EL SI MISMO Y SUS DESEMPEÑOS I.
EL SÍ MISMO En un análisis motivacional del sí mismo y sus desempeños, hay cuatro problemas que se destacan: 1) definir o crear el sí mismo. 2) relacionar al sí mismo con la sociedad 3) descubrir y desarrollar el potencial personal y 4) administrar o regular al sí mismo. En la búsqueda por definir o crear al sí mismo, nos preguntamos quienes somos, como nos ven los demás, que tan parecidos o diferentes somos de los otros y si nos podemos convertir en las personas que queremos ser. En la búsqueda por relacionar al sí mismo con la sociedad, contemplamos como nos queremos relacionar con los demás, el sitio que deseamos ocupar en el mundo social y que papeles sociales están o no están disponibles para nosotros. En nuestro empeño por descubrir y desarrollar nuestros talentos y al sí mismo, exploramos lo que nos interesa o no, internalizamos los valores de aquellos a quienes respetamos, nos esforzamos por crear significados, buscamos descubrir y desarrollar nuestros talentos y dedicamos nuestro tiempo a desarrollar nuestros talentos y dedicamos nuestro tiempo a desarrollar, además, algunas habilidades y relaciones en lugar de otras. En la búsqueda por regular al sí mismo, reflexionamos acerca de nuestras capacidades, monitoreamos que tan bien estamos alcanzando nuestras metas y hacemos los ajustes necesarios, relacionados con el sí mismo a fin de alcanzar un autofuncionamiento mejorado. Definir o crear el sí mismo muestra la manera en que el autoconcepto motiva y dirige la conducta. Algunos aspectos de la autodefinición sencillamente se nos atribute; sin embargo, otros aspectos deben obtenerse por medio de logros y actos de elección. Esta responsabilidad convierte nuestra búsqueda vitalicia por definir y crear el sí mismo en una lucha motivacional. El concepto que cada uno de nosotros tiene de sí mismo consiste en quién y qué pensamos que somos. Generalmente todos tenemos una idea más o menos clara de quiénes somos; de nuestras características físicas y psicológicas; de nuestras virtudes y deficiencias; de nuestra personalidad en general. Algunas de estas ideas son positivas, algunas son negativas, pero siempre influyen, ya sea consciente o inconscientemente, en nuestra manera de ser y presentarnos ante el mundo. El concepto de sí mismo está formado por todas las creencias y actitudes que tiene la persona respecto a sí mismo; abarca un conjunto bastante amplio de representaciones mentales, que incluyen imágenes y juicios, no sólo conceptos, que el individuo tiene acerca de sí mismo y que engloban sus distintos aspectos corporales, psicológicos, sociales y
morales. Esto determina lo que la persona es, lo que piensa, lo que hace y lo que puede llegar a ser. Relacionar el sí mismo con la sociedad muestra la manera en que la identidad motiva y dirige la conducta. En cierto sentido, la sociedad es rígida, en cuanto a los papeles que promueve o incluso, permite que el individuo los persiga. No obstante, la sociedad es flexible en otros sentidos. Le da al individuo cierta opción e incluso cierta responsabilidad en la determinación de su relación con los demás y con la sociedad. Estos actos de elección e internalización de la responsabilidad convierten el esfuerzo de relacionar al sí mismo con la sociedad en una lucha motivacional. Descubrir y desarrollar el potencial del sí mismos también es una lucha motivacional que lo muestra como agente. Ser agente significa que el sí mismo tiene el poder y la intención de actuar; revela la motivación inherente dentro del sí mismo. Por ende, el ser agente comunica una fuerza motivacional natural que se origina en el interior de la persona más que a partir de su entorno o cultura. Esta sensación creciente de ser un agente causal convierte al potencial del sí mismo en una lucha motivacional. II.
EL PROBLEMA CON LA AUTOESTIMA: “La mejor manera de aumentar la motivación de otra persona es aumentando su autoestima.” Maestros, empleadores y entrenadores deportivos consistente y entusiasmadamente dicen que la manera de motivar a sus alumnos, trabajadores y atletas es por medio de aumentar su autoestima; hacerlos sentir bien con quienes son. Después, siéntese a observar en la medida que se manifiestan toda serie de cosas sorprendentes. Aumentar la autoestima es una meta más que adecuada. Después de todo, se correlaciona de manera positiva con ser feliz. Sin embargo, el problema con aumentar la autoestima como intervención motivacional es que “casi no existen hallazgos que indiquen que la autoestima causa cualquier cosa. Más bien, la autoestima esta ocasionada por un sin número de éxitos y fracasos. Lo que se necesita mejorar no es la autoestima, sino nuestras habilidades para tratar con el mundo”. En otras palabras, en la relación entre autoestima y autofuncionamiento, la autoestima no es una variable causal. Es más como un marcador o tablero de muestra que tan bien o mal están marchando las cosas. Siguiendo ese mismo sentido, un par de investigadores concluyeron que la autoestima “es principalmente, una consecuencia de la acumulación de éxitos y fracasos relacionados con logros.
El punto importante a considerar es que entre estas dos cutas esta la dirección del efecto causal entre autoestima y logros. La autoestima y el logro se relacionan de manera positiva entre sí. No obstante, los aumentos en autoestima no producen aumentos correspondientes en logros; más bien aumentar los logros produce aumento correspondiente en autoestima. La autoestima refleja cómo nos está yendo en la vida, pero no es la fuente de la motivación que les permite a las personas hacer que su vida vaya bien. III.
AUTOCONCEPTO: El autoconcepto son las representaciones mentales que los individuos tienen acerca de sí mismos. Al igual que las personas tienen representaciones de otras personas, lugares y sucesos, también tienen representaciones mentales de sí mismas. El autoconcepto se construye a partir de las experiencias y delas reflexiones acerca de tales experiencias. A fin de construir el autoconcepto, las personas presentan atención a la realimentación que reciben en sus actividades cotidianas y que revela a sus atributos, características y preferencias personales. Los componentes básicos que las personas utilizan para construir y definir el sí mismo provienen de experiencias vitales específicas. En momentos de reflexión, las personas no recuerdan los cientos de experiencias vitales individuales. Más bien agrupan a las experiencias para formarse conclusiones generales. Al paso del tiempo, las personas traducen la multitud de experiencias especificas en una representación general del sí mismos. Es esta conclusión general, más que las experiencias específicas, lo que la gente recuerda con facilidad y utiliza como componente fundamental para construir y definir su autoconcepto.
IV.
AUTOESQUEMAS: Los autoesquemas son generalizaciones cognitivas acerca del sí mismo que son específicas a un dominio y que se aprenden de las experiencias pasadas. La generación anterior acerca de ser tímido ejemplifica un auto esquema. Ser tímido es tanto específico del dominio, como aprendido a partir de experiencias pasadas. Ser tímido no representa al autoconcepto, pero su representa al sí mismo en un dominio en particular: en las relaciones que uno tiene con los demás. En el atletismo, un estudiante de nivel medio superior construye un autoesquema específico del dominio al analizar las experiencias de la semana y al recordar que llego en último lugar en la carrera de cien metros, que abandono un recorrido de una milla a causa del cansancio y repetidos choques contra la barra en la competencia de salto de altura.
Sin embargo, en un dominio distinto, tal como la escuela, el mismo alumno tal vez recuerde su buena calificación un examen, haber contestado todas las preguntas que planteo el maestro y que se haya aceptado uno de sus poemas para su publicación en el periódico escolar. A la larga, si las experiencias en atletismo y en la escuela son los suficientemente consistentes y frecuentes, el estudiante generalizara un sí mismo que es, en gran parte, incompetente en atletismo, pero hábil en la escuela. Estas generalizaciones constituyen autoesquemas adicionales en distintos dominios. El autoconcepto es una colección de autoesquemas específicos en diferentes dominios. Los autoesquemas que se incluyan en la definición del autoconcepto serán aquellos correspondientes a los dominios vitales que le sean más importantes a la persona. En la adolescencia, los dominios vitales de mayor importancia por lo general incluyen la competencia escolar, la competencia atlética la apariencia física, la aceptación de los pares, las amistades cercanas, las relaciones románticas, relaciones con los padres, la moralidad y el sentido del humor. Lo que muestra esta enumeración de principales dominios vitales es el rango de autoesquemas que cualquier persona individual tiene mayor probabilidad de poseer en distintas etapas de su ciclo vital. Los dominios vitales específicos varían de persona a persona, pero estos ilustran la típica estructura del autoconcepto según edad. V.
PROPIEDADES MOTIVACIONLAES DE LOS AUTOESQUEMAS: Los autoesquemas generan motivación de dos maneras. Primero, los autoesquemas, una vez formados, dirigen el comportamiento del individuo en formas que evocan una realimentación consistente con los autoesquemas establecidos; es decir, a causa de que la persona se considere tímida, dirigirá sus conductas futuras en dominios interpersonales que produzcan la realimentación que confirme su opinión acerca de su timidez. Las personas tímidas se comportan de maneras tímidas y así recogen la realimentación social de que son tímidas, del mismo modo que las personas graciosas se comportan de forma graciosa y reciben la realimentación social que confirme que lo son. Esto es así porque los autoesquemas dirigen la conducta en formas que confirmen nuestra propia opinión establecida. En contraste, la realimentación que sea inconsistente con el autoesquema establecido producirá una tensión motivacional. En pocas palabras, cuando las personas se comportan en formas consistentes con sus autoesquemas, experimentan alivio a causa de la consistencia y la confirmación propia; cuando se compartan en forman inconsistentes con el autoesquema, experimentan tensión, a causa de la inconsistencia y la falta de confirmación propia, generando una posible confusión.
La idea básica tras la consistencia de los autoesquemas es que si a la persona se le dice que es introvertida cuando cree que es extrovertida, tal realimentación contradictoria generara una tensión motivacional; la tensión motiva al sí mismo a restaurar la consistencia. Un extrovertido que recibe la noticia de que es introvertido dirige su comportamiento hacia la comprobación de que en realidad es extrovertido. Así, las personas se comportan en formas consistentes con sus autoesquemas para evitar sentir una tensión motivacional aversiva. Si la prevención no funciona, entonces las personas se comportan en formas que restauren la consistencia con sus autoesquemas. Segundo, los autoesquemas generan la motivación para dirigir al sí mismo actual hacia el sí mismo futuro deseado. De manera muy similar al proceso de creación de discrepancias en el establecimiento de metas, un sí mismo ideal posible inicia la conducta dirigida a la meta. Así, el estudiante que quiere convertir en actor inicia las acciones que considere necesarias para llevar al sí mismo de ser un “estudiante” a convertirse en “actor”. Ser “estudiante” constituye el sí mismo ideal. La búsqueda de sí mismos ideales posibles es un proceso motivacional fundamentalmente diferente al de empeñar por conservar una opinión propia consistente. La búsqueda de sí mismo potenciales es un proceso de establecimiento de metas que invita al desarrollo del autoconcepto, mientras que la búsqueda de una opinión propia consistente es un proceso de verificación que preserva la estabilidad del autoconcepto. VI.
SI MISMO CONSISTENTE: Una vez que el individuo establece un autoesquema bien articulado en un dominio en particular, generalmente actúa para preservar dicha opinión propia. Una vez establecidos, los autoesquemas se vuelven cada vez más resistentes a la información contradictoria. Las personas preservar un sí mismo consistente con su autoconcepto e ignoran la información consistente con su autoconcepto e ignoran la información que contradice la percepción que tienen acerca de si mismos. Es psicológicamente perturbador creer que algo es cierto acerca del sí mismo y, sin embargo, que se nos diga que lo opuesto es la verdad. La inconsistencia y contradicción generan una incomodidad emocional que señala que es necesario restaurar la consistencia. Es este estado afectivo negativo lo que produce la motivación para buscar información y realimentación confirmatoria para el sí mismo y para evitar aquella que lo desacredite. Para garantizar que las demás personas nos vean como nos vemos a nosotros mismos, adoptamos signos y símbolos representativos que anuncian quienes somos. Ejemplos de estos signos y símbolos incluyen
la apariencia o imagen que comunicamos por medio de nuestra presencia física a través de ropa, dieta, ejercicios, cirugía cosmética e, incluso, nuestras propias posiciones y hasta el tipo de automóvil que manejamos. También utilizamos nuestras preferencias políticas estatus social, preferencias sexuales, y demás. Además, en nombre de la preservación de los autoesquemas, de manera intencional elegimos interactúas con otros que nos traten de maneras consistentes con propia opinión y también de modo intencional evitamos a aquellos que nos tratan de manera opuesta, un proceso que se denomina “interacción selectiva”. Al elegir amigos que confirman nuestra propia percepción y mantenernos alejados de aquellas personas que la desacreditan, aumentamos las posibilidades de obtener realimentación confirmatoria y disminuimos las probabilidades de obtener realimentación contradictoria. La interacción selectiva explica una razón importante por la que elegimos cierto amigos, compañeros de cuarto, tutores, maestros, compañeros de equipo, cónyuges y así sucesivamente; a saber, porque utilizamos las interacciones sociales para preservar y verificar nuestra percepción de nosotros mismos. La interacción selectiva también explica por qué las personas tienden a romper una relación en la que la otra persona percibe al sí mismo de manera distinta a la propia, como en el caso del divorcio. Al casarse con una persona en lugar de otra, el individuo se selección a una pareja de interacción que será una fuente de realimentación confirmatoria para el sí mismo; y al divorciarse de un cónyuge, el individuo podría estar deshaciéndose de una fuente de realimentación discordante. A pesar de los esfuerzos por evitarlo, en ocasiones llega a darse una realimentación contradictoria. La primera línea de defensa en el esfuerzo por preservar un sí mismo consistente es distorsionar la información hasta que pierde su estatus de información discrepante. Ante una realimentación discordante con el autoesquema, el individuo puede preguntar si la realimentación es válida, si la fuente de la realimentación es confiable y qué tan importante o pertinente es dicha realimentación. La confianza de un individuo en cuanto a que sus autoesquemas son válidos y ciertos constituye la “certidumbre del autoconcepto”. Cuando es levada, la certidumbre del autoconcepto afianza autoesquemas estables. La realimentación discrepante rara vez cambia los autoesquemas al paso del tiempo. El conflicto entre los autoesquemas inciertos y la realimentación discrepante fomenta una “crisis de autoverificación”. Las personas resuelven la crisis de autoverificación buscando realimentación adicional pertinente al dominio, una especie de enfoque de”dos de tres para romper el empate” para averiguar quienes son.
El efecto de una poderosa realimentación contradictoria depende de la certidumbre del autoconcepto. Cuando la certidumbre del autoconcepto es baja, la fuerte realimentación si puede sobrepasar los autoesquemas preexistentes e instigar un cambio en el autoconcepto. No obstante, cuando la certidumbre del autoconcepto es alta, la realimentación poderosa se evalúa como sólo un dato en el contexto de una vida entera de información histórica. VII.
POR QUÉ LAS PERSONAS REALIZAN AUTOVERIFICACIONES: Las personas prefieren la realimentación de autoverificaciones por razones cognitivas, epistémicas y pragmáticas. En cuanto al aspecto cognitivo, las personas realizan autoverificaciones porque buscan conocerse a sí mismas para ser fieles a sí mismas. En relación con las cuestiones epistémicas, las personas, buscan la autoverificación porque las verificaciones del sí mismo refuerzan la percepción de que el mundo es predecible y coherente. En sentido pragmático, las personas realizan autoverificaciones porque desean evitar interacciones que podrían estar plagadas de malos entendidos y expectativas y demandas de desempeño poco realistas; interactuar con personas de las que saben que esperar.
VIII.
SÍ MISMOS POTENCIALES: El cambio en autoesquemas puede suceder a través de un esfuerzo deliberado por promover al sí mismo actual hacia un posible sí mismo deseado para el futuro. Los sí mismos potenciales representan las ideas que los individuos tienen acerca de lo que les gustaría ser y también de lo que temen convertirse. Algunos sí mismos esperados podrían incluir, por ejemplo, el sí mismo exitoso, creativo, rico, delgado o popular; algunos sí mismos temidos podrían incluir al sí mismo desempleado, discapacitado, obeso o rechazado. En su mayoría, los sí mismos potenciales son de origen social, a medida que el individuo observa los sí mismos modelados por otros. El individuo ve al sí mismo actual como su “estado presente” y ve al modelo de rol como “si mismo ideal” deseado futuro. Al ver la discrepancia, el individuo realiza la inferencia de que él o ella podrían convertirse en el sí mismo deseado, del mismo modo en que lo hizo la modelo de rol. Los sí mismo potenciales no siempre surgen a partir de nuestras observaciones de modelos positivas, ya que una persona podría leer en el periódico acerca de despidos masivos y temer que también podría perder el empleo. En este caso la persona ve a su sí mismo actual como su “estado presente” y ve al modelo de rol fracasado como “sí mismo temido” indeseado futuro.
Los sí mismos potenciales representan el sí mismo futuro. Por ende, la función motivacional de un sí mismo potencial opera al igual que una meta. Un sí mismo posible proporciona al individuo un incentivo atractivo por el cual luchar. Por tanto, puede obrar como ímpetu potente a la acción al energizar el esfuerzo y la persistencia y mediante la dirección de la atención y la planeación estratégica. Los sí mismos potenciales añaden una pieza importante al rompecabezas para comprender la manera en que se desarrolla el sí mismo. En esencia, los sí mismos ´potenciales son representaciones mentales de atributos, características y capacidades que el sí mismo aun no posee.