprobar normas reales que obliguen a trabajar o sancionen al que no lo haga. De lo que se trata es de que quien no trabaje se sienta despreciado por la sociedad y además se sienta juzgado por su falta de solidaridad y responsabilidad. Por último dijo Hildebrando con tono pausado y tranquilo , es importante recordar que el hacer un mal trabajo es una forma de corrupción, sobre todo, cuando éste se lo hace afectando los intereses de la sociedad. ¿Y cómo debo hacerlo ? dijo Alcibiades. Con vuestro ejemplo y el de vuestros ministros, para que luego estos valores se distribuyan y se esparzan al resto de la sociedad dijo Hildebrando . El
deseo de trabajar debe ser como un virus benigno y altamente contagioso, que obligue a todos los ciudadanos a valorar la virtud colectiva del esfuerzo humano en el trabajo y que quien no sienta estos síntomas, se vea en la imperiosa necesidad de quererse contagiar. Pero, más allá de esto, es importante que vuestro reino también de verdaderas muestras de que sabe valorar el trabajo y que reconoce su importancia social. Es necesario, por tanto, que SM reconsidere el número de feriados otorgados por Ley, la exagerada reducción de las horas de trabajo de cada día, la inexplicable expansión del número de días de vacación anual y, sobre todo, vuestro programa de temprana jubilación, que tiene un elevado costo fiscal y que, al final del día, sólo se podrá pagar con nuevos y mayores impuestos, que serán aportados principalmente por las nuevas generaciones de contribuyentes, que en vuestro reino no son precisamente los más ricos ni los más numerosos. Pero más allá de la necesidad de contar con los valores éticos del trabajo continuó el viejo astrólogo , en vuestro reino las leyes, los procedimientos, las Cortes y los jueces están hechos para dar señales negativas al comportamiento de los súbditos. Parecería que en el reino no hay justicia; que la justicia es sólo para los corruptos y los poderosos; que sirve sólo para premiar la argucia y la triquiñuela, lo incorrecto sobre lo correcto, la viveza sobre el sacrificio honrado y quienes la administran no hacen otra cosa que dar muestras cada día de su ignorancia y arbitrariedad. Decidme, Majestad, ¿dónde quedarán entonces los valores éticos del reino, cuando no existe justicia ni equidad y la balanza de la Ley no se encuentra en el justo medio? Está bien, Hildebrando, os prometo que trabajaré en pos de la justicia dijo Alcibiades agobiado . Pero enseñadme ¿qué debo hacer para reducir la pobreza tan agobiante de este reino? Precisamente, Majestad, lo primero que debéis hacer es restablecer el imperio de la Ley, que es la forma más efectiva que tienen los reinos para hacer crecer la economía y generar empleo. Lamentablemente, algunos gobernantes y políticos creen que la democracia culmina, cuando los súbditos eligen a sus representantes. Nada de esto. La democracia culmina solamente cuando se establece el imperio de la Ley. Para desgracia de los mandantes, que somos la mayoría de nosotros, existen muchos malos gobernantes y políticos que creen que, una vez elegidos mediante el voto popular, lo que debe prevalecer es el imperio de los hombres y no el imperio de la Ley. Lamentablemente, éste es el origen de todos los abusos y atropellos, que se ven todos los días en decenas de gobiernos y a través de la historia. La falta del imperio de la Ley, es la acción política que más aterra, aleja y acobarda a la inversión privada, cuya función es la de incrementar y mejorar la producción, el ingreso y el empleo en las naciones dijo Hildebrando
totalmente convencido. Sin embargo, lo más grave de esto es que, haciendo uso de este imperfecto silogismo, estos malos gobernantes y políticos aprueban sus propias constituciones y sus leyes, a la medida de sus propias pretensiones; generalmente, sin respetar los derechos de los hombres y de la minoría, circunstancia que les da el control de los poderes del Estado, de los tribunales electorales, la justicia ordinaria, los órganos reguladores y toda cuanta institución se puede interponer a sus deseos de consolidar un gobierno de tipo autoritario. Es así que nacen los atropellos a la libertad de expresión, a los derechos humanos, a la libertad de prensa y a la falta de respeto a la Ley y a la propiedad privada, cuya primera víctima inexorablemente es siempre la inversión. Esto, a pesar de que, ante los ojos del mundo, aparentan mostrarse como gobiernos democráticos sólidos y bien afirmados, por el solo hecho de haber ganado el voto popular; logrado, quien sabe, bajo qué circunstancias & Me preguntasteis, Majestad, ¿cómo se puede reducir la pobreza? Creo que ya os di la respuesta, es con el imperio de la Ley. Es decir, con la puesta en práctica de un conjunto de normas e instituciones, que garanticen que los agentes económicos puedan desarrollar sus actividades dentro del marco de la justicia y la equidad. En otras palabras, un conjunto de leyes y regulaciones aprobadas por el Parlamento, la tutela de tribunales constitucionales, consejos de la judicatura que velen por la imparcialidad de las cortes, jueces y cortes independientes, ministerios públicos expeditos, procedimientos y aplicación adecuada de la Ley, estabilidad laboral, seguridad social, un sistema tributario equitativo y un esquema de regulación de servicios públicos, que garantice una adecuada protección a los derechos de propiedad y la seguridad jurídica del inversionista, sobre todo, cuando se presenten conflictos entre las empresas y los usuarios o las empresas y el Estado o entre esta última y las primeras, sobre todo, en los servicios, que son esenciales para la vida y la salud, que son utilizados por la mayoría de la población continuó. Con respecto a la economía, Majestad, el secreto del éxito está siempre en producir y vender algo que pueda ser comprado por muchísimas personas. Por lo tanto, es siempre importante colaborar con el sector privado en la identificación de los grandes mercados, en los que podréis vender vuestros productos que cuenten con ventajas comparativas y otros que también podréis producir bajo el esquema de las ventajas competitivas. En otras palabras, es necesario que busquéis al mundo como mercado y no sólo el pequeño mercado de vuestro reino dijo Hildebrando. Sin embargo, junto a este esfuerzo no debéis olvidar que la inversión que el reino debe hacer es principalmente en las áreas de salud y educación. Esta
inversión, que recibe el nombre de inversión social , es la única que garantiza el crecimiento y la disminución de la pobreza en el largo plazo. No cabe duda, Majestad, que un súbdito mejor educado podrá ganar mucho más que el que no lo es, así como un súbdito más sano podrá dedicar mucho más horas a su trabajo que aquel que no lo está. Además continuó Hildebrando , la educación es la única forma de nivelar las clases sociales en el largo plazo. Cuando la oposición observe que la salud y la educación son muy caras para para vuestro pequeño reino, contestadle que se intente la inversión en la ignorancia & y veréis cómo les queda el cuerpo Sin embargo, debo advertiros que el ministro de Planes y Utopías me ha dicho que aumentar la producción y las ventas en los grandes mercados es imposible dentro de la globalización. Por otra parte, cuando le pregunté qué efecto tiene la globalización en la economía del reino, éste me contestó: Ni buena ni mala, sino todo lo contrario . La globalización, Majestad, es nada más que la posibilidad de comprar o vender más rápidamente en cualquier parte del mundo, gracias al avance de las comunicaciones y la apertura de los mercados. Sin embargo, para esto, deberéis contar necesariamente con ventajas comparativas y ventajas competitivas, a las que me referí anteriormente dijo Hildebrando . Todo esto para que cada vez el reino pueda vender en mejores condiciones. Sin embargo, es importante reconocer también que, para ser competitivos, es necesario que el sector privado del reino compre y renueve la tecnología de punta que se va desarrollando en el resto del mundo. Esto, para asegurar que las mercancías que se produzcan y se vendan en los mercados del extranjero, tengan la calidad y la aceptación que el mundo moderno demanda. Éste es el secreto para que la economía crezca. El crecimiento debe hacerse a partir de la inversión en tecnología y NO, como os habían aconsejado vuestros asesores, al incrementa el gasto corriente, sobre todo para financiar proyectos fantásticos. Esto no es hacer un buen gobierno dijo Hildebrando. ¿Qué queréis decir con esto ? preguntó Alcibiades sorprendido. Tener un buen gobierno significa contar con buenas leyes, decretos y reglamentos, que tengan un carácter neutro en las actividades de los súbditos de SM. Es decir, leyes que no entorpezcan ni disminuyan el estímulo a la producción o las actividades económicas en general. Y, sobre todo, que no tengan efectos negativos sobre la competitividad. Por ejemplo, tributos que graven excesivamente las actividades económicas o que impongan cargas laborales imposibles de soportar. Tener buen gobierno significa también tener buenas políticas y aplicarlas
adecuadamente. Por ejemplo, no es conveniente tener un tipo de cambio apreciado, que determine que la producción y las exportaciones sean más caras, comparativamente con en el resto del mundo o que las disposiciones del Banco Real hagan imposible contar con tasas de interés adecuadas, que permitan hacer más barata la producción. Pero, sobre todo, Majestad, para tener un buen gobierno también es necesario regular los llamados monopolios naturales , para así lograr que los insumos industriales que producen los servicios públicos en general, garanticen la competitividad de los productos finales elaborados en el reino. ¿No estaréis sugiriendo que otorgue subvenciones ? preguntó Alcibiades , pues ya anteriormente me mostrasteis que no se puede gastar más de lo que se recibe y que no se pueden dar subvenciones a unos en desmedro de otros. De ninguna manera dijo Hildebrando , a lo que me refiero, Majestad, es a la buena y correcta administración del gobierno y sobre todo a las políticas de gobierno. Por lo demás, tal como os recomendé anteriormente, escoged a los mejores hombres del reino para que os ayuden a gobernar. Buscad a los más honestos y a los más trabajadores, alejad de vuestro entorno a aquellos malos consejeros, que lo único que buscan es la intriga y el interés personal. Necesitáis las ideas y la participación de todos. Dialogad con vuestros súbditos, abrid vuestras puertas a los enemigos políticos, el reino los necesita a todos, los problemas son complejos y requieren de una inmediata solución. Aunque las cosas están muy mal, afortunadamente, el Reino todavía tiene tiempo, lamentablemente no mucho tiempo dijo Hildebrando , por lo tanto no hay un minuto más que perder. Majestad, vuestros súbditos están desesperados pidiendo que se arregle el problema del desempleo. Han pasado ya varios años desde que se inició la recesión y SM ha dedicado todo este año a aprobar la reorganización de vuestro gobierno y una complicada ley que beneficia a los ancianos. Existe una sensación de urgencia y no hay tiempo que perder dijo Hildebrando. Identificad mercados para el sector agrícola, la pequeña industria y la artesanía Haced lo mismo en el área de servicios. Intentad el transporte, el turismo y toda la vasta gama de servicios comerciales. SM se sorprenderá al ver cómo estas actividades producen empleo a cientos de habitantes, a pesar de que los intelectuales del reino sientan que se insulta su inteligencia profesional, cuando se hacen tales propuestas. Pero, sobre todo, Majestad, es importante elevar la autoestima de vuestros súbditos. Es necesario hacerles pensar que no son los habitantes más despreciables de esta tierra y que, al final y con el valioso aporte de ellos y de vuestros colaboradores, hay una luz al final del camino. Pregonad estos principios y vuestras intenciones, para ver si todos vuestros súbditos son capaces
de situarse alrededor de la mesa y, en esta actitud, ponerse a pensar en las muchas generaciones de sus descendientes, que tienen que vivir con la esperanza de que la vida no es sólo la pobreza y que todos los hombres tienen derecho a una vida mejor. No me preguntéis nada más, mi señor, porque no sabré qué contestaros prosiguió . Soy sólo un viejo astrólogo, cansado de andar en busca de la verdad. Habiendo dicho esto, Hildebrando partió pensando otra vez que no retornaría al reino de Alcibiades. Después de muchos años, se supo que estuvo en lugares muy lejanos, donde su consejo fue muy apreciado, no sólo porque en esas tierras lejanas las cosas también andaban muy mal, sino porque, como siempre, se había perdido el maravilloso don de la esperanza y de la razón. Durante el viaje, se puso a pensar también en lo insensibles que son algunos gobernantes y los políticos que los rodean, a los problemas que aquejan a la población, sobre todo, a los problemas de tipo económico, que tan directamente impactan a los hogares y a las familias, y muy particularmente a las posibilidades de éstos de acceder a la seguridad alimentaria, la salud y la educación, particularmente cuando éstos no son provistos adecuadamente el Estado. No se dan cuenta de la necesidad de ahorrar durante los años de bonanza, para gastarlos en los años escasez. Tampoco hacen esfuerzos por diversificar la producción, a fin de no quedarse a merced de los ciclos económicos que, al final del día, siempre los atrapan. Se quedan paralizados cuando se les presenta el problema de la inflación o peor el problema de la recesión. Parecería que son insensibles a los problemas de empleo de sus súbditos y el efecto moral que tiene éste en la población, mientras los campeones de la política están siempre ocupados en sus triquiñuelas y mañas.Y, en medio de esto, mentiras y más mentiras y, como siempre, las medias verdades, que son las verdaderas mentiras. Qué duro trabajo &tratar de convencer a los políticos de que la economía es como la aritmética, sencilla, pero directa &añadir todo lo que suma y eliminar todo lo que resta. A pesar de la sofisticación de la ciencia económica, lo que queda en el fondo, a veces, no es más que esto. Y lo más desagradable, atravesar el impenetrable muro de los llamados asesores , atrincherados en su pequeño mundo de intrigas, medias verdades y la necesidad que tienen estos de sobrevivencia. ¡Qué terrible la tarea la de difundir la verdad! Parecería que Alcibiades tuvo la nobleza y la humildad de aceptar el buen consejo de Hildebrando, cosa que no siempre sucede con los gobernantes. Si
hubiese sido así, el reino una vez más sería premiado con la felicidad, Alcibiades con la grandeza y los astrólogos del reino, con un ejemplo de sabiduría y modestia, que no siempre es aceptado en la vieja profesión de mirar a los astros
9. Hildebr ando y la cor te de Alcibiades
Hacía mucho tiempo que Alcibiades no convocaba a su Consejo. Últimamente, había optado más bien por reunir a los miembros más cercanos de su corte, entre ellos, algunos ministros que gozaban de toda su confianza y en quienes había depositado las responsabilidades más importantes del reino. En la última reunión semanal que tuvo con sus cortesanos Alcibiades dijo: Desearía que el día de hoy nos ocupemos de resolver el problema de la recesión. Pido la palabra dijo el ministro del Tesoro . Como es de conocimiento de SM, todos nosotros sabemos que el problema de la recesión se origina en el déficit fiscal que dejó vuestro hijo Tulo y sus amigotes, los mal llamados nuevos liberales . En efecto, Tulo no sólo gastó más de lo que recibía, sino que él y sus colaboradores cometieron una serie de errores, como ser el pago en moneda extranjera de las pensiones, la reducción en diez años de la edad de jubilación, los elevados niveles de pago mínimo a los rentistas, el financiamiento del déficit con deuda interna a elevadas tasas de interés y otras desacertadas decisiones, que incrementaron notablemente no sólo los gastos del reino, sino también el nivel del déficit fiscal. Más importante aún, durante los años de la administración de Tulo, también disminuyeron de manera significativa los ingresos tributarios, circunstancia que no hizo otra cosa que empeorar la frágil situación financiera del reino. De acuerdo dijo Alcibiades , pero no me parece práctico que echemos la
culpa a otros de la actual situación financiera del reino. Creo que con la mayor entereza, deberíamos tratar de mirar hacia el futuro, en vez de pensar en los errores del pasado. ¿Qué pensáis de todo esto don Cándido de González? continuó Alcibiades, dirigiendo su mirada al reposado asesor. Como sucede habitualmente, lo que SM sugiere es siempre lo más acertado. Yo también estoy de acuerdo en que no podemos pasarnos la vida echándole la culpa de la pésima situación financiera del reino a vuestro hijo Tulo. Sin embargo, es necesario que también propongamos soluciones pues, de otra manera, los auditores del Fondo Internacional del Oro bloquearán los créditos del Banco Global y de nuestros banqueros del norte, sin los cuales el reino no puede cerrar la cuenta corriente de su balanza de pagos y ni siquiera la mitad del abultado déficit fiscal. Como saben todos, las finanzas del reino son absolutamente dependientes de las donaciones y de la caridad internacional y esto hace que las decisiones que tome el gobierno de SM no sean verdaderamente soberanas, ya que siempre estarán restringidas a los caprichos y voluntades de nuestros grandes acreedores. Pido la palabra dijo nuevamente el ministro del Tesoro . Sobre este tema en particular, mi joven viceministro de Tributación dice que el problema del déficit fiscal es algo que debe preocupar a SM. Dice que si se quiere resolver este tema, así como el problema de la recesión, es muy simple. Lo que hay que hacer es cobrar más impuestos. ¡Magnífico ! dijo Alcibiades , qué joven tan inteligente y talentoso. Para esto prosiguió el ministro del Tesoro , el joven viceministro de Tributación recomienda la creación de nuevos impuestos, con los que además se harán más equitativas las recaudaciones del reino. Por lo tanto, para lograr este propósito, recomienda la creación de nuevos impuestos a los espectáculos de teatro, a los periódicos de información nacional e internacional y al envío de cartas a los reinos del norte. A esta lista de impuestos, personalmente, me habría gustado añadir la creación de un impuesto al uso de los instrumentos cibernéticos que, al igual que en los casos anteriores, si bien no recauda montos significativos, permitirá que todas las personas contribuyan a mejorar los ingresos del Tesoro. Por lo menos, así lo entiende nuestro joven viceministro de Tributación. ¡Brillante ! dijo Alcibiades
, no hay como la gente joven y talentosa.
¡Brillante ! secundaron a viva voz los cortesanos, complacientes. Bueno, y ¿qué haremos en concreto respecto a la recesión ? consultó Alcibiades.
Haremos lo que SM siempre nos ha recomendado. Estimularemos la demanda agregada dijo el ministro de Vías, Tapagujeros y Comunicaciones del reino . Creo que para todos nosotros este mandato debe quedar muy claro. Lo que tenemos que hacer es empezar a gastar y gastar en cantidades importantes, con el fin de que la economía del reino se estimule y que la reactivación comience a despegar. Por lo tanto, propongo la construcción de una carretera que lleve el nombre de rey Valeriano, ilustre soberano de nuestro reino y padre de SM, financiada con recursos del Banco Real. Propongo también la construcción de canales de riego y la fabricación en serie de lámparas de aceite, para dotar de iluminación a todos los súbditos de este reino. Por último, propongo también la construcción de viviendas y la dotación de gas proveniente de los aceites finos y gases combustibles, que el reino posee en ingentes cantidades, para que los súbditos de SM la utilicen con fines domésticos en el alumbrado y la provisión de toda forma de energía local. Con este programa generaremos miles y miles de empleos, que se traducirán en múltiples salarios e ingresos los que, a su vez, permitirán que la economía del reino se reactive y, de este modo, demos fin a la recesión. No estoy tan seguro de que con este programa seamos capaces de generar miles y miles de empleos dijo Alcibiades . No me cabe duda que con las carreteras y la construcción de viviendas generaremos algunos empleos. Sin embargo, tengo muchas dudas sobre la generación de empleo en el caso de los otros proyectos. Majestad, os aseguro que esto será así. Lo que pasa es que el modelo dogmático que nos exigen los auditores del Fondo Internacional del Oro es muy restrictivo. El momento en que el gobierno de SM empiece a gastar, la economía del reino se estimulará y comenzará el proceso de crecimiento. El gasto es la llave mágica que nos llevará a la rápida recuperación de la economía. Pero, decidme, ¿cuánto tiempo demorará la implementación de estos proyectos? Estamos hablando de cinco a diez años dijo el ministro con absoluta seguridad . ¡Imaginaos, Majestad, lo que significará en la recuperación de la economía del reino el contar con cinco o diez años de permanente incremento en el gasto! ¿Y quién estará a cargo de la implementación de estos proyectos ? dijo Alcibiades.
Las prefecturas, las alcaldías y el servicio de construcción de carreteras. Pero no os preocupéis. Yo me encargaré de la supervisión dijo el ministro con tono enérgico, pensando haber leído el pensamiento del monarca . Todos critican la baja capacidad que tiene el reino para ejecutar la inversión pública. Yo les demostraré que esto puede hacerse efectivamente y sin ningún otro reparo enfatizó nuevamente el ministro. Pero si ya tenemos déficit fiscal, ¿de dónde sacaremos el dinero ? preguntó Alcibiades. Entonces lo obtendremos del Banco Global, de nuestros banqueros del norte o del propio Tesoro dijo enfático el ministro de Vías, Tapagujeros y Comunicaciones . La cuestión es reactivar la economía. Pero, si utilizamos los dineros provenientes del Banco Global o de los banqueros del norte, estos exigirán que les demostremos las fuentes de repago, que no las tenemos. Además, también necesitaremos los recursos de contraparte, que los propios banqueros siempre nos exigen para desembolsar los recursos de crédito externo dijo el ministro del Tesoro, seguido de un largo y prolongado silencio. No os preocupéis, las cargas se arreglan en el camino dijo nuevamente el ministro de Vías, Tapagujeros y Comunicaciones, con un tono seguro y enérgico a la vez. Señores cortesanos, creo que todas estas ideas son buenas y así podemos poner en práctica nuestro plan de Gastar y Generar Empleos . Pero, la verdad es que el reino también requiere de un golpe inicial para hacer reaccionar la economía rápidamente dijo nuevamente Alcibiades. La respuesta está en vuestra propuesta de otorgar mil ochocientos zólares a cada uno de los ancianos del reino, Majestad dijo nuevamente el ministro . Cuando arrojéis todo ese dinero a la economía, ya veréis cómo se reactiva el aparato productivo. Todo esto es consistente con vuestro pensamiento político y económico, que siempre nos ha hecho conocer que la única salida al problema de la recesión es el estímulo a la demanda agregada. Pido la palabra dijo el ministro del Tesoro . ¿Y de dónde sacaremos el dinero para efectuar estos pagos a los ancianos? pues, como todos sabéis, debido a la falta de controles adecuados y la ineficiencia de las empresas que vendieron capital accionario, no se generan los suficientes dividendos para poder realizar estos pagos a los ancianos, como había dispuesto SM.
De eso no os preocupéis, Majestad dijo don Cándido de González , pues yo tengo soluciones creativas al problema. Lo que haremos es obligar a las Cajas Reales de Pensiones a comprar acciones de dichas empresas y con estos recursos pagaremos el bono a los ancianos. No olvidéis que los recientes descubrimientos exploratorios realizados por estas empresas, especialmente en el área de aceites finos y gases combustibles, aumentarán significativamente el valor futuro de sus acciones. Algún día, cuando esto suceda, este valor se revertirá a favor de las Cajas Reales de Pensiones y, de esta manera, se resarcirán de los recursos que ahora se vieron obligadas a aportar. ¿No les parece genial esta idea? ¡Genial ! respondieron todos los cortesanos. Sin embargo, lo importante es que implementemos rápidamente estas acciones, a fin de poder arrojar los suficientes recursos al mercado, con el propósito de estimular la demanda agregada anotó don Cándido, orgulloso de su innovadora propuesta. Pido la palabra dijo el ministro del Tesoro . Creo que dentro de este maravilloso programa corresponde, además, hacer algo para aliviar el pesado endeudamiento de las empresas del sector privado. De esto tampoco os preocupéis dijo don Cándido de Gonzá lez . También he estado trabajando sobre alguna de las ideas que hace mucho tiempo expresó SM y creo tener la respuesta. En base a la brillante idea que SM, llamó el hospital de Empresas , obligaremos a los acreedores del reino a capitalizar las deudas de las empresas y de esta manera crear un fondo para el salvataje de todas las sociedades en quiebra. Esto permitirá convertirlas en empresas viables, solventes y rentables, como nunca lo fueron en el pasado. Estas acciones también ayudarán a iniciar el proceso de reactivación de la economía. ¡Bravo ! gritaron todos los cortesanos, al ver que SM asentía con el contenido de esta propuesta. Majestad dijo tímidamente el ministro del Tesoro , me parece que si decidimos hacer esto, estaríamos vulnerando las reglas prudenciales que garantizan la solvencia de la banca. Esto, además, contribuirá a debilitar el sistema bancario en directo desmedro de los ahorristas, que son los verdaderos dueños de los recursos que se encuentran depositados en estas instituciones. Pero esto no debe importarnos dijo don Cándido de González . ¿Acaso no es igual para los banqueros prestar un millón de zólares a treinta días que prestarlos a diez años? ¿No os parece que los usureros banqueros siguen ganando los mismos
intereses? Es verdad dijo el ministro del Tesoro pero, al hacerlo, los bancos descalzan su cartera y ponen en riesgo los recursos de sus depositantes, pues no es lo mismo prestar a treinta días cuando se captan ahorros a treinta días, que prestar a diez años cuando se captan recursos sólo a treinta días. En la metodología de las finanzas bancarias, el plazo también se transforma en la tasa de interés. Al diablo con los bancos y los banqueros dijo enérgicamente don Cándido de González . No hay estirpe más baja y más corrupta que la de los agiotistas del dinero. Sugiero que SM aplique todo el peso de la ley, para dar fin con los abusos de la banca. ¡Bravo ! dijeron a viva voz los cortesanos. En ese momento hizo su ingreso a la sala otro cortesano, que hacía poco tiempo había dejado su cargo público, por aclamación popular. Al verlo, el rostro de Alcibiades se iluminó, dibujándose en él una amplia sonrisa. ¿Dónde estuvisteis amigo Santos Pirilín ! dijo Alcibiades. Estuve en el Parlamento, Majestad, amarrando algunos entuertos políticos con los miembros de la oposición contestó el cortesano. ¿Y qué os trae por aquí ? volvió a preguntar Alcibiades. Veréis, Majestad dijo el cortesano . Vengo a deciros que creo que éste no es el mejor momento para tomar decisiones económicas y sociales; pues, si se las toma, éstas deberán ser aplicadas luego de poner en práctica las decisiones políticas. ¿De qué se trata ? dijo Alcibiades. Se trata de consolidar políticamente el Parlamento a favor de SM respondió el cortesano . Creo que estamos muy cerca de lograr un acuerdo político con algunos miembros de la oposición, que le permitirá a SM tener una cómoda mayoría en el Parlamento. Sin embargo, para esto sugiero que SM suspenda inmediatamente todos los nombramientos que están en curso de aprobarse, a fin de dar cabida a las naturales ambiciones de los miembros de la oposición, que requieren de cargos gubernamentales, a cambio del acuerdo político que estoy muy cercano a concretar. Pero esto paralizará al gobierno dijo otro de los cortesanos, que todavía
no había abierto la boca. Sí, pero esto nos permitirá manejar la agenda política del reino, en la que impondremos nuestro estilo de gobernar y, sobre todo, el ritmo al que a SM le gusta tomar decisiones sobre temas que atañen al reino dijo el cortesano favorito de SM. De acuerdo dijo Alcibiades. De acuerdo dijeron los cortesanos . ¡Viva el Gobierno de SM! Con permiso SM interrumpió el capitán de la Guardia Real . En la antesala del palacio se encuentra el Alto Consultor para Revisar las Privatizaciones y el Programa de Venta del Capital Incrementado de las Empresas Públicas y me pide transmitiros que no tiene ninguna idea de cómo hacerlo y consulta si a cambio de esto más bien puede producir un escándalo consultó. Decidle que no lo haga, pues si lo hace puede lastimar a mucha gente inocente respondió firmemente Alcibiades. A la orden SM dijo el capitán de la guardia y luego de saludar al monarca. Pasaron ciento ochenta días y las cosas fueron de mal en peor. No sólo que los acuerdos políticos nunca se concretaron, sino que el reino tuvo que aguantar un amago de insurrección, acompañado de un amotinamiento de la policía real, a causa del anuncio de la subida de los impuestos. A este amago de insurrección se plegaron los políticos de la oposición, el lumpen de las laderas y los muchos súbditos descontentos por los años y años de pobreza y de recesión. Para colmo, el gobierno de Alcibiades continuó paralizado en busca de los arreglos políticos que nunca llegaron, como paralizado también quedó el absurdo programa de gobierno, que el equipo de cortesanos había preparado para SM. Ante estas circunstancias, Alcibiades volvió a llamar a sus cortesanos a la Sala del Consejo en el palacio real, para decirles muy compungido: ¡Qué podemos hacer señores ! dijo Alcibiades, seguido de un largo silencio de los cortesanos . Creo que debo convocar a Hildebrando. ¿A Hildebrando ? dijo el ministro de Vías, Tapagujeros y Comunicaciones del Reino . No cometáis ese error, Majestad. Se dice que Hildebrando estuvo trabajando en el programa económico de vuestro primo y adversario político don Godofredo de Ballón. Hildebrando no es una persona en la que se pueda confiar.
Es verdad dijo el cortesano favorito de Alcibiades , él siempre estuvo cortejando a la oposición. Yo sé de sus andanzas y en qué cosas estuvo. Tengo información fidedigna y de primera mano que me fue dada cuando cumplía las funciones de ministro del Buen Gobierno, como recordará SM. ¡Qué buenos tiempos aquellos! Majestad dijo Cándido de González . Esta vez os ruego que no toméis en cuenta los consejos de Hildebrando. Él siempre quiso apropiarse de vuestras ideas y granjearse méritos con vuestros logros y vuestras acciones. Es cierto Majestad dijo otro de los cortesanos, conocido por su afición a participar en algunas fraternidades secretas del culto oriental . Además sé que quedó muy mal con un grupo de banqueros de mi región, que le tenían encargado usar su influencia para lograr algunos beneficios a favor de sus importantes negocios, aunque él nunca les respondió que haría. Qué lástima dijo Alcibiades . Yo creí que era un buen hombre y un buen consejero. Además, siempre lo he considerado un amigo. Señores consejeros, ¿qué creen que debo hacer? ¿A quién debo recurrir en busca de la verdad? Yo creo que debéis llamar al profesor Fax. Él sí que os podrá ayudar dijo don Cándido de González. Tan pronto como vieron que Alcibíades asentía, los solícitos cortesanos se apresuraron a llamar al profesor Fax, que en los últimos años había armado una poderosa maquinaria de mercadeo, destinada a publicitar su larga trayectoria de milagros de dudosa calidad profesional. Como de costumbre, la respuesta de éste no se hizo esperar. Además, como era habitual, llegó al reino tan rápidamente como pudo, visitó a Alcibiades, hizo dos apoteósicas presentaciones de melodrama en el Teatro Municipal, cobró jugosos honorarios, acorde con sus antecedentes profesionales, y se fue más rápido de lo que vino, sin dejar ninguna solución. Al inevitable paso del tiempo, Hildebrando, interesado en el futuro del reino, quiso indagar sobre la suerte que había corrido la administración de Alcibiades y sus intentos de acabar con la recesión. Para esto, programó un penoso viaje desde las altas y heladas tierras del sur, donde había dejado a su querida familia. Cuando intentó visitar a Alcibiades, las puertas le fueron cerradas. Trató vanamente de contactar a algunos allegados para lograr una audiencia real y, por último, hasta visitó a la Reina Juliana, con la que había hecho una gran amistad a través de los años. Sin embargo, nada pudo concretarse. Pasaron otros ciento ochenta días sin que nada pase en la economía del reino.
Apesadumbrado y a pesar de las advertencias de sus cortesanos, Alcibiades mandó a llamar a Hildebrando. ¿Qué puedo ofreceros, Majestad ? preguntó Hildebrando. Necesito una segunda opinión sobre nuestro programa de reactivación dijo Alcibiades con tono reticente. Majestad dijo Hildebrando , vuestro reino está sumido en una profunda recesión que es mil veces peor que el problema de la subida de los precios. ¿Y por qué es peor ? dijo Alcibiades. Es peor, porque conlleva muchos sufrimientos humanos, como ser la falta de empleo y la necesidad de mayores ingresos, que causan un gran desasosiego entre la población dijo Hildebrando . Es por esta razón, que no hay un minuto que perder. Con el paso del tiempo, el malestar popular puede crecer desmesuradamente y, al hacerlo, puede poner en peligro la estabilidad política y social de vuestro reino. Por otra parte, Majestad, os alerto también que es muy peligroso elevar los impuestos o crear nuevos impuestos durante un período de recesión. Es lo último que debéis hacer. El hacerlo tiene efectos procíclicos y no anticíclicos sobre la economía. Esto quiere decir que, en vez de atenuar los efectos de la recesión, estas acciones tienden más bien a intensificarla. Por otro lado, si se trata de incrementar los ingresos del reino, lo que debéis hacer es cobrar impuestos a quienes no los pagan, en vez de cobrarlos a quienes sí lo hacen desde hace mucho tiempo y ya no cuentan con recursos para hacerlo. Entiendo que en vuestro reino existe una alta evasión impositiva que, de ser recuperada en su totalidad, podría cubrir vuestro déficit fiscal, muy cómodamente. Para esto, pienso que debéis incrementar el número de fiscalizadores de vuestro Real Servicio de Recaudación, que hoy en día son tan pocos que se cuentan con los dedos de las manos. Os aseguro, Majestad, que el incrementar el número de ellos, a costa de los recursos del Tesoro, compensará superabundantemente cualquier esfuerzo por elevar las tasas impositivas o crear nuevos impuestos. Por otro lado, Majestad, lamento deciros que vuestro programa de reactivación no funcionará y que no logrará ningún resultado. ¡Cómo que no funcionará ! respondió indignado Alcibiades . He consultado a los mejores astrólogos del reino y al propio profesor Fax y todos ellos coinciden con la genialidad de nuestra propuesta. Yo no entiendo por qué os oponéis Hildebrando, o ¿es que sois un enemigo del reino o estáis comprometido con la oposición?
Nada de eso, Majestad, os ruego no deis oídos a las intrigas de quienes se oponen al triunfo de la verdad dijo Hildebrando . Lo único que quiero decir es que vuestro programa de Gastar para dar Empleos , basado en la engañosa idea de flexibilizar el nivel del gasto, lamentablemente no podrá funcionar. Y no va a funcionar, porque vuestra economía se encuentra en una verdadera encrucijada. Por un lado, tiene una propensión marginal al consumo muy alta; lo que determina que, cualquier aumento del gasto, tendrá un efecto muy grande sobre los precios de los bienes de consumo. Y, por otro lado, dado que también se trata de una economía muy pequeña, no industrializada y muy abierta al comercio exterior donde no sólo las importaciones son muy altas, sino también donde el componente importado de la producción es también elevado cualquier esfuerzo por incrementar el gasto con recursos del Banco Real, no hará otra cosa que incrementar significativamente la demanda por las importaciones y/o el contrabando, sobre todo porque la moneda local se encuentra muy apreciada. Por lo tanto, todo parece indicar que el aumento del gasto, sin un verdadero esfuerzo por mejorar los ingresos tributarios, a través de la disminución de la evasión tributaria, no hará otra cosa que incrementar significativamente el déficit fiscal, con las consecuencias que SM ya conoce. Por otra parte continuó , me extraña que durante todo este tiempo no se hubiesen hecho verdaderos esfuerzos por bajar la tasa de interés bancario o mejorar las condiciones de competitividad de la economía que, sin lugar a dudas, son las condiciones sine-qua-non para reactivarla. Como sabéis, Majestad, vuestro reino ocupa el puesto número 104 de los ciento diez reinos en los que se practicó un ranking de competitividad. Por otro lado, ojalá que vuestros esfuerzos por disminuir la corrupción sean tan efectivos como os lo propusisteis, pues, de otra manera, esta situación no hará otra cosa que dificultar aún más las posibilidades de reactivar la economía del reino y hacerla menos competitiva. Pero más allá de la falta de una verdadera estrategia de crecimiento y desarrollo, vuestro programa de gobierno está plagado de errores y contradicciones. Por un lado, queréis implementar las reglas de una política ortodoxa y, por otro, se insiste en otorgar subvenciones a los aceites finos y carburantes, como una forma de incrementar el déficit fiscal. De la misma manera, por un lado, queréis ayudar a reactivar las empresas del sector privado y, por otro, las priváis de los recursos que tienen ahorrados en las Cajas Reales de Pensiones a fin de cubrir vuestro déficit fiscal. Por último, y por ello no menos importante, consecuente con la equivocada idea de estimular la demanda agregada, habéis forzado a las Cajas Reales de Pensiones a comprar acciones en las empresas públicas que vendieron su capital accionario, con el propósito de pagar un bono a los ancianos, pensando que al lanzar estos recursos a la economía, se daría de manera espontánea la tan deseada
reactivación del aparato productivo. Adicionalmente dijo Hildebrando , no entiendo cómo vuestro gobierno todavía no ha podido disminuir su desmesurada participación en el producto interno bruto de la economía del reino. En otras palabras, la actividad económica de vuestro aparato estatal sigue siendo la misma que la que se tenía en los mejores años del capitalismo de Estado de hace varias décadas. Por otro lado, vuestro gobierno ha continuado con las mismas políticas de crowding-out al sector privado, al privarlo de sus propios ahorros depositados en las cajas de pensiones, con el propósito de utilizarlos en el financiamiento de vuestro incurable déficit fiscal. Por último, me parece que también le disteis un golpe mortal al sistema de pensiones que tan sabiamente construiste en el pasado, al permitir la fusión de los fondos de capitalización individual y de capitalización colectiva. Vuestro reino, señor, ha desperdiciado la gran oportunidad de utilizar el ahorro a largo plazo para reactivar la economía. Esto, tal como lo hizo vuestro primo don Ricardo de Chiloé, que se ha convertido en el ejemplo de lo que no hay que hacer en materia de reforma de pensiones. No es verdad lo que habéis dicho. Lo que pasa es que no comprendéis la genialidad de nuestras ideas dijo Alcibiades . Sois como todos los demás, unos desleales, que lo único que quieren es que mi gobierno fracase; que la sociedad se descomponga; que se propicie un golpe de Estado y que las cosas vayan mal. Larga fue la perorata de Alcibiades a Hildebrando. A momentos, sus frases tomaron tonos abusivos, aunque también hubo otros de carácter emotivo, en los que recordaba la amistad y la lealtad. Sin embargo, Hildebrando también notó la gran frustración del monarca, su sentimiento de incomprensión y, sobre todo, su profundo desasosiego. Hildebrando prefirió no contestar. Tomó su pesado maletín y se dirigió a la enorme puerta del despacho real. Se despidió con una venia y salió cabizbajo. No podía entender qué es lo que había pasado con Alcibiades o qué es lo que lo había cambiado de esa manera. En ese momento recordó pasajes de su vieja amistad con el monarca y cómo, en alguna ocasión de intimidad, éste le había confiado que su afecto era a toda prueba y que su amistad se había hecho en las trincheras , en la incansable lucha por la verdad y la justicia. Hildebrando no comprendía como había cambiado el monarca A su retorno a las tierras altas del sur, Hildebrando quedó triste y meditabundo durante mucho tiempo. Pensó que el último viaje al reino de Alcibiades sería sin retorno. Tal vez no sería el último que haga, pero, con
seguridad, una de las últimas veces que vea a su amigo el viejo monarca. No quiso imaginar qué es lo que sucedería con el reino. Tampoco quiso hacer cábalas sobre el futuro de su reinado o el de sus cortesanos. Sólo estaba seguro de que algún día Alcibiades le daría la razón, a pesar de su orgullo y de su gran obstinación. Por último, tampoco quiso pensar en las penosas consecuencias de no haber escuchado sus consejos. Y los cortesanos se preguntó a sí mismo , cuando llegue la verdad y nada más que la verdad, seguramente se habrán ido a otra parte o quién sabe todavía se encuentren en el reino en busca de algún nuevo padrinazgo, que los acoja y los proteja políticamente. Sin embargo, siempre habrán otros que también, en ese indigno y pequeño mundo de las intrigas palaciegas, jamás escatimarán esfuerzos por destruir a los hombres de buena fe y, sobre todo, seguir y seguir pregonando a todas horas del día las medias verdades, que en el mundo del cinismo político es sólo peor que pregonar las verdades mentiras. Sin embargo, el daño más grande que hacen los cortesanos al reino de los hombres - pues no solo es el reino de ellos - es el uso y abuso de la corrupción. A pesar de que Alcibiades no cansaba de repetirir que mandaría a la prisión a quienes metan la mano en la lata & ; salvo muy contadas excepciones, una gran parte de ellos lo hicieron, a vista y paciencia del resto de los súbitos, sobre todo de los más pobres y los más desamparados. Como no pudo ser de otra manera, esto enfureció a la población, pero los cortesanos no pararon en sus fechorías. Los favoritos del monarca, armaron verdaderos equipos dedicados a la tarea de saquear al Estado. Cuando alguien informaba de esto a Alcibiades, éste respondía que se trataba de gente de mucho dinero y que, por lo tanto, no tenían la necesidad de robar. Pero éstos si lo hacía, hasta el extremo de cobrar comisiones y cargos onerosos a las personas y partidarios politicos a quienes conseguían contratar para ejercer las diversas funciones en el aparato estatal. Se dice que, al gozar de la total confianza del monarca, llegaron a la desfachatez de acercar al gobierno a personas que el monarca sabía que eran corruptas y que en el pasado habia sido utilizadas por el sector privado para realizar actividades de cohecho en los grandes contratos estatales. Todos ellos eventualmente se integraron activamente al gobierno de SM y se dedicaron nó a trabajar para éste, sino para su beneficio personal. Pero, lo más grave de todo esto, fue también que estas actividaes desprestigiaron enormemente las recomendaciones de Hildebrando y la seriedad
del gobierno de Alcibiades. Muy pronto, el pueblo - que no es una recua de bueyes - reaccionó violentamente en contra el gobierno, y como siempre sucede, sumó las buenas y las malas acciones de Alcibiades, para calificarlas corruptas y, sobre todo, de nuevo liberales &
10. Libr e mercado y regulación
Pasaron muchos años desde el incidente que Hildebrando tuvo con Alcibiades. A pesar de esto, acudió nuevamente al llamado de éste. ¿Qué os pasa mi señor ? preguntó. Apreciado Hildebrando, desde que nos enseñasteis a no perturbar las leyes de la economía, algunos de mis ministros se han vuelto locos con estas ideas. Sobre todo, el ministro del Tesoro, que cree que todos los problemas los debe resolver la mano invisible del mercado. ¿Qué creéis que debo hacer? Si bien lo que habéis hecho es lo correcto, es decir, haber devuelto la libertad a los agentes económicos, las cosas no pueden irse a la otra alforja dijo Hildebrando con todo reflexive . Por lo tanto, está bien que SM ya no fije o controle los precios de los alimentos o las vestimentas; tampoco fije o controle las tasas de interés o la tasa de cambio; y, por último, no interfiera con las actividades de comercio exterior porque, si así lo hiciereis, se privaría de libertad económica a los súbditos del reino. Pero de ahí a creer que todos los problemas los resuelve la mano invisible del mercado, es totalmente ingenuo y por demás equivocado. Solamente en el caso de los mercados que se asemejan o son cercanos a la competencia perfecta, como es el caso de las materias primas, algunos alimentos, o de los medios que nos permiten adquirirlos como el dinero u otros, es que se puede dejar que funcionen libremente las leyes del mercado. Lamentablemente, los mercados, en su generalidad, son imperfectos, debido a que fueron creados por los seres humanos, que también son imperfectos. Por esta razón, en algunos casos
específicos, existe la necesidad de regularlos, con el fin de que éstos funcionen como si hubiera competencia y, en otros, de fiscalizarlos para promover la competencia. El no hacerlo ocasionaría serias distorsiones que van en desmedro del bienestar de la sociedad, como es el caso de permitir la libertad económica a los monopolios, monopsonios, mercados donde existen concentraciones o poder de dominio de mercado y otros. Solamente las personas con mentalidad dogmática creen que las cosas en la vida pueden ser o blancas o negras y esto no siempre es así. Esto es lo que se llama maniqueísmo, un pensamiento filosófico que existía el el siglo III de la era cristiana. Por otra parte, hace muchísimos años, un grupo de pensadores liberales franceses, creían también en el laissez-faire, laissez-passer, que quiere decir dejar hacer y dejar pasar, asumiendo que en la economía todo está permitido y que las leyes del mercado, eventualmente, se encargarán de restablecer el orden y el balance de las fuerzas económicas. Naturalmente, creer en este dogma es un grave error pues, por una parte, implica asentir con la premisa de que todo está permitido y, por otra, ignorar que las sociedades se gobiernan y administran a través de leyes, que es lo que se llama el imperio de la Ley . Lamentablemente, hoy en día, todavía existen algunos grupos aislados, los llamados nuevos liberales o más bien los libertarios , que creen en estas necedades. Yo espero que ésta no sea la fuente de inspiración de vuestros ministros, ni de cualquier otra persona en el reino. Sin embargo, siempre debéis recordar que el mejor regulador y defensor de la competencia de todos los tiempos y en todas las circunstancias es el comercio exterior dijo enfáticamente Hildebrando . Es por esta razón y no otra que, cuando os recomendé liberalizar las importaciones, que anteriormente estaban sujetas a elevados aranceles, cuotas y otras restricciones, lo hice para aseguraros que exista competencia en los mercados internos y que, de esta manera, se evite que los productores dentro del reino se sientan tentados a fijar precios, establecer acuerdos anticompetitivos o excluyentes y abusar de su poder de dominio de mercado, confiados en que las importaciones jamás podrían competir con los bienes producidos localmente. ¿Entonces qué papel juega en este tema la globalización o más concretamente los acuerdos multilaterales de comercio exterior ? preguntó Alcibiades. Un papel muy importante, debido a que la globalización y muy particularmente los acuerdos de comercio exterior, buscan asegurar que no existan
barreras arancelarias o cambiarias, que distorsionen la libre competencia en los reinos ni en las transacciones internacionales respondió Hildebrando. Está bien, pero explicadme, qué quiere decir regular los mercados preguntó Alcibiades. Regular dijo Hildebrando es el proceso de aprobar normas y aplicarlas, con el fin de asegurar que los mercados imperfectos en el área de los servicios públicos funcionen como si hubiera competencia. Es decir, un proceso mediante el cual se simula la competencia, para utilizarla como modelo en los mercados donde no la existe y evitar así los abusos que las empresas con poder de dominio de mercado puedan ejercer sobre los súbditos más indefensos y desprotegidos de la sociedad. Y decidme, Hildebrando, ¿por qué buscamos la competencia ? preguntó Alcibiades. La buscamos, Majestad, porque con ella ganan todos los agentes económicos repuso Hildebrando . Gana el consumidor o el usuario, porque consigue el mejor precio posible y la mejor calidad de producto. No debemos olvidar que la calidad también es una forma de expresar el precio prosiguió . Y gana el productor, porque también consigue el mejor precio de venta posible en el mercadoy se obliga a producir en las mejores condiciones de eficiencia. Finalmente, gana el reino, porque puede ofrecer a sus súbditos el más alto nivel de bienestar económico. ¿Y cómo se logra esto ? preguntó Alcibiades. Se logra, en primer lugar, aprobando y aplicando las leyes regulatorias y sus reglamentos repuso Hildebrando . Esto es importante, sobre todo, si algún día SM contempla la posibilidad de que las empresas de servicio público (energía, telecomunicaciones, transporte y agua) puedan ser atendidas por el sector privado. Asimismo, es siempre mejor para la sociedad el contar con dichas reglas del juego , porque de esta manera se puede asegurar un trato ecuánime, a todos los agentes del mercado. Sin embargo, no basta con la aprobación y aplicación de las leyes regulatorias; también se requiere del trabajo eficiente de los reguladores, quienes deben hacer cumplir estas disposiciones legales, sin ningún poder discrecional de su parte. Es decir, que no puede cambiarlas, sino simplemente hacerlas cumplir. Sin embargo, como los reguladores son y serán siempre muy poderosos, hará falta también que alguien se encargue de fiscalizarlos, asegurándose de que éstos cumplan sus funciones con eficiencia y eficacia. Por último dijo Hildebrando ,
es importante que vuestro reino cuente con procedimientos administrativos, pues sin ellos la regulación es muy difícil de llevar adelante. Pero, si las empresas son del reino, entonces no necesito que éstas se encuentren reguladas. No podemos autoregularnos a nosotros mismos dijo Alcibiades. Todo lo contrario respondió Hildebrando . Los servicios públicos necesitan ser regulados de manera independiente para defender los derechos y las obligaciones de todos aquellos que participan en el mercado; es decir de los usuarios, la propia empresa operadora y el Estado. Aquí la clave está en la palabra independiente. Parece interesante dijo Alcibiades. Sobre todo muy útil respondió Hildebrando . Sin embargo, más allá de la regulación de los mercados, es importante contar también con una ley que defienda la competencia. ¿Y qué queréis decir con esto ? preguntó Alcibiades. Esto quiere decir que también se deben aprobar y aplicar leyes que castiguen a cuantos atenten contra la competencia dijo Hildebrando enfáticamente . En otras palabras, es necesario contar con normas que castiguen severamente a todos aquellos que traten deliberadamente de quebrantar la sana pugna que debe existir en el mercado, con el propósito de recibir beneficios adicionales en desmedro de los demás. Esto, vale para todo el resto del sector privado, donde no se aplica la regulación a los servicios públicos. ¿ Y, en qué consiste esto ? preguntó Alcibiades. Se trata de normas que castiguen a cuantos efectúan acuerdos no competitivos, con el propósito de fijar precios o disminuir los niveles de calidad dijo Hildebrando . Éste es el caso, por ejemplo, de la asociación de farmacias, que fija precios para evitar la competencia entre los vendedores de producto farmacéuticos y otras sustancias, y de esta manera castiga a los más pobres, que se ven obligados a comprar a precios más altos o el caso de aquellos que, por ejemplo, fijan aranceles para los servicios que prestan los curanderos reales o los leguleyos, evitando que se promueva la competencia entre los profesionales de la salud y de la justicia. Esta norma también debe castigar a quienes practican la competencia desleal, por ejemplo, al desacreditar con falsedades a otros competidores y, de la misma manera, a todos lo que practiquen acuerdos excluyentes como, por ejemplo,
cuando en las postas reales no se permite dar paso a las carretas que no sean parte del sindicato de carreteros. Esto, con el propósito de cobrar precios monopólicos en el transporte. Como podéis observar, todos estos actos atentan contra la sana competencia que debe existir en todos los mercado del reino. Más importante aún continuó , esta ley también debe tener como uno de sus propósitos, el evitar el uso del poder de dominio de mercado, que los empresarios del reino pueden intentar utilizar para fijar precios predatorios o disminuir los niveles de calidad del producto que venden o fabrican. Éste es el caso, por ejemplo, de los propietarios de una o pocas empresas que controlan un porcentaje muy significativo de un determinado mercado relevante y que utilizan este poder justamente para este propósito. Por último, esta norma también debe prohibir las concentraciones económicas en un determinado mercado, con el fin de evitar que éstas sean utilizadas por los empresarios para ejercer, justamente, ese poder de dominio de mercado. En otras palabras, cuando los propietarios de una o pocas empresas logran una significativa concentración económica en un determinado mercado, es casi seguro que no podrán resistir la tentación de abusar de este poder, con el fin de fijar precios o disminuir los niveles de calidad. Cuando se presenta esta situación en alguno de los reinos más desarrollados del norte, los propietarios de estas industrias están obligados a dividir y vender sus empresas. Esto, con el propósito de desincentivar este poder que les da el dominio de mercado. Por esta razón, las concentraciones económicas en vuestro reino deben ser, cuanto menos, debidamente evaluadas y autorizadas por el gobierno de SM, a fin de proteger los intereses de la sociedad. Sin embargo continuó , es importante recordar también que el defender la competencia no es una labor de regulación. Si se quiere, es más bien una labor fiscalizadora , en el verdadero sentido de la palabra. Dicho de otro modo, cuando el Estado, en este caso Su Excelsa Majestad, encuentre que sus súbditos del sector privado cometen actos en contra de la competencia, sólo podrá sancionarlos, para que luego los afectados recurran a la judicatura, en busca de la mano de la justicia. Sin embargo, en el caso de los servicios públicos, además de sancionar dichos actos, aplicando una ley de defensa de la competencia, SM también deberá asegurarse que los agentes económicos que participan en dichos mercados, se comporten como si verdaderamente hubiera competencia. Esto, con el fin de ofrecer un trato ecuánime a todos los actores que participan en la provisión de estos servicios. Explicadme nuevamente ¿por qué el funcionario real encargado de la
defensa de la competencia no es un regulador? No es un regulador, Majestad, pues, como os dije anteriormente, éste no puede asegurar o garantizar per-se que exista competencia o que las empresas del sector privado se comporten como si hubiera competencia, excepto cuando éstas sean proveedoras de servicios públicos dijo Hildebrando . Cuanto más, su función será la de castigar los actos que atenten la competencia, mediante la estricta aplicación de la Ley. En cambio, el regulador sí tiene la obligación de asegurar que las empresas que participan en los mercados de servicios públicos, se comporten como si hubiera competencia y, donde mediante la aplicación de las leyes regulatorias, se protegen los derechos y se hacen cumplir las obligaciones de todos los agentes que participan en este mercado. Sin embargo, también se debe tomar nota que los mercados de servicios públicos generalmente requiere de enormes inversiones y por lo tanto no es económicamente viable que éstos cuenten con más de un proveedor. Éste es el caso, por ejemplo, de los distribuidores de electricidad, donde no se justifica la presencia de dos o más empresas, que implicaría duplicar o multiplicar la instalación de postes eléctricos y otras facilidades similares. Es por esta indiscutible razón y no otra que estos mercados requieren de servicios de regulación, justamente, para supervisar las operaciones de este tipo de empresas, que en en el pasado recibían el nombre de monopolios naturales . Con las explicaciones que acabáis de darme quedo muy satisfecho. Sin embargo, decidme entonces ¿por qué cuando intento aplicar la regulación o la defensa de la competencia la oposición siempre me acusa de tratar de implantar un modelo de políticas neoliberales ? El decir esto es pura demagogia, Majestad repuso Hildebrando . En primer lugar, porque no se trata de un modelo. Como veis, aquí no se hace otra cosa que aplicar el sentido común que, como ya os dije, no es el más común de los sentidos. En segundo lugar, tampoco se trata de un modelo de políticas neoliberales o libertarias pues, como lo habéis escuchado, lo último que se quiere en el reino es dejar el mercado al libre albedrío. De lo que se trata es de tener una sociedad, donde se respeten las leyes económicas, pero también donde el reino juegue un papel importante en la aprobación y puesta en práctica de normas y reglamentos, destinados a corregir las imperfecciones del mercado. Es por esta razón que vuestro ministro del Tesoro debe dejar de decir tantos disparates, pues vuestros súbditos y la opinión pública verdaderamente creerán que vuestro gobierno acepta los postulados del libertarismo económico, cosa que no es correcta, ni condice con la realidad.
Decidme, Hildebrando ¿por qué también se me acusa de ser neoliberal , al haber tomado las medidas destinadas a evitar la subida de los precios ? dijo Alcibiades. No os preocupéis, Majestad, son acusaciones políticas. Sin embargo, para evitar estas vanas acusaciones, es necesario que SM implante una serie de reformas destinadas a aminorar los efectos que la mayor parte de vuestros súbditos, alentados por los políticos, piensa que fue causada por las medidas de estabilización de los precios que tomasteis en el pasado. Me explico: lo que pasa es que el desorden que trajo la inflación o subida de los precios en el reino fue tan grande, que terminó por alterar la propia estructura de la economía y ocasionar graves perjuicios en la distribución de la riqueza y del ingreso. En otras palabras, la subida de los precios, que no estuvo acompañada por un incremento en la producción, tuvo consecuencias muy graves no sólo en la fibra básica de la economía, sino también en la distribución de la riqueza y del ingreso, pues permitió, entre otras cosas, hacer más pobres a los pobres y más ricos a los ricos. Lamentablemente, cuando se intentó poner fin a este fenómeno, el daño ya estaba hecho. Es por esta razón que los políticos, aprovechándose de estas circunstancias, acusan a las medidas de estabilización de ser perversas y responsables de los efectos negativos que, en realidad, fueron originados por el fenómeno que se intentó aliviar. Por lo tanto, para contrarrestar estas acusaciones, que no tienen nada que ver con la regulación o la defensa de la competencia, su SM está todavía a tiempo para implantar una serie de programas destinados a mejorar la distribución del ingreso. Entre ellos, la reforma tributaria, la reforma educativa, la reforma de la salud, la descentralización administrativa y algo que vuestro ex filósofo en residencia se interesó desde hace mucho tiempo, que se conoce como la participación popular en las decisiones de salud y educación. Todas estas medidas son llamadas de segunda generación y, por lo general, se aplican luego de la puesta en práctica de las dolorosas medidas destinadas a detener la inflación. Como comprenderéis, el implantarlas no es una acción del mercado, sino una decisión del gobernante, que busca contrarrestar las malas decisiones del pasado y mejorar las condiciones de vida de todos sus súbditos en el futuro. No me preguntéis más, pues debo partir urgentemente a las tierras del mar, donde me necesitan dijo Hildebrando . Lo único que os recomiendo es que, por sobre todas las cosas, al implantar estas reformas nunca dudéis de los maravillosos resultados de los programas de salud y educación, que mejorarán notablemente la calidad de vida de vuestros súbditos y contribuirán a que las clases sociales desaparezcan. Ojalá que los maestros, profesores y barchilones encargados de poner en práctica estas reformas comprendan el gran avance que con ellas se logra.
Una vez más, mil gracias Hildebrando por estos consejos dijo Alcibiades . Si no hubiera sido por esta importante conversación, tal vez habría creído que todo lo debe resolver el mercado, como dice el ministro del Tesoro. Afortunadamente, ahora entiendo que, a pesar de la libertad económica, todavía hay un importante papel para el reino, sobre todo en la supervisión y la regulación de la economía. Así es Majestad dijo Hildebrando . Es importante alejarse de estas verdades a medias. No por nada Sócrates combatió a los sofistas, que siempre trataban de convencer al pueblo con su retórica y sus medias verdades. Alejaos también de las frases y estribillos que repiten los políticos continuó Hildebrando . Hoy en día, por ejemplo, está muy de moda hablar de tanto mercado como sea posible y de tanto Estado cuanto sea necesario . Quienes repiten esos estribillos sin mayor reflexión, nunca saben dónde se encuentra la verdadera línea divisoria y, como siempre, terminan por trazar la suya propia que, por lo general, siempre resulta arbitraria. Sin decir más, Hildebrando partió a las tierras junto al mar, donde abundaban las mismas necedades que las que se enfrentaban en este reino. Alcibiades quedó reconfortado con la visita de Hildebrando. En el acto y sin pensar dos veces, decidió echar a su ministro del Tesoro y a todos cuantos repetían estos mismos disparates, para luego comenzar con las reformas que le habían sido recomendadas por Hildebrando. Todos en el reino quedaron muy contentos, pues se dieron cuenta de que el que los gobernaba no era el mercado, sino el noble Alcibiades, que tenía la grandeza de saber aceptar un buen consejo. Al retornar, Hildebrando se puso a pensar en los disparates que dicen y piensan los políticos y más que nadie, los políticos populistas. Considerar, por ejemplo, que el postulado teórico de la libre competencia es una posición política neoliberal destinada a oprimir a los que menos tienen en favor de los que tienen más o creer que la regulación y la defensa de la competencia son postulados de orden ideológico destinados a incrementar la burocracia estatal y dar cabida al nepotismo político desvergonzado o creer, entre una interminable lista de aberraciones, que las recomendaciones ortodoxas de equilibrar las finanzas publicas para erradicar el fenómeno de la inflación son simplemente artimañas dogmática destinada a fomentar la pobreza y la desesperación. ¡Qué pena ! dijo Hildebrando el enemigo siempre está en la casa y es muy difícil de vencer.
11. Las inversiones
Alcibiades no pudo resistir la presión de sus súbditos que, movidos por los partidos de oposición, lograron que éste proponga una consulta popular destinada a estatizar la producción de aceites y gases combustibles del reino. A estas presiones, también se sumaron los miembros del Consejo, argumentando que estas acciones incrementarían la popularidad del gobernante, la misma que había quedado muy disminuida últimamente. Antes de seguir adelante con la implementación de la consulta ya aprobada, Alcibiades pensó que sería bueno conocer la opinión de Hildebrando, dado que los resultados de dicha consulta significarían, entre otras cosas, la creación de una nueva empresa pública, cuya función sería la de administrar la empresa recientemente estatizada, aspecto que fue siempre observado por Hildebrando. Al llegar a las puertas del Palacio Real, Hildebrando encontró una manifestación de apoyo a la consulta popular, que coreaba a gritos lo siguiente: El pueblo unido, siempre está jodido &El pueblo unido, siempre está jodido & El pueblo unido, siempre está jodido & En esa oportunidad, Alcibiades reunió a sus más allegados colaboradores, para evaluar los alcances y los resultados alcanzados. Allí estaban el ministro de Planes y Utopías, con su parsimonia y su frondosa cabellera, el ministro del Tesoro, muy preocupado, el ministro de Aceites y Gases Combustibles, conocido por su inteligencia y su mal humor, el Alto Comisionado para la Consulta Popular, muy optimista, y el secretario privado de SM, muy callado. Una vez reunidos en el salón
principal del Palacio, Alcibiades requirió la presencia de Hildebrando, a quien había mandado llamar. Hildebrando, os ruego ayudarnos a evaluar los resultados alcanzados en esta consulta popular dijo Alcibiades, en tono cortés y ceremonioso. Majestad interrumpió rápidamente el Alto Comisionado para la Consulta Popular . Yo creo que los resultados han sido magníficos, pues la ciudadanía se ha volcado masivamente para apoyar la consulta propuesta por SM. Creo que habéis ganado un gran capital político, que no hará otra cosa que acrecentar vuestra bien ganada popularidad en el reino. Majestad, concuerdo plenamente con el Alto Comisionado dijo el ministro de Planes y Utopías , además, creo que esta vez Dios os ha iluminado, al demostrar que podéis interpretar el mandato del pueblo, al elaborar tan adecuadamente las preguntas que se hicieron en dicha consulta. El mérito no es mío, sino vuestro, mis buenos y leales colaboradores dijo el monarca. Yo también estoy cada vez más convencido de que, en el pasado, Hildebrando, no supo hacer una lectura adecuada de lo que el pueblo pedía dijo el Alto Comisionado y que SM, con su prodigiosa inteligencia y sus grandes dotes políticas, supo responder a los deseos de su pueblo, demostrando así sus maravillosas condiciones de estadista. Si el pueblo no quiere que el inversionista extranjero produzca aceites y gases combustibles, entonces, que no lo haga. Si el pueblo quiere recuperar la propiedad de estas materias primas, entonces que se los recupere. Si el pueblo no quiere que se vendan los recursos naturales a través del reino de don Ricardo, entonces que no se venda. Si el pueblo & Suficiente interrumpió Alcibiades , dejadme escuchar la opinión de Hildebrando. Majestad, es posible que la consulta popular os haya dado un gran respaldo popular y, a la vez, un gran capital político. Sin embargo, a diferencia de vuestro importante asesor, pienso que las acciones tomadas en esta consulta, no prevén las graves consecuencias que éstas pueden tener en el futuro dijo Hildebrando. ¡Cómo que la consulta puede tener graves consecuencias ! dijo el aludido . Por el contrario, el apoyo que recibió SM en la consulta no ha hecho otra cosa que acrecentar su inmensa popularidad.
Es verdad dijo Hildebrando . Sin embargo, yo no creo que SM se encuentre precisamente en un concurso de popularidad. Como os había dicho anteriormente, los gobernantes no pueden jugar a la popularidad para satisfacer los gustos y preferencias de sus súbditos. Además, os ruego tomar nota de que, con el paso del tiempo y el desgaste político de los gobernantes, que es una realidad cotidiana, vuestra popularidad seguramente volverá a disminuir. Y entonces ¿qué haréis Majestad? ¿Una nueva o varias estatizaciones para seguir manteniendo esta popularidad? No lo creo &Por tanto, cada vez estoy más persuadido de que la primera obligación de los gobernantes, es saber discernir entre lo que le conviene al reino y a la sociedad, y lo que el pueblo pide, o cree que le pide; y esto, naturalmente, hace que las cosas resulten un poco más complicadas para todos aquellos que deben asumir las funciones de gobernante & Mi opinión es que antes de apoyar cualquier consulta popular, vuestra obligación era saber qué es lo que en realidad vuestros súbditos quieren y no lo que quiere la oposición con sus posturas políticas o vuestros asesores. Esto es importante pues puede darse el caso de que, con vuestro apoyo, la oposición logre alguno de sus objetivo o que alguno de vuestros miembros del Consejo obtenga réditos personales o económicos a costa de vuestras acciones continuó. Una vez que esto quede claro, vuestra obligación es también evaluar si el pedido de vuestros súbditos es subsanable con reformas a la Constitución o modificaciones a la norma; es decir, a la Ley que gobierna el sector; en este caso, el sector de los aceites y gases combustibles. En el primer caso, es importante saber si vuestra Constitución le da la propiedad del subsuelo al Estado o si ésta es transferible al sector privado. En el segundo caso, es importante saber si la Ley le otorga al sector la suficiente competitividad, como para atraer inversiones: pero, a la vez, garantiza que el Estado recibe la parte que le corresponde, en cuanto a las regalías y los impuestos, y además resguarde los intereses de la sociedad, en términos laborales, sociales, ambientales y de seguridad nacional. El hacer este ejercicio es importante, pues os indicará claramente cómo proceder hacia adelante, en vez de aventuraros a ciegas en futuras estatizaciones o confiscaciones de las empresas del sector, con todas las consecuencias que esto podría significar y que SM bien conoce aclaró. De todos estos temas, sin lugar a dudas, el tema de la inversión es el de mayor importancia y preocupación. ¿Acaso sacrificaréis la inversión social, que es vital para el crecimiento a cambio de comprar la empresa ahora estatizada, con tecnología posiblemente atrasada? preguntó. De acuerdo Hildebrando, pero los súbditos piensan que, de ninguna manera,
este sector debe quedar en manos de la inversión extranjera dijo Alcibiades. Otra vez Majestad, creo que debéis aseguraos de que eso es lo que precisamente vuestros súbditos quieren y les conviene. Si no fuese así, entonces, como gobernante, estáis en la obligación de convencer a vuestros súbditos de que el reino, en primer lugar, tiene la obligación indeclinable y prioritaria de invertir en el sector social y no en el sector productivo; es decir, en las áreas de salud y educación, que es lo que verdaderamente determina el crecimiento y el desarrollo en el largo plazo y que, de lejos, es la función más importante de todo Estado Sin embargo, dado que seguramente los ahorros del reino no son lo suficientemente grandes para cubrir el volumen de dicha inversión, no quedará otra que dejar las responsabilidades de invertir en el sector productivo al sector privado; obviamente protegiendo los intereses del reino, mediante la Constitución o una Ley expresa. Vuestros súbditos, Majestad, tienen que entender que vuestro reino no puede sacrificar los pocos ahorros que tiene destinados al sector social, para responsabilizarse de la inversión en el sector productivo; en este caso la producción de aceites y gases combustibles, que bien puede hacerla el sector privado y que además le corresponde hacerla; obviamente, adecuadamente regulada y fiscalizada por los organismos competentes. ¿Os parece acaso que debéis darle prioridad a la inversión en el sector productivo sobre la inversión social, cuando además el sector privado ya tiene realizada esta inversión desde hace mucho años; cuando lleva administrando sus negocios adecuadamente; cuando ha establecido relaciones de mercado con sus clientes, a quienes conoce desde hace décadas, paga sus impuestos y cumple sus obligaciones laborales, ambientales y con el propio reino? ¿Acaso no comprendéis que al emprender este tipo de responsabilidades, estáis vulnerando el principio más importante de la teoría económica cual es, determinar la asignación más eficiente de los recursos escasos de la economía ? dijo Hildebrando recordarle previas conversaciones sobre este y otros temas. Sin embargo, lo más grave de todo ello, es que con la estatización estáis también quebrantando vuestra credibilidad y la fe del Estado, en este caso de vuestro reino, al denunciar la validez de los contratos de concesión, que fueron legalmente otorgados con la aprobación del Parlamento y en base a disposiciones constitucionales y legales que permitían hacerlo. Majestad, esto perjudicará enormemente la tarea de estimular y atraer la inversión privada en el futuro, particularmente, la inversión extranjera, en un reino como el vuestro, que tradicionalmente se ha caracterizado por no contar con el suficiente ahorro interno para financiar la inversión. Por muchas décadas, los inversionistas recordarán que vuestro reino no es de confiar; que no respeta las reglas del juego y, lo más importante, que no cuenta con la seguridad jurídica necesaria para garantizar
cualquier tipo de inversión continuó. Asimismo, al asumir tales aciones os habréis creado un muy mal ambiente entre los inversionistas internacionales que, al ver amenazados sus intereses y, sobre todo, ante la posibilidad de tener que aceptar un grave precedente jurídico internacional de la revisión unilateral de sus contratos de concesión, movilizarán a sus gobiernos y a los organismos financieros para evitar que ingresen a vuestro reino nuevas inversiones, para que se le cierren importantes mercados de exportación y para que se logren frenar los desembolsos de préstamos concesionales procedentes de organismos financieros que, como sabéis, vuestro reino los necesitará desesperadamente en el futuro. Por tanto, el efecto a largo plazo de estas acciones será sin duda la disminución del ingreso de divisas proveniente de las exportaciones de bienes y servicios, así como la disminución de recursos para la inversión privada externa y el desembolso de nuevos recursos concesionales de los organismos financieros insistió Hildebrando. Por otra parte, como en vuestra última reforma constitucional lograsteis el control del Poder Judicial del reino y habéis desarticulado la función de los organismos reguladores en todas las actividades del reino, entonces vuestra fama se perpetuará como la de un reino donde no existe el imperio de la Ley, sino el imperio del capricho de los hombres terminó diciendo Hildebrando. Esto y nada de lo que decís, me tiene sin cuidado. Con las disposiciones que permiten la nacionalización de los aceites y gases combustibles, el reino ganará suficientes ingresos, como para poder reírnos de las exigencias que nos harán los reinos más poderosos, el Fondo Internacional del Oro y los otros organismos financieros internacionales dijo Alcibiades. Ya se que esto no os importa, pues ahora el reino recibe importantes ingresos provenientes de un nuevo ciclo de incremento en los precios de las materias primas. La pregunta será: ¿Qué haréis Majestad, cuando se presente el ciclo originado en la caída de los precios de las materias primas? Para ese entonces, os será muy difícil reducir los gastos del reino, mientras que, por otra parte, vuestros ingresos habrán disminuido significativamente, debido a la baja en los precios internacionales. Para remate, dado que no podréis contar con los recursos de la inversión privada, particularmente la inversión privada externa, la posibilidad de explorar y explotar un mayor volumen de reservas de aceites y gases combustibles os será muy difícil; más aún si ya habréis utilizado los pocos ahorros obtenidos en el período de los altos precios de las materias primas. No olvidéis Majestad que se trata de bienes no renovables, que en cualquier momento podrán acabarse y agotarse. Y, ¿entonces qué haréis Majestad? Tendréis que convencer a
los inversionistas extranjeros que traigan nuevamente su dinero ¿Esta vez, utilizando qué tipo argumentos? Mucho me temo que tendréis que volver al despreciable ciclo de dependencia, al solicitar recursos al gran Coloso del Norte, al Fondo Internacional del Oro y a los otros organismos financieros internacionales sentenció Hildebrando. No me importa respondió Alcibiades , tal como dijo un antiguo dictador militar que usurpó este reino hace ya varios años y que fue aislado del comercio internacional: aunque sea comeremos chuño y macarrones, pero no nos doblegaremos . Además, deseo aclaraos que con la consulta popular propuesta hace algunas semanas, he ganado un gran capital político, que durará por muchas generaciones repuso. A diferencia del capital monetario, que se puede ahorrar o se puede invertir, en el caso del capital político, éste no se puede ahorrar, pero si se puede invertir observó Hildebrando. Por lo tanto, lo que el gobierno de SM debería hacer es utilizar este capital político AHORA para que, de una vez por todas, en el reino se aplique el imperio de la Ley, sobre todo, en los conflictos que quedan por resolver con algunos sectores intransigentes de la población, que son alentados por intereses políticos. Esto, en vez de continuar en el penoso proceso de negociación uno-a-uno y día-a-día con dichos grupos, que no hacen más que ganar tiempo ante la masiva avalancha de demandas, que se prevé acompañarán el próximo ciclo económico y que, en la mayoría de los casos, se encuentran por encima de los intereses de la sociedad. Lo que habéis dicho es discutible dijo el Alto Comisionado . Por lo tanto, no vale la pena seguir discutiendo sobre el tema; empero ¿qué opináis de las preguntas que este noble grupo de asesores preparó para la consulta popular? ¿No creéis que estas brillantes preguntas fueron las que le dieron a SM este incondicional apoyo popular? Para serles franco, yo creo que las preguntas de la consulta popular debieron haber sido claras, puntuales y muy precisas. El hecho de que no lo fueron, creo que os traerá muchos problemas en el futuro. Opino también que ésta era la ocasión para que el gobierno de SM diga lo que tenía que decirse y no lo que los políticos querían oír. Ésa es la verdadera responsabilidad de quienes tienen que formular estas preguntas dijo Hildebrando. Es que así lo hicimos dijo el Alto Comisionado . Preguntamos, por ejemplo, si el reino debía recuperar la propiedad de los aceites y gases combustibles en la cañería del pozo . Más claros no podíamos haber sido.
Disculpad Alto Comisionado dijo Hildebrando. Esto no estuvo muy claro para nadie. La mayoría de los súbditos interpretó esta ambigüedad como si se tratara de la nacionalización del sector de aceites y gases combustibles, debido a que, a excepción de los recursos naturales y la mano de obra, la propiedad de los factores de producción (capital e iniciativa empresarial) se encontraba en manos de las empresas extranjeras. Sin embargo, lo que me parece que ustedes están proponiendo es más bien la estatización del sector; es decir, que sea el reino el que efectúe la compra de bienes de capital de esa empresa y que asuma todos los gastos de inversión y de administración. Algunos políticos, por supuesto, fueron tan lejos como para decir que debería hacerse es una confiscación de los bienes de las empresas. Por lo tanto, Majestad, en mi modesta opinión, el alcance de estas preguntas debió ser explícita y claramente presentada a toda la población, para evitar cualquier confusión o cualquier interpretación interesada, sobre todo por parte de los políticos. En segundo lugar, a pesar de sus restricciones constitucionales, creo también que debió aclararse que las decisiones de la consulta popular debería valer sólo para los futuros contratos y que, de ningún modo, debía afectar a aquellos otorgados en el pasado. A mi modesto entender, aquí también se creó una gran área gris, al no explicar claramente los alcances constitucionales de la propuesta y se dejó una puerta abierta para quienes habrían querido darle valor retroactivo. En estas circunstancias, se puso en tela de juicio la posibilidad de que las empresas productoras se vean obligadas a que el reino unilateralmente revise sus contratos ya aprobados. En una palabra, siempre debéis recordar que las leyes van hacia adelante, nunca para atrás continuó. Por otra parte, si bien vuestra constitución establece que los recursos naturales y el espectro electromagnético son propiedad del Estado, esto implica que pueden ser concedidos al sector privado para su explotación. El instrumento jurídico que se utiliza para este efecto, es el de la concesión y es, a través de éste, que el Estado establece las condiciones para que el sector privado actúe en la explotación de estos recursos. Por lo tanto, no veo por qué era necesario hacer tanto alarde político sobre esta consulta, si el control de estos recursos siempre estuvo constitucionalmente en manos del Estado, en este caso del reino. Para mi, lo único que esto ha logrado es reemplazar el capital de los inversionistas por el capital que deberá ahora proveer vuestro reino, utilizando los escasos recursos de la inversión social, en un reino tradicionalmente caracterizado por ser deficitario en ahorros y con inmensas necesidades en el sector social dijo Hildebrando. Por otra parte, si a través de la consulta popular, vuestros súbditos hubieran decidido que las concesiones otorgadas al sector privado no deberían consignar la
opción de vender o exportar aceites y gases combustibles, entonces no habría sido necesario hacer ninguna estatización. La opción de vender y exportar es un derecho soberano que tiene cada reino y que debe respetarse, siempre y cuando, valga para las concesiones y contratos a otorgarse en el futuro y no para aquellos otorgados en el pasado. En otras palabras, de acuerdo a los principios constitucionales, se puede legislar para adelante, pero no se puede legislar para atrás. El pretender hacer lo contrario, no hará otra cosa que traer problemas legales y litigios, que tienen un alto riesgo de perderse en las cortes internacionales, por el hecho de no haberse respetado la voluntad entre las partes. Pero esto no debía importarnos, pues gracias a mis eficientes políticas económicas, el reino ha duplicado las exportaciones dijo orgulloso el ministro de Planes y Utopías. Lamentablemente esto no es así respondió Hildebrando . Las exportaciones se han incrementado debido al sorprendente aumento de las importaciones del Gran Coloso del Oeste, por la liberación de aranceles a los países de la Cordillera y debido a que el Parlamento aprobó una nueva ley de impuestos. Si no se hubieran dado estas circunstancias, vuestro reino estaría en una virtual crisis de balanza de pagos y con un grave problema cambiario pues, con todo lo sucedido últimamente, la inversión privada directa ha disminuido significativamente y los desembolsos de los organismos financieros internacionales se han reducido a casi a la mitad de lo que eran en esa época. Aclaro que a mí no se me consultó sobre el contenido de las preguntas de la consulta popular, pues yo estaba de viaje dijo el ministro de Aceites Finos, Gases e Hidrocarburos. No se trata sólo de las preguntas dijo Hildebrando . Se trata del ambiente hostil en contra de la inversión extranjera, que tiene que ver con la inseguridad jurídica y la arbitrariedad de revisar unilateralmente los contratos. Asimismo, hay que añadir a estos temas, el sorprendente incremento de los impuestos a las empresas productoras, que hizo de vuestro reino uno de los lugares menos atractivos para la inversión en exploración y exportación. A esto, también debe sumarse la forma en que estas medidas afectan la libertad que tienen las empresas de participar en todos los aspectos de la vida económica, que es un tema reconocido constitucionalmente por el reino. Majestad, estos y otros aspectos, no dejan de restarle competitividad al reino, en la tarea de atraer inversión extranjera, que es vital para el crecimiento de la economía. Sobre todo, cuando el ahorro doméstico es muy pequeño y no se cuenta con la tecnología
ni los mercados para hacer frente a la producción insistió Hildebrando. Una vez más Hildebrando sintió el mismo sabor en la boca, que le recordaba a las muchas oportunidades en que quiso hablar en nombre del sentido común. ¿Por qué será tan difícil comunicarse con los poderosos ? pensó . ¿Será que éstos creen tener las respuestas a todos los problemas planteados o será que sufren de una severa otitis selectiva, en favor de sus cortesanos y en contra del sentido común &? Por otra parte, pensó también en la equivocada idea que siempre tienen los gobernantes sobre la poca importancia de la inversión social. Ingenuamente creen que, para hacer efectivo el desarrollo y hacer crecer la economía, los Estados, en este caso los reinos, deben concentrar sus esfuerzos en invertir en proyectos productivos fantásticos, que generalmente no cuentan con la competitividad adecuada, ni los mercados donde se pueda vender la producción. Más grave aún, escuchan los cantos de sirenas, que los lleva a aventuras tales como las nacionalizaciones y estatizaciones, en los que terminan por comprar industrias de tecnología obsoleta, por las que pagan exhorbitantes precios, sacrificando los escasos recursos, que debieron haber sido utilizados en la inversión social: la única que es reconocida científicamente, como la que es capaz de crear las condiciones del desarrollo y el crecimiento de la economía a largo plazo, o embarcarse en proyectos insensatos, que conllevan graves consecuencias futuras a la posibilidad de atraer ahorro extranjero para el desarrollo del sector productivo.
12. E l comercio exterior
Alcibiades nuevamente citó a su Consejo, después de una larga reunión con el presidente del Banco Real. Gracias señores por hacerse presentes. Los he citado, debido a que el presidente del Banco Real me ha visitado el día de hoy, para expresarme que se encuentra sumamente preocupado, a causa de las cuantiosas pérdidas de zólares y otras monedas extranjeras, que actualmente sufre el Banco Real. Quisiera pedirles que por favor me den sus sugestiones y tomemos rápidamente algunas determinaciones dijo Alcibiades. La palabra dijo el ministro de Planes y Utopías deseoso de ofrecer su opinión . No os preocupéis Majestad, esto se debe a la brusca caída de los precios internacionales de los aceites y gases combustibles, nuestra principal fuente de ingresos, que según mi maravillosa bola de cristal, mis prolongados estudios de especialización en el extranjero y los largos años que tengo en la hermandad de la economía, me permite concluir que esta situación será solamente pasajera, tal como lo fue durante el período de la última recesión mundial de hace más de diez años dijo. El ministro de Planes y Utopías tiene razón gritaron a coro todos los ministros siempre obsecuentes con el ministro que cumple la función de primusinter-pares. La palabra dijo el ministro de Comercio Exterior , Yo sugiero que para frenar la pérdida de zólares y otras monedas extranjeras, debemos prohibir la
importaciones, elevar los aranceles aduaneros, fijar cupos para la adquisición de artículos de primera necesidad provenientes del extranjero y establecer precios controlados para su venta en el reino. Asimismo, propongo que SM, mediante un decreto real urgente, establezca la entrega obligatoria de divisas de todos los exportadores, a fin de que no las vendan en el mercado negro, obteniendo por ellas pingues ganancias, en desmedro del reino aseveró con aires muy profesionales. La palabra dijo el ministro del Tesoro , el ministro de Comercio tiene toda la razón. Es nuestro deber y obligación controlar las importaciones. A esto, me permito añadir que además deberíamos prohibir la venta de zólares y otras monedas, a los súbditos del reino que, siguiendo las viejas costumbres, las depositan debajo del colchón. Para lograr lo que se sugiere, propongo también la creación de una comisión, que sea la que autorice la compra de estas monedas, sólo para casos de extrema urgencia de los súbditos, sin excepción sentenció. Aprobado gritaron los miembros del Consejo. Por otra parte, deseo aseguraros que no hay por qué preocuparse. Nuestra economía se encuentra totalmente blindada y preparada para cualquier eventualidad. Dentro de ciento ochenta días veremos los resultados y os aseguro que aquí no pasará nada dijo confiado. Y, por favor Majestad, ordenad que el presidente del Banco Real no toque ni mueva el tipo de cambio. Nos ha costado mucho cambiar la mentalidad de nuestros súbditos, que ahora utilizan la moneda local en todas sus transacciones y no como lo hacían antes con el zólar, que ocultaban debajo el colchón agregó. Aprobado gritaron nuevamente todos. Pasaron ciento ochenta días y las cosas fueron de mal en peor. Pese a las predicciones de la bola de cristal del ministro de Planes y Utopías, el ciclo de los precios de las materias primas siguió a la baja, sin visos de que cambie la situación. Las importaciones vía contrabando reemplazaron a las importaciones realizadas por la vía legal. De nada sirvieron las prohibiciones, los altos aranceles aduaneros, los cupos, ni los precios controlados o, como los llamaba Alcibiades, los precios cuidados. Ante la imposibilidad de comprar zólares, los súbditos recurrieron al mercado negro, donde los compraban al precio que fijaba dicho mercado; obviamente muy superior al precio oficial. Con ellos importaban los bienes y servicios que no podían hacer por la vía legal o los atesoraban debajo la cama. Por su parte, los exportadores se dieron mañas para hacer la mínima entrega de divisas y guardar el resto en las cuentas bancarias que tenían en el Caribe. En una palabra, el plan elaborado por el Consejo de Alcibiades no funcionó. Tampoco funcionó el
famoso blindaje de la economía, anticipado por el ministro del Tesoro. Las reservas del Banco Real continuaron en su estrepitosa caída, mientras que el precio del zólar en el mercado negro se trepó a las nubes. Y, lo más grave de todo, los súbditos volvieron a perder la confianza en la moneda local, que día a día disminuía su valor. Alcibiades, en su desesperación, mandó a llamar a Hildebrando, que esta vez se encontraba visitando las cálidas tierras del sur, por razones de salud. ¿Qué puedo hacer por vuestra Majestad ? consultó Estoy desesperado , dijo Alcibiades cada vez los zólares y las monedas del Banco Real disminuyen más y más. No se qué hacer. Ayer, pedí a mis colaboradores que os expliquen las medidas que se tomaron en el reino, sin ningún éxito lamentablemente ¿Cómo nos podréis ayudar? Majestad, en primer lugar, explicadle a vuestro ministro de Planes y Utopías que los economistas no son adivinos y que por lo tanto no tienen ninguna bola de cristal. Explicadle también a vuestro ministro del Tesoro que ningún reino está blindado para afrontar la crisis o cualquier otra adversidad, a no ser de que se efectúen importantes reformas de carácter anticíclico en la economía. Esto con el propósito de contrarrestar la caída de los precios internacionales, que todavía puede durar muchos años ¿Cuántos? Nadie lo sabe, pero hay que estar preparado para tener que soportarla por muchísimo tiempo. Por otra parte, verdaderamente es una pena que no hubieses utilizado los ingresos adicionales que os proporcionaron los altos precios de las materias primas para diversificar vuestra economía y sobre todo vuestras exportaciones. De haberlo hecho, hoy no estaríais lamentando la pérdida de reservas del Banco Real. Asimismo, lo propio habría sucedido, si hubieses utilizado estos ingresos para aumentar la producción de aceites y gases combustibles, mediante la inversión de recursos, destinados a certificar sus reservas probadas y su posterior explotación. Ni qué decir de la inversión de recursos para la exploración de minerales o la mencionada certificación para el caso de las sales maravillosas. En una palabra, Majestad, os quedaste muy cómodo con la bonanza de los comodities en los mercados internacionales continuó. Sin embargo, nada de esto hubiese sido necesario, si dejabais esta inversión en manos del sector privado; obviamente, bien regulada y fiscalizada por instrumentos que os otorgan la Carta Magna del reino o la norma establecida para tal efecto, en vez de haber optado por las engañosas nacionalizaciones, que ahora no os permiten realizar las cuantiosas y necesarias inversiones en el sector social sentenció Hildebrando.
Por último, tampoco debisteis haber prohibido la exportación de una serie de productos agrícolas durante el ciclo de los altos precios de las materias primas, con el fin de mantener controlados sus precios internos. Al hacerlo, no sólo perdisteis estos importantes mercados, sino que también dejaste de estimular a los productores, que ya habían avanzado significativamente en el desarrollo de su producción, sobre todo, con miras a establecer industrias con valor agregado. Majestad, en esta vida es muy fácil cerrar los mercados de exportación, lo difícil es abrirlos o abrirlos nuevamente para incrementar sus ventas concluyó. Me preguntasteis hace un momento que podríais hacer para parar la hemorragia de zólares y otras monedas que drenan el Banco Real. Como os lo había dicho anteriormente, la receta es la austeridad. Debéis reducir los gastos de vuestro gobierno. No sólo los gastos corrientes (salarios, bonos, subsidios, gastos administrativos y otros), que son los menos productivos, pues no generan otros bienes y servicios, sino también aquellos gastos en proyectos faraónicos, nucleares, satelitales, aviones y helicópteros y todo tipo de extravagancias, que vuestro reino realizó durante los años de bonanza y de altos ingresos concluyó nuevamente. En lo que respecta al sector privado, no cometáis el error de prohibir las importaciones, elevar los aranceles aduaneros, establecer cuotas, efectuar controles de precios, establecer la entrega obligatoria de divisas por parte de los exportadores y la prohibición de venta de zólares y otras monedas, porque son objetivos que no podréis cumplir. Vuestros súbditos se darán maneras para conseguir las divisas extranjeras en el mercado negro, para hacer justamente lo que les prohibisteis que hagan. También os harán trampa en la entrega de sus divisas, pues consideran que ésta es una disposición arbitraria y contraria a la libertad de efectuar actividades de comercio exterior. Las prohibiciones nunca funcionan en las crisis ni en las emergencias. Vuestros burócratas no podrán hacer nada en contra de un ejercito de súbditos, todos ellos convertidos en doctores en economía, que luchan por su supervivencia, la libertad y el sentido común dijo Hildebrando de manera firme. La forma de hacerlo, es dejar que el mercado sea el asignador eficiente de las divisas y el instrumento que pueda frenar la hemorragia de éstas, al darle su verdadero valor al zólar y a las otras monedas. Por lo tanto, lo peor que podéis hacer ahora es mantener fijo el precio del zólar y controlarlo mediante comisiones u otro tipo de controles, que no hará otra cosa que convertirse en un nido de corrupción. Naturalmente, estas acciones deben estar acompañadas por un estricto programa monetario de parte del Banco Real, que controle el crédito al sector privado, determinado por la tasa de interés, y el crédito neto al sector público, es decir, a vuestro loable gobierno. De otra manera, el esfuerzo de mantener una tasa de cambio flexible para frenar la pérdida de reservas será totalmente infructuosa
aseveró. En cuanto a las exportaciones, dejad de hacer juegos con los exportadores. Es por ahí donde debe crecer la economía. Ved, por ejemplo, lo que ha sucedido con el gran Coloso de Oriente, que se ha enriquecido gracias a las exportaciones. Hacedles la vida más tranquila. No les gravéis impuestos, disminuid los trámites y facilitadles en todo lo posible. Ellos ya tiene un trabajo muy difícil y complicado; cual es, el de abrir mercados externos, donde hay muchas batallas que ganar. Ellos mereces toda vuestra colaboración. Recordad siempre que el único impuesto que no se puede gravar es el impuesto a las exportaciones acotó Hildebrando. Si os ayuda en algo, permitid a vuestros súbditos depositar sus zólares en los bancos, en vez de dejarlos bajo el colchón. Por lo menos así se logra que estos recursos vuelvan al flujo financiero, para alimentar las necesidades de crédito en la economía. Estos recursos no sirven de nada si se quedan fuera del circuito de la economía dijo nuevamente. Explorad la exportación de servicios. La naturaleza os ha provisto de un jardín maravilloso, que seguramente todos querrán conocer. Promoved el turismo para escalar las maravillosas montañas de vuestras cordilleras, las visitas a vuestros inmensos parque nacionales, que cuentan con la mayor variedad de flora y fauna en el mundo, vuestros inmensos salares de increíble belleza y vuestros lagos de agua dulce, provistos de maravillosa pesca, variedad de flora y fauna lacustre. Y, como si fuera poco, invitad al mundo entero a visitar vuestras hermosas ruinas y milenarias civilizaciones, vuestras bellas y antiguas ciudades, llenas de tradición histórica, de música y folklore. Otorgad concesiones, para que los operadores de turismo os construyan hoteles y caminos que os lleven a estos maravillosos lugares. Con sólo el turismo podréis recuperar lo que los mercados internacionales de materias primas os privaron durante estos años dijo Hildebrando. Por último, haced un esfuerzo por recuperar la inversión privada. Os tomará mucho tiempo, pero no veo cómo podéis privar al reino de los recursos para el sector productivo, mientras persista la necesidad de efectuar la inversión social, que os demandará de cuantiosos recursos. La tarea en un reino pobre como el vuestro es una tarea inmensa, que seguramente tomará excesivo tiempo y mucho esfuerzo. pero ya veréis a la larga sus beneficios. La inversión privada extranjera también ayudará a aumentar vuestras reservas de zólares y otras monedas en el Banco Real concluyó Hildebrando. Lamentablemente, Hildebrando, los dados están echados, ya no se puede hacer nada dijo Alcibiades.
El tiempo cura todas las heridas respondió Hildebrando . Redactad nuevas leyes. Buscad la ayuda de los países amigos y de los organismos internacionales, que os ayudarán a recuperar vuestra credibilidad. Pero, sobre todas las cosas, manejad vuestra economía con absoluta pulcritud y profesionalidad. Eso os permitirá demostrar, lo que no podréis hacer con cien mil discursos o una gran variedad de disculpas. Mostrad que tenéis un track record en vuestra administración dijo Hildebrando. Una pregunta más Hildebrando ¿Debería el reino ingresar a estos acuerdos de libre comercio? Por supuesto, Majestad respondió Hildebrando , esa es la forma de acceder a los grandes mercados. ¿No es acaso una forma en que las grandes economías se aprovechan de las economías pequeñas y débiles? No hagáis caso a estos argumentos, que son puramente huecos. Qué mejor que vender vuestros productos libres de aranceles en los grandes mercados del mundo, que atienden a millones de habitantes. Como os había dicho anteriormente, el secreto para ganar mucho dinero en esta vida, radica en vender algo que sea muy especial o que sea muy competitivo, a cientos de millones de personas y no sólo a las personas que viven en pequeño mercado local. Por ejemplo, si pudieseis vender miles y miles de toneladas de quinoa real, que es la variedad con el mayor contenido alimenticio, que solamente se puede producir cerca de vuestros inmensos salares y a determinados niveles de altura, exposición solar y temperatura, podríais aprovechar de esta inmensa ventaja comparativa, para vender a millones de habitantes del planeta, amparados en los acuerdos de libre comercio. Lo propio podréis hacer con aquellos productos que puedan venderse en condiciones de mayor competitividad, tanto en precio como en cantidad o, mejor todavía, en ambos casos, tanto los que puedan contar con ventajas comparativas y ventajas competitivas a la vez dijo entusiasmado Hildebrando, tratando de convencer a Alcibiades . Sin embargo, lo importante es que podáis negociar plazos de adecuación suficientemente razonables en estos acuerdos, a fin de evitar que las economías más grandes y poderosas invadan vuestros mercados con productos libres de aranceles. Básicamente, es un tema de negociación concluyó Hildebrando. Lo tomaré en cuenta cuando lo discuta con mis adversarios políticos dijo Alcibiades pensativo.
Os ruego que lo hagas dijo el viejo astrólogo. Gracias amigo respondió Alcibiades , aprecio vuestros consejos. Ojalá, Majestad, del árabe que quiere decir que Dios lo quiera respondió Hildebrando. Al partir, Hildebrando pensó que, después de tantos viajes y tantos consejos, el reino de Alcibiades podría estar mejor. Para desgracia de Alcibiades, éste no parecía ser el caso. El círculo vicioso parecía que nunca podría cerrarse. Siempre las mismas historias, los mismos cuentos. Los consejos de los asesores, las dubitaciones de Alcibiades. Las fatalidades de los pequeños reinos, llenos de verdades a medias. ¡Qué difícil y qué incomprendida la tarea del consejero! Al escuchar esto, un miembro del Consejo que se encontraba merodeando por allí le dijo: No olvidéis Hildebrando que la política es el arte de lo posible le dijo. Es verdad respondió Hildebrando , pero tiene que estar también acompañada de liderazgo y voluntad política, para convencer a los demás sobre la importancia de lograr el bien común. Las sociedades que al final sobreviven son aquellas que se adaptan colectivamente para buscar este bien común; abandonando el objetivo egoísta y natural de sus líderes, que buscan adaptarse individualmente para su propia sobrevivencia. Supongo que éste es también un tema de educación susurró al oído del consejero & Con este último acto, Hildebrando dejó el reino de Alcibiades, pensando que la próxima vez, ya no volvería &
Epílogo
Después de cuarenta y cinco años de vida de profesional, todavía no puedo entender cómo gran parte de los países en desarrollo continúan administrando sus finanzas públicas con elevados déficits fiscales que, en última instancia, no hacen otra cosa que afectar la estabilidad de su propia economía. Por otra parte, esta modalidad de administración hace muy difícil sino imposible la tarea de gobernar y crea una gran dependencia de los gobiernos con respecto a sus pares en los países más desarrollados y/o con respecto a los organismos financieros internacionales que, en última instancia, son los que dictan las políticas y prácticas de asistencia financiera internacional. Lamentablemente, esta ingrata situación resulta de no entender adecuadamente cómo se diseña el tamaño de la administración pública y sus necesidades de gasto e inversión, de acuerdo a las posibilidades tributarias reales de los contribuyentes. Otros piensan que esto simplemente resulta de la incapacidad que permanentemente demuestran estos gobiernos y, muy particularmente, su clase dirigente, a la hora de administrar los recursos de la sociedad. Es decir, la incapacidad de cobrar impuestos y/o de controlar adecuadamente el gasto público. Las consecuencias de este estilo de administrar las finanzas son muchas. Entre las más importantes, está, por ejemplo, el tema de la inflación, que tiene su origen en la expansión monetaria que resulta de financiar estos desequilibrios, con préstamos internos o a veces externos, o la impresión de recursos frescos por parte del banco central. Luego también está la falta de apoyo al sector productivo, que se origina en la imposibilidad de financiar adecuadamente proyectos de infraestructura y, sobre todo, de ciencia y tecnología, que indudablemente
favorecen al sector productivo agrícola y minero; o la falta de financiamiento a los proyectos de inversión social, que son esenciales para elevar la calidad y el nivel de vida de sus ciudadanos. Otra de las consecuencias de este estilo de administrar las finanzas públicas, es la permanente dificultad que enfrentan los Estados, al hacerse cargo de la tarea misma de gobernar . En efecto, cuando en los gobiernos se producen desequilibrios financieros, que terminan en elevados y permanentes déficits fiscales, se hace muy dificultosa la tarea de atender las obligaciones más elementales de la administración pública, tales como el pago de remuneraciones, pagos por pensiones y jubilaciones, servicios de salud y educación, deuda interna y externa, y otras obligaciones y formas de asistencia, debido a la permanente dificultad de los gobiernos de no contar con los recursos suficientes para hacerlo. El no poder hacer frente a estas obligaciones, por lo general, termina por generar un creciente descontento en la sociedad, un innecesario desgaste político de los gobernantes y, sobre todo, una actitud de impotencia de no poder hacer nada , ante la inviabilidad financiera; circunstancia que finalmente descalifica el accionar de los gobiernos, tanto en el campo político como en el social. Como resultado de este conjunto de ineptitudes e incompetencias, la sociedad termina por desencantarse de los políticos y de los gobiernos, cuya función primordial en material económica es la de administrar eficientemente los recursos escasos de la sociedad. Sin embargo, la consecuencia más grave de no poder administrar eficientemente los recursos financieros de la sociedad es que, a la larga, los Estados terminan por perder su independencia y en cierta forma su libertad. Ya sabemos que, cuando las personas gastan más de lo que reciben, éstas se ven obligadas a recurrir a los bancos o a los prestamistas, con el fin de obtener recursos que son ahorrados por terceras personas. En el caso de los Estados, éstos también deben recurrir a las personas, a los bancos, a las naciones amigas, a los organismos financieros internacionales o, en última instancia, a su propio banco central. A excepción de este último, en todos los demás casos, tanto las personas como los Estados, deben someterse a la condicionalidad que exigen los acreedores y, al hacerlo, irremediablemente, se ven obligados a ceder parte de su independencia y en cierta forma su libertad. En el caso particular de los Estados, éstos además se ven obligados a ceder su soberanía, al encontrarse inevitablemente sometidos a la condicionalidad de otro Estado o de terceras personas (naturales o jurídicas) o de los organismos financieros internacionales. Otra de las graves consecuencias de este accionar es que, a diferencia de las personas que si pueden gastar más de lo que tienen y financiar estos gastos con los recursos ahorrados por terceras personas e instituciones, los gobiernos, al hacerlo,
ocasionan importantes desequilibrios macroeconómicos, que terminan por producir fenómenos tales como de la inflación. Como se ha dicho reiteradamente en los anteriores capítulos, la inflación es un impuesto ciego, que lo pagan todos los ciudadanos indiscriminadamente y mayormente aquellos que cuentan únicamente con ingresos fijos provenientes de sus salarios. Sin embargo, estas consecuencias son posibles de prever o prevenir, si verdaderamente se hace un esfuerzo por diseñar adecuadamente el tamaño de la administración pública y sus necesidades de inversión y de gasto, de acuerdo a las posibilidades tributarias reales de los contribuyentes, como ya se dijo reiteradamente. Por otra parte, para completar esta tarea, es necesario también que exista la voluntad política férrea de recaudar impuestos y/o de controlar el gasto. Es importante recordar que, en el pasado, el poderío de Roma se basó justamente en su gran capacidad de cobrar impuestos, tanto a sus propios ciudadanos como a los pueblos conquistados por éstos. Por otro lado, me parece absurdo que, en pleno siglo XXI, algunos economistas afortunadamente pocos todavía intenten aplicar los postulados libertarios del libre mercado y, peor aún, que algunos despistados políticos confundan las sanas prácticas de administrar las finanzas públicas, estipuladas en la teoría económica, con estas posiciones políticas que, a esta altura de la civilización, resultan totalmente anacrónicas. Si bien en la economía se necesita libertad en el sentido de que ni el Estado ni nadie puede privar a sus ciudadanos de sus derechos económicos, que son parte de los derechos humanos esto tampoco quiere decir que el mercado por-si-sólo resuelve todos y cada uno de los problemas de la economía. Nada más equivocado que esto. Los mercados son imperfectos, porque también son imperfectos los seres humanos que los crearon. Es por esta razón que los mercados de servicios públicos necesitan ser regulados, para que su comportamiento resulte lo más cercano a la competencia y que existan disposiciones legales específicas para defender la competencia. Como se sabe, desde los orígenes de la ciencia económica, la competencia es entendida como la situación ideal en la economía, en la que todos los agentes económicos ganan: gana el consumidor, gana el proveedor y gana el Estado. Esto se conoce en el idioma inglés como un caso win-win que, otra vez, quiere decir que todos ganan. Por esta razón me parece intolerable que se confunda la libertad que cada ciudadano debe tener en la economía o la buena administración de los recursos fiscales con el llamado modelo , que postula los principios libertarios originados hace varios siglos atrás. Es importante aclarar que la buena administración de los recursos escasos, en realidad, no debería estar en contradicción con las políticas económicas que propugna cualquier esquema
político, llámese capitalismo, socialismo, economía social de mercado, o cualquier otra posición política o filosófica, que pretenda la administración eficiente de los recursos escasos. El confundir estos conceptos, como propugna el populismo, tanto de izquierda como de derecha, lo único que hace es llevar a la economía hacia el desorden, la anarquía y la desesperación, con todos los efectos sociales perniciosos que esto conlleva. Otra actitud que no termino de entender, es el recurrente pedido de los políticos y de los sindicalistas por retornar al establecimiento del Estado paternalista. A excepción de las empresas estatales que alguna vez o más bien muy rara vez lograron beneficios extraordinarios, a causa de la subida de los precios de las materias primas, por lo general éstas, con todas sus deficiencias, no hacen otra cosa que producir desequilibrios que, a la larga, deben ser financiados a costa de mayores impuestos o con el sacrificio de otras inversiones que benefician a la sociedad. En principio, tal cosa no parecería importarle a nadie, pues nadie siente su verdadero efecto en la billetera. Sin embargo, con el pasar de los años, los ciudadanos se darán cuenta que, a causa de estas malas decisiones, los países deben seguir soportando una mala calidad de servicios de salud, peor educación y una deficiente infraestructura física, que la que podrían haber tenido, si los Estados no se hubieran embarcado en la quimera de la creación de las empresas públicas. Salvo lo establecido en las constituciones de algunos pocos países que todavía sustentan el capitalismo de Estado, el administrar empresas públicas ya no se considera como una función del Estado. Lo que pasa es que en algunos círculos políticos todavía resulta muy atractiva la idea de volver a este Estado paternalista. Es decir, un Estado al que se le pide todo y no se le da nada a cambio. En este contexto, es muy fácil pedir mayores salarios, mejores condiciones de trabajo, beneficios y subsidios, tarifas bajas por servicios públicos, cuando no se quiere pagar impuestos o retribuir adecuadamente los costos de los servicios. Así, resulta muy conveniente la idea de contar con empresas estatales que, bajo el pretexto de proteger los recursos estratégicos o defender los intereses de las clases más desprotegidas, se las obliga a proveer carburantes a precios más bajos que en los mercados internacionales, energía eléctrica, telefonía y transportes por debajo del costo de producción, que terminan por destruir la situación financiera de estas empresas, con el subsecuente impacto sobre el déficit fiscal. Es importante recordar que en América del Sur, las quebrantadas finanzas de las empresas públicas de los años de mil novecientos ochenta fueron responsables en gran parte de la hiperinflación. Está demás decir que estas empresas muy rápidamente se convierten también en un nido de corrupción, donde la dirigencia empresarial y la dirigencia
sindical conforman una extraña simbiosis destinada, en el primer caso, a lograr una serie de negocios a costa de las empresas y, en el segundo, a obtener una serie de prebendas para el personal sindicalizado. Como nadie se da cuenta de que el mejor negocio es siempre robarle al Estado, todos se hacen de la vista gorda de esta situación, a cambio de los supuestos beneficios que se reciben dentro de este concepto amañado del Estado paternalista. Debo añadir también que siempre me produce una enorme frustración la actitud que toman algunos políticos al ofrecer empleos y mayores ingresos prometiendo estimular la demanda agregada de la economía . Como se dijo anteriormente, decir esto, es no entender adecuadamente cómo funciona la economía, ni cómo es posible lograr el crecimiento; postulando prescripciones, claramente en contradicción de las bases teórica de la ciencia económica. Lamentablemente, acciones como éstas no han hecho otra cosa que llevar a los países al caos y la hiperinflación. Por otro lado, veo también con inmensa tristeza cómo los políticos, algunos de ellos profesionales de la economía, parece que sólo hubiesen leído la primera parte de los textos de macroeconomía, olvidándose de los capítulos relativos al crecimiento. Hacer esto, es desde ya otro gravísimo error, pues la visión que se impone a las política económicas es demasiado corto-placista y a veces en directa contradicción a las verdaderas necesidades de crecimiento de la economía. Resulta también incoherente ver cómo se elaboran propuestas o programas de crecimiento, sin tomar en cuenta la competitividad de la economía y los llamados costos de transacción. Parecería que quienes hacen estos programas todavía tienen en mente la equivocada convicción de que para que la economía crezca es suficiente con aumentar la producción, olvidándose de la imprescindible necesidad de vender lo que se produce. Sin embargo, lo que más preocupa en esta tragicomedia populista, es que bajo el pretexto de que el modelo neoliberal nunca funciona, se descartan muy rápidamente las sanas prácticas de administración financiera, los postulados de la teoría económica y todas aquellas reformas de segunda generación, que evitaría que los gobiernos incurran o ahonden sus problemas fiscales. Lamentablemente, gran parte de esta responsabilidad recae también en algunos gobiernos conservadores, que no administran prudentemente sus recursos financieros, aunque dan la impresión de que sí lo hacen. En realidad se trata de gobiernos que no ponen en práctica adecuadas políticas tributarias, con el fin de recaudar mayores ingresos, o no administran eficientemente sus políticas de gastos.
Como consecuencia de esta forma de administrar las finanzas públicas, dichos gobiernos terminaron en la cómoda práctica de cortar el gasto a niveles que son totalmente inaceptables para permitir el funcionamiento de un Estado moderno. Esto es lo que generalmente se conoce como el ajuste por el lado del gasto . ¿Qué quiere decir? Simplemente, que los gobiernos se dedican a decir NO a todo tipo de gasto, paralizando la inversión, que normalmente deben realizar todos los Estados modernos, principalmente en el área social y el apoyo al sector productivo, particularmente en ciencia y tecnología, que es la que, sin lugar a dudas, genera las mayores contribuciones en este último sector. Gran parte de esta culpa la carga el Fondo Monetario Internacional. Cuando el llamado ajuste por el lado del gasto ya no cuenta con un margen que les permita efectuar un mayor gasto y cuando los esfuerzos por recaudar más han sido insuficientes, entonces se produce, entre otros aspectos, el desequilibrio fiscal del sector público, que es el que lleva a la economía a un sin número de problemas, alguno de los cuales han sido ampliamente discutidos líneas más arriba y que finalmente no hacen otra cosa que desprestigiar la teoría económica y las sanas prácticas de la buena administración fiscal. Esto es lo que sucedió con los gobiernos conservadores de América Latina de los años noventa, que daban la impresión de un manejo ortodoxo de los recursos fiscales, pero que en realidad no lo hacían. En su reemplazo, lo único que lograron fue imponer estas malas práctica, que terminaron por contribuir a que la economía se estanque y que se acentúe la recesión, afectando su capacidad de generar mayor empleo. Todo esto, además acompañado de altos niveles de corrupción, posiblemente jamás vistos en su historia republicana, con una sociedad complaciente a este tipo de acciones. Lamentablemente, los ciudadanos no percibieron esto como una mala aplicación de la teoría económica, sino como la adopción del modelo neoliberal, que restringía las posibilidades de incrementar la producción, sin ofrecer posibilidades de mejorar el empleo y la distribución del ingreso. Esta manera de administrar la economía dio un fácil paso para que los gobiernos populistas, pregonando las verdades a medias, ingresen apresuradamente a las prácticas de ceder ante todas las presiones políticas, con el fin de resucitar el Estado paternalista que, a todas luces, no hace otra cosa que destruir lo poco que quedaba de institucionalidad y las tan mentadas prácticas de la administración eficiente de los recursos escasos de la sociedad. En este afán los, estados populistas continuaron en la tarea de crear nuevas
empresas y nacionalizar o estatizar otras, particularmente en el área de servicios públicos, destruyendo la modernización del Estado y las pocas instituciones que se habían creado para tal efecto y que habían ayudado a descentralizar la administración gubernamental. Por último, una palabra sobre la forma de encarar el problema de los ciclos económicos de las materias primas. Parecería que no sólo las pequeñas economías, sino también las medianas e inclusive algunas de las grandes economías, no perciben la importancia de diversificar su producción y sus exportaciones; efectuar importantes reformas estructurales para reducir la dependencia de los ciclos económicos; o poner en práctica disposiciones legales que promuevan la productividad y la competitividad de la economía durante el período de los altos precios de las materias primas. Esto, con el propósito de fortalecerla para enfrentar el período de las vacas flacas de las materias primas. Tan pronto como éstos aparecen, y con raras y contadas excepciones, los Estados olvidan una-y-mil-veces lo que cualquier manual introductorio a la economía recomienda hacer para contrarrestar las eventualidades de los ciclos económicos. Cual es, diversificar y ampliar las exportaciones en la economía. Ni qué decir de las buenas prácticas destinadas a ahorrar recursos para los días de mucha lluvia . Por el contrario, parecería que tanto los políticos como los gobernantes piensan que la racha de los buenos precios es para siempre y que las cosas nunca van a cambiar. Por lo tanto, más temprano que tarde, empieza la gran fiesta del derroche, que se inicia con el excesivo gasto, los sueldos, los sobresueldos, los bonos, y los aguinaldos; generalmente seguidos por el despilfarro del gasto corriente, las prebendas, las concesiones a los grupos de poder y de presión, para terminar el gasto dispendioso en todo tipo de los llamados juguetes , tales como aviones, helicópteros, satélites, viajes y otros que, cuanto más pobre es el país, más extravagantes resultan en su nivel de adquisición. A esto, naturalmente hay que añadir el alto nivel de corrupción e ineficiencia que, lamentablemente, no son vicios atribuibles solamente a los gobiernos conservadores. Como si esto fuera poco, cuando estos países se ven inundados de ingresos, inmediatamente también comienza la tentación de promover la creación de industrias de todo tipo y tamaño; en la mayoría de los casos con personal sobre dimensionado, para dar cabida a todos los adeptos y partidarios políticos, que se contratan sin mayores exigencia técnicas o profesionales. No contentos con ello, inician también la tarea de comprar industrias y empresas del sector privado, especialmente aquellas en propiedad de extranjeros. Todo esto, además, bajo los
fútiles argumentos de que se trata de industrias estratégicas o que es obligación del Estado el atender los servicios públicos, debido a que éstos constituyen una parte de los derechos humanos de los ciudadanos. Como resultado de estas decisiones, se da inicio a la creación de entes autárquicos, que generalmente operan a pérdida y cuyos déficits deben ser cubiertos por los contribuyentes o por la sociedad, que se ven ahora obligados a recibir servicios públicos de inferior calidad. Sin embargo, cuando esto ya no es posible, estos gobiernos proceden a echar mano a los recursos del tesoro, que los financia, sacrificando la inversión en las áreas de salud y educación o finalmente con recursos del banco central, que no hace otra cosa que encender o acelerar la mecha de la inflación. Como sucede en una gran parte de los casos, bajo el pretexto de defender la economía popular, las empresas públicas cobran tarifas más bajas a la población, que generalmente se encuentran por debajo del costo de producción o que terminan siendo cubiertos a costa de futuras inversiones en la empresa, que obviamente disminuyen la calidad del servicio. Cuando esto ya no es posible, estas empresas dejan de pagar impuestos, contribuciones a las cajas de pensiones, incluir gastos de depreciación en sus estados financieros o terminan pasándole la factura al Tesoro General o al banco central. Más aún, cuando los requerimientos políticos así lo demandan se inician los proceso de las nacionalizaciones o estatizaciones, con resultados que son similares a los que se mencionaron más adelante. Sin embargo, en este caso, el pecado más grande de estas determinaciones, es el de utilizar recursos frescos, que bien podrían ser utilizados para la inversión en salud y educación, en vez de inversiones en el sector productivo, ya realizadas por los inversionistas, particularmente la inversión privada extranjera. Por último, es importante destacar que, cuando cuando algunos gobiernos conservadores administran los fundamentos de la economía de manera poco seria y poco ortodoxa, aunque tratan por todos los medios de mostrar que si lo hacen; acompañados de bajos niveles de crecimiento, desempleo, mala distribución de la riqueza y del ingreso; corrupción, y nepotismo amplio y descontrolado, para citar tan sólo algunas de las disfuncionalidades de este tipo de gobierno, no es raro que estas acciones produzcan, en el mejor de los casos, un inmediato contraciclo de reformas políticas populistas o, en el peor de ellos, el retorno de gobiernos autoritarios populistas, tal como sucedió en gran parte de los países latinoamericanos.