PARTICIPANTE CRISTÓBAL FREDDY UGARTE TARQUI UNIDAD EDUCATIVA “DANIEL SÁNCHEZ BUSTAMANTE” II
LA ESCUELA COMO MAQUINA DE EDUCAR (Resumen) Tres escritos sobre un proyecto de la modernidad. ¿POR QUE TRIUNFÓ LA ESCUELA? o la modernidad dijo: "Esto es educación", y la escuela respondió: "Yo me ocupo" El autor plantea en su hipótesis que el fenómeno de la escuela como forma educativa hegemónica, fue tal porque la misma se hizo cargo de la definición moderna de educación. Para ello parte de la idea que la construcción de la escuela no fue ni es de carácter natural ni evolutivo, sino por lo menos histórico y contradictorio. Su análisis parte de la contemplación tradicional de la escuela como el punto nodal de las experiencias de la modernidad y el progreso. Para estructurar su pensamiento Pineau problematiza sobre una autonomía relativa aparente que la escuela posee y observa en la naturalización de la imposible escisión con el ámbito educativo, “la mejor prueba de su construcción social como producto de la modernidad.”1 Y justamente, para poder “desnaturalizar” esta aparente condición, Pineau da cuenta de un derrotero de experiencias como partes elementales para la generación de la escuela. En la necesidad de aunar todas las prácticas educativas tradicionales bajo la escolarización, y contemplar la escuela como único medio posible para sus respectivos desarrollos, se llegó, sobre ésta lógica de imposición sobre un lugar no vacío, a apelar a analogías con la matriz eclesiástica, desde un necesario aislamiento para con el exterior –pensado como negativo- hasta la búsqueda de reglas propias con una consecuente regulación artificial de tiempos y espacios. Es por eso que el autor también plantea la uniformidad y universalidad de las prácticas y contenidos. Pineau destaca el concepto de gubernamentalidad de Foucault desde donde la modernidad estructura un poder que aplica a lo colectivo conformando con ello el campo que monopólicamente detenta el saber, a través de la formación misma de sus especialistas y determinando sus límites de acción, tanto morales como éticos. Allí aplica un poder descentralizado pero dentro del campo plantea una regulación que delimita. La infancia y la adultez fueron necesariamente apuntadas como aspectos opuestos dentro de la modernidad, siendo la primera entendida como negativa y la segunda como su evolución natural hacia lo positivo del ser humano. Surgió de esta manera el alumno y una relación asimétrica con el docente que a su vez, y dadas las características del campo se replicaban en otros estratos del mismo. 1 Pineau, Pablo (2001): “¿Por qué triunfó la escuela?” en Pineau, P. y otros. La escuela como máquina de educar. Pag.29.
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Esta relación asimétrica con el educando y la condición de una necesaria evolución permitieron la formulación de diferentes dispositivos de disciplinamiento. Uno de los más importantes el de la “institucionalización de la escuela obligatoria en tanto mecanismo de control social.”2 El acceso a la escuela era la única vía hacia un capital institucionalizado y por consiguiente, el acceso a la vida social de la civilización. Lo presentado hasta aquí, el autor lo contempla dentro de una serie de rupturas para poder descentrar aquel pensamiento que estipula a la escuela como el punto culmine de la educación entendida como empresa moderna. El repaso de Pineau que comienza con la Edad Media y la matriz eclesiástica, prosigue con el inicio de la modernidad y algunas consideraciones de Kant y Durkheim como actores importantes para la comprensión de la escuela hasta nuestros días. En primera instancia la Ilustración permite a Kant comprender la educación como un aspecto esencialmente humano, dado por las posibilidades de la razón que es “la piedra de toque del desarrollo humano.”3 Se plantea una necesaria división con un afuera que es agresivo si no se aplican las armas de la educación las cuales se apelan con instrucción y disciplina. Es sujetar al hombre de sus impulsos salvajes lo que salvará su devenir en un desarrollo positivo y productivo. La educación se conformó de ésta manera, como la condición de progreso individual y colectivo. Para Pineau el siglo XIX fue como el “laboratorio de pruebas” de la escuela, dando por sentado que la misma era la mejor forma educativa. A su vez contempla a los tres discursos del siglo XIX (liberalismo, positivismo y aula tradicional) como los motores de un reprocesamiento del pensamiento educativo. El liberalismo plantea un sujeto portador de derechos y obligaciones y un Estado garante de los mismos, siendo de ésta manera Estado docente, administrativo y racional. La obligatoriedad en la educación es parte del impulso liberal. La institucionalización de la educación también aportó a la idea de ascenso social pero la meritocracia que ordena las prácticas conlleva a una instancia de legitimación de desigualdades. El liberalismo también supo construir la noción de nacionalidad y el necesario sentimiento de adscripción colectiva a la misma ordenando de esta manera la totalidad de las prácticas. El positivismo aportó el aval de la escuela como la institución “evolutivamente superior de difusión de la única cultura válida” 4 para el progreso ordenado de la humanidad. 2 Pineau, Pablo (2001): “¿Por qué triunfó la escuela?” en Pineau, P. y otros. La escuela como máquina de educar. Pag.36. 3 Pineau, Pablo (2001): “¿Por qué triunfó la escuela?” en Pineau, P. y otros. La escuela como máquina de educar. Pag.41. 4 Pineau, Pablo (2001): “¿Por qué triunfó la escuela?” en Pineau, P. y otros. La escuela como máquina de educar. Pag.44.
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Además el positivismo estableció la cientificidad como único criterio de validación pedagógica entendiendo al sujeto de aprendizaje como ser biológico con capacidades preestablecidas para aprender. Raza, genes, anatomía eran determinantes para el desarrollo. El aula tradicional tiene que ver con el método simultáneo y colectivo de enseñanza a través de la conformación del disciplinamiento de los cuerpos, aplicado en tanto espacio y tiempo y afianzando de ésta manera las asimetrías establecidas entre docente y alumno. Por último Durkheim, ya en el siglo XX, como dato característico, provee una definición que despoja lo trascendental y lo esencialmente humano de la educación hacia un fenómeno más bien social. Sin embargo mantiene el resto de las concepciones que Kant establecía a principios del 1800. De ésta manera Pineau “desarma” la escuela para desnaturalizar su condición hegemónica con la idea central de demostrar su historicidad y rupturas, sin dejar de tener en cuenta la posibilidad de otras opciones. Parte de la exposición de Pineau sobre el aporte liberal a la educación, se puede relacionar con lo que Ricardo Petrella establece como la degradación de la escuela sometida a las exigencias del mercado laboral. La tercera trampa ejemplifica (de cinco a la que se enfrenta la esfera educativa) como de manera complaciente la escuela permite la selección de los mejores en detrimento de “la valorización de las capacidades específicas de todos los alumnos.”5 Es la misma meritocracia mencionada la que establece las desigualdades y las legitima disponiendo la competencia que individualiza los objetivos en detrimento de un colectivo. Es también posible relacionar en clave de (gran) diferencia un aspecto que muestra Pineau que se estableció como verdad absoluta a través del “aula tradicional” en contraposición a lo que Paulo Freire comprende de la educación cuando de ninguna manera la entiende como la transmisión de un saber de “una cabeza a la otra” sino más bien que “al docente no le cabe transmitir el conocimiento, sólo le cabe proponer al alumno elaborar los medios necesarios para construir su propia comprensión del proceso de conocer y del objeto estudiado.”6
5 Petrella, Ricardo (2000): “La enseñanza tomada de rehén. Cinco trampas para la Educación”. En Revista Iberoamericana de Educación. Nº 36/3, 25 de junio 2005 (edición original en Le Monde Diplomatique)
6 Freire, Paulo (2003/2008): “La práctica de la pedagogía crítica” y “Elementos de la situación educativa” en manso. Buenos Aires: Siglo XXI. Pag. 46
El grito
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EXISTIO UNA PEDAGOGIA POSITIVISTA En la exploración de la construcción de la escuela moderna que propone el libro en la historia del movimiento pedagógico es el positivismo, la mayor parte de los historiadores de la educación
