Espiritualidad para una vida más
Fácil, Simple y Ab Abundante
A mis padres, Mita y Julio por su amor sin condiciones
Julio Bevione
PRIMERAS PALABRAS Esoy escribiendo ese libro en Nueva York, York, en la esquina de mi casa. Es verano y la ciudad, en ese iempo del año, se deja conquisar por el verde que aparece en las calles, las venanas y en los innumerables parques que en invier invier-no se desfiguran, pero que a esa alura del año invian a que uno se siene a descansar unos minuos. Y a seguir. Me mudé a Manhatan en el invierno del 2010. Ese fue uno de los inviernos más crudos de los úlimos años, porporque el frío no dio regua y la nieve fue una consane por varias semanas. Recuerdo que al llegar al edificio donde viviría, apenas pude enrar por una huella que habían de jado los oros inquilinos con su paso. Todo lo demás era nieve. Y debajo de la nieve, asomaban pares de lo que allí esaba escondido. Se sabía que las monañas de nieve más grandes correspondían a auomóviles y que lo que parecía ser un fanasma congelado quizás era una biciclea. Blanco, odo blanco. Frío, Frío, muy frío. En marzo comenzó a menguar el frío y en la enrada del edificio, donde anes sólo había hielo, comenzó a asomar una puna verde. La primavera aún no había llegado, pero se anunciaba con ese broe diminuo, que a los pocos días se hizo enredadera y erminó por cubrir la puera de enrada y los balcones del primer piso. Más adelane, en junio, cuando cuando el verano ya esaba en su apogeo, las pareparedes esaban cubieras de verde y sólo quedaban algunos comenarios del cruel invierno que pasó.
9
Espiritualidad para una vida más fácil, simple y abundante
La nauraleza me enseñó una de las lecciones que más aesoro de la llegada a esa ciudad. A veces, esamos en nuesro invierno donde perdemos odo, nos senimos desolados y si juzgamos nuesra vida por ese momeno, no podremos menos que senirnos desamparados. Pero sin hacer nada más que permiirnos seguir andando, la vida misma, por su nauraleza que hace del cambio algo ineviable, va mosrándonos oros paisajes. La aridez comienza a quedar arás, renacemos y en poco iempo, si lo permiimos, volveremos a repar paredes. De la lección que aprendí, lo más imporane impor ane quizás no sea que nada es para siempre sino que la vida misma es un cambio consane, porque el invierno regresa y luego el verano ora vez. Esa fue una gran lección, pero lo que me quedó claro desde esos días es que aunque perdamos odo lo exerno y nos sinamos, lieralmene, desaparecer, hay algo en nosoros que nunca muere. Mi sorpresa en la primave primave-ra fue cuando, conversando con el jardinero, le agradecí que hubiera vuelo a planar la enredadera. Pero me dijo que no lo había hecho, ni siquiera la había regado, porque la lluvia se le había adelanado. “La enredadera nunca muere, sólo espera el momeno para reverdecer, esa es su nauraleza”. Nuesra nauraleza es la misma. Todo lo creado en ese universo iene un diseño perfeco. Nuesra area es darnos cuena de quiénes somos y comenzar a vivir desde esa nueva consciencia, más amplia que la de creer que ano el invierno o el verano pueden ser esaciones eernas. Lo único eerno es el cambio.
10
Julio Bevione
Cuando pienso en ese proceso de la vida, veo con claridad cómo, sin esfuerzo, la enredadera ofreció odo en verano, se fue quiando de encima sus perenencias en ooño para no perder su esencia, supo pasar su invierno y en primavera, regresó con más fuerzas. Así puede ser nuesra vida, si lo permiimos. Puede ser más fácil, de procesos simples y con experiencias de abundancia consanes. La abundancia de la que hablo no esá deerminada por lo mucho que enemos, porque ineviablemene, en algún momeno eso se irá para de jar paso a algo nuevo o para dejar un vacío ransi ransiorio, orio, para mosrarnos algo. La abundancia a la que me refiero la iremos descubriendo en esas páginas. Es la sensación de seguridad y cereza inerior que nace de la convicción que odo esá bien al como esá, que enemos el poder y la liberad de ransformar aquello de nosoros que nos impide senirnos bien, que odo ocurre con un propósio y que hay una fuerza mayor que sabe lo que esá pasando, aun cuando nosoros no enendamos nada y aparenemene lo perdamos odo. Hay una pare de nosoros que sabe esas verdades. Y esa es el alma. Este libro está escrito para ayudar a reconectarnos con el alma. Porque sólo así puede ser más fácil, simple y abundante.
11
Julio Bevione
1
Todos queremos senirnos seguros, valiosos y, en definiiva, amados. Queremos que nuesros padres nos miren cuando comenzamos a caminar. Luego, esperamos que nuesros maesros nos premien, que las parejas nos validen, que los jefes nos aprueben y que para los amigos seamos especiales. Senirnos valiosos nos hace senir seguros. Y así, podemos po demos senirnos amados. Pero esa forma de buscar amor es la que nos ha creado dolor. Y por eso creemos que el amor duele. Porque coninuamos coninua mos buscando el amor en algún oro lugar u ora persona, fuera de nosoros. Esa fórmula del amor, que ha sido pare de la experiencia humana por milenios, ya esá perdiendo vigencia. Por mucho que lo busquemos y lo alcancemos, el amor exerno sólo nos creará una experiencia ilusoria del amor verdadero. Es decir, creeremos que esamos experimenando el amor amor,, cuando en realidad esaremos apenas consiguiendo senirnos seguros o valiosos. Cubrimos nuesra necesidad humana de senirnos apreciados, pero amor, el amor cercano a la verdad divina, el que nos dará pleniud, no lo experimenaremos de esa manera. De hecho, sieno que los desafíos más graves de ese planea, como el hambre, la pobreza, el abuso de poder y las injusicias, no endrán una resolución hasa que como humanidad lleguemos a enender más profundamene quiénes somos. Si el dinero, las políicas, las organizaciones o la buena volunad de millones de seres humanos no han logrado generar el cambio, es porque seguramene hay un facor
13
Espiritualidad para una vida más fácil, simple y abundante
que aún no hemos previso. Ese es ocuparnos de nuesra evolución espiriual. Y ésa comienza porque cada uno se ame, se respee y se valore. Ése es el lugar que el llamado camino espiriual ocupa en esos nuevos iempos. Ya no solo buscamos afuera, sino que hemos masivamene comenzado a buscar denro de nosoros. Esamos volviendo al origen. Un origen que no es humano, sino divino. Que iene que ver con el alma, no con el ego. Que le da senido a nuesra vida desde una propro fundidad que nada del mundo que nos rodea puede darnos. Que desde hace cenenares de años, para experimenarlo, muchos han dejado las cosas mundanas para exiliarse en cuaros oscuros, monañas desoladas o convenos. Pero ampoco eso es necesario. Hoy, desde donde esamos, con las personas que nos rodean, en el lugar donde vivimos, hahaciendo lo que hacemos y siendo quienes somos, podemos hacerlo. hace rlo. De hecho, ese es el desafío de esos iempos. Vivir una vida espiriual con los pies en la ierra. La fórmula, por muy complicada que pueda resularnos, es sencilla. Primero lo de adenro, segundo lo de afuera. El solo hecho de pregunarnos ¿cómo me sieno con lo que esá pasando?, ¿qué puedo hacer personalmene con eso que esá sucediendo sucediendo??, ¿cómo puedo servir a esa persona o en esa siuación?, ¿en qué resuena conmigo eso que esá ocurriendo?, nos abre un nuevo camino. Pregunas como ésas nos llevan la aención a nosoros mismos y dejan de enreener nuesra responsabilidad buscando poner la aención afuera.
14
Julio Bevione
Esta fórmula del amor, que ha sido parte de la experiencia humana por milenios, ya está perdiendo vigencia. Por mucho que lo busquemos y lo alcancemos, el amor externo sólo nos creará una experiencia ilusoria del amor verdadero. La fórmula es sencilla. Primero lo de adentro, segundo lo de afuera. La fórmula es sencilla. Primero lo de adentro, segundo lo de afuera. Debemos hacernos pregunas que nos llevan la aención a nosoros y dejan de enreener nuesra responsabilidad buscando poner la aención afuera. ¿Cómo me siento con lo que está pasando?, ¿Qué puedo hacer personalmente con esto que está sucediendo?, ¿Cómo puedo servir a esta persona o esta situación?, ¿En que resuena conmigo esto está ocurriendo?
Para vivir más conecados con el alma no necesiamos nada nuevo, ningún méodo especial, llegar a ningún lugar sagrado, no más creencias ni filosofías. Lo que realmene necesiamos es saber más de nosoros mismos. Traar de enconrar en la calle las llaves que perdimos en la cocina de nuesra casa es simplemene imposible. Y el camino espiriual es un camino que le hemos llamado inerior jusamene porque es hacia uno mismo. Pienso que no podremos conocer realmene la esencia divina hasa no enconrar un aisbo de ella en nosoros. Si la vemos en oro, seguramene seguiremos ras él, asumiendo que esá allí. La humanidad ha ido varias veces por ese camicamino. No sólo en la búsqueda espiriual, sino prácicamene en odo. Admiramos la volunad de los demás sin buscar
15
Espiritualidad para una vida más fácil, simple y abundante
la nuesra, la prosperidad de los oros, el éxio del oro, lo malo del oro, lo bueno del oro. De los de aquí y de los de más allá. Los hemos esudiado, enemos eorías e hisorias sobre ellos. Pero necesiamos volcar esa misma aención, aenci ón, de una vez por odas, hacia nosoros mismos. A ese regreso a mí mismo, a observarme, a aprender de mí, le llamo “darse cuena”. Es como si un buen día me dedico a mirarme a mí. Y me conviero en el ema de mi invesigación. invesiga ción. Observo cómo es que decido lo que decido, en qué momeno es que la ira aparece y cuándo se apodera de mis emociones. Descubro alenos que siempre supe que esaban pero nunca había reconocido. Descubro que soy más sincero y generoso de lo que pensaba y que engo un cosado débil que muesro cada vez que necesio llamar la aención. Me doy cuena que repio y repio la misma manera de relacionarme con las personas que amo y que no es, jusamene, la más amorosa. Me doy cuena de lo poderoso que soy y del miedo que engo de mosrarlo por lo que los demás puedan decir de mí. Y mienras me observo, voy enconrando los porqués que anes se quedaron sin respuesas. De odo eso me doy cuena cuando comienzo comienzo a observarme. La observación, obser vación, dirigida dirigida a mí, es el primer paso para iniciar una búsqueda real, donde pueda enconrar algo que valga la pena. ¿De qué me sirve conocer las hisorias del mundo, de mi familia o de mi pareja, si no conozco conozco profundamenprofundamene la mía? Es más, puede que de mí sólo sepa lo que los demás me han conado. Pero mi hisoria real, la que he vivido y que quizás, por miedo a sufrir, no me he senado a escuchar, sigue guardada esperando ser aendida. 16