El ratón de campø y el ratón de ciudad
N A RRA C IÓ N D EL C U EN TO PO R ESC EN A S
U na vez, un ratón de ciud ad fue a visitar a su prim o, que vivía en el cam po . El ratón de cam po loß ratoneß no tenía los lujos ni las com od idad es de la ciud ad pero vivía m uy tranqu ilo y feliz. C uand o supo qu e el campø iba a tener visita,prep aró u n b an qu ete para recibir a su p rim o: queso fresco y pa n recién ho rnead o. El ratón de ciud ad encon tró la co m ida exqu isita pero se sorprendió d e qu e su prim o n o tuviera en el cam po nada m ejor. A sí qu e d ecidió invitarle a pasar un os días en la ciud ad para en señarle toda s las cosas m aravillosas que allítenían . En cu anto term inaron de co m er, los do s ratones se fueron a pa sear po r los rinco nes m ás bonitos dellug ar:la g ranja, la arbo leda, elestanqu e… Y cuan do llegó la n och e, se aco staron m uy cansad os de spu és de ve r la Lu na y las estrellas. A ldía sigu ien te,los prim os se despidieron y el ratón de ciud ad reg resó a su h og ar.
Ráp idam ente pasaron los días y elratón de cam po viajó h asta la ciud ad. Su prim o lo estaba esperando en la estación y jun tos se dirigieron a su casa. Por elcam ino, elratón de cam po pasó m ucho m iedo po rqu e p or tod as partes salían coche s, cam ion es, m otocicletas, autobu ses y m uch ísim a gente qu e iba d e un lado a o tro a tod a prisa. —N o teng as m iedo —le dijo el ratón d e ciud ad a su p rim o al verlo tan a sustado—. Sígu em e y verás qu é pron to llegam os a casa. La ciud ad e s m uy em ocionan te.Seguro que te acaba gustando . Pero el ratón de cam po no estaba m uy convencido de eso.
la calle la ciudad
Finalm ente llegaron a casa. Entraron con m uch o cuidad o p ara no hacer ruido po rqu e a los du eño s de la casa n o les gu staban los raton es y no debían loß ratoneß oírlos. el gatø M uy d espacito, los do s ratones se m etieron en su escon drijo. A llíestaba p reparada u na gran m esa con pasteles,m iel, fruta, alm endras,piñon es y,po r supu esto, un eno rm e queso. C om o estaban m uy ham brientos, decidieron em pezar a com er, pero casi no ha bían sabo read o la deliciosa co m ida , cuand o oyeron u no s terroríficos ruido s qu e ven ían de la entrada d el escon drijo. ¡Rac, rac,rac! ¡M iauuu , m iauuu , m iauuu ! —¿Q ué es eso? —preguntó tem blando de m iedo el ratón d e cam po. —Es un o d e los ga tos de la casa —d ijo el ratón d e ciud ad—. Pero no te preocup es,po rqu e el agujero es m uy peq ueñ o pa ra qu e un g atazo tan g rand e pu eda en trar. El po bre ratón d e cam po pensó q ue ya h abía visto y oído suficiente, asíqu e de cidió n o p asar m ás m iedo y volver al cam po . —Prim o, te ag radezco m uch o la invitación pero d ebo regresar a m icasa.Tienes razón aldecir que en la ciud ad se co m e m uy b ien, pero yo no estoy aco stum brado a estos peligros y estoy asu stadísim o. Prefiero tom ar un p edacito d e p an co n q ueso tum bad o al sola com er pasteles escond ido para que no m e atrape un g ato. El ratón de ciud ad co m prend ió q ue su p rim o quisiera regresar tan de prisa,asíqu e lo aco m pañó a la
loß ratoneß el campø
la calle la ciudad
loß ratoneß el gatø