ELEMENTOS METODOLOGICOS Y PRACTICOS PARA LA ELABORACIÓN DE UN DISEÑO INVESTIGATIVO
Por CARLOS CARDONA ORTIZ
Todo proceso de investigación requiere de la elaboración sistemática de un Diseño o Proyecto de Investigación. Para el efecto es necesario definir un Tema que responda no sólo a las necesidades del investigador, sino que además contribuya a la solución de situaciones límite que le son propias al objeto en cuestión. El propósito de este documento es facilitar la construcción de un Diseño, para lo cual se unificarán algunos criterios que le son propios, en términos generales, a la investigación científica en el campo específico de las Ciencias Administrativas. Generalmente el Diseño Investigativo se divide en tres momentos que permitirán teóricamente tener una visión clara y global del mismo, y posibilitar su construcción en forma ordenada y consecuente, a partir de las relaciones mediatas o inmediatas que tiene el investigador respecto de su campo de acción o entorno laboral o profesional. Se trata pues de asumir la realidad de una forma objetiva, y que a partir de sus relaciones identifique los pasos que deberá aplicar para la elaboración de un trabajo a través del cual se manifiesten las competencias y habilidades del estudiante – o investigador inicial- en la aprehensión y el manejo del método científico en la construcción de un Proyecto dirigido a una propuesta que podrá servir, si él así lo decide, como opción de Trabajo de Grado, y que permita soluciones viables y concretas a la situación problemática que se s e haya identificado.. Como se manifestó, teóricamente el diseño de la investigación se divide en tres momentos: el Lógico, el Metodológico y el Técnico. El primero constituye el punto de partida del proceso, define el Tema y ubica el problema a investigar; el segundo aborda los aspectos metodológicos que le son propios a todo Diseño Investigativo, y contiene para su efecto los marcos de referencia y el sistema de hipótesis; el tercero, como su nombre lo indica, apunta al establecimiento y la descripción de los aspectos técnicos que finalmente se aplicarán en el trabajo de campo: el diseño metodológico básico y los aspectos administrativos de la investigación. Cada momento se divide en fases sin solución de continuidad, esto es que el Diseño Investigativo deberá verse como un todo integrado, sistemático y consecuente, que abordará la realidad con el propósito de llevar a cabo una investigación que, como ya se ha dicho, intente soluciones viables a la situación problemática planteada. El M OMEN TO L ÓGICO está está constituido por dos fases, como sigue: la primera dirigida a la selección del tema, para el efecto el investigador deberá definir los elementos prácticos y metodológicos que lo comprenden; los primeros son: el objeto de estudio – estudio – aquello aquello sobre lo cual recaerá el proceso investigativo propuesto-, y podrá ser de naturaleza institucional, regional, situacional o mixta; la línea de investigación, esto es, el espacio temático que,
para el efecto comprenden el conjunto de proyectos que se proponen para realizar investigación en el ámbito de las Ciencias Administrativas: entre otras se encuentran las Historias Empresariales y los Diagnósticos – que podrán ser integrales o selectivos, según sea la decisión del investigador, o la situación problemática apremiante-; los Sistemas de Información Empresarial y los Estudios de Factibilidad también se proponen como líneas de investigación del orden práctico. Los segundos – es decir, los elementos metodológicos- deberán ser orientados por un experto en el área metodológica dada su naturaleza y complejidad; ellos son: el tipo de estudio que corresponde al nivel de conocimiento en el que se encuentra el investigador – observación, descripción, explicación y predicción- lo cual establecerá si la investigación que se propone es del orden exploratorio – formulativa o precientífica-, descriptivo, explicativo, verificativo o correlacional, entre otros, y marcará en consecuencia según sea su nivel de complejidad el tipo de hipótesis a formularse y operacionalizarse para efectos del trabajo de campo ulterior. El diseño metodológico constituye el segundo elemento del orden metodológico para la selección del tema y define la forma investigativa que se propone, la cual podrá ser cuantitativa (empírico-analítica o positivista lógica), cualitativa (histórico-hermenéutica o fenomenológica y crítico-social o dialéctica), o mixta (etno-metodológica), según sea el interés técnico, metodológico o teórico del investigador; vale la pena señalar que aún hay una discusión universal respecto de las formas investigativas mencionadas frente a las posiciones teóricas y prácticas que postulan el positivismo lógico para su efecto, asunto este que sería tema de debate en otro momento. El tercer elemento del orden metodológico para la selección del tema está constituido por el enfoque epistemológico, el cual define la posición teórico-científica que deberá asumir el investigador no solo en la construcción del Diseño Investigativo, sino además a lo largo del proceso de teorización de la investigación como tal; este será expuesto clara y sistemáticamente en el Marco Teórico (parte de la primera fase del segundo momento del proceso del diseño, como se expondrá más adelante); tal enfoque establecerá la actitud o posición teórica del investigador frente al objeto de acuerdo con las teorías que fundamentarán científicamente – sean estas de orden positivista, estructuralista, funcionalista, dialéctico, sistémico, entre otras- y de acuerdo con las teorías administrativas más contemporáneas. Seleccionado el tema, y teniendo en cuenta su aplicación práctica y metodológica de los elementos arriba mencionados, se procede a la Ubicación del Problema a Investigar , segunda fase del momento lógico. Esta se divide en cuatro partes, como sigue: planteamiento del problema, formulación de objetivos, delimitación del tema y justificación del problema. El planteamiento del problema implica el contexto que expresa o explicita la situación problemática que, entre otras cosas, no es siempre un “conflicto”, o algo decadente, anacrónico o negativo – como generalmente se ha concebido- sino una situación
determinada del objeto de estudio, campo de acción o fenómeno, sobre el cual se desarrollará la investigación; el planteamiento del problema a su vez se divide en dos
partes: la descripción y la formulación del problema: la primera comprende el diagnóstico en el que se exponen las causas, antecedentes o situaciones relevantes (síntomas) del problema, el pronóstico o aquellas situaciones viables a resolver a lo largo del proceso investigativo, y el control al pronóstico o estrategias, mecanismos o políticas que posibilitarán tales soluciones. La formulación del problema consiste en afirmar y estructurar más formalmente la idea de la investigación; ello se logrará elaborando una pregunta y su correspondiente sistematización, o haciendo para su efecto, un planteamiento hipotético general (eventualmente una afirmación). De acuerdo con lo que expertos en la materia afirman, plantear un problema de investigación es caracterizarlo, definirlo, enmarcarlo teóricamente, sugerir propuestas de solución para ser demostradas, establecer unas fuentes de información y unos métodos para recoger y procesar dicha información y formularlo, esto es, explicitarlo en forma breve, concisa y sistemática. Planteado el problema se procede a la formulación de los objetivos; aquí deberá distinguirse entre objetivos generales y específicos referidos a los propósitos de la investigación – y del investigador-. En ambos casos se pueden destacar los siguientes aspectos: -
Propósitos de la investigación – lo que se ha denominado objetivos endógenoscomo objetivos generales y específicos propiamente dichos. Generalmente son los propósitos deliberados de quienes patrocinan la investigación, sus alcances, aplicaciones e implementación. Estos propósitos teóricamente se dirigen directamente a la realización del trabajo de campo del Proyecto. - Propósitos del investigador – u objetivos exógenos- con relación a su realización profesional, cristalización de proyectos, prestación de asesoría o consultoría, aplicación directa, desempeño de cargos, elevar prestigio, producir avances, etc. Se dirigen básicamente a los resultados de la investigación e sí misma. Son propósitos a mediano y largo plazo. - Motivaciones, como las causas que mueven a la realización de la investigación. Es un elemento decisivo que garantiza, o por el contrario, obstaculiza la continuidad del proceso investigativo. Si el investigador está incentivado por sus intereses o necesidades inmediatas, la investigación tendrá mejores posibilidades y garantías de ejecutarse y convertirse en una actividad eventualmente útil. Finalmente los objetivos del estudio y del investigador son decisivos, pues, puede diseñarse o planearse con detalle la investigación, pero si se carece de objetivos y propósitos bien delimitados – motivación y los estímulos acordes con sus intereses y conveniencias-, se corre el riesgo de abandonar en corto plazo la actividad investigativa y lo adelantado, engrosando anaqueles y archivos de investigación sin obtener resultados y respuestas a las urgencias prácticas que demande el proyecto. Debe tenerse en cuenta además que con la precisión de los objetivos formulados y su incorporación consciente a la actividad investigativa, se garantiza la continuidad, la evaluación inmediata de los resultados, y su aplicación en consecuencia no se hace esperar, renovando así los objetivos y presentando nuevas motivaciones para la acción.
Igualmente no deben confundirse los objetivos de la investigación con el objeto de estudio, lo mismo que los propósitos con las motivaciones y resultados, pues ello conduciría a restar nitidez del trabajo en su conjunto. Deben pues esclarecerse sus relaciones mutuas y apoyos sin confundirlos. Seguidamente, habiendo formulado los objetivos – generales y específicos- del proyecto, se procede a la delimitación del área de estudio – o delimitación temática- lo cual significa señalar el ámbito espacio-temporal en el cual se desenvuelve el objeto de estudio y los procesos de los cuales es su resultado; se establece el tipo de información requerida y la decisión de investigar en un tiempo y lugar determinados. En este caso en particular, deberán abordarse los trabajos de zonificación o regionalización acordes con los objetivos y características tanto del diseño como del objeto de estudio respectivamente. Deberá igualmente hacerse una delimitación por objetivos teniendo en cuenta para su efecto el tipo de estudio, así como la naturaleza del objeto de estudio y de la línea de investigación. De la misma forma es recomendable establecer una delimitación teórica en la que se exponen en forma breve y concisa el diseño metodológico o forma investigativa propuesta, y el enfoque epistemológico o posición teórico-científica asumida por el investigador y definidos previamente en la selección del tema, como ya se manifestó. Podrá finalizarse la delimitación del tema exponiendo algunas limitaciones o eventuales obstáculos que interferirán en el desarrollo del trabajo investigativo, y han sido visualizadas previamente por el responsable (o responsables) del proyecto. Para una mejor decisión al respecto se han clasificado estas limitaciones en: teóricas (que hace referencia particular a la información), prácticas (que se relacionan con la distancia del objeto de estudio, financiación del proyecto, tiempo de la investigación, etc.), metodológicas o técnicas (dificultades en la aplicación de instrumentos tanto para recoger como para analizar la información) e institucionales (esto es que le son propias a la institución objeto de estudio). El investigador deberá ser muy parco en tales decisiones, pues un exceso en su exposición podrá conducir inexorablemente al rechazo o no aprobación de la propuesta investigativa. La última parte de esta fase, y en consecuencia del momento lógico es la justificación del problema. Así pues, los propósitos, las motivaciones y las limitaciones son los pilares para su efecto, es decir que aquí el investigador deberá demostrar la necesidad de su realización, su utilidad – tanto teórica, como práctica y metodológica-, sus posibilidades y validez. De esta forma quedará justificada su financiación y organización, sí como la conveniencia de desplegar la actividad investigativa correspondiente. De la justificación depende el paso a las subsiguientes etapas formales del Diseño. Explicitar el “por qué” de la importancia del
estudio también se incluye en la justificación, lo cual apuntará directamente a los marcos de referencia sobre los que se hará mención seguidamente. El M OMENTO METODOLOGI CO , al igual que el anterior, está constituido por dos fases: por un lado, los marcos de referencia – que comprenden la tercera del proceso- y el sistema de hipótesis- la cuarta, en su orden-.
Los Marcos de Referencia constituyen elementos de orden teórico, técnico y metodológico que permitirán explicitar las características fundamentales o más relevantes del objeto de estudio. Ellos deberán responder no solo a los propósitos implícitos de la investigación, sino además a las condiciones y exigencias demandadas por la línea de investigación, el tipo de estudio, el diseño metodológico y el enfoque epistemológico, como elementos sustanciales del tema que se pretende desarrollar. Como la palabra lo indica, los marcos de referencia “enmarcan” en un contexto científico y
operativo el proceso investigativo a seguirse en el trabajo de campo ulterior. De ahí que su comprensión sea básica para el desarrollo cabal, coherente y consecuente de la investigación. Sin los marcos de referencia el proceso sería inútil, y quedaría vacío de fundamentación científica, pues ello es función elemental de los mismos. Los marcos de referencia se dividen en dos clases: los básicos y los generales. Los primeros son aquellos indispensables, inexorables en todo Diseño Investigativo; constituyen la fundamentación epistemológica del proyecto; allí el investigador asume la posición teórica, filosófica y metodológica que va a adoptar a lo largo del proceso investigativo, y debe estar de acuerdo con cualquiera de los enfoques epistemológicos – que teniendo un carácter universal e interdisciplinario, iluminan el proceso científico de la investigación- como sigue: positivista, dialéctico, funcionalista, estructuralista, sistémico, entre otros. El Marco Teórico no podrá limitarse simplemente a una de las siguientes alternativas: ser una revisión bibliográfica de los diferentes enfoques epistemológicos; ser una compilación de las teorías administrativas (desde Taylor, Fayol, Mayo, Mac Gregor, hasta nuestros días); o ser apenas el estado del arte de la investigación. El marco teórico será la posición epistemológica – o teórico-científica- que asumirá el autor de la investigación acorde con el nivel de conocimiento del mismo acerca de la problemática que investiga, con la manera de ver el mundo (cosmovisión), con los propósitos (objetivos) que persigue (v.g., estar interesado en el proceso funcional, o estructural, o sistémico de la organización objeto de estudio, etc.), y con el sistema de hipótesis que ha de formular, como más tarde se expondrá en este documento. El Marco Conceptual es también un marco básico, y se deriva del marco teórico. Aquel constituye un glosario – aun cuando algunos expertos no lo califican como tal, pues le dan una connotación más prosaica- de términos que deberá ser definido según haya sido la posición epistemológica adoptada. El marco conceptual explicita – como la palabra lo expresa- el proceso de conceptualización que eventualmente se le dará a la investigación; n él se establecen y definen los términos que el autor considera serán de importancia y, en consecuencia, deberán ser interpretados según la apreciación que se manifiesta en el marco y que es la misma que se plasmó en el teórico. El conjunto de los Marcos Generales está compuesto por aquellos que demanda la investigación; dependen de las necesidades y exigencias tanto del objeto de estudio, como de la línea de investigación. Ellos podrán ser, entre otros: el marco histórico, si la investigación requiere de una aplicación o ubicación coyuntural histórica (v.g., las historias
empresariales requerirán sin lugar a dudas de un marco histórico); el marco geográfico, si las características del objeto de estudio y de la línea de investigación así lo demandan (v.g., un estudio de factibilidad que pretende llevar a cabo la creación de una granja integral en el municipio X, requerirá de un marco de esa naturaleza, pues él integraría suelos, clima, orografía, hidrografía, etc.); el marco institucional , en el que sin interesar la naturaleza del objeto – institucional, regional, situacional o mixto- establece la misión, la visión, la política, los objetivos, los principios corporativos, etc., de la organización objeto de conocimiento; el marco jurídico en el que se integran los aspectos del orden legal que le son propios al objeto (v.g., la descripción de la norma ISO, o la interpretación de un decreto, de una resolución, ordenanza, etc., que de una u otra forma afectan el objeto de la investigación); así mismo, el marco antropológico, o el psicológico, el etnográfico o el demográfico, según sea el perfil organizacional – profesional y/u ocupacional- que se proponga, etc. Los marcos generales pues, apoyan el proceso investigativo según la perspectiva teórica, y de acuerdo a las cualidades que ofrecen tanto el objeto de estudio como la línea de investigación como se reiteró más atrás. Su función es ampliar el espectro de conocimiento del objeto por parte del investigador. Luego de haber elaborado los marcos de referencia se procede a la segunda fase del momento metodológico – y cuarta del diseño-, comprendida por el Sistema de Hipótesis. Debe recordarse que este sistema está en relación directa con el problema y la formulación de los objetivos, toda vez que, como se manifestó más arriba, las hipótesis se derivan de los propósitos de la investigación y, en últimas, su objetivo es el de, a través de su comprobación, se sustentará la investigación como tal. El sistema de hipótesis se divide en dos partes: la formulación, en la cual, de acuerdo al tipo de estudio, serán de primero, segundo o tercer grado, así como de acuerdo con el número de variables que incluye. Aquí se están formulando hipótesis teóricas, que no deben confundirse con las denominadas cuánticas – hipótesis nulas e hipótesis alternas- que resultan de su operacionalización y puesta a prueba. Se formulan pues la hipótesis general – que deberá estar de acuerdo con el objetivo general del proyecto-, y las hipótesis de trabajo – que igualmente deberán estar dando respuesta a los objetivos específicos de la investigación. La segunda parte es la operacionalización en la cual se desglosan las hipótesis – tanto general como de trabajo-, en variables e indicadores, de donde finalmente se desprenderán los ítems – preguntas y respuestas- que integrarán el instrumento piloto – o para su efecto, el definitivo- que ha de aplicarse a lo largo del trabajo de campo. Tal procedimiento deberá contemplar además las definiciones nominales y operacionales de las variables, teniendo en cuenta sus grado de variabilidad – esto es variación y valoración de la variable-, lo cual permitirá a su vez la definición de los indicadores (o elementos empíricos), los índices y, por supuesto, los ítems – o modelos de preguntas y de respuestas- que se expresarán en el instrumento a aplicarse en el trabajo de campo correspondiente.
El investigador deberá tener en cuenta que la operacionalización de las hipótesis se constituye en una acción vital, pues de los indicadores que se infieran de las variables, y como se manifestó inmediatamente, se deducirán ítems que permitirán más adelante la construcción de los instrumentos para recoger la información, y sin cuyo recurso no se lograrían los objetivos del trabajo, no se probaría el sistema de hipótesis y, finalmente, el proceso quedaría sin piso para la realización de matrices o prospectivas, así como de la propuesta de mejoramiento a través de planes estratégicos u operativos, etc. Así pues, la operacionalización de las hipótesis es conducente al trabajo de campo a través de la facilitación de los elementos técnicos y metodológicos para la construcción y aplicación d instrumentos, diseñados para recoger la información pertinente. El M OM ENT O TÉCNI CO , así como los dos anteriores ofrece dos fases: primera, la construcción del Diseño Metodológico Básico – quinta del proceso-, y segunda, la exposición de los Aspectos Administrativos de la Investigación – sexta y última del Diseño Investigativo.
La primera fase de este momento, el diseño metodológico básico, está constituida por cuatro partes importantes que establecen el proceso técnico de la investigación, entrega los elementos fundamentales para el trabajo de campo, y además como contribución para el proceso de teorización que permitirá la elaboración del informe final del trabajo. Ellas son: determinación de la población y la muestra; descripción de las técnicas e instrumentos para la recolección de la información; descripción de las técnicas e instrumentos para el análisis de la información; y, finalmente, la definición y justificación del tipo de estudio adoptado para desarrollar la investigación. La primera parte del diseño metodológico básico implica aplicar herramientas mínimas de estadísticas – tanto descriptiva como inferencial- pues deberá determinarse la población o universo (aquí es importante aclarar que son conceptos diferentes, toda vez que un mismo universo puede contener distintos tipos de población), para lo cual, y a partir de su definición debe distinguirse entre “población real o concreta” y “población estadística”, así mismo los conceptos de “macrouniverso” y “microuniverso” y de “unicidad de universo”
(conceptos estos a los cuales se les dará fundamental importancia en la asesoría, en el momento que corresponda al Diseño Investigativo); así mismo deberá determinarse la muestra y explicitarse los tipos de muestra que han de controlarse, así como también los sistemas y tipos de muestreo que se van a realizar desde el punto de vista técnico y estadístico. Para las primeras corresponde los conceptos de “muestra control” (a la cual se aplicará un instrumento piloto, o de “ensayo”, con el propósito de hacer evaluación y revisión del mismo), y el de “muestra experimental” (que siendo la muestra inferida, será objeto de
aplicación de un instrumento definitivo con el propósito de recoger la información pertinente a la investigación). Así mismo, se describirán allí los sistemas de muestreo: sea este probabilístico (estadístico) ó determinístico (empírico), de acuerdo con el tamaño de la muestra, por un lado, o si es de naturaleza estadística, o de naturaleza empírica, respectivamente, por otro; igualmente se establecerán los tipos de muestreo, dado el sistema escogido (v.g., al probabilístico
corresponderían, entre otros el aleatorio – simple o compuesto: estratificado o por conglomerados-), etc. Luego que se ha llevado a cabo la determinación de la población y la muestra se procede a realizar la descripción tanto de las técnicas e instrumentos para recoger información, como de los mismos para su correspondiente análisis. Para la descripción de las que se van a emplear con el ánimo de recoger la información, el investigador deberá acudir tanto al control al pronóstico del problema, como a los objetivos específicos. Se describirán pues técnicas e instrumentos como: la observación – directa (participante o no participante), o indirecta (consulta bibliográfica, técnica o con expertos)-, la encuesta – que podrá ser cerrada o ampliada, entre otras formas-, la entrevista – formalizada o protocolaria, o no estructurada también espontánea, etc.-, y el cuestionario como instrumento de apoyo para los anteriores; no deberá olvidarse además hacer mención del uso de otros instrumentos – hoja de vida, estudio de caso, análisis de coyuntura, revisión documental, etc.,- según sea el diseño metodológico adoptado. Las técnicas e instrumentos para analizar la información se clasificarán en “manuales” o “sofisticados” de acuerdo con las posibilidades del investigador, exigencias del proyecto y
el tamaño del universo o, para su efecto, de la muestra; tienen como propósito codificar, tabular, clasificar, sistematizar y registrar la información recolectada; se tipifican en lógicos y estadísticos, según sea el destino para el cual el investigador desee conducirlos. Aquí apenas se hará descripción de los mismos, sin aplicación práctica alguna. Finalmente se procederá a la definición y justificación del tipo de estudio al cual corresponde el proceso investigativo propuesto; para el efecto se deberá tener en cuenta el nivel de conocimiento en el cual se ubica tanto el investigador como la investigación misma; el grado de las hipótesis que se han formulado y operacionalizado, de acuerdo al número de variables que incluye y los aspectos teóricos que las implican; y, finalmente la cual se pretende llevar a cabo el estudio de la naturaleza definida, explicitando el método específico que empleará en el proceso de teorización, sea este inductivo, deductivo, etc. La segunda y última fase, tanto del momento técnico, como del proceso mis en el Diseño del proyecto, es la exposición de los Aspectos Administrativos de la Investigación. Ellos se dividen en dos partes: por un lado los Aspectos Institucionales en donde se hará mención de las instituciones involucradas – tangencial o en forma directa- en el proyecto, y de acuerdo a la prioridad de las mismas; por otro lado, los Aspectos Financieros en donde se hará exposición sucinta pero ordenada de los costos – directos e indirectos- que demandará el proceso investigativo propuesto. Luego de haber superado los tres momentos del proceso del Diseño Investigativo, se harán las complementaciones reglamentarias en lo relativo a: portadas, tabla de contenido, listas de cuadros, tablas, figuras, anexos, etc., bibliografía y anexos, siguiendo para el efecto lo establecido en la norma ICONTEC para la presentación formal de este tipo de trabajos. A continuación se expone el contenido que normalmente debe llevar una propuesta de las características que se acaban de exponer:
CONTENIDO PARA LA PRESENTACIÓN DE UN DISEÑO INVESTIGATIVO
INTRODUCCIÓN 1. UBICACIÓN DEL PROBLEMA A INVESTIGAR 1.1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 1.2. FORMULACION DE OBJETIVOS 1.2.1. Objetivo General 1.2.2. Objetivos Específicos 1.3. DELIMITACION DEL TEMA 1.4. JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA 2. MARCOS DE REFERECIA Y SISTEMA DE HIPÓTESIS 2.1. MARCOS DE REFERENCIA 2.1.1. Marco Teórico 2.1.2. Marco Conceptual 2.1.3. Marcos Generales 2.2. SISTEMA DE HIPÓTESIS 2.2.1. Formulación de Hipótesis 2.2.2. Operacionalización de Hipótesis 3. DISEÑO METODOLOGICO BASICO 3.1. POBLACIÓN Y MUESTRA 3.2. TÉCNICAS EINSTRUMENTOS PARA LA RECOLECCION DE INFORMACIÓN 3.3. TÉCNICAS E INSTRUMENTOS PARA EL ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN 3.4. DEFINICIÓN Y JUSTIFICACIÓN DEL TIPO DE ESTUDIO 4. ASPECTOS ADMINISTRATIVOS DE LA INVESTIGACIÓN 4.1. ASPECTOS INSTITUCIONALES 4.2. ASPECTOS FINANCIEROS BIBLIOGRAFÍA ANEXOS Documento elaborado por: CARLOS CARDONA ORTIZ Tutor – Investigador
ELEMENTOS METODOLOGICOS Y PRACTICOS PARA LA ELABORACIÓN DE UN DISEÑO INVESTIGATIVO
Documento elaborado Por: CARLOS CARDONA ORTIZ
Docente-Investigador
FUNDACIÓN UNIVERSITARIA SAN MARTIN FACULTAD DE UNIVERSIDAD ABIERTA Y A DISTANCIA PROGRAMA DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS BOGOTA D.C. 2007