RÍOS DE HISTORIA
(
AGUA, TERRITORIO Y CIUDAD
Granada nazarí y renacentista. 1600
RÍOS DE HISTORIA
“ acequias acequias,, cincuenta fuentes, mil y un surtidores…
Granada tiene dos ríos, ochenta campanarios, cuatro mil
”
Federico García Lorca, Cómo canta una ciudad de noviembre a noviembre,
1933.
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AGUA, TERRITORIO Y CIUDAD
Granada nazarí y renacentista. 1600
(
“La ciudad es una dama cuyo marido es el monte. Está ceñida por el cinturón del río, y las flores flores sonríen como alhajas en su garganta… Mira las arboledas rodeadas por los arroyos: arroyos: son como invitados a quienes escancian las acequias…” Ibn Zamrak, [Ante la Alhambra], siglo XIV. XIV.
E
sta quinta entrega de la serie “Agua, “Agua, Territorio Territorio y Ciudad” corresponde a Granada, ciudad identif icada universalmente con el agua. Un hecho en apariencia paradójico, pues al contrario que otras capitales andaluzas es una población de interior sin mar en el que proyectarse. Aunque cobijada por el escenario grandioso de Sierra Nevada —un mar de nieve— no se mira, como Córdoba o Sevilla, al espejo de un ancho y dilatado río. Y sin embargo es, fuera de toda duda, la ciudad andaluza donde donde el agua cobra auténtica carta de naturaleza para formar parte consustancial de su imagen y esencia. En pocos lugares como en Granada se percibe con mayor intensidad el sentimiento del agua en el alma de la ciudad. Porque el vínculo del agua con Granada no se sustenta en aspectos tangibles de cantidad y abundancia sino, más bien al contrario, es el modo de expresarse, con una elegante elegante simplicidad formal, en la armoniosa integr ación con el resto de elementos compositivos, en la cuidada dosificación de su uso… Es una cuestión sensitiva, de percepción, de emoción contenida, en la que se potencian al máximo sus capacidades estéticas hasta impregnar el ambiente de la ciudad de una sutil omnipresencia que todo lo cala. Gaston Bachelard sostenía la entidad total del agua: tiene cuer po, alma y voz y, y, más que ningún otro elemento, resulta una realidad poética completa. Así ocurre en Granada. Para el desarrollo de los contenidos ilustrados de la lámina se ha escogido el horizonte cronológico de 1600, a fines del XVI y comienzos del XVII, un periodo crucial en la construcción de la imagen de Granada consolidada en los siglos posteriores. En esta época tuvo lugar lugar la amalgama de la herencia hispano musulmana, con toda su cultura del agua, con las nuevas corrientes renacentistas traídas por los castellanos. Un fértil mestizaje entre dos mundos en el que la esencia del pasado se incorpora al nuevo para enriquecerlo. Así, a la ciudad de las acequias y jardines cerrados, pletórica de aljibes, estanques y surtidores, se le añaden monumentales fuentes blasonadas, pobladas de tritones y ninfas. El agua se proyecta al espacio público trocando la imagen islámica del paraíso por el locus amoenus clásico, propicio para el gozo contemplativo. Desde su fundación, Granada supo organizarse al amparo del agua, generando una cultura que ha desempeñado un importantísimo papel como elemento articulador de la sociedad. Y ello a pesar —o precisamente por eso— de los frecuentes conflictos y pugnas por su control y posesión. La sabiduría de sus habitantes hizo de la necesidad virtud, viendo en el desacuerdo un principio propiciatorio para el entendimiento entendimiento.. Este hecho debiera seguir manteniendo su vigencia en nuestros días. Granada nos recuerda la importancia que tiene para par a los pueblos el conocimiento de su historia, a fin de evitar errores del pasado y buscar vías de futuro. En ello nos va el agua, que es la vida.
Luis Planas Puchades Consejero de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente
AGUA, TERRITORIO Y CIUDAD. Granada nazarí y renacentista. 1600 Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, Junta de Andalucía
Consejero de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente: Luis Planas Puchades Viceconsejero: Juan Antonio Cortecero Montijano Secretario General de Medio Ambiente y Agua: Sergio Moreno Monrové Dirección Facultativa: José Mª Fernández-Palacios Carmona
PROYECTO AGUA, TERRITORIO Y CIUDAD. RÍOS DE HISTORIA Idea, concepción y dirección: José Mª Fernández-Palacios Carmona
LIBRO Y EDICIÓN DIGITAL AGUA, TERRITORIO Y CIUDAD. Granada nazarí y renacentista. 1600 Equipo editorial, documentación: Fernando Sancho Royo, Margarita Martínez Acevedo, Manuel I.
Cerrillo, Arturo Redondo, Antonio Jiménez To Torrecillas, rrecillas, Antonio Castillo Martín, Nicolás Torices Abarca, José Ramón Guzmán Álvarez, Fernando Olmedo. Láminas e ilustraciones: Rocío Espín Piñar Introducción y comentarios: Fernando Sancho Royo, Manuel I. Cerrillo, José Mª Fernández-Palacios Carmona, Antonio Castillo, José R. Guzmán Álvarez, Fernando Olmedo. Colaboración editorial: Línea de Sombra Proyectos Artículos: Federico Mayor Zaragoza, Francisco de Asís Rodríguez Martínez, Juan Calatrava Escobar, Antonio Castillo Martín, Francisco Valle Tendero, Tendero, Juan Carlos Rubio Campos, José Ramón Guzmán Álvarez, Antonio Jiménez Torrecillas. d’Onofrio Diseño Gráfco: Artefacto, Guillermo d’Onofrio Impresión y Encuadernación: Imprenta Kadmos Fotograías: J. Morón, E. López, A. Castillo, C. Cassillas, Archivo Línea de Sombra Proyectos, Archivo Municipal Municipal de Granada, Granada, Biblioteca Nacional de España, Museo de la Alhambra, Museo Arqueológico Arqueológico de Granada, Museo de Bellas Artes de Granada, Museo Casa de los Tiros (Granada), Colección Caja Granada, Parque de las Ciencias de Granada, Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz, Museo del Ejército (Toledo). Frontispicio y coloón: Foto J. Morón. Patio de los Arrayanes , óleo de J. M. López Mezquita, 1904, Museo de Bellas Artes de Granada.
AGRADECIMIENTOS AGRADECIMIEN TOS José Daniel Cabrera, R. Caballero Castro, M. González Bueno, J. M. Martín Martín, J. Rodríguez Fernández, M. L. Rodríguez-T Rodríguez-Tamayo, amayo, S. Usero Piernas.
© de la presente edición: 2012, Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Am biente, Junta de Andalucía. © de los textos e imágenes: Sus autores Queda rigurosamente prohibida, bida, sin la autorización expresa de los titulares del Copyright de la obra y bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ella mediante venta o alquiler alquiler..
ISBN: 978-84-92807-79-6 Depósito Legal: SE 3293-2012
Impreso en España. 2012. Papel ecológico 100% EDICIÓN DIGITAL DISPONIBLE EN: www.juntadeandalucia.es/medioambiente/granadanazariyrenacentista1600
Sumario Su mario Granada, ciudad del agua. Fe Federico derico Mayor Zaragoza. 8
hecho en la historia ( Un paisaje hecho El solar de Granada. Franc Francisco isco de Asís Asís Rodríguez Rodríguez Martínez. 14 Granada y su entorno, un territorio terri torio en evolución. 18
anada nazarí y renacentista. 1600 ( Gr anada Introducción. 34
Lámina: Granada nazarí y renacentista. 1600 35 Granada a finales f inales del siglo XVI: de la gloria a la crisis. Juan Calatrava Calatrava Escobar. Escobar. 39
Lámina: Localizaciones. 44 Carta del dibujante. dibujante. Rocío Espín Piñar. Piñar. 47
1. Agua y Ter erritorio. ritorio. 49 De la nieve al trigo, la regulación del agua en Granada. Antonio Castillo Martín. 60
2. Agua y Naturaleza. 63 Un gradiente acorde con el agua y la altitud. Francisco Vall Vallee Tendero. 72
3. Agua y Ciudad. 75 El abastecimiento de agua de Granada. Juan Carlos Rubio Rubio Campos. 84
4. Agua y Economía. 87 El paisaje aljamiado: Granada Gr anada y su Vega Vega entre el siglo XVI y el XVII. José Ramón Guzmán Álvarez Álvarez. 98
5. Lugares y Edificios. 101 Al hilo del Darro. Antonio Jiménez Torrecillas Torrecillas. 112
Federico Mayor Zaragoza Fundación Cultura de Paz
) ciudad del agua Granada,
“
Granada, donde el agua, fuente de vida, se convirtió hace siglos también en música, en lenguaje, en ar te.
”
“Por los ríos de Granada sólo reman los suspiros”,
en otras dimensiones de su considerable desarrollo
escribió el genial Federico García Lorca, el del “si-
urbanístico,, arquitectónico y artístico, conservar el urbanístico
lencio de cal y mirto”, el que reflejó como nadie en
esplendor de la belleza de su asentamiento territo-
la palabra la singular belleza de la ciudad de las tres
rial, de su estilo de vida, de sus av avances… ances… gracias
colinas: Roja, Blanca, Cartuja, que escalonan el des-
al “acuerdo secreto” que desconocía la madre de
censo desde la Sierra Nevada a la Vega.
Boabdil cuando el rey suspiró en el último recodo
Acequias, aljibes, albercas, surtidores, manantiales, riachuelos y torrentes cuyo número y extensión no corresponde a la inmensa masa blanca de los montes más prominentes de la Península Ibérica.
del camino desde donde todavía se contemplaba el esplendor de su legado. Con su huida concertada, allí quedaban para la historia sus gentes y sus obras, su cultura y sus monu-
Agua silenciosa, escurridiza, oculta, que se deposita
mentos que hoy son motiv motivo o de admiración, estudio,
en la tierra ubérrima granadina, constituyendo su
historia.
inmensa riqueza freática, que las norias descubren y los arcaduces afloran.
He tenido ocasión de ver y observar parajes y obras extraordinarias fruto de la creatividad distintiva de la
Es proverbial proverbial el conocimiento que tenían los árabes
condición humana. Ciudades antiguas, más recien-
para el embalse —desde los azudes— y la circulac circulación ión
tes, encaramadas en roquedales, o en el valle, o junto
y uso del agua. El reino nazarí supo, en ésta como
a los ríos o el mar… y puedo asegurar que Granada
[8] AGUA, TERRITORIO Y CIUDAD
Granada,
ciudad del agua
Panorámica de la Alhambra desde el Albayzín, con la ciudad a sus pies y Sierra Nevada al fondo. Foto: J. Morón.
está en la primera línea no sólo por su soberbio empla-
las cuales valen y abarcan más que descripciones que
zamiento sino por el engarce de estilos y tiempos que
nunca alcanzan la emoción que transmite una fotogra-
la caracterizan y distinguen a escala mundial.
fía, una imagen.
Raíces ibéricas, nazaríes, renacentistas, modernas…
Granada, sol y nieve. Granada, única ciudad donde el agua
dan lugar a uno de los más preciosos conjuntos urba-
transmite no sólo sones del pasado sino, y esto es lo que
nos de “talla humana” del planeta.
cada granadino debe reconocer e implicarse, de futuro.
Granada, “ríos de historia” que tenemos que atrevernos
El por-venir está por-hacer. Estas obras nos permiten
a descubrir tal como fueron. El castigo de no saber lo
descubrir cuáles deben ser los objetivos, ya perento-
que aconteció es que se repita lo que no debiera repe-
rios, del otro mundo posible que anhelamos.
tirse… y se pierda lo que debería haberse conservado. Enhorabuena a la Consejería de Agricultura, Pesca y
De Sierra Nevada, de las Alpujarras… el agua de Granada “baja de la l a nieve al trigo”.
Medio Ambiente de la Junta de Andalucía por ofrecer estas bellísimas publicaciones sobre el conjunto de la
Granada, ciudad del agua.
“tierra de la amistad”, sobre las ocho provincias tan dispares pero unidas por el hilo conductor, recio, polifacético y precariamente conocido del andalucismo. Mi felicitación no se concreta en los excelentes textos,
Federico Mayor Zaragoza 13 de abril de 2012.
sino que se refiere al conjunto de la edición, con especial referencia a las gráficas e ilustraciones, muchas de GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [ 9]
)
(
Un paisaje hecho en la historia
Un paisaje hecho en la historia
(
En un paisaje dominado por los abruptos reliev relieves es de
pantanosa y posteriormente posterior mente emerger como Vega, Vega, con
Sierra Nevada todo se presta a la idea de quietud, de
fértiles tierras aptas para el cultivo.
permanencia, de inmutabilidad. Pareciera que al ser humano solo le queda la adaptación sumisa a este
Se puede afirmar sin temor al equívoco o a la exage-
marco físico que, por su potencia, casi todo lo deter-
ración que en la Vega granadina yacen sepultados los
mina. Nada más lejos de la realidad. Si ampliamos la
negativos de los valles del Genil, Monachil, Darro,
ventana temporal de estudio se comprueba la existen-
Beiro, Cacín, y los de sus cientos de afluentes.
cia de cambios radicales en la configuración de este territorio originados tanto por procesos naturales, como
La presencia estable y permanente del humano en este
inducidos directa o indirectamente por sus pobladores.
paisaje, esto es, cuando nace la Historia, alcanza a ver la etapa f inal de este proceso de relleno. La Vega Vega aún
El principio desencadenante es el relieve generado por
conservaba señales inequívocas de su pasado acuático,
fuerzas que levantan y hunden bloques de la corteza
había extensos humedales y los ríos procedentes de las
terrestre provocando desniveles desniveles de miles de metros de
sierras, al llegar a ella, se perdían y enredaban en un
altitud entre zonas muy próximas. Estas diferencias
dédalo de cauces antes de encontrar la definitiva salida
de altura se traducen en condiciones climáticas muy
natural en el portillo de la actual Loja.
contrastadas: ambientes fríos, asimilables a los actuales en latitudes polares y otros cálidos más propios del tró-
Y es en estas condiciones en las que la actuación hu-
pico comprimidos en poco más de 40 km de distancia.
mana cobra relevancia actuando como acelerador del proceso natural. Con la ocupación de las faldas y fondos
Y sobre todo ello la tensión permanente de la fuerza
de los valles, la tala de bosques de sus laderas, la explo-
de gravedad que impulsa hacia abajo todo lo que está
tación minera, etc. se acentúan los procesos erosivos y
por encima.
con ellos el aporte de materia a la cubeta. En la fecha de la lámina, principios del XVII, la Vega de Granada era
Y el agua…
aún un lugar fértil pero insalubre por la presencia no controlada de agua. La falta de pendiente dificultaba el
Porque el agua es el principal vehículo del que se sir ve
drenaje y evacuación de los caudales c audales invernales de los
la naturaleza no solo para ese transporte, sino para la
ríos, mientras que la descarga de los acuíferos adya-
rotura, disgregación y disolución de la materia rocosa
centes mantenía el nivel de las aguas subterráneas tan
de las cimas y su acumulación y relleno de las zonas
cerca de la superficie que en algunos lugares afloraban
deprimidas. Durante miles de años el agua mordió
como aguas libres. No será hasta bien entrado el siglo
los flancos de las sierras abriendo valles, encajando
XX cuando se logre canalizar y fijar los cursos de los
ríos y arroyos en sus heridas, arrancando tierras para
ríos para impedir los anegamientos de la llanura. llanura. Con la
depositarlas en el gran lago que ocupaba la depresión
definitiva regulación de las aguas corrientes superficiales
interior, que de esta manera fue perdiendo su carácter
y la explot explotación ación de las subterrán subterráneas, eas, el el ciclo hidrol hidrológico ógico
acuático para convertirse paulatinamente en una zona
natural quedó en gran medida intervenido y domeñado.
UN PAISAJE HECHO EN LA HISTORIA [ 13]
Francisco de Asís Rodrígue Rodríguezz Martínez Catedrático de Análisis Geográfico Regional. Universidad de Granada
)
El solar de Granada
C
uando afrontamos la realidad urbana actual de Granada, el importante rango que todavía mantiene, aunque mermado, entre las ciudades andaluzas y
españolas, lo que resalta ante todo son las cualidades
Vista de Granada desde la Vega fechada en 1563, por J. Hoefnagel, grabado publicado en el atlas urbano Civitates orbis terrarum.
geográficas de su escenario natural, que juega un papel decisivo decisivo aunque no determinante. La “renta de situación”, una condición variable
Estas condiciones geográficas, tan básicas que han venido considerándose “estructurales”, distan mucho de tener un valor constante. Por el contrario se potencian o se reducen en función de otros factores —históricos, económicos económicos y políticos— políticos— con ellas relacionados. Así en la etapa preindustrial y en las primeras fases de la industrializaci industrialización, ón, con infraestructuras
desde Cádiz hasta Alicante, constituida por un rosario de hoyas o depresiones terciarias, que dibujan casi un eje de simetría separando las alineaciones montañosas béticas internas, que en general se sitúan al sur del mencionado surco, entre éste y el litoral, y, de otro lado, las alineaciones externas que quedan al norte del mismo, entre las que se abren numerosos pasillos hacia el valle del Guadalquivir. Este corredor intrabético
y sistemas de transporte trans porte aún poco ev evolucionados, olucionados,
es el lugar lógico y tradicional de los intercambios
disponer de una buena situación representaba una
entre las comarcas costeras y las tierras más interio-
ventaja indudable, indudable, una verdad verdadera era “renta”, en ocasio-
res, lo que ha contribuido, junto a otros hechos, al
nes decisiva. Y lo mismo ocurre ocur re actualmente, aunque
desarrollo desde la Antigüedad de un sistema urbano
en circunstancias muy distintas. En cualquier caso, la
donde las mayores ciudades controlan los principales
renta de situación de Granada constituye todavía hoy
pasos, también naturales, en dirección norte-sur. En
un potencial, más o menos amortiguado o dormido,
este sentido, Granada es paradigmática, pues domina
sobre todo por las condiciones históricas y políticas
el históricamente más importante de estos ejes trans-
tan desfavorables desfavorables en que se viene incorporando al
versales, que llega a conectar con el alto Guadalquivir
progreso contemporáneo contemporáneo..
y desde él con el más importante acceso tradicional
La vía natural del Surco Intrabético
de Andalucía desde la Meseta central española y Madrid. Pero el Surco Intrabético, como corredor natu-
Granada tiene, ante todo, una situación de prefe-
ral, lo que une y articula antes que nada es la propia
rencia en el denominado Surco Intrabético, una vía
Andalucía alta y baja, a través del valle del Genil y,
natural de primer orden en Andalucía que se prolonga
asimismo, la alta Andalucía con Murcia y el Levante.
[14] AGUA, TERRITORIO Y CIUDAD
)
El solar
de Granada
Granada
Granada
Sierra Nevada
Sierra Nevada
100km
100km
Sierra Arana
Sierra Arana
Granada
Granada
Loja Loja Sierra Nevada
Bahía de Granada
Sierra Nevada
Padul
Padul
Isla de la Tórtola
Figura 1.
Figura 2.
LA DEPRESIÓN DE GRANADA HACE 8 MILLONES DE AÑOS
LA DEPRESIÓN DE GRANADA HACE 6 MILLONES DE AÑOS.
La Depresión de Granada era un gran golfo con numerosas islas y canales marinos que conectaban el Océano Atlántico y el Mar de Alborán (Mediterráneo). Todo el borde litoral quedó marcado por sedimentos de playa, formaciones de corales y fauna marina. No había conexión terrestre con el continente afric ano.
El mar se había retirado. Su desecación provocó una importante precipitación de sales. A continuación, la Depresión de Granada quedó convertida en su mayor parte en un extenso lago interior. Todavía se mantiene abierto el canal marino de las Chafarinas (al sur, fuera del dibujo), que se cierra a los 5,9 Ma, permitiendo la comunicación terrestre entre los continentes europeo y africano.
Por tanto Granada tiene una posición de privilegio por
relativa pobreza y aridez del Noreste, el aislamiento
controlar el valle del Genil desde su salida de Sierra Sier ra
histórico de la Alpujarra y el sobrevenido en los últi-
Nevada y dominar la mayor mayor y la más dotada de recursos
mos decenios de la franja costera, escandalosamente
naturales de las depresiones intrábéticas. Se compren-
mal conectada todavía con la capital provincial y con
de así tanto más fácilmente el histórico liderazgo de la
las áreas litorales contiguas de Málaga y Almería. De
ciudad de Granada en la alta Andalucía, especialmente
este modo, por ejemplo, el retraso que ha sufrido y
potenciado cuando las circunstancias históricas, técnicas
sufre la provincia de Granada en el desarrollo del mo-
y política políticass han estad estado o conformes conformes con la situaci situación ón geográgeográ-
derno sistema de autovías y ferrocarriles repercute no
fica y, por el contrario, tan desafortunadamente desapro-
sólo en su articulación externa sino también interna;
vechado cuando dichas circunstancias han sido adv adversas. ersas.
ha debilitado, de un lado, la intensa relación histórica con Almería, Málaga, Jaén y Córdoba o las provincias
En cualquier caso, la ciudad de Granada ha conserva-
levantinas y, y, por otra parte, ha contribuido a reforzar
do y potenciado su ventajosa situación en el contexto
la macrocefalia de la capital provincial. Además de de-
provincial. Su posición central en este ámbito admi-
bilitar el tejido urbano básico intermedio constituido
nistrativo y la excelente dotación de aguas y suelos de
por una densa red de ciudades esparcidas a través de
su Vega Vega han podido contribuir a ello, tanto como la
los diversos sectores intrabéticos. UN PAISAJE HECHO EN LA HISTORIA [ 15]
Francisco de Asís Rodríguez Martínez Catedrático de Análisis Geográfico Regional. Universidad de Granada
Granada
Granada
Sierra Nevada
Sierra Nevada
100km
100km
Sierra Elvira
Granada Loja
Sierra Arana
Sierra Arana
Sierra Elvira Genil
Río Monachil
Río Dílar Río Cacín
Loja Sierra Nevada
Sierra Gorda
Granada
Río Darro
Río Genil Río Monachil
Río Cacín
Padul
Padul
Sierra Nevada
Sierra Tejeda
Sierra Almijara
Sierra Almijara
Figura 3.
Figura 4.
LA DEPRESIÓN DE GRANADA HACE 4 MILLONES DE AÑOS
LA DEPRESIÓN DE GRANADA HACE 1,8 MILLONES DE AÑOS
La Depresión de Granada conserva todavía algunos reductos lacustres, destacando un lago en el centro y otro en la zona norte. La depresión queda individualizada en dos sectores, uno oriental endorreico y otro occidental drenado por el río Cacín hacia el Océano Atlántic Atlántico. o. La comunicación terrestre con Árica desaparece al estar ya abierto el estrecho de Gibraltar.
Al comienzo de la Era Cuaternaria, la Depresión de Granada presenta una red fuvial parecida a la actual, si bien mucho menos jerarquizada. Quedan aún varias lagunas que son drenadas por el río Genil, que en esa época acaba de ser capturado por el Guadalquivir. Es muy posible que por entonces exista ya la zona endorreica lagunar del Padul, en la vertiente mediterránea.
La mesopotamia granadina: ríos, colinas y vegas en
afluentes que confluyen con su cauce en el menciona-
el sector oriental de la depresión
do sector, justo al abandonar la Sierra Nevada, inigua-
La circulación y el mercado que se genera a partir de ella no son, sin embargo, la única razón de ser del solar en que se asienta la ciudad de Granada. Entre los otros muchos factores que hicieron posible el desarrollo ur bano de esta ciudad ciudad de fama universal, universal, paradigmática del mundo mediterráneo, no se puede olvidar su emplazamiento junto a uno de los mayo mayores res regadíos históricos de España, la singular Vega Vega a la que acabó dando su nombre y en la que sustentó durante siglos buena parte de su actividad agr aria, comercial e industrial.
lable telón de fondo del paisaje granadino, en cuyas cumbres, las más elevadas de la Península Ibérica, se originan la mayoría de estos ríos que se nutren, por tanto, del agua y de la nieve de este gran núcleo hidrográfico. El agua aportada por estos cursos confluyentes en Granada y sus cercanías —Genil, Darro, Beiro, Monachil, Dílar, Cubillas, Cacín—, en lo que podría considerarse como la mesopotamia granadina, ha sido decisiva en el devenir de la urbe y de los regadíos que la envuelven. Ciudad y regadíos de la Vega Vega alta que no han dependido ni dependen, sin embargo, exclusiva-
La Vega Vega de Granada Gr anada ocupa el sector más oriental de
mente, de las aguas fluyentes que ha costado mucho
la depresión intrábética avenada por el Genil y s us
tiempo dominar y regular, sino también de las fuentes,
[16] AGUA, TERRITORIO Y CIUDAD
)
El solar
de Granada
alturas de San Cristóbal, Albayzín, Alhambra y Mauror (750-980 m). Sin duda era el emplazamiento más
Granada Sierra Nevada
favorable, favo rable, tanto por razones defensivas como por la relativa facilidad del aprovisionamiento de aguas y el control que, desde esta posición de encrucijada, podía
100km
ejercerse sobre las comunicaciones principales. Sierra Arana Sierra Elvira Genil
Granada
Loja
Río Monachil
Sierra Gorda
En definitiva, junto a las colinas que la rodean por el norte, aparece a parece la Vega Vega constituida por materiales material es
Río Darro
aluviales recientes, esencialmente detríticos, que Río Genil
Río Cacín
Padul
arrancan del Pleistoceno superior, cuando la red de la Sierra Nevada
Vega alta todavía no estaba jeraquizada jer aquizada y el desagüe des agüe estaba obstaculizado por el tapón diapírico originado en las inmediaciones de Láchar, lo que posiblemente determinó el retraso del poblamiento interno de una
Sierra Tejeda
Vega semilacustre hasta la ordenación de acequias y Sierra Almijara
Figura 5. LA DEPRESIÓN DE GRANADA EN LA ACTUALIDAD
La red hidrográfca se halla mucho más jerarquizada a partir del gran eje longitudinal del río Genil. Han desaparecido las antiguas zonas lagunares, salvo el pequeño humedal del Padul, drenado por el río Dúrcal hacia el Mediterráneo. NOTA: Las fguras 1 y 2 según José Manuel Martín, de la Universidad de Granada. Las
fguras 3 y 4 según José Rodríguez Fernández, del CSIC .
regadíos de los siglos X-XI (acequias del Cadí, Real o Gorda, Arabuleila, Tarramonta, el Quinto…). Estos sedimentos, origen de los excelentes suelos franco-arenosos existentes, presentan una suav suavee pendiente hacia el curso del Genil, lo que por otra parte facilita el aprovechamiento agrícola. Sobre ellos se s obreponen los más recientes sedimentos aportados por este río, que configuran configur an una planicie con un suav suavee desnivel entre las cotas de 620 m, a la altura de Granada, y 530 m, en Láchar. Parecida y correlativa estructura,
tempranamente canalizadas hacia Granada, existentes
con marcados interfluvios pero con menor potencia y
en el entorno carbonatado subbético y alpujárride —
niveles de terraza menos acentuados, ofrecen los otros
Deifontes, Aynadamar en Alfacar…— y del potente
afluentes en este sector que configuran subsectores o
acuífero aluvial de la Vega que garantiza actualmente
vegas locales. Todo Todo el trazado del río Genil al cruzar
el abastecimiento en años muy secos.
la Vega de Granada ha sido encauzado artificialmente desde antiguo con fines agrícolas y, en menor medida,
Tras desplazar a otros emplazamientos competidores,
industriales y de abastecimiento. Por ello, las acequias
la ciudad de Granada se origina y se sustenta, defini-
alimentaban, entre otros usos, aljibes, jardines y baños
tivamente, en los conglomerados aportados por los
públicos. También También se trataba tr ataba de evitar las inundacio-
cursos nevadeneses, es decir las colinas neógenas y
nes periódicas que sólo han sido casi definitivamente
cuaternarias —asiento de la primitiva Iliberri — — que sir-
controladas tras la regulación en el último medio siglo
ven de interfluvios a los tres ríos de Granada —Genil,
tanto en la Vega alta (embalses de Canales, Quéntar,
Darro y Beiro— y que estos mismos han contribuido
Cubillas, Colomera) como en la baja (Bermejales).
a modelar antes de confluir en la Vega Vega extendida a su pie, en contigüidad de ellas, sobre la que se expandió posteriormente la primitiva ciudad encaramada en las UN PAISAJE HECHO EN LA HISTORIA [
17]
Granada y su entorno, un territorio en evoluc evolución ión
n las imágenes de estas páginas se representa una evolución sintética del solar urbano y territorial de Gra-
Enada desde la Antigüedad. Con el telón de fondo de Sierra Nevada y al borde de la Vega, por donde corren los ríos Genil, Darro, Monachil y Beiro, se consolida primero el núcleo ibérico de
Iliberri,
crece y rivaliza con las mayores ciudades de la Península. Rodeada de murallas, despliega un vasto casco urbano en medio de un entorno intensamente colonizado por cultivos, caminos, acequias e infinidad de caseríos.
que en época romana
cobra importancia con el nombre de Ilíberis. Agrupada sobre la colina del Albayzín, debe su prosperidad a la
Pasados los brillos que siguieron a la conquista de Granada en 1492 y a la visita de Carlos V en 1526, hacia 1600
minería de la sierra, a su ventajosa posición en las rutas de comunicaciones y, en especial, a la riqueza agrícola de
la ciudad aparece renovada en su arquitectura y ampliada hacia la Vega, pero al filo de un estancamiento que se
la Vega, cuya profunda transformación en espacio cultivado se inicia por entonces.
prolonga hasta una relativa recuperación en el siglo XVIII. Los cambios se acentúan y se hacen más evidentes a fines del XIX. La renovación de los regadíos de la Vega, cultivada ya en toda su extensión, corre pareja de la
Tras un paréntesis durante el que la vecina ciudad de Elvira eclipsa la presencia del solar granadino,
Garnata es
remodelación de la trama urbana con nuevas vías, ensanches e instalaciones ferroviarias e industriales. La bre-
refundada a principios del XI por la dinastía zirí, que la convierten en capital de uno de los principales reinos de
ve trayectoria visual de Granada que muestran estas imágenes culmina, finalmente, con una visión de la actual
taifas de Al-Ándalus. Desde esas fechas, y más tarde bajo el dominio almorávide, almohade y nazarí, Granada
aglomeración metropolitana, cuya superficie avanza hasta cubrir una sustancial porción de la Vega.
Siglo III d. C .
Siglo XI
Siglo XV
Siglo XVII
Siglo XX
Siglo XXI
[ 18 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
Ilíberis
UN PAI SAJ E H E CH O E N L A HI ST ORI A [
19
]
romana, entre la Sierra y l a Vega El germen del asentamiento granadino se remonta al poblado ibérico orticado de Iliberri, cuya existencia se rastrea a partir de los siglos VII-V a. de C. en los altos de la actual colina del Albayzín. Integrada en la órbita romana, la población destaca desde comienzos del Imperio, cuando se le otorga el rango de municipi o con el título de Municipium Florentinum Iliberritanum y se encuadra en el convento jurídico de Écija de la provincia Bética, un distrito estructurado precisamente en torno al Genil, el río que corre a los pies de Ilíberis. Numerosos testimonios avalan la importancia de la ciudad romana, aunque los datos arqueológicos no apunten más que una idea ragmentaria de su sonomía material. Consta que ue ceca emisora de moneda, cuna de amilias patricias y sede episcopal.
Ilíberis se clasica como ciudad túrdula,
en la tierra de los bastetanos, junto al límite oriental de la provincia romana de la Bética con la Tarraconense.
El hito geográco de Sierra Nevada aparece en las obras de Estrabón, Plinio y otros autores clásicos, que la designan Solorius Mons, la “Montaña del Sol”.
Con una supercie de unas seis hectáreas, estaba dotada de perímetro amurallado, oro o recinto público con templos, construcciones domésticas de cierta envergadura, obras hidráulicas como cisternas y conducciones, y varias necrópolis y villas rurales dispersas por el entorno. La agricultura en los értiles terrenos de la Vega, la elaboración de rutos, la alarería, la cantería de mármol, la minería del oro y otros metales en las sierras, junto con los intercambios avorecidos por su estratégica ubicación entre las comarcas del interior y las actorías de la costa, eran los pilares de su sustento. Con los visigodos, la urbe, denominada Eliberri, parece mantener cierto relieve, para sumirse luego en un oscuro proceso de decadencia que se prolongaría hasta mucho después de la llegada de los musulmanes. Durante siglos, las noticias y vestigios de la población se restringen al mínimo, en contraste con el renombre que adquiere la vecina ciudad de Elvira, a los pies de la sierra de Elvira. Mientras en la sierra hay minas de hierro y otros metales, aguas arriba del Genil y el Darro se busca el oro, explotado a gran escala m ediante la ruina montium, la remoción de enormes cantidades de terreno con arroyadas articiales.
Durante el período iberorromano predominan una condiciones climáticas en general más húmedas que en la actualidad, con mayores precipitaciones.
Triente,moneda visigoda del siglo VII acuñada en Eliberri. Inscripción romana del siglo II hallada en el recinto de Ilíberis. MuseoArqueológico de Granada.
Pese al progreso del espacio agrario, las áreas orestales ocupan una extensa supercie, sobre todo en las laderas serranas. Los hallazgos (monedas, cerámicas…) de diversa procedencia en el solar de Ilíberis y sus contornos atestiguan su signicativa actividad comercial.
Gracias a unas condiciones más húmedas, los ríos llevan más caudal. El principal es el Singilis, el Genil. Su curso es el eje del distrito de Écija, ciudad que se encuentra al oeste aguas abajo.
El suministro de agua se basa en pozos, el acarreo desde uentes públicas, manantiales y ríos y la captación de lluvia en cisternas. Los restos de una conducción o acueducto plantean, sin embargo, la probable existencia de un sistema de abastecimiento de envergadura.
Se inicia la transormación del territorio mediante aterrazamientos y rellenos de terrenos para el cultivo, la deorestación y la prolieración de construcciones. Copa de cerámica asociada a los alfares de la Cartuja de Granada, siglos I-II. Museo Arqueológico de Granada.
En el entorno de Ilíberis surgen numerosas villas rurales, como las localizadas hacia la Cartuja, por el valle del Darro arriba, en las aldas del Albayzín y, más lejos, por el término de Huétor Vega.
En la etapa romana se desarrollan las primeras inraestructuras hidráulicas de importancia para riego y abastecimiento. Buen ejemplo son dos obras de las inmediaciones, las presas de Barcinas y de Deiontes.
Cerca del río Beiro, por la zona de la Cartuja, ascienden los humos de los hornos de alarería, al igual que en el Albayzín y cerca del Darro.
[ 20 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
Capitel corintio del siglo III procedente de Granada. Museo Arqueológico de Granada.
Los cultivos (cereales, olivo, vid…) se extienden por los valles fuviales y por los rebordes de la Vega, alrededor de la ciudad y de villas y aldeas. Se colonizan con mayor intensidad los contornos oeste y norte de la depresión.
El municipio iliberritano se conecta mediante una red viaria estable. Se sitúa junto a la calzada que comunica con las importantes ciudades mineras del alto Guadalquivir.
El río Beiro discurre por las cercanías de Ilíberis. Dada la somera ocupación del territorio, los cauces se mantienen en condiciones prácticamente originales, con variadas ormaciones y especies de ribera.
Numerosos humedales salpican la Vega, por pequeñas depresiones y márgenes fuviales, alimentados por las precipitaciones, surgencias e inundaciones de los ríos, que discurren en su régimen natural.
Boceto del foro romano de Ilíberis según M. Gómez Moreno.
UN PAI SAJ E H E CH O E N L A HI ST ORI A [
21
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Ilíberis
romana, entre la Sierra y l a Vega El germen del asentamiento granadino se remonta al poblado ibérico orticado de Iliberri, cuya existencia se rastrea a partir de los siglos VII-V a. de C. en los altos de la actual colina del Albayzín. Integrada en la órbita romana, la población destaca desde comienzos del Imperio, cuando se le otorga el rango de municipi o con el título de Municipium Florentinum Iliberritanum y se encuadra en el convento jurídico de Écija de la provincia Bética, un distrito estructurado precisamente en torno al Genil, el río que corre a los pies de Ilíberis. Numerosos testimonios avalan la importancia de la ciudad romana, aunque los datos arqueológicos no apunten más que una idea ragmentaria de su sonomía material. Consta que ue ceca emisora de moneda, cuna de amilias patricias y sede episcopal.
Ilíberis se clasica como ciudad túrdula,
en la tierra de los bastetanos, junto al límite oriental de la provincia romana de la Bética con la Tarraconense.
El hito geográco de Sierra Nevada aparece en las obras de Estrabón, Plinio y otros autores clásicos, que la designan Solorius Mons, la “Montaña del Sol”.
Con una supercie de unas seis hectáreas, estaba dotada de perímetro amurallado, oro o recinto público con templos, construcciones domésticas de cierta envergadura, obras hidráulicas como cisternas y conducciones, y varias necrópolis y villas rurales dispersas por el entorno. La agricultura en los értiles terrenos de la Vega, la elaboración de rutos, la alarería, la cantería de mármol, la minería del oro y otros metales en las sierras, junto con los intercambios avorecidos por su estratégica ubicación entre las comarcas del interior y las actorías de la costa, eran los pilares de su sustento. Con los visigodos, la urbe, denominada Eliberri, parece mantener cierto relieve, para sumirse luego en un oscuro proceso de decadencia que se prolongaría hasta mucho después de la llegada de los musulmanes. Durante siglos, las noticias y vestigios de la población se restringen al mínimo, en contraste con el renombre que adquiere la vecina ciudad de Elvira, a los pies de la sierra de Elvira. Mientras en la sierra hay minas de hierro y otros metales, aguas arriba del Genil y el Darro se busca el oro, explotado a gran escala m ediante la ruina montium, la remoción de enormes cantidades de terreno con arroyadas articiales.
Triente,moneda visigoda del siglo VII acuñada en Eliberri. Inscripción romana del siglo II hallada en el recinto de Ilíberis. MuseoArqueológico de Granada.
Durante el período iberorromano predominan una condiciones climáticas en general más húmedas que en la actualidad, con mayores precipitaciones.
Pese al progreso del espacio agrario, las áreas orestales ocupan una extensa supercie, sobre todo en las laderas serranas. Los hallazgos (monedas, cerámicas…) de diversa procedencia en el solar de Ilíberis y sus contornos atestiguan su signicativa actividad comercial.
Gracias a unas condiciones más húmedas, los ríos llevan más caudal. El principal es el Singilis, el Genil. Su curso es el eje del distrito de Écija, ciudad que se encuentra al oeste aguas abajo.
El suministro de agua se basa en pozos, el acarreo desde uentes públicas, manantiales y ríos y la captación de lluvia en cisternas. Los restos de una conducción o acueducto plantean, sin embargo, la probable existencia de un sistema de abastecimiento de envergadura.
Se inicia la transormación del territorio mediante aterrazamientos y rellenos de terrenos para el cultivo, la deorestación y la prolieración de construcciones. Copa de cerámica asociada a los alfares de la Cartuja de Granada, siglos I-II. Museo Arqueológico de Granada.
En el entorno de Ilíberis surgen numerosas villas rurales, como las localizadas hacia la Cartuja, por el valle del Darro arriba, en las aldas del Albayzín y, más lejos, por el término de Huétor Vega.
En la etapa romana se desarrollan las primeras inraestructuras hidráulicas de importancia para riego y abastecimiento. Buen ejemplo son dos obras de las inmediaciones, las presas de Barcinas y de Deiontes.
Los cultivos (cereales, olivo, vid…) se extienden por los valles fuviales y por los rebordes de la Vega, alrededor de la ciudad y de villas y aldeas. Se colonizan con mayor intensidad los contornos oeste y norte de la depresión.
Cerca del río Beiro, por la zona de la Cartuja, ascienden los humos de los hornos de alarería, al igual que en el Albayzín y cerca del Darro.
El municipio iliberritano se conecta mediante una red viaria estable. Se sitúa junto a la calzada que comunica con las importantes ciudades mineras del alto Guadalquivir.
El río Beiro discurre por las cercanías de Ilíberis. Dada la somera ocupación del territorio, los cauces se mantienen en condiciones prácticamente originales, con variadas ormaciones y especies de ribera.
Numerosos humedales salpican la Vega, por pequeñas depresiones y márgenes fuviales, alimentados por las precipitaciones, surgencias e inundaciones de los ríos, que discurren en su régimen natural.
Boceto del foro romano de Ilíberis según M. Gómez Moreno.
[ 20 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
Garnata
Capitel corintio del siglo III procedente de Granada. Museo Arqueológico de Granada.
UN PAI SAJ E H E CH O E N L A HI ST ORI A [
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en el siglo XI, capital del reino zirí El año 1013, al poco de la caída del caliato de Córdoba, la dinastía beréber de los ziríes establece en Garnata la capital de su reino de taia, cuya existencia se prolonga hasta nes del siglo. Si desde el siglo VIII hasta la misma noción de la ciudad casi se había perdido rente a la hegemonía de la cercana Medina Elvira, la reundación de Granada por los ziríes cambió las tornas y la situó entre las primeras ciudades de Al-Ándalus. Uno de los emires ziríes, Abd Allah, relata el proceso: “se resolvieron a escoger… una altura que dominase el territorio y una posición estratégica de cierta elevación… posición de la que harían su capital... y contemplaron una hermosa llanura, llena de arroyos y de árboles, que, como todo el terreno circundante, está regada por el río Genil, que baja de Sierra Nevada. Contemplaron asimismo el monte en el que hoy se asienta Granada, y comprendieron que era el centro de toda la comarca, ya que tenía delante la Vega… El lugar les encantó, porque vieron que reunía todas las ventajas…”
La explotación ganadera, sobre todo de ovejas y cabras, se extiende desde las laderas próximas a la ciudad hasta los pastos de alta montaña.
Por estas echas se produce un máximo generalizado de temperaturas que repercute en el ascenso de la cota de nieve en la sierra, y la disminución del volumen de agua almacenada.
En las décadas del gobierno zirí la población experimenta un crecimiento crecimiento paulatino y se produce una notable expansión urbana. El primitivo recinto de Ilíberis se amplía y transorma en la Alcazaba Antigua; a sus pies crecen los barrios de la Medina, hasta enlazar con los arrabales y el viejo solar judío de Garnata al-Yahud , en las aldas de Torres Bermejas, al otro lado del Darro, río que se convierte en el eje urbano de Granada. La ciudad se cerca de murallas con puertas y torres; se levantan un alcázar, palacios, mezquitas, baños, mercados, y un denso caserío cuya supercie abarca 76 hectáreas. Se realizan asimismo decisivas obras hidráulicas, como los tendidos de las acequias de Aynadamar, del Darro y del Genil, que de modo simultáneo, surten el abastecimiento, atienden las necesidades de ocios industriales y, sobre todo, organizan y aseguran los regadíos de la Vega, que cobra ama como una de las más ricas comarcas agrícolas. El papel protagonista de Granada continúa después de su conquista en 1090 por los almorávides, a los que sirve de cabecera de sus dominios en Al-Ándalus, y, más tarde, bajo los almohades, que reuerzan su entidad urbana. Prosigue la actividad minera. Las uentes citan la obtención de oro mediante el cernido de las arenas de los río Darro y Genil, y explotaciones en la sierra de plata, hierro, plomo o cobre. En la sierra, donde se asientan contingentes beréberes originarios de las cordilleras del norte de Árica, se diunden los sistemas del regadío de montaña: acequias de careo en los parajes elevados, redes de acequias de riego, terrazas de cultivo en las laderas.
La paulatina deorestación desde la etapa romana, por las roturaciones, el pastoreo, la minería, el consumo de combustible, se acentúa en época zirí, intensicándose los procesos erosivos y el avenamiento de los ríos.
La compleja red de acequias que se traza en época zirí incluye varias conducciones derivadas de los cauces del Darro y el Genil y de manantiales cercanos.
Desde mediados del siglo XI los ziríes impulsan la construcción de la gran acequia de Aynadamar, que trae el agua desde la Fuente Grande de Alacar, abasteciendo a la población y regando pagos agrícolas.
Hacia los siglos XI-XII se tiende el primer puente de ábrica sobre el Genil. Una obra de piedra sobre cinco arcos que acilita el tránsito hacia el sur y la costa.
En la margen izquierda del Darro surgen los arrabales por donde trabajan alareros y ladrilleros, ocios que dejan sus nombres en sendas puertas de la muralla. Mientras el poder reside en la Alcazaba Antigua, el centro de gravedad de la actividad cotidiana se encuentra en la ciudad baja, en los barrios de la Medina.
Las pequeñas parcelas intensamente cultivadas avanzan por los valles de los ríos, a lo largo de l as acequias, y ormando una corona sobre la Vega alrededor de la ciudad.
[ 22 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
Arriba, pila califalprocedente de Córdoba reutilizada en Granada. Abajo, capitel zirí hallado en Granada y cerámica califal encontrada en Medina Elvira. Museo Arqueológico de Granada.
Aunque bien conocido y practicado por los romanos, no ue hasta el período andalusí cuando el regadío alcanzó tal desarrollo como para generar toda una cultura del agua con nuevos paisajes agrícolas.
En los niveles deprimidos de la Vega persisten los parajes pantanosos de carácter insalubre. Se alimentan tanto de las lluvias y avenidas como por aforamiento de aguas subterráneas.
Los cementerios, a veces delimitados por tapias, se distribuyen en las proximidades de la c iudad, por el campo del Triuno, cuesta de Alhacaba y San Miguel Alto, al exterior de las áreas de la Alhambra, los Mártires y el Mauror.
Junto a los cereales tradicionales, el olivo o la vid, en la Vega se cultivan plantas introducidas desde Oriente en época andalusí, como el lino, mijo, panizo, berenjena, sandía y diversas hortalizas y rutales.
Interior del baño del Nogal o Bañuelo, obra zirí del siglo XI, en una litografía romántica.
UN P AIS AJ E H E CH O E N L A H I STOR IA [
23
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Garnata
en el siglo XI, capital del reino zirí El año 1013, al poco de la caída del caliato de Córdoba, la dinastía beréber de los ziríes establece en Garnata la capital de su reino de taia, cuya existencia se prolonga hasta nes del siglo. Si desde el siglo VIII hasta la misma noción de la ciudad casi se había perdido rente a la hegemonía de la cercana Medina Elvira, la reundación de Granada por los ziríes cambió las tornas y la situó entre las primeras ciudades de Al-Ándalus. Uno de los emires ziríes, Abd Allah, relata el proceso: “se resolvieron a escoger… una altura que dominase el territorio y una posición estratégica de cierta elevación… posición de la que harían su capital... y contemplaron una hermosa llanura, llena de arroyos y de árboles, que, como todo el terreno circundante, está regada por el río Genil, que baja de Sierra Nevada. Contemplaron asimismo el monte en el que hoy se asienta Granada, y comprendieron que era el centro de toda la comarca, ya que tenía delante la Vega… El lugar les encantó, porque vieron que reunía todas las ventajas…” Por estas echas se produce un máximo generalizado de temperaturas que repercute en el ascenso de la cota de nieve en la sierra, y la disminución del volumen de agua almacenada.
La explotación ganadera, sobre todo de ovejas y cabras, se extiende desde las laderas próximas a la ciudad hasta los pastos de alta montaña.
En las décadas del gobierno zirí la población experimenta un crecimiento crecimiento paulatino y se produce una notable expansión urbana. El primitivo recinto de Ilíberis se amplía y transorma en la Alcazaba Antigua; a sus pies crecen los barrios de la Medina, hasta enlazar con los arrabales y el viejo solar judío de Garnata al-Yahud , en las aldas de Torres Bermejas, al otro lado del Darro, río que se convierte en el eje urbano de Granada. La ciudad se cerca de murallas con puertas y torres; se levantan un alcázar, palacios, mezquitas, baños, mercados, y un denso caserío cuya supercie abarca 76 hectáreas. Se realizan asimismo decisivas obras hidráulicas, como los tendidos de las acequias de Aynadamar, del Darro y del Genil, que de modo simultáneo, surten el abastecimiento, atienden las necesidades de ocios industriales y, sobre todo, organizan y aseguran los regadíos de la Vega, que cobra ama como una de las más ricas comarcas agrícolas. El papel protagonista de Granada continúa después de su conquista en 1090 por los almorávides, a los que sirve de cabecera de sus dominios en Al-Ándalus, y, más tarde, bajo los almohades, que reuerzan su entidad urbana. Prosigue la actividad minera. Las uentes citan la obtención de oro mediante el cernido de las arenas de los río Darro y Genil, y explotaciones en la sierra de plata, hierro, plomo o cobre. En la sierra, donde se asientan contingentes beréberes originarios de las cordilleras del norte de Árica, se diunden los sistemas del regadío de montaña: acequias de careo en los parajes elevados, redes de acequias de riego, terrazas de cultivo en las laderas.
La paulatina deorestación desde la etapa romana, por las roturaciones, el pastoreo, la minería, el consumo de combustible, se acentúa en época zirí, intensicándose los procesos erosivos y el avenamiento de los ríos.
La compleja red de acequias que se traza en época zirí incluye varias conducciones derivadas de los cauces del Darro y el Genil y de manantiales cercanos.
Desde mediados del siglo XI los ziríes impulsan la construcción de la gran acequia de Aynadamar, que trae el agua desde la Fuente Grande de Alacar, abasteciendo a la población y regando pagos agrícolas.
Hacia los siglos XI-XII se tiende el primer puente de ábrica sobre el Genil. Una obra de piedra sobre cinco arcos que acilita el tránsito hacia el sur y la costa.
En la margen izquierda del Darro surgen los arrabales por donde trabajan alareros y ladrilleros, ocios que dejan sus nombres en sendas puertas de la muralla. Mientras el poder reside en la Alcazaba Antigua, el centro de gravedad de la actividad cotidiana se encuentra en la ciudad baja, en los barrios de la Medina.
Arriba, pila califalprocedente de Córdoba reutilizada en Granada. Abajo, capitel zirí hallado en Granada y cerámica califal encontrada en Medina Elvira. Museo Arqueológico de Granada.
Aunque bien conocido y practicado por los romanos, no ue hasta el período andalusí cuando el regadío alcanzó tal desarrollo como para generar toda una cultura del agua con nuevos paisajes agrícolas.
En los niveles deprimidos de la Vega persisten los parajes pantanosos de carácter insalubre. Se alimentan tanto de las lluvias y avenidas como por aforamiento de aguas subterráneas.
Las pequeñas parcelas intensamente cultivadas avanzan por los valles de los ríos, a lo largo de l as acequias, y ormando una corona sobre la Vega alrededor de la ciudad.
Los cementerios, a veces delimitados por tapias, se distribuyen en las proximidades de la c iudad, por el campo del Triuno, cuesta de Alhacaba y San Miguel Alto, al exterior de las áreas de la Alhambra, los Mártires y el Mauror.
Junto a los cereales tradicionales, el olivo o la vid, en la Vega se cultivan plantas introducidas desde Oriente en época andalusí, como el lino, mijo, panizo, berenjena, sandía y diversas hortalizas y rutales.
Interior del baño del Nogal o Bañuelo, obra zirí del siglo XI, en una litografía romántica.
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Granada nazarí El episodio nal de la ciudad hispanomusulmana transcurre desde que Granada asume en 1238 la capitalidad del reino nazarí instaurado por Ibn al-Ahmar y se convierte en una metrópoli a la cabeza del vasto territorio que va de las ronteras de Cádiz y Jaén hasta Almería. Con un casco urbano de 180 hectáreas —unas 220 si se cuentan áreas periéricas—, una la población que en el siglo XV asciende a más de 50.000 habitantes y una notable producción agrícola, sedera y de otras manuacturas, es una de las urbes más extensas, populosas y activas de Occidente en la Baja Edad Media. El núcleo original de la Alcazaba Antigua crece con la gran ampliación del Albayzín, ormando un área densamente poblada, industriosa e infuyente. Desde el Albayzín y la calle de Elvira se expande por el llano la Medina, centrada por la mezquita mayor, en la que se encuentran las principales calles
La ciudadela de la Alhambra resalta como nuevo hito de la ciudad, rente al Albayzín y dominando la Medina. Su estructura básica se concluye en el siglo XIV.
Desde el XIV hasta mediados del XIX se produjo un enriamiento del clima que dio lugar a la conocida como Pequeña Edad de Hielo. En relación con este enómeno se desarrolló en el corral del Veleta una reducida masa glaciar.
Espada de Boabdil, último rey de Granada. Museo del Ejército, Toledo.
y recintos mercantiles y artesanos (Zacatín, Alcaicería, puerta de Curtidores, alhóndigas…); los arrabales, palacios y huertos se prolongan por la orilla izquierda del Darro hasta asomarse al Genil. El tercer recinto claramente dierenciado que se dene en Granada en esta época es la Alhambra: la imponente ciudadela cortesana que se erige desde mediados del siglo XIII con murallas, alcazaba militar, militar, palacios reales, jardines y una medina en miniatura, con mezquita, mercado, baños y barrios. El crecimiento urbano del período nazarí se acompasa con el de la red hidráulica. Con un minucioso sistema circulatorio de uentes, azudas, minas, acequias, ramales, albercas, aljibes, pozos y otros dispositivos, Granada se convierte en una auténtica ciudad del agua, clave del suministro y saneamiento para tan elevada población, recurso indispensable para los riegos de la Vega —base de la economía granadina—, las manuacturas o la molinería, elemento necesario para el ritual religioso, así como valioso componente cultural, recreativo y estético.
El crecimiento demográco de la capital nazarí intensicó la ocupación del territorio. También en las sierras, donde se incrementan los procesos erosivos y la consecuente colmatación sedimentaria de la Vega.
Granada como una ciudad entre montañas, detalle de la obra del almirante turco Piri Reis, del primer tercio del siglo XVI.
Se produce una ampliación de los cultivos, en especial en la perieria de la ciudad y las alquerías, que se multiplican al borde de la llanura.
En el valle del Darro, a la acequia de la Ciudad y sus ramales de Axares y Romayla se suman ahora la Acequia Real y sus derivaciones, que surten al Generalie y la Alhambra.
El entramado de acequias del Genil incluye la del Cadí o Candil, que abastece al Mauror y la Antequeruela, y la Gorda, arteria del suministro de los arrabales bajos, huertas, molinos y regadíos de la Vega.
La expansión urbana de Granada prosigue en sucesivos anillos de arrabales (Albayzín, Rambla, Alareros, Loma), que en los siglos XIV y XV se dotan de murallas.
En las acequias se multiplican los molinos hidráulicos, sobre todo para molturar grano, pero también aceituna, bras, productos diversos e incluso pólvora.
Curtidores, tintoreros, alareros, ladrilleros y otros ocios que requieren un cuantioso suministro de agua y generan abundantes vertidos se asientan a lo largo del Darro.
En los barrios de la Alcazaba Antigua y el Albayzín consta la existencia de 25 aljibes públicos, a menudo cerca de las mezquitas. Esta red surtía así mismo el consumo privado de numerosas casas.
La disponibilidad de riego es el undamento de la prosperidad de la Vega. Su uncionamiento es objeto de una detallada regulación y constituye un capítulo esencial de la sociedad nazarí.
A la izquierda, jarrón de las Gacelas, pieza nazarí de cerámica vidriada, siglo XIV. Museo de la Alhambra, Granada. A la derecha, echa, tejidonazarí de seda con acerías al cerías y epigrafía, siglos XIV-XV.
La ragmentación del parcelario refeja el predominio de pequeñas propiedades explotadas de manera intensiva y dependientes del regadío.
Astrolabio construido por el granadino Husayn b. Baso, 1304-1305.
[ 24 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
El sistema de gestión del agua en Granada y su vega alcanza plena madurez, aectando tanto a las reservas de nieve de la sierra, como a las aguas de lluvia y a las subterráneas.
En la Vega, el policultivo alimentario se combina con una importante dedicación a los cultivos comerciales que sostienen diversas manuacturas. La seda es uno de los principales ramos de la economía de la ciudad.
Arquitectura y agua en los palacios reales de la Alhambra. Foto: E. López.
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Granada nazarí El episodio nal de la ciudad hispanomusulmana transcurre desde que Granada asume en 1238 la capitalidad del reino nazarí instaurado por Ibn al-Ahmar y se convierte en una metrópoli a la cabeza del vasto territorio que va de las ronteras de Cádiz y Jaén hasta Almería. Con un casco urbano de 180 hectáreas —unas 220 si se cuentan áreas periéricas—, una la población que en el siglo XV asciende a más de 50.000 habitantes y una notable producción agrícola, sedera y de otras manuacturas, es una de las urbes más extensas, populosas y activas de Occidente en la Baja Edad Media. El núcleo original de la Alcazaba Antigua crece con la gran ampliación del Albayzín, ormando un área densamente poblada, industriosa e infuyente. Desde el Albayzín y la calle de Elvira se expande por el llano la Medina, centrada por la mezquita mayor, en la que se encuentran las principales calles
La ciudadela de la Alhambra resalta como nuevo hito de la ciudad, rente al Albayzín y dominando la Medina. Su estructura básica se concluye en el siglo XIV.
Desde el XIV hasta mediados del XIX se produjo un enriamiento del clima que dio lugar a la conocida como Pequeña Edad de Hielo. En relación con este enómeno se desarrolló en el corral del Veleta una reducida masa glaciar.
y recintos mercantiles y artesanos (Zacatín, Alcaicería, puerta de Curtidores, alhóndigas…); los arrabales, palacios y huertos se prolongan por la orilla izquierda del Darro hasta asomarse al Genil. El tercer recinto claramente dierenciado que se dene en Granada en esta época es la Alhambra: la imponente ciudadela cortesana que se erige desde mediados del siglo XIII con murallas, alcazaba militar, militar, palacios reales, jardines y una medina en miniatura, con mezquita, mercado, baños y barrios. El crecimiento urbano del período nazarí se acompasa con el de la red hidráulica. Con un minucioso sistema circulatorio de uentes, azudas, minas, acequias, ramales, albercas, aljibes, pozos y otros dispositivos, Granada se convierte en una auténtica ciudad del agua, clave del suministro y saneamiento para tan elevada población, recurso indispensable para los riegos de la Vega —base de la economía granadina—, las manuacturas o la molinería, elemento necesario para el ritual religioso, así como valioso componente cultural, recreativo y estético.
El crecimiento demográco de la capital nazarí intensicó la ocupación del territorio. También en las sierras, donde se incrementan los procesos erosivos y la consecuente colmatación sedimentaria de la Vega.
Espada de Boabdil, último rey de Granada. Museo del Ejército, Toledo.
Granada como una ciudad entre montañas, detalle de la obra del almirante turco Piri Reis, del primer tercio del siglo XVI.
Se produce una ampliación de los cultivos, en especial en la perieria de la ciudad y las alquerías, que se multiplican al borde de la llanura.
En el valle del Darro, a la acequia de la Ciudad y sus ramales de Axares y Romayla se suman ahora la Acequia Real y sus derivaciones, que surten al Generalie y la Alhambra.
El entramado de acequias del Genil incluye la del Cadí o Candil, que abastece al Mauror y la Antequeruela, y la Gorda, arteria del suministro de los arrabales bajos, huertas, molinos y regadíos de la Vega.
La expansión urbana de Granada prosigue en sucesivos anillos de arrabales (Albayzín, Rambla, Alareros, Loma), que en los siglos XIV y XV se dotan de murallas.
En las acequias se multiplican los molinos hidráulicos, sobre todo para molturar grano, pero también aceituna, bras, productos diversos e incluso pólvora.
Curtidores, tintoreros, alareros, ladrilleros y otros ocios que requieren un cuantioso suministro de agua y generan abundantes vertidos se asientan a lo largo del Darro.
En los barrios de la Alcazaba Antigua y el Albayzín consta la existencia de 25 aljibes públicos, a menudo cerca de las mezquitas. Esta red surtía así mismo el consumo privado de numerosas casas.
A la izquierda, jarrón de las Gacelas, pieza nazarí de cerámica vidriada, siglo XIV. Museo de la Alhambra, Granada. A la derecha, echa, tejidonazarí de seda con acerías al cerías y epigrafía, siglos XIV-XV.
La disponibilidad de riego es el undamento de la prosperidad de la Vega. Su uncionamiento es objeto de una detallada regulación y constituye un capítulo esencial de la sociedad nazarí.
La ragmentación del parcelario refeja el predominio de pequeñas propiedades explotadas de manera intensiva y dependientes del regadío.
El sistema de gestión del agua en Granada y su vega alcanza plena madurez, aectando tanto a las reservas de nieve de la sierra, como a las aguas de lluvia y a las subterráneas.
Astrolabio construido por el granadino Husayn b. Baso, 1304-1305.
En la Vega, el policultivo alimentario se combina con una importante dedicación a los cultivos comerciales que sostienen diversas manuacturas. La seda es uno de los principales ramos de la economía de la ciudad.
Arquitectura y agua en los palacios reales de la Alhambra. Foto: E. López.
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Granada en la Edad Moderna El 2 de enero de 1492 Granada se entrega a los Reyes Católicos. Se inicia entonces una ase en que la ciudad experimenta proundas proundas transormaciones, aun manteniendo una honda huella de la etapa anterior. Residencia recuente y panteón de Isabel y Fernando, escenario, con Santa Fe, de los tratos que conducen al viaje descubridor de Colón, solar del alto tribunal de la Chancillería y sede de la corte del emperador Carlos V en 1526, Granada cobra una notable importancia políticoadministrativa, al tiempo que su urbanismo y arquitectura se renuevan según los designios del Renacimiento.. Se levantan edicios, se abren plazas, y, en lo que concierne al agua, se mantienen las Renacimiento estructuras existentes para abastecimiento, riego y otras actividades, junto con iniciativas como la erección de pilares y uentes monumentales que reuerzan la dimensión pública de este elemento. Los cármenes jalonan las orillas del Darro. En el paraje de Valparaíso se establecen la undación religiosa del Sacromonte y la hacienda jesuita de Jesús del Valle. le.
Los bosques —de olmos, almeces, álamos— se espesan en las laderas de la Alhambra, refejando la orientación residencial del conjunto y su pérdida de uncionalidadmilitar.
Pero el primer siglo bajo dominio castellano está marcado asimismo por las tensiones con la población conquistada. Presionada por la llegada de repobladores y las reiteradas medidas contra sus intereses y costumbres, los confictos se suceden hasta la rebelión de los moriscos moriscos de 1568, que se salda con su expulsión masiva. Si a comienzos del XVI la urbe acumulaba 60.000 habitantes, por encima de Sevilla y otras grandes ciudades, al terminar la centuria se había reducido a unas 33.000 almas. Quebrantos que se maniestan con igual virulencia en la economía: la laboriosa agricultura irrigada de la Vega decae con la marcha de sus mejores conocedores; las redes hidráulicas se deterioran; la producción granadina más preciada, la seda, declina; numerosos numerosos inmuebles quedan abandonados y maltrechos. El Seiscientos arranca en un ambiente de crisis generalizada, y hay que esperar hasta el siglo XVIII para atisbar indicios de recuperación.
En 1608 Granada es, según Bermúdez de Pedraza, “un sitio excelente, por la comodidad de agua que tiene para el gasto y servicio de sus ciudadanos, con dos ríos… que el uno corriendo por medio della, la limpia y hermosea, y el otro besa sus murallas, ertiliza sus campos y hace de mayor recreación su vega”.
La red hidráulica nazarí se mantiene sin apenas cambios. Una malla de cañerías con atanores de barro distribuye el agua por uentes y aljibes públicos, conventos, palacios y casas.
Retrato de Carlos V en 1525. En 1526 residió en Granada.
Parte del Darro, el río urbano de Granada, se cubre con una bóveda en la que se tiende la Plaza Nueva; en sus orillas se dispone también un paseo con uentes y árboles.
Los repobladores adoptan en gran medida el e laborado sistema de riegos nazarí y sus correspondientes ordenanzas. La campana de la torre de la Vela anuncia con su tañido el turno de los regantes.
El Albayzín en especial y otros barrios donde se concentraban los moriscos suren una acusada despoblación a raíz de su expulsión en 1571.
El crecimiento urbano se polariza en la Vega. Fuera de puerta Elvira crece el arrabal de San Lázaro, junto al Darro avanzan avanzan los arrabales cercanos a la plaza BibRambla, y los espacios e xtramuros hacia el Genil se colonizan.
El perímetro amurallado de Granada cede en algunos sectores ante la disminución de las necesidades deensivas y el empuje de la expansión urbana. Se abren portillos, se derriban muros y torres.
En la perieria surgen monasterios, hospitales y otros grandes edicios que ocupan amplios solares a costa de huertas.
[ 26 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
Morisca granadina, según un dibujo de hacia 1530. A la derecha, vista ta de Granada en torno al año 1500, detalle de un óleo al Virgen con el Niño.
Vistas de Darro, Darro , copia de un óleo de Juan de Sabis de 1636. Museo Casa de los Tiros, Granada. Plaza Nueva con la Alhambra, grabado de L. Meunier, hacia 1668.
Las aguas residuales van a parar a ríos y acequias generando problemas de salubridad. Los vertidos de tenerías, carnicería y otras actividades contaminantes agravan la degradación del Darro.
En el siglo XVI se propaga el cultivo de la morera al servicio del pujante comercio de la seda. Tras su declive, en el XVIII el lino marca un nuevo ciclo en la agricultura de la Vega.
Pese a la continuidad del marco agrario, tras la conquista aumenta la concentración de propiedades y explotaciones y se acentúa la especialización en cultivos comerciales.
A principios del XVII se menciona la existencia por las calles y plazas de Granada de 44 uentes y pilares, sin contar los de la Alhambra.
La versatilidad productiva de la Vega vuelve a demostrarse, cuando se adoptan diversas plantas venidas del Nuevo Mundo, como el maíz o la patata.
UN PAI SAJ E H E CH O E N L A HI ST ORI A [
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Granada en la Edad Moderna El 2 de enero de 1492 Granada se entrega a los Reyes Católicos. Se inicia entonces una ase en que la ciudad experimenta proundas proundas transormaciones, aun manteniendo una honda huella de la etapa anterior. Residencia recuente y panteón de Isabel y Fernando, escenario, con Santa Fe, de los tratos que conducen al viaje descubridor de Colón, solar del alto tribunal de la Chancillería y sede de la corte del emperador Carlos V en 1526, Granada cobra una notable importancia políticoadministrativa, al tiempo que su urbanismo y arquitectura se renuevan según los designios del Renacimiento.. Se levantan edicios, se abren plazas, y, en lo que concierne al agua, se mantienen las Renacimiento estructuras existentes para abastecimiento, riego y otras actividades, junto con iniciativas como la erección de pilares y uentes monumentales que reuerzan la dimensión pública de este elemento. Los cármenes jalonan las orillas del Darro. En el paraje de Valparaíso se establecen la undación religiosa del Sacromonte y la hacienda jesuita de Jesús del Valle. le.
Los bosques —de olmos, almeces, álamos— se espesan en las laderas de la Alhambra, refejando la orientación residencial del conjunto y su pérdida de uncionalidadmilitar.
Pero el primer siglo bajo dominio castellano está marcado asimismo por las tensiones con la población conquistada. Presionada por la llegada de repobladores y las reiteradas medidas contra sus intereses y costumbres, los confictos se suceden hasta la rebelión de los moriscos moriscos de 1568, que se salda con su expulsión masiva. Si a comienzos del XVI la urbe acumulaba 60.000 habitantes, por encima de Sevilla y otras grandes ciudades, al terminar la centuria se había reducido a unas 33.000 almas. Quebrantos que se maniestan con igual virulencia en la economía: la laboriosa agricultura irrigada de la Vega decae con la marcha de sus mejores conocedores; las redes hidráulicas se deterioran; la producción granadina más preciada, la seda, declina; numerosos numerosos inmuebles quedan abandonados y maltrechos. El Seiscientos arranca en un ambiente de crisis generalizada, y hay que esperar hasta el siglo XVIII para atisbar indicios de recuperación.
En 1608 Granada es, según Bermúdez de Pedraza, “un sitio excelente, por la comodidad de agua que tiene para el gasto y servicio de sus ciudadanos, con dos ríos… que el uno corriendo por medio della, la limpia y hermosea, y el otro besa sus murallas, ertiliza sus campos y hace de mayor recreación su vega”.
La red hidráulica nazarí se mantiene sin apenas cambios. Una malla de cañerías con atanores de barro distribuye el agua por uentes y aljibes públicos, conventos, palacios y casas.
Retrato de Carlos V en 1525. En 1526 residió en Granada.
Parte del Darro, el río urbano de Granada, se cubre con una bóveda en la que se tiende la Plaza Nueva; en sus orillas se dispone también un paseo con uentes y árboles.
Morisca granadina, según un dibujo de hacia 1530. A la derecha, vista ta de Granada en torno al año 1500, detalle de un óleo al Virgen con el Niño.
Los repobladores adoptan en gran medida el e laborado sistema de riegos nazarí y sus correspondientes ordenanzas. La campana de la torre de la Vela anuncia con su tañido el turno de los regantes.
El Albayzín en especial y otros barrios donde se concentraban los moriscos suren una acusada despoblación a raíz de su expulsión en 1571.
El crecimiento urbano se polariza en la Vega. Fuera de puerta Elvira crece el arrabal de San Lázaro, junto al Darro avanzan avanzan los arrabales cercanos a la plaza BibRambla, y los espacios e xtramuros hacia el Genil se colonizan.
El perímetro amurallado de Granada cede en algunos sectores ante la disminución de las necesidades deensivas y el empuje de la expansión urbana. Se abren portillos, se derriban muros y torres.
Vistas de Darro, Darro , copia de un óleo de Juan de Sabis de 1636. Museo Casa de los Tiros, Granada. Plaza Nueva con la Alhambra, grabado de L. Meunier, hacia 1668.
Las aguas residuales van a parar a ríos y acequias generando problemas de salubridad. Los vertidos de tenerías, carnicería y otras actividades contaminantes agravan la degradación del Darro.
En la perieria surgen monasterios, hospitales y otros grandes edicios que ocupan amplios solares a costa de huertas.
En el siglo XVI se propaga el cultivo de la morera al servicio del pujante comercio de la seda. Tras su declive, en el XVIII el lino marca un nuevo ciclo en la agricultura de la Vega.
Pese a la continuidad del marco agrario, tras la conquista aumenta la concentración de propiedades y explotaciones y se acentúa la especialización en cultivos comerciales.
A principios del XVII se menciona la existencia por las calles y plazas de Granada de 44 uentes y pilares, sin contar los de la Alhambra.
La versatilidad productiva de la Vega vuelve a demostrarse, cuando se adoptan diversas plantas venidas del Nuevo Mundo, como el maíz o la patata.
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Granada del siglo XIX al XX En su tránsito hacia la Edad Contemporánea, Granada fgura como centro burocrático, comercial y agrario, conociendo tímidos progresos en el siglo XVIII, cuando recobra la cira de 50.000 habitantes y prospera el cultivo del lino y el cáñamo. En los arranques del XIX, sin embargo, la incipiente proyección exterior de la ciudad, convertida en destino ideal de los románticos, contrasta con su alta de pulso. La economía se ve sumida en la crisis, la precariedad de las dotaciones urbanas atenazan su modernización y la nueva división provincial menoscaba incluso su papel regional. Mayor dinamismo deparan los años del XIX al XX. Aumenta la población (75.000 personas en 1900, 150.000 en 1940). Se asiste a la llegada del errocarril y desde la década de 1880, al auge de la remolacha y la industria azucarera. Se llevan a cabo paulatinas reormas, como la apertura de
Las condiciones del entorno granadino abren la puerta a un nuevo aprovechamiento del agua: la producción de energía eléctrica. Desde comienzos del XX se ponen en marcha varias centrales hidroeléctricas en el valle alto del Genil.
Montaña y nieve se convierten en recursos de ocio al alza. En 1912 se crea la Sociedad Sierra Nevada para los deportes alpinos, en 1914 se plantea la construcción de una carretera a través de la sierra y en 1925 se inaugura el tranvía que sube desde Granada por el Genil.
Hasta comienzos del XX persiste de modo residual el pequeño glaciar del Corral del Veleta, vestigio tardío de la Pequeña Edad de Hielo.
plazas a costa de edifcios desamortizados, el derribo de murallas, el embovedado de un largo tramo del Darro, hasta que en 1895 se emprende la mayor intervención, la Gran Vía, el eje rectilíneo que transorma la trama de la ciudad baja. En adelante se prolonga el trazado de vías y se multiplican los ensanches y barriadas periéricas, en una rápida expansión sobre la Vega. En este período, el abastecimiento de aguas y saneamiento se signifcan como uno de los sectores más rezagados en su renovación. El caudal insufciente, el deterioro de las viejas conducciones, el indiscriminado sis tema de evacuaciones, la mezcla de aguas potables y sucias, las apropiaciones por particulares, hicieron de Granada una de las capitales más insalubres. Pese a los numerosos proyectos, los intereses encontrados y otros actores impidieron todo cambio hasta que, al fn, se procede a la reorganización del suministro público y, en 1928, a una nueva captación de aguas, cauce arriba del Genil, dando paso a un proceso que culmina al rehacerse toda la red de distribución y alcantarillado a la mitad del siglo. La minería se reactiva. Especial atención recibe la del oro: además de batearse las arenas del Darro, junto al Genil se instala una explotación industrial cuyos dispositivos hidráulicos, como el canal de los Franceses, se aprovechan luego para el abastecimiento de la capital.
A partir de 1928 se construyen tomas del Genil, depósitos, conducciones, nuevas redes de distribución y una estación de tratamiento de aguas.
“Mucha Alhambra y mucho té”, era la recomendación a los turistas ingleses que visitaban Granada para evitar enermedades, dada la mala ama del estado de sus aguas.
Por las riberas del Genil se extienden los paseos con uentes. Al antiguo puente se suma el Puente Verde, construido por las autoridades napoleónicas.
A fnes del XIX se constituye una agrupación de intelectuales, liderada por Ángel Ganivet, que aboga por la preservación de los valores tradicionales de Granada y toma el nombre de una de sus uentes: la Coradía de la Fuente del Avellano.
Hasta mediados del XX se suceden las riadas. En 1951 la presión de las aguas rompió el embovedado del Darro hacia Puerta Real, causando grandes destrozos.
Entre 1854 y 1880 se cubre el tramo del Darro entre Plaza Nueva y Puerta Real. Sobre el cauce se tiende uno de los ejes mayores de la c iudad.
En el Albayzín, la Antequeruela, en las inmediaciones de la Alhambra, se distinguen los reductos de agua y vegetación que son los cármenes.
Folleto turístico de Sierra Nevada, hacia 1914.
Fábrica de azúcar de remolacha en la Vega de Granada en el primer tercio del siglo XX.
La epidemia de cólera de 1885, que acabó con un 7% de la población granadina, puso de la manifesto el pésimo estado sanitario de la red de suministro y alcantarillado, y de los ríos y acequias.
Hasta el siglo XX el aguador sigue siendo uno de los tipos más populares de Granada, dedicado a la venta callejera y el abastecimiento domiciliario ante las defciencias del suministro público.
[ 28 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
La Alhambra desde el Generalie , óleo de José Larrocha, 1900. Colección particular. ar.
Junto a las hortalizas, granos, rutales, y las choperas, en los años centrales del XX cobran protagonismo en la Vega el maíz, la patata, y cultivos comerciales como el tabaco
El vetusto sistema hidráulico urbano es defnitivamente sustituido al terminarse las nuevas redes a fnes de los cuarenta.
El errocarril llega en 1874, introduciendo la mecanización con la energía de vapor característica de la primera industrialización.
Agotado el ciclo del lino y el cáñamo, a fnes del XIX se inicia el de la remolacha, que promueve la construcción de grandes ábricas azucareras y dura hasta 1930.
Aguador de Granada, foto de E. Guinea de 1929. Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz. A la derecha, tarjeta postal con una imagen de la Gran Vía a comienzos del siglo XX.
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Granada del siglo XIX al XX En su tránsito hacia la Edad Contemporánea, Granada fgura como centro burocrático, comercial y agrario, conociendo tímidos progresos en el siglo XVIII, cuando recobra la cira de 50.000 habitantes y prospera el cultivo del lino y el cáñamo. En los arranques del XIX, sin embargo, la incipiente proyección exterior de la ciudad, convertida en destino ideal de los románticos, contrasta con su alta de pulso. La economía se ve sumida en la crisis, la precariedad de las dotaciones urbanas atenazan su modernización y la nueva división provincial menoscaba incluso su papel regional. Mayor dinamismo deparan los años del XIX al XX. Aumenta la población (75.000 personas en 1900, 150.000 en 1940). Se asiste a la llegada del errocarril y desde la década de 1880, al auge de la remolacha y la industria azucarera. Se llevan a cabo paulatinas reormas, como la apertura de
Las condiciones del entorno granadino abren la puerta a un nuevo aprovechamiento del agua: la producción de energía eléctrica. Desde comienzos del XX se ponen en marcha varias centrales hidroeléctricas en el valle alto del Genil.
Montaña y nieve se convierten en recursos de ocio al alza. En 1912 se crea la Sociedad Sierra Nevada para los deportes alpinos, en 1914 se plantea la construcción de una carretera a través de la sierra y en 1925 se inaugura el tranvía que sube desde Granada por el Genil.
Hasta comienzos del XX persiste de modo residual el pequeño glaciar del Corral del Veleta, vestigio tardío de la Pequeña Edad de Hielo.
plazas a costa de edifcios desamortizados, el derribo de murallas, el embovedado de un largo tramo del Darro, hasta que en 1895 se emprende la mayor intervención, la Gran Vía, el eje rectilíneo que transorma la trama de la ciudad baja. En adelante se prolonga el trazado de vías y se multiplican los ensanches y barriadas periéricas, en una rápida expansión sobre la Vega. En este período, el abastecimiento de aguas y saneamiento se signifcan como uno de los sectores más rezagados en su renovación. El caudal insufciente, el deterioro de las viejas conducciones, el indiscriminado sis tema de evacuaciones, la mezcla de aguas potables y sucias, las apropiaciones por particulares, hicieron de Granada una de las capitales más insalubres. Pese a los numerosos proyectos, los intereses encontrados y otros actores impidieron todo cambio hasta que, al fn, se procede a la reorganización del suministro público y, en 1928, a una nueva captación de aguas, cauce arriba del Genil, dando paso a un proceso que culmina al rehacerse toda la red de distribución y alcantarillado a la mitad del siglo. La minería se reactiva. Especial atención recibe la del oro: además de batearse las arenas del Darro, junto al Genil se instala una explotación industrial cuyos dispositivos hidráulicos, como el canal de los Franceses, se aprovechan luego para el abastecimiento de la capital.
A partir de 1928 se construyen tomas del Genil, depósitos, conducciones, nuevas redes de distribución y una estación de tratamiento de aguas.
“Mucha Alhambra y mucho té”, era la recomendación a los turistas ingleses que visitaban Granada para evitar enermedades, dada la mala ama del estado de sus aguas.
Por las riberas del Genil se extienden los paseos con uentes. Al antiguo puente se suma el Puente Verde, construido por las autoridades napoleónicas.
A fnes del XIX se constituye una agrupación de intelectuales, liderada por Ángel Ganivet, que aboga por la preservación de los valores tradicionales de Granada y toma el nombre de una de sus uentes: la Coradía de la Fuente del Avellano.
Hasta mediados del XX se suceden las riadas. En 1951 la presión de las aguas rompió el embovedado del Darro hacia Puerta Real, causando grandes destrozos.
Entre 1854 y 1880 se cubre el tramo del Darro entre Plaza Nueva y Puerta Real. Sobre el cauce se tiende uno de los ejes mayores de la c iudad.
En el Albayzín, la Antequeruela, en las inmediaciones de la Alhambra, se distinguen los reductos de agua y vegetación que son los cármenes.
Folleto turístico de Sierra Nevada, hacia 1914.
Fábrica de azúcar de remolacha en la Vega de Granada en el primer tercio del siglo XX.
La epidemia de cólera de 1885, que acabó con un 7% de la población granadina, puso de la manifesto el pésimo estado sanitario de la red de suministro y alcantarillado, y de los ríos y acequias.
Hasta el siglo XX el aguador sigue siendo uno de los tipos más populares de Granada, dedicado a la venta callejera y el abastecimiento domiciliario ante las defciencias del suministro público.
La Alhambra desde el Generalie , óleo de José Larrocha, 1900. Colección particular. ar.
Junto a las hortalizas, granos, rutales, y las choperas, en los años centrales del XX cobran protagonismo en la Vega el maíz, la patata, y cultivos comerciales como el tabaco
El vetusto sistema hidráulico urbano es defnitivamente sustituido al terminarse las nuevas redes a fnes de los cuarenta.
El errocarril llega en 1874, introduciendo la mecanización con la energía de vapor característica de la primera industrialización.
Aguador de Granada, foto de E. Guinea de 1929. Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz. A la derecha, tarjeta postal con una imagen de la Gran Vía a comienzos del siglo XX.
Agotado el ciclo del lino y el cáñamo, a fnes del XIX se inicia el de la remolacha, que promueve la construcción de grandes ábricas azucareras y dura hasta 1930.
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Granada, siglo XXI La ciudad ha roto su secular dependencia de los értiles regadíos de la Vega, su primitiva razón de ser. El cambio a una economía de servicios, que en gran medida ha sustituido a la de base agrícola, impulsa la aceleración del crecimiento urbano, con un movimiento de población que se desplaza del campo a la ciudad. Granada pasa así de tener 155.000 habitantes en 1950 a unos 240.000 en la primera década del siglo XXI. Este uerte incremento demográco genera una demanda incesante de nuevos espacios para la construcción de viviendas e instalaciones industriales y de servicios que se obtienen, en una primera ase, de las tierras de cultivo de la Vega y posteriormente de la ocupación creciente de las aldas de la Sierra. Surge lentamente una aglomeración urbana que une,
En las cabeceras de los ríos se construyen presas para abastecimiento, control de avenidas, regadío y aprovechamiento hidroeléctrico, como la de Canales en el Genil y de Quéntar, en el Aguas Blancas.
La espectacular morología glaciar, la benévola climatología y la elevada biodiversidad, reconocida con la gura de Parque Nacional, hacen de Sierra Nevada un lugar con c reciente interés para el turismo de naturaleza.
En Sierra Nevada se encuentra la estación de deportes de invierno más meridional de Europa. Sus más de 100 km de pistas son un potente atractivo para el turismo.
sin solución de continuidad, la antigua ciudad de Granada con los municipios aledaños hasta constituir una realidad metropolitana, con necesidades dierentes, que superan ya el ámbito de la urbe histórica. Los habitantes de esta nueva entidad metropolitana se multiplican por dos hasta alcanzar el medio millón, lo que requiere de nuevos planteamientos en los sistemas generales de abastecimiento y depuración de aguas, circulación y movilidad, espacios libres, etc. La ama de la Alhambra trasciende todas las ronteras y se convierte en polo de atracción de un movimiento turístico de primera magnitud: con sus tres millones de visitantes anuales, destaca a menudo como el monumento más visitado de España. Sierra Nevada, con su equipamiento para la práctica de los deportes de nieve, es otro de los grandes activos de la ciudad, que contribuye a mantener un importante fujo de actividad turística durante todo el año. Sin duda, Granada, apoyándose en una historia íntimamente ligada al agua, ha sabido proyectarse al uturo y darse a conocer en Europa y el mundo.
Nocturno de Granada con el complejo del Parque de las Ciencias en primer término. Foto: Parque de las Ciencias de Granada.
Uno de los diez Observatorios de Cambio Global del mundo seleccionados por la UNESCO para registrar los eectos del cambio climático está en Sierra Nevada.
A partir de la segunda mitad del XX se acomete una intensa repoblación hidrológico-orestal para proteger los suelos de la erosión y paliar los eectos de las riadas. Miles de hectáreas se plantan en la sierra, a menudo con especies coníeras exóticas que han ormado unos bosques articiales que hay que ir naturalizando.
El valle del Darro, “en la trasera” de Granada, es el gran olvidado. La integración de este valioso espacio con el tejido de la ciudad es una cuestión pendiente que ha de abordarse, para transormarlo en un nuevo cauce de oportunidad para Granada.
Como contrapartida al oco de atención en que se ha convertido la sierra, en las últimas décadas aumentan las presiones urbanísticas y sobre recursos tan rágiles como el agua, que requieren una deensa decidida.
La inclusión por la UNESCO de la Alhambra y el Albayzín entre los monumentos Patrimonio de la Humanidad, coloca a la ciudad de Granada como destino singular y preerente a escala mundial.
El crecimiento de la ciudad, que se desborda hacia la Vega y las aldas de Sierra Nevada, se impone a las peculiaridades del territorio que justicaron las ormas de la ciudad histórica.
La presión urbanizadora sobre la Vega ha obligado al retroceso de los cultivos. En su lugar prolieran centros comerciales, polígonos industriales y toda clase de edicios e inraestructuras.
La explotación de las aguas subterráneas del acuíero de la Vega se ha incorporado al sistema de abastecimiento urbano mediante sondeos proundos que se activan cuando es necesario.
Huerta de San Vicente, asociada al recuerdo del poeta F. García Lorca, por M. Maldonado Rodríguez. Museo de Bellas Artes de Granada.
[ 30 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
Paisaje de la Alhambra al atardecer hacia el sector de los Palacios Reales. Foto: J. Morón.
Cauce del río Darro por Granada. A la derecha, panorámica de la Vega con Granada y Sierra Nevada al fondo. Foto: A. Castillo.
Los sotos y ormaciones de ribera de la Vega, en origen constituidas por álamos, sauces, resnos y olmos, han desaparecido por la alteración del hábitat fuvial. En su lugar prolieran zarzamoras, emborrachacabras, juncos, cañaverales…, indicadores de condiciones degradadas. El cauce del río Beiro se ha embovedado e incorporado al continuo urbano. Su existencia sólo pervive en el callejero de la ciudad: Ribera del Beiro.
El uturo está en la cooperación: la aglomeración de Granada abarca hasta 32 municipios (25 de ello s a menos de 10 km de la capital, diez de ellos con más de 10.000 habitantes). Esta circunstancia obliga a plantearse los problemas con una nueva escala.
La situación de la ciudad sigue siendo pr ivilegiada por controlar el paso de la costa al interior (eje Bailén-Motril) y del Surco Intrabético (eje AntequeraBaza). La expansión del tejido urbano ha obligado a la construcción de nuevas rondas y variantes para separar el tránsito urbano del territorial. UN PAI SAJ E H E CH O E N L A HI ST ORI A [
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Granada, siglo XXI La ciudad ha roto su secular dependencia de los értiles regadíos de la Vega, su primitiva razón de ser. El cambio a una economía de servicios, que en gran medida ha sustituido a la de base agrícola, impulsa la aceleración del crecimiento urbano, con un movimiento de población que se desplaza del campo a la ciudad. Granada pasa así de tener 155.000 habitantes en 1950 a unos 240.000 en la primera década del siglo XXI. Este uerte incremento demográco genera una demanda incesante de nuevos espacios para la construcción de viviendas e instalaciones industriales y de servicios que se obtienen, en una primera ase, de las tierras de cultivo de la Vega y posteriormente de la ocupación creciente de las aldas de la Sierra. Surge lentamente una aglomeración urbana que une,
En las cabeceras de los ríos se construyen presas para abastecimiento, control de avenidas, regadío y aprovechamiento hidroeléctrico, como la de Canales en el Genil y de Quéntar, en el Aguas Blancas.
La espectacular morología glaciar, la benévola climatología y la elevada biodiversidad, reconocida con la gura de Parque Nacional, hacen de Sierra Nevada un lugar con c reciente interés para el turismo de naturaleza.
En Sierra Nevada se encuentra la estación de deportes de invierno más meridional de Europa. Sus más de 100 km de pistas son un potente atractivo para el turismo.
sin solución de continuidad, la antigua ciudad de Granada con los municipios aledaños hasta constituir una realidad metropolitana, con necesidades dierentes, que superan ya el ámbito de la urbe histórica. Los habitantes de esta nueva entidad metropolitana se multiplican por dos hasta alcanzar el medio millón, lo que requiere de nuevos planteamientos en los sistemas generales de abastecimiento y depuración de aguas, circulación y movilidad, espacios libres, etc. La ama de la Alhambra trasciende todas las ronteras y se convierte en polo de atracción de un movimiento turístico de primera magnitud: con sus tres millones de visitantes anuales, destaca a menudo como el monumento más visitado de España. Sierra Nevada, con su equipamiento para la práctica de los deportes de nieve, es otro de los grandes activos de la ciudad, que contribuye a mantener un importante fujo de actividad turística durante todo el año. Sin duda, Granada, apoyándose en una historia íntimamente ligada al agua, ha sabido proyectarse al uturo y darse a conocer en Europa y el mundo.
Nocturno de Granada con el complejo del Parque de las Ciencias en primer término. Foto: Parque de las Ciencias de Granada.
Uno de los diez Observatorios de Cambio Global del mundo seleccionados por la UNESCO para registrar los eectos del cambio climático está en Sierra Nevada.
A partir de la segunda mitad del XX se acomete una intensa repoblación hidrológico-orestal para proteger los suelos de la erosión y paliar los eectos de las riadas. Miles de hectáreas se plantan en la sierra, a menudo con especies coníeras exóticas que han ormado unos bosques articiales que hay que ir naturalizando.
El valle del Darro, “en la trasera” de Granada, es el gran olvidado. La integración de este valioso espacio con el tejido de la ciudad es una cuestión pendiente que ha de abordarse, para transormarlo en un nuevo cauce de oportunidad para Granada.
Como contrapartida al oco de atención en que se ha convertido la sierra, en las últimas décadas aumentan las presiones urbanísticas y sobre recursos tan rágiles como el agua, que requieren una deensa decidida.
La inclusión por la UNESCO de la Alhambra y el Albayzín entre los monumentos Patrimonio de la Humanidad, coloca a la ciudad de Granada como destino singular y preerente a escala mundial.
El crecimiento de la ciudad, que se desborda hacia la Vega y las aldas de Sierra Nevada, se impone a las peculiaridades del territorio que justicaron las ormas de la ciudad histórica.
La presión urbanizadora sobre la Vega ha obligado al retroceso de los cultivos. En su lugar prolieran centros comerciales, polígonos industriales y toda clase de edicios e inraestructuras.
La explotación de las aguas subterráneas del acuíero de la Vega se ha incorporado al sistema de abastecimiento urbano mediante sondeos proundos que se activan cuando es necesario.
Huerta de San Vicente, asociada al recuerdo del poeta F. García Lorca, por M. Maldonado Rodríguez. Museo de Bellas Artes de Granada.
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Paisaje de la Alhambra al atardecer hacia el sector de los Palacios Reales. Foto: J. Morón.
Cauce del río Darro por Granada. A la derecha, panorámica de la Vega con Granada y Sierra Nevada al fondo. Foto: A. Castillo.
Los sotos y ormaciones de ribera de la Vega, en origen constituidas por álamos, sauces, resnos y olmos, han desaparecido por la alteración del hábitat fuvial. En su lugar prolieran zarzamoras, emborrachacabras, juncos, cañaverales…, indicadores de condiciones degradadas. El cauce del río Beiro se ha embovedado e incorporado al continuo urbano. Su existencia sólo pervive en el callejero de la ciudad: Ribera del Beiro.
El uturo está en la cooperación: la aglomeración de Granada abarca hasta 32 municipios (25 de ello s a menos de 10 km de la capital, diez de ellos con más de 10.000 habitantes). Esta circunstancia obliga a plantearse los problemas con una nueva escala.
La situación de la ciudad sigue siendo pr ivilegiada por controlar el paso de la costa al interior (eje Bailén-Motril) y del Surco Intrabético (eje AntequeraBaza). La expansión del tejido urbano ha obligado a la construcción de nuevas rondas y variantes para separar el tránsito urbano del territorial. UN PAI SAJ E H E CH O E N L A HI ST ORI A [
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( nazarí y renacentista. 1600 AGUA, TERRITORIO Y CIUDAD
Granada
Entre la nieve y el trigo, así se nos presenta la ciudad de las tres colinas, de los dos ríos (se olvidaron de uno los poetas), de las decenas de fuentes y campanarios, de las miles de acequias y surtidores y la del embrujo infinito que subyuga a todo el que la contempla. Como lo hizo con el Emperador Carlos, en su tiempo el hombre más poderoso del mundo, que quiso hacer de ella su joya más preciada y mandó construir un palacio, su palacio, junto al de los reyes anteriores, señal de reconocimiento hacia una ciudad y una cultura que había alcanzado unas metas lejos de lo que era común en las ciudades cristianas.
Lo que pudo ser, no fue. La incorporación amistosa de la cultura de los nuevos señores a una ciudad ya hecha, sustentada en gran parte sobre un sabio y profundo conocimiento de la gestión del agua, se interrumpió bruscamente. Lo que fue un sueño imperial se trocó en pesadilla, con la expulsión de hasta un tercio de sus habitantes, precisamente los descendientes de aquellos que habían hecho posible la ciudad. Esta queda aletargada aletarg ada y con su economía maltrecha y debe inventarse de nuevo poblando sus calles y comercios medio vacíos y recuperando la Vega que, de repente, se había quedado sin labriegos.
Pero el saber se impone y los nuevos pobladores han de admitir el ajustado funcionamiento de las acequias, lo acertado de las normas de explotación que pasan de este modo sin reformas dignas de mención, superando prejuicios y recelos a sus usos y costumbres.
Granada, asentada en el territorio, dominadora de la sierra que le ofrece permanente contrapunto, se sabe imperial. No porque lo diga Carlos V, sino por su s u depurado aprovechamiento de los recursos y posibilidades que le ha dado la naturaleza que seguirán siendo admirados y reconocidos con el paso de los años. Con el orgullo que le proporciona haberse sentido grande, desde la distancia, como el vuelo de las águilas, la ciudad del agua contempla el discurrir de las vidas de sus habitantes.
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Lámina desplegable:
Granada nazarí y renacentista. 1600
Lámina:
Granada nazarí y renacentista. 1600
Ilustración: Rocío Espín Piñar
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Juan Calatrava Calatrava Escobar ETSA de Granada Granada
) de la gloria a la crisis
Granada a finales f inales del del siglo XVI: XVI:
Vista de Granada por J. Hoefnagel, fechada en 1565, del atlas urbano Civitates Orbis Terrarum.
Colección particular particular..
E
n la década de 1560, la imagen de Grana-
En efecto, las décadas de 1560-1570 pueden conside-
da quedó plasmada en dos grupos de vis-
rarse decisivas para Granada: años clave clave en los que
tas casi contemporáneas. Por un lado, los
sobre esta ciudad, aún enormemente prestigiosa, se
dibujos realizados por Joris Hoefnagel,
acumulan diversos problemas problemas y síntomas s íntomas que, cul-
que sirvieron de base a los tres grabados de la ciudad
minando en el gran punto de no retorno de la suble-
incluidos en el célebre atlas de vistas urbanas
vación morisca, terminarán por alumbrar una gran
Orbis Terrarum.
Civitates
Por otro, las vistas de la ciudad que
crisis ya larvada desde mucho antes.
dibujó el flamenco Anton van den Wyngaerde en 1567, por encargo directo de un gobierno de Felipe II
En el último tercio de ese “largo siglo XVI” Granada
consciente de que conocimiento es poder e interesa-
conserva, ciertamente, tanto la aureola religiosa que
do en disponer de imágenes fidedignas de sus urbes.
le había dado la (re)conquista de 1492 como el capital
Las imágenes de Hoefnagel, más pintorescas, y las de
político acumulado en los primeros años del reina-
Wyngaerde, espléndidas en su sobriedad y exactitud
do de Carlos V, cuando se llegó a pensar que podía
topográfica, construyen conjuntamente un retrato de
convertirse en el posible centro simbólico del Impe-
la ciudad cuidadosamente elaborado, que nos acerca
rio: una idea que se plasmó en esa pareja de edificios
con insólita frescura e inmediatez a una ciudad que se
excepcionales excep cionales que son la Catedral y el palacio de Car-
encontraba por entonces en trance de sufrir un giro
los V, incomprensibles si no se analizan en conjunto
radical en su historia.
como parte de un proyecto proyecto tan político como arquitectónico y presentes ambos, con f uerza plástica, en las vistas de Hoefnagel y de Wyngaerde. GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [ 39]
Juan Calatrav Calatrava a Escobar ETSA de Granada Granada
Pero, si hacia 1570 las élites de la ciudad aún seguían
ral” de la ciudad, las consecuencias de las expulsio expulsiones nes
albergando delirios de grandeza mucho después de
moriscas y las intenciones simbólico-representativas del
que el propio Carlos hubiera volcado hacia el centro
nuevo nue vo clima contrarreformista. El tradicional equilibrio
de la Península el eje del poder, el quiebro que en toda
demográfico-urbanístico demográfico-urbaníst ico de la vieja ciudad heredada
España supone el reinado de Felipe II se dejará sentir
de los nazaríes queda a partir de 1571 definitivamente
en Granada con más fuerza aún, ya que significa, ade-
roto, produciéndose un brutal despoblamiento —del
más del inicio de la decadencia económica y política, el
que se hará eco Góngora en su romance sobre Granada
definitivo despertar del brev brevee sueño imperial.
ya a final de siglo— del hasta hasta entonces entonces populoso populoso barrio del Albayzín. En la zona baja de la ciudad se marcan,
La importancia de la rebelión morisca y de su aplasta-
en cambio, nuevas líneas de expansión —barrios de la
miento es tal que las fechas de 1568-1571 podrían consi-
Magdalena o las Angustias— que, aunque tardarán aún
derarse como el verdadero punto de ruptura posterior
décadas en consolidarse, permiten vislumbrar la ten-
al de 1492. Se ha calculado que a partir de junio de 1569
dencia de la ciudad a derramarse hacia la rica vega del
fueron expulsadas de Granada unas 17.000 personas,
río Genil. Una expansión que lo será tanto civil como
más o menos un tercio de su población, y además la
simbólica, con la definitiva configuración del nuevo eje
más activa económicamente: un hecho que no haría
urbano de la calle de San Jerónimo o la instalación en
sino agudizar enormemente la coyuntura económica
ese área de la Compañía de Jesús.
desfavorable y el repliegue político de una ciudad que soportaba ya la quiebra de la antigua base demográfica y
Si, en el paso de la Ciudad Imperial a la “Cristianópo-
productiva que le había asegurado su rango preeminen-
lis” contrarreformista, Granada había perdido esa sin-
te entre las ciudades no sólo castellanas sino europeas.
gularidad ideológico-política, que ya no era más que una ilusión a la que seguían aferrándose sus dirigentes,
Todo ello comenzaba a acarrear, de forma cada vez
se tratará ahora de hallarle, por todos los medios, una
más acelerada, consecuencias urbanísticas de primer
nuevaa ubicación privilegiada en el conjunto de las nuev
orden, en las que se combinarán la expansión “natu-
ciudades hispánicas, que vendrá de la mano de una
[ 40 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
Granada a finales del siglo XVI: X
de la gloria a la crisis
Panorama de Granada desde la Vega, por Anton van den Wyngaerde, 1567. Biblioteca Nacional de Austria.
cilíndrico cupulado. Pero ya desde la década de 1530 estaba claro que la sede del poder pivotaba hacia el centro de la Península, y cuando, en enero de 1560, el cabildo declara su oposición a la prevista decoración de la cúpula de la capilla mayor con un cielo estrellado, ello evidencia la disolución del original simbolismo cósmico. En 1561 se consagró el templo, por el momento reducido a la sola cabecera, que haría durante décadas la función de templo completo. La muerte de Siloe en 1563 adquiere todo el valor de un símbolo: la subsiguiente etapa como maestro mayor de Ambrosio de Vico, desde 1582 a 1623, vendrá marcada no sólo postulada excepcionalidad religiosa tendente a hacer de Granada la sacra urbs hispana por excelencia. Es
por la ralentización de las obras sino por una ruptura clara con respecto al programa de Siloe.
en esta clave como hay que entender hechos como el
Del costado de esa Catedral, llamada a destinos más
fuerte impulso i mpulso conventual, conventual, con el expresivo dato de la
gloriosos pero ahora rebajada de categoría, arranca el
existencia de nada menos que 1.207 religiosos regula-
eje de la calle de San Jerónimo. Esta vía llevaba, una
res en el censo de 1591, o la celebración en la ciudad
vez sobrepasadas las viejas murallas nazaríes, al extra-
de treinta y ocho autos de fe entre 1550 y 1595.
muros monasterio de San Jerónimo, fundación nobiliaria de la viuda del Gran Capitán y pieza fundamental
Todo ello conlleva conl leva el proceder —en un muy brev b revee lapso
del primer Renacimiento granadino. En las décadas
de tiempo, digamos que entre 1570 y 1610— a una
centrales del reinado de Felipe II su importancia que-
nueva repartición en la ciudad entre lo civil y lo sagra-
dará definitivamente asentada por dos hechos. El pri-
do, con episodios que sólo integrados en tal contexto
mero es la instalación de los jesuitas: la Compañía se
adquieren toda su relevancia, como pueden ser el
asienta oficialmente en Granada en 1554 y en 1556 co-
tortuoso itinerario de la construcción de la Catedral, los
mienza la construcción del Colegio de San Pablo justo
avatares de la obra del palacio de Carlos V, la instalación
en el lugar en el que la mencionada vía era cortada por
de los jesuitas en la ciudad o la aparición, a partir de
la muralla nazarí, que es ahora derribada a tal efecto.
finales de siglo, de la gran cuestión que marca verdade-
El segundo es la instalación, en las proximidades del
ramente a la Granada contrarreformista: los hallazgos
monasterio de San Jerónimo, de la Orden Hospitala-
de las presuntas reliquias del Sacromonte de Valparaíso.
ria de San Juan de Dios en 1571. Los nuevos edificios hospitalarios y religiosos marcarán un hito esencial de
La Catedral estaba destinada, según el nuevo proyecto proyecto
la Granada barroca y significan, al mismo tiempo, una
“a lo romano” de Diego de Siloe, a ser no sólo mero
expresiva vuelta a la idea del hospital de caridad frente
templo metropolitano sino también mausoleo dinás-
a la imagen pública que en los primeros momentos de
tico, imperial, lo que explicaba su compleja planta
la Granada cristiana había dado la fundación del Hos-
que reúne una basílica de cinco naves naves y un presbiterio
pital Real por parte par te de los Reyes Católicos.
GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [41]
)
Juan Calatrav Calatrava a Escobar ETSA de Granada
Sección de la capilla mayor de la catedral de Granada, grabado de F. Heylan, hacia 1624. Archivo Municipal de Granada.
Palacio de Carlos V, con el campanario de Santa María de la Alhambra y S ierra Nevada al fondo. Fotograía de la frma L. Lévy, hacia 1888.
Mientras tanto, la fortaleza de la Alhambra seguía
a 1588, San Juan de la Cruz, tendrá un papel decisivo
funcionando, tanto en la práctica como a nivel jurídico
en la elaboración del mito martirial del que muy poco
e institucional, como una estructura militar, adminis-
después surgiría el Sacromonte.
trativa y urbana separada de la ciudad. Y en el antiguo recinto nazarí comenzaban ahora a languidecer las
Pero,, junto a la decadencia de las obras imperiales y al Pero
obras del segundo gran símbolo imperial: el palacio
auge de las fundaciones religiosas, la Chancillería, la sede
de Carlos V. V. La suma de la expulsión de los moriscos,
de la justicia regia, expresaba a finales de la centuria, con
cuyos impuestos financiaban la construcción, y de
su espectacular nueva fachada, terminada en 1587 por
la pérdida de las aspiraciones imperiales de la ciudad
Francisco del Castillo, el empuje de la nuev nuevaa burocracia
será demasiado fuerte incluso para la pietas Philippi y
filipina y representaba la única gran g ran institución civil que,
determinará un penoso arrastrarse de las obras de un
lejos de verse arrastrada por la crisis finisecular, iba por
palacio que ya a nadie sirve y que no será verdadera-
el contrario a más, consolidando a Granada como una
mente culminado hasta mediados del siglo XX.
de las dos cabezas jurídicas de España.
En un punto no muy lejano a la Fortaleza Roja se
El punto de no retorno de estas tres o cuatro décadas
registraba, entre tanto, la fundación de un estable-
de grandes transformaciones vendrá dado, sin duda,
cimiento eclesiástico llamado a ocupar un papel de
finalmente, por la cuestión de los supuestos “hallaz-
primer orden en la nuev nuevaa Granada: el conv convento ento de
gos” de reliquias primero en la “torre Turpiana” —en
Carmelitas descalzos de los Mártires San Cosme y San
realidad, el alminar de la antigua mezquita mayor,
Damián, o “convento de los Mártires”, fundado f undado en
derribado en 1588— y después en el paraje que sería
1573 con las reticencias del arzobispo Guerrero y el
bautizado como el Sacromonte de Valparaíso. Valparaíso. Los
firme apoyo del conde de Tendilla, gobernador de la
inverosímiles inv erosímiles hallazgos —entre ellos los famosos libros
Alhambra. Este convento, convento, del que será prior, prior, de 1582
plúmbeos — — venían a fundamentar la tesis del cristianis-
[42] AGUA, TERRITORIO Y CIUDAD
Granada a finales del siglo XVI:
de la gloria a la crisis
mo primigenio y antiquísimo de Granada y daban un
religiosas que, a caballo entre el siglo XVI y el XVII,
nuevo nuev o fundamento, esta vez sagr ado, a las pretensio-
terminarán por aportar a la ciudad gran parte de su
nes de nobleza de la ciudad. Que estas reliquias fuesen
definitiva fisonomía. La Plataforma —un grabado de
una superchería tan evidente como para suscitar
620 x 420 mm resultado de la unión de dos planchas de
las críticas de la propia Roma no fue óbice para que
cobre en talla dulce— fue f ue dibujada por Vico en algún
fuesen exaltadas por la historiografía encomiástica
momento de la década de 1590, o, según algunos, en la
local y hábilmente instrumentalizadas por el arzobispo
primera década del XVII, y grabada finalmente en 1613
Pedro de Castro para acelerar —entre otras cosas, con
para ser incluida entre las ilustraciones de la nunca
la construcción de la abadía del Sacromonte— la ya
publicada Historia eclesiástica de Granada de Justino An-
imparable resacralización de la ciudad.
tolínez de Burgos, primer abad del Sacromonte. Con este “plano” —en realidad, una perspectiva caballera—
Entre 1588 y 1595, la “invención” “invención” de las reliquias
se nos presenta ya una nueva topografía ritual y ecle-
marcará definitivamente la cristalización de una nueva
siástica: es la imagen de una ciudad en la que la trama
“Granada-Cristianópolis”, en acertada expresión de
islámica queda regularizada y en la que predominan
José Luis Orozco, Orozco, que encuentra su imagen imagen en la Plata-
los edificios o símbolos relig iosos. Prácticamente hasta
forma de la ciudad dibujada por el arquitecto Ambrosio
finales del siglo XVIII sería el retrato oficial of icial de la nueva
de Vico, fiel colaborador del arzobispo Castro y parti-
Granada, definitivamente exorcizada de sus demonios
cipante cualificado en el programa de construcciones
y ligada a la divinidad divinidad por un vínculo privilegiado.
Plataforma de Granada dibujada por A. de Vico y grabada a principios del XVII por Francisco Heylan. Biblioteca Nacional de España.
GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [ 43]
)
Lámina: Granada
nazarí y renacentista. 1600. Localizaciones. Acequia Real
Castillo de Santa Elena
Río Genil 1
Llanos de la Perdiz
Cerro del Sol
Puntal de Bacares
2
3
Alhambra
Alcazaba
Torre del Agua
Pinos Genil
Palacio de Carlos V
Mulhacén
Acequia del Tercio
Santa Ana
Torre de Comares
Alcazaba
Lancha
Cenes 4
Torre de la Vela
Veleta 5
Antequeruela
Mauror
Los Mártires
Monachil
Puerta de los Molinos
Los Cahorros
6
Acequia Gorda Torres Bermejas
Plaza Nueva
Camino de los Neveros
7
Trevenque Bibataubín Carrera del Genil
8
9
10
El Caballo
A
A
B
B
Sierra Nevada
Río Darro La Zubia Cájar
Jesús del Valle
Huétor Valparaíso
Río Monachil
Sacromonte
Acequia de Arabuleila
Cármenes
Generalife Alcázar Genil Torre del Aceituno
C
C
Río Genil Río Darro San Antón Puerta Real
AcequiaAynadamar
Pago Arabial
Cármenes D
D
1
2
Camino de Jaén
3
Albayzín
Agua y Territorio S ierra Nevada A lcazab a Mulhacén C re res to ne nes d e R ío S ec ec o Veleta C erro d el C aballo P ico Trevenque C onos de La Z ub ia Camin Cam inoo de de los o s Ne Neve vero ross R ío Genil R ío Mona chil R ío Dar ro C erro d el Sol Veg a d e G ra ra na na da da
A1 -A10 A4 A5 A5 A6 A9 A8 B1 0 B5-B6 B5B6,, A4A4- A5 A5 A2 , B2-B7 , C7- C10 B7 -B10 B1 -B2, C2 -C 9 B4 - C4 B 99- B1 B1 0,0, C 88- C1 C1 0,0, D1 D10
Poblaciones
P inos G enil
B3
C enes de la Vega Lancha del Genil Monachil Huétor Vega C ájar
B4 B5 B8 B9 B1 0
5
San Cristóbal Camino de Sevilla
Murallas del Albayzín
EN LA LÁMINA ADJUNTA SE IDENTIFICAN LOS LUGARES MÁS SIGNIFICATIV SIGNIFICATIVOS OS DE GRANADA EN 1600, PRESENTÁNDOSE PRESENTÁND OSE ASÍ MISMO UNA RELACIÓN DE LOS ELEMENTOSRELACIONADOS CON LOS CINCO APARTADOS TEMÁTICOS DE ESTE LIBRO. JUNTO A CADA CADA ELEMENTO SE INDICA UNA REFERENCIA, DE LETRA Y NÚMERO, PARA SITUARLO MEDIANTE LA CUADRÍCULA SUPERPUESTA A LA IMAGEN.
4
Barrio de San Lázaro
Puerta de Fajalauza
6
Cruz Blanca Puerta Monaita
7
Calle Elvira
Puerta Elvira
Hospital de Juan de Dios
8
Realejo Catedral
Boquerón del Darro
El Salvador Plaza Pla za Larga Larga
Hospit Hos pital al Real Real
Agua y Naturaleza Borreguiles To rrrr en en te s a lp in os os Bosq Bo sque uess de de ribe ribera ra
A2 -A8 A 22- A8 A8 B1-B2 B1B2,, C2C2- C3, C3, B3B3-B7, B7, B9 B9--
Á re re as as p an an ta ta no no sa sa s Águila imperial Águila rea l Queb ra ranta huesos
B10, C7-C10 B 10 10 , C 10 10 B1 A2 A7
Cuesta Alhacaba
Agua y Ciudad Acequia de de Ay Aynana da dama r Acequia de la Ciudad Acequia Real Acequia del Tercio Acequia G ord a Acequia de de Ar Arabuleila Fuent e del A vellano Alb ercón de las Da mas Tor re del A gua Tor re de la Vela Cora Co rach cha, a, puer puertt a de lo loss Tabl Tableros e ros Aljibes públicos C alall e d elel A gu gua , e l S alal va va do do r B años Fuent e Nueva Emisarios C arrera del Genil C ár ármenes d e Ayna da dama r C ármenes d el Darro
Fuente Nueva
C 11- C2 C2 B 2- C4 B 1- C6 C 3- C5 B 6- C10 C 8- C10 C3 C4 C4 C6 C6 C 3- C6 C4 C 7, D6 D5 C 8-D9 , D5-D6 C9 C 11-D2 B 1- C4
10
El Campillo
Acequia del Jaque
Plaza Bib-Rambla Acequias
San Matías
Agua y Economía P ue uer ta ta d e l os os M ol ol in os os Puer ta del Pescado Puent e del Genil M ol ol in os os h id rá rá ul ul ic os os Rastro del ganado Mata dero T in to to re re ro ro s,s, c ur ur titi do do re re s Alfa reros Seca Se cano nos, s, de dehe hesa, sa, pas pasto toss R eg eg ad ad ío s d e l a V eg eg a
9
La Magdalena
Monasterio de San Jerónimo
C7 C8 C9 B 77- C1 C1 0, 0, C 11- C3 C3 C9 C8- C9 C 77- C8 C8 C1- C3, C8 B2-- B5 B2 B5 B 99- B1 B1 0, 0, C8 C8 -C -C 10 10 , D 11D10
Lugares y Edifcios Alhambra Alcazaba Palacio de Carlos V, plaza de los Aljibes Palacios nazar íes G eneralife Ca stillo de Sant a Elena Sacromonte P uert a de Fa jala uza Albayzín Paseos y ca rrrrera de del Da Da rrrro Arco de las Pesas Santa Sa nta Isabe s abell la Rea Real,l, Dar Dar alal-Ho Horr rraa C ue ue stst a y mu mu ra ra l as as d e A lh ac ac ab ab a P ue ue rtrt a ElElv ir a,a, p ue ue rtrt a Mo Mo na na it a Ca lle de Elvira P laza Nu Nueva, Ch Chancillería Zacat ín Ca ted ral, Ca Capilla Re Real
C4- C6 C6 C5 C5 C4 C3 C2 C2 C 3- C6 C4- C5 C5 C4 C5 C 44- D5 D5 D5 C 6 -D 5 C6 C7 C7- C8
P la za za Bi Bib -R -R am am bl bl a,a, Al Alc aiai ce ce rírí a P ue uer ta ta de del Ra Ra stst ro ro, Pu Pur ta ta Re Rea l San M atías, el Realejo Camp o del Príncipe Torres Bermejas, el Mauror, Antequeruela Los Márt ires Santa Cr uz la Real El Cam Campil pillo, l o, cas castil tillo l o de Biba Bibatau taubín bín San Lázaro Hospital Real M on on as as te riri o d e S an an Jer ón ón imo La s Angustias Alameda Ermita de San Seb astián Alcázar G enil
C8 C8 C 7 -C 8 C7 C7 C6 C8 C8 D3-D4 D4-D5 D8 C9 C 9 -C 1 0 C1 0 C1 0
Carta de la Dibujante Sierra Nevada con su cuerda de los 3000 metros, sus picos, sus valles y ríos, la Sabika presidiendo la urbe renacentista, sus barrios, templos y lugares más simbólicos, los marjales que estructuraban la vega, vega, las arboledas y humedales humedales en las riberas del Genil, los molinos hidráulicos, puentes, hornos de alfareros, buscadores buscadores de oro… sus gentes y todo, todo, TODO en una única ilustración con una doble mirada: una de comprensión del conjunto a escala territorial y otr a tan pequeña que nos permite perdernos en el barrio del Albayzín, callejear por la Antequeruela, visitar el mercado junto al puente del Genil, asistir a una celebración en la plaza de Bib-Rambla o rastrear el perímetro de las antiguas murallas. Durante dos años hemos estado desarrollando este dibujo en diversos aspectos tales como la configuración urbana de la época, su entorno agrícola y natural y su idiosincrasia (barrios y oficios vinculados a estos, el carácter de sus puertas…). Ha sido un gran esfuerzo en el que he aprendido muchísimo de mi ciudad, una Granada inmemorial, llena de conocimiento y maravillosas historias. En este camino no he estado sola y quiero ante ante todo agradecer el apoyo de las personas que estuvieron cerca de mí y que vieron como crecía día a día este dibujo: a mi familia, a Nicolás Torices Abarca que tantísimo me ha enseñado de Granada y a Fermín, Enriqueta y José Daniel que se asomaban todos los días a m i mesa y me llenaban ll enaban de estímulo para llevar a cabo con energía y paciencia este reto. Espero que este libro haga honor a la ciudad y guste a los granadinos que tanto patrimonio ar tístico nos han dejado y siguen dejando. dejando. Me siento orgullosa de de ser granadina.
“ay que le llaman, la Alcazaba, salero viva mi barrio que llaman la Alcazaba viva la torre del tiro y los cuartos de Graná y la cueva donde he nacío” Alcazaba (Media granaína) Estrella Morente Rocío Espín Piñar
Agua & Territorio
(
Granada descansa en las faldas de la imponente sierra que le brinda protección ante amenazas hostiles hostiles y que garantiza su abastecimiento de agua incluso durante el caluroso verano, gracias a sus generosos neveros. Desde su emplazamiento elevado domina la vega del Genil, a salvo de las inundaciones invernales, y especialmente de primavera, cuando aumentan los caudales con el deshielo hasta el punto de desbordarse los cauces y generar áreas encharcadas de ambientes insalubres. Otra ventaja de su asentamiento procede de su posición en el límite entre la Sierra y la Vega. Vega. Granada Granada se beneficia así así tanto de los pastos pastos y otros frutos de la montaña montaña como de las feraces tierras de cultivo del llano en las que no falta el riego. Pero el agua no sólo ha conformado la fértil vega que la alimenta y enriquece. También, gracias a ella y a su poder erosivo, ha tallado los pasos naturales que posibilitan franquear la mole de Sierra Nev Nevada ada y otras sierras sierr as limítrofes. limítrofes. Un agua que abre caminos y conecta tierras: Por el sur ha despejado la salida hacia el mar y el mundo mediterráneo; por el este, el río Darro acompaña al viajero en su andadura hacia el interior, en dirección a Guadix; hacia el norte es el río Velillos el que abrió un profundo desfiladero desf iladero,, paso obligado hacia las tierras de Alcalá la Real; hacia poniente el Genil ha labrado en la angostura de Loja el paso hacia las campiñas del Guadalquivir. Y quien tuviera la llave de estas rutas cruciales, tendría en sus manos el control del territorio, algo que detenta Granada.
(
Agua & Ter Territorio ritorio
1. Granada, fortaleza natural. Sobre varios cerros al pie de Sierra Nevada, dominando la vega del río Genil, se localiza Granada. Desde esta atalaya natural al abrigo de amenazas hostiles se asoma a una amplia depresión interior de suelos fértiles y productivos, un espacio amable en medio de un territorio montañoso y sobrio. Un lugar escogido en la encrucijada de caminos que conectan el interior con el Mediterráneo, un mar lleno de posibilidades. Bien surtida por ríos y aguas subterráneas, la ciudad se proyecta sobre la llanura desde un emplazamiento que ha sido ocupado desde fechas tempranas.
[ 50 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
2. Sulayr , la montaña del sol, y del agua. Como trasfondo de Granada se alza el macizo que los romanos llamaron Mons Solorius y los árabes Yabal Sulayr, la “montaña del sol”, o del aire, que lo es también del agua. Porque al levantar una formidable barrera que supera los 3.000 m de altitud, provoca el ascenso de las masas de aire que se topan con sus laderas que, al enfriarse, condensan su humedad y la descargan. La sierra constituye así una “isla de precipitación” donde se rebasan los 1.000 mm al año en medio de un entorno mucho más seco. Podría decirse que las montañas, con su altura, llaman al agua, para confirmar el viejo adagio de “Dadme montañas y os daré aguas”.
3. Sierra Nevada, aljibe natural. Es de notar que a partir de la Edad Moderna Sulayr fuese trocando su nombre por el de Sierra Nevada, designación que refleja uno de sus rasgos más sobresalientes desde la perspectiva del agua. Durante el invierno, el agua en forma de nieve se acumula en las alturas por encima de los dos mil metros, llegando a almacenar, por término medio, unos 750 hm3 que la convierten en el mayor embalse natural de agua dulce existente en Andalucía. Agua que se destila gradualmente a partir del deshielo primaveral para alimentar infinidad de manantiales y ríos atlánticos y mediterráneos. GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [51]
4. Divisoria y cuna de aguas. La línea de cumbres de Sierra Nevada señala la divisoria de numerosas cuencas fluviales cuyas aguas acaban tanto en el Atlántico como en el Mediterráneo, sirviendo de ejemplo, respectivamente, los ríos Genil y Guadalfeo. Es también el único territorio andaluz con ríos de régimen pluvionival, caracterizados por presentar máximos caudales asociados al deshielo ya bien entrada la primavera, precisamente cuando aumentan las necesidades hídricas ante la llegada de los rigores estivales.
5. La huella de los glaciares. Durante los episodios fríos del Cuaternario los hielos permanentes tallaron en Sierra Nevada paisajes de morfología glaciar, de los que quedan vestigios particularmente visibles entre los picos Veleta (3.393 m), Mulhacén (3.482) y Alcazaba (3.371): la erosión del hielo modeló aserradas cuchillas en los Crestones de Río Seco, se formaron numerosas cubetas lagunares, las cabeceras de los ríos se convirtieron en circos y valles glaciares con forma de U y se acumularon depósitos de materiales arrastrados por los hielos, conocidos como morrenas. Elementos que atestiguan los cambios climáticos del pasado, hoy intensificados por la actividad humana con una inquietante tendencia al aumento de las temperaturas.
[ 52 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
Agua
& Territorio
6. Agua que disgrega montañas. En Sierra Nevada las temperaturas oscilan a menudo por por encima y por debajo del punto de congelación del agua. En estas circunstancias tiene lugar un reiterativo proceso de cambio de estado en el que el agua líquida se introduce por fisuras y grietas donde luego se solidifica y aumenta de volumen, volumen, llegando a ejercer una presión tan elevada elevada que no hay roca que la resista sin fracturarse. Es la gelifracción, responsable de los canchales de la sierra y del modelado periglaciar. Un fenómeno lento pero pertinaz, que disgrega montañas.
GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [ 53]
)
7. Las fuentes del río Genil.
Las lagunas de la Mosca (antigua laguna del Mulhacén) y Larga —situadas en las caídas norte del Mulhacén y del Puntal de la Caldera— se desarrollan sobre cubetas sobreexcavadas sobreexcavadas en sendos circos glaciares colgados al borde de una fachada acantilada. De ellas parten sus correspondientes emisarios, que se precipitan en llamativos saltos de agua conocidos como “chorreras” para nutrir, aguas abajo, al río Genil, el afluente más dilatado y caudaloso del Guadalquivir, con un curso de 359 km de longitud. En un tiempo, estas lagunas fueron consideradas por algunos geógrafos árabes como el nacimiento del “Gran Río”, el Guadalquivir, pues seguían el criterio de asignar el origen de los ríos a sus fuentes más elevadas.
8. La orla carbonatada y el pico Trevenque. Si en el núcleo de cumbres de la sierra predominan rocas antiguas de micaesquistos y cuarcitas paleozoicas, en gran medida impermeables, a su alrededor se halla una orla con rocas carbonatadas, de edad Secundaria, que configura un conjunto de serranías de media montaña. Sus materiales solubles y permeables originan relieves más abruptos y permiten almacenar aguas subterráneas en sus acuíferos kársticos, facilitando la infiltración de aguas de precipitación que afloran en numerosas fuentes y manantiales, a veces muy distantes. De estas formaciones es todo un símbolo el pico Trevenque Trevenque,, con su agudo perfil de 2.079 m.
[54] AGUA, TERRITORIO Y CIUDAD
Agua
& Territorio 9. Formaciones de pie de monte. Alrededor de la orla carbonatada se encuentra otra banda de sedimentos más recientes. Son materiales groseros de bloques, cantos, gravas, arenas y limos que, en los últimos quince millones de años, han sido arrancados por la erosión hídrica y depositados en el fondo de la cuenca marina que rodeaba Sierra Nevada. El proceso de elevación orogénica produjo luego la emersión def initiva, reactivándose la erosión de estos materiales deleznables para generar unos singulares paisajes erosivos, como los conos de La Zubia, con una red fluvial muy encajada. En estos materiales se desarrollan modestos acuíferos que históricamente han tenido un aprovechamiento local.
10. Granada, entre los ríos Genil y Darro. Granada se ha fundado bajo el signo de dos corrientes fluviales. Por un lado el Genil, el río que riega la Vega, agente de su ámbito rural inmediato y pilar básico de las actividades económicas que dieron sentido y sustentaron a su población. Por otro, el Darro, también complemento económico, fuente de suministro de agua y arteria urbana, que en buena medida configura su imagen y articula su traza. Una circunstancia que viene a demostrar una vez más que en el ámbito mediterráneo no cabe fenómeno urbano de entidad sin una estrecha alianza con los ríos.
GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [ 55]
)
11. La llanura aluvial de la Vega. La planicie que se extiende ante Granada se remite a un primitivo mar interior convertido después en una depresión entre montañas que han ido rellenando poco a poco los arrastres desde los relieves periféricos. Un proceso sedimentario aún activo que ha generado una llanura con suelos de notable fertilidad a base de los aportes aluviales del Genil y otros cauces. En los materiales detríticos de esta vega se desarrolla, además, un potente sistema acuífero que se alimenta en buena medida del deshielo de Sierra Nevada, estableciéndose una relación complementaria entre el embalse natural de regulación anual de la montaña y la recarga del depósito de agua subterránea subter ránea de la Vega.
12. Manantiales y áreas pantanosas. En contraste con la situación actual, hacia los siglos XVI y XVII el volumen de aguas subterráneas alumbradas por el hombre es todavía mínimo y el acuífero de la Vega aún mantiene una dinámica natural. Abundan por entonces los afloramientos de aguas del subsuelo en parajes deprimidos donde el nivel freático alcanza la superficie, dando lugar a manantiales y áreas pantanosas. Una insólita imagen de la Vega Vega granadina, g ranadina, todavía pródiga en humedales, en comparación con el descenso generalizado de niveles que padece hoy a causa de la explotación de las aguas subterráneas por sondeos.
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Agua
& Territorio 13. Vegas, valles y ríos que son caminos. Granada es el centro distribuidor de las rutas más importantes de su extenso reino. A partir del nudo que es la ciudad, la mayoría de estas vías se desarrollan al hilo de ríos y valles fluviales, sobre todo del Genil y sus tributarios: el camino de Sevilla se empareja muy pronto con este río, mientras el que se interna en la sierra sube por su curso alto; el camino viejo de Guadix remonta el valle del Darro, en tanto que el de Córdoba sigue el curso del río Velillos Velillos y el de Jaén aprovecha el río Cubillas; y, en fin, la ruta del litoral busca los pasillos fluviales de la cara sur de la sierra.
14. El poblamiento, entre los ríos y la Vega. Frente a la desolación de la montaña, los asentamientos proliferan en los valles fluviales aguas abajo, “donde termina la falda de Sierra Nevada y principia la vega”. A esta distribución responden tanto Granada como la corona de antiguas alquerías, aldeas y caseríos dispersos de sus inmediaciones. Su densidad aumenta en los parajes más aptos para par a el cultivo, nivelados, nivelados, dotados de agua para el regadío y también a salvo del encharcamiento de las tierras bajas, como Huétor, Monachil y Cájar, al borde de la vega junto al río Monachil, o Cenes y la Lancha, por el valle del Genil.
GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [57]
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El Camino de los
Neveros
En el horizonte hacia Poniente se perla el círculo de montañas que delimita la depresión de la Vega: las sierras de Tejeda, Loja, Parapanda y Sierra Elvira. El río Genil desagua la Vega camino del Guadalquivir a través de la angostura de Loja, que se abre paso entre Sierra Gorda y el Monte Hacho.
La Vega es hoy una depresión interior entre montañas que evolucionó sucesivamente, desde hace millones de años, a partir de un mar abierto, un mar relicto, un lago cerrado y, por último, un valle fuvial torrencial que ue rellenándose con los abundantes aportes arrastrados por los ríos que bajaban de las sierras colindantes.
Desde Granada y los pueblos de Huétor Vega y Monachil, asciende por las lomas este camino de herradura que lleva a las alturas de Sierra Nevada, hasta el Panderón, los ventisqueros de Cauchiles y el corral del Veleta, con un trayecto de casi una treintena de kilómetros y unos 2.000 m de desnivel.
(
En las montañas el agua hace caminos, y a menudo la ocupación del territorio y las comunicaciones han seguido los valles abiertos por los ríos. Pero también puede haber otras rutas del agua, como el histórico y singular Camino de los Neveros que transita entre Granada y Sierra Nevada directamente hacia las cumbres, ofreciendo una excepcional perspectiva del entorno de la capital granadina, “como un mapa abierto a nuestros pies”. Este camino era la senda que frecuentaron hasta las primeras décadas del siglo XX las
La ertilidad y abundancia de agua de la Vega han propiciado su intenso desarrollo agrícola y nutrido poblamiento. Primero se colonizaron los rebordes, a salvo de inundaciones, y después las áreas de la Vega baja, al compás de su paulatino relleno, articulándose una densa ocupación a base de pueblos, alquerías, caserías y cortijos.
cuadrillas de neveros que en primavera y verano subían hasta las inmediaciones del picacho del Veleta para cargar y acarrear con sus recuas la nieve helada que luego se distribuí distribuíaa en la ciudad, usándose con fines terapéuticos, para conservar alimentos o preparar bebidas frías.
)
Eran otros tiempos del agua.
El pie de monte de Sierra Nevada, recogido en primer término de la imagen, está ormado por una orla de materiales sedimentarios groseros (conglomerados con grandes bloques, cantos rodados, arenas, limos) que en los veinte últimos millones de años ueron arrancados y arrastrados por el agua desde la montaña a la depresión. Algunos niveles de corales indican que en las primeras etapas sedimentarias las olas del mar batían cerca de estos parajes, hoy tan serranos.
El abastecimiento de nieve en Granada, cuyas primeras reerencias se remontan al parecer a época nazarí, se regularizó en el siglo XVI, cuando Concejo de la ciudad organizó y subastó su explotación y comercio, convirtiéndose en un lucrativo negocio. Traída por los neveros, se depositaba en la Casa de l a Nieve, desde donde el arrendatario del ramo la distribuía, vendiéndose a un precio tasado. La instalación de la primera ábrica de hielo en 1922 supuso el n de esta actividad secular, aunque todavía hiciesen algunos acarreos los últimos neveros hasta 1950.
Antes de entrar en la Vega, el río Genil fuye encajado en conglomerados. El ondo de valle presenta un perl de artesa, con su llanura de inundación ocupada por regadíos. En algunos tramos de las orillas discurre un bosque de ribera integrado por mimbreras rojas, álamos blancos, resnos y olmos, ormaciones originales de sotos que en gran medida han desaparecido en nuestros días.
En la orla sedimentaria, de materiales poco consistentes, la erosión del agua ha excavado cárcavas y barrancos, entre los que se disponen interfuvios amesetados, con suelos rojos menos értiles, donde predominan el monte y pastos ganaderos. Ciertos lugares más aptos se aprovechan, por su parte, para cultivos de secano herbáceos y leñosos.
Los neveros, los arrieros de la nieve, emprendían el camino de ida al mediodía, llegando a los lugares de carga a la caída de la tarde, al cabo de unas ocho horas. Apisonada y alisada —con una tabla, el “barbero”— para compactarla, la nieve helada se cargaba en serones de esparto, envuelta en paja y tapada con una manta para disminuir las pérdidas al derretirse. Cada una de la veintena de bestias que solían ormar las recuas transportaba unas 18 arrobas (algo más de 200 k), de las que venía a perderse un tercio en el acarreo. El trayecto de vuelta se hacía aprovechando el rescor de la noche, para entrar en Granada al amanecer.
En el Panderón del Veleta había algunas covachas donde pasaban el verano los “guardas de la nieve” para i mpedir que se la llevaran qui enes no estaban autorizados, dado el derecho exlusivo de explotación para la ciudad de Granada de que era objeto. Más abajo, en el Purche, había pozos donde la nieve se almacenaba y conservaba para su posterior acarreo.
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G R A N A D A N A Z A R Í Y R E N A C E N T I S T A. A. 1 6 0 0 [
Antonio Castillo Martín CSIC y Universidad de Granada
De la nieve al trigo,
) la regulación del agua en Granada Los dos ríos de Granada bajan de la nieve al trigo … Los dos ríos de Granada uno llanto y otro sangre Federico García Lorca Área de cumbres de Sierra Nevada, con el Mulhacén y el Veleta al fondo.
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Antonio Castillo Martín CSIC y Universidad de Granada
De la nieve al trigo,
) la regulación del agua en Granada Los dos ríos de Granada bajan de la nieve al trigo … Los dos ríos de Granada uno llanto y otro sangre Federico García Lorca Área de cumbres de Sierra Nevada, con el Mulhacén y el Veleta al fondo.
, el Mons Solorius de los romanos, la Yabal Sulayr de los árabes o la Montaña del Sol y del Aire, y Sierra de la Helada de los cristianos, ejerció siempre una profunda fascinación en el hom bre. En la lejanía, por encima de las nubes, aparecía suspendido del cielo un increíble telón de montañas blancas. Tan Tan al Sur, Sur, tan cerca del cálido Mediterráneo y de la ardiente África, aquellas nieves perpetuas eran un espectro, un faro, un potente imán, un irresistible destino en definitiva. def initiva. SIERRA NEVADA
Pero una vez a los pies del gigante, la fascinación fasc inación ya no se dirigía hacia las albas cumbres, sino hacia una inmensa y desconocida vega que había permanecido per manecido oculta a todas las miradas hasta entonces. Una vasta llanura aluvial que se perdía de vista entre brumas hacia poniente, atravesada por impetuosos ríos. Y entre la montaña y el e l llano, unos suaves suaves pies de monte bien asolanados por los cortes de los ríos. Queda esbozado así el idílico tapiz que debieron contemplar nuestros antepasados. Y así fue como sucesivas civilizaciones civilizaciones eligieron aquel lugar para fundar [ 60 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
sus ciudades. Y al ritmo de las necesidades, el hombre fue domesticando las aguas como mejor supo. Mucho trabajo ya estaba hecho por la naturaleza. Buena parte de las aguas de Granada afloraban en buenos manantiales en sus alrededores, como los de Alfacar o los del río Darro, sin olvidar otras fuentes más humildes desperdigadas por arrabales y extramuros de la ciudad. Todas Todas estas aguas ocultas, incluidas las de minas, pozos y norias, garantizaban suficientes caudales en estiajes y secas. Sólo había que conducirlas y aprovecharlas. aprovecharlas. Y así fue f ue como se construyeron diferentes acequias, como las del río Darro, y entr e ellas la del Rey (Real), para suministro de gran parte de la ciudad y de la fortaleza cimera de la Alhambra. Allí dejaron los árabes un proverbial legado histórico de sensibilidad, manejo y juego del agua. En la solana, al otro lado del río, quedaba la ciudad vieja, con las cuevas del Sacromonte y los huertos del Albayzín, Albayzí n, hasta donde fueron sabiamente conducidas las aguas de la Fuente de Alfacar (Grande) a través de la acequia de Aynadamar.
De la nieve al trigo la regulación del agua en Granada
Vista panorámica de la Vega ante Granada, con Sierra Nevada en último término. Foto C. Cassillas.
Pero la verdadera regulación natural del agua de
gos. En épocas más recientes, a media y baja montaña se
Granada era la que procedía del deshielo tardío de ese
hicieron presas y derivaciones de mayor envergadura, envergadura, en
gran embalse sin paredes de Sierra Nevada, que tanto
algún caso auténticos canales colgantes para fábricas de
embrujó al hombre en todos los tiempos. El deshielo
luz y otros ingenios. Se llegó a construir incluso un canal
generaba impetuosos caudales primaverales primaverales del río
desde el río Aguas Blancas para el lavado y aprovecha-
Genil y de sus tributarios Monachil y Dílar, cuyos des-
miento del mítico oro de la colina roja de la Alhambra.
bordamientoss en poblado bordamiento poblado y abierto provocaban provocaban importantes pérdidas en haciendas y cultivos. Para domeñar
Pero fue en el llano donde el hombre entró a domesticar
estas aguas y aprovecharlas mejor, especialmente en la
más eficazmente todas las aguas, las de la nieve y las de
agricultura, los árabes idearon un sistema similar al de
las fuentes. La Ciudad y la Vega se convirtieron así en un
las acequias de la Alpujarra, la afable y soleada vertien-
laberinto de presas, azudes, canales, partidores, acequias
te sur de Sierra Sierr a Nevada, al igual que otras civilizaciones
y ramales, ramales, un espacio amabl amable, e, azul azul y verde, verde, permanen permanentete-
hicieron en los Himalayas Himalayas o los Andes. El artificio con-
mente húmedo y frondoso. Un territorio fértil, respon-
sistía básicamente en derivar las aguas de los ríos para
sable del esplendor, y prosperidad económica y agrícola
entretenerlas entretenerl as en laderas, simas y cultivos. Con ello se
que siempre tuvo esta ciudad y su espléndida vega.
dulcificaban los ríos, se aminoraban los efectos torrenciales, se generaba energía y se hidrataban laderas para pastos, vegas vegas para cultiv cultivos os y fuentes para la bebida en el verano, cuando más necesarias eran las aguas.
Mientras tanto, buena parte de esas tumultuosas aguas del deshielo prestadas al terreno por ríos, acequias, careos y riegos er an devueltas más abajo de nuevo al río Genil, generosamente apaciguadas y templadas, a
Pero en la montaña que mira a Granada, demasiado
través de las surgencias de Santa Fe y Fuente VaqueVaque-
abrupta y umbría, el hombre no pudo ni quiso hacer
ros. Nacimientos que daban lugar entonces a extensos
grandes esfuerzos. A pesar de ello, desde las lagunas y
humedales, hoy desecados, y a un buen río de verano
borreguiles borregu iles cimeros, cimeros, hasta los arroyos arroyos más bajos, bajos, quedó
para el riego de las vegas más bajas de Huétor Tájar y
la huella de derivaciones, acequias, balsas, careos y rie-
de la Baja Andalucía. GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [61]
)
Agua & Natur Naturaleza aleza
(
La sierra que se levanta a espaldas de Granada es la clave del ciclo del agua que organiza la vida desde las cumbres a las tierras de la Vega. La humedad traída por los frentes borrascosos se condensa en las alturas altur as aumentando las precipitaciones. precipitaciones. En las cimas, el delicado equilibrio entre los tres estados en que se nos presenta tan preciado recurso se inclina sin disimulo hacia el líquido y muy especialmente al sólido. Agua abundante pero congelada, en unas condiciones de glacial hostilidad, que exige especiales adaptaciones para que la vida se desenv desenvuelva. uelva. Poco a poco, conforme aumentan las temperaturas, el inmenso depósito de hielo y nieve acumulado acumulado durante los meses fríos se transforma tr ansforma en agua líquida que reactiva el ciclo. ciclo. Agua que se inf iltra en el subsuelo, que alimenta lagunas, fuentes y borreguiles hasta terminar en torrentes tor rentes y acequias que irrigan las tierras tierr as bajas para, en último término, acabar en el mar.
Agua
( & Naturaleza 1. De la tundra alpina a la costa subtropical. Una amplia variedad de condiciones de humedad, temperatura y radiación solar se sucede en los poco más de 30 km que van de la costa mediterránea —con cultivos subtropicales como la caña de azúcar— al techo de la Península, en donde impera un desierto helado con temperaturas mínimas bajo cero la mayor parte del año. Un espacio en el que el sempiterno papel que encarna el agua como factor determinante para la vida adquiere matices diferentes según la localización: agua escasa y limitante en el litoral semiárido; agua congelada en la sierra, sierr a, abundante pero no aprovechable, que desaparece rápidamente tras el deshielo. Y es que nunca hay agua al gusto y condiciones de todos.
2. Vida bajo la nieve. A partir de los 2.000 o 2.500 m de altitud, según zonas, zonas, se agudiza el frío y un manto de nieve nieve invernal invernal persiste durante meses. Una vegetación leñosa de escaso porte, rastrera y almohadillada, protagonizada por enebros y piornos, está perfectamente adaptada a sobrevivir bajo la nieve a la esper a del deshielo primaveral. Ha ajustado su ciclo vegetativo al periodo en el que las condiciones de temperatura, disponibilidad de agua líquida y luz son idóneas para su crecimiento. También con un pulso acompasado a estas circunstancias se encuentra la fauna, entre la que destacan numerosas mariposas y el topillo nival.
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3. Endemismos glaciares. Las zonas más altas, a partir de los 2.900 m, son un desierto de esquistos fragmentados por el hielo, en el que se desarrolla un ralo pastizal constituido por unas pocas especies capaces de medrar en la corta estación estival. Esta comunidad presenta elementos singulares procedentes de antiguos episodios glaciares del Cuaternario que hallaron refugio en las alturas, donde quedaron aislados cuando las temperaturas se suavizaron. Son rehenes del frío y del hielo.
4. Sol o sombra. Sierra Nevada presenta un marcado contraste entre su cara norte, abrupta y poco soleada, donde la nievee permanece más tiempo, y la orientada al sur, de mayor niev mayor insolación, con lader as más tendidas que acumulan importantes cantidades de niev nieve, e, fuente de agua abundante en el deshielo. Las condiciones c ondiciones microclimáticas —humedad, insolación y temperatura— varían según la orientación de los valles y barrancos, determinando deter minando la vegetación. vegetación. En las umbrías, esta presenta mayor mayor desarrollo, y especies con más requerimientos hídricos, como los robles melojos. En las solanas encontramos las formaciones más adaptadas a lugares secos, como los encinares y matorrales más o menos degradados.
GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [ 65]
5. Borreguiles. Por encima de los 2.000 m, asociados a enclaves enclav es siempre húmedos, aparecen unos pastizales muy característicos de Sierra Nevada: los borreguiles. Se desarrollan en las márgenes de torrentes y acequias, en hontanares y zonas de rezumes donde se propician condiciones de suelos higroturbosos en los que medran medr an un elevado número de plantas endémicas. Estos pastizales son unas formaciones muy productivas, pastoreados por herbívoros silvestres y domésticos que los explotan como agostaderos estivales.
6. Un exclusivo y selecto jardín. El gradiente de más de 2.500 m de desnivel facilita una gran diversidad de organismos, de acuerdo con sus requerimientos y adaptaciones a las condiciones ambientales de cada lugar. Sierra Nevada tiene la flora más rica de Europa, desde especies propias de regiones árticas hasta las típicas de subdesiertos. Un catálogo de más de 2.100 especies vegetales, de las que unas 80 son exclusivas. Además, se estima que cuenta con unos 5.000 especies de invertebrados, con más de 100 endemismos, destacando las 37 especies de coleópteros, 15 de mariposas y unas 90 exclusivas de insectos acuáticos y otras tantas de hormigas.
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Agua
& Naturaleza 7. Torrentes alpinos. Las cabeceras de los ríos manifiestan fuertes f uertes desniveles desniveles y un acusado carácter torrencial de patrón estacional bien diferente a la generalidad de los ríos mediterráneos andaluces, pues, a diferencia de ellos, presentan caudales mínimos en invierno, cuando la precipitación se acumula en nieve, nieve, y picos máximos durante los deshielos, bien entrada
la primavera. En los niv niveles eles inferiores, con caudales persistentes, acogen poblaciones autóctonas de truchas y en algunos puntos desarrollan interesantes comunidades de ribera.
8. Ríos de la Vega. Aguas abajo, abajo, los torrentes torrentes se transforman en ríos que que ensanchan su sección, suavizan su pendiente y el ímpetu de la corriente. Si en principio predominaba predominaba la erosión y acarreo de los materiales, ahora cobra protagonismo el depósito y relleno sedimentario. La Vega funciona como una extensa llanura de inundación, un paisaje cambiante al ritmo de las avenidas, que ya no están necesariamente asociadas al deshielo, pues el régimen fluvial depende tanto de la lluvia como de la nieve. En la actualidad, los embalses, repoblaciones forestales y encauzamientos, encauzamie ntos, han domesticado su antaño f urioso régimen torrencial.
9. Bosques de ribera.
En algunos tramos de curso bajo, los sotos fluviales alcanzan cierta profusión y desarrollo. Los ríos discurren a sus anchas, generando amplios cauces a menudo divagantes, que convierten este espacio de transición entre el medio acuático y el terrestre en un hábitat ideal para la colonización de sauces, fresnos, olmos, álamos. Son especies de hoja caduca que proporcionan un acusado contraste estacional frente a las tierras cultivadas y los retazos de monte matorral mediterráneo circundantes. Son refugio de una rica flora y fauna de origen atlántico, más septentrional, y por ello, más exigentes en necesidades hídricas. GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [67]
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10. Suelos rojos. En los terrenos de la orla sedimentaria aluvial aparecen unos suelos rojos conocidos como Luvisoles. En ellos el agua lavó las arcillas del horizonte superior para acumularlas en otro nivel más profundo. Su enrojecimiento se debe a la acción hídrica que disuelve y acumula los óxidos de hierro, dándoles color. Debido a la escasa consolidación de los materiales, resultan muy sensibles a la erosión, desarrollando barranqueras. Estos suelos se formaron bajo condiciones climáticas diferentes a las actuales, más húmedas y con estación seca. Al igual que las huellas de los glaciares, nos indican una rica historia climática en la que no solo hubo episodios fríos, sino también cálidos.
11. La circulación oculta del agua. Los sedimentos de la llanura aluvial de la Vega son permeables y poseen la capacidad de almacenar agua, dando lugar a un potente sistema acuífero. El nivel freático de las aguas subterráneas se encuentra en conexión directa con el lecho de los ríos, ocasionando, según las circunstancias, una dinámica hidrogeológica bidireccional: los cauces abastecen al acuífero en sus tramos altos, mientras que son las aguas subterráneas las que alimentan a los ríos en sus tramos bajos, que mantienen así unos caudales mínimos imprescindibles. Agua oculta que va y vuelve, sin perderse, para seguir dando vida. [ 68 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
Agua
& Naturaleza
12. Zonas pantanosas y aguazales. En lugares deprimidos, especialmente en la Vega baja, las aguas subterráneas afloran a la superficie, originando enclaves húmedos. En estos pantanales crecen carrizos y eneas, y proliferan organismos patógenos para los seres humanos, como el mosquito transmisor del paludismo, por lo que muchos de estos parajes fueron históricamente considerados malsanos e insalubres.
13. Águilas del Renacimiento. En esta época sobrevuelan el entorno de Sierra Nevada águilas imperiales y reales, así como quebrantahuesos. El águila es una avee heráldica, símbolo de poder, majestad, supremacía y victoria, av incorporada al escudo de los Reyes Católicos —el águila real— y de Carlos V —el águila imperial bicéfala—, cuyos blasones blasones jalonan tantos monumentos granadinos. Sueño tallado en piedra de la ciudad imperial, águilas del Renacimiento que campean desafiantes en Granada sobre el humilde rumor del agua.
GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [ 69]
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A nales del siglo XVIII se acometen las primeras iniciativas de drenaje con una nalidad agrícola y para mejorar l a salubridad. El geógrao Tomás López comentaba por esas echas que “la villa del Padul, que, a causa de estar tan inmediata a la Laguna, ha sido reputada por enerma, y con eecto, lo era, pero ha dejado de serlo desde que pocos años hace, con el objeto de cultivar sus terrenos, ha desecado la mayor parte de la Laguna, a cuya desecación han contribuido muy mucho lo poco lluviosos de estos últimos años.”
Desde 1943 se extrae turba en Padul, principalmente para la mejora de suelos agrícolas y para la jardinería doméstica. Esta actividad ha modicado sustancialmente el aspecto original de la turbera: las actuales lagunas, como la Agia (en el borde sur) o del A guadero (en el borde norte), son de origen antrópico y corresponden a los huecos de extracción de turba. Los niveles de agua, aunque fuctuantes según las lluvias y los aportes subterráneos, se regulan mediante el drenaje de las explotaciones.
Los aportes de agua proceden tanto de la lluvia y escorrentía supercial como de las descargas de los acuíeros de la sierra de Padul, al norte, y la sierra de A lbuñuelas, al sur. Una orla de uentes surgentes —las del Mal Nombre, Ojo Oscuro, los Mísqueres, Povedano, de Los Molinos— se alinean circundando el perímetro de la turbera.
Turbera de Padul (
El continuado y rápido enterramiento de la vegetación palustre, en un ambiente permanentemente saturado por agua y con poca disponibilidad de oxígeno, produce una transormación anaeróbica de los restos vegetales hasta generar turba. La alta velocidad de hundimiento de la osa, compensada por la sedimentación, dio lugar a importantes espesores turbosos, que en el borde norte llegan a 70 m. El lento pero continuo hundimiento de la depresión, la alta de limpieza y proundización de las madres de drenaje y, sobre todo, el abandono de las explotaciones de turba están incrementando notablemente la extensión del humedal.
La turbera de Padul se desarrolla en el fondo de una depresión endorreica sin salida al mar. De algún modo ilustra un pasado, no muy lejano, cuando en la vecina Vega de Granada proliferaban otros humedales que configuraban un escenario paisajístico difícil de imaginar hoy. Padul viene a ser el último vestigio acuático de un territorio que en sus orígenes fue mar, luego extenso lago interior, para acabar convertido do en tierra f irme. Un proceso evolutivo que, a nuestra escala temporal, se nos antoja irreversible. No así en la escala geológica: lo que antaño fue agua,
Entre la auna destacan el pez cacho, anbios, el cangrejo de río autóctono, el galápago lerposo y la rata de agua. Las charcas eran un hervidero de mosquitos que transmitían paludismo. Según el Diccionario de P. Madoz, de mediados del XIX, “su clima es sano, si bien en los estíos se padecen calenturas intermitentes, debidas al estancamiento de las aguas que se ltran por las sierras que lo rodean… y es muy verosímil que habiendo años lluviosos y desidia en limpiar las madres que evacuan la laguna, vuelva el desecado tornar a encharcarse y el Padul a surir las enermedades que en otro tiempo”.
)
puede volver a serlo.
La vegetación palustre original debió estar caracterizada por un extenso carrizal con enclaves de eneas y lirios amarillos. En las orillas se desarrollaban sotos de sauces y resnos. Todo ello se encuentra muy alterado en nuestros días tras la desecación y explotación del humedal.
El nombre de Padul tiene su origen en el vocablo latino latino palus, palus, -udis -udis,, que signica ‘laguna’ o ‘charca’. Debido a la prolieración en estos lugares del mosquito Anopheles, transmisor del paludismo, los humedales han sido tradicionalmente Anopheles, consideradas considerad as zonas malsanas y poco recomendables para asentarse. asentarse. Así l o conrman los textos antiguos, que atribuían a las aguas encharcadas la emisión de efuvios malignos. Una vez resueltos los problemas de salubridad, la percepción social de los humedales ha cambiado y hoy se consideran unos ecosistemas ecosistemas muy valiosos que hay que conservar. Así ocurre con la turbera de Padul, el humedal natural de mayor extensión de la provincia de Granada, incluido como Zona de Reserva dentro del actual Parque Natural de Sierra Nevada.
Junto a la uente del Mal Nombre discurren los restos de la antigua calzada que unía las poblaciones del interior con el puerto costero de Sexi (Almuñécar), eje de la ruta comercial que desde la Antigüedad articulaba los intercambios con esta primitiva actoría enicia.
Se han encontrado enormes colmillos y otros restos de eleantes lanudos (mamuts), el icono emblemático de esta zona lacustre de Padul, que recuentaban estos parajes hace unos 40.000 años bajo las condiciones climáticas más rías de las ases glaciares.
Según el Repartimiento de 1571, las tierras de la laguna y sus orillas sólo eran aprovechadas por los vecinos para la recolección de enea y carrizo y, suponemos, para la ganadería. En esta época, la turbera, aún sin explotar, debía presentar una apariencia de espeso marjal cerrado por la vegetación palustre, con escasa extensión de aguas libres. La extensión original superaba las 400 hectáreas, dentro de una cuenca endorreica total de unos 60 km2.
Este ambiente palustre propicia la conservación de los granos de polen de las plantas, permitiendo la reconstrucción de la historia medioambiental de los últimos milenios. Los estudios conrman que a nales de la última glaciación las ormaciones boscosas del entorno estaban dominadas por pinos y que al elevarse las temperaturas a principios del Holoceno prolieraron las quercíneas (encinas, quejigos, robles).
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G RA NA DA N AZ AR Í Y R E NA CEN T I STA . 16 00 [
Francisco Valle Tendero Universidad de Granada
Distribución de las comunidades ligadas al agua desde las altas cumbres a la Vega:
) con el agua y la altitud Un gradiente acorde
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Francisco Valle Tendero Universidad de Granada
Distribución de las comunidades ligadas al agua desde las altas cumbres a la Vega:
) con el agua y la altitud Un gradiente acorde
Sierra Nevada, paisaje de Granada, de Antonio Muñoz Degrain, 1920. Museo de Bellas Artes de Granada.
Q
ueremos analizar la enorme hetero-
la planta utiliza como aporte nutricional. En suelos
geneidad ecológica y paisajística que
húmedos pero no encharcados, donde la topogra-
existe en los diferentes ríos (cursos
fía permite cierta retención de humedad durante el
de agua) que discurren por los alre-
verano, se extienden los “borreguiles”, pastizales de
dedores de Granada. Las zonas más elevadas de Sierra
enorme importancia ganadera donde son frecuentes
Nevada, por encima de los 2.500 m de altitud, se en-
Agrostis nevadensis) y tréboles (Trifolium gramíneas ( Agrostis
cuentran surcadas por numerosos arroyos provenien-
repens subsp. nevadense ), ), junto a numerosas especies
tes del deshielo que posibilitan la presencia de unas
vegetales de pequeño tamaño y bellos colores entre
comunidades escasas y raras en nuestra región, mu-
Ranunculus acetoseacetoselas que destacamos ranúnculos ( Ranunculus
chas de ellas exclusivas de estos territorios. Tapizando
llifolius, R. alismoides), gencianas (Gentiana sierrae, G.
cauces y bordes de arroyos de aguas oligótrofas y
alpina) o estrella de las nieves ( Plantago nivalis nivalis).
nacientes proliferan los briófitos y pequeños cormófitos como saxífragas (Saxifraga stellaris subsp. alpigena )
Por debajo de estos originales territorios, la vegeta-
o violetas (Viola palustris). Sobre suelos higroturbosos
ción se distribuye según los sustratos geológicos y la
cubiertos de una débil capa de agua superficial estan-
composición química. Sobre rocas silíceas descarbona-
cada abundan cárices (Carex echinata, C. nevadensis, C.
tadas de los tramos altos y alcanzando un mejor desa-
nigra) y tirañas ( Pinguicula Pinguicula grandiflora grandiflora y P. nevadensis ne vadensis ),
rrollo cuando los cursos de agua discurren por valles
plantas insectívoras estas últimas de gran belleza y en
angostos, por aumentar las condiciones de umbría, se
cuyas hojas quedan pegados numerosos insectos que
localizan saucedas arbustivas de Salix atrocinerea y en
[72] AGUA, TERRITORIO Y CIUDAD
Un gradiente acorde
con el agua agua y la altitud altitud
ocasiones Salix caprea, junto a herbazales de Ranunculus granatensis, Aquilegia nevadensis, Heracleum sphondyllum Peucedanum hispanicum y acónitos ( Aconitum Aconitum burnatii y Aconitum vulparia) o cárices (Carex camposii y C. paniculata), mientras que en tramos medios, suelen
presentarse, además de saucedas (en estos lugares de Salix fragilis), comunidades arbóreas de alisos ( Alnus glutinosa), fresnos ( Fraxinus Fraxinus angustifolia angustifolia ) o áceres ( Acer granatense). Sobre calizas o calizo-dolomías de ríos
y arroyos con caudal constante a lo largo del año y de aguas corrientes y frescas se desarrollan choperas negras con Populus nigra y Salix neotricha entremezcladas con mimbreras de hoja estrecha ( Salix eleagnos subsp. angustifolia, S. triandra, S. purpurea ), que en las zonas de dolomías aparecen acompañadas de brezos Erica erigena, E. terminalis). Estas comunidades arbó( Erica
reas alternan o son sustituidas por zarzales, juncales o herbazales de diferente composición y estructura. Los tramos bajos de los ríos que llegan a Granada están aún cubiertos por choperas blancas, si bien este tipo de vegetación está en general bastante alterada y fragmentada por su proximidad a núcleos de población y cultivos. Es muy difícil reconocer la primitiva estructura de estos lugares con la vegetación distri-
Alrededores Alrededor es de Granada, óleo de Isidoro Marín Garés, 1887. Museo de Bellas Artes de G ranada.
buida en bandas; las saucedas de mimbre roja (Salix purpurea subsp. lambertiana), que constituía la primera
myrtifolia) y los juncales de junco churrero ( Scirpus
línea y actuaba de freno a la erosión de las orillas, ha
holoschoenus) con mentas, mastranzos y tréboles.
desaparecido o se entremezcla con especies arbóreas o arbustivas en muchas ocasiones de origen artificial. Las líneas siguientes de vegetación se fusionan y se encuentran invadidas por comunidades seriales y distintos cultivos que alcanzan la misma orilla del río. Es de resaltar la casi inexistencia de olmedas (Ulmus minor ) y
Por último, comentar que al pasar Granada y llegar a la Vega, la domesticación de nuestros ríos ha acabado en su mayor parte con la vegetación fluvial. Tan solo podemos reconocer fragmentos de comunidades seriales, muchas de ellas condicionadas por la alta nitrificación nitrif icación y pobreza
Fraxinus angustifolia angustifolia), que debieron ocupar fresnedas ( Fraxinus
de estas aguas. Los cañaverales invaden numerosas zo-
la zonas más externas, debido al excesivo manejo y
nas de ramblas y pedregales, alternando con gramales y
aprovechamiento aprov echamiento de las vegas fluviales y al mortal
fenalares en suelos poco evolucionados evolucionados que si son húme-
efecto de la grafiosis. Lógicamente, son más frecuen-
dos, pueden estar cubiertos por herbazales o cicutales.
tes y diversos los tipos de vegetación que se desarro-
Al aumenta aumentarr la nitri nitrificación ficación y la seque sequedad dad de de los suelo sueloss
llan tras la destrucción de estos bosques de ribera,
abundan los grandes cardos y en los cursos de aguas
destacando por su frecuencia los zarzales de zarzamo-
tranquilas o estancadas, con alta actividad orgánica, son
ulmifolius) con enborrachacabras (Coriaria ra ( Rubus ulmifolius
frecuentes las berredas y comunidades algales. GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [73]
)
Agua & Ciudad
(
En apenas un siglo de dominio cristiano, Granada acusa los cambios. Los nuevos señores han reconocido las bondades de la sabia manera de gestionar el agua, que en lo básico perpetua la tradición nazarí, difícil de perfeccionar. Sin embargo, la densa trama urbana de antaño, tejida alrededor del agua, padece modificaciones sustanciales. Recién tomada la ciudad se decide la creación de una nueva plaza mediante el soterramiento de un extenso tramo del Darro y el diseño de paseos a lo largo de sus márgenes con vistas a la Alhambra. En la Plaza Nueva levantan el edificio de la Real Chancillería, símbolo del poder, y un pilar con agua corriente que le dará fama. Porque con los cristianos ha llegado una nueva forma de interpretar la realidad; el espíritu del Renacimiento impulsa a las mentes más preparadas y el hombre vuelve a ser el centro de referencia. El espacio público urbano, más exiguo con el Islam, aparece como un potente y novedoso elemento escenográfico esceno gráfico en la configuración física y mental de la ciudad: en las plazas se levantan edificios de gobierno, sedes eclesiásticas, eclesiásticas, se organizan festejos, se anuncian proclamas, proclamas, y también se levantan ostentosas fuentes y pilares para satisfacer las necesidades de agua saludable para la población. El agua abandona así el aljibe discreto, el pozo oculto, el jardín cerrado, para, en un acto de afirmación afir mación del nue nuevo vo poder, poder, conquistar la calle.
(
Agua & Ciudad
1. El río Darro, la ribera urbana. La estructura de Granada gira en torno al Darro, el cauce que recorre el centro urbano, que traza el eje de su expansión sobre la Vega. Configura una abigarrada travesía fluvial en la que abundan los puentecillos, se agolpan los edificios y se multiplican las reformas bajo los designios del gusto renacentista. Prueba de ello son el tendido de la Plaza Nueva sobre la bóveda con que se cubre un tramo del río o la apertura en sus márgenes de paseos con arboledas y fuentes que airean la población y brindan un placentero escenario para las relaciones sociales.
2. Puerta de los Tableros, Tableros, la coracha sobre el Darro. Desde la Alhambra baja hasta el Dar ro una coracha, lienzo de muralla que per mitía el aprovisionamiento de agua tomándola directamente directamente del río para asegurar el suministro en caso de asedio. Esta coracha c oracha conectaba además la Alhambra con la colina frontera de la Alcazaba Vieja. Vieja. Sobre la orilla queda una una de las torres de aguada y el arr anque de la puerta de los Tableros, de la que pendían unas compuertas que represaban el río para facilitar la recogida de aguas. También desempeñó una función higiénica, pues los periódicos desembalses de las aguas almacenadas arrastraban arrastr aban los residuos limpiando las sucias orillas del cauce.
[76] AGUA, TERRITORIO Y CIUDAD
3. El abastecimiento de Granada. La necesidad del abasto de agua de calidad, para beber personas y bestias, para aseo y limpieza, para riego, industrias y otras actividades, se resuelve en Granada sobre todo mediante un sistema de acequias que se nutren de manantiales, minas y ríos, junto con algunas fuentes y pozos que afloran en la ciudad y sus inmediaciones. La red de aguas traídas de fuera, hecha en su mayor parte por los musulmanes, sigue sustentando el suministro durante siglos después de la conquista cristiana, apoyándose en tres grandes ejes: las acequias que corren a lo largo del valle del Darro, las del Genil y la acequia de Aynadamar Aynadamar..
4. La acequia de Aynadamar. Para el consumo humano se prefieren las aguas vivas de manantial a las de río, de calidad desigual y más susceptibles de contaminarse. No es casual que cuando Granada se consolide en el siglo XI bajo la dinastía zirí, una de sus iniciativas sea la de garantizar su suministro por medio de la construcción de una acequia para traer las cristalinas aguas de Ayn ad-Damaa, la “Fuente de las Lágrimas”, la Fuente Grande de Alfacar. Un dispositivo de más de 13 km de longitud que alimenta aljibes públicos y viviendas del núcleo antiguo de la ciudad, además de regar a su paso innumerables pagos agrícolas e impulsar molinos hidráulicos.
GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [ 77]
5. Los aljibes, la tradición nazarí del agua cotidiana. Según los esquemas de época nazarí que hereda la ciudad cristiana, las grandes acequias se ramifican en canales para distribuir el agua por el interior de Granada. Así se observa en el Albayzín: la acequia de Aynadamar penetra por la puerta de Fajalauza y la calle del Agua y se abre en ramales que abastecen a las varias decenas de aljibes públicos que surten a buena parte de la población, a palacios, conventos, y no pocas casas. Estos aljibes son sobrios depósitos donde el agua se remansa, limpiándose limpiándose y ganando calidad, situados en lugares de paso y cerca de las antiguas mezquitas, convertidas ahora en iglesias.
6. La colegiata del Salvador y el uso ritual del agua. a gua. Dado el precepto de purificarse con agua antes de la plegaria, la función simbólica del agua entre los musulmanes cobraba un protagonismo especial en las mezquitas, que se dotaban de aljibes y fuentes. Esta circunstancia persiste en la colegiata del Salvador, edificada en el siglo XVI sobre la mezquita mayor del Albayzín, donde, pese al cambio de culto, se mantiene el antiguo patio de abluciones anejo al oratorio islámico, con una gran cisterna subterránea y su pila de agua para la higiene ritual de los creyentes.
[78] AGUA, TERRITORIO Y CIUDAD
Agua
& Ciudad 7. Los baños. Más de un siglo después de su conquista, aún perduran en Granada varios de estos edificios que reflejan la significación cultural que el agua tenía para los musulmanes, ámbitos donde hombres y mujeres se reunían, separados, para asearse, cuidar el cuerpo y conversar. Estos hábitos higiénicos no eran compartidos ni comprendidos por los cristianos, y pronto cayeron en desuso ante la prohibición. En la lámina se reconocen, por las bóvedas que cubren sus salas, los llamados baños de las Tumbas, junto a la iglesia de San Andrés, o el de la calle del Cañuelo.
8. Matices del agua en la ciudad cristiana. Mientras en la ciudad nazarí el agua se imbrica sutilmente con el tejido urbano, en la nueva concepción del espacio público bajo el dominio castellano cobra un papel más ostentoso. Los ejes cívicos (Plaza Nueva, Bib-Rambla, calle Elvira…) se jalonan de fuentes que focalizan la atención y proclaman, con sus inscripciones y relieves, el poder de las autoridades. Obras simbólicas y prácticas a la vez que también contribuyen al suministro. Como la Fuente Nueva labrada en 1556 en el campo ante la puerta de Elvira, un área de crecimiento y acceso principal de Granada.
GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [79]
)
9. El saneamiento urbano. Las aguas residuales se evacuan en parte mediante una red de conducciones, cubiertas o al aire libre, conocidas como “darros”, por su destino final. El sistema deja que desear y son frecuentes los vertidos en acequias urbanas como la de San Juan, que a mitad de su trayecto por el Albayzín pasa a denominarse Darrillo Sucio o Turbio, al incorporársele las aguas residuales del barrio. También se depositan en pozos negros o se arrojan sobre el terreno, situación que evoca la letrilla jocosa que corría a principios del XVII: “Tres cosas hay en Granada, que duran el año entero, nieve en su Sierra Nevada, arrebol para la cara, y en la calle Elvira, cieno”.
10. El Darro, vía de evacuación. El gran colector de evacuación de aguas residuales de Granada es, en definitiva, el Darro y sus ramales. A las agua sucias de los barrios de las colinas se suman luego las de la ciudad baja, así como los vertidos y desechos de tenerías, mataderos y otras actividades. Al dejar los arrabales, el cauce del río y sus derivaciones conducen unas aguas degradadas que se filtran en canales y acequias y se reparten por los ejidos y campos de la Vega. Todavía habrán de pasar varios siglos para que se remedie esta amenaza para la salubridad de la población.
[ 80 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
Agua
& Ciudad
11. Espacios de vegetación, intramuros y arrabales. En Granada hay numerosas huertas y espacios urbanos con una profusa vegetación, clara manifestación de la abundancia de agua que disfruta la ciudad. Así se observa en áreas intramuros, como las márgenes del Albayzín alto y desde la Antequeruela y el Realejo hasta la Carrera del Genil, donde construcciones, jardines y parcelas cultivadas se entrelazan de manera continua. continua. Una tendencia que aún se acusa más en los arrabales extramuros, por donde edificios y huertas se entrelazan hasta dejar paso a los campos de la Vega.
12. Los cármenes de Aynadamar y del Darro. Si bien en su origen hacía referencia a cierto tipo de heredad con viñedo, el carmen designa una finca característica de Granada integrada por una casa con jardines y huertas, con un abundante suministro de agua. En el período nazarí y primeras décadas del dominio cristiano se distribuyen ante todo por la periferia, siendo los más célebres los cármenes bajo la acequia de Aynadamar,, hacia la Cartuja, y los del Aynadamar valle del Darro, al pie del Sacromonte hasta Valparaíso. Más tarde se multiplicarán por barrios interiores como el Albayzín y la Antequeruela.
GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [81]
)
El agua en la Alhambra y el Generalife
Agua
& Ciudad
(
El agua es es la vida misteriosa misteriosa de la Alhambra; Alhambra; genera la vegetación vegetación exuberante exuberante de los jardines, el esplendor esplendor de los arbustos florecientes; descansa en las albercas que reflejan las elegantes salas porticadas, se precipita en las fuentes y discurre murmurando, por estrechos canalillos, en medio de las estancias reales.
)
civilización hispano-árabe hispano-árabe.. T. Burkhardt, La civilización
El fundador de la dinastía nazarí Ibn al-Ahmar inicia a mediados del siglo XIII la construcción de la Alhambra en el estratégico cerro enfrente del Albayzín que domina el valle del Darro, la ciudad y la Vega. Erigida a partir de una fortificación ya existente, se levanta en lo sucesivo una formidable ciudadela cortesana. Para llevar a cabo esta iniciativa fue premisa indispensable dotarla de un suministro de agua abundante y seguro que garantizase su mantenimiento: en efecto, a la vez que se labran las primeras edificaciones se traza la Acequia Real, la arteria que alimenta el extenso y sofisticado complejo hidráulico en que se convierte la Alhambra, donde el agua adquiere un protagonismo esencial, sirviendo tanto para las funciones primarias de abastecimiento e higiene como para su utilidad productiva en la agricultura o para cometidos simbólicos, rituales, estéticos y placenteros.
5 / Desde el Generalie la Acequia Real penetra en el recinto de la Alhambra a través de un acueducto que salva el desnivel de la cuesta de los Chinos. Esta estratégica conexión hidráulica está custodiada por la torre del Agua, una edifcación de grandes proporciones que se alza justo al lado del canal.
3
1
4
5
6 / El principal eje viario del área urbana de la Alhambra, la Calle Real, se ajusta al trazado de su arteria hídrica, la Acequia Real, de la que se derivan multitud de ramifcaciones, descubiertas o soterradas, para distribuir el agua por los palacios, jardines, huertas, barrios, talleres, cuarteles, baños, mezquitas y otras dependencias del conjunto.
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6 7 10 8 11 9
7 / El agua de acequias, surtidores y albercas es un elemento indisociable de la arquitectura de los palacios nazaríes de la Alhambra. A esta sutil presencia se añaden después las monumentales uentes de corte clásico, más ostentosas, erigidas por los cristianos, como el pilar de Carlos V, junto a la puerta de la Justicia. 8 /
12
11
13
ejo de la Alhambra yel Generalie e se abastece de aguas del río 1 / El complejo Darro captadas a unos seis kilómetros mediante un azud de derivación y traídas por la Acequia Real. Décadas después de su construcción se desgajó de la canalización principal un ramal tendido a una cota más elevada —la Acequia Alta o del Tercio— para posibilitar el riego de terrenos por encima del Generalie. 2 / El Generalie, la almunia y fnca de recreo de los sultanes aledaña a la Alhambra, es un espléndido ejemplo de la armoniosa integración de arquitectura, jardinería y agricultura característica de la civilización hispanomusulmana gracias al inteligente uso del agua, con un mosaico de espacios irrigados donde se combinan cultivos productivos con otros meramente ornamentales. 3 / El albercón nazarí de las Damas hace las veces de reserva general y depósito para el riego de las vertientes junto al Generalie. En principio se abastecía con una noria de tracción animal que elevaba el agua de un pozo conectado mediante una mina con la Acequia Real; al construirse la acequia del Tercio, pasó a surtirse del caudal de esta conducción. En el siglo XX se hicieron otras dos albercas a su lado, conociéndose el paraje como los Albercones. 4 / En las laderas del cerro del Sol se escalonan las huertas y terrazas de cultivo con hortalizas, legumbres, rutales, plantas aromáticas y otras especies, así como áreas de pastos en las zonas elevadas. Las parcelas de regadío se nutren de las acequias Real y del Tercio y sus derivaciones, del albercón de las Damas y de algunos aljibes en los que se acumula agua de lluvia.
[ 82 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
9 / Tras la conquista castellana se construye un gran aljibe de dos naves en la hondonada que separaba la Alcazaba del sector de los palacios reales, sobre el que se tiende lu ego la llamada plaza de los Aljibes. Estas cisternas se usan para regularizar el abastecimiento de la Alhambra e incluso para el suministro de la ciudad. 10 / De las acequias Real y del Tercio parte una red de ramales para llevar agua a las áreas de los Mártires, el bosque de Gomérez y las casas y huertas de la Antequeruela y el Mauror, junto a Torres Bermejas, que, por su elevada cota, no podían proveerse de las acequias del Genil que abastecían a otros barrios de esta zona de Granada. 11 / El carácter representativo y residencial que prevalece en la Alhambra bajo el dominio castellano, a costa de su anterior unción militar y estratégica, promueve el crecimiento en sus aldas de arboledas de porte que se nutren de excedentes y líneas de agua. Son los bosques de San Pedro, hacia el Darro, y de Gomérez, en la v ertiente opuesta, con olmos, álamos negros, chopos, resnos y otras especies de ambientes húmedos. 12 / Además de integrar un vasto sistema hidráulico, la Alhambra es el oco rector de los regadíos de los contornos: los turnos de riego de la Vega se marcan a toque de campana desde la torre de la Vela, que resalta en la proa de la Alcazaba. 13 / Una coracha desciende desde la Alcazaba hasta el puente del Cadí o puerta de los Tableros, sobre el cauce del Darro, para acilitar el aprovisionamiento de agua del río, que luego se almacenaba en un aljibe. Este dispositivo se edifcó para el suministro del castillo que precedió a la obra nazarí de la Alcazaba, sirviendo después como sistema de abastecimiento complementario, una vez construida la Acequia Real.
G R AN A DA N AZ AR Í Y R EN AC EN TI STA. 1 60 0 [
Juan Carlos Carlos Rubio Campos IGME
)
El abastecimiento de agua de Granada
Las fuentes de abastecimiento antes de 1600
“Después salí para Granada, la capital de la Andalucía y la recién casada casada entre sus ciudades. ciudades. Sus alalrededores no tienen parangón en todo el Universo… los jardines, los vergeles vergeles,, las praderas o los huertos… rodean rodean Granada por todas partes.”
Ibn Batuta, Las Rutas Rutas de al-Andalus, siglo XIV.
Aguador de Granada, en una estampa de 1851. Archivo Municipal de Granada.
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]
)
Juan Carlos Carlos Rubio Campos IGME
)
El abastecimiento de agua de Granada
Las fuentes de abastecimiento antes de 1600
“Después salí para Granada, la capital de la Andalucía y la recién casada casada entre sus ciudades. ciudades. Sus alalrededores no tienen parangón en todo el Universo… los jardines, los vergeles vergeles,, las praderas o los huertos… rodean rodean Granada por todas partes.” Aguador de Granada, en una estampa de 1851. Archivo Municipal de Granada.
Ibn Batuta, Las Rutas Rutas de al-Andalus, siglo XIV.
Granada en el siglo XI, capital de los ziríes, se implan-
Espíritu daba agua a Recogidas, Puentezuelas, Gran
ta sobre la antigua Ilíberis romana. Los árabes here-
Capitán y San Antón.
dan de los romanos unos sistemas avanzados de distribución, almacenamiento y conducción, a los que
No obstante, la may mayor or parte del agua procedía del
ellos añaden sus conocimientos traídos de Oriente.
río Genil, por las acequias, construidas en el siglo XI, del Candil ó del Cadí y la Acequia Gorda o Real.
Los hispano-musulmanes hacen del agua un elemen-
Desde éstas se abastecía a Cenes y la zona sur y este
to de purificación y uno de los pilares fundamentales
de la ciudad.
en su vida. Se establecen turnos de riego y abluciones en las mezquitas; por todas partes hay jardines, ba-
El abastecimiento se completaba con la acequia de
ños públicos, fuentes, pilares, aljibes, molinos, tor-
Aynadamar, procedente de la Fuente Grande de Alfa-
nos y fábricas que dan prueba pr ueba de ello.
Ayn al-Dam, o “Fuente de las Lágrimas”). La precar ( Ayn
sencia de la acequia permitirá suministrar agua a la El Darro abastecía a los barrios de la Antequeruela,
ciudad, así como a los habitantes de Víznar, Alfacar,
Mauror y la Alhambra. La traída de agua se hacía
Sacromonte y El Fargue. El agua se dividía en varios
por la Acequia Real, con dos ramales: acequias de la
brazos junto a la Puerta de Fajalauza. Fajalauza. Uno iba a la
Alhambra (Los dos Tercios) y Generalife (El Tercio).
Alcazaba Cadima y las construcciones hoy ocupadas
Otra acequia, denominada de la Ciudad, se subdi-
por el palacio de Dar al-Horra, casa del marqués del
vidía en la acequia de San Juan, que pasaba por San
Cenete, cuesta de la Alhacaba, Puerta de Elvira y ba-
Juan de los Rey Reyes, es, y Santa Ana, que discurría discurría al pie de
rrios de San Cristóbal y el Cenete. Otro iba al barrio
la Alhambra y abastecía a los barrios del Almanzora
de Rabadalbaida y al riego de huertas en la Cuesta
y Santa Escolástica. Además, la acequia del Santo
del Chapiz.
[ 84 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
El abastecimiento de agua de Granada
)
Organización del abastecimiento en la Granada renacentista hasta la actualidad “…El agua de Granada sirve para apagar la sed. Es agua viva que se une al que la bebe o al que la oye, o al que desea morir en ella. Sufre una pasión de surtidores sur tidores para quedar yacente y def initiva en el estanque.”
Federico García Lorca, Cómo canta una ciudad de noviembre a noviembre, 1933.
El aljibe, óleo de G. O. W. Apperley, 1931. Colección Caja Granada.
Este abastecimiento tradicional, desde los ríos Darro,
concluyen las obras de la traída de agua desde los ríos
Genil y Fuente Grande, junto al aprovechamiento de
Genil y Aguas Blancas.
otros manantiales de menor entidad (mina de Monzón en San Cristóbal, Fuente Nueva en la antigua plaza de
Un definitivo impulso al abastecimiento se da con la
toros y el pilar del barrio de San Lázaro), se mantiene
construcción de los embalses de Quéntar (1976), que
hasta finales del siglo XIX.
regula el río Aguas Blancas, procedente de la sierra de Tocón, y Canales (1988), que regula el río Genil. La
Tras la conquista, los Rey Reyes es Católicos encomiendan
demanda se garantiza, aún en situaciones de sequía
a los llamados “zanaguidles” o acequieros el cuidado
extrema, con el aprovechamiento de las aguas subte-
de la red del agua y de las acequias, encomiendas que
rráneas de la Vega de Granada, mediante los sondeos
recayeron sobre moriscos. Además había cañeros que
realizados en 1995 junto a la l a Ronda Sur, por lo que la
deambulaban por las calles arreglando y dando agua,
explotación sostenible del acuífero, pasa a formar par-
aljiberos que cuidaban de los aljibes, y pregoneros.
te fundamental del abastecimiento.
Hubo siempre una gran competencia entre los usos agrícolas, industriales (sólo la Acequia Gorda tenía 50 molinos) y los urbanos, como lo atestiguan las nume-
Esquema manuscrito de traída de aguas a la ciudad de Granada, hacia 1620. Facultad de Teología de Granada.
rosas disputas entre agricultores, dueños de molinos y usos urbanos. Los tramos de agua de cada casa daban lugar a repeticiones de conducciones innecesarias y a un verdadero laberinto. Las tuberías eran de barro y el alcantarillado deficiente, lo que provocaba la contaminación del agua potable y una humedad por toda la ciudad hasta que, a finales del siglo XIX, tras la epidemia de cólera de 1885, se acomete el embovedado del Darro, la pavimentación, canalización de agua en tuberías de hierro y reconstrucción de los darros. Hasta 1950 no se
GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [ 85]
Agua & Economía
(
Más de un siglo después de la conquista de Granada y tras la llegada a la ciudad de numerosos repobladores venidos de los reinos de Castilla, el protagonismo del agua sigue presente no solo en su configuración física sino en la mente y el sentir de sus habitantes. La importancia que tiene el agua en el día a día de sus vecinos no es ajena a esta realidad porque la presencia de agua es la manifestación material de que Dios-Alá-Yavé nos quiere y protege. Por ello, ese bien insustituible debe ser gestionado de forma que llegue a todos para que todos, sea cual sea su credo, puedan gozar de tan beneficioso don divino. Bajo estos presupuestos, el modelo de gestión del agua incluye una compleja red institucional de jurisprudencia que dicta leyes y normas, con un cuerpo ejecutivo de alguaciles y acequieros acequieros que vigila su cumplimiento, cumplimiento, un aparato fiscal que recauda rentas en función de la calidad e intensidad de los usos del agua y una sociedad cohesionada que asume las limitaciones impuestas por la naturaleza del bien. Los reyes cristianos perpetuaron sin cambios sustanciales el complejo y depurado modelo de gestión hídrica heredado de épocas precedentes, que tanto contribuía al desarrollo y bienestar de la sociedad.
(
Agua & Economía
1. El Darro, río del oro.
Sierra Nevada esconde oro en sus filones, de donde es arrancado por la erosión y depositado en los cerros sedimentarios que rodean la ciudad. La acción erosiva de los ríos Darro y Genil lo acumuló después en sus arenas. Con la salvedad de los romanos, que disponían de abundante mano de obra esclava, escl ava, la baja ley de las arenas auríferas no fomentaba su explotación a escala industrial. Sin embargo, durante siglos se practicó el bateo a mano, un duro trabajo que apenas alcanzaba para un jornal tras horas de esfuerzo. Uno de los ríos de Granada, el Dauro o Darro, llegó incluso a reflejar en su propio nombre esta codiciada condición aurífera del solar de Granada.
[ 88 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
2. Las acequias, el sistema circulatorio de Granada. El incipiente sistema hidráulico romano se potenció al máximo en época andalusí con sustanciales actuaciones realizadas con materiales humildes, pero no por ello menos eficaces y duraderos. El sistema circulatorio del agua así desarrollado, a veces al aire libre, otras bajo tierra, mueve molinos, molinos, llena aljibes, mantiene las fuentes de las mezquitas, abastece a los baños públicos, sostiene variados oficios ar tesanales (alfareros, curtidores, tintoreros, armeros, etc.), para terminar ter minar regando las fértiles huertas de la Vega Vega y alimentando su embalse subterráneo. Un agua que anima a toda la sociedad g ranadina, generando prosperidad y riqueza.
3. Molinos hidráulicos, el pan de cada día. Entre todos los ingenios para aprovechar la fuerza de las aguas (molinos de papel, batanes, de aceite, etc.) destacan los destinados a la producción de harinas. No menos de 57 molinos harineros había repartidos a lo largo de la acequia de Aynadamar (16), de Axares (17), que recoge aguas del Darro, y la Acequia Gorda del Genil, donde la elevada concentración de estos artefactos llega a dar nombre a la puerta más cercana de las murallas: Bib Raha, la puerta de los Molinos. En la actualidad aún permanecen sus ecos en la calle Molinos.
GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [ 89]
4. Curtidores y tintoreros. En los barrios al pie del Darro, a la salida de la ciudad, se concentran las actividades industriales que requieren agua en abundancia. Son los talleres de tintoreros y curtidores, así como de otros artesanos dependientes, como los zapateros. Si bien en muchas casas había telares y se confeccionaban tejidos, el manejo de los tintes exigía mayor especialización por su dif icultad y los inconv inconvenientes enientes que provocaba (malos olores, contaminación de las aguas, etc.). También la manipulación de pieles y cueros era una industria pujante que requería un espacio propio por las molestias que ocasionaba. Cinco siglos después, el nomenclátor del callejero aún recuerda estas actividades en rótulos como el de la calle del Tinte.
5. Alfareros. También íntimamente ligada al agua, se desarrolla una potente manufactura de cerámica en los arrabales y extramuros de la ciudad. La alfarería nazarí se mantiene en manos de los moriscos tras la conquista por los cristianos y luego será asimilada hasta el punto de adquirir nombre propio y representar a la cerámica granadina. Entre otros parajes, en lo más alto del Albayzín granadino, cerca de la puerta de Fajaluza, o del “Collado de los Almendros”, había talleres dedicados a la cerámica en barro vidriado decorado en tonos azules y verdes, con motivos en los que sobresale la granada entre pájaros y heráldicas águilas bicéfalas.
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Agua & Economía 6. Torre de la Vela, la regulación del riego. El agua es un bien preciado y sus usuarios numerosos. Para evitar problemas, en la torre vigía de la Alcazaba de la Alhambra, desde la que se domina toda la l a Vega Vega y que a su vez es vista por todos los regantes, se marcan las horas de riego. Las antiguas ordenanzas dispuestas por los nazaríes se respetan y potencian bajo los reyes cristianos, que codifican los antiguos usos y costumbres, como en el apeo de Loaysa de 1574, y mandan colocar en la tor re de la Vela una campana de plata en recuerdo de la conquista, con la que se señalan los turnos para regar.
7. Un mosaico de cultivos herbáceos irrigados. La fertilidad de la tierra, la disponibilidad de agua y la estructura de la propiedad determinan una ocupación minifundista de la Vega, dando lugar a un denso hábitat disperso. Pese a que la conquista cristiana acarrea cierta concentración de propiedades y explotaciones, la unidad base es muy reducida, cuya unidad de medición, el marjal (unos 520 m2), da idea del intensivo aprovechamiento aprovechamiento del terreno. Se plantan cereales (trigo, cebada, escanda…), hortalizas (pepinos, rábanos, zanahorias…), leguminosas (alubias, altramuces, garbanzos, habas, lentejas), a veces después de los cereales para fertilizar los suelos. En superficies menores se cultivan también los condimentos propios de la cocina andalusí, como ajonjolí, albahaca, alcaparra, anís, azafrán o hierbabuena. GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [91]
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8. Cultivos leñosos. En terrenos también de regadío crece arbolado frutal (manzanos, membrillos, ciruelos, cerezos, granados, acerolos, nísperos, azofaifos, perales, toronjos…). En parcelas con menor garantía de suministro de riego por su topografía o lejanía de las acequias son más frecuentes los olivos, higueras, almendros, vides; y las márgenes de las parcelas o bordes de los caminos, a menudo en la vera de las acequias, son los lugares más propicios para moreras, almeces, serbales, chopos y olmos, que proporcionan seda, madera, frutos y forraje. Entre esta gran diversidad de leñosas, en los huertos y jardines de las casas resaltan algunas especies exóticas, como las palmeras, que además de adornar con su belleza, dan exquisitos dátiles.
9. La seda. El comercio de la seda ha sido y es uno de los motores económicos de la ciudad. La facilidad de la cría a escala doméstica del gusano y del hilado y tejido de la seda hace que sean muchas las familias que se dediquen en sus hogares a la confección de tan valioso artículo. En 1589 se dice al respecto: “es tanto el trato de la seda que ay en esta ciudad, que casi toda la gente común se dedica a aquel trato”. La historia viene de lejos, pues el reino nazarí había mantenido un considerable comercio exportador con los reinos cristianos, hasta el punto de que Fernando el Católico hubo de promov pr omover er un mercado de seda en Valencia para debilitar al g ranadino. Esta pujante actividad descansa en un humilde insecto ( Bombix mori) y en su alimento, las hojas frescas del moral ( Morus nigra), que fue sustituido avanzado el tiempo por la morera ( Morus alba), cultivados en la Vega y otras comarcas vecinas.
[ 92 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
Agua & Economía 10. El lino.
En época andalusí vino de Oriente el lino, una planta que produce largas y resistentes fibras que, una vez tejidas, dan una tela ligera y transpirable, mucho más cómoda que las pesadas estameñas cristianas de lana. La refinada sociedad granadina demanda este tejido, lo que motiva la siembra del lino en la Vega. Esta planta herbácea de rápido crecimiento llega a alcanzar el metro de altura; se siega en fresco, pero para trabajarla hay que eliminar la lignina que contienen sus tallos para liberar las fibras de celulosa, lo cual se consigue sumergiéndola durante días en grandes albercas o pudrideros.
11. Los secanos. En la periferia y por encima de los terrenos irrigados se encuentran áreas de cultivo explotadas en régimen de secano. Predominan los cereales junto con especies leñosas como la vid o el olivo. En los secanos de sembradura, que conocen un notable impulso con la llegada de los castellanos, se practica la rotación del cultivo —“de año y vez” o “al tercio” (una hoja se siembra de cereales, otras se dejan en barbecho o se plantan de leguminosas)— para paliar el agotamiento de los suelos. Debido a la gran demanda por parte de la población, Granada debe importar cereales para su consumo, abasteciéndose de comarcas vecinas, como los Montes, o de lugares mucho más distantes por vía marítima.
GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [ 93]
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12. Almazaras y aceite. El aceite (az-zayt ) es, junto a las aceitunas, uno de los pilares de la alimentación. Los olivos crecen en pequeñas parcelas de la Vega y en laderas aledañas. Las aceitunas se muelen en la almazara ( alma’sara), donde se exprimen entre grandes piedras, por lo general movidas por caballerías (molinos
de sangre), y se prensan con artefactos de palanca o “vigas”, según técnicas ancestrales. Muchos de los caseríos diseminados a menudo incluyen un molino aceitero entre sus dependencias.
13. Monte, pastos, ganadería. En las áreas de monte, dehesas y pastizales de las vertientes serranas, además de recolectarse leña, miel, cera y plantas aromáticas y medicinales, es usual la presencia de ganado, sobre todo de ovejas y cabras. Además de aprovecharse la lana y las pieles de las reses, los productos lácteos y la carne —en especial la de cordero y choto— forman parte de la dieta de las familias granadinas. El vacuno, a su vez, se emplea para la labranza y tiro.
[ 94 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
Agua & Economía
14. Puerta del Pescado. Pescado. Es el nombre que le dieron los castellanos a esta puerta por ser la entrada a la ciudad del pescado traído de la costa. Edificada a fines del siglo XIII y conocida en época nazarí con otras denominaciones (Puerta del Refugio, del Ocaso…), formaba parte de las murallas de los arrabales orientados al Genil y a los caminos que comunicaban con el sur y el litoral a través del cercano puente de piedra sobre el cauce del río. Fue demolida a mediados del siglo XIX.
15. Estación de plantas viajeras. Al igual que antaño prosperaron en la Vega Vega numerosas plantas de cultivo cultivo traídas de Oriente, desde los siglos XVI y XVII empiezan a introducirse nuevas especies de interés agrícola venidas, en este caso por mar, de América (maíz, patatas, tomate, pimiento, tabaco, entre otras). Con el tiempo, alcanzan una elevada difusión e importancia, poniendo de manifiesto la notable capacidad y flexibilidad productiva de la Vega como estación de plantas viajeras.
GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [ 95]
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Acaba el invierno. Se prepara la tierra para acoger a los cultivos cultivos que estarán en sazón entrado el verano: papas, maíces, ajos, tabaco… En otras hojas, el trigo verdea; algunas hazas están aparentemente vacías: tal vez en barbecho o aguardando a las cebollas, las lechugas o los tomates. Los trabajos y los días en la Vega de Granada, que aparece representada en esta imagen hacia la década de 1930, en su madurez como paisaje del agua. Un singular espacio productivo minuciosamente modelado a partir del manejo de los recursos hídricos, fruto de una evolución secular, iniciada en época romana,
)
consolidada en la etapa andalusí y continuada hasta fechas recientes.
La nieve cubre la Sierra. Desde el Pico del Veleta hasta el Cerro del Caballo, el agua permanece a la espera, blanqueando el horizonte que cierra la Vega por el sur, esperando la llegada de los primeros calores de abril para derramarse értil por los ríos de Granada. Las lindes de las parcelas son ocupadas a menudo por árboles como los almeces o los olmos que suministran madera y orraje. También én son un buen lugar para los rutales, que con generosidad orecen peras, manzanas, ciruelas, membrillos, granadas, cerezas, acerolas, nísporas o melocotones.
Las choperas ponen una nota de colorido vertical que contrasta con el paisaje horizontal de los cultivos herbáceos. Verdes en primavera y verano, amarillas en otoño, blancas en invierno, ocupan los terrenos más bajos y encharcadizos, próximos al río.
El agua parece brotar del interior de un molino. Sin gastarse, sólo liberando la energía acumulada, ha puesto en marcha los rodeznos que a su vez permiten el roce de la piedra corredera sobre la solera y, con ello, la molienda del trigo que, después de cernido, se convertirá en blanca harina.
La silueta alargada de la chimenea delata a la vieja ábrica azucarera. La remolacha signifcó una auténtica revolución económica y social para la Vega entre fnales del siglo XIX y l as primeras décadas del XX. La vega de la remolacha, que había sustituido a la del lino y el cáñamo, fnalizó en la campaña 1983-1984 con el cierre de la última ábrica, la de San Isidro.
El cultivo ha de dejar espacio para el descanso de la tierra y la alimentación del ganado de labor. A mediados del siglo XX comienza a extenderse el uso de ertilizantes químicos y de tractores para la labor, pero aún se mantienen los viejos ciclos de labor que permiten restituir la ertilidad de modo natural al suelo.
La vera de las acequias, pero también las orillas de los caminos y los ribazos, están recuentemente delimitados por setos de saúco, zarzas y cañaverales, que aportan sombra y material de uso diverso para la labranza.
Las acequias surten a los campos, pero su agua también es usada para otros menesteres como el lavado de la ropa. Incluso se pueden echar las nasas y llevarse para la cena un golpe de cangrejos de río, que aún medran en las orillas.
Una acequia principal deriva agua a las hijuelas o acequias secundarias. Portillos y compuertas permiten la regulación del cauce, dando paso a las regueras de las hazas o conduciendo el caudal hacia otros pagos que esperan su turno de reparto.
El cultivo del tabaco se extendió en la Vega de Granada en la década de 1920. Su auge posterior permitió superar, en parte, el declive de la remolacha, y dio origen a uno de los elementos más singulares del paisaje de la Vega: los secaderos de tabaco.
[ 96 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
Un labrador guía la mula entre los surcos. Está tableando, preparando la tierra para la nascencia de las semillas. Si son dos mulas las que están aparejadas para realizar el araíjo y otras labores, se denomina una yunta; cuando sólo trabaja una bestia, se llama ganga.
Para que el agua de riego ecunde a una mayor superfcie y los vegetales se benefcien de ella sin asfxiarse, la tierra de labor se dispone en surcos y caballones delicadamente trazados por los labradores.
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José Ramón Ramón Guzmán Álvarez Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente
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El paisaje aljamiado: Granada y su Vega entre el siglo XVI y el XVII
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ontemplar un paisaje pretérito es una empresa arriesgada. Pero en el caso de Granada entre los siglos XIV y XVII, las fuentes, relativ re lativamente amente abundantes, parecen haberse puesto de acuerdo y nos animan a que nos atrevamos a imaginarla con una representación que, en otro contexto, en otro lugar, calificaríamos como una visión excesivamente idealizada de belleza en un espacio rural.
fantástica ciudad. Principalmente hacia el noroeste, en una legua larga o más, contemplamos estos huertos, y no hay nada más admirable”. Mármol Carvajal, el soldado escritor, en los años del levantamiento levantam iento de los moriscos de 1568, también la percibió engalanada y amena: “Se extiende largamente por un espacioso llano a la parte de poniente, donde está una hermosísima vega llana y cuadrada, llena de
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José Ramón Ramón Guzmán Álvarez Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente
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El paisaje aljamiado: Granada y su Vega entre el siglo XVI y el XVII
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ontemplar un paisaje pretérito es una empresa arriesgada. Pero en el caso de Granada entre los siglos XIV y XVII, las fuentes, relativ re lativamente amente abundantes, parecen haberse puesto de acuerdo y nos animan a que nos atrevamos a imaginarla con una representación que, en otro contexto, en otro lugar, calificaríamos como una visión excesivamente idealizada de belleza en un espacio rural.
fantástica ciudad. Principalmente hacia el noroeste, en una legua larga o más, contemplamos estos huertos, y no hay nada más admirable”. Mármol Carvajal, el soldado escritor, en los años del levantamiento levantam iento de los moriscos de 1568, también la percibió engalanada y amena: “Se extiende largamente por un espacioso llano a la parte de poniente, donde está una hermosísima vega llana y cuadrada, llena de muchas arboledas y frescuras, entre las cuales hay muchas alcarias pobladas de labradores y gente del campo”.
Porque es bastante posible que las crónicas no exageren en sus descripciones y la ciudad y su vega respondieran a un cierto arquetipo de locus amoenus. Como esa Damasco de Occidente que Ibn al-Jatib reflejara a mitad del siglo XIV, haciendo suyos los elogios de los Y muchos años después, en la Granada plenamente autores árabes que le precedían: barroca del siglo XVII, el cronista Henríquez de Jorquera coincidió en el retrato de un territorio ubérri“Dicen que está situada deliciosamente mo, desprendido: en medio de un inmenso jardín, que tal nombre merece su amenísima vega de cuarenta libras de “Comenzando desde la parte oriental extensión, donde las viñas y las plantas aromáticas del Dauro se juzga desde sus cumbres un hermoalternan y se enlazan con las fructíferas arboledas”. sísimo país de cármenes, casas de recreación y molinos entre diversas arboledas, hasta Jesús del Un territorio feraz, labrado con primor hasta la maValle o Val de Paraíso (...) Y revolviendo al norte ravilla, como anotó el viajero alemán Münzer que por la salida de Fajalauza es menos poblada de visitó Granada en 1494, apenas recién conquistada: cármenes y jardines la famosa Ynadamar; Cartuja “Hacia el mediodía, norte y poniente vieja y laderón del Fargue hacen otra población tiene una extensa y hermosísima llanura [que] vistosa, algo dilatada, y bajando a lo llano por los puede regarse por todas partes y tiene un suelo Cármenes del Beiro, caminando al poniente se tan fecundo y rico, que produce dos cosechas al juzga desde la ciudad una grande población de año. (...) tiene casi en una milla muchos huertos copiosas heredades con bizarras y hermosas casas y frondosidades que se pueden regar por canales con torres que se miran unas a otras… con tantas de agua; huertos, repito, llenos de casas y torres, y extendidas huertas que sus numerosas casas se habitados durante el verano, que, viéndolos en esconden entre sus emboscados árboles, abrazánconjunto y desde lejos los creerías una populosa y dose con la ciudad hasta los raudales del Genil”. [ 98 ] A G U A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
El paisaje aljamiado: Granada y su Vega entre el siglo XVI y el XVII
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Granada y la Vega, detalle del mapa del reino de Granada. Atlas del Rey Planeta de P. Texeira, 1634.
Todo hace pensar que el paisaje de Granada y su vega
Razones había para ello. Si las acequias seguían siendo
era, en definitiva, un precioso tapiz trenzado por la
las mismas, ¿por qué no habían de serlo las dulas y las
pericia de los hombres y la generosidad de la naturale-
tandas? Si el agua continuaba desparramándose pere-
za, cuya urdimbre estaba sustentada por una red vivi-
zosa por la cabezada de los mismos bancales, ¿por qué
ficante de arroyos encauzados: las acequias por donde
habrían de mudarse las regueras o los partidores?
discurría el agua domesticada.
Fueron muchas las cosechas que crecieron c recieron sobre surcos
El agua que se sangraba del Genil y surtía la acequia
henchidos por un agua que corría al dictado de la cam-
Gorda, la de Arabuleila y la de Tarramonta. La que
pana de la Vela, aunque habían sido escardadas por amo-
contenía su ímpetu en las represas de los ríos Dílar y
cafres moriscos. Unas hazas cuyas besanas las marcaban
Monachil. La que no se dejaba marchar en la Fuente
gañanes que todavía entonaban canciones en algarabía, a
Grande de Alfacar y enverdecía los cármenes y huertos
pesar de que sus escrituras ya estaban romanceadas
de Aynadamar. El agua del Darro y sus fuentes, la que recorría el valle del Paraíso y atravesaba los adarves
Aquel fue el tiempo de la vega vega aljamiada.
para solearse en los huertos intramuros. El agua que
Una vega que todavía atesoramos y que no debería-
cocía el lino en las albercas y sazonaba las aceitunas y
mos dejar perder.
las hojas de los morales. El agua que rezumaba en las orillas de los caces y remanecía en riberas orladas de saúcos, almeces y cañav c añaveras. eras.
Vista de Granada, grabado publicado por F. Vallegio a fnes del siglo XVI. Archivo Municipal de Granada .
Bien es cierto que no todo era regadío, y que el secano se enseñoreaba en los espacios de transición entre el llano y la montaña, aportando cien matices en piedemontes y en colinas que compartían barbecho y cereal, olivares y viñedo, monte y pastizales. Pero el agua era tan importante que se ganó el respeto que fue negado a los hombres. De manera que tras la conquista de la ciudad se tradujeron a la lengua de los conquistadores los usos y costumbres inveterados inveterados que garantizaban gar antizaban su reparto sensato, especialmente en los años de escasez. Y hasta sus conflictos se dirimieron en un tribunal particular que atendía especialmente al interés del agua. GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [ 99]
Lugares y edificios
(
Abierta “como una granada” por el río Darro y abrazada abrazada por el cauce del Genil, la ciudad se despliega desde las colinas del Albayzín y la Alhambra hasta el llano que deja paso a la Vega. La urbe, una de las más populosas de España, mantiene en lo esencial la abigarrada configuración que adquirió en el período nazarí. Pero los cambios acontecidos al cabo de más de un siglo de dominio castellano son ya también muy perceptib perceptibles. les. El centro de grav g ravedad edad de la población se traslada de los empinados cerros, último refugio morisco, a la parte baja, la medina, donde prefieren asentarse los repobladores cristianos. En el denso caserío se abren plazas y paseos de una regularidad y amplitud nunca vistas en Granada. Junto a la recatada arquitectura de las mezquitas, baños y viviendas nazaríes surgen monumentales iglesias y conventos, majestuosas sedes de gobierno, soberbias casas señoriales. señoriales. Buena parte par te del cinturón amurallado pierde sentido, se descuida y se deja atrás en el rápido crecimiento de los arrabales extramuros, que se tienden hacia la Vega Vega formando una corona entre grandes monasterios y fundaciones, villas de recreo recreo y una constelación constelación de casas rurales.
Lugares
( y edificios 1. La Alhambra.
El emblema monumental de Granada es la Alhambra — al-Hamra al-Hamra, “la Roja”—, la ciudad palatina fortificada que domina la población desde el cerro de la Sabika. Asentada sobre algunas construcciones anteriores, es obra en su mayor parte de la dinastía nazarí, levantada entre los siglos XIII XI II y XV. XV. En el conjunto se distinguen el recinto militar de la Alcazaba, en posición posic ión delantera, el núcleo de los Palacios Reales y, a continuación, el sector ocupado por otras residencias, jardines y los barrios de viviendas y piezas diversas al servicio de la corte.
2. La Casa Real nazarí, “el agua como perlas fundidas”. El corazón de la Alhambra está formado por las dependencias cortesanas y residenciales de los reyes granadinos, una serie de núcleos yuxtapuestos donde el agua es un elemento esencial y de gran importancia simbólica como metáfora del paraíso. En un breve espacio se concatenan el área administrativa del Mexuar, el palacio de Comares, con el torreón del Salón del Trono Trono sobre el Darro y el patio de los Arrayanes con una alberca, la casa privada en torno al patio de los Leones con su fuente central, los baños reales y otras edificaciones hasta los jardines del Partal.
[102] AGUA, TERRITORIO Y CIUDAD
3. Palacio de Carlos V. Frente a la ligereza y abundancia de connotaciones acuáticas de los palacios nazaríes, este majestuoso edificio obedece a los más puros cánones del Renacimiento, Renacimi ento, del que se considera una obra maestra. En un gesto de afirmación afir mación del poder imperial en la ciudad que simbolizaba la victoria cristiana, fue mandado construir por el Emperador a raíz de su estancia en Granada en 1526. El proyecto, sin embargo, quedaría paralizado por falta de fondos a causa de la rebelión de los moriscos, sobre quienes recaía su financiación, y no llegó a terminarse hasta el siglo XX.
4. El Generalife, el esplendor del agua. Las múltiples vertientes del agua en la arquitectura nazarí amplifican sus dimensiones recreativa y práctica en el palacio de verano de los sultanes, el Generalife, Generalife, Djennat al-Arif , la “Huerta del Arquitecto”. Modelo del jardín hispano-musulmán, hispano-musulmán, comprende una red red de canales, estanques y fuentes, parcelas de siembra y frutales, paseos de vegetación, jardines recoletos e ingeniosos ingeniosos dispositivos como la Escalera del Agua. Incluso la misma disposición de sus edificios, sobre el eje del patio de la Acequia, responde a su carácter primordial de jardín y paraíso del agua.
GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [ 103]
5. Por el Albayzín. El primitivo solar de Granada corresponde a la parte alta del actual barrio del Albayzín, donde se superpusieron el núcleo iberorromano, el recinto de la Alcazaba Cadima o Vieja de los ziríes y su continuación urbana de épocas nazarí y cristiana. Este sector comprende la meseta superior de la colina en torno a la iglesia de San Nicolás, delimitado por la muralla zirí del siglo XI sobre la cuesta de Alhacaba y descendiendo por las laderas, hacia la calle de Elvira y el Darro. Es el último reducto de los moriscos, muy despoblado después de la rebelión de 1568.
6. Palacio de Dar al-Horra y Santa Isabel I sabel la Real. En mitad del Albayzín, por donde estuvieron el alcázar zirí y diversas residencias de la dinastía nazarí, se hallan dos edificios representativos del mestizaje cultural que se fraguó en Granada. Son el palacio de Dar al-Horra, la “Casa de la Reina”, obra del XV donde vivió la madre de Boabdil, y el convento adyacente de Santa Isabel la Real, f undación de la Reina Católica. En su fisonomía se observa el distinto matiz con el que el agua se integra en la arquitectura islámica y cristiana: mientras Dar al-Horra consta de un patio rectangular con una alberquilla, Santa Isabel se articula sobre un claustro cuadrado con una fuente central.
[104] AGUA, TERRITORIO Y CIUDAD
Lugares
y edificios
7. Puerta y calle de Elvira. Levantadaa en el siglo XI y transformada por nazaríes y cristianos, la puerta de Elvira, al pie del Albayzín, es la Levantad principal entrada del recinto amurallado, donde confluyen confluyen los caminos de Sevilla, Jaén y de la vieja ciudad de Elvira. De aquí arranca ar ranca la calle de idéntico nombre que constituye constituye una de las arterias vitales de Granada en la Edad Media y durante la Edad Moderna. Moder na. Sinuosa e irregular, irregular, penetra hasta el centro, hallándose en sus aledaños edificios de nota como tres parroquias, par roquias, las casas de la Inquisición, baños, hospitales y mansiones solariegas.
8. Plaza Nueva. Para dotar a Granada de un foro oficial renovado, a partir de 1506 se traza en el tejido de la ciudad nazarí esta plaza sobre la bóve bóveda da que cubre parte del Darro. Utilizada para festejos y actos públicos, la importancia de su función representativa se refleja tanto en su ubicación como en su diseño: se sitúa en la convergencia de ejes viarios como la calle Elvira, la carrera del Darro y la subida a la Alhambra, y está flanqueada por dos parroquias, una fuente monumental mandada construir en 1593 y el edificio de la Chancille Chancillería, ría, el alto tribunal de la corona.
GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [ 105]
)
9. Catedral y Capilla Real. A principios del siglo XVI se inicia la construcción de los edificios religiosos más significativos de la ciudad cristiana junto a la mezquita mayor de Granada: la Capilla Real, concluida en 1521 y destinada a panteón de los Reyes Católicos, y a su lado, l ado, la Catedral, cuya obra, comenzada en 1523, se dilata hasta bien entrado el siglo XVII. Entretanto, las dependencias adyacentes de la mezquita se adaptan para su uso como iglesia del Sagrario. En las cercanías de estas edificaciones de culto se reparten además el Palacio Arzobispal y varios colegios eclesiásticos.
10. Plaza Bib-Rambla. El principal espacio público en la ciudad baja es esta plaza de evocaciones fluviales, pues su nombre deriva de una puerta de la muralla que cierra uno de sus lados,
Bib-Rambla,
la
“Puerta del Arenal” que formaba allí el río Darro. Se configura en el siglo XVI, cuando se ensancha una explanada ya existente en el lug ar. Enclavada Enclavada junto a las áreas más comerciales e industriales, contorneada por edificios con miradores y presidida por una monumental fuente, se convierte desde entonces en un concurrido foco de celebraciones e intercambios.
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Lugares
y edificios
11. De Torres Bermejas al Realejo. Entre el Darro y el Genil se encuentra otro importante sector urbano surgido a partir de arrabales nazaríes como el de los Alfareros. En lo alto resalta la fortaleza de Torres Bermejas, uno de los núcleos más antiguos de la población, con el Mauror Mauror,, antaño solar de la judería, a sus pies. Más adelante están la Antequeruela, por encima del Campo del Príncipe, explanada que pasa a convertirse en “otra grande y anchurosa plaza”, y el Realejo, cuyo caserío se entrelaza ya con las l as numerosas huertas que ganan terreno en dirección al Genil.
12. Santa Cruz la Real y Cuarto Cuar to Real de Santo Domingo. En las huertas de la Almanjarra, próximas al borde de la ciudad hacia el Genil, se erige el convento dominico de Santa Cruz la Real, uno de los más destacados de Granada. Además de la iglesia y claustros como el de los Naranjos y el de la Fuente o la Cisterna, que evocan su pasado como fértiles terrenos irrigados, comprende deliciosos huertos y jardines, así como un antiguo palacio nazarí del siglo XIV XIV,, el Cuarto Real de Santo Domingo, con un pabellón apoyado en la mur alla que se incorpora incorpor a al conjunto conventual.
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13. El Hospital Real y San Lázaro. El campo frente a la puerta de Elvira, solar de cementerios musulmanes por donde transitan los caminos de Sevilla y Jaén, se convierte en uno de los vectores de la expansión extramuros, con el vasto edificio del Hospital Real como hito de referencia. Esta fundación de los Reyes Católicos atestigua los cuidados que prestaron a la ciudad que simbolizaba la más valiosa de sus conquistas. A su lado crece el barrio de San Lázaro, de calles rectas y manzanas manzanas ordenadas, destinado en origen a gentes de la guarnición, el más humilde que surge en Granada en época renacentista.
14. Monasterio de San Jerónimo Jerónimo.. Uno de los testimonios más elocuentes del nuevo panorama arquitectónico que siguió a la conquista cristiana es esta grandiosa fundación de los Reyes Católicos. Erigido a partir de 1504 en la periferia de la ciudad, el monasterio forma un conjunto con varios claustros y una monumental iglesia que figura entre las mejores obras del Renacimiento español. Al igual que en las villas suburbanas nazaríes, las construcciones monásticas se rodean de una amplia superficie de jardines ornamentales y huertos de labranza cercados por tapias y muros.
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Lugares
y edificios
15. La Carrera y puente del Genil. El espacio extramuros desde la puerta de Bibataubín o de “los Ladrilleros” hasta el Genil y el Darro se define como la Carrera del Genil. Es un área de expansión y lugar de celebraciones, colonizada por obras como la ermita de la Virgen de las Angustias, el humilladero de San Sebastián Sebastián y los edificios y corr ales del Rastro, donde se concentraba el ganado antes de llevarse al matadero, ubicado en este paraje por su amplitud y abundancia de agua. Por aquí se halla el puente de piedra de cinco ojos sobre el Genil cuya construcción se remonta a los siglos XI o XII.
16. Alcázar Genil. Entre los edificios más señeros al otro lado del Genil destaca el palacete conocido hoy como Alcázar Genil. Levantado por los almohades hacia 1219, consta de un exquisito pabellón ante una gran alberca entre jardines. Un excelente ejemplo de las refinadas almunias o casas de recreo que embellecían los alrededores de la ciudad en época islámica, en las que el agua jugaba un papel fundamental. Muy cerca se halla la ermita de San Sebastián, instalada en un antiguo morabito musulmán.
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Cármenes
El carmen conjuga una dualidad en su visión: oculto por tapias, se sustrae a la mirada del viandante, cerrándose a su recinto íntimo; en su interior, por el contrario, busca las vistas, los panoramas cuanto más amplios y monumentales, a ser preerible de la Alhambra.
de Granada
Residencia de poetas y artistas en el Barroco, “paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos”, el carmen se consolida nalmente entre el XIX y principios del XX al sumarse el matiz romántico y pintoresco a la tradición morisca y clásica.
La palabra ‘carmen’ deriva del árabe karm karm,, que en su acepción más amplia signica ‘viña’. Es probable que en principio los cármenes uesen ncas rústicas entre cuyos cultivos se hallase la vid, junto con hortalizas, legumbres, olivos, rutales, plantas ornamentales, árboles y una casería que hacían de estas posesiones de Granada ncas de recreo al mismo tiempo que utilitarias y productivas.
(
Granada, la “ciudad del agua”, es también la “ciudad de los cármenes”, por las características construcciones —casas con huerto-
La mención de los cármenes se remonta a época nazarí, cuando se distribuyen por la perieria urbana hacia la Vega, Aynadamar y el Darro. Al despoblarse de moriscos barrios enteros, los cármenes se asientan en el interior de la ciudad, ocupando vacíos e introduciendo un brote de aire rural, de vegetación y agua, en medio del denso caserío de Granada; el enómeno aecta en especial al Albayzín, donde, a nes del XVI, apenas se volvió a ocupar la mitad de las casi 5.000 casas abandonadas por los moriscos.
jardín— que se escalonan en las colinas del Albayzín, la Antequeruela y otras laderas de la ciudad histórica. Cármenes que, en definitiva, son igualmente una manifestación del rico carácter hidráulico de Granada. Pues es el agua la que explica y nutre los huertecillos, jardines, arboledas y viviendas que lo componen, con un sistema circulatorio de acequias, conducciones, aljibes, pozos, albercas, surtidores y canalillos que la toman, almacenan y distribuyen por estos remansos domésticos de verdor, satisfaciendo sus necesidades de riego, consumo y recreo. Así aparece en esta imagen de
El carmen oscila desde la humilde nca con una huerta diminuta, a suntuosas villas con soberbios jardines y viviendas en las que a menudo rezuma la huella del pasado, en sus miradores, patios, pórticos, uentes y estanques entre setos, bancales de cultivo y arboledas. Mientras el Generalie es considerado la máxima expresión del carmen, los hay populares, como tantos del Albayzín, de larga historia como el del Chapiz, recoletos como el del compositor Manuel de Falla, o monumentales como el de los Mártires.
un carmen granadino en el tránsito de los
)
siglos XIX al XX.
“Para emplazamiento de una casa entre jardines se debe elegir un altozano que acilite su guarda y vigilancia. Se orienta el edicio al mediodía, a la entrada de la nca, y se instala en lo más alto el pozo y la alberca, o mejor que pozo se abre una acequia que corra entre la umbría. La vivienda debe tener dos puertas, para que quede más protegida y sea mayor el descanso del que la habita. Junto a la alberca se plantan macizos que se mantengan siempre verdes y alegren la vista. Algo más lejos debe haber cuadros de fores y árboles de hoja perenne. Se rodea la heredad con viñas, y en los paseos que la atraviesen se plantan parrales. El jardín debe quedar ceñido por uno de estos paseos con objeto de separarlo del resto de la heredad. Entre los rutales, además del viñedo, debe haber almeces y otros árboles semejantes, porque sus maderas son útiles”. A partir de la casa, los espacios al aire libre del carmen se escalonan y jerarquizan de arriba abajo, según la topograía y la lógica del reparto de aguas. Cerca de la residencia hay patios y terrazas de empedrado, con uentes, estanques y macetas, a la sombra de cipreses y otros árboles, entre setos y jardines. En los niveles ineriores se disponen en paratas “algo de jardín y algo de huerto”, con emparrados y pérgolas, pequeños bancales labrados en surcos, espesuras de rutales y arboleda diversa, macizos de fores y plantas ornamentales, arbustos perumados que trepan sobre las tapias.
Ibn Luyun, Tratado de agricultura, agricultura , siglo XIV
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0]
AG U A, T ER R I T OR I O Y CI UD AD
El agua que vivica los cármenes se nutre de la añeja red urbana de acequias, atanores y cauchiles. Numerosas casas, y sobre todo las principales, entre ellas numerosos cármenes, detentan derechos para el suministro particular. Una vez dentro del carmen, el rumor de l as uentes y el sosiego de albercas y aljibes, cuya capacidad se completa con las lluvias, refejan el papel esencial del agua en estos recintos. Para el consumo de boca, se toma del pilar, se almacena y decanta en tinajas, se sube del pozo de un depósito soterrado, derivándose también para otras necesidades domésticas, como la limpieza o lavandería. Para el riego de los jardines y huertas que constituyen el rasgo característico del carmen granadino, el agua se reparte mediante canalillos desde estanques y cisternas. G RA NA DA N AZ AR Í Y R E NA CEN T I STA . 16 00 [
Antonio Jiménez Torrecillas Arquitecto, ETSA de Granada
) del Darro Al hilo
E
l valle del Darro es el ecosistema más frágil y de mayor valor paisajístico que salva el declive entre las formaciones alpinas del oligoceno y la llanura aluvial más re-
Granada a vista de pájaro con el Darro en el centro. A. Guesdon, hacia 1860.
ciente de la vega del Genil. Nos encontramos con dos grandes unidades territoriales —Sierra y Vega— Vega— que
das y cortijos de las zonas más altas del valle, hasta
actúan como fondos paisajísticos, entre los cuales se
los regadíos de la vega del Darro. El corredor natural
emplaza la ciudad de Granada.
que constituye este valle facilitó facilitó su uso como eje de comunicaciones con el Levante y la aparición de
Si Granada es f undamentalment undamentalmentee un paisaje, no cabe
modos de vida ligados a las explotaciones ganade-
duda de que el paisaje de mayor valor lo protagoniza
ras, a la vez que permitió la implantación del hábitat
11 1 ]
Antonio Jiménez Torrecillas Arquitecto, ETSA de Granada
) del Darro Al hilo
E
l valle del Darro es el ecosistema más frágil y de mayor valor paisajístico que salva el declive entre las formaciones alpinas del oligoceno y la llanura aluvial más re-
Granada a vista de pájaro con el Darro en el centro. A. Guesdon, hacia 1860.
ciente de la vega del Genil. Nos encontramos con dos grandes unidades territoriales —Sierra y Vega— Vega— que
das y cortijos de las zonas más altas del valle, hasta
actúan como fondos paisajísticos, entre los cuales se
los regadíos de la vega del Darro. El corredor natural
emplaza la ciudad de Granada.
que constituye este valle facilitó facilitó su uso como eje de comunicaciones con el Levante y la aparición de
Si Granada es f undamentalment undamentalmentee un paisaje, no cabe
modos de vida ligados a las explotaciones ganade-
duda de que el paisaje de mayor valor lo protagoniza
ras, a la vez que permitió la implantación del hábitat
el entorno del río Darro. Dar ro. Según los datos extraídos
troglodita troglod ita en casas-cue casas-cueva, va, según modelos importados
del callejero de Granada en el centro urbano existen
de las comarcas levantinas y de la Hoya de Guadix.
119 caminos, cuestas y callejones, 111 placetas y pla-
Tejido residencial que, aguas abajo del río, se estrati-
zas, 26 paseos, aceras y carreras, car reras, 3 avenidas y 33 mi-
fica sin solución de continuidad desde el siglo XIV al
radores. Granada es fundamentalment f undamentalmentee un paisaje.
XXI en tan solo unos kilómetros.
Negar una perspectiva perspectiva en Granada es tan grave como demoler cualquiera de sus principales monumentos.
A lo largo de este itinerario jalonado en un extremo
Junto a la colina de la Alhambra y del Generalife, Generalife, las
por las casas cueva (modelo cuyo hábitat troglodita
colinas del Albayzín y del Sacromonte enmarcan los
representa un sistema de vida aparenteme aparentemente nte pri-
últimos tramos del valle del Darro y de su vega, mi-
mitivo y arcaico) y, en el otro, por el edificio de Caja
lagrosamente intacta. Los cerros de San Miguel y del
Granada (deudor de las principales corrientes de las
Sacromonte son claves claves en la comprensión del paisaje
vanguardias arquitectónicas arquitectónicas a caballo de los siglos
de esta ciudad. Son fondos naturales desde el interior
XX y XXI) se despliega una secuencia viva, ordenada
de los palacios nazaríes de la Alhambra. También son
cronológicamente, cronológicament e, en una sección en la que los estra-
jardines lejanos del del Generalife. Y, cómo no, final de
tos se suceden linealmente, de forma horizontal y no
perspectiva perspecti va de la ciudad río arriba.
en vertical, tal como nos han enseñado los principios de datación arqueológica.
La expansión de la ciudad hacia los terrenos llanos ha permitido la preservación, a lo largo del valle del
La decisión de habitar la colina de la Alhambra hizo
Darro, de todos sus componentes territoriales territoriales en
que desde el siglo XIII el Darro pasara de ser borde
una secuencia dotada de una singularidad excepcioexcepcio-
de la ciudad a convertirse en su eje central. Y ha sido
nal. Diversos modos de ocupación y explotaci explotación ón se
precisamente la pequeña escala de este río, su aparente
suceden, desde los asentamientos rurales en cortija-
poca importancia dimensional y el insignificante ta-
[112] AGUA, TERRITORIO Y CIUDAD
Al hilo
del Darro
maño de su vega lo que ha significado de forma natural
Asegurar el agua desde las cimas hacia las laderas del
su protección, pues fue esto lo que estructuró el creci-
valle es uno de los medios que tienden a hacer com-
miento de la ciudad de Granada hacia las zonas llanas
patibles los usos con las características territoriales y a
del Genil. Es en el encuentro hacia este punto donde se
garantizar la preservación y mantenimiento de valores
producen sus casi únicas transformaciones: tras la Ca-
naturales y culturales. El agua es aquí la razón de ser,
rrera del Darro se cubrió el río en Plaza Nueva en 1510,
el punto de partida. Su recorrido, almacenamiento y
en Puerta Real hacia 1791, en Reyes Católicos en 1833
distribución deben ser los responsables de la estructura
y en la Acera Acera del Darro en 1936. 1936. El punto punto de reflexión reflexión
espacial de estas laderas: itinerarios, secuencias vegeta-
actual quizás sea comprender el alcance territorial de
les y lugares de encuentro y de contemplación estable-
sus riberas para preservar hoy su cualidad de cordón
cerán los distintos grados de comunicación visual para
umbilical de la ciudad con sus territorios inalterados.
el entendimiento de este lugar. lug ar.
Hay que remarcar que la ocupación intensa y conti-
Es fundamental, por tanto, evitar urbanizar. urbanizar. Evitar
nuada del valle del Darro a lo largo de los siglos se ha
infraestructuras viarias que cercenen este paisaje y
producido sin alterar sus elementos y recursos fun-
amplifiquen la tensión urbana sobre su contexto. Una
damentales. Este equilibrio se pone de manifiesto al
posible vía de protección de este entorno consiste en
comparar el territorio del Darro con la transformación
humanizar este lugar, entendiéndolo como tal, como
sufrida con otras fórmulas de ocupación, por ejemplo
un paisaje vegetal habitado. No urbanizar, ni siquie-
en la vega del Genil. Esta planificación no inteligente,
ra ruralizar. Más bien humanizar este paisaje como
de la que el valle del Darro permanece por el momen-
punto estratégico para la comprensión de la ciudad en
to al margen, es el principal factor de riesgo que podría
la estructura montañosa que la determina. El valle del
conducir a su transformación. Por ello, nos enfrenta-
Darro es, sin duda, el gran desconocido de la ciudad
mos a un ecosistema caracterizado por su fragilidad
de Granada. Un espacio que debemos preservar inalte-
pero también por la posibilidad de su preservación.
rado con el conv convencimiento encimiento de que el mero hecho de
)
su conservación, tan sólo a medio plazo, hará posible En el valle del Darro el referente obligado es el agua. A
que su extraordinario valor prov provoque oque la toma de con-
la herencia nazarí le debemos el modo de aprov a provechaecha-
ciencia colectiva en las generaciones próximas.
miento y la puesta en valor de este recurso gracias a una red de acequias con sus tomaderos de agua, compuertas y presas, partidores, albercas, caños y rebosaderos,
Valle del Darro hacia el Sacromonte. Fotografía de J. Laurent,
hacia 1880 .
aljibes, pilares y fuentes. El elemento más destacado en la configuración de este espacio irrigado es el tándem que forma el río Darro y la acequia de Aynadamar, que partiendo desde la Fuente Grande de Alfacar suministró agua al alto Albayzín y al Sacromonte, en aquellas cotas no alcanzables por el sistema de riego que producían las canalizaciones del Darro. Dar ro. Toda Toda actuación a realizar so bre el el valle valle del Darro tiene tiene necesari necesariament amentee que condu conducir cir a fomentar modos de uso y ocupación compatibles con sus características territoriales y a facilitar la explotación racional de sus recursos naturales evitando su degradación y tendiendo a mantener sus valores. GRANADA NAZARÍ Y RENACENTISTA. 1600 [113]
“Granada me ha cogido el corazón, estoy como herido, como vacilante. Ahí no me daba tanta cuenta… La luz y el agua forman en mi fondo los laberintos más prodigiosos… Y el sol me tiñe de una una pena prodigiosa, y el agua me suena como si fuera mi propia sangre”. Juan Ramón Jiménez a Isabel García Lorca
Este libro se acabó de imprimir en junio de 2012, víspera del año conmemorativo del Milenio del Reino de Granada (1013-2013).
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