POLITICA Y SOCIEDAD 11
LOS TRES MUNDOS
DEL F:STADO
DEL BIENESTAR
G0STA ESPING-ANDERSEN
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EDICIONS ALFONS EL MAGNAN1M INSTITUCI6 VALENCIANA D'ESTUDIS I INVESTIGACI6
~ ~~~~c~t~~!6JC'Y~DLEE~l~~~~A 1993
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LAS TRES ECONOMIAS POLITICAS DEL ESTADO DEL BIENESTAR*
EL LEGADO DE LA ECONOMiA POLlTICA CLA~ICA
La mayoria de los debates sobre el Est.ado del bienestar han est.ado guiados por dos cuestiones. Prirnera: <~Disminuira la relevancia de las clases sociales con la ampliation de la ciudadania social? En otras pa labras, ipuede el Estado del bienestar transforrnar fundamental men te la sociedad capitalista? Segunda: iCuales son las fuerzas causales que hay detras del desarrollo del Estado de bienestar? Estas preguntas no son nuevas; de hecho, ya fueron formuladas por los economistas del siglo XIX den anos antes de que existiera un Estado del bienestar propiarncnte dicho. Los economistas clasicos -de tendencia liberal, conservadora, 0 marxistu-i- estaban preocupa dos por l a r e l ac io n existente entre capitalismo y bienestar. Ciertamente dieron diferentes respuestas (y norrnativas con frecuen cia), pero sus anal isis convergian en la relacion existente entre el mercado (y la propiedad) y el Estado (dernucracia). EI neoliberalismo conternporaneo es en buena medida un eco de la economia politica liberal clasica. Para Adam Smith, el mercado era eI medio por excelencia para la abolicion de las clases, la desigualdad y el privilegio. Aparte de un minima necesario, In intervencion del Es
>to Eete capitulo es una adaptacion de un articulo aparecrdo anteriormente en Canadian Review o(Socio[opyand Anthropology, Vo!. 26:2 (1989), con el titulo de "Las tres econo mias pcliticua del Estado del biencstar'.
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tudu solo sl'f\'lria p;lra ;lhngar (.) prorr-s« igualatorio de-l intt'ITamhio competitivo y crearia moriopol ios. proteccionismo c ineficucin: c!
Estado sostiene las clases. cl mercado pucde anulur potcnfialmente la sociedad de clases t Smith, 1961, II, esp. pp. 232-61.' Los economistas liberales pocas veces estaban de acuerdo cuando se trataba de defi'nder una politica concreta. Nassau Senior y mas tarde los liberales de Manchester destacaron el elemcnto laissez-fui re de Smith, rechazundo cualquier forma du proteccion social que es tuviera Iucra del circuito monetario. A su vez, J.S. Mill y "los libera les reforrnados" abogaron por una limitada rcgulaci6n politica. Sin embargo, todos estaban de acuerdo en 4.W.' c1 camino haciu la igual dad y la prosperidad debia ser preparado con el maximo de Iibertad de mercado y el minimo de interferencia estatal. Su adopcion entusia " tlpi capitalismo de mercado puedc parecer ahora i IlJ usti ficndn. Pl'ro no llt-i x-mox 01 vi dar que In renli dud de In que hablaban era la de un Estado 'lUC upoyaba privilcgios absolutistas, cl proteccionismo mercantilista y una eorrupcion ~t~neraliznda, Lo que ellos atacaban era un s isterna de gobierno quo re pri mia sus ideates tanto de libertad como de iniciutiva privudu. Por 10 tanto, In suya era una teor ia revolucionn ria y, dt-sde 1'~LI lH'l'spectiva, podernos com prender por que algunas voces se puedc interprctar a Adam Smith co mo a Karl Marx.'
La dernocracia se tj-nnsfcrmn ell cl talon de Aquiles para muchos
liberah-s. En tanto que el capitalismo estuvo configurudc por un mun
do de pequcncs propietarios, In prnpiedud e-n Sl misma tendrfa poco
que temer de la democracia, Pero con In industrializacion surgieron
las masas proletarias, para Ias que la democracia era un medio de re
ducir 10:-; privilegios de In propiodud. Los libcrulos j r-rnian con razon cl
sufrajno universal, pot-que pvt'ntualml'ntt-' podi~l politizar In lucha por
la distribucion. al:t'rar el nH'I"('adn.'" alinH'ntal' iTlPficacia~, Muehos Ii·
hcrale~ llegaron a pensar que Ia democracia mmrpUrl
mercado.
I Se clla a menudo a Adam Smith. pero cn.~i llunca ,.e Ie lel', Un exunwl1 m;is profundo
de l;US l'scnlos rl·vt'1u un h~[ld() de Olatintl'ion y una sprip lie reservtls que re;;t.ring-en
suslancialm~ntl' un entusiaslnu l'Xl'{'sivo pur las venlaja...: IIl'l capit.ulismo,
; En La l'Ilflj('ZCl de las NIll'w/ll'.~ (\Hot. II, p. :l:Hj), Srllllh hacI' 1,1 sit.{uil'1l1t' cC1l11ent..1rio
acerce dt' los Est.iJdos que apoyan el privllegio y 101 s('guridad de los prof·1t't.arios: "el go
bierno civil, hast.a hom imililuido para 10 seKuriliad de la propiedad, l'll realidnd e8lii
instituido para la dl,r(·n...:a dt, los ricus \'onlra II> ,"IlJl<'," dt, I:i dl' :L(pll,lIl1S qlll' lJl'm'1l
albruna proplednd COlli ra los que nu t.iem~lI IlIng:una cn nbsuJuto",
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Tanto los economistns conservndurcs como 10:-> mnrxistns cntcndic ron esta contradiccidn, peru propusieron , por supuesto, soluciones opuestas. La critica conservndora m.is cohcrente dcllaissez-faire pro vino de la escucla hist6rica alornana, especial mente de Friedrich List, Adolph Wagner y Gustav Schmoller. Se negaron a creer que el simple circuito monetario del mercado fuera la un ica 0 Ia mejor garantia de la eficacia economica. Su ideal era la perpetuacion del patriarcado y del absolutisrno como la mejor proteccion social, politica y legal posi ble para un capitalismo sin lucha de c1ases. Una destacada escuela conservadora prornovio el "Estado del bie nestar monarquico", que garantizarfa el bienestar social, la armonia de las c1ases, I" leal tad y la productividad. En este modelo, un siste, rna de produccion eficaz no surge de la competencia, sino de Ia disci. pliii3.-Un estado autoritario seria con mucho superior a) caos de los mercados para tratar de lograr la armorna entre el Estado, la comuni dad y el individuo.:' La economfa polftica conservadora surgio como reaccion a la revo lucien francesa y a la Comuna de Paris. Eradcclaradarriefiteiiacioha lista y antirrevolucionaria y pretendia detener c) irnpulso democrati co. Temia la nivelacion social y favorecia una sociedad que conservara al mismo tiernpo la jerarquia y las clases. La clase, el rango y el sta tus eran algo natural y dado; sin embargo, los conflictos de clase no 10 eran. Si se permitia la participacion democnitica de las masas y se deja ban disolver los limites de la autoridad y del status, el resultado seria eJ colapso del orden social. La econornia politica rnarxista 110 solo aborrecia los cfectos atom j., zadores del mercado, sino que tarnbien atacaba la pretension liberal
" E81.a t.mdici6n l':-; pnidieamt'lltt' d('1'il'onocida para los let t.on'l'I anglo,;ajolles pill' :\1{' 'le ha t.raducido muy pow 01 mgk~, Un ll'x\o (']nv(' 4Ut' inf1u) () Illu('ho ('11 d dehate puhill'll y mas tarde en la 1l'g:isl;ll"ion social rUl' Unit' uhl'r die Sfl,'IU/I' Pm!:!!' (11'172), d(' Adolph Wag-ner, Para un;! panoramica d(' ('f;l:'l 1radi('ioll d(' ('Cllll"mla politic;\ t'n ingll's, n'a1'i(' Schumpel('r \ 19:,4 J, ,Il Robrl' l(,.j,} How,'r : 19 J7) Dentm d(~ III tradicitln cat.nJic;\ lo~ . . C',,[O...: ,lInrl,:unl nt.a[l',"; S:lO las do,'i ('nn('hc.:
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de que 10,., mr-rcados g;.lralltizan la iguaJdad. PUt~Hto que 101 acurnula ci6n de capital niega la propiedad a la gente, COInO indica Dobb (1946), el resultado final sera la cada vez mas profunda division de clases. Y como esta genera agudos conflictos, e] Estado liberal so vera forzado a desprenderse de sus ideales de Iibertad y neutralidad y aca bani defendiendo a las c1ases propietarias, Para el marxismo, este es el fundamento de la dominacion de clase. . La cuestion central, no solo para el marxisrno sino para todo el de~ bate contemporaneo sobre el Estado del bienestar, es si, y bajo que i condiciones, pueden ser anuladas por la democracia parlamentaria I' las divisiones de clase y las desigualdades sociales producidas por el capitalismo. -J Temiendo que Ia dernocrucia pudiera producir el socialisrno, los li berales estaban poco prodispuestos a que esta se extendiera. Los so cialistas, por e] contrario, suspechahan que el parlarnenta rismo seria poco mas que un caparazon vacio o, como sugir-io Lenin, un rnero "lu gar para habladurias" (Jessop. 19H2l. Esta linea de analisis, que re percutio en gran parte del marxismo conternporaneo, produjo la ere encia de que Ius reforrnas sociales eran poco mas que un clique en un orden capitalista que bacia agua constantemente. Por definicion, ta les reformas no pod ian ser una respuesta al deseo de ernancipacion de las clases trabajadoras.' Tuvo que producirse una mayor ampiiacion de los derechos politi cos antes de que los socialistas pudieran aceptar incondicionalmente un analisis mas optimista del parlamentarismo. Las contribuciones te6ricas mas sofisticadas provinieron de los marxistas austro-alema neg tales como Adler: Bauer y Eduard Heimann. Segun Heimann (1929), eH posible que las reformas conservadoras estuvieran mot.iva das por poco Ollis que un dcseo de contcner la movilizacion de los tra bajadores. Peru una vez introducidus, se vuelven contradirtorias: ell
• Los plinciplll('~ l'xponl'nll'l' de psII' an:'disis son III \'l,wlleln al('ll1lll111 dl' la "t1l'rivaci6n del g:,ltado" (Muller y Neus~ul.4, 197;1); Oni> (1972); O'Connor (HI73l; eough (HJ79); Y tambien la oora de Poulanlzlll' U~J7:3J, Como indicun Skocpnl y Amenta (1986) tm l'U ex celente revision, el ellfo4ue esta lejos de :,It:lr unidimensiollul. Asi, OfTe, O'Connor y Gough identifican tam bien 18 funcion de las reformas sociales como concesioncs a las demtlndas dp las mn~as y l'Omo pot<'ncialmcnte cuntradictoriaa. Hist6ricamente, In opol'\il'i6n t'OdllJistil II las refonu3s pnrlnmt'lltllriuH el'luvo menos motivada por 1a ttloria que por la realidad. August Bebel, eJ gran Iider de ill social demo cncia alcmana, rechazo 18 legislaci6n social pionera de Bil'marck no porque no estu viera a favor de la prateccion social, sino pur los descarados y divisoriOR motivos antiso cialistas que habia detnis de lat' refon> '~d,' HI' I~\;,n:k,
U1STIW:-;'MI'Nlk.lS IWI. 1<:'T,\IlIlIlCI.IlW\I'ST:\1{
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equHihrio del puder de IUK daHe~ se altern profundnrnente cuando los
Itrabajadores disfrutan de derechos sociales, ya que el salario social
Idisminuye Ia
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dependencia de los obreros respecto del mercado y los lempreaarios y entonces se convierte en un recurso potencial de po [,ger. Para Heimann, la pohtica social introduce un elernento ajeno a la econorma pohtica.gapitalista. Es un caballo de Troya que puede pene trar en la frontera entre capitalismo y socialisrl}o. Esta posicion inte , lectual ha gozado de un resurgirniento en el marxisrno reciente IOffe, 1985; Bowles y Gintis, 1986). EI modelo socialdernocrata, como se ha seiialado mas arriba, no abandono necesariamcnte la idea ortodoxa de que, en el fonda, la igualdad fundamental requiere una socializacion de la economia. Sin embargo, la experiencia historica pronto dernostro que la socializacion era una meta que no podia ser perseguida de modo realista a traves , del parlamentarismo.' La aceptaci6n par parte de la socialdemocracia del reformismo parlamentario cornosuestrategia principal para la igualdad y el so cialisrno se establecio bajo _9...Q§..J!!"emisas. La primera era que los tra hajadores neccsitan recursos sociales, sanidad y educacion para parti cipar de hecho como ciudadanos socialistas. La segunda premisa era que Ia polftica social no solo es cmancipatoria sino tambien ung con dicion previa para la eficacia econornica r Myrdal y Myrdal, 1936J. Siguiendo a Marx, en este razonamiento el valor estrategico de IRS po liticas de bienestar social reside en que ayudan a promover la marcha hacia adelante de las fuerzas productivas en el capitalismo. Pero el encanto de la estrategia socialdernocrata residia en que la politica so cial tarnbien redundarta en una movilizacion de fuerzas. Al erradicar la pobreza, 01 desempleo y la com pIeta dependencia salarial, el Estado del bienestar incrementa las capacidades politicas y disrninuye las di visiones sociales que son obstaculos para la uuidad poittica entre los trabajadores.
, Estn constatllcion pravino de dOH tipos de expt'rien('las, lIna, tipilicllda por el Hocialil' mo sueco en los anOH 20, fue ('I dcscubrimiento de qUl' ni siquierll 1a lJaile de la c1a~e obrera mostraba mucho entusiasmo por la socializacion. De hecho, cuando los socialis las suecos constituyt>ron una comision especial para prepamr 108 planes para 1a sociali zacion, despu{'s til' diez unos de inv{'stigacion c!Jnduyenm quI' sed" casi impusible lie. varla a la pnictica, Una I.4egunda daMe de expericncia, tipllicada por lol' socialistas no ruegos y el gooiemo del frente popular de Blum en 1936. fue el descubrimiento de que las propuestB.s radicales podian ser sabutcadas facilmentc por la capllcidad de los capi. taliSln& para retirar las inveraioneM y para exportar su capital al extranjero.
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LOS THP.S MU!'J[)O:-l !lEL ESTA[JO DEL !JlL\E~T:\1<
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EI mndelo sociuldemocruta, pues, tienc In paternidad de una de hipotesis dominantes en el debate contemporaneo sobrc el Estado del bienestar: la movilizacion parlamentaria de las clases sociales es un i medio para la realizacion de los ideales socialistas de igualdad, justi- I cia, libertad y solidaridad. J LA ECONUMiA PULlTICA DEL ES1'A1l0 DEL
Bl~;NI>S1'AR
LOs pioneros de la economia politica definieron las bases analiticas de gran parte del actual conocimiento intelectual. Aislaron las varia bles basicas de clase, estado, mercado y dernocracia y formula ron las proposiciones fundamentales sabre ciudadarna y clase, eficiencia e igualdad, capitalismo y socialismo. La ciencia social conternporanea se distingue de Ia economia politica clasica en dOB frentes cientifica mente claves. Primero, se define a si misma como una ciencia positiva y rechaza la prescripcion normativa (Robbins, 1976). Segundo, los economistas clasicos tuvieron poco interes por la variabilidad hist6ri ea: consideraban que sus esfuerzos se dirigian hacia un sistema de le yes uuiversales. Aunque la economia politica contsmporanea todavia se empena a veCCH en creel en vcrdades absolutas, el metoda cornpa rativo e historico que sostiene hoy casi toda la buena economia politi ca revela variacion y permeabilidad. A pesar de estes diferencias, el conocimiento intelectual mas rel ciente tiene como punto central de mira la relacion que existe entre, economia y Estado definida por los economistas del siglo XIX. Y, dado' el enorme crecimiento del Estado del bienestar, es comprensible que este se haya transforrnado en un gran banco de pruebas para teertas enfrentadas de econornia pohtica. Revisaremos mas adelante las contribuciones de la investigaci6n comparativa sobre el desarrollo de los Estados del bienestar en parses capitalistas avanzados. Se argumentara que la mayorfa del debate academico ha estadc mal dirigido, principalmente porque se separ6 de sus fundament os teoricos. Por 10 tanto, debernos recuperar tanto la metodologia como los conceptos de la economia politica con el fin de' estudiar adecuadamente el Estado del bienestar, Esto constituira el pun to central de la seccion final del presente capitulo. En las explicaciones sobre los Estados del bienestar han dominado dos formas tipos de perspectiva; una acentua cstructuraH y sistemas globales y la otra, instituciones y actores.
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La perspectiva esteueturulista/sistemica Lt!....~a yHtructuralista 0 sistcrnica trata de aprehender en su to talidad la logica del desarrollo.-Es-el sistema el que "quiere" y, por tanto, lo que ocurre se interpceta facilrnente como un requisite funcio nal para la reproduccion de la sociedad y de la economia. Debido a que su atencion se ceJ.1_t_~ en las leyes del movimiento de los sistemas, esta perspectiva se inclina por acentuar las similitudes entre las na ciones en lugar de sus diferencias, siendo la industrializaciorr 0 el ca pitalismo subredeterminantes de las variaciones culturales 0 de las diferencias en las relaciones de poder. Una variante empieza con una teo ria de la sociedad industrial y sostiene que la industrializacion ha~e"ala- VCI': necesaria y posible la politica social: necesaria porquo los modes preindustriules de repro duccion social, tales como la familia, la iglesia, noblesse oblige, y la;;a=.-: lidaridad gremial son destruidas por las fuerzas que forman parte de In rnodernizacion, tales como la movilidad social, la urbanizacion, el individualismo y la dependencia del mercado. Lo esencial del caso es que el mercado no es un sustituto adecuado porque abastece solo a los que son capaces 'deactuar en cl. De aqui que I" "tuncion del bienestar social" sea adecuada para el Estado nacion, El Estado del bienestar se ha hecho posible tam bien por el surgi miento de la moderna burocracia como una forma de organizacion ra cional, universalista y eficaz. Es un medio para gestionar los bienes colectivos, pero tarnbien un centro de poder por sf mismo y, por tan- to, se vera inducido a promover su propio crecimiento. Este tipo de--razonamiento ha inspirado la as; lIamada perspectiva de la "logica del industrialismo", segun la cual el Estado del bienestar surge cuan do la economia industrial moderna destruye las inst.ituciones socia les tradicionales (Flora y Alber, 1981; Pryor, 1969'. Pero la tesis tie ne dificultades a la hora de explicar por que la politica social del go bierno :.;610 aparecio rmcuenta y u veces ineluso cien anos dcspues de que la comunidad tradicional fuera efectivamente destrui da. La respuesta basica He inspira en la Ley de Wagner de 1883 (Wagner, 1962) y en Alfred Marshall (1920), segun los cualcs es necesario un cierto nivel de desarrollo econ6mico, y pOI' tanto de excedente, para permitir la desviaci6n de recurSOH escasos de HU usa productivo (in versi6n) hacia el bienestar social (Wilensky y Lebeaux, 19581. En es te sentido, esta perspectiva sil\ue-los pasos de los viejos liberales. La redistribuci
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COSTA ESPI:":G-A..'-:OERSEl':
un cierto nivel econ6mico se evitara la suma negativa en el trade-off (Okun, 1975). El nuevo mar-xismo cstructuralista es sorprendentemente parale10. Abandonando la clasica teoria de sus antecesores fuertemente cen
trada en la accion, su punta de partida analitico es que el Estado del
bienestar es un producto inevitable del modo de produccion capitalis
ta. La acurnulacion de capital crea contradicciones que hacen ioevil.
table Ja reforma social (O'Connor, 1973). En esta tradicion del mar-.\
xismo, al igual que en su equivalente "logica del industrialismo", el i
Estado del bienestar practicarnente no necesita ser promovido por ac- .
tores politicos, bien sean sindicatos, partidos socialistas, asociaciones!
humanilarias a reformadores ilustrados. La cuesti6n es que el Estado '
como tal esta situado de tal forma que las necesidudes colectivas del '.
capital son satisfr-chas en cualquier caso. Las prernisas de la teoria
descansan en dos supuestos cruclules: prirnoro, que e! poder t-s r-struc- I
tural y segundo, que el Estado es "relativarnente" autonorno de las di- ,
rectricesdeclase IPoulantzas, 197.1; Block, 1977; para una evaluacio,J,
critica reciente de toda esta bibliografia, vease Therborn, 1986a; y
Skocpol y Amenta, 1986).
La perspective de la "logica del capitalismo" sugierc cuestiones di
ficiles. Si, como argumenta Przeworski (980), el consenso de la clase
trabsjadora se logra en base a la hegernoma material, esto es, por su
bordinacion voluntaria al sistema, es dificil comprender por que hasta
un 40 par ciento del producto nacional debe ser asignado a las activi
dades de legitimaci6n de un Estado del bienestar. Un segundo proble
ma es derivar actividades del Estado a partir de un analisis del "mo
do de produccion". Quiza In Europa del Este no llega a ser socialista,
pero tarnpoco es capitalista. Sin embargo, tarnbien alii encontramos
"Estados del bienestar", i.Sera porque In acumulacion tiene requisitos
funcionalos can independencia de como proceda? (Skocpol y Amenta,
1986; Bell, 1978),
La perspectiv8 institucional
Lo8 economistas chislcos dejaron claro por que las instituciones de· mocraticas deberian inOuir en el desarrollo del Estado del bienestar.
Los liberales temian que una democracia plena pudiera poner en peli
gro los mercados e iniciar el socialismo. Baja su punta de vista, 18 li
bertad necesitaba una defensa de los mercados contra fa intrusion po
litica. En 1a practica, esto f1~ 10 q\lt' (01 F:~1 :Fio rip] ''1io~"wz·faire pretendia
_11e~VBLa_cabo~"(Qjll,,-~ste_divo,:cio--"n tre pnl iii ca y,--"ec:cc:oc:nc:oc:mc:ic:a'-C:lo~qc:u:.:e
LOS TRES'MUSDOS DEL ESTADO DEL SIE,ESTAR
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alirnento gran parte del ana lisis institucionalista. La perspectiva insti tucional, cuyo mejor representante fue Polanyi 0944', aunque, tam bien estaba representada par diversos exponentes antidemocraticos de la escuela historiea, insiste en que cualquier intento de aislar la econQ:\ mia de las instituciones sociales y politicas, destruiria la sociedad hu- ! mana. La economfa debe estar incrustada en comunidades sociales paJ· ra que sobreviva. Por eso, Polanyi ve la pohtica social como una pre- . condici6n necesnria para la reintegraci6n de 1.1 economia social. Una van ante reciente e interesante de la teorta de la alineaci6n institucional es el razonamiento de que los Estados del bienestar apa recen mas facilmente en las economias pequerias y abiertas que son especialmente vulnerables a los mercados internacionales. Tal como muestran Katzenstein (1985)y Cameron (1978), existe una mayor in clinacion a regular 108 conflietos de distribuci6n entre clases a traves del Jrohierno y ci(' Ja concertaciou de interosos cuundo tanto ompresa rios como trabajadores estan sornetidos a fuerz as que escapan a) con trol nacional, EI impacto de la dernocracia sobre los Estados del bienestar se ha discutido siempre desde J.S. Mill y Alexis de Tocqueville. EI razona mien to se expresa trpicarnente sin refe rencia a uingun agente 0 cla se social en concreto; es en este sentido en el que es institucional. En su formulacion clasica, la tesis era sirnplemente que las mayorias fa voreceran la distribuci6n social para compensar la debilidad 0 los riesgos del mercado. Si los asalariados estan dispuestos a pedir un sa lario social, igualmente los capitalistas (0 los ugricultoresj creon con veniente pedir proteccion en forma de aranceles, monopoJios 0 subsi dies. La dernocracia es una institucion que no puede resistirse a las demandas de In mayoria. La tesis de la dernocracia tiene much as variantes en sus formula ciones rnodernas. Una identilica las eta pas de la formaci6n de la na cion en las cuales la ampliaci6n a la plena ciudadania debe incluir tambien los derechos sociales (Marshall, 1950; Bendix, 1964; Rokkan, 1970). Una segunda variante, desarrollada por la leoria pluralista y por la teoria de la elecci6n publica (public-chn;ce), arg-umenta que la democracia alilllcnt
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(~O::;T ..\ t:~rl~G-A~nEH.sE~
bienestar se desarrollan can mayor probabilidad cuanto mas extendi estan los derechos dernocraticos, la tesis se enfrenta con la singu-". laridad historica de que las primeras y principales iniciativas en di ' reccion aJ Estado del bienestar tuvieron lugar antes de 1a democracia, y estuvieron profundamente mativadas par el deseo de detener su rea Iizacion. Tal fue sin duda el caso de Francia can Napoleon III, el de Alemania can Bismarck y el de Austria can Von Taaffe. A la inversa, ,t el desarrullu del Estado del bienestar sc retruso mas alii donde la de- i mocracia llcgo pronto, como en 108 Estados Unidus, Australia y Suiza.. Esta aparente contradiccion se puede explicar, pero solo hacienda re ferencia a las clases sociales y a la estructura social: las naciones con, una dernocracia temprana eran predominantemente agrarias y csta ban dominadas par pequerios propietarios que utilizaban sus dere chos de voto para reducir Jus impuestos, no para subirlos (Dich, 197311 Pur el contrario, las clases dirigentcs de regimenes autoritarios esta-' ban mejor situadas para imponer elevados impuestos a gentes poco predispuestas para e110. dOB
LOS TRES Ml'\lDOS DEL t:STADO DEL RlE:-iESTAR
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LA CLASE SOCIAL COMO AGENn: POLiTICO
Hemos senalado que la defensa de la tesis de la movilizacion de las clases proviene de la economia politica socialdemocrata. Difiere de los analisis estructuralista e institucional pOT su enfasis en las clases so ciales como los qgentes principales Lie cambio y par su argumento de que el balance de poder de las clases deterrnina los resultados de la distribucion. EI destacar la movilizacion activa de las clases no niega necesariarnente la importancia del poder estructural a hegernonicp (Korpi, 19R3J. Pero conlleva la idea de que, en principia, los parla mentes son inatitucionos eficaccs para t.rasladar el poder movilizado a las politicas y reforrnas desundas. Conseeucntcrnente, la politica parlamentaria .es susceptible de restar Vi] lor al poder hegernonico y puede utilizarse para servir [I intereses que son antagonicos con el ca pital. Adernas, I" teoria de la movilizacion de las clases asume que los Estadus del biencstar hacen ulgo mas que aliviar simplementc los males momentaneos del sistema: un Estado del bienestur "socinlde mocrata' transferira, por derecho propio, irnportantes recursos de po der a los asalariados, reforzando asi al movimiento obrero. Como ori ginalmente sostuvo Heimann (1929), 108 derechos socialus hacen re troceder las fronteras del poder capitalista. La cuesti6n de por que el Estado del bienestar es un recurso de pader en 51 mismo es vital para la ulJ1ic<\hiiidad dl' la lcoria. La res
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puesta es que en el mercado los asalariados est.an intrfnsecamente atomizados y estratificados, se yen obligados a cornpetir, estan inse guros y dependen de decisiones y fuerzas fuera de su control. Esto li mita su capacidad para la solidaridad y la movilizacion colectivas, Los derechos sociales, la seguridad de los ingresos, la igualdad y la erradicacion de la pobreza que un Estado del bienestar universal is ta persigue, son las precondiciones necesarias para la fuerza y la unidad que dernanda el poder colectivo de movilizacion (Esping-An dersen, 19R5a). EI problema mas dificil para esta tesis es especificar las condicio nes para la movilizacion del poder. EI poder depende de los recursos que em an an de los resultados electorales y de la negociaci6n colecti va. A su vez, la movilizacion del poder depende de los niveles de orga nizacion de los sindicatos, de la proporcion de votos y de los escanos parlamentarios y cart.eras ministeriales que detentan los partidos obreros 0 de izquierda. Pero el poder de un ngunte no puede estar in dicado simplemente par sus propios recursos; dependera de los recur sos de, las fuerzas contendientes, de la duracion historica de su rnovi lizacion y de pautas de alianzas de poder. Se pueden hacer algunas objeciones validas a la tesis de la movili zacion de las clases; en especial hay tres que son fundamentales. Una es que la sede de la toma de decisiones y del poder puede trasladarse desde los parlarnentos a las instituciones neocorporativistas de inter mediation de intereses (Shonfield, 1965; Schmitter y Lembruch, 1979). Una segunda cntica es que la capacidad de los partidos de los trabajadores para intluir en el desarrollo del Estado del bienestar es ta circunscrita por la estructura del poder de los partidos de dere chas. Castles 0978; 1982) ha senalado que el grada de unidad entre los partidos conservadores es mas importante que el poder activado de la izquierda. Otros autores han subrayado el hecho de que los par tidos con denorninacion ideologica Igeneralmente social-catolicos) en paises tales como Holanda, Italia y Alemania movilizan a amplios sectores de las clases ohreras y promueven prograrnas de bienestar que no difieron drasticarnente de sus compctidores socialistas (Sch midt, 19R2; Wilensky, 19R1J. La tesis de la movilizacion de las clases ha sido criticada, y con razon, por su suecocentrisrno, es decir, por su lendencia a definir excesivamente el proceso de movilizacion del po der en base a la poco cornun experiencia sueca (Shalev, 1984). Estas objecioncs hacen alusi('m a una falul'in b.l-sica en los supues los de la teoria aterca de la formacion de cla"es: no podemos asumir que el socialisma es la base natural para la movilizacion de los asala
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riados. De heche, las condiciones bajo las cuales los trabajadores se hacen socialistas tod avia no e stan debidamente documentadas. Historicamente, las bases organizativas naturales de la movilizacion obrera eran comunidades precapitalistas, sobre todo los gremios, peru tambien la Iglesia. la etnia 0 la lengua. Una referencia facil a la falsa conciencia no explicara por que los trabajadores holandeses, italianos o americanos contimian movilizandose alrededor de principios no so cialistas. EI dominic del socialismo en la clase trabajadora sueca es un rompecabezas tan grande como 10 es el dominio del confesionalis mo en la holandesa, La tercera objecion, y quiza la mas fundamental, tiene que ver con la vision lineal del poder en este modelo. Es problernatico sostener que un incremento numerico de los votes, de la sindicalizacion, 0 de los escanos, redundara en mas Estado del bienestar. Prime ro, para los partidos socialistas, aSI como para otros partidos, el umbral magi co del "50 por ciento" p., ..a las mayorias parlamentarias parece practi carnente insuperable i Przeworski. HIR5J. Segundo, si los partidos so cialistas representan a las clases trabajadoras en el sentido tradicio naI, esta claro que nunca tendran exito en gil proyecto. En muy pocos casas la clase obrera tradicional ha sido numericamertte mayoritaria y su papel se estn haciendo rapidamente marginal.' Probablernente, la forma mas prometedora de resolver el problema combinado de la linealidad y del caracter minoritario de 1" c1ase obre fa se encuentra en las recientes aplicaciones de la tesis pionera de Barrington Moore sobre la coalicion de clases para la transformacion del Estado moderno (Weir y Sckocpol, 1985; Gourevitch, 1986; Esping Andersen, 1985a; Esping-Andr-rsen y Friedland. 1982). Asi, los ortge nes del cornpromiso keynesiano con el pleno empleo y de la construe ci6n socialdernocrata del Estado del bicnestar se atribuyen a In capaci dad delos rnovimientos de una clase obrera mas 0 menos fuerte para Jorjar una alianza politica con las organizaciones de los agricultores; adernas, se puede argumentar que la perrnanencia de la social demo cracia en el poder ha Ilegado a de pender de la formaci6n de una coali ci6n entre la nueva clase obrera y los trabajadores no manuales.
• Obviamt'nte, e~Lo no es un problt'ma R610 para hip()Lesis pariamenLnri1.l bat'udu en la clase; f"1 marxismo e.;tructuralista.se enfrenLa can el mismo problema de~~p~~s caracten8Llca,:; de las nuevas cla8f"8 mem..'ls. Si Lal especificacion no consi(.,'Ue d~mosLrar que consliluye uno nueva c1ase obrera, omha.~ varianLps de In Ll'oria marx isLa se en frentan con problemas senos {aunque no idenllCOSJ.
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EI enfoque de la coalicion de clases tiene virtudes adicionales. Dos paises como Austria y Suecia pueden tener puntuaciones sirnilares en variables relativas a la rnovilizacion de Ia clase obrera y. sin embargo, tener resultados de politica altnmente desiguales. Esto se puede ex plicar por las diferencias en la historia de la forrnacion de la coalicion en los dos paises: la consecucion de la hegcmonia socialdernocrata sueca provicne de su capacidad de forjar la famosa alianza "roja-ver de" con los agricultores; Ia desventaja comparntiva de los socialistas austriacos se debe al status de "gueto" que se les asigno en virtud de la captacion de las c1ases rurali-s pOT una coalicion conservadora (Es ping-Andersen y Korpi. 19R4J. En resumen, tenernos que pcnsar en terrninos de relaciones socia les, no solo en categorias sociales. Mientras las explicaciones estructu rales funcionaJistas ide ntifica n resultados convergentes de los Estados del bienestar y los paradigmas de movilizaci6n de clases yen grandes diferencias, peru distribuidas linealmente, un modelo interac tivo, como el del enfoque de la coalicion, dirige la atencion hacia dis tintos regimenes del Estado del bienestar. lQUE ES EL ESTADO DEL B1ENESTAR"
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Cada paradigma teorico debe definir de alguna forma el Estado del bienestar, lComo sabernos cuando y si un Estado del bienestar responde funcionalmente a las necesidades del industriahsmo 0 a la reproducci6n y legitimacion capitalist.a? Y i,c6mo identificamos un Estado del bienestar que corresponda a las demandas que pueda te ner una clase obrera movilizada? No podemos sorneter a prueba argu mentos opuestos a rnenos que exista una concepcion com partida, co rmin, del fenorneno que se trata de explicar. Un notable atributo de toda la literatura es su falta de auteritico interes por el Estado del bienestar como tal. Los estudios sobre el Estado del bienestar han estado motivados por inquietudes teoricas acerca de otros fenomenos, tales como el podcr, la industrializacion 0 las contradicciones capitalistas; generalmente. el Estado del bienes tar ha recibido escasa atl'llcitln conccptu,d por si mismo. Si los Estados del bicnestar son distintm:i, i.en que :-;e diferencian? Por otra parte. lcuando existe de verdad un Estado del hienestar? Esto vuelve a dirigir nuestra atenci6n a la pregunta original: lque es el Estado del bienestar? Una definicion normal de manual es que eL Estado del bienestar im plica una responsabilidad estatal para asegurar unos minimos basieos
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de proteceion social para sus ciudadanos. Tal definicion evita el prohle rna de si las pohticas sociales son emancipatorias 0 no, de si ayudan a legitimar el sistema 0 no; de si contradicen 0 auxilian a los procesos del mercado: por otra parte, i,que se quiere decir en realidad con In nocion de "basicos"? GNu serta mas apropiado cxign- un Estado del bienestar que satisfaga algo mas que nucst.ras necesidades basicas 0 minimas de proteccion social? La primera generacion de estudios comparatives ernpezo con este ti po conceptualizacion. Asumian, sin mucha reflexion, que e) nivel de gasto social refleja adecuadamente el compromise del Estado con el sistema de bienestar. La intencion teorica no era en realidad lIegar a una cornprcnsion del Estado del bienestar, sino mas bien someter a prueba la validez de modelos teoricos opuestos en el marco de la econo rrua pohticn. Al ordenar los parses en relacion con el grado de urb~iza cion. pi nivel de crecimiento econ6mico y la proporcion de personas rna yores en In cstructura demorrrafica. sc creta que las caracteristicas esen dales de la modcrnizucion industrial estaban consideradas dehidamen teo Por otra parte. las teorias basadas en el poder cornparaban los paises segun la Iuerzn de sus partidos de izquierda 0 segun la capacidad de movilizucion de sus elusos nbreras. Los resultados de la primeru generacion de comparativistas son difl ciles de evaluur, purque no hay nuda convinccnu- para ninguna teoria en particular. El escaso numero de parses para establecer compuracio nes restring» cstadisticamonte ol nurru-ro do variahlcs que so pucde exa minar al mismo liempo. Asi. wando Cutri~ht (965) 0 Wilensky 11975) encul'ntran qlit' el nivel e('on6miC'o, con sus corn'latoH dt-'mowaficos y burocnl.ticos. cxplirall J.,rran parte dl' las vari:ll.:iOJH'S dl'l Estudo tip) hie nestar en los "palses ricos", no incluyen mcdidas relcvantes de la movi lizaci6n de Ja clnsc ohrpra 0 d('! g-rHdo dl' ap('rtura dt· In l'COllomla. Sus conclusiones a favor del enfoque de una "16gica del industrialismo" son, por 10 tanto, dudosas. Y wando HewitII1977), Stephens 11979), Korpi (1983), Myles (1984a) y Esping-Andersen (1985hl descubren una clara evidencia a favor de la tesis de la movilizacion de In clase obrera 0 cuan· do Schmidt (19B2; 1983) enl'ucntra apoyo para un ruzonamiento neoeor porativista y Cameron (19781 para uno de apertura economica. 10 hacen sin un amilisis compJeto de posibJes expJicaciones alternativas. 7
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7 ESLa bibliografia ha sido rellisada con gran delalJe p<)r vanO/oi HuWres. Vease, por ejemplo, Wilensky PI ol. (}985). p
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La mayor-in de estes estudins pretender. cxplicar el Estado del bie nestar: sin emhargo, su enfoque centrado en el gusto puedc ser erro neo. Los gastos son epifenornenicos a Ja sust.antividad teor-ica de los Estados del bienestar. Adsmas, la perspectiva lineal ctasificatoria (mas 0 rnenos poder, dernocracia 0 gasto) contradice el concepto soeio logico de que el poder, la democracia 0 el bienestar son fenomenos que se encuentran relacionados y est.ructurudos. AI clasificnr los Estados del hienestar segun el gasto, asumirnos que todo el gasto se considera por igual. Pero algunos Estados del bienestar, por ejemplo eI austriaco, gastan una gran cantidad en subsidies para funcionarios privilegiados. Esto no es ]0 que normalmente considerarfarnos un comp romiso con In solidaridad YJ~<:iudadaniu s--W:iaL Otros gastan desproporcionadamente en asistencia social can comprobacion previa del derecho a recibirla. Pocos analistas contemporannos estarian de acuerdo en que una tradicion reforrnadu de ayuda u los pobros puede ser consi de rada Como un compromiso del Estado del bienestar. Algunos paises.invierten cantidades enormes en proteccion fiscal 1m forma de desgravaciones para los planes privados de pensiones de los que se beneficia principalrnento la clast:' media. Pero estas deduccio nes en los irnpuestos no aparecen en las cuentas de gastos-.En Gran Bretana, el gasto social total ha crecido durante el periodo Thatcher, aunque ello se debe principalmento al increrm-nto del desempleo. EI escaso gasto en algunos programas puede signil1{~ar un Estado del hienestar comprometido mas soriumonto con "I pleno empleo, Therborn (1983) est,; en 10 cierto wando sostiene que debemos partir de un-concepto de la estructura del Estado. i,Cmiles san los cri terios con los que deherlamos juzg-ar si. y l'U
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clarnacion de Estado del bienestar de algunos paises. T'ambien han concluido con demasiada rapidez que si se han introducido los progra mas sociales estandar, ha nacido el Estado del bienestar. r El segundo enfoque conceptual procede de la diferenciacion clasica !de Richard Titmuss (1958) entre Estados del bienestar residuales e : in~tucionales. En los prirneros, el Estado asume la responsabilidad solo cuando falla la familia 0 el mercado; procura limitar sus obliga cionesa los grupos sociales marginales y necesitados. EI segundo mo . ~elO "Be· dirige a toda la poblacion, es universalista y abarca un com romiso institucionalizado de protecci6n social. En principio, exten dera los compromisos de bienestar social a todas las areas de distri ~ucion que son esenciales para el bienestar de la sociedad. EI enfoque de Titrnuss ha inspirado una variedad de nuevos desa rrollos en la investigacion comparativa del Estado del bienestar (Myles, 1984a; Korp~, 1980; Esping-Andersen y Korpi, 1984; 1986; . Esping-Andersen. 1985h: 1987bl. Se trata de un enfoque que fuerza a 1108 investigadores a trasludarse desde la caja negra de los gastos al : contenido de los Estados del bienestar: programas especificos frente a ! program as universules. condiciones para SCT benoficiario. calidad de \ los subsidies y de- los servicios. ~'. quiza 10 mas importante, hast.a que pun to "I ernplco y In vida labora] estan siendo integrados en la .;!m pliacion por el Estado de los derechos de ciudadania. EI paso a las ti \ IpoTogias del Estado del bienestar hace que las clasificaciones lineales Isimples sean dificiles de sostener. Conceptualmente, estamos cornpa tando tipos de Estados que son categorialrm-nte diferentes . EI tercer enfoquc consiste en seleccionar teoricamente los criterios co"ilfos cuales se juzgan los tipos de Estados del bienestar. Esto se puede hacer midiendo los Estados del bienestar reales en relacion a un modelo abstracto y clasificando consecut'lI(pmente los programas concretos 0 la totalidad de los Estados del bienestar (Day 1978; Myles, 1984a). Pero este enfoque es ahistorico y no capta necesaria mente los ideales 0 los proyectos que los actores historicos pretendian realizar en sus esfuerzos por lograr el Estado del bienestar. Si nues:! tro objetivo es poncr a prueba teorias causales que implican actores, ~ deberiamos empezar por las exigencias que fueron real mente promo-I vidas por aquellos actores que considerarnos criticos en la historia del desarrollo del Estado del bienestar. Es dificil imaginar que aI-I guien se esforzara por ampliar el gasto per se.
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UNA REESPECIFICACION DEL ESTADO DEL BIENESTAR
Pocas personas pod ran discrepar de la p ropos ici on de T.H. Marshall ( 1950) de que la ciudadania social constituye la idea centra] de un Estado del bienestar. Pero hay que dar un mayor contenido a este concepto; sobre todo, debe irnplicar la conccsion de los derechos ~ociales. Si se da a los derechos sociales el status legal y practice de. los derechos de propiedad, si son inviolables, si se conceden en base a la ciudadama y no al comportamiento real, supondran una desrner cantilizacion del status de los individuos con relacion al mercado. Pero el concepto de ciudadanin social implica tarnbien la estratifica cion social: el status de alguien como ciudadano cornpetira 0 incluso reernplazara a su posicion de clase. EI Estado del bienestar no puede ser entendido solo en terrninos de , los derechos que concede. Tambion debernos tener en cuenta como las ~ actividades del Estado cstan cnt.relazadas cn 1<1 provision social con- ; las del mercado y el papal de la familia. Estos son los tres principios j fundamentalos a los que hay que dar un mayor contenido notes de ~acer ninguna especificacion teorica sobre el Estado del bienestar.
Derechos y desmercanttltzaeion En las sociedades precapitalistas, pocos tr.rbajadores eran estric tamente mercancias, en el senti do de que su supervivencia dependia de la venta de su fuerza de trabajo. AI transforinarse los mercados en universales y hcgemonicos, es cuando el bieru-star de los individuos viene a depender enteramente del circuito monetario. EI despojar a la sociedad de las capas institucionales que garantizahan la reproduc cion social fuera del contrato laboral, significo la conversion de los in dividuos en mercanctas, su mercantilizacion. A su vez, Ia introduccion de los modernos derechos sociales implica una perdida del status de mera mercancia. La desmercantilizacion se produce cuando se presta un servicio como un asunto de derecho y cuando una persona puede ganarse la vida sin de pender del mercado, La mera presencia de la asistencia 0 seguridad social puede que no produzca necesariamente una desrnercantilizacion irnportante si es tas no liberan sustancialmente a las personas de su dependencia del mercado. La ayuda a los pobres con cornprobacion de medios de vida, posiblernente ofrecera una red de seguridad en ultima instancia. Pero si los subsidios son bajos y estan asociados a un estigrna social, el Si8
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tema de ayuda empujara a purticipar en el rncrcudo a todos rnenos a los mas desesperados. Precisamente ese fue el proposito de las leyes para pobres del siglo XIX en la mayoria de los parses. De un modo pa recido, la mayoria de los primeros programas de seguridad social fue ron dcliberadarnente proyectados para maxi mizar In partieipacion en el mercado laboral (Ogus, 19791. No hay nuda de que In desmercantilizacion ha sido un asunto tre mendamente discutido en el desarrollo del Estado del bienestar; para el mundo del trabajo, ha sido sivrnpre prioritaria. Cnando los trabaja gores dependen por completo del mercado, es diftcil que se movilicen para ucciones sohdarias. Puesto que sus rccursos reflejan las desi gualdadcs del mercado, aparecen las divisiones entre los que estan dentro y los que estan fuera, haciendo diftcil la formacion de movi mientos obreros. La desrnerca ntj lizacion refuerza al obrero y debilita Ia autoridad absoluta de los ernpresarios. Justamente por esta razon es por 10 que los empresarios-se han opuesto siempre ala desrnercan tilizacion, Los derochos de desmercantilizaci6n Be han desarrollado de dife=-': rentes form as en los Estados del bieriestar contemporaneos. En los i, Estados del bienostar en donde predomina la asistencia social, los de- ; rechos no estan tan vinculados al comportamiento Iaboral como a una I necesidad manifiesta. Sin embargo, la cornprobacion de las necesida- ! des y los tipicos subsidios escasos sirven para reducir el efecto des mercantilizador. Por eso, en los paises en donde este modelo es el do- , minante (principalrnente en los paises anglosajones), el resultado es : "realmente el fortalecimiento del mercado, puesto que todos excepto aquellos que fracasan en el rnercado seran animados a contratar pla- \ nes privados de proteccion social. :-;' Un S"KUndo modelo dominante d"fi"nrl" la ",guridad social "statal obligatoria con derechos reconocidos bastaute grnndcs. Pero, de nuevo, ' esto puede que no asegure automaticarnente una desmercantilizaci6n sustancial, puesto que esto depende en gran medida de las normas, que regulan los subsidies y los que tienen derecho a ellos. Alernania fue la pionera en la seguridad social, pern se puede decir que durante la mayor parte del siglo apenas ha aportado nada en la linea de la desrnercantilizacion a traves de sus programas sociales. Los subsidios han dependido casi total mente de las aportaciones y, por 10 tanto,llel t ra bajOy del empleo, En otras palabras, no es la mera presencia de un I derecho social, sino las reglas correspondientes ),Jas precondiciones,! las que dictan hasta que punto los oro!!ramas rlcl bienestar social I [ ofrecen autenticas alternativ:1s a la dcpl'ndl~lll'ia del mercado.
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EI tercer modelo dominante de bienestar social, esto es, "I tipo ' Beveridge de subsidio a los ciudadanos, puede .iparecer a primera vis ta como el mas desrnercantilizador. Ofrece un subsidio basico e igual para todos, independientemente de sus actividadesv aportaciones y rcndimiento previo. En efecto, puede ser un sistema mas solidario, pero no necesariamente desmercantilizador, dado que raras veces ta les esquema" han sido capaces de ofreeer subsidies de tal nivel que provean a los beneficiaries de una alternativa real a) trabajo. ..... En la practica, los Estados del bienestar desmercantilizadores son de fechas muy recientes. Una definicion minima debe irnplicar que los ciudadanos pueden decidir libremente y sin una potencial perdida del ernpleo, de los ingresos 0 de la seguridad social, dejar de trabajar cuando 10 consideren necesario. Teniendo en cuenta esta definicion, podrtamos, por ejernplo, exigir un seguro de enfermedad que garanti zara a las personas unos subsidies equivalentes ul salario normal y el derecho a la baja laboral con un minimo informe medico y por el tiempo que la persona estimara ,necesario. Mcrece la pena resnltar que estas condiciones son las que norrnalmcnto disfrutan los funcio narios, profesores de universidad y los trabajadores no manuales de mayor nivel. Habria que exigir algo similar para las pensiones, permi-_ sos por maternidad, perrnisos por estudios y seguros de desempleo. Algunos parses se han acercado a estos niveles de desrnercantiliza-" cion, pero s610 hace poco y en muchos casos con importantes excepcio nes. En casi todos los paises, a finales de la decada de los afios 60 y comienzos de la de los 70, los subsidies se elevaron hasta igualar casi los salarios normales. Peru en muchos parses. en caso de enfermedad se requiere todavia, por ejcmplo, un certificado medico puntual; en otros, el reconocirniento del derecho dcpende de largos periodos de es pera de hasta dOH scrnanas y adcrnas. en algunos, la duracion del de recho es muy corta. Como se vera en el capitulo 2, los Estados del bie nestar escandinavos tienden a ser los mas desmercantilizadores y los anglosajones los menos. EL ESTAIJO ImL IlIENESTAR COMO liN SISTEMA DE r:STltATIFICACJ(JN
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A pesar de Ia importancia que se confiere a la relacion existente entre ciudadania y clase social tanto en la economia clasica como en la obra pionera de T.H. Marshall, esta ha sido descuidada tanto teo rica como empiricamente. Por 10 general, 0 bien se ha asumido el pro blema (se ha dado por sentado que el Estado del bienestar crea una sociedad mas iguaJitaria) 0 se ha ahordado estrictamente en terminos
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de distribucion de ingresos 0 en terminoa de si la educacion fomenta la movilidad social ascendente. Una cuestion que pareee todavia mas basica es que clase de sistema de estratificacion es cl que promueve 18 politica social. El Estado del bienestar no es solo un mecanisme que interviene en Ia estructura de la desigualdad y posiblemente la corri ge, es un sistema de estratificucion en sf mismo, es una fucrza activa en el ordenamiento de las relaciones sociales, - - . Podemos identificar facilrnente los sistemas alternativos de estra tificacion insertados en los Estados del bienestar de una forma com parativa e historica. La tradicional ayuda a los pobres y su variantel contemporanea, la ayuda social para los que se comprueba que no tie nen medics, Iueaisenada evidentemente con propositos de estratifi-I cacion. AI castigar y estigmatizar a los destinatarios, se fomenta la ~ dualidad social, 10 que ha constituido un importante blanco de los, ataques'Bel movimiento de los trabajadores. .J El modelo de seguridad social fomenlado por los reformistas con servadores tales como Bismarck y Von Taffe explicitamente era tam bien una forma de politica de clases. De heche, pretendia alcanzar dos resultados simultaneos en terminos de estratificacion. EI primero consistia en consolidar las divisiones entre los asalariados legislando distintos program as para los diferentes grupos de clast' y status, ca da uno de los cuales tenia un unico y claro grupo de derechos y privi legios que habia sido disenado para subrayar la posicion social conve niente para la vida de una persona. EI segundo objetivo era vincular directamente la lealtad del individuo a la monarquia 0 a la autoridad central del Estado. Ese fue el rnovil de Bismarck wando prornovio un suplemento directo del Estado para el subsidio de jubilacion. Este mo delo corporativista estatal fue seguido sohre todo en parses como Alemania, Austria, ItaJia y Francia y condujo ron freeuencia a un Ia berinto de fondos de scguros para grupos de status especificos. EI establecimiento de provisiones para el bienestar social que favo redan espccialmente a los funcionarios (Beamten) fue de especial im portancia en esta tradicion corporativista. Por una parte, esta era una manera de premiar la fidelidad al Estado y, por otra, era una for ma de que se distinguiera el status social cxtraordinariamente eleva do de este !rr.l!R.o. EI modelo corporativista de Ia diferenciacion de sta tus surge principalmente de la antigua tradici6n grernial. Los auto cratas neoabsolutistas tales como Bismarck vieron en esta tradicion un medio para combatir a un movimiento obrero cada vez mas fuerte. El movimiento obrero era tan host il nl modele corporativista como al de ayuda a los pobres, en ambos casos por razones obvias. Sin em-
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bargo, las alternativas adoptadas por los trabajadores al principio no fueron menos problematicas desde el punto de vista de la unidad de los trabajadores como una clase solidaria. Do manera practicarnente general, el modele seguido al principio por los truhajadores era el de mutuaJidades autonomas 0 planes equivalentes de proteccion social fraternal patrocinados por sindicatos 0 partidos politicos. Esto no es sorprendente; obviarnente, los trabajadores desconfiaban de las refor mas patrocinadas por un Estado que les era hostil y veian sus propias organizaciones no solo como bases de movilizacion de clase, sino tam bien como embriones de un mundo alternative de solidaridad y de justicia, como un microcosmos del refugio socialista que habia de He gar. Sin embargo, estas sociedades microsocialistas se transformaron con frecuencia en problernaticos guetos dasistas que, mas que unir, dividian a los obreros. EI ingreso en estas sociedades se restringia ti picamente a los estratos mas fucrtcs de la clase ohrcra y los mas debi les -que eran los que mas proteccion nccesitnban-s- 10 mas probable es que fueran excluidos. En resumen, el modelo de las sociedades fra ternales frustro el objetivo de la movilizacion de la clase obrera. La "propuesta de gueto'' socialista fue un obstaculo adicional cuan do los partidos socialistas se encontraron ellos mismos forman do go biernos y-ieniendo que aprobar las reforrnas sociales que habian pedi do durante lanto tiempo. Su modelo de bienestar social tenia que ser reformulado como un bienestar social para "el pueblo" por razones po liticas de forrnacion de coaliciones y de una solidaridad mas ampli~ De ahi que los socialistas llegaran a defender el principio del univer saJismo; inspirandose en los liberales, su prograrna se diseno de una manera caracterrstica siguiendo el modele de Beveridge de financia cion de unos ingresos generales junto con cl dernocratico impuesto proporcional. EI sistema universalista promueve la igualdad de status como una alternativa a la ayuda a IOH que sc comprueha que no tienen medios y a la seguridad social corporativista. Todos los ciudadanos estan dota dos de derechos similares, con independencia de su clase 0 de su posi . cion en el mercado. En este sentido, el sistema pretende cultivar la solidaridad por encirna de las clases, una solidaridad para toda la na Cion. Pero la solidaridad del universalista impuesto proporcional su pone UDa estructura de clases historicarnente peculiar, en Ia que la inrnensa mayoria de Ia poblacion es considerada como "gente senci lla", para la cual un modesto, aunque igualilari~sidio puede ser considerado suficiente. Donde esto ya no vale, como ocurre con la ere ciente prosperi dad de la c1ase obrera y el desarrollo de las nuevas c1a
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ses medias, el uni versalisrno del irnpuesto proporcional promueveun
ualism~i!:1~o!!1!!.~~.a_~~~_te~~Qgrque-niS-·per8oniis·puait:.~.~~sse di'fi
..8en a los seguros privados y a la negociacion de beneficios adicionales para-'comple'meiitarla-mode·sta igualdad de 10 que vienen a conside rar niveles habituales de proteccion social. Donde se desarrolla este proceso (como en Canada 0 en Gran Bretana), el resultado es que el rnaravilloso espiritu igualitario se transforma en un dualisrno similar al de la asistencia social publica: los pobres confian en el Estado y el resto en el mercado.
No s610 el modelo universalista, sino de hecho todos los modelos de Estado de bienestar historicos se han enfrentado con el dilema de los cambios en Is estructura de clase. Pero Ia respuesta a la prosperidad y a1 creclmlentO de la c1ase media ha sido variada, como tarnbicn 10 ha sido el resultado en terrninos de estratificacion social. En un senti:-I do, la tradicion corporativista de seguros estaba mejor dotada para dirigir las nuevas i elevadas expectativas del Estado del bienestar, puesto que el sistema que exisua pod ria ser rnejorado tecnicarnente con bastante facilidad para distribuir subsidies mas adecuados. La.J reforma de las pensiones de juhi lucion de Adenaucr de 1957 en Alemania fue pionera a este respecto, Su declarado proposito era res tablecer las diferencias de status que habian sido mermadas por la incapacidad del antiguo sistema de seguros para proporcionar unos subsidios adaptados a las expectativas, Esto se hizo simplemente pa J sando de subsidies graduados segun aportaciones a subsidies 1,~~ua dos segun ingresos.isin alterar el marco de 1a diferenciacion del sta social. En naciones ~m asistencia social l) con un sistema universalista ti ~'y~.ridge, la opcion era quien podia satisfacer de forma adecuada las aspiruciones dt' la dnsp nu-din, si c-l merrudo () «l Estado. De esta eleccion politica ~~_~Ki~ron do~ modelos alternatives. lJ.D9~racteristi co de Gran Bretana y de la mayor partr- del mund9 aoglosaj6n, era . .conservar un universalismo estatal esencialmente moderado y perrni til' ue el mercado imperara en los estratos soclaJes en expans16n que pedian un sistema e ienes ar socIa superior, Debido al poder pom;:: co de tales grupos, el dualismo que aparece no es simplemente entre el Estado y el mercado, sino tarnbien entre formas de transferencia de bienestar; en estos parses, uno de los componentes del gasto publico que ha crecjdo mBs rapjdamente.son.w. jiubSidios para los asi llama:_ dos planes de bie~~ar_ so£iales "privados", Y el cCecto politico caracte !,!sbco es el desl:aste_del apoyo de la cbse media para 10 que es cad a vez menDs un Ristema de transfercncia univcrsaJista del sector publico.
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Pero otra alternativa ha sido buscar una smtesis de universalismo y de adecuacirm fuera del mercado, Este camino se ha seguido en pai ses en los que, por obligacion 0 por legislacion, el Estado incorpora a las nuevas clases medias dentro de un lujoso segundo nivel, univer salmenjeinclusivo, con una disposicion de seguros relacionada con losingresos por encirna del igualitario impuesto proporcional. Suecia y Noruega son dos ejemplos destacados. Esta solucion reintroduce la (' IJ desigualdad de prestaciones al ;:arantizar subsidies adaptados a las ~/ expectativas, poro, efectivamente, bloquea al mercado. POl' eso tiene exito en mantener el universalismo y tambien, por consiguiente, el grado de consenso politico que se necesrta para preservar un apoyo amplio y solidario para los elovados impue .tos que tal modelo del Estado del bienestar dernanda. Los I!.ECIMENEH DEL ESTADO DEL BIENESTAH
Cuando estudiarnos las variaciones internacionales en los dere chos sociales y en la estratificacion del bienestar, encontrarnos orde namientos cuaIitativaOle 'ferentes entre Estado, mercado y fami ia. Por tanto, las variaciones que eneontrarnos ~n el Estado del bie
nestar no se distribuyen linealmente, sino que se agrupan segun los
tipos de regimen,
En un grupo, eneontramos el Estado del bienestar "liberal", en el que predominan la ayuda a lo;qlle se compruehn que no henen me dios, las transferencias universules rnodcstus 0 los planes modestos de seguros sociales. Los subsidies favorecen principalmente a una clienteia con ingresox bajos, gcnl'ralllH.'nh· d(' clnse obrera, depen dientes del Estado. En este rnodelo, el progreso de la reforrna social ha sido circunscrito rigurosurnente por normal" tradicionales y libe rales de lu etica del trabajo; uqui los hrnites de la prnteccion social igualan a lu propension marginal a optar poria ayuda social en vez del trabajo. POl' consiguiente, las reglas para estes derechos son cs trictas y a menudo estrin asociadas a un estigma; los subsidies. por 10 general, son modestos. A su vez, el Estado estimula cl mercado, bien pasivarnente -garantizando s610 un minimo- 0 activamente -dan do subsidios a planes privados de proteccion social. La consecuencia es que estc tipo de regimen minimiza los efedos de desmercantilizacion, limita con efeetividad el alcance de los dere chos sociales y construye un orden de estratificaci()11 que cs una mez cla de una relativa igualdad de pobreza entre los beneficiarios de la
protection -si)l:j-al. de un hlenestar ~ial para mayorias diferenciado
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1.llS Tkr~ M\INDtIS llEL ESTA[)() nEL I\\E\~:ST:\H
por el mercado y un dualisrno politico de clase entre los dos. Los ejern plos arquetipicos de este modelo son Estados Unidos, Cannda y Aus tralia. Un segundo t ipo de regimen agrupa a naciones Como Austria, Francia, Alemania e !talia. En este caso, el legado his tor-icc corpo rativista estatal fue elevado para atender a la nueva estructura "postindustrial" de clases. En estos Estados del bienestar conserva dores y fuertemente "corporativistas", la obsesion liberal por la efi cacia del mcrcado y lu rnercantilizacion no rue nunea importante y. como tal, Ia concasion de derechos saciales apenas ha sido un tema seriamente contestado. La que predominaba era la conservacion de las diferencias de status; por 10 tanto, los dereehos fueron vincula dos a la clase y al status social. Este corporat ivismo fue subsurnido bajo una estructura estatal perfectamente preparada para despla zar al mercado Como proveedor del bienestar social; de aqui que los seguros particulares y los beneficios adicionales en cl empleo juga ran de hecho un papel marginal. Por otro lado, el enfasis del Estado en elevar las diforcncias de status significa que su impacto redistri butivo es insignificnnt«. Pero, en gpneral, los regiruenes corporativistas estan tarnbien con formados por In Iglesia y, por eso, estrin fuertemente cornproruetidos con la conservacion de la familia tradicional. La seguridad social sue. Ie excluir a las rnujeres que no trabajan y los subsidios familiares es tirnulan la maternidad. Los centres de dia y otros servicios de ayuda familiar similares estan cluramente subdesarrollados; el principio de la "subsidiaridad" sirve para destacar que el Estado intervendra sola mente cuando se acabe la capacidad de la familia para atender a sus rniernbros. El tercero, y sin duda el rnris rcducido, cs cl grupo de reglmenet compuesto por aquellos paises en los que el principio del universalis rna y la desmercantilizacion de los derechos sociales se han extendido tambien a las nuevas clases medias. Podemos llamarlo el tipo de regi men "socialdernocrata", puesto que en estos paises la socialdernocra cia fue sin dudu In fuerza doruinante irnpulsora de In reforma social. Mas que tolerar un dualismo entre Estado y rnercado, entre la clase obrera y la clase media, los socialdemocratas buscaban un Estado del bienestar que promoviera una igualdad en los estandares mas eleva dos, no una igualdad en las necesidades minimas como se buscaba en otros sitios. Esto implicaba, en primer lugar, que los servicios y pres taciones se elevaran hasta unos niveles equiparables incluso con los gustos mas particularizados de la nueva dase media; y en segundo
lugar, que la igualdad se proporcionaria garantizando a los obreros la cornpleta participacion en la cali dad de los derechos disfrutados por los mas pudientes. Esta formula se traduce en una mezcla de elevada desmercantili zacion y de programas universalistas que, sin embargo. se adaptan a expectativas diferenciadas. Asi, los trabajadores rnanuales llegan a disfrutar de unos derechos identicos a los de los ernpleados y funcio narios; todos los estratos estan incluidos en un sistema de seguro uni versal, si bien los subsidios se graduan de acuerdo con los ingresos habituales. Este modelo fuerza al mercado y, consecuentemente, construye una solidaridad fundamentalmente universal a favor del Estado del bienestar. Todos tienen subsidios, todos son dependientes y, probablemente, todos se senti ran obligados a pagar. La pohtica de ernancipacion del regimen socialdernocrata se dirige tanto al mercado como a la familia tradicional. En contraste con el modelo subsidiario-corporatista, el principio es no esperar hasta que se agote la capacidad de ayuda de la familia, sino socializar priorita riamente los costes de la familia. EI ideal no es maximizar la depen dencia del individuo respecto de la familia, sino las capacidades para la independencia individual. En este sentido, el modelo es una fusion peculiar de liheralismo y socialismo, El resultado es un Estado del bienestar que suministra las prestaciones directamente a los nirios y se responsabiliza directamente del cuidado de los ninos, de los mayo res y de los necesitados, Asf pues, se compromete con una pesada car ga de servicios sociales, no solo para atender a las necesidades de la familia, sino tarnbien para permitir que las mujeres puedan elegir el trabajo en lugar del hogar. Quiza la carateristica mas sobresaliente del regimen socialdemocra ta sea la fusion de bienestar social y trahajo. Esta sencillamente obli gado a garantizar al mismo tiempo el pleno empleo y a depender ente ramente de su lagro. Por una parte, el derecho al trabajo tiene una ca tegoria igual al derecho de proteccion de los ingresos, Por otra parte, los enonnes costes del mantenimiento de un sistema de bienestar so cial solidario, universalista y dusmc-rcantilizador significan que debe minimizar los problemas sociales y maximizar los ingresos por sala rios. Obviarnente, como mejor se hace esto es con e) mayor nurnero de gente trabajando y el menor nurnero posible de personas viviendo de transferencias sociales. Ninguno de los dos tipos de regimen alternativos defienden el pie. no empleo como una parte integral de su compromiso con el bienestar social. Por supuesto, en la tradicion conservadora se desanima a las
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I.l)~ Tlu:~\Il:S[)o:-; lJFL F.'iTAIJO
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e.str~ct~ras de e'!'!lici"n do? .Ia clase I'0litica y_cl legado historico de la \
mujeres a que trabajen; en el ideal liberal, las cuestiones sobre el ge nero irnportan menus que la pureza del mercado. En los siguientes capitulos mostrarernos que los Estados del bie nestar se agrupan, peru hay que reconocer que no existe un solo caso puro. Los paises escandinavos pueden ser predominantemente social democratas, pero no estan libres de elementos Iiberales cruciales. Tampoco los regimenes liberales son tipos puros, EI sistema de segu ridad social americano es redistributivo, ubligatorio y esta lejos de ser actuarial. Al menus en su primera formulacion, el New Deal era tan socialdernocrata como 10 era la socialdemocracia escandinava coeta nea. Y los regimenes europeos conservadores han incorporado tanto impulsos liberales como socialdemocratas. A traves de las decadas, se han transformado en menus corporativistas y menus autoritarios.
r No obstante la falta de pureza, si nuestros criterios esenciales pa
ra definir los Estados del bienestar tienen que ver con la calidad de
, los dererhos sociales, la estratificacion social y la relacion existente
entre el Estado, el mercado y la familia, obviamcnte el mundo esta !..£ompuesto por distintos gTUPOS de rcgfrru-ncs. Comparando los Esta dos del bienestar segun oscalas de mas 0 menos 0, ('11 reahdod. de me jor 0 peor, obtendrernos resultados suruurneute erroneos.
I
LAs CAUSAS DE LOS RECiMENES DEL ESTADO
un. MIES"~;.""!.\H
DEL IlIENESTAR
Si los Estados del bienestar se agrupan en tres tipos de regimen distintos, nos encontramos ante una tarea sustancialmentc mas com pleja de identificar las causas de las diferencias de los Estados del bienestar. lQue explican la industrializacion, el crecimiento economi-= co, el capitalismo 0 la fuerza politica de la clase obrera en cuanto a los tipos de regimenes? Una primer2 respuesta superficial serra: muy pcf co. Los parses que hemos estudiudo son todos ellos mas 0 rnenos pare- "~ cidoscoll-respecto---a-[odas· las variables unteriores excepto en 10 que --se'refiere~ a Ia variable de la movilizacion de la clase obrera. Y encon tramos movimiefifos yparlidos detrabajadores muy podcrosos en ca- . da uno de los tres grupos. J Una teoria de los desarrollos de los Estados del hienestar debe re considerar c1aramente sus supuestos causales si quiere explicar sus agrupamientos. Se debe abandonar la esperanza de encontrar una unica fuerza causal; la tarea consiste mas bien en identiflcar los efec tos interactivos sohresalientes. Basandonos en los argumentus prece dentes, tres [act!',res d~~t,>~ri,!n seri'!'l'ErtaJltesen ~.~eciaLla natura'] ~ 2eza_d"!~_m~~~lizac~on de las clases (sobretodo de la clase obrera), _Ia~ ~
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institucionalizacion del reglmlm. '--- - "-- .~" -- .~J Como hemos senalado, no hay en absoluto ninguna razon convin cente para creer que los obreros forjaran una identidad socialista de clase de forma automatica y natural; tampoco es verosimil que su mo vilizacion se parezca a la sueca en particular. La formacion historica real de los colectivos de la clase obrera sera diferente, como tarnbien 10 seran sus aspiracio~ldeoT~~ay capacidades politicas. Aparecen diferencias fundamentales tanto en el desarrollo del sindicalismo co mo en el de lo~ partidos politicos. LosSindicatos 10 pueden ser de una rama de actividad 0 pueden perseguir objetivos mas universales, pue den ser seculares 0 confesionales y pueden ser ideologicos 0 tener un cariz estrictamente profesional. Sean 10 que fueren, afectaran de una forma decisiva a las demandas pohticas, a la cohesion de clase y al al cance de la accion del partido de los trabajadores. Esta claro que una tesis sobre la movilizacion de In clase obrera debe fijarse en la estrue tura de los sindicatos. «: La estructura de los sindicatos puede 0 no reflejarse en la forma cion de un partido de los tnlblliadOl'l's, Pcro, ~.biljO que condiciones ca be esperar ciertos rcsul tadoa dvi sistema de bicru-star a partir de configuraciones especificas de las partidos? Hay muchos facto res que inciden para hacer virtual mente imposible el suponer que un partido obrero 0 de izquierda sera capaz de estructurar un Estado del bie nestar actuando en solitario. Dejando aparte las divisiones confesio nales y otras, s610 bajo circunstancias historicas extraordinarias un partido obrero podra encabezar el solo una mayorta parlamentaria durante el suficiente tiempo como para imponer su voluntad. Hemos serialado que la clase obrera tradicional casi nunca ha constituido una mayoria electoral. De nqu i se deduce que una teoria de la movili zacion de clases debe mirar mas alia de los principales partidos de iz quierda. Es un hecho historico que la construccion del Estado del bie: nestar ha--aep.,ndido de la formaclOn de coaliclOncs politicas. La es Iruetura de las -coaliCionesaeClascesfiliiCliorri~'1S "-~vagueJOs re cursos de pode~_~e cualquier clase por si f!:lisma. . - La aparicion de coaliciones-dc 'Clasea1ter"naiivas esta determinada en parte por la fornmcton de las dases. En las pnmeras fases de la in· dustnahzacion las clases rurales normalmente constituian el sector mas numeroso del electorado. Si los socialdemocratas querian una mayo ria politica, se veian forzados a buscar aliados cn elias. Una de las muchas paradojas de la historia es gue I!,s clases rurales fueron decisivas para el futuro del socia~~~ Dande la economia rural esta
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1.1 IS TIWS MnNJ)( IS Ill';!, ":S'I'AIJ(j r)~;L 1l!~:.""ESTAH
. a dorninada por una agricultura familiar, de pequeno tnrnano o in tensiva ('II capital, el potencial para una ulinnzn c-ru mayor que dondc oe apoyaba en una abundante mano de obra barata. Y donde los agri alto res estaban articulados politicamente y bien organizados (como
la soeialdemocraciu, el dcsufio fur sinu-tiznr las dcmnndas de ln clase obrera y de los cmpleados sin s.u-nficar l,l compromise con la solida ridad. Puesto que, hist6ricamente, Ius nuevas clases medias han disfruta do de una PQSic.i.ol·l~"'!'tiv~rnentepri.v!Iggfud" en el '!'ei~do, tambien han tenido exito en satisfacer sus dernandas de hienestar social al JIlargen del 'I<;sta"dia:· como loduncwnarios. por -mediade un privile giado sistema publico de bienestar social. Tradicionalmente su seguri dad en el puesto de trabajo~_sido tal, que el pleno empleo ha sido un asunto secundario. Finalmente, cualquier program a para igualar drasticarnente los ingresos choca, sin duda, con gran hostilida:de;;tre la clientela de la c1ase media. Por estas razones, resultaria que el ere cimiento de las nuevas clases medias abortaria el_Jl!oyecto soC;;;;W;;. mocrata y reforzaria una fOrmula liberal de Estad-o del bienestar ~. Las tendencias politicas de las nuevas dase;;;edias han sido real mente decisivas para la consolidacion del Estado del bienestar. Su pa pel al conformar los tres regiment'S del Estado del bienestar descritos . anteriormente es cluro, El rnodelo escandinavo ~~_~pyabac_asi ef!t~ ramente en la capacidad de-riiso·claTdemocracia para incorporarlas de-ntfo de un nuevo-iip(;delE-;t"';-(i;;-deli)ienestar: ";.10-qi!e,-proporcio': .. 'i)'alia prestaclones.idal'~~aas ~I?:S_~~tosi:'elq;~:ct!'~;~;s de las clases medias, pero que, sin embargo, conservaba el universalisrno de los de .JiCOIiQi;. Verdadcramente, al extencterse los servllios soclales y el em pleo publico, el Estado del bienestar participaba directamente en la creaci6n de una clase media instrumentu lmente identificada can fa socialdernocracia. Por el contrario, IOH paises anglosajones conservaron el modelo rew sidual del Est;."IO d(.,1 hienestar preeisa..m ente IJonl'le las nuevas ~Iases medias no fueron atraidas por el Estado en detrimento del rnerca do. En terminG" aecl:ise,-Iaconsecucncia -e8-;;( dualismQ:" EI Estado del bleIlesta.'nUendepnnclpalmeiiTi'" Ta-CTase obrera Y'''los pobres; los seguros privados y las prestaciones ligadas al tipo de ocupacion fa vorecen a las clases medias. Dada la importancia electoral de estas tilti I]1asL-!-s ba.~~~. ~_~~_l!)~9__q~U:L.~~_~~~~~-~-~~ I~".: ~ ~ofes arnptiacrones delas actividades.df'J Estado del bjen~~tar. -----------.----- El tercer n'/,
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aquellas fuerzas politicas que los estahlccieron. La gran rcforrna de las pensiones de Adcnaucr de 19G7 rue disenadu cxphcitumente para atraer Is lealtad de la clase media.
CONCLUSION Hemos presontado uqui una alternativa a una teorta simple del de sarrollo del Estado del bienestar basada en la movilizacion de clase. Dicha 1llternativa esta motivada por la necesidad analitica de pasar de un modelo lineal a uno interactivo en relacion tanto a los Estados del bienestar como a sus causas. Si estudiamos los Estados del bie nestar, debemos fijar un conjunto de criterios que definan su papel en la sociedad. Naturalmente, este papel no es el gastar 0 gravar con im puestos, como tam poco 10 es necesariamente el crear igualdad. Hemos preseotado un marco para comparar los Estados del bienestar que to rna en consideraci6n los principios por los que voluntariamente se han unido y esforzado los acto res historicos, Cuando centramos nuestra atenci6n en los principios que estan fijados en los Estados del bienes tar, descubrimos distintos grupos de rejnmenes, no meras variaciones de "mas" 0 "rnenos" alrededor de un comun denominador. Las fuerzas historicas que hay detras de las diferenci as de regi men son interactivas, En primer lugar, irnplican el modelo de la for maci6n politica de la clase obrcra y, en segundo lugar, la formaci6n de una coalicion politica en la transicion de una economia rural a una sociedad de clases medias. La cuestion de la formacion de la coalicion politica es decisiva. En tercer lugar, las reformas anteriores han con tribuido de manera decisiva a la institucionalizacion de las preferen cias de clase y del comportamiento politico. En los regimenes corpora tivistas, la sq.,TUridud sociul jerurquizada seguTl las diferencias do sta .us reforznba la leal tad do las clasps nu-dias a un tipo peculiar de I Estado del bi('nesta~ En los rcgimenes Iibcrales. las clasos medias II llegaron a estar institucionalmente unidas al mercado/ Y en Escandi t .iavia, la suerte de Ia socialdemocracia en las pasadas decadas estuvo estrechameote ligada al establecimiento de un Estado del bienestar de clases medias que beneficia tanto a su clientela tradicional de cla se obrera como a los nuevos cstratos de empleados.i Los socialdemo .ratas escandinavos fueron cap aces de conseguir esto, en parte, por • 1ue el mercado privado de prestaciones sociales estaba relativapjante subdesarrollado y, en parte, porque fueron capaces de construir un I 3stado del bienestar con rasgos de suficiente calidad como para satis ca cer los deseos de un publico mas exigente. Esto ex plica tarnbien el
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coste cxtruordinnriumente elovado de los Est.ados de! bienestar cscan
dinavos.
Pero una teo ria que intenta explicar el crecimiento del Estado del
bir-nestar dcheria tambicn ser capax de com prcnder su reduccion 0
decadencia. Generalmente He cree que los movi mientus de retroceso
del Estado del bienestar, las revucltas contra los impuest.os y la in
version de tcndcncias se inician cuando las cargas de los gastos socia
les se vuelven demasiado pesadas. Paradojicamente, 10 contrario es lo
cierto. Los sentimientos en contra deLE.s.tadQde.L.bi.e=tar eo Is pa
sada decaaageneralmente han sido mas de biles dOI)ge_IQlL~s1Ps..de
--ayuda socIal eran mas grandes ~1ce~er;~~·P~r ~i~~?_ "'-~-¥~~0~de~':.et!.9;;'i~o_- de] ~Estad;;' d"rb;en"~tar no~~p~!'
y.
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(COIIIO 'eii--memanl~ ). torjan lealtades de cluses medias. Por el contrario, los Estados del bieoesfar residuales, Iiberales, que se encuentran en Estado~ U:ni~os~ Canada y, cada vez mas, en Gran Bretana, dependen de las lealtades de un -"strato social. !lU-",-~icamente debil y coh1'recuencia -po!fticafnenfe-fc-siduaJ. En este senti do, las coalieiones de clase en las que se basaban los tresti'pos
(como en EscandlnaVmJ 0 CUi pOi ath istas
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2 , LA DESMERCANTILIZACION EN LA POLITICA SOCIAL
Las fuentes principales de la politica social moderna radican en el proceso por el que tanto las necesidades hu;nanas como la fuerza de trabajo sc transformaron enmercancias, determinando que nuestr~ §lenestar empezara a depender de nuestra relacion con el circuito onetario. Esto no quiere decir que I" politica social fuera desconoci --da antes del avance del capitalisrno moderno, sino que su naturaleza y su organizacion se transformaron. La prevision social de tipo tradi cional se dirigia a un mundo que no estaba mercantilizado cornpleta mente. Asf, en 10 Edad Media 10 que decidia 10 capacidad de una per sona para sobrevivir no era e l contrato laboral, sino la familia, la Iglesia 0 el senor. La plenitud del capitalismo comport» el dehilitarniento de la pro teccion social "promercantilizada". Cuando la satisfaccion de las nece sidades humunas lleg6 a implicar la adquisici6n de mercancias, el pro blema del poder adquisitivo y de la distribucion de los ingresos se eon virtio en alga importante. Sin embargo, cuando la fuerza de trabajo se transformo tarnbien en una rnercancia, se puso en juego el derecho de la gente para sobrevivir fuera del mercado. Est.o es 10 que constituye el asunto mas conllictivo de la politica social. EI problema de la mercan tilizaci6n constituye el centro del analisis de Marx sobre el desarrollo de las clases en el proceso de acumulacion: la transformaci6n de pro ductores independientes en asalariados sin propiedades. Para Marx, la mercantilizaci6n de la fuerza de trabajo implicaba alienaci6n. La forma de rnercantilizacion del trabajo ha constituido una preo cupacion principal en la moderna filosofia, ideologia y teo ria social.
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l;U~TA ESI'I;';:(;-A;';:J)l':H~r:;";
Los Iiberales clasicos del laissez-faire se opusieron a Im'l alternativus ai puro flujo monetario porque perturbnrian e incluso i rupcdirran el sagrado equilibrio de la oferta y la demanda. Ellos sostcuum, al igual que sus seguidores coutempnraneos. quo un snlnrio social minlnto no erradicarfa lu pobrczn. xinu que en renlidnd contribuiria a su pcrpe tuacion, A su vez, el rnarxisrno era siemprc ambivalente, sosteniendo unas veces que el genuino bienest.ar hunumo S(J)o podrtu tener Jugal' con la cornpl eta abolicion del trabajo asulariado y otras, creyendo que 18 mejora social »casiomu-ia un carnbio decisive. .Este ultimo punta de vista no PTa una mera invenci6n de los socialdernocratas relormistas, sino que fue expresado en el Manifiesto Comunista y en los analisis de Marx sobrr- las Lcyes de Fabricas inglr-sas. La opinion de T.H. Marshall ( 1950) consistra en que los derechos de la ciudadama social resolvian csencialmonte (,1 problema de In rnorcantilizucion y que, por 10 tanto, ayudab.m a disrninuir las difercncias de clase. Finalrnente, el ronservadurismo trnd iriunn l Sf;' oPUSO rotundnmento al principio de mcrcantilizar a las personas porquc pondrl;\ PH pl'Jigro In autoridad y la integracion social; los conservadores temiun que eso fuera un golpe fatal para la perpr-tuacion del untiguo orden. En La gran tronrtorrnucion, Polanyi (1914) idcntifica una contra dicci6n fundamental en la trayr-i-toria del capitalismo del lciesez-foire en e] ~entido de mercuntilizar completnment e In fuerza de trabajo. Mientras el sistema solo puede desarrollarse par la rnercantilizucion del trabnjo, al hacerlo tarnbien esta scmbrando su propia destrucion: si la fuerza de trabajo no es m.is que una mercancfa, probablcmente se destruini. Haciendo rcfcrcncin :1 Gnm RretnilH, Polilllyi so:.;tcnin que el sis· I tema preindustrial de se~uridad de ingr~sos n'presentado por la Ley de Spt'(>nhamland impidi{) la trnnsfornwci6n d(' 1<1 f'u("'za dp trabajo en un"l. pllrn mcrcancia. PlIPslo qUt' el sistema renlmentc garnntizabn un salario social. eso mitigaba In extrema nccesidad que habrfa forza do a los traLajadores que no posefan tiprras a irse a vivir a nuevas ciudades industriales. Por eso, hasta que fue reemplazado por las nuevas t<'yes para pobres cn IH34, Spepnhamland fue unn traha para el capitalisll10 britrinico. Aunque puede que no aparecieran como tales, las nuevas leyes""'pa ra pobres constitufan una politica soclal ac~~~~.di~~fi~9~. para que ~ empleo asalariado y ell1~ mo~!an~}uer~ el ej"....de_!!,:_existencia de -una persona. EJ blenestar social, si no la supervlvencia, llegaron a de pender de la ~oluntad de alguien para alonilar I~ rllprza de trabajn de alguien. Se pupd~ decir que la L"y de Spl'cllhamland se identificaba
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LOS T!t'ES Ml~Nl)Os DEL E~TADO DEL llIE:\ESTAI\
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con los principios anteriores a la marcantilizacion. porque formaba par te de las garantins tradicionnles de la sociedad reudal. Las leyes para pobres dellgissez-Cnire 81 IJJjn~iPio" par!,cj~IU!l1. ~a~o_eld..U:JllQ. il~.p"si Viaa~namental; sin embargo, detras de esta rachada debernos reconocer Ia mano firme de un~l~!.f~i~~l_ ~<...><;!~I._!I~l!y.~jh~~lJada p~!§~e8. ~_?~a h!,gemonja del mercado en la distribucion del bienestar so cial. Sin ningun recurso frente a la propiedad y sin ningun Estado al que poder apelar para satisfacer las necesidades humanas, el mercado se convierte en una prision para el trabajador, dentro de la cual es obli gatorio comportarse como una mercancia para poder sobrevivir. La mercantilizaci6n tanto de las necesidades como de las personas puede fortalecer la maquina de la acurnulacion capitalista, pero debi lita al propio trabajador. EI dogma de la libertad aparece justificado dentro del mercado: el trabajador puede escoger libremente entre combinaciones alternativas de servicios, empleos, patronos y tiempo libre. Peru Marx y Polanyi y recicntement" Lindblom (1977) tienen razon al argumentnr que se trata de libertad dentro de una prision, por 10 que es ficticia. Los trabajadores no son mcrcancias como otras, porque dcben sobrevivir y reproducirse, tanto enos misrnos como la sociedad en la que viven. Es posible retirar las lavadoras del rnercado hasta que se Ilegue a un acuerdo sobre su precio. pero no es posible que un trabajador se retire del mercado durante mucho tiempo sin re currir a medias alternativos de subsistencia. La pohtica de mercantilizar a los trabajadures estaba destinada a producir 10 contra rio. Como mercancias las personas son prisioneras de fuerzas quP escapan a su control; la mercancia se destruye facil mente por contingencias Hociales menores ('0010 la enfermedad a par acontecimientos a gran escala como el cicio econ6mico. Si los trabaja dores se comportan realmentl' como mercandu:-l discretas, competinin par definlcion y, cuanto mas fuerte sea la compclicion, mas barato se ra el precio. En tanto que mercancfas, los trabajadorcs pueden ser fa cilmente sustituibles, despedidoB y dispersados. k desmercantiliza ciOn PS, por 19_!antO.L--~'!...QrQ~.~socon-.!!11.11~ip)es rakes; como sos!:..uvo Polanyi,.cs necC:-iaria para Ia superviv~ncia -dei-;i"Stema.Es tambien . ~na -precondici6~ consegu·i-r unn{veCiolerabieaeoteriestarYde seguridad individual. Por ultimo, los trabajadores son inca paces de una acdon colectiva sin la dcsmercantilizaci6n y, por 10 tanto, es el elemento principal de la unidad y de la solidaridad que se necesita para el desarrollo delmovimiento lab oral. La variabilidad de la evolucion del Estado del bienestar refieja las f(>spuestas qu(' se presentan a las presiones para la desmercantiliza
par:a-
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ws Tln;S t\n:i-";!l()S IJEJ, ~;:iTr"!lO lIf!. fHL\TSTAj(
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cion. Para entender cHle C(IlICCplo, -d(~-srn~!:~antiliz-;ci6;))no dtJleria ionfundirse con la erradicaci6n total del trabajo como mercancia: no es un problema de todo 0 nada. 1'1 concepto s~. refiere mas bien al gr,a:: I do en el que los individ\l'.'!LQ 1& famili'!s pu~den mn ntener un nive.! Ie vida socialmente aceptablejndependientemente de sU parlicipa I '16n en el mercado. En la historia de la politica social, los conflictos I, han gJrado principahii"ente-';';"lorno a que grado de irununidad de' ..nettado Se~)5)ble:..-es decir, los recursos, 13 extension v la cali ~ !ad de- Josderechos sociales. C;;andoenraoajo se aproxima:;" la libre i!leccidn mas qUe a 1ft necesldad, la desmercanulizacion puede llcgar a -' 18 desproletarrzacion. EI status de mercancia del trabajo es 10 que yacia en el tendo de los iebates y conflictos sobre la "('upst.it>n social" del .sigJo XIX 0, comd se denorniuo comunmcnte en Alemunia, lu Arbeiterfrage. POl' supucsto, • 10 es probable que el puro status de rnercancia del trabajador haya -xistido realmente. lnclu-.o e-n I;] cumbre ocllaissez-j{lit"e persistian reo siduos nrecapit.alistas del comunalismo .y ornergioron n unvos meca uisrnos de proteccron. Sin embargo, con fines analiticos es provechoso ratar £>1 caso puro del laissez-fcure come un t i po ideal en el que pue ian ideritifica rse mas cluramente las principales desviaciones. Puesto que en ('1 siglo XiX cl conservadurismo tradicional, manteniendo nor lias precapitalistas, constituy6 la mayor fuerzn contra la mercantili 'acion y puesto que esto influyo de manera significativa en cl desu -rollo de la po Utica social, deberfarnos empeaar nuestra discusion co l-rectamente ('nn ellegado de la "premercantj Iizaci6n".
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'A PRI::MF.Rf:ANTILlZACl0N \' Er. LH;AIlO DEI. [:ONSERVADl!R!SMO
, No St~ deherif.l ('onfundir Ia sociedad precapitalista ('on la ausencia le la forma mercancia. La agricultura feudal producfa regularmente r:ultivos comerciales y IllS cludades medit'vi.t1es estahan totaJmcnte JCupadas en la producci6n y en el intercambio de mercancins. La eco omla seilOriaJ 0 uhsolutista neccsitaha Ull Histema de impucstos 'ue, a su vel., exigi,l. !a venta de mcrcancias. Era Ji.)rma mcrcancJa del rrabaj(l 10 que estaba sin de:·;arrollar. No se lrataba de que los produclores precapitalislas, 10' campesi os, los siervos 0 los oficiales confiaran mucho en el bienestar socinl ('on independencia de Sll rcndimiento en el trabajlJ. No S(' pooian te der muchas exigencias para subsistir independientemente del traba ); sin embargo. la forma mrrcanda (':-,l aha ;lllscntl'. pn pJ sentido de 'ue la mayoria de la gente no depend!a enteramente de un tipo de in
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g-TeHO salarial para su suucrvivcnciu Las ecollollilas domest.icus ernn con [recuencia autosuficientes. la servidumbrc feudal tambien asu mia un grade de reciprocidad y ayuda paternu l por parte del senor, el productor urbano era general mente miembro de un gremio 0 asocia cion obhgatoria y la persona necesitada, ncrmnlmente, podia dirigirse a la Iglesia, Por 10 tanto, en contraste con la desnuda logica de 1. mercantilizacion del capitalismo, la mayoria podia confiar en las nor mas que prevnlecian y en las organizaciones comunales para subsis tiro Y en cornparacion con la ayuda a los pobres del Inissez-faire, la ayuda social "precapitalista" era gene rosa y benigna. Un distintivo de In idcologia conservudora es su punto de vista de
que Ia mercantilizacionaew-STrlchvlduos es moralmente degradante,
sociaTii1ent'CC(Jrruptora, atomizadora·y ~-li~a. Los individuos no
han nacido para cornpetir 0 luchar, sino para ....ubnrdlnar su propio in teres a una autoridad reconocida y a las [nst.itucionea irnperan tes . ,;Como ha tratado en lu practica el eunservadurismo 01 problema de la mercantilizucivn" Se puedcn di:;tinguir var-ies modelos: cl primero es sustancialmente feudal, el segundo es corpornlivil::ita y el tereero es
estatista. Los ideales feudales son Iuerterneute iJIlt
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~;Ir,.)~T.-\ [~PI~G-.\..."nEK~~~:.s
No deberiamos descartar el patcrnnlismo feudal de Haiti Como si fuera una reliquia de nuestro pasado lejano, EI favoritismo y el clien telismo son las versiones rnodernas del mismo fenomeno y han te'lido mucha influencia en domina- el brutal mundo de la mercant.ilizncion. En los Estados Unidos, la maquina urbana 51? transformo en el meca nisrno a traves del cual lOR inmigrantes de otras etnias pod ian combi nar el trabajo asalariado y la proteccion social; en Italia, la Democra cia Cristiana de la postguerra debe gran parte de SU poder al cliente lismo -del bienestar socio'. :-"h!'r todo a la distribucion de empleos y pensiones de invalidez. Son tod.tvta mas relevantes los iniciales pla nes patronalos de heneficios coruplernontm-ins nrofesionales que apa -ecieron en Europa y en Estados Unidos. Generalmente or-an discre cion ales .Y otorgaban beneficios sobre todo r;r,n rrincipalment(1 por los circulos gobernan les conservadores de la Europa continental. Ellos 10
loll:' TH~:~ ~\l"S\h):-; P~:L E'-:'T.\llU 11FI mr:-,r.:'l'\f':'
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percibieron como una forma de apoyar a lu socicdud trudicional ante el desarrollo de la economia capitalista, como un medio de integrar a] individuo dentro de una entidad organica, protegido de la individuah zacion y de la competitividad del mercado y apart.ado de la logica de la oposicion de clase. La proteccion social corporativista lleg6 a ser el dogma de la Iglesia catolica y fue energicamvnte apoyada en las dos enciclicas sohre la cuestion social. Rerum Novarum (1891) y Quadra gesimo Anno (1931) (Messner, 1964). EI elemento corporativista era especialmente destacado en la ultima y estabu de acuerdo con la ideo logta fascista del memento. En Alemania, como en Italia, ol fascismo no deseaba en particular alirnentar una mano de obra de mercancias atomizadas, pero queria reinstaurar el principio del merito moral; por esc, su politica social era ahiertamente favorable a ~arantizar una se rie de derechos sociales. Sin embargo, estes dcrechos estaban condi cionados a la leal tad y moralidad correspondientes que formaban par te del nuevo hombre fuscis tu t Rirnlingcr , 19R7; Guillebaud, 1941; Preusser, 1982). La buena disposicion del conservaduri~mo para garantizar dere chos sociales, aunque condicionados a la moral, a la lealtad 0 a la con vencidn , es tam bien evidente en la tradicion estnt.ista, cuyos ejemplos historicos mas dofinidos fueron tal vez los rcgimenes de Alernania ba jo Bismarck y de Austria bajo Von Taaffe. Como en el casu del corpo rativismo, los motives de [undo cran la inteurucion social, la conserva cion de la autoridad y la hatalla contra el socia lismo, Tarnbien conta ban una oposicion al individualismo y al libcralismo igualmente fuer teo Guiada intelectualmente por academicoo como GUHtav Schmoller y Adolph Wagner y por doctrinas catolicas como las del obispo Kette ler, de 1a tradici6n eHtatista ::;urg-io cl princlpio del "socialismo monar qui co", un modelo absolutista de compromiso paternalista y autorita rio para la proteccion social de sus subditos, EI conservadurismo estatista via en los derechos sociales la solu cion para Ia "cuestion social", Cuando Bismarck y Von Taaffe promo vieron el segura social moderno, de hccho estaban siguiendo ia inicia tiva de Napoleon III en Francia. Pero Bismarck queria ir mas lejos, incluso contcmplo Icgislar el derccho (1 In ohli~aci6n, si se quiere) al empleo como parte integrante de su visi6n mas amplia de los Soldaten der Arneit: trabajadores como soldados dentro de una econo mia que fundonase como el ejercito (Preller, 1949; 1970; Briggs, 1961). En la decada de los treinta, los nazis empezaron realmente a poner en practica el anti~o concepto de Bismarck del trabajo milita rizado por medio dpi reclutamiento del trabajo, de una politica en con
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\.():-' HU:S Ml'7\\Xl:, DEL E~TADO
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.ra de la ocupacion de las mujeres y de la obligatoriedad de pertenecer I hipercorporativista Frente del Trabajo de Robert Ley (Rirnlinger, 1987). En la politica social conservadora, la separacion entre derechos j obligaciones es a menudo muy difusa. Nuestra prolongnda excursion pOI' los fundamentos de los derechos 'lociales era necesaria, porque, en realidad, son Ius origenes de la poli tics social moderna. En casi todos los paises, bien sea en Escandina ia, en Gran Bretaiin 0 en el cont inente europeo, la tradicion censer "adonr fue la que dio lug.ir
•
oA RJ;SPl I~:STA LIBERAL A LOS lJILEMAS DE LA
M~:HCANTILIZACI()N
El trRbajo como mprcancia pura y sin mezcla que se asocia con el
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subastas callejeras de trabajo que tienen lugar en Texas. Y en la teo ria respetable, el Estado debia ser absolutamente minimalista y solo se deberia acudir a el en situaciones de verdadera crisis humana. La formula pura de mercantilizacion fue consagrada pOI' los vulga rizadores del laissez-taire, como Smiley 0 Martineau. Desde la pers pectiva del hienestar social su razonamienlo era doble; en primer [u gar, sostenian que un minirno social garantizndu causarta pobreza y desempleo en lugar de erradicarlos; este razonurniento ha encontrado una nueva vitalidad en el neoliberalismo reciente. En segundo lugar, para ellos la I'roteccion social causaba corrupcion moral, de"pilfarro, ociosidad y embriaguez. La moral del liberalismo y la del conservadu risrno estaban c1aramente en desacuerdo. supuesto_gcneral en el que el patorioj ~.-eLrnejQr soporte...lKlsibl p para Ja~hrh'iTI~~enYDQmjswo Y pnra )a labo~dad. 8i no hay lnterfercncim;, sus mecanismos autorreguladores aseguraran que todo el que quiera trabajar tenga un empleo y, pOI' consiguiente, podra asegurar su propio bienestar. La vi da privada puede estar forjada con peligros, inseguridad Y dificulta des y, en principio, no es improhable que aparezcan la pobreza 0 el desamparo, pero esto no seria por culpa del sistema, sino solamente a consecuencia de una falta individual de prevision y de ahorro. Este modelo esquematico de la "buena sociedad" liberal contiene
una cantidad de obvios y bien conocidos puntos debiles. Asume que,
en realidad, todos los individuos son capaces de participar en el mer
cado, algo que por supuesto no es asi. Los viejos, los enfermos, los cie
gos y los lisiados estan obligados a depender de la familia, 10 que, a su
vez, limita la capacidad de la familia para ofrecer al mercado su tra bajo. El ahorrar para futuras catastrofes sociales puede que no sea
posible cuando los salaries se acercan al minimo para la superviven cia y casi nadie puede protcgC'rst' contra una crisis prolongada. En todos estos casos, el dogma liberal se ve forzado a recurrir a .las~nstituCi('!'~~Jll'ecapj'talislaRd,:-~~u~~_-"oeinr. C~ffl'J}"_X,,milia la Iglesia la comunidad. Y al hacerlo se contradice a si mismo, porque es as institucion~pueden seguir el juego' qel mgrcado 51 estan .. -cargadas de responsamlldades .:'i.(~lare§. - - ' --. E;!Jiberali~-".-IeconQcioen el principio del bien publico una raz~n fundamental para 1a intervenci6n social. Los barcos mercantes enca -Hanan Sin los i8i'~almenteT;'pDhlacion moriria sin acciones en pro de la salubridad publica. Fue debido a la fuerza de las circunstan cias principal mente, pOI' 10 que el liberalismo acepto la necesidad de, los derecl10s sociales. Como descubrieron los ingleses en la Guerra de
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h_ BOers, es dificil mantener un imperio sin lin ejercito de soldados s: '08 e instruidos. Del rnismo modo, la actuucion de una ciase truba jartora inglesa rnenesterosa )' desvalida parecia compararse desfavoru b.....mente, en terrninos de eficiencia, con los nuevos ricos industriales c 10 AJemania.
•
•
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- Elliberalism~Wnh6 .l!2.iLcesRl!estas aceptables. Una fue trasla d una versi6n mowficada del principio del "menor derecho" ~~J1l a" 'igua ley 'p~!.a los pobres a uu m.irco de asistencia social para los "-quesecoolprueba Que noJi~!l('n 11l(·(~ios:_Pg esta forma, se eyitaba-1~. e),... e nsi6n de uuos derechos sociules inrundicionaies y la generosidad d gobierno se limitaba a 1m; verdaderarnente ru-o-sitndos y !1U in~_~_ ,£,)-'8 a lo~ trahajadorps it t'!:icoger fa proLeccionsocial en lugar del tra buJ.2; Un sistema de comprobacion r,:n-l, los que no tienen medias es, d alguna forma, una mnnera dl' ;l:->pgllrar.se que los ingresos que no p: 'vienen up} rnercado so rescrvan para aquellos que de todos modus sun incapaccs de part.icipar PI1 el mercado. EI cuncepto dt' Titmuss (~_ 74) de ESlado del bicncstnr residual 0 mariC~a(lrraJismo nuncn sc opuso a las institucion(~s bt'n('ficas o al seguro en .'it. Lo que importa es que la bencficcncia 0 cualquicr o 1 dase de segura tenga una base voluntaria y que, ndemas, los sc g'·-os logicamente scan contraetualeH y actuarialel:'i. Puesto que no eXIste tal COS.:1 como una com ida gratis, los dl'rechos y los subsidios d. ,en rencjar las cuolas pagadas. Una vez que el liberalismo lJego a 8 ptar el principio del sindicalismo. fue perfect.'! n'l'nt" r';lpaz de ex tpYlder la idea del spguro individual a las prestaciones so(;wl(';.: ncgo
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ciadas colectivamente. En realidnd, esto ultimo I1pg6 a inspirar toda la idea del capitalisrno de bir-nestar que tanto cntusiasmo 31 libera Iismo americana de entreguerras (Brandes. 19761. La idea era que los Estados Unidos pudieran prescindir del sabor "socialista" de una seguridad social cstatal promoviendo planes de prevision a nive! de empresa. Obviamente, 10 que prefiere elliberalismo es el seguro organizado de forma privada en el mercado. Pero como hu senulado Ogus (\979), / la idea de la seguridad social publica no era tan dificil de reconciliar con la logica del trabajo-mercancia como suponia la ideologia purisla.) La seguridad social tiene, como su pariente del sector privado, escalas de derechos y subsidies en funcion del tipo de empleo, el rendirniento y las cuotas pagadas; deberia par tanto reforz.ar "I incentive al trabajo y a la productividad)Aunque esta construida sobre una base actua rial, conserva el pUro vinculo de intercambio del bienestar social. Y como ha sostenido Graebner (1980), las pensiones por jubilacion llega ron incluso C1 ser consideradas po r Ia comunidad empresa rial como una forma de hucer el mercado laboral mas flexible: con las pensio nes, los ernpresarios podrian - 3 expensas de otl'OS- librarse mas fa cilmente de los trabajadores lll.i8 viejos y menus p~icientps. l ncluso la idea de una seguridad social obligatoria pod ria Her acomodada al dog ma liberal, porquc si unos grupos fueran a tener cobertura y otros no, el resullado seria una competencia desleal. Claramente fue esto y no los ideales de solidaridad social 10que motive el seguro de desernpleo obligalorio universal en los Estadcs Unidos. La lendencia en el libera lismc a favorecer soluciones universales una vez que la seguridad so cial se vuelve includible no es, por tanto, casual. En resumen, la adaptaci6n de la proteccion social por parte de! Ii beralismo, en In practica es mucho mas elastica de 10 que normal men te se piensa, prccisamente porquc bajo ciertas condiciones permite re forzar verdaderamenle el status de mercancia del trabajr> sin "feetus sociales negativos. LA DESMERCANTILIZACION COMO I'Ol.iTICA /lEI. SOCIALISMO
EI socialismo como teoria, ideologia 0 estralegia politica surgi6 en gran parte como respuesta a la mercantilizaci6n capitalista de la fuerza del trabajo. Para el socialismo, la mercantilizacion del lrabajo es un elemento integral en el proceso de aHenaci6n y de clase; cs la condici6n por la que los obreros pierden el control de su trabajo a cambio de unos saJarios; la connici6n por la cual sc afirma su depen
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, .icia del mercado y, por 10 tanto, tarnhien es la clave del control del , vpresario: ademas es una causa de la division de la elusc y un ohs tAculo para la unidad colectiva. Simplemente par definicion, las mer t......n cias compiten y, cuanta mas fuerte es la cornpeticion, mas harata el precio. Por 10 tanto, es natural que el deseo Ul' desmcrcant.iliza r:-)n de los trabajadores se t ransforrnura en cl principio que guiase la politica del movimiento obrero. Tanto el bienestar social de los traha lores como el poder de la organizacion, dependen de la reduccion de I esclavrtud del individuo dr-n: ,.: 1 flujo rnonetatio. Se ha pintndo a menudo ln It'ofl;1 :-i()('ialista clasica como defensora l.. la supresion cmuplet a de Ji.! 16git.:;! do l trabajo como mcrcancia. . ituraimento. esto es cierto en tl'rminos dr- ohj(·tlv(j final, peru no 10 f'~ en relacion al anal isis practice. En El Cupital. Marx elogiuba las Leyes de Fabricas britanicas. porqur- ""'1tribuian a disminuir 10'1 impo .icia de los obreros. En El "falltl'l's!/! t 'omu nista, el capitulo final .,.- "Jpone una serif' de reform.is socialcs do mcjora que aume ntarian los recursos de los trabajadores y rc-forznrinn su posicion frr-nte 0'11 ercado. Y tnnto Karl Kautsky eo III 0 Rosa Luxemburgo promovieron ~ivamente <.'1 salario social. Por 10 general, tanto las teorias refor rnistas como las revolucionarias ost.tban de acucrdo sobre la necesi uad y la conveniencia de luchar por el derecho a un ingreso social in pendiente del salario del trabajo. La que dividia principal mente a sectores roforrnista y revolucionario del socialismo era el problema ne la estrategia. Las politicas incipienu-s sobre la desmerca nti lizncidn tenian un rcano parentesco con la tradicion corporativista conservadora. Esto 1"1 es ninguna sorpretla, puestll que- los primcros movimientos obreros ~,,; forma ron en g-ran parte alredt'uor de resl.rictivos sindicatos prof'c lnales, mut.ualidaric!i ,v, a veces, algtin part ido politico. Po)" supues • ~ el pun to debi1 de estos programas eran sus modt.'stos sub~idio~ y su limitado alcance entre los miembros mas vulnf>rablcs de la clase ~ ,rera. Fue el desorganizado "proletariado dt> los suburbios" 10 que puso 13 mayor amenaza para In unidad de los trabajadores. Estos pt)reros eran los que n('('esitaban respaldo, peru las asociaciones para t-i bienestar social microsocinli:;tas ten ian difirultades para cOlleclar n elias. As; se desarrollo el debate sabre el apoyo a la ampli arion de 1 'i derechos sodaIt's f'n el Estado burgues. Este fue el dilema que refreno fuertemente Is capacidad de actua jn de los socialistas. Hasta despues de 1a Primera Guerra Mundial, casi todas los paises el Estado estaba cont l'nlnrJo nor fuerzas COtl .....rvadora:; 0 liherales y los socialistas vClan poca:-i altl'I'n;1t;\·as a opoi ..
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nerse a 10 que ellns percibian como una pacificacion social adversa. Ciertamentc csta fue lu respucstu dominantc en la sociuldemocracia alemana hasta bien entrado el siglo xx: sin embargo, el cisma entre socialistas y conservadores no era necesariarnente tan profundo en Ia cuesti6n de los derechns sociales. Estc fue camprendido de forma gra dual por irnportantes figurus socialistas como Branting en Suecia y Heiman y Kaleck i en Alemania y encajo con facilidad en el paradigma que estaba surgiendo de la "revolucion lcnta" adoptado por la social democracia austriaca y alernana. Entonces, ostos socialistas reconciliaron el refor-mis mo conserva dor con los objetivos socialistas. Para Lederer y Marshack (19261, dos destacados socialdcmocratas alcrnanes, la protuccion del trabajador promovia la causa del trabajo pnrque inevitablemcnte rcstringiria el alcance del control de los ernpresarios. Para Eduard Heiman (19291, uno de los principales teoricos e-ntre sus contcrnporaneos , la politica social tenia dos caras como .Jano: puede muy bien ser un media para sostener y para salvar el sistema capitalista, pero al misma tiempo es tam bien un cuerpo extra no susceptible de entorpecer ol dominio del capital. Equipado can esta cluse de analisis, el socialisrno podia defen der tarnbien la estrategia brradual frente a In vision mas apocaliptica presentada en el dogma cornunista revolucionario. Mientras este ulti mo sostema que las raices de la revolucion se usientan en la crisis y en el coiapso, los reforrnistas comprendieron que la miseria humana que produce Is crisis no haria sino debilitar el proyecto socialista. Par 10 tanto, se via un aumento gradual del alcance y de la calidad de Jos derechos sociales como una condicion previa para una lucha mas am plia y no simplemente como "I fruto del exito final. Finalmente, par medio de esta reformulaci6n cstratcgica el socialismo accpto el Estado del bienest,lr como el centro de un proyecto a largo pJazo, En e~te sen~ tido, la sociulucmocracia lIega a Sl'r sinonimo ue Ja defcnsa y promo cion del Estado del hienestar. Seria compietamente err6nco creer que los socialistas tenian un proyecto de desmerrantilizacion; incluso los ilustres sOl'ialistas suecos lluctuaban ent.n· varias politil'as, muchas de las cualt's objetivamente ten ian una base socialista poco tirme. EI motivo de la confusi6n era doble; uno de estas motivos estaba relacionarlo con la interpretacion del nexo "capucidad-neccsidaucs" tan importante en cl marxismo c1a~ sico. Si la mejora social estaba en funcion de la necesidad, los socialis tas podfan facilmente encontrarse elias mismas operando con el pa t.ron mas amplio de la comprobacion de media, de vida y de los nive les de subsidio adaptados a las condiciones de vida de los pobres. En
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.uchos casos, como PO Australia y en Dinarnurca. el modulo de axis -ncia social fue adoptado pur los rnovimientos ohn'ros por tales ruoti vos. Quiz£! lus socialistas se esforzaran por mcjorar los subsidies y por ..unimizar el estigma social, pcro vie run clarnmente cual era cl tipo ~ sistema asistencial mas igualitario: ayudar n los verdaderarnente . . ecesitados. Otro motivo de confusion cstaba relucionado con 1..1 clientela para . desrnercantilizacion. Hasta la Segunda Guerra Mundial, los parti '')8 lahoristas eran muy "obreristns", considerandose defensores de ra clase obrera industrial. En estns condiciones, era natural adoptar _.. stemas d« exclusividad dr- clasp. Ahora bien, al encarninarse los so 'alistas nucia una imugr-n IW1:-; amplia do nb.u-cnr :.1 "toda la gt'ntc -nodesta". politicarnente estaban ohligados a enfocar los derechos en ,,~rminos de proteccion universal. Esto. como sc discutira en e l capitu 3, fue In rillZ de la solid.uidad universalist.i l'll la pohtica social so ·'alista. Lo que caracterizu a casi todu In primera l~poca do ln pohtica social . .x-ialist.a es eJ concepto de unos drrechos sociales hasicos 0 minimos: idea era estahlcr-cr Iuortos dcrr-chos, peril con unos niveles de sub -idios basu.nte modestos y limitndos por 10 J'('gular a las areas centra ,eS de las necesidades hurnanas t pensioncs de jubilat-ion. seguros de -cidents, subsidies dr- dosernpleo y enfcrmednd t. ~('guramentp que ~~ restricciones fi nanricras desernpcnaron su pape l, pero la modera cion d(' su propucsta puede ser vista tamhicn t-onto el reflejo d(~ c6mo .;!finieron el problema los primero.o:: socialistas: vieron la cuesti6n en ~rminos ohreristas, en terminos de proporcionar un nivel basico par rlebajo del cual no se dpjaria que estllviera nadie. Dc herho, hasta In uecada de los aijos Hl~O y 1960, los programas sociales de los partidos ~ lo~ trabajadorcs pran casi lI11ivprsalnwnt.., d(' alc.:uwe .v ('ali<1ad ,edia, aunque el criterio que se S('bruia para ll'l}er derccho era muy generoso. £1 objetivo era evitar Ia pohft:>za, no l'mancipar a los obreros " su dependencia del ll1erc~do. EI hncerlo hahria requerido una re -·.rmulacion profunda de la politica socinl incluyendo dos cambins ba o;::icos: primero, ia ampliacion de los dercchos m!i~ alia de la estrccha danja de lu nccesidad absoluta y, segundo, uumentar los subsidios :ista igualar los ingresos normales y los niveles de vida medios del ~q,is. En relacion con el primero, 10 que importuba sobre todo era la Introduccion de una variedad de pJanes que permitfan que los empJe jos fueran pagados mientras desempeflaban otras ac~ividades dis 'ntas del trabajo, como cuidado de los hijos. responsahili~arJes fami liares, curso~ de formacion, actividaueh orgallizallvas P indu::m (leiu.
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Tail's progrumns. en e! fondo, son ve rdndernmen te desmercant.iiiza dorcs. Con resperto nl :'wg'ulldo, cl problema cruci.tl l'ra que el status de beneficiario de la proteccion social no deberia suponcr un descenso en el nive! de vida, incluso despuos d(' un tiempo prolongndo. En resumen, 10 csencial de la desmercuutilizucion en d parndigrna
socialista es la emancipacion de In dependencia del mercado. La cali dad y la configuracion de los derechos socinles, no su simple existen cia, es 10 que perrnite identificar un enfoque socialista dotado de espe
cificidad. En contraste con los modelos conservadores, la dependencia de la familia, de la moralidad 0 de la autoridad no es un sustituto pa ra la dependencia del rnercado; In idea es mas bien la de la indepen dencia d(') individuo. Y. en contraste con el lihorulismo. cl proposito del socialismo eli maximizar e inst.itucionaliznr los derechos. Donde se aspire a un purud igrnu socinlista complr-tnmcuto desnrrollado, en principio ac deberra facilitar una desproleturiz.uion dcl status de tra
bajador: In relncion existente entre el trabajador y el trabajo crnpeza ni a acercarsc <1 In que han disfrutado d ura ntc docadas e incluso si glos algunos estrutos privilegiados (como los funcionarios l. Los ES'l'ADOS DEL BlEN~;SrAI( Y LA IlESMERCANTILIZACI(}N EN EI. MUNDO REAL
Las varinciones en el potencial desmcrcantilizadur de la~itas sociales deberian ser empfricamente identificahlcs a traves del tiem
I
poyoe los paises. Este potencial no puede ser5aptado claramenle so lo I'0r los niveles de gasto social.~ Sino que requiere un analisis de las nonnas y criterios inherentes a los progra~reales del btenest<1L..5.!l:.. ciaL La cuestion es c6mo se perfilan adecuadamente las dimensiones
"fundamentales. Un gruQO de dimensiones afectun a las norrnus qllc riven el acceso ~~ de l;;soersonas a los subsidios: las norm-- restricciones scnre los dercchos. Puedc considerarse que un progra
Tha contiene un potencial desmcrcantilizador mayor, si cl acceso es
facil y si se g-arnntizan los dercehos a un nivel de vida adecuado sin
tener en cuenta los empleos que se han tenido anteriormente, el ren
dimiento, la romp! ubacfdil de las necesidade!-i 0 las cotizaciones. La
otra cara de fa moneda de fa entrada" eo ra-:"iiTiaa-:-s,ros-prog'falnas
s610 proporcionan subsidios de duracion limitnda, su capacidad para
la desmercantilizaci6n se reduce claramente.
Un segundo grupo de dimensiones tiene que ver conJa reposici6n ~~ " de ingrcsos, porque si los niveles de subsidios eaen sustanclalmente
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(;{)STA
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IT debajo de los ingresos medias 0 del nivel de vida que se considera edecuado y aceptable en la sociedad, el resultado mas probable es "..te se !leve al trabajador otra vez al trabajo 10 antes posible. Por 10 .nto habrernos de considerar los niveles de la reposicion de ingre
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En tercer lugar, el alcance de los derechos que se proporcionan e~ ~. " la mayor irnportancia. Casi todos los parses capitalistas avanzados conocen alguna forma de derecho social a la proteccion contra los riesgos sociales basicos: opsemplpo, invalidez, enfermedad y vejez. Un . . aso extremadamente a\ an/.;ldo -« 1'1:l el pago de un salario social a .5 ciudadanos sin tener en cuent.. c! motive. La idea de un salario ··"'rantizado de hecho para los ciudadanos se ha discutido en Escan umavia y Bulanda y, con aspiraciones rna .... modestus, el cuso de la ~ .opuesta americana del irnpuestn Ilf'galivo suhre In rcnta se ace rca a -te esqucrn.i. ~ ondiciones
para los derechos
Los derechos sociales casi nunca son incondicionales. Para percibir ros subsidius, los dem.mdunu-s u l menos t cndrrin quo satisfacer In ndicion de estar enfermos, ser viejos 0 cstar desompleudos, Sin em , vrgo, adernas de la mera presencia de un problema, las condiciones suelen estar ligudas al tipo de conveuio con la seguridad social. En general, se pueden distinguir tres clases de convpoios cada 10 con su peculiar efecto sobre ladesmercantilizacion. Un tipo de Q1stema, historicamenta el mas fuerte en los paises anglosajones, ba ad 108 derechos en una necesidad perentoria y demostrable. La tradi )n de la asistencia social, con su origen en la tradicion de las leyes -- vra los pobres, esta caracterizuda por la comprohaci6n de 108 medics ae vida y de los ingresos quo SP tipnen, con dili.'T'l'lltl's grudos dl' ri b.Jr; [email protected] !!.O amplian propiamente los derechos a los ciuda _ :oos. Los principales ejemplos de esta tracrrc-ion-son los primeros "liill'es de pensiones de Escandinavia, el sistema britanico de las pres t.dciones suplemcntarias, pi sistema americano 58I y practicamente do e) sistema de protecci6n social australiano. Cada puis tiene al '10 tipo de asistencia soCial con comprobacian de medios de vida 0 al uun sistemn de uyudu a los pobres. Lo que mus cuenta en este tipo de ....dtemas son las restricciones de las comprobaciones de los mt'dios de 'ia y de los y la generosidad de Jos subsidios. Un segundo tipo de sistema prolonga los derechos en base al rendi IJliento en el trabajo. Esta varianle tieDl> su.:-. ongl'lH'::-i Cll la trudiciol1
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de seguros que ,se desarrollo de forma m ..is const.a nte primero en Alemania y luego en todo el contiuente europco. Aqui los derecbos es tan cIaramente condicionados a una mezcla de vinculos con el merca do laboral y de aport.aciones Iinuncieras y, generalmente, han estado sujetos a la logica del actuarialismo; es decir, la idea de que el indivi duo liene un derecho personal de_!,aturaleza contractual. EI grado en que este bpo de regimen ofrece oportunidades para la desmercantili zaci6n depende en gran medida de husta que punto relaja el principio actuarial, de cuanto habra tenido que trabajar 0 aport.ar una persona para tener los requisites y de cuan estricta es la relaci6n existente en tre el rendimiento anterior y los subsidies. EI tercer tipo de sistema surge del principio de Beveridge de los derechos universales de los ciududanos, independientemente del gra do de necesidad el alcance del rendimiento en el trabajo. EI ser be neficiario depcnde, pn cambio, dt- ser ciududano o de ser resident« on el pais desde hace mucho tiernpo. Invariablemunte, estos tipos de programas se basan en el principio del subsidio de tasa fija. En princi pic, esta propucsta de "bienestar social ae11-)uphJ(?-'tiene un fuerte po tencial desmercantilizador, aunque obviarnente condicionado por Ia g-encrosidad de los subsidies. EI sistema de bienostar social del pueblo ha dominado en los paises escandinavos y ha aide un principio anti guo en la tradicion socialista de la politica social. Aunque nunca se lie vc a cabo, ha constituido un perenne ideal en la socialdemocracia alemana. Hasta cierto punto, los tres tipos de sistemas rcflejan la bien cono cida clasificacion de Titmuss de los Estados del bienestar: el residual, el institucional y el "remunerative" 0 del "rendiiniento industrial" (in dustrial-achievement) (Titmuss, 19581. Sin embargo, en realidad no hay paises unidimensionales en el sentido de que sean un caso puro. En Jos paises anglosajones como Australia, CUllill{:', y EstadoH Unidos, el sistema aSlstencial puede ser dominante, pero se complementa con programas alternalivos. En Estados Onidos, el sistema de seguridad social esta dentro de Ia categoria del seguro social; Canada liene una mezcla de pension popular y subsidios basudas en el segura social e incluso Australia se esta aproximando ~.J1 principio de la pension po pular. En Jos palses europeO!:i continenlales, rlonde la tradicion de se guro social es mas fuerte, hu surg-ido una gran variedad de altcrnati vas a traves de los anos: en Haha, la pensi6n social; en Francia los "fondos de solidaridad". Y, final mente, casi todos los paises domina dog por el sistema de bienestar social para el pueblo han desarrollado sistemas relacionados con los ingresos y con el trabajo para com ple
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...entar los subsidies g('neralm(~nt(' modcstos que couccdcn los sistc 8M universuk-s de runtn unicu. En rusunu-n. todos los pai~es pre-sen •·.. n hoy un sistema mixto. A pesar de la cornplejidad que osto implica, r-s pnsiblo d is.tinuuir npiricamentc In cupucidud vuriublc lIl' los Estados dl'1 hionc-st.u: pa l desrnercant.ilizar. Prescntaremos aqui las puntuaciones combina "as de la desmercanti Iizaci6n para los trl'S pf(wranws de hicn('~~~~J ...vcial mas importantes: pensiones, subsidies por onferrnednd y pqr ... asempTpo. Las punLuacuil'li,-..·-";j'sulllpn- UI-l:l---=~eric d~e variables que .iw~trai)1a facilidud con LI (JUl' 1111.1 pl'rSOlla dr- tipo rru-dio pur-de dt-ci uir permunecer fueru del rucrcudo: pri rru-ro. las limitaciones de las .mdiciono-, para sr-r bent-Iivnnio. tales como In ('xpt·,.iI'Jlria lnbornl. , 'S cuotas pagadas las cornprobaciones de medius ell..' vida; seg-undo, la fuerza de los desincvntivr» ;~. ~" 'l'T'ltps (clllno pI numoro de dins pa . d cobrar pI subsidioi .Y lu dur.u-um lil.l,ill1;1 til' los durcchos: v, terce l, Ia medidu en que 10:-1 subsidies Sl' uccrc.m a ln-. 111·.""I('s de iJlJ.,'Tesos
°
-I TABLA 2.1 tIrado de dr-smcrcuntilizucron en la~ pr-n..;iolll':"i subeidios de cufcrmodud y !'wglll"O U(' descmplr-o. WHO .1"1"1..",,,,,
10:"1,·",,, d.'d
dl'
juhilncion.
11'·~'·lnl,I,·"
s.o
4.0
11.9 15.0 7.7
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H.H 0.;1
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14.0 12.0
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10.0 92 11.:\
lrlanda ltalin .Jupon Bolanda
H.;l
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0.7 nJi IO.!i 10.H 9. t
Noruegu Succi a
101.9 17 JJ
Austrnhu Austria Belgic;\
Canada Dinnmurcn Finla mliu
Francia
9.4 fl.1" [0.;;
Suizu
90
Reine Umdo f<:stadll!'> Uuidos
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4" 101.0 J!i.O 12.0 7.7 0.0'
10.7 ;1.4
..j.O
Modiu
Desviacion upiea
K.!i
9.2
4.0
8.0 H.l 5.2 6.;1 1.9 8.;J 51
50 11.1 4.0
9.4 7.1 H.R
1.2 7.2 1.1 \.9
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-ant.ilixsu-.
La tahla 2.1 presenta los indices de desmercant.ilizacion para las 8 demorrncins industriales mas avanzndus un rolnt-ion a las pr-nsio -es por jubi l.ictdn. Sc han 111 ;lizado r-inr-o v.u-iuhh-s para construir el indice de pensiones: 11 pe-nsion nuni mu cornu purruntnjr- de los ingre .os de un trabajudor rnodio ltasn lip r<,posicion neta de implil'stosl pa R una sola pl'I"SOna; 2) tw:,a (net:l) dl' repOSil'lllIl dl' la PPI\Sil)1l Illl'dia "ara una sola persona; ;1) IHlml'ro de allos n'qlH'rido...; de tontrihucil)n para tpncr dl'recho;..I,) la parte dpl total dl' los f(llidus £II' pcn~ione~ pa ,ada por las personas. Las puntuaciones de estas cuatro variables se ·uman y entonces Sl' pondcran pOI' f») cl pOITl'lltajl' rlP personns por en
Cuanlo mas alta ('8 la puntuacicn, mayor cs cl prado de desmcrcantili
zucion. Para (,1 procodimicnto rh- puntuacion. vr-r ['1 upendice de cstc en
pitulo.
"Progr:lI11:l nn ,'xistl'ntt' y POI" tnnto puntuudo u.
FI,~..,,"I·~:
IJ,,,,,.,, ",.d:,t'h ,/,·1 S,..;l/l
4
cima de la edad de Jubilaci6n que estan recibiendo real mente una "en .Ji6n (ta~;a de cobertural. Para los suhsidios de enfermcdan .y d(~~em· ,leo el procedimiento es casi identico con las siguientes excepciones: 'i.qui solo se incluye la taRa neta de reposieion de> los subsidios me dias, He omite la parte de finunciaci6n individu
programas, hemas puntuada doblemente los subsidias, parque para la decisif)Jl de trnhaj()/protecci6n social de rU
Para preven;'· cualquier malentendido, d"be quedar c1aru que se ha tratado de medir el potencial de desmercantilizaci6n de un progra rna y no sus cualidades generaJe:;; se representa aquf eJ niveJ de inde pendencia del mercado para un trabajador medio. De este modo, es posibJe que un pai~ considerado normalmente poseedor de un sistema
de pensiones de primera rlase (como Alemanial puntue baja. De he
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(;('STA 1·:.'W1N(;-ANIWHSI';N
77
LOS 'l'ln:s MlIr\IH I.... I WI. EST/\])( J [WI. HIF\ESTI\1l
en este CR."tO Alr-mania puntuu hajo porquc rcquiurc largfls perto 18 de pago de cuotus y unn gran cuntidud tip uportncion Iinallrit'ra : -dividual y porque sus subsidies de jubilncion Son rclutivarnente mo uestos. Australia y Nuevn Zelandn puntuun oxtrenuulumente hajo .nto en enfermedad como en descrnpleo, porque ofrecen xubsrd ios S() ",.10.
. con cornprobacion de medics de vida. En la tabla 2.1 vern os que los tres progrumas difieren consideru uJemente en su grado de potencial desrnercantilizador. De forma in rriable. cl seguro de dl',,",pmpll'o esta asociudu con los efedos mas ele ··9.dos de desincl·nti'·i.ll'IlJll. 1.1 tahl.i 2.1 tambien indica que hay una variacion considcruhh- entre 10;-, I·~:-;tadm; rip) bir-nestar avanzados res . ecto a la desmercantilizacion. Algunos paitit's puntuun bujo constan 'mente en todos los programas, miontras quo utros tienen una gran capacidad desmercantili zudora t'11 L\ldo::- : 's indicadores de la tabla, ~ or eso nos enfrt-ritamos a una situaciou ell L, que los sistemas nacio lies de proteccion social pareccn content'!' "
TABLA ~.:l Ordouuciou th' los I';stadol'l del dcsmervaut.iliaacion combinadn. 19RO
blt'IIt':-,I;lr
e-n relecicn con III
Ilt·~ ..l1"d"." d,' I" d"~""""IlI'I,II~_,U""I,
Para el ,
l
Australia Estados Unido!-; NuevaZelanda Canada Jrlanda Reine Unido
17.] 22.0 23.3 23.4
ll..f:llia .lupon Francie Alemania Finlandia Suizn
24.1 27.1 27.f.i 27,7 29.2 29.8
Austria Belgica Holnnda Dinamnrca Noruegu S~cin
31.1 32.4 32.4 38.1 3~L:I 39.1
Mcdin Dcsviacion upicn
27.2 7.7
pro,edlm.en~o-dC
1:3.0 1:~.8
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1
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:ntuaclO: vease-el apendice de estc capitulo
"" ,." I"",,, d,' dol., d,' 'SID --
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mercado, pero enfatizando el control social en mayor medida que en el caso de la socialdemocraci a. lComo explicarnos las diferencias en las capacidades desrnercanti lizadoras de los Estados del bienestar en los diversos pafses? Como ya se ha argumentado, una simple explicacion en terrninos de desarrollo economico 0 de la capacidad movilizadora de la clase obrera no sera suficiente. Como examinaremos mas delenidamente en el capitulo 5, el nivel de desarrollo economico se relaciona negalivamente con la d-esme-rcantihzacI6n y no tiene capacidad explicativa~---------Como se vera mas tarde, el grado de poder de la izquierda liene una influencia positiva y bastante fuerte sabre la desmercantilizaci6n, expftcando un 40 por ciento de la vanania::Sin'"mbargo, e1 residuo no
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.plicado es grande y tiene que ser desvclado para cntendor com ple "q,mente como y par que han evolucionado hasta cl punto que 10 han uecho las variaciones de los Estados del bienestar. Este asunto sera atado en el capitulo 5; por el momento sera suficiente decir qu~i "(plicaciOo He encgotrar de IHGO; de IlUPVO, es un ca:-;o a f:lvur de In influen· ria del poder dt' Ia soci31demorraria en Ia poslguerra. Sin f;'m bargo, es .085 significativlI In ronsistpntp posici6n hi:-;t6rira d.. n'ginH'lH's cuto cos conservadores 0 estatistas de la Europa contin(..'I1tal cumo los de '\lemania, Austria y Francia; todos tienen consistentemente una pun ,uaci6n media 0 alta en la decada de 1930, en HJ50 y en 1980, Sob,'e sta base, podemos apuntar las siguientcs hip6teflis orientativas que ~ desarrollar6n mas ampIiamente en capitulos posteriores. L Los paises con un amplio legado histarico de reformismo cat6lico j/o conservador es probable que desarrollen en rechas tempranas una ohtica social con un aceptable grado de desmercantilizaci6n. Sin em~ '>argo, sus Estados del bienestar circunscriben la relajac.i6n de los vinculos del m(,-fcado con podero::;os mecani~lllt)s de l·OlLl roJ :--:ocial, ta
I
TIWS
les como uun oxpcriencia dcmost.rudn d(' un fucrte vinculo con cl em plco 0 de Iuertes obliguciorn-s Iamiliares. La mayor desmercantiliza, cion que e ncon tr-arnos en purses tales como Austria, Belgica y Holanda despucs de 1950. probahlenu-ntr puc-de SCI' atribuida a la ruerte posicion politica de los movimientos obreros socialdcmocratas. 2, Los paises con un fucrte leg-ado liberal s<' bifurcaran dcpendien do de lu estructurucion del podcr politico. Dondc la socialdemocracia alcanza el dominic politico, como en Dinarnarca, Noruega y Suecia, se rornpera el rnolde liberal y xeru sustituido por un regimen de Estado del bienestar socialdernocratn altamentc desmcrcantilizador. Por otra parte, donde el luborism» no pucdu rcordcnur lu cconorrua del pais y mantener BU hcgernonia, el resultado ser.i una buju 0, por 10 menos, moderada desmercantilizacion. Esto se ejernplifica con Gran Bretana en un extremo y con Canada y los Estados Unidos en el otro. Los 10 g-ros del Partido Laborista britanico se manifiest.an por el hecho de que Gran Hretana puntuo en 10 m;:1S ulto del grupo de desmercu ntjli zacion en 19[)O: In ciudadun ia social u ni vursa listn de! modulo de Reveridge que se introdujo de spucs d« la g'uerra COIOCD a Gran Bret ann COH10 el pais con l a mayor p u nt uaci o n i n t e rnucio n al . Ciertamente, eJ sistema no «staba acabado en los anos 80, perc no consigui6 ir udelante. Lo reulizado por el lahorismo en el podcr en el periodo de la posguerra rue demasiado debil y discontinuo-,,-0IlllLllara igualar los logros de Escandinavia. A su vcz , Estados Unido0 Canada son los casos 'puros' de hcgemonfu liberal. practicamente in controvertidos por las alternativas paradigmLiticas del socialismo t\ a ('se n·~pf;'et(). del rerormislIlo conscrvador. AI'I':NI)I(:~;
P]{OI'EIIIMIEN"I'1l1ll': l'l!~TlrA('ION I',\RA Lo:-; INllj('!o:S IW IJESMI-;IH'AN'rII.lZA('ION
Pen~iOIlCH
Ln desmcrcantili1.aci(ln pn IrlS lWIlHion{'s pOI" juhilm:ilin se ha mcdido en d(' la
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I;OS'I'A I·::-:I'INI ;-I\NIII';W"WN
l.. bese a lc.J-. valnrr-a de: l:Hlo,", cuu tro inrlieudorr-« puru IfJH IH paiHf~s, hnrnox d 10 una puntuncron de 1 puru una desmercantrlizucton baju, 2 IJura unu me dia y 3 para una alta deamercunt.ilizaciou. La clesificacion en las tres puntuu c..Ies se ha hecho en base a la desviacion tfpica de 1;1 media, corregida en u '18 pecos ca sos por su valor extreme. Por ultimo, las puntuaciunes han sido ponderadas por el porcentaje de pohlacion trelevante r bencficiaria del progra r (para peneicnes, la taaa de cobortura). Donde las punsiones se bosun en la cr-nprobacidn de bienes, como en Australia. hemos puntuado 0 para el perio d", de contribuci6n y hemos dado el valor de 0.5 para Ia pohlaci6n beneliciaria. r a puntuacion 'ncgnuva: rcfluja el heche de que los programas de ecmpro be cion de medius ponen muchas ('ol'l'h-iones a la hora de reconocer derechos. J-.:a tener en cuenta la singular import.aur-ia de 1a taaa de reposici6n para la c ' -cion de la gt>nll' entre pruteccion 0 trahaju, homo.. . dado lin peso ext.ru a estes variables (m ult.iplicadas por cI factor 2),
3
EL ESTADO DEL BIENESTAR
COMO SISTEMA DE ESTRATIFICACION
F"b8idios moneturtos para cnft'rl1lt·d.lcf y desempfeo En los prcgramas de enfermednd y dps('In,,)(,(, homos modido la dosrnercan tt'
EI Estado del bicnestar puede proporeionar servicios y seguridad de
ingresos, pero tarnbien es, y siempre 10 ha side, un sistema de estrati
ficacion social. Los Estados del bienestar son insti.t..u.ciones clave en [a \
estructurac~o_~.~~ I~s c1ases y ~c! orden SOCj;I.-='.LOR.~Jasgo~de organiza
CIOn del Estado deI bienestar ayudan a determinar la articulacion de ·Ia solidaridad social, las divisio~es de clase y-Ia--ciiferenciacion del sta t u s . - _ · _ · - .-Suele reconocerse generatmente, aunque pur desgracia muchas ve
ces de manera limitada y sin especificar , que el Estado del bienestar
es un agente de estratificacidn; este es un aspecto que ha quedado
muy descuidado tanto te6rica como ernpiricamcnte. En el nivel teorico
han dominado dos puntos de vista: uno, cornun a gran parte del neo
marxismo, argumenta de forma caracterfstica que incluso el Estado
·-del b,enestar avanzado simplemente reproduce Iy quizas incluso ali- ../. mental la sociedad de c1ases existente (Offe, 1972; O'Connor, 1973; I r ' Muller y Neussuss, 1973). De cste modo, el razonamiento de D'COnnor (;', es que la l'0hhca de proteccion social ro or' .i!....!.Il.Jegitimidad y la ~ tranguiildad. socia monopolista. En el eS-,'('."'::'/ .I n - reguerida-" por eI capitaliHmo ... _--~-~ tudio de Piven y Cloward (1m 1), la voluntad del gobicrno para pro. porcionar ayuda a los pobres de pen de menos de la extrema necesidad que de las amenazas a la estabilidlld Sl;~ial p,;;"·ihliEIH. El segundo punto de vista sigue los pasos de~.H. Ma.I:sl)al.l y hasta
cierto punto los de sus predece~mres, como Heimann. Este punto de
vista percibe las reformas del bienestar social como una gran contri
hucion a la perdida de reIevancia de la clasp ILipset, 1960; Crosland,
8~
l;~ )ST,\
J.tlS TlO':S Ml'NI)t)S ]lFL E:-iTr\!l() HE! Illl:\F,'..:Tli1
I
l' '17; Parkin. 1979), El razonamiento consiste en que el biencstar so cial elimina las causae principalcs de la Iuchn de clases, incur-porn a h. clase obrcra y ~t:mocratiza el acces?-'popular <-II Estado; 0, como di e. Parkin, t ransforma __!?J (00(11(1.0 d.e clases en una competicj()11 de
st'ltus.
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oes, sino hastn que punta el ncxo de i... pu-..'sto!Vgast.os nt" E:-.tnd" .h-! Illl'IIt':4ar dc-sc-mpenn un papel decisi , Como hn rnost rudo Krnu s l I~'r\ll, los problc ruas ernpiricos y mcto d")ogicos para responder a tal pregunta son uruvc-s. cuando no probi b.civos, y tanto los resultados do la:- investiguciones longitudinalps co l ) las transversales cont.i nu.m sir-ndo poco rmis que espccuiativos; f~, embargo, Ia lIlil,vorfa d~· Ins ("/!r,l~" Il('gan a conclusiones hastan te parecidus. Cl~ilndo sc cstudiu de lurtuu t rnnsvcrsal. encnntr.uuos i, .a tremcnda varr~ciriTi-nacionnJ;;;- lu capacidud igu~~fat;;~ia..d~1 _~ t:a::CkJJi.Lh't.'f1eSIar~-En algunos pnfses como Ah-muniu y Francia, el ef~cto redjsL~·ibutjvo-del Estado dol hicnestnr es bastante Insi,gnifiZan:---·, ~.·t:~~!~_t'll'~)jl(rariO~-en Escnndiuuvru su d<'-'l't() l'~ {'(ll\::idcrable (Sawyer. 76; Hewil;'1977; Stephens, 1979; Cameron. L9H7; ()'lIigh~n" 19H5; Pingen, 1987; Ringen y Uusita!o, 1990). Estos estudios se han interesado rnenos por el impacto del Estado l
, -I bienestar como tal que por las teorias del puder y de la igualdad. r r 10 tanto, el par que las estrueturas del Estado del bienestar tie nen diferentes consecuencl_~-mslnDuTIVas;l1aq-ueaaaopn'-su mayor ~, ... rfesmexplicar.~YCuando se an
~ ...,f
.
bienestar.
C~Bndo l'.l ~~~~tJ~n ()s_e~"t~d_~~~~\ 1?.!.1_g~!~5ilT~~t1m(!J~.t~~__ ~~.~~.nte ~u ~~)~_~ ..Dos._las t;:9.!!cJusi~m~.~_J(~fl:.de!!,~ :-;~r muy diferentes. Alguno~_e~:
jios concluyt'n qlH' In capacidad rt'di,lribllliva d('1 ~:stado cI,,1 bie-' ------P;;starna a-um-eri-taac) s61o"Hgerarrienlc, a pesar de su extraordiniirio -c,eCimierito ISilwye;::'-L9H2; K"nneth Hansen, L~IH7). R",;;lILta que el '-, :peraer ';;;tema de jmpuestos ha sido sustituido_di:j~.rma_gr~rl!.131 . "'r las transferencias sociales como un arma imp~lrtante para In r~ o)~iribuci6n. Esta tendenclli~iOen-tpen loHEstados del IJicncslnr ,---"candinavos (E~ping-Anderscn, 19Hfl::t: Kcnncl1. iLtIIS('Il, 19B7l. Las
83
razones de este carnbio son bastante claras: en la medida en que los Est~dpii del bicnestar sc J~a~~n_!!1.il~ 1Q'~!..l!dt'~J s~s necesidades finan cler5'.~_~_1!..t~les._q'u~n~c~~~an irnponer clevad(!s~mpuestos,incluso a los hogares can unos ing-resos rnodesto-s~~Gi)mo consecuencia de ello. !_a.LQ.f.idencia rcdistributiva net
traves de los impuestos. Y respecto a las transferencias, el impulso igualitario puede estar bloyuead~-porIapr·o1}abilidad de que las cla ies medias se_. beneficien de una forma desproporcionada (Le Grand,
19HZ). EI sesgo favorable a la clnse media es algo que puede variar entre los diferentes purses. peru par ahura cnrccornos de una eviden
cia comparativa. 1<:1 impacto direct» de las estructurus del Estado del bicnestar sobrc la igualdud es uu problema quo examinaremos can 111<.15
detalk- nuix adclantc.
En lugar de centrarse en In distribucion dr- los ingresos globales, algunos estudios comparatives recientes han cmpczndo a rcplantear se la cuesti6n de forma mas provechosa. EI Luxembourg Income Study, que presenta los unicos datos vcrdadcrnrue nte comparatives sabre distribucion de ingresos a nive! micro, on producido una serie
de analisis sobro la capacidad de los Estados del bienestar pam rcdu cir 0 elirninar la pobreza entre grupos sociales clave. Hedstrom y Ringen (19851 y Smeeding, Torrey y Rein (19881 han encontrado dife rencias sorprendentes entre distintos paLses: el porcentnje de perso nas mayores que viven en la pobreza va desde el 29 par cicnto en el Reino Unido y el 24 por clenlo en Estados Unidos, al II pOl' dento en Alemania y menos dell por ciento en Succia. Se hun encontrado dis crepancias similarcs can respecto a las familias con hijos. Ya que las personas mayores y las familias con hijos dependcn de una forma es pecial de ing-resos par transferencia, estos estudios pueden identilicar directarnente el impacto sobre la estratificaci6n de los distintos siste mas de bienestar social. Una ~egunda desviaci6n innovadora del cnroque hahitual hasado pn In distrihuc16Il de los ingrcsos son los estudios sohre el "nivel de vi da", limitados hnsta ahora a los palses esc
.des y la de.sliiU-aTdaa;e;;,~_Juga~:-;;;-;;;;;pliaeIconceplo de ~~o-s
~~ra incluir
salud, vivienda, labo'ral. ~~ucac.i6·n~-efic-a-cia,,-soc~· \ politica y otr(~ componentes vitales para la rep!~~UCClOn hu~~~:....
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Las encuestas nacionales acosturnhran a medir la distribucion de lOR recursos entre In poblacion, Cornenzudos en Sueciu en 1968 y mas tarde en Dinamarca y en Noruega, los estudios se hun repetido en los ultimos anos, hacieudo posiblc obser var los carnbios habidos a 10 largo del tiempo en la distribucion de los recursos, Los datos SUl~COS y dane
ses ofrecen los fundamentos mas interesantes para evaluar los efcctos distributivos del Estado del bienestar , porque han cncuestado a las misrnas personas durante muohos nnos y porque los c studios nhurcan un larg-o periodo de crcciente desempleo y de estancamiento econorni co. La que muostran e-tos datos es que a pesar de que las condiciones economicas han empeorndo tsobre lodo en Dinumarca), las condiciones de vida han mejorado en general, la csrascz severn de recursos ha dig rninuido y continua la tendcncia hncia una m.ivor igualdad (Erikson y Aaberg, 1984; Hansen, 19HRI. Por 10 tanto eS evidente que, al menus en Escandinnvia, el Estndo del bicnestar cs un podcroso oponente ill impulse no iguulitario dr- la econouna. En cualquier case, la pobreza y la dist.r ibucidn de los ingresos constituven solo un aspcelfJ ruunque import.ante) de Ia cst.ratificacion del Estado del bienostar. Aun disminuyendo Ius desigualdadcs en el nivel de vida, !-if' puede dar c! C,I."O de qnr- porsistan las divisionr-s fun damentale.s de clast' o de status. Lo qUl' interosu aqui no son tanto los i ngresos, sino COmo difieren los Jl~§"~ ~.!1 f~est:ruet~raci6n de la clu dadarua social. ,---- --.- _._-, --._._- '--.-.-
~ae-~s entonces 10 quo constituye lu principal dimension de la es
tratificacion del Est.ado del biencstar? Aparte de su papel puramente
de distribucion de los ingreHos, el Estad" del bienestar eon forma la
.!]ase y el st~tus de muchas man~~.::: EI slste.!!1a educabvo t:~..J:!Il...saso
obvio 4ue cslri muy estudi~1do; en c] no :-;610 quedan afectadas las posi
bilidadps dt' movilidad de los individuos, sino que tambien se trans~
forman la~ eslruduras dl' clas£' COlllO Ull lodo. Como se VPI";\ en la
Parte II de' este libro. .t~_-'tr.£~~_i.~l~!!~~ q..£...h>~ ~yrvirim; .:~)Ci']).~SI sobre
todo para l_a_s mujl'r('~, es dpcisiva para Ia est.rudura de empl_e~) de un
pais. Llegado f.step-ll-nto,lin;iiafl>mo~-·nue~4ra;1i(~nt'16n aT lml;-ncto so
i;i:;'ia estralificacion de Ia actividad trndicional y todavin dominanl£'
del Estado de bienc~tar: In garanlia de los in~nlsos. Lord Beveridge y T.H. Marshall convenciel'oll al mundo del po,tu judo peculiar y esencialmcnte etnoccntrico de que (>1 universnlismo es el rasgo distintivo de un Estado del bicnl'star avallzildo. EI ulli\'l\I'Sa lismo implicilo en las reformas britanicas de la postguerrd rue 10 que inspir6 1a teona de la importancia decrecientc de las clases. Sin em bargo, no hay necesidad de villj,l!" nlllrl,IJ )J.,. ,I '~"~ruhrir 1',lSgOS orga-
l.o~"'TltES ~!l':'\Il():'
IlEI. EST,\J)u IWI.
fliE\E~T·\I{
115
nizat.ivos de la scguridad social cornplctamentr- diforentes. En alg-unos pufses Ia cohertura punde ser bastnntc complctu: sin embargo, desde las pensiones al subsidio pOT" enfermedad. pI sistema estri construido sobre una rniriuda de planes difcruntes segull el tipo de ocupacion, ex pucitamente disenadus para reconocer y manlener las antiguas dife renciacioncs de status. En algunos puiscs, a 10::' grupos sociales clave fie lcs da un status privilegi ado. por ejernplo a los funcionarios. Ade mas, en otros, la seguridad social esta orvanizada para al irnent.ar el individualisrno y la confianza en uno mismo mas que la solidaridad colectiva. Y todavia en otros, 108 prograrnas sociales van dirigidos pri meramentc a los vcrdadornrncntc neccaitndos. cultivando asi un dua lismo entre los pobres lq.!t' dvpt.ndcn del bu-ncst.ar social) y las clases medias (que so aseguran principalrnente en 1..'1 mercado). En otras paiabras, los Estados del bienestar pueden ser igualrnen tc amplios 0 completos, pen> pueaen tener erectos totalmente dd'cren ~f'iljre Itt ('~~(~Iijr~l Ho(';:~I:--l~l'~ue~(:liliTv~'lr la jerurquia y «l sta tus, otro :TOS~d.~.?l~i~m_~...Y_lJJ!i~~t:'ce_J2.l. e) u~(YE-rs
""',1
Como hemos visto, el con:,ervarluris'ITlO\tr'adicional incluye unn va riedad de modelos divergentes del orden Hocial ideal. Lo que les une a todos eHos. como en el caso de los derech~~-~oclales, es una aversion hacia Ja nivelacion social Y e1 anlagonismo de dase provocadt> por el capitaJismo. ~~~_ndo a favor de una jerarquia estrjeta, del corporati vismo 0 la familia, el tema unificador es 4uc Ins relaciones tradiciona les de statlJS deben ser con~ervadas para obtcncr la inlcgraci6n so cial. EI conservadurismo paternalisla autoritario ha sido importante his toricament<' en el desarrollo de IaH estmcturas del Estado del bienestar. De acucrdo con sus orlgelws en la socicdad feudal y en los regimcnes monarquicos absolutistas de Europa y de Husia, los principioti rcctores !'iOn In jerarquin, la nuwridad y la Hubordinaci6n directa del mdlvlduo (0 de la famil'~l) <11 palriarca 0 ~lado. Estos concppt
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(;~lSTA E.sPI;';l~-:\.'\lH·:HSE;';
de Adolph Wagner de una Staatsunrtschoftliche Oehonomie consistia en que el Estado deberra guiar y organizar diroctarnente toda la ucti vidad economica. EI concepto de Bismarck de los Soldaten der Arbeit rue tornado de los militares y Ia idea consist.ia en organizar a los obrercs de una empresa (como soldados de infanteria I bajo la uutori dad directa de] director (e! cnpitan I, quicn a su vcz serta responsuble ante el Estado lei gcnornl) IGuilk-baud, 19411. Cuando Bismarck prornovio sus prirneros planes de spguridad so cial. tuv« que luui rsc- ('11 do:-: I' "1111'S; por LIlia purtc contra los libern les, que prefovian las sol urtonvs 'ld mcrcado y. por otro, contrn los const-rvador.-s. que prOmO\l:1I1 c-l 11",,11'10 dt> los grr-mios 0 fu miliar-ista. Bismarck deseaha la primucia dL'1 estutrxmn: n! instst.ir en la financia cion din-eta .y en lu distribucion de los subsidies por el Est.ado. In in tenci6n de Bismarck era oncndr-n.n- <1 los trubujadorcs diroctarnento a la autoridnd paternal de La monarqum. Ill,is que a los fondos segun ccupuciou 0 al circu ito rnoru-t.u-io. Vvrdudc-nmu-ntv. su proyecto cstu vo aeriumcntc en peligr» y la ll'glslarioll de Bismarck de 1H9l sobrc pension-s conservo s610 una Ir-accion de lu gl'nt~rosidad del Estndo que e) habia buscado IRimlingcr, 1~71 I, En realidad, el sistema de pensio nes posterior. como la mavoria de lOR progrumas sociales guillerrni nos, pueden ser calificados como estatistas con algunas concesiones al liberalisrno cactuanalismo) y al corporativismo conservador (planes obligatorios diferenciados ocupacionalrncntcl. EI pau-malismo estatista ha dejado una fuerte huella en dos :ireas de la politica social; una es la tradicion de algunos paises, como Austria. Alemania y Francia, de dotal' a los funcionarios de unas prestaciones de bienestar social ex~dinariamente~erosas. Xl motivo de esto-puede ~iP~;miaro·quizas p"l· g~-;a;tfzar unaverda dera lealtad y subordinacion. alllH.Jue exish> tambil'n la cvidencia de que esos rehtimenes deseaban deliberadanll'ntf~ moloear la pstructura de ('lases con su,s iniriativas 0(' politica social. Korka (19Hll ha mos trado c(imu la pohtica de pensione:-> ,sirvitl para crear en la Alemania imperial unas clase:s especiales, los funcionarios (Bca'!!:!.~(:fl_t;tJos e.!!1....:. plendos asalariados del sector£riv~l(J() rp'·I{J(1lb(,((j'II-;;,~-1. En Austria se siguierun-po1iGCas-pa;:;'Il'las(Otr~ba, 19H1) 10:1 resultado fue una ba rrera identificable de status entre los fUIll'ionarios del Estado y sus subditos y entre los obreros y las "posiciones" sociales mas elevadas. Podemos reconOL'er aqui una estrecha afinidao entre el estatismo y el legado dt'l cor~orativismo, EI sl'gundo legado importante del paternalismo se encuent.ra en la evolucion _~e la asjstpocja so~=-L':.!..1. Como r('conOCL'Jl Illuchos dutores. la
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p-yuda a los pobrcs prn mucho mas human a y gcnerosa bajo los rcgi mcncs nristocrrit.icos. como (·1 de Di sruol i en Gran BretaiJa, el de Bismarck en Alernania y e l de Estrup en Dinnrnarca, que bujo los re~ hrimenes liberules
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-structura de subsidios y adaptado cada uno para puder mostrar la re lativa posicion de status de sus beneficiaries. lJe aqui que 11.1 pension para obreros de Bismarck no Sf> pudiera nu-zclur con In de los rnineros .u tampoco con la politica social para los fuucionurios 0 para los em nleados (Kocku, 1981). En Austria, el principio corporativo rue llevado alga mas lejos con eJ reconocimiento oficiul de que los noun-ios disfru taban de un privilegio de status que tenia que ser reforzado con su propio plan de pensiones. Una evolucion parecida tuvo lugar en la le 'Jislacifil) francesa snbre ppn<-:lonl's despues de la Segunda Guerra Mundial. cuando varies 12.!"1l!JI':- lit- usalariados r'cuadros": reivindica ·on con exito su particulurul.ui dt\ :.;1 .uus en la proteccion social. Peru probablemente, el laberinto de pensiones de It.ilia pod ria reclamar el liderazgo corporative internacional con sus mas de 120 fondos de pen siones diferenciados ocupacional men to IF austo, 1978). El cor pcrut ivisrn o se afianz6 fuertemente en los pa ise s de la Europa continental .v no es diff('il nveriguar el motivo. En primer lu gar, eran paises que se hubian industrializudo tardiarnente y en los que se conservaron hastn bast.ante tarde las clasicas tradiciones de los gremios. Por eso, durante la etupa en que se estaba formando la proteccion social ya exi. L::I ., .• ''lodclo viable para el desarrollo pro gramatico, En segundo lugar, y en parte como consecuencia de lo pri mero, la fuerza de la distincion del status, de la jerarquia y del privi legio habia sido extraordinaria. Y en tercer lugar, en estos parses la Iglesia Catolica tuvo exito al desernpenar un papel instrumental en la reforma social. A finales del siglo XIX la enciclica papal Rerum Noval' rum defendia una cornbinacion de estatismo '! corporativisrno; en la 11 enciclica de 1931, Quadrcgesimo Anno. el elernento corporativista es todavia mas fuerte. / ///, :j, I I , ' .' '" ( Para la Iglesia Catolica el corporativisrno era una respuesta natu ral a .su preocupaci6n por preservar In familia tradicional, a su blis queda de alternativus vio.bles tanto al ~ocialismo como al capitalismo y a su convencimiento sobre Ia pt)sibilidnd de tlrganizar unas relacio nes annoniosas entre las cbses sociales. EI corporutivismo se conju gaba facilmente con el principio "subsidiario" del Catolicismo, es de cir, la idea de que los niveles mas altos y mas amplios de };, colectivi dad solo deberian intervenir cuando la capacidad de la fam.ilia para su propia proteccion no fuern posible. La solidaridad colectiva de un gremio, una cofradia 0 de una mutualidad c1aramente estaba mas cerca de la unidad familiar y, por 10 tanto, estaban mas capacitados para atender a sus necesidades que 10 que pudiera estar el mas remo to Estado central (Messner, 1962; Richter. 1%', J.
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EI corporutivisrno se tru nsformo vn la idl'olog-ia cnsi oficicl de los regiment's r.iscistas de Europa entre las dccndas de los anos 1920 y 1930, no tanto por In suhsidiariedad sino por crcur nlter nativns a las organizuciones de clase ampli.unonte (,,'itahlt'cidas que erun rna...; sus ceptibles de dejarse influir por el control politico central (Guillcbaud, 1941; Rimlingcr, 1987). LA ;;STRATIFICACI6N f;N LA I'OLiTICA SOCIAL LIBERAL
Los fines del liberalisrno se pueden cntender mejor como oposicion a los vestigios de la estratificacion conservadora. El liberalismo via las condiciones para la emancipncion individual, para la libertad, pa ra la igualdad de oportunidades y para la sana competitividad en la abolicion de los estamentos, de los gremios, de los monopolios y del absolutismo rnonarquico central. Sin lugar a dudas, tanto el Estado reglamentista como el pcgajm;o manto del corporativismo eran trabas para el libre mercado, para Ia iniciativa privada y para el espiritu crnpresarial. La resistencia del liberalismo hacia un Est.ado activo se ha in terpretado a menudo como pasividadcon respecto a la politica so cial; esto es un mito, como mostro lPolanyi r194'!}.:>Suprimiendo la ayuda 0 promoviendo Ia eliminaciorideIos sistemas tradicionales de proteccion social y no poniendo nada en su lugar excepto el mer cado, el Estado liberal clasico trataba de conceder aJ cjrcujto mooe ~io un papel hegernonico .e_~--2l"ill!nj~_aXio'Lde.huida--B_Q~ ,economlca; el soporte del dogma liberal consistfa en que el Estado no tenia una a utentica raz6n para alterar los resultados estrat.iflca. '!. dares producidos en el mercado.'Tales-resultndo:) cran justos por- _" -r: que ref1ejaban el esfuerzo, la motivacion, la habilidad y la confian-/./,' za en uno mi801o. / 'I En el pensamiento liberal clrisico figuran como principios destaca~ dos el universalismo y la iguaJdad, dispuestos '"l. materiali7.arse si se impide a los poderes organizados interferir en los "mecanismos de compensaci6n" automaticos del mercado; por esQ., 13 politic3: social rpi nimalista del laissez-faire sintonizaba can sus idcales. La poIitica so cial era equiparadacon resurt.ad-os no desei;bfc~ -d~-estratificaci6n: el paternalismo y el elitismo, la dependencill del Estado, la perpetua cion del pauperismo. Sin Estado y sin monopo!ios (como los sindicatos de los tmbajadores) no habria clases, solo habria una red de indivi duos actuando libremente, tal vez atomizados, pero iguales ante la ley, ante el contrato y ante el f1ujo monetario.
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Los ideales universahst.us del liberalismo sc contradectan con eI lualismo y cl cHtigma social que ~n la pnictica prornoviun. Si el mer
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es todavlielrnejor libro acercu de como ayurio una sociedad de dos naciones en Gran Bretunn.
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La numillaci6n 50C1 ..11 de Ia ayuda para pohre::; permane ci6 cuando el Iiberniismo fue pr~.sionado para cambiar hacia~ asistcncia __sociul; moderna de cQmprobacion de ingresos.--urnarllarca iluatru bien (') mo Jelo del du-.~smo inadvc-rti~ro. EI antiguCl plan asist.enrial para uncia nos que !;C intrcdujo en 1891 era poco rrnis que UI; si st.c-mn moderniza do de subsidio para los pobres, Cuando fue transformado de facto en una pension universal para los ciudadanos despucs do la Sngunda Guerra Mundial, rnuchos pensionistas de clase n-udiu renunciaron no obstantea ~US derechos de l}('nsi('nl dc-lndu (\ SII ('stigmn j rad icional de pobreza y dr-pcndenciu. Sin embargo, el subsidio J'oll_una comprohaci6 n de los medius de vida est aha destin~do ~ s'er e) eh~"~~;)t;) l'('~id~:~j'd~-lQU;)_liticu so('-iaI liberal. Lo-esencial debfa ser-cl~e-g~;i~di-vi-~i~~~c'l~ne;c~~lo con contratos tirmes, voluntarios y actuariales. ~~n e;;t~ marco l J.!.~re~ul tados de la politica social" ihTUaJarian las conHcrupncias del men'ado: l'os que hayan ~do _~h(~~atlY~_('fTlP!..£l!cIedorCH-(:maepepdTcr~,se-
ran recompensados, Sin emnargo, en la rf'alidad hii-li6rica, cI modclo dp\ scguro de vida individual funcion6 Illa) y ('as; lllJlH..: <1 incurpOl';;" lIiW r-ncz . claoe-nilmest,;- ~;;cia-l c,.u!lL~lista_e.'l"'ll]lel:c~doy de segu ridadsllcial en eJ s('cie~r publico. EI principio d(' qu(' un I1l1ninw de coledivi:-llllo te '-iila~quc-incz('lclr;e'('on el individualismo surgi() Pll la era dt'l "lllOvi mlentu de la ret'orma" Iibcrnl hacia el camllio de siglo, Genpralmenie. en Gran llrctaj)3 sc asocia cl movirniento de lu rt~ forma liberal con Lloyd George, pero tUVll SlI contrapartida por todo el mundo occidentnl. Sus origcncs son multif;.lc('Ucos; en (;ran Bretatla, los pstudios de Rowniree .y Booth rr.velaron ];) pxlpnnioa pohre1.a, en fermedan y mi::;eria entre la clast' olin'l"d ur[);lll't. L;I gllt'ITH np InFo
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B(ien'i desculu-ici que In condicion 0<' los combnt.iontes britrinicos era tc-rj-ihlcmc ntr. pohr(' rBc-r-t-, I~Jljf-); 1·;\'(l1)s. J97K; A . .,hllJrd, 19H(), p. til!, Un catalizndor mas genend rut' la Jiberaci{JI) ell' las t'laHes tranajado i'n~ 1 In com.£.!.'!_:nsi6n de qU(> s~ (':-;tabn th~':"::'~I-_~~'~_I.lIillldo un nup\,o tI () d(' eapitalisru«, un (,i»" <1<, <'('ollomi;) cunst ruidu
f'o r m i s!.ils e:--.lah'ln diSpUt,:-::l.o:-, ;1 apovur una mayor dosis de cok-cuvisrno con c-l reconocimicnto del problema de las exter nalidades, la nr-cesjdnd de' bicnes publirus y su politic':l (k uyuda para fa auto:-;uliti(,llt:ia,;EI liburnlis mo roforrnistn no cstaba dispuesto a abrir vias de (::?capc del mercado, sino s610 a dar illgu!:lt!.~pas~~para rt~~£ir su~_bputolngiaSJsocialcsl':_p~l~_11 4U(' St' qued() At.. l<: pl'incipallllentp ( ) untana y aduarial .Y no illt('l'firi() COli los Illccn- r:: tivo~ de trahajo y «(' CflIllP('.1 1\'1( Ole. AlHW :->1'1-),11;1 (}gll~ (1~J7n).los li- ;')", ht'1".alcs .'iC soq)J'('ndii11l lilllcfws v('cps cuando d('srul>rinn que la ~.;('gu- i ' ; ,'idad social ('Iu:arnaha un 1lI0nll'1I1 d(· iu('alt':-; liht>rn]ps: los prilH'ipio.s { de un conirato individual, sub:-.idios vinculadlls a Ull ('sfu('rzo pasado, indepcndencia.Y conformidud ('on cI mercado. En realidad, ('I Estado ,- .. ~. pudia ~{'r cOllsiderado COTno otro Lipo de SOP0l'l.c d(' seguros. Los derc rhm; sociales de In ciudadania en (.J liherali:mlO rt·formisLa esb.n he dws Cl Iii nwoid;l <1('1 mpl'cw!o. , I I /
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(;O~T:\ ESP':-':(;·A~J)ERSEN
LOS TRES MC!\J)()S UEL ~;STAll(1 IlI'L BIE:\E~T,\R
Mientras estes eran los ideales que se favorecian, en la practica el reforrnismo liberal a menudo permitia desviaciones importantes. Lloyd George introdujo en 1908 las pensiones de jubilacion no contri butivas y pOT 10 tanto no aetuariales. Lo que quiza motive esta incohe rente iniciativa, como sugirieron Koir Hardy y C'I Partido Lahorista lndependiente, fue el desco imperiosn de fornontar In division entre las capas mas bajas y mas altas de In. clnse obrorn: sin embargo, los nive les de subsidies se rnantuvieron al minimo con el fin de fornentar la cont~atari(ln privada rnav. : "7-.; Pelling, 1961; Gilbert. 1966). Una historui hast ante pan'rids de independen cia, justicia, actuarialismo y libertad de eJecci6n, aunque cstas solu ciones tambien tienden a g( nerar un dualismo de clase peculiar, EI bienestar social privado negociado 0 l'olltratado 16gicftmtmte reprodu cira las desigualdades del mercado. y evidentemente prevalecera print.:ipahncnte entre los ('stratol'! filaS privilpg-iadol'! de 1a clnse trnba jadora; ciertamentl' no cubrira las necesidades dc biencstHI' social de los trabajadores en una situacion mas preearia. A su vez, el plan de seguridad social liberal, si se atiene a SUs prineipios, reproducira tambien el perfil de estratificaci6n del mercado y promovera la pro tecci6n privada para los ma~ afortunados. Si combinamos entonceR las tres propuestas l-i!-wr:llps, PI resultado ma~ probable sera ulla mezl'!a curiosa de la proJ-lia rpl'!ponsabilidad
individual y de dualismos: un grupo en 10 mas bajo que confia ante to do en la ayuda estigmatizadora; otro grupo cn cl medio integrado pre dominanternente por clientcs de los s('guros sociales: y, finalrnente, un b'TUPO privilegiado que es capaz de obtener su principal proteccion social del mercado. En realidarl, este es nuis 0 monos el perfil de es tratificacion que caracterizu al sistema de proteccion social de Esta dos Unidos y, en menor ~ rado. al de Gran Brctana (Esping-Andersen, Rein y Rainwater, 1988).
LA ESTRA'I'JI."ICACJ(JN EN
9.3
LA POLJTlCA SOCIAL SOCIALlSTA
AI igual que con el conservadunsmo y con el liberalismo, el refer
misrno socinlistu siernpro ....t· persiguio teniendo en mente diferentes
resultados de estratificucion. Para los movimientos obreros, 10 que im
portaba eru la const.ruccicin de Ja solidarid.u].
.-. Los socialistas sejtan ~llfr~nlados~-~mpre a la cuestion de como
construir una unidad que pudiera evolucinnar hacia una,.JBovilizacioD
.colectiva a _1~_:H~._e!~Los rnarxistas vulgares describen con frecuen
cia el proolema como una lucha contra la socicdad de clasos, burgucsa.
Esto es completamente erroueo; los socialist as ternan que luchar con
tra multiples alternativas historicas, algunas de las cuales estaban
muy bien representadas dentro de sus propias filas. Por una parte, te
nian que combatir cl corporativismo exclusivista de la Iimitada solida
ridad de Status que impregnaba al primer sina;,'-alismo y a las ner-=
mandades. Y ternan que atacar el PatenuIi~,!,~_ de los patronos y de
los Estl!dos. un paternalismo que disirai~ ias lealtades del trabajador
y -cultivaba las divisiones. Pofl1ltIm();tE;nlu-quelUctlarcontrae1"TIii-= puls~."!-omizado':.."ind~lista del merca'!o.· . Como muestran muchos escritos sociahstas de la primera epoca. un /_ obstaculo serio para el colectivismo tue consecucncia dualizadora delcK desempleo cr6nico. El "proletariado de suburbio", como 10 definio KautSkY(1971);;n 1891, era considerado universalmente una gran amenaza; desmoralizado. desarraigado, desorganizado y sin recursos) era vulnerable a la demagogia reaccionaria. cra dificil de organizar, probablcnH'nte trahajaha pOl' un salario nwnor y sabotcaba Ius hUL'Jgas. Ya fue un tema importante en el Congl'eso dl' 1867 de Lauoanne de la Primera Internacional; en aqueJla ocasion, los delegados expresaron su confianza On la capacidad de ]01$ movjmientos cooperativistas para me jnrar el talante moral y la condidon econ6mica dellumpenproletariado. Un sf-'gundo e importantf~ obstaculo residf a en las divisiones socia l('!" in~titucionalizadas por las primeras rel'or11las liberales y conserva
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doras. Los sistemas de la autizua Icy para pobres crun el mayor cne migo, porque meticron una cunu en el prolctnr-iadoy porquc los desti natarios no estaban t'llli.lncipado:;( La nholicion dl' In comprob.u-ion do medios de vida y de las reuins d~mcnor dl'J'cc!to u-nian, pur tanto, una prioridad politica-destacaa<9De "l.i -nils-rna forma se opusieron al biencstar social put.ct-nulixtn pat.rocinndo por los pnt.ronos pur sus consecuencias corporat.ivist as y part.icularistas y ntacurnn l,l Sl'~uro estataJ para trabajadores por const.ituir un pucifismo social, divisorio y apto'pura institul'ion:lli'/.. l('sigualdadl..'s. Naturnlrnr-nte. los socialism- .mron los polurros inherentes al re formi smo <1(, lns cia,,,;\,;, dingl·llh':-;. I" ,'(I mur-bus \'pees:-,p vir-ron Iucrte mente presionados para 4Ul' tormulurau \'t'rdadt·ra:-. al tornut ivus. 1':1 germen de su pvnsumicnto St' asicntn en 1;\:-: !>l'ilTlcras edtiells de In mejora sociul burgues.i. A ;\LtI'X y Engcb lp,s inquictuba la pusibilidud de 4U(' 1,\.., n-furmn-, :-.m.'lalpilt'ifistas n-n-asnran cI socialismo: temor que es comprt-nsihk- a lu luz del (';.,:pilcito roconucirnir-nto de Napoleon III, de Von Tuatfo y de Bismarck de que ern eso ox.utarnenu- 10 que huscaban. Pe ro ni siquiern Marx s(' at uvo por rnmplot» a esc punto de vista: en sus anal isis do las L(,.\,(':, de- Fahrica:-: hritanicas (] 954-6, cap. 10l, :\larx concluyo que lus j'('forllln fUl'l'te .v e:'itable y el l'econocimiento d(' l~,,,~ patro!los; tamhil~n Sl' COlTi,1 ('\ riesgo dt' repro ducir las desigualdade~ del Tnl'ITado laboral 0 rIt' l"avorecel' principal menle a la arislocracia obrcrn. Era una estralpgia qut' no pal'pcla que iba a producir una amplia solidaridad; sin I'lllbargo, se lransf()T1no P11 la principal propuesla en dos lipos de sociedades. En Australia lIeg!) a prrdominar, porque 1m; sinditatos eslahan pn lln" "flsicil'Jn df' ne~o ciacion inusualmenle f~lVoralJle. En Estados Uilldo~. ~u illlportancia
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1)~:1. 1l1~:.\E:-;T.\R
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ha tenido mas que ver con la falta de un aliado politico plausible y con un Estado en el que no cabia confiur. Los prirm-ros movirniern os socinlistas frecuontomento se volvian hacin una tcrccra altcrnativa. In "est.rntcuiu de gueto" microsocialista. segun la cual el movimiento en sf rnismo se transforrnuba en e1 sum i nistrador del bienestar social do los trubajadorc-s. I~slt' era un camino utract.ivo, sohrc todo dondo los socialistas se r-ncontraban marginados del poder d,·j Estado. Dernostro que los dirigentes podian responder de una forma constructive a Ius necesidades acuciantes de los trabajado res. Naturalmente, su atraccion consistia tam bien en que el refugio microsocialista podia promover In organizncion. pi crecimienlo de la afiliacion, oducucion socialista, y pod in prosentar al movimiento como un atract.ivo portavoz para la~ nocesidndes de 10:-- t.rnbujadorcs. EI rni crosocialismo era una lonna de prescntar u n ojemplo przictico de la buena socicdad que ibn a venir, a lu vez que evidenciuha mas clara mente la cruc-ldad y la brutalidnd de la sociodad hurguesa circundante. ~I microsocialismo fue scuuido con energia y con algun exito en los pr imeros dins del socialismo. Los movirnientns a menudo const.ruyo ron imperio» organizntivos con insta lacinnos recreativas, clubes de ajedrez, grupos de teatro, musica, organizaciones de Roy Scouts, clu bes deportivos e incluso empresas produdivns lnk's como empresas de construccion y cooperativas. EI problema del modelo de gueto est,; en su proria propuesta. es de cir, en construir una solidaridad y poder de c1ase poria movilizaci6n a traves de la afiliacion. PUl'sto que 10 finallciahan los propios obreros. ('ra vuln(~rahll' a las crisis econt)mirHS prolollgadas y a los costosos con· nictos industriales. Pero el microsocialismo estaba cargado tam bien dl'l dualismo de los que eran miemhros y de los que no 10 eran; la divi si6n estaha, 1'01110 siempre, entf'(' los trnhajador('s privilpgiado,s y los grupos con un status m,ls pl'ccario. Bnlonc('s. si los socialistas desea· han unn tllll pU~~~~~L~l.iJ~l,'_'y..IlJJll'frrj~!sJ?ar:i;,nH~ntaria;'-·~'itaban ubligados a adoptar una idea de solidaridad verdadcrnmcf.lte 'Ih~a, u; u-~(v~'-rs~~i~~;-qw~aYl;~;rma-umll'cilr 10 que cn realidad era na c1aseofii:z.-ra considenlhlemcntc dllrrenci
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"rimer"" decadas del siglo (Elmer. 1960; Rasmussen. 1933). Despues Ie la Primera Guerra Mundial, Otto Bauer auspiciaha la idea de una (~afiza entre obrero~ CaDlpesInoS"'fn Austria por medio de una am plia cobertura en la politica del bienestar social t Bauer. 19191. En al ,,'Unos sistemas altamente corporut.ivistus C0l110 d alemu n, o! nust.riu '0 y el italiano, los socialistas 0 cornunistas han luchado siempre por el universalisrno con invocaciones a la Volksl'l'rs;cherunu y a la unifi ~·aZlOne.
La coi ncidenciu del universalismo y de la dcrnocracia no puede de cirse que sea accidental. EI parlamentarismo abrio a los socialistas nuevas perspectivas reforrnistas, perc tarnbien les impuso la necesi lad de movilizar a una fi rmc rnayoria ('I('doral que casi con seguri 'lad no podrra alcanaar la estrategia del gueto, EI problema de la rna yoria se acentuaba donde la clase trabajudorn era probable que per maneciera como una rninoria electoral. Este era el horizonte que prosento Bornstein en IH98 en S1I clasico Las premise» del socialismo .v las larras til' La sociaidenurcracia .Bernstein. 1961) y que empezaron a reconocer los socialistas electo -almente en los anos siguientes, Pod Ian responder 0 bien aceptando a un status de oposicion minoritaria a bien podian establecer alianzas politicas mas amplias, En el ultimo caso so necesitaba una politica de . m iversalismo interdasista. La opcion de la alinnzn fue 10 que inspire el pensarniento de Bauer y, evidenternente, el concepto oscandinavc de bicnestar social. la idea del "hogar del pueblo". En los anos de entreguerras, las clases rurales fueron el eje de una umplia uliun v. a popular .Y los snciulistas trataron de movilizur a las clases agrurias can difcrr-nt.e exito, Donde (.\ modclo socialista de gueto era debil como en Escandinavia, su capacidad pura hacer incursiones en la cst.ructura social rural era mucho mayor. Donde el socialismo estaba concputrado en enclaves urbanos de clase ohrera como £'1 "Herlin n~io" y 1a "Viena r~p·'. crn m~ls prohahle que la ideologia y la retorica retuvicran su tradicionul sabor revolucionario y ahreriHta, mientras quC' en un lug-ar rurAl Icjano seria menus probable qUL' se reribiera una rpspw'sta fovorabl<'. EI cambia hacia:J'I,_uTli~ersalis~_opopular no era lIna simple bus queda instrumental de la maximizaci(Jn del volo. L(lgicanwnh.~ . ~ndia a 18 estructur~ ~(lcial prec;iom.i.naI~~e y a Ia pro pia comprensi()n de sahdaridad de los socialistas. La estructura social estaba domina da por masas de "gente humilde" ruml y urbana. La solidaridad no tiene que ser obrensta, puesto que muchos otros gTUpOS son victimas de fuerza~ que escapan a su control y se cnfn'ntall can b pohreza y
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can los riesgos sociales basicos. Por consiguiente, e) universalismo se cOl1~lrtio en....'lE...£!'inc!E!~..!~!!_e<:ta!.£.orqu_eigualab!' ~I.stalus. los sUDsi· ,dias_.\' las. respon~abilida~es df losciudadanos ,Y porquea~~do a co~s· YlljL~Q.aJicion~s:_p_QH!i~~s.:... /~ '/1"t~l/r (,-1.,.. (~"'~1:;(': ~ci',.,. Peru cl uuiversulismo ocusiounhuento cutro en conflicto con objeti- "'f> vas rivales del propio movimiento obrero. En muchos casos, los movi rnientos obreras encontraron en los fondos de bienesllU:.lllll:.ial finan cia~_c.9~yoladosPO£~.9~.,:!.!la gran [ll~!1te d~p~der tanto econo mica como organizativo. EI renunciar a esto en nornbre de la solidari dad universal no siempre era visto favorablemente. En Alemania. los sindicatos mantenian celasamente e] control de los fondas para enfer medad; inclueo los movirniout.os de los tr abajadoros daneses y suecos, vanguardia del universalismo, no hubieran aceptado una perdida del control de sus fondos para ei seguro de riexerupjeo. -(Australia y Nueva Zelanda const ituyon dos casos en los que los movimientos de los trabajadores, a pesar de ser poderosos, nunca se adhirieron plenamenle al ideal uni versa hstaz En estos parses, los obreros mantenian la preferencia tradicionalmente difundida de los ~ub~idi~~ obje(lva-blcs--de cornprobacion de ingres~~ p~.~q-~~ ~~!-d~ que "ran mas redisti-ib";;tivas. Pero '"a-rece ser que la razon principal fue la relevante posicion negociadora de la que habian disfrutado los sindicatos durante decadas, Par eso, como comenta Castles (986), las demandas drJa protecGi..On-s_ac!!,1 de los trabajadares podian ser aten- _ 'didas igual 0 l11ej~.£orJ,!vfa de iaanegUcia:cioiie~"~il!ariales -- - - ""La -adhesion de los sociaiistas al universalisma se puso a prueba t., con el avarice de la modernizacion social y ('structuraIL..En una econo- :\ mia avanzada lu "gente huruilde' desnpnrere y CH rccmplazada par ~ empleados de oficina asalariadot:i y por unos obreros mas prosperos \.... /que no se contentaran con un subsidio hasieo de tipo fijo. Par 10 tanto, ~
a men as que la seguridad social pueda ser mejarada. es probable que ~
se origine un exodo masivo hacia JOR planes privados del mercado, "
canduciendo u nuevas d"sig'ualdades. Asi pues. para preservar la soli- ,
daridad de un Estado del bienestar universalista, los socialistas se vicron obligados u iguaJar las pn-staciont·,'>j sw'i(ll(·s ('on Jos estrindares de la c1ase media. \ Los socialdemocratas suecos fueron los primeros en trazRr un ca- .~. mino para un univcn>alismo de tipo "clase JIwdia", La f6rmuJa consis tio en combinar los derechos universales can unos subsidios eJevados graduados segun los ing'resas, equiparando los subsidios y prestacio- ;\ nes del Estado del bienestar a las expectativas de la clase media. ,\,\ Para el trabajadar media como titular de la ciudadania social. el re-
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sultado fue una experiencia de movilidad ascendcntc. Para c! Est.ado lei bienestnr, cl resultado fue In consolidacion de una amplia mayoria -sopular afet-rnda a su defeusa. EI univursa lismo dl' In "c!as(' mcdiu' ha proteuido al Estndo del bionvstnr contra sentimiontns rcnct.ivns. 'JIMlCNSIUNlCS COMI'AHATIVAS
UE LA ESTH.\TJFIAl·lllN IlEL ESTAIlO DEL BIEm:STAJ(
Aunquc todos los E;.;t:~ 1 .--I,.! bienestar inciden en el proceso de es +.ratifir;}rion social. 10 u.u'c-u dr- tormas diferentes. Lo!'3 legados histcri cos de los principios ron:->l'l'\'ad{iJ"t':-i. Iil.crnles y socialistas llogaron a .nst.ituciunalizar-sc durante su urimc ra forutuciuu y sc- pcrpr-tuuron 1urante m.is de un siglo. EI resultado hn sido nil agrupamiento de re grmencs surprcndentenu-nto pnra!«lo al que doscubrimos en los anali sis subre desmorctuniliznciou. Para identificar Jo:-; agrupamlt'nlos de Est.ados del biencstnr, debe mos descubrir cuales son las dimensiones mas destacadns de la estra t.ificacion. Como mejor sc idcntific.i el modclo rorporativista cs por la medida en que 1<1 soguridnd social esta diferenr-inda y segrnentadn en distintos progrnmus busndos en 1<1 ocupar-ion y el status. En este caso cabria ospcrar tambien arnplius vuriacioues entre la parte inferior y la superior en cuanto a subsidies. Para identificar el estatismo. el cnfo que mas sencillo es identificar lo~ relativos privjlegios otorgados a los funcionario::>. En cambin. id('ntificariamoR los principios libprales en terminus de un bienes(ar de tipo rt'sidual. :-lollrp t.odn pi rasgu sohresa Henle de la comprobaci6n de medios de vida, en terminos de la rp!'3pon subilidad linancit-·ra r(,lativi.l OlOfl!;lda al as('l!urado individual .y en terminos del peso relativo del bipnestar social voluntario del sector privado, Y para cilptar los idt'a!t,s sucinlistils, li\ Illt'dida n,)pvnnte cs claramente eI g-rado de uni\'l'rsalismo. 1';1 l't'gillH'1l soei:dista dphprl<-\ mostrar el nivel mas hajo de difen~ncias dt' subsidio~. EI que existan gl'upo.s dC' regimenes c1aramentp definidos depenoe entunce.s de h"lsta qui' punto los rnsgos del regimpn espel'ifico e~t{m presentes s(i!u l'n un tipo. Para dar 1111 Pjl'rnplo, no cabria ('speraI' que' un sistplIla dc tipo conservador (roil grandcs dosis de cOl'pllralivismo ylo pnvIi('giu~ para Ius funcionariosJ contuviera tam bien rasgos lihe rales (tal como un gran me rca do privado) 0 rasgos socialistas (como el univer!;;,di,smo;. P(:ro aunque el mundo real de los Estados del bienes tar prohahlemente Illuestre forma:-; hibridus, nuest ra tarC'
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\ (1."'; TltI,':-; \tl \110:-; tWI 1:"';T\ll() IIFI 1:11 \\ "';T\li
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En la tabla 3.1 pt'exen t.amos datos sohrc caracl('rbticas de 10;'; pro gramas tipicos rk- cadu reginH'n. Rcprcsentundo a los prmcipios con ~w"l'ado,.('s de cstratificucion, ln tabla ruucstr.i pri meru cl grado de Hl~ grcgncion de stnt.us 0 do curpo rutivi srno, nu-dido como el numcro de IprincipaJ(,,'-iJ planes d(' pen:-;iflll('.'i dil(~r('nriadlls ocupncionulmcuto: S(' gundo, prescnta el grado de "estutntismo" me-dido como g
100
(;0STA ESI'I N(;-AN DEI{SI';N
IH" T1n::-; \lI"\[)O:-; DEI. E:-;T,\lltl IlI:I. 1\IV\F.'r.\H
pr-nsionr-s. (1.01'; progrumu-, de uyuda con comprubacion dr- ingresos. co
TABLA. 3,1 Grado de r-orporativisrno, ('statis/Jlo, romprobucron de me dios de vida. influenciu del mercudo. universalisrno e igualdad de subsi. d.os en IR Estados del bienestar. 1980
mo 10:' subs.dios peru dvsr-mph-o y t.'oli'rml'd,.d de Ausu-aua y ,\"U(.,.H Zelauda. st.' han puntuado () porque ninguno 'Ifrpct.' dcrechos uruversules para los subsidios.: • /1"IJ/III'dio ell' IMI/(Jldllll .~lIhsidj(J.~· DJ1~"I'l'Il('jil IIwdw pntf'(' III!'! suhsi
dillS social!'!'; maximo y h:isin~ para onfermodud. dcsern pleo v pens.ones
{ha.":IlJOl en SUhSldios nvu», .una Vl'I. descout.«!••s los illlplll':-.tU:J,I. 1,1IS di.
Iercncius de 10" subsidies ('sltin busadas t.'11 :'1 r.. uu entre cl aubsidrc )010
ciul bustco garantizndc y (,j svbsidio mllximo kg-al que es posible en cl
sistema.
"Sin datos disponibles.
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gotucrno como '"; dvl }JIB.
Avudu a los pobre« 1'011 (,O/llPI"o!1lI1'ill/1 dl' IIIl'1/ios dl' ,',dll (como 'ii tip! pl."to :;1'('1.11 ptihlrco fof;tl) I,it,; l'slinlll('j",w,~ til' los g,l,.;tll.'" "11 ayl1da;l IdS
pobrt·g l'xi"iuyl'n los suhsidlOS Itt.' los pJ.llll'''' I1llrm:IIl''' til' wmprohaClOlI Illgn'~Ol> (talI's cornu ayuda~ par~ In vi .... ll'nda en est.'Hndinavi<:!, uyu dn purfl d dl,twrnpk·o PI) Al~nlanlU 0 llymln pltl':! In .... 1'jP'l. dl'Kt'mplt'o v l'nlt'rnwdud en Auslrnliu y NUl'VlI Zt·hllula I. ("lm·WIIl' l't'l'lInlar qUI' ...... ddicd lrazar la front..era enlr(' t'SU.l8 dos lipOf; d(' obJI·tivos. NUl'slrns 1':,. timacioneR At.' ba"an en esle caso en unn apreclOwi6n individual d" como opcru el sistema en rada pai:J, "Pensiones privadas (como o/r dellolal de pt.'nsiOI1l's). • r.astu de fa SQJ1idod prj,'ada leoma '1" {h·I 1,0/,111.
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101
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Por el contrario, la variable pension privada distinguo c1aramente en tre un grupo con una prepoderancia de pcnsiunes privadas y otro en el que apenas existen, La variable del sector privudo de la sanidad. como la ayuda a Ius pobres, difercncia tres grupos. En este caso, se puede notar el verdadero grade de "privatizacion" en paises como Austria y Alemania, algo que atestigua la ambigucdad de la orgnnizacion del bienestar social privado. En estos dos paises, el cuidadu "privado" de la salud refleja la trndicion de la influcnciu de la Iglesia cpor ejemplo, Caritas) mas que una desenfrunadn influencia empresarial privada. Pero eon todo, hay un grupo que sistematicamento puntua alto en nuestras cnracterfsticas del liheralismo: K'itados Unidos .Y Canada y tarnbien, ligeramcnte con menos claridad, Australia y Suiza. Con.s idcr-nndo finalmonto nuostras poudoraciones del regimen 80 cialista, vcmos que el univorsalismo es cl principio que reina en los Estados del bicnestar socialdcmnte, dado que la importanci
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102
subsidio dcberra, en principio, facilitar una clara dist.incion entre los -asos "sociu list.as" y los "conscrvadores". En el primer caso, c l enfusis en la igunldad eieberia producir diferencinles m ..is bajos: en el segundo caso, el prmcipio del mautcnirniento del status y de la jerarquia debe -ia dar como resultado unas clurus desigualdades. Para i ntcrpretar correctamente csta vnr'iuble deberiamos dejar a un lado Australia .Y Nueva Zelunda por u n ruoincnto. Ya que sus sistemas se basun en .ma tradit-ion de asistencin social de tasa fija , los subsidies seran vi r tualment c iguillt's por ei('fi,,;(,j,',n POI' 10 dr-mris, la tr-ndc-ncia cs en gran puru- como cabrrn l~;-'\h'r;ll'. hiS dornocrucias socinles oscandina . . as PSU!II i-ntr« la~ mns i,~'ll;,lIl:J,.i;\.", nunquc In tabla cs monos cnpaz de distinguir Ins sistt'll\i.\s corporutivistas (qlll' muost run grundos difc rcnciales : y sus contrupnrt idas liborulos tquc- mur-st run tnmhicu dife renciales cxtrernosl. Uu pr-inu-r inu-nt o para irkntifir.u- hnstu qU(·· puuto oxixtcu grupos de rcginu-ru-s Sl' l'j('mplitien t-n hi 1l1:1l riz. dl' ];J 1'\I1'l'vl:\l'i(il1 de- ordc-n ('(' 1'0 presen tndu en lu tablu :t2. Obviarnonu-. pnvn quv oxistun los rcgi menes tienr- que cxistir una cstrocha rr-l.uiun c-nl.n- 1:ls car;l(~terist icns determi n adns que supucstnrncntc- identifir.m !·I I'I~gil\lell; y, ('11 cam bio, e~tos eieben t'star negatl\·allH'nt.e corn~lm:ionados. () no correlacio nados con las caracteristicas de los reginll'lles alternativos. Lm; corre laciones de 1a tabla 3.2 senalan la clasp d(' agrupaci()n dt' rpgimenes que habiamos anticipado. Las ('aracteristlc<\s conservadora.s (corpora tivismo y estatismo) estan correlacionadas positivaml'nte (0.55) y es-
TABLA ;I.'~ !\blnz \It' \'url'{'!Hl'iIllW:-- hi";lnahlt's dl' ditlll'll:-.lOllt''-; tit· ('~lr;llll"1CHCiotl pllrOl IH r:stO\d(1~ de] hH'rWSwr (''''\''''.1
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tan negativamcnte relacionadas 0 no rehuinnudus tanto COil las cu rnctcrfsticas del regimen liberal t ayudu a Ius pubres. priv.uixucion r como con In variable del universnlismo socialistn. Exi . . t e una corrcla cion po.. . itiva entre los difercnciules de subsidies que indica que 10:-' I'C gimencs conservadorcs ticndcn a re pe t ir Iils dl..'sigualdadL's en c l ESlado del bienestar. EI grupo del regimen liberal cs iguulnn-utc evidc-nte. La ayuda a los pobres est.a muy rclacionuda con las pensiones privadas y con la sanidud (1'=0.49 y 0.60 respcctivamentc l y L.1S des ult.imas estrin tam bien corrclurionudas positivarneutc. Los gr gru po:-> existen, Los paisps que puntuan alto ('n llUl'stro indice de conSer·
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TABLA 3.3 Agrupumiento lIl' Estados del bicnr-star s(·gun dimcnsionr-s de- fP.nmt'n conscrvador. Jilwr:lJ yo socialist.a rvntn- pan>ntl'sis Ins pun tuunoncs del mdicc ncumulnd«i
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I':5wdos del bicnustar simplemente como "mas" () "menus" igualita rios, Descubrimos. en cambro. Jogicas de estratificucion social cornple tarnente difercntcs inscrtadas e-n In construcrion del Estad» dl'i bie nestar. En (~~t(' sr-ntido. podernos bablur do regiment's como 10 hici 11\08 con respecto ala dcsmorcuutilizucion. Podcrnos udemus empezu r a ve r que la ugrupacion de J() desmur cantilizacion y de la estratificacion cs muy pnrccidu. Si recurdamos la evidencia prescntuda en cl capitulo 2, hay una clara coincidencia en tre la alta desrnercantilizacion y el gran universalisrno en los Estados del bienestar escandinavos de inf'lucncia sociuidc-moc-ata. Iguulmente existe una clara coincidencia entre una buja dcsmercantilizncion y una fuerte confianzu individualist.a en los paisl's a nglosajoues. Por ul timo, lOR purses europeos continentales se agrupan estrechamente en terminus de scr corporativistns .Y estatistas y tumbien de ser modes tamente desrncrcantilizadnres. En el capitulo 4 finalizarcrnos nuestra espi-cificacion de los grupos de regirnenvs de Estados del bienestur anulizundo como surgio lu frontera entre el Estado y el mercado en la~ pcnsiuncs. que constitu yon el programa mas import.ante del Estado drl bienestar. Queda claro que la mezcla de 10 publico y 10 privado dcscrnpena un papel irn portante en conforrnar tanto Ia desmercantil izncion como la estratifi cacirin. Lo que queremos explorar mas en profundidad es la estructu racion global de 1a politica social 0, mas especificamente, de las pen siones en In economia politica. APENf)lCE Pll()C~:f)JMn:NTo liE l'IJ)'\'['lJAl:ION !'AHA LOS
vadurisrno t lt alia, Alemuniu, Austria, Francia y Belgicu) todos pun t.uan bajo o, como mucho, pu nl un n medic on nucstros indices de libe ralisrno y socialisrno, A su vez, los paises caractcrizados por un fuerte hbernlismc (Aust rnha, Canada. ,Jupon, ,"-)LJjZCl y Eslados Unidos i pun tuan bajo o media en el conservadurismo y socialisrno. Por ultimo, el Krupo sociulista incluye los pai~es oscandinavos y Holandn. los cuales puntuan bajo (0 media) en los ot ros dos grupos de rcgjmcncs. En otras pal abras, si estamof; dispuestos u accptur que los E8tados del bienestar desem pefmll un papcl importallte en la estruduraci6n de la estratificaci6n social y que hemos captado Ius curaeterislicas de la estratificaci6n que importan de una f()rma Rignificativa en In cxpe riencia reul y percibida de III gl'llle suhre Jus (k-.... igualdad('s, Ht.'It-US y diferenclas de clase, encontnlmos qUt' es en-ulleo el comparar los
INJ>Jn:s Ill-: 1'.'STHAnFW'\l'/O,\'
Al igual que en el capitulo z, hemus dcsur-rollado mdicea basudoa en la distribucion dl' los pulses ctredcdor de la mediuy dl' In vurnu-ion t.ipicu de Ins variables indi viduules. Las cnructcr-isticus del I'cJ.{irnl'n conscrvudor se han ceptadc per medic de las variables del corporutivismo y del cstatismo: las ca racterfst.icas del rChrimen libcrul a Lrnvcs de I» axistr-ncia social y de In impor Lancia relative de las pensiones y de' ln sunidad nrivadn: las cnrnctertsticas
cit'! dg-inwn :->oci:diHta han sido captadns pl'il\("ir~:dlll('Jltl' pur mediu del rrrado de univcrsnlismo. La variable fmul. la dif('I'l'IWi;1 ell' slJhsidili. sc supurw que punLua bajo en los rl'g-Imenl's socialislas. Para cOllstl"ui .. elindicl' dtd wrporaLivisJtlo Sl' ha pUlllua
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(;l\~-;'.\ F:-;P\~(;-\:\~ll-:l{~E\
La variable esratism» rcfloju lu medidu en 4UC s de vida ('0 rna porceutaje de los gastos totales de las transforencins sociules. La labor de lefinir exnctamente cual es cl limite entre cl claaico tipo de subsidies con comprobacion de medics de vida y las trn nsfcrencias mas modernns depen .Iientes de los ingt-csos cs muy dificil. Hctnos dccidido cunsiderar- 10::> Estudos ld bieru-stur til' Austrnliu y NIIPV:l Zolunda COIllIl lip rumproburiou dt· in1,,'Tl' sos fundamental mente; por couaiguientc, estos pmscs puntuur.iu bustuut« ba JO. De igu al forma hemos excluido las dcsgravcctoncs por vivienda en Escan -linuvin. En ot.rus pululu'us, III vuriahh- ,;{' hn rnnst.ruido para truta r dt· incluir cl gusto del programa par" 10 quo c-s nutont iC;lIIH'lltt' ilsi:.;lt'lH"ia 1'iori:d run .omprcbacion de medics de vida en 1:1 higit'a t rudu-iuuul de la ayudn n los po 'ires. Por 10 tanto incluyo prngrarnas tales como AFDC en Estudos Unidos, Sozialhi/(e en los parses alcmunex, H(K:ialhjw'/p un los paisl's nordicos, etc. Gr-an Hretnna pln ntca un prohlcma especial por lu forma en que tanto los subsidies con comprobacion de medics de vida C(H\iO 10:; de comprobucion do [as ingresos. sf' han consolidudo allt bajo el encabezamienlo genE'ral de "subsi -:lias suplementarios". Con fines comparativoR, hemos e1egido (conservadora mente) e...,timar eJ porcentaje de Gran Brelmla igual a 1. La eon.struccil)n del indice en {'stu \'minble sigue Ia IOgica adoptada unteriormente: si Ia ratio de gasto en a~istencia social relativo al total de los flag-os transferido.s ('s m~.'Ilor a1 3 pOl' cif'nto, damos una puntuaci6n de 0; del :~ a1 8 por cicnlo, damns una puntuaci6n de 2; m:1s del A por ci('nto, s(' da una puntuacion de 4. EI indict' para el porc<.'ntaje f(·lativo de los gastos de pensioncs privadas sabre el total d(l gastos de p('nsiones se desarfl)'la de la siguiente fonna: si el porcentnjl' ('S menor del JO por ci('nto. S(' IE' del una puntuHci{m ill pnis dp 0; :'Ii el porcentuje est.a l'ntn' (,I 10 'Y t,1 If) por dt'nto, la plIlltuacitin l'S dt'~; y s; ('I porcentaje es mayor del 16 pOl' ciento, Ie damos aJ pai~ una puntuacicin de 4. Para el porcentaje relativo d(~ gastos de In sanidad privada, damos una puntuaci6n de 0 a los paises don de es me'nor del 10 pOl' ciento; del 10 al 20 pOl' ciento, puntumnos ('on un 2;.Y ~i e" mayor que cl 2] por cicntn. pI pais rc cibe una puntum:ion de 4. La variable del univ('rsalismo mide el porct>ntajc de pobl;.lcil)ll rt.'!PVi.Hlte (poblaeion act.iva de edades comprcndidas entre los 16 y los 61) arlOS) que tie· ne cobert.ura can sus respectivos pr
1.1>"" Tk~:S':\lr~LHi' m;l. ES'rAIlO DEI. BW\E,..;r.\j{
107
comprubacion de ingresos. tales como Ius .'iubsidi
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4
,
EL ESTADO Y EL MERCADO EN LA FORMACION DE LOS SISTEMAS DE PENSIONES
INTRODUCCL(lN
Ni el Estado ni el mercado estaban predestinados para ser el centro de la provision del bienestar social, aunque todos los textos sobre po Iitica social trataran de convencernos de 10 contrario. Por 10 general, los aociologos equiparan la distribucion del bienestar social con la po Iitica social del gobierno. EI dogma liberal y la teo ria economica con ternporanea quieren hacernos creer que el Estado es una creacion ar tificial y que el mercado, si no se interfiere en el, es la unica institu cion verdaderamente capaz de satisfacer las diferentes necesidades de proteccion social. Esto puede que sea valido para los coches, peru desde luego no 10 es para la seguridad social. En todos los paises avanzados se encuentra una mezcla de provi sion publica y privada para el bienestar social y es en la existencia de esta relacion donde descubriremos algunas de las propiedades estruc turales mas importantes de los Estados del bienestar. En este capitulo se buscara Is relaci6n existente para las pensiones, que son, con mu cho, el capitulo mas importante en el conjunto de las transferencias sociales. Descubriremos que los Estados crearon los mercados y que los mercados crearon los Estados. En cuanto a las pensiones, al menos se necesitaba la aplicacion del poder del Estado para construir y ali mentar un mercado privado que fuera viable. A su vez, el papel del Estado para proporcionar pensiones ha sido conformado de manera decisiva por la naturaleza y por los Iimites de los mercados. EI Estado y el mercado 0, si se prefiere, el poder politico y el f1ujo monetario, se
tal~TA E~l'INl;-':\."Hlr:Il~r:N
10
nan influido continuamente para producir la peculiar mezc1a de provi ion social que va a definir los sistemas de los Estados del bienestar, Si un analisis de las pensiones parece que es algo limitado y poco imaginative. hay que toner presente dos circunstancins: prirnera , las "ensiones representan actual mente mas del 10 por ciento del I'LU de auchos parses: segunda, las pensiones constituyen un vinculo central entre el trabajo y el tiempo Jibre, entre los ingresos percibidos y la re distribucion, entre el individuaJismo y la solidaridad, entre el flujo mo ietario los derechos sociales; por 10 tanto, las pensiones ayudan a di 'ucidar un grupo de principios del capitalismo perennernente conflicti
y
vas. '..OS SISTEMAS DE ESTAUO DEL BIENESTAR EN EL NEXO UE ESTAllO 'i MERCADO
Como ya se discutio en los capitulos 1 y 2, el concepto de los regt -nenes del Estado del bienestar denota los ordenes institucionales, reglas y acuerdos que guian y conforman orientaciones divergentes en 10 relativo a la pohtica social, la evolucion de los gastos, las defini eiones de los problemas e incluso la estructura de la respuesta y la demanda de los ciudadanos y de los usuarios del bienestar social. La existencia de regimenes polfticos refleja la circunstaneia de que la polftica a corto plazo, las reformas, los debates y la toma de decisio nes tienen lugar dentro de unos marcos de institucionalizaci6n histo ricos que difieren de forma cualitativa entre los paises. Los Iimites de los derechos y de las demandas que estan ligados a la ciudadania so cial constituyen un ejpmplo de tales parametres institucionales que son, desde un punto do vista historico, relativamente estables. Asi pues. 18 extension de lns nl'cl'siriadl'~ hurnunas a las que HC ICR da 10 categoria de derecho social es un problema central de definicion con respecto a la idontificacion de los regimenes de Estados del bienestar. En el esquema de Titmuss, un Estado del bienestar "institucional", en contraste con el Estado "marginalista", es aquel que no reconoce hmi tes predeterrninados para los derechos sociales (Titrnuss, 1974; Korpi, 1980). Asi pues, un elemento importante para la identilicacion de los re gimenes de los Estados del bienestar estara relaeionado con la combi naci6n de derechos saciales suministrados ptiblicamente y por la lni ciativa privada. En otras palabras, los regimenes se pueden comparar con respecto a las necesidades humanas esenciales que pueden ser so metidas a la responsabilidad privada en contraste con la publica.
U l:-' mE"';'.\1I ·\!IU.... IJLL F:·q',\i}P llFI H1I'\ I "1'\1,
III
La division de la proteccion sccial entre 10 publico y 10 privadu pro porciona el contexte estructural de la desmcrcunt.il izacion, de los dere chos sociales y del nexo de estratilicaei6n de los sistemas del Estado del bienestar, Es curioso que el bienestar social privado deba Her ann. lizado para poder identificar el Estado del hi('Ill'slar Y. Como irernos descubriendo, 10 contrario es igualmente cierto. Pero, ademas de su re levancia para los intentos de cla-oficacion, el papel de la provision pri vada es una precondicion aualitica para cualquier cornprobacion seria de las teorfas causales del crecirniento del Estado del bienestar, preci samente porque la provision publica esta entremezclada con la provi sion privada de una forma tan estrecha (Rein y Rainwater, 1986). LA COMBINACION PlJBLICA-PRIVAUA DE LA PROVISION SOCIAL
EN LAS DEMOCllACIAS CAPITALISTAS AVANZAIlAS
Cualquier estudio sobre la combinucion de 10 publico y 10 privado se enfrenta a enorrnes obstaculos. Uno es la escasez de datos lidedig nos, sobre todo los retrospectivos: otro es la dilicultad de dcfinir exac tamente que es 10 que debe ria ser consider-ado privado u publico. La cuestion de la definicion debe ser resuelta a la luz de nuestras inquietudes te6ricas. Nuestro primer argumento para distinguir los sistemas tiene que ver con la presencia de leyes, puesto que esta es Ia unica manera significativa de diferenciar los derechos sociales ric 1a diversidad de convenios contractuales. Esto implica que debernos in cluir en la categoria de 'publicas' a las pensiones que: a) estan legisla das y administradas directamente por el Estado 0 b) existe una clara y explfcita ordenacion del gobierno para que el sector privado propor eione un tipo dado de pension. Como corrsecucncin de esto, considera rornos como pnblicas las pen s iouus u ltcr nut.ivus industr-iales de Finlandia, Gran Bretaiia y Holanua; pero dada la ausencia de un de creto gubernamental explicito en Suiza (hasta 1982), alii las pensio nes del mercado laboral deben ser c1asilicadas como privadas. EI rnis rno razonamiento se aplica a las "pensiones do empresa' holandesas. Francia es cl (micn caso amhiguo: exi}-;te la ord('naci6n. pero no e~Ui formalmente legalizada. Ya que 10 esencial de la practica francesa es equivalente a la situacion que prcvalece en lu:-; ca:-;os verdaderamente legislados, hemns prefcrido tratar las pensione:-; ocupacionalcs francc sas como "publicas". EI ano en el que se promulgc'l eI mandato guber narnental definl' el cnmhio de In privado a 10 puhlico. Una segunda categoria que debe ser tratada aparte es la de las pensiones de los funcionarios del gobierno. Reflejan el pape! del go
112
G0STA ESPING-ANDERSEN
biemo COmo empresario y, por 10 tanto, son ocupacionales por natura leza; a pesar de que son financiadas y pagadas con los presupuestos gubernarnentales, tienen poco que ver con los derocbos sociales legis lades, pero mucho que ver con Ia demarcacion de un status particular; reflejan Ia herencia del estatisrno y del privilegio corporativo. Quedan dos casos de pensiones "puramente" privadas: los planes de pensiunes ocupacionales y las anualidades individuates. Es irnpor tanteel mantener separudos estos dos tipos debido ala difercnte logi ca que siguen. En un sentido cstricto, es dificil considerar que los pla nes ocupacionales estan conforrnados simplemente por el mercado; a menudo reflejan el paternalismo del ernpresario (en forma de pension gratuita tradicional); a veces son el result.ado de un seguro colectivo ten forma de planes colectivos i y, en este sentido, son unos oquivalen tes en el sector privado del seguro social corporativista; con frecuencia son el n-sultndn de una ncgociacion colectiva en el mercado laboral y, por 10 tanto, constituyen una forma de salnrio diferido. Hoy en diu, el primer tipo es n-lutivamonte marginal (excepto en .Iapon) y, por 10 tanto, podernos contcrnplar las pensroues privadus ocupacio nales csencialmente como una forma de seguro colectivo 0 de sindicalismo. Por ultimo, la categoria del soguro individual, como los planes de se guro de vida, refleja la tradicion de la independencia individual den tro de In estructura de la contratacion cornpetitiva. Como se ha visto, el problema empirico es enorme debido a que, ge neralmente, la informacion estadist.ica sobre los planes privados es exigua e irregular. Normalmente hay una informacion fehaciente so bre los planes de seguro de vida, sobre los planes ocupacionales obli gatorios y sobre las pensiones garantizadas 0 consorciadas del merca do de trabajo, La mayor Iimitacion de datos se refiere a las pensiones no garantizadas de "tipo gratuito". No podemos evitar el infraestimar el alcance de la provision privada de algunos paises, sobre todo de Jap6n. Por otra parte, es casi imposible reunir datos historicos, 10 que lirnita nuestra investigucion a1 presente. Hay alguna informacion disponible sobre dos paises, Austria e !talia. aunque es bien conocido que sus planes privados son real mente margina1es; por 10 tanto, los puntuaremos igual que el mas bajo de Ia muestra (se facilita un calcu 10 aproximado para Italia por los gastos que se conocen de las pensio nes privadas de 19701. En la siguiente vision de conjunto empirica, prcsentamos dOB indi ces diferentes: primero, cl gasto total por categoria del programa; se gundo, las fuentes de ingrcsos en los hogan's de personas mayores. Con r"
LOS TRES \fLTKDo.." DEL ESTAJ)O DEL HIE\E:'T:\H
113
los datos de cobertura 0 financieros, porque reflejan la situacion eco nornica actualizada: los datos financieros, cuando cstan garantizados a largo plazo, reflejan un posible escenario futuro. Y el problema de los datos de cobertura es que una amplia cohertura no implica nece sariamente que. las pensiones privadas descrnpenen un pape! impor tante, en Suecia, por ejemplo, hay una cohertura pnicticamente uni versal de los planes privados o~upacionales, pero los subsidios que se pagan son sumamente marginalos. Con respecto a las fuentes de ingreso en los hogares de personas mayores, tenemos datos de encuestas de varios parses que nos permi ten estimar 10 importancia relativa de las pensiones publicas y priva das, asi como la de los ingresos de trabajo y ahorro individual dentro del total de los ingresos en los hogares de personas mayores. Esto nos da tam bien la posibilidad de exarninar la irnportancia continua del trabajo y nos permite comparar los datos basados en los gastos con datos sobre Fuentes de ingresos, como una mancru de comprobar In fiabilidad de lOR datos, Los problemas de definicion y de las fuentes de datos para los gastos de penaiones :-Ie tratan con detalle en e l apendice de cst.e capitulo. LA PROVISION
m: PENStONES DEL E.~TADO y DEL M~;((CADO
Se puede seguir In evolucion de los gastos de los planes ocupacio nales desde los aries 50 en algunos paises. La Tabla 4.1 presenta las estimaciones del gasto de pensionos ocupacionales de 12 paises como porcentaje del PIE entre 1950 y 1980. La tabla ilustra dos fenoma nos importantes a los que volverernos mas adelante. En primer lu gar, muestra que los planes ocupacionalc-, privados (coneolidados) descmpenaron un papel relativamente marginal hasta hace muy po co. En 1950 las pensiones privadas (igual que las publicas) absorbi an una proporcion pequena de los recursos nacionales. En segundo lugar, la tabla refleja las diferentes tendencias entre las naciones. En algunos paises, sobre todo en Australia, Suiza y Estados Unidos, los planes privados han aumentado mucho. Un crecimiento conside rable tuvo lu~ar tamhien en Dinamarca, Canada y Holanda. Lo con trario ocurri6 en Finlandia, Suecia y Gran Bretana, donde, por su puesto, las }pgislaciones u ordenamientos guhernamentales margi naron al sector privado. La distrihucion bimodal de las pensiones privadas entre los paises Se mantiene cuando examinamos mas dete nidamente en la tahla 4.2 la intcrrupci6n dp los gasto."; de pensiones alrededor d~ 1980.
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GOS'!'A ESI'\N(;-A.\lDEHSEN
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l.ll:-; Tln;:-; Mt'!Io'1)O,"; lWI E..,TA[X) [lEL B1E\F~r.\li
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TABLA -1.1 Estimacioncs del alcancc de las pl'llsionl'K ocupacionules pnvudns. como c,; del PIB, desde 1950
1',,0
]!:I6(1
---
Australia
o. I
C8f18da
0.13
0_5
0.2
0.2 0.7 0.1
Dinamarca Finlandia
Francia Alemania Holanda Suecia SUllU
Reine LJ nido Estado« Unidos ~'I'U.rt
llellunr"
0.3 04 02.\ 0.14
0.7 0.34
-
I.!
1.2 0.34
.'"itli'I.md .. d
--
0.09 0.4
ltalia
I!.JHO
1!J70
074
----
1.3 0.6 0_65 0.1 0.3 0_5
Australia Austria Belgica Canada Dinamarca Finlandia Francia Alemania Irlanda
0.8 0.5 1-4 10 1.4
Italia Jap6n Holanda Nueva Zelande" Noruega Suecia SUiZIl Reino Unido' Estados Unidos
G t-;~l-lInll !\"d,r~.m, 19l'1K .....·/Il{,- 'Old MarJ"" I" th,· F"r",,,t,,,,, "rS""'Il/."i"("llnl"
Four"p""" Umvetsu.y 1'19t1lu!.<' Worklll~ l'apNH, Florl''''''l. h"li"
Esta tabla muestra la importancia relativa de la seguridad so -ial, de los ernpleados del gobierno y de las pensiones privadas ocupacionales e individuales como un porcentaje del PIB en 18 pa ises. La variacion entre los paises es considerable para las cuatro categorras: las pensiones de la segurrdad social varian desde un minimo pur encima del 2 pOT cicnto en Japan hasta un maximo de casi eJ 10 por ciento en Suecia: las ponsiones purn los ernpleados del gobierno oscilan desde menos de un 1 por cienlo en Australiu y en Canada hasta un maximo de casi un 4 por ciento en Austria; los planes ocupacionales priva dos son insignificantes en Austria e Italia peru muy amplios en Suiza y en Estados Unidos; las anuali dades individuales (que pueden incluir algunos planes cnlectivos tambien) desempeiian un papel importante en Canada, Dinamarca y Alemania, pero son secundarias en F'i nl andi a , Italia y Gran Bretaiia. Se puede presentar una descripcion mas clara de la cornbinacion relativa de pensiones, si presentamos la ratio de cada una de las cua tro categorras con respecto al total (publico y pr ivado) del gasto de pensiones, Como se muestra en la Tabla 4.3. Hay que seiialar que he-
I
TABLA 4.2 Gesto en planes de pem;iones del sector publico y privado y anualidades individuales de Reg-urn de vida, como ',ii del Pill, 1980,
l
SU"';ll ._----------}---
3.8 8_65 5.6 2.9 6.1
6.2 A3 8.3 3.4 6.15 2.15
6.9
s.i 7.1 9.7 7.3 Ii.'!
50
~;mpl"lId"K (kUl'a""lI1ul,.~ de l Goh ....ron Pnvado-,
--_.
0.7 3.A 3.0 0.2 I.I 2.45 3_1 2.2 2.2 2.2 0.9 1.8 075 09 1.0
·"iI·II"'"''
Irldl,"\dunl.,~
-
1.3 ~
0.4 0.6 0.65 0.1 0.3 0.5 0.11.· 0.45
--
0.6 0.3 0.3 1.3 0.8 02 0.6 0.8 05 0.1 0.45 0.45 0.0 0.55 0.15 0.6
o.ss
0_8' 0.35 0.1 0.5 1.4
2.0 1.5
1.0
(1.1
1.4
0.3
• Sistema basicamente no existente. b No hay datos sobre gastos para fondos industriales'. Esto ha sido esti mado en buee a las ratios de contribucicncs. • Datos de 1982.
d Datos pertenecientes a 1977.
• Datos de 1979. Las peneionea del mereado de trabnjo K(' han asignado al sector privado al fino.lizar cl rr-gtmen contractual, excopto en cl casu de los aubsidios de 108empleados publicns. t'lIlo:NH; G fo:"P'IlIl·Andl'rl
--------------_._--
-------
mos establecido aqui el gasto de pensiones ocupacionales de Austria e ltalia igual al 0.1 por cien del PIB. La tabla 4.3 muestra que los paises se agrupan mucho. Los niveles bajos de seguridad social en la cornbinacion global van acompaiiados de grandes porcentajes de provision del sector privado, pero esto es casi una tautologia; los parses son sorprendentemente bimodales con respec to a su enfaeis en las pensiones de los empleados puhlicos En un grupo,
I
COSTA
116 ~----_.--_.
I
I
LOS l'RE~ r-.1l'~DnS Dr.!. F.STAOu DEL B1E\E~TAR
f,SPIN(~-A."lDEH.S!';N
----------- --_._--.
---.
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TABLA 4.3 Combinacion de pensionee public•• y pr-ivadas, 19801'0rna 17,- del gaeto total en pensrones l
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I l'I·"~lone.
PM·~
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I I
Australia Austria Belgica Canada Dinamarca Finlendia Francia Alemanin Irlando hllhH Lrpcn lIolanda Nueva Zclnnda Norucgn Suecia Suiza
Reina Unido Estedos Unidoe
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JOIlC,lll
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"mpl p"bIL~"H
J'...nlli"n~~ IKupllclUnaleH
Am.."J.
--------------- _.- -- 59.4 67.8 60.2 58.0 70.5 69.3 67.5 70.4 54.8 716 54.4 69.4 87.9 82.0 85.5 71.1 67.3 60.9
10.9 29.8 32.3 4.0 12.7 27.4 25.2 18.6 a5.5 26.0 22.8 IIU
8.2 lOA
H.R 9.:1 21.1
18.:J
20.3 0.8 4.3 120 7.5 l.l 2.4 4.2 1.6 1.2 11.4 R.O a.R 1.2 4.4 13.7 10.5 17.1
~'l't'sn: I,. R'I'LnIl:·AndeTH,·n.19,lolM Sluff """ Morlref II' //,r "',,:/fInIWIl R"S'm.a !o;Urup"IUl VnlVtlTH,ly In~~l!ul.t-' Wllrkmto: !'HpN., Floro-neu., ILlIhtl.
rJ/ S,>c,al
9.4 23 3.3 26.0 9.2 22 4.9 6.8 8.1 1.2 11.4 4.5 0.1 1;.'1
1.3 5.9 1.\ 3.7 Sr"(,nly
su tamaiio es enorrne: Austria. Belgica, Finlandia, Francia, lrlanda, ltalia y Japon. Por supuesto, esto es el grupo de paises que antes habia mos identificado como marcadarnente estatistas y corporativistas. Par el contrario, tanto entre .. uestros grupos de Estados del bienestar libe rales como entre los socialdem6cratas, el gasto de pensiones de funcio narios es bajo (Australia, Canada, Dinarnarca, Nueva Zelanda, Norue go, Suecia y Suizal, La que en primer lugar distingue al ultimo grupo es la posicion relativa de la provision de la seguridad social en contras te con la del sector privado. Australia, Canada y Estados Unidos SOn ejemplos de Una seguridad social modesta y de unos firmes cornpromi sos privados, mientras que Noruega y Suecia (y posiblemente tam bien Dinamarca) son un ejemplo de 10 contrario, Par 10 tanto, es posible ha cer una clasificacion preliminar de "los regimenes de pt:'nsioncs":
117
1. Sistemas de seguros corporativistas dominados por el Estado, en los que el status es un elcmento clave para la estructura del pro grama de In pension. En este regimen, el mcrcado privudo general mente es marginal y la seguridad social tiende a estar ocupacional mente muy segregada sobre todo con respecto a los rnarcados privile gios de los funcionarios: Austria, Belgica, Francia, Alemania, Italia y Japan, con la posible inclusion de Finlandia. 2. Sistemas residualistas, en los que tiende a prevalecer el merca do a expensas de la seguridad social a del privilegio de los funciona rios 0 ambos: Australia, Canada. Suiza y Estados Unidos. 3. Sistemas universalistas dominados por el Estado, en los que la extension de los derechos sociales de la poblacion dejan fuera tanto el privilegio de status como los mercados: Nueva Zelanda, Noruega, Suecia, can la posible inclusion de Dinamarca y Holanda. Esta clasificacion nos deja realmente con solo un caso mixto, Gran Bretaiia. En Gran Bretana, la pension estatal basica de cuota fija no se complement6 nunea adecuadamente con un plan relaeionado COn unos ingresos secundarios del sector publico; al rnismo tiempo, el principio de optar por no tomar parte ha conducido a que las pensio nes privadas crecieran alga. Pero la evolucion no ha sido suficiente mente fuerte en ningun caso como para detcrminar un modelo global de sistema. Una clase de agrupacion similar debe surgir de los datos sobre las fuentes de ingresos entre 10, hogares de personas mayores. Por 10 tanto, el trabajo, la inversion y los ingresos de pensiones privadas de berian desempeiiar un papel rclativamente mayor en el conjunto de los ingresos combinados de los hogares dentro de los sistemas resi dualistas. Esto se confrrma en 10 Tabla 4.4 con un as pocas excepciones, Por desgracia, los datos no nos permiten distinguir entre las pensiones de los funcionarios y Jas de la seguridad social general. Los ingresos por trabajo son importantes en los parses donde cabria esperarlo: Canada y Estados Unidos, pero tarnbisn en Dinamarca, Irlanda y Gran Bre tana. En cuanto a Dinamarca y Gran Bretana, la razon esta clara y es que el sistema de seguridad social ofrece solo rnodestas pensiones de tasa fija y que una pension cornplementaria 0 no existe 0 es dema siado reciente como para proporcionar un ingreso de pension suficien teo En cuanto a Irlanda, en principio el motivo tendria que ver con la importancia prolongada del trabajo rural por cuenta propia; sin em bargo, ya que la tabla se refiere a los hogares, el ingreso por trabajo puede, en gran medida, referirse a los ingresos de las esposas,
J.U5 TIU;S :-,1L:NDo" !lEI. f:STA[)O l1f:L 0JE:\l->:·T:\R
GOSTA ESPI~G·A..'\,lDF.RS~:~
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La diferencia entre rendimiento del capital y pensiones privadas de la tabla 4.4 corresponde ala relacion entre la independencia indio vidual y la negociacion colectiva. En osto scntido, el in dividualisrno
TABLA. 4.4 Fuentes de ingresos en hogarescun cabezas de familia de 65
aparece particularmante pronunciado en Canada, Nueva Zelanda y Estados Unidos y un poco rnenos en Noruega, Suecia y Finlandia. Para aJguno:-i de estes parses tencmos tamhicn datos de estudios so bre los ingre.sos pOT hogar para los prirneros arios sesenta. Esto nos permite lncalizar los cambios estructurali-s iruportantes de Dinamar ca, Canada, Gran Bretana y Estados Unidos, Las tendencias princi pales son una disminucion en la importancia del trabajo, sobre todo en Dinamarca y en Canada, eJ aurnento de la seguridad social y tam bien un aumento del papel de los ingresos por inversion, sobre todo en Dinamarca y Canada (OECD, 1977; (Ioodrnan, 19R6J. La correspondencia sstadistica entre nuestros dos tipos de indica dores es bastante grande. Est" basada en una submuestra de diez pai
enos 0 mas Inl(....." ..
de- (rahll,/'"
1"I.<·ro...,·<
lUCile"en I'rllPll'
Tran"f'·"·l"',a.. ,k Iii ""'j(undu
I','n"'(lll pnvad"
't dt'Ill\l:rr;<)~ tuttl"'1 I"~ hotl:llro'~ ---"
Canada (19801 Dinamarca 11977) Ftnlandia 11980) Alcmuma (1978) l rlanda (1980) Nueva Zelanda (1980) Noruega (19A':.:!) Sueciu (19~0) Reine Unido\1980) Estarlos Urudos (1980)
.--
1[3
27.0 27.7 15.3 11.9 49.1 13.9 20.4
22.6 11.1 7.1 11.6 18.9 7.2
0.3 3.9 12.3 4.4 0.8-
II.!
H.H Y.1
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15.4
5.5
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10.4
37.0 469 773 68.5 34.7 ;;9.4 71.5 78.1"
see para la que hay datos dispcniblos de los ingrcsos por hogar, la co
54.6 37.3
rrelacion de orden cero entre el porcentaje de pensiones privadas en los ingresos pOT hagar y los gastos de pensiones ocupacionales como un porcentajc del total es +0.602. De manera similar) la correl.acion
Se h" ormtido de la tabla la categoria de otras fuentos de ingreaos 'sin especrficar', pOT eso las cifras no suman necesariamente el 100 por cien. Para Canada, Alemania. Suede, Reina Unido y Estados Unidos los datos se refteren a hogares con cabezas de familia entre 65 Y 74 DnUS de edad. Se advierte que para Noruegu y Dinemarca, dondc la edad de jubilacion es a los 67 ados, log daulS se refieren a cabezas de familia de mas de 67 ancs. Los datos daneses son una media pondera da de hogares de varon soltero, mujer soltera y rnalrimonios, calculada de las (centes que se indican a continuucicn. • Los ingresos de trabejo incluyen los Ingresos del trebajo por euenta
entre los dos indicadores del porcentaje de la seguridad social es +0.683. Tanto los porcentajes de ingresos de trabajo como los de las pcneiones privadas de los ingresos por hogar estan negativamente co
rrelscionados con la variable de la seguridad social (-0.694 y -0.636 respectivarnente). La evidencia sugiere una buena correspondencia empirica entre
varies de nuestros indicadores de la combinacion de 10 publico y 10 pri vado en las pensiones, Esto irnplica tambien que la relevancia de un "enfoque segunregimenes" para la comparacion de los Estados del
propia .
•. Pensiones de 18 seguridad social y otros ingresoe par transferencia del sector publico para IS:i personas mayores. incluyendo his penaiones de
los funcionarios. , Las cirras de las pensiones privudas noruegas incluyen las pensiones de los funcionarios dentro de las estadtsticas de ingresos par hogar. Sabemoe par la contebihded neciona! que Ia ratio entre las pansiones de funcionarios y las pensiones oeupacionales privadas ee 9: 1 y, en con sscuencia, se han ajustado aslgnacdo el90 per cienlo a las 'trunsferen cias de Is seguridad social'. ~ Eslo Lambien inc!uye las pensiones ocupaeionalcs privadas qUi.' no se lJuedcn e!llimar de forma separada. t'l t:,"·n:.~· !'tln. CRnl\d,l. SU~"'llI, H.·m" I lr....h> 'J t;~l.>.d'''' lJlllLjl>~, I", oul.<," I'TlK,•.,h·'1 d,·1 "rel"""
bienestar entre los paises puede ser fructifera. La agrupacion en torno' a nuestras dimensiones basicas es suficientemente clara en los indica dores simples y se eleva cuando acurnularnos diferentes indicadores. Dejamos ahara a un lado el resumen cuantitativo de la actual com binacion de Jas pensiones y vamos a la cuestion de como evoluciona
ron historic"mente las difercntes estructuras publicas y privadas.
d~ lJ~. Para Um.marea. d~ H.OI.en } G
/l.IWl'Il, lA' A<'Id...·.• 1...1'l'1,//JtW>r 1.'/77 It ."1"."/1,,,,....(., ::>1,'1. l!:Illl. pp.2tiJIT), Para F",la"d",. dOl cor.e"p<>nden~lIl d,recta con I... Oflcllm u"lliral de f:.lad;~tlca de f"1nland,a Para Idando. de J Blaekw~lI. (,,("(1,""1f the Elder(v l~ IrelQn d !Dublin NCA. 1984, Ulbla 121'1 de tomunicad6n direcu' ron Dr M. M,cqultl'. OCIlE. l'uri~ n PW"a. Nueva z"ll1IIda. de Ne"l 7A'aland Hounhold Surl"ry 19IJU·I!UJI lwel!llll{t.lUl l)cpal1,.Omc t.o de E.llIdi~IlCII, 1983, Ulhla 10). Para Norllega. df' r""re"'tut(Jfllfl'''' 1982 (Oslo Su.lullk Sf,nnlralb'lrll. 1985, p.fi8). ParD Aleman"" "'I~ d~ E'~.Q"''''''~~ ",,,d V..rbrllurh SIl('hproM }978 IWlflhllden Stal"l,schn Bundeallmt. 1983 p.:JOlll
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No deberiamos aplicar al sigla XIX e) significado conceptual que tie
nen hoy en dia las pensiones y las jubilaciones. La jubilacion fue un fe nomeno marginal hasta la Segunda Guerra Mundial (Graebner, 1980; .\Iyles, 1984a). Ni la politica publica ni la opci6n privada asumian que
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una persona normal mente Sf> retirara de In vida de trabajo activa a una cierta edad determinada y que, en adelanto, disfrutara de la ve jez como urra etapa de ocio. Por supuesto, habia personas que cobra ban una pension, pero eso casi nunca significaba que sustituyera a los ingresos 0 a los ahorros, S610 cn fechas recientes se ha asegurado un nivel de ingresos de retiro a una mayoria de personas mayorcs que les garantiza contra la dependencia, la pobreza 0 la obligacion de tra bajar. Lis pensiones de la seguridad social surgieron al final del siglo XIX y se extendieron rapidarnente durante las decadas de entreguerras, pero hasta despues de la Segunda Guerra Mundial casi nunca consti tuyeron un medio institucionalizado de jubilaci6n (Perrin, 1969). Sin embargo, esto no implica que el mundo de las pensiones fuera alguna vez un dominio predominantemente privado para ser luego acaparado par el Estado. En realidad, desde sus origenes hasta el prescnte, las pensiones han aumentado continuamente a traves de una intrincada combinaci6n de 10 publico y de 10 privado y el Estado ha sido instru mental en el desarrollo de ambas esferas. En el siglo XIX, la garantia de los ingresos para las personas ma yores era una cuestion de proteccion contra la deteriorada capacidad de trabajo a contra la perdida de la persona que mantenia a la fami lia. Adernas del trabajo (la norma), las principales fuentes para la proteccion de ingresos de las personas mayores se encontraban en el cuidado de la familia, el ahorro 0 la heneficencia dentro del sector pri vado y Ia ayuda a los pobres dent ro del sector publico. Cuando surgie ron los planes actuales de pensiones, el Estado estaba en el centro de la escena; al desernpenar el papel de empresario. el Est.ado muchas veces fue el pionero de Ia idea de las pensiones ocupacionaJes. El go bierno britanico introdujo las pensiones para funcionnrios yu en IH84; ironicainente, en este mismo ano la nueva Ley para Pobres establecio el principio del derecho rninimo, EI ayuntamiento de Nueva York em pez6 a proporcionar pensiones para sus empleados en 1857. La poltti ca de i mpuestos desempeno un papel critico en cl aumento de los pla nes de pensiouos del sector privado; la regulaci6n Kuhernamcntal de las primeras hermandades nsf como las reg-las concernientes a la exenci6n fiscal de los pagos de las pensiones ha conformado directa mente Ia estructura del desarrollo de las pensiones privadas. Y, por ultimo, el estimulo indirecto del Estado ha sido enorme; la ausencia de pensiones legisladas, la cobertura insuficiente. los subsidies esca sos 0 las condiciones restrictivas de los requisites suger irtan uutoma ticamente las alternativas privadas.
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En cualquier discusion sobre In historia de las pensiones Sf> dehen tener en cuenta las condiciones estructurulcs rudicalmente distintas que prevalecian durante cl primer capitalismo industrial. Dcbido a la estructura de la clase y a las condiciones demograficas. las necesida des objetivas han cambiado continuamente. La mayor parte de la poblacion del siglo XIX era rural y el trabajo por cuenta propia seguin siendo importante; asi en 1870 el porcentaje total de empleo en la agricultura normalmente sobrepasaba el 50 por ciento (65 por ciento en Austria, 52 por ciento en Dinamarca, 50 por ciento en Alemania y Estados Unidos, peru solo 23 por ciento en Gran Bretafia). La mercantilizaci6n relativamente marginal del trabajo que esto implica significa que la dependencia de ingresos salariales 0 de seguros en las personas mayores seria algo secundario. A pesar de la estructura del empleo, las condiciones dernograficas predominantes hnbrian ntenuado las demandus masivas de las pen siones para jubiludos, Hacin Itl20 lu esperanza de vida al nacer nor mal mente estaba por debajo de los 40 anos; en 1900 todavta estaba por debajo de los 50 anos (en comparacion con las sociedades actuales con una esperanza de vida de mas de 70 afios ), Para tener en cuenta las altas tasas de mortalidad infantil, debemos sen alar que la espe ranza de vida a la edad de 20 anos al final del siglo apenas sobrepasa ba los 60 arios: 60 afios en Austria, 61 anos en Francia, 62 afios en Estados Unidos y 66 anos en Suecia (Departamento de Estadistica de las Naciones Unidas, 1949). En otras palabras, era poco usual que al guien sobrepasara la edad de 65 anos; por supuesto, esto conforrna de manera directa el perfil de edad. La ratio de poblacion de 65 anos a mas estaba alrededor de 1870 entre el 3 y el 5 por ciento (comparado con e111-15 par ciento a mediados de 1970) (Maddison, 19t12). La necesidad de pensiones para jubilados en las sociedades indus triales del siglo XIX quizas era modesta, peru desde luego no era ine xistente. Con la consolidacion del status de mercancia del trabajo sur gio el peligro de que la incapacidad para trabajar comprornetiera la supervivencia. Las viudas, los incapacitados y los viejos solian ser las victirnas mas frecuentes de la extrema pobreza. Von Balluseck 0983, p. 219) senala que una gran mayoria de las personas que recibian li mosna en Berlin en 1867 eran viudas 0 tenfan mas de 60 a nos. Pero una enorme 0 probable necesidad de proteccion apenas se correspon dia con una capacidad sostenida para asegurar que se pudiera satisfa cer tal proteccion. Durante el siglo XIX, la proteccion de los ingresos para las personas mayores se articulo de varias maneras. Primero, la mayoria de la gen
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te continuaba trabajando. norma que estaba gcneralizada bien entra do eJ siglo xx. Hall (197H, p.HO) informa que casi el 70 por ciento de los hombres arnericanos de mas de 65 anos trabajuba durnnte los anos 1890; Guillemard 119801 presenta cifras similares para Francia. De heche. los prirneros planes de scguridad social 0 planes de los patro nos no estaban disenados para sustituir los ingresos del t.rabujo. sino mas bien para cornpensar la disminucion de la capacidad de trabajo (Myles, 1984). Los patronos ofrecian muchas veces a su personal mas viejo y menos productivo unos empleos protegidos, practica esta que, dicho sea de paso, todavia esta muy extendida. La familia era el segundo medio importante para uscgu rarse el sus tento durante la vejez. La irnportancia de la familia era doble: prime ro, los medics de produccicn se transrnitian de forma traditional a Ia generacion mas joven, por eso existia la creencia de que los viejos vivi rian de los "dividendos": y, segundo, la familia ern la proveedora de una funcion gcrwral dt,\ bu-m-star social. Un eatudiu de IH'2H de Nueva York mostro que rna, de la mitad de las personas mayores dependian de la ayuda de la familia y de los amigos (Weaver, 1982, p, 42). La tercera via era la beneficeneia, organizada en muchos paises predominantemente por la Iglesia. EI estudio de Nueva York citado anteriormcnte mostraba que eI 3.5 por ciento de las personas mayores dependia unicarnente de la bcneficencia, peru esto desvirt ua su verda dero significado; todavia en 1927 en Estados Unidos, el total de los pagos privados de heneficencia era seis veces mayor que e) gusto total publico de ayuda social (Weaver, 1982, p. 201. La ayuda publica a los pobres constituia la cuarta via. Como se ha dicho anteriormente, estc era practicarnente el unico programa gu bernanwntal para c l mantenimicnto de los ingresos, por 10 menos hasta el final del siglo, Como mostraba el ejernplo aleman, las listas de ayuda a menudo se influbun con antiguos t rabajadores que no teni an ni trabajo ni recursos. Incluso en 1954 habfn I mill6n de ancianos britanicos que dependian de la asistencia social (Brown y Small, 1985, p. 1361. Sin embargo, donde la adhesion politica al Iibera/ismo mas rigido era estricta, la ayuda a los pobres no era un hccho espe cialmente segura. En Estados Unidos habia muchos estados que se negaban a garantizar la ayuda en meta-lieo a los necesitados
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1889 Y la mayoria de los paises no pudieron lanzar pensiones publicas para los trabajndores hasta bien entrado el sil-;lo xx. Esto no significa que el Estado est.uv ieru completamente iunctivo: en roalidnd los Estados fueron los pioneros del principio de pvnsiones ocupacionales (para sus propios funcionarios) y muchas vecex las ordenaron segun Ins ocupaciones de alto riesgo 0 de mayor priori dad, como las de los marineros 0 los miner-us. Pero, evidenternente. este tipo de planes de jaron de proteger a aquellos ciudadanos con la mayor necesidad po tencial, como la creciente mayoria de trabajadores asalariados sin propiedades. Las pensiones de los excombatientes alguna que otra vez Iueron algo importantes, sobre todo en Estados Unidos. Skocpol y Ikenberry (1983) sostienen que la sorprendente falta de presion popu lar para la legislacion sobre pensiones en Estados Unidos fue debida al pago considerablemente irregular de las pensiones de la Guerra Civil. EI seguro del sector privado no rue capaz de sustit uir los vacios de jados por lu familia, la beneficencia y el Estado. Nuestros predeceso res del siglo XIX normalmente se cnfrentaban ados opciones de pen siones en el sector privado; la prirnera y la mas importante eran las herrnandades y sociedades sirnilares. Generalrnente eran organiza ciones econornicas para diferentes grupos sociales que se definian 0 bien par la ocupacion 0 por el sindicato: rnuchas veces provenian de los antigucs gremios y en algunos paises su alcunce era importantc. Gilbert (1966) ha caleulado que alrededor del 50 por ciento de los tra bajadores varones de Gran Bretana en 1880 pertenecia a herrnanda des; en Estados Unidcs alredcdor de 1890 h abra 3.7 millones de miembros, que es equivalente al 5 por ciento de la fuerza de trabajo t Weaver, 19H2, p. 46). Ashford 119H6, p, 151) seriala que las rnutuali dudes franccsas contaban con 2 millones de sor-ios en 1902. Por otra parte, Ins hermandades estaban irnplicadas solo de una forma margi na) en desembolsos parn pensiones d(~ perS()n~lS mayores; sus activida des se centraban en la protecci(in por enfermedad, desempleo, gastos de defunci6n y supervivencia. Ademris, se afiliaban a estas sociedades los que estahan en una mejor posicion, las seceiones cualificadas de la c1ilse obrcra, es decir, aquellos que eran capaccs de pagar las cotiza ciones semanales requeridas. Como consecuencia de esto, su capaci dad de asegurar ingresos dc pcnsiones a las pl'rsonas mayores era muy escasa. Esto ocurrio en Estados Unidos durante la decada de los anos 1920; mientras la afiliacion habia aumentado a mas de 5 millo nes, el numero total de beneficiarios en 1928 era solo de 11.000 (Weaver, 1982).
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La fuente alternativa a la proteccion de pensiones del sector priva do eran los planes de los ernpresarios. Habia algunas industria» que establecieron rnuy pronto planes privados de pcnsiones, sabre todo los ferrocarriles. la rnineria y los marineros. Por otra parte, estes prime ros precursores de la pension industrial erun patrocinndos muchas veces par los gobiernos. Adernas, en eJ siglo XIX unas cuantas corupa fiias privadus empezaron a establecer pensiones de la ernpresa. Se trataba casi exclusivamente de grandes corporaciones de vanguardia, como la American Express, ATT, Carnegie Steel y Kodak en Estados Unidos; Krupp, Siemens y Hoechst en Alemnnia; y Cadbury, Lever y Rowntree en Gran Bretana. Sin embargo, estos planes, que en princi pia iban dirigidos al personal asalariado, eran paternalistas y gratui tos. Los subsidios eran discracionales y muchas veces estaban supedi tados a un servicio leal durante toda la vida y eran econornicamente precarios: par 10 tanto, en vez de ir precedidos de uncs principios de derechos contr actuales, so pagaban de los ingresos corrientes de la cornparua. De «ste modo, Ins perspectivas de pension de una persona estaban mtirnamente relncionndas con los altibajos cconornicos de Ia cornpania. LA EV()J,UCION HISTORICA DE LA COMBINAC)()N DE 1.0 PlJHLICO Y 1.0 PRIVADO
El mercado de pensiones del siglo XIX era evidentemente residual y estaba sin desarrollar. La primera apuricion del seguro de pension del Estado no podria, por consiguiente. tenor ningun gran efedo ex cluyente: de hecho, el mercado privado del siglo XIX no hubia descu bierto rungun hueco para las pcnsiones. Pnradojicarnonte. las pcnsiones puhlicus y privadas suruieron y crecieron a Ia par. Lo que fue siendo cxcluido de manera gradual fue ron las hsrencias de la proteccion social precapitalista como la familia y la beneficencia, junto con la ayuda a los pobres y la' hermandades. La estructura causal de la evolucion de las pensiones descansa en una combinaci6n dc variables sociol6gicns (demografia y cmplco) y de una transformacion politica. La estructura dcmognifica empezQ a cambiar drasticamente alrededor del final del siglo, sobre todo con respecto a la estructura de la familia y a la esperanza de vida. En las primeras tres decadas del siglo, la esperanza de vida de los varones al ana de edad se incremento diez anos en Ia mayoria de los paises, par 10 que crecio la ratio'de ciudadanos de 65 0 mas anos (Oficina Estadistica de las Naciones Unidas, 1949). T",nhi,'n "11 ,'sta ,'poe a el
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cambio del trabajo por cuenta propia al trabajo asalariado y de la ugricultura a In industria fue especialment« brusco. En algunos pai sea, como en Ale mania y Estados Unidos. el poreentaje de empleo agricola desrendio del :;0 por ciento en 1H70, hasta alrededor del 33 por ciento en 1910. Por io tantr-. III Ia farnilm r.i la explotacinn agraria podian ofrecer mucha protection para la vojez entre los trabajadores medias del nuevo orden socia]. Y, rnientras tanto, Ia necesidad conti nuaba en aumento. Turnbien era una epoca en la que el significado del trabajo y del empleo habra cambiado, desde los talleres artesanales y pequerias manufacturas a la moderna produccion de masas y desde el esfuerzo por la intensidad del trabajo hasta una creciente preocupacion por maximizar la productividad. La Era del Progreso en Estados Unidos y su equivalente en Europa introdujo ideas sobre Ia direccion cientifica y el uso eficiente de la fuerza de trubajo; por oso lIego tamhien el de sea de los empresarios de deshacerse de los trubajadores de edad avanzada (Myles, 19H4a; Grucbnor, 19HO). Cuando obviamente credo In necesidad de pensiones, tarnbion lo hizo la capacidad colectiva de los ciudadanos para exiairlas. En el cur so del siglo XIX e incluso en el XVIII hubo innumcrables propuestas y prograrnas para planes de pensiones tanto publicos como privados. Ya en 1697 Daniel Defoe propuso una "oficina de pensiones"; Thomas Paine sugirio que las pensiones fueran uno de los derechos basJCOS del hombre y, de heche, procedi6 a preseritar una Jegislaci6n bastante ac tual en Ia Camara de los Cornunes: tanto In Francia revolucionar-ia co mo la napoleonica debatieron la proteccion para las personas mayo res fAlher, 19R2, pp. 32-:3; Ashford, 1986), pero todos estos planes se que daron en nada porque no habra voluntad politica y prohablemente so 10 existia una umida presiou popular; sin (Imbargo, al final del siglo cnrnbiaron las condiciones hajo las euales In voluntad politica encon tro su expresi6n. Dentro del mercado de trabajo, surgieron las asocia ciones sindicales y, poco a poco, las asociaciones industriales y de tra bajadores de ambito nacional. Por 10 general, su reconocimiento legal se esLableri6 durante los ultimos anos del siglo XIX y su crecimiento fue explosivo en caSl tados los siLios. EI sufragio universal se difundi6 alrededor de la Primera Guerra Mundial permitiendo la representa cion y alguna influencia politica a los crecientes partidos de los traba jadores; en otras patabras, la "cuestion social" se hizo politica. En este contexto hisLorico Hurgi6 la moderna combinaciun de la protecci6n privada y ptibJica para Ia vejez. Ell e) sector privado el mo vimiento constaba de dos sistemas brisicos, IIno era el se~uro (de vida)
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individual, y el ot ro eran las pensiones de tipo colectivo ocupacionales o industriales. Dentro del sector publico surgieron primero las pensio nes para funcionarios .v mucho mas tarde las pensione.s de Ia seguri
dad SOCial. La pr-imer-a legislacion social siguic des vias; una bsisica. general~ mente una tasa fija minima que tenia sus raices en la tradicion de la eeisteneia social (por ejomplo, Dinamarca y Australia); In otra, eran planes de seguro actuariales que estaban basados en las cotizaciones individuales y en una trayectoria laboral demostrada. En poe as pala bras, el elemento de ahorro salto desde las sociedades de mutualistas a la compaiiia de seguros moderna y la pension gratuita de! empresa rio se fue transformando paulatinamente en un beneficia cornplemen tario negociado colectivamente; la ayuda gubernamental a los pobres se transformo en la seguridad social. Las primeras iniciativas en el campo de las pensiones tanto publi cas como privadas estuvieron rnotivadas muchas veces por el deseo de debilitar los movimientos obreros. Los empleadores del sector privado instituyeron las pensiones como una manera de dividir a los emplea dos y de glorificar a los ernpresarios (Myles, 19B4a; Graebner, 1980; King, 1978; Jackson, 1977). Los ernpleadores utilizaron las pensiones para auinentar las distincioncs de status y jerarqufa entre la mana de obra, favoreciendo al personal asalariado de oficina 0 desarrollando planes clara mente diferenciados, En parte porque el motivo era ganar la lealtad de los obreros y en parte porque las iniciativas cultivaban las divisiones, por 10 general los sindicatos eran lipicamente antagoni cos. Sin embargo, algunos sindicatos profesionales que cran rest.ricti vas; muchas veces favorccicron los plane'S exclusivistas de bcneficios adicionales. De igual manera, la prirnera legislacion estatal sohrc pensiones fue cmprendida de ntanera caraclcrisllca como una forma de dctt.>ner el crecimiento del movimiento obrero y de reconducir la leal tad de los obreros hada el orden existente (Rimlinger, 19711. Esta era la razon fundamental que habia detTaS de las primeras reform as alemanas, dane~ms y austriacas; tambien fue esto 10 que gui6 la cnciclica papal de 1891 Rerum Novarum. Casi nunca fueron los trabajadores 108 que iniciaron el desarrollo de las primeras pensiones. Dada la relativa impotencia de los movimientos obrcros ante el ESlado 0 el mercado, se concentraron naturalmente en desarrollar sus propios sistemas de protecci6n social y a finales de siglo fue cuando es tos empezaron a disfrutar de un nipido ritmo de crecimiento. Como ya se ha indiciildo, los sindicatos americanos aumentaron de 3.7 millones
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5.3 milloncs de miembros entre IH90 y
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do hasta la Gran Depresion que fue cuando tuvieron graves difirulta des financieras Y gradualmenu- ce-dicron u-rrcnc (rente a las cornpuut privadas de seguros, los planes do los vmpresurios Y las pensiones publicas (W('avcr, 19H:l, pp. tHiJrl. He duln-rm teller present« que pro oablemente s610 una cuarta part" de los a/iliados a los planes de los sindicatos ternan una cobertum de pensionos (\Veavcr, 1982. p. 48) Y que. cn realidad, muy pocos erun benefici.uius La situacion era bas tanto parecida en Gran Bretana, donde la afiliacion a los sindicatos aument6 a S.5 rnillones en 1938 (Brown y Small, 1985), cifra que es igual al 24 por ciento de la fuerza de trahajo britanica de aquel periodo. Desde el punta de vista de los movimientos obreros, se descubri6 que la estrategia de la hermandad no era nada buena; como ya se ha dicho, corria e) riesgo de segmental' a la clase obrera excluyendo a sus elementos mas dehil es; adernas tenia propcnHion a las dificultades fi nancieras debido al dcsempleo "ccurrente, a los costosns movimienlos huelguistus y a los ciclos t'conomicos. Weavl'r l1982) sostieno que la decadencia de los sindicatos en Estados Unidos so debio en primer lu gar ala in·capacidad para hacor frcnto a la Deprosion. La irystilucionalizacion de las pensionos publicus y privadas coinci dio con las primeras Meadas del siglo xx. La pohtica publica fue deci siva fomenlando la expansion del mercado. En primer Iugar, los go biernos empezaron a disponer en serio planes ocupacionales para sus cmpJea~os tanto a nivel central como local. En Gran Bretuna, por cjemplo\ todos los gobiernos locales habian establecido pensioncs para los profesores ya en 1898; en 1937 csto fue extendido a todos los em pleados municipaleR
~;n 1928 la coocrtura total d., cmplead"R publ;('oH era de ceren de 1
millon 0 all'cdedor del 25 pOl' cicnto dcl total IKing, 1978, p, 2lJlJ;
Weaver, 1982, pA8!. En ese nlismo ano, las pen~iones de los excomba ticntcs era todavia la mayor fuente de los ing-resos por pensiones, pro porcionando subsidios a casi .~OO.OOO personas 0 cerca del 85 por cien to de todos los beneliciarios d(~ l<~slados Unidos (Weaver, 19H2, pA8). Esta fue tam bien una epoca en la que los sctvicios publico!; Como los transportes, (II gas y la electricidad fueron nHejonalizados; como con secuencia de csto, crecio Ja afiliacion a los planes para los empleados del gobierno. En Estados Unidos, el I(obierno f"deral lIego induso a hacerse cargo de 1m; ferrocarriles, llevando ala nacionalizaci6n de sus planes de pensiones industriales en 1935. as
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COSTA
r:SP1NL;-A."ll)EnSr:~
EI impacto directo de los planes ocupacionales del gobierno sobre el crecimiento del sector privado fue doble. Eran importantes porque . lanteaban la cuestion, estimulando las demandas de una igual pro 'eccion entre los otros grupos de empleados; tarnbien ayudaron a re rorzar las compaiHas de seguros como instituciones clave en el futuro ..:recimiento de la proteccion de las pensiones riel sector privado en "uncion de los planes individuales, colectivos 0 industriales. En resu men, los planes para los empleados del gobierno ayudaron a construir d mercado privado. EI gobierno influyo tarnbien a traves de su politica fiscal y regula -iora: sobre todo en el periodo de entreguerras los gobiernos introduje ron la idea de utilizar la tributacion para ayudar a que la empresa ,>rivada se introdujera en el campo de la proteccion social. EI procedi -niento tipico consistio en ofrecer deducciones en los impuestos por co tizaciones de s"guros (como hizo la Ley de Finanzas de 1921 en Gran 8retalib., La Ley Trihutnrin de 1922 y 1924 "11 Ilinamnrca y III Loy Tributaria de 1926 en Estados Unidos). A su vez, cuando los gobier nos garantizaron unos privilegios fiscales, tarnbien estaban mot.iva dos tanto para regular los planes del sector privado como para asegu rar que fueran economicamente solidos, responsables y que cumplie ran los derechos contractuales. De esta forma, los gobiernos \Iegaron a reforzar mas la importancia de las comparuas de seguros; junto can esto, ayudaron a remodelar la naturaleza de las pensiones de los em presarios, desalen tando el principio tradicional de gratuidad discre cional y estimulando el aumento de planes de heneficios complemen tarios regulares. negociados y contractuales. Los planes \egislados de seguros sociales dejaron un amplio espa cia para las pensiones privadas bien par su propio diseiio 0 par su ca rencia. Donde la legislacion fue lenta en aparecer como en Estados Unidos, el incentive era obvio y. donde no 10 fue, al principio el sector privado era con frecuencia antagonista al tarrier un efecto excluyente, Cuando, por ejemplo, A1emania legislo pensiones para empleados asa lariados en 1911, las companias de seguros se opusieron rotundamen te (Janz, 1961, p. 149l. Sin embargo, el efecto de la legislacion de pensiones sobre el creci miento de las pensiones privadas no esta bien detinido. Las reformas de la seguridad social que se introdujeron antes de la Segunda Guerra Mundial ofrecian unos subsidios muy escasos Y una cohertura incompleta y, alii donde se adoptaba el modelo de seguro, los requisi tos de cotizacion implicaban que csenciulrnr-nte solo las futuras gene raciones tendrian la oportunidad del subsidio. Por eso en Gran Bre
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tana la ley de 1908 solo suministraba subsidies por cornprobacion de medios de vida a los ciudadanos mayores de 70 anos; In pension con tributiva posterior a 1925 suponia el haber cot.izndo durante 40 anos y, en cualquier caso, estaba diseriada para proporcionar s610 un mini mo que debia ser complementado con ingresos alternativos. El seguro de pension de los trabajadores alernanes fue creado como un subsidio de invalidez para aquellos trabajadores can alguna incapacidad fisica para trabajar; iba dirigido a trabnjadores de m.is de 70 anos e iba pre cedido de 35 anos de cotizacion. Como senala Myles (1984a), aquellos ale manes que recibian un subsidio probablemente no pod ian vivir de "I. Suecia presentaba un panorama similar. EI seguro de pension pa ra la vejez se legislo en 1913, pero durante muchas decadas casi nun ca proporciono ningun subsidio. Asi pues, en los tres casos el papel de la seguridad social para asegurar los ingresos por pensiones se quedo como mucho en marginal, pero el mercado privado de pensiones no nyudo gran cosu a lIenar el notorio vacio cxistcnto. Por 10 general, la legislacion gubernamentnl sohre pensiones ante rior a la Segunda Guerra Mundial estaba en la linea del actuarialis mo estricto y de la proteccion minima para no estorbar al me rcado y no desanimar la oferta de trabajo; se suponia que se deb ian conseguir los complementos necesarios para la pension cn el mercado privado. En Estados Unidos, el espiritu minimizador era inusualrnente extre ma, pero el mismo principio basi co se aplicaba ta mbien a la practica europea. "EI Capitalismo del bienestar social" era un lema que repre sentaba bien la definicion de la responsabilidnd del gobierno para la epoca como un todo. La cornbinacion de pensiones que se desarrollo durante las prime ras decadas del siglo XX refleja cl modelo capitalista de hienestar so cial. Inciuye un conjunto de desarrollos que sal van la distancia entre las estructuras en gran medida procapitalistas del siglo XIX y el asen tamiento de los Estados del bienestar en el periodo posterior a la Se gunda Guerra Mundial. Ciertamente, la necesidad objetiva de pensio nes se habia impuesto y el poder de los asalnriados para hacer de mandas efectivas era una realidad ineludible que iba en aumento; la nueva productividad de la industria reducia el valor de los trabajado res de edad avanzada; los Estados habian dado pasos decisivos para animar e incluso para crear un mercado para las pensiones; la seguri dad social se habia puesto en movimiento, pcro no se Ie permitia que dominara. Los planes privados de jubilaciones crecieron a un ritmo respetable durante las primeras decadas del siglo XX, pero mas irnportante que
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su crecimiento fue su t ransforrnacion. Camhiaron de gratificaciones discrecionales a convenios contractuales, de planes no corisnlidados a planes consulidudos y consorciados, y ·dc~de nu-nder a reducidos CH tratos del personal de nivel superior, sc extendieron paulatin,st'nblhan cl 1 por cie nto de sus negocios: la cifra era el 15 por ciento en 1935 (Weaver, 1982, p. 47). Las pensiones industriales cuyos destinatarios cran los trahajado res manuale~ crecieron a un ritmo rapido en 1920. Hacia 192R habian ~obTt)pasudo lqs planc~ dl' los sindicatos abarrandn a cuatro veres mas de trabajadores y creciendo diez veces el total de sus activos des de 1920 a 1929; el numero de planes aument,i desde 15 en 1900 a 440 en 1929 (Weaver, 1982, p. 47 m. Pero las altas tasas de crecimiento partian de una base pr6xima a cera y el capitalismo del bienestar so cial se qued6 en poeo mas que un articulo de fe debida a la Depresi6n. La cobertura total en visperas de la Depresi6n era de 4 millones de p6 lizas (incluyendo los ferrocar,;lesl 0 el 7.5 por ciento de la fuerza de
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trabajo. Contanda todo tipa de seguros de pension. la cobertura totali zaba un 14 por ciento (Weaver. 1982. p. 48) Y la proporcion de cobertu ra disirnula cl heche de quo la probnhilidad ell' percibir rcalmcnte una pension era sumarnente baja. La Ialta de trnnsforibilidnd, los requisi Los de unos servicios prolongados y otras contingencias significaban que, en la practica, solo una minoria de quiz as un 10 por ciento de los que tenian cobertura disfrutnban realrnente de los subsidies (Latimcr, 1932) y cuanda 10 hacian, por 10 general los subsidies eran demasiado escasos para vivir de elIos; segun los precios de 1927, la pension tenia un promedio de 45 dolares al mes (en 1980 seria igual a 200 dolares al rnes).
EI capitalismo del bienestar social americnno fue un fracaso y, so bre todo, ni siquiera se adapto al mercado; en general, tenia u n ambi to corporativista con distintos privilegios que se otorgaban a una di versidad de grupos de status y de escalafones de la industria privada; los requisitos de llevar rnucho tiempo trabajando y la falta de transfe ribilidad se tradujeron en una servidumbre corporativa. EI trasfondo corporativista no era simplemente el resultado de una estrategia ge rencial, sino que tarnbien era el resultado de una primera negociacion colectiva: el sindicalismo antes de la Segunda Guerra Mundial estaba dominado en gran parte por sindicatos exclusives de obreros especiali zados y de oficios. La historia americana era mas 0 menus parecida a la de oLros lu gares, incluso a la de los parses que tenian pensiones legisladas para la vejez. Es cierto que en Alemania, las leyes de 1889 y 1922 proba blemente obstaculizaron el crecimiento de las pensiones del sector privado, pero,no de una forma absoluta; tanto los tradicionales fondos de provision no consolidados (Unterstuteungshrissen} como los planes dr- las empresus han permancido como una parte estuble de la combi nacion de pensioncs. En 19~3 los pagos por seguros de vida ascendie ron al 0.6 por ciento del PIB; esto se plied" comparar con el 1.9 por cienta d" Estados Unidos en Hl29. En 19:J:1 "I ~asta de Alemania de los planes privados de jubilacilin igual6 al 0.2 por ciento del PIB, 10 que Sf' compara con In cifra d(· Estados Unidos uf·l 0.:1 pn 1940 (Skolnick, 1976; Munnell, 1982; Statistisches Bundesamt 1972, p. 217). En Alemania, los planes del sector privado crecieron continua mente por 10 que se refiere a la cobertura, pero pcrmanecieron margi nales en euanto al tamano del subsidio. En Gran Bretana, los planes privados ocupacianales tambien au menta ron rapidamente a pesar de la legislaci6n de la seguridad so ciaL La afiliacion a los planes ocupacionales ascendio desde cerca de 1
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..illon en 1908 a 2.6 millones en 1936 Icorrespondiendo a planes de npleados publico» cercu de la mitad). La cohertura de la fuerza de 'rabajo es comparable con la de Estados Unidos, es decir, de un 10 a un 12 por ciento. Un rasgo peculiar del modelo bri tzinico era su de mdencia de las cotizuciones tanto de los ernpresurios como de los -npleados y, tarnbien, el que las cotizaciones y los subsidies para los obreros manuales eran de tipo fijo. En 1936 la pension semanal nor ..•almente era de unos 20 chelines (alrededor del 25 al 30 por ciento .el salario normal de un obrero). La pension de la seguridad social ~ra de unos 10 chelines por semana (Brown y Small, 1985). La combi uacion de pensiones que se ofrecia en Gran Bretaila constit.uia, pues, n capi t al ismo del bienestar social ligeramente superior al de "'stados Unidos. Los planes privados de jubilaciones que surgieron en la decada de )s anos 1920 fueron sorprendentemente resistentes al impacto de la "'''epresi()n: las victirnas fueron esencialmentc las sociedades sindica 'es. En realidad, en Alemania y en Estados Unidos, los dos paises que .ueron afectados mas seriamente, los planes del sector privado man rvieron su momenta de crecirniento. En primer lugar, cada vez esta '
La esperanza de que un Estado minimalista y un mercado boyante e complcmentarian uno al otro en la armonia del capitalismo y del · ienestar social se frustro, incluso antes de que la Dopresion la des r.ruyera completamente. Esto era algo de 10 que eran muy conscientes .as personas rnayores en Estados Uriidos. Hacia 1940 (cuando la leguridad Social acababa de empezar) la protecci6n total estimada de ~)enSiOneH (incluyendo todo tipo de pages de las pcnsiones publiens y orivadas) era el 33.5 por ciento de la poblacion de 65 anos 0 mas de "dad. Los planes privados daban subsidio s610 a un 1.8 por ciento de · as personas de edad avanzada y la seguridad social 10 hacia a un 1.2 DOr ciento. EI 23 por ciento de las personas mayores contaba con una ayuda para la vejez (OAA) y otro 4 por ciento recibia subsidies para .xcombatientes (estirnacion de la Oficina Censal, 1976; seccion H). lJn poco menos de la mitad de la poblaci6n masculina de 65 anos 0
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mas seguta trabajando en esa epocu. pero la falta de proteccion era, en definitiva, cnormo. La mayo ria ohviamente no podia obtener subsi dios del mereado y tendriamos que concluir diciendo que probable mente un tercio tenia que procurnrse In ayuda de In fnmihn. de insti tuciones bcneficns 0 quiza de alguna ayuda local para los pohres, En otros muchos parses, no habia cobertura suficicnte ni del mer cado ni dol Estado. La Tabla 4.5.muestra la tasa de cobertura de la poblacion de mas de 65 anos en 10 relativo a pensiones de la seguri dad social y pensiones de empleados del gobierno en 1939. Solamente en algunos paises. una mayoria de personas de edad avanzada re cibian una pension; algunos, como Francia, todavia no habia introdu-
TAHLA -1.,1) (I(' de' pcblucion de 6!i 1lTl0S 0 mas 4\11' recilx- una pension de' la segun dad aociul y pension Ilpla tdespues de impuostos j como (/; del aalar-in medic de un trabajudor. en divcrsos puises. nn9 Poblncron de fi" 0 + quc rt·,.ibc flCn~lon
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Las pensiones incluyen las de la seguridad social y las de los cmpleudos del gobierno, perc excluyen la ayuda publica La tasa de reposicion des puea de impueetoa se refiere al PUJ{O medio de pension de jubilnci6n co mo porcentnjc del sulurio mcdio de un trubajudor manual. fo"I'ENTt;: llut".~
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cido la seguridad social. La tabla muestra tam bien que el total de la pension media era demasiado pequeno como unica fuente de ingresos para la vejez. No hay datos practicarnente para este periodo sobre la cobertura de las pensiones privadas. En el caso de Suiza, que sc apro xima a America en cuanto a la cobertura extremadamcnte baja de la seguridad social, se sabe que en 1940 habia solo unas 29.000 anualida des pagadas por las cornpanias de seguros (Statist.isches Bundesamt, 1982, p. 3351. En Dinamarca, que aparece en ln Tabla 4.4 estando un pocopor encima de la media, In cobertura de las pensiones privadas inmediatamente de spu es de la guerra estaba por debnjo de las 100.000 personas WECO, 1977). En Gran Bretaria habra solo 200.000 beneficiarios de pensiones ocupacionales, la mitad de los cuales perte necian al sector publico (Brown y Small, 19H5, p. 131. La Segunda Guerra Mundial fue un momento decisivo para el desa rrollo de las pensiones. Hubia exigido y crendo un nivel de solidaridad nacional que catapulto a los movimientos de los trabajadores hasta el centro de la torna de decisiones pohticas; los estrietos con troles de precios y salaries durante la guerra bajo unas condiciones de plene empleo absolute empujaron a los ernpresarios a ofrecer atractivos be neficios complementarios Y. a los sindicatos, a exigirlos, La guerra 0 interrurupio los sistemas de seguridad social (como en Alemania) 0 es tablecio la estructura para una promesa de Ull hienestar social poste rior a la guerra; tam bien habia exigi do un gasto publico y unos nive les de impuestos altisimos, que, incluso cuando se normalizaron pos teriormentc, ayudaron a constituir u n nivel estuble de tolcrancia fis cal popular durante las decadas de la postguerra. 1..0:i anos 1940 fueron una epoca de crecimiento para las pensiones privadas pur las razones cxpuestas anteriormcnte y, ta mbien, porque la seguridad social se habia quedado insuficiente. En Estados Unidos el movimiento fue especialmcnte dramatico; alii solo una minoria po dia contar con los cheques de In seguridad social en un futuro previsi ble e. incluso con las provisiones '
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cio desde 1.6 millones en 1936 a 3.1 millones en 1953 Iy 5.5 millones en 1960). En contrasts con esta postura de la ctupa posterior a la guerra, el Congreso de los Sindicatos (TUCl empezo a unimar en serio a sus afiliados sindicalos a que uegociarun las pensiunes. En Estados Unidos, Ius anos de lu h'Uerra sometieron a unos 2.!> millones de trabajadores adicionales a la cobertura de los planes privados r King. 197H, p. 200 J Y esc ritmo siguio durante los anos 1950 y afios posteriores. Los gastos do subsidies de pensiones privadas numonturon un 68 por cicnto desde 1945 a 1950 y un 364 por eiento desde 1950 a 1960 (Munnell, 1982, ta bla 8.4J. En realidad, a 10 largo de casi toda lu epoca posterior a la gue rra, pero sobre todo a finales de los anos 60 y a principios de los anos 70, los gastos de pensiones privadas crecieron casi tan deprisa COmo la seguridad social. El nuevo fenomeno de las pensiones industriales ne gociadas se propago por casi todos los paises capitalistas avanzados tconstituyendo las pocus excepciones Austria. Ale-mania e Italia); en Francia, tomo la forma de un labcrinto de planes complementarios que sc incorporaron mas tarde a los sistemas ARRCO y AGIRC; en Holanda surgieron planes industriales y de ernpresas: los primeros, con cl tiempo, estuvieron sujetos a mandata gubernamental; Fi nlandia y Suecia nacionnlizaron igualmente las pensiones complementarias. La guerra tarnhien altere la forma institucional de las pensiones pnr 10 menos en dos direccio nes dec iaivn s. Pri me rc. como senala Munnell (19H2J, las pensiones privadas se eonvirtieron en un objetc clave de la estrategia de negociacion de los sindicatos, en un medio de aplazar las ganancias salar-ialos actualcs por unas prornesus futuras. Segundo, con la entrada institucional de los sindicatos I en Est.ados Unidos, si!!uiendo la di sposicion de 1948 del Consejo Nacional de Rclacionas Laborales), la tradicional pension gratuita se debilito en fnvor de los planes contractuales de jubilacicn negociados colectiva mente (Rein, 19H2). En este sentido, los sindicatos ayudaron a acele rar la defunci6n de los restos del sistl'ma preeapitalista y a poner en su lugar el mercado del contrato colectivo. La oleada de pensiones ocupacianales de In postguerra no fue sola mente un subprodueto de la guerra y del poder de los sindicatos; des de el principia fue alimentada por una varicdad de iniciativas h'Uoer namentales. EI papel del Estado en el capitalismo de la postguerra quizas haya sido mas fuerte que nunca; primero y ante todD, sus deci siones con res peeto a la seguridad social han tenido unos efectos pro fundos. Surgieron dos tipos basicos de pensiones estatales; el primero era la pension universal fija, que normalmente sobrepasaba en un poco a la pension minima. Los subsidios era iguaJes pero bajos y se
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suponia que serian complementados ron pcnsiones privadas. Esto quedo explicito en el Libro Blanco britrinico de 1~44 y en lu reforrna
danesa de 1956 v, naturalmente, fue adoptado tarnbien por los siste mas australiano, nuruego y sueco.
EI segundo tipo, que estaba basado en la pension de Ia seguridad social, determin6 los subsidies en base a las cotizaciones, aferrado a la idea del actuariulisrno y sentando como premisa el cumplirniento
del trubajo para poder tener derecho. Con este acuerdo, muchos tra bajadores se quedaron fuera (como las rnujeres y los trabajadores
temporales) y la fecha de vencimiento de este sistema estaba muchas veces demasiado lejana para que muchos trabajadores pudieran pa gar por anticipado una pensi6n satisfactoria; consecue ntemente, esto tarnbien ayud6 a estimular el mercado privado. Esta era claramente la situaci6n en Holnnda y cn Estados Unidos, Por consiguiente, en
cualquier caso la politica publica habia dejado un am plio campo para las pensiones privadas complementarias. La politica imposit.iva ha sido una segunda precoridicion funda mental para el crecimiento de las pensiones privadas, Muchos paises, cuando no la mayoria. prnmulgaron una legislacion fiscal posterior a la guerra que mejoro mucho cl status de cxcncion fiscal de las cotiza ciones de las pensiones privadas y algunas veces tarnbien garantizaba unas deducciones especiales a los beneficiaries. Asi, por medio de la tributaci6n los gobiernos ayudaron en gran manera a financiar el mercado de las pensiones privadas. Hoy en din, las desgravaciones fiscales relacionadas con las pensiones privadas, como porcentaje del
PIB, son alrededor dell por ciento en poises como Australia, Dina marca y Estados Unidos y alrededor del 0.7 por ciento en Gran Bre tana (GECD, 1984a; Vestero-Jensen, 1984). As; pues, las pensiones privadas pueden ser una forma dp salarios difcridos, pero en realidad son tambien un os impuestos difcridos. Lo:-; altos tipos impositivos marginales que se impusieron a los ciudadanos despues de la guerra, desde luego se sumaron al atractivo de Ins pensiones ocupacionnles como beneficios complementarios. Uno de los cf(~ct()."i tributarim, mns importantt's, aunqup poct) tenido
en cuenta, tiene que ver COli In propiedad de la vivienda. En ],;stados Unidos y entre las personas de mayor edad, el ser propietano de una vi vienda es sin duda una fuente vital de "ingresos". Hoy en dia casi el 75 por dento de las parejas mayores poseen su propia casal de las cuales el 80 pur cienw estea libre de hipoteca. Esw significa que el 60 por ciento de los hogares disfrutan de hecho de un ingreso suplementano de qui zas un 15 a un 20 pur cienw (Ball, 1978, p. 92 y los calculos del autor).
1(1:-0 l"I{I-," 'Il \Ih l ' PI'( F:'I'\Il\lllff !::I \I'>n~;
1:17
Con J:1S eOI)L'('.s iones fis('alt'~ ,...;p imrt-nu-u t n 1<1 l'l'gulari6n 1!1lllPrna~ dl'l I1It'ITado PPIl:-IO!l('S, ~1'll;\l;jfl BJ'O\\'Il ! 19H5l la poht icn sociu l hr iUllic;l fur- {'lab(l:'ad~1 pur los [uncionnrios
dl' Hucicnd.i ,-.;iguiendo los J'Pqlllsilos de I:t L(,.\' di- Finanzus d(· lD47
«n cl sentid« de- que los pl;!r1C's de pensiolll's lueran consolidndos y
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aprobados por separado. Los gobiernos ahrieron y cerraron los merca
dos de fot-rnus dccisivus: ell muchos cases rcalmento pi Est ndo tumo
In iniciativa para crcar nuuvos mercados pnrn los ahorros de pensio
nes, como fuc- el caso de los "Contrutos Indice" d« Dinumarca v de las
cuentas de juhilucion amet-icunus del American Keogh e IRS. Cuando
en 1972 los gohiernos aleman y umericuno creuron 1a legislaci6n para
regular las pcnsionos ocupucionalos exigiendu garunuas a los emple
ados, sc creyo que csto perjudicarra seriurnento las perspectivas de
1I1l crecimient.o posterior, pero estn creencin no cstuvo just.ificada en
ningun cuso.
Cuundo los gobicmos cmpezaron a hucur obligatorias las pensio IIPf; privadus. tnmhicn ayudaron a crear nu-n-ado», como ocurrio en
(iran Bretnnn, Ilolanda y Suiz» Idespucs de 1~H2J; y en eJ casu de Francia S(' podia hablar de cuasi obligntorins Por supuesto, el resul tado ha sido un mayor aunn-nto de 1<1 provision de las pcnsione-s ocu pacionalcs complementarias. 1-;n otros paiscs se torno la decision de iegislar las pcnsiones complementarias (Noruega , Suecia, Finlundia y Dinamarca i. Pero es extrernadarncnte dificil determinar si esto ulti mo implica pxclusi60 y si 10 prillwro signifi<.:a la t'xp;msi6n de los mer rados. £1 sistpma coercilivo, obviulllente, imponc un tipo colectivo de ohligatoripdad a la empresa prjvada que no t-'S muy diferente de una legislaci6n. Donde 1a nacionalizaci6n implica In coosolidaci6n y la ad ministraci6n de Jas instituciones gubernamclltales, como ocurri6 en NonlPga y Supcia, pi Illcrcado (':,l:l iOl'4u1v(J('ampnte marginalizado; d(Jnde 11.1 nilcionalizaci()!l penllitp la geHlil)ll del sedor privado, como l'!l Finlandia. PI rpsultado (Os nmbjguo. A la luz de nuestra sinopsis hisll')rj("a, la (;o:lsiderable variacilJO pntre los pals('s ('0 la combioaci
•
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C\bT.\
E:::'I'I>:t~-:\~IlER~l':S
CONCLL'SION
En nuestra revision de 10 es t r uct urnc ion de las ponsiones, el Estado ha sido el principal vinculo entre los inputs y los resultados. Hemos visto que }O:i sistcrnus con tendencies de mcrcado. como en Estados Unidos, fueron posibles gracias anna politica gubernumental activa y directa; el privilcgio del status es, por supuesto, una herencia de) corporativismo y del estatismo autoritario y eJ modelo universalis ta de ciudadania social cs. sin duda, el unico posible donde el Estado excluye tanto a los rnercados como al corporutivisrno. Por tanto, el Estado esta situado en cI centro de nuestra definicion de 10:-; tipos de regimen. Nuest ra revision ha moetrndo tambien que los ~~stndmo) del bienes tar deben Her identificados no solnmcnte por 10 que haccu, por 10 que gastan 0 per 10 que han lCI,7}HI<1do, sino tnmbien con rcspoctc a como in teractuan con el mercado y con los convenios privados alternatives. Desde la perspectiva del pensionista csto sent bast ante obvio; una per sona juhilada conocer.i como sc ha acordado su pension de jubilacion. Cuando existe una combinacion. es monos clara desde e! punto de vis ta de los gobiernos. Una amplia y quiza decisiva esfera de la implica cion del Estado esta uculta tras los muros del impuesto sobre In renta; s610 unos pocos parses tienen una idea precisa de curintas pensiones privadas estan subvencionad as por medio de las desgr-avnciones lisca les. En cualquier casu, la logica de cualquier sistema de bienestar so cial puede aclararse s610 cuando exarniuamos la interaccion de la pro vision puhlica y privada. E:-; In intcruccion 10 quo define In cst.ructura distributiva global, la relucion entre los dc-rcchus tioc;alt,,s y los contra tos privados, las desigualdades de clase. genera a status y, en el ana lisis final. 10 que define los reg-imenes del ~;stado del bicncstar. Si consideramos tanto )a provision privadu como Ja publica, Hega n'mo~ a unas evaluaciones completamcntp distintns sobrt' ('\ "cHfuer zo del bient'star social" de lo~ palset>. E~t() ('~ importuntc para Ia com probacion de la teoria. Si una persona se adhiere a una teo ria de cre cimiento economico, a una teoria demognHica 0 a una teari
Lt1S Tm;S ~lr:-in(l:-; DEL E,ST:\]lU [lEI, lllE\,E:;TAH
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sostiene que el desarrollo econornico 0 la estructura demogrilfica de termina los gastos de las pensiones, parecerra una equivocacion no exarninar lOR dpsembol~os de las pensiones dpi sector tanto publico como privudo.
En general, si nuestra prcocupaci6n es explicar las diferencias del Estado del bjcne~tar, cs obvio que la mte rnccinn publica y privada de be cstar incluidn en nucstra cspecificnci(jn y que constiluyc uno de los objetos a explicar. Con estos interrogantcs pasamos al capitulo 5. Encontraremos que las hipotesis convencionales sobrc los Estados del bienestar deben ser reconsidf'radas seriamente una vez que empece mos a especilicar mas detalJadamente las propiedades institucionales de los Estados del bienestar y una vez que hnyarnos examinado la provision publica y privadn jUlltas. AI'ENIJlcr; EXPI,H'II{ 'IONES Y "'lJ~;NTEH Ilf·; DATos 1)1-:1. ('III'JTIII,( I .1
En "pensicnes" estrin inclufdas las pensionos de jubilncidn y de invaJidez tcxcept.uando las pensionos de accidente Jaborall. Cuando los pagos {.fJobaJes por juhilacirin const.ituyon un rasgu caracterfst.ico (g'cneralmentc solo en los planes privado« ocupacionales 0 planes individcales r se han incluido. Hay que destacar, sin embargo. que los datosjaponeses excluyen los pagos de tipo suma glohal hechos directamente por los empresarios. Los datos de las pensiones de 18 seguridad social y de las penaionas de los
cmpleados publicos estrin sncndos de la Organizacif)n Internacional del Tr-a
bajo (OIT), The Cost o(Social Security. 1980 tGinebra; OIT, 1983). Para Nue
va Zelanda, de OIT, The Cost Of Social Security, 1.477 (Ginebra: Ol'I', 1979).
Para Est.ados Unidos , de Statistical Abstract of the United Stall'.,>, 19H1
I Washington , DC: Government Printing Office, HJH~). IAlS da;o.... dr- los planes ocupanonai<'s p rivndusy 11'° las anu gurus de vida individuulcs estrin sucadox de las Iucntus gulwrnumcntales de los pnlses incluido.'i en cllos. Sc puede !Jbtener un rt'~umen nuis tletallado de todas estas t'uentes en Esping-And('rsl'n Statl' and Marhet in the forma!ion of ."~(Jcial SN:urity Schemes, European University Institute Working Papers, No. R7/2RIIFJorencia, 19R7).
5 . . REGIMENES DE DISTRIBUCION EN LA ESTRUCTURA DE PODER
1~~
lal~r.\ E:'-:I'I~(;-.\~J)EH:-;l-:~
[,(l:-; THE"; :o.1l":\lhlS 111':1. E.'1T\llllllll 1\11-"\1'.--1'\1,
fuente real del crecirniento de la politica social se encuentra en la in dustrializacion, cn la urhanizaci6n y en cl cambio dernogr.ifico. Todo esto establece unas nuevas necesidades sot-iales urgcntes que no pue den ser afrontadas facilmente por In familia trudicionnl ni por la co munidad ni por el mercudo. Es dificil situar el debate, en cierto modo porque nos enfrcntamos ados estilos de investigacion c1aramente divcrgentes. EI enfoque his torico, como el de Rimlinger 0970, Ashford (986), Gilbert (1966), Weir, Orloff y Skocpol (988) y la coleccion de estudios de los paises europeos de Flora (1986) es rico en detalles, pero por 10 general escaso en comparaciones nacionales. La investigacion cuantitativa, general mente transversal y correlacional, ha llegado a reprcse ntar la princi pal alternativa. Cutright (967) y Wilensky (975) representan a la pr imera generacion de r-ste cnfoque, en el que los gastmi sociales cons tituian la variahle principal y los analisis transversales de rnuchos parses la principal motodologia. Durante la decada pasuda ha surgido una segunda generaeion que ha aplicado o hien tecnicas rruis sofisti cadas (como los anahsis de series ternpora les asociados) (Hicks, 1988; Griffin. O'Connell y McCammon, 198!!; Pampel y Williamson, 1988) 0 especificaciones mas elaboradas de las diferencias destacadas entre Estados del bienestar (Korpi, 1980; Myles, 1984a; Esping-Andersen, 1985h) 0 ambas (Korpi, 1987; 1988). ~ Si toda esta invest.igacion no consigue llegar a una conclusion inequivoca, no sera por falta de esfuerzo, sino mas bien debido a in cornpatibilidades rnetodologicas. Confrontar una historiografia deta" lIada con una tabla de coeficientes de regresion es anaHtieamcnte dificil; la primera proporciona una descr ipcion detallada de como miles de acontecimientos nfectaron a la forrnacion de In politica so cial: In segunda procuru ahorrar cxplicncionc-s y roduco In rculidud a un minirno de variables. Con Ia primera es diffcil generalizar mas, alia de un caso particular; con la segunda no tenemos historia. EI enfoque correlacional dominante esta afectado, por anadidura, por un desnjuste frecuentc entre la intenci()n teorica y la practicn de la invt.'stigacion. En primer lugar, en In mayoria S(' utilizan unien mente los datos sobre los gastos como un sustituto de la "estatalidad del bienestar social". Un poco antes ya hemos argumentado por que los gastos presentan una imagen limitada y posiblemente equivocada de las diferencias de los Estados del hienestar; si 10 que nos importa es la fuerza de los derechos sociales, la igualdad, el universalismo y la division institucional entre el mercado y la politica, los niveles del gasto social pueden encubrir mas de 10 que revelan.
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En segundo lugar, el enfoque eor'rclacinnul estandur rnantiene un supuesto de linealidad cuest.ionable: que los Estudos del hicuestu r de los parses se pueden cornparar en ter minos de "mas" 0 "menos" rgasto, redistribucion 0 10 que sea). No podemos cxclui r el heche de que algu nus dimensiones de los EHtados del bieru-stnr son compnrablos lineal mente, pero rnuchas de las que nos parece que son destacadas, clara mente no 10 son. De aquf que, con respecto a la estratificacion, a la cornbinacion de 10 publico y de 10 privado y a la fuerza de los derechos sociales, errcontremos que hay agruparnientos y tipos de regimen. EI problema de la mayoria de los estudios de la variedad correlacional es que examinan sus hipotesis sin detenerse a especificar la naturaleza del dificil asunto que se va a tratar; el Estado del hienestar queda ca si siernpre subteorizado. La subteorizacion del Estado del bienestar es comprensible a la vista del hecho de que rnuchos autores estun monos interesados en el Estado del hienestar que en la validez de sus teortas explicativas del poder, de la modernizucion 0 de 1'1 induxtriul iznrinn; los Estados del bienestar, eon frecuencia, son poco mas que otro vehiculo para con trastar teorias. Sin embargo, el problema de la subteorizaci6n apare ce tarnbien en las variables oxplicativas. Tomernos el papel del poder. La explicacion en terminos de poder de los Est.ados del bienestar nor malmente supone que Ia movilizacion de la clase obrera es la fuerza impulsora que hay detras de la reforma social. Por 10 tanto, los parses con unas clases obreras fuertcrnonto movilizadas y unificadas deberi an producir unos Est.ados del biencstar mas avanzados, Sin embargo, salvo raras exccpciones (como Korpi, 1983, WilenRky, 1981 0 Castles, 1981) apenus se ha prestado uinguna atom-ion a si es el sindicalismo () los partidos (y que clase de purtidos: 10 que importa 0 que lapse de ticrnpo cuho csperur ruzonnhlcrnentc pant que- ('I poder dc l rnovi micnto obrcro sc traduzca ell resultados susLanLivos; la estruetura ci6n del poder es ignorada generalmente, Inc1uso una reOexion superficial pone de maTlifiesto el ultimo pun to. Tomemos el periodo que condujo a la crisis de los anos 30. Las di fprencins t'11 cuanto a poder fuantifirahll' dp In clasp ohrera (sindicali zacion, votos de partidos de izquierdas) entre, pongamos, Gran Bretana, Alemania, Austria, Suecia y Dinamarca no eran tan gran des; pero las diferencias en la estructura de poder dentro de la cual estaban ohligados a luchar los trabajadores, fueron decisivas para to do cl progreso de la civilizaci6n occidental. 'l'olllemos ahora la etapa de Ia postguerra; casi todos los estudios puntuan casi identicamente a Austria, Suecia y Norupga acercn del poder de la clase obrera. pero la
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capacidad de la socialdt-rnocracia para utilizar recut-sus de podr-r "simi lares" en estos tres paises fue sornctida a dist.intns J'estrjcl'ion(~:-.. Lu S08 cialdemocracia escundinava se beneficiuba do una derc-chu cronica mente dividida, pero no ocurria asi con In socialdemocrncia aust riaca (Esping-Anderson y Korpi, 1984; Castles, 19781. ;,Quizas esto produzca unas diferencias decisivas en el Est.ado del bienestar? iC6mo formular, entonces, proposiciones teoricarnente satisfacto rias sobre las causas de las va riaciones del Estado del hieru-stnr? La tarea' debe empezar con un nuevo examen sobre ia manera de formu lar nuestras prcguntas. Cuando forrnulamos una hipotcsi« snhre cl impacto de la movilizacion de la clase obrcrn, en primer' lugar debe mos identificar las caracter-isticas del Eslado del bicnestar que ten gan alguna relacion identificable con los intereses y las demandas de la clase obrera, Bajo este aspecto, los niveles del gasto social son epi fenomenicos, puesto que los trabajadores prohahlc-mento nuncn pedi rian nuis gusto como tal, Es ncccsario l:lfllhit;n c-spccificar mus dcta lladamcnte como un nivel 0.<,1(10 del poder de 1<1 clasc obrora PS proba ble que produzca resultados poln.ico-sociulr-s re-lcva ntus. Nntural mente, esto debe incluir consideruciones accrca del s istr-ma parlu menta rio, de las divisiones dentro de los movirnientos obrcros .y de lu relacion existente entre diversas fuerzas politicas en la sociedad. Si queremos hacer buena sociologia, es necesario que consideremos el poder como un tipo de relaci6n, no como tina l'osa. LA ~O('IALD~:~()CI{ATIZACI()NnEL CAI'ITAI.I~M()
La teona de la moviliznci6n de la clas(' obrel'a debe empczar, por eonsiguiente, con una especificaci6n de los ohjetivos. en concreto, para euyo logro a traves de la lut:ha descan 0 pueden movilizarsp los traba jadorf's. Pm;teriormente. se d('he proporcionar una evidt'IWi
!(l;-;I~~I·':"tl.'\ll(hIWI
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hastantr: ulcjndas de lns dcma ndas de los trubajadores. Bi smurck con sidero ul ."'o.!lOl,'''{aal como una recr-tu (Olltr" (·1 s(J(:iaJi.""imo.Y como un medio dv galla,. nue-vas Jt'altadt,s dl,1 prok-uniudn pnrn la nu toc-rucin
guiilcrmina (1{imlinger, Hl71l. Gonc-rulnu-nro lns c!<.lses obrcrus ClH1:; tituian los objetos mag que los sujetos de una prirnern polrtica social; en algunos casos, el rcfornusmo d(' las r1ases dirigentes preccdio in cluso al nacimiento del movirnjento obrero: csto fue el caso de Suecia. POl' lu tanto, cuando tcorizamos sobre cl p: IJW I de 1<.1 movilizacion de la clasc ohreru. debcruos recordar que nut'stros Estados del bioncs tar se const.ruyoron en oposicion tanto nl movi 111 it'll to ohrero como al sociulismo, osto es cvidcnte ell l·1 discno 0(' Iils primcras politicus del hienestar social. El modelo corpora tivista d« Alcrnania y Austria, pOI' ejernplo, se proyecto para fragmentar y dividir 10 que se manifestaha como una emergente amenazn colcctivista. Efectivamente, estes pai ses estaban situ ados entre los primcrus del mundo en cuanto a gastos dp bicnestar social. t.mt« ante-s CO/110 despu('s dr-l nuz ismu, pcro hajo unus condiciones enfruntndas clnrurm-nto a los sindicatos .v a la politi CIt del partido xorinldurnocrutn. Una confirmacion de lu teo ria de los Est.udus del hir-nextar a partir d(· la movilizacion de lu clasc obrera no pU(~d(', pOl' 10 tanto, empczar pOl' e1 princifJio, ni fJueuc sUfJoller que los lralJajadorcs a su expresi6n ('olectiva tiencn un modelo histlJril'nmente fijo de la politiea social iue al. i,Nos deja esto incapac(~s para una especificHl'i6n? No. porque cs posible identificar adecuadam<'ntc las curactpristicas relevant(~:':i de la tesis de la nlOvilizaci6n de In ChlSC obrera d('sde un l'ntt'llCiimil'nto de la~ Ilecesidadps urgPlllps qllP ~urgt'lI dt' los Ir:l!l;ljador('s. tal1to como inuividuOH ('(mIO cnlertividau politica. Det-idc la per.... pectiva del individuo, est.l ebro que el status inspg-u 1'0 de los asalariados Ies conducini a exigir ~(~guriuad en los ingresos, ayuda social .Y una mayor inllluilidad frente a fuprzas que escapan n :;u control; e~tando cautivos dl' las fuerza:; dl'l mercado. los trabajado rcs serian irracionalps . . i no buscaran cierto grado de "desmerruntili zaci6n". Sin embargo, los derechos sociales se pllPdpll garnntizar de mu rhas maneras y es aqul dond(' debelllos cOllsidl'l'iu· Lamhit'll las exi gencias de 101 acci()n colectiva. Los trabajadores sc han organizado de Illuchas formas y han desarroJiado una varil'dad de modelo~ de politi. en social. La comuniuad trndicional de los gn![l\ios 0 arte:;anos 10 IlUls probable es que de lugar a hermandadcs y esquemas de proteccion so cial de tipo ocupacional muy rcstriclivo:;. Los movimipnto,..; ohreros nistianos, y sobre todo los caVJlicos, natural mente se esfuerzan pOl'
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E~PI:"G-A~n[HSE~
conseguir un modelo familiar en donde el eorporativismo y la Iglesia tengan mas importancia que una arnplia solidaridad de clase. La teo ria dominante de In movilizncicn de la clasp obrera, sin embargo, tic ne como premisa el modele laborista. socialista 0 socialdernocrnta de la accion coleetiva, un modcJo que estuvo lejos de ser dominante has ta bien entrado el siglo xx. Hay ciertos principios de politica social, aunquc pocos, qlH' son co muncs.practicarncnte a todas las clases de movirnientos obreros. Uno es evidentemente la desmercant.iliz acion, el alejamiento del azote del rnercado: sin esto In accion colectiva diffcilmentc seria posible como tal. Los trabajadores necesitan un dominio basico de rocursos para evitar actual' como esquiroles 11 ofrecer precios mas bajos que sus com paneros y para ser miembros efectivos y serios en una comunidad soli daria. Los primeros organizadores de los trabajadores no necesitaron a Karl Kautsky ni a Rosa Luxernburgo para que les dijeran que el lumpenproletariado constituia un enorme peligro para el colcctivismo, Un ~cg-undo principio ('H que In politica social ayuda a definir los lf mites relevantes de la identidad colectiva, porque consti tuye un ele mento vital para el sustento de los trabajadores. Por eso, la manera de organizar los planes de proteccion lIega a deli near las identidades sociales, el status de las comunidades y las solidaridades. Preeisa mente por estas razones fue por 10 que los emergentes partidos de mesas de la clase obrera se opusieron a los limitados planes ocupacio nales, al corporat.ivismo, a los privilegios diferenciadores de status y, en carnbio, se esforzaron por conseguir una seguridad social amplia, igualitaria y universalista. Por 10 tanto, es erroneo suponer que los obreros 0 los movimie ntos de la clase obrera llegaran de forma natural 0 inevitable a un modelo mnnifiesto dol Estado de hienestar. NOH sumimos en un mundo de fa lacias :-Ii definimos quo nuestro actor n-levnnto ('~ (I hi on "lu clase obrera" rcomo haee Therborn, 1978) 0 "la movilizaei6n de la clase obrera" (como haec casi todo el mundo), E" BU lugar, una teoria viable de "la movilizucion de la clase obre ra" dcb(' definir a su actor en tt'rminos dp un tipo e!"pecinl d(' forma cion de clase politica. De esta forma, nuestra tart'rl analitica ('~ m:.is manejable debido a la clara convergencia haria los movimiento~ de masas de asalariados que caracleriza la etapa de Ja postguerra. Bien sea bajo la insignia de la soeialdemoeraeia, del eomunismo 0 del labo rismo, casi todos los movimientos obreros parlamentarios convergen respecto a sus principios de politica social y a sus disenos para las re formas del Estado del bienestar.
LO~ THE::' )Ic,no:-, DEL E:'T.-\Ill,) DEL llIr:\E:-;T:\1\
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Esencialmente, la convergeucia se produce- en torno a 10 que Be po dia lIamar el modelo socialdernocrata. En In practica, cualquier parti do de izquierdas que conternple h, llegada al podcr por medic de rna yorias pa rlarnent ar-ias, dificilmente puede ovitnr cmbarcarse en 10 que antes homos identificado como cl modelo de regimen socialdemo crata, EI ideal de una solidaridad y un universalismo definidos nacio nalmente es quiz.is el ejomplo 'tn,;s claro, En ronlidad, el poder de los partidos de izquierda depende de su capacidad para erradiear la dife rencia de status y los dualisrnos que surgen cuando grandes grupos se adhieren a Ia provision del mercado y para minimizar la estigmatiza cion del grupo. EI Estado del bienestar universalista, del plene em pleo, como los de Escandinavia, en la practica se ha transforrnado in ternacionalrnente en el referente de los partidos de los trabajadores. Ya sabemos que diversas fuerzas historicas han desernperiado una parte decisiva en la formaci on de los Estados del bienestar; casi con certeza es por esto por 10 que difieren, uunquo St' ngrupen como 10 ha cen. La clave de In cxplirncion de del regimen curopco continental es, desde luego, el poder extraordinario de la Iglesia, de la aristoeraeia y de un Estado autoritario durante el primer capitalismo europeo; por el contra rio, la debilidad del absolutismo y el dominio de la burguesia inspirada en ellaissez-faire en los parses anglosajones tienen mucho que vel' con eJ regimen "liberal". En ambos cusos la politica social nunca fue neutral, sino que formaba parte de una carnpa na mas am plia para debilitar 0 absorber el impulso socialista y para asegurar una institucionalizacion duradera de unos principios de organizacion social polilieamente preferibles. Teniendo esto presente es justifieable el examinar la tesis de la movilizacion de la clase obrera en terrninos de un proceso de socialde mocratizacion del Estado del bienc-star. Nos refcrimos a la capacidnd de sustituir las caracterrsticas dominantcs de un regimen, bien con servador 0 hien liberal, por un Estado del bienestar am plio, universa lista, "desmercantilizador" y de pleno ernpleo. Expresado de esta manera, eata justificado un cierto grado de ana lisis lineal, l)('ro 8610 hasta cierto pun to. EsL.i claro que las variat'io nCB internacionales en el desarrollo del Estado del biencstar no sp pueden atribuir soJamente n los distintos nivp!ps del poder d(' movili zucion, sino que deben ser comprendidas <'11 tt'rminos de la estruetu raeion del poder. Dentro del eontexto del parlamentarismo moderno, csto implica dos condiciones en particular: los modelos de formacion de coaliciones poJiticas y la estructuraci6n de los movimientos obre ros, especial mente el tipo de relacion existente entre sindicatos y
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. .irtidos. Debtmos estar atenios subre todo a las formas en que la rno "lizaci6n Lasada en la denominacion politica hn filtrado lu s dcman r1as de la clase trabajadora ell la politica y la forma en que 1m; parti ...US catolicos y cristianos han influido en In posicion de los part.idos .cialistas y obreros. Ell purses como Holandn, Itu lia , Alemania y llelgica, los partidos cr-istiunodemocratas de la utupu de la postguerra alcanzaron precrninencia , en parte. por till exito plectoral entre los ahajadores; al ser capaces de gobernar a largo plazo tumbien han si . ) decisivos en la interpretacion de las necesidades de politica social rte Los trabajadores, \ MEDIC]ON llE LA INFLUENCIA DEL POllER
Dado que el poder proporciona una variedad de expresiones y resi ~ en todos los niveles de la suciedud. debemos ch-g'ir entre una di
u-aidu d de perspectivas. Podernus, pur cjcmplo, identificur cl pa riarcado tanto PH lu l~lI11ilia .Y on 1<1 cmprcsa nu-rcnnt.il como en c l .....stado 0 podernos seguir la indicucion de lu bibliogrufur del "nr-ocor iratisrno' y ver el maximo niv«l de intermedincion orgunizadn de in f<~reses como la forma clave de In articulacion del podcr. Sin embargo, llU parece que sea opt.imo ni 10 uno ni 10 otro, si nuestro principal in res es e] sistema de bienestar social. Las organizaciones de presion las burocradas pueden tener una gran influencia en la t'onfigura r-ion de la poUtica soci(\l; con todo, es el poder pnrlamentario y el eje ... utivo 10que constituye el centro de Hnalisis m.is ohvio. dirccto y visi I.e y es en este nivel dp articulacioll del poder en cl que nos vamos a l
~'mtrar.
Nuestro estudio se Iimita a las 18 dcmocracias capitali:-:;tas e in ..lstriuliz.uius nl,t,s dpsnrrolhHias. Nl'cpsitalllos as('gul'arnoH dp (Iue ~tamus e~tudlulldo sistemas politico~, CCOIlOllllas y pstructu ''us socia tes que son com parables. Por consiguiente, tratamos no una muestra, . . Ino un universo de pai::;es comparables, ,de modo que no se puede ge ~ralizar ninguna conclusion fuera de este grupo bastante unico de "conomias politicas. Los modelos que CX<:1minamo.s pre::;ent~rall medidas que ticllen al ..in alcance en las diferellcias de estructuraci6n. En primer lugar, uestra variable de la movilizacion de la clasc obrera consiste l'n ulla media ponderada del reparto de escanos leg;slativos y de cartcras mi .•u:3teriales de los partido::; de izquierdasllaboristas, para los pcriodos " 1918-33, 1918-49, 0 1949-80. Designamos a 1a variable "!{eparto '-'onderado de carteras" (RPC). Como indican muchos e::;tudios, los sin 8
~'''['\]l(l]lFl nll:\l""\I~
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dicatos pueden tarnbien influir (), nll!'slr;1 nu-dida (~S simple mente el porcentaje de catrilicos en un pais. Husta mas tarde no sur gi6 el fenorneno de los partidos de masns crixti.modernocratas. pero 1(1 especificacion doponde dol supucsto d« que, dnude ('I eatolicismo es fuerte, los ideales dominantes de justicia social probablernonte Sf' con tcmplan con la vision del mundo que ticne 1<1 Igll'si:1 -en erecto, In variable intenta captar In presencia general de las oortrinas cat61ieas en la polftica socinl. P:Ull 1m; an.ilisis dt' In et.a".. ('llnlt'mporanP;l llsa mos la propnl'cion de e.'icanos Icgislativos detl'llt;I({OS po,. los pal'tidos catolicos durant" "I periodo d" I946-RO. En I"l'alidad. no hay mucha diferencia al ('Il'gir uno II otro: 1;1 corn'I;)('icIll dC' orden cpro (~nl n' In primera medida y la se/-:unda es II.H4H, Es evid('lltp quP nt'eesitnJllos idpntificar ('I illlp:H'to hisll'lt'ico clt·1 ncoabsoluti':illlo y del c~tatismo autoritario. Para c()nden~ar la com pJejidad de tales experiencias hiHtoricas en aIgo que sea razonable mente mensurable, hemos identificado dos rasgos basicos: 1) la fuerza y la duracion del dominio absolutista; 2) las d('moras ('n el estableci miento de In oPIllocr
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mas influyentes y convincentes. La primera e~ el desnrrollo econorni co, que He pucde argumcntar que tiene un cfecto, hien purque n i la ta sa del crccirniento econ6mico perruite In l"cdistrihuci6n de los n-cursos o h) el nive! del progreso econornico resume la maduraci6n industrial y la modernizacilin social globales. En cl primer caso, nuestra medida es la tasa media anual del crecimiento real del Pill, 196U-HU (periodo en el que los Estados del bienestar social modernos crccieron y madu raron realmente l: en el ultimo caso, uucstra mcdida es el PIB per ca pita. En segundo lugar, incluimos el porcentaje de personas mayores (de mas de 65 afios) en la poblacion como la variable demografica re lacionada mas obviamente con la politica social (generalmene las pen siones representan una parte principal de las transferencias sociales). EI desarrollo economico y la presion dernografica general mente fueron identificadas como las explicaciones principales de las causas del Estado del bicnestur en los cstudios de la "primera geIlt'raci6n" (Cutright, 1965; Wilensky, 1975; 1987). Adernas, Wilensky (1975; 1987) defiende una teoria del incremento de la hurocracia que presu pone que, una vez instalada una burocracia, tendra interes y poder para promocionar su propia arnpliacion. En realidad, los aconteci mientos deci!'ivos en la historia de la politica social han sido atribui dos directamente a las acci.. .l''; do las burocracius del Estado del bie nestar (Derthick, 1979; Skocpol, 1987; Weir, OrlotT y Skoepol, 1988). En un estudio cuantitativo y comparativo como el prcsente, la in fluencia de la burocracia es muy dificil de identificar de una forma mensurable -cl razonamiento prescntado, en la mayoria de los ca sas, est.a muy ligado a la intervencion critica de las personalidades historicas claves. Ademas, si 10 que va a SCI' explicado se refiere a to dos los Estados del bienestar, es dificil construir una variable buro cracia con significado, dado que algunos programas sociales aparecen durante periodas de ticmpo bastante arnplios. En los unrilisis que si guen a conti nuacion identificaremos el efecto de la hurocracia sola mente en las pensiones; de esta forma, la burocracia es reconocible co mo potencial mente influyente de una forma mas inmediata. LA M~;[)lCl(jN DE LOS I(E(;lM~:NES DE ESTAD() DEL Im;N~;STAI(
Seria obvio decir ahora que el presentc estudio concede solo una validez limitada a las medidas de los gastos totalcs en In invm.:;tiga cion sobre el Estado del bienestar. Hemos argumentado a favor de los rasgos estructurales e institucionales y es en cstos en los que se cen trani nuestro analisis. Las siguientes comprobaciones de las caUS8S
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"I'm:;.; :'I!l':-';ll\):, DEl. r.:'T..\II() lll-'l hll V"I".\[{
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del progreso del Estado de hicnestar se desarrollnn en cuatro fases distintas, En primer lugar, prosentarnos unn serio limitada do anali sis de las medidus glohuk-s <1t·1 Est.ado dr-l bu-ncstnr: los gastos rip ln seguridad social como un porcentaje del PlB (durante 1933, 195U y Hl77) y ol total de los r;astos de pensiones del sect.o r privado y publico. En estos dos casos, es muy probable que aparczcu In importancia cau sal de las variables demogrrificas y economicus. En la segunda fase unahticn , nuest.ru utencion se centra en las pensiones, sobre todo en la estructuraci6n de la provision de las pen siones. La decision de centrarnos especialmente en las pensiones, se basa por una parte, en el hecho de que constituyen, con mucho, el elemento mas importante de las actividades del Estado del bienestar y, por otra parte, en el deseo de pasar desde un nivel altamente agre gado y abstracto de la especifiacion del Estado del bienestar a un ni vel en el que sc pueden idcntificar rnojor Ins caracteristicus institu cion ales. En cuanto a las pcnsiones, nucstros anal isis distinguiran entre 10 que nosotros argumentamos que constituyerr las diferencias criticas entre los diferentes regimenes. Por 10 tanto, exarninaremos el grado de corporativismo del programa (ruimero de planes de jubila cion individuales que estrin definidos por el status), la tendencia es tatista (gastos de pensiones de funcionurios como porce ntaje del PIB), la irnportancia relntiva de las pensiom-s dcl sector privado (g-as tos de pension invidual y ocupacional como porcent.aje del gasto total de pensiones) y 10 que puede llamarse la tendencia de la seguridad social (la proporcion del gusto total de penxioncs que no son ni priva das ni de funcionarios l. En la tcrcera fase, examinaremos los rasgos generales, estructura les e institucionales de los Estados del hieru-st.ir , de nuevo con la in tenci6n de aislar las caracteristicas claves de los regirnenes conserva dores, Iibcrak-s y socialistas dr-l Estado del bir-nestar. Nos centrare mos aqui en las siguientes variables: el significado rclativo de los obje tivos y las comprobaciones de medios de vida, es decir, el residualismo del Estado del bierrestar (gasto en asistencia social con comprobaci6n de mcdios de vida como porcentaje del total d(' las transferencias so ciales), In desigualdad en las estl'ucturas dPi :-,uhsidio, 11.1 desmercanti Iizacion (todo tal eomo se ha medido en los capitulos 2 y 3) Y eI papel del Estado del bienestar para garantizar el pleno empleo (media ajus tada del desempleo, 196U-HU, y crecimiento del desempleo en cl st'etor publico, 1970-HO). Por ultimo, en la cuarta etapa volveremos a la explicacion de los regimenes detEstado del bienestar identifieados en el capitulo 3, es
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decir. los tres modelos principale- de r:sLad()s del bienextnr como sis· temas de cstratificacion social. DISE;';O ~IEnJI)()J,()(;I('O
La mayoria de las tcorms sobre los Esrados del bienest.ar plantcan razonarnientos dinarnicos e historicos, pero casi siempro se coutrns tan simplernente con datos tru nsvei-snl es. En esto rudicn cl mayor obstaculo para proporcionar una confirrnacion crnpirica adccuada. EI uso de disenos transversales para proponer hipotcsis diruirnicas pre supone hipotesis fuertementc cornpromet idns. Hasirnmonte. se s nsti tuyen diforencias entre los paises en cualquior memento en cl tir-rnpo pOI' dife ronc'ins n 10 largo de-l tinmpo. Para il u....l rnr cstc- punt.o, succdo en los ostudios romp.u-at ivos quo Suecia pu nt uu 10 nuis ok-vndo on cualquir-r nt.rihu to dol I':stado til'l hicm-stur (gasl.os. iuunkind , gPIH'ro sidad, vtc.L Cuundo hncomos invcstijmcion t.rnnsvcrsnl. ('st:l[llOS usu miendo impltc.tnmeutc qUI' ot ros patsos ~l' m-orcnrfnn a los niveles suecos si tuvior.m proportionalmentt- Ill:i:-- nu-ibutos c;l\Isalps que aquellos con los que nfortunadumcnto ('s1
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crata y el dcspmpleo es ~O.544 en un cort o transversal. pero solo un insignificante -0.1.10 en una serie temporal. En este estudio est.amos condenados a confin r principulrncntc PH los analisis trunsversales, Para cuxi todus IlUl'str
EI salario social Como hernos indicado, el gasto de la seguridad social como un por centaje del 1'111 hn sido el indicudor dc' ln di nn-naidn del £stado del bienestar usa do con mas frecuencia. Heneja de una forma poco elabo rada el salario social total, es dtv-ir, la parte do los recursos de un pais que se distribuye de acuerdo ton unos eriterios ....ocialcs y no est.ricta mente de mercado. Siguiendo 10 eseneial de nuestro razonamiento, no hay razon para creer que los cnmprom isos de gasto como talos deberi an estar relacionados con el poder de los partido» de izquierdas. Un salario social ampJio podrfa suruir ig ualruen te con regimenes nutori tarios 0 con eI catolicisrno. De hecho, si la movilizucion de Ins fuerzas de la izquierda influys en los gastos sociales, eso se produjo en una etapa relativamente tardfa en cl desarrollo de los EstadoH dp} bienps tar. La participaei6n de la izquierda en gabinetes ministeriales. y no digamos la asunclon del poder en solitario, fup maq...rinal y e:--poradil:tl antes de Ia epOCH de la postguerra. EI tamaflO de los Estados del bienestar contemponineos no se puede predecir a partir de su dimension antes dp la Segunda Guerra Mundial. En efecto, Ia correlacion de orden eero entre los gastos so ciales (como un porcentaje del PIB) durante 1933 y 1977 es lIegativa (-0.120); sin embargo, durante 1950 y 1977 la relacion existenle es eonsiderablenH'nte m,l~ fuerte (0.617). Si el tama!w de los Estildo:-; del bienestar de anos pasados fucra un ruertl' predictor del tamano de los de hoy, evidentemente quedaria poco por explicar aparte de 10 que en su momento causara HU variaci6n. Sin ('01bargo, illgo ha ocu rrido entre la decHda de los anos 1930 y IH actualidad que ha altera do esencialmente la distribucion de los paises por 10 que se reflere a los gastos sociales.
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(a)STA
ES\'I:\'(;-A!\l)Ef{SF~
EI heeho de que el salario social haya aumentado en todos los pai ses no es muy sorprendente; nuestra preocupacion es explicar que cs 10 que ha ocurrido pura que He hayan producido las diferr-ncins COIl~ ternporaneas entre los purses. Hoy en diu los Estndos del bienestur di fieren mas en relaci6n a su tamano de 10 que 10 hicieron antcriormen te, por eso la desviacion tipica de la media ha crecido del ~.7 en 19:3:; (con una media = 4.6 por eien del PIB) y el ~.6 en 1950 (con una me dia = 7.2 por ciento), al 6.0 (con una media = 18.3 por ciento del PIB) en 1977. Si desagregamos el panorama historico, vernos rnejor por que las clasificaciones actuales de los paises tienen poca correspondencia con la situacion anterior. En 1933 los lideres del salario social eran Ale mania, Gran Bretana y Austria; los rezagados eran Finlandia, Holan da e Italia, que hoy estan entre los lideres. Y Estados Unidos se clasi ficaba en el medic, a pesar de no haber implantado por entonces prac ticamente ninguna legislacion sabre seguridad social. La clasificacion de los unos 30 refleja una comhinacion de prograrnas sociales casi eomplet.amente diferente de la que existe hoy. Predominubu la ayuda a los pobres con cornprobacion de medius, los subsidies para furrciona rios y, sobre todo en Estndos Unidos. las pensiones para excombatien tes con un toque de proteccionisrno. Peru antes de que vol vamos a las diferencias estructuraJes de los Estados del bieneatar, varnos a exa minar la validcz de algunas explicacioncs importnntes sohre ul sala rio social. En la tabla 5.1 presentarnos los resultados de la regresion bivaria ble del impacto de las variables econoruicus, dcrnograficas y pnliticas sobre el salario social (gastos de seguridad social ~GSS- como un porcentaje del PIB) para los afios 1933, 19;'0 Y 1977. Quizas, el result.ado mas importante que se desprende de I" tabla 5.1 es que ninguna de las variables explicntivas cs iruportante hasta que llegamos a la etapa de la postguerra. Durante 19:;:3 y 1\)50, la mayoria de las variables que normal mente se consideran influyentes en el desarrollo del Estado de bienestar son irrelevantes. Por supues to, era de esperar la falta del efecto del poder de la izquierda (!{PC1, peru la ausencia de un efecto del catulicismo y del absolutismo en 1933 y de nuevo en 1950 contradice nuestras expectativus. Como he rnos comentado anter-ior-mente, en buena medida se debe atribuir a estas dos fuerzas historicas el primer establecirniento de los planes del Estado del bienestar. Hay dos variables importantes que surgen al conside rar la dist.in ta distribucicn del gasto del bienestar social: una es el porcentaje de
LOS T1U::-; ~Il':'\![)ll~
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DEL IIIr:W~T.\1i
1;15
TARLA [i. I Af1:ilisis transversal IOLSI del >;ala!"w . . ocin! e-n 193:1. jq!io y 1977
II
Variubledependionu aSs/PIB (19331 PIB per capita (1933> 7(, personas mayures (1933)
IU'
0.078 0.178
RPC 11918-831 0.287 Partido catolico 0.122 Absolut.ismo 0.070 Variable dependiente GSS/PIB (1950) PIB per capita (1950) -0.106 (!r personas rnayorns (19!)01 O.61:J
O.H92
O.:3:lb
9.b1
(3.10)"
RPC, 1928-491 O.~51 Purf.ido catohco O.~ti:L I\bsoluti.'if11O 0289 Variable dcpcndient.e aSs/Pill (19771 PlH per capita (1977) 0.088 If( personas mayores 0977 I fl. 7'27
HPC IIH[iO-76l Partido catclico (1946- 760 Absolutismo
O.[j[iH 0.251 0.270
l.H:!:l (,1 ~:l)
O,49H
17.89
fJ.~:llj
0.2b8
72:1
• R cundrndo ujustado. b Coeficu-nto t. entre purentesis. ~'IJ~,Nn, (lnl"~,, dr- d"l,,~
d,' SSIIl
I
personas mayo res en la poblacion (~Yr, de personas mayores) que es sig nificativo tanto en 1950 como en 1977; la otrn es la movilizaci6n del poder de la izquierda (RPCI, que lIega user importunte en 1977. En otras palabras, las fuerzas pohticas inf1uyen en los cornprorni sos de gastos solo en la etapa de la postguerra; esto es ta mbien 10 que cabria esperar, Solo despues de la Segundo Guerra Mundial fue cuando todos los parses estableeieron la democraeia plena y cuando los partidos socialistas y de la clase obrera tuvieron una verdadera posibilidad de detentar, 0 al rnenos com partir, el poder gubernamen
156
t,"STA ESI'Ir>:(;-ANI)EltS!':r\
tal. Es evidente que las «xplicaciones sabre "el crecimiento econorni co" no son adecuadas; el PIB no explica en niugun ano el rcsultado del gasto social, pero la fuerza de la variable porcentaje de personas mayores sugiere que una teorta funcionalista-demograficu ticue cier ta validez. Durante 1950 y 1977, la variable porcentaje de personas rnuyores es la mas fuerte, explicando respectivarnente el 34 y el 50 por ciento de la varianza de los gastos sociales. Durante 1977 la variable repar to pcnderado de carteras explica cerca del 27 por ciento de la varian ZB. Por 10 tanto, durante la etapa de In postguerra nos enfrentamos a Ia clasica yuxtaposicion de una teoria basada en el poder y una teorta funcionalista-dernografica. Para hacer una cstirnacion de su fuerza relativa, las dos variables se han introducido simultaneumente en un modelo simple multivar-iuhle OLS: CSS.,PIR (19771 = -~.H{-jO C + O.O:-)H (t.'UA~1
}{!'('
It=O.:I~1
+ 1.;,96',
Ill'r:-;ona~ runyoros (H'2=flA771
lL=:l.721
Cuando se controla [a variable pohlucion de personas rnayoros, el poder do la ivquierdn pierde su fucrza explicativa: la estructura de mografica, como rnuestran tarnbien Wilensky (1975) y Pampel y Wi lliamson (1985), es la explicacion mas poderosa de las variaciones del gasto social entre los parses. E!:ltc es un resultado que es bastante consistente can el argumento propuesto en este libra: no hay ningun argumento tcoricarnente con vincente de par que los niveles del gasto social como tales deberian re/lejar las aspiraciones de los trabajadores y los logros de los parti dos obreros. La ausencia de un efecto "catolico" 0 "absolutista" es mas sorprendente, sabre todo para los prirneros unos. Por supucsto que despues de la Segunda Guerra Mundial tanto las fuerzas socialdemo cratas como las cristianodernocratas ampliaron a! mismo tiempo eJ gasto del bienestar social -qUiZ3 los socialistas 10 hicieron un poco mas- y s610 esto puede explicar la ausencia de un efecto indepon diente del "catolicismo" despues de 1950. Pero en 1933 .v de nuevo en 1950 los efectos del catolicismo y del absolut.isrno deh,'rian haher aparecido mas claramente. Si esto contradice nuestras expectativas, no anula nuestro argumento. El problema crucial no son los gastos totales, sino la estructuraci6n del Estado del bienestar. Cuando vaya mas a los amilisis de las diferencias estructurales es cuando se podra comprobar real mente nuestro argumento referente a las fuerzas poli ticas.
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Pensiones Hay muchas ruzones por las que deberiumr», decidirnos a dasngro g:ar el salario social en sus partes cnmponuntr-x Hay algunos compo nentes en el conjunto de las medidas del Estadu del bienestar que son mas decisivos que otros para el bienestar social de la clase obrera, y los factores demograficos (como e! envejecimientol no estan relaciuna dos par igual can todos los programas sociales. Se comprueba mejur el impacto relativo del poder y de las variables dernograficas y econorni cas centrandose estrictamente en las pcnsiones, Myles (l984a) y Pampel y Williamson (198;') representan hasta ahara los enfoques mas sofisticados en esta linea. Las fonnas en que los dos trabajos miden las pensiones, dificren considerablemente. Myles se centra principal mente en las cualidados de los planes dejubi lacion y encucntra que In variable poder de la izquierda ofrece una ex plic acio n decisiva de las dif'erencias entre naciones. Pampel y Williamson se conccntran en 10..., gastos en pcnsiouos y encucntran que la estructura demografica eli la explicacion mris poderusa (las personas mayores constituyen un potcnte hloquo ('!('t:tond 1. Sin crubargo, esta clase de enfoque esta sesgada imphcitarnenu-. Tomar solo los gustos del Estado del bienestar en pensiones, como hacen Parnpel y William son, significa que se esta estudiando unicamente una parte de todo el universo de las pensiones ---el sector publico. Implicitamente, esto sig nifica que se esta estudiando la estructuraciun dt' las pensiones. Parece obvio que un test adecuado del impacto del envejecimiento de la poblacion, debe incluir todo tipo de gastos de pcnxiones. publicas y privadas. De esta manera no nos referimos a In cstructuracion, sino a la asignacion de los recursos macrncconrimicos. Y de esta forma rna ximizamos la probabilidad de que fuerzas econornicas y dernograficas sobredeterminen las variables politicas. En resumen, es mas probable que lIeguemos a un razonamiento de convergencia, si estudiamos el gasto en pensiones en relacion a los gastos del sector tanto privadu como publico. Por el contrario. scria mas prohahle descuhrir una in fluencia significativa de las variables pohtic.rs si estudiamos las dife rencias estructurales en los convenios de pensiones. La tabla 5.2 resume nuestros resultados con respectu al gasto total en pensiones. La variable dependiente incluye el gasto en cuatro tipos de programas: planes privados individuales, pensiones colectivas oeu pacionales. pensiones de funcionarios y pensiones de Ia scguridad so cial. Para esta variable solo tenemos datos de 19RO.
158
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t'
0.052 -<)557
-<).23 1-2.69)"
0.267
7.21
mayores ( 1980)
0.791
0.602
26.69
RPC (1946·76)
0.423
5.170 15.17l 0.072 (1.87\
0128
3.49
Partido cntolico Absolutiemo
0.329 0.217
lh
personae
• H cuadrado ajustado. .' coeficiemc t entre purentesis.
F\ I NT~ .rd'II\,.' de
IL-....
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lid -"SIB
n!f\T~T:\H
159
1980 es mas probable que sea grande wando el erecimiento economi. co haya sido flojo. i,C6mo podemos interpretar mejor este resultado aparentemente parad6jico? En primer lugar, debemos tener presente que el gasto en pensio nes esta calculado en relacion al PIB. POI' 10 tanto, si el PIB crece len tamente y el porcentaje de las personas mayores aumenta rapida mente al mismo tiempo, 10 mas-probable es que las pensiones aumen ten mas deprisa que el PIB. Dicho de otra forma, las presiones demo grMicas persisten independientemente de las condiciones economicas. Esta hip6tesis esta tratada en cl siguiente modelo OLS:
-PIB per capita (1980) Crecimiento 1lcl PIB 1960-80
nu. r.:'TAI)l,) Dr:l.
.OJ
TABLA 5.2 Ana,hsia transversal (OLS) del gasto total de penaiones pu blicas y pri vadas (como ~ del PIB), 1980
Vllnoble independtente
~ll':-';\)l)~
Total de pensioncs = 1.580C + 0.679 (% personas mayoreal - 0.010 (crecimiento del PIBl It = 0.61) It = 4.14\ tt = -1.58)
I
-~-~
Como hernos anticipado, el envejecimiento de la poblaci6n es la fuerza impulsora que hay detras del gasto total en pensiones, un re sultado que apareceria como bastante logico, wando no casi tautologi co. Sin embargo, la dificultad surge cuando tratamos de interpretar el significado de la proporci6n de las personas mayores. Puede ser anali zado en terminos de una teoria funcionalista, segun la cual las necesi dades se satisfacen cuando surgen 0, alternativamente, en terrninos de las presiones politicas que los votantes de edad avanzada ejercen sabre el sistema politico. La interpretacion funcionalista seria mas plausible si a) las varia bles politicas fueran completamente irrelevantes, y b) las variables econ6micas fueran causalmente importantes. En cuanto a 10 primero, la tabla 5.2 indica que ninguna de nuestras variables sobre poder po litico intluye de forma significative en el gasto en pensiones. En cuan to a 10 ultimo, descubrirnos sorprendentemente que el nivel econ6mico (PIB per capita! es completamente insignificante, mientras que la ta sa de crecimiento econ6mico de la postguerra esta relacionada con el gasto en pensiones de una forma significativa pero negativamente. Esto significa que el tarnano del total del gasto en pensiones para
Este modclo explica eJ 64 pOI' ciento de la varianza (F = 15.84) y, puesto que el crecimiento del plB pierde su significado, confirrna la importancia causal singular de la variable dernognifica . Pero, como hemos sostenido anteriorrnente. no es probable que el irnpacto crucial de las variables pohticas surja en modelos de resulta dos agregados del bienestar social, sino mas lJien ruanda examinamos las tendencias estructurales. Procederemos ahara a ese examen. En primer lugar, empezaremos con una serie de analisis de los tres tipos de configuraci6n de pensiones que reflejan nuestros regimenes de los Estados del bienestar. EI regimen "liberal" se mide poria parte de las pensiones del sector privado relativa al total. Para el regimen "con servador" analizaremos tanto el grado de estatismo, medido en gastos de pensiones para los funcionarios como un porcentaje del PIB, como el grado de corporativismo en los programas, medido (como en el capi tulo 3) como cl mirnero de planes publicos de jubilacion que diferen cien el status. POI' ultimo, se identifica el regimen "socialdemocrata" en relaci6n con gastos legislados de pensiones de la seguridad social como un porcentaje del total.
Los REGiMENES DE LAS PF:N~lON,;s La tendencia "liberal" del mereado POl' motives de solidaridad, unidad y desmorcantllizacion es de es perar que los partidos politicos de izquierda trataran de sustituir las pensiones del sector privado pOI' unos derechos sociales legislados. Asf pues, anticipariarnos un efecto fuerte y negative del RPC sobre las
160
1.0:-
ta1S'['A E:-;PIKl;·ANllEKS!':!'J
pensiones del sector privado en el total de lu cornbinacion de pensio nes. Por razones sirnilares de desmercantilizaci6n y tam bien por su prefereneia por el status y por la jerarqufa, cabria esperar efectos pa recidos para los partidos catolicos y para los parses con fuertes tradi ciones de Estados absolutistas y autoritarios. Las pcnsiones privadus se dividen en dos grupos distintos: contra tos individuales de pensiones (generalrnente del tipo de seguro de vi da) y (de manera caractertstica) planes ocupacionales negociados co leetivamente. Los dos pueden reflejar [acilmente logicas diferentes. Micntras el primero se une estrechamente al estricto individualismo del mercado, el ultimo pucde por sf misrno incrcmentarse clan de los trabajadores esten muy organizados -sabre todo cn condiciones clan de el sindicalismo es fuerte mientras el poder de los part.idos obrcros es debil. En otras palabras, las pensiones ocupacionales pueden cons tituir una estrategia alternativa a la via pnrlamcntaria para los tra bajadores organizados. Por 10 tanto cxuminarcmos de manera sepa rada la fuerza de los sindicatos, En la tabla 5.3, la variable depen diente es el gasto combinado en pensiones del sector privado (indivi duales y colectivas i como un porcentaje del gasto total en pensiones en la econornia durante) 980 n, de penaiones del mercado). Los resultados de la tabla 5.3 son consistentes con nuestro razo namiento te6rico general; aunque ninguna de las variables alcanza un significado estadistico real, los signos, como era de esperar, son todos negatives. EI papel del sindicalismo se ha analiza do por sepa rado s610 para las pensiones ocupacionales como una parte del to tal. EI coeficiente de regresi6n es negativo e insignificante, con B = -0.179; t = 1.48. Mereee 10 pena reeordar que el sindicalismo y el RPC estan alta mente intercorrelacionados ty por tanto son sustitui hies} pero, sin embargo, este resultado indica que los planes ocupacio nales privados no constituyen una altt-rnnt iva principal nl movimicn to obreru. La Tabla 5.3 muestra que la tendencia del mercado en las pensio nes esta asociada principal mente a dos variables: esta relacionada po sitivamente con el PIB per capita (aunque no con el creeimiento del PIB) y esta fuertemente y negativamente rclacionuda con la estructu ra de edad de la poblacion. Mientras la variable nivel econornico es di fieil de interpretar, el efecto fuertemente negativo de la variable por centajs de las personas mayores apunta hacia un apendice interesan te a nuestros prirneros resultados. Ahora aparece que In teoria del "empuje" (push) dernografico no se refiere a todas las clases de pensio nes por igual --que las personas mayores. en algun sentido, no son
TH.~:S ~IL';-':lK):;
isi
DEL EST.-\J)O !lEI 1I1E;-.;r:-"lAl\
1
TABLA 5.3 Anahsis transversal (OLS) de la tcndencra del mcrcado en las pensroncs, 1980
Va'-Iabl,· ,"d'"l"'udl('uu.,
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---- - - - - - - - - -
PIB per capita
.
O.~OH
Crecimiento del PIB % personas mayores
0.262 -0.530
RPC (1946-80)
-OAI2
Partido cutolico
--OAOG
Absolutisrno
--(>.:I4H
"
Jet'
F
3.330 12.:16)"
0.212
5.5H
-2209 1-250) -0.290 1-1.811 -0.229 1-1.77)
0.236
6.26
0118
3.27
0.112
:U4
.
La vurmblv dvpcndicnte son las pcnsiunes pri vudns tindividuules y ocupacionalcs) ccmn % del gusto total en pensioncs publicus y privadas
combinadas en 1980. R cuadrudo ajustedo h Coeficicnte l entre parentesis ___ ~Nn 111th,..." nl' dlllu~ dt' S~lI\
l
I
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neutrales en la forma en que su influencia es ejercida sobre el gasto en pensiones. Los coeficientes sugieren que las personas mayores al bergan una preferencia negativa por las pensiones privadas del mer cado. Estas reflcxiones requieren dos modclos adicionales de comproba ci6n. En primer lugar, necesitamos establecer si el efecto (negativo) de las personas rnayores se manticne cuando se controla cl PIB per capita. En segundo lugar, si es correcto que las personas mayores ten gan preferencias negativas para las pensiories privadas, esto posible mente influiria en el papel de los partidos de izquierdas. Examinaremo~ en primer Jugar el efecto explicative de las personas mayores controlando el PIB: % pens. del mercadc = 12.150 C + 3,615 (PIB per capital ·-2.3RI ('7£ personas mayorcs) (t
= 0.96)
(l = 3.301
It=3.42)
Con un R cuadrado (ajustado) de 0.528 (F = 10.49), esta claro que la regresi6n aditiva, incluyendo tanto el porcentaje de las personas
162
~aJ~T.-\ ~>l'l~l;-.-\:\ ll~:j{:-:'F
!.us na:~
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rnayores como fa variable PIB, se cornporta mucho rnejor que cual quiera de los rnodelos bivariablcs anteriorc-s. Ademas, a mhas varia bles permaneccn significativus cstarhsucamentc. Sin embargo, IIlWS· tro segundo modelo indica que no hay 't.ransmisiou' simple do las pre ferenrias de pensiones de las personas muvurc.s en los (d",ttos dt, los partidos de izquierdas:
\1lS[)ll~
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uu. IIp·'-.;r:-:T:\H
TABI.A :';.4 Analis!s trnnvrrsnl •OLS I dol pn vd('~' If!
II
Van"I,I,- l'UI'"I"·,,.t"·!lU'
% personas mayorcs
0.458
16:1
l'~l atixtu.
191'11)
,..
JCC'"
o.is:
0.160
4.24
0.:197
1221
0.241
6.39
(2.06)"
'e pensioncs del nu-n-ado =
~l8.R60
C -O.076IHPCl -UJlO
ft=2.76J
(t=-o.:n)
(I;'
pcrsonas mayores t
(1=--1.5,';)
La vurianza explicadu en este modele en reulidad es nWIlO!" C20 per ciento) que en el modelo bivariable can solo el porcentaje de las perso nas mayores, En otr as palabras, no especifica Ia relacion existente entre la estructuru de edad y los sesgos de las pensiones privadas. La falta de un impacto nl'gativo mas fuerto del poder del partido de la izquierda sobre las pens-iones privadns provoca una preocupa cion teorica. La falta de un efecto puede que tenga que ver can la for ma esencialrnente bimodal en la que estrin distribuidos los parses en In variable pensiones privadas: en un grupo la ratio de las pensiones privadas es muy alta (Estados Unidos, Canada, Suiza y Australia), mientr as que, en otro, el coeficiente es muy bajo. Tenemos, pues, aqui un caso claro donde el enfoque lineal es de utilidad limitada.
La tendencia estatalista en la provision de pensiones La tendencia estatista ya fue definida antes como una propension a garantizar unos privilegios especi ales para los funcionnr ios. En nuestra argumentation, cl estat.ismo esta asociudo al modele conser vador de los Estados del bicncstar y, por consiguiente. cnbrta esperar que el catolicisrno y cl absolut ismo estuvicr.m rclnrionn dcs fucrte y positivamente con un os niveles elevados de estat.ismo. POl' el contra rio, siguiendo nuestra teoria de la sociuldemocratizncion, el poder de movilizacion de los partidos de izquierdas (RPC) deberia influir en el estatismo en sentido negativo. Es diftcil vel' como la est.ructura de edad 0 p{ desarrollo economico podriun inlluir en un trato especial pa ra los funcionarios del Estado. En la tabla 5.4 la variable dependicnte esta definida como los gastos en pensiones de los empleados del go bierno como un porcentaje del PlB (en 1980). Como era de espcrar, las variables dernograficas y econornicas son de poca 0 nula importan cia para el estatismo. De acuerdo con nuestra hipotesis, Ia relacion existente con el poder de los partidos de izquierdas es negativa, pero
-0_:IH5 -0.060 0,/;67
PlB per capita RPC /1946-80) Partido cutolicu
0.0:37 (:l.:)HJ
0.534
Abeolutismo
0.198 (2.53)
• R cuadrado ajustado. b Cocficicnte t entre parcntesis. "'1'~.Nn'
Ilrdll~" d,' dn',,~
,i,·j :-:'SI1l I
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_I
lambien es completamente insignificante. Puesto que tanto los sindi catos como los partidos de izquierdas general mente atacan los privile gios de status especiales, podernos interpretar csto en el sentido que los partidos laboristas en el gobierno por 10 general han sido incapa ces 0 no han estado dispuestos a disrninuir las ventajas de los funcio narros. La Tabla 5.4 muestra, en camhio, unos efectos bastante profundos tanto de 10 fuerza del partido catolico como de los legados fuertemen te absolutistas. Esto es prccisamente 10 qUI' cahria esperar. La si guiente pregunta es l.qUf> ocurre cuando se introducen al mismo tiem po en el modulo el catolicismo y cl absolutismo' Una posihilidad teori ca es que una variable domine a las otras; una sogunda posibilidad es que ambas se surnen independientemente par-a una explicacion total. En el siguiente modelo, comprobamos los sum ados del absolutisrno y del catolicismo: Estatismo ';;; O.599C + 0.014 (Partido catolicot + 0.117 t Absolut.ismo r (t=J.76) (t=2_R4)
(t=l.H:tl
EI modele aditivo combinado explica el 54 por ciento de la varian za (F:8.65) y, por 10 tanto, es superior a cualquicra de los dos mode los bivariables de la Tabla 5.4. Sin embargo, cuando se introducen
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E:':):~l~-.\~~)r:!-L"';'r.::'\
juntos, es evidente que 1a variable partido catolico domina ala varia ole absolutismo; esta ultima ha perdido esencialmcnte su significado. Esto confirrna. en terminos generales, nuestru esperuda correspou dencia entre las caracteristicas del regimen conservador de bienostnr y su expresion politica. Estu clase de correspondencia sera confirmada in la siguiente seccion sobre el programa corporativista en pensioncs.
£1 corporativismo en las pensiones de la seguridad social
rRE~ ~Il":-;D():,
165
nu, E:'T.-\lX.l DH llli- \E;-;r.-\f\
TABLA 5,5 Analisis trnnsvcrsnl \01.S) dl' h\ cstrnuficuciun social corporutivistu cn lns pcnsioues. I ~li'\(l
"
\'"n .. bl, Lrld,·p"ndll'rLtl·
RPC (19·1G-HOI
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Partido cutolicc
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.__.
17R
0.46:l
OJ)H!)
O.16G
4;JH
0.H43
92.04
12.09!'"
Como hernos argumentado repetidamente, el enfasis en las dife rencias de status y en el corporativismo ha sido rnuy fuerte en cl cato •icismo y en las politicas de los Estados autoritarios. Sin embargo, no ieberiamos olvidar que e) corporativismo ocupacional se extendio tambien en muchos de los primeros movimientos obreros, La teonu de la socialdcmocratizacion nos lIevaria a espernr que los )artidos laboristas trubajaruui uctivamenu- para nnular In dilorcncin 1e status. Por el contrario, la fuerza del partido catolico y cl legado del absolutismo debe rtnn afectar positivamentu al corpor ativismo. Aparte de la probable oposicion de los partidos de dcrecha y catolicos, arnbien se opondrian a los esfuerzos de un partido laborista por la descorporativizacion los intereses institucionalizados atrincherados en la conservacion de la segregacion de status y del privilegio. Por 10 anto, deberiamos esperar un efecto negativo, aunque no muy fuerte, tel RPC en el corporativisrno. No hay ninguna raz6n teorica genuine por la que la estruetura de .dad 0 el desarrollo econ6mico debieran influir en el corporativismo 'e los programas. En la Tabla 5.5 presentamos analisis del corporati vismo en los prugramas de pensiones, definidos y medidos igual que en el capitulo 3: numero de prograrnas de pensiones individuales del ector publico definidos ocupacionalmcnte. Los resultados de la Tabla ~.5 son exactarnente como predij irnos. Los part idos de izquierdas lRPC) tienen un efecto negativo aunque insignificante sobre el corpo ativismo, rnientras que el cfedo del catolicismo y, ante todo, del ab olutismo t>~ enorrne. En reulidud, el poder uxplirntivo solo del ahsol u tjsmo (el ~4 por riento de la varianzu : P"" sorpn-ndcnto. AI igual quo antes, nefesitamos examinar la relation causal relativa que existe en 'e el llbsolutismo y el catolici~mo en un modt'lo multivariahh' aditi 'Of):
Corporatlvlsmo
::=
1.072 +0.014 (Partido cutOlicoJ + 1.054 Ahsnlutismn
(t=
-1.85)
(t=I.l)lj)
(t.=H.H71
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Absolutismo
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. R cundrudo ujuatndo .
Coeflcicnte t entre parentcsis.
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Ft·E~Tf.
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dal"~
dd !-iSlIl.
El modelo confirma que el absolutismo constituye la vordadcra va riable decisiva. La vurianza cxplicada en este modelo aumcnta solo de forma marginal, si se com para el modelo bivariahle con el absolu tismo (86 por ciento; F~52.68) y la variable partido catolico pasa a ser insignificante.
La tendencia de la seguridad social en las pensiones Una tendencia de la seguridad social en la cornbinacion de pensio nes deberia estar asociada muy estrechamente can la "socialdernocra tizaci6n" del Est.ado del bienestar. Midiendo las pensiones de la segu ridad social como un porcentaje del total (privadas, publicas y de fun cionarios), una puntuaci6n alta obviarnente sig-nificani tarnbien una exclusion de los planes privados, aunque no necesariumente del esta tismo 0 del corporativisrno, La teorra de la "burocracia" resulta mas apropiada con respecto a las pensiones de la seguridad social. El razonarniento, como 10 propu so Wilensky (IH7f»), S(> bnsa <'11 (,1 supui-stn dt' que una Vl'1. cst.ihleci das, las burocrucias acumularun poderes indopcndientes y cr-ixtrrlizn ran en unos ln1.ereses organizarionales egoistas para su propia perpe tuaci6n Y fTl·('imil'nto. Por 10 tanto. de acut'tdo con la It·y d" Parkin son, anticipariamo8 que, cuanto mas antigutl es el sistema (medido como cl ano en que se fundal, mas grande Helia a ser. En la Tabla 5.6 examinamos las variables economicas, demograficas y burocraticas
166
(aJST.\
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E:;I'I."It;·A:'\[)EHSE~
V.lrlt\b\t' ""Iq."·"U,,,nh· ----
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PIB per capita Rurocraeia RPC , 1946-80 I
0.443
LII. ~;STRUCTUI{II.CION Il~: LOS ESTII.DOS DEL lllio:NI·:STII.H
i
r
0.050 -0.078 0.706
I.8l'2 ( 1.98)"
0.146
390
0.488
0.·168
1~.~)1
(3.99)
Partido cat.6lico Absolutismo
lti7
Nuestras predicciones se mantienen respecto a la influencia de las variables pohticas: en realidad. la unica fuerza identificadora que hay detras de las tcndcncias de In spguridad sociul ('~ In de los part.idos la buristas PH ul poder.
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Il_ personas mayo res
111<1 Ill] \1'."1 \I.
Tendencia OP lu s.socia l "" 63.750 C -to.S08r RPC) -0.1.'1.11 r.; personas rnavorcs i (\=;).541 It::::l.It2l It,,, -H.IH5l
-,
--
~.:-ll\I)()
La irnportuncia del partido de iz.quierdas '2>\.' ccnfirma. udernas , cuando controlamos In variable porcentaje de personas ruavores. En eI modele multivari ablc OLS ColW' prcsenunnus a conunuucidn. In va riable porcentaje de personas mayores pierde signiticaci6n corupleta mente, confirmando O'. 10 que es inferior "I modelo simple bivariahle del R~C y de la tendcncia M la seguridad social.
sabre la variacion internacional en las tendencias de la seguridad so cial. Por Ia Tabla 5.6 se ve clarurncnte que ni la burocracia ni cI desa rrollo econornico influyen en las tendencies de la seguridad social. Se deberia toner en cuenta que el argumento de Wilensky para el cfccto de la burocratizacion fue comprobado en base a los gastos de la segu ridad social como un porcentaje del P1B, no en buse a nuestra varia ble tendencia estructural. Sin embargo, si en su lugar cornprobamos la tests junto a las pensiones de la seguridad social como un porcenta je del PIB para 1980 entre los 18 paises incluidos en nuestroestudio, cI efecto de la burocracia permanece nulo. El envejecimiento de la poblacion tiene un efecto pequefro pero in significante en las tendencias de 1a seguridad social. Esto es un poco sorprendente si recordamos el cfecto negativo que tenia en las tenden .ias de las ponsiones privadns. Rospecto a este punto, ofrocimos la hi ootesis de que las personas rnayores eran un grupo de presion politica a favor de la legislacion mas que de la dependencia del mercado. La ariable RPC sola, explica el 47 por ciento de la varianza. Esto es con 'istente con nuestra idea de que los partidos Iaboristas trabajaran con energia para dar solidez a los derechos de los ciudadanos y para dismi .iuir la dependencia de la provision privada.
TABLA 5.6 Analilils transvorsnl lOtS) de In tenrh-ncin de In scguridcd social e-n la cornhinacion <11' peusrones , 19H()
rHE.'!i~lL·.\I)ll~ l>~::
Habiendo examinado los mecanisrnos causales que hay detras de los Estados del bicnestar en re lacion a su tamano y de las pensiones en relacion a sus tendencias estructurales, procederemos ahora a las cxplicaciones de las diferencias estructurales en lo~ Estados del bie nestar de una forma mas ~eneral. En est.a scccidn nos conccnt rare mos en tres curacterfsticas que han sido centrales todas ellus en la historia de la politica social de 10:-; movimientu» obreros. En primer lu gar examinaremos In irnportancia relativa de 1<.1 ayuda a los pobres con comprobacicn de medius de vida, rasgo este que {'S especialrnente caracteristicn del regimen residua' y liberal rip! Estado del bienestar y al que se han opuesto siernpro de forma ('[l(~l'gica los trabajadorcs. Por eso, el poder de la izquierda debe ria ayudnr a mar-ginar la ayuda a los pobres. Posteriormente analizaremos Ia desmercantilizacion y el comportamiento del pleno empleo, puestc que ambos representan Jas piedras augulares del Estado del bienestar "socialdemocrata".
La importancia de la comprobaci6n de los medio" d" vida
-0.164 -0.150
A 1a antigua tradici6n de la ayuda a los pobres se opusieron los movimientos de los trabajadon's, porque comhatian por unos dere· chos "solidos" para los ciudadwlos y porque In comprobacion de me dios de vida tendia a estigmatizar y a dividir socialmente a la pobla
• R cuudrndo ajustado. ~ Coeficienlc t entre parenl<>sis. t'l:CN"n. un'hum d" ,wlu.• lid sS/n ~
.J
168
GO~1'A r~SPIN{'-ANDEH.s~:N
[.(1:-; THE~ ~1l'\IlO~
cion. Entre los 18 paises estudiados, la tradicion de 1a ayuda a los pobres ha sido eliminada casi totalmente en los paises nordicos do rninados por la socialdemocracia; es todavia bastante importante en paises como Estados Unidos y Canada y esta presente de forma mo derada en los parses de Ia Europa continental. La relativa import.an cia de los subsidios de asistencia con cornprobacion de medios de vida en el total de los gastos de la seguridad social constituye una medida muy apropiada de la estructuracion del Estado del bienestar porque destaca los principios expresados en la politica social liberal tradicio nal. En la Tabla 5.7 presentamos el analisis de las tendencias de la ayuda a los pobres en base a datos de 1977. Claramente s610 hay dos variables de alguna importancia estadistica: el PIB per capita, que sorprendentemente esta relacionado con la ayuda a los pobres de una forma positiva y significativa y el RPC que, como ya predijimos, tiene un efecto fuerte y negative. La fuerza del partido catolico y del absolutismo. asi como cl porccntaje de las personas rnayorcs, son in significantes (aunque los signos apuntan hacia 1a direcci6n espera
nEL
I-:~T,\])O
IWI l\lF\F.'l'.\t\
ltm
pita permanecen tan poderosos como siernpre: conjuntamente , las dos variables explican ahora cl 72 por ciento de /a varianza (F = 22.381. Ayudn
11 los
pobros
00:
-
fUJ2:lC ---0.221 l HPC
(too:
-LXii) It=-4.97l
1+
1.1';10(PIB pr-r capu.r I ll;-;·1.40l
EI fuerte efecto lineal, aditivo del PIB per capita sobre la tenden cia de la ayuda a los pobres; se interpretu mejor como espurio: los mismos paises que puntuan mas alto en el PIB per capita (Estados Unidos y Canada) tambien puntuan 10 mas alto en la ayuda a los po bres. De hecho, esta conclusion esta confirmada por una inspeccion de los valores residuales. Lo que es important" es que el modelo confir rna nuestro urgumento sobre la centralidad del poder de los partidos de izquierdas para la "socialdemocratizacion''. EI RPC es claramente decisive para restringir la orientacion favorable a lu ccmprobacion de medios de vida en los Estados del hienestar.
La desmercantdlizacion en el Estado del bienestar
da),
A la luz del fuerte poder explicativo del PIB per capita, debe ria mos introducirlo como una variable de control con el RPC. En el rno delo que se presenta a continuacion, tanto el RPC como el PIB per ca
r-
TABLA 5.7 Anali!(is trnns versnl (OLSI d.. In uyudn II los pobros ron comprobacion de medics de vida en el Estudo del bieneatar, 1977
Varuthle md"l."·ndlt'nl.c
B
ttl"
F
--------PIB per capita personas mayores RPC 11946·801
%
0.580
I.R60 12.R51"
0.295
R.12
-0.224
O.3H!)
II.S:I
·~.3RO
-0.652
\-:3.441
Partido CBt61iCO Abaol utiemo
0.118 -{).063
• R cuadrado ajustado - Coeficiente t entre parenteais. t'U&NTE••eehrvc de dal.olldel 8SlM
Nuestra medida de la dcsrnercant.ilizacion se deriva del in dice compuesto desarrollado en el capitulo 2. La variable trata de medir el grado de capacidad de los programas sociales para liberar a los traba jadores de las restricciones del flujo monetario. Evidentemente, cabrta esperar que el poder politico de la izquier da tuviera un efecto fuerte y positive sobn- /a desrnercantilizacion; si no es asi, gran parte de todo nuestro marco teorico se viene abajo. EI cfecto del RPC deberta permunecer fuerte tumbien cuando se est.a controlando el desarrollo econornico. Esto cs importante, porque la meta de la desmercantilizacion debe ria pcrscguirsc incluso bajo con diciones rnacroeconomicas udversas. Nuestra interpretacion de la politica conservadora nos lleva a es perar que su influencia sabre ia desmercantilizaci6n sea ligeramente mas positiva que negativa. Evidentemenlc, la oposicion mas fuerte deberia provenir del liberalismo, para el que dosgraciadamcnte no te nemos ninguna medida que no sea arnbigua: como alternativa, en [a Tabla 5.8 incluimos la ayuda a los pobres como un sustituto del libe ralismo, La Tabla 5.8 muestra que solo dos explicaciones son significativas en una relacion bivariablc: el RPC, tal como esperabarnos, esta rela cion ado de una forma fucrte y significative eon la desmercantilizacion ----€xplica el 43 por ciento de la varianza; el porcentaje de la gente ma
LOS'[R£S
C·0~·TA [SPI~G-A...""DER.-';~:~
170
TABLA 5.8 Analisis transversal (OLS) de In desmercantilizacron en el Eetado del bienestar, 1980
"
Ylolriable mdependrente
PIB per capita Il' personas mayorea
-0.026 0.672
K2"
.
----~---
2.173
0.417
13.18
0.430.
13.81
0.118
3.27
(3.63)b
RPC Partido cat61ico Absolutismo Ayuda a 108 pobres
0.681 0.161 0.284 -0.412
0.371 (3.721
-0.654 (-1.811
• H cuadrado ajuatudo. b Coeficiente t entre parenteeie.
~1:l1~lJUS
DEL tSTADO ut. BIE:\£ST:\.R
171
Evidentemente, el porcentaje de las personas mayores no solo se transmite por medio del RPC (la correlacion de orden cero entre los dos es 0.663, 10 que puede ayudar a explicar el pobre comportamiento de las dos variables en el rnodelo), pero tarnpoco se explica de una for ma mejor la desmercantilizacion por medio del efecto aditivo de las dos variables. A pesar de todo, nuestros resultados prestan un soporte sustancial a la teoria subyacente de que la desmercantilizacion es un objetivo irn portante, cuando no central, que esta detras del proceso del poder de rnovilizacion de la clase obrera. La falta de cualquier influencia de las variables econornicas sugiere que la tesis del "industrialisrno" tiene po ca validez. Por otra parte, puesto que evidentemente hay que tener en cuenta las fuerzas dernograficas, no podernos descartar por completo el punto de vista funcional de la evolucion del Estado del bienestar. EI comportamiento del pleno empleo
F'uENTW urchrvo -I,· dutos d,·1 ':SIR
yor en la poblacion tiene un impacto casi igualmente fuerte. La varia ble PIB es completamente insignificante y no cambia absolutamente nada cuando se la introduce junto con la variable RPC. La ayuda a los pobres como sustituto del poder politico liberal, co mo penaabamos, esta correlacionada negativamente con la desrner cantilizacion, pero no alcanza significacion. Por 10 tarito, la com pro bacion mas apropiada es si el fuerte comportamiento de la variable porcentaje de personas mayores se debe al hecho de que tiene un po der explicativo independiente () si su l'fl'eto esta mediatizado por el RPC. EI modelo que viene a continuacion sugiere que 10 primero es 10 cierto, puesto que ambas variables retienen (en igual grado) su res pectivo status frente a la desmercantilizacion; sin embargo, arnbas pierden considerablemente en relacion a la significacion estadistica. La varianza total explicada en este modelo es 49 por ciento (F=9.18), es decir, apenas mas que cualquiera de los dos modelos bivariables con el RPC y el porcentaje de las personas mayores respectivamente. Desmercantilizaci6n = 7.898C + 0.229
EI pie no empleo no es solo un bien que beneficia a los propios asa lariados. La opinion de Kalecki (943) de que el pIeno empleo sosteni do inclinaria de forma significativa la balanza del poder a favor de las clases trabajadoras, probablemente seria com partida por todos los movimientos obreros. Su fuerza proviene sustancialmente de un mer cado de trabajo tenso. En muchos parses, el cornprorniso publico con el pleno empleo fue proclamado e incluso se introdujo en la constitucion, con posteriori dad a la Segunda Guerra Mundia!. Sin embargo, el compromiso se ga rantizo de forma irregular y se aplico de forma aun mas irregular. Ha variado desde una garantia constitucional, como en Noruega, hasta una estrategia general anticiclica keynesiana, como en Alemania en tre 1967 y HJ74, y a un papel gubernarneutal practicarnente pasivo, como en Dinamarca hasta 1958, en Alemania antes de 1967 y en Estados Unidos a 10 largo de la mayor parte de la epoca de la postgue rra. Douglas Hibbs (977) ha rnostrado que el poder politico de la iz qnierda favorece el plene empleo por encima de la estabilidad de los precios, EI defecto de su por otra parte sofisticado estudio es que los datos cubren un numero limitado de parses y s610 durante las decadas de crecimiento. La tarea del mantenimiento del pleno empleo despues de 1973 es probable que requiera verdaderamente una mayor movili zacion del poder. Las politicas activas de empleo deben ser financia das y requieren una solidaridad financiera entre los empleados.
1';'2
GOST..)"
ESPI~G-.o\.."DER.'E~
Muchos paises respondieron al desempleo posterior a 1973 con -rogramas que estaban disenados para reducir la oferta de manu de obra, incluyendo la jubilacion anticipada, el regreso de trabajadores extranjeros y animando a las mujeres a que volvieran a quedarse en asa ocupandose de la familia. Obviamente, esta es una version rnu -ho mas suave de Ia obligacion del compromiso del pleno empleo y tie ne poco que ver con niveles maxirnos de ocupaci6n. Los siguientes analisis tratan de controlar las diferencias de la -ferta de trabajo en los distintos parses. La medida es la tasa media de desempleo a largo plazo (de acuerdo con la definicion estandariza .ra de la OCDE), ponderada por el nivel de participacion de la fuerza Ie trabajo. Los paises con unas tasas de participacion bajas son asi "castigados", mientras que los paises que han producido una expan sion son "recompensados". De esta manera, el in dice capta no s610 el lesempleo, sino tambien el comportamiento en relacion a la creacion 'ie puestos de trabajo. Evidentementc, en el un.ilisis del cornportamiento del plene em "leo la variable economica relevante es la tasa media del creeimiento 'eal del PIB. Puesto que nuestro razonamiento sostiene que un Estado del bienestar residual es mucho menos probable que este com prometido con el pleno empleo, introducimos en los modelos la varia rle ayuda a los pobres; vease Tabla 5.9. Ej que el poder de la izquierda sea una precondicion importante parael pleno empleo se desprende claramente de la Tabla 5.9. EI ,lPC ex plica casi el 27 por ciento de la varianza. Una relacion simi lar, pero menos significativa, surge cuando correlacionarnos el des empleo (1978-83) con el RPC la currelucion de orden cero es -O.:J84. La tabla tarnbien revela que las tasas del crecimiento econornico no .ienen influencia en el comportamiento del plcno empleo, sea cual fuere. Esto anade evidencia al argumento de que el comportamien to del pleno empleo es, con mucho, una cuestion de volun tad politi .;a. La hipotesis "politica" gana un apoyo adicional con el efecto nega tivo signifieativo que la ayuda a los pobres y la fuerza del partido ca tolico tienen sobre el comportamiento del plene empleo. En el primer caso, el papel de la ayuda a los pobres (como un sustituto del libera lismo 0 como bienestar social residualistai se esperaba que fuera ne gativo, porque un distintivo de la ideologia del laissez-faire es evitar interferencias en el mercado de trabajo. En el ultimo caso, el efecto negativo se puede decir que refleja un rasgo distintivo de Ia politica social del catolicisrno: una buena volun-
173
LOSTRES ~U~DO~ DEL ESTADO DEL Hn::\f:STAR
---l TABLA 5.9 Analisis transversal [OLSI del comport.auuento del plena empleo, 1959-1983
VlIrIIlhlt· mdependienu-
r
RPC
• 0.160 0.557
Partido catolico
-0.448
Crecimiento del PlB
Absolutismo Ayuda a los pobres
0.014 -0.492 1-2.26)
"
R:.!·
5.880 12.68)" -3.806 1-2.00)
0.267
7.18
0.150
4.01
-15.137
0195
5.11
EI indice de pleno empleo = nivel de desempleo medic 1959·7R mas el ni vel de desempleo medio 197R-R3, multiplicado J)(lr f'1 ratio de inactives en 18 poblacion de 15 D 64 81105 de edad. Observes» qur- el indico eata inver tido de manera que un signo positive indica un buen comportamiento, • R cuadrudo ajuatado. b Coeficiente t entre perentesis. FlJ.;NTF.: archive de dlll.o8 del ssm
tad para subvencionar el bienestar de la familia, peru no para garan tizar el empleo. Para identificar el poder explicativo del RPC en relacion a las fuer zas pohticas rivales, homos puesto dos modelos distintos: uno en el que controlamos la variable ayuda a los pobres: y un segundo en el que controlamos la fuerza del partido catolico. Pleno empleo = -293.015 C = 4.337 (RPC) - 6.909 (ayuda a los pobres)
It = -3.351 It = 1.48) (t= -0.81)
Este modelo solo explica el 25 por ciento de la varianza (F=3.84) y, aunque reduce el significado del RPC y elimina la inOuencia de la ayu da a los pobres, se puede descartar. EI modelo se comporta mas pobre mente que la regresion bivariable con solo el RPC. En el segundo rno delo (mas abajo), el efecto combinado del calolicismo y el RPC aporta una explicacion mas contundente. La varianza explicada aumenta has ta un 40 por ciento (F=6.64) y el efecto negativo de los partidos catoli cos domina claramente al efecto positivo del RPC en el pleno empleo.
174
uis Tf(ES fo.ll:~IlIl:'
GO~TA E~PIN<.;-ANnEHSEN
Plena empleo = -253.100 C + 3.6Hl (RPCJ - 1.860 (partido catolicor It = -4.14) It = 1.64} It= -2.13}
Podemos interpretar en el sentido de que, en conjunto, la moviliza cion del poder de la izquierda es menos efectiva para mantener el ple no empleo cuando compite con un fuerte partido cat6lico/cristianode mocrata.
Los eompromisos del pleno empleo EI mantenimiento del pIeno empleo, como sugicre el bajo porcentaje de la varianza explicada, obviamente depende de una variedad de fac tores, tanto dentro como fuera del control de los partidos de izquierdas. La vulnerabilidad internacional de un pais puede ser tan grande que una gran conrnocion (como la de los afios 1970) puede producir un os ni veles de desempleo masivo que ni siquiera los mejores esfuerzos logra ran corregir. No obstante, los partidos de izquierdas pueden aportar sus mejores esfuerzos y es eso 10 que vamos a considerar ahora. En una economia de mercado, los gobiernos de izquierda recurren a una serie de politicas con las que contrarrestar los ciclos economicos y el desempleo. Entre las mas importantes estan las politicas activas de fuerza de trabajo (reciclaje profesional, movilidad laboral y empleo protegido) y el crecimiento del empleo del sector publico. No es facil evaluar el efecto de la movilizacion del poder de la iz quierda sabre los prograrnas activos de desarrollo de la mano de obra. Utilizando los gastos en tales programas (excluyendo, por supuesto, el gasto en subsidios de desempleo), debemos limitar nuestro analisis a 15 paises. Hernos hecho la rogresion de los gastos del programa activo de mana de obra como un porcentaje del PIB para 1975 sobre el RPC y el resultado indica un fuerte efecto significativo: la corralacion de orden cero es 0.695 y el RPC ex plica el 44 por ciento de la varianza. Volviendo al empIeo publico como una estrategia alternativa, he mos calculado la tasa media de crecimiento del empleo publico desde 1970 a 1980 para los 18 paises. EI analis is que se presenta en la Tabla 5.10 indica que la capacidad de los paises para incrementar el empleo publico no es una funcion ni de la riqueza (PIB per capita), ni del crecimiento del PIB, sino casi unicamente del poder de moviliza ci6n de la izquierda (RPC). En resumen, parece que nos enfrentamos a un escenario en el que el poder de la izquierda ha sido apto para desarrollar politicas para
[l~:L
EST:\lKl
nu.
17;')
I:lESESl'.\H.
--l TABLA. 5.10 Analisis transversal fOLSJ del crecimir-nco del empleo pu blico (promedioa anuales, 1970-1980)
"
VUrluhlc mdependsentc
PIB per capita Crecimiento del PIB RPC
'-0.152 -0.259 0.748
Partido cat61ico Absolutismo
--om8
0.109 14.51l"
R:t°
0.532
r
20.33
-0.009
• R cuadrudo ejustado. b Coeficiente t entre parentesis. FUr.NT~:
archlvo de datos del 881B
estimular el crecimiento del empleo y alejar el desempleo, pero ha si do mucho menos capaz de asegurar realmente el pleno empleo a largo plazo. La cuesti6n que se presenta es, pues, si las variaciones del comportamiento del pleno empleo pueden explicarse por las politicas de mercado de trabajo de los partidos de izquierdas. Para examinar esta cuestion presentamos seguidamente un modelo de regresion adi tiva con el RPC y la tasa del crecimiento del em pIeo publico, desde 1970 a 1980. Pleno empleo
e
-330.011 C + 8.360 (RPC) + 22.618 (crecimiento del empleo publico) It;: -6.76) (t == 2.53) (t = l.OO)
EI modelo explica el 27 por ciento de la varianza CF=4.09), pero muestra que la politica de aumento del empleo publico no tiene efecto independiente en el comportamiento del empleo,
LA EXPLICACION DE
LOS REGtMENES DEL ESTADO DEL BIENESTAR
Hemos Ilegado ahora al punto en el que podemos comprobar el impacto de las variables politicas sobre las dimensiones de la estrati ficacion de los diferentes regimenes del Estado del bienestar que se identificaron en el capitulo 3.
1:6
\;\ \:-T \
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EI regimen eonservador del Estado del biencstar En el capitulo 3 el regime .. conservador fue iden tificado como aquel en el que destacaban particularrnente la orgunizacion corpora tivista y el estatisrno. Habiamos argumentado que la fuerza del parti do catolico y una historia de fuerte absolutisrno y de un concepto de Estado autoritario eran sus principales vectores, micntrns que el po der de la izquierda tend ria un efecto negalivo. En un estudio sobre las dimensiones de la estratificacion de los Estados del bienestar, pa rece que no existe ninguna razon pOT Ia que las variables econnmicas y dernograficas deberian desernpenar algun papel, por 10 que han sido ornitidas en nuestros analisis. La variable dependiente de la Tabla 5.11 es el indice de los atributns conservadores de estratificacion que se desarrollaron en el capitulo 3. Puesto que las caracterfsticas del regimen conservador que esta mos examinando estaban considerahlemente institucionalizudas en una primera epoca (generalmente con esfuerzos para debilitar al rno vimiento obrero), tarnbien se habrfan introducido como elementos es tructurales de la sociedad con poderosos intereses preocupados por su conservacion, Por 10 tanto, no es sorprendente que el efecto del RPC, aunque es negativo como habfamos anticipado, 'sea pequeno e insigni ficante. Podemos interpretar esto en el sentido de que los partidos de
-.
-- ---
------
---- .. -
----
del Estudc del bioncstar conservndor. 1980
RPC
r
-0.149 O.fiOH
Purudo cutolico
0.705
Absolutismo
• R cuadradc ajustado. Coeficiente t entre parenteais.
nEI. E:-iTA!)(1 11FI
I\lE\~SL\1I
177
izquierdas han sido incuparos de alterar de un modo fundamental el corporativismo y el estat.ismo que heredan cuando alcanzan cl poder. Esto, al mcnos, es consistente con los analisis previos (Esping-Ander sen y Korpi, 1984). Sin embargo, los atributos de la estratificacion conservadora estan muy relacionados tanto con -la fuerza del partido catolicc como con el absolutismo, Esto es exactamente 10 que hubria predicho nuestra teoria de conjunto. Empero, no hay razon para creer que estas dos fuerzas po Iiticas sean intercambiables; es cierto que los partidos catolicos fuertes tienden a estar presentee en pafses con una prolongada herencia fuer ternente autoritaria y/o absolutista, pero esto no es del todo cierto; el absolutismo era muy debil en Irlanda y en Holanda. Un examen mas atento de la relativa influencia de las dos varia bles est'; justificado, porque sus principios de politica social divergian hasta un cierto punto, Mientras que la politica social "absolutista-au toritaria" acentuaba la posicion central del Estado, el principio subsi diario del catolicismo ha insistido siempre en que las organizaciones privadas (principalmente la Iglesia) se destaquen en los servicios so ciales. Haciendo un esfuerzo por aislar la importancia relativa de los dos, presentarnos dos modelos, uno en el que la fuerza del partido ca tolico y del absolutismo se han introducido sirnultaneamente y otro en el que comprobamos el efecto de interaccion entre los dos. Regimen conservador = -0.069C + 0.071 (partido catolico: + 0_670 (absclutismot It: -0.07) It: 2.26) I t : 319)
TABLA 1).11 Analisis transversal IOLS) del regimen de eet.rntiflcncion
V"rvwl,· mdep-ndu-nrr-
~H'\DO:-i
Il
H2'
f-'
0.111
o.:J:n
!I.Il0
CUI7)" 0.859 13.98)
0.456
15.81
EI modelo aditivo explica el 57 por ciento de la varianza (F = 12.47) y, por 10 tanto, es superior a cualquiera de los modelos bivariables de la Tabla 5.11. Tanto el catolicismo como el absolutismo aparecen signifi cativos y ambos aportan su contribucion independientemente del otro. La adicion de un terrnino de interaccion (absolutismo x fuerza del par tido catolico) debilita el significado de las variables, no anade nada al poder explicative del modelo y, en cualquier caso, no se puede demos trar la intluencia interactiva de los dos. La considerable disminucion en el signifiado se puede atribuir en parte a la "sobrecarga" del modelo. AI comprobar el modelo de regresion con tres variables independientes en una muestra de s610 18, el terrnino de error Ilega a ser muy grande.
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Reg. conserv. = 0.426 C + 0.035 tp. catclico) + 0.475 (abscl.) + 0.005 (p. cat6lico x ah801.J It: 0.40) 1'= 0.771 (t: 1.741 (t: 1.1])
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(j~STA.
ESI'I-SU-.,,"-"1DEH.'"it:r-.:
En resumen, concluimos con que nuestra mejor estimacion unica de los regimenes conservadores es la intluencia combinada aditiva del ~..toJicismo y del absolutismo.
I I
TABLA 5.12 Analisia transversal (OLS) del regimen de estratificacion del Eatado del bienestar liberal, 1980
,;'1 regimen liberal Vanable mdependlent.e
En relacion a la eatratificacion, identificamos el liberalismo con la . -iportancia conferida a la comprobacion de medios de vida y con la nependencia del mercado privado. Como se ha indicado, no podemos ~.sarrollsr una medida directa de las fuerzas politicas dellaissez-{ai liberal y el uso de la variable ayuda a los pobres como un sustituto, ""roo en los analisis anteriores, esta excluido obviamente, porque en era como una parte de la definicion de la variable dependiente. Como consecuencia de esto, nuestro test del regimen del Estado ',I bienestar social liberal puede hacer poco mas que comprobar la validez de la hipotesis de la "socialdemocratizacion", cs decir, el grado '-' el que la movilizacion del poder de la izquierda tiene como resulta , una reduccion de los atributos del Estado del bienestar liberal. La Tabla 5.12 indica que solo dos variables desernpenan un papel nnportarite al explicar el grade de estratificacion liberal: el RPC y el :B per capita (19801. Mientras cabna esperar que el RPC tuviera un . recto fuerte y negative sobre elliberalismo, el efecto positive del PIB ner capita probablemente va a ser considerado espurio: como ya se ha ,.•dicado, el regimen liberal es mas probable que se encuentre en los uses mas ricos (por ejemplo, Estados Unidos, Canada y Australia). EI efecto negativo de la movilizacion de la izquierda (RPCl es mu \.dO mas poderoso que en el caso de la estratificaci6n conservadora de .iestro analisis. Contra el liberalisrno, el RPC explica el 52 por ciento ~, la varianza, indicsndo que el poder de movilizacion de la izquierda es potencialmente mucho mas efectivo para erradicar elementos de .otratificacion liberales que conservadores. De nuevo, esto es 10 que bria esperar. Los paises "absolutistas" generalmente introdujeron Jq politica social mucho antes que los liberales; como consecuencia de ~dto, es probable que los principios conservadores se institucionalicen _ una forma mas poderosa y se inmunicen contra el cambio. Por el , ntrario, los paises "liberates" fueron mas tardios e hicieron unas re tormas sociales mas debiles y, muchas veces, dejaron un gran vacio de •_5islacion social cuando los partidos laboristas surgieron como fuer s poderosas. Por eso, en tales casos la izquierda habria terudo sus Ioncialmente mayor capacidad de accion para alinear la evolucion del ...stado del bienestar con sus principios particulares.
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LOS TRES MUNIJOS DI:!:L ESTADO ()~L BIl::NESTAH
r
PIB per capita
<1.524
B
1.326
. ,'
,.
0.230
6.07
0.517
19.16
(2.46)1'
RPC
---
Partido catolico Absolutismo
---
0.100
0.000
• R cuadrado ajustado. b Coeficiente t entre parentesis.
Ptn:NTE: .l!orehlVo de daW8 del ssm.
En el modelo que presentarnos a continuacion, la influencia nega tiva del RPC tarnbien sigue siendo decisiva cuando controlamos la va riable PlB. EI modelo ex plica el 78 por ciento de la varianza (F = 31.41), y por 10 tanto, es superior a cualquiera de los dos tests bivaria bles de la Tabla 5.12. Regimen liberal = -2.304C - 0.198 (RPCI + 1 295 (PIB/capital (I = 0.901 (I = --6.44) (I = 4.52)
Por consiguiente, podemos ofrecer dos conclusiones: que la expli cacion mas convincente de los "regimenes" liberales es el impacto ne gstivo del PlB y que la combinacion del RPC y el PlB per capita es el mejor modelo, pero es dificil de interpretar bajo el punto de vista de la ambiguedad teorica del PlB per capita. EI regimen socialists Para el regimen socialista, el universalismo y la igualdad son los principios impulsores de la solidaridad del Estado del bienestar. Evidentemente, nuestra hip6tesis es que el grado de "socialisrno" de pende de la fuerza de rnovilizacion del partido de izquierdas (RPCj y que el absolutismo y el catolicismo son sus "enemigos" naturales.
LOS,[,I{~S.'ll·NIJ()S
COSTA ESI'INl.;-ANlJEH:SEr-.i
180
Esto es tarnbien 10 que sugiere la Tabla 5.1:3. EI RPC cs la variable mas importante, y explica mas del 45 por ciento de la varianza. EI po der del absolutismo y del partido cat61ico son insignificantes, pero muestran los signos negatives esperados. Por 10 tanto, la conclusion mas sencilla es que el poder de los partidos de izquierdas es una pre condici6n para el desarrollo del regimen socialista,
~TAIILA 5~~nahS"
tr:nsverSnl(OLSI del regimen de eatrut.ificacicn del Eetado de breneatar socialista. 1980
I
VlInabl(· lndep'·nd,('nl.,
, 0.0:16 0.698
p[8 per capita
RPC
B
0.115
R2"
0.455
F
15.22
(3.901"
Partido catclico Absolutismo
-0.384 -0.359
• R cuadrado ejuetado. b Coeficiente t entre parentesis.
L
"'n~t Ilrd'llVD
-------
de dill". dr-l '"\$!B ------
CONCLUSI6N
AJ avanzar por las diversas etapas de nuestro analisis, hemos tra tado de identificar el impacto de las variables politicas sobre las ca racteristicas de] Estado de] bienestar. Los resultados permiten man tener c6modamente nuestro argumento te6rico subyacente; hasta este punto, se pueden resumir de la siguiente forma, En primer lugar, cuando examinamos los rasgos no estructurales de la politica social, la influencia de la politica y del poder permanece marginal, mientras que las variables econ6micas y, sobre todo, las de mograficas desempeiian un papel primordial. Esto es consistente con el argumento de que la provisi6n social (y/o privada) surgira a la par que el desarrollo econ6mico y el envejecimiento de la poblaci6n. Esto sugiere tambien que el gasto social por si mismo no estuvo nunca en el centro del conflicto politico crucial.
01-:1. EST:\llU 1)~.1 lllE\ESI'.\H
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En segundo lugar, cuando empezamos a identificar las diferencias estructurales en los Estados del bienestar es cuando las relaciones del poder politico adquieren capacidad explicativa. Hemos encontrado que este es el caso de los sistemas de jubilacion y tam bien el de otros rasgos mas generales del Estado del bienestur, tales como el nivel de desmercantilizaci6n, el compromiso con el pleno empleo y el residua lismo. Respecto de estas cuestiones entra en juego la interacci6n del poder de movilizaci6n de la clase obrera, 01 catolicismo y la tradici6n estatista. Los analisis deja"! pocas dudas respecto a que el poder de los partidos de izquierdas es decisive para la desmercantilizacion, pa ra los esfuerzos en favor del pie no empleo y para la democratizaci6n social general. Tarnbien es evidente que los partidos cat61icos y un le gado hist6rico de estatalismo autoritario influyen en las tendencias corporativistas y estatistas. En tercer lugar, hemos podido identificar una correspnndencia bastante clara entre los regimenes del Estado del bienestar y las fuer zas politicas, Los principios conservadores rip estratificaci6n estan ex plicados de manera decisiva por la presencia de la fuerza de los parti dos cat61icos y por la historia del absolutismo; la estratificacion socia lista depcndc a su vez de una sociuldcrnocruciu fuerte. Y finalmente . los movimientos obreros fuertes aparecen como una buena garantia contra la estratificaci6n del Estado del bienestar liberal. La escasez de datos y las restr-icciones metodol6gicas han limitado, no obstante, el grado en que nuestros analisis podrian seguir las pres cripciones de nuestra teoria. Nuestra capacidad para considerar el impacto del poder en terrninos relacionales se ha limitado a los anali sis del impacto combinado de la izquierda y del poder cat6lico y del "absolutismo" como un reflejo de la bistoria de la construcci6n del Estado en cada pais. Lo que los modelos lineales no pueden lograr es 10 que al final debe ser contestado, es decir, i.es el poder politico una variable hist6rica decisiva 0 solarnente espuria? Cuando identificamos la influencia sin gular de la movilizaci6n de la clase obrera (RPC) sobre, digamos, la desmercantilizacion 0 el universalisrno, ;,hasta que punto los partidos socialistas son unas fuerzas mediadoras? ;,Hay inlluencias bistoricas alternativas que predeterminen un resultado especial de Estado del bienestar? Las respuestas a este tipo de preguntas deben esperar a nuevos progresos en IQs analisis estadisticos del desarrollo del Estado del bienestar.