INTRODUCCION
Aún no se ha demostrado una relación directa de causa-efecto entre las radiaciones electromagnéticas y ciertas enfermedades ¿Son nocivas para la salud las ondas que emiten aparatos como las antenas de telefonía y los teléfonos móviles? Ésta es una pregunta que, de forma recurrente, se formula buena parte de la población acerca de unos dispositivos que se han extendido tanto y de manera tan rápida en los últimos años, que ocupan un importante lugar en la vida cotidiana. A falta de evidencias científicas que sostengan sus efectos sobre la salud humana y ante la posibilidad de nuevos descubrimientos, se debe aplicar el principio de precaución. No obstante, si hay un riesgo demostrado de manera indiscutible: utilizar el móvil mientras se conduce aumenta las posibilidades de sufrir un accidente de tráfico. En la memoria colectiva permanece la detección de varios casos de cáncer infantil en la escuela García Quintana, de Valladolid, donde varias antenas de telefonía móvil se localizaban muy próximas al centro escolar. El temor a los efectos sobre la salud de esta tecnología, que todavía hace pocos años que se utiliza, asalta cada cierto tiempo.
OBJETIVOS
General
Conocer los efectos de las ondas electromagnéticas en la salud humana.
Específicos
Conocer la manera en que las ondas electromagnéticas se trasmiten y la interacción que tenemos en la vida diaria.
Acciones de los campos electromagnéticos sobre las células vivas.
Conocer los límites de riesgo para cada frecuencia de campo electromagnético en función de los daños comprobados generados por cada intervalo de frecuencias.
Conocer criterios de seguridad para las ondas electromagnéticas.
ONDAS ELECTROMAGNÉTICAS Y SALUD El creciente desarrollo y masificación de las tecnologías ha generado una preocupación general acerca de los posibles efectos nocivos de los dispositivos tecnológicos en la salud humana. Ello se debe principalmente a una falta de una investigación rigurosa y a una percepción del riesgo distorsionada, afirman los expertos. La contaminación electromagnética es producida por las radiaciones generadas por equipos electrónicos u otros aparatos producto de la actividad humana. Toda corriente eléctrica genera un campo electromagnético, pero se ha desarrollado un cierto recelo frente a las ondas que emiten los celulares y demás dispositivos portátiles debido a los supuestos daños que causa en el material genético, la posibilidad de desarrollar cáncer y la influencia que tiene sobre el feto durante el embarazo. Las últimas décadas se han realizado múltiples estudios desde diferentes disciplinas para determinar si existe un riesgo real a la salud por exposición a campos electromagnéticos (CEM), pero aún no se ha encontrado evidencia suficiente para determinar efectos negativos directamente relacionados con los CEM, al menos a los niveles de radiación permitidos por los organismos internacionales, según la potencia a la que se emiten. Ondas Electromagnéticas y Salud es la compilación de una serie de ensayos en los que se exponen diferentes puntos de vista según estudios realizados por diferentes expertos acerca de la influencia de las ondas electromagnéticas en la salud. Es el documento más completo que existe acerca del debate actual de las ondas electromagnéticas en español. Las ondas electromagnéticas que emiten las antenas de telefonía y los móviles no son ionizantes. Esto significa que, aunque tienen efectos térmicos, no se han demostrado sus efectos genotóxicos (no rompen las cadenas de ADN, es decir, del material genético), ni sobre la reproducción y el desarrollo fetal, el sistema inmune ni el endocrino, o una relación entre las emisiones de ondas electromagnéticas y el cáncer. Al menos, a los niveles de dosis de radiación permitidos por los organismos internacionales, según la potencia a la que se emiten.
Fuentes naturales de campos electromagnéticos En el medio en que vivimos, hay campos electromagnéticos por todas partes, pero son invisibles para el ojo humano. Se producen campos eléctricos por la acumulación de cargas eléctricas en determinadas zonas de la atmósfera por efecto de las tormentas. El campo magnético terrestre provoca la orientación de las agujas de los compases en dirección Norte-Sur y los pájaros y los peces lo utilizan para orientarse.
Fuentes de campos electromagnéticos generadas por el hombre Además de las fuentes naturales, en el espectro electromagnético hay también fuentes generadas por el hombre: Para diagnosticar la rotura de un hueso por un accidente deportivo, se utilizan los rayos X. La electricidad que surge de cualquier toma de corriente lleva asociados campos electromagnéticos de frecuencia baja. Además, diversos tipos de ondas de radio de frecuencia más alta se utilizan para transmitir información, ya sea por medio de antenas de televisión, estaciones de radio o estaciones base de telefonía móvil.
La diferencia que hay entre los campos electromagnéticos no ionizantes y la radiación ionizante La longitud de onda y la frecuencia determinan otra característica importante de los campos electromagnéticos. Las ondas electromagnéticas son transportadas por partículas llamadas cuantos de luz. Los cuantos de luz de ondas con frecuencias más altas (longitudes de onda más cortas) transportan más energía que los de las ondas de menor frecuencia (longitudes de onda más largas). Algunas ondas electromagnéticas transportan tanta energía por cuanto de luz que son capaces de romper los enlaces entre las moléculas. De las radiaciones que componen el espectro electromagnético, los rayos gamma que emiten los materiales radioactivos, los rayos cósmicos y los rayos X tienen esta capacidad y se conocen como «radiación ionizante». Las radiaciones compuestas por cuantos de luz sin energía suficiente para romper los enlaces moleculares se conocen como «radiación no ionizante». Las fuentes de campos electromagnéticos generadas por el hombre que constituyen una parte fundamental de las sociedades industriales (la electricidad, las microondas y los campos de radiofrecuencia) están en el extremo del espectro electromagnético correspondiente a longitudes de onda relativamente largas y frecuencias bajas y sus cuantos no son capaces de romper enlaces químicos.
Campos eléctricos Al enchufar un cable eléctrico en una toma de corriente se generan campos eléctricos en el aire que rodea al aparato eléctrico. Cuanto mayor es la tensión, más intenso es el campo eléctrico producido. Como puede existir tensión aunque no haya corriente eléctrica, no es necesario que el aparato eléctrico esté en funcionamiento para que exista un campo eléctrico en su entorno. Los campos magnéticos se generan únicamente cuando fluye la corriente eléctrica. En este caso, coexisten en el entorno del aparato eléctrico campos magnéticos y eléctricos. Cuanto mayor es la intensidad de la corriente, mayor es la intensidad del campo magnético. La transmisión y distribución de electricidad se realiza a tensión alta, mientras que en el hogar se utilizan tensiones bajas. Las tensiones de los equipos de transmisión de electricidad varían poco de unos días a otros; la corriente de las líneas de transmisión varía en función del consumo eléctrico. Los campos eléctricos existentes en torno al cable de un electrodoméstico sólo desaparecen cuando éste se desenchufa o se desconecta de la toma de corriente, aunque no desaparecerán los campos eléctricos del entorno del cable situado en el interior de la pared que alimenta al enchufe.
¿Cuáles son las principales fuentes de campos de frecuencia baja, media y alta? Los campos electromagnéticos variables en el tiempo que producen los aparatos eléctricos son un ejemplo de campos de frecuencia extremadamente baja, con frecuencias generalmente de hasta 300 Hz. Otras tecnologías producen campos de frecuencia intermedia (FI), con frecuencias de 300 Hz a 10 MHz, y campos de radiofrecuencia (RF), con frecuencias de 10 MHz a 300 GHz. Los efectos de los campos electromagnéticos sobre el organismo no sólo dependen de su intensidad sino también de su frecuencia y energía. Las principales fuentes de campos de FEB son la red de suministro eléctrico y todos los aparatos eléctricos; las pantallas de computadora, los dispositivos antirrobo y los sistemas de seguridad son las principales fuentes de campos de FI y las principales fuentes de campos de RF son la radio, la televisión, las antenas de radares y teléfonos celulares y los hornos de microondas. Estos campos inducen corrientes en el organismo que,
dependiendo de su amplitud y frecuencia, pueden producir diversos efectos como calentamiento y sacudidas eléctricas. (No obstante, para producir estos efectos, los campos exteriores al organismo deben ser muy intensos, mucho más que los presentes habitualmente en el medio.)
Campos electromagnéticos de frecuencias altas Los teléfonos móviles, la televisión y los transmisores de radio y radares producen campos de RF. Estos campos se utilizan para transmitir información a distancias largas y son la base de las telecomunicaciones, así como de la difusión de radio y televisión en todo el mundo. Las microondas son campos de RF de frecuencias altas, del orden de GHz. En los hornos de microondas, utilizamos estos campos para el calentamiento rápido de alimentos. En las frecuencias de radio y de microondas, los campos eléctricos y magnéticos se consideran, conjuntamente, como los dos componentes de una onda electromagnética. La intensidad de estos campos se describe mediante la densidad de potencia, medida en vatios por metro cuadrado (W/m2). Las ondas electromagnéticas de frecuencia baja y frecuencia alta afectan al organismo de formas diferentes. Las redes de distribución eléctrica y los aparatos eléctricos son las fuentes más comunes de campos eléctricos y magnéticos de frecuencia baja del entorno cotidiano. Las fuentes habituales de campos electromagnéticos de radiofrecuencia son las telecomunicaciones, las antenas de radiodifusión y los hornos de microondas.
Limites máximos Las medidas de protección sanitaria contra las radiaciones de la telefonía móvil fijó los límites máximos de estas radiaciones en 2 watios por kilo, de acuerdo con los límites recomendados por la Comisión Internacional para la Protección contra las Radiaciones no Ionizantes (ICNIRPP). Además de instaurar estos niveles, esta normativa reconoció que la telefonía móvil no hace tantos años que es una realidad y, por lo tanto, prevé que los límites fijados de radiaciones varíen si aparecen nuevos estudios científicos que así lo aconsejen, lo que no ha sucedido hasta ahora con numerosos trabajos que se han realizado desde 1998. La situación varía en otros países donde se han fijado límites inferiores a
los 2 watios por kilo recomendados por la ICNIRPP; no por razones científicas, sino por decisión política, con el fin de tranquilizar todavía más a la población. Los estudios que se han realizado hasta ahora son de dos tipos: "in vitro", es decir, en cultivos celulares, sobre los que se comprueban los efectos de las microondas a distintas potencias; e "in vivo", en animales de laboratorio o en humanos voluntarios, a quienes se somete a dosis de radiofrecuencia, según los límites fijados por la normativa, bajo condiciones controladas de forma estricta.
Evidencia científica Se entiende que los estudios en una pequeña muestra de ratones no bastan para demostrar una relación de causa-efecto entre las radiaciones recibidas por estos animales y la generación de una enfermedad, ya que sería necesario un número mucho más amplio. Además, el hecho de que una antena de telefonía esté muy cerca de una escuela no es suficiente para concluir que ésta es la causa de ciertos casos de cáncer, ya que puede haber otros factores en las inmediaciones que influyan en ello. Sin embargo, en 2006 el comité europeo que se dedica a analizar los nuevos riesgos para la salud, no debidos a enfermedades definidas sino a otras causas asociadas, emitió un informe donde señalaba que no se había podido demostrar que estas ondas electromagnéticas tengan efectos negativos sobre la salud a niveles de exposición por encima de los límites establecidos por la ICNIRPP, si bien no hay datos a largo plazo. En 2009, un estudio epidemiológico de la Sociedad Danesa del Cáncer analizó unos 60.000 casos en 16 millones de personas de Dinamarca, Noruega, Finlandia y Suecia durante 30 años, entre 1973 y 2003. Se pretendía comprobar si la aparición de los teléfonos móviles había inducido algún cambio en la tasa de incidencia de esta patología y su conclusión fue que las tasas posteriores a la introducción y uso de los celulares en la sociedad no habían variado. "Los teléfonos móviles no son un factor de riesgo para los tumores cerebrales", afirma el especialista. El único riesgo directo del teléfono móvil que se ha demostrado es la posibilidad de sufrir un accidente mientras se conduce. Mantener una conversación sin el uso de manos libres aumenta el riesgo de accidente
de circulación entre tres y cuatro veces. "Y éste es un riesgo real, confirmado, por culpa de la distracción del teléfono móvil".
Qué ocurre cuando nos exponemos a campos electromagnéticos La exposición a campos electromagnéticos no es un fenómeno nuevo. Sin embargo, en el siglo XX la exposición ambiental ha aumentado de forma continua conforme la creciente demanda de electricidad, el constante avance de las tecnologías y los cambios en los hábitos sociales han generado más y más fuentes artificiales de campos electromagnéticos. Todos estamos expuestos a una combinación compleja de campos eléctricos y magnéticos débiles, tanto en el hogar como en el trabajo, desde los que producen la generación y transmisión de electricidad, los electrodomésticos y los equipos industriales, a los producidos por las telecomunicaciones y la difusión de radio y televisión. En el organismo se producen corrientes eléctricas minúsculas debidas a las reacciones químicas de las funciones corporales normales, incluso en ausencia de campos eléctricos externos. Por ejemplo, los nervios emiten señales mediante la transmisión de impulsos eléctricos. En la mayoría de las reacciones bioquímicas, desde la digestión a las actividades cerebrales, se produce una reorganización de partículas cargadas. Incluso el corazón presenta actividad eléctrica, que los médicos pueden detectar mediante los electrocardiogramas. Los campos eléctricos de frecuencia baja influyen en el organismo, como en cualquier otro material formado por partículas cargadas. Cuando los campos eléctricos actúan sobre materiales conductores, afectan a la distribución de las cargas eléctricas en la superficie. Provocan una corriente que atraviesa el organismo hasta el suelo. Los campos magnéticos de frecuencia baja inducen corrientes circulantes en el organismo. La intensidad de estas corrientes depende de la intensidad del campo magnético exterior. Si es suficientemente intenso, las corrientes podrían estimular los nervios y músculos o afectar a otros procesos biológicos. Tanto los campos eléctricos como los magnéticos inducen tensiones eléctricas y corrientes en el organismo, pero incluso justo debajo de una línea de transmisión de electricidad de alta tensión las corrientes inducidas son muy pequeñas comparadas con los umbrales para la producción de sacudidas eléctricas u otros efectos eléctricos. El principal efecto biológico de los campos electromagnéticos de radiofrecuencia es el calentamiento. Este fenómeno se utiliza en los
hornos de microondas para calentar alimentos. Los niveles de campos de radiofrecuencia a los que normalmente están expuestas las personas son mucho menores que los necesarios para producir un calentamiento significativo. Las directrices actuales se basan en el efecto calefactor de las ondas de radio. Los científicos están investigando también la posibilidad de que existan efectos debidos a la exposición a largo plazo a niveles inferiores al umbral para el calentamiento del organismo. Hasta la fecha, no se han confirmado efectos adversos para la salud debidos a la exposición a largo plazo a campos de baja intensidad de frecuencia de radio o de frecuencia de red, pero los científicos continúan investigando activamente en este terreno.
¿Efectos biológicos o efectos sobre la salud? ¿Qué es un peligro para la salud? Los efectos biológicos son respuestas mensurables a un estímulo o cambio en el medio. Estos cambios no son necesariamente perjudiciales para la salud. Por ejemplo, escuchar música, leer un libro, comer una manzana o jugar al tenis son actividades que producen diversos efectos biológicos. No obstante, no esperamos que ninguna de estas actividades produzca efectos sobre la salud. El organismo dispone de mecanismos complejos que le permiten ajustarse a las numerosas y variadas influencias del medio en el que vivimos. El cambio continuo es forma parte de nuestra vida normal, pero, desde luego, el organismo no posee mecanismos adecuados para compensar todos los efectos biológicos. Los cambios irreversibles y que fuerzan el sistema durante períodos largos pueden suponer un peligro para la salud. Un efecto perjudicial para la salud es el que ocasiona una disfunción detectable de la salud de las personas expuestas o de sus descendientes; por el contrario, un efecto biológico puede o no producir un efecto perjudicial para la salud. No se pone en cuestión que por encima de determinados umbrales los campos electromagnéticos puedan desencadenar efectos biológicos. Según experimentos realizados con voluntarios sanos, la exposición a corto plazo a los niveles presentes en el medio ambiente o en el hogar no produce ningún efecto perjudicial manifiesto. La exposición a niveles más altos, que podrían ser perjudiciales, está limitada por directrices nacionales e internacionales. La controversia que se plantea actualmente se centra en si bajos niveles de exposición a largo plazo pueden o no provocar respuestas biológicas e influir en el bienestar de las personas.
Preocupación de la sociedad por los efectos sobre la salud Un vistazo a los titulares de las noticias de los últimos años permite hacerse una idea de los diversos aspectos que preocupan a la sociedad. En el transcurso de la última década, se han planteado dudas relativas a los efectos sobre la salud de numerosas fuentes de campos electromagnéticos, como las líneas de conducción eléctrica, los hornos de microondas, las pantallas de computadora y de televisión, los dispositivos de seguridad, los radares y, más recientemente, los teléfonos móviles y sus estaciones base.
CREENCIAS ERRÓNEAS DE ANTENAS Y MÓVILES El miedo a las antenas de telefonía móvil, a menudo, ha llevado a la población a pedir que las alejen de un determinado punto. Pero esta medida es un error ya que, cuanto más cercana esté una antena de telefonía, menor será la potencia a la que emita. En cambio, cuanto más lejos se localice, mayor será la potencia que tendrá que usar para recibir y enviar las señales de los teléfonos móviles. Por esta razón, lo más favorable para proteger la salud no es siempre instalar pocas antenas y en puntos alejados, y "cada vez tenemos más antenas, pero que emiten a menos potencia". Llevar los teléfonos móviles en el bolsillo cuando hay cobertura no entraña riesgos. Al conectar con una antena de telefonía para establecer una llamada, recibirla o enviar un sms, el móvil transmite a la máxima potencia para garantizar la sincronización y señalización con la red; la potencia se acerca a los límites fijados por la normativa aunque siempre se encuentran por debajo. Después, una vez que se establece la llamada, la potencia baja. "El riesgo de las antenas de telefonía y de los móviles no es cero, pero es mínimo y no se han podido demostrar efectos perjudiciales graves para la salud", según el experto. No obstante, se debe aplicar el principio de precaución, que consiste en ser prudente cuando no hay una evidencia científica suficiente respecto a una determinada cuestión y, en especial, en el caso de los niños.
Recomendaciones preventivas • Reubica los muebles, sobre todo aquellos más frecuentados, para alejarlos de los emisores de CEM como luz fluorescente y calentadores.
• Cuando vayas a comprar aparatos electrónicos, examina con un medidor para determinar cuáles tienen menor emisión electromagnética. • Consulta a un electricista calificado para determinar la pérdida de radiaciones en tu hogar • Si sospechas que tu casa está ubicada en una zona de alta exposición electromagnética, debido a su cercanía con alguna antena telefónica u otro dispositivo CEM, es conveniente informar a las autoridades para que se tomen las medidas necesarias. • Disminuye el uso de dispositivos inalámbricos como celulares y computadores portátiles.
CONCLUSIONES
Ni los conocimientos actuales de física de la materia viva, ni la evidencia científica. epidemiológica y experimental de la que se dispone han aportado pruebas consistentes de la existencia de peligros para la población general derivados de exposiciones a campos de potencia o intensidades débiles por dejan de los citados límites.
Se han encontrado en experimentos de laboratorio respuestas biológicas a campos electromagnéticos cuyas intensidades entrarían en el rango de las consideradas no nocivas por las regulaciones internacionales. Sin embargo, de la evolución de estas respuestas no se han obtenido evidencia de efectos adversos para humanos.
En algunos aspectos los campos electromagnéticos deben ser explorados a fin de garantizar plenamente la seguridad en el empleo de las tecnologías de uso actual y de aquellas de las que se previsiblemente empezaremos a beneficiarnos en un futuro próximo. Dichos aspectos están siendo investigados en la actualidad.
BIBLIOGRAFIA
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https://www.google.com.gt/url? sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=14&cad=rja&uact=8&v ed=0CDEQFjADOAo&url=http%3A%2F%2Fwww.paritarios.cl %2Fespecial_exposicion_campos_electromagneticos.htm&ei=dqKE VYC6BYWWyASC0oCgBA&usg=AFQjCNHkz_shL7BD670WEU0uaNIF 6xD9vw&sig2=9CF69Tcw7zUzfrLKDPs54g
Universidad de San Carlos de Guatemala Facultad de Ingeniera Escuela de Mecánica Eléctrica Teórica Electromagnética 1
EFECTOS DE LAS ONDAS ELECTROMAGNETICAS EN LA SALUD
Mynor Daniel García Jacobs 201230452
Guatemala, viernes 19 de junio de 2015