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HENRI
LEFEBVRE
EL MATERIALISMO DIALECT¡CO
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EDITORIAL LA PLEY,ADE BUENOS AIRES
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Título del original francés MATERIALISME LE DIALECTIQUE Traducción de
RUBEN A. N. LAPORTE
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Queda hecho el depósíto que previene la ley 1L.723 LA PLEYADE - Sarandi 748 - Buenos Aires EDITORIAL @ bv Impreso en Ia Atgentina - P¡inted in Argentina
PRÓLOGO
A LA QUINTA
EDICIÓN FRANCESA
1
Páé.
Prólogo a la quinta edición francesa
7
Crpírur,o PRTMERo La contradicción dialéctica ,.
T9
Crítica de la diléctica hegeliana . .
47
.
El materialismo. histó¡ico El materialsmo dialéctico
62 84
Unidad de la doctrina
108
CepÍrur"o srctrNDo La producción de| hombre Análisis del producto . .
'
.
131
.
Las actividades de integración . . Sector dominado
"
r25
y
sector no dorninado
El determinismo flsico El determinismo social El hombre total . Hacia el contenido total 189
137
.. .. ..
146 155 160 163
.
t84
"La vida del Espíritu no es la
vida,
que se espanta delante de la muerte y
se precave pura de la devastación: es la
que Ia soporta y se mantiene". HEGEL
Fenomenolo¿ía
del Espititu
Este pequeño libro representa un episodio en la ('ncarnizada lucha desarrollada en el interior del marxismo (y fuera del marxismo) entre los dogmáticos .y los críticos del dogmatismo. Esta lucha no ha terrninado. Continúa ásperamente. El dogmatismo e$ l'uerte; dispone de la fuerza,la del poder, la del Eslado y sus instituciones. Adernás, tiene sus ventajas: cs simple, se enseña fácilmente; elude los problemas complejos, y tal es por cierto su sentido y finalidad; da a sus partidarios un sentimiento de afirmación viÍlorosa y de seguridad a la vez. Cuando se escribió este libro, hace veinticinco años, el rnarxisrno oficial "institucional" se inclinaba ya hacia una filosofía sistemática de la naturaleza. En nom-
bre de las ciencias "positivas',, y especialmente de la física, se tendía a considerar a la filosofía como un cuadro para reunir los resultados de esas ciencias v para obtener una irnagen definitiva del mundo. En los medios dirigentes, bajo el impulso de Stalin y de Zd,anov, se quería así fusionar la iilosofía con las ciencias naturares, "fundando" el método dialéctico sobre la dialéctica en la naturaleza. ¿Por qué esta sistematizacién? Comenzamos hov a ver mejor y a saber mejor lo que sucedió. no todo esté todavía claro. ".rr, "o^rido 1) Reinaba una gran desconfianza (qtre no ha des_ aoarecido) con respecto de las obras juveniles de Marx. Las autoridades ideológicas del movimiento obrero marxista y cornunista presentían _no sin raz6n- que la lectura de esas obras recién publicadas, introduciría grandes cambios en la comprensión del pensamiento de Marx. como dirigentes habituados a cperar segrin los métodos de acción y de organización política que practicaban, tomaron la delantera: en_ durecieron su dogmatismo, para conservarlo y prote_ gerio contra las luchas partidarias. En el mornento preciso en.que aparecían conceptos hasta entonces desconocidos (alienáción, praxis, h^ombre total, totalidad social, etc.), en que los lectores de las obras del joven Marx allanaban así er camino ar redescubrimlento de Hegel,l los dogmáticos seguían 1 Primera traducción de,los Manusctitos econótnico-Íilos'ficos de Matx en la revista Avant--Pqste, por N. Gutermaq y If. Lefebvre (1933). Ttozos esco{idos de llegel, mismos auto¡es, Gallima¡d, 193g. 10
r-l , rrr¡rino opuesto: acentuado desdén
por Hegel y el juventud de
lr, 1,r liirrrismo, rechazo de las obras de Nl¡rr x t:onsideradas como contaminadas
de idealismo a la constitución del materialismo dialéc'rnl(:riores l¡r,. ¡1¡pfsra entre Marx y sus predecesores, entre los ''., r r1()s considerados filosóficos y los considerados , ¡, rrlíl'icos en el interior de ia obra de Marx, fetichiza, ¡,,¡¡ 1is los textos de Stalin y en especial del excesivarrrlrrlc celebrado capítulo teórico contenido en la F/ist,,ti:t cl,el Partido Comunista de la URSS, etc. .l) Se llegaba a una simplificación del marxismo 1' ,lcl materialisrnoo reducidos al reconocimiento del ¡rrrrnclo práctico y material "tal como es" sin agregarlr,:r ni interpretación. La metodología también retro, t,lírr. A pesar de los textos "clásicos" precisos de lM;u'x, Engels y Lenin, los marxistas oficiales refutal,:ur la validez de la lógica formal por considerarla lrcrcncia de Aristóteles y de las "superestructuras" r,lt ológicas de la sociedad antigua o medieval. Las le1,,'s cle la dialéctica podían entonces enseñarse como l;r:; leyes de la naturaleza, ornitiendo la mediación de l;r lógica y del discurso, saltando por encima de los ¡,r'cblernas qr-le plantea esta mediación. Ds interesante notar que esta ontología simplifica,frr de la naturaleza material sucedía a otras simplificrrciones no menos abusivas. Durante un período bas-
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( uadernos de Lenin sobte HefieL, traducción e introducción por los cir;rt[o5 rrr1oo.., 1939. Los dogrnáticos stalinistas llegaron a sofocar tanto :r revista Avant-Poste como los Ttozos esco{idos de Hegel, e incluso los f
('r¡adernos de Lenin,
11
tante prolongado, el de la crisis económica (L929* 1933) y sus consecuencias, el marxismo fue reducido a una ciencia: la economía política. Había devenido un economismo. Los dogmáticos de esta tendencia re. chazaban alegremente las otras ciencias de la realidad humana: la sociología (como contaminada de refor. mismo), la psicología (como definitivamente aburgue. sada). En esta simplificación se manifestaban ya lamentables tendencias: la que sometía la teoría a las exigencias de la práctica pedagógica y la eue la sometía a los imperativos de la situación política momentánea. Se transformaba la teoría en instrumento ideológico y en superestructura de una sociedad determinada. La teoría perdía su profundidad en nombre de un practicismo estrecho y robusto a la vez. Así, durante el período en el que fueron predominantes los problemas específicamente económicos (crisis en los países capitalistas y comienzo de la planifica. ción en la URSS), b:izo estragos el economismo. 3) La transformación del marxismo en filosofía de la naturaleza esconde algo peor: una vasta maniobra de diversión. En tanto que se discurre sobre las ondas y los corpúsculos y sobre la dialéctica objetiva de lo "continuo-discontinuo", mientras se discute "libremente", las cuestiones candentes se escamotean. El centro de la reflexión se aparta de lo que constituye verdaderamente el problema; se aleja tanto como es posible para hundirse en las profundidades de la na' taraleza y las especulaciones cosmológicas. Stalin y los stalinistas supieron utilizar de rnanera admirable t2
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l)r'ocedimientos diversionistas. Luego del asesiKirov (cuyo promotor fue Stalin, segúrn sabe. rrr,: l¡1¡y por N. Kruschev) y a la vez que se desenr 'rl( nírl)a el terrorismo, precisamente entonces fue l¡r ',nlLllgada con gran solemnidad la "Constitución de¡rr,,r'r',iitica" de L936. La sistematizaciín del materiaIr';rrro clialéctico en filosofía científica de la naturaleza ,l¡¡lrr cle la misma época y persigue el mismo fin: enrnir:i('rrrar los verdaderos problemas teóricos y prácr¡r1,, rl(:
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l,¡r tesis de la dialéctica en la naturaleza puede pery aceptarse. Lo inadrnisibi.e es ,r;r¡lr: Llná importancia enorme y hacer de ella el cri. l.rio y el fundamento del pensaneiento dialéctico. '1) Por razones oscuras y mítltiples, el rnarxismo ¡¡r;l itucional no quiere oír hablar de alienación. Imt,rtÍ,,lla este concepto que admite sólo con reservas y ¡,rccaLlciones. Los dogmáticos no ven en él rnás que rrrur etapa del pensamiento de l\üarx, bien pronto sulrt nrd& por etr descubrirniento del materiatrismo dialéclit'o corno filosofía, por url trado, y por la constitución rlc un& econornía política científica (EI Capital), por cl otro. El empleo ctrel concepto de alienación, fuera rlt: tod.a sistematización idealista, para servirse de é1 en cl anátrisis crítico de 1o "real" y para incorporarlo en lrr categoría de las ciencias sociales (y especialmente cn la sociología), les parece aberrante. O al menos, :¡sí intentan considerarlo. ¿Por qué? Evidenternente l)or razones políticas de cortas miras y reducidos alcances. El uso del concepto de alienación no puede, en lr r l;rlnerte soster¡.erse
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efecto, limitarse al estudio de la scciedad burguesa" Si bien perm.ite descubrir y criticar numerosas alienaciones (la cle !a mujer, la d.e los países coloniales o ex coloniales, la del trabajo y del trabajador, las de la 'osociedad de consurno", y las de la burguesía rnisfila en la sociedad que estructura según sus intereses, etcétera), permite tanobién desenmascarar y criticar las alienaciones y políticas en el socialismo, er] particular durrante el período staliniarlo. Para evitar este riesgo y suavizar esta aspereza, se prefiere rechazar el concepto. Farece innecesario destacar qüe este libro no ha sido escrito con plena conciencia de este conjunto de problernas. De todas formas, tiene su centro en los movinaientos dialécticos.que tienen lugar en el interior de la realidad hurnana y social. Pone en primer concepto filoplano el concepto de alienación -como sófico y como instrumento de anáiisis- y no la dialéctica en ia naturaleza. Deja de lado la filosofía sisternatizada de la cosa rnaterial. El capítulo último y fundanaental, "la producción del hornbre", rechaza tanto el econornisrno y el sociologisrno vulgares corno el acento puesto sobre ia rnaterialidad fuera de lo humano. Es decir que, tal coffro es, el dogmatismo no.lo afecta rnás que muy parcialmente y e1 autor no vacila en librarlo una vez más --con sus debilictrades- a la
lecturayalacrítica. Hoy más que nunca podemos y
debernos releer a sobre todo las obras de juventud, erróneamente-y denominadas "filosóficas", puesto que contie-
Marx
1A l'f
rr('n una crítica radical de toda filosofía sistematiza' qf'1- s6¡ nuevos ojos. .El devenir-Íilosolia del mundo cs al misnro tiempo un devenit.mundo de la flilosoÍia. st realización es al rr:.ismo tiempo su pérdida, escribe r rr la época en que redacta su tesis doctoral sobre La Iilosotia de Ia naturaleza en Demóuito y Epicuro. l,lrr esta tesis, muestra a la vez un movimiento dialéclir:o en el interior de cada sisten-la filosófico exarni¡¡¡,6]6 *¡;n movimiento dialéctico en su contradicción rt'cíproc¿- y a la vez, en cada uno de ellos, la objelivaci.ón de una conciencia particular únicamente por iirr nexo con el mundo real y la praxis social en el munrlo real (aquí, la sociedad griega). La filosofía como lrrl, como tentativa siennpre renovada y siempre deccpcionante de sistematizací1n y propuesta d.e una irnagen satisfactoria del hornbre o de la satisfacción Irumana, la filosofía viviente, se manifiesta. Lo que l)r'opone, es coflveniente tenerlo en cuenta, pero su rt'nlización nos plantea nuevos problennas. Desde ei eserito casi inmediatamente posterior en ,l cual lMarx cornienza el inventario crítico del hegelirnismo, se muestra el origen de esta sistematización ¡rcrfecta. Dos actitudes, dos posiciones, tienen lugar lrr Alernania. Una quiere supúmir Ia tilosoÍia sin tealizarla (en tanto que formulación teórica de la realii:ación humana); la otra cree poder rcalizar la Íiloso' ti¿t sin suprirnitla (en tanto que formulación solarnente teórica y abstracta del hombre, de su libertad, rle su rcalizaci1n). La misión del proletariadoo en Alerriania pero no sólo en Alemania, es en particular su15
perar la filosofía, es decir, tealizarla suprimiéndola como tal. "D,eI rnisrno rnodo que Ia tilosotia arlcúafl. tra en el proletariado sus atn:,as materiales, eI prole. taúado encuentra en la tilosofía sus atrrTas intelectua. les. . . La tilosotia es Ia cabeza de esta emancipación, eI ptoletaúado es,eI corazón. La tilosoÍia no puede set rcalizada sin la supresión del proletaüado, eI proleta. úado no puede ser suprfunido sin la rcalización de la tilosotía".1
Nunca volvió Marx, ya fuera para reflrtarla o rechazarla, sobre esta teoría de la superación de la filosofía como tal, es decir, tomada en todo su desarrollo, desde los griegos hasta Flegel. Podernos decir, en lenguaje actual (que no es el de trularx) que la filosofía
lrr rr<'¡,.írtividad (que encierra la crítica de la religión, ,1, l;r l'ilosofía, del Estado en general) se ubica en este ,|r".;ulollo sin reabsorberse en provecho de una pura I ,rrrr¡rle "positividad". El pensamiento rnarxista no ¡,rr, rlr: por lo tanto reducirse ni a la actitud positivista ,¡,,,' r.trsu"elve a la filosofía en un pasado concluido, ni ,, l.r rrctitud de aquellos que perpetúan la sisternatiza, ',,rr filosófica. l,,rr el momento en que el dogmatismo se diluya y se ;r;,.11:, estos textos pasarán a primer plano. Permiten ,, .litr¡ir la protslemática. del pensamiento de Marx y ,!, l rnarxtsmo, problernática que es aún la nuestra, I r' r r, irrmentalmente.
Ho¡lw
tuvo para él un carácter prograrnático. Aportaba y aporta todavía un prograrna para lo humano, o si se quiere, un proyecto del hon'rbre" Ilste programa o proyecto debe confrontarse con la realidad, esto es, con la praxis (práctica social). La confrontación introduce elementos nuevos y plantea otros problernas que los de la filosofía. Este teoría se integra en el marxismo; el pensarniento de Marx procede por extensiones e integraciones sucesivas en conjuntos o totalidades (parciales) cada vez rnás vastos y al rnismo tiempo rnás cercanos a la praxis. Ningún elemento o "momento" desaparece. Especiatrrnente, el momento de la crítica radical y de 1 Cf. Oá¡as tilosóficas, trad. Molitor, I, p. 16 (FilosoÍía de Ia natutaleza en Demóuito y Epicuto), p. 76 (Fragmentos), pp. 94, 95, 107 y 188 (Conttibución a la crítica de la tilosoÍía del detecho), etc.
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CapÍrulo Fnlvrono
LA CONTRADICCIé¡{ NMIECTICA La lógica formal busca determinar las operaciones irrlclectuales independienternente del contenido experirnenta!, por 1o tanto particutrar y contingente, de {ocla afirrnación concreta. El forrnalisrno se justifica ¡rru' e$t& exigencia de universatriCad. La lógica forrnal r r;tuctria transformtaciones purarrlente anaiítica-s, inferi'ncias en las cuales el pensarniento no tiene otro c¡bit'to que él misrno. T'oda afirmación definida no tiene t)írf,a un lógico más que el valor de un ejemplo pedagóliico: los ejemplos, los pretextos, sore intercambiables. I Ina vez planteado, el pensamiento se repliega en el interior de sí rnismo, con un mínirno c1e contenido, :;icrnpre presto a desembarazarse de este contenido, y :;in agregarle nunca otro nuevo; sin riesgo de errar, ¡ror io tanto. Este pensarniento formal no obedece más (lue a su pura identidad consigo rnismo: "A es A' Si A tr; B y B es C, A es C". "En la lógica formal, parece ilue el movirniento del pensan-liento flrera una cosa riparte, que no tuviera nada que ver con el objeto (tue se piensa", dice Hegel (Geschichte der PhiI., II, 410). L9
Si esta independencia del contenido y de la forma se alcanzara, irnpediría la aplicación de la forrna a un
t¡,,, lricc un contenicloo una diferencia, con relación a Lr , n;rl I¡r identidactr forrnal es también una diferencia.l
contenido cualquiera, o bien perrnitiría su aptricación a todo contenido, aun ir¡:acional. por otra parte, ¿es posible concebir que existan clos lógicas compleiamente separadas, una abstracta, lógica de la forrna pura; la otra concreta, trógica del contenido? De hecho. la lógica folrnal no liega nunca a prescindir clel con-
tenictro; puede sólo separan: Lur fragrnento, clisrninuirlo" tornario rnás y más "abst::acto" sin lograr nunca iiberarse totalrnente de én. opera sobre juicios dete;:rninncios, incluso cuando considera su contenido corno u.n sin'rple pletextc para la aplicación c1e ia forrna. Tal corno 1o otrserva Ffegel, la identidad vacía, at¡solutarnente simple, no puede ser formulada. Cuando el lógico que acaba de plantear,,!\,, plantea ,,no A', y afirrna que "A no es rlo A", da sin justificarla la forma de la negación; plantea así ,,lo otro" de A, Xa diferencia, la no identidad; plantea incluso un tercer térrnino ttA", que no es ni otmás A" ni ,,trTlenos ,4,',. El término "no A" no se plantea más que para desaparecer; pero la identidad se vuelve así negación de la negación, distinción en una relación. Los principios lógicos (identidad y no contradicción) no son por lo tanto puramente analíticos. Es más, tan pronto corno uno se plantea un juicio determinado (por ejemplo: ,,el árbol es verde"), se plantea,,A es B", rro s€ perma-. nece en la identidad y en la repetición formal I se in20
',,¡ ¡,¡112 parte, Ia lógica formal perrnanece siempre , ', r,lrrción con el contenido; conserva así cierta siglrlri;¡f i1j¡ concreta. Por otra, está siempre ligada a rrr,r rif il'rr-tación general sobre el contenido, es decir, ;, rn;r ontología, a un tema clogmáticcl y metafísico. I 'r lt'<¡r'ías lógicas de 1o real, destaca irónicamente ll, ¡,r l, han sido siempre dernasiado blandas para las ¡".:::i's;e han ocupado de extirpar de 1o real las contr,,,lrr:r:ion€s pat'a transportarlas al espíritu, y dejarlas ¡r' rr':iolver. El mundo objetivo estaría entonces cons. t,trritlo por hechos últimos, aislados e inmóviles; por , , irias, o sustancias, o partes, externas unas con re| ', rrlrr a las otras. Estas esencias son lo que son, de ' :r.r'rlo con el prrncipio de identicnad aplicado sin re,:\iírsi y eso es todo !o qr-le se puede decir. l\.¡'ir-¡r¡ a menudo la lógica de la identidad está ligada ' ¡ rnetafísica del Ser.' La iclentidad no está conc€| ,,r;' ccl1lo una forrrra pufa" sino como una propiedad , i';ra. y esencial, objetiva, dei ser. Se quiere pasar I:r rdentidad en el pensainiento a la identidad ob'i ¡;,r, forrna de existencia de toda sustancia real. El ; -*-y todo ser- es idéntico a sí misrr¡o y se define |
I Cf. la Ctítica del principio de identidad en la Lópica Mayor, II" .tr.i a 37, 66 a 73, etc. 'A. veces es solidaria con un atomisrno metafísico (Dühring), con leoría de la estructura espiritual (Hüsserl) o con una ontología ',,'.' l, lrr sensación (fisicalismo de la Escuela de Viena), pero jamás es ,,,,1,'¡rcndiente de un dogmatismo que realiza una parte limitada del ¡
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,,,nlr:nido.
2L
así. La identidad es entonces tornada corno forma y corno contenido, como su propio contenido. Este aspecto del aristotelismo (el rnás abstracto, el rnenos profundo quizá, si es verdacl que el aristotetrisrno file
también una teoría de la individualidad de todo ser concreto) fue aislado y desarrollado por la filosofía posterior. Flasta Leilbniz, el pensamiento occidental curnplió un esfuerzo heroico y vano para extraer el contenido de la forma, pasar lógicamente del ser pensado al ser existente, para deducir el mundo. La relación del contenido y de la forrna en la lógica formal es entonces mal determinada y controvertible. Conserva a la vez dernasiado y dernasiado poco contenido. El contenido es unilateral; ha sido de hecho recibido, luego separado, inrnovilizado, traspuesto metafísicarnente. El postulado lógico metafísico es por cierto el del pensamiento "rnágico": la relación de la forrna con el contenido es concebida corno una participación. La identidad formal se convierte así en un esquerna de identificación en el sentido dei pensan'liento mágico. Dirigida contra las doctrinas mágicas y los misticismos, la lógica formal no alcanza su finalidad, no sobrepasa verdaderamente a las teorías desprovistas de rigor tradicional, sino que permanece a su nivel. Deja sin resolver un problerna esencial y plantea una exigencia: ¿córno unir la forma y el contenido? Pr¡esto que el formalismo fracasa, ¿no hará falta invertir el orden, e ir clel contenido a la forma en lugar de ir de la forrna al contenido? 22
formal ha comprometido al pensamiento r¡rr"ional en una serie de conflictos. El primero es un r,,nflicto entre el rigor y la fecundidad. En el silogisrrr,r (aun cuando no sea en absoluto estéril) el pensa' ¡rricnto no es rigurosamente coherente más que cuan' rl, S€ rnantiene en la repetición cle los mismos térmi' rros. Es bien conocido que la inducción rigurosa no es rrr¡uella que perrnite pasar de los hechos a las leyes. 'l'orfo hecho, toda comprobación experimental, intro,luce en el pensamiento un elemento nuevo, por lo l;urto innecesario desde el punto de vista dei forrnalisrno lógico. Las ciencias se desarrollaron fuera de la lrig,ica formal, e inctruso contra ella. Pero aunque la ,'it:ncia es fecunda, no parte de verdades necesarias, rro sigue un desarrollo riguroso. La lógica y la filosolírr permanecen fuera de las cienci,as, o vienen detrás ,1,, éllas, para comprobar sus métodos específicos, sin La
trógica
,,¡rortarles nada. Recíprocamente, las ciencias soo €x-
encima o por debajo de -por no tienen nada investigación de slts rnétodos (tue vef, con la lógica rigurosa. El sabio prueba el movimiento del pensamiento avanzando en ei conocirrriento; pero el filósofo se venga poniendo en duda ll valor de la ciencia. El conflicto entre el rigor y la It'cundidad se extiende: hace nacer el problema del corrocirniento y del valor de la ciencia. En segundo térrnino, si el ser es io que es y jamás toda idea es absolutamente verdadera { )tra cosa -si falsa- las contradicciones reales de o absolutamente lrr existencia y del pensamiento se encuentran excluiIcriores a la filosofía
r lla- y
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das de éste. Lo diverso y rnovedizo de las cosas y de la conciencia es abandonado a la dialéctica en el antiguo sentido de este término: a la discusión sin ri5¡or, al juego del sofista y del abogado que pueden a su gusto alegar en pro o en contra. Definido por la identidad, el pensamiento es al mismo tiempo definido por la inmovilidad. De donde surge un nuevo conflicto entre la estructura del entendimiento y la movilidad, entre la coherencia del pensamiento claro y las diferentes polaridades y fuerzas cambiantes de la experiencia real. La Razón se sitúa fuera de lo real, en el ideal. La légica se vuelve la preocupación por un ser' ficticio, el pensamiento puro, al que lo real parecería impuro. Recíprocamente, lo real se encuentra deste' rrado a lo irracional. librado a lo irracional. Cuando Hegel entra en la vida fiiosófica, encuentra al pensamiento más elaborado, a la Razón, profundamente desgarrada por sus conflictos internos. El dualisrno kantiano los había agravado hasta volverlos intolerables, al disociar deliberadarnente la forma y el contenido, el pensamiento y la "cosa en sí", la facul" tad de conocimiento y el objeto del conocimiento. F{egel se propuso resolver ios conflictos, reasurnir -en su rnovimiento-- todos los elementos del pensarnientcr filosófico y dei espíritu, que le llegaron dispersos y
Este proyecto cornprendía ya el método y la idea central de la doctrina hegeliana: la conciencia de una unidad infinitannente rica del pensamiento y de lo necesaria, real, de la forma y del contenido
irrr¡rlicada en los conflictos internos del pensamientoo ¡rttcsto que todo conflicto es una relación-, unidad {tr¡c es indispensable sin ernbargo conquistar y deternrinar sobrepasando los términos "unilaterales" que lurrr entrado en contlicto. Iln el momento en que F{egel nacía a la vida espirilual, grandes acontecimientos (el período revoluciorr:u-io, las grandes guerras nacionales, el período napo. Icr'rnico; y por otra parte, el crecimiento de las ciencirrs y del espíritu histórico, el resquebrajamiento de lrr sociedad feudal y la aparición de una nueva civilizrrción) hacían necesario un vasto balance de la culIura, una tentativa de "síntesis" de todos esos elemenlos cliversos. It l problema que se le planteaba a Hegel el -desdete¡rrrnto de vista de la investigación metodológicarrín múltiples aspectos. Se trataba en primer lugar de integrar el pensa. rrriento preciso mediante el arte de la discusión y de la ,'()rltroversia" La discusión es incierta y sin conclusión, r rr -tanto no esté dirigida por un pensamiento ya seguro" l'cro la discusión es libre y vivaz; se mueve en medin ,lc tesis y de términos diversos, cambiantes, opuestos. lil esceptieisrno, al cual conducen las discusiones sin lirr, tiene un aspecto positivo. lMuestra que ,ocuando ( n una proposicién cualquiera se ha aislado sü ás¡rccto reflexivo, se revela necesariamente que los conct'irtos están sobrepasados o bien que están ligados de l¿rl rnodo que se contradicer¡.. .." (Ercte Druckschrittcn, p. 175). El escepticismo introduce últimamente
24
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opuestos.
-unidad
en el perlsamiento el elemento negativo; "disuelve", enfrentando unas con otras, las representaciones limi' tadas y contradictorias que el entendirniento (que posee ei poder fundarnental de "plarrtear" una afirmación) tiende siempre a formular c-omo absolutas. El entendimiento torna partido por 1o absoluto, a pesar cie ser una potencia iirnitada, rnorraentánea y, por así d.ecir, provisional; se enrola, pues, en las antinomias. El "truen" escepticisrno critica y destruye al dogmatisn-lo vulgar. Para tra discusién viviente,
hay algo de verdadero en toda idea. Nada es entera e ,.indiscutiblemente,' verdadero; nada es absolutamente al¡surdo y falso. Confrontando la tesis, el pensamiento busca espontá. nearnente una unidad superior" Cada tesis es falsa por aquello qr-re afirn'la de manera absoluta, pero verdactrera por aquello que afirma relatirzamente (su contenido); y es verdadera por lo que rriega relativamente (por su crítica bien fundada de io otro) y falsa por lo Que niega absolutarnente (su dogrnatismo). Pero es necesari.o arrancar esta dialéctica a la sofística, qse tiende por pura vani
,r l:r olm... y en el cual la presuposición está supe' r;r,l;r" (Lógica Mayor, I, 108). Adherida á und corl, r,'rrt'iír precisa del movimiento del pensamiento, la ,lr,rlrlctica adquiere un sentido nuevo y más eievado. li, vuclve una técnica, un arte, una ciencia: una técrrr, ;r rlc la discusión dirigida y orientada desde el inte" rr,r l¡;¡61¿ la coherencia racional, un arte de analizar l,', ruúrltiples aspectos y relaciones de las ideas y de l.r'r t:{)riás, sin perder su esencia, una ciencia que extrae , rr;rrrto hay de verdadero en todas tras ideas contradict, '¡i; .; cntre las cuales oscila el entendimiento vulgar. l'lc trataba, entonces,, según l{egel, de salvar la lógica, l,,nrla definida por medio de la cual el pensamiento lr( uLle a aigo sóiido. Para lograr esa finatridad, debía , rrr'ontl'atr la conexión entre la forrna y lo real, caml,r:rute y diverso, y por consecuenci.a, transformar la l,,rrnA de la lógica tracXicional. IiTecesitaba partir no ,l. r l;ta forrna. sino dei contenido, de este "rico contelitlo" tan variado, tan contradictorio, pero ya elabor:rrlo por millares de años de actividad hurnana. Tart¡r realizable: este contenido es 'oya pensarniento, ¡or"nsanriento universal", puesto que es conciencia y { (}ilocirniento. La forma lógica tiene su parte: es ya ',u elernento rnás etrabora
do, lo dispersa y io exteriañza con relación al miento racional. Este contenido está dado en tan que representaciones múltiples: deseos, objetos sensi,
bles, impresiones o intuiciones, natural eza, expetiencia hurnana. Es necesario separar de esta ,,matária,,, las nociones que en ella están o'inmersas,'. El contenido
era sustancial, pero estaba fuera del pensamiento; y eJ pensamiento riguroso perrnaneció inmóvil y vacíó. Es necesario, dice la Fenornenolo$ia, n,arrancar el velo de la vida substancial" y elevarla a la más alta lucidez. Por ello debemos definir a la Razón en sí misma por el movimiento del pensarniento que discute, conmueve, disuelve las afirmaciones particulares ]¡ los contenidos limitados, pasa de uno a otro lado y tiencie a dorninarlos. Es así que la dialéctica" relación inmediata del pensamiento con el contenido diverso y cambiante, no permanece ya fuera de la lógica. Se integra con ella, a la que transfornna transformándose. Se convierte en la vida, el movirniento interno del pensamiento, contenido y forma a la vez. o,Ei entend.imiento, determina y persevera en sus deterrninaciones; la razón es dialéctica porque disuelve las cleterminaciones del entendirniento; es positiva porque prc'duce lo universal y connprende en él lo pariicular,', dice la Introoucción a la Lófiica Mayor. El hegelia, nismo se eleva así a la más alta conciencia, a la unidad del entendimiento discursivo y de la razón neflexiva; a la raz6n inteligente y al entendimiento racional. No hay objeto en el cual no se pueda encontrar una contradicción, es decir, dos deterrninaciones opuestas 28
y rllr',ru'ias. "fJn objeto sin contradicción no es más *¡rr' unÍr ¡rbstracción pura del entendirniento eue manllt=rr¡' r'r)ll una especie de violencia una de estas deterInirr;rt'ir)rres y escarnotea a la conciencia la determina¡ fr,f ¡rrf )rrcsta que contiene a la prirnera. .." (Enciclop., la sofística, el estl'l) l,)l mornento negativo -que aislaban y vonvían rr=¡rlicismo y la antigua dialéctica r'rrlr;r cl pensamiento lógico- toma entonces su luF''u v rill función. Expresa el movimiento del contenirt,,. "t'l alma inmanente del contenido" que se excede, ll , urrl ningún elernento es suficiente y que no puede ¡r'nnilrlecer encerrado en sí mismo. 'ol.o negativo es lliu;rlrnente positivo; lo que se contradice no se r€¡lrr'lvt: en cero, en la nada abstracta, sino esencialmente c-rr lrr negación de su contenido particular; dicho cle ,,1 r, r rr-rodo, tal negación no es una negación cornpleta, r:rtr' negdción de la cosa determinada que se disuelve; 1,,,r' !o tanto negación determinada. Puesto que el relrrllrrdo es negación deterrninada tiene un contenido; -i un concepto nuevo, pero más elevado, más rico que r'l ¡rrccedente, dado que se enriqueció con su negación, , rlicho de otra forma, con su opuesto; lo contiene, ¡r'r'o tarnbién más que a él; es la unidad..." Es la ,li;rlóctica del contenido la que lo hace progresar (2.
"I,4t-42).
^t Kant había abierto a la lógica un nuevo sendero.
ristinguía los juicios analíticos (rigurosos formalmentr', pero estériles) y los juicios sintéticos (sin los cuaIls el pensamiento avanza, pero mediante la verifica.irin de un hecho contingente). Trataba de mostrar I
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la existencia de juicios a la vez fecundos y rigurosos, necesarios y no tautológicos: los iuicios sintéticos a priori. Buscaba entonces ya, en la síntesis, el principio c.ie una unidad del rigor y de la fecr-lndidad. Pero conceL¡ia estos juicios sintéticos a priori como formas puras, vacías, separadas de1 conte¡:irJ.c, instrurnentos rXel conc¡cirniento lndlfererrtes con relación & sü ffiáteri.a, sul-¡ietivos cc¡n reir-ción ai objeto; en coflsecLlorlcia." cc;rsideracXos tcdau,.ía según el formutismo tradicionni. Este dualisrrrc; dei:e" segí-rn l{egei, ser surperado. 3]*s*rro11":.c1o (y nl:rof unclan:ente motlif icado) el pensamiento kantiano se revetra. i¡rfinitan¡ente fecundo. Se transforn"¡a en utlp. lóg;lca iltleva. FIegei no descubrió la ccntr¡.,cji.cq:ión" .{nsiste sol¡re etr heclro de que todo cuandr-r opta pensalnienio, toda J:ilcsofíe -inch-lsive, esfe¡rzándose por por uno de las términos presentes, reducir o excluir al otrcl- se rnue\ze entle contradiccic¡nes. Ei progreso de1 pensarniento que se encuentra obliga.do a s:rlir de una posición que quisir:ra definiti!.&, y a tener en cuenta otra cosa, negando con ello su afii'mación inicial, este "ri'ton?.ento clialéc'eico", se eneuentra por todas partes, en todas las épocas, sl bien rnn!. clu.cictrac'1"o. F{egel descubrió el T'ercer Término, que i^esulta detr enriquecimiento t{e tocla deterrninaciírn por su negación y sin ernbargo ccmo un movimiento nllevo del ser y d.el pensamien"[,o, cuan
r,' \' r'rtcgorías del pensarniento' La síntesis cesa de , , , i ¡,,'irrri, inn'rovili iada y fija y venida de quien sabe
El óuadro kantiano de categorías era a 7a vez t,,,,,,;rl y ernpírico. Sin haber mostrado la necesaria e ¡rrt¡ r!u\"tinidad de estas categorías, Kant las atribuía
¡!,,,rrlr'.
,,rl,illrrriarnente a la tinidad de la apercepción trascen,1, rrl;rl, o yo abstracto. Hegel se esforzará por mostrar | , ,ilrirlad" inmanente de las categorías y de producirpre| ;r pr,rrtir de un cornienzo purificaetro d'e toda grredlante nacer' hará las ,,1 ,:;ición ernpírica o formal; ', ,,r¡ nrrovimiento cornpletarnente interno del espíritu' y no obstante progresivo en ' r,,:r(lcnarniento riguioso , 1 , rr;rl ca.da deterrninación surgirá
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3831;j,'Í
agregado al prirnero. El Tercer Término se vuelve cia el primer término negando al segundo, por no negando la negación, negando la limitación del rner término. Separa el contenido del primer térmi elirninando aquello que era incompleto, lirnitado, des, tinado a ser negado, negativo él mismo. La unilate, ralidad es así destruida y sobrepasada. Negar la uni. lateralidad, es negar la negación y expresar una deterrninación más elevada. La contradicción que efilpü. jaba a cada término rnás allá de sí rnismo, arrancán. dolo a su finitud e insertándolo en el movimiento to, tal, está resueita. El Tercer Término une y supera los contradictorios y los conserva en lo que tenían de de. terminado. La unidad triunfa luego de un períoclo cle desgarrarniento fecundo. El prirner término es lo inrnediato; el segundo es a la vez mediatizado; el tercer término es lo inmediato por superación de la media. ción, y lo simple por silperación de la diferencia. "La superación es una cleterrninación ft¡ndamental que re. encontrarnos por todas partes. .. Lo que se supera no deviene por ello nada. La nada es lo inrnediato; un término superado es? por el contrario, mediatizado; es ürl Íro-s€r, pero en tanto que resultado proviniente de un ser; ha¡l por lo tanto en él la detelminación de la cuai proviene. Esta palabra (aufheben) tiene dos sentidos. Significa "guardar", "conservar" y al misrno tiernpo "hacer cesar. . ." (L. M., I, 110-111). El pensamiento de la nada no es así más eue la representación todavía abstracta de la infinita fecundidad del universo" Hipostasiar el ser o la nada, la ca-
l¡'l','l o Ia cantidad, la causa o el fin, es negar el mor,rr¡¡rrr¡to. La raz6n dialéctica su.pera todas las cateE1.',1;r; congeladas del entendimiento: las suprirne en l,r!rl{} (lue aisladas, y por ello mismo les otorga sü ver,l,r,lcn el rnovimiento total de la realidad y del pen,.irrrrrcnto, del contenido y de la forma. La calidad sut,,r,íii¿r es cantidad; la medida (quantum específico) ul,r ¡;r ia cantidad, unifica la" calid.ad y la cantidad. l.'r llcdida superada es la esencia, o ei "ser retornado ,1, ,¡1 itrttr"diatez y de su relación indiferente con otros ,' Lr sirnple unidad consigo." La esencia superada tl,¡¡tr-;t
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,i,
lrr cosá, se vuelven actualidad o substancialidad, t',,r l<¡ tanto causalidaci, acción recíproca. La noción "'l,rr'¡r6sá a la realidad o a la substancialidad. Supe' '1, la noción se vuelve objetividad, que supera a l .".l¿¡ Iclea. La idea al superarse, satre de sí, se aliena , J , natutaleza; el "aufheben" de ia naturaieza se ' ,lr.;to, es decir, la ldea absoluta, idéntica de la Xdea , ir:¿l y práctica, del conocirniento y de la acción pro, i i rra (Cf. L. IW.) IYf,,243,327, etc.). ll l\dovimiento es así Superación. Toda realiclad, ' t, , r,¡ Jlefis&miento debe ser sobrepasado por una cleter¡',,¡¡, r{riófl rnás e]evada que lo envuelva como conteni,l' ', rrs;pecto, antecedente, elemento, es decir, como lWorrir r¡{s, en el sentido hegeliano y dialéctico de esta pa-
labra. Tomados aisladarnente" los movirnientos vuelven impensabtres: no se ve cómo pueden ser dis. tintos estando ligados o diferentes estando unidos. I"ü se ve cómo se forman y se sitúan en su lugar en_ conjunto. Lanzado de un término al otro, el pensamiento (entendinniento) pone fin a su vértigo fiján. dose, por un decreto arbitrario y generador de errores, encuentra en el espíritu subjetivo, luego en el espíritlr objetivo (moral, arte, religiór) y por fin en el Saber en una posición limitada traspuesta en absoluto, por 1o tanto en una ficción y en un error. La dialéctica hegeliana quiere devolver la vida y el movimiento al conjunto de las realidades captadas de las afirmaciones y de las nociones. Las compromete en una inrnensa epopeya espiritual. Todas las contradicciones del mundo (en el que todo se manifiesta como polarizado, contradictorio y rnovedizo, puesto que el pensamiento acepta l.a contradicción en lugar de excluirla), todos los ss¡s5, por 1o tanto y todas las afirmaciones, con sus relaciones, interdependencias, interacciones, sen apresados en el movimiento total del contenido; cada uno en su lugar, en su 'omomento". El entr€ctlrza.rniento de los hechos, de las fuerzas y de los conceptos, deviene Razón. El contenido, el rnundo, está integrado a la Idea, del mismo modo que la historia en su conjunto. "La. totalidad, el conjunto de los firorn€ntos de la realidad, se demuestra en su desarrollo como necesidad", (E., 143, Zusatz). Las deterrninaciones unilaterales, las afirmaciones del entendirniento no son por lo tanto destruidas por 36
l¡r lt¡rzón dialéctica. El entendimiento, cuando ya no r'rri¡i más "vuelto contra la taz6n" aparece €n sü VerrLrrl. Las verdades parciales, las determinaciones acaI'rr,llrs, las afirmaciones limitadas se transforman en Fr r'oles si se toman por definitivas y tratan de eigirse
ir,r' cncirna del rnovirniento. Tomada en forma relalr,,rr y reintegrada corno mornento en el rnovimiento
l,,lrrl, toda determinación acabada es verdadera. Toda vrrrlad es relativa, pero en tanto que tal se sitíra en l,, rilrsc-¡l'uto y tiene su ltlgar en la verdad absoluta. El rrrlt:ndirniento es un movimiento en el rnovimiento. Af irrrna, plantea, niega, analiza. Xrnita, en url nivel inllrior, a la actividad creadora. lis esencial destacar que la lógica hegeliana flo sü¡rrirrre la lógica forrnal, sino que la supera, es decir, ¡rr,'r:isarnente, la conserva y la salda dándole una sig' rrrf
icación concreta.
I,a légica formal es la lógica del instante y ctre la rrl'ilmación y del objeto aislado y protegido en su aisl¡urriento. Es la lógica de un mundo sirnplificado: esta r,r,'sa (considerada fuera de toda relación con la actilos estragos del ticrnpo) es evidentemente esta mesa, y esta lámpara n, r es este libro. La lógica formal es lógica de la abslrrrcción cotno tal. El lenguaje le está sometido, en tnnto que conjunto de símbolos que sirven para co' ¡rrunicar una significación aislada y que deben guartl;rr la misma significación durante la transmisión verlxrl. Pero ctresde el momento en que es necesario exl)r'csar el devenir y la actividad, la lógica formal se vi,l¿rcl creadora, abstracción hecha de
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vuelve insuficiente^. Sobre este punto, la demostración hegeliana está confirmadá p., tiá. U filosofía r.rlterior. La lógica format .u r" lZíi"u áJiserrtiao común. El, sentido comrin aisrado e ii*o.ritizado de las cualidad:*, propiedades, Ios puesra al l"l pie del muro, una v.ez que ".;;;td"i"* "or"*. hay actividaJ;;;;;;; se refugia en los ,,en.tantó que,,; ..en los este sentido,,, es decir que toma "un peisa*i."t"
fjn de mantener el otó ..;;ñ; (Fenom.,
por su cuenta a verdadero...,,
y
p. 102). La lógica dialéctica supera las afirmaciones estáticas pero no las destruye. No rechaza el principio de
identidad: le da un contenido. El ser es el ser. El universo es uno. La fuena creadora es Ia misma en todo el universo. L. Er;";;; ;;ti. tiplemente rnanifestada y aparente, es única. Bf'Orf"cipio de identidad e*pté*a ^esta uriicidad interni J.r mundo y de cada.*:r. piedra, en tanto q,r. .r, !upensamienio. pero I-o gue es; y tarnbién el ", la identidad que acaba de ser expresada no es todavía *á; q; ya que la piedra no es el hombre 3*jrTt1, ne;ün=ái (.Ct. e. 88, Apéndicá). Lo concreto es una identidad lica V densa, cargada de determinaciones, do y manteniendo una rnultipricidad de diferen"il "orrterri.*; de rnomentos. La unid_ad .., io, "ri á*irl,o;;;;;;^"mente conquistada sobre la contradicción j fu'""á". La contradicción absoluta, sería el a.rgárr"*i*ü ahsoluto,, la aniquilación inmediata. UnJ oo"tr"¿i"_ ción absoluta en una cosa, o bien entre el pensamiento y las cosas, volvería imposible toda actividad inma-
y todo pensamiento. La contradicción, como la llrrrlrr, os relativa: a una afirrnación, a un grado del ¡Ff , ir un rnomento del desarrollo. En la naturaleza, Irrrrl<.
ell¡r cs exterioridad; en la vida, relación del individuo
'r'r¡ lrr especie, etc. No se trata por lo tanto para He-
gr'l rlc destruir el principio de identidad. For el conI I rrr io: toda contradicción es relativa a una cierta iden. I i,l; rr l. Recíprocarnente, la unidad es unidad de una con. lrrrrli<:ción. ta unidad sin contenido, sin ,,momentos,' ¡¡¡ulliples y contradictorios, está vacía. Pero la con. lr,r,licción como tal es intolerable; la unidad dialéctica r,, ('s una confusión de los términos contradictorios i,irr() tales, sino la unidad que atraviesa la contradicr rr,n V se restablece a u.n nivel superior. ta contradicr ti,n cs desgarramiento y destrucción interna, desarrai¡.,r rlcl ser consigo rnismo, fecundación a través del cle. \¡r'r rir'" la reducción a la nada y la muerte; pero la unidad ¡'r ¡rlcriá y determina la aparición del ser nuevo, el Terr, r 1'érrnino. Nunca la unidad puede arrojar comple. t:ulrcnte fuera de ella a la negación y la nada relatiti;r:i; pero en la medida en que lucha contra la contrrrlicción y triunfa sobrepasando los momentos conlr:rclictorios, rnanteniéndolos en sí, en esta medida na{ ( un ser nuevo más elevado. El principio de identi,lrrrl se convierte así en algo concreto y vivo. La unidad de los contradictorios no existe más que , r¡ las formas concretas y específicas. La contradicción -y la unidad- presentan grados. IJna contradicción r,uis profunda se manifiesta en una exigencia más ¡,r'ofunda de unidad. La contradicción y la unidad son
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históricas: atraviesan fases. La contradicción no es, "en sí", rnás que la destrucción pura y simple de lo existente. En su relación y su lucha con la unidad, se determina más concretamente como diferencia y diferenciación, pasaje de un término al otro y oposición (contradicción latente); como antagonismo (contradicción exasperada) y, en fin, colalo incornpatibilidad (momento de la resolucién y de la Superación). La hoja, la flor, el fruto, forman parte de un árbol y de su desarrollo, pero se diferencian con una cierta independencia que va hasta el mornento en que se produce la separación necesaria, cuando el fruto está maduro y puede producir otro árbol. La pregunta: "¿Qué es anterior, la contradicción o la identidad?" no tiene mayor sentido desde el punto de vista de la iógica hegeliana. Todo n'lovimiento es contradictorio, ya que sin contradicción inrnanente nada se mueve. El rnovirniento es en sí rnismo üna corltradicción, y la contradicción propulsa el rnovimiento. La unidad es móvil y raz6n del movimiento. El devenir es entonces la realidad suprerna, necesitada de u¡r análisis infinito cuyos primeros momentos son el ser y la nada, la identidad y la contradicción. No se trata de la duración bergsoniana, devenir sin discontinuidad y sin drarna, movirniento arnorfoo abstracto, y puramente psicológico. El rnovirniento dialéctico hegellano tiene una estructura interna determinada, estructura móvil, ella mismo. Es infinitamente rica en determinaciones y contiene una infinidad de tnofii€ntos. El devenir es un todo, al que la Razón dialéctica 40
*r¡rlrr por una intuición primaria. El análisis quiebra n¡t' todo. Sin embargo, este análisis es posible y no es rxtt'r'ior al devenir; es un movimiento en el movimienlrr; rro lo quiebra irremediablemente más que al creerr¡r' lcrrninado y forrnulando afirmaciones absolutas. I )r'tcrmina el movirniento de los 'omomentos", que son irlt'nles, es decir, abstractos, pero que no obstante tierr('r) Llna realidad relativa e intervienen en tanto que ru¡rcrado en la composición de lo actual. Cada rnovirrriento puede ser analizado a su vez. Pero desde c'l nnon'lento en que se 1o quiere fijar, se desvanece; r lr:'ia en su iugar a str otro: un momento opuesto, igualr¡rcnte real, igualrnente superado. Fara ama\izar un rrrornento cualquiera, es necesario sorprenderlo en su rclación móvil con su otro. La lógica dialéctica es por lo tanto, al misrno tiempo, un método de análisis y urra recreación del rnovirniento de lo real, por un movirniento de pensamiento capaz de seguir al devenir <:reador en sus sinuosidades, en sus accidentes
y en su
structura interna. Según la concepción ordinaria, el análisis desprende tautológicamente un predicado incluido ya en el srujeto; si es fecundo (como sucede en las ciencias), quiebra este sujeto y arriba a un 'oelemento" cula relación con el todo permanece mal determinada. En ia lógica dialéctica, el elemento que alcanza todo análisis legítimo es un 'omomento" del todo. El análisis diseca y produce una abstracción; pero la lógica dialéctica da un sentido concreto a esta abstracción. La r
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síntesis no excluye al análisis, sino que lo incluye. El análisis es dialéctico porque lleva a momentos contradictorios. La síntesis es ánalítica porque restablece la trnidad ya implicada en los mornlntos. La lógica formal afirma: ,,A es A,,. La lógica dialéctica no dice: ,,A es no-.A,',; ella no hipostasíá la cont_radicción y no substituye el formalismo po, tá á¡."rdidad. Dice: "A es ciertamente A; p.ro Á es también no-A en Ia medida precisarnente en que la proposición n'A es A" no es una tautología, sino que tiene ,r, tenido real. Un árbol no es un árbof rnás que siendo "orrtal árbol, con sus hojas, flores, frutos, atraiesando y guardando en sí esos momentos de su devenir, qo. Jt análisis alcanza pero que no debe aislar. . . ño o¡stante las flores se vuelven frutos y los frutos se desprenden y producen otros árboles, io que expre.u ,r"u relación profunda, una diferencia que va hasta la contradicción. . . " La lógica formal dice: o,Si una proposición cualquiera es verdadera, es verdadera". ,,Ninguna proposición puede ser a la vez-verdadera y falsal,. ,,CLda proposición debe ser verdadera o faisa,'. La lógica ¿iatécáca al desarrollarse afirma: "si se considera el conteni, do una proposición aislacla no -si hay contenidoes verdadera ni falsa; toda propori"iór, aislada debe ser superada; toda proposición de contenido real es .a la vez verdadera y falsa: verdadera si está *,rp.r"áa falsa si se afirma en forma absoluta',. La lógica tor-' rnal se limita a clasificar tipos abstractos de inferencias silogísticas. La lógica dialéctica, al determirra, el "orr42
l.rrido, tiene un alcance diferente. Las determinaciorr('s más simples se vuelven a encontrar en las más movimiento r 'n¡plsj¿s. Obtenidas por un análisis del rluc se lleva hasta el n'lomento más despojado de contt'rrido, estas determinaciones entran ellas mismas en rrrovimiento cuando la tazón las relaciona; se €rrcárk'nan dialécticamente; su movimiento reencuentra al ¡rrovimiento total. Son por lo tanto leyes del movirrriento, principios directores para el análisis de movirrricntos más complejos y más concretos. En todo conrrcto es necesario descubrir la negación, la contradicción interna, el movimiento inmanente, 1o positivo y Io negativo. Toda existencia determinada es, por un lrrclo cualidad (determinabilidad inmediata, "algo") ; grado. Por .y por otro, cantidad extensiva o intensiva, grado esfera del o dominios, los i.,á"* partes, en todos y la cualidad la rer y áel pensamiento, se encuentran cantidad. Toda cualidad y toda cantidad sor concretas, por lo tanto unidas una a la otra: toda cantidad cs cualitativa, es decir, rnedida específica. Sin embargo, la cantidad y la cuaiidad no están confundidas; varían con cierta independencia; pueden existir cáfiIbios cuantitativos sin destrucción cualitativa clel ser considerado. Pero en un momento dado la variación de uno reacciona sobre el otro. Un carnbio cuantitativo, continuado hasta ese momento, se vuelve bruscamente cualitativo (ejemplo tomado por Hegel de Ios filósofos griegos: una cabeza pierde sus cabellos uno por uno, y en un momento dado se convierte en calva). La cantidad, en tanto que indiferente cofl r€43
lación a la cleterminabilidad v variable como tal " el aspecto por el cual la existencia visible está ex a un ataque repentino y destructor. La astucia del concepto consiste en captar un ser deterrninado por el lado desde el cual su cualidad no parece entrar en juego" (L.M.,I, p. 407), de tal forrna que, por ejemplo, el acrecentamiento de un Estado o de una fortuna pueden ccasionar su pérdida. Los carnbios del ser no son, por lo tanto, pürálrl€fl. te cuantitativos. Sobreviene siernpre una o'interrup' ción de la gradualidad"; r:n cambio profund"o y síebito, una discontinuidad; el agua que se congela oose endurece repentinarnente" a cero grado ( L.IUtr.,I" 450). Así hay sólo 'oadvenimiento y desaparición", es decir, devenir real. La teoría de la gradtlalidad y de la pura continuidad suprirne el devenir al suponer que io que desaparece subsiste, si bien en forrna imperceptible, y que lo que nace existía ya aunque bajo la forma de gerrnen rninílsculo. En etr devenir real, lo justo se torna injusto y la virtud excesiva se vueh'e vicio; un Estado que crece cuantitativarnente (población, riquezas) earnbia cle naturaleza, de estructura, de constitución; puede desplomarse interiorrnente a causa de esa rnisma constitución que antes de su desarrollo ha' cía su felicidad y su fuerza. El movin'riento es entonces unidad de lo continuo y de lo discontinuo, que por todas partes se deberá descárncubrir y anatrizar. Hay "salto" -discontinuidad, grado, por lo tande cualitativa, de deterrninación bio su ha llegado a cualidad una to superación- cuando 44
por el llrrrite inrnanente, apremiada' por así decirlo' saito o prever el ,l,,rnt io cuantitativo. Para comprender cuantitaticrrnlitativo es necesario estudiár el cambio ;,;;J;l;t*inar ei punto o la línea'onodal"' donde surp,,t' la discontinuidad'
'llldeveniresundesarrollocontinuo(una-evolude ,'i,i,r; y al mismo 11"*po está. jalonado de saltos' tiem-
al mismo rnutaciones bruscas, de confusión' Es que arrastra ytsi^?:"t*: ¡ro involución, puesto r\lngun c¡c" ,1., clond.e partió, formando atrgo nuevo' rectitríneo' vt'rrir "'n"^.es indefinidanoente ;'l.y;* dialécticas" son la expresión más. geSe puede decir ncral y el prineer uttatti* del devenir' sin los cuar¡ue ellas resumen los caracteres esenciales' o más exacl,'t; rro hay devenir, sino estancamiento' entendirnienel por i,,n**t., iepetición "ernpecinada" to de un elemento abstracto' Estas determinaciones' corno fleir,* *a* generales clel devenir, se demuestran encade,"rárl"t-engendrándose las unas a las otras' ("si triplicidad tr-a rrándose e1las rnism^u t" *" devenir' Hegel) de las determinaciosre la quiere cond;;;a dice aspecto süpernes dialécticas no es aírn más que un En sí rnisficiai, externo, A"t *undo del conccirniento' rno, el rnovirniento es uno' g,,' este devenir del pensarniento, que encadena sus en sí miscategorías, et e*pí'iiu hegeliano "desciende apreh-enLo ;;;; apráhende-y absorbe su contenido' y dispersa; dt.tcle, al sobrepasai todo 1o que separa tal' negando ir*y."4" "rt" "i**"nto nágati"ó "o*o la más alta como El Espítitu tt dtfi"t i^-"it.g""iOn.
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unidad, de rnúltiples aspectos. Actividad y devenir posee en sí mismo su propio movimie¡ 3:T1,j:l Puedc plantear, franquear y superar y, en fin, -froa.r.. rrer lúcidamente todas .". .trpur, miento.por la negación d" a;;;jmento *o parcial, su movimiento no lo impulsa a escapar de sí rnisn El Espíritu es un todo: .lÁ""iilLn,o total. ", absotutam""t. pi."f concreta, rica ,^.1: i*T]Pd todas las determinacioneso es ta i¿ea.'Bn et movimiento j11f"l1:1 ella deüen" ,,p"r" era ,,en sí,," es decir virtuarmente, en tanto q"" *-áliuir.l, exteriorizables, en tanto que dieterminaciones"i.ü¡iü ;;;;;: bían ser planteadas en sí mismu., lo tanto negatifo, v-a3ente, para ser en seguida,r.gád". ,.á""ü"?? v el infinito verdadero de la tdea. fu tO." se descubre a sí misma en el contenido: lo ha desplegado para rnani_ para explicitarlo y I:t,L:., ella. EI Espíritu y la Idéa, o más -exactarnente "o""Átrarloelen Saber obsoluto, es el Tercer Término ,,rpr.*o que encierra y resuelve las oposiciones y contraáiccio.r.i d.l La Idea u. rl"ga al.maiifestafi;j ,,alienarse,,; ""i;;;J. pero se niega de conforrnidad con." poüu rr"t,rrái.r* ,;;; manece en sí misma en su alienación, la guidamente en un proceso multiforme. recupelr-."Bl derecho, el arté, Ia religión,-*or, tantos dominios_ distintos, otras tantas a:úenid.as "tr.u por h_ ;;.1;* el Espíritu, a la vez que se enriquece con un contenido siempre más elevado, la posesión de sí mismo, a la ldea. El Espírit,, "o".¿Él t.rro*errico, en relación con un objeto existente, es conciencia. ,,La
;i;;q;"
"i.rr"iu-á" 46
fn (lonciencia se llama Fenomenología del Espíritu". l,a lr'cnomenología es una psicología superior, eue contllrr'¿r "al Espíritu formándose y educándose en su concr¡ rt{r",
constituyendo sus manifestaciones "momentos de sí misrno por sí mismo". La Irir¡loria filosófica y la filosofía de la historia exponen frr cxistencia exterior del Espíritu y sus etapas. LaL6gicrr, finalmente, es a la vez el más pobre y el más r ico de los estudios filosóficos y científicos. Cimenta r¡, 'liclamente las piedras del edificio hegeliano. Es "ciencirr del pensami"ento", siendo el pensamiento mismo la rlt'lcrminabilidad del contenido. "el elemento univerlrrl cle todo contenido". Si bien opera sobre abstracciones, la lógica dialéctica está en la Verdad; ella misnrir es Verdad. En cada dorninio o grado se vuelve a r.r¡contrar el movimiento lógico -específic¿¡¡6¡ferlt I concepto.
rlr l;u alumbramiento
Oritica de la dialéctica hegeliana
La ambición hegeliana coincide con la arnbición fiIosófica, con el más secreto deseo de la vida espiritual considerada como potencia y expansión: no excluir rrada, no dejar nada fuera de sí, abandonar y sobreI)asar toda posición unilateral. Está ligada a ese apetito fundamental del ser que debe mantenerse, purificado si es posible de rnagia, es decir, de ilusión . El hegelianismo afirma implícitamente que todos los conflictos pueden ser resueltos, sin mutilación y sin renuncian'liento" en un desarrollo del ser: afirma 47
que no hay opción, ni alternativa, ni sacrificio necesario en la vida del Espíritu. Innumerables conflictos son experimentados objetivamente: ninguno es eterno. Toda contradicción se desvanece de golpe delante del Espíritu. El hegelianismo se mantiene entonces como la única dirección en que pueclen comprometerse v forrnularse un optimismo y un dinamismó espirituatrei. Como doctrina y rnétodo lógico, el hegelianismo representa un tipo de vida espiritual que se n:rantiene vigente. No se propone una aceptación prernatura de sí n-rismo y del mundo; no disirnula las contradiccio. nes del mundo, del hornbre, del individuo; intenta, por el contrario,, socavarlas, a pesar del sufrirniento, por, que el dolor es fecundo y, aunque las contradicciónes son intolerables, la exigencia de su superación se vuelve rnás fuerte que toda la resistencia de los elementos que rnueren: tal es el principio de esta vida espiritual, a la vez jubilosa y desgarracla, sin confusión, toda lucidez. Ella dice "Sí" al mundo, pero no solamente ,,sí', en un éxtasis ciego; dice tarnbién ,,no,,, y rehusa todo lo que se le revela estéril y moribundo. Ei conflicto y las escisiones internas del hombr€ moderno no son una invención de tros filósofos. F{egel lo sabía. Como lo mostró al cornienzo de su Estétióa. la cultura rnoderna obliga al hombre a vivir ,,en dos munclos que se contradicen. For una parte vernos al hombre rrivir en la actuatridad insubstancial y en lo tem. poral de este mundo, abrurnado por el deseo y la miseria, aferrado a la rnateria; por otro lado se eleva a las ldeas, a un reino del pensamiento v de la. libertad: 48
rrr tanto que voluntad, se da a sí misrno leyes,'; pero ¡ro¡'sll6 mismo "despoja al mundo de su actualidad viviente y lo resuelve en abstracciones',. Así, la carne v cl espíritu, la realidad cotidiana y el pensamiento, lrr necesidad ¡eal y la libertad ideal, la esclavitud práclit:a y Ia potencia teórica de la inteligencia, la vida conlrcta pero miserable, y el reino espléndido pero ima¡'inario de la Idea, están en conflicto. Despüés de un r,iglo, esta escisión, esta conciencia desdichada del ¡rrundo moderno, no ha hecho más que multiplicarse v ngravarse, hasta tornarse intolerable. Hegel, sin embargo, ¿ha aprehendido verdaderanrcnte el contenido total de la experiencia humana? ¿Lo f rrr captado en su auténtico movimiento? ¿partií real. rncnte d.el contenido para hacer emerger de este conIcnido la forma, en su verdad? ¿Elevó verdaderamente lr¿tsta el pensamiento todos los grados y toda la prolrrndidad del contenido, sin someterlo a una forrna pre:iupuesta y sin volver hacia un contenido tal como nos cs dado inmediatamente? Y es que ante todo, el hegelianismo, como sistema, irnplica una presuposición esencial, en tanto que pfelcnde no admitir ningún supuesto. ¿Es concebibl. qu. rrn pensamiento lirnitado, el de un individuo, el de un f ilósofo, aprehenda el contenido total de la experien<'ia humana? Si el contenido es infinitamente rico" corno dice Hegel, siendo esta riqueza y esta superabunr.lancia las únicas dignas del Espíritu. tal hipótesis es insostenible. La búsqueda del contenido no puede ser r¡tra cosa que una progresiva toma de conciencia de49
bida al esfuerzo de muchas individualidades pensantes. La pretensión hegeliana encierra y limita el con' tenido y lo torna indigno del Espíritu. Encerrar el contenido del arte en una serie de definiciones estéticas reduce este contenido a una forma abstracta. De hecho, en toda gran obra de arte, cada individuo- descubre un contenido nueépoca -cada vo, un aspecto sorprendente; así, solamente la obra de arte es la unidad de lo finito y lo infinito, infinito determinado y viviente. El contenido se profundiza, y se desarrolla, y se enriquece. Posteriormente a Hey creacióngel, la vida del Espíritu -descubrimiento el arte por ejemplo, Nietzsche, no se ha detenido. Con La perspectivas' griego se nos apareció bajo nuevas hurnaexploración de la naturaleza, de la vida, del ser no ha continuado; nuevos conflictos aparecierofl, rllr€' vos contenidos, nuevos problemas, cuyas soluciones no se nos dieron por anticipado. Otros temas, otros grupos sociales y espirituales exigen ser elevados al ¿.la vida espiritual y de la ldea, ser arrancados, "i"ét de hecho y de derecho, de lo inmediato, de la necesivida dada, espontánea- ¿no dad. La Naturaleza -la aporta acaso un contenido ya infinitamente rico? Enfientada con este contenido, la actitud especulativa de
Hegel se ve especialmente contrariada. Quiere agotarlo, definirlo, hacerlo entrar en el Saber ' absoluto, es decir, en la metafísica hegeliana. El cielo estrellado no ., *áu maravilloso para é1 que una erupción cutánea' El error y el mal son preferibles a las trayectorias regulares de los astros o a la inocencia de las plantaso 50
ya que el error y el mal testimonian la existencia del Espíritu. La fiqueza de la naturaleza, su ambivalencla, su numen, su fantasía, la producción incesante de tipos nuevos y aberrantes, no son más que impotencia con relación a la Idea. ',La Naturaleas es a6stracta y no alcanza a la existencia verdadera,'. ¿Si todo el contenido ha sido aprehendido y definido por el hegelianismo, qué queáa para el árte y la r:iencia autónornas, para los tiempos futuros, para la ¡rcción? El hegelianismo, en tanto que sistema acabaclo, arribaba, como el formalismo tradicional, a un agudo conflicto entre la invención y el conocimiento, cntre la fecundidad y el rigor. Ya sea la acción un desliz de la contemplación y de l¡r vida interior _-o bien, lo que es más verosírnil, una fccundación del pensarniento por un contacto con el rrrtrndo exterior- o bien, una esencia distintivd, pdi'lllela al pensamiento, yuxtapuesta a otras esencias, ¡ruesto que la unidad es trascendente. en todos los casos, la acción tiene leyes específicas. ¡Existe la acción! ii'c;rrna parte de la existencia dada, de la cual el espíritu "mágico" que pretende asir y detener al mun
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problerna de la acción y de la práctica se impuso al pensarniento filosófico. Este intentó ctrefinir las categorías específicas de la acción; y po'r mornentos incluso volvié la acción contra el pensamiento, esforzándose por concebir la acción pura, la acción que no es más que acción, aplicando así el entendimiento y el formalismo al probtrema nue\¡o de la acción. Por cierto, Ifegel acordaba una participación a la acción; él concebía a la Idea absoiuta corno unidad de la práctica y del conocimiento, c1e la actividad creadora y del pensamiento. El Espíritu sobrepasa lo inrnediato, modifica atr objeto, lo transforma, lo asimila. La acción imita al espíritu, igual que ctlando se corne un alimento. El Espíritu hegeliano se nutre del mtlndo, lo devora, 1o hace desaparecer. Fero Hegel no elucidó ]la acción en sí rnisma, en tanto que se sustrae a un objeto que no puede hacer desaparecer más o rnenos "espiritualrnente". Hegel no desarrotrló el análisis kantiano de la R.azón específicamente práctica. Determinó un concepto de la acción, confundió la acción y el pensarniento de la acción. Pero si la acción tiene sus leyes y su contenido propios, ¿córno delimitar su dorninio? La acción se proclama: ".Arn ,Anfang war die Tat" ("al cornienzo fue el hecho"). Es necesario entonces salvar el pensarniento racional clel misrno modo que Hegel intenta salvar la lógica: sobrepasándola. Hegel no se contentó con profundizar y explicitar el contenido para llegar a la forma. I-o redujo al pensamiento, pretendiendo captarlo "totalmente" y agotarlo. Insiste sobre la forrna determinada que rigurosa y 52
,1,'l'initivarnente toma el contenido en su fitrosofía. To,lrr:; las deterrninaciones deben ser relacionadas para ,lr:venir inteligibles. Estas conexiones, para Flegel, no ',,' clescubren de a poco, conquistadas por un rnétodo ,xperirnental. Las conexiones son fijas. El conjunto, l;r totaiidad, forman un círculo. "La filosofía forrna u'r círculo. Es por ello que la filosofía comenzada es iurnecliatar¡ente relativa y debe a otro punto termirurl en aparecer corno un resultado" (FilosoÍia del Derccf16, Apéndice al parág. 82). T'oda otra filosofía no r s rnás que una n-lanera ctre sentir contingent€ con rol;rción al contenido" Sólo la sistematización acabada ¡inrantiza que se aprehenele todc¡ el contenido y se hace rlc la filosofía una ciencia. I-a verdad deja de ser concebida como la unidad de l¡r forrna y del contenido, está definicla corno la concordancia de la forma consigo misma, por la coherencia interna de la forma, por la identidad formal del pensamiento. Y la libertad espiritual no está definida conlo una apropiación del contenido debida a una "toma de conciencia"; se determina como una liberalización del Espíritu con relación al contenido como
vida, acció¡- por medio del con' -experiencia, y de la idea. cepto La forrna no es, por lo tanto, criticada en función del contenido y extraída de una explicación Ce este írltimo. Está planteada en función de las exigencias del rigor formai y de las necesidades de la sistematizaci1n filosófica. Después de haber afirrnado la prirnacía del contenido, Hegel declara que "los pensa-
tal
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mientos lógicos no son momentos exclusivos por relación a ellos, ya que son el fundamento absoluto de toE., XIV, Apéndice, 2* ed')' El pensadas las "o.á." miento es, entonces, el origen secreto del contenido' El Espíritu lo recibe desde afuera solamente en apariencia, según las presuposiciones no filosóficas de la observación y d.e la experiencia' La Naturaleza no la presuposición del Espíritu más- que aparece "o*ó hasta el momento en que .e determina la verdad suprema: la Idea. En esta verdad, la naturaleza desapaiece. El movimiento del pensarniento no es más que un girar sobre sí mismo. "El nacimiento interno o el devénir de la substancia es pasaje hacia lo externo; inversamente, el devenir dei ser determinado es la continuidad de sí de la esencia interna". El contenido porsólo se deja incluir en el sistema cerrado, circular' esta pone que la Espíritu que era yL t. emanación del que círculo un ftrr.ra. 'iEl todo puede compararse a sistema que el contiene otros círóulos. . . de forma tal de esos elementos particulares constituye la totalidad de la idea" (E., XV). No se trata ya de elevar libremente el contenido al concepto sino de volver á €ncontrar en el contenido cierta forma del concepto' planteada a priori por rela-ción al contenido: circular' lerrado, total en un sentido especial de esta palabra' a saber, como totalidad completa' El pensamiento sólo se aprehende a sí mismo' El sujeto pensant"- lg
hacemásqueasistiraestedesarrollodelaldea(Cf.
Fil. del Der.,parág. 31). Lo interesante, para las otras \róln"tá encontrar las formas de la Lógica ciencias,
"*
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t";¿;;;"'é1la ;;do, cosa en sí misma' en tanto que
pensamiento en
á;;;;
al
ciencia "contiene |t cosa misma' o dicho la es
(Cf. Apéndice a E', XIV)'-Y
es
deí conocimiento' el la forma' i."i."iá., se determina así por de se De un modo más general, puede interpretar Hegel; o para ¿irr"i.t* Áaneras tu ta?it" d'ialéctica de en ella dos e ;;;;;;;i; ,r,.jo,, pta?mos. enco,ntrar del pensami:lj:' incluso tres diferenies rnovimientos como un análisis a) La dialéctica-el"* tt"tuiaerada el contenido y método supone del movimiento; unidad del quiebra, para ,etoát'I" ttguidamente' la infinito' el áevenir. En el fit"ili i"tgo"at un análisis con el movirnovimiento del p*l'ÁiE"to coincide contenido; espontáneo del mundo y del rniento sobre el ^';;"É;"i,r*"i reflexionar d: d;""et;t"t y prod'uce ese rnovirniento del contlnido, ia dialécticaanálisis como de rnovimiento. No ás tanto ún método del oensarniento
po,o;l;" ;;t"tia
y sistemático rnétodo at tot'*t'otción sintético contenido; como resultante de c) La dialéctica es consid'erada su punto de partida s'e en' fu iiena.iOn Ae U fáea' En ¿t t" Idea que sale de sí misma' cuentra la potenciu ilotro" y produce la dialéctica' se divid'e, deviene puede apoyarse Cad.a una de estas inteipietaciones qot tólo la segunda sobre textos. P"';;;;sin embargo' hegeliana. La Fenomeno...-r. Áas auténticlmentetantosobre el contenido de lo¡iía mism", qo""i*i*ie la exteriorizaciín la concien"i", toú'"-ia alienación y declara que: "El cosas' las de del Espíritu "r, "i*"do r-rn
JJ
contenido, más precisarnente definido. . . es el Esrríritu, que se recorre a sí misrno, y se recorre en tanto Espíritu". Y el capítulo final d,e la Lógica Mayor concluye que el método es la fuerza absoluta, única, suprema, infinita, a la cual ningún objeto podría resistirse. El método es "el alma y la sustanci a', a la vez. Más precisamente todavía : *La Idea lógica es su propio contenictro en tanto que forma infinita". La idea absoluta, redimida para sí, o,se ha manifestado en que la deterrninación no toma ya la forma de un contenido, sino simplernente la de una forrna',. Sobrepasa su posición como contenido. La lógica vuelve a hallar, en la Idea absoluta, la simple unidad del cornienzo: el ser inmediato ha devenido, por la mediación y por la superación de la mediación, Idea elevada a la i¿entidad consigo n-lisma. "El método es el concepto puro que no se relaciona rnás que consigo mismo; él es por lo tanto esa relación simple consigo rnismo que es el ser". El concepto no aparece más como exterior al contenido, corno sucedía en la reflexión subjetiva. En el Sal¡er absoluto, el concepto se ha corrvertido en sr.t propio contenido. La Idea absolu"ta deviene principio de otras esferas, de otras ciencias: las naturales yias histéricas. El Saber absoluto, en lugar de ser t"o"i cer término y el "fin" del pensarniento, pued.e entonces ser tornado corno punto de partida. A partir de la Idea se puede reconstruir etr mundo. Io{o es cierto que estas tres interpretaciones, o estos tres movirnientos dialécticos, sean compatibles. La teoría de la alienación se esfurna especialmente en la
Lógica Mayor" Hegel quiere demostrar que la ldea, planteándose como unidad del concepto y de la realidad, "se absorbe en la inmediatez del ser", se vuelve Naturaleza, pero sin cesar de ser ella misrna, simple, transparente y libre. "La transición debe ser entendida en el sentido de que la Idea se libera (sich selbst entlásst) absolutarnente cierta de sí misma y reposando en sí misma". La trdea no es entonces rnás que reposo infinito. Y como dice el último párrafo de la LóSica Mayor (que por 1o ctrernás tanto insiste sobre el contenido), la ndea "se resuelve a dejar salir de sí lihrernente el momento de su particularidad, o la prirnera determinación del ser otro". Es bastante curioso confrontar estos textos con aquellos que en la Fenomenotro{ia principalrnente (e incluso en las Lógicas) expresan el trabajo profundo, desgarrante, de la fiegatividad infinita, de la subjetividad, de la Libertacl y de la Superación. "En tanto que sujeto, la substancia viviente es pura y simple negatividad, proceso que divide lo simple, desd.obla los términos y los pone en oposición", dice la FenomenoloSia (2'ed., Lasson, págs. 19 y 20). Hegel no prueba que esta apacible exteriorización de la Idea libere existencias contradictorias y no existencias o esencias yuxtapuestas, exteriores simplemente las unas con relación a las otras. Al contrario, acepta la religión, el ctrerecho, el arte, como dorninios distintos. no contradictorios entre ellos o bien con la filosofía, por 1o tanto simplemente yuxtapuestos. La religión tiene un contenido cornún con la filosofía, y
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este contenido está substraído al desarrollo, a la sucesión en el tiempo (Ct. M. de Ia F., XX). El hegelianismo, creyendo aprehender todo el contenido, limita el contenido que acepta, pero lo acepta sin crítica, tal como se presenta y finalmente lo sustrae al devenir dialéctico.
bien pronto abolida. Es una nada actuante, un abismo místico, omnipresente, de donde se desprenden misteriosas cataratas, y en las que vuelven a caer, todas
las fuerzas de la vida y de la substancia. La Negati" vidad es un infinito cruel. Y el hegelianismo s€ convierte en un misticismo subjetivo. Se podrá considerarlo como una construcción del tiernpo interno del Espíritu moviéndose en el presente eterno, o mejor aún, como un ensayo de análisis de la "estrucfura ontológica" de la muerte, según la expresión de Heidegger. El contenido objetivo desaparece. La especulación hegeliana está todavía irnpregnada de pensamiento mágico. Proponiendo la participación mágica en el ser absoluto (concebido como ser y ra' zón), mezcla el esquema rnágico y el esfuerzo en una racionalización profundizada. Es al misrno tiempo una primicia metafísica de la nada. Oscila entre el Objeto y el Sujeto absolutos, entre el Ser y la Nada, entre el saber y el misticismo mágico. El sistema hegeliano, en tanto que tal, suprin'le a ia vez el devenir y ia contradiccién. La contradicción se red.uce a una esencia lógica, a una relación determinable a púori que el espíritu descubre automáticamente en todas las cosas; no es rnás que una aproxirnación de la verdad, relativa a ias posiciones adoptadas por nuestro entendimiento finito. Pierde su objetividad, pues no está ya adherida al movimiento espontáneo y dado del contenido del pensamiento. I{o se trata más de la unidad concreta de contradicciones o específicas, sino de una identidad absoluta -ser etertoda la desde de antemano, propuesta naclanidad. .. La contradicción no se deja destruir por Hegel me-
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En este caso la contradicción dialéctica no existe rnás que para y por el pensamiento individual y finito. Por momentos Ftregel propone el ser absoluto e inmóvil. Saber eterno de sí mismo, identidad objetiva que suprime eternamente toda contradicción. El filósofo participa de este Saber absoluto y extrae de su cabeza el mundo entero; la forma de la identidad engendra el contenido. El sistema se construye como una arquitectura rígida, hecha de triángulos superpuestos y suspendidos por el vértice. Posiblemente entonces I{egel sintió al Ser estrernecerse y desvanecerse; propone una substancia más extraña aún y más ajena que el Ser: la Negatividad. Lo positivo, la determinación, es ya negación y participación (Mitteilung) en la ne, gatividad que es "el alma", el "gozne en el movirniento del concepto", la "potencia formidable" del pensamiento que destruye y supera. La negatividad, negación hipostasiada en tanto que potencia infinita, idéntica a sí misma, recibe entonces una existencia trascendente: es la nada absoluta de la cual lo posi, tivo no es más que una manifestación momentánea
jor que por los lógicos puros. Ella se venga, irónicaL"tti.. Él hegeliarri.*o quiso terminar con el devenir mediente una visión de éste y encerrarlo en ün sose-
gado círcuic. -Qólo es un círculo apacible ilusoriarnente' ür, ,.poro del pensarrrientc¡ en sí rnisrno, una realización áel espíritu. Ét ha querido resolver y sobrepasar todas tras contra.dicciones del mundo; 1a contradicción e incl,¿so la ir¡consecuencia, han permanecido en el interior del sistema. I{egel inmovilizó, eternizándolo, lo rea.l que pretencX.e reconstruir; y es tro real.de su.épouf T"eicer Término rnetafísico torrra en é1 la figura "u, bien conocida y bien poco fiiosófica del Estado prusiano. . . Y no obstante la vida continúa. Los Estades se derrtrrnl:a.n o se transforrnan" E tlniverso tregeliano no es, por 1o tanto, más que el mundo del rnetafísico Heget, nacido cle sr.l arnbicíón especulativa' No es aún el áundo d.e los hornbres, en su realidad dramática' aprerniantes ¿Qué respuesta da a las exigencias, a los i*i..rrog*tes de los individuos comprornetidos, con la vida, que buscan una sencla espiritual, y una salvacíón humana, que vacilan delante de la nada y quisieran luchar .ont"t tra muerte y tener un destino delante c1e eltros? ¿Sostiene f{egel sus prornesas? La FenawrenoloSia dice rnagníficar¡rente: "Eso que parece acontecer iuera de ella (la substancia) y se-r activid,ad dirigida contra ella, es su misrna activiclad". justificado ¡trmprudente lrornesa! Etr rnundo no está de 1o la obra quiero decir, si eJ "rni" obra, -a* q*" de Es' del o n-¡ás va.lioso en mí, de lo humano que hay 60
píritu. Hegel se cornpromete.a mostrarme a mí,
u-n
irornbre-en-el-rnundoi que incluso aquello que experimer-lto es el producto dé tra actividad hurnana y espiritual en mí. Se compromete a justificar el pasado-.y. el presente, y ios probiemas del presente, colno condicio1o ,res cle existencia y de formación de mi libertad' Por se que Idea 1a de tanto, no me reconozco en el drama y se vtlelve "deja llevar" a crear el mundo, se alienta a eÁcontrar en ei sisterna hegeliano. trl hegelianisrno .u *n dogma: exige una ascética, un renunciamiento fá ."piiencia individuat y a los problemas vitales "del indivicluo. Cuand.o 1a F-enomenolofila describe el tcrrmento del ser irrealizadr:, etrlo conmueve etr cotaz6n' Fero las aventuras cósrnicas dei Espíritu están fuera de nosotros. Lo que sufrimos realmente, 1o que nJS in"lpide vivir, to á.t"prrece de rna-nera rnágica y no esiá justificado por virtud del hegelianismo' Nos enfrentamcls con fuerzas hostiles, cofl seres €Xtraños, con tiranías. ¿Son estas fuerzas cpresiva?'- es: tos destinos irnplacubl.u, por designio del Espíritu? y de la opre' ¿Basta ser consciente de la hostilidad o iiór, "..*o tales" para librarse de ellas para coflseflii"t*u? Ei hegelianismo no aporta solución alguna' En tanto que siiterna y clogrna reproduce en el Espíritu más tá ii*lüAt relación ctrel Ámo y del Esciavo' No es que ur] objeto finito. . '
Ysinemhargolaarnbiciónhegelianarnantienesu vigencia, y coiácide con la arnbición filosófica' Una olñ qo.áO abierta' Quizás es posible sobrepasar el hepargetrianismo en su prcpio nombre, y desde dentro' 61
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tiendo de sus propias contradicciones, y conservando lo esencial de su movimiento. Posiblemente se& n€ceesponta' sario aceptar en su inmensidad -natvtaleza, problemáS Dü€' diversas, neidad, acción, culturas tan vos- el "rico'contenido" de la vida. Si éste desborda nuestro pensamiento, si nos es necesario explorarlo y profundizarlo sin poder agotarlo, será necesario también franquearle el pensamiento. La forma a ia cual el pensarniento elevará el contenido será considerada como móvil y perfectible. Este pensamiento aceptará las contradicciones y conflictos del contenido; determinará las superaciones y las soluciones según el movimiento de este contenido, sin infligirle formas a priori y sisternáticas. El devenir será poco a poco retomado en to
El materialisnto histórico
cconomía, del liberalismo al socialismo, del idealismo hegeliano a un materialismo desarrollado. Desde 1844, por razones prácticas, y porque el Estaelo prusiano se le apareció opresivo para los hombres vivientes y reales, IMarx deja de ver en el Estado 'ola actualidad de la Idea ética" (Cf. Hegel, Filosotia del Derecho, parág. 257). La religión y la filosofía no pueden tener el misrno contenido, ya que la filosofía debe ante todo criticar este sólido sostén de las insti. tuciones: la religión oficial. "Toda crítica debe estar precedida de una crítica de la religión" (Ctítica de Ia FilasoÍia del Derecho de Hegel, Lit. lVacftlass, 384). Marx escribirá más tarde que en esta época había comprendido o'que tanto las relaciones jurídicas como las formas del Estado no pueden explicarse por sí mismas ni por el pretendido desarrollo del Espíritu humano, sino que tienen sus raíces en las condiciones de vida material que Hegel .. . agrupa en conjunto bajo el nombre de sociedad civil. . . " Desde este momento, en consecuencia, Marx desarrolló el contenido del hegelianisrno (la teoría concreta de la sociedad civil, del "sistema de las necesidades" y de las relaciones sociales) contra el sistema congelado y contra sus efectos políticos.
Este examen crítico del hegelianismo coincide,
en
sus lineamientos generales y en sus conclusiones, corl el que Marx (en colaboración con Engels) formula entre 1843 y 1859, y que lo conduce al materialismo dialéctico. \Una larga búsqueda científica y política,. condujo á L¡Iarx y Engels de la jurisprudencia a la 62
El Manuscrito económico-tilosótico, escrito por Marx en 18441 considera como esencial la pregunta:
"¿Adónde conduce la lógica hegeliana?" El Manus' crifo responde rnediante una fórmula notable: "La l Traducción parcial en la revista Avafit-Po,ste (Nos' 1y 2, 63
1933).
lógica es la moneda del Espíritu". La lógica no es rrrás q,r" t'n.tu parte de contenido, su aspecto más elaborado y el rnás impersonal, el más rnanejable, el más trabajado por los intercarnbios intelectuales' Subsisten en ias categorías lógicas algunas señaies del contenido y de su rnovimiento, y hasta en esta abstracción se puede reconstruir el rnóvirniento y hallar el contenido; pero la lógica no es sino el valor del hombre, expresado en pensamiento abstracto, stt esencia vuelta indiferente o irreal. Forma, por lo tanto, parte de la "alienación" del hor¡rbre real, puesto que hace abstracción de éste, así corno de la naturaleza y de la vida concreta. ¿Córno se podría deducir de la lógica el rnundo? ¿Y cómo resultaría ella la esencia del pensamiento humano? El origen teórico y fitrosófico del rnaterialismo dialéctico no se encuentra en la Lógica de Hegel, sino en su Fenom,anoloSla. É$ta es para lVfarx la llave d'el sistema hegeliano. Se encuentra en ella el contenido real de la vida humana, el rnovirr¡iento ascendente que va "de la tierra al cielo". Contiene por lo tanto el áspecto positivo del ideatrisrno hegeliano. É{egel resuelve el mund,o en ideas, pero no se contenta con registrar pasivamente los objetos del pensamiento; busca expoñer el acto de su producción (Cf' La ideoloSia alema' Í7a, X,231) de forma tal que da "en el interior de la exposición especulativa" una exposición real que aprelrende la cosa misma (La Sa$tada Familia, L. N ', lI, 305). I{egel considera, según el Manuscrito de L844, "la creación del hombre por sí mismo como un proceso..." Examina la objetivación del hombre en un 64
nrundo de cosas externas y su desobjetivación (su to' esta rna de conciencia de sí) como una superación de rrlienación."Entrevé la esencia del trabajo como acti' viclad creadora y comprende al hombre objetivo -el resultante de esta potencia rirrico hombre real"L*o ('r'eadora. Según la F'enomemolo$ia, la relación d.el lrombre consigo mismo y con la especie humana' la posible más que grar Calización de sí misneo, no es cias a la actividad de la hurnanidad entera, y supone lrr historia entera de la humanidacl' Desgraciadamente, la Fenarmenoloéia comprende el rrral La a.lienación hUmana. En aquello que rcaliza de y objetivos productos mundo d'e los lrornbre creadas por é1- É{egel ve una alienación' lrrs cosas-el lin los objetos y las potencialidades humanas que han
l,r,nado la forma ,r,t.rn" (riqueza, Estado, religión) -que desarraigan al hornbre de sí misrno sometién,i.rü a u** pr"pios prod'uctos -Hegel ve una rcalíza' t'ión del Usploiiu. En efecto, Hegel "teemplaza al hom' la realidad huf )re por la Jonciencia". Reemplazatoda ,,'o.ri" por la Conciencia que se conoce a sí rnisma' :'rl"guf hace del hombre el hombre de la conciencia en t,rgai de hacer de la conciencia la conciencia del hom' l,ri real, viviente en el rnundo real"' Así pues' esta ('onciencia no es más que el Espíritu metafísicamente rlisociado de la Naturlleza, ella misma separada del lrombre y simulada como existencia putamente :xt9r' ;';. bi dspíritu (el Saber o el Sujeto-Objeto absolu" absi;);"J; unidab de estos térrninos, el hombre traspuesta. tracto en la naturaleza metafísicámente OJ
la riqueza, el poder estatal, como esencias d.evenidas extrañas a la naturaleza h.lu.' rnana, no las toma más que en su forma abstracta; son seres áe razón, alienaciones del pensarniento pu' ro. . . FIe aquí pol' qtlé tocla la historia de la alienación y el movimiento inverso no son rnás que la histo' ria de la producción del pensamiento abstracto, del pensarrriento trógico, especulativo. . . " "Cuand<-¡ Hegel estudia
Hegel pone justarnente énfasis en la escisión interna de lo krurnanc¡, en su clesgarrarniento y sus conftrictos reales. Fero "1o que se cla en F{egel para caracteñzat la esencia de esta escisién que debe ser abolida' no es el hecho de que la esencia hurnana se objetive inhtlma' narnente, sino que se objetiva distinguiéndose del pensami.ento abstracto". FIegel considera siempre etr acto' abstracto de postular alguna cosa, de forr'¡rular una afirntación lógica. Lo define corno el originar üná s€' rie ctre produótos abstractos para alejarse luego de las eltros. Fórrnula el problerna de la "apropiacién de objetos en fuerzas esenciales del hombre convertidas y en objetos extraños", pero esta apropiación tt?.** á" r.ráu qo" ..t la autoconciencia, en la abstracción' o'La reivinclicación del mundo objetivo para el hom' bre, el cor¡ocimiento del hecho de que ' ' ' la religión' la riqueza, etc., no son más que la realidad alienada io tanto el caneino hacia la verda' del hbrnbre -por dera realiclad humana- (toman) en Hegel una forma tat que la sensibilidad, la retrigión, el poder del Estado se presentan como esencias espirituales"' No s€ encuentra entonces en la FenotrcnolaSía más que un 66
análisis crítico "er¡mascarado" y n'listificado de esas esencias y rnomentos del espíritu. En realidad, es conaprensihle que un ser vivo y nat''rral posea los objetos il. u.rn desüs y de su ser. Estos objetos no sor] su alienación" For el contrario, é1 está "alien-ado" al no po' dorninado pro' c.ie:i: poseerlsls. Se halla alien'ado si está rrisionalmente por un rnundo 'nextraño" aünQüe rla' rido cXe é1, e igualnr.ente real por consecuencia' En esta alienación el troitrbre perfllanece cl:rnÚ ser reaX y vivo objeclue d*be superar *", áii*tt.-,.ión por una "acción teoría la y tiva". T-a crítica d.e I'a Fonora'renoÍo$ia de hegeliana d,e la allenación se orienta entonces sobre u:r-hurnanisrno positivo, que debe superar y unir el icXealisrno y eX naturalisino o materinlismo' La dialéctica <1e1 ser y 'le la riada en tr{egei es dudosa,afirrrratambiénel-Manusctito.E|conocimiento velifica la nada del objeto; es justan"lente eso lo que une la teoría d.iaiéctica y la de la alie¡ración' El obcle conocer: es su alienación. jeto 'nt es idéntico al acto .bj.to es un espejisrno, tlna apariencia del conocirni.ento que se op"*u a sí rn.isrna y en consecuencia se oj"". a ia t ada. En tanto que relación con el objeto' eiia está fuera de sí, aunque perrnanece corno sí misÁa: es.tá n,alienacla"- La te<¡ría positiva d"e ia alienación humana no puede sino rechazar esta dialéctica del ser y de la nada. En Fnegel etr pensamiento se da para toda la vida er:.tera. gl homUre, atravesando y superando *11 sg otro pretende reencontrarse en el Espíritu pi-lro' ¡Etr pensámiento r¡uelve a hallarse a sí rnismo en la locura 67
en tanto que locura! La vida "alienada" es reconocida como vida verdadera: en la religión, en el derecho y la vida política, en la filosofía, por fin. "Conocer y vivir, es postularse, afirmarse en contradicción con uno misrno, en contradicción con el conocimiento y la esencia del objeto". tr a negación hegeliana de la negación no es entonces la afirmación de la esenci.a verdadera del hombre por la negación de su esencia imaginaria. Suprime, por el contrario, esta esencia concreta y trans. forma en sujeto la falsa objetividad, la abstracción: el pensarniento puro, el saber "absoluto" sin objeto. En la superación hegeliana, las determinaciones eli. rninadas permanecen en tanto que rnornentos inmóviles del movimiento total: derecho y propiedad privada, Estado, religión, etc. "Su esencia rnóvil no se manifiesta más que filosóficamente". Un sirnple pensamiento puede ser sobrepasado por un pensamiento
puro. La Fenomenolasia "deja subsistir los fundarnentos materiales, sensibles, diferentes formas alienadas de la conciencia"; describe la relación del Arno y del Esciavo, pero la esclavitud real subsiste y la libertad hegeliana no es más que espiritual. Describe la conciencia infeliz y expresa el sufrimiento espiritual del mundo rnoderno, pero no quiere ponerle fin más que por y en la filosofía. Todo ser, todo hombre, toma así una segr-lnda existencia, la existencia filosófica, la única real y verdadera para Hegel. El hombre existe filosóficamente; su existencia religiosa, política, etc., es en realidad religioso-filosófica, político-filosófica, etcétera. Por eso no es religioso sino en tanto que filó68
sofo de la religión. Hegel niega la religiosidad real" pero la afirrna y la restablece en seguida como "alegoría de la existencia filosófica". Por consecuencia, "esta superación ideal deja su objeto intacto en realidad". Hegel se opone a lo inmediato no filosófico; luego acepta fiiosóficarnente la realidad inmediata. El Manusctito econórnico-filosóÍico rechaza la 16gica dialéctica para aceptar la teoría de la alienación, modificándola profundamente. Esta posición se precisa en el curso de los años 1845 y 1846, durante los cuales Marx y Engels confrontan con la filosofía de Feuer-
bach el humanismo al cual ellos fueron conducidos por su propia experiencia y por su crítica detr hegelianisrno. El estudio del desarrollo del pensamiento marxista no nos rnuestra un ooperíocJo feuerbachiano", sino una integración y al misrno tiernpo una crítica continua del pensamiento de Feuerbach. I-os jóvenes hegelianos de izquierda que buscaban supef,ar a Hegel dependían demasiado directarnente cl.e él para emprender una "crítica extensa" del hegelianisrno. Tornaban de é1 fragmentos, categorías aisla. clas, corno por ejernplo la autoconciencia (Cf.. Ideolo. gí:; Atremana, págs. 8 a 10). Estos jóvenes hegelianos liicieron una seudocrítica de la religión, quisieron terminar como intérpretes de la teologia (1. 4., pág.215) y se contentaron con cambiar los nombres de las cosas y de las categorías, colocando al Hombre en general, o a 1o Unico, o & la Conciencia, en lugar de la o'substancia" y de la 'osubjetividad" de Hegel. Consideraron religiosan'lente estas categorías. En lugar de 69
analizar las representaciones religiosas, "canonizaron" el rnundo daclo. No quisieron, en consecuencia, cambiar rnás que la conciencia, justificando de otro modo 1o existente, es decir, aceptándolo por medio de <¡tra interpretación. "Comparado con Hegel, F euerbach es bastante po. bre, escribirá l\{arx en 1865 (artículo del Soziai-demokrat sobre Proudhon), y sin embargo hizo época". Entre los jóvenes hegelianos, luego de Marx y Engels, sólo Feuerbach, en efecto, ha cumplido una obra seria. A la embúaguez especulativa de F{egel, opuso una "filosofía sobria" estableciendo o'los grandes principios de toda crítica de la especulación kregeliana y por lo tanto de toda metafísica" (Lu Sa¿irada Familia, II, 249). El pensamiento feuerbachiano ha reducido a la nacla tra dialéctica conceptual, "esta guerra de los dioses que sólo conocen los filósofos". Feuerbach puso al ho¡nbre en prirner plano. Criticó por 1o tanto a Hegel como hegeliano. Hegel es contradictorio: si el espíritu se vuelve naturaleza, la materia se vuelve espírito (Cf. PhiI. der Zukunft, páe. 5 y La SaSrada Familia, II, 150). Es necesario, en nombre del hegelianisrno, devolver la realidad y la verdad a la natura. leza.
ta gran "pf,aeza" de Feuerbach, había ya afirmado Iyfarx em el Manuscrito de 1844, consiste en:
I) Probó que la filosbfía no es más que la religión sistematizada lógicamente. Debe ser condenada, lo misnao que la religión, en tanto que forma de aliena-
r:i6n hurnana. Hegel parte de la alienación, la niega por
la filosofía, luego la restablece en la Idea especulativa' La especulación en sí misma debe ser superada'
II)
Fundó el materialismo verdadero haciendo de la reiación del hombre con el hombre el principio funrlarnental de toda teoría. III) Opuso a la negación hegeliana de la negación, ,rue declara ser lo positivo absoluto, lo positivo fun' tiado positivamente sobre sí mismo: la naturaleza, el lrombre viviente, sujeto y objeto sensibles. Sin embargo, esta d<¡ctrina es aún limitada' Reduce rl hornbre al individuo biológico, aislado, pasivo, por lo tanto una vez más a una abstracción. Este "hom' l¡re" feuerbachiano no es todavía rnás que el individuo burgués y típicarnente alemán (Id. Alem', pág' 32)' lieuirbach désdeña aquello que en el hombre es acti' viclad, comunidad, cooperación, relación de los indivitJuos con la especie humana, es decir, el hombre práctico, histórico y sociai. Deja entonces de lado lo con' creto humano verdadero, ya que "el ser humano, el srer del hombre, es un conjunto de relaciones sociales" (Tesis VI sobre Feuerbach ' Id. Alem', págs. 31 y sigs')' El humanismo de Fer-lerbach se funda entonces so' bre un rnito: Ia naturaleza pura. La naturaleza y el objeto le parecen "dados de toda eternidad"' en una ¿irrnonía Áisteriosa con el hombre, armonía que sólo percibe el filósofo. Bl objeto es propuesto como objeto t-i* intoi.ión, no como producto de la actividad social o praxis. ta naturaleza de Feuerbach es la de ia selva
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virgen, o la de un atolón recientemente ernergido en el Pacífico. Su materialismo es por lo tanto inferior al idealismo hegeliano por un aspecto esencial: el idealisrno partía de la actividad; de modo unilateral pero real, trataba de elucidar y de elaborar esta actividad. Hegel vio que el hombre no está dado biológicamente" pero se produce en la historia y por la vida social, se crea a sí misn-lo mediante un proceso (Manuscrito de 1844). El materialismo de Feuerbach permanece unilateral y contradictorio. La actividad hurnana, en la rne. dida en que la examina, es para él teórica y abstracta. El hombre es considerado corno objeto sensible, no como actividad sensible, y su sensibilidad no aparece más que como potencia produc.tiva. Fetrerbach no rornpió entonces con esta escolástica filosófica que coloca fuera de la práctica el problerna de la existencia de las cosas y del valor del pensamiento (Cf. Tesrs I, II, XV). En este rnaterialisrno inspirado en el del siglo xvlIl, el pensamiento, las necesidades, las ideas, los individuos son explicados por la educación; de donde ello no explica nada, ya que los educadores mismos tienen a su vez necesidad de ser educados (Ct. ?esis III). F'euerbach muestra que la religién es una alienación del mundo profano o laico. ¿Fero de dónde surge que este mundo profano se haya así desdoblado y proyectado en las nubes? Es necesario que sea por sí mismo dividido, escindido, inconsciente de sí. Feuerbach no explica la alienación históricamente, partiendo de la
vida de la especie humana. El sentimiento religioso es: para él sólo una especie de error fijo, fatal, del individuo aislado, separado de la especie. I{o ve en el sentimiento religioso un producto social determinado. Su hurnanismo se iimita entonces a la contemplación de individuos aislados en la sociedad contemporánea. De donde esta sociedacl no es ella rnisrna más que una forma de alienación que se trata de superar. Es necesario transformar el rnundo, en lugar de variar las in-
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terpretaciones. Feuerbach, es cierto, se presenta como n'hombre de comunidad"; ¿pero qué sentido práctico puede tener esta fórmula? (Id. Al,ern., pág. 231). Busca demostrar que los hornbres han tenid"o siempre necesidad,los unos de los otros; por 1o tanto, quiere solamente producir "una conciencia correcta de un hecho inexistente". En lo humano no ve rrás que relaciones espontáneas y afectivas, sin aprehender jamás el mundo social "como actividad total, viva, de los individuos que la constituyen" (páe. 34). Feuerbach idealiza el amor y la arnistad, ¡como si la religiosidad les agregara algo! Los coloca en lo ideal y en el futuro, fuera de 1o real. No se eleva por encima de una concepción abstracta del hornbre, de la alienación humana, de la superación de la alienación. Y sin embargo'ndel hecho de que Feuerbach mü€stra en el rnundo religioso una proyección ilusoria del rntrndo terrestre, de ese hecho se propone a la mente alernana la cuestión no resuelta por él: ¿cómo los hombres se introducen esas ilusiones en la cabeza? Este
teóricos alemapara problema franquea -los -incluso del materialista nes- el camino -(lá. tracia o"* "o'i""pción de tratar de lugar ercÁ., páE'215). E'n *""ao; elser ;;;;*"d'er o de constiuir sin presuposiciones o los seres, esta concepción observa "las presuposlclo' es verda' nes materiales como üles"' Por esta tazón' deramente - p" hecho,crítica. los individuos reales, sus acciones' sus dadas y condiciones de existencia -las que les son empíricarngnte" aquellas que crean- son observables modo de vida un es vida la d'e El;;a" áe prodo.ción como produtal son de los individuos. Los individuos la vida; es cen su vida. "La conciencia no deterneina AIem" (Id' ia-vida la que determina la conciencia" pag. fS). Es necesario partir del hornbre activo real se y representar a partir áel proceso vital real (que y reso' reflexiones continúa y reproduce cada día) las nancias ideológicas de este proceso' ---F"r^ rlec€' que el hombre arribe a la conciencia' son o presuposicio' sarias por lo menos cuatro condiciones b) la subsistencia; d'e ;;a"i la producción de medios una vez satisfecha oroducción de necesidades nuevas, su instrumento' i;-;J;;; necesidad v adquirido va y separa iá á"" constituye "el primer hecho histórico" de. al hombre de ia animalidad; c) la otg'anización -la cooperación la d) familia; la de Je.ir, es reproducción, práctica del trabajo cle los individuos, la orguttizaciln 17 v sigs')' ;;"i;i iCr. ¡¿. Aie'm', p?gs: "? "?i"l:ll'l un prod'ut-t:::11: principio el es por io tanto desde p"t*anece. Al comienzo,la conciencia no es mas y
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t¡ue "conciencia de rebaño"o animal y biológict' 59[uidamente, se vuelve real, eficiente, especialmente ,j.rr, la división del trabajo. Sin embargo, desde el mornento en que hay división del trabajo material y espara ella mis¡rirituai --desde que la conciencia existe que Ia con' i,lu- puede ima[inarse que es otra cosa pro' sus vista de Pierde .'ienciá de la praxis existente. individuo del ¡rias condicio|es. La reflexión naciente consciente quiebra la totalidad social, en el momento y se ampli' l)reciso en que esta totanidad se desarrolla toda actrabajo del división la en f i.", p"ro añí donde Por parcelaria' tivláád no es más qr¡e una actividad la¡1o$y9" ,rtoá p"rte, la división del trabajo atribuye
t.iónyelconsumoaindividuosdiferentes...División rlel tiabajo y propiedad son expresiones idénticas"' La comuniclád entra en conflicto con los individuos' liinaimente, "la potencia propia del hombre se vuelve lo subyuga' en una potencia extraña que se ie
-opone, tugai de ser d'ominada por él'0. Cada uno está constreiiiáo a su esfera, prisionero de su actividad, sometido de a un conjunto que no comprende"' Esta cosificación pouna en producto la activiáad social y de nuestro tencia que escapa á nuestro control, I'ue decepciona nuestras esperanzas y reduce a la nada nuestros cálcu-
los,esuno^delosmomentosprincipalesdeldesarroito. Es la alienación real del hornbre real' Toma especialmente la forma de la esclavitud, de los conflictos o'comurticntre ciases, en el Estado. El Estado es una riad ilusoria", pero sobre la base de conexiones existentes: interviáne en los conflictos corno árbitro, pre75
sentándose en nombre del intelés general, en tanto que representa los intereses del grupo social que de* tenta el poder político. Esta alienación del hombre puede ser superada, pero solamente en condiciones prácticas. Es necesario que se vuelva- "insoportable", oponiendo "la masa desposeída a un mundo existente de riquezas y de cultura", lo que supone un alto grado de desarrollo de la potencialidad hurnana. Sin ello la abolición de la alienación no podría rnás que universalizar la privación, en lugar de universalizar la riqueza, la abundancia y el poder. La ldeologia Alemana indica por lo tanto las tesis fundamentales del materialisrno histórico. IWotivado por el examen filosófico del problerna de la alienación, apremiado por el esfuerzo por profundizar y concretar el humanisrno, el rnaterialismo histórico se integra y supera la filosofía de Feuerbach. Torna su punto de partida en la más filosófica de las teorías hegelianas: en la teoría de la alienación. Se integra con esta teoría, transformándola profundamente. La creación de! hombre por sí mismo es un proceso; lo hurnano atraviesa y sobrepasa momentos inhumanos, períodos históricos que son "lo otro" de lo humano. Pero es etr hombre práctico quien se crea así. Hegel había expresado, transponiéndola, la esencia del proceso histórico. Feuerbach había indicado el sujeto real de este proceso, pero reduciendo singularmente el alcance y la arnplitud de la teoría hegeliana. El materialisrno histórico, claramente expresado en La ldeoloSia Al,ema^
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consigue la unidad del idealismo y del rnaterialisprese;tido y anunciado por el Manuscrito de 1844' i^u ,r" forrnado, el materialismo histórico se vuel' vc contra ia filosofía en la cual se originó: contra el lrt:gelianismo, contra la filosofía de Feuerbach y con' rr¿ila filosofía en general. La actitud filosófica €S cof]. tcmplativa. Consecuencia lejana de la división del tral,^ió, esta actitud es una actividad mutilada, unilate' ,,ri. Po. ie qqnto la filosofía llega precisamente a la ,'oncitlsión de que la verdad se encuentra en la totalirl¿rcl" Se condena por ello, al no poder ser la actividad riLrprema, eficaz, total. Lo verdadero es lo concreto' l,as abstracciones filosóficas carecen de eficiencia" No o'tnás allá" espiritual' t'xiste 1o absoluto inmévil, el phitrosaphia son tau' f ,as proposiciones de la petennis rotogías, o bien no reciben un sentido definido más ,1o" pot un contenido histórico y empírico' "Elevarse pura es ¡r.,r éncima de1 rnundo rnediante la reftrexión ('[d' reflexión" la t'n realidad permanecer encerrado en corlcr€Aleffr., pág. 238). La universalidad verdadera, ta, está fundada en tra praxis. El materialisrno trata de la que tenía r estituir al pensarniento su forrna activa, y del trabajo, antes de la separación de la conciencia cuando se haúaba directarnente ligado a la práctica' tri acto que propone el pensarniento humano y separa al hombie del animal y de la naturaleza flue un acto plenamente creador, si bien logró la escisión interna áe la realidad humana. Se trata de reencontrar' a un nivel superior, esta potencialidad creadora total' El materialismo histórico realiza la filosofía, superándola.
rr,'r, rf
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T-oma la decisión
*filosófica en supremo grado.-- de
pr:r las ilusiones de cada época y de crear una dcctrina realmente universal" Lá triple e,',igeircia de la filcsofía (eficacia, verdad, universálidnd dei pensarniento) no puede ser llevacla a cabo en ei pianc' de la filcsofía. Es necesario superar la esf¡eculación. "ta filosofía irrdeper¡diente piercle su rneclio cle existencia { Ei xi s ie nzmerÍ.ium) cur¿neJc¡ L}no se representa lo real" Er¡ su lugar nei puede efierecer rnírs que un resunlen c1e lcs resultaetros más ge.neratres del estudio el.el cies*rrollo histól'ico" (fcf. Alerm., pág. l6). ,,trls necesaiio cÍejs.r Ia filosofia de lado y ¡lcnnrse corno un l"lo;:¿lt;re ordinario al estudio cje la realidad, para la cual existen materiales inrnenscs que natLxralmente perfilanecen ignorados por lcs filósofc¡s',. Las filosofías son "id.eol6eicas", es Cecir, transT:osiciclnes cje lo real" teoríe.s ineficaces y unil*,.era1es, :nconscientes dr) strs conciiciories v de su contenido, presentaricio siernpre ios interr:ses particulares ccrno universales y sirviénr:.o cie;iarse engañar
dose de at¡stracciones "co,qificad.as". ta cc,ncepcién materlaXista eie Ia trristoria o,consiste,
partieildo de la produr:ción rnaterial de la vida inmediata, en desarrollar el proceso real, en concebir la forrna de las reiaciones ligarlas con el modo ctre proriucción y creadas por ói (ia sociedaci civil en sus diferentes gracics) cofilc) t¡ase de la histc;ria; en e:ipresarla en s!.1 acción conlo FJstaclo; en explicar a partir de ella los productos y forrnas de la conciencia, la religión, la filcsofía, la rnoral, etc.. . . El medio forma a los hornbres y ios hor¡rbres folrnar¡ el rnedio. Esta suma de tao
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fuerzas productivas, de capitales, de relaciones sociales, que tod.o individuo y tocla generación encuentra coffro dada, es el fundamento reai de lo que los filósofos se han imaginado como <
> y r.>; este fundamento no está ctrel todo perturbado. . . p{)r el hecho de que esc¡s filósofos se vuelvan contra él er¡ tanto que <> o <<única>>" (nri. Alern., pág.27). f-a ideolag|a alernana contiene tarnbién una teoría cletr individ.uo concreto, dirigida contra ei individuao'para emlisrno abstracto rle Stirner. La alienación' pXear un tórmino cornprensibtre para los filósofos", no eu pato Rl[arx y Engels una nnción metefí$ica. La atrienación del hornbre, en general, no es rnás que una abstracción. "L,os filósofos se representaron, como ur"l ideal, bajo el nombre del Flornbre, al individuo que no está sometido a ia división del trabajo". Expresaron abstractarr"lente la contradicción entre tra condiclén humana real y las necesidades de los hombres (páe;. 408). El proceso histórico ¡r social que va de la anima' li
que en la vida de la especie humana, en la vida específicamente humana, es decir, en la comunidad. Les es necesario trroy "subyugar" prácticarnente las potencialidacles alienadas y "cosificadas", de tal forma que sean reintegradas al cuerpo social y a la vida de los individuos unidos libremente en la comunidad. Les €s D€cesario especialmente superar la división entre la vida
puramente individual del individuo (su vida ,,priva. dr") y la parte de su ser: que está subordinada a la vida social, a la especializaci1n, al grupo del cual forma parte (clase), a la lucha que libra contra los otros individuos (concurrencia). Ftrasta aquí, en las sociedades divididas en clases los intereses personales se desarrollan a pesar de las personas, en "intereses c1e clase, que adquieren inclependencia frente a persorlas individuales, y en esta autonornía toman la forma de intereses generales y en tal concepto entran en conflicto con los individuos reales" (pág. 226>. Estos intereses se apa. recen a los individuos como superiores a su individualidad. En este cuadro, las actividades personales no pueden rnás que alienarse, solidificarse, o cosificarse (sich versachlichen) en cornportarnientos automáticos, exteriores a las personas. Se diría que existe en los individuos una potencia externa y accidental con relación a ellos, una serie de potencialidades sociales ,,que deterrninan a los individuos, los dominan y se les aparecen como sagradas". Son las costumbres, los comportarnientos que el individuo cree ser, todo cuanto hay de más profundo en él y que le viene de su clase. Stirner no comprendió que el interés general y el
proceso histérico y ia alienainterés "privado" -el ción actual del individuo- son dos aspectos del mismo desarrollo. Su oposición es sólo rnomentán€&, r€lativa a condiciones sociatres determinadas: la división cie la sociedad en clases. Uno de esos aspectos es pro' clucido, combatido y reproducido sin cesar por el otro' Es necesario sobrepasar esta fase de la historia, no en Lrna unidad a la manera de F{egel, "sino en la destruc' ción materialmente condicionada de un modo de exis' tencia histórica de los individuos" (pt. 227 -228) ' El individuo aislado, el Unico de Stirner,, es una abs" tracción, como el Hornbre en general. Pero el indivi' duo completaneente desarrollado, de acuerdo con la vida de lá especie y el contenido específico de la vida individuo libre en la comunidad librehurnana -el no es una abstracción. Este individuo concreto y completo es el instante supreüro del pensarniento, la finalidad última de la actividad. El individuo abstracto arriba a un resultado para' clójico. "El egoísmo de conformidad consigo misrno transforrna a cada hornbre en un Estado policial secreto. El espía Reflexión vigila cada rnovimiento del espíritu y del cuerpo. Toda acción, todo pensarniento, toáa rnanifestación vital se vuelve rnotivo de reflexión, es decir, cie acción policial. El egoísrno de acuerdo consigo misrno consiste en erle desgarrarniento del hom' t¡re dividido entre el instinto natural y la reflexión (¡:lebe interior, criatura y policía interna, creador) ' " " (p. 2a0). Bs así que et egoísrno burgués o pequeño' 81
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burgués intercaia entre sí mismo y toda cosa, todo deseo, todo ser viviente, los cálculos de intereses. Las necesidades humanas son plásticas, y se multi* plican, lo que contituye un progreso esencial. Vivimos en un medio natural y social que nos permite. una actividad y una satisfacción "multilaterales". Es por lo tanto absurdo creer que se pueda rcalizar la. vida individual bajo la forma de una pasión única, sin satisfacer al individuo por completo. Tal pasión torna precisamente un carácter aislado y abstracto, "alienado"; "se rnanifiesta frente a mí mismo como una potencia extraña... Su taz6n no se encuentra en la conciencia, sino en el ser. .. en el desarrollo empírico y vital del individuo" (p. 242). El individuo así mutilado se desarrolla absurdamente. Por ejemplo, el pensarniento se vuelve su pasión; se compromete en una monótona reflexién sobre sí mismo que lo lleva. a declarar que su pensamiento es su pensarniento; sin embargo, ello es falso en tanto que explicación del pensarniento, pero verdadero en exceso en lo que concierne al individuo: su pensamiento no es otra cosa que su pensamiento. "Bn aquel cuya vida encierra un largo círculo de actividades diversas y de relaciones, prácticas con el mundo, que lleva una vida multilateral, el pensamiento tiene el mismo carácter de uni. versalidad que las otras manifestaciones. Este indivi. duo no se fija corno pensamiento abstracto y no tiene necesidad de giros complicados de la reflexión para pasar del pensamiento a cualquier otra rnanifestación vital". Por lo contrario, en un pedagogo o en un escri,
tor "cuya actividad se limita por una parte a un trabajo penoso, por otra parte al goce del pensamien. to. . . y en quien las relaciones con el mundo se reducen al rnínimo como consecuencia de una condición miserable, es inevitable que si experimenta todavía la necesidad de pensar, su pensamiento sea tan abstracto como él mismo y como su vida; se convertirá en una potencialidacL fija, cuya puesta en movimiento le sun-linistrará la posibilidad de una salvación y un regocijo mornentáneo". La alienacién rnás exactamente la "cosifica-o gió¡"- de las actividades humanas es por lo tanto un hecho social, y tarnbién un hecho interior, contempo. ráneo precisamente de la forrnación de la vida interior y "privada" del individuo. Una psicología de la aliecracién es posible. Somos individuos alienados. Todos nuestros deseos tienen un carácter brutal, unilateral, irregnlar. Aparecen sólo por azat, raramente, y sólo cu.and<¡ son estimulados por la necesidad fisiológica elernental. Y. se exteriorizan brutalmente, superando ¿r otros deseos, dominando al pensamiento mismo. El individuo puede, incl.uso, tomar por su "vocación" una ectividad rnutilada y unilateral. Es así completamente engañado y despojado. Él está "aplastado por el azat". Hasta aquí uno llama libertad a la simple posibilidad Ce aprovechar ctre la sr-lerte. Si bien la acción contra este estado de cosas puede aparecer a ciertos individuos como una vocación y una exigencia moral, esta acción no puede ser puramente rnoral. Se trata de esperar una nueva etapa de la civi-
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En el Manuscrito de 1844, en La ideología alemanao y en todas las obras de esta época, la Lógica de Hegel está tratada con el n'¡ás grande desprecio. lMarx y Engels atacan sin mirarnientos esta "historia esotérica del espíritu abstracts" a los homb,res rea. -s¡¡f¡¿ño les-, de la cual el filósofo es el elegido y la filosofía el órgano. Partiendo de la lógica hegeliana, el hijo engendra al padre, el espíritu a la naturaleza, el con. cepto a la cosa, el resultado al principio (Cf. La Saprada Familia, ÍT, 27 8).
Misetia de la Filosoiia (1846-47> contiene textos particuiarrnente ciuros para este método hegeliano, que reduce n'por abstracción y por análisis, todas las cosas atr estado de categoría lógica". IJna cosa sc vuelve un cuerpo, luego espacio, luego cantidad pura. "lUno no ti,ene rnás que hacer abstracción de todo carácter distintivo de los diferentes movimientos para llegar a un movimiento". trJno se irnagina entonces encontrar en esta fórmula lógica del rnovimiento el método absoluto que explica a la vez el rnovirniento y las cosas. "En tazón de estar todas las cosas reducidas a una categoría lógica, y todo movimiento, todo acto de producción al método, se sigue de ello gue todo con. junto de productos y de producción, de objetos y de rnovirr¡iento, se reduce a una metafísica aplicada". El n'rétodo hegeliano suprirne pura y simplemente el contenido, reabsorbiéndolo en la forma abstracta, en el Espíritu y la Razón pura. ¿Qué es entonces este rné, todo absoluto? La abstracción del movimiento... la fórrnula purarnente lógica del movirniento o el movirniento de la razón pura. ¿En qué consiste el movirniento de la taz6n pura? En plantearse, en oponerse, en componerse, en formularse corno tesis, antítesis, o ¡nejor aún en afirmarse, negarse, negar su negación", El movirniento diaiéctico (el desdoblarniento de todo pensamiento en pensamientos contradictorios, en po. sitivo y negativo, en sí o no, y tra fusión de estos pen. sarnientos) hace nacer grupos, series de pensamientos, en consecuencia, el método entero de l{egel. "Aplicad este método a las categorías de ia economía política,
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lizaclón y de la cultura, de obtener las -cambiando condiciones de existencia- un despliegue de las vir. tualidades humanas. Se trata de una nu.eva oocreación de poderío" (p.284). La revuelta moral (stirneriana) contra lo existente, lo social y lo "sagrado" bajo todas sus formas, no es más que una canonizaci1n del vago descontento de los pequeños burgueses (p. 287). Sólo el proletariado moderno que experimenta hasta sus últimas consecuencias la privación, la alienación y la cosificación, puede querer prácticarnente (es decir, en el plano de la práctica social, política) la superación de la alienación. El sentido de la vida reside en el pleno desarrollo de las virtualidades humanas. Ir[o es la naturaleza, sino el carácter contradictorio, el carácter de clase de las relaciones sociales, lo que lirnita esas posibilidades y las pataliza.
El
rnaterialisrno dialéctico
tendréis la lógica y la metafísica de la economía polí_ tica; en otros términos, tendréis las categorías ec-onó_ micas conocidas de todo el mundo, traducidas en Lln Ienguaje poco conociclo',, lo que les da el aire de bro. tar frescamente de la cabeza del pensador, y de €flcá. denarse y engendrarse por el solá rnovimiento dialéctico. Así, para FIegel, todo lo que sucedió, toda la filosofía de la historia "no es más que la historia de la filosofía, y de su misma filosofía". Ér cree construir el
mundo en el rnovimiento de su pensamiento, en tanto que no hace más que sistern atizar y ordenar con su método abstracto pensarnientos quá todo el rnundo tiene en su rnente (Miseúa de la Filosatía" II" la observación)
La dialéctica tregeliana parece entonces irremediablemente condenactra. Las primeras exposiciones sobre ternas económicos de Marx (y en especial l\diseúa de la Filosotia) se presenta", como empiricas. La teoría de las contradicciones sociales en el 4Wanitiesto de 1848 está rnás bien inspirada en el humanisrno y la -q,ru "alienación", en el sentido materialista del térrnirr", en la lógica hegeliana. La división de la sociedad -en clases desigualdad social- sólo puede ser abolida por -la aquellos cuya "privacién', rnaterial y espiritual es tan profunda que no tienen nada que perder. En esta época, por lo tanto, el materialismo dialéctico aún existe. Uno de sus elementos esenciales, la dialéctica, ha sido expresamente rechazado. Sólo ha sido formulado el materialismo histórico, cuyo elemento económico, invocado como solución del pro86
blerna humano, transforma y supera a la filosofía. En su esfuerzo por aprehendei el contenido _históri. co, social, económico, hurnano y práctico_ Marx V Engels elirninaron el método toimat. El movimiento de este contenido implica cierta dialéctica: oposición de las clases, de la propiedad y de la privación, süp€. ración-de esta oposición. pero esta áialéctica'ya-no está adherida a una estructura der devenir exorásable en conceptos. Está concebida como dada práctica" rnente y verificada empíricamente. En la misrna época, la teoría económica de 1Marx no está_ por elabor"¿", V rnenos aún siste, "o-pleto matizada. Sólo han aparecido exiosiciones fragmen, tarias y polérnicas. tas categoríás económical son, para lMarx, el resultado de una cornprobación empi, rica. Permanecen separadas unas dé otras, todavía rnai determinadas (Miseria de la Filosotia confunde el trabajo y la fuerza de trabajo). La teoría de la plusvalía, de la superproducción y d. t". crisis (con sus consecuencias políticas) será elaborada sólo des. pués de las crisis económicas de trg4g y 1g75. Será necesario esperar el año 1g5g descubrir la prirnera rnención no peyorativa de táiara diatéctic a he, geliana. "Ffe hecho irnpoitantes descubrimientos, es. cribe lWarx a Engels el 14 de enero de 1g5g. He tirado por la borda toda la teoría del beneficio tal como exis, tía hasta ahora. En el método de elaboración tuve mu. cha suerte porque accidentalmente (Ffeiligráttr-án, contró algunos volúmenes de Hegel que hablan perte. necido a Bakunin y me tós envió corno regaló) he 87
vuelto a hojear la Ló$ica de lIegel. Cuando llegr-le el tiempo de volver a ocuparme de estos trabajos, tendré gran deseo de hacer accesible al sentido común en dos ó tr.* páginas irnpresas el elemento racional del rné' todo déscubierto y al mismo tiempo mistificado por I{egel". El ln de febrero de 1858, Marx señala a Engels las pretensiones hegelianas de Lasalle. 'nAprenáerá a sus expensas que no es lo rnismo conducir a una ciencia hasta el punto en que pueda ser expuesta dialécticamente, que aplicar un sistema abstracto y construido en su totalidad mediante la lógica". Resr.llta de esta correspondencia que el método dia' léctico fi¡e reencontrado y rehabilitado por Marx, luego de sus trabajos preparatorios para la Ctitica de la Écanornia Potítica y EI Capital.I-a elaboración de las
categorías económicas y de sus conexiones internas ha superado al ernpirisrno, alcanzando el nivei del rigor científico, y tomado ahora la forma dialéctica. Un importante artículo de Engels (aparecido en 186-4 en el Piebfo de Bruselas) sobre la Conttibución a Ia Cútica de Ia Economía PoÍítica, indica con precisión los dos elementos del pensamiento marxista plenarnente desarrollado. La concepción materialista de la historia afirn'la que tras condiciones de existencia de los hornbres deterrninan su conciencia y que "a una cierta etapa de su desarrollo las fuerzas productivas materiaies entran en conflicto con las relaciones de producción existentes. . . De formas de desarrollo de
las fuerzas productivas que eran hasta ahora, esas relaciones de propiedad se transforman en obstácu8B
los. . . una forrna social no desaparece jamás antes de que sean desarrolladas todas las fuerzas productivas que puede contener; y no es substituida por relacio.res superiores de producción hasta que las condiciones de existencia de éstas relaciones no hayan sido incubad.as en el seno de la vieja sociedad. Es por ello que la humanidad sólo se plantea problemas que puede resolver. . . " (Textos dél prefacio a la Conttibución, recordados por Engels en el artículo mencionado)' El otro eiérr¡ento del pensamiento marxista ha sido, prosigue Engels, la diaiéctica hegeliana' Ella responC"ía "á trn problema que, en sí, no tiene nada que ver con la economía poiítica", a saber, el problerna d91rn9todo, en general. trl método hegeliano era inutilizab\e bajo su fot-. especulativa. Fartía de la idea" y se trátaba de partir áe hechos. Sin embargo, de todo el material lóg1co existente, era elílnico elemento valioso. Incl*so bajo su forrna idealista, el desarrollo de las ideas era paralelo al desarrotrlo de la historia. "si las verdaderas relaciones de las cosas estaban invertidas y puestas de cabeza abajo, su contenido no dejaba poi ello de influir en filosofía. . . Flegel fue el primero iou *" esforzó por mostrar en la historia un desarrollo, una ley interná. . . IVtrarx fue el único capaz de sacar partidá de la Lógica de Hegel. . ., de restablecer el *étodo dialéctico -clesembarazado de su envoltura idealista- en la forrna simple mediante la cual se convierte en el modo preciso de desarrollo de las ideas. Consideramos la elaboración del método en que se basa la crítica de Marx de la economía política, como 89
un resultado que cede apenas en importancia a la con, cepción materialista fundamental". El método dialéc. tico ha venido, pues, a agf,egarse al rnaterialismo histórico y al análisis del contenido económico, cuando éste estuvo lo suficientemente desarrollado para permitir y para exigir una expresión científica rigurosa. Eiaborado por primera vez bajo la forma idealista, en tanto que actividad del espíritu que toma conciencia del contenido y del devenir histórico; elaborado de nuevo partiendo de d.eterminaciones económicas, eI método dialéctico pierde la forrna idealista y abstrac. ta sin desaparecer. Por el contrario, se torna más coherente al unirse a un materialismo profundizad,o. Idealisrno y materialismo están no solarnente reunidos, sino transformados y superados en el rna-terialisrno diaiéctico. "Este rnétodo parte de las relaciones fundamentales más sirnples que reencontrarnos, de hecho, históricamente. es decir, las relaciones económicas" (art. cit.). Este texto responde por anticipado a ciertos marxistas simplistas" así corno a la rnayor parte de los críticos del r'¡-rarxismo: las relaciones económicas no son ias únicas relaciones; son las rnás simples, las que uno descubre como "morrientos" de las relaciones complejas. Según la interpretación corriente, el rnaterialismo dialéctico considera las ideas, las instituciones, las culturas conciencia- conlo una construcción superfi. -la cial y sin relieve sobre una substancia económica, la única sólida. El verdadero materialismo es completa-rnente diferente. Determina las relaciones prácticas
inherentes a toda existencia humana organizada y las cstudia en tanto que condiciones concretas de existen' cia de estilos de vida, de culturas. Las relaciones, momentos y categorías simptes están implicados -histórica y metodológicamente- en las determinaciones rnás ricas y complejas, pero no las agotan. El contenido dado es siempre una totalidad concreta. Este contenido complejo de la vida y de la conciencia es la verdaCera realictrad que se trata de lograr y de elucidar. El materialismo diaiéctico rlo es un economismo' Analiza las relaciones y ltrego las integra en el movimiento total. "El solo hecho de que sean relaciones impiica la existencia de dos eletnentos presentes. Cada *rró dt estos elementos es considerado en sí mismo' De este examen surge el carácter de su relación mutua, de su acción y reacción recíprocas. Se producirán antagonismos que exigen una solución.. . Examinao.*ot el carácter de ésta y veremos que ha sido obtenida por med.io de la creacién de una nueva relación, de la cual desarrollaremos los dos términos opues' tos" (Engels, art. cit.).
aunqué hriut" no prosiguió nunca su proyecto de una exposición de su metodología dialéctica -y si bien é1 no ernpleó nunca las palabras "rnaterialismo dialéctico" para designar su doctrina- los elernentos de su pensamiento son incontestablemente los que ex' presan estos térrninos. Se comprende que ¡aV1 acjnl iuado con cierta "coquetería", como él misrno lo dice (en el prefacio a la 2q edición de El Capital), la forma diulé"ti"a de str exposición económica, luego de haber 91
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sido tan severo para con toda la "metafísica de la eco. nomía política". Su rnétodo 'ono es sólo diferente por sus fundamentos del método hegeliano; en realidad es directamente lo contrario". I-as ideas no son más que las cosas transpuestas y traducid.as en la mente de los hombres. I-a dial.éctica hegeliar¡a debe ser invertida para que pueda ser descubierta bajo la envoltura mística su rnédula raci.onal (Cf. EI Capital, I, XLVII). La dia. léctica es un 'ométodo de exposición". I\darx tóma esta palabra en un sentido denaasiado fuerte. La "exposición" no es otra cosa que la reconstitución completa de lo concreto en su movimiento interno; no se trata de una simple yuxtaposición o de una organización externa de los resultados del análisis. Es necesario par, tir clel contenido. El contenido tiene la prirnacía; es el ser real el que determina al pensamiento d.ialéctico. "Ei método de investigación tiene por objeto apro. piarse en detalle de la materia,, analizar sus diferentes forneas de desarrollo, y descubrir sus leyes internas". El análisis determina entonces las relaciones y los mo. rnentos del contenido complejo. Seguidarnente, sólo el movirniento de conjunto puede ser reconstruido y "ex. puesto". Cuando la vida del contenido se refleja en las ideas "uno puede irnaginarse que tiene entre manos una construcción a priori". De un modo general o'lo concreto es concreto porque es urla síntesis de diver. sas determinaciones, la unidad de lo mírltiple. En el pensamiento aparece como proceso de síntesis, como resultado y no como punto de partida" aunque es el 92
verdadero punto de partida" (Inttoducción a Ia Ctitica de Ia Econornia Política). El análisis de la realidad dada, desde el punto de vista de la economía política, llega a "relaciones generales abstractas"; división del trabajo, valor, dinero, etc. Si uno se atiene al análisis, se ha "volatilTzado" la representación plena en determinaciones abstractas. Se ha perdido lo concreto que presuponen estas categorías económicas que no son rnás que "relaciones unilaterales abstractas de un todo concreto y viviente ya dado". Es necesario volver a haliar ese todo yendo de lo abstracto a lo concreto. La totalidad concreta es así la elabonación conceptual del contenido captado en la percepción y la representación; ella no es, como lo creía Hegel, el pro. ducto del concepto engendrándose a sí mismo por en. cirna de la percepción y de la representación. "El todo, tal como se lxls aparece en la mente como un todo mental, es un producto de esta rnente pensante, que se apropia del rnundo de la única forrna posible para ella"; es decir, por Fl estudio científico. El dato real puede por lo tanto permanecer siempre presente co. mo cóntenido y presuposición (op. cit.). Hegel distinguía las categorías -determinaciones cletr pensamiento en su relación inrnediata con los objetos, con las intuiciones, observaciones y experiencias- del concepto, cuya ciencia era para é1 la lógica. El concepto tenía, segíln Hegel, rnucha más importancia y veracidad que las categorías: la verdad de las categorías les venía del concepto, en tanto que retornadas en su rnovirniento interno v sistemático. o?
La dialéctica materialista da necesariamente un papetr
esencial a las categorías. Ellas poseen una verdad por sí misrnas, sin tener necesidad de estar adheridas al. concepto en general y a su desarrollo puramente ló; gico. Hay categorías específicarnente económicas, resultantes de las relaciones del espíritu con el contenido, con el objeto económico. Los textos citados más arriba de la Introducción a la Critica de Ia Economia Política consideran sin embargo las categorías corno abstracciones. El análisis arribaría así a relaciones esenciales en el estudio del contenido considerado, y que sin embargo carecerían de existencia y de verosimilitud fuera del todo. Pero entonces, ¿cuál es la relación de la categoría con el todo y con el concepto de ese todo? ¿F{ay una abstracción económica, resultante de la aplicación subjetiva de la reflexión a los hechos específicamehte económicos? ¿Cómo reconstruir un todo concreto con elementos sin verdad y sin realidad? Parece que entre los trabajos preparatorios a la Crí' tica de Ia Economia Politica (1857-1859) y El Capital (1867) Marx profundizó nuevamente su concepciótr de la dialéctica. Las categorías son abstractas, en tanto que elementos obtenidos por el análisis del contenido actual y dado, en tanto que relaciones sirnpies y generales implicadas en la realidad compleja. Pero no puede haber abstracción pura. Lo abstracto es al mismo tiempo concreto. Lo concreto es al rnismo tiernpo, y en cierto sentido, abstracto. No existe para nosotros más que 1o abstracto concreto. Las categorías econó-
micas tienen una realidad concreta y objetiva, y ello de dos maneras: históricamente (en tanto que momento de la realidad social) y actualmente (en tanto que elementos de la objetividad social). Y es con esta doble realidad que las categorías se encadenan y vuel. ven a entrar dialécticamente en el movimiento total del mundo. Un objeto, un producto de la actividad práctica, responde a una necesidad práctica: tiene un valor de uso. En ciertas condiciones sociales (cuando existen técnicas suficientes, una producción que sobrepasa las necesidades inmediatas de los productores, medios de comunicación, etc.), el objeto entra en el intercambio. El acto de los productores que intercambian un objeto puede ser descrito de mírltiples formas: psicológicarnente, sociológicamente, económicamente. Para el economista esos productores confieren al producto darse qusnf¿- una segunda existencia muy di-sin ferente de su materialidad. El objeto entra en nuevas relaciones sociales y contribuye a crearlas. Esta segunda existencia social es abstracta y sin embargo real. Sólo existe el objeto material; por lo tanto, el valor del objeto se clesdobla en valor de uso y valor de cambio. Estos dos aspectos del valor no se separan nunca completamente y sin embargo se diferencian y se oponen. En y por el intercambio, los productores cesan de estar aislados. Forman un nuevo conjunto social. El intercambio de mercancías tiende a poner fin a la economía patriarcal y natural. Este nuevo todo social funciona con relación a los individuos co95
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mo un organismo superior. Les impone especiaimente una división y una distribución del trabajo conforme al conjunto de las fuerzas productivas y de las
necesidades sociales. Los productores y grupos de pro" ductores deben entonces trabajar :en cada rama de
la producción- para la demanda social. Si la pro' ducción de un grupo determinado no corresponde a
una dernanda, o si la productividad de ese grupo cae exageradarnente por debajo de la productividad social general, queda eliminado de rnodo autornático por la cornpetencia. La sociedad distribuye entonces con cierta fatalidad brutal, ciega, su potencialidad de trabajo total entre las diferentes ramas de producción. La ley del equilibrio de esta sociedad mercantil surge brutalmente de la contradicción general entre los productores, de su cornpetencia. El proceso que ha desdoblado el valor en valor de uso y valor de cambio ha igualmente desdoblado el trabajo humano. Éste es por una parte trabajo de individuos vivos, y por otra parte trabajo social. Los vatrores de uso, los trabajos de los individuos vivos, son cualitativos, heterogéneos. El valor de cambio y el trabajo social son cuantitativos. Esta calidad y esta cantidad están ligadas pero son distintas, y se hallan en interacción la una sobre ia otra. El valor de carnbio se mide cuantitativamente: su rnedida específica es la rnoneda. El trabajo cuantitativo es un medio social en el cual desaparecen todos 1os caracteres cualitativos de los trabajos individuales, salvo uno, que es cornún a todos esos trabajos y que los vuelve conmensurables y comparables: todo acto de 96
producción necesita de un tiempo determinado. Los trabajos individuales entran en el medio social por el tiempo de trabajo que representan, por la duración objetiva y mensurable que exigen. Los tiempos de los trabajos individuales se totalizan: el conjunto de los tiempos de trabajo consagrado por la sociedad a su producción se confronta con el conjunto de los productos; se establece de esta forma un promedio social, el cual determina la productividad promedio de la so. ciedad en cuestión; por una especie de inversión, cada tiempo de trabajo individual y cada próducto s€ €válúan ahora tanto que valor de intercambio- co-en del tiernpo de trabajo social promerno un fragmento r.lio (es necesario no confundir el tiempo de trabajo social, hornogéneo y abstracto, con el trabajo individual no calificado; este error es cometido por muchos críticos). Nadie calcula este promedio social. El misrno surge objetiva, espontánea y automáticamente, de la confrontación (regrarto equitativo) de los trabajos individuales de los productores concurrentes. El valor de cambio de un producto (y la moneda es uno de esos productos) se mide por la cantidad de trabajo social qLre representa. El desdoblamiento del valor en valor de uso y valor de cambio se desarrolla entonces en una dialéctica compleja en la cual nos volvemos 4 €ncontrar con las grandes leyes descubiertas por Hegel: unidad de las contradicciones, transformación de calidad en cantidad y de cantidad en calidad. .. El valor de uso es concreto. El valor de cambio -primera categoría económica, la más simple de todas, ob97
tenida por el análisis de 1o concreto económico actual
y punto de partida del movimiento de pensamiento
que trata de reconstituir esta totalidad gens¡sf¿- sg una abstracción. Y sin embargo es también concreto. Con su aparición, la historia entra en una nueva fase, y el desarrollo económico en un grado superior. El valor de cambio fue el punto de partida de un proceso eminenternente concreto: la economía de mercado, que aparece cualitativa de un acrecenta-consecuencia miento cuantitativocuando los productores de mercancías y los intercarnbios se hubieron mr-lltiplicado. Tan pronto corno fue constituida, la categoría r€ac. cionó contra sus condiciones, recompuso el pasado humano, determinó el porvenir, desempeñó el papel del destino. No es ni la suma rnecánica, ni el resultado pasivo de las actividades individuales. Esas actividades la producen y la reproducen; pero la categoría es algo nuevo y necesario con relación al azar individual; domina ese azar y surge corno el efecto promedio, global y estadístico.1 Los individuos parecían los únicos concretos. Y de repente, delante de ese objeto social fi]¿¡sado, con sus leyes inexorables- al cual se -sl sometieron y que les impuso \a "fuerza. de las cosas", los individuos no son más que abstracciones. . . Y sin embargo, no existen más que relaciones vivientes entre individuos vivientes, actos y acontecimientos. Pero se entremezclan en un resultado globaln .1 Sobré el determinismo y el azar, cf. Hegel, Lógica Mayot, Iff,
p, 2; Engels, Dial, Natut, p.
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en un promedio social. La Mercancía, una vezlanzada a la existencia irnplica y encierra las relaciones sociales entre hombres vivientes. Se desenvuelve sin embargo con sus leyes propias e impone sus corisecuencias. tr-os hombres, ahora, son solarnente puestos en relación por la intermediación de los productos, de las r¡'lercancías y del mercado, de la moneda y del dinero. Las rela.ciones hurnanas parecen no ser más que relaciones entre cosas. Sin ernbargo, no es del todo así. O mejor dicho ello no es más que parcialrnente cierto. En realidad, las relaciones vivientes
ducidos como mercancía y que en consecuencia es inseq?5a. de la producción de mercancías,' (E/ Cap. T, 36). El Fetichismo es a la vez un rnodo de existencia de la realidad social, un modo real de la conciencia y de la vida hurnana, y una apariencia, una ilusión de lá actividad humana. El Fetichismo y la magia primitiva expresan la dominación de la naturaleza sobre los hombres y el poderío ilusorio de los hombres sobre la naturaleza. El fetichisrno econórnico expresa la dominación sobre los hornbres de sus productos, y el poderío ilusorio de los hombres sobre su propia-orgánizac-ión y sus propias obras. En lugar de depend.r?. urra descripción etnográfica, el nuevo fetichismo v la vida fetichizada dependen de una teoría dialéctica de la objetividad y de la actividad creadora, de la apariencia y de la realidado de lo concreto y de lo abstrácto. En primer lugar entonces, el valor de cambio tiene una realidad histórica. Ffa sido la categoría dominan. te y esencial en épocas determinadas: en la antieüed.ad, en la Edad Media, en la economía de mercádo. En la economía moderna es, en sí mismo, ,,antediluviana"; no es más que una abstracción, puesto que está superada. Sin embargoo sigue siendo la basei el "mornento" fundamental perpetuamente reproducido. No sería posible la existencia de mercado mundial. ni capital comercial, industrial o financiero, sin el intercambio perpetuo de mercancías. y es en la sociedad moderna donde el comercio *la compra y la ventaha tomado toda la extensión posible. De buen o mal grado, las actividades individuales se ejercen en esos 100
cuadros, chocan con esos límites, contribuyen a la creación,continua de la categoría fundamental. En segundo lugar, el valor de cambio funda preci. samente la objetividad del proceso económico, histórico, social, que ha dado por resultado el capitalismo rnoderno. Momento esencial de la historia económica, el valor de cambio ha acompañado el desarrollo de la producción y de las necesidades, el acrecentamiento de las relaciones humanas. Espontánearnente los hombres tienen de ello sólo una conciencia indirecta y mistificada. No reconocen pueden hácerlo- en el mercado str propia obra-no que se vuelve contra ellos, brutal y opresivamente. Creen en la absoluta objetividad, en la fatalidad ciega de los hechos sociales. La denominan destino o providencia. Para muchos hornbres modernos y en particular para los economistaso las leyes del mercado son leyes o'naturales" absolutas. Los objetos, los bienes, tienen la propiedad natural y abscluta de provenir del capital. Estos hombres (econornistas, Xegisladores) quieren por momentos reac. cionaf sobre esas leyes mediante procedimientos tornados más de la magia que de la ciencia: conferencias económicas, discursos, apelaciones a una misteriosa y providencial confianza... Conocer los fenómenos eco¡rómicos es, por el contrario, estudiar sU proceso obje. tivo, substancial, pero al mismo tiempo destruir, negar esta substancialidad absoluta, determinándola como una manifestación de la actividad práctica de los hombres, considerada corno un todo (praxis). Porque el contenido real, y el rnovirniento de este contenido" 101
período en cuestió¡¡ cuadros de los acontecirn:;en-l6sa partir de la categoría esencial tos y de las accionespara la época considerada. La deducción teórica debe así concordar con la búsqueda empírica y específicarnente histórica de ctrocumentos, testirnonios y acontecimientos. Luego de la época de la economía de mercado, sobrevino la del capitalismo comercial, la del capitalismo industrial, la del capitalismo financiero. Cada una de estas épocas es una totalidad concreta; se entremezclan, se encadenan, se superan. A cada ca, tegoría corresponde un nuevo grado de la objetividad
cconómica, tlna objetividad a la vez más real y más aparente: más real, porque domina con mayor fuetza a los trombres vivos, y más falsa porque enmascara las relaciones vivas de los hombres mediante el despliegue del Fetichismo. Más aún que la rnercancía, el dinero y el capital pesan desde afuera sobre las relacio-nes humanas, y sin embargo no sofl de ellas más que su expresión y su manifestación. "En el capital productor de intereses, el fetiche automático se ha consu' mado; tenernos el dinero que produce dinero. No exis' te más el pasado, la relación social no es más que la relación de una cosa (dinero o rnercancía) consigo misma...", escribirá Marx en la conctrusión de las Teoúas sobre la plusvalía (estudios destinados a for' mar el últirno torno de EI Capital, recogidos después d.e su rnuerte y publicados en 1904)' El capital se presenta entonces ante las actividades humanas "como una conclición objetiva, extraña, arrtónoma". Se convierte en "cierta cosa en donde la relación viviente se encuentra incluida, como real e irreal á l^ uer.. . Es la forma de su realidad"' En esta forma se desarroila, existe socialmente, produce sus consecuencias objetivas. El proceso histórico y social tiene entonces dos aspectos inseparables. For una parte, es crecimiento de io.rr"t productivas, determinismo económico e histórico, objetividad brutal. Pero esta objetividad no es suficiente. No es la objetividad rnás alta: la de la actividad viviente del hombre, que produce consciente' rnente lo humano. No nos dejamos engañar corno los
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consisten en relaciones vivientes de los hombres entrg sí; los hombres pueden escapar a las fatalidades económicas. Fueden superar, después de haber tornado conciencia de ella, la forma momentánea de sus relaciones; han resuelto siernpre, y pr-leden aún hacerlo "por la vía práctica, por la energía práctica,', las contradicciones de sus relaciones. El estudio de los fenómenos económicos rio es €rn. pírico; reposa sobre el movimiento dialéctico de las categorías. La categoría económica fundamental (el valor de cambio) se desarrolla, engendra por ün rnovirniento interno las determinaciones nuevas: trabajo abstracto, dinero, capital. Cada determinación compleja sale dialécticamente de las precedentes. Cada categoría tiene un papel lógico y metodológico: toma su lugar en el conjunto explicativo que conduce a la reconstitución de ia totalidad concreta dada, el mundo rnoderno. Corresponde tarnbién a una época y se pueden deducir los caracteres históricos generales del
fetichistas; no es más que una determinación unilateral. Lo más objetivo es al mismo tiempo lo más abstracto, la apariencia más irreal. Bajo otro aspecto valioso, igualrnente verdadero- ef pro-igualmente ceso social es la alienación del hombre viviente. La teoría económica del Fetichismo retomao eleva a un nivel superior, explicita la teoría filosófica de la alie. nación y de la cosificación del individuo. Su actividad producto de su actividad* se presenta a él como -el otro, como su negación. El hombre actuante es el ele. mento positivo, fundado sobre sí mismo, de lo real y de la historia. Fuera de él hay abstracciones. La actividad humana no puede alienarse más que en una substancia ficticia. Los hombres hacen su historia. La. realidad histórica no puede ser más que una apariencia exterior a los hombres vivos, como una substancia histórica, econórnica o social, misterioso sujeto del devenir. El verdadero sujeto del devenir es el hombre viviente. Pero alrededor de é1, por encima de é1, las abstracciones toman una existencia extrañao una rnis. teriosa eficacia; los Fetiches reinan sobre é1. Marx comenzó sus grandes estudios económicos mediante una "crítica de la economía política,'. Si se quiere cornprender su pensamiento profundo, esta pa. labra 'ocrítica" debe ser tomada en todo su sentido. La economía política debe ser criticada y superada, como la religión. El misúeúo social es de naturaleza, fetichista y religiosa. La economía política es una triple alienación del hombre: en los errores de los eco. nomistas, que toman por categorías eternas y leyes na-
turales los resultados momentáneos de las relacione$ humanas, en tanto que ciencia de un objeto substan. cial exterior a los hombres, en tanto que realidad y destino económico. Esta alienación es real; arrastra a los hombres vivos; pero no es más que su manifesta, ción, su apariencia externa, su esencia alienada. Fuesto que las relaciones humanas son contradicciones (es decir, puesto que los hombres están divididos en clases) la solución de esta contradicción aparece 5r se des" pliega como una cosa externa, escapando a la activi. dad y a la conciencia: mecanismos económicos, Esta. dos e instituciones, ideologías. "Es necesario desgarrar el velo de la vida substancial", había escrito Hegel; Marx debía cumplir ese programa. La alienación substancial cosificación-la niega a los hombres vivos. Pero ellos la niegan a su vez. El conocimiento y la acción disipan las pesadas nubes del fetichismo y superan las condiciones que le dieron origen. El marxismo está bien lejos de afirmar que la únicq realidad es económica y que hay una fatalidad económica absoluta. Afirma, por el contrario, que el destino económico es reiativo y provisional, que está destinado a ser superado, :una vez que los hon-lbres hayan tornad<¡ conciencia de sus posibilidades? y que esa superación será el acto esencial, infinitamente crea. dor, de nuestra época. El proceso histórico, este abstracto-concreto, se desarrolla contradictoriamente. La simple separación del valor de cambio y del valor de uso separa la producción y el consumo; esos dos elementos del proceso €co-
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nómico divergirán hasta entrar en contradicción. El descloblamiento del valor es la condición más inme' diata y más sirnple de las crisis económicas; plantea ya su posibilidad. El modo de producción capitalista es particularmente contradictorio, por "su tendencia al desarrollo absoluto de las fuerzas productivas, tendencia siempre en conflicto con las condiciones espe' cíficas de la producción en las cuales se introduce el capitatr" (EI Cap.,III, 240). La crisis económica ma. nifiesta esta contradicción entre la potencialidad productiva (la superproducción relativa) y el poder de consumo, entre el modo de producción y las condicio' noEl momento de la cri' nes sociales de la producción. antagonisrno y la se el acentúa cuando ha llegado sis distribución y las de contradicción entre las relaciones fuerzas productivas". La crisis económica es dialécti' ca. Arriba "normalmente" a una destrucción de las fuerzas productivas, hombres y cosas. Restabtrece así, luego de un período más o menos largo de devastación y estragos, la proporción entre el poder de consurno y el poder de producción. Entonces solamente pueden volver a comenzar la animación econórnica, ia reproducción ampliada y la acumulación del capital. Al mismo tiernpo que la contradicción interna de esta sociedad dorninada por la propiedad privada de los grandes medios de producción, la crisis económica expresa así su unidad interna. IQ.establece automática y trrutalmente ei equilibrio. Es por lo tanto nor' rnal y normalizadora en este sistema. Representa la "fverza de las cosas" que le es propia; periódicamente 106
*siempre más larga y más profunda- aparece como urra catástrofe natural en apariencia; purga y salva a este sisterna, al rnismo tiempo que 1o conrnociona. No es la crisis econórnica la que destruirá el sistema, sino la voluntad de los hornbres. - .
Las condiciones sociales actuales se caracterizan por un retorno dialéctico de la propiedad. En su origen, este cl.erecho estaba fundado en el trabajo personal, en la apropiación detr producto de este trabajo. Apa' rece hoy como el derecho para aquellos que detentan los rnedios de producción, de apropiarse de la plusva' lía, es decir, del tiempo de trabajo no pagado. La pro' piedad actual es la negación de la propiedad' privada individual fundada en el trabajo personal. Pero ennegagendra necesariamente su propia negacién -la propiedad la que restablece "no óiOn d. la negaciónprivada del trabajador, sino la propiedad individual fundada sobre las conquistas de la era capitalista: la ccoperacién y la posesién colectiva de los medios de proctrúcción producidos por el trabajo mistrno" (EI Ca" pital,I, 691). Subjetivamente, el hombre actuante, el individuo natural y objetivo, atraviesa un proceso contradictorio. La alienacién no es una ilusión fija y permanente' El individuo se aliena, pero en su desarrollo. La aiie' nación es la objetivación ilusoria y real a la vez de una actividad objetiva y existente ella misrna. Es un rnomento en el desarrollo de esta actividad, en el po' d.erío y la conciencia creciente de los hombres. El in' dividuo viviente está librado a potencias externas 107
pero que no son sus potencias, su contenido objetivo. Elevándose por sobre la exteriorizaciín, integrándolas, alcanzará su plena expansión. Riqueza y privación religiosa y mala conciencia terres-conciencia tre, cultura abstracta e incultura, Estado político y opresión práctica- han sido y son todavía contradicciones esenciales que desgarran la realidad humana.. Y sin ennbargo la riqueza es buena en sí misma; la abundancia de bienes y de deseos da plenitud a la existencia; el Estado es una potencia organizadora; la. cultura es la rnás alta forma de conciencia y de vida. Los fetiches tienen un contenido. El Fetichismo se dirige a la forma; superarlo significa discriminar la forma del contenido, superar su contradicción y reintegrar el contenido dentro de la vida concreta de los hombres. Es necesario reintegrar en la libre asociación de los individuos libr,es conscientes de su -yriquezas, contenido social- el goce de las la potencia organizadora, la cultura, el sentido de la comunidad.
Unidad de la doctrina
y
La publicación reciente del Manuscrilo de 1844
de La ideoloSia alemana ha arrojado una nueva luz sobre el pensamiento marxista, sobre su forma-
ción y sus fines. Los textos en cuestión nos han revelado el huma. nismo de Marx, ya conocido por la SaSrada Farni. Iia, por la Cuestión Judia y la Critica de Ia FilosoÍia del Derecho de Hegel. Muestran cómo el desarrollo, 108
teoría económica- no ha desde su pensamiento -la truido sino más bien explicitado y enriquecido el humanismo concreto. está formado y se ha ¡ El materialismo dialéctico désarrollado dialécticamente.¡ Partiendo de la lógica hegeliana, el pensarniento rnárxista negó prirneráln€flde te ista lógica-en nornbre d'el materialismo, es decir' homdel un empirisrno consecuente. El descubrimiento bre cainal y natural (rnaterial) fue el primer momento de este desarrollo. Parecía compatible con la idea hegeliana, con el métoclo absoiuto, constructivo de su átj.to abstracto. Y sin embargo este hurnanismo sup.rO A materialismo del siglo xvltt, fundado en los pri*ero, resultados de las ciencias de la naturaleza; irnptricaba la teoría hegeliana de la alienación; daba a lá alienación un alcance decisivo, atribuyéndole a la vez un lado bueno y un lado malo, determinándola co' mo un proceso ..eádot' La teoría de la alienación' en el Maiuscrito de 1844, permanece más cercana del raciánalismo hegeliano que del naturalismo de Feuerbach. Exige, sin embargo, la superación de la filosofía especulativa, en ,ro*bt. de la acción y de la práctica; ia práctica está concebida como comienzo ¡r cor Áo ii", .o*o origen de todo pensamiento y fuente-de toda solución, coáo relación fundarnental del hombre viviente con la natutaleza y con su propia naturaleza' El estudio crítico de la economía (cuya importancia fue concebida en primer lugar por Engels) viene en-
tonces a integrarJe naturalmente al humanisrno' en i;;a" qo" urráliris de la práctica social, es decir' de 109
las relaciones concretas de los hornbres entre ellos v con la naturaleza. Los problernas humanos rnás ui gentes se determinan corno problemas econórnicos. solicitando soluciones prácticas, es decir, políticas: en razón de ser la política la instancia suprema de la práctica social, el único rnedio de la acción consciente sobre las relaciones sociales. La 3:rcfundización clel hurnanismo elesprende pronto los elementos de clialéctica que contenía: diaréctica rle ias contraciiccio¡res históricas y de ias categorías económicas, clialéctica Ce la ,,cosificación,' o alienación. El rnaterialisn:o histórico, en tanto que ciencia de la economía, se integra con el r¡rétodo dialéctico. Elevado por ello a un nivel superior, aparece corno la aplicación a un dorninio específico del rnétodo general: la dialéctica cier¡tífica. La dialéctica, luegó de haber sido negada por l\,{arx, se añade al materialismo tr;rofundizado. trlla misrna ha sido desprendida de su forrna rnomentánea y congelada, el hegelianismo. Ha cesado de ser etr rnétoclo absotruto, independiente del objeto, para devenir el mét<¡do científico de exploración ¡z cle exposición del objeto. Encuentra su verdad uniéndose al contenido real. En otros términos:
tenido, sin que se pretenda definirlo a priori y aprisionarlo) determina al pensamiento; 2' La dialéctica materialista es un análisis del rno' virniento de este contenido, y una reconstrucción del movimiento total. Es así un rnétodo de análisis para cada grado y para cada totalidad concreta, para cada situación histórica original. Al mismo tiempo, es un rnétodo sintético que se da por tarea la comprehensién del movirniento total. No arriba a axiornas, a constancias o perrnanencias, o a simples analogías, sino a leyes de desalrollo;
sobre la fonr¡la no es entonces más que una definición del rnaterialismo; el materialisrno afirma esencialmente que el ser (descubierto y experimentado c@rno corr-
3n El método dialéctico de este modo comprendido construye así el objeto histórico y sociológico, situando y deterrninando al mismo tienepo su objetividad específica. Una objetividad grosera de la historia sería inaccesible" trascendente al pensamiento indivi' c'rual, al concepto y al discurso; tendría un carácter fatal y aplastante; se dejaría describir indefinidarrerlte sin que se pr.ldiera entrever el análisis explicativo y la eficacia. Recíprocamente, no hay ciencia sin objetc, y sin objetividad; toda teoría histérica y sociológica que quiere ser u!-ra ciencia debe establecer la realidad de su objeto y definir el método que permita abordar a este objeto. El materialisrno dialéctico responde a esta doble exigencia del pensamiento científi.co. Establece la objetividad económica sin hipostasiarla; sitúa la realidad objetiva de la historia pero ya la supera, en tanto que realidad independiente de los achornbres. Hace así entrar a los hombres vivos
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tro La dialéctica materialista confiere expresamente la prirnacía al contenido. La primacía dei contenido
-las
ciones, los intereses, y las finalidades y los designios generosos, los sucesos y los acasos la trama v la -en una estructura inteligible del devenir. Analiza toialidad coherente y sin ernbargo multilateral y dramática. ¿No es entonces alavez una ciencia y una filosofía, un análisis causal y una visión general, un saber y una actitud vital, una toma de conciencia del mundoclado y una voluntad de transformación de este rnundo, sin que uno de esos caracteres sea exclusivo del otro? El movimiento y el contenido interno de la dialéctica hegeliana clecir, del racionalismo y det idea-es lismo- son retomados en el materialismo dialéctico. Es, en un sentido, rnás hegeliano que el hegelianisrno. En la dialéctica especulativa subsistía una pluralidad de significaciones, posiblemente incluso una incompatibilidad entre esos diferentes sentidos de la dialéctica. La dialéctica en tanto que método de análisis del contenido excluía la dialéctica en tanto que construcción a ptiori; y sus acepciones se acordaban mal con la teoría de la alienación. dl proponer un objeto total y a priori (el saber absoluto, el sistema) Hegel iba contra el contenido, contra el devenir, la subjefividad y la negatividad vivientes. El materialismo dialéctico restablece la unidad interna del pensamiento dialéctico. Disuelve las determinaciones estáticas atribuidas por Hegel a la Idea, al saber, a la religión y al Estado. Rechaza toda construcción especulativa, toda síntesis metafísica. Las diferentes acepciones de la .dialéctica se vuelven entonces no solamente compatibles, sino tarnbién complementarias. El método dialéctico es el
rt2
rcsumen del estudio del desarrollo histórico: la más nlta conciencia que el hombre real puede tornar de su f'r:rrnación, de su-desarrollo y de su contenido viviente' Categorías y conceptos son elaboraciones del contenidoleal, aúreviaciones de la masa infinita de las pares ticr.llaridades de la existencia concreta' El método las leyes 'Ñ ü Áxpresión del devenir en general y de son absleyes estas universaies de todo desarrollo; formas bajo tractas en sí mismasr pero se encuentran concretos. El méffi"ifi"nr en todos'lós contenidos ioho p.rte del encadenarniento lógico de las categorías fundámentaleso encadenamiento por el cual se descucompendiada. ¡r. .r devenir del cual son la expresiónparticularidades Este rnétodo permite el análisis de las y situaciones específicas' de los dominios y de los con' tenidos concretos originales' Se torna método guía por la transformación de un mundo en el cual la forina (económica, social, política, ideológica) no es ade' y posible cuad"L al contenido (a fa potencialidad real del hombre sobre la naturaleza y sobre sus propias obras) pero entra en contradicción con él' El tércer Término es entonces la solución práctica a los problernas planteados Pol la vida' a los conflicy-experi' ts; iontradicciones nacidos de la prácticasitúa en el La superación se -.tit^dou prácticamente. puro del esrnovimientb de la acción, no en el tiernpo
filosófico. Ahí donde existe conflicto puede l-pero ello no es fatal- aparecer una solucién que trárrsforr"e los térnninos y ponga fin al conflicto al su' nerarlos. corresponde al anátrisis determinar esta solu-
pitit"
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ción, a la experiencia desligarla. a la acción realizarla. veces no existe solución: ningún grupo social fue capaz de poner fin a las contradicciónes económico" políticas del mundo romano decaclente. . . La relación de los contradictorios deja entonces dc ser una relación estática, definida lógicamente y reen, contrada en seguida en las cosas, o negada en iombre de un absoluto trascendente. Se convierte en una relación viviente, experimentada en la existencia. Muchas de las ilustraciones hegelianas de la determinación re, cíproca de los contradictorios (summum jus, summa injuúa, la ruta hacia el Este y iambién la ruta hacia el Oeste, etc.) se vueiven insuficientes. Los términos en presencia son energías, actos. La unidad de los, contradictori.os no es solamente interpretación conceptual, escisión interna; es lucha, relación dramática áe energías que son sólo las unas por las otras y que no pueden existir rnás que las unás contra las ttras. Es así con el amo y el esclavo; o mejor aún, si se quiereo con las especies anineales. La lucha es una relación trágica, en la cual los contradictorios se producen y se sostienen mutuamente, hasta el triunfb de unJ de ellos y la superación, o hasta la ruina recíproca. ta contradicción, tomada en toda su objetividad, es movimiento; la relación lógica no es más que lá expresión abstracta. La superación es acción y vida. vlotoria de una de las fuerzas que sobrepu.u uiu otra transformándola, transformándose a sí misma, elevando el contenido a un nivel más alto. El problema hurnano más precisamente el pro_
A
-y tt4
la sociedad moderna, del "misterio social" superaciónes central para el materialismo su rlirrléctico, que apareció a su hora, en esta sociedad, lrl<'ma de
y
('()mo expresión científica de su realidad, de sus conI radicciones multiformes, de las posibilidades que ru¡uélla contiene. Sin embargo, para esclarecer la sociedad. industrial rnoderna, el análisis debió rernontarse a sociedades rrrás antiguas; las determina en su relación con la totalidad concreta actualmente dada, en tanto que totalidades originales superadas, es decir, en la única
y
determinable. Bajo f'ormas específicas descubre en el pasado ciertas relaciones (como por ejemplo la relación del Amo y del f,Isclavo, denominada por Marx "explotacién del hombre por el hombre") o aun ciertos tipos de pensamiento v de existencia social, como el Fetichismo. El dorninio cl"el materialisrno dialéctico no puede entonces limitarse a lo actual. Se extiende a toda la sociología. Pero ia naturaleza misrna no existe para nosotros sino col;ro contenido, en la experiencia y la práctica hurnana. Iilt análisis dialéctico es valioso para todo contenido; expresa la conexión de los elementos y rnomentos de tcdo devenir. Puede por lo tanto, al integrarse los con.ocirnientos experimentales (físicos, biológicos, etc.) y al ser verificado por ellos, descubrir incluso er¡ la r¡.aturaleza de la cantidad y de la calidad transformaciones de cantidad en calidad, acciones recíprocas, Folaridades y discontinuidades, devenir complejo pero
realidad histórica concebible
analizable. 115
Las ciencias de la Nattrraieza son específicas. Reconocen y estudian conxo tales ias polaridades y oposiciones naturaies, físicas, biológrcas, etc. Utilizan la "a$tucia del concepto" para estúdiar
y modificar
ras
cualidades por rnediación de las cantidádes, sin sobre_ pasar nunca esas oposiciones. La ciencia social exarnina, por el contra.rio, las oposiciones para sobrepasarlas. Las ciencias de la Natural eza y lás ciencias sociales so¡r creadoras específicamente, cada una de ellas ."1.*-" rnétodo y sus fines. Sin embargo, las leyes cle la realidad hurnana no pueden ser absólutameite díferentes de las leyes de la Natural eza. El encadenarniento dialéctico de las categorías fundarnentales p".A. entonces tener una verdad universal. MIarx ná está comprornetido en esta vía (corno en la aplicación econórnica del método ciialéctico) sino con rnucha pru_ dencia. Sin en-rbargo EI CapitáÍ (cf. I, 252) indic^i.iu extensión, en el pensarniento rnarxist á, ta ¿iaiéctica concreta a la Naturaleaa, extensió",^,poor.g.riá;;;, Engels en Dialéctica d,e la Naturaleza. La.Jrr"rp""_ dencia de esta época (lgTA-lgT4) rnuestra que la tentativa de Engeis fue seguicla de cerca y *p"bb*da Ílor I\€arx. El materialisrno dialéctico se universaliza así v to_ ma su aniplitud fiiosófica: deviene une cGnceicién generatr del mtrnclo, Lrna ,ol,Veltanctrrauung',, t'rrr" filo. scfía renovada, por lo tanto. La interdependencia universal (Zusanrrnenhang) no es' para el dialéctico materialista, una meecla si''forrna, un caos sin estructura. Sólo la decadencia del pen116
r;:r¡;¡:iiento
especuiativo después de Hegel clisoció las
principios de finalidad, de causalidad, de identidad. El ser determina nuestra conciencia del ser; y el ser de nuestro pensarniento determina nuestra reflexión
sobre nuestro pensamiento. ta realidad es Naturaleza, contenido dado, aprehensible sin embargo en su infinita riqueza por el pensarniento que progresa? apoyado en la praxis, y deviene de más en más penetrante y sutii, y tiencle hacia un lírnite rnatemático (hacia el cual uno se aproxirna siernpre sin alcanaarlo nunca), hacia el conocimiento absoluto, la Idea. La dialéctica, lejos de ser un rnovimiento interior del espíritu, es real ante el espíritu, en el ser. Se impone al espíritu. Analizamos primero el movimiento más simple y más abstracto, el del pensamiento más pobre; descubrimos de ese modo las categorías más ge. nerales y su encadenamiento. No es necesario seguidamente añadir este m<¡vimiento al movimiento concreto, al contenido dado; tomamos entonces conciencia del hecho de que el movimiento del contenido y del ser se elucida para nosotros en las leyes dialécticas. Las contradicciones en el pensamiento no provienen solamente del pensamientoo de su impotencia o de su incoherencia definitivas; vienen también del contenido. Su encadenamiento tiende hacia la expresión del movimiento total del contenido y lo eleva al nivel de la conciencia y de la reflexión. El saber no puede ser considerado como cerrado por la lógica dialéctica. Por el contrario: la investigación debe recibir de ella un impulso nuevo. La dialéctica, movimiento del pensamiento, no es verdadera sino en 118
un pensamiento en movimiento. Bajo la forma de teo,ía leneral del devenir y de sus leyes, o de teoría del conócimiento, o de lógica concreta, el materialismo dialéctico no puede ser más que un instrumento de investigación y-de acción, jan-rás un dogma' Él no defi,r" pát" ei hombre la primacía; 1o que apareció en,el *rtu; el ser, la conciencia. Los jerarquiza; el ser (la nataraleza) tiene la prioridad, pero la conciencia tiene para el hombre lá primacía; 1o que apareció en el tien-rpo puede ser erigido, por el hombre y para el hombre, én valor superior. En tanto que doctrina, el ma' terialismo dialéctico no puede de antemaflo ser €ricerrado en una definición exháustiva' Se definió negativamente, oponiéndose a las doctrinas que limitan, áesde adentro y desde afuera, la existencia humana, ya sea subordinándola a una existencia externa, ya sea reduciéndola a un elemento unilateral o á ufla €X' periencia parcial concebida como privilegiada y deiiniti ru. Ei materialismo dialéctico afirma que la adecuación del pensamiento y del ser no puede reducirse a un pensamiento, sino que debe ser alcanzada con' cretaÁente, es decir, en la vida y como potencialidad concreta del pensamiento sobre el ser' El pensamiento dialéctico no ha cesado nunca de desarrollarse y de aparecer bajo nuevos aspectos: en el curso de la vida y en la obra de Marx y de Engels y luego de ellos.l Toda verdad es relativa a una etapa Cel análisis y del pensamiento, a un contenido social' I
Cf.. Cuadetnos filosóficos, de Lenin'
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No guarda su verdad más que siendo superada. Es necesario sin cesar y a la vez profundizar la conciencia del contenido y extender el contenido. En el pasado como en el presente, la limitación de todo conocimiento provino de la limitación del contenido y de la forma social. Toda doctrina, incluido el materialismo dialéc. tico, depende de esta lirnitación, que no es del pensa. miento humano en general, sino del momento actual del hombre. El pensaneiento, en el momento en que se vuelve conciencia de su naturaleza dialéctica, debe precisamente discriminar con la mayor atención aqlfello que en el movirniento dialéctico de las ideas pro. viene del contenido real, y lo que proviene de la forrna actual del pensamiento. La exposición del materialisrno dialéctico no pretende poner fin al progreso del conocimiento y presentar una totalidad cerrada de la cual todos los sisternas anteriores no hubieran sido más que expresiones inadecuadas. Sin embargo, con la toma de conciencia moderna de la potencialidad humana y del problema del hombre, la limitación del pensamiento cambia de carácter. Ninguna expresión de1 materialisrno dialéctico puede ser definitiva; pero en lugar de ser incompatible y de cornbatirse, esas expre. siones podrán posiblemente integrarse en una totali. dad abierta, en vías de continua superación, y ello en la rnisrna medida en que se expresen las soluciones a los problemas que se le plantean al hombre concreto. La resolución de una realidad deterrninada con el movimiento total torna humanamente la forma de un problema. Hay problema cuando el devenir arrastra 1.20
al pensamiento y a la actividad, los orienta obligándolos a tomar en cuenta elementos nuevos: en el fiIofir€fl' to en que la solución tiende, por así decir, a entrar en la realidad, y reclama la conciencia y la acción- reali' zadoras. En este sentido la humanidad sólo se plantea los problemas que puede resolver. La resolución de las iontradicciones án la superación adquiere así todo su sentido práctico. Tercer Término- no es tarea del La solución -el espíritu. Nada reernplaza al contacto práctico con las ."*ur, ni la cooperación efectiva con los movimientos y las exigencias del contenido. La enérgía creadora se prolonga y se manifiesta hurnanamente en y por la praxis, es decir, ia actividad total de los hombres, acción y pensamiento, trabajo material y conocimiento. La praxis es doblemente creadora: de contacto con realidades, por lo tanto de conocimiento, y de invención, de descubrirniento' El materialismo áirlé"tico busca superar las doctrinas que feducen la actividad del espíritu al conocirniento áe lo consumado, o que le proponen lanzarse al vacío del descubrimiento rttísti"o. Experiencia y raz6n, in' teligencia e intuición, conocimiento y creación, no prr.d..t oponerse más que desde un punto de vista unilateral. La praxis es el punto de partida y el de llegada del mater-ialismo dialéctico. Esta palabra designa filosó. ficamente lo que el sentido común llama: "la vida real", esta vida que es \avez más prosaica y más dra' mática que la dél espíritu especulativo. La finalidad
t2l
'del materialismo dialéctico no es otra que la expresión lúcida de la praxis, del contenido real de la vidá, y c;-
rrelativamente, la transformación de la praxis
en una práctica social consciente, cohererite y,libre. "i,t"ál La
finalidad teórica y la finaridad práctica miento y la acció¡ s¡s¿d6¡¿- son inseparables. -el .orroli. En Hegel, los momentos inferiores coexistían con los mornentos superioreso en la eternidad de la idea y del sisterna. El tiernpo, la historia, la libertad, devení; ;ri irreales, se dejaban disponer en un cuad.ro en el cual entraban todas las forrnas estabrecidas del derecto, á. las costumbres, de la conciencia. En el materiarismo dialéctico el carácter positivo y dinámic. d. ü ;;;;: tiva es más profundo. Triunfo luego de un el Tercer Término transforma reasumiéndolo"""tfi"'á, el contenido de la contradicción; no tiene la solemnidad con. servadora de la síntesis hegeriana. Así solamente puede haber ahí movimiento real, historia dramátiia y acción, creación y desarrollo, li6eración y tibertaá. dl esquema rectilíneo del devenir es dem"*irdo sirnple; el esquema triangular hegeliano demasiado mecánico. En el materialismo dialéctico la representación estática del tiempo es reemplazad,a por úna noción viviente y directamente probada de lá sucesión, de t" que elimina y crea. El hombre puede así asignarse """iár, con toda lucidez vna finalidad qué ..^ ,,rp.ruóió., y ex-
rlcvenir es entonces sólo repetición, apariencia absurda. l-os sufrimientos y desdichas de la conciencia tienen una acción ritual y mágica que hará descender entre rrosotros al Espíritu absoiuto. Pero este espíritu hegeliano permarlece siernpre singularmente narcisista, solitario. Recubre con su autocontemplación a los seres concretos y al movimiento drarnático del mundo. I-uego del materialismo dialéctico los hombres pueden y deben proponerse una soh¡ción total. El lIombre no existe de antemano, metafísicamente. La partida no está ganada: los hombres pueden perderlo todo. La :;uperación no es nunca fatal. . . Pero es precisamente de ese modo que el problema del Hombre y del Espíritu toma una significación trágica e infinita; y que aquellos que presienten esta significación dejan la soledad para entrar en una auténtica comunidad espi-
ritual.
pansión.
En Hegel, en fin, la idea y el espíritu no parecen producirse sino porque ya existen. La historü toÁa el aspecto de una broma de mal gusto. Al cabo del 122
r23
CepÍtuto
II
LA PRODUCCIÓN DEL HOMBRE di"En tanto que ser natural, el hombre está dado"' partida de ce el Manur"Tito de 1844. Én el punto de ltr "ptoducción", se encuentra entonces la naturaleza de des' ¡loláei"" y material, con todo 1o que encubre esta presente' pero .á""áao y t.ági"". Transformada, de la contenido náturaleza aparecerá sin cesar en el puerle.exrri¿. ttrr*^rr.l. Lu naturaleza' es decir, el ser' científica' olorarse y expresarse poética, plástica o inútil volvería naturaleza i;;;i. Ui" aemición áe la y vez la a ianto al arte como a la ciencia suprimitía que una ,u utto.r"tttía y su movirniento; no sería más co' ábstracción metafísica. La conciencia moderna del "querer' rnienza apenás a presentir la profundidad su ambivalencias: y sus .rrioir" naiural, sui contrastes fuetzas sus Árr"l^ íntimá de agresividad y sirnpatía,furores!estumultuosas y sus ápaciguamientos, sus tro.tot"* y su alegria. ¿Qué ocultan, qué significan .".tgias bioiógicas que la Razón debe organizar "uát Encierran, quizá, como Io ]r laciri"ár sin peiderlas? 125
han querido Hegel y los embriologistas, todo el pasado de la vida orgánica; sin duda transforman también profundamente sus elementos inorgánicos y orgánicos; los instintos humanos no son más, exactamente, los correspondientes instintos de los animales. Nuestras energías biológicas no pueden ser determinadas por el solo pasado de la especie, sino también por el porvenir que ellas comprenden. Bl Hombre fue ante todo, una posibiiidad biológica, si bien esta posibilidad pudo devenir actuaiidad por una larga lucha, en la cual el Inombre asume la creciente responsabilidad de su ser. Su actividad se vuelve poderío, voluntad. Gana -de. lorosamente- la conciencia. Se convierte, en tanto que conocimiento y en tanto que existencia carnal, en la Idea viviente de la naturaleza; pero no deja de pertenecer a esta naturaleza; sus energías caen en las de la naturaleza, en ella se renuevan y se pierden. Posiblemente esas energías sean un refinamiento y, al mismo tiempo y en cierto modo, una agotamiento de las energías fundamentales. El devenir es multiforme: evolución, re. volución, involución, declinación por una parte, áscensión por la otra. . . El papel del pensamiento filosófico es eliminar las explicaciones prematuras, las posiciones limitativas que impedirían la penetración y la apropiación de ese temible contenido de nuestro ser. Podemos solarnente decir que la Naturaleza no es inerte, y que no es un "alma" o un espíritu ya reales; que es necesario flo r€. presentársela como exterioridad grosera u objeto (o conjunto de objetos), o como interioridad pura o su-
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jeto (o conjunto de sujetos) porque el objeto y el sujeto. nacen y aparecen presuponiendo la naluraleza. La mejor representación que podemos hacernos de la natu. raleza "en sl", fuera de nosotros, es sin duda negativa: la Naturaleza es "indiferente,,, lo que no quieré decir hostil y brutalmente extraña, sino más bien indiferen. ciada con relación al objeto y al sujeto de nuestra ex-
periencia.
En tanto que ser natural, el hombre contiene una multiplicidad de instintos, de tendencias, de fuerzas vitales. Como tal, es pasivo y limitado. La necesidad objetiva de un ser carnal y natural requiere un objeto igualmente natural. En tanto que tales, los objetos de los instintos naturales del hombre (el hambre, el instinto sexual) están fuera de él y son independientes de é1. El depende de ellos. Su necesidad, su faerua vital, se transforman así en impotencia y privación. I-a relación del ser con el ser otro está así dada en la naturaleza y experimentada "existencialrnente,' por el hornbre natural, como exterioridad y dependencia. Al rnisrno tiempo que tiene otros seter poi objeto, este hombre es objeto para otros seres. Es a la vez sujeto y objeto opuestos pero inseparables: sujeto sensible, daclo objetivamente en el organismo y en la conciencia biológica elemental, encerrando así una relación con otros seres que son para él los objetos de su deseo, pero que en sí rnisrnos son sujetos, objeto sensible para esos seres. El hecho de ser así objeto expone al hornbre na. tural a las acometidas y las agresiones de los otros seres vivientes. Sin ernbargo, un ser que no fuera objetivo 127
sería un absurdo (un "Unding", dice el Manuscrito da 1844). Estaría solo, padeciendo una insoportable so.
ledad metafísica. Se deja de estar solo no cuando se está con otro, sino cuando se es uno rnismo otro: otra realidad que uno para uno misrno, otra realidad que el objeto para é1. Una reunión de sujetos puros (de mónadas) no los libraría de su soledad. LIn ser que no es el objeto de un deseo para otro ser, carece de existen" cia determinable. "Desde que yo tengo un objeto, ese ser me tiene por objeto" (Id.). El ser natural tiene entonces su natutaleza flrera de él; es así que participa de la naturaleza. En esta eXp€, riencia fundamental, la naturaleza se determina para nosotros como exterioridad de los elementos; p€ro, corno lo decía Hegel, lo más exterior es al mismo tiempo lo más interior. Los seres naturales están estrechamente unidos y dependen unos de los otros en su misma exterioridad, en su lucha los unos contra los otros. En tanto que tal, el hornbre natural es pasivo. En tanto que sintiendo su pasividad, es decir, el impulso de su deseo y la impotencia de su deseo, se vuelve apasionado. "La pasión, dice Marx, es una fuerza esencial del hombre que tiende ha"cia su objeto". La pasión se halla así si. tuada; no puede ser condenada por la razón, puesto que el apasionado extrae sus fuerzas de las energías rnás profundas de la naturaleza; y sin embargo la pasión corno tal no debe ser más que la base y el punto de partida de la potencia; la potencia no depende más del objeto; dornina y contiene su objeto: la objetividad 'de la naturaleza no es más que su lírnite v su fin, r28
Pues el hombre no es solamente ser de la naturaleza' Es también humano. En y por el hombre,la naturaleza :ie separa, se opone a sí misma, entra consigo misma ot* lucha Áás profunda que todos esos contrastes
y "n precedentes, que tódas las luchas de los individuos nabiológicas. El hombre' ser de la de las especiel ^." vuelve icntra ella, lucha contra ella' ür^l"rt, Para é1, ella es la fuente original y la madre; y sin embargo, no es más que la materia dada de sü ácción; Jla es incluso en tanto que naturaleza externa su muerte y su tumba. Esta otra experiencia "existencial", para emplear un término contemporáneo' es igualmenle fundamental. Los objetos humanos no *" r"ás los objetos inmediatos naturales' Los senti-
rnientos específicamente humanos, tales como se rrlánifiestan ob¡"tirrt*ente, no son más la objetividad inhurnana natural, la necesidad brutal, la sensibilidad inmepresente estar mediata. La naturaleza deia de áiatamente y adecuadarnente al hombre' Como todo es el acser natural el hornbre debe nacer' Su historia to de su nacimiento, su infancia en la naturaleza, y sin .-L"rgo fuera de ella y contra ella' En el curso de esta historiá, el hombre se erige por encima de la naturahisleza y poco a poco la domina' "La historia es la toria'nátural del hombre", dice Marx; pero este nacimiento es una superación y una superación de más en El hombre activo modifica la naturale*á, "orr."iente. i^ torno de él y en él mismo' Crea su propia natu"n ta|ezaylasuperaenél.ModificándolasegúnSüSfl€C€sidades se módifica en su actividad y se crea nuevas
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necesidades. Se forma y- se aprehende como potencia que crea objetos, "productos,,. progresa resolviendo. activamente los problemas planteados por su propia acción.
objeto y su superación tienen l'la_"=u,lYid"{-delporiti.,.,i ó¡:!to y sujeto son *Í^f:_:-"nificación igualmente positivos y objeti""r. B.-ñ,i
objeto que está fuera de
l"^r.:.1:ryr."_,y.","o*ob
""r"'";;:i q,r. ia- actividad del
su_ "il" je.tosy=.""*..""áiol"o?""T",
en relación- con los ón3et.*. L. :lT::t así ""if"rJ"á ," .. rotr",ior";-;;;;ff;;; tlTlr: como objeto. ela ;
;;;áil;:"ü: Í.*::l 3i';;v a.i;;;i"; ::b;e ,,li.i. supera ta i-Tq oposició"..d:l l'J,.iJl_
cubre esta objetividaa-ruperio, a la objetividad natural._en La unilateralidad de ras actitudes filosóficas ha sido, $9t91ni1ada por la limitación de su soticitación inicial.l EI idealisrno, eue- comenzl por la actividad pura y. ft-lera de su contenido, llegó necesariamente a una ,,for_ malización" de esta.actividad. El positivismo, .f .*. pirismo o aun el rnaterialismo ordiiario, propárrí"., .n primer lugar el objeto, o lo dado o et frecfro, prescindiendo de la actividad; dejaban por lo tanto de lado_ esta actividad y rirnitaban al ser ieal. una soticitación titgsOjica que quiera expresar completamente Ia acti* vidad humana debe partir de una noción ,a. la del objeto bruto o la actividad pura. La ,i", lr'r* del producto representa una unidad iuperior noción ,,resume y Ia actividad,, (IWanusctito de 1g44,p. S5). 130
Análisis del ptoducto
. En un producto cualquiera, incluso insignificante (esta mesa, este martillo, este árbol en el jardln) el aspecto subjetivo y el aspecto objetivo, la actividad y la cosao están íntirnarnente ligados. Estos objetos son objetos aislados, separados de la naturaleza. Tienen con. tornos definidos y son rnensurables bajo diferentes aspectos. Tienen nombres que forman parte del discurso humano. El término y el concepto terminan por fijar el objeto, por inrnovilizar'!,o separándolo de la natuia-
leza.
Y sin embargo, esos productos perrnanecen aún como objetos de la naturaleza. La naturaleza no suministra una materia hostil a la forma; la materia indica ya la forrna que puede recibir el objeto. Todo producto objeto- está así €r ufl S€n-todo tido vuelto hacia la naturaleza, en otro sentido vuelto
hacia el hombre. Es concreto y abstracto. Es concreto en tanto tiene una materia dada. Es aún concreto al entrar en nuestra actividad, resistiéndola y obedeciéndola sin embargo. Es abstracto por sus contornos definidos y mensurables, y también porque puede entrar en una existencia social, ser un objeto entre otros objetos similares y convertirse en el soporte de toda una serie de relaciones nuevas que se agregarán a su materialidad (en el lenguaje, o aun en la evolución social cuantitativa, en tanto que mercancía). Exarninemos en un caso muy simple la acción que se aplica a un fragrnento de la materia. Tocla u""ió., 131
productiva trabaja para separar un objeto
rnente distintos; se oponen en una relación determinada. Forman un todo dialéctico bien determinado. El "producto" no debe ser considerado exclusivamente en el espacio y en el instante. Una serie de fenómenos pueden ser igualmente encarados como producto. Pongo agua al fuego. El recipiente protege al líquido de todas las perturbaciones exteriores que podrían impedir el resultado buscado. El conjunto: fuego, recipiente, líquido, debe ser considerado como un producto de la acción; y también la serie sucesiva de fenórnenos: elevación de la temperatura del líquido, ebullición. Esta serie está aislada en el tiempo, como el conjunto de objetos está aislado en el espacio. Tal agruparniento de fenómenos, "consolidado" en el tiempo, se denomina en términos científicos deterrninisrno. Esta serie es por una parte real, material y concreta; por otra parte es "abstracta" en el sentido más preciso del término, ya que abs-traer quiere decir separar, destacar. El punto de partida de la abstracción no está en el pensamiento, sino en la actividad práctica; los caracteres esenciales de la percepción sensible no pueden ser correctamente deducidos de un análisis de pensamiento, sino de un análisis de la actividad procluctiva y del producto. La abstracción es una potencialidad práctica. Toda producción supone el organismo, la mano, el cerebro, el ojo. Supone también la necesidad. El organismo y la necesidad son plásticos. Las tendencias humanas no están dadas originariamente en toda su nitidez, su potencia y su lucidez. El producto que corr€s-
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ponde a una tendencia contribLrye a fijarla, a hacerla consciente y a diferenciarla. Reacciona sobre ella y sobre el organismo. La mano del hombre, su cerebroo el individuo su ojo se conforman y perfeccionan -en y en la especie- por el uso que de elios se hace. Toda producción supone aún otras deterrninaciones de la actividad práctica; y especialrnente un instru. mento, una técnica. El instrumento perrnite actuar so. bre la realidad objetiva. É1 mismo es una realidad objetiva, un objeto de la naturaleza. No actúa sobre ella desde afuera sino corno un fragmento que reacciona sobre otros fragmentos. Se podría intentar, desde ese punto de vista, una clasificación de los instrurnentos y distinguir:
a)
Los instrumentos que permiten extraer de la naturaleza ciertos fragmentos. Tienen un carácter des, tructor, abstractivo corl relación a la interdependencia de los fenórnenos naturales. Son la azada, el martillo, la flecha; la cantidad y la cualidad puras, el espacio geométrico, etc.;
b)
Los instrumentos que sirven para conservar los fragmentos así obtenidos, para proteger su aislamien. to, para orientar los determinismos substraidos a la na. taraleza. Ejemplos: la pintura que impide al hierro oxidarse, los recipientes de todo tipo, los sustantivos. El lenguaje, en efecto, el término breve que rige el len, guaje científico, es en cierto sentido un instrunento; 134
que permiten a continuación en su aisla' manufacturar los tt"g*át"J mantenidos miento; en d) Todos los resultados, en fin' de la actividad' de una rl€ce' la medida en que sirven a la satisfacción
c) Los instrumentos
sidad.
de instrumen' Tal clasificación generaliza la noción eficacia en cierta to. una casa es un Instrumento, con la comunidad de el espacio y en el ift*p"' v FTbif determinada; y tam" ilüñ q* tiene una'tinatidad el tiempo del rebién el espacio gtoÁZtti"" y social' loj, etc. y de opera:i:"t: La técnica es el conjunto de gestos que se constituye que tiend'en a un t"t"ft^¿o, cgnJunto aislada ella seguidament. e,' uta serie determináda' eXsc'
alavez que determinada)' ;il;Ailt*i"^"t" instrumento o un objeto'
tamente como un así definida es Es necesario. destacar que la técnica actividad misma' un momento de i"-^"ii"iátd' no.la "consolida" a medida Se determinu, está oor consiguiente' de la experiencia. ta técnica no del pioducto v.d: l1t -h"i en tanto que tai;;;i;túen ptoa"c'-to' tales como la abstracdeterminaciones la relación del objeto ción, la significaciJ",lti"árct'o y con la actividad' con la necesidad']"á" tr organismo No es consciente La técnica ." to"ti""^B"t ""?Áutuaá' describe y transse al principio, y seguidamente só|o Ni las técnicas tardía' forrna en mite por la palaüra r"- iC""iJ- á; pensamiento son inicial
t"'Lll;iift;'t"
*.t"i"r., "i
135
y directamer¡te comprendidas. De ahí los descubrimientos de los etnógrafos, güe comprueban la yuxtaposición en la conciencia primitiva de técnicas precisas y de interpretaciones extrañas y que se muestran muy sorprendidos por ello. Como *i .ro "rr"ontrásemos en nuestra época, entre nosotros, la misma yuxtaposición con relación a técnicas materiales o inch¡so inielectuales (la "inspiración", el misterio de la ,,crea-
ción", etc.). . . En un estadio muy avanzado, vna vez que las di-
versas técnicas .son conscientes y expresamente trasmitidas, es decir, al conocerse tanto su especialización cgmo sus rasgos generales circunstancias en que técnicas especiales como ra-en lógica se han consolidido y han dado una estructura a la conciencia- es sólo entonces cuando se necesita ra conciencia de ra actividad y de la técnica. Inicialmente, la conciencia está, por así decirlo, situada en la cosa, en el resultado dá ta acción y en la forma objetiva dada al producto. Se descubre lo que se es en aquello que se hace. La activfdad cotnprornetida en la producción procede al principio por tanteos, por ensayos y errores rectificádo*. P9c9 a poco la operación misma se consolida, se vuelve técnica; después de lo cual el hombre actuante examina su técnica para mejorarla y para extraer conclu_ siones concernientes a las propiedades del objeto. Va del producto hacia él mismo, y luego d"e él mismo al producto. La conciencia se forma prácticamente, por la cristalización de la actividad en conductas v ;&'portamientos determinados, más que por un ,.pti"g.r. 136
o una retirada subjetiva. Es así como un pintor se pone a prueba primero y se descubre en sus primeros erltuyo.; luego de lo cuál perfecciona su técnica y modifica su estilo. Sería absurdo suponer que ese pintor pudiese desarrollar su talento y tomar conciencia de él .itt pintar efectivamente; la pintura no es para él más que un simple pretexto, una manifestación ocasionaf de un talento preexistente e interior. El idealismo, sin embargo, formula una hipétesis similar a pro-
pósito del Espíritu. Las actividades de intefiración
El análisis del producto aislado puede ser cotejado con el análisis filosófico del entendimiento o "Verstand". La producción de objetos aislados que separa
a esos objeios, determina aspectos y propiedades, contiene los caracteres principales del "Verstand", en tan' to que actividad intelectual que aisla y que define-, q-ue ,. ó.tp" de expresar la significación particular de los objetos, y se esfuerza por convertirse en una técnica
de-pensarniento (gramática, técnica del análisis, lógica iormal). El entendimiento es la función de 1o distintivo, del individuo, del instante, de la práctica a escala del individuo y del objeto aislado, del fin práctico. La consideración del objeto aislado no es más que una primera etapa del pensamiento. La operación fundamental de la filosofía ha sido siempre la reconstitución del todo. El hombre pensante ha sentido constan137
'temente que el objeto aislado era inconcebible para é1, que la actividad abstracta debía ser compr.rráid" en sí misma, es decir, ligada al conjunto de las condiciones que la deterrninan y de las finalidades que persigue. Ha pensado de continuo, por lo tanto, que es necesario descubrir el dato inicial, es decir, ét lo¿o ,,compren. diéndolo" y dorninándoro rúcidamente. La mentáidad prirnitiva y la intuición mantienen una conciencia vi. va de ese todo; cuando se representan objetos o series causales, tienen necesidad de reintegrar inmediatamente esos productos en La totalidad. La filosofía ha querido siempre operar la ,,integra. ción" consciente del elemento en la totalidad. perJ en esta tentativa son posibles diversos sofismas. Se puede buscar el principio de la integración en la actividad hurnana considerada en tanto que suma mecánica de ope. raciones abstractas, o bien aun en tanto que tiene ior finalidad una técnica determinada, como ü tOgi"" tormal. Una filosofía que trata de reconstituir ellodo de esta manera se condena a considerar abstractamente operaciones especiales de la actividad en el momento preciso en que quiere superar la abstracción y alcanzar a la vez lo concreto y la totalidad. Es el caso del idealismo clásico. Se puede también q¡.ref,er alcanzar la totalidad ,,más acá" de la actividad abstrayente, omitiendo la activi
clementos del problema. Partiendo de un problerna planteado por la existencia de una actividad produc' tora abstrayente y por la exigencia de una unidad superior, niega pura y simplernente la actividad abs' trayente. Estas d.octrinas (el intuicionismo, el prirni' tivismo, el totalismo grosero) presentan una curiosa mezcla de refinamiento intelectual y de anti-intelec' tualismo sumario. La integración debe ser cumplida consciente y co' rrectarnente, sin desdeñar ningún aspecto del problerna. El producto aislado debe ser restituido en el con' .junto de sus relaciones. El aislamiento de un objeto de la naturaleza (su identidad lógica consigo mismo) no puede ser rnás que un límite, un fin último que nuestra actividad no alcanza jamás completamente a pesar de sus esfuerzos. Un objeto no está aislado y consolidado rnás que por uno solo de sus aspectos, y por la mediación de otro objeto que no es ya cornpletaneente aislable (la casa qLle me abriga, un árbol en ese jardín, un carnpo en el que crece el trigo). Por una serie de otros caracteres, Ios objetos perrnanecen siempre sumergictros en el inmenso movimiento del mundo. El pensamiento que toma por un hecho cumplido el aislamiento y la consolidación de los objetos cae en el error del mecanicismo: hace una suma en lugar de una integración, y una surna de productos como si fueran seres de la naturaleza., corno si se reencontrara a la naturaleza mediante esta suma. Es necesario pasar del producto aislado al conjunto de los productos, y simultáneamente de la conside139
ración de la actividad parcelaria a la de la actividad creadora como conjunto. Esta integración es una operación fundamental en filosofía general, y también en diversas ciencias específicas, en las cuales es necesario operer un cambio de escala para ir del elemento al todo. La economía política exige así un pasaje de la mercan, cía en particular al mercado, del punto de vista del productor aislado al examen de la producción y de la productividad globales. Este cambio de punto de vista es correlativo a un cambio profundo en la naturaleza del fenómeno. La confusión entre las escalas conduce' a los errores corrientes de los economistas que fetichi* zan el todo comprenderlo- representándoselo -sin de fuera y por encima los fenómenos elementales, acep, tados aisladamente. En sociología y en historia, es necesario también pasar del punto de vista psicológico e individual al punto de vista del conjunto social. En las ciencias de la naturaleza se volverán a hallar operaciones análogas, por las cuales se va un cambio de escala- del fenómeno elemental -por al resultado medio, global, estadístico. En lo que concierne al análisis de la actividad humana, la operación no es posible sino porque el todo existe concretamente y preexiste a sus elementos;"los elementos son, en un sentido, reales "en sí", cofilo f,rromentos del todo; pero en otro sentido no son más que abstracciones, en relación con el todo. El todo social está dado como organización práctica o praxis. Este cambio de escala corresponde al tránsito filosófico del Vetstand (entendimiento) a la Vernunft 140
es una (Razón); rige ese pasaje. 11 iltfslación noquebramundo, fántasía especulativa. Lá unidad del parcelaria'..Pot.,l^ ;; ;" un sentido por tra actividad por la consotrc'aclorl y aislados producción de objetos
particulares' ?material o intelectual) de series causales plano Já^T.",r"rr"-_si bien específicamente- en elLas neh'*u,,o. Toda actividad eS una cooperación. unas oe cesidades no están separadas absolutamente ni en el indilas otras ni en el tiempo ni en el espacio' una viduo ni en el grupo' Las técnicas se engendran función la es Raz6r. La y *u p"if.Écionan, etc' total y de la "-üot* del movimiento, del conjunto, de la vida superación. producEl nnundo hurnano objetivo es un mundo de tradicionaltos que hacen un todo t L*o qot llamamos Este mun' sensorial' á.rriu el mundo de la percepción o afectivas áo so.iat está carga¿ó ¿e significacionesel.objeto se' representativas qué superan el instante, El rnenor objeto es' en ;;t;;;; .i individuo aislado' relaciones inirt. ..átiAo, el soporte de sugestionesde yactividades que num"rubtes. Nos ,.fi"tt a toda clase para Tanto no están presentes en él inrnediatamente' son sola' el niño como para el adulto, los objetos no ocasión o la rnente una presencia sensible momentánea ün contambién aportan le il;;. actividad subjetiva; so(técnicas ienido objetivo y totitl' Las tradiciones complejas' más ;i;[. y éspirituales), las cualidades y les conmás.humildes objetos están presentes en lÁ objeto es ii.r.rr' on valor sirnbólico o un "estilo"' Cada momento' un " un contenido de conciencia,
t4r
Cuando el conjunto de los objetos está encarado como un todo, los productos adquieren una significación superior, que no tenían cuando se los consideraba aisladamente. La actividad, examinada a escala de la praxis, recibe deterrninaciones nuevas, es decir, un contenido y una forma superiores. Un país es un producto de la actividad humana, puesto que las g.trér.ciones lo han conformado. El aspecto mismo de la tie. rra, el paisaje y la naturaleza por entero, tales como existen ahora para nosotros, son un producto con el cloble aspecto objetivo y subjetivo que este término significa. ta conciencia humana aparece entonces en su relación con el conjunto de los productos. Esta relación es ya profunda cuando se trata de un artista que se crea y se aprehende en su trabajo y en la sucesión de sus obras. Se vuelve aún más profunda cuando se trata de una comunidad histórica. La actividad productora y el trabajo social no deben ser comprendldos corno consecuencia del traba¡'o no especializado de mano de obra (si bien ese trabajo tiene una función en el conjunto). Debe ser comprendido en la escala humana. La producción no es insignificante. No débe. mos reducir el trabajo a su forrna más elernental, sino, por el contrario, concebirlo de conformidad con sus formas superiores: el trabajo total torna entonces su significación creadora y "poética". La creación que se persigue en la praxis, a través del conjunto de los actcs y de las existencias individuales, y en todo el des, arrollo de la historia, es la del hombre por sí mismo. L42
"La pretendida historia mundial no es otra
cosa que
la próducción del hombre por medio del trabajo hu' mano" (Man. eco.tilos.¡ P. 125). En la nataraleza -objeto de la naturaleza pero vuelto hacia los hombres- se intercala entre los hom' bres y la naturaleza este vasto conjunto: el mundo de' los productos, el instrumental total. Los hornbres no son nada sin este conjunto de herramientas y de técnicas. Y sin embargo lo humano no puede ser 1o utilitario y lo instrumental. Cuando los hombres Se v¡¡sl' ven instrumentos, cuando las actividades humanas no tienen más que fines utiiitarios (incluso enmascarados por ideologías justificatorias) existe ahí una condición lnhumana. Los seres humanos llegan a creerse ellos mismos instrumentos de potencialidades trascendentales: los destinos, las divinidades. Para volver esta contradicción entre la existencia instrumental del homo taber y las exigencias humanas de libertad, ciertos filósofos apelan a una trascendencia: el hornbre se rcalizará más tarde, en otra vida, o en otro plano que el terrestre, el de la."salvación" mística. En tanto es' pera su liberación última, el hombre obedece al des' iino ordenado por la potencia trascendental' Estas cruelmente- la conciendoctrinas restablecen -más cia instrumental que han querido superar. Una sola respuesta tiene una significación positiva: la activi' dad qr.le transforma al hombre en instrumento representa una contradicción en lo humano,'que puede y que debe ser sobrePasada... Los instrumentos no son una forma impuesta desde t43
afuera a la naturaleza, como podrían serlo las categorías abstractas. No son una prisión para el hombre, una muralla entre él y la naturaleza. Una selva tropical o una tempestad en plena mar son lo cósmico puro; el hombre presa de sus fuerzas es el hombre impotente y aislado, fuera de la naturaleza, puesto que es presa de la naturaleza. Pero un paisaje humanizado casa en ese paisaje, con un estilo apropiado-una muestra al hombre en la naturaleza, reconciliado con ella en tanto que se la apropia. La conciencia más alta es una conciencia del hom. bre en la naturaleza, eÍr tanto que diferente de é1, pero condicionando su exiStencia. La conciencia superior del hombre no es por lo tantoo ni una conciencia de los instrurnentos o de las técnicas, ni una pura conciencia de sí en tanto que subjetividad exterior a la naturaleza. Expresa así una vida natural humanizada y organizada, intensificada por ello puesto que la vida natural está limitada orgánicamente en los anirnales, reducida a tendencias elementales, incompatibles, y que su saciedad hace desaparecer inmediatamente. ,,La industria es la relación histórica real de la natu taleza, por 1o tanto también de las ciencias naturales, con el hombre; es por ello que si se la considera como un despliegue esotérico de las fuerzas esenciales del hom, bre, se puede también comprender la esencia humana de la natutaleza, o la esencia natural de los hombres; las ciencias naturales renuncian entonces a su dirección abstracta y material, mejor aún idealista; se convierten en el fundamento de una ciencia humana. del r44
mismo modo que en el presente se han convertido (si bien bajo una forma alienada) en el fundamento de una vida realrnente humana. Un fundamento para la vida, y otro para la ciencia: esta idea es un sueño. La natataleza tal como se transforrna en la historia humana. . . es la naturaleza del hombre" (Marx, Ibid.,
p.
222).1
En su historia, el ser humano se aísla en un sentido de la naturaleza, pero contrae también con ella una relación más profunda, una unidad más elevada. El hombre es un ser limitado de la naturaleza que se comporta como un todo, que se vuelve sujeto activo. Vida espontánea que trabaja en consolidarse y elevarse finito que se abre a posibilidades infinitas-, -ser el hombre es capaz de elevarse a un grado superior de existencia y de superar su punto de partida. El Hombre es un movimiento que vuelve sin cesar a un punto de partida para retomarlo elevándolo a un nivel siempre superior, un ser que encierra en sí mismo y do' mina poco a poco su devenir entero. Su limitación y su abstracción se transforman en poderío; aquello que entendimiento abses más lirnitado en el hombre objetos e instantes, instracto, la capacidad de fijar -su trurnentos y conceptos, en su separación- se convierte precisamente en el principio de esta potencia creciente. La conciencia del hombre expresa su poder so1 Las ciencias, luego de un siglo, van' como 1o había visto Marx, por hacia la unida-d; .ia las ciencias dé la naturaleza han sido fecundadas la ciencia de realidad humana (teoría de la concurrencia vital, con' ciencia histórica, ciencia estadística, etc.).
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bre las cosas, pero también su limitación, puesto que' aquélla no se logra sino por interrnedio de la abstracción, de la lógica, y en la conciencia del hombre teórico extraño a la naturaleza. La conciencia expresá efltonces a la vez la finitud del hombre y su infinitud. Ésta es una contradicción interna, que 10 obliga siempre a profundizarse y a superarse. Y ése es también su drama, su desdicha y su grancleza. De la lirnitación, el hombre hace surgir un infinito deternainado, hurnano, que encierra y libera y sobrepasa lo indefinido dado er¡ la existencia natural, y que puede denorninarse: potencia humana. conocirniento, acción, arnor, Espíritu, o rnás sirnplerrente 1o hurnano. SecÉ¡:r clominado
y
s;ectot mo darninacl.o
{Jna le5. simple como la ley de la caída de los cüerpos no es verdadera rnás que en condiciones mal denorninadas a rnenudo "id.eales". No es verdadera sólo para !.rr1 cuerp que cae en el vacío. For medio de la operaclón de abstnacc.ión, se han eliminado las acciones perturk¡adoras y reciucido el fenómeno natural a s¡,nceder en condiciones ri.gurosamente consolidadas, en función únican"rente del tiernpo, del espacio y de la fuerza denorninada 'ogravedad". Y es por ello que se encuentra una ley simple, una relación maternática entre ei tiernpo y el espacio. Tal ley cornporta la pro, ducción de un objeto definido. Como todo producto este objeto tiene un aspecto natural y un aspecto humano, un contenido objetivo y un sentido subjetivo, 146
un aspecto concreto y un aspecto abstracto. Lo mis' mo sucede con etr espacio geon"létrico, corl el tiernpo del reloj, cuya$ definiciones perrni.ten determinar el
objeto "cuerpo que cae en el vacío" y son recíprocarnente determinadas por é1. Toda activiclad, al aislar en la naturaleza un objeto, constituye un análisis de la naturaleza. Con-ro tro observa Engels enla Diatróctica de la NaturaÍ'ezá, rofrlller una nu.eu es ya hacer un análisis. La actividad separa, aísla, consolida, por lo tanto, rnata y destroza. Y es, sin ernbargo, lo real, rnóvil y virriente lo que quiere lograr, que no puede lograi sino continuando indefinidarnente sl-r esfuerzo' trDi aná' -qu conctrición interna io ohtiga a sobrepasnrse. trisis no puede cornpietarse. For !o tanto la inmoviiie.'lción del prodtlcto nunce se cornpleta, tanto por parte de tra nat¡.lraleca (que retorna siempre los obje' tos que ei honebre ha querido substraerle) corno por parte de la actividacl, que rta siernpre hacia nuevas de' t*r¡trinaciones. Iüq: existe actividad teórica pura que se Firoponga *:;i;clusivan-¡ente un corte abstracto del rnunclo, una iicrrtificacién abstracta de 1o diverso o una inmovili' :,:ación cornpieta del d.ato dinámico. f.a dialéctica de i¿:r *ctivictrad se desarrolla en relaciones rnúi.tipl'es' Frosig'u* en el seno del mundo, sin separarse nunca de ia praxis total, un vasto análisis que no puede ser e:reiusl' vnrnente un análisis, pero que es también necesaria' niente una síntesis. La actividad manifiesta las relaciones de los objetos precisarnente aislándolos' El objeto sepnrado es abstracto, y la relación es entonces lo con' t47
creto; pero una vez aislada la relación se vuelve ella misma abstracta con relación al objeto y vuelve al objeto, a la esencia del objeto. La actividad va así siempre de lo abstracto a lo concreto y de lo concreto a lo abstracto. Une luego de haber separado y recíprocamente. Pone de relieve relaciones tras de haber aisr lado y reunido elementos. Todo producto, toda ley, toda propiedad descubierta en las cosas tienen por lo tanto un carácter relativo, provisional, aproximativo, y al mismo tiempo un carácter objetivo y concreto. La operación de consolidación permite en cada caso distinguir dos series de "causas"; por una parte las causas que se pueden aislar con facitridad y agrupar en series bien determinadas relativamente con el ob. jeto y con la finalidad de la actividad, y por otra parte las causas'omenudas", provisionalmente desdeñables y consideradas como perturbadoras. . . (La acción del aire en la caída de los cuerpos, etc.; se dan siernpre en número ilineitado, puesto que representan la acción de la naturaleza entera sobre el objeto considerado). Esas causas "menudas" pueden llegar a ser, sin embargo, las más interesantes; pero el conocimiento comienza siempre por su eliminación. Descarta así, deja de reconocer, por consiguiente, al azar. La operación de consolidación ha tenido siempre por finalidad esenciai la producción de un determinismo. Aquello que es verdadero de todo producto es igualmente verdadero de todo determinismo: es una creación, lo que no significa una construcción ar-
bitraria. Toctro deterr¡rinismo es sustraído mediante una operación prácti.ca, por lo tanto objetiva, en un sentido, a la indefinida realidad. de la naturaleza, a las causas perturbadoras, a todo azar en tanto que
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tal. Toclo determinisrno es una serie consolidada. Tiene una significación objetiva, una realidad objetiva, y al mismo tiempo algo de retrativo y de subjetivo. Frovisionalmente aislado toma su sentido en las relaciones que la investigaciór¡ no mar¡ifiesta más que aislándolo. En el sector dorninado, ahora en Ja escala humana, praxisel conjunto de la actividad prod.uctiva -la hernundo un consolidado, universo cre&r un tiende a detercausales series cho de un nirmero inmenso d.e minadas. Bajo este ángulo. el mecanisnno es un vasto instrumento cuya función principal es establecer las relaciones sometidas al control hutnano, un instrurnento privilegiado porque corresponde al más grande logro de la operación tendiente a consolidar un deterrninisrno. El rnecanicismo y el determinismo tienen así algo objetivo; pero es menester guardarse de ver en ellos sólo lo objetivo, y de transforrnarlos en fatalidad. El deterrninismo tiene lugar en el conjunto de determinaciones y de finaiidades de la actividad. El conjunto de determinisrnos constituye un todo dominado por la actividad humana. Este conjunto, organizado por la praxis, y en el cual se halla la unidad de lo real que no llega nunca a quebrar completamente ningún deterrninismo parcial, es lo verdadero concreto.
La actividad humana, la praxis, introduce oposiciones en el mundo, lo que no puede hacer sino acentuando aquéllas que se encuentran ya esbozadas, Acentúa así el carácter de los momentos, aspectos o propiedades de lo real que tienen algo de distinto. Introduce en la realidad las oposiciones de lo concreto y de lo abstracto la necesidad y del azar- del cleterrninisrflo y de-de la finalidad. Pero al rnisrno tiem. po introduce, produ.ce dialécticamente su unidad. La consolidación puede asignar condiciones a un devenir, y por lo tanto orientarlo sin suprineirlo por ello. For ejernplo, en un árbol que se ptranta y que se cuida, el movimiento o'bjeti.vo está simplemente protegido y dirigido. ta actividad productiva recela de las contradicciones, de los conflictos objetivos de las fuerzas, Ilorqu.e pueden provocar la ruptura de la consolidación buscada. Por un lado, entonces, la actividad aprovecha de las oposiciones, las acentúa, introduce otras nuevas, pero por otro lado busca continuarnente reducir y sobrepasar la contradicción ex. terna. La contradicción no es adn'litida en-general, en los productos de la actividad, sino bajo la forma del equilibrio entre fuerzas opuestas. El equilibrio alcanza al reposo provisional; una fuerza nueva, cuidadosa" mente medida y dosificada, viene a romper este equilibrio en el rnomento querido, y en un sentido deter. minado. Se pueden observar equilibrios similares en las construcciones teóricas de la mecánica y de la física, y también en las construcciones materiales que son los objetos, las máquinas, etc. La actividad se es-
fuerza así por consolidar la contradicción misma, por hacer de ella un instrumento y un determinismo. Tal operacién es posible; se logra, pero es sólo relativa, no es verdad más que para un objeto aislado. No suprirne la dialéctica de la nqturaleza y la de la actividad. El error de gran número de filósofos mecanicistas o id.ealistas ha sido llevarla a lo absoluto. Etr pasaje de la consideración del producto aislado la consideración de la actividad a la del conjunto -de de la actividad total- evita parcial al rnovimiento este sofisma. La actividad no strprime la contradicción: la vive. En el rnornento misrno en que trabaja en reducirtra, ia lleva en sí, no la dornina, no crea una ¡.lnidad rnás elevada sino haciéndola renacer más profundamente. El sector no dorninaclo clel rnundo perrnanece in' menso. En 1o que concierne a la naturaleza, este sector no dominado es para el hombre fatalidad y grosero azat. &m el hornbre rnisrno" este sector se denomina¡ espontqneidad pura, inconsciencia, y aun destino psicológico o socia!. Comprende todo aquello que la actividad no tra podido hasta aquí orientar y consolidar, todo lo que no es aún "producto" por el hombre y para el hornbre. Se trata de una inmensa parte de la realidad que no está humanizada alrededor del hombre y en el hombre mismo, que no es aún objeto para la praxis. La actividad productiva contiene esta contra' dicción, la más profunda de todas: la oposición dolo' rosa entre la potencia del hombre y su impotencid,¡ e:rt 'tre la existencia de un sector de la realidad que está
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dorninado, consolidado humanamente, y la de üfl s€ctor en bruto, entre lo que hace la vida del hombre y 1o que causa su muerte. El hombre se encuentra a cada instante separado de lo que lo hace ser y que no alcanza a dominar. Su esencia se encuentra así vitalmente arnenazada, disociada, arrancada a la existencia. Muere, espiritual. o materialmente. Este sector dominado comprende todavía desafortunadamente casi toda la vida natural y biológica, casi toda la vida psicológica y social del hombre. La potencia del hombre, que parecía tan fuerte, se presenta de repente infinitamente frágil y arnefiazada. Este sector se deterrnina primero corno existencia o realidad exterior, se advierte luego que esta existencia €s pr€cisamente la más interior, la rnás íntima. La actitud hacia este sector no dominado puede ser una exploración por medios no científicos, una interpretación, o una proyección más o menos arbitraria, sobre é1, de la conciencia particular al sector domina. do. Desde el rnomento en que ha existido un sector dominado, han aparecido esos fenórnenos de exploración, de interpretación, de confusión o de proyección. ta exploración fue perseguida por métodos de expresión iiteraria o poética. La interpretación y la proyección han dado lugar a los mitos y a las religiones, elernentos esenciales de ias ideologías.l 1 ". . . Es necesario considerar como el más difícil progreso del espíritu humano aquel en el cual la fantasia ha subyuéado a Io teal y en el cual se forma la continuidad de las ciencias expetitnentales gracias a las cuales la taza humana completará la dominación del
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La conciencia primitiva contenía, sin embargo, eiernentos racionales en tanto que manifestaba la actividad productiva naciente y su relación con el mundo' El primitivo tuvo el sentirniento de la unidad del *o"do (cf. el Mana de los sociólogos) e1 un grado neás elevLdo que el hombre fragmentado de la socie-
dad n'rod.erna. Aquél percibió confusa pero vitalneente la unidad de las contradicciones. La mentalidad llamacla "preiógica" (para la cual seres contradictorios pueden constituir una unidad) contenía una parte de verdad desconocida por los etnógrafos, que la juzga' ron ctre acuerdo con los criterios rígidos de la lóSic1 forrnal. Este pensamiento prirnitivo comporta también una actitud, inspirada por el sector dorninado y la conciencia propia de este sector, enfrentada con el enQrme sect-or no dominado. Más todavía, extiende arbitrariamente al sector no dominado la conciencia tomada en préstamo al sector dominado' Se figura dorninar lo que no domina. El pensamiento primitivo cree obtener resultado con técnicas arbitrarias: las magias. Las magias fueron a la vez interpretaciones de la práctica (el primitivo respondía a la pregunta: tal ac¿Por qué se obtiene tal resultado mediante ilusorias pero tranquilizadoras
"iO"e) -extensiones
pensamiento sobre el planeta que habita' ""i "el grogleso del- mr:ndo 'va desde los sueños, los sortilógios y los augurios, de los oráculos y munio. p.ot.t"., por la puerta de oro de la fantasía artística haciaalelconocido ie la cieircia universalmente válida que somete lo real edición' miento humano..." (Wilhelm Dilthey, Geáammelte SchtiÍten' 2e Leipzig, L921, P, 343).
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'de la potencia técnica a las realidades amenazantes y .desconocidas-, es decir, proyecciones de la conciencia humana sobre el mundo y, finahnente, exploraciones de lo desconocido, poéticas y a veces. prácticas, corno en el caso de la medicina, de la alquimia, etc. No hubo, parece, en el origen de las magias y de las
religiones, ¡rna l'mentatidad prelógica" (Lévy-Bruhl), ni una magia original de la que hubieran'sido extraídas a la vez las religiones y las ciencias (Frazer) ni, por último, una religión de origen sociológico que hubiese inspirado todos los comportarnientos de los prirnitivos (Durkheim). Las formas separadas u opües. tas actualmente religión, tra ciencia, el arte- re-la sultaron de la diferenciación socialmente determinada de la actividad productiva. La conciencia, apoyada sobre esta actividad, pero aomprometida en el doloroso conflicto entre esta actividad y el rnundo no d.orninado (comprornetidos los irnpulsos fisiológicos, sexuales, etc.) ha buscado una soiución en la religión, en la expresión estética. Todas estas forrnas de la actividad implican una forma de tentativa de comprender y gobernar el rnundo no dominado; sólo el conocimiento científico puede rcalizar pienamente esta dorninación. Si en la conciencia prirnitiva han existido elementos racionales (elementos de intuición destinados a completar la lógica formal) inversamente, la conciencia moderna contiene innurnerables supervivencias de pensarniento primitivo. La presencia del sector no dominado es más fascinante, más asombrosa para nos154
.otros que para el primitivo. Nuestro poderío se tambaiea y nuestra lucidez se ve amenazada. Parece que f,uera necesario por todos los medios y a todo precio apropiarse del séctor no dominado..La actividad mítica prosigue, entonces. No nos contentamos con la expl&ación de este sector por métodos precursole¡ de su- dominación, como algunos métodos psicológicos' INo nos contentarnos siquiera con su expresión estética. Se quiere representarlo, consolarse con é1, o aún desarmarlo, tornarXo inofensivo' De ahí la persistencia de la reiigión; de ahí :unavez más la invención de nr¡evos mitos y de nuevas magias. Y ven'los cuán d'ifícil es defender la IRazón en etr' terreno del puro racionalismo. O bien es la R.azón una potencia viviente, una actividad que lucha por vencer en el mundo y en el hornbre, un poder creacXor de orden y de tlnidad' 0 bien es una forma irnpotente, destinada a dejar lugar a las interpretaciones míticas que fetichizan los étrernentos de la naturaleza' o los productos sociales, o los dos ala vez (suelo, raza, Estado' ' ')' Si la Razón permanece corno interioridad pura no puede dejar de caer bajo la autoridad externa.
EI detern"tinismo tisico Tal determinismo no puede ser absoluto' Es relati-
vo, por lo tanto aproximativo. Es relativo efl üná escala-humana, para una activid'ad humana y conforme .con la finalidad de esta actividad. Es necesario constantemente extenderlo, profunüzarlo, agregarle series 155
causales nuevas y nuevos fragmentos del rnundo con teorías y finalidades más vastas. Es necesario entonces criticar constanternente el deterrninismo a que se llegue; su verdad se encuentra sólo en las determinaciones ulteriores y más vastas en que se reúnen la crítica de este determinisrno y el análisis de la actividad que ha producido. El determinismo alcanzado por una cien-
cia debe ser concebido, por lo tanto, sólo como un rnomento. En otros términos, todo determinisrno matemático, ffsico, químico, biotrógico, etc., permanece siempre abierto, por una parte sobre la naturale.za, e-rrtera y por la otra sobre la actividad hurnana. La idea de la formación y de la consolidación de un mundo, aquel en que ssf¿rn65- 5s mundo -nLlestro reencuentra aquí. Consolidación completamente relativa y aproxin-lativa. Nuestro r-¡rundo se organiza y se estabiliza relativamente, pero sólo abriéndose V extendiéncl<¡se hacia las realidades de la naturaleza qtJe éstán en otra escala que el hombre. Estos cambios de escala plantean nuevos problemas. Las causas "menudas" pasan a primer ptrano en la búsqueda. Las relaciones así obtenidas no son únicamente relaciones de la parte con el todo. El sabio introduce la noción del deterrninisrno estadístico y formula leyes que no se deducen lógicarnente de leyes válidas en otra escala. Esta extensión de nuestro mundo ha sid<¡ así marcada por
ei descubrimiento de grados cualitativarnente distintos de lo real, cuyas ieyes son estadísticas con relación a los elementos cuantitativos que la componen, pero a 156
su vez "atómicas" con relación a los grados y conjuntos superiores.t El mundo humano aparece así como constituido por emergencias, por formás (en el sentido plástico de la palabra), por ritos que nacen en la naturaleza y que u" .ott.otiOun relativámente suponiendo al rnismo tiempo el devenir en ia naturaleza.Hay un espacio huma' i'ro, on tiempo humano que están por un lado en la natu.raleza y por otro lado fuera de ella' Es evidente
por ejemptó áue los ritmos humanos (tiempo biológi"o, p.i""lógico, social, tiempo de nuestro organismo rnanera de Ir ti.*po dál reloj) determinan nuestra incluso las y hasta iercibii el mundo, de concebirlo, es abssólo i"y.. qo. descubrimos. Pero ese tiempo
trácto in cierto sentido (variable f de los físicos); por otra parte es un hecho de la naturaleza' Las leyes, a bveL que reflejan nuestra duración, tienen al mismo tiempo un sentido objetivo. La tranquilidad de los fenórnenos, para empl.á, ont fórmula hegeliana, se-mide a nuestro tit*o; pero nuestro ritmo cae en los ritrnos de la natur aleza; es por ello que la previsión y la inducción son posibles. No es necesari.o representarse tra naturaleza física como una yuxtaposición o una suma de determinismos exteriores los unos a los otros. Cada deterrninismo es un producto: no una construcción abstracta de la in1 En un libro conocido, inspirado en el mate¡ialismo dialéctico (A Lévy Philoiophy fot a modetn Áan,'Londres, 1938) el sabio inglés H' expone lúcidamente u.au ,el.ciones, sin emplear el bagaje matemático'
Cf. especialmente P. 148 Y
sigtes'
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teligencia pura, sino un producto de la praxis. El con-. junto de los determinisrnos es así un vasto producto de la actividad, un inmenso objeto: el Mundo. Este. objeto debe ser cornprendido, por una parte, en función de la naturaleza y, pot otra, en función de la actividad productora, que es ella rnisma un todo flo se¡ parado absolutan-lente de la naturaleza. Es por lo tanto absurdo querer representarse la naturaleza ,,en sí',; en sí nrisma la naturaleza no puede ser ni indeterminada ni deterrninada en ei sentido del determinismo_ Esta existencia supremamente concreta, la ,,prxra" natsral,eza es al rr¡isrno tiempo para nosótros la abstraccién rnás despojada. Está más acá de todas las determinaciones: indiferencia, devenir espontáneo (Selbstbervegung) todavía indeterminad.o para nosotnos, sir-ro en las leyes más generales y rnás abstractas de la dialéctica. Encarnizarse en deterrninar la naturaleza fue. ra ctre la activictad que en ella- la pene.lra. -fundada y ia "cornprende" ligando orgánicamente sus elen:entos dispersos, es plantearse un problerna insoluble, un problema metafísico al cual no puede responderse r.nás, que por rnedio de un rnito. Es qu.erer pensar un hdundo fuera de las concliciones de exist"t á" de un rnundo,. fuera de la Idea clel mundo. La rnultinacionalidad de los deternninisrnos plantea el problema de su unidad. La actividad productiva quiebra el objeto natural en estos determinismos; su multiplicidad es relativa a las diferentes ciencias, téc. nicas y especializaciones del conocimiento. El hornbre real y activo es entonces el nexo de los determinismc,s.
Ha sido obligado a fragmentar su actividad y los objetos de su actividad para llegar a formar su mundo y a dominar la naturaleza. Ha sido obligado a consi. derarse a sí mismo bajo diferentes ángulos: en tanto que ser material tangible y visible; en tanto que reali. zad,or de cálculos matemáticos, etc.; y lo mismo con los otros seres de su universo. I-a multiplicidad de'los determinismos revela articulaciones objetivas del universo, y especialmente la existencia de grados que tienen una realidad específica; sin embargo, ésta no debe
ser tomada en sentido absoluto. Esta multiplicidad es sólo rnomentánea: puesto que el hombre es uno, y el rnundo a su alrededor es un todo. La ruptlrra del universo en deterrrinismos parciales está cr:nstante.
mente superada en la vida y la práctica y la unidad clialéctica continuarnente reproducida; tenderá hacia la unidad superior en la rnedida en que el hornbre lle. gue a realizarse, a hacer de sí una unidad. específica que envuelva la naturaleza. Entonces, 'olas ciencias naturatres estarán subordinadas a la ciencia del hornbre; la ciencia del honnbre estará subordinada a ta ciencia natural; las dos serán una sola ciencia" (Nlarx, ibid,
p.
123). Las series causales y los determinismos parten del horr¡bre y terrninan en é1. Este análisis puede resurnirse en una fórmula: el determinisrno físico es el trombre en la naturaleea. Definición que debe ser tomada en un sentido dialéctico: subrayando lo que hay de ob. jetivo en el deterrninismo, indica que cada determinis159
158
mo se sitúa en la actividad real de un ser de la natura' leza actuando sobre la naturaleza, el hombre viviente. Para ser cornprendidas en su multiplicidad que al que su objetividad se vuelva concebible y para -para mismo tiempo se determine su unidad, las ciencias exigen una teoría dialéctica del conocimiento y de la actividad productora.
El determinismo social Marx ha resumido en una fórmula sorprendente
el
carácter dialéctico, complejo y accidentado del devenir histórico: las cosas humanas han progresado, en general, d.ebido a su lado malo. La esclavitud ha condicionado a la rnayor parte de las civiiizaciones. Fueron necesarias las revoluciones y las guerras para que fue' sen destruidas y superadas las civilizaciones limitadas. Fue necesaria la decadencia de la antigüedad para que desapareciesen las limitaciones del mundo antiguo desde ei punto de vista de la estructura social y del pensamiento. Este "lado malo" roe y destruye lo existente, causa su decadencia y su crisis, conduce a la aparición de los elementos de una nueva realidad social. Lo negativo es primero tlna rnanifestación accidental; se convierte en seguida en una esencia nueva. Esta aparece primero bajo una forma trumilde, exterior, esporádica. Se afirma, como grado nuevo de la realidad, vna vez que se multiplican sus elementos al principio aislados e impotentes. Así, los primeros fir€r,caderes de la Edad Media dieron nacimiento a la bur-
guesía; los primeros proletarios fueron artistas arruinadoso al comienzo raros en el siglo xvt, luego más y más numerosos hasta que aparece la nueva realidad social, la clase nueva. La realidad de un, objeto social es comparable a la de los objetos sensibles: un objeto social €s ün producto de la actividad, abstracta por una parte, real y concreta por otra, y sobre ei cual se puede actuar por el hecho misrno de que es objetivo y resistente, sin ser una realidad brutalmente dada. rne¡¡¿do- detenta ac' Un objeto social típico -sl tualmente todavía un poderío sobre los seres humanos exactamente como las realidades del sector no dominado de la naturaleza. Contiene lo conocido y 1o desconocido,la apariencia y la realidad. Puede dar lugar a la aplicación de una fuerza, de un método específico ctre acción, que 1o rnodeia. Mas por lo general, los objetos materiales intervienen en la sociedad humana: son 'obienes". Estimulan la actividad sociai, las necesidades y las relaciones hu' manas; pero por otra parte se imponen a esta actividad ciertas determinaciones. En particular, la escasez de los objetos consumibles ha desencadenado desde los orígenes hasta nuestros días (entramos por el contrario en la época de la abundancia), luchas y com' petencias que prolongan en lo social la lucha natural por la vida. Los objetos y los productos de la actividad humana no pierden ese carácter inicial cuando se convierten en soporte de relaciones sociales, cuando dan nacimiento a objetos específicamente sociales tales co'
160 161
mo el mercado. Continúan determinando en la activi* dad humana contradicciones y luchas. De la cofrlpg* tencia general emergen las luchas de ciertos grupos poá derosos: laS clases sociales. Los objetos, en tanto que objetos materiales, y I go en tanto que objetos sociales propiarnente el conjunto de las mercancías y el rnercado-; -como determinan entonces la actividad social y el devenir econórnico social. La acción política corresponde, el plano humano, en lo que concierne a las sociales, a la acción práctica en la naturaleza. Actíra por medio'de relaciones sociales y sobre ellas; inte ne en los conflictos v utiliza las fuerzas en conflicto. En el curso de la historia, no hubo fronteras absol entre las épocas, las civilizaciones, las clases. El mo, vimiento económico-social ha sido siempre complejo. La acción política se ha esforzado constan por contener este movimiento en formas determinadas, eliminando para ello los elementos perturbadores. Ha qtrerido siempre intervenir para controlar el de' venir espontáneo de las estructuras "consolidadas":' las formas dei Estado, productos de la acción aplicada a las relaciones sociales que se sirven de las fuerzagr presentes, por io tanto sienapre en beneficio de la rnás poderosa de esas fuerzas. Pero aquí una vez más ese empeño ha hecho surgir, hasta nuestros días, contra. dicciones cada vez más profundas y ha preparado la vía para la ernergencia de formas y energías nuevas. Este análisis puede aún resumirse en una fórmulal eI determinismo social es Ia naturaleza en eI hombte.
t62
El determinismo social permite en efecto la actividad específicamente humana, la condiciona, y sin embargo la limita. El determinismo social permite la libertad del hombre, y sin embargo se opone a ella. Tiene por
origen la objetividad natural, prolongándose en la ob' jetividad de los F'etiches y en la objetividad específica de las relaciones sociales. Tiene por frente igualmente las deterrninaciones naturales: la escasez de los bienes, la lucha natural por la vida. Las realidades sociales y los objetos sociales aparecen como consecuencia de procesos espontáneos comparables a'aquellos que descubren las ciencias de la naturaleza: resultados esta' dísticos de fenómenos elementales. El determinisrno social es así lo inhumano en 1o hurnano, la continuación en 1o humano de las luchas na' turales y de las realidades biolégicas. Es el hombre to' davía no realizado: la naturaleza en el hombre.
El hombre total
El
hombre es al comienzo un humilde fragmento de la naturaleza, un ser biológico débil y desnudo entre todos. Este ser tan débil emprende audazmente la lucha; se vuelve una "esencia" separada de la existencia natural, a la vez vulnerable y poderosa. La separación es fundasrental: el hombre no es rnás y no puede ser ya rnás la naturaleza; y sin embargo él no es más que en ella y por ella. Esta contradicción está reproducida y profundizada en el curso mismo del proceso que debe finalizar por dominarla. El hombre 163
actividad creadora. Se produce por su actividad. Se produce, pero él no es lo que produce. Su actividad domina poco a poco a la natural eza; FseÍo ahora este poderío se vuelve contra é1, toma las características de una naturaleza externa y lo arrastra en el determinismo social que le inflige terribles pruebas. El hombre no es nada sin é1. Lo humano no existe de antemano más que en y por lo inhumano. No solarnente depende de la naturaleza, sino qu.e en la sociedad misma es cuanto hay de más débil. Sornetido a la brutalidad biológica, el hombre se opone no menos decididamente a esta brutalidad: en el Derecho, en la Moral v en la Religión El hombre está así profundamente desgarrado y no se forma más que en el desgarramiento. No es de antemano rnás que una contradicción entre él mismo v la naturaleza. En esta contradicción los dos término*".tán en acción recíproca; los caracteres de uno pasan al otro; luego de cada resolución la contradicción reaparece bajo una forma tanto más profunda y dramática cuanto rnás elevada y consciente ha sido la unidad lograda. Las actividades que realmente sobrepasan las formas naturales del antagonismo (la praxis, el pensamiento, el Espíritu que comporta una cierta unidad inmanente, dominando la exterioridad) sólo han funcionado hasta aquí para agravar y ahon. dar más profundamente los desgarramientos y las lues
Parece siempre que lo hurnano no existe, que no fuera más que una aparienciao un consuelo. y sin em-
bargo, el hombre está ya en la existencia; se manifiesta a nosotros desde que consideramos la actividad como un todo y desde que dejamos de ver cada objeto, cada acontecimiento, y cada individuo, según sus par. ticularidades perecederas. La esencia humana es ante todo virtualidad abstracta: escisión interna, separación. Incluso parece que no tuviese más que una exis. tencia metafísica ideal. Y sin embargo cada problema planteado por una contradicción solicita su solución, va hacia su solución, determina una actividad que la supera y plantea así un grado nuevo de actualidad de la esencia humana. Cada vez que una contradicción es resuelta, el hombre vivo se aproxima a esta esencia; todo sucede como si ésta fuese el motor inmanente de la histo,ria y del movimiento dramático de las cosas htrmanas. Descubrimiento y creación convergente: lo hurnano es a la vez creado (producto) y descubierto. El ictrealismo aísla esta parte del hombre que emerge poco a poco. La considera "en sí", fuera de las condi. ciones de existencia, como si hubiese "triunfado" de antemano debilitando así el drama -sfe¡¡¿mentedel nacirniento del hombre. El hombre nace y se realiza en aquello que es "otro" con relación a é1, en aquello que lo niega y que él nieEa, y que sin embargo le está íntimamente unido: la naturaleza. Mezclado con ella, no obstante, poco. a poco se yergue poderoso sobre ella, se crea una natu, taleza hurnana. ta utilización trivial de estas palabras ha enmasca. rado, bajo una familiaridad decepcionanteo el sentido
r64
165
chas.
auténtico de las mismas. La naturaleza se vuelve humana; alrededor del hombre, en el hombre, se vuetrve u,n mundo, una experiencia otganízada. Y el hombre se vuelve naturaleza, existencia concreta, potencialidad. La labor humana humaniza la naturaleza alrede. dor de los hombres. Y la naturaieza se interioriza hurnanamente deviniendo vitalidad lúcida, energía instintiva iiberada de las limitaciones del instinto natural y pasivo. La naturaleza humana es una unidad, un intercarnbio de ser, un superar de la separación. producción econémica- no es un El trabajo fin en sí. "El -la resultado esencial de la producción. . . . es la existencia del hombre" (Man. Eco. FiI., p. 135). o'La naturaleza es el cuerpo inorgánico del hombre. . . El hombre vive de la naturaleza,lo que quiere decir: la naturaleza es su cuerpo, al cual debe permanecer ligado por un proceso constante para no morir. Que la vida física y espiritual clel hombre esté ligada a la naturaleza sélo significa que la naturaleza esté ligada consigo rnisrna, ya que el hombre es una parte de la naturaleza. . . Pero es en la elaboración del mundo de los objetos donde ei hombre se afirma como s€r específico. Esta producción es su vida específica activa' Gracias a ella la naturaleza apatece como su obra y su realidad. El objeto del trabajo es por 1o tanto la objetivación y la vida específica del hombre, en la me. dida en que se desdcbla, no como en la conciencia, intelectualmente, sino activamente, realmente, y se conternpla a sí misrno en un rnundo creado por él. . . " (Ibid., p. 88). La historia social es la historia de la 166
.apropiación por el hombre de la naturaleza y de su propia naturaleza. El trabajo social y la actividad económica son medios de esta apropiación, momentos ,esenciales de la esencia humana, una vez que son integrados y dominados por esta esencia. En sí mismos no son esta esencia. El hornbre económico debe s€f Sl.l. perado, para que se manifieste la libertad del hombre total: "el hombre se apropia su esencia múltiple (Allseitiges)... en tanto que hombre total" (Ibíd., p. 118). El movimiento total está quebrado por la acción y por el pensamiento. Esta separación no puede ser absoluta; tiene sin ernbargo una realidad relativa fun. dada en la lucha humana contra la naturaleza. El de.
terminismo físico adhiere al hombre actuando en la naturaleza y sobre la naturaleza. El determinismo social prolonga la naturatreza en el hombre. La Natutaleza Flumana resueLve esos conflictos, despliega una unidad más elevada, supera, otganizándolos, los de, terminismos. Como la naturaleza encarada en su totalidad, ]a naturaleza tiumana es espontaneidad (Selbstbewegung), pero organizada y lúcida. El hombre total es "todo naturaleza"; encierra en él todas las energías de la materia y de la vida, todo el pasado y el porvenir del mundo; pero transforma la naturatreza en yo. luntad y libertad. Los productos y las fuerzas de producción son "lo otro" de ese hombre total, en que él puede perderse. La independencia de las fuerzas económicas y domidel hombre rnoderno- debe ser comprendida-destino nada. Desde que la objetividad dei proceso social está
r67
definida como taf está ya en vías de superáción; se une a la actividag grl .,r¡.to hurnano actuante y ya objetivo, se ,,subjetiviza,," en-ái, para que surja ;"r" una actividad humana más of¡etiira: que se tome más eficazmente como, objeto a. ,rrr"-u"ción, que se ,,produzca" más lúcidamente; ;;; iu propia
creación consciente. tos destinos han sido siernpre este ,,otro,, del hom, bre. La historia t,r. irr.fuoiiJ.i""." sangrienta; su aspecto trágico proviene de que ningún d..ü"o;;;;; tificable frente á aquelios q,ri to-.rrt"r.;, .i;;';;,á;$-
te por el porvenir humano que tááo* los vez preparan y paralizan. La historiu destinos a la ú;i¿:; embargo un absurdo caso ¿" "ode violenciasl y Esta concepción ""Z"áotas a.ta histori", qu" no existe corno talS:,t:q.^,-":;;"* srno por su sujeto vlvtente, el hombre total que se forma a través de ella. El hombre está todavía ."-.i.,rfrirniento del na* cirniento; no ha nacido .fr"; up."". presentido como unidad y solución, no es aún-más qt.r_ trario: lo inhurnano en é1. Sólo .*ta., y por su con_ ai.p"; ;";;,
múrltiples actividades y produ""i""iu especializadas en que se quiebran la realidad y la concie"rli" ,r."'.il ;; la naturaleza humana. No es aún consciente de sí rnás que en algo ajeno a él: en las ideologías. Cuando la actividad creadora .e bre social continúa descubrién¿"."¿irr.rrifica, el hornen los resultados d.t ry acción; pero los proar"tár.. cargados de conciencia cesan de ser inmédiato*, lo son el primitivo y para el niño. S. "o*o sociales para y abs"ú.i"." 168
tractos. {Jna nueva especie de productos aparece: los prod.uctos espirituales. Hay entonces tres grados de producción externa y sin embargo esenciales: los productos materiales, los objetos sociales propianeente di. chos, los productos espirituales. Éstos son en cierto. sentido objetos: son exteriores a las conciencias humanas individuales. En otro sentido, dependen estrechamente de la actividád en un cuadro social dado, en un momento histórico determinado. Estas ideologías expresan alavez la actividad global de los grupos sociales, el nivel alcanzado por su poderío práctico y la ruptura del mundo y de la conciencia en actividades parcelarias. Tergiversan las relaciones reales. La actividad que busca en ellas tomar conciencia de sí mis. rna está arrancada de sí, y por así decirlo transportada fuera de sí. Las representaciones ideológicas trasponen lo humano en el plano de las cosas' de las substancias externas: los dioses, los destinos, la verdad rnetafísica absoltrta. Estas cosas espirituales se süperponen a las cosas rnateriales relación consciente -sinperder a los hombres con estas últimas- hasta hacer la conciencia de su actividad creadora. La objetividad de los productos espirituales contiene una parte de ilusión. Pero esta apariencia se transforma en realidad: los hombres creen que sus representaciones sociales tienen un origen trascendental, y se organizan de acr¡erdo con. esta creencia, captada y utilizada por los políticos. La alienación teórica se vuelve así práctica reaccionando sobre la praxis. Mitos y fetiches parecen dotados de una potencia real: la potencia que' 169
los hombres les han conferido y que no es más que su propio poderío vuelto contra ellos. En otro sentido, esos productos contien€n üna v€r' dad. Expresan, al transponerla, la vida humaflá collcreta. Sé convierten en los elementos de estilos de vida y de culturas que han tenido siernpre algo de valioso y d. to. cuales algunos (especialmente el estilo y la cultura helénicos) pueden posiblemente integrarse en el mundo moderno organizado y renovado. Estos esti' los resultan en general de la repetición y de la acumu' lación de los actos rnás humildes de la vida práctica' La historia muestra sin embargo' en la mayoría de las grancles civilizaciones' una penosa contradicción enfre la suntuosidad de las justificaciones ideológicas, de las costurnbres y de las palabras, y la monotonía de los gestos cotidianos. Sólo el porvenir podrá resolver esta lor*. de contradicción entre la conciencia y la realidad. La eficacia de las ideologías proviene esencialmente de la credulidad; pero poco a poco la conciencia se retira de esos productos, se recupera por medio de la reflexión y por el desarrollo del poderío real sobre el mundo. Todas las ideologías han sido históricamente superadas, luego de períodos más o menos largos de "cbnciencia desdichada". El pensamiento y la realidad humana se forrnan a través de las idqologías, pero superándolas, liberándose de ellas, para proponerse, al fin, como actividades reales. Hoy incluso? en el momento en que su poderío sobre la naluraleza es ya considerable, el hombre viviente 170
víctima de los Fetiches gue é1. mis' Extrañas existencias, abstractas_ y Áo ha reales, brutalmente materiales y revestidas de ideologías seductoras e incluso a veces fascinantes' ' ' Es desanecesaria una nueva conciencia -lúcida, tensa' que para y fiante- para desenmascarar esos fetiches t Crtigo tttental no arrastre a la raz6n' El materialis"f mo dialéctico querría ser la expresión y el órgano de
nunca es más que ^suscitado.
esta conciencia. Los hombres vivientes comprenden todavía mal su la proesencia y su verdadera grandeza'F,l análisis de todas que ducción del hombre poi et mismo muestra las definiciones filosóficas de la esencia humana co' rresponden a momentos de esta producción' El térmi' ,r" i;prodoccién" es esencial, puesto que abraza a los otros y los exptrica: puesto que encierra y supone en
el hoábre la naturaleza, la acción, el conocimitljg' Esta palabra, a veces tan trivialmente comprend,ida se la toma en su menor escala- significa
-porqrr" toáa 1á grandeza humana' Su verdad no es aún
una no evidenciá, puesto que hoy todavía la vida humana pro' suse produce conscienternente y no comprende existende modo fetichisrno, el ducción. Se mueve en cia y d.e conciencia. 'nEl objeto producido por el tra' cobajó... se opone al hombre como un ser extraño' forma *á o." potóncia independiente' De la misma áctividad espontánea de la fan' ;; ;" lá reügióny la ü.ía, del cerebro del corazón-humanos' actúan sobre el ináividuo de una rnanera independiente de é1, como una actividad extraña, divina o diabólica' del mismo
17r
modo la actividad del productor no es su actividad espontánea. . . La actividad vital, la vida productiva del hombre, no se le aparece más que como un medio, para satisfacer una necesidad: la necesidad física do conseryación... La vida humana misma no aparece más que como un medio. .." (Ibid., passim). "Toda producción es apropiación de la naturaleza por el individuo, en el interior y por medio de una forma social" (Zur Kritik der PoL Oekon., 10a ed., p. xvru). Decir que la esencia humana está aún actual" mente "alienada", significa ante todo que las formas, sociales no permiten esta apropiación de la naturaleza por el individuo. Aquello que debería ser "fin en sí" (en términos éticos) no es aún más que medio: la actividad creadora, la esencia humana, la individualidad.
La situación actual es intoleiable porque la reali-
dad humana está más profundamente disociada que nunca. Parece que todas las modalidades posibles de escisión, de dispersión y de contradicción se descubren hoy y convergen en un inmenso infortunio del hombre. La realidad de lo humano está en peligro: se esfuma en el espíritu, está amenazada en la existencia concreta. ÉIa llegado el tiempo "en que todo aquello qtle los hombres habían considerado como inalienable s€ convierte en objeto de cambio, de tráfico y puede alienarse". La virtud y la conciencia, el arnor y la ciencia que hasta aquí se comunicaban, que eran la ocasión de una generosidad y de un don, son objetos de co172
rnercio. "Es el tiernpo de la corrupción general, de la venalidad universal" (Miseria de Ia tilosotia). La ne' cesidad de dinero es la única verdadera necesidad "en' gendrada por la econornía política"; de tal forma que rla cantidad de dinero se vuelve poco a poco la única cualidacl esencial del hombre". Esta alienación engendra a \a vez apetencias refinadas y artificiales, y la simplificación bestial de las necesidades; y ello a v9ces incluso en los rnismos seres. El hombre desciende por debajo de lo animal. Entra en la soledad. Pierde po, *o*.ntos hasta el deseo de tener un comercio ieal con sus semejantes. La vida entera es para él una potencia extraña que siente "deslizársele de las manos". La esencia social es inhumana: no es otra que el dinero. Es precisamente así una esencia económica: "lWis medios de subsistencia son iguales a los de otro"' Lo que es objeto de rni deseo es posesión inaccesible de otro. Cada cosa es otra que sí misma; mi actividad e1lo es cierto tarnbién para rnisma es otra. En fin r'1¡¡s -y inhumana reina sobre el potencia el capitaiisf¿de lo econópredorninio todoi' (Ibíd., p. 136). Este rnico es justarnente lo inhumano, la esencia del hombre librada a una cosa, al Cinero, al fetiche. (Es bastante sintomático de la reversión actual de los valores el hecho de que se le haya atribuido a lWarx un "economismo absoluto", precisamente cuando su pensamiento se propone esencialmente superar al hombre económico). El capitalista es, en tanto que individuo, un hombre ''privado" de todo, salvo de dinero. Pero el no-caPita173
lista experimenta más brutalmente la privacióno la exterioridad con relación al individuo de su contenido social y de su substancia vital. Carece del dinero, quc es la única significación de una vida social fundada sobre el beneficio. El ser humano es inconcebible fuera de una cornr¡nidad. Todas las estructuras sociales han definido una cierta r¡nidad" Cuando una comunidad o vefi, está desgarrada por luchas internas -latentes ficadas-- cesa por 1<¡ tanto de ser una verdadera co. rnunidad. Ei hombre se vuelve animal para el hombre. to hurr¡ano está entonces alienado, al mismo tiempo que la comunidad humana. La alienación multiforme ctrel hombre y de la comunidad tiene su fundamento actual en la situación in' hurnana de ciertos grupos sociales, de los cuales el más importante es el proletariado moderno. Este grupo sociatr está excluido de la comunidad; o bien está admitido sólo en apariencia, verbalmente y para ser utilizado políticamente. No participa ni en su condición material ni en su condición espiritual. ¡Cuando se comprornete en una acción para participar en esta con:.unidad, sus adversarios dicen que la destruye! En una estructura social fundada sobre la propiedad individual de los grandes rnedios de producción, este proletariado no es rnás que un instrunnento entre los instrumentos, un "apéndice de la máquina" (Ma' nitiesto de 1848). El obrero mc¡derno debe vender su fr.rerza de trabajo; se convierte en uria mercancía, en una cosa entre las cosas. Poderío externo, "el trabajo se ejerce sobre el indivir1uo como sobre una cosa" (EI 174
neás produce el obrero por en 1844' más medio de su traUajf escribía ya Marx eí rnundo ajeno de los objetos que ;;d.;;.e .ru.lne. eiv más pobre se vuelve su mundo crea enfrentad.os al obrero; no se afiri;i;;. . . El trab":" "t exderior y se siente desdi' ;;"; su trabajo,-.i"o que se niega del trabajo; chado... Se siente a sí -it*o sóto f-uerade üfla rlec€' su trabajo no es entonces la satisfacción que necesidades las *iauá, sino el rneclio de satisfacer erl€s no obrero Áiá"'r".ta cle é1.. ' La actividad dela otro' es la pértonces su autoactividad' Pertenece hornbre que tra' dida de sí rnismo. Corno resultado' el funciones anirnales: ü;j; ;" siente sólo libre en sus beber, engendrar' En sus funciones humanas
Cap.,III, 60) ."Cuanto
animal' Ciertamen:t' ":"o*ar, ; ; siente rnás que como también ftrnciones hurna' rner, beber, atg.*á'ar, son separa
que las nas'auténtícas. Pero en tra abstracción transforrna en las y á"-otro* dominios de la actividad es la del tra' fin, se vuelven aniÁales ' ' ' Esta relación que extraña" baiador v su próia áctividad en tanto Eco- FiI., P- 85 Y sigs')' . (IWan. t así (individual' L", productorÁ están pót i" tanto bie' privados-de.los sefaraclos f1 rnente y.r, no productcres "orr3*to) los nes que han creado. El cónjunto de productos los de reciben para consumirlos ei conjunto la su' económicamente proviene ;;t";i;l:t. De donde qrrt transforrna en privación p"rproao."ior, ,ái*ii*" *en crisis, en ltrchas ""ottó*i""s y políticas- la abun' dancia Posible hoY día' - l^ ü¿u ¿" la cornunidad humana está fragrnen175
'tada. La actividad creadora se convierte en medio para el individuo, que se separa así de la comunidad. En particular la comunidad no es rnás que un medio para los individuos que detentan los medios de pro.
ducción.
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La alienación se extiende así a toda la vida. El individuo no puede librarse de ella. Cuando trata de libe-
.rarse se aísla en sí mismo, 1o que es precisamente una forma aguda de alienación. La esencia humana resulta de la totalidad del proceso social. El individuo ro puer de lograrla más que en una relación coherente y lúcida con la comunidad; no debe separarse de ni perderse en ella. Sin embargo en nuestra sociedad, en la cual las relaciones aparecen como invertidas, el individuo puede creer que se realiza aislándose. Él está entonces aún más profundamente "privado", s€parado de su base, de su raíz social. El no se aprehende más que corno abstracción teórica (el alma, la vida interior, el ideal) o como ser biológico (el cuerpo, la libido sexual). Sostiene y reproduce en é1, agravada, la disociación de la comunidad. La contradicción es niultiforme en él: entre la inconsciencia y la eoncien, cia, entre la naturaleza y lo humano, entre lo social y el individuo, entre el instinto y la lucidez, errtre el contenido y la forma, entre la práctica y la teoría. El proletariado es el elemento concreto de esta sociedad, su aspecto práctico. Está en contacto perpe-
tuo, por rnedio del trabajo, con la materialidad y la resistencia de las cosas, con las contradicciones de la existencia dada. El materialismo dialéctico se ha fort76
mado corno expresión del proletariado, si bien superando las limitáciones de la condición proletaria precisamente tomando conciencia de ella en nombre de la cultura filosófica, de la ciencia económica y de todas i.. á.p.t"nzas de los reformadores' El proletal"q" conserva entonces ciertos elementos esenciales de 1o humano. Por otra parte, la burguesía detenta algunos otros elementos iglualmente esenciales: la lucidez' la cultura. Estos últimos elementos, por el solo hecho de abs.*i.t *.p"rados de los primeros, se han vuelto sido ha humana comunidad La i;t;¿.. y formales. o memás violencia la reemplalada por el ejercicio de hombre' del ,ro. ái*i*,rlaáa sobré una parte esencial la individualidad v la ;;t i; dispersión infinita ln rivalidad de los individuos concufrentes. En la individualidad misma, esta dispersión es manifiesta' El elemento concreto, práctico o natural, está separado de la lucidez y de la-cultura. La lucidez domina violentarnente el iontenido concreto. Las potenciaiidades espirituales, privadas de contenido, funcionan abstrac["*ettt.. nt individuo cultivado se ha convertido en "el hombre teórico" descripto por Nietzsche' socieLa disociaciórl material y espiritual de esta dad no puede más que acenttlarse' Ha entrado necepor sariamente en la decádencia (lo que es confirmado fin poner Para económico)' el análisis específicamente aestasituaciónesnecesariosuperarlaestructufáSoq". subordina una clase a la otra y somete un ele"iui ;;"t. profundo de la realidad hurnana a otro elemento, porque esos elernentos humanos son colls€rvá177
dos por grupos opuestos. Es necesario superar una or/ ganización económica en la cual el proletariado no es más que un instrurnento de producción, en la cual, co, rrelativamente, la realidad de la producción está sub. estimada. En particular, para resolver la oposición en. tre lo individual y lo social, para descubrir la conexión y la unidad entre los elementos del contenido, eS n€cesario alcanzar una plena conciencia de la praxis. Corno las limitaciones de la conciencia están ellas mis. rnas fundadas sobre una deterrninada praxis (la de nuestra estructura económica y social) es necesario sobrepasarla para crear una praxis nueva, coherente
y "planificada".
En esta extrema dispersión y contradicción, en este infortunio rnaterial y espiritual, la esencia humana está posiblemente cercana. Alineada en esta multiplicidad, la esencia alcanzará una unidad más rica. La profundidad de las contradicciones exige imperiosamente la unidad. Así se precisan en el humanismo materialista las. nociones idealistas de lo en sí y 1o para sí; del ger. men y larealización; de la alienación y la supera.ción; del objeto y del sujeto; de la esencia y de la existencia. Partiendo de un análisis de la praxis, es posible mostrar la génesis de los momentos de la actividad, de las categorías del pensamiento y de la acción, de los dominios del conocimiento. La noción dialéctica de la alienación domina y resume esta descripción del hombre del devenir. Rinde cuenta del drama actual y del drama histórico de lo humano. Da la significación úl-
tima de la praxis. Recíprocamente el análisis de la praxis confiere un carácter positivo a esta noción. El hombre totai es el sujeto y el objeto del devenir. Es el sujeto viviente que se opone al objeto y supera esta oposición. Es el sujeto que está quebrado en actividades parciales y en deterrninaciones dispersas y que sobrepasa la dispersión. Es el sujeto de la acción, y al mismo tiempo el objeto último de la acción, su producto incluso cuando ésta parece producir objetos ex. teriores. El hombre total es el sujeto-objeto viviente ante todo desgarraclo, y disociado y encadenado a la necesidad y a la abstracción. A través de ese desgarrarniento va hacia la libertad; se vuelve naturaleza, pero libre. Se vuelve totalidad, como la naturaleza, pero dorninándola. Etr hornbre total es el hombre "desalier¡ado".
Una filosofía rnaterialista y práctica debe impedirse presentar un ideal trascendente; su ideal debe ser una funcidr¡ de la realidad. Debe tener raíces en esta realidad y existir virtualmente. La idea del hombre total responcie a esta exigencia. For lo tanto ia realidad de lo posible humano puede'determinarse científicarnente, por medio del estudio específicamente económico y sociológico. El fin de la alienación humana será "la vuelta del hombre a sí mismo", es decir, la unidad de todos los elementos de lo humano. Este "naturalismo acabado" coincide con el humanismo. Creará al hombre humano conservando toda la riqueza del desarrollo. "Es el verdadero fin de la querella entre la existencia y ia
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esencia, entre la objetivación y la afirmación de sí, entre ia libertad y la necesidad, entre el individuo y la especie. IQesuelve el misterio de la historia, y sabe que lo resuelve (Marx-Engels, Atckiv., III). Esta organizaci1n de la comunidad humana no terminará la historia, sino más bien la "prehistoria" del hombre, su'nhistoria natural", mal separada de la animalidad. Inaugurará el período verdaderamente hurnano, en el cual el hombre dominando al destino intentará por fin resolver los problemas humanos: los problemas de la felicidad, del conocimiento, del amor y de la muerte. Btr hombre será liberado de las condiciones que vuelven insolubles esos problemas. Por ejemplo la desiguatrdad biológica de los individuos es un hecho incontestable. Es abominable utilizar este hecho, agravarlo, para aprovecharse de é1. En una sociedad humana esos problemas serán planteados y examinados cor] rniras a una solución práctica. La igualdad social concreta no suprimirá las desigualdades naturales, sino que al contrario las pondrá de rnanifiesto, dando a los tatrentos individuales la ocasión de desarrollarse. Será necesario en seguida emprender la lucha contra el elemento biológico para dirigirlo, para descubrir y vencer las necesidades provenientes de la herencia, de ias fatalidades geográficas, raciales, etcétera. El humanismo así definido tiene un aspecto cuantitativo: está fundado en el desarrollo de las fuerzas
tilo. Existen ya comunidades humanas y estilos: las naciones, tras culturas, las tradiciones' El humanismo total no se propone destruir esas cornunidades' sino
por el contrário, liberarlas de stls límites, enriquecerias de tal suerte que tiendan hacia una universalidad concreta sin perdir nada de su realidad' Se trata de continuar ei rnovimiento total ,desarrollando y envol-
productivas. Tiene tarnbién un aspecto cualitativo. Toda comunidad hurnana tiene una cualidad, üfl es-
viendo el contenido del presente' Fara este humanistno, la instancia suprefna no es la socieclad, sino el hornbre total. El trrombre total es el individuo libre en la cc¡munidad libre. Es la individualidad expandida en la variedad ilimitada d'e las in' drvidualidades posibles. Este resultadó de la prehistoria hurnana no es fatal' No debe necesariamente surgir ni de un destino eco' nón:ico, ni de una fatalidad rnisteriosa de la historia, ni de un decreto de la ,,sociedad". Los ind.ividuos vivos que actúan para que se produzca pueden ser vencidos' ia hurnaniáad puede comprorneterse en la confusión y el caos. La soiución está indicada en el movimiento iota,l; ella orienta los presentirnientos, las actividades y las conciencias. No lo suprirne. ¿Cómo habría de óumplirse automáticamente este fin del automatismo econóneico y social?. . " El arte ha encerrado siempre una tensión, ufl €sfueruo hacia tln acto total. En la música un elemento parcial de ia conciencia sensible (el sonido) tiende. a devenir co-extensivo al contenido de la conciencia, ritmo, movimiento, pasión, erotismo o espiritualidad' Igualáente en pintura el elemento visual. El arte de
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épocas desaparecidas cuya estructura sociar no tiene ya- significación práctica para nosotros conserva un valor irremplazable. Se puede así encontrar en los poernas rnás místicos ciertos presentimientos de ese acto total que fue llamado lo Divino, o lo Subrehumano, y que se ha proyectado siernpre fuera del hornbre, en nornbre de sentirnientos cósmicos ardientes y oscuros. El esfuerzo hacia lo único se ha manifestadá hasta aquí casi siempre en la alienación. El hombre esperaba encontrar en una creencia externa la unidad y la reconciliación consigo misrno, el apaciguarniento y la salvación. La unidad del hombre con la col.nunidad era buscada en los ritos religiosos o los imperati_ vos morales. La r:nidad del hornbre con el universo parecía iograda en ciertos rnornentos de cornunión extática en que la conciencia salía de sí y cuya intensidad sólo era posible ai precio de una largá ascesis. Estos impulsos no aportaban una verdadera solución. Luego del mornento de la conversión, o de la corrlu, nión, o del éxtasis, el ser hurnano volvía a enfrentar su desdicha, con un desgarramiento más profundo, más desgarrador: el de estar fuera de lo humano. De todas estas tentativas, el arte permanece como la que conserva mayor valor para nosotros. La idea del hombre total prolonga estas tentativas, pero en un plano positivo y eficaz. Encierra los valores más altos del pasado, y especialmente el arte en tanto que trabajo productor liberado de los caracteres de la alienación, en tanto que unidad del producto
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y del productor, de 1o individual y de 1o social' del ser natural y del ser humano. Este ideal supremo da la significación del devenir' El p;;; que está implicado en el devenir mismo' reidealismo que el tombre iotal es la Idea, esta idea ducía unildteralmente a la actividad teórica' Y Que en 1o abconcebía fuera de la vida, totalrnente hecha soluto. - pn el lírnite, e1 acto total sería supremamente indilas en€r' viduatrizado y al rnismo tiernpo co'extensivo a tiempo gías vitales' supremamente trúcido y al mismo Jop""*^*ente espontáneo' Surnergido "" 1"-t :11?: naturaleza, sería sin ernbargo una presencla
de la
irnica. Pero la conciencia más alta, la rnás profundamente total no puede todavía rnás que agravar la humana y "y ta rnas la frofunda contradicción: la desin ;;il;;; muerte' la Jamás, lad. t dll ser, de iá vida y de a la definitivamente podrá honebne árr¿á,"ut "étt"t el Pero ser' rnuerte y poseer invulnerablemente al hornbre lucha contra la rnuerte' El hombre humano dees aquel que ha aceptado el desafío' It{'o encuentra nada' la de potencialidad lánte ¿e 3l la inapieciable La muerte tiene cámplices entre los hombres' El hombre humano rehusa toda complicidad con la muerteo ." alista, por eso mismo, en la lucha contra los
f.ro
córnplices de la muerte' que Bi in¿ividuo perecedero tiene en su Yo más El ser' al a él mismo: tiene al hombre, al espíritu' ser' hombre humano quiere trasmitir y perpetuar este 183
eXtenderlo, profundizarlo,,,participar,, lo más posible del ser. Es así que fúcna ." .i mismo contra la muerte. El "hombre teórico,, debe comprometerse elucidación, la recuperación y ta superaciónasí en la de una inmensa realidad humana. pe¡e abrii su yo .¡rtü"to, teórico y formar, sobre er Mundo. L. rii"rorá nueva depende de un acto real y de una exigencia, no. de"un postulado, de una atternátiva abstra&a, valor arbitrariamente elegido o de una ficción. d;;; Su tarea es "efectuar,, los nexos implícitos entre todos los elementos y aspectos del contlenido de lu y del ser hurnanos. En esta búsqueda, el n"i"" """"i*"i" es el. criterio práctico: elirninar aquello "rit.riJ que aetiene ei qgvi$e1to, lo que lo separa y ló disocir, l" q".-ir* pide la Superación
Hacia eI contenido total El pensamiento filosófico y la acción que no S€ tentaron con una posición puramente iormal y con-. con una conciencia totalmente teórica, pueden traiar evitar la- ruptura entre la forma y'ei conte"id; ;;;:d.e hendiendo inmediatamente un delerminado contenido concreto. Pero si la solicitación qrae aprehende üD con. tenido parcial se limita a este á.me.rto de lo real, lo erige por necesidad en un absoluto. Iface de él úna forma fetichizada. por ejemplo, se puede upr.fr.rá., como contenido: la-realidad psicológica individual; ia comunidad nacional; la realidad def froÁ-
bre; la exigencia humana de unidad y de realidad. Cada uno de esos 'omomentos" de lo realo aislado e hipostasiado, se vuelve negador de los otros Inornentos y seguidamente negador de sí mismo. El contenido limitado y traspuesto como forma se vuelve opresivo y destructor de su propia realidad. Así el nacionalismo se vuelve enemigo de las realidades nacionales, el liberalisrno deja perecer la libertad; el espiritualismo se vuelve adversario del espíritu vivo y el individualismo, del individuo concreto; el "totalitarismo" s€ opo, ne a la realizaciín total del hombre. . . Filosóficamente este procedimiento transforma en error una verdad parcial, puesto que la postula como lo absoluto. Crea algo más allá (meta). El racisrno es una meta-biología; la teoría nacionalista es una rneta. historia o una meta-sociología. Esta operación cotrl, porta todos los riesgos de la metafísica. Rehusando una parte del contenido sanciona y agrava la disper, sión de los elementos de lo real. Desdeña el aporte de los otros dominios, y aparece así como un procedi' miento de especialista o de partidario. Expresa una reacción de defensa del individuo, o de su grupo, más que una conciencia tendida hacia la solución. Un solo camino queda abierto al espíritu deseoso de resolver verdaderamente los problemas: el esfuerzo hacia la aprehensión del contenido total. Este esfuerzo definirá la vida filosófica.
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