Título: ¿Es posible pensar más allá del Neoliberalismo? Apuntes para pensar las subjetividades neoliberales y los márgenes de la resistencia.
Autor: Carlos Mauricio Ferolla Institución: Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales - UNR Eje: Subjetividades políticas. Poder y potencia en la trama neoliberal .
A través de una nueva oleada conservadora que atraviesa nuestro continente y la llegada al gobierno de sectores políticos de derecha, volvió a ser parte central del vocabulario político el uso de la palabra “neoliberalismo” como concepto o adjetivo pero que encierra una idea, tal vez poco clara y confusa, con la que todxs conectamos determinadas nociones a partir de vincularlas con experiencias anteriores de gobiernos que llevaron a cabo políticas de privatización, desregulación y flexibilización f lexibilización en el plano económico y social s ocial y una vuelta a atravesar sus mismas consecuencias. Gran parte del debate político trata por generar consensos sobre que decimos cuando hablamos de neoliberalismo, pero incluso más allá de poder generar acuerdos con respecto al término en cuestión, lo principal pasa por poder conectar conceptualmente con lo que nos atraviesa en la realidad. Si bien entendemos que no es posible llegar a una explicación unívoca si creemos que es muy importante llegar a algunas aproximaciones. Gran parte de como se resista y enfrente al neoliberalismo depende de como lo entendamos, se trata de comprenderlo para poder generar herramientas teóricas y prácticas que permitan lo que hoy parece cada vez más difícil, pensar más allá del neoliberalismo. Partiremos de compartir la interpretación en torno al neoliberalismo de Verónica Gago Gago en su libro “La Razón Neoliberal”, usando dos tipologías: El “neoliberalismo desde arriba” como ella señala, hace referencia al régimen de acumulación que se da a nivel global, y que sobre todo en nuest ro continente alteró su fisonomía a partir parti r de medidas que se llevaron a cabo desde el Estado como fueron las privatizaciones, reducción de protecciones sociales, desregulación financiera, flexibilización laboral, etcétera. La segunda tipología que señala nuestra autora es la de “neoliberalismo desde abajo” que es “la proliferación de modos de vida que reorganizan las nociones de libertad, c álculo y obediencia, proyectando una nueva racionalidad y afecti vidad colectiva” (Gago, 2015: 23).
Estas tipologías que utiliza Verónica Gago, tienen una intención (la cual compartimos) en tanto se busca criticar aquellas conceptualizaciones que hacen referencia al neoliberalismo únicamente en el plano macropolítico, entendiendo al contrario que hay una racionalidad que se juega en todos los ámbitos de la vida social, y sobre todo en la producción de subjetividades. Sosteniendo que el neoliberalismo es algo más que un conjunto de políticas estatales, una fase de capitalismo o ideología que libera al mercado con el fin de restaurar la rentabilidad capitalista, podríamos decir que lo que digamos sobre neoliberalismo en insuficiente por que como afirma Wendy Brown Brown en “Pueblos sin atributo”: “El neoliberalismo es un presente en construcción y por otro lado no es un objeto estable y unificado, oscila y cambia con el tiempo y la geografía” (2016); es decir que incluso así como hemos avanzado con el tiempo en decir que es el neoliberalismo, la expansión de de sus fronteras hace que pueda que haya dimensiones que aún no conozcamos. Sin intentar agotar una definición de neoliberalismo y continuando con los aportes de Verónica Gago, podemos decir siguiendo a Wendy Brown como a los franceses Laval y Dardot, que es una racionalidad o una “nueva razón del mundo”. “el neoliberalismo es un orden de razón normativa que cuando está en auge asume la forma de una racionalidad rectora que extiende una formulación específica de valores, prácticas y mediciones de la economía a cada dimensión de la vida humana. Disemina el modelo de mercado a todas las esferas y actividades, incluso en aquellas que no se involucra el dinero, su sello distintivo es la expansión de la razón neoliberal a aquellos lugares que trascienden las actividades meramente económicas.” (Brown, 2016) El neoliberalismo es una una racionalidad “que tiende a estructurar y a organizar, organizar, no solo la acción de los gobernantes, sino también la conducta de los propios gobernados. La racionalidad neoliberal tiene como característica principal la generalización de la competencia como norma de conducta y de la empresa como modo de subjetivación. El neoliberalismo es la razón del capitalismo contemporáneo, así se puede definir al neoliberalismo como el conjunto de los discursos, de prácticas, de los dispositivos que determinan un nuevo modo de gobierno de los hombres (y mujeres) según el principio universal de la competencia.”(Laval y Dardot, 2013 2013 : 15). A partir de estas definiciones podemos sintetizar que el neoliberalismo comprende una forma de gobierno de la sociedad y un proceso de subjetivación, de un modo de hacer y sentir neoliberal, que apunta hacia una individualización y la búsqueda constante de generar un
“empresario de sí” en cada persona. Es un disciplinamiento que excede el propio cuerpo y llega al deseo en tanto exige una coherencia entre pensamiento y acción. Esta racionalidad que es impuesta en igual medida para los Estados y los individuos, que ante la imposibilidad de no seguir los parámetros propuestos, corren el riesgo de poner en peligro su supervivencia. El neoliberalismo es productor de ciertas relaciones sociales, de nuevas subjetividades, “una conducta de la conducta” y un esquema de valoración de los cuer pos y nuestras vidas, de ciertas maneras de vivir, donde lo que se pone en juego es la manera en que nos comportamos, nos relacionamos con los demás y con nosotrxs mismxs. Donde los sujetos asumimos la forma de un “capital humano” y
debemos generar generar
mecanismos de inversión sobre nosotrxs mismos (ya sean físicos, culturales, psicológicos, etc) para valorizarnos, así el neoliberalismo buscan romper con las tensiones producidas por la lógica capital - trabajo y las solidaridades trazadas entre aquellxs que viven de su fuerza de trabajo. Como señala Matías Saidel: “al hacernos a todos mágicamente posesores de un capital, el propio conflicto capital-trabajo parece superado, ya que la capacidad de producir aparece como un capital del trabajador, un recurso que debe usar de manera eficiente y responsable para lograr una satisfacción que solo depende de sí mismo. En tal situación, si el sujeto hace un uso responsable de su propia vida, será recompensado con un incremento de su propio capital y de su propia satisfacción, mientras que si no lo hace, deberá asumir los costos correspondientes. Así, con el discurso del capital humano se produce una fusión total entre el capital y quien lo detenta. El trabajador ahora es alguien que invierte su capital, sus capacidades y competencias, para obtener una renta, entrando en un intercambio paritario con quien lo contrata. Para ello tiene que vender y gestionar adecuadamente su trabajo, posicionándose en un mercado, consiguiendo un cliente, negociando el precio de contratación. En suma: devenir empresa.” (Saidel, 2016 : 2016 : 138) La paradoja que trae consigo la reconversión de lxs sujetxs en capital humano es que el estado busca desprenderse de aquellas instituciones u organismos que aportan capitales necesarios para la nuestra valorización, como por ejemplo el caso de las entidades educativas, culturales, sociales, etc. Es decir, que se vuelve una ley de la selva, una lógica de la competencia salvaje por quien puede adquirir los activos necesarios para quedar mejor posicionado, incluso i ncluso hasta teniendo que endeudarse para saciar los requerimientos exigidos. Así nos volvemos cuerpos descartables y desechables en cuanto dejemos de producir valor. La construcción de una nueva subjetividad, según Laval y Dardot, se da a partir de una “subjetivación contable y financiera” (2013: 21) se trata de producir una relación del sujeto
individual consigo mismo que sea homóloga a la relación del capital consigo mismo, del sujeto como capital humano que debe aumentar indefinidamente su valor. Asistimos al éxito normativo del neoliberalismo, tanto por la conquista en el aspecto político del poder por fuerzas neoliberales, en el aspecto económico con el auge del capitalismo financiero mundializado, o en su aspecto social con la individualización de las relaciones sociales, y en lo subjetivo con la producción de una nueva subjetividad. Parte de poder reflexionar sobre por qué llegamos a esta situación es indagar en lo que entendemos fue descuidado no solo por el campo académico, sino también por la dirigencia política que fue parte de los gobiernos populares en nuestro continente, que son las subjetividades. Un análisis desde las subjetividades neoliberales nos permitirán, por un lado hacer un incipiente balance crítico de las experiencias populares del siglo XXI y por otro lado acercarnos a una dimensión de análisis más micro como son los deseos y afectos.
Subjetividades neoliberales: Aproximaciones a un balance necesario
Como señala Félix Guattari “la propia esencia del lucro capitalista está en que no se reduce al campo de la plusvalía económica: está también en la toma de poder sobre la subjetividad”(Guattari y Rolnik, 2006: 29) Como fuimos señalando, el neoliberalismo, en tanto racionalidad, excede los ámbitos y actividades meramente económicos, produciendo subjetividades, incluso como materia prima necesaria para las relaciones de producción. Estas subjetividades son producidas por “agenciamientos de enunciación. Los procesos de subjetivación o de semiotización no están centrados en agentes individuales (en el funcionamiento de instancias intrapsíquicas, egoicas, microsociales), ni en agentes grupales. Esos procesos son doblemente descentrados. Implican el funcionamiento de máquinas de expresión que pueden ser tanto de naturaleza extrapersonal, extra-individual (sistemas maquínicos, económicos, sociales, tecnológicos, icónicos, ecológicos, etológicos, de medios de comunicación de masas, esto es sistemas que ya no son inmediatamente antropológicos), como de naturaleza infrahumana, infrapsíquica, infrapersonal (sistemas de percepción, de sensibilidad, de afecto, de deseo, de representación, de imagen y de valor, modos de memorización y de producción de ideas, sistemas de inhibición y de automatismos, sistemas corporales, orgánicos, biológicos, fisiológicos, etc.).” (Guattari y Rolnik, 2006: 45)
Estos procesos de subjetivación que buscan modelizar las conductas, socializan a lxs sujetxs de manera que incorporen en su pensamiento y acción las propias nociones comunes del neoliberalismo para cumplir con los parámetros de exigencia que este requiere. Así desde el plano de análisis que estamos proponiendo podemos ver que más allá de ciertas políticas que se busquen llevar a cabo desde los gobiernos como por ejemplo, una fuerte regulación bancaria, reinversión pública en educación, un compromiso renovado con la igualdad o con la redistribución
de la riqueza riqueza o por por más que que las políticas económica
neoliberales se puedan poner en pausa o revertirse las subjetividades neoliberales pueden subsistir, es más lo hacen si es que no hay la voluntad de generar otros procesos de subjetivación con otras lógicas totalmente distintas. Aquí es donde entendemos que parte una de las principales críticas 1 a los gobiernos populares. Incluso donde en mayor medida estuvo uno de los grandes logros que es la inserción de grandes segmentos de la población al mercado laboral, cierta recomposición salarial y una vuelta al consumo de estos sectores, es donde podemos encontrar cierto déficit, ya que incluso a la larga ciertas formas del consumo en conjunto con los dispositivos de subjetivación dominantes afianzaron las subjetividades neoliberales, pudiendo conectar mejor con los agenciamientos discursivos y afectivos propuestas por las der echas. Tal vez, el consumo sea uno de los puntos más contradictorios, ya que nadie puede negar que es necesario y que se deben generar las condiciones necesarias para que todxs puedan consumir y satisfacer sus necesidades materiales de vida, pero la pregunta está ¿en qué condiciones y cómo? Como es analizado analizado por Maurizio Lazzarato Lazzarato (2013) la lógica lógica capital - trabajo se reconvierte en acreedor - deudor, y la deuda se vuelve en el dispositivo dominante en el neoliberalismo. Sostendrá que “La deuda constituye la relación de poder más desterritorializada y general a través de la cual el bloque de poder neoliberal organiza su lucha de clases” (Lazzarato, 2013 : 103) y al igual del recorrido que venimos haciendo afirma que “la economía neoliberal es una economía subjetiva” subjetiva” (Lazzarato, 2013 : 43) que produce su propio sujeto, el hombre endeudado. Esta breve comentario en torno a la lógica de la deuda nos sirve de puntapié para conectar con lo que veníamos haciendo referencia en torno al consumo y llegar a lo que se dio durante los años del kirchnerismo que es el “consumo financiarizado” (Hadad y Fumero, 2017) de los 1
Crítica que tiene la intención de ser constructiva, no negando el difícil desafío que afrontaron estos gobiernos tras años de gobiernos neoliberales que dejaron a una gran parte de la población por fuera de los mecanismos de inclusión económicos, sociales y culturales.
sectores populares, que hace referencia a “una “una modalidad específica de acceso al consumo consumo y al endeudamiento con características diferenciales respecto a las prácticas y condiciones que en promedio suelen experimentar los consumidores se sectores medios y altos” (Hadad y Fumero, 2017 : 133) que se llevan a cabo con el uso de tarjetas de crédito propia o ajena. Este fenómeno se da a partir de la introducción de mecanismos de pagos de programas sociales mediante tarjeta y del acceso de redes de financiamiento promovido desde el estado y de entidades privadas y/o crediticias, llevando a cabo una “institucionalización de la financiarización en los sectores populares” populares” y generando un “sujeto endeudado popular” (Hadad y Fumero, 2017 : 129) con serias dificultades de cumplir con los pagos requeridos, donde un alto porcentaje de sus ingresos son destinados a pagar los intereses de deuda contraídos y su tasa de interés supera por mucho la de otros sectores sociales. Podríamos decir que esto es un efecto colateral inevitable del neoliberalismo y que excede a cualquier gobierno, pero es algo que debe ser tenido en cuenta por que por que “entrañan un proceso de subjetivación que marca a la vez al cuerpo y la mente” (Lazzarato, 2013: 49) de lxs sujetxs en cuestión.
El capitalismo como régimen del deseo y afecciones neoliberales
El análisis desde la dimensión de las subjetividades nos permite entrar contacto con lo que entendemos que debe ser parte fundamental de las teorizaciones sobre el neoliberalismo: el deseo y el afecto. Siguiendo a la teoría de los afectos realizado por Frederic Lordon en “Capitalismo, deseo y servidumbre” (2015) y “Los afectos de la política” (2017) sostene mos que el Capitalismo es un régimen del deseo que busca configurar los afectos y deseos de tal manera que lxs sujetxs se muevan por sí mismos en favor de los intereses del neoliberalismo, como señalará Lordon “asalariados que se activan por sí mismos al servicio servicio de la organización capitalista, es indiscutiblemente el mayor logro de la empresa neoliberal” (Lordon, 2015 : 71). Retomando a Baruch Spinoza recupera su noción de Conatus como “fuerza de existir. Es por así decirlo, la energía fundamental que habita los cuerpos y los pone en movimiento. El conatus es el principio de la movilización de los cuerpos.” (Lordon, 2015: 23) Para Spinoza desear es existir, somos seres s eres deseantes que nos vemos afectados por un sin fín de relaciones y encuentros con otros cuerpos y cosas que nos determinan a actuar en una dirección u otra.
Lo que caracteriza al capitalismo es la captura de esta potencia de obrar, del conatus, mediante una relación de enrolamiento (Lordon, 2015) que es la relación salarial como “el conjuntos estructurales y de las codificaciones jurídicas que hacen posible
que ciertos
individuos impliquen a otros en la realización de su propia empresa” (Lordon, 2015 : 25), así, va a llamar Patronazgo a esa relación “bajo la cual un deseo-amo deseo-amo moviliza al servicio de su empresa las potencias de actuar de los enrolados” (ídem). Pero incluso, lo más interesante de lo que señalará el francés es que el capitalismo moviliza las fuerzas deseantes mediante afectos alegres en dirección del deseo-amo deseo-amo del capital: “La comprensión de las causas que hace perdurar al capitalismo - del cual de cierto modo podría decirse que también manifiesta una (sorprendente) tendencia a perseverar en su ser… si los asalariados se atienen a la relación de enrolamiento que les impone la estructura social y obedecen a requerimientos productivos cada vez más altos, no es solamente bajo el efecto de la coacción y de la violencia organizacional, sino también porque a veces encuentran en ello una cierta retribución - es decir, motivos de alegría.” (Lordon, (Lordon, 2015 : 48) En su versión fordista del capitalismo, los afectos alegres estarán conectados con los objetos exteriores de consumo, pero la particularidad del neoliberalismo es que no se busca que esa alegría provenga de una cosa exterior, sino que se produzca en el interior de lxs sujetxs en la propia dinámica de sus actividades, un involucramiento en la propia relación de subordinación. Es decir, una subsunción total de la vida a las lógicas del capital, que se corresponde con una etapa en el que se libera el propio deseo ilimitado del capital barriendo con todas las trabas posibles a su energía liberadora: “El delirio ilimitado es entonces sobre todo el germen de una nueva forma política a la cual puede muy bien darse el nombre de totalitarismo (...) es una pretensión de subordinación total de los asalariados, y esto en el doble sentido de que no solamente se le pide a los subordinados, según la fórmula común de que “se dediquen totalmente”, sino también de que los subordinados están totalmente investidos - invadidos - por la empresa. Subordinar la vida y el ser enteros del asalariado como lo requiere la empresa neoliberal, es decir rehacer al servicio de sus propios fines las disposiciones, los deseos, los comportamientos del enrolado, en pocas palabras remodelar su singularidad para que de aquí en más se pongan en juego “espontáneamente” en su seno todas toda s sus inclinaciones, es el proyecto delirante de una posesión integral de los individuos, en el sentido cuasi chamánico del término. Totalitarismo es entonces un posible nombre para una pretensión de control tan profunda, tan completa, que ya no quiere contenerse con someter s ometer en
exterioridad - obtener las acciones requeridas - sino que reivindica la sumisión entera de la interioridad.” (Lordon, 2015 : 96) Las propias modificaciones en las estructuras económicas determinan también la manera en que se producirán los afectos, el nuevo paradigma del deseo - amo en el neoliberalismo y del capital financiero será la liquidez: “La liquidez se convierte en punto de mira y empuja a los deseos-amos a obtener las transformaciones de estructura que les permitan aproximarse a él tanto como puedan (...) lo que hay que interpretar en esta tesis es el metadeso de gozar de todas las condiciones institucionales que permitan la persecución sin restricción del deseo.” deseo.” (Lordon, 2015 : 63) Según Lordon, la “configuración neoliberal neoliberal mundializada podría precisamente ser definida como el abatimiento de todas las barreras institucionales, nacionales e internacionales, que retenían el empuje del capital. En estas condiciones, no cabría asombrarse de que el capital avance sin cesar para conquistar más en el orden del propio deseo: extensión de sus márgenes de maniobra (por los tratados y medidas de carácter reglamentario) (...) Una vez abatidas las barreras de contención, el deseo del capital… ya no es contenido. Y no lo será de nuevo si n o encuentra frente a él una fuerza contraria de la misma intensidad, determinarla a pararlo.” pararlo. ” (Lordon, 2017 : 173). Volviendo al enigma que resulta en la nueva etapa del capitalismo de “afecciones neoliberales” (Lordon, 2017 : 176) donde se da una producci ón a gran escala de deseos, de trabajo felíz, de crecimiento personal o de realización personal. La característica que asumen lxs sujetxs según Lordon es de “auto - móvil”, “asalariados que andan por sí mismos” (Lordon, 2015 : 71). Y justamente esta es la paradoja, porque se rechaza toda posibilidad de servidumbre voluntaria y consentimiento, ya que es nuestra energía (conatus) la que se activa en la movilización deseante, es decir, que actuamos por nosotrxs mismxs. Nuestra condición es la de la servidumbre pasional señalará Lordon, siguiendo a Spinoza, la heteronomía hace que seamos presxs de las determinaciones del encadenamiento causal de las afecciones, “ningún deseo es mi obra, por su determinación exógena, y todo deseo es indiscutiblemente mío en tanto que es la expresión misma de mi potencia conativa.” conativa .” (Lordon, 2015 :75) Con esto no queremos decir que el neoliberalismo no produzca afectos tristes, es más lo produce, podríamos decir que en el trasfondo de la alegría están las pasiones tristes, la necesidad de la reproducción material hace que trabajemos, el temor al despido, al hambre, a la sanción, actuamos por determinación de estas afecciones, pero lo que explica la
perseverancia del capitalismo es esa “obediencia alegre” que impide el estallido de la multitud. El poder como “arte de hacer hacer ”, ”, sostiene Lordon, tiene una “verdad afectiva bipolar: funciona con el miedo o con el amor” (Lordon, 2015 :79), y el disfrute del sujetado es la estrategia del poder . Así sostendrá que “lo propio de la domina ción consiste en fijar a los dominados a objetos de deseo (...) en la alegría antes que en el temor, he allí indudablemente la manera en que los dominantes gobernarán más eficazmente, pero circunscribiendo estrictamente las alegrías ofrecidas, es decir seleccionando rigurosamente los objetos de deseo propuestos. Regular la distribución de lo deseable podría ser entonces el efecto más característico de la dominación” (Lordon, 2015 :116). El interrogante que nos urge es si hay salida o formas de resistencia a estas afecciones neoliberales. La respuesta del francés será la Política como “ars affectandi” (Lordon, 2017) dirá que “intervenir en política, bajo cualquiera de sus formas, es, pues, siempre intervenir en el ámbito de las pasiones” (Lordón, 2017 : 53), es producir efectos, es “toda composición de potencias de actuar” (Lordon, 2015 : 142). 142). Es el capitalismo quien esparce el descontento y alimenta “el efecto común por el cual una multitud podría llegar a reunirse” (Lordon, 2015 : 164). El neoliberalismo a medida que perfecciona los medios para sostener la obediencia alegre y que sigue con sus deseos ilimitados de valorización financiera, sostiene Lordon que va maltratando y generando descontentos, aquí reconoce dos cuestiones, por un lado el reconocerse “desgraciado”, romper “el efecto de un mecanismo pasional de autoprotección” (Lordon 2017 : 156), reconocer la situación de crisis, salir del descontento aislado, es en la lucha colectiva donde se intensifican los afectos y se aumenta la potencia de actuar de los cuerpos. Llegado ese punto sostiene que todos “los colectivos en lucha conocen ese momento de exaltación catastrófica, momento de alegrías intensas, aunque pasajeras, que proceden de descubrir su propia potencia, de descubr irse irse una potencia de la que uno no se creía capaz” (Lordon, 2017 : 159). Así al afecto común que sostenía el orden institucional se le opone otro vínculo pasional, se da “el choque de los afectos alegres que no quieren cambiar nada, o que quieren más de los mismo, y de los descontentos que quiere otra cosa. El descontento: he allí la fuerza histórica afectiva capaz de hacer que se bifurque el curso de las cosas. La multitud capaz de concentrar suficiente potencia como para operar los grandes derrocamientos, es la multitud de los descontentos.” (Lordon, 2015 : 163).
Conclusión: Resistencia en los márgenes
Sin intención de llegar a conclusiones muy certeras, en el recorrido de este trabajo abordamos al Neoliberalismo como una racionalidad, y podemos agregar que imanta el campo de lo social en la producción de subjetividades y como régimen del deseo. Es decir, que hasta un punto estamos invadidxs de neoliberalismo, donde la pregunta si ¿hay afuera del neoliberalismo? carece de sentido. Pero si seguimos sosteniendo que hay formas o lugares desde donde pensar la resistencia, es necesario profundizar en estos argumentos. argumentos. La presentación hecha acerca de la teoría de los afectos de Lordon, fue con la intención de poner sobre la mesa mes a una dimensión olvidada en el análisis de los procesos políticos, políti cos, el deseo, no como una falta o la búsqueda de algo que no llega a concretarse, sino como nuestra esencia misma por la cual existimos y nos esforzamos por perseverar en nuestro ser que está determinado a obrar a causa de las afecciones con otros cuerpos o cosas exteriores. Esta potencia de obrar (conatus) que es el motor de la historia, como lo sostiene Lordon (2017), es la clave para pensar nuevas formas de resistencia. Buscar en los márgenes implica dos cosas, por un lado en términos de las marginalidades sociales, en los intersticios espaciales donde los cuerpos resisten y subsisten a la embestida neoliberal que condena día a día a la precariedad e inseguridad, pero que en tanto archipiélagos de excepciones, donde llegan las afecciones neoliberales pero no las instituciones del estado, se mezclan en la opacidad las subjetividades neoliberales con las prácticas de la subsistencia de los sectores populares. En esa economía de la resistencia, en la que los cuerpos se vuelven complejos cuando se afectan en una comunidad política porque aumentan sus potencias de actuar. Por otro lado, los márgenes son esos lugares donde la creatividad escapa a la captura neoliberal, esos lugares artísticos creadores de imágenes que son capaces de reconectar de otra manera la realidad que nos atraviesa y determina. El desafío del momento actual será la de producir los agenciamientos discursivos y afectivos necesarios que puedan conectar con lxs descontentxs y animarnxs a sentirnos desgraciadxs para salir de la comodidad individualista que nos proponen las afecciones neoliberales. Y entender, tal vez, que no hay que esperar a ese gran momento emancipatorio, de ruptura revolucionaria, sino que se debe proceder gradualmente, en esfuerzo continuo, generando nuevos pliegues que no nos hagan retroceder, potenciando subjetividades emancipadoras.
Bibliografía
-
Brown, Wendy. (2016). neoliberalismo. neoliberalismo.
Pueblos sin atributo. La secreta revolución del
Barcelona,
España:
Malpaso
Ediciones.
Recuperado
de:
www.amazon.com -
Gago, Verónica.(2015). Verónica.(2015) . La razón neoliberal.Economías barrocas y pragmática popular .Buenos .Buenos Aires, Argentina:Ediciones Tinta Limón.
-
Guattari, Félix & Rolnik, Suely. (2006). Micropolítica. Cartografía del deseo. deseo. Madrid, España: Traficantes de sueños.
-
Hadad, Iara & Fumero, Renato. (2017). Más allá del ingreso: lógicas y sentidos del consumo financiarizado. financiarizado. En Economía Popular. Los desafíos del trabajo sin patrón(123 - 136 pp). Buenos Aires, Argentina: Colihue.
-
Laval, Christian & Dardot, Pierre. (2013). La nueva razón del mundo. Ensayo sobre la sociedad neoliberal . Barcelona, España: Editorial Gedisa.
-
Lazzarato, Maurizio. (2013). La fábrica del hombre endeudado. Ensayo sobre la condición neoliberal . Buenos Aires, Argentina: Amorrortou editores.
-
Lordon, Fréderic. (2015). Capitalismo, (2015). Capitalismo, deseo y servidumbre. Marx y Spinoza . Buenos Aires, Argentina: Tinta Limón.
-
Lordon, Fréderic. (2017). Los afectos de la l a política. política . Zaragoza, España: Prensas de la Universidad de Zaragoza.
-
Saidel, Matías. (2016). La (2016). La fábrica de la subjetividad neoliberal: del empresario de sí al hombre endeudado. endeudado . Pléyade. revista de humanidades y ciencias sociales, 17, 131 154 pp.