EXAMENES CORREGIDOS MODELO 1 Razón= virtud= felicidad significa simplemente: debemos hacer como Sócrates y levantar una luz permanente contra las tinieblas: la luz de la razón. El hombre debe ser a toda costa claro, sereno, perspicaz, ya que cada concesión a los instintos conduce a lo desconocido, a lo inconsciente... He tratado de mostrar qué era lo fascinante en Sócrates: parecía un médico, un salvador. ¿Es todavía necesario señalar el error que implicaba su creencia en la "racionalidad a toda costa"? Es un autoengaño por parte de filósofos y moralistas creer que para salir de la decadencia es necesario hacerle la guerra. El salir de la decadencia está más allá de sus fuerzas: lo que consideran remedio, tabla de salvación, no es en sí mismo sino otra máscara de la decadencia - cambian su expresión, pero no abren ninguna salida. Sócrates fue un equívoco: toda moral de perfeccionamiento, aun la cristiana, fue un equívoco... La cruda luz del día, la razón a todo precio, el vivir claros, fríos, cuidadosos, conscientes, sin instintos, en contradicción con los instintos, fue en sí mismo sólo una enfermedad, otra enfermedad y no un retorno a la "virtud", a la "salud" o a la felicidad... Combatir los instintos: ésta es la forma de la decadencia; tanto como dure la vida, será la felicidad igual a instinto ¿Se entendió a sí mismo, el más hábil de los engañadores de sí mismo? ¿Se dijo a sí mismo lo que sigue, en la sabiduría de su valor frente a la muerte?... Sócrates quería morir: no Atenas, él mismo se administró el veneno, obligó a Atenas a darle veneno... "Sócrates no es ningún médico, se dijo en un susurro: sólo la muerte es médico aquí; Sócrates mismo fue únicamente y durante largo tiempo un enfermo..." Nietzsche. El Crepúsculo de los Ídolos. 1.- Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor” (Hasta 2 puntos).
En este texto perteneciente al “Crepúsculo de los Ídolos” de Nietzsche se observa una unidad donde no se distinguen partes diferenciadas formando en su conjunto una crítica al pensamiento socrático a partir de las siguientes ideas:
• Desde la línea 1 hasta la línea 8 se realiza una descripción del pensamiento socrático donde Nietzsche critica lo “fascinante” que resulta su f ilosofía ilosofía mediante un tono irónico y calificando “la racionalidad a toda costa” como un error, un síntoma de decadencia, una máscara que busca la salvación pero que en realidad es una enfermedad.
• Desde la línea 8 hasta la línea 11 hace un paréntesis dond e se critica de nuevo este pensamiento pero se centra en el equívoco de la moral de perfeccionamiento por medio de la religión.
• Desde la línea 11 hasta el final del texto se exponen algunas características del pensamiento socrático y se les critica por contraposición al vitalismo basado en los instintos además de ridiculizar a Sócrates con un lenguaje emotivo y subjetivo
tachándole de engañador y enfermo contrario a Atenas (hace referencia a los sofistas y demócratas). La estructura utilizada en este texto es aparentemente expositiva porque parece que no argumenta sus ideas, simplemente expone las ideas de Sócrates y las
ridiculiza mostrando el estilo nietzscheano de “filosofar a martillazos”. Después de destruir intenta resaltar el vitalismo basado en: instintos=salud= felicidad totalmente contrapuestos a Razón= virtud= felicidad que da comienzo al texto. Pero hay un argumento implícito cuando se parte de que, primera premisa: "toda moral de perfeccionamiento (...) fue un equívoco (un error , el de combatir los instintos). Segunda premisa: Sócrates combatió los instintos (no textual, quería morir). Conclusión: Sócrates fue un enfermo. Por tanto vemos que hay un argumento suficiente para decir que estamos ante un texto argumentativo. Pese a todo, y aunque no quiera, Nietzsche usa argumentos.
2.- Define los términos relacionados “razón” e “instintos”, partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con el conocimiento que tengas de la filosofía del autor. (Hasta 2 puntos). En este texto el término “razón” aparece tres veces y además aparecen otros términos derivados como racionalidad que se identifican en el texto con la decadencia, autoengaño y veneno, también contrapuesto a los instintos corporales. Para Nietzsche la razón es uno de esos ídolos a los que adora la cultura occidental que se encuentra en un crepúsculo, en decadencia cercano a un nihilismo pasivo. Nietzsche, en contraposición con Sócrates, no le otorga a la razón ningún valor de conocimiento de la verdad sino que la razón ha sido y es un instrumento que ha ayudado a la cultura occidental a estar seguros y cómodos evitando el devenir (el cambio). La razón es un instrumento eficaz de defensa pero no de conocimiento porque nos habla de nosotros mismos y no de la realidad. El término instinto/s aparece en el texto cuatro veces, sobre todo en la segunda mitad, identificándose con la salud y el cuerpo que representan el vitalismo nietzscheano pero en contraposición con el modo socrático: razón= virtud= felicidad. Para Nietzsche los instintos son un conjunto de fuerzas que forman la voluntad de poder como energía vital que hace que nos autoafirmemos y potenciemos nuestras pasiones. Una de sus características es la inconsciencia por lo que se opone a la razón que propone Sócrates. Ambos términos se relacionan en la filosofía de Nietzsche con la voluntad de poder que pone a los instintos por encima de la razón teniendo en cuenta que esta es un instrumento eficaz de defensa pero no tiene capacidad de alcanzar el conocimiento verdadero de tal manera que su uso ha llevado a crear un ultramundo como forma de vida.
3.- Moral, decadencia, y racionalidad en el pensamiento de Nietzsche. (Hasta 5 puntos) En la obra de Nietzsche “El Crepúsculo de los ídolos” se tratan temas relacionados con la moral, la decadencia y la racionalidad, características que Nietzsche otorga y critica a una cultura occidental.
“El Crepúsculo de los ídolos” tiene como objetivo fundamental dar a conocer que la cultura occidental se encuentra en decadencia (crepúsculo) al creer en unos valores absolutos (ídolos) que son fruto de la razón como instrumento para alcanzar la verdad que tiene su origen en el pensamiento socrático y platónico. Nietzsche al darse cuenta de esta situación de enfermedad de la cultura occidental propone como solución acelerar el proceso. La crítica a la cultura occidental realizada por el filosofo alemán se basa en una crítica a la razón mediante el método genealógico por el cual Nietzsche busca un momento en el tiempo en el que nuestra cultura se ha equivocado y por alguna razón a ha elegido a la razón. Ese momento concreto es el paso del mito al logos en el cual el hombre deja de utilizar fábulas y mitos para explicar los fenómenos que ocurren a nuestro alrededor y pasa ha explicarlos por medio de la razón buscando una demostración experimental y racional de las cosas. Al elegir el hombre a la razón, ha hecho una elección entre los pensamientos presocráticos de Heráclito y Parménides. Heráclito se identifica con el cambio y el devenir y parménides con el ser y lo inmutable. De esta manera la sociedad
construye mediante el criterio de Parménides “el ser es” (was ist) y utiliza la razón como medio para alcanzar el verdadero conocimiento. La crítica que Nietzsche establece se basa en esta elección porque elegido la razón por miedo al cambio y por la seguridad de sentirnos cómodos porque el devenir, el cambio, lo mutable; conlleva problemas. La sociedad occidental ha realizado con el uso de la razón un ultramundo que no existe, es falso y por tanto es un mito, no ha habido ningún paso del mito al logos, todo es mentira. Nietzsche se da cuenta de esta situación de decadencia, de esta enfermedad y decide solucionarla acelerando su proceso de decadencia mediante la creación de espíritus libres que sean capaces de crear ellos mismos unos valores y no someterse a unos valores impuestos por la sociedad democrática o por la religión. Nietzsche concibe como natural aquello que se identifica con el cuerpo, con la salud y con los instintos. Es la voluntad de poder la que se muestra como una energía vital que lleva al hombre a potenciar sus instintos y sus pasiones, autoafirmarse y ser capaz de crear unos valores propios. La voluntad de poder se caracteriza por su inconsciencia y ese resultado de las pasiones y fuerzas del cuerpo, de ser peculiar al actuar según unas características fisiológicas, según parámetros como la edad, de ser diversa en sus manifestaciones y distintas en sus expresiones según el cuerpo de cada persona; en ser carente de finalidad externa y no buscar el placer ni la felicidad que son secundarias, sino de autoafirmarnos; de ser espontánea al actuar según le dicta el cuerpo y al establecer una razón o negar un ridículo según como eres corporalmente; es previa a la razón, la razón es un instrumento de la voluntad de poder. La voluntad de poder es una pluralidad de fuerzas corporales que llevan a auto formarnos. Según este planteamiento se identifico el cuerpo, la salud, los instintos y la voluntad de poder con la vida, es el vitalismo de Nietzsche que solo busca que el
hombre viva según sus instintos y sus pasiones y no utilice la razón. “El que piensa
no vive, y el que vive no piensa”. Según la forma en la que utilicemos nuestros instintos y de cómo sea nuestra visión ante el dolor, se pueden identificar dos formas de vida:
• Una ascendente es aquella que busca superarse, que es capaz de crear sus propios valores, que no se humilla, que utiliza el dolor como una fuerza más para actuar porque también forma parte de la vida y que reconduce sus instintos y no lucha contra ellos sino que busca autoafirmarse . Se identifica con la salud y el placer como victoria.
• Una vida descendente, que en contraposición con la anterior, es aquella que muestra decadencia, que se humilla y se somete, que lucha contra los instintos y que intenta evitar el dolor o aliviarlo cuando este aparezca. Esta es la vida que Nietzsche critica y tacha de enferma al concebir el placer como algo malo y venenoso. Este individuo no es capaz de crear unos valores, le falta voluntad de poder pero no es culpable, su situación es fruto de la jerarquía de la naturaleza. Esa vida decadente y absurda, según el postulado de Nietzsche, se identifica totalmente con la moral a la que Nietzsche le niega los valores absolutos del bien y del mal e identifica ese bien con la salud corporal y ese mal con la enfermedad. Esto se debe a la contraposición entre los filósofos momia y el pensamiento nietzscheano. Los filósofos momia son aquellos que creen en los conceptos abstractos que son fruto de la razón que para Nietzsche no es sino un mecanismo de defensa que no habla de la realidad sino de nosotros mismos y se representa mediante la metafísica del lenguaje. Estos filósofos momia, que están representados por Platón, identifican el mundo verdadero con el de las ideas y los conocimientos abstractos que es el inmutable (Parménides) y otro falso y cambiante que es el sensible (Heráclito). Nietzsche en cambio dice que el mundo de las ideas es una fábula y que el mundo sensible es en realidad un mundo experimentado y el único que existe. Lo llama experimentado, porque para él , el mundo no se puede conocer sino que solo lo podemos experimentar mediante los impulsos, las vivencias y el aparato sensorial. De esta manera niega a la razón como instrumento de conocer la verdad y explica su perspectivismo por el cual la verdad absoluta no existe sino que cada uno experimenta unos hechos de los que saca su perspectiva que depende de la voluntad de poder y esta de su fisiología. La moral es criticada por Nietzsche por su antivitalismo (odio a la vida, al cuerpo y mundo negando su voluntad de poder) , su intelectualismo (al creer en que por medio de la razón podemos conocer lo bueno y al realizar muchas veces, virtud, seremos felices) y su dogmatismo( al crear valores absolutos que no son verdad y encima se pretenden imponer a todos). Podemos diferenciar dos tipos de moral: Una moral de esclavos, que es aquella que se expresa mediante un comportamiento gregario de una mayoría contraria a los nobles (arios) creando unos valores absolutos (razón, verdad, progreso,…) que intenta imponer a todos incluso a los señores. Este es un símbolo de decadencia porque estos valores y esta moral se identifican con la vida descendente. Han transmutado con los valores que un día pusieron los señores, capaces de crear sus propios valores mediante la voluntad de poder que es creativa, individual y espontánea.
Nietzsche realiza una crítica a la cultura occidental, especialmente al uso de la razón, a la moral, a la democracia (moral sin Dios) y a las religiones, especialmente a la cristiana por su espíritu de sumisión. Nietzsche pretende que los señores capaces de formar unos valores pasen de un nihilismo pasivo (camello) en el que se dan cuenta de la decadencia de la sociedad, a un nihilismo activo (león) que rompe con todos los valores de la cultura occidental pero esta lleno de ira y no es capaz de ejercer su libertad a finalmente el Ubermensch (niño) que solo pretende disfrutar y no tiene prejuicios para crear nuevos valores acelerando el proceso de decadencia de la cultura occidental superando a una sociedad que no es capaz de pasar este proceso al negar su voluntad de poder. La moral, la filosofía, el uso de la razón y esa negación de la voluntad de poder de la cultura occidental representan síntomas decadencia.
MODELOS 2. LAS DOS PRIMERAS PREGUNTAS. Consideremos todavía, por último, qué ingenuidad es decir: ¡el hombre debería ser de este y de aquel modo!» La realidad nos muestra una riqueza fascinante de tipos, la exuberancia propia de un pródigo juego y mudanza de formas: ¿y cualquier pobre mozo de esquina de moralista dice a esto: «¡no!, el hombre debería ser de otro modo»?... El sabe incluso cómo debería ser él, ese mentecato y mojigato, se pinta a sí mismo en la pared y dice ¡ecce homo! [¡he ahí el hombre!]... Pero incluso cuando el moralista se dirige nada más que al individuo y le dice: «¡tú deberías ser de este y de aquel modo!», no deja de ponerse en ridículo. El individuo es, de arriba abajo, un fragmento de fatum [hado], una ley más, una necesidad más para todo lo que viene y será. Decirle «modifícate» significa demandar que se modifiquen todas las cosas, incluso las pasadas... Y, realmente, ha habido moralistas consecuentes, ellos han querido al hombre de otro modo, es decir, virtuoso, lo han querido a su imagen, es decir, como un mojigato: ¡para ello negaron el mundo! ¡Una tontería nada pequeña! ¡Una especie nada modesta de inmodestia!... La moral, en la medida en que condena, en sí, no por atenciones, consideraciones, intenciones propias de la vida, es un error específico con el que no se debe tener compasión alguna, ¡una idiosincrasia de degenerados, que ha producido un daño indecible!... Nosotros que somos distintos, nosotros los inmoralistas, hemos abierto, por el contrario, nuestro corazón a toda especie de intelección, comprensión, aprobación. No nos resulta fácil negar, buscamos nuestro honor en ser afirmadores. Se nos han ido abriendo cada vez más los ojos para ver aquella economía que necesita y sabe aprovechar aún todo aquello que es rechazado por el santo desatino del sacerdote, por la razón enferma del sacerdote, para ver aquella economía que rige en la ley de la vida, lo cual saca provecho incluso de la repugnante species del mojigato, del sacerdote, del virtuoso, - ¿qué provecho? - Pero nosotros mismos, los inmoralistas, somos aquí la respuesta... Nietzsche. El Crepúsculo de los ídolos. La Moral como contranaturaleza 1.- Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desa rrollada por el autor” (Hasta 2 puntos). Este texto constituye una unidad todo él donde el autor dialoga consigo mismo como medio de expresar las siguientes ideas: Para Nietzsche pretender que alguien sea así o de otra manera, es decir que modifique su manera de ser para adquirir formas morales, es una ingenuidad, ponerse en ridículo.
La razón que aporta es el “fatum”, el destino que hace que cada hombre sea como es, no pudiendo ser de otra manera. El hombre es un fragmento de un todo cambiante (como señala Heráclito en el que Nietzsche está pensando para afirmar
esto) y ese mundo cambiante no se puede negar, ni se puede “parar” lo que sería
necesario para poder decirle a alguien: “modifícate moralmente”. La moral es un error, una degeneración con el que no se “debe” tener compasión alguna. Los inmoralistas (Nietzsche y todos los que vean como él) son la respuesta de un vitalismo afirmativo. Respuesta a la negatividad de los repugnantes moralistas,
“virtuosos” y sacerdotes. El texto no es expositivo aunque lo parece. Hay una argumentación puesto que se parte de una premisa primera según la cual el hombre es parte de un fatum, es decir, no es libre. Por tanto, no puede cambiar y será absurdo pretenderlo como quieren hacer la moral y los moralistas. Nietzsche parte del movilismo heraclíteo, y luego aporta razones para criticar a los moralistas y para afirmarse él mismo. La conclusión son todos los epítetos que Nietzsche dedica a los sacerdotes moralistas. Es un modo peculiar de argumentar, pero no se puede negar que lo hace. El argumento en forma lógica sería así: 1º el hombre es parte del fatum (destino). 2º Los moralistas niegan el fatum 3º Conclusión, los moralistas están en un error.
2.- “Define los términos relacionados “moral” y “razón”, partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con el conocimiento que tengas de la filosofía del autor”. (Hasta 2 puntos). La moral para Nietzsche en el texto sería un conjunto de normas que abren la posibilidad de que el hombre pueda ser “de otro modo” que se juzga como mejor. Esto es imposible, según Nietzsche. Un poco más abajo, se dice que la moral es una
“condena” señalando de esta manera su negatividad en el sentido de que sería una forma de “amargarle” la vida al individuo que se equivoca cuando se deja llevar por los instintos vitales. Así pues, la moral sería para N. contraria a la vida; un instrumento que, en manos de los repugnantes moralistas y sacerdotes, serviría para dominar. La razón está muy relacionada con la moral porque Nietzsche la coloca en el ámbito del sacerdote, del moralista. Ellos son los que razonan la moral. La razón es pues el instrumento determinante de la moral. Con la razón, el moralista le dice al individuo hacia donde tiene que dirigir sus esfuerzos para lograr conformar su vida con ese modelo que se le presenta. Así pues, razón y moral son claramente errores contrarios a la vida. Con la razón, el
moralista ha pretendido “parar” el mundo y dar con la verdad pero negando la vida. Con la moral, se ha querido que los individuos “luchen” ingenuamente para lograr ser mejores como si se pudiera ser distinto de lo que somos. Para Nietzsche, la razón es un instrumento con el que el hombre ha logrado su supervivencia de la misma manera que las fieras tienen garras para lo mismo. Pero la verdad es imposible debido a su perpectivismo. Y la moral es una manifestación de la voluntad de poder, degenerada por la razón que de esta forma trata de imponerse, no por el instinto natural animal, sino de forma resentida esclava. Estamos ante la famosa transmutación de todos los valores.
MODELO 3
En mí, esta irreverencia de creer que los grandes sabios son tipos de decadencia surgió por primera vez, realmente, en un caso en que a tal irreverencia se opone del modo más absoluto el prejuicio de los doctos y de los indoctos; yo reconocía que Sócrates y Platón son síntomas de decadencia, instrumentos de la descomposición griega, antigriegos (cf. El origen de la tragedia). Aquel consensus sapientium no demuestra en modo alguno que tuviesen razón en las cosas en que estaban de acuerdo; demuestra, antes bien, que aquellos sabihondos tenían en común algún elemento fisiológico que les inducía a tomar posición negativa frente a la vida, a "deberla tomar". Juicios y prejuicios sobre la vida, pro y contra, en último análisis no son nunca verdaderos; tienen el valor de síntomas, y como síntomas deben ser tratados; en sí mismos no son más que estupideces. Es preciso extender la mano y palpar esta sorprendente finesse: el valor de la vida no puede ser apreciado. No puede ser apreciado por nosotros, vivientes, porque un vivo es parte en la causa, objeto de disputa y no juez. Y los muertos tampoco juzgan, ya se sabe. El que un filósofo se plantee el problema del valor de la vida, es ya una objeción contra dicho filósofo, una puesta en duda de su sabiduría, una falta de sabiduría. Pero entonces: ¿es que todos esos sabios no son más que unos decadentes? ¿Es que ni siquiera fueron sabios? Pero quedémonos en el problema de Sócrates.
1.- Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor” (Hasta 2 puntos). El texto es de tipo expositivo, puesto que Nietzsche no argumenta en él, sino que solo nos muestra sus ideas. El texto se puede dividir en una serie de ideas relacionadas entre sí. Primero nos cuenta su tesis, que es que los grandes sabios son tipos de decadencia. Luego nos dice que su consenso no nos demuestra que tuviesen razón, sino que tenían en común una serie de juicios y prejuicios en contra de la vida. Por último nos dice que los vivos no pueden juzgar el valor de la vida, puesto que no se puede ser juez y parte. Por eso cuando un filósofo se plantea el valor de la vida esta dudando de su sabiduría. Por esto Nietzsche duda de que estos hombres fuesen en realidad sabios.
2.- Define los términos relacionados “sabio/sabiduría” y “filosofía”, partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con el conocimiento que tengas de la filosofía del autor. (Hasta 2 puntos). El concepto de sabio que usa Nietzsche es evidentemente distinto del que solemos utilizar hoy en día. Habitualmente lo asociamos a una persona que hace uso de la razón y con ella intenta alcanzar la verdad en diversos campos del conocimiento. Llegamos incluso a llamar sabio también al que sabe lo que es importante en la vida moral. Pero en este texto de Nietzsche la palabra verdad puede ser de tono claramente despectivo, puesto que el autor nos afirma de que en realidad no eran
sabios, puesto que estaban simplemente creando ultramundos imaginarios y reflexionando sobre cosas sobre las que no podían pensar, al estar de hecho metidas en ellas. En toda la obra nietzscheana se desprecia a los sabios griegos puesto que fueron los que pasaron del mito al logos y empezaron a crear, según él, ultramundos imaginarios por miedo al devenir y no aceptaron la realidad. Por culpa de estos primeros sabios comenzó la decadencia cultural de la humanidad. En cuanto al término "filosofía", Nietzsche la relaciona en el texto con los sabios griegos, pues la filosofía es la reflexión sobre el mundo en el que vivimos y la practican los sabios o filósofos. Esta filosofía es la encargada de pensar, de usar la razón, y por eso Nietzsche la desprecia. La razón para el autor solo crea monstruos de fantasía y no nos dice la realidad, que es el puro devenir y que por eso no se puede conocer. A lo largo de la obra de Nietzsche se habla de los filósofos-momia, que son aquellos que con la razón pretenden inmovilizar la realidad y conocerla, cosa que es imposible por el continuo devenir.
3.- Redacción: Vitalismo, decadencia y cultura en el pensamiento de Nietzsche. Redacción 1: La filosofía nietzscheana está marcada por el vitalidad. La vida está presente en todos los aspectos y por eso se puede decir que es vitalista. Esto se caracteriza por considerar que lo bueno y lo malo solo se puede definir en torno a lo bueno para la vida o lo que la degenera. Este criterio para definir lo bueno y lo malo es el único que se puede aceptar, puesto que no existe ningún otro (no hay nada más, ni metafísica). Entonces lo bueno para la vida será diferente para cada uno y no será igual para todos. Los factores que están involucrados en esta subjetividad de los sentidos nos condiciona el modo en el que lo percibimos, las experiencias vividas nos condicionan el modo en el que actuamos y los impulsos nos condicionan a presuponer o actuar de una manera determinada, según el cuerpo. Estos impulsos se relacionan con la voluntad de poder, que es la energía vital que nos mueve, que provoca los impulsos y las pasiones. Esta voluntad de poder es impulsiva, previa a la razón, porque no atiende a razones sino a lo que pide el cuerpo. Por lo tanto, como el cuerpo es distinto a cada uno lo será también la voluntad de poder. También la voluntad de poder es libre, porque hace lo que quiere. Otro hecho muy importante de la voluntad de poder es que necesita del dolor para crecer. Esto quiere decir que necesita una oposición para superarse y hacerse más fuerte. Sin una oposición se quedaría estancada y no crecería, por lo que se convertiría en una voluntad de poder débil. Esta diferencia entre voluntad de poder débil y voluntad de poder fuerte es lo que marca una vida decadente o ascendente. Una vida ascendente es la que crece en voluntad de poder, la que su moral es natural (o vitalista), la llamada moral de señores. La vida descendente es
la que actúa a la defensiva, no ataca, no lucha, solamente se defiende de los demás tímidamente. Actúa igual que los demás (gregarismo), no es independiente e intenta reprimir sus pasiones. Actúa por medio de la razón y no por los impulsos o conforme a la voluntad de poder. Estos hombres que están guiados por la razón desde el comienzo han estado equivocados. Observaron que el mundo era puro devenir y que eso no lo podían conocer. Y tuvieron miedo porque era una realidad cambiante. Entonces decidieron crear mundos ficticios, con sus propias normas, en lo que todo estaba inmóvil y lo podían conocer y llegar al conocimiento verdadero. Pero poco a poco esta gran mentira es fue destapando y comenzó la decadencia. Comenzaron a caerse por su propio peso todos los ultramundos que se habían creado por medio de la razón. De esta manera, la cultura occidental había estado decayendo. Pero ante este hecho no hay que evitar que caiga sino empujarla para que caiga ya y poder comenzar de nuevo. Este comenzar de nuevo empieza por el nihilismo pasivo, el no creer en nada, no tener valores ni moral. Después pasa por el nihilismo activo, que consiste en terminar de empujar lo que queda de la antigua cultura. Después, en último lugar, se trataría de construir una sociedad con personas con una voluntad de poder fuerte, sin creencias que la debilitan (como Dios). Estos pasos se pueden comparar con la conocida metáfora de Nietzsche del camello, el león y el niño. Un camello, cuando se está en la antigua cultura, que hace lo que le mandan y sigue a los demás sin diferenciarse del resto soportando el peso de una vida. Durante el nihilismo activo se puede comparar con un león, que intenta destruir todo lo anterior para poder empezar de nuevo. En la última etapa se puede comparar con un niño, que actúa espontanea y libremente, con una voluntad de poder fuerte, con una moral de señores (moral natural), ateísmo (sin Dios que le oprima, él es su propio Dios). Este niño es el übermensch, el superhombre, libre de toda atadura que afronta una vida convertida en obra de arte. Otro hecho muy importante de la voluntad de poder es que necesita del dolor para crecer. Esto quiere decir que necesita una oposición para superarse y hacerse más fuerte. Sin una oposición se quedaría estancada y no crecería, por lo que se convertiría en una voluntad de poder débil. Esta diferencia entre voluntad de poder débil y voluntad de poder fuerte es lo que marca una vida decadente o ascendente. Una vida ascendente es la que crece en voluntad de poder, la que su moral es natural (o vitalista), la llamada moral de señores. La vida descendente es la que actúa a la defensiva, no ataca, no lucha, solamente se defiende de los demás tímidamente. Actúa igual que los demás (gregarismo), no es independiente e intenta reprimir sus pasiones. Actúa por medio de la razón y no por los impulsos o conforme a la voluntad de poder. Estos hombres que están guiados por la razón desde el comienzo han estado equivocados. Observaron que el mundo era puro devenir y que eso no lo podían conocer. Y tuvieron miedo porque era una realidad cambiante. Entonces decidieron crear mundos ficticios, con sus propias normas, en lo que todo estaba inmóvil y lo podían conocer y llegar al conocimiento verdadero. Pero poco a poco esta gran mentira es fue destapando y comenzó la decadencia. Comenzaron a caerse por su propio peso todos los ultramundos que se habían creado por medio de la razón.
De esta manera, la cultura occidental había estado decayendo. Pero ante este hecho no hay que evitar que caiga sino empujarla para que caiga ya y poder comenzar de nuevo. Este comenzar de nuevo empieza por el nihilismo pasivo, el no creer en nada, no tener valores ni moral. Después pasa por el nihilismo activo, que consiste en terminar de empujar lo que queda de la antigua cultura. Después, en último lugar, se trataría de construir una sociedad con personas con una voluntad de poder fuerte, sin creencias que la debilitan (como Dios). Estos pasos se pueden comparar con la conocida metáfora de Nietzsche del camello, el león y el niño. Un camello, cuando se está en la antigua cultura, que hace lo que le mandan y sigue a los demás sin diferenciarse del resto soportando el peso de una vida. Durante el nihilismo activo se puede comparar con un león, que intenta destruir todo lo anterior para poder empezar de nuevo. En la última etapa se puede comparar con un niño, que actúa espontanea y libremente, con una voluntad de poder fuerte, con una moral de señores (moral natural), ateísmo (sin Dios que le oprima, él es su propio Dios). Este niño es el übermensch, el superhombre, libre de toda atadura que afronta una vida convertida en obra de arte.
Redacción 2: En primer lugar, creo necesario aclarar, a grandes rasgos, el pensamiento de Nietzsche. El filósofo alemán, si así se le puede llamar, pues está en contra de los filósofos, postula el crepúsculo de los ídolos. Esto es que las bases sobre las que se sustenta la sociedad occidental se demuestran falsas. Esto ocurre, según nuestro autor, debido a que la piedra angular de Occidente, la razón, niega el movimiento, que es al fin y al cabo para él, la única verdad. Presentado nuestro autor, podemos redactar la siguiente oración, a partir de los
conceptos que vamos a desarrollar: “La cultura occidental se encuentra, para Nietzsche, en plena decadencia, debió a su negación de la vida y del movimiento. Como solución, Nietzsche presenta el superhombre que adquiere una actitud
vitalista.” Dicho esto, cabe razonar ahora por qué postula Nietzsche que la cultura Occidental se encuentra en decadencia. Según él, es necesario indagar en el pasado y, para
ello, establece el método genealógico. Esta será la “herramienta” capaz de, acudiendo a los orígenes, detectar el problema. Observamos, pues, que el origen está en el momento en que los filósofos niegan la verdad de la vida y se decantan por la razón. Desde el abandono de la tragedia por parte de Platón y Sócrates, hasta el renacentista Descartes, los filósofos han optado por encerrar el mundo en la razón. Intentan captarlo todo y buscar la verdad mediante métodos racionalistas, negando así lo que Nietzsche cree como única verdad, el devenir. Ahora bien, ¿cómo ha podido ocurrir tal cosa?, ¿por qué se ha decidido la cultura occidental por Parménides, negando por completo a Heráclito? La respuesta que Nietzsche ofrece es clara: por miedo. Ante, según el autor alemán, los nobles: aquellos que actúan a favor de la vida, hacen lo que desean sin miedo a las
repercusiones; encontramos a los débiles o esclavos: gente gregaria, envidiosa de los nobles que reprimen la vida y sus sentidos. Esta diferenciación es establecida por Nietzsche a partir de la idea de voluntad de poder y vitalismo. La voluntad de poder es algo innato e inconsciente en el ser humano, que le lleva a potenciar su vida, aceptar el dolor y destacar sobre el resto. En resumen, a autoafirmarse. Por su parte, el vitalismo es llevar a cabo la voluntad de poder, darle rienda suelta. Ser vitalista es, para Nietzsche, lo correcto; y no serlo, es ser un parásito. Pues bien, volviendo a lo anterior, los nobles serán los vitalistas y los esclavos, los parásitos. Lo que ha ocurrido es que los esclavos se han apoderado de la sociedad, avergonzando a los nobles de serlo y, por ende, negando la vida y el devenir, apostando por la razón. El miedo al cambio y al movimiento, a lo real, les ha llevado a levantar una sociedad falsa que ha ocurrido un velo sobre el devenir y lo ha sustentado todo en la razón. Además, según Nietzsche, los valores y creencias de esta sociedad serán erróneos. Desde la democracia y la religión, hasta la moral, toda la cultura es errónea. Si para el alemán, las máximas son potenciar la vida, es decir, hacer lo que la favorezca; saber aguantar el dolor, pues es parte de la vida; y actuar en cada momento conforme a nuestras apetencias; la cultura occidental propone todo lo contrario. En primer lugar, la democracia, basada en la igualdad y la dignidad. Principios que chocan con Nietzsche, ya que afirma que uno solo es digno si se lo gana; y su postura vitalista exige destacar sobre el reto, evitando ser gregarios. En segundo lugar, la moral, que como hemos comentado, es la de los esclavos. En su contra, Nietzsche habla de ir a favor de la ida y no en contra, como hacen ellos. La máxima representación de esta represión vital la observamos en el cristianismo, base de la cultura occidental. Esta religión se opone a la vida y actúa reprimiéndola con las mortificaciones, además de creer en la vida trascendente con fin de llegar a estar con Dios, cosa que a Nietzsche se le antoja estúpida. En tercer lugar y en conclusión, la razón. La piedra angular de Occidente niega todo lo que para Nietzsche es real. Desde el movimiento, única realidad, hasta la percepción sensorial, que es uno de los postulados nietzscheanos. Por último, Nietzsche habla, ante todo lo expuesto, de la caída de la cultura occidental. El nihilismo pasivo se dará cuando Occidente observe que toda su estructura es errónea. Posteriormente, como solución, Nietzsche propondrá el nihilismo activo, que consistirá en restablecer lo ideal para él. Que el superhombre sea l correcto, que vuelva a estar por encima tanto el vitalismo, la voluntad de poder y el devenir. Es decir, que caiga la actual cultura, errónea, y vuelva la era del superhombre. Dios ha muerto, viva el superhombre. Presentado nuestro autor, podemos redactar la siguiente oración, a partir de los
conceptos que vamos a desarrollar: “La cultura occidental se encuentra, para Nietzsche, en plena decadencia, debió a su negación de la vida y del movimiento. Como solución, Nietzsche presenta el superhombre que adquiere una actitud
vitalista.” Dicho esto, cabe razonar ahora por qué postula Nietzsche que la cultura Occidental se encuentra en decadencia. Según él, es necesario indagar en el pasado y, para
ello, establece el método genealógico. Esta será la “herramienta” capaz de, acudiendo a los orígenes, detectar el problema. Observamos, pues, que el origen está en el momento en que los filósofos niegan la verdad de la vida y se decantan por la razón. Desde el abandono de la tragedia por parte de Platón y Sócrates, hasta el renacentista Descartes, los filósofos han optado por encerrar el mundo en la razón. Intentan captarlo todo y buscar la verdad mediante métodos racionalistas, negando así lo que Nietzsche cree como única verdad, el devenir. Ahora bien, ¿cómo ha podido ocurrir tal cosa?, ¿por qué se ha decidido la cultura occidental por Parménides, negando por completo a Heráclito? La respuesta que Nietzsche ofrece es clara: por miedo. Ante, según el autor alemán, los nobles: aquellos que actúan a favor de la vida, hacen lo que desean sin miedo a las repercusiones; encontramos a los débiles o esclavos: gente gregaria, envidiosa de los nobles que reprimen la vida y sus sentidos. Esta diferenciación es establecida por Nietzsche a partir de la idea de voluntad de poder y vitalismo. La voluntad de poder es algo innato e inconsciente en el ser humano, que le lleva a potenciar su vida, aceptar el dolor y destacar sobre el resto. En resumen, a autoafirmarse. Por su parte, el vitalismo es llevar a cabo la voluntad de poder, darle rienda suelta. Ser vitalista es, para Nietzsche, lo correcto; y no serlo, es ser un parásito. Pues bien, volviendo a lo anterior, los nobles serán los vitalistas y los esclavos, los parásitos. Lo que ha ocurrido es que los esclavos se han apoderado de la sociedad, avergonzando a los nobles de serlo y, por ende, negando la vida y el devenir, apostando por la razón. El miedo al cambio y al movimiento, a lo real, les ha llevado a levantar una sociedad falsa que ha ocurrido un velo sobre el devenir y lo ha sustentado todo en la razón. Además, según Nietzsche, los valores y creencias de esta sociedad serán erróneos. Desde la democracia y la religión, hasta la moral, toda la cultura es errónea. Si para el alemán, las máximas son potenciar la vida, es decir, hacer lo que la favorezca; saber aguantar el dolor, pues es parte de la vida; y actuar en cada momento conforme a nuestras apetencias; la cultura occidental propone todo lo contrario. En primer lugar, la democracia, basada en la igualdad y la dignidad. Principios que chocan con Nietzsche, ya que afirma que uno solo es digno si se lo gana; y su postura vitalista exige destacar sobre el reto, evitando ser gregarios. En segundo lugar, la moral, que como hemos comentado, es la de los esclavos. En su contra, Nietzsche habla de ir a favor de la ida y no en contra, como hacen ellos. La máxima representación de esta represión vital la observamos en el cristianismo, base de la cultura occidental. Esta religión se opone a la vida y actúa reprimiéndola con las mortificaciones, además de creer en la vida trascendente con fin de llegar a estar con Dios, cosa que a Nietzsche se le antoja estúpida. En tercer lugar y en conclusión, la razón. La piedra angular de Occidente niega todo
lo que para Nietzsche es real. Desde el movimiento, única realidad, hasta la percepción sensorial, que es uno de los postulados nietzscheanos. Por último, Nietzsche habla, ante todo lo expuesto, de la caída de la cultura occidental. El nihilismo pasivo se dará cuando Occidente observe que toda su estructura es errónea. Posteriormente, como solución, Nietzsche propondrá el nihilismo activo, que consistirá en restablecer lo ideal para él. Que el superhombre sea l correcto, que vuelva a estar por encima tanto el vitalismo, la voluntad de poder y el devenir. Es decir, que caiga la actual cultura, errónea, y vuelva la era del superhombre. Dios ha muerto, viva el superhombre.