Participación Participación y Educación Social. “Nues Nuestr tra as estr estre ellas llas princ rincip ipa ales les son la luc lucha y la esperanza. Pero no hay lucha ni esperanza solitarias. En todo hombre se juntan las épocas remotas, la inercia, los errores, las pasiones, las urgencias de nuestro tiempo, la velocidad de la historia”.
Pablo Neruda, 1971. (en ocasión de la entrega del Premio Nóbel de Literatura)
El título rouesto ara este !ongreso aunta a los desa"íos #ticos, t#cnicos $ olíticos. %&uí 'amos a articular la dimensión esecí"icamente edagógica. ello ello al ilo ilo del del títu título lo &ue &ue este este esa esaci cio o del del !ong !ongre reso so ro roon one. e. Es deci decir, r, trataremos de reensar, en el marco de nuestra actualidad, las relaciones &ue la artícula “$” arece indicar* Participación y educación social. !uriosas aceciones con"lu$en en la noción de articiación. +i uno 'isita el iccionario Etimológico de !orominas, encuentra el unto de arran&ue en la alabra latina pars, arte. e allí deri'a “artir “ artir de un lugar”, en tanto onerse en camino -construcción intransiti'a &ue $a aarece en el ui/ote (0, 0, 123r4)56 tambi#n tambi#n reartir, reartir, entendido como distribuir entre 'arios, esarcir, sembrar. articiar* articiar* dar arte, arte, noticiar, noticiar, comunicar. comunicar. La articiaci articiación ón recoge recoge de alguna manera estas marcas $ alude a a'iso, arte, trato o noticia &ue se da a uno6 así como a tener arte en una cosa, tocarle algo de ella. +er arte en la realiación de algo* ser artície o articiante, en el sentido de &ue recibe o tiene dereco a recibir arte de alguna cosa. Podemos a"irmar &ue la articiación no sólo no es a/ena al traba/o educati'o $ a la 'ida en sociedad, sino &ue aarece como su entramado.
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En esta con"erencia 'amos a resentar ciertos elementos &ue ermitan tanto dar dar cuen cuenta ta de esa esa a"ir a"irmac mació ión, n, como como rein reinsc scrib ribir ir su sign signi"i"ic icac ació ión n en este este momento istórico de la globaliación. 8omento en el &ue ser arte $ tomar arte de lo social aarece como roibiti'o ara amlios sectores en todo el mundo. 8omento en el &ue tambi#n ese sembrar $ esarcir, reartir, &ue "uertemente caracteria al traba/o educati'o, se muestra cuestionado desde las olíticas egemónicas. !omenaremos or mostrar los antecedentes de esas olíticas $ sus actuales con"iguraciones, &ue retenden sustituir la articiación or la llamada “intervención” $ $ la educación social or la llamada “prevención” . 1. Discursos del del control social en los inicios de de la modernidad. modernidad.
amos a ablar del igienismo. :na de las raones "undamentales estriba en &ue en estos momentos registramos un retorno de este discurso de "inales del siglo 000. ;etorno &ue se se
. P. ?ran@, titulada a miseria del pueblo, madre de en!ermedades, la Aigiene se reB "unda como ciencia re'enti'a $ discilina m#dica indeendiente, de carCcter m#dicoBsocial. +e dotarC de un cuero doctrinario roio. %barcarC todos los camos osibles de actuación en la relación &ue ese mismo discurso constru$e entre sociedad $ en"ermedades. La igiene serC situada en la rimera línea de luca or la erradicación de ciertas en"ermedades &ue se desarrollaban con mCs "recuencia en el medio urbano (como el la "iebre amarilla o el cóleraB morbo) morbo),, $ &ue a"ecta a"ectaban ban a la ma$or ma$or arte arte de la oblaci oblación, ón, eseci esecialm alment ente e a&u#lla con"ormada or las clases mCs ba/as, traba/adores, obreros $ sus "amilias, cu$as condiciones de 'ida $ de traba/o eran míseras e insalubres. La Aigiene es una discilina de la 8odernidad “sólida” 1. +urge en el asa/e del modo "eudal al caitalista. +us orígenes son contemorCneos a la ;e'olución ?rancesa. ?rancesa. La bandera bandera del 0luminismo 0luminismo “el saber os har" libres” , encuentra en
D%:8%N, . (F===)* #odernidad l$%uida. Duenos %ires* ?ondo de !ultura Económica. 1
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este corpus acad#mico $ ro"esional una "órmula de luca contra las tinieblas de la ignorancia $ la miseria. 1.a. La emergencia del higienismo y los conceptos de prevención e intervención social.
La eugenesia (del griego euG$ del latín genea* de buena raa, bien nacido), aarece como “el estudio de las razas humanas cuyos métodos se dirigen a per!eccionar las cualidades de los grupos y a reducir sus de!ectos. &e all$ %ue la eugenesia se inspire en una higiene apropiada para impedir los determinismos morbosos o atajarlos en sus mani!estaciones” , segHn de/aba
constancia el biólogo >ean Icta'e Perrier en su obra Eugeni%ue et biologie, de 19F1. a 8ott $ 8orselli, en el !ongreso 0nternacional de Londres, de 19=3, abían indicado &ue la eugenesia es “la lucha contra el predominio de los caracteres morbosos, %ue ha de comenzar en los mismos %ue lo su!ren, trat"ndolos debidamente y aisl"ndolos, si conviene. Es la previsión del contagio !amiliar y la herencia morbosa.”
El rimero en introducir el t#rmino, en 1JK9 "ue el ingl#s ?rancis alton (rimo de arMin), ara designar la necesaria me/ora de la esecie umana. La oulariación del dar'inismo social contribu$e a eandir la idea de &ue tanto la ignorancia como la obrea an contribuido en gran manera a la roagación de en"ermedades degenerati'as de la sociedad. Por lo tanto, la roia sociedad a de someterse (si bien la ad'ertencia se dirige a los sectores obres), a las insecciones m#dicas, así como a las le$es &ue regulen los distintos ni'eles de saneamiento social. % e"ectos de re'enir, o en su caso controlar, la degeneración social. El recurso a la re'ención suone aducir tanto raones instrumentales (rCcticas $ económicas), como #ticas ara /usti"icar una intervención en nombre de la me/ora o el rogreso de la umanidad. La cla'e, entonces, del siglo 0 es ensar &ue es osible prevenir (con 'istas a su erradicación, ues no a$ &ue ol'idar este mati eugen#sico), los comortamientos considerados moralmente malos o socialmente indeseables. Ello /usti"ica la inter'ención social allí donde se considere &ue la salud o la 'ida, indi'idual o colecti'a, 3
estCn en peligro. La bHs&ueda ilustrada del rogreso ide a la ciencia la manera de eliminar esa miseria material $ moral F. uiero subra$ar &ue es la eugenesia, en tanto rama de la igiene, la &ue realia la oeración de “arrastre” del conceto de re'ención desde la lógica del discurso m#dico al discurso del control social. Estamos en el unto de asa/e de la Aigiene como discilina m#dica, al Aigienismo Odiscurso social egemónico, a caballo de los siglos 0 $ O ara el control social de las oblaciones obres consideradas “peligrosas” . Podemos de"inir al igienismo como lógica &ue etraola, en el anClisis de lo social, las remisas del discurso m#dico (tales como prevención, tratamiento, intervención, seguimiento, riesgo, entre las mCs socorridas). enemos ues situados en ersecti'a istórica, dos de los concetos “estrella” del igienismo* la inter'ención $ la re'ención. ?alta el tercero, &ue
ace su aarición or rimera 'e en el tratamiento de las oblaciones, a saber* la estadística. En e"ecto, ara el modelo igienista de ordenamiento de lo social, la Estadística es un instrumento cada 'e mCs imrescindible en el marco del gobierno $ de la lani"icación del Estado, $a &ue ermite establecer los rangos de las clasi"icaciones $ encuadrar distintos sectores oblacionales. +e e"ectHa a&uí la oeración de otorgar a esos sectores las características de “"oco (social) de en"ermedades”6 de “masa tumoral” &ue amenaa con eandirse6 etc. El igienismo sella la omologación entre clases laboriosasQclases 2
Monlau, en uno de los párrafos más representativos del compendio legislativo (comentado por Rafael Alcalde), expone con brillantez la lgica de esta relacin ! pone de relieve, tanto la solidez como la profunda implicacin de los contenidos del paradigma "igienista en todos los rdenes de la vida "umana# "La Magistratura necesita a cada paso de las luces de la Medicina para la recta administración de justicia, tanto en lo civil como en lo criminal. Los nacimientos, el matrimonio, la preñez, los testamentos, las defunciones, el estado mental de las personas, el aborto, el infanticidio, el parto, las heridas y los envenenamientos, la violación, el suicidio, las inhumaciones y las exhumaciones, las enfermedades contagiadas y las hereditarias, las simuladas y las disimuladas, las pretextadas y las imputadas, todas stas, y muchas m!s cosas, reclaman la intervención del Mdico para el esclarecimiento y la fijación de los hechos y de las circunstancias sin cuyo conocimiento no cabe la buena administración de la justicia. ienes y personas, fortunas y vidas, todo reclama la intervención y la asistencia de la #igiene y la Medicina ". M$%&A', # $lementos de higiene p%blica... $pcit p 12*1
+
eligrosas, segHn la a"ortunada eresión del istoriador Louis !e'alier, &ue a de'enido un clCsico en este camo R. Para los sectores mCs rogresistas, ello daba testimonio de la necesidad de roducir ciertos cambios en las condiciones de 'ida &ue mitigaran esa eligrosidad &ue el obre 'iene a reresentar ara sí mismo ($ sus descendientes) $ ara el con/unto de la sociedadS 0ntentaron así corregir los enormes dese&uilibrios sociales eistentes en la #oca, con ma$or o menor acierto, dando lugar a mHltiles disosiciones legales aHn 'igentes en la actualidad $ &ue brindaron cuero al Estado social, como las re"eridas a +anidad, +eguridad +ocial $ Pensiones, +eguros, !a/as de %orro, i'ienda, Escolariación, etc. La acti'idad legisladora incesante, sustentada en remisas ro"ilCcticas o re'enti'as, amarada en baremos estadísticos $ orientada segHn rouestas eugen#sicas, resalta una eculiaridad del discurso igienista* la continua bHs&ueda de categorías clasi"icatorias ara cuadrar $ regular lo social. %sí, en el transcurso del siglo 0 $ rimera d#cada del , se anudan, en la articulación de la lógica del igienismo, sus tres elementos cla'es* 1. el discurso redencionista, 'ersión amable de la eugenesia, roone el traba/o (sin ol'idar la 'igilancia ni la reclusión), como la manera mCs rCida de conciliar las eigencias del caitalismo industrial $ los recetos de la moral burguesa. %ora bien, esto "ue socialmente 'iable dado el establecimiento del acto social &ue, de distinta manera segHn los momentos, oeró como garantía* cierta roseridad serC osible ara &uien traba/e resetando los nue'os ostulados sociales $ económicos. La escuela $ la atención m#dica son de"inidas como los ilares &ue auntalarCn, a largo lao, una sociedad saneada, $a &ue 'icios $ degeneraciones abrCn sido re'enti'amente erradicados. Es la ersecti'a de la inculcación de 'alores (registremos esta cuestión), R
!AE%L0E;, L. (197J)* (lasses laborieuses et classes dangereuses. Paris* Pluriel. Libro &ue serC necesario releer o$ ante el a'ance de las remisas del Neoigienismo $ sus rouestas de tratamiento social de los prescindibles.
regeneradores del te/ido social $ de los indi'iduos, a tra'#s de acti'idades obligadas &ue se consideran socialmente imortantes $ redentoras ara #stos. !laro &ue, a$ &ue resaltarlo, la educación roduce e"ectos mCs allC de las re'isiones iniciales. tambi#n, a menudo, e"ectos arado/ales. F. la emergencia de nue'as ro"esiones, de carCcter social, encargadas de di"undir ese nue'o estilo de 'ida ara lograr la ermanencia del cambio social (segHn los re&uisitos del caitalismo industrial). El m#dico igienista, la 'isitadora de los obres $ el maestro normal nacional, constitu$en las "iguras re"erenciales. +u misión es tanto lle'ar las luces &ue emanciarCn de las tinieblas de la ignorancia, como oner en conocimiento de la autoridad cometente a &uien incumle las nue'as consignas. +uele entonces inter'enir la Policía sanitaria, tambi#n llamada del bien Hblico6 R. la amliación de las cometencias legales rescribiendo el nue'o estilo de 'ida* desde los modales Hblicos asta los urinarios o las roibiciones de escuirS +e trata de acer resetar el nue'o orden $ ara ello se establecerCn reglas re'enti'as $ sanciones ante su incumlimiento. La igiene Hblica serC el aradigma del encauamiento acia el nue'o estilo de 'ida. +in embargo, el a'ance legislati'o romue'e tambi#n sus e"ectos arado/ales* el reconocimiento de nue'os derecos, ci'iles $ sociales, &ue darCn consistencia al conceto emergente de ciudadanía. El caitalismo industrial re&uería una mano de obra discilinada, caa tanto de contenerse en los ciclos de recesión como de reinsertarse con raide en los ciclos eansi'os. %ora bien, estos ciclos de ocuaciónQ desocuación Q ocuación, &ue a"ectaban a todos los traba/adores or igual, tendieron a desarrollar solidaridades de clase. Estas se eresarCn en la creación de di'ersos organismos de re'isión social gestionados or los roios traba/adores* obra social, atención a los a"ectados or accidentes, cuotas de re'isión de 'iude $ or"andad, etc. Estas creaciones se sumaron a di'ersas con&uistas obreras ("ruto de grandes mo'iliaciones) or la digni"icación de las condiciones de 'ida* orario de traba/o in"erior a die oras diarias,
-
escolariación ara la in"ancia, roibición de traba/ar ara los menores de die a
2.
Recurrencia
del
modelo
higienista
en
nuestra
actualidad:
El
Neohigienismo o la gestión de la ragmentación social.
El asa/e del caitalismo industrial al in"ormacional, iniciado en el Hltimo tercio del , comorta cambios signi"icati'os en el conceto mismo de ciudadanía 2, &ue emergió de las rCcticas de las solidaridades de clase, de articulación de lo social. % di"erencia del e/ercicio del oder en el modo de roducción industrial, en esta nue'a modalidad del caitalismo, el e/ercicio del oder tiende a inB 'isibiliarse ante la mirada del gran Hblico* una suerte de licue"acción, tal como lo lantea $gmunt Dauman -I.cit5. +i antes el oder económico re&uería de instalaciones &ue dieran cuenta de su indudable resencia $ otencia (la gran "Cbrica es a&uí aradigmCtica)6 en la actualidad, esta suerte de economía “de casino” (como la se
:na regunta o$ es dónde sustentar la ciudadanía, en &u# actos sociales, cuCl es su esacio en una sociedad donde lo Hblico $ lo olítico retroceden ante el emu/e de la lógica del caitalismo in"ormacional $ donde los Estados $ organismos internacionales carecen de legislaciones esecí"icas ara regular los "lu/os del caital global. 2
.
La 'olatiliación del oder económico, en el sentido de su globaliación (esto es, la imosibilidad de su localiación geogrC"ica), roduce e"ectos de "ragmentación en los territorios, al sustraer del Cmbito de sus le$es el actual nHcleo duro (in"ormacional $ globaliado) del modo de roducción caitalista. uitado el &ue "uera el marco de la organiación de lo social asta el asado siglo, es decir, el acto social del caital $ la "uera de traba/o (Dauman, F===), los sectores sociales &uedan disgregados, atomiados. Esta "ragmentación suone el &uiebre de las antiguas solidaridades, de/ando a los su/etos librados a su suerte. Pero ello no signi"ica desQcontrol, sino nue'as modalidades de control en torno a la nue'a remisa de orden. Podríamos lantear la siguiente arado/a* cómo lograr &ue, cuanto mCs se di"uminan los lugares de e/ercicio de oder económico en un territorio, mCs se cailaricen $ etiendan los mecanismos de control de dico territorio. Es interesante subra$ar &ue la solución a seme/ante aoría es de una simlea ececional, a saber* &ue cada cual 'igile or sí mismo. Es en esta 'igilancia osmoderna en la &ue se encabalga el retorno del modelo igienista, reinscribi#ndose en las nue'as coordenadas de la globaliación. !ada cual, entonces, deberC 'igilar or su roio bienestar. En la medida del 'aciamiento del acto social decimonónico, esta es la remisa articuladora de orden. e manera &ue el otro róimo $a no es alguien suscetible de lao social solidario, sino un ri'al de cuidado. Las nue'as modalidades roducen, en rimer lugar, la rede"inición de las instituciones sociales $, simultCneamente, de los ro"esionales &ue en ellas traba/an, tutoriados or los rotocolos. %&uí, or tanto, estamos en condiciones de deslegar la iótesis "ormulada or Aebe iio, &uien se
un “oerador” $ el su/eto, un “usuario” o “cliente” a &uien or un lado a$ &ue satis"acer en su demanda (rCido $ bien) ero, or otro, al &ue a$ &ue se
/
denunciar o in"ormar, en caso de &ue no acete la remisa de orden $ sea renuente al estilo de 'ida “saludable” &ue el rotocolo de"ine e imone. En cuanto a la "ormación de los ro"esionales sociales, en rimer lugar, a$ &ue se
amos a aroimarnos desde el conceto de gestión di!erencial de las poblaciones de ;obert !astel 3, tema &ue retorna del igienismo del siglo 0.
+abemos &u# tio de sociedad se retende a artir de la prevención* una sociedad sana, saneada or la erradicación (o el control directo), de a&uello
&ue se de"ine como peligroso. No es esta remisa la &ue a cambiado desde el siglo 0 al 0, sino los nombres &ue designan lo eligroso $ los modos de someterlo a control. En una oblación dada, cual&uier di"erencia &ue se ob/eti'e como tal uede dar lugar a un per!il poblacional de su/etos suscetibles de reresentar un peligro para s$ mismos y*o para la sociedad * “pre+ delincuentes” ,
toicómanos,
madres
solteras,
inmigrantes,
"racasados
escolares, obres, desocuados, /ó'enes imroducti'os.... Luego 'iene la gestión de los mismos, a tra'#s rocesos de distribución $ circulación en circuitos eseciales. +e trata o$ de nue'os disositi'os de inter'ención social, mucas 'eces llamada intervención socioeducativa* “se dibuja as$ la posibilidad de una gestión previsiva de los per!iles humanos” . (!astel* 19J2)
+e abilita de esta manera (se 'uel'e necesario, leg$timo, natural ) el “peinado” sistemCtico de los barrios (laas, calles, incluso sus bares...), de esas “poblaciones de riesgo” . El renacimiento, en estos momentos, de la "igura del
e Aanna %rendt, 8icel ?oucault $ iorgio %gamben, traba/aremos la noción de bioolítica. 3
0
educador de calle no es a/eno a estas cuestiones... e ellas se desrende una
imutación imlícita a cada uno de los su/etos agruados en esos er"iles, de comortamientos "uturos eligrosos, con"licti'os. Por el eco de 'i'ir donde 'i'en, de ser obres, de no saber “gestionar su roia emleabilidad”, de ser /ó'enes “sin "uturo”... e manera tal &ue se les atribu$e (se prevé) un aso al acto. ;esulta así /usti"icada la inter'ención preventiva sobre esa ersona, gruo, sector* no es necesario eserar ara inter'enir.
En Darcelona, en ciertos circuitos del traba/o social educati'o (inserción laboral, ser'icios sociales de atención rimaria,...), $ en un gran nHmero de institutos de educación secundaria obligatoria, constatamos la alicación de esas orientaciones neohigienistas.
La gestión di"erencial oera dotando a ciertas oblaciones de un estatus esecial, &ue les ermite coeistir en la comunidad, ero en circuitos re'iamente establecidos ara cada una. iorgio %gamben (199J6 F===) nos abla del uni'erso concentracionario como aradigma bioolítico de la modernidad, “del %ue hay %ue aprender a reconocer las metamor!osis y los dis!races” (199J* 13K).
Ae a&uí el unto de engarce entre ciertas olíticas sociales, las tecnociencias sociales encabalgadas en el discurso neoigienista $ los oeradores del camo social $ educati'o* la gestión di"erencial de ciertas oblaciones, mediante rogramas de inter'ención social directa $ en nombre de la re'ención del con"licto. Es la antítesis de la articiación $ la educación social. Pero el discurso neoigienista se a aroiado tambi#n de estos concetos, con los &ue recubre a&uellas 'ie/as rCcticas. e allí &ue una de las "unciones de la Pedagogía +ocial sea desenmascarar la lógica igienista, las lógicas del control oblacional, $ oner en e'idencia sus metamor!osis y dis!races. es'elar ues la tendencia &ue reresenta una de las líneas de trans"ormación mCs in&uietante &ue actHa en el camo de las olíticas sociales $ de la educación social en estos comienos de siglo. En e"ecto, en el e/ercicio 1*
ro"esional, en las instituciones sociales $ educati'as, el dis!raz del universo concentracionario aarece ba/o el lema igienista de la prevención de los con!lictos sociales, $ se desliega en los disositi'os de gestión di!erencial de las poblaciones. Los ro"esionales del camo social educati'o se trans"orman
entonces en operadores de la lógica emresarial. +u traba/o consiste, cada 'e mCs, en la alicación de rotocolos &ue estandarian las tareas de e'aluación $ gestión di"erencial de las oblaciones, reBalimentando el rocesamiento in"ormCtico de los datos $ relanando el circuito. Estos nue'os oeradores an de saber cumlimentar, en base a orientaciones recisas K, los rotocolos de obser'ación &ue les son suministrados6 los "ormularios de solicitudes de di'ersa índole (ara sub'enciones, deri'aciones,
ao$os logísticos, etc.)6
in"ormes de e'aluación6 in"ormes de seguimiento, etc. Estas tareas, de carCcter burocrCtico $ de gestión, ocuan un 'olumen considerable de sus oras de traba/o. e su “saberhacer” en las mismas deende la e'aluación de su deseme
En Euroa, se dibu/a así un cuadro de de'aluación del e/ercicio ro"esional de la educación social, &ue se combina con la recariación de sus lugares de traba/o. Ello en consonancia con los actuales lanes "ormati'os &ue roician el entrenamiento en las nuevas competencias &ue sustitu$en a los saberes discilinares en sentido "uerte, a la interrogación #tica $ eist#mica acerca de los mismos $ sus alcances. Las uni'ersidades an girado acomasando el cambio de las reglas de /uego. Los discursos discilinares no sólo no son rentables, sino &ue de'ienen un obstCculo ara el desliegue del nue'o oder,
ues roonen modelos de traba/o social educati'o &ue estallan la ersecti'a del control oblacional. % modo de e/emlo, odemos citar las rouestas de traba/o &ue lantean la restitución del estatuto de su/eto social (no mero consumidor, usuario o cliente), en el e/ercicio de una ciudadanía no coetensi'a al mercado. Los rotocolos estandariados son roducidos en las nue'as empresas tecnocient$!icas del roio camo de las ciencias $ la acción social* instancias uni'ersitarias6 emresas ri'adas6 emresas del tercer sector6 administraciones Hblicas. Estas comiten entre sí $ se retroalimentan en la bHs&ueda de la e"icacia en la gestión di"erencial de las oblaciones. K
11
e/ando en susenso los necesarios matices $ las comle/idades &ue cada cuestión conlle'a, odemos es&uematiar las osiciones en el siguiente cuadro*
Pr!cticas "ue promueven la
Proesionales
#ransmisión$
participación en los
de la
ad"uisición de
legados culturales y
Educación social
códigos de acceso
sociales.
%culturales y sociales&
Pr!cticas
)peradores
protocolari'adas de
de la prevención y la de las po(laciones
control po(lacional en
intervención sociales.
circuitos especiales.
Evaluación y gestión
deinidas como “sectores en riesgo”.
*. Participación y educación social: elementos para construir alternativas al neohigienismo.
Partimos de considerar a la educación en general, $ a la educación social en articular, como un anti-destino, ues se trata de una rCctica &ue osibilita la redistribución social de las erencias culturales* trasaso, recreación, circulación, acrecentamiento, #rdida, trans"ormación,... Particulares recorridos en los &ue se te/en,
deste/en, entrete/en, di'ersos registros de ol'ido $
recuerdo6 $ en cu$os anudamientos se abren $ bi"urcan "uturos &ue no son reVdecibles sino, ara utiliar las alabras de Aanna %rendt, sólo decibles a posteriori .
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esde esta ersecti'a, la educación social $ de sus rCcticas an de deslaarse a mucos sitios, ara &ue la eclusión no lo ocue todo. allí, en los bordes, en los territorios de "rontera, an de intentar te/er red social, en tanto &ue educati'a. %llí, an de reartir lla'es de acceso al mundo simbólico, ues es el lugar del dereco a la inscrición de cada su/eto umano. +e an de ocuar de cada uno. +obre todo de a&u#llos de los &ue mucos sólo se reO ocuan ara onerles un rótulo, encuadrarlos en una categoría $ considerarlos !lujos estad$sticos a los &ue se re"igura un destino cierto* la eclusión cultural,
social $ económica. +iguiendo esta línea, odemos de"inir los siguientes untos como nudos de articulación de la educación social $ las di'ersas aceciones de participación* 1. La educación social como antiBdestino, ermite a los su/etos “onerse en camino”, artir de un lugar a otros, cu$as ar&uitecturas,
alcances
$
toonimias
desconocemos
de
antemano. La educación, la educación social, nos imulsa en los trCnsitos o tra$ectorias 'itales, en la medida &ue nos ro'ee no sólo de los artilugios simbólicos necesarios ara la circulación social $ las di"íciles relaciones con los otros, sino de la con"iana ara realiar dicos tra$ectos, ara intentarlo. F. La educación social, en la medida en &ue se ocua de tramitar (sembrar, esarcir) erencias culturales, lurales, di'ersas, nos ace entonces artícies de lo &ue or dereco nos corresonde, a saber* los legados &ue, desde los comienos de los tiemos umanos, nos aguardan a cada uno. Esta "iliación cultural nos abre un lugar de articiación, de ser arte $ tomar nuestra arte. Es decir, abilita, con"igura $ relana nuestra erceción de ser su/etos de deberes $ derecos. +i la educación social dimite de su tarea de acernos arte de lo social $ cultural, el lugar &ue abre es el de la eclusión de los bene"icios a los &ue todo su/eto umano tiene dereco. Esta dimisión uede tener coartadas. Puede ensarse, como en su momento lo io Pestaloi, &ue a los obres no les toca. No es “su” arte. La arte a la &ue tienen dereco es a la aueriación de la cultura, a acer de la obrea 13
su morada, a acomodarse a la brutalidad de la eclusión, a la "ormar arte de ese “resto social” llamado “los prescindibles” , $a &ue de ellos no se esera ni &ue sean roductores ni consumidores. R. La educación social, cuando da $ osibilita tomar arte, entronca en el unto &ue $a %ristóteles se
te/e, en ese entramado de articiación, las
osibilidades de inclusión de los su/etos. En articular de a&uellos ara los &ue algunos ubieran de"inido un destino sellado de eclusión. 0nclusión en tanto artícies* ser arte en la realiación de algo. %ceción &ue /uega en dos sentidos* dereco a recibir ($ en educación esto es el rimero)6 $ dereco a contribuir (a dar arte, a comunicar, a noticiar,...)6 en cla'e de aroiación, de trans"ormación de lo recibido.
+. Para concluir: ,-u hacer/
Las osiciones arecen oscilar entre la ugna or la cuota de mercado de las sub'enciones al abstencionismo &ue one en un “"uera de /uego”. En cuanto a la rimera osición, los ro$ectos (generalmente 'aciados de contenidos cientí"icos $ al margen de toda re"leión eist#mica), suelen ser instrumentos de optimización del e/ercicio del control oblacional (inclusi'e sin saberlo). Estas rouestas son emblemCticas del neoigienismo* establecen los rotocolos de e'aluación $ gestión de distintos sectores oblacionales $, en nombre de la re'ención, lanan a los nue'os oeradores a tareas de control cailariado de los territorios. +e aroian de nociones tales como educación $ 1+
articiación ara decir $ acer otra rCctica.
Elaboran los códigos (&ue
encritan a las rCcticas del control), $ los onen en circulación* competencias usuarios buenas pr"cticas prevención intervención saber+hacer saber+estar saber+ser saber+aprender aptitudes multiculturales autoestima... %lgunos
enunciados son "rancamente abstrusos $, tal 'e gracias a ello, de gran e"icacia en t#rminos de control social. En lo &ue resecta a la segunda osición, el “"uera de /uego”, ensamos &ue tambi#n cumle una "unción sostenedora del modelo egemónico, $a &ue no de/a de ser una rendición ante su a'ance* los discursos oeran como denuncia, ero sin elementos ara trans"ormar las rCcticas. T+e odría contar con elementos como ara tener alguna oción de /uego en el nue'o tableroU si así "uera, TcuCles son, en &u# consistenU al 'e odamos aortar alguna orientación. ;etomando lo desarrollado asta a&uí, odemos registrar dos ni'eles ara el aborda/e del tema de la articiación* •
participación como derecho: es el dereco de todo ser umano a ser
arte $ tomar arte de la cultura lural de su #oca, de acceder a las reglas del /uego social, de ser artície. ereco a artir, esto es a ponerse en camino. ereco a &ue se reartan, se distribu$an, los
atrimonios culturales $ sociales.
La articiación de'iene así otro
nombre de la /usticia, ero tambi#n de la educación en su sentido mCs "uerte. e esta conceción se deri'an di'ersas osibilidades de traba/o social educati'o* rouestas comle/as caaces de ocuar esacios O aHn los intersticialesO en las instituciones6 de agu/erear las olíticas sociales6 de trans"ormar las rCcticas, dando a leer los tetos $ el mundo. •
participación como pol0tica social: inclusión de una cosa en otra.
%dmite la eclusión como eco $ busca luego crear canales ara &ue ersonas $ gruos, ubicados $a en circuitos eseciales, coOoeren en los rocesos de inter'ención social6 siendo la autoOregulación una de
1
sus asiraciones mCs re"inadas. La actualmente denominada atención a la diversidad encarna esta osición. +uelen ser miradas simles, $ aHn
cómlices, &ue dinamitan las auestas de cambios $ or'enires. Las olíticas sociales cuando no se interrogan acerca del or &u# de los e"ectos &ue roducen, continHan romo'iendo a&u#llo &ue dicen combatir. al 'e sea #ste el coste ine'itable cuando a$ una determinada gestión social de los roblemas, &ue subsume a los su/etos en datos estadísticos6 &ue los borra como tales ara omologarlos, como se
e manera tal &ue otamos or el rimer osicionamiento, dando lugar a los distintos matices en &ue se uede deslegar. Pensamos &ue es necesario, como untos de artida* •
reconocer la con"iguración actual del camo social $ sus instituciones $ realiar una aroimación a sus reglas de /uego, rocurando no caer en la ilusión de la transarencia, sino sostener cierta actitud interrogati'a. al como indica N. Elias (I.cit.* JJ)* “es imposible comprender las relaciones humanas reguladas si se parte de la premisa de %ue las normas o reglas est"n ah$, por as$ decirlo, “ab ovo”. (on ello se suprime por completo la posibilidad de preguntar /...0.”
•
mantener abierta la regunta acerca de la rCctica ro"esional, social $ educati'a* sin obturarla ni tecnológica ni bioBolíticamente.
•
contribuir a la construcción de redes, es decir, de lugares en relaciones de reen'ío &ue osibiliten la generación $ eansión de saber tanto en las instituciones como en los su/etos. +e trata de redes &ue otencien sus e"ectos en lo social, en la construcción de te/ido articiati'o, inclusi'o. +e trata, entonces, de incidir en la rede"inición del camo $, ara ello, de no renunciar al saber en un sentido "uerte ni a la "uera relati'a de /uego, ni a la osibilidad de interrogar el resente, ues eso $a nos ubica de otra manera ante el mundo $ sus enigmas.
a en otro lugar emos escrito (NH
1-
“os llamados derechos de integración a!irman no sólo el derecho a vivir, sino a vivir en sociedad consideran a los ciudadanos como miembros con derecho a un lugar social, es decir, con los derechos y las obligaciones %ue crea la participación en esa vida social. “Entre los derechos individuales tradicionales y los derechos sociales %ue re%uieren la prestación económica del Estado, se abre un camino inédito1 el de la coparticipación entre los sujetos y la sociedad, como v$a de una nueva con!iguración de los derechos.”
Podemos siemre amararnos en la alabra o#tica, ues esta dulci"ica la emresa $ nos da cobi/o en las bHs&uedas* “Nunca te entregues ni te apartes junto al camino nunca digas no puedo m"s y a%u$ me %uedo”.
ioleta N3e'
Darcelona, no'iembre de F==3.
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