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VIAJE Á
•
LA
PATAGONIA AUSTRAL DPUNDIDO BAJO LOS AUSPICIOS DEL GOBIERNO liACIOliAL
1876-1877 POB
FRANCISCO P. MORENO, -
Dinotol' Ul Kueo hb-opolólfloo '7 Arquooló¡r1oo a. Bueno. .Aire. '7 Chfe 4e la ComWon
Bsplon.clon. a. lota 'l'er:r1torioa Autral_
Doctor ad·honorem de la Unl.el'llldad Nacional-Miembro de la AoademIa NacloDaI de Clenciaa de la Bepflblica ArgentJlI&--M:iombro AcaW!mloo de la FacDltad de l.'lenciaa FúllOO-DatUl'llI. de Bn8JlOll AIrea-Miembro honorario del Clreulo M:ódico Argentino-Miembro honorario de la 80ciedad ltalJana de Antropologla 1 Etaologt.-¡liembro corre.ponaa1 de la So· cloda.! de Antropolog la de Pari8--
TOMO
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PRIMERO
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BUENOS AIRES llUpren1a de LA NACION. San Martin núm. 208. 1879
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Arrl/ 7, 1909.
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Sur de esta.
1854"
y gauchos
carnicena
nos, y en la. que él y Shaihueque tomaron parte; las escenas que me contaron ellos, á ese respecto, horrorizan). l/El Auca.che dice que Tienen los gringos á pelearnos, ahora que no nos cumplE.>n las raciones. No hemos dicho nada porque pelean
intruso y Dios no le dió
porque Namune�'&i
lo que él nne
nosotros debenE"e
y ahora vunlnnn
Chile, pero
buscar los caEinne,
queren
Mal
z1iciendo que es
eristiano en
de los indios de Patagones. Ni Puelches, ni Moluches, ni Picun ches, ni Huilliches lo han visto. Ea chileno y su sangre va á chorrear de su cara de vergüenza y su pequeño corazon va á reventar cuando confiese que nos ha engañado. 11 ',o'f''''' ''UV
cuchnbn
a�í mas ó
z10ra, mientras {le la entonaciEl
n,enEbrado de su
z1nnerero. El
table
TlM.o·mo"m'H
eecorda ba alfr@{1 Esperaba
'fnflle,{nOS celebrad�l
contestara por intermedio del lenguaraz, pero Shaihueque me sacó de apuros, contestando por mi, y riéndose. Una idea lumi nosa habia surjido de su cerebro influenciado por el Qumeu
pulcú. Chacayal" -dijü
flbffib %1eque,-"q ue sea Chilek2Gt
fl %1E.> me daban no rue
hácia mí PüübHm-
y Tolviéndose tienes,
..n1m ",,, "7",'"
00
Felizmente no me turbé, y como la conteatacion fuera suma
mente fácil y entraba en lo poco que conocía de ese idioma,
contestéle inmediatamente: -I/Veintitres, compadre!" el chasqm3
cs casi mi
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•
- 136una importante pesquería, situada en la isla Pengüin, cerca del
Puerto. Impelidos por la IDa.roo, damos la vuelta al Promontorio del Norte
y penetramos por las rompientes en el largo puerto, ro
zando
la
roca, ent6nces visible, donde el casco 'del Beagle cha
ro en su célebre viage de esploracion. Fondeamos momentos despues frente al antiguo establecimien to español, en el Norte,
y frente tambien á. la conocida
Roca
de la Torre, situada en el costado del Sur, en la Bahía.
H8TA
DEL PUERTO
DESE.\DO
Puerto Deseado es célebre en los Ruales de la, navegaeion de
las tierras australes. Lo descubrió, el dia 17 de Diciembre de 1586, el marino inglés Thomas Candish, quien lo bautizó, y per dió allí vanos de su s hombres que, mientras lavaban sus ropas, el dia de Navidad, fueron heridos por las flechas de los salva jes dueños del suelo. Los pengüines le suministraron abundante
caza, y,
despues de salados, le sirvieron pllra el consumo de su
tripulacion, durante su inolvidable viage. Su compatriota Juan
- 188-
Inmigracio n deseaba. tener informes sobre ese parage para. colonizar1o en caso que se prese ntara. aparente . Inmediatamente d espue s de fondeado el buque, baj amos á tier
Departamento de
ra.; la.s parás ita.s y los aterciopelados Mytilus, los m ol uscos mas a.bnndantes de esas costa.s que cubren, sombreán d olas, la.s pu lidas rocas de
la playa, crujieron baj o n u estros p i és, y cruzan
do sobre ruinas,
llegamos
á uno de los bastiones del fu e rte . Desde
allí gozamos de la estens a p erspec tiva que se desarrolla. hácia �l
Sur, sin
cuidarnos de la.s innumerables
lagartijas
y
ratones
que huyen entre la.s piedra.s y que son inofensivos habitantes,
durante
casi un
dida
la.s soledades del Sur.
en
siglo,
de esa antigua. mansion del trabajo, per
RU1NA8 DBL Ft'EKTE DE PUERTO
El
D1!8BJ.DO
fuerte está· situado en la primera. colina., anu>s de llegar
, la cumbre de la sirve de
asiento
meseta,
en una pequeña eminencia que le
y domina la Bahía. En el Norte, lo resguardan
pintorescOl cerros
que le
da.n, " la.
abisma
porfíricos, color púrpura y negruzco, tarde, un a.specto triste; al Este, la vista se
- 147tevideo, la Troya Americana, �1 presenciar el des fi le de- los gi
gantes témp anos cuyas formas imitaban y que veia en el peligroso pack do nd e el Mroe, cu m pliendo su deber, debía encontrar 1&
muerte en la lal'ga noche boreal. El Mirador, acribillado por 1& metral1& de Oribe, amen a zando ruina, se reflejaba en el recuerdo del intrépido marino, al contemplar 1& vista. de 1& colosal mon taña flotante. A medio dio. llegamos al último punto do n de alcanz6 la aspe dicion inglesa. En el costado Sur, el agua baña la base del murallon de p6rfiro; en el Norte, un desplayado bajo, cubierto de matorrales, se estiende al pié de un cerro aislado. En el fon do, el canal sigue enangostándose, á. caU88. de un enorme peñon, entre el oual y el cerro del Sur corre descendiendo ya con fuer za 1& m area, arrastrando un agua turbia y de gusto méno8 saJado que el de la del mar. Por mas esf uerzo s que hacem os, es
•
VIIrA.
imposible pasar
TOIlA.DA.
más
BlII EL
adentro
INTBBIOR DB P1J'uro DBlJLLDO
., despues de tentarlo sin resultado�
-152 puesta. del sol en plena. Pa.t&.gonia, entre los espiraJes de humo que se elevan de la quebrada incendiada. Antes de emprender el regreso al bote, nos dirijimos á. una piedra aislada. que semeja, desde léjos, una chozo. sobre la me seta. horizontal. Es el resto de un cerro antiguo, cuyo altivo pico, corroido por los hi('los, ha. quedado reducido á. dos mono
litos muy pr6ximos uno de otro, de 20 piés de altura
y
que
están rodeados de los resíduos del mar terciario, representados
allí por la
gigantesca. Ostrea
.•
Por el estilo de Tower Rock, á la que los ingleses lla.ma.n ta.mbien
Roca.
Brita.nia, doy á esta. el nombre de NRoca Porteña. N
ROO.l PORm.l
Los dos fragmentos rojizos parecen restos de un monumen
to funerario 6 sagrado, fMnhir de las edades perdidas, abandorut dos por
el
figuran en
hombre, siguiendo la progresion de su inventiva., y
el
primer plano de una perspectiva verdaderamente
PILtag6nica. Há.cia el setentrion, un cerro solitario se pierde en el azul ahumado, color característico aquí de la atm6sfera de
la tarde
•
•
J
\ ,
por innumera.bh;,q¡
uerfom.d& su
ca.ju
vas,
u{'±:hTOB
donde se
en el
puma.s, mientras los cóndores anidlm ó revolotean en la. cumbre. Nuestra. llegada agrada á. éstos,' que esperan nuestros desperdi cios.
Los gua.na.cos, á. los que sirven de pedestales, labrados por el modela.dor,
de las piedra'±:
nü� d{: la.s colinas, UT}Üoha.n. b:,übrenden á. nUüütu(p
al fondo. Unu h�uurra.
uueatruz silva
á cuanta
enouentra., y
allí, huyuü
ZOUT'±:Ü:
benOB,
gaareciénzt:�üu
las cuevas. Uno de ellos, preocupado en devorar el contenido de un huevo huacho de avestruz, que ha. quebrado contra. las pie
dra.s, muere víctima de su glotonería. Una vaca. alzada muge
en las quebrada.s. El un"e
des
eZ:Zbendiendo sobre u1
tierra. húmeda.
,k,z:zuJ-BOmbrio, o tras
"""'�',,,,",,
bh:z:zña.n, fantástiz:z��meeb:, hermoso cielo,
que
unvuelto en un'±:.
h'±:uuduzco, y donde
J:::z:zma de sencillTZ:Z luminosa., p8J1ileiliuu"
cada. objeto titila, desd� el lejano Monte Entra.nce del Norte, has
ta. el solitario Monte Observa.cion del Sur. El espejismo nos regala. con sus castillos, tomados por la fanta.sía. de la 6ptica. de. los
desiertos, pero que parecen levantados por algun amable mago, la siempuu
que
que he visi1ad::: �,",,',"'��'"
esa luz tan
büntos, parece se
gaza, que 1uz:z
h"z:z:::z:zpectiva ..
he esperiment"Tk:
lü,Q indefinida.,
,"'",,,�m"�
la bruma
colorean
indica. que hay algo de somnolenllia en este horizonte. La. natura.
leza p are ce despertar aquí de un prolongado letargo, que pode
mos creer efectivo, á. juzgar por los pocos reBpla.ndores de la
vida
que notamos en este punto. kujando quebrad:T"
y
108 médanos
piá del Mon{::;
camino para.
- 214Ocupémonos ahora. de nosotros mismos. curriendo en divagaciones, muchas
El tiempo ha ido trana·
d(! ellas irreductibles en pa.1a llegndo el
bras, como muchas de las neb ulosas en eetrellas, y ha momento de pasar revista ú. mi año.
Cumple uno hoy, que no
buto á. la.
Naturaleza..
p�aaba
de esta. misma manera, tri
Habia llegado un dia antes á. las tolderías ,
en las inmediaciones del cuando limpio, es
Limay, en las alturas donde el cielo, tan digno de admiracion. Allí tenia. los platea
dos picos de los Ancles, las laderas de las Sierras de Tchilchiu
roa, de Moncol y Ya-la-Iey curá., por telon gran dioso, y presen ciaba. a.1 borde del torrente de Ca.leufú, en cuya.s aguas bulliciosas reflejan los mismos astros que hoy admiro,
pa.ntosa de que pueda.
la. orgía mas es
hacer menciono
II1IRRU ». TCHILCHIt1JU
(territorio del Lima1)
Ese último dia. del afio 1875 hubo de ser el último de mi vida. Era aquello el desenfreno mas grande imaginable, la bor-
- 217inmensas tropillas de guanacos. Un a de el1a.s cuenta quizás más de quinientos individuos. Mucha.s lagunit&s preciosas abundan en bandurrias (Ibis melanop.) , flamencos (Photmicopterru ipi pa.lliatua) Y espátula.s rosa.da.s (Spatula platalea) que viven en tranquila. sociedad, con numerosos patos. Los ha.cemos vola.r para. deleitarnos con la belleza y variedad del plumaje que ostentan sus cuerpos al alejarse. Almorzamos ('in un profundo y árido ca.ña.don, al resguardo de un incienso cubierto ca.si completamente de Umea barbato.; presenta una apariencia. de vejez decrépita., al borde de una zanj a donde encontramos agua. potable. Dormimos la siesta y volvemos á ascender la. segunda meseta, dej ando ya las dos altas que for man la gra.n planicie. Este caña.don 6 quebrada es muy pro fundo: al Este lo forman los descensos de cuatro escalones y corresponde, con pequeña diferencia, al nivel del valle por el cual corre el Santa Cruz.
ISLA PAVOl.'f
Corremos innumerables gua.n acos, chicos y grandes, y cojemos tres pequeños, y á la. ca.ida del dia, cua.ndo los cerros se entriste-
- asst.ros pobres caballos que tratan de huir desesperados. Como se vé, poeo haJ.aga.dor es el paisaje de este dia; la aridez, la falta. de agua buena y los enemigos mencionados, hacen que ofrezca pocos alicientes al
caminante. Este trayecto lo hemos hecho en
en estremo ca.luroso.
Erlmo 6-Al salir el sol continuamos con rumbo
al O. N. O. por campos mejores, donde la. vega ta.cion es mas abundante y
el terreno
mucho mas
ondulado y pintoresco. Algunas veces nos cor
tan el paso profundos zanjones que dán interés
al pa.isage y hacen prever
• •
un próximo descenso de
la. meseta.; pocas horas despues divisamos un es tenso valle que se dirije
al Oeste. Es una region de gran .
tristeza.,
desde lejos.
vista
La perspec
tiva al Norte es comple tamente desolada ;
tiene
por fondo las lejanas me setas situadas del otro
Chico, el distingue apénas
lado del Rio que se entre
la desnuda pampa.
El valle estenso pre senta aspecto mas agra dable, vénse
inmensos
manchones verdes al re dedor de un& laguna bas
tante importante, for-
I�
l' t
\
un
dia.
- 225gran des estensiones están totalmente cubiertas
de
cantos rodados,
y algunos de estos alcanzan un pié de diámetro. Puede juzgarse, por ellos, qué torrente inm�nso tendria por cauce este valle, en • tiempos no muy remotc s, cuando esas piedras rodaban, como hoy ruedan las aren� e n el rápido curso que es su resto.
VALLE
DEL
BHEHUEN
Ó
CHALlA
A la n o ch e descansamos sobre un precioso césped nI lado del agua,
despues de
haber obtenido para
la cena algunos pichones
de
avutardas que antes de comp letar su plumaje, nadan ya en el arroyo.
Enero 7.-Á medio dio., distinguimos humos en el horizonte y á poca distancio. de una angostura, donde se acercan las dos cas de la meseta, divisamos grandes hogueras
elevan densas espi rales de humo
venido
negro : es
barran
sobre las cuales se
la señal que hemos con
con los indios para indicarnos sus tolderias.
Pocos momentos despues, algunos de ellos vienen á
recibirnos acompañarnos al paradero de Shehuen, donde una buena es tension de campo fértil, cubierto de exelentes manantiales, propor ciona. á los n6mades Patago nes las comodidades exijidas por su casi ninguna. ambiciono
y á
- 229-
la falta de higiene cor pora18u incentivo mayor. Esta enfermedad aquejó á toda la india da que vivia e n el toldo de Shaihueque, luego que tuvo lugar una de las gran d e8 orgías, y 108 únicos que no padecim08 fuimos mi asistente, uno de mis indi08 y y6, que no tomamos parte en ella. En los toldos de Ñancucheuque, sucedió igual cosa. BUB habitaciones ea¡
tal, que bien puede
TOLDOS DEL
8er
C.�CIQUE CONCHINGAN (Valle del Shehuen)
que le es muy agradable y honr08o que un Comandante haya llegado á 8U casa á visitarlo r que puedo contar con 8U influencia para que los demás indios, que depen den de él, me alquilen los caballos necesarios para mi espedicion. Por 8U parte 8iente, sin embargo, no poder hacer gran cosa en mi fa vor, pue8 su tropilla ha sufrido mucho en las b olea daR que han tenido lugar e8to8 dias y está casi imposibilitada de prestar servi Conchingan me dice
cios. Solo
María y su pelado predilecto tienen dos caballos disponi quizás podríamos utilizar, en caso que el precio que ofrez por su alquiler le convenga. Aconsejará además á otro
bles que camos
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/
1
221J las mismas Gra.mínea.s, que he citado pa.ra el valle del Chubut. JJ'�o lO-A la tarde cruzamos el Rio Chico pa.ra penetra.r en la h4?JE"R4?JS&
.
'lR4e ya
ant4?J4?J lor el 4?J4?J4Ei2fk4?Jero
nombta.do Oayic1e donde Maria. n08 ha dicho que encontraremos su dep6sito de pinturas. milil4?J4?Jtras d44
encontr4?J4?JROS y
un cuero y atado este sobre un
ennR
en
palo: alrededor hay gran ca.n
tid&d de huesos de animales que han comido, pero no puedo �er obj
no",,'''''''
sido
.
po44
iDdiOR'f.
Los Tehuelches, 10 mismo que los Mapuches, qUen:1an, al cam
biar de toldería., cuanto objeto inservible no pueden llevar consigo. que Cililtria qU'44
bruj4?J 4?JnemÍ]:,)
ellos,
Para. que pueda. d&iiar al indio á. quien ha pertenecido; segun ellosR el pelo es uno de 108 objetos que mas prefieren 108 brujos
PE"'4?J
'fU miTifuRldiililles. .
La. suerte del indio, que vá. á. ser ofendido, depende de ellos, si
llegan á apodera.rse
del cabello que buscan, y nada. podrá. s8.1:'8.1'10
del
Seson" ilO tie4?J
un
brujo que tenga. el pelo del indio á quien quiera. ata.ca.r. En mu
chas ocasiones, he visto quemar los cabellos que, al peina.rse 6 es-
mas una Sil t,4?Jn C&lil4?J" viajilCifuR entr
hijos" hebras sueltas pa.ra. que las quema.ra. 6 llevá.ra. á. arrojarlas al
de
el
las ag'4R
lo'it
brujos las consiguieran nuevamente. Entre los Patagones hay la. creencia. que, doniendo un cabello de indio dentro de la máquina de
reloj,
mueCil d4?Jl indi
1& creen los sencillos Tehuelches habitada. por un ser malo y al
guDffi''it'it de
á qui
recelo manifiesto.
1& hnn mh"'il,2
El Rio Chico dá. vado en el paso y BUS aguas correntosas no el
<:Jolor
ChalC
Sheh4?J4?Jilil. (Estn hltimil ilililmbre
será. el q'!e emplearé en &de1&nte, porqUES es el mas conocido, aun que no se adlidue al rio, sin6 al paradero indio). Arra.etra ma.te-
proclama. pa.ra el combate que vamos á librar contra la "Lla. nura Misteriosa", lo acalla todo, a.leja. los presentimientos funes tos y no nos permite fijarnos en las incrédula.s, aunque ami gables
[email protected] de los que no esperan el mismo resultado que nosotros, pa.ra esta nueya. tentativa. El "no �llevan ustedes su ficientes elementos", lo hemos olvidado. Inmediatamente principiamos el trab ajo. No pensa mos, por su puesto, en as cender á re mo; la. pode rosa. corren tada. nos hu biera. lleva.do a.l
At.lántico
en vez de á la. Cordillera; ellos son inú tiles miéntras
nos encontre mos en el ca. nal del rio, y solo podremos ha.cer uso en los rema.nses formados por 1&.8 inn umera. bIes vueltas. La. sirga. de este dia es en comenda.da. al bra.silero Pe dro.Encargo
- 250-
indios para ten ido buen
venas del brazo, cuando no han de bolas , completa mi felicidad, que
sangrarse por las éxito
en
los tiros
poco ambiciona este.·:dia. dQué mayor ro antropólogo, en estas regiones que
éxito pued e desear un dormir
en el
viage
mismo sitio en
- 257mas
pequeñas, con los palos de los toldos. Sobre ellas colocaban los
los reducidos bagajes; las mujeres y los hom� de las puntas de los palos sumerjidos en el agua., y, nadando , seguían la balsa.. Esta era. llevada por un caballo, en cuya cola iba atada, pero antes de que tuvieran caballos, lo s indios mas nadadores eran los e ncarga dos de dirijirla. Este medio de cruzar los rios no está. exento de peligros, y es frecuente el caso en que se ahogtlen uno 6 mas indígenas; sin em bargo, aJguna.s veces lo be empleado con excelentes resulta dos en mi esploracion por el Rio Limay y e l Río Negro. Nuestro com pa ñero Isidoro, me asegura que á él tambien le consta que este punto ha sido pa.so de indios. hijos pequeños y
brea se aga rraban
QUEBRAD.� DE CllICKEROOK-AIKEN
de desde ñarse en estas regiones. Las pendientes sucesiv8.8 de varia.s mese tas, que descienden gradualmente. desde alguna distancia., forman una. pintoresca quebrada.. �rincipia. es� desde los primeros derra. mes de la.s alturas, y aumenta. en ancho y profundida.d á medida Chickerook-aiken presenta un panorama que no es
as
-)
- 265 -
riente; ya. casi tocamos el fin, cuando la cuerda se corta nueva mente y la embarcacion tuerce 'con velocidad y retrocede cerca de una milla por el centro del canal. Debemos volver al mismo traba jo, pero esta vez con mejor éxito; descargamos parte de las provi siones, aJijeramos el bote y hacemos con la pala un pequeño canal, por el cual cruzamos, dejando atrás el rápido. A ]&s tres de la tarde volvemos á. encontrar otra barranca elevada de 100 piés y casi á. pique, sumamente arbustosa; la cruzamos con peligro, pero con felicidad; es el punto llamado por Fitz-Roy, 8wim Bluff, promon torio á. cuyo pié se estiende una hondonada que sirve de estuario, en invierno, á las aguas de las mesetas vecinas. Es tristísimo pa raje.
PAISUB EN EL RIO 8.olNTA.
CRUZ
Acampamos "' las cinco de la tarue en una excelente rinconada, bien abrigada. Aquí parece que acampó Fitz-Roy, pues halla DIOS viejos troncos hachados y huesos quemados hace largo tiempo. El Sr. Moyano caza. un guanaco con el revolver, y los dos marine ros descansan y pescan luego algunas truchas, que comemos fritas M
I
_
•
reunidü dos 6
al flire libre.
para forüg,g
gos, re nn e ?i
Hm i
qne deben
mas de doscientas hembras y vagan en las orillas del Santa Cruz donde son menos molestados, por su gran enemigo, el indio. Se
encuentran tambicn tropillas de m ach os solos y sobre todo en ciertas estaciones; las componen los flojos que no han s id o sufitan deseadas
H¡,lientes para pro{;?¡ef,]liie
estac ion
dominándolasi
y
estas
elID ir doscientos
H
dnosi nas y
henl
las tropas
lillDgrientos
guapos machü]
las acompañan. Es ent6nces cuando las grandes tropas se r epart.en , y los guanacos solteros hasta ese moment.o l legan á obt.ener espo sas, formando reuniones de tres ó CUfl�r:) hembras para un macho;
pero cOllla division han p erd ido sus fuerzas: se forman entre ellos, hHt4i'n y el gaje
i�St.'lS son esclaHHA3 sucede, los mHehne 80S y sos
en nú me ro hfuehas veces h e
b� i nnfa son laa hilAn
eiill,hian con frccUellHii¡�
Hiv e n aislados,
Ti�inPicnc
léjos de los
iiiiuiiiicr
distancia de lae
Has de hembras, tres 6 cuatro machos aislados, y los indios observa dor es me han dicho ser guanacos flojos que no se atrev en á mez clarse con ellas, de temor de quien reina allí; sus p iran desde léjos. Muchas veces los machos de las tr opas de hembras be dis putan sus ama.doe
australes
veces que Ufl0 s iempre que
encontrado mas osudas,
testigos de eum batientes mnHee uno de estos
ei(iiitrices. Las H,pHoximan más
dor, pero tambien son las que h uyen con mayor lijereza. La hembra s610 par e un guanaco, aunque hay ejem plos de que se vea un a con dos 6 tres; los p eq ueñ os, que son los que más p re
fiere el indio, pues es de ellos de donde se sacan los cueros para los
eon muy lijeros tamarlos; tambinH
oacen y ya á límite de tiemhH
..
Q n:lI 11.\ ¡I.\
¡I.\�.\ !."IIC \
- 288-
I::'í 1..\." 1 :';)1 r.ill.\CI "�¡':� lO!"!. MIO �.� :-iT.\ CRUZ
- 299!:,ría no n os falta, pero juzgo conven ie n te cierta excitacioll artifi
cia.l para llevar adelante la marcha, donde el terreno nos ofrece tantos obst..iculos.
ha cem os,
La
principiamos, pero por mas tentativas que
es imposible vencer el remolino; avanzamos hasta él, pe
ro la corriente poderosa nos arranca la cuerda de las manos y ha
ce girar el bote, alejándolo aguas abajo y esponiéndolo á zozobrar contra las piedras. Tres ataques seguidos y enérgicos no nos ayudan y res lvemo emprender la tarea del remolque por el Sur que es bien ruda y la mas penosa que hemos efect uado hasta hoy. La anchura del rio es grande, pues la inundacion va ganando terreno y no es posible ir por la orilla, porque los arbustos son numerosisimos y los rá pidos quo la corriente forma sobre ellos son casi invencibles; la velocidad es tal que el agua ondula en los canales formados en los desplayados, y los matorrales cubiertos sólo están denunciados por los penachos del agua que choca contra ellos. Todos nos lanza mos al agua y no ya tirando sinó arrastrando el bote, unas veces tendiéndonos, otras enredándonos en l as matO.s sumergidas, avanza mos así hasta que por entre ese intrincado archipiélago de islas, piedra.s y arbustos sueltos, podemos llegar con grandes precaucio nes al cauce del rio, y haciendo esfuerzos para no dejarnos arras
trar demasiado
por la corriente, arribamos á. la orilla Norte,
donde Isidoro nos espera con la cabalIada. El sitio en que varamos solo queda á cien metros del torbellino y para salva.r ese espacio hemos necesitado cinco horas de trabajo contínuo.
El
excitante café ha ayudado á la energía de que hace a.larde
mi gente, que ahora almuerza para. continuar la tarea. La lámina representa. el paisage á cuya vista hemos tenido que trabajar tanto y el mal paso se encuentra ocultado por el promon torio negro de basalto y los matorrales. Despues de a.lmorzar, conti núa la marcha del bote, remolcándolo con el caballo hasta. el punto donde desemboca una quebrada, que es la- sit uada en medio del grabado, y allí, como la barranca es á pique, é hnposible de sal ·varla por su falda y presentando el lado Sur orilla cómoda para. continnar á. pié, hago cruzar el bote y me dirijo con Isidoro y
- 300los caballos por
la
quebrada mencionada.. Etita., en su borde de
recho, se presenta. coronada de basalto; á. la izquierda el
cascajo
glacial reposa. sobre la arenisca terciaria.. Las capas de esta.
úl
tima. forma.cion no se encuentran aquí en estratas horizontales; hálla.nse inclina.da.s hácia abajo, en direccion al Este.
0BBB08 TImB DB
J'BlIlUIRO
,
La.
forma.cion
basáltica cesa. aquí, y bordea. la quebrada. en
direccion Nor-Oeste hasta. mesetas altas, que se divisan hácia. ese lado y cuyas cimas ondula.da.s no presentan la horizontali dad de las
líneas que caracterizan las regiones que ha cubierto
la lava sub-marina luego de solidiñcada. La meseta terciaria. so bre la cual cruza.mos se dirije al Sur, sin indicar el menor rastro de sábana
basáltica.. Curioso es el fenómeno de estas colinas, tan
próximas unas de otras, unas coronadas de negra. lava, otras de arena. y
cascajo, sin que estas últimas conserven señales que pue dan inducir á ,enSB.r que en otro tiempo fueran cubiertas por el líquido ígneo, a.ún cuando este, despues de solidificado, se hubiera.
descompuesto. Los fragmentos de esta. roca son raros sobre ellos.
- 308mos nombrado ude los Tres Cerros u por algunos mamelones gla ciale& que distinguimos sobre la meseta norte. Este punto era enrr====j} otro tiempo uno de los preferidos por los indios para. efectuar
el
paso del rio y en
sus márgenes he en contrado pedazos de palos de toldos. Le lla roan uYaten-huajen;u
conjeturo que haya sido elejido por la fa cilidad que presenta el menor ancho del rio, su corriente mé nos veloz á. causa de la pila poca pendiente, los buenos pastos para. los
caballos
cuando
lleg6 el tiempo que los indigenas los tuvie
ran, y por la abundan cia de caza en los ma nantiales, cuando ca zaban á pié.
Los hielos flotan tes antiguos
han
depo
sitado en este valle inmensa cantidad de rocas
amontonadas ,
que forman pequeñas colinas que llevan la direccion N. O. á S.
�==== I
- 312 -
peñasco errático de cuarcita. La gigante Ostrea patag6nica vuelve á. aparecer mostrándonos que el inmenso manto f08iIifero que se estiende desde el Paraná hasta. la Tierra del Fuego, en la costa. del Atlántico, penetra tambien en el corazon de la Patagonia. ¡Qué exbuberancia de vida. antigua. denotan estos vestigios lD8t rinos! La llanura está cubierta. de matorrales de Matorro blanco, que le dan un bello aspecto y la arena que cubre el cascajo pequeñ.o permite galopar con gusto. Se respira libremente aquí. Todos tiramos In. sirga con placer y siendo el camino tan oomodo (rela tivamente) vamos amontonando castillos sobre castillos, que se desmoronan en los primeros rápidos que encon.tramos al llegar á. un zanjon, que debe ser a.rroyo en invierno, y que se dirige del noroeste. Dormimos en Q.
PAI8AlB EN EL
BlO SANTA CRUZ
Febrero S.-El camino continúa. por bañados estensos donde no se puede sirgar á caballo, siéndolo sumamente molesto á pié, pe ro en los parages donde la inundacion ha abarcado gran parte del
- 315 -
eterno,
,
y la. i lu sion del deseo me dice que es la. gigante bandera
pa.tria que flamea gozoza saludando nuestra. llegada.. ens�eños voy
á tener
¡Qué alegres
esta noche I qué agradables recuerdos va á
evocar mi alma, mieutl"as el cuerpo descansa de la marcha penosa
.
del dia!
DlIICuao
•• LA.8 OBILL AlI DJlL 8AlfTA can
Febrero 10.- Peor camino que ayer; no hemos hecho en todo
pu ntos en que el miUa de ancho; tal es la. gran inunda.cion. Las vueltas aun que no muy estensas van si en d o mas n umerosas . . Las orillas del norte son bajas, preciosas, con pastos excelentes, con abras, que son cauces de rios de invierno, y cuyos horizontes estensos y amarillentos dejan ver á 10 lejos, en el N. Oeste, las capas basálticas que van retirándose á ambos lados, formando uu valle mas ancho; en el Sur, barrancas á pique, tristes, cubi ertas de piedras, lim itan el valle, por ese lado. En el fondo los Andes van definiéndose cada vez mas, y algo nos dice que pronto esta el trayecto marcha mas penosa; encontramos
rio
parece
tener una.
remos á la. vista. del ansiado lago. Una gran quemazon oculta la
- 31 8 -
ABCF,NDIBNDO BL BIO SANTA
CRUZ
...,.... 327 -
te� Y cascajo estra.ña. á. la formacion petrográfica del citado trozo, es una de las pruebas mas evidentes que se encuentran en estas regiones de la antigua inmersion del vaJIe, ent6nces irimen80
TBOIO
nÚTIOO
(Á. ODOA D. DOICIDT08 pm eoUB BL lUO ur.u. o:aVlÍ) "
rio y donde flotaban témpanos tan grandes que podian tran spor
tar monolitos de me
ocupo .
mas de quinientos metros cúbicos, como el que
Este está. quebrado hoy por algun accidente meteo
ro16gico en varios pedazos y el mayor de ellos mide en su faz oriental nueve metros y cuarenta centímetros, en la occidental once
métroe y sesenta. centimetBos, cinco de altura. por cuatro metros sesenta y cinco centímetros de ancho en la faz del sud-y cuatro metros en la faz norte� A corta. distancia
se
encuentra. otra. roca.
errática. de tamaño colosal con su faz occidental á pique; mide de
alto tres metros y suelo por veinte 1
cuarenta centimetros desde la superficie del un metros
y cuarenta
centímetros
de circun
ferencia. Ambos trozos están en línea. Norte-Sur y pa.raJ.el08, por
consiguien te, á. la
Cordillera.
- 342 to sobre esta vírgen tierra argentina, no holla.da. aún ni por
sus
mismos dueños.
PU8Ul1 D L4 JU.B6BJf !fOBTB DEL U80 4BGDTllfO
Luego que ponemos á secar nuestras ropas y las man nuestras
mantas que for
camas, dejo á cargo de Estrella el desembarque
de los víveres que están completamente averiados y Moyano há.cia.
salgo
con
el Norte á visitar el pa.is Y buscar objetos. El aspec mucho - del de
la. costa del Este; las mis
mas plantas, los mismos pájaros, los
mismos médanos, pero en
to del suelo no varia.
insectos se nota. variedad, aunque todos los que veo están muertos. Donde solo se pueden coleccionar es en los telares de unas arañas negras y coloradas, que parecen ser grandes destructoras de esos animales. En este punto los rastros de los pumas son más he
que en la. region del Este, lo mismo qoo los huesos de los gua.na.cos que hao sido sus víctimas, y á. esto atribuyo el que cuentes
estos animales
sean
aquí
mas ariscos
que
en cualquiera otra. parte.
en vano de matar alguno; uno herido, dispara. y no puede ser encontrado.
Moyano trata
de ellos,
aunque
- 345 -
•
CAllPAIlENTO E1I LAS TIEllBAB VIBOUES
DEL
LAOO ABOBNnNO
I
�
� I
- 354 El cuerpo está. pintado de rojo; la. posicion en que
encuen tra es a.náloga. á la. de las m6mias del Perú y á la disposicion en que las tribus pampeanas sepultan sus muertos. La. pierna. dere cha. ha. sido replegada sobre el cuerpo de una manera tan forzada que poco ha faltado para. que la cabeza del fémur aba.ndone la. cavidad coti16ideu..
VISTA DB LA CAVERNA DE
LA
se
KOKI.l
El fémur izquierdo ha desaparecido, lo mismo que gran parte del costado del mismo lado, que ha sido descubierto y comido por algu nos carnívoros, quizás zorros; se conserva, sin embargo, el resto de la pierna y la posiciori del pié que es igual á la. de su congénere me indica. q ne et!tá. pierna ha tenido, en el cadáTer fresco, la misma coloca.cion que la. otra. Congeturo que los piés han sido colocados de manera que los dedos gra.ndes se tocaran. El brazo izquierdo está. doblado y la mano cubre la. cara y los ojos. dEs esto UD signo de dolor, 6 de meditacion eterna? No sabré decirlo, pues no me atrevo á considerar este salvage, único resto conocido de una tribu estingni da, como poseedor de ideas elevadas 6 religiosas, pues muchas veces
- 358 -
de elevacion contra el temporal del Oeste. Las matas que pudie ran proporcionarnos cómodo alojamiento, se encuentrau demasiado distantes y no podemos ni debemos ir á resguardarnos detrás de ellas. Hay que elegir entre el cuidado del bote y la comodidad para. DOSOtroS; nos resolvemos por lo primero •
.-
.�,.. .. ..
(u)(PAJIUTO CDa.&. D E punA WALIClIlJ
Fe1wI!l1'O 20.-En
una escursion verificada
matorrales inmediatos á. los elevados
esta mañana., á
cerros terciarios
los
que domine
la ondulada ll&llura, sobre la cual nos encontramos, he recojido una
punta de flecha perfectamente trabajada de la forma que
mUDmente
se
conoce con
M V... tolDO l O , pluoha 11, le.
el nombre de n.
co
"laurel · (*) . Un hermoso
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Carró
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Ayer Ayudar (6 ayuda.)
Shek'gen Kesh'quengen Hoione ó Mejiosh
S nmeken
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k'nesh K ien egesh
E Bailar Baile
Bambú 6 catla
Bañarse Bandera
Adjen
Che-choen
Uaiyesh
U,:z,zern ,iühuoyen Zeunuen Shagen Pañuelo
•
llb5 Nltden
Senos Sí Siete Sin Sol Sol (salida del) Sol (puu,,;,,;t.a de)) Sona.,,; Sombrero Sortij a. Sud Sueñu
O'oi Aillbll A¿l,bu,,;negtl";H Shehen 6 Shelll1en 'li Tehenej en'Shellen K07¡±�Ki
K6
Orrkoj en Ja.Ri*:�?leken Küben"kesh
T Ta.lon Tendon Temu,,;)ra.l Tibio Tierra. colora.da. para pin�
tarse Tigre
��
agua.
Tres Trip,,;�,,; TumlLu
Kat'si� Sheuen-ta.eronk Jo. Yemon Ha.lschehuen 'uhen Ka.u'á 6 ka.u Ka'ash
(ca.im gsgs "'''le .�v
Tronar
horo Caroten
Uno
Chocbieg
Váyase
Err' echene men
Vaya. Ven " a.quí Vena. hila.da. para coser Vena Vela. buque Vera.no Vidrio VívOg�
Gieuet-uetque Omek en 6 Zorr Kúol
ChElliá"m 6 1111,,'men
- 403 -
En este punto confluyen tres mesetas elevadas, con basalto en las cumbres; los trozos erráticos son muy numero"solf en Ja mas baja y parecen, entre los matorrales, los restos de una ciudad cicló pea. arruinada, arrasada hasta. la. superficie del suelo. Anidando en tre una mata. de Adesmia, de lujosas proporciones encuentro un Bubo Magellanicu3, que al ser perseguido, exhala. su fúnebre grito, harto desagradable, sobre todo en este solitario escenario.
LA LAQUN� orAR ° Y EL CEBBO XOCnAIr
Al pié de las colinas, hácia el Oeste, se estienden campos de un verde lozano, surcado de hilos de agua., que serpertean entre el carrizo (Phalaris?) . Es el paradero Tehuelche nombrado Tar-Ai ken, que los indios de Shehuen han abandonado hace pocos dias. Este campamento es magnífico, pero n6 de gran estension; al Sur lo limitan Jas mesetas; al Norte, el gran bañado 6 laguna llamada Par 6 "Sucia " se estiende con aguas enturbiadas, hasta el pié de un cerro eruptivo de curiosa. forma., llamado Kochait (Pájaro) y el que, aunque domina el valle y las l�aunas, es mucho ménos ele vado que las mesetas que 10 bordean al Norte. A ambos lados de
<
:;
C") !Tl > r :>o
- 415 citada abra 8e ven las mesetas cubiertas de basa.lto que continúan
hácia el E. S.-E. Y son las que hemos cruzado esta mañ.a.na.. En el fondo solo distinguimos una pequeña cadena de cerros; el hori zonte, sobre ellos, está. toldado de nubes plomizas y
dilleras, pero
oculta las Cor
en un momento en que se hace un claro entre los
vaporee agolpados, vémos el negro cono del volean y 1lIl& columna de humo que se eleva. de
.&L
su cráter
ligera
•
VOLCA..N J'IT�BOT
Los Tehuelches me han mencionado varias veces y con terror supersticioso, esta uMontaña. humeante ll• Es el u ChaJten u que vo
mita humo y rada á
cenizas y que hace tem b la r la tierra; sirve de mo
inflnidad
de poderosos Espíritus que agitan las entra.ñas del
cerro y que son los mismos que hacen tronar el témpano que se des morona en el Lago. Todo lo que no se esplica por causas sencillas, en cierra un misterio para el indígena primitivo, y esto motiva. que, en
808 supersticiones, j ueguen un papel importante los fen6menos vol
imaginaciones infantiles, aún embrionarias, ven siempre en las grandes manifestaciones físicas de la vida del Globo, influen-
cá.nicoe. Las
•
- 21 -
- 483 mensoa cerros nevados con ventisqueros que se estienden basta. casi el agua, son los que producen los témpanos. Seguimos al Este por un estenso guadal,
cruzando
una moraina. antígua (los
trozos �glaciales se ven en
la. fdda. de los cerros, has
ta una. a.ltura que ca.lculo aquí en mil piés) ; vemos que un
gran número de
avestruces, que indudable mente se han internado en los bosques
á
la aproxima.
cion de los indios, vuelven
á
la llanura abandonando
las faldas de las montañas. La lluvia. principia á ca.er al a.nochecer y paramos en la. orilla. del riacho que he mencionado anteriormente
(pág. 425) .
Este desciende
del Sur, con fuerte pendien
te, baña.ndo el pié de un cerro eruptivo que he lla. mado l/Monte Moyano · en honor de mi compañero de viage. Las rocas eruptivas abundan en esta.s inmedia. ciones; vénse cerros y es trata.s que indudablemen
te
son producciones volcá
nicas Rntiguas; la traquita. y el basalto parece que son
las que predominan .
'"
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M b IQ
e
o
1II
.
- 442 -
CAlO'AllD'IO EN
LAS QUEBRADAS
BASÁLTICAS (RlO
SUT.l
CBUI)-BNEBO 28
. .
. . '
- 445 La mayor parte de los pocos indios que dependen de este cacique sangre Pampa, de ménos estatura que los Te.h uelches, y entre las mugeres j6venes hay algunas muy bien parecidas. Conten tamos á estas, dándoles abundantes sartas de cuentas y man tas; hs hombres se emborrachan con aguardiente, y la noche se pasa. entre llantos y alaridos. Solo Chesko, contento con la presenci a de la her mosa Losha., y luegiJ melanc61ico con la bebida, no participa de la alegría general; con el Cooll'a., instrumento J;Dúsica.l Tehuelche, pa sa rozando con huf.'sO hueco de c6ndor las cerd as del primitivo vio lin y acompañando á la triste armonía que arranca del sencillo ins trumento, una especie de canto, compuesto de frases incoherentes, sin sentido comun, que no son pronunciadas sin6 balbuceadas por el enamorado indio. son d e
VIsITA
DE INDIOS
Noto en este toldo mas mugeres que hombres, y algunas me di separadas de sus maridos; la causa de este alejamiento es que están en cinta unas y otras tienen hijos pequeños, y que por una. costumbre de los Tehuelches, el marido aba.ndona temporaria mente á su muger, mientras ella se halla en ese estado y no vuelven een estar
.