Índice 1.- Eutanasia, Ética y Bioética 2.- La Eutanasia en la Antigüedad 3.- La Eutanasia en el Siglo XX a) Eugenesia y Eutanasia en Aleania !) Eugenesia y Eutanasia en EE."" c) Eugenesia y Eutanasia en #$ile 3.- %&oyecto de Eutanasia en #$ile '.- An(lisis y iscusi*n +.- #onclusiones .- Bi!liog&aa
1.- Eutanasia, Ética y Bioética La palabra eutanasia deriva del griego e/ 0nato “eu tanatos” , literalmente buena muerte . El Diccionario de la Real Academia la Lengua española la def ine como: Del gr. eå, bien, y qnato!, muerte. ". f. #ed. ue&te sin su&iiento sico. $. Aco&taiento 4olunta&io de la 4ida de 0uien su&e una ene&edad incu&a!le, 5a&a 5one& in a sus su&iientos. •
Los criterios fundamentales utili%ados en la definici&n son: a. 'ue se se con consi side dera ra “buena muerte” aquella aquella que se produce sin sufrimiento f(sico. b. 'ue con con ella ella se pone pone t)rm t)rmino ino antic anticipa ipado do de la la vida. vida. c. 'ue est* est* referi referida da a quien quien sufre sufre de una una enferme enfermedad dad incur incurabl able. e. d. 'ue 'ue es es un un act acto o vol volunt untar ario io.. e. 'ue tien tiene e por ob!et ob!etivo ivo poner poner fin fin al sufr sufrimi imient ento. o. +or su parte, citando al il&sofo il&sofo Alberto Alberto -uela, la ética es la disciplina filos&fica que se ocupa del fen&meno de la moralidad. El t)rmino )tica proviene del griego qo/ , que significa tanto morada como car*cter y que, a su ve%, ve%, viene de eqo/ que se traduce por costumbre. Al respecto ay un p*rrafo de Arist&teles que dice: “la virtud moral (hqoV) es producto de la costumbre (eqoV) de la cual ha tomado su nombre por una ligera inflexión del vocablo” 617. Lo cual significa que el car*cter deriva del *bito. La )tica se divide en tres grandes ramas: ramas: la que pone el acento en la doctrina de los bienes y que busca responder sobre aquello que todos apetecen, la de las virtudes que estudia las actitudes actitudes o *bitos en que se e0presa e0presa la conducta conducta y la de los deberes que se ocupa de las e0igencias que el ombre en su obrar debe cumplir. Al decir que la )tica, en tanto disciplina filos&fica, estudia el fen&meno de la moralidad, mora lidad, termino que provine de latino mors –moris 1costumbre2 queremos decir que es una ciencia que estudia obrar umano vinculado a las costumbres desde el punto de vista racional, sin supuestos y que lleva impl(cito la e0igencia de valide% universal. Estas son las pretensiones de la )tica como la de toda filosof(a: ser un saber racional 1conocimiento por las causas2, sin supuestos y con valide% universal. La diferencia con la moral es que )sta es un sistema de preceptos que tienen vigencia en un grupo umano determinado. As( tenemos la moral musulmana, budista o cristiana. #orales ay mucas )tica una sola. Las morales, a trav)s de preceptos y mandamientos, prescriben qu) se debe acer, la )tica, por el contrario, no enseña qu) debe acerse sino que s&lo pretende mostrar, describir, como est* configurado el deber ser. 3o enseña !uicios ecos sino a !u%gar. 4e dirige a lo creador que ay en el ombre, y en este aspecto es lo que trata de formar y educar. La pregunta por el bien es m*s amplia que la pregunta por el deber, pues no puedo saber qu) debo acer si no s) qu) es el bien. A su ve%, ve%, los bienes son tales en la medida en que tienen un valor encarnado. 5 as( el valor moral no se funda en el deber sino que, por el contrario, todo deber presupone la e0istencia de valores morales. El valor moral de un acto 6se reali%a a espaldas de la acci&n7, de a( que un ombre no sea bueno porque reali%a por deber actos buenos, sino que reali%a actos buenos porque es bueno. La ley en )tica es la &rthos lógos, la recta ra%&n. Esta recta ra%&n se vuelca luego en los principios m*s generales sobre el obrar umano:
8ace& el !ien y e4ita& el al 9o!&a& o&al) o da& a cada uno lo suyo 9usticia). De estos principios primeros se derivan luego principios o derecos derivados en los distintos &rdenes del obrar y del acer. As( en medicina, el principio b*sico que la une a la )tica es aquel que dice: Primum non nocere = nocere = o primero es no da!ar. "ocere es el infinitivo infinitivo del verbo noceo que significa daño. De esta forma verbal se derivan los t)rminos nocentia = malicia, noxia 8 culpa, delito, y noxius = nocivo. 5 tambi)n nox 8 8 noce.
Es la )tica de la vida umana, y de los conocimientos pr*cticos y t)cnicos relativos a ella 9 medicina, gen)tica, embriolog(a, ingenier(a gen)tica, etc.. ;omo tal, la bio)tica no puede tener primeros principios diferentes a los de la )tica< es m*s, es s&lo una )tica aplicada a un conocimiento y acci&n espec(ficos.
+or su parte, el t)rmino !ioética fue acuñado por el m)dico onc&logo norteamericano +otter, de la =niversidad de >isconsin, quien lo utili%& por ve% primera en "?@. 4egBn su concepci&n la bio)tica tratar(a de anali%ar las implicancias que para la salud umana tienen los descubrimientos biol&gicos, a cuyas aplicaciones trata de dar un sentido moral, mediante la distinci&n de lo que es bueno o malo. 4u papel ser(a el de procurar dar soluci&n a los conflictos de valores en el dominio de la vida y de la muerte. La )tica entiende de todo lo que concierne a la conservaci&n del cuerpo propio y el de los dem*s. En ese sentido, la medicina es la profesi&n m*s )tica. As( como la cortes(a puede definirse como darle el lugar al cuerpo del otro, vgr. cedi)ndole el asiento otro, la generosidad en medicina, es la dignidad para el cuerpo del paciente. En teor(a no deber(a aber contradicciones entre la t)cnica y la )tica< por la sencilla ra%&n que ambas derivan de una misma ra%&n pr*ctica. Aora bien, tenemos e0periencia 9mucas veces dolorosa , de que la t)cnica mucas veces se contrapone a la )tica. La contradicci&n se produce cuando la t)cnica contradice el fin Bltimo. Es sabido que el Cnforme -elmont en "?@ de la "ational #ommission for the $rotection of human %ub&ects of 'iomedical and 'ehavioral esearch , y los $rinciples of 'iomedical thics en "?@? por om L. -eaucamps y Fames . ;lildress son los te0tos preliminares donde se establecen los principios desde el punto de vista )tico, para dirigir la investigaci&n con seres umanos. En el primer informe se dan tres: Respeto por las personas, -eneficencia y Fusticia. 5 en el segundo son cuatro : !eneicencia, autonoa, no aleicencia, usticia. Estudiados detenidamente podemos afirmar que todos ellos se reducen al principio del Primum non nocere , pero ba!o una interpretación utilitarista en caso de conflicto entre ellos. /eremos c&mo surgieron estos principios, y c&mo se e0presaron desde la antigGedad asta oy.
2.- La Eutanasia en la Antigüedad En Hrecia, Iip&crates 14. / a.;.2, en su !uramento, afirm& que el m)dico “no dar* medicamento mortal por m*s que se lo soliciten” . En el !uramento Iipocr*tico, la santidad de la persona y el verdadero bienestar del paciente es central: nadie puede asignar el valor paciente porque )l tiene valor inerente. Reconoci&, sin embargo, que se podr(a violar f*cilmente esta )tica, ya que los m)dicos no tienen s&lo el poder para curar, sino tambi)n para matar. +or esta ra%&n i%o que los m)dicos !uraran que nunca usar(an su conocimiento y e0perimentar(an para matar, incluso ante la propia demanda de un paciente. El !uramento permiti& a la medicina proteger al paciente vulnerable. +or su parte, el fil&sofo +lat&n, 1J$@KK@ a.;.2 sostuvo en 6La RepBblica7: +%e de&ar* morir a quienes no sean sanos de cuerpo+ . En Roma, la pr*ctica es mBltiple: “,uerte sin dolor por miedo a afrontar conscientemente el sufrimiento - la propia destrucción” 1*cito en sus Anales2 4)neca: +s preferible quitarse la vida a una vida sin sentido - con sufrimiento+ . El fil&sofo estoico Epicteto 19"K a.;.2 predica la muerte como una afirmaci&n de la libre voluntad. ;icer&n le da significado a la palabra como +muerte digna honesta - gloriosa+ . Durante la Edad media y los comien%os del Renacimiento predomina el pensamiento de la Doctrina ;ristiana. El t)rmino Eutanasia se cita por ve% primera en la 6=top(a7 de om*s #oro 1"J@ a "K, año en que fue decapitado2. Aparece el concepto m)dico y moral de la Eutanasia: "...Cuando a estos males incurables se añaden sufrimientos atroces, los magistrados y sacerdotes, se presentan al paciente para exhortarle, tratan de hacerle ver que está ya privado de los bienes y funciones vitales... y puesto que la vida es un puro tormento, no debe dudar en aceptar la muerte, no debe dudar en liberarse a sí mismo o permitir que otros le liberen... ; 627
om*s #oro establece: la e0istencia previa de una atenci&n esmerada a los enfermos. La e0istencia de una enfermedad intolerable, que legitima la muerte voluntaria y la eutanasia. 4e toman en cuenta los derecos de la persona: la responsabilidad moral, la libertad, y la noci&n de que los sacerdotes son int)rpretes de la voluntad divina. David Iume, 1@"" a "@@M2 refiere que: "i el disponer de la vida humana fuera algo reservado exclusivamente al todopoderoso, y fuese infringir el derecho divino el que los hombres dispusieran de sus propias vidas, tan criminal sería el que un hombre actuara para conservar la vida, como el que decidiese destruirla" 637
Fustifica la eutanasia en t)rminos pr*cticos al decir que se puede aplicar: "una ve! que se admite que la edad, la enfermedad o la desgracia pueden convertir la vida en una carga y hacer de ella algo peor que la aniquilacin. Creo que ning#n hombre ha renunciado a la vida si esta mereciera conservarse."
+ara Nant 1"@$J a "J2, el suicidio es malo, porque viola los deberes y el respeto para consigo mismo. rente a la eutanasia tiene en cuenta la potencialidad de ese ser umano que se quita la vida, las posibilidades de desarrollo de sus capacidades: "$a vida no vale por sí misma, sino en funcin de un proyecto de vida ligado con una libertad y una autonomía, %sta se &ustifica si permite la base material para una vida digna".
e este odo, las ideas undaentales ace&ca de la Eutanasia se a5lia&on $acia la conce5ci*n de 0ue el 4alo& de la 4ida esta!a dete&inado no en unci*n de s isa, sino de la
;on el desarrollo de las tesis neodarOinistas, ambas concepciones encontrar(an una amplia base cient(fica que dar(a paso a su legitimaci&n )tica. 4i para los darOinianos, todos los seres umanos, al margen de su ra%a o status cultural, descend(an de los simios, esto abr(a la posibilidad de que los rasgos f(sicos y mentales que ab(an permitido al ombre adaptarse a un *mbito salva!e, fuera en el pasado remoto 1el ca%ador 3eandertal2 o en el presente 1el guerrero Oatusi2, pudieran legarse inadvertidamente a descendientes modernos y civili%ados. El %o&logo darOiniano, Ienry #audsley, lo e0plicaba con la observaci&n de que e0iste 'realmente un cerebro bestial dentro del hombre( , lo cual permit(a 'identificar el salva&ismo en la civili!acin, así como podemos identificar el animalismo en el salva&ismo(.
+recisamente, los bi&logos del siglo PCP ablar(an de 6atavismo7 para referirse a esta supervivencia bestial, por la palabra latina atavus, antepasado remoto. El atavismo enseñaba que todo organismo ten(a ciertas caracter(sticas 6perdidas7 que pod(an reaparecer en ciertas condiciones y se legar(an a los descendientes. La teor(a atavista e0ist(a antes de DarOin, pero su teor(a de la evoluci&n parec(a confirmarla, al igual que la gen)tica mendeliana posteriormente.
En deiniti4a, el ata4iso se&ia la 5ied&a undaental de la teo&a de la degene&aci*n. ;onforme a esto, el atavismo presentaba la aterradora posibilidad de que una saludable familia de clase media de pronto engendrara un bruto retr&grado. 4i bien la mayor(a de los te&ricos conven(an en que esta clase de atavismo era poco frecuente, surg(a la pregunta, Q'u) suceder(a si de repente ciertas condiciones espec(ficas ac(an aflorar esas caracter(sticas perdidas en toda la especie, que luego las legar(a a sus descendientes De darse tal posibilidad, el proceso de la erencia pod(a obrar sBbita e ine0plicablemente contra los intereses de la especie. La selecci&n natural se convertir(a en una trampa. Lo peor reproducir(a indiscriminadamente m*s de lo peor en una disoluci&n at*vica de la ra%a umana. En definitiva, tal acontecer pod(a generar un proceso de degeneraci&n de la ra%a umana y ca(da radical de la civili%aci&n umana. En consecuencia, el estudio de la evoluci&n no s&lo pod(a rastrear el ascenso de las especies a trav)s del tiempo sino, como lecci&n fundamental, en el caso de los antiguos imperios y civili%aciones, su declinaci&n y ca(da. e esta o&a, las ideas =eoda&>inistas ue&on la !ase te*&ica so!&e la cual se desa&&olla&on las 5olticas Eugenésicas y Eutan(sicas en el Siglo XX.
3.- La Eutanasia en el Siglo XX a) Eugenesia y Eutanasia en Aleania 4iguiendo la pol(tica eugen)sica definida desde el siglo PCP, los legisladores de la liberal y democr*tica RepBblica de >eimar, para demostrar preocupaci&n pBblica respecto de la degeneraci&n racial, en enero de "?$ aprueban una
<@oda 5e&sona aectada de una ene&edad $e&edita&ia 5od&( se& este&iliada 5o& edio de una o5e&aci*n 0ui&&gica si, con a&&eglo a las eC5e&iencias de la ciencia, es de su5one& con la ayo& 5&o!a!ilidad 0ue los descendientes de estas 5e&sonas esta&(n aectos de ales $e&edita&ios g&a4es 0ue inluyan en su constituci*n ental o co&5o&al;. +recisa la norma legal:
<%uede $ace& la 5etici*n de este&iliaci*n el 0ue $aya de se& o!eto de la isa.... su &e5&esentante legal... el édico oicial 9y) 5a&a los indi4iduos inte&nados en un $os5ital, sanato&io o asilo o en una casa de co&&ecci*n, el di&ecto& del esta!leciiento &es5ecti4o... La solicitud de!e se& $ec$a ante el @&i!unal Eugenésico, ya sea 5o& esc&ito, o 4e&!alente... El @&i!unal Eugenésico esta&( adsc&ito a un ugado de 5&ie&a instancia...;. ABn m*s, la 6Ley de 4anidad #atrimonial7 dictada en Alemania el $? de 3oviembre de "?K establece un reglamento que dispone: 6El otorgamiento del ;ertificado de aptitud matrimonial es una parte de la 6Eeberatung7 y se entrega por la oficina de sanidad competente 1consultorio de eugenesia2. +or 6Eeberatung7 se entienden todas las funciones diversas e!ercidas por una especie de consultorio que abarca todas las cuestiones del matrimonio, conse!os prenupciales, de puericultura, econom(a dom)stica... +ara obtener el certificado de aptitud matrimonial, cada uno de los contrayentes se ar* e0aminar en la oficina de sanidad en cuya !urisdicci&n tiene su domicilio... La oficina de sanidad puede negar el otorgamiento del certificado de aptitud matrimonial, si los contrayentes no acatan debidamente las e0igencias de dico organismo de presentar las pruebas necesarias para !u%gar sus casos... 4i la oficina de sanidad tuviera conocimiento de impedimentos matrimoniales, segBn cl*usula " de la ley, posteriores al otorgamiento del certificado, puede anular dico certificado, siempre que la boda no se aya reali%ado... odo contrayente puede apelar al ribunal de 4anidad Iereditaria contra la negaci&n o la anulaci&n del certificado de aptitud matrimonial7.
Es necesa&io $ace& nota& 0ue las 5olticas Eutan(sicas y Eugenésicas sie5&e a4ana&on de la ano. De eco, el programa original de eutanasia en Alemania fue una creaci&n de algunos m)dicos, y no del entonces naciente 3acional 4ocialismo.
En "?$ se public& un libro titulado ")l Permiso para *estruir la +ida ndigna( , por Alfred Ioce, #.D., profesor de psiquiatr(a en la =niversidad de reiburg. El defendi& en su libro a los pacientes que ped(an Sayuda de muerteS, deb(a ser autori%ado por un m)dico, ba!o determinadas condiciones: e!a se& auto&iado 5o& t&es eC5e&tos. El de&ec$o del 5aciente 5a&a &eti&a& su deanda en cual0uie& oento. La 5&otecci*n legal de los édicos 0ue lo ayuda&an a te&ina& con su 4ida. • • •
Alfred Ioce e0plic& como la ayuda de muerte era congruente con la )tica m)dica m*s alta y era esencialmente una soluci&n compasiva a un problema doloroso. 4e aplicar(a a pacientes en coma, con daño cerebral, en algunas condiciones psiqui*tricas, y en retraso mental. Adu!o que los beneficios a la sociedad ser(an grandes, el dinero previamente consagrado al cuidado de Svida del sin sentidoS se encau%ar(a a aquellos que m*s lo necesitaran. El #inisterio de Fusticia describi& la propuesta S como lo que har/a posible para los m0dicos acabar con las torturas de pacientes incurables en los intereses de verdadera humanidad+ . 5 los aorros redundar(an en las personas alemanas si el dinero ya no se tira con el inv*lido, el incurable, y +aquellos en el umbral de ve&e1+ . El primer caso conocido de la aplicaci&n de esta propuesta en ese momento aceptada involucr& Sel -eb) Nnauer.S El padre del niño pidi& directamente a Adolp Iitler que a su i!o se le permitiera la muerte, ya que ab(a nacido ciego, con atraso mental y sin un bra%o y una pierna. Iitler deriv& el caso a su m)dico personal, Narl -randt, y en "?K la demanda se concedi&. Durante los pr&0imos meses, se establecieron los medios pr*cticos por los que podr(an concederse tales Smuertes de misericordiaS a otros niños que no ten(an ninguna perspectiva para la vida. El ospital a EglfingIaar, ba!o la direcci&n de Iermann +fannmuller, #.D., de!& sin alimentos a mucos de los niños inv*lidos a su cuidado asta que ellos murieran de Scausas naturales.S Ttras instituciones siguieron el e!emplo, algunos privaron a sus pacientes pequeños de calor, en lugar de la comida. A los m)dicos que no estaban de acuerdo con lo que les ped(an se les dec(a que ellos no los estaban matando sino simplemente deteniendo el tratamiento y +permitiendo que la naturale1a siguiera su curso+ . ;on el tiempo, +fannmuller prepar& la 2ungerhauser 1la inanici&n para el anciano2. Al finales de "?K?, Iitler firm& esta carta: "-eichleader ouhler y *r. randt se comisionaron para extender la autoridad de los m%dicos para ser designados responsablemente para que pudieran conceder una muerte de misericordiosa a los pacientes que, seg#n el &uicio humano, están incurablemente enfermos seg#n la evaluacin más crítica del estado de sus enfermedades" .
3o se pidi& que los m)dicos participaran, simplemente era una cuesti&n privada entre el m)dico y su paciente 1o la familia si el paciente fuera incapa% de ablar2. -randt testific& en 3uremberg despu)s de la guerra: ")l motivo /de la aplicacin de la )utanasia0 era el deseo de ayudar a individuos que no podían ayudarse y podrían estar prolongando sus vidas así en tormento. ... Citar 1ipcrates hoy es proclamar2 que nunca debe darse veneno a los inválidos y las personas con gran dolor. Pero cualquier m%dico moderno que hace tan retrica esa declaracin es un mentiroso o un hipcrita... 3o nunca pens% que estaba haciendo algo mal, sino que estaba abreviando la existencia torturada de tales criaturas infelices".
Iubo internistas que ayudaron a vaciar los ogares para ancianos. Luego algunos m)dicos salieron a la calle, sacaron de sus ogares a mucos vie!os y discapacitados y los mataron. +ara "?J estos m)dicos ab(an eliminado, incluso, a mucos veteranos de la +rimera Huerra #undial.
+ocos saben que los m)dicos que participaban en el S+rograma Alem*n de EutanasiaS lo ac(an voluntariamente. Algunos abandonaron el programa sin sufrir represalias de ningBn tipo. +or parte de la prensa aliada y los vencedores de la 4egunda Huerra #undial, la aplicaci&n de la Eutanasia durante el ercer Reic a sido continuamente presentada como un elemento condenable m*s, espec/fico - propio de la ideolog(a racista del nacionalsocialismo alem*n. /eremos que esta condena carece de toda valide%.
!) Eugenesia y Eutanasia Estados "nidos En lo referente al concepto de superioridad racial, bastar(a con recordar la filosof(a y la pra0is de las oligarqu(as rectoras del Cmperio -rit*nico para constatar que, tal concepto, estuvo profundamente arraigado en la mentalidad burguesa pr*cticamente desde el mismo instante en que )sta se convirtiera en la ideolog(a dominante. 5 los procedimientos con que el sentido de superioridad racial anglosa!&n se llev& a la pr*ctica fueron, cuando i%o falta, dr*sticos y contundentes. Lo que ocurre es que esa Sra%a superiorS siempre a dispuesto de la desvergGen%a suficiente y de los medios propagand(sticos necesarios para presentar sus e0terminios genocidas como a%añas )picas 1el caso de los abor(genes amerindios de 3orteam)rica no es m*s que una muestra2. +or lo dem*s, esas (nfulas de Spueblo elegidoS y de Scivili%aci&n superiorS caracter(sticas del espurio mesianismo anglosa!&n, an sido en todo momento el sustento ideol&gico del imperialismo y la depredaci&n angloyanqui. ;uando ;ecil Rodes UJV escribi&: "sostengo que 6los ingleses7 somos la primera ra!a del mundo y que cuanta mayor porcin del planeta est% habitada por nosotros tanto más se beneficiará la humanidad" , no estaba sino e0presando con meridiana claridad una parte de
esa filosof(a racial. +ero aBn queda un segundo aspecto de esta cuesti&n, m*s s&rdido si cabe que el ya e0puesto, y en el que la burgues(a angloparlante tambi)n ser(a pionera, como veremos seguidamente. El darOinismo social fue una corriente ideol&gica que, si bien no lleg& a cristali%ar como programa pol(tico de forma e0pl(cita, mantuvo en todo momento un acusado arraigo entre los c(rculos dirigentes de la burgues(a decimon&nica anglosa!ona, aunque sus efectos tambi)n se de!aron sentir en la Europa continental. Dica corriente no s&lo sentaba la superioridad biol&gica de unas ra%as sobre otras, sino tambi)n 1y aqu( viene ese segundo mati% aludido en el p*rrafo anterior2 la de determinados individuos sobre los restantes dentro del propio cuerpo social de la Scivili%aci&n superiorS. +or otra parte, tales tesis fueron sostenidas indistintamente por elementos dirigentes tanto de la dereca como de la i%quierda burguesa. ;omo un simple avance de lo que nos encontraremos m*s adelante, pueden citarse las palabras pronunciadas por Fules erry, l(der de la i%quierda republicana francesa, en el +arlamento galo 1!ulio "2: "eñores, hay que hablar más alto y proclamar la verdad. 1ay que decir abiertamente que las ra!as superiores tienen un derecho ante las ra!as inferiores4 y hay un derecho para las ra!as superiores porque hay un deber para ellas, que es el de civili!ar a las ra!as inferiores".
Las tesis del darOinismo social, entre cuyos m*s conspicuos doctrinarios sobresalieron los ingleses 8e&!e&t S5ence& y Falte& Bage$ot y el norteamericano F. ?&a$a Sue& , fueron ampliamente esgrimidas como soporte del capitalismo liberal basado en el +laisse1 faire+ , as( como para !ustificar la estratificaci&n social en ra%&n de las desigualdades biol&gicas e0istentes entre los individuos. De acuerdo con dicas tesis, la rique%a y la posici&n social no eran sino el 'resultado de la adaptacin al medio 6ca5italista7 de los me&or dotados( , por lo que la competitividad deber(a mantenerse sin restricci&n alguna como medio para garanti%ar la selecci&n natural. Llegados a este punto, no estar* de m*s acer un pequeño inciso para preguntarse por qu) ra%&n los abanderados de tan ingeniosos planteamientos no propugnaron tambi)n, como ubiera sido lo l&gico, la abolici&n de los derecos sucesorios, para que as(, partiendo de cero, los erederos de las grandes fortunas pudieran demostrar su superioridad biol&gica en igualdad de condiciones con los m*s SinadaptadosS.
En el plano internacional el darOinismo social fue esgrimido como argumento o soporte ideol&gico del imperialismo y del colonialismo, dos conceptos fundamentados sobre la idea de la superioridad biol&gica y cultural de anglosa!ones. Debemos insistir una ve% m*s en que todos estos planteamientos, tan brillantemente llevados a la pr*ctica por el imperialismo anglonorteamericano, formaban parte del catecismo ideol&gico burgu)s con mucas d)cadas de adelanto a la aparici&n del fascismo alem*n, al que despu)s se le ad!udicar(a su invenci&n 4in embargo, el asunto no acaba aqu(. 4i en un principio los doctrinarios del darOinismo social estimaron que las leyes de la competitividad capitalista bastar(an para garanti%ar la debida selecci&n biol&gica y para cribar a los individuos m*s d)biles, no tardaron en surgir una serie de adelantados que consideraron oportuno ayudar activamente a que esa criba se acelerara. Gue as coo coena&on a toa& cue&5o las tesis eugenésicas en 5&o de la este&iliaci*n de indi4iduos conside&ados coo un 5elig&o 5a&a la salud de la &aa, tesis 0ue se t&aslada&on a la 5&(ctica en la 5at&ia 5ione&a de la ilant&o5a ode&na y de los de&ec$os $uanos: los Estados "nidos de =o&teaé&ica. En efecto, fue en la colonia virginiana de Lyncburg donde se puso en marca por primera ve% un concien%udo programa de esterili%aci&n, la mayor parte de cuyas v(ctimas no fueron precisamente deficientes mentales, como re%aba el proyecto oficial , que de esa forma pretend(a adoptar una imagen m*s favorable, sino desarraigados sociales, indigentes, vagabundos y u)rfanos, todos ellos de ra%a blanca. 4&lo en la colonia de Lyncburg fueron esterili%ados ent&e 1H2' y 1H32 alrededor de oco mil personas, en su mayor(a adolescentes sin taras de ningBn tipo, pero pobres y sin domicilio fi!o. El t)rmino eugenesia ab(a sido acuñado en "K por el cient(fico brit*nico sir G&ancis ?alton, primo de ;arles DarOin y ac)rrimo doctrinario del darOinismo social. El soporte de sus tesis fueron las leyes de la erencia, segBn las cuales los progenitores cretinos o deformes produc(an sucesores de id)nticas caracter(sticas. 4e ac(a preciso por ello, concluy& el tal Halton, que desde el Estado fueran adoptadas las medidas oportunas para impedir el declive de la ra%a brit*nica. +or otro lado, no es menos importante destacar que la esterili%aci&n eugen)sica fue defendida desde principios de siglo por las m*s destacadas figuras del socialismo fabiano, como I.H.>ells o Heorge -ernard 4aO entre otros precursores del actual #undialismo, as( como por varios l(deres del conservadurismo brit*nico, >inston ;urcill entre ellos. En los Estados =nidos dicas tesis go%aron pronto de una favorable acogida , tanto por parte de la poblaci&n 1IollyOood se volc& en su apolog(a2, como de las autoridades pol(ticas y !udiciales. Aunque su puesta en pr*ctica comen%& ya en la primera d)cada del siglo PP, el espaldara%o definitivo no llegar(a asta "?$M, con la aprobaci&n en la ;orte 4uprema estadounidense de una ley de este&iliaci*n. El borrador de dica ley ab(a sido elaborado por un equipo de prestigiosos bi&logos, e inclu(a a ciegos, sordos, deformes, alco&licos, tuberculosos, sifil(ticos, leprosos, criminales, idiotas, pobres y personas sin domicilio fi!o. En cuanto al ob!etivo perseguido, el proyecto legal lo enunciaba sin ambages: "preservar la pure!a de la ra!a blanca".
La decisi&n de la ;orte 4uprema fue adoptada a ra(% del caso ;arrie -ucW, una adolescente pobre y madre de una niña engendrada tras una violaci&n, y a la que se consider& "imb%cil moral" por tener un i!o sin estar casada, siendo condenada por ello a la esterili%aci&n. Cgualmente digno de menci&n es el papel decisivo !ugado en favor de la constitucionalidad de las pr*cticas eugen)sicas por el !ue% Iolmes, un miembro del ribunal 4upremo conocido por su apasionada militancia ideol&gica, en la i%quierda liberal norteamericana. A ra(% de aquella disposici&n legal se abri& la veda, y $@ Estados de la =ni&n emprendieron una carrera de esterili%aciones masivas practicadas en un principio sobre residentes en establecimientos mentales, y aplicadas inmediatamente despu)s a pobres y marginados sociales. Las leyes y tesis eugen)sicas estadounidenses sirvieron luego de base a la normativa racial del ercer Reic, cuyas autoridades rindieron omena!e pBblico al doctor Iarry Lauglin, cerebro del programa eugen)sico norteamericano, reconoci)ndole como a su gran inspirador. +or otro lado, durante la d)cada de los treinta fueron numerosas las voces que, desde las m*s altas instancias cient(ficas, acad)micas y pol(ticas estadounidenses, elogiaron las medidas
eugen)sicas adoptadas por el r)gimen itleriano, llegando incluso a lamentar el eco de que aqu)l ubiera tomado la delantera en tan encomiable labor de profila0is social. 4ignificar por Bltimo que despu)s de la $X Huerra #undial las pr*cticas eugen)sicas continuaron a buen ritmo en los Estados =nidos, donde todav(a oy go%an del estatuto de constitucionalidad. 4obre las mismas bases en que se fundaron las pr*cticas eugen)sicas en Cnglaterra, EE.==. adopt& desde un inicio esas tesis. En la actualidad, las asambleas legislativas !uegan con la aprobaci&n legal de proyectos de ley, mientras en el estado de >asington y en ;alifornia, peticiones de iniciativa legislativa popular an tratado por una sencilla votaci&n mayoritaria de convertir el matar al paciente, que actualmente aBn es un crimen en los estados, en un procedimiento legali%ado, medicali%ado y no criminal. A la feca, el Estado de Tregon legali%& el suicidio asistido. A causa de propaganda aliada contra el ercer Reic que equipar& la palabra SeutanasiaS con el na%ismo, el moderno movimiento proeutanasia de EE.==. a tratado de restarle importancia al t)rmino, y ya no se abla de 'eutanasia( sino de "eleccin" en el morir, es una maniobra sem*ntica t(pica del deconstruccionismo que precede a la maniobra social, es decir, a la legislaci&n e imposici&n estatal del 6nuevo7 criterio. De esta forma, el suicidio se con4ie&te en Ielecci*n &acionalI, e incita& al suicidio 1aBn ilegal en la mayor parte de los estados,2 se con4ie&te en Iayuda en el o&i&I. As(, por acci&n u omisi&n, uno puede acabar f*cilmente con su vida. 5 en EE.==. ya se a acabado con las vidas de pacientes, tanto conscientes como en Sestado vegetativo persistenteS de una manera y en un tiempo predecible cortando todo alimento y agua. #ientras tanto, dentro de la medicina misma, la eutanasia y el llamado suicidio racional encuentran un foro cada ve% m*s ospitalario. En las revistas m)dicas m*s prestigiosas de EE.==, el 5ournal of the 6merican 7edical 6ssociation 1Revista de la Asociaci&n #)dica Americana, FA#A2 y el 8e9 )ngland 5ournal of 7edicine 13EF#, Revista de #edicina de 3ueva Cnglaterra2 a aparecido una serie de art(culos que proponen el concepto de eutanasia y Ssuicidio racionalS. +or e!emplo en "t:s over, *ebbie" 1S5a acab&, DebbieS, FA#A, "?2, se detalla un caso de eutanasia deliberada por un !oven m)dico residente an&nimo. En "Physician:s responsibility to9ard hopelessly ill patients ;a second loo<" , 1La responsabilidad del m)dico acia los pacientes desauciados una segunda mirada, 3EF#, KYKY?2, " a "$ respetados m)dicos mantienen que "no es inmoral para un m%dico asistir en el suicidio racional de un paciente enfermo terminal" y publican un llamamiento a favor de una discusi&n abierta de par en par del suicidio asistido. +or su parte, el Dr. imoty 'uill, en "*eath and *ignity" 1S#uerte y DignidadS, 3EF#, "YKY?"2, informa que asisti en un suicidio como "tratamiento m%dico" mientras que admite francamente que engaña intencionadamente al examinador m%dico , neg*ndose a
conceder informaci&n. El 3eO 5orW imes 1"@YKY?"2 aprob& en un editorial la acci&n del Dr. 'uill. #ientras tanto, el inconformista Dr. FacW NevorWian 1conocido como El 6Doctor #uerte72 public& un llamamiento a favor de una nueva especialidad m)dica a la que denomin& Io!itiat&aI, y utili%ando su 6m*quina del suicidio7, eufem(sticamente apodada el Smercitr&nS, logr& efectuar cuatro muertes provocadas en pacientes que no eran enfermos terminales. +rocesado dos veces, en ambos casos se le encontr& inocente de conducta criminal. En el segundo proceso a NevorWian, el !ue% Davie -recW del ;ircuit ;ourt ribunal de distrito o circuito de #icigan, volvi)ndose a acer eco de una postura adoptada por el !ue% ;ompton en el caso -ouvia, mantuvo en su decisi&n 1$"Y@Y?$2: Si una persona se puede negar a un tratamiento que le mantenga con vida, entonces esta persona debiera tener derecho a insistir en un tratamiento que le cause la muerte con tal que el m%dico est% dispuesto a asistir y el paciente est% l#cido y satisfaga criterios racionales." Adem*s, "la distincin entre suicidio asistido y la retirada del apoyo vital es una distincin sin merito."
3o obstante, el Dr.NevorWian fue posteriormente declarado culpable y encarcelado por ayudar a suicidarse a un gran nBmero de otros pacientes. Dr. Leo Ale0ander, un reputado ciru!ano de origen !ud(o, coment& sobre EE.==. unos meses antes de su muerte ace varios años: ")s exactamente como 6lemania en los años treinta, se están reba&ando las barreras contra el matar."
Efectivamente, los notables paralelos entre las ideas de las elites en la medicina y el dereco en el ercer Reic y en los EE.==. son evidentes. A!as co&&ientes denig&an las 4idas de se&es $uanos con deectos sicos o entalesJ a!os est(n de acue&do en 0ue cie&tas 4idas no son dignas de se& conse&4adasJ a!as c&een 0ue la edicina y el de&ec$o de!ie&an coo5e&a& en aca!a& con la 4ida Isin 4alo&I. As(, El ritmo del avance de la eutanasia en los EE.==. es tal que uno puede predecir con toda confian%a que a no ser que sea detenido aora, el matar deliberadamente a los pacientes por decenas de miles llegara dentro de los pr&0imos " o $ años. Las primeras v(ctimas continuar*n siendo los que son caros de cuidar SdesauciadosS en los Sm*rgenes de la vidaS, que tienen pocos o ningunos defensores. 4er* tan racional que, como la rana en agua cada ve% m*s caliente, no se percibir* ningBn cambio asta que sea demasiado tarde. ;omo señalamos antes, el 3acional 4ocialismo alem*n ered& una guerra m)dica eca contra +comedores in3tiles+ y +ebens un4erten eben+ vidas que no son dignas de ser vividasS. En los casos ante los tribunales y la literatura m)dica en EE.==., ocurre oy del mismo modo una desumani%aci&n de los pacientes umanos con pocos comentarios adversos. =n art(culo en el e >all 4treet Fournal pregunta, IK%o& 0ué no 5odeos do&i& a a( -usto coo $aceos a nuest&os 5e&&os. De este modo, sin pegar un tiro, en los Bltimos $ años a ocurrido una revoluci&n: 2M illones de niNos an no nacidos ni deseados $an sido asesinados legalente en Estados "nidos 9el a!o&to esta!a du&aente 5enaliado en el @e&ce& Oeic$) y aora, la Sayuda en el morirS se mueve al escenario central, con la 6)tica7 de la Econom(a de Libre #ercado decidiendo qui)n continuar* viviendo y qui)n ser* matado. De eco, el propio Dr. Leo Ale0ander quien fue especialista en psiquiatr(a del #inisterio de la Huerra en el llamado 6proceso de 3Grenberg7 a los m)dicos na%is a mediados de los años cuarenta, en un art(culo publicado en "7edical science under a dictatorship" 1SLa ciencia m)dica ba!o una dictadura, 3EF# K?, K?J", "?J?2 i%o una advertencia a la cual no se le prest& muca atenci&n en aquel entonces, pero que tiene importancia prof)tica actualmente. "Cualesquieras que sean las proporciones que estos crímenes /de guerra alemanes0 asumieron finalmente, se hi!o evidente a todos los que los investigaron que habían empe!ado desde comien!os pequeños. $os comien!os al principio fueron meramente un sutil cambio en el %nfasis en la actitud básica de los m%dicos. )mpe! con la aceptacin de la actitud, básica en el movimiento en pro de la eutanasia, de que hay tal cosa como una vida que no es digna de ser vivida. )sta actitud en sus primeras etapas se preocup meramente por los enfermos graves y crnicos. =radualmente la esfera de los que tenían que ser incluidos en esta categoría fue ampliada para abarcar a los que no producen en la sociedad, los ideolgicamente no deseados, los racialmente no deseados y finalmente todos los que no eran alemanes. Pero es importante darse cuenta de que el primer paso hacia adelante infinitamente pequeño del que recibi su impulso toda esta tendencia mental, fue la actitud hacia los enfermos no rehabilitables".
Iace poco m*s de veinte años, si uno ubiera predico que con las actitudes pBblicas y leyes cambiantes el Btero umano en EE.==. pronto se convertir(a en el lugar m*s peligroso de este mundo para el umano aBn no nacido, seguramente abr(a abido una negaci&n masiva. 4in embargo, los $@ millones de abortos registrados en EE.==. desde "?@K m*s de J. por d(a, dan actualmente tr*gica resonancia a un eco indiscutible. Ioy, uno puede predecir con toda confian%a que a menos que se detenga pronto la eutanasia por ra%ones econ&micas, dentro de poco se convertir* en la manera en que la sociedad norteamericana se librar* de personas SonerosasS en el otro e0tremo de la vida. A cientos de miles se les dar* muerte deliberada y legalmente por la profesi&n m)dica, que e0traer* sus imperativos )ticos del #anifiesto Iumanista y la encuesta m*s reciente, antes que del Dec*logo y la )tica ipocr*tica.
c) Eugenesia y Eutanasia en #$ile
En "?KK el mismo año en que Adolfo Iitler se transformaba en ;anciller de Alemania, en ;ile, el !oven m)dico Sal4ado& Allende ?ossens entregaba su tesis de grado con la que se titul& de doctor, titulada: '1igiene mental y delincuencia( . De este modo, Allende se situaba precisamente en el ori%onte cultural de los erederos de Lombroso y los 3eodarOinistas, abogando activamente por la Eugenesia y la 6salud racial7. De eco, aBn una d)cada antes de que se dictaran las primeras leyes alemanas al respecto, en ;ile se dict& el ec&eto Ley =P 3++, del 21 de a&o de 1H2+. En esta norma legal se establece que 'es funcin del =obierno luchar contra las enfermedades y costumbres susceptibles de causar degeneracin de la ra!a y adoptar los medios que &u!gue adecuados para me&orarla y vigori!arla(.
4e dispuso por tanto, la constituci&n de una <i4isi*n de 8igiene Social;, dependiente del #inisterio de Iigiene, Asistencia, +revisi&n 4ocial y raba!o. El decreto ley establec(a que confiere a la 6Divisi&n de Iigiene 4ocial el cuidado de la ra%a7. A este efecto la norma legal consideraba el establecimiento de una estructura nacional basada en sin cuyo requisito ?el@ funcionario no podrá proceder a la celebracin del matrimonio( .
Asimismo, en el mensa!e presidencial del $" de mayo de "?K?, el +residente +edro Aguirre ;erda, l(der de la alian%a comunista socialistaradical del 6rente +opular7, proclama: 'As con&uro a creerme que sabr% respetar fielmente mi &uramento Constitucional y que será mi preocupacin constante fortificar la ra!a(.
Luego, teniendo a la vista la e0periencia de 6Dopolavoro7 de la Ctalia fascista y despu)s la de 6Nraft durc reude7 Uuer%a por la Alegr(aV en la Alemania na%i, en ;ile nace la iniciativa oficial denominada: 'nstitucin para la *efensa de la -a!a y aprovechamiento de las 1oras $ibres(.
El decreto org*nico 3.Z J."@, del " de Agosto de "?K?, establece: <#onside&ando: Que es de!e& del Estado 4ela& 5o& el desa&&ollo y 5e&eccionaiento de las cualidades 0ue constituyen las 4i&tudes de la &aaJ Que estas 4i&tudes 5ueden o&talece&se es5ecialente 5o& el ee&cicio de la cultu&a sica y la enseNana de la 4ida del $oga& y la &elaci*n social... ec&eto: A&tculo 1.R - #&éase una instituci*n nacional 0ue se denoina&( eensa de la Oaa y A5&o4ec$aiento de las 8o&as Li!&es... Las inalidades de esta instituci*n, se&(n las siguientes: culti4o de la conciencia del 4ale& nacional y del $ono& 5at&ioJ 5&(ctica de la cultu&a sica coo edio de conse&4a& el 4igo& y la a5titud 5a&a el t&a!aoJ o!se&4ancias de las costu!&es $igiénicasJ culto al t&a!ao, a la 5a y a la solida&idad $uanaJ estulo del sentiiento de la dignidad y de la su5e&aci*n del indi4ido en la 4ida ciudadana y del $oga&J y a5&o4ec$aiento de las $o&as li!&es 5o& edio de ent&eteniientos y acti4idades $onestas y educati4as. Esta instituci*n de5ende&( di&ectaente del %&esidente de la Oe5!lica;. En el correspondiente discurso, el +residente de la RepBblica, +edro Aguirre ;erda, indica: 'Conciudadanos2 Comprendo, sí, que hay ideas básicas en las cuales coinciden o deben coincidir la colectividad toda> )ntre estos sentimientos patriticos está el amor a la ra!a, a la ra!a chilena, a ese con&unto social que para nosotros es todo nuestro orgullo, que lo admiramos y queremos, a pesar de los defectos que pudiera tener, como se quiere a la madre y a la bandera... Bortificar, pues, la ra!a, formarla sana y pu&ante, proporcionarle la alegría de vivir4 el orgullo de sentirse chileno, es un sentimiento que nadie debe negar a nadie, cualquiera que sea el medio que unos u otros concept#en como el más apropiado(.
ambi)n en esta perspectiva se establece un proyecto de ley de educaci&n f(sica. Entendiendo que se trata de una 6campaña sagrada en favor de la fortificaci&n de nuestra ra%a7, se define la 6educaci&n f(sica 1como2 parte integrante de la educaci&n general y debe ser atenci&n preferente del Estado en cuanto propende a la salud y vigor del pueblo.
La Educaci&n (sica ser* obligatoria para los escolares de uno y otro se0o y deber* ser impartida a los no escolares que la presente ley señala. Establ)cese como obligatorio el control biotipol&gico[ La Funta ;entral de -eneficencia +Bblica y Asistencia 4ocial pondr* a disposici&n del #inisterio de Educaci&n +Bblica con cargo a la suma que se encuentra acumulada en su poder la construcci&n del Cnstituto de Reeducaci&n #ental7. el iso odo, en 1H', $asta la o&ganiaci*n counista <#oité %o5ula& del e5o&te; cele!&a!a la c&eaci*n del coité oicial <%&o Sal4aci*n de la Oaa;. A la )poca, el !ue% de menores de /alparaiso, Luis /icuña 4uare%, postulaba: '?$lega@ el momento de recordar a tanto criminal inconsciente que no hay derecho alguno para crear y seguir creando ciudadanos de sanatorio4 vidas indefensas e inermes en medio del mundo fiero donde, a mayor acumulacin de Cdigos se contrapone más brutal predominio de la fuer!a4 y a mayor suma de asistencia social cobran más impía recrudescencia los fueros del lobo y las leyes de la selva. 8o tenemos ;Dd. m%dico y yo 5ue!;, la historia fichada de familias marcadas con el prontuario del 'vermoulu( inscrito en su principio germinal y que han desenvuelto sus obscuras existencias larvadas en la colmena de nuestra ciudad com#n, ambulando con fardos de dolor entre el Consultorio del eguro Abrero los 5u!gados penitenciales y el $a!areto, como en un ansia, inconsciente de regresar a la 8adaE(.
Agregaba el !ue% /icuña 4uare%: 'Foda la piedad y la compasin del mundo para ellas, pero Gqu% gran negocio para la sociedad si no existieran esas frecuentes aleaciones de histeria y de males ven%reosH Gy qu% ganancia para la contabilidad del bienestar humano si el manantial de tanto sufrimiento hubiera visto cegada su fuenteH Por lo mismo que se ama a los que sufren, se desea con fervor que no hubieran comen!ado a padecer4 y ese sentimiento se traduce científicamente en el vocablo... )ugenesia".
+ostula por tanto: ')ugenesia, antes que lástima... )ugenesia, primero y me&or que allanamientos y carcela!os... )ugenesia, más interesante y mas lgica que el veronal o la morfina, para esos pobres degenerados 'de boite( presuicidas que mitigan falsamente las taras con que sus padres los pusieron sobre el mundo, imaginando acaso que los indemni!aban de verdad de&ándoles dinero para cubrirlas... Conciencia eugen%sica, valdría emanciparla de una servidumbre de mortal ceguera y levantar saludablemente los declives en que verifica su evolucin biolgica e histrica(.
La 4egunda ;onferencia +anamericana de Eugenesia y Iomicicultura, celebrada en -uenos Aires, Argentina, el año "?KJ acordar(a, entre otras mociones: S;onsiderando que las cualidades propias de cada naci&n y las generales de Am)rica est*n condicionadas por las caracter(sticas del estado social y, sobre todo, biol&gico de su masa pobladora, y que el conocimiento de estas cualidades es esencial para el presente y, sobre todo, para el porvenir del continente, resuelve:... 'ue se solicite de la =ni&n +anamericana, en la forma m*s respetuosa, que proceda a organi%ar y mantener en su SAficina Principal un nstituto de nvestigaciones de la Poblacin 6mericana" , que se dedicar* a dico estudio en sus aspectos ist&ricos, geogr*ficos, antropol&gicos, estad(sticos, econ&micos, culturales y eugen)sicos7. Es entonces, en este ambiente pol(tico, cultural y cient(fico, donde durante "?KK, el descendiente de !ud(o por madre, socialista y mas&n, 4alvador Allende Hossens, publica su memoria de t(tulo profesional titulada: 6Iigiene #ental y Delincuencia7. En ella, el futuro presidente de la repBblica propon(a la esterili%aci&n de los enfermos mentales, fustigaba a los omose0uales y se refer(a de este modo a los !ud(os: "$os hebreos se caracteri!an por determinadas formas de delito2 estafa, falsedad, calumnia y, sobre todo, la usura."
5 agregaba:
En "?K?, en calidad de #inistro de 4alud, 4alvador Allende Hossens anuncia al pa(s el tratamiento obligatorio contra alcoolismo, alcaloides y enfermedades ven)reas como parte del 'trípode legislativo en defensa de la ra!a(.
El proyecto de ley sobre contagio ven)reo del de noviembre de "?K? dispon(a la obligatoriedad del tratamiento y certificado prenupcial. En )ste se consigna: <el #e&tiicado 5&enu5cial: Las 5e&sonas 0ue 5adecan de una ene&edad 4ené&ea en 5elig&o de contagio no 5od&(n cont&ae& at&ionio. Los Viciales del Oegist&o #i4il no auto&ia&(n la cele!&aci*n de at&ionio si los cont&ayentes no aco5aNa&en un ce&tiicado de salud 4ené&ea, oto&gado 5o& el o&ganiso &es5ecti4o del #onseo =acional de Salu!&idad... El 0ue contagia&e a ot&a 5e&sona de un al 4ené&eo su&i&( la 5ena de &eclusi*nW Se &eie&e a la conse&4aci*n de la 4i&ilidad y desa&&ollo de la &aa, a la salud de los $a!itantes y a un sinne&o de $ec$os sociales 0ue 5ueden conside&a&se atales dent&o del desen4ol4iiento del estado sanita&io de la naci*n;. Anuncia asimismo un programa de
3.- %&oyecto de Ley So!&e Eutanasia #oci&n sobre Eutanasia 1e0to ;ompleto2 El siguiente es el teCto co5leto de la oci*n de los i5utados Gul4io Oossi, #a&olina @o$(, uan Bustos y ot&os, so!&e &eo&a al #*digo Sanita&io: La moci&n agrega, en el Libro C del ;&digo 4anitario, el siguiente t(tulo /C con sus p*rrafos y art(culos, J bis a J bis \.
Art. JZ bis. +ara los efectos de esta ley se entender* como eutanasia la terminaci&n de la vida que lleva a cabo un m)dico a petici&n del paciente, cumpliendo los requisitos y manifestando su consentimiento en los t)rminos que se señala en los siguientes art(culos. +*rrafo "Z De la eutanasia pasiva Art. JZ bis A. De la eutanasia pasiva. Es dereco de todo paciente terminal otorgar o denegar su consentimiento a cualquier procedimiento m)dico que estime invasivo, comple!o o innecesario cuando: 4e trate de un paciente en estado terminal, esto es, que pade%ca un precario estado de salud, debido a una lesi&n corporal o una enfermedad grave e incurable, que aga prever que le queda muy poca e0pectativa de vida. 'ue los cuidados que se le puedan brindar al paciente sean innecesarios, en cuanto )stos solo persigan prolongar su agon(a. +ara e!ercer este dereco, los profesionales tratantes est*n obligados a proporcionar, previamente y en lengua!e comprensible para el paciente, informaci&n completa respecto de la enfermedad, sus implicancias y posibles tratamientos. Esto se ar* en forma oral y tambi)n por escrito, en un acta que deber* firmar la persona o su representante legal. En caso de pacientes cuyo estado impida obtener su consentimiento, pero se presume que prontamente podr* prestarlo de forma libre y espont*nea, se entender* que acepta el tratamiento asta que su voluntad pueda ser conocida. Art. J] bis -. 3o obstante lo señalado en el art(culo anterior, la voluntad del paciente no tiene efecto alguno cuando: La no aplicaci&n de los procedimientos o intervenciones señaladas precedentemente suponen un riesgo para la salud pBblica, debiendo de!ar el m)dico tratante e0presa constancia de configurarse esta causal en la respectiva fica cl(nica. 4e trate de atenciones m)dicas de emergencia o urgencia, esto es, cuando la condici&n de salud o cuadro cl(nico del paciente implique riesgo vital yYo secuela funcional grave de no mediar atenci&n m)dica inmediata e impostergable. Art. J] bis ;. La voluntad del paciente podr* manifestarse verbalmente pero de )sta deber* quedar siempre constancia por escrito. El consentimiento deber* prestarse a lo menos ante dos testigos, siendo uno de )stos el c&nyuge, ascendiente o descendiente mayor de edad del paciente. En caso de encontrarse el paciente internado en un recinto ospitalario oficiar* de ministro de fe el director del establecimiento o quien le subrogue. El consentimiento siempre podr* prestarse ante 3otario +Bblico. En caso de no e0istir el c&nyuge, ascendientes o descendientes mayores de edad, o bien ante negativa de )stos, el consentimiento deber* prestarse a lo menos ante cinco testigos. Art. J] bis D. En caso de menores de edad la decisi&n de someter o no al paciente a los tratamientos indicados en el numeral $] del art(culo K] ser* adoptada por los padres de comBn acuerdo si e0istiesen ambos. A falta de uno de los padres, la decisi&n ser* tomada por )l que e0istiese. A falta de ambos, la decisi&n ser* adoptada por la mayor(a de los parientes consangu(neos presentes de grado m*s pr&0imo en la l(nea colateral, asta el tercer grado inclusive. Art. J] bis E. En caso de los legalmente incapaces la decisi&n de someter o no al paciente a los tratamientos indicados en el numeral $] del art(culo J] bis - ser* adoptada por el representante legal. Art(culo J] bis . En caso de muerte cerebral, entendiendo por tal la definida en la ley "?.J", la decisi&n de someter o no al paciente a los tratamientos indicados en el numeral $] del art(culo J] bis - ser* adoptada por el c&nyuge siguiendo, cuando corresponda el orden que establece el art. ?K del ;&digo ;ivil, con la e0clusi&n del isco. Art. J] bis H. El m)dico tratante deber* consultar siempre la opini&n de una ;omisi&n ^tica de comprobaci&n que se establece en el p*rrafo KZ de este titulo. +*rrafo $Z De la eutanasia activa Art. JZ bis I. De la eutanasia activa. odo paciente que sufra una enfermedad incurable o progresivamente letal que le cause un padecer insufrible en lo f(sico y que se le representa como imposible de soportar podr* solicitar por ra%ones umanitarias, y de conformidad a las normas que esta ley establece, que la muerte le sea provocada deliberadamente por un m)dico ciru!ano. +ara e!ercer este dereco, los profesionales tratantes est*n obligados a proporcionar, previamente y en lengua!e comprensible para el paciente, informaci&n completa respecto de la enfermedad, sus implicancias y posibles tratamientos. Esto se ar* en forma oral y tambi)n por escrito, en un acta que deber* firmar la persona o su representante legal.
Art. J] bis C. La voluntad del paciente podr* manifestarse verbalmente pero de )sta deber* quedar siempre constancia por escrito. El consentimiento deber* prestarse a lo menos ante dos testigos, siendo uno de )stos el c&nyuge, ascendiente o descendiente mayor de edad del paciente En caso de encontrarse el paciente internado en un recinto ospitalario oficiar* de ministro de fe el director del establecimiento o quien le subrogue. El consentimiento siempre podr* prestarse ante notario. En caso de no e0istir el c&nyuge, ascendientes o descendientes mayores de edad, o bien ante negativa de )stos, el consentimiento deber* prestarse a lo menos ante cuatro testigos. Art(culo J] bis F. En caso de menores de edad la decisi&n ser* adoptada por los padres de comBn acuerdo si e0istiesen ambos. A falta de uno de los padres, la decisi&n ser* tomada por el que e0istiese. A falta de ambos, la decisi&n ser* adoptada por la mayor(a de los parientes consangu(neos presentes de grado m*s pr&0imo en la l(nea colateral, asta el tercer grado inclusive. Art. J] bis N. En caso de los legalmente incapaces ser* adoptada por el representante legal. +*rrafoKZ. De la ;omisi&n ^tica de comprobaci&n. Art. J] bis L. En cada regi&n del pa(s e0istir* una ;omisi&n ^tica de comprobaci&n cuya integraci&n, subrogaci&n, funcionamiento y atribuciones estar*n especificadas en un reglamento que, para estos efectos, dictar* la autoridad competente. Art(culo JZ bis LL. La ;omisi&n, de a lo menos cinco miembros, estar* necesariamente integrada por: a2 =n m)dico ciru!ano designado, de entre sus afiliados, por la directiva del ;olegio #)dico procurando que )ste e!er%a la profesi&n en la regi&n respectiva. b2 =n m)dico psiquiatra designado, de entre sus afiliados, por la directiva del ;olegio #)dico procurando que )ste e!er%a la profesi&n en la regi&n respectiva. c2 =n abogado designado, de entre sus afiliados, por la directiva del ;olegio de Abogados, procurando que )ste e!er%a la profesi&n en la regi&n respectiva d2 =n profesor de dereco penal, con el grado de doctor, que e!er%a la docencia en una =niversidad afiliado al ;onse!o de Rectores. Art. J] bis #. ;orresponder* a la ;omisi&n ^tica velar por el adecuado cumplimiento de los requisitos que acen procedente la eutanasia y, verificados feacientemente )stos, autori%arla. Art. J] bis 3. La ;omisi&n sesionar*, a requerimiento de interesado, en un pla%o no mayor a cinco d(as desde que se ubiese presentado ante )sta una solicitud de eutanasia que cumpla con todos los requisitos formales. Art. J] bis \. +ara sesionar, la ;omisi&n requerir* la presencia de todos sus miembros o quienes subroguen a )stos y sus acuerdos se adoptar*n por mayor(a absoluta. La ;omisi&n ^tica, dentro del pla%o de cinco d(as *biles, otorgar* la correspondiente autori%aci&n cuando la solicitud cumpla con todos los requisitos. La aprobaci&n o reca%o de la solicitud deber* siempre fundarse por escrito y no ser* susceptible de recurso alguno. La solicitud reca%ada no podr* interponerse nuevamente sino en el pla%o de tres meses y siempre que contemple nuevos antecedentes. Ttorgada la autori%aci&n correspondiente est* le ser* comunicada al Fu%gado de Harant(a y a la iscal(a Local, correspondiente al lugar donde se practicar* la eutanasia. Art(culo $Z. 4ustituyese el art. K?K del ;&digo +enal en el siguiente sentido: Art. K?K. El que quitare la vida a otra, segBn el deseo e0preso y serio de la misma ser* castigado con pena de presidio mayor en su grado m(nimo. El que indu%ca a otro a suicidarse sufrir* la pena de presidio menor en su grado m*0imo. El que con conocimiento de causa preste au0ilio a otro para que se suicide ser* castigado con la pena de presidio menor en su grado medio. Las penas previstas en este art(culo s&lo se impondr*n si se efectBa la muerte del suicida. El supuesto al que se refiere los incisos anteriores no ser* punible en el caso de que aya sido cometido por m)dico que aya cumplido con los requisitos de cuidados recogidos en el t(tulo /C del ;&digo 4anitario y se lo aya comunicado a la comisi&n )tica de comprobaci&n.
'.- An(lisis y iscusi*n
Iemos sostenido antes que la Libertad del 4er Iumano es producto de su propia naturale%a. UV 'uienes argumentan a favor de la Eutanasia lo acen 9aparentemente a partir precisamente de la defensa de la Libertad como un valor fundamental. ;omo emos visto, los modernos fundamentos te&ricos de la Eutanasia 9al igual que los de la Eugenesia, derivaron de las tesis neodar Oinistas. 4in embargo, precisamente para las tesis neodarOinistas 9de las que devino la moderna 6sociobiolog(a7, el ser umano 3T es Libre, precisamente a causa de su naturale%a biol&gica y gen)tica. En efecto, para los modernos neodarOinistas, los sociobi&logos, el ser umano es simplemente una 'máquina de transporte de genes( , que actBa fundamentalmente en forma ego(sta para preservar esos genes. As(, la conducta estar(a b*sicamente predeterminada, y en realidad no e0istir(a libertad. A lo sumo, la Bnica 6libertad7 que tendr(amos en t)rminos bio)ticos, ser(a la libertad de transmitir nuestros genes a la pr&0ima generaci&n, y 9consecuentemente, las tesis eugen)sicas tendr(an ra%&n al intentar 6proteger7 el legado gen)tico de la umanidad. Lo mismo vale para la Eutanasia. De all( nace la inconsistencia argumental de defender la eutanasia como parte de la Libertad, y 9a la par, de sostenerla como soluci&n del determinismo vital que nos lleva a la muerte. La libertad en este caso, est* adem*s condicionada por la determinaci&n m)dica de que la vida de un paciente no es viable, o 9si lo vemos en t)rminos de la Ley propuesta para nuestro pa(s: 'la terminacin de la vida que lleva a cabo un m%dico a peticin del paciente, cumpliendo los requisitos y manifestando su consentimiento( .
+ero, Qc&mo se determina esto en t)rminos m)dicos Al respecto, el fil&sofo argentino Alberto -uela sostiene UMV: 6El acto m)dico es un acto comple!o pues no s&lo implica conocimiento, la primera obligaci&n del m)dico es saber 1principio de beneficencia2, pues si no sabe no puede cumplir con su deber por m*s compasi&n y bondad que pudiera tener. 5 al mismo tiempo el acto m)dico lleva impl(cito un acto moral. Es decir, es un acto cient(fico y )tico al mismo tiempo. ;ient(fico porque e0ige el conocimiento de su ciencia a la perfecci&n o al menos de la manera menos dañosa para el paciente 1principio de maleficencia2, y )tico porque su materia espec(fica es el cuerpo umano que no es un cuerpo m*s de los que componen el mundo, sino que tiene el e0traño privilegio de ser el Bnico cuerpo que es fin en s( mismo y no medio para otra cosa7. 5 es un fin en s( mismo porque el cuerpo umano constituye una unidad psicof(sica con el esp(ritu. Esta unidad se e0presa en la idea de persona, la que a su ve% es definida como: un ser, moral y libre. _nico e irrepetible. =n argumento muy poco conocido acerca de la dignidad del cuerpo es el que nos recuerda el fil&sofo #aurice #erlau +onty: <8o podemos tratar el cuerpo como se estudia una cosa cualquiera del mundo. )l cuerpo es a la ve! visible y vidente. 8o hay aquí dualidad sino unin indisoluble. )l mismo cuerpo es quien ve y quien es visto(.
De este modo, la especificidad del acto m)dico es que se trata de un acto voluntario y libre. 4i lo involuntario es, en )tica, determinado, producto de la fuer%a y la ignorancia, lo voluntario es por contraste aquello cuyo principio est* en el agente 1el m)dico2 que conoce las circunstancias particulares de la acci&n. 5 es libre porque es un acto responsable que viene de respuesta, pero no cualquiera, sino de una respuesta demorada, producto de la deliberaci&n que termina en la elecci&n. 4in embargo, en este caso la libertad no es 6poder acer lo que se quiere7. Esa es la libertad del loco, esclavo de sus propias pasiones o desvar(os. La libertad est* (ntimamente vinculada a la responsabilidad. A la capacidad de dar respuestas. Entonces se puede afirmar que el irresponsable es al obrar, lo que el necio es al saber. El primero cree que es libre cuanto m*s alocado es y el necio cree que sabe cuando en realidad no sabe. El ombre es antes que nada persona. Esto es, un ser, Bnico, singular e irrepetible marcado por los rasgos de moral y libre. En el acto voluntario utili%a su libertad para decidir qu) acer o c&mo obrar. Este acto tiene dos momentos: uno, primero, el de la deliberaci&n y otro, segundo, el de la elecci&n o decisi&n. El ombre no delibera sobre todas las cosas, pues no se delibera sobre lo necesario, lo que no puede ser de otra manera, sino que se delibera sobre las cosas que dependen de nosotros y es posible acer. Entendiendo por posible aquello que podemos acer por nuestra propia intervenci&n.
3o ay deliberaci&n sobre aquellos temas de la ciencia que an sido resueltos y que an quedado fi!ado como por e!emplo las letras de abecedario o el principio de Arqu(medes, pero s( la ay sobre las cosas que se verifican no siempre del mismo modo como sobre problemas de medicina o de negocios. Cncluso se delibera m*s en las artes 1la medicina es un arte2 o las t)cnicas, que en las ciencias, porque en las artes y en las t)cnicas se le presentan al ombre mayores perple!idades. Deliberamos sobre las cosas que ocurren de un cierto modo en la mayor(a de los casos pero cuyo resultado no siempre es el mismo. En una palabra, deliberamos no sobre los fines sino sobre los medios. 5 as( puede afirmar Arist&teles: “"o delibera el m0dico si curar* ni el orador si persuadir*... ni nadie sobre el fin sino que una ve1 que se han propuesto el fin examinan todos ellos por qu0 medios alcan1arlo. %i pareciera que por muchos medios se puede lograr se buscar* el m*s f*cil - el me&or” 6M7
Es que el m)dico como el orador del e!emplo no tienen dudas acerca del fin que persigue su actividad y su disciplina: el curar la enfermedad y el persuadir al oyente. La mayor(a de los procedimientos de tomas de decisiones m)dicas consideran aspectos parciales a tener en cuenta. As( 4acWett da prioridad a la utilidad, omasma a los 4alo&es, 4iegler la calidad de 4ida y Drane los factores socioecon*icos. Esto pone de manifiesto la importancia del tema de las decisiones m)dicas desde el punto de vista de la moralidad de sus acciones. La pregunta que surge entonces, es precisamente ba!o qu) criterios )ticos, val&ricos y cient(ficos un m)dico tomar* la decisi&n de asesinar a un paciente con previo consentimiento de este, y en qu) medida esta ser* una libre determinaci&n para ambos. En el caso del m)dico, es claro que sus decisiones estar*n determinadas por los valores, principios y )tica con las que aya sido formado. 4i estos valores son utilitarios y materialistas, la vida ser* entendida de este modo por )l. En el caso del paciente, la #uerte no es una opci&n, ya que este eco est* biol&gicamente determinado. La muerte es considerada por la filosof(a como un “a3n no” o 6como la posibilidad de la absoluta imposibilidad”. Es el acto m*s personal y solitario que e!ecuta el ombre, pues nadie muere por otro, pero a la par, es el acto menos voluntario de todos, ya que ocurrir* vocatus atque non vocatus 6Y7. Es decir, no somos “libres” de morir, sino que estamos absolutamente determinados a morir. Ante esto se argumenta que la libertad consistir(a en elegir cu*ndo y c&mo morir: sin embargo tambi)n se trata de una ilusi&n. =n paciente que tuviese oportunidad de sanar nunca elegir(a morir, y 9de eco, biol&gicamente la Bnica 6libertad7 es precisamente resistirse a la muerte. /isto en una perspectiva m*s amplia y consecuente con los fundamentos de la actual biolog(a, la teor(a general de sistemas y el devenir f(sico del universo, la vida es 6libre7 en cuanto constituye la Bnica alternativa al determinismo materialista de la entrop(a universal. =na roca, un l(quido, un gas, un planeta o una estrella no tienen ninguna 6opci&n7 frente al aumento de la entrop(a universal determinada por la segunda Ley de ermodin*mica :
Entonces, si la Eutanasia no es en realidad una 6libre elecci&n7, si no se trata de 6eliminar el dolor7, y si en realidad, no constituye una premisa )tica de la /ida en su con!unto, Qsobre qu) bases podr(a sostenerse Los que fluye de todo el an*lisis desarrollado, indica que los fundamentos verdaderos de la Eutanasia tienen directa relaci&n con los valores sociales predominantes , la concepci&n acerca de la calidad de vida , la utilidad de la misma y 9sobre todo, los factores socioeconmicos involucrados en su mantenimiento. 4e trata en suma, de argumentos totalmente materialistas, cuyo Bnico efecto es relativi%ar el valor de la vida y minimi%ar la responsabilidad social en el sostenimiento del altruismo, privilegiando el ego(smo y los criterios de mercado. =na sociedad sana es una sociedad donde la /ida en su con!unto, y la de cada persona que la forma, son protegidas y fomentadas por toda la sociedad. En una sociedad sana, las condiciones socioecon&micas nunca determinar*n el 6valor7 de una vida, ni la necesidad de ponerle t)rmino anticipado, y por definici&n, promover* conductas que favore%can la salud 9biol&gica, mental, social, econ&mica y val&rica, de todos sus miembros. De este modo, una sociedad sana no se preguntar(a acerca del 6costo7 de mantener a un paciente con vida, porque la /ida no puede ser reducida a un criterio de mercado, y 9de eco, el valor de un 4er Iumano no se mide por la 6calidad7 del funcionamiento de su cuerpo. Adicionalmente, la salud en t)rminos ecol&gicos no es precisamente la “ausencia de enfermedad” , sino la capacidad de las poblaciones del ecosistema, de resistir y superar la presi&n selectiva que las enfermedades representan: para ello, una poblaci&n debe ser gen)ticamente diversa 9la endogamia y la mono especificidad son formas r*pidas de llegar a la e0tinci&n, y con ello tambi)n se invalidan las tesis Eugen)sicas. De eco, la salud de un ecosistema puede medirse en t)rminos de su biodiversidad, as( como la salud de una poblaci&n umana, puede ser establecida como la capacidad del pool gen)tico presente, de resistir y sobrevivir a una pandemia. +or ello, las pol(ticas eugen)sicas y su tendencia a establecer “tipos perfectos” a los cuales la 6selecci&n natural7 tender(a, son completamente contradictorias con el modo en que la adaptaci&n opera: mientras m*s gen)ticamente omog)nea es una poblaci&n, menos resistente y capa% de sobrevivir a la presi&n selectiva se vuelve. En sntesis, la discusi*n so!&e la Eutanasia y su geela, la Eugenesia, es undaentalente una discusi*n ace&ca de las conce5ciones ideol*gicas doinantes en nuest&a sociedad y en el %laneta. =uest&as conclusiones 5a&ten de esta ltia 5&eisa.
+.- #onclusiones e acue&do a lo seNalado, este auto& desea eC5&esa& su co5leto &ec$ao a los undaentos y 5&o5osiciones 0ue $an lle4ado a 5&oo4e& el esta!leciiento de una Ley de Eutanasia en #$ile. Se t&ata de una iniciati4a 0ue tiene cla&os antecedentes en conce5ciones utilita&ias, egostas y ate&ialistas de la ida, y 0ue Z5o& su 5&o5ia natu&alea-, son co5letaente cont&a&ias al ee&cicio de la Li!e&tad 0ue nos oto&ga nuest&a natu&alea coo se&es $uanos. Del mismo modo, estas ideas son consecuentes con un modelo de ;ivili%aci&n que est* basado en la ;ultura de la #uerte y en la negaci&n del valor de la /ida, erencias directas del materialismo en todas sus formas. La umanidad evolucion& durante toda la +reistoria en plena coerencia estructural con la naturale%a. En esa )poca, el eco de que un reci)n nacido no pudiera sobrevivir no implicaba una actitud social 6eugen)sica7, ya que ante todo se intentaba preservar la vida. Del mismo modo, una enfermedad 9incluso grave, no constitu(a una sentencia de muerte inmediata: e0isten registros arqueol&gicos de individuos #ro magnon de avan%ada edad, que sobrevivieron a accidentes de gran magnitud. ambi)n ay amplia evidencia de trepanaciones cerebrales a las cuales los pacientes sobreviv(an largos años, demostrando que las operaciones ten(an por ob!etivo reestablecer la salud de los afectados. La cultura preist&rica era una continua celebraci&n de la /ida, y la muerte se entend(a como parte integral del mismo proceso c(clico.
ue con el surgimiento de las ideas socr*ticas y su moderna e0presi&n en el cartesianismo, que la fundamental unidad entre Dios, Iombre y 3aturale%a se vio cuestionada. As(, la sentencia “cogito ergo sum” , implic& la separaci&n entre ;uerpo y #ente, e0tensiva a la separaci&n entre Iombre y 3aturale%a. En esta dualidad, la muerte de!& de ser parte fundamental del ciclo de la /ida, y se constituy& como un eco reca%ado y resistido culturalmente. +aralelamente, la /ida de!& de tener sentido en tanto unidad indivisible entre esp(ritu y materia, y pas& a ser considerada desde una perspectiva Bnicamente materialista: el funcionamiento del cuerpo umano fue equiparado con el de una m*quina, y 9consecuentemente, la enfermedad y la muerte fueron equiparadas con 6fallas de diseño7, 6fatiga de materiales7 y 6t)rmino de la vida Btil7. Esta moderna actitud de negaci&n de la muerte se e0presa 9entre otros e!emplos menos conspicuos, en los actuales 6parques del recuerdo7: cementerios donde la l*pidas se encuentran a ras de tierra y el entorno as)ptico nos evita la ominosa presencia de los tradicionales mausoleos. Entonces, si el cuerpo es equivalente a una m*quina, y est* determinada por la 6resistencia de materiales7, la 6vida Btil7 est* tambi)n limitada por sus 6condiciones materiales7: es decir, por la 6calidad de vida7, por la 6utilidad7 y por el 6costo econ&mico7. As(, la muerte natural no es 6leg(tima7 si se pueden evitar sus aspectos desagradables: el suicidio asistido se vuelve una salida 6r*pida, indolora y eficiente7 frente a la enfermedad, el dolor, y por cierto, los costos econ&micos asociados. +aralelamente, a partir de la afirmaci&n niet%sceana sobre la 6#uerte de Dios7, la dimensi&n espiritual de la /ida se encuentra completamente ausente. De este modo, el resultado de todo el proceso metaf(sico de Tccidente nos lleva en una secuencia l&gica que puede ser brevemente resumida como sigue U?V: %é&dida de la noci*n de i4inidad: Del pante(smo, al polite(smo, al monote(smo, al antropocentrismo, al racionalismo, al materialismo, a la muerte de Dios, al estructuralismo y al deconstruccionismo. •
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%é&dida de la noci*n de Es5i&itualidad: De la #uerte de Dios a la ausencia de la espiritualidad, y el fin del concepto de ombre como unidad substancial de cuerpo y esp(ritu, quedando resumido en una dimensi&n puramente material e intrascendente. %é&dida del sentido de la ida: La muerte de Dios y la p)rdida de la espiritualidad remiten a un mundo sin una causa u origen primero, y a la consecuente ine0istencia de una dimensi&n espiritual. Esta p)rdida se refle!a a su ve% en la carencia de un sentido de finalidad, y 9por ende a la p)rdida del sentido de la /ida.
4i la realidad actual carece de un sentido trascendente y queda reducida a las cosas en s( mismas o en sus estructuras, es porque oy prima un contenido, significado y sentido de mera inmanencia de la realidad. 4e a producido un cambio en el sentido del sentido, y se a deconstruido la realidad. De esta situaci&n fluyen las siguientes tendencias sociales dominantes, presentes en nuestra sociedad: esa*n Z eses5e&ana Z eses5e&aci*n Z esilusi*n Z esa5a&o •
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#onusi*n Z Soledad Z Angustia Z Ansiedad Z AsiCia Z e5&esi*n Z elancola Z iedo
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aco
Z
A!u&&iiento
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Dndi4idualiso
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A5ata
Z
Z
Ausencia
8asto
Z
Aislaiento
Dnsensi!ilidad Z
#iniso
Z
Z Z
A&&ogancia
Dna!a&ca!ilidad D5enet&a!ilidad Z
D5iedad
Dnsatisacci*n Z G&ust&aci*n Z E4asi*n - Vl4ido El resultado de estas tendencias se e0presa en: Ani0uilaci*n: de las tendencias establecidas se infiere un estado social de aniquilaci&n o intenci&n de terminar con la realidad dolorosa e insoportable mediante la eliminaci&n de la •
racionalidad que la capta, o sea, destruyendo o arruinando completamente las cosas y la realidad misma, intentando reducirla a la nada. Cmplica el renacimiento de la e0istencia de un estado de impotencia o carencia de potencia, que corresponder a la incapacidad de virtud generativa de bien. Suicidio: De las tendencias establecidas se infiere un estado social suicida o con la intenci&n de terminar con la propia vida umana, ante el cansancio o falta de fuer%as que produce la imposibilidad de adaptarse o superar la realidad dolorosa o insoportable. El suicidio corresponde a la acci&n y efecto de suicidarse o buscar suicidio 617, es decir, de matarse a s( mismo de modo inmediato, o de manera gradual y progresiva. El suicidio surge como aniquilamiento del ser en una bBsqueda de plenitud no lograda, castigo a la realidad y respuesta a la p)rdida e incapacidad de lo significativo que confiere contenido, significaci&n, valor y sentido a la vida. Entonces, en una realidad que no e0iste m*s que en nuestra mente, y donde la vida no tendr(a ningBn sentido ni significado trascendente, la Eutanasia resulta la respuesta lógica de un modelo cultural que a logrado cuestionar las bases mismas de la evoluci&n umana, y que lleva impl(cita la tendencia al suicidio de la especie, esto es, a nuestra propia E0tinci&n. En t)rminos m*s amplios, esta l&gica se encuentra claramente e0presada en nuestra actitud acia el +laneta y la 3aturale%a: oy estamos aplicando una verdadera Eutanasia %laneta&ia asi4a, e0tinguiendo m*s de J especies por año, depredando asta el Bltimo rinc&n de la ierra, contaminando polucionando y envenenando todos los ecosistemas, alterando el ;lima global, y provocando sistem*tica y consistentemente, las condiciones necesarias para un proceso de e0tinci&n masiva de la actual biota planetaria, incluido el propio 4er Iumano. Entonces, decir 3T a la Eutanasia es la Bnica respuesta )tica de quienes sostenemos que Dios, Iombre y 3aturale%a son un todo Bnico e indivisible, y la Bltima respuesta a la entroni%aci&n absoluta del materialismo, y su corolario de muerte, aniquilamiento y e0tinci&n.
AleCis L*5e @a5ia
.- Bi!liog&aa •
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6M7 Etica 3icomaquea, """$ b """2.
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6Y7 6'ui)ralo o no7
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6H7 IeinecWe 4cout, Luis, 6#)todo de Cntelecci&n Estrat)gica7, 4antiago, $.
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617 Del lat(n sui , de s( mismo, y cadere, matar.